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Año 3
No. 143
Semana del 30 de octubre al 05 de noviembre de 2011
3 EL SEMBRADOR DE ESTRELLAS Es una estatua que está en una ciudad de Lituania. Durante el día puede pasar desapercibida. No es más que una figura de bronce, herencia de la época soviética…
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EL GRAN MILAGRO
LA ALEGRÍA
Es una inspiradora película, historia de fe y esperanza, en la que tres personajes en el límite de la desesperación se encuentran, para salir reconfortados de esa experiencia...
«¿Sabes, Hump? –confiesa el héroe de una de las novelas de Gilbert K. Chesterton, el gran polemista inglés-, los hombres modernos tienen una idea muy equivocada de la vida…
aría Aurora es una ancianita de 103 años que nació en el Tigre, cerca de Tierranueva, el 14 de agosto de 1908. Ella aún vive, tal vez no tenga mucho que ver con los casos o experiencias de vida que publicamos en este espacio pero me pareció oportuno compartirlo. Se trata de esta bella ancianita que, a pesar de su edad, su longevidad aún le da oportunidad de llevar a cabo sus tareas domésticas y por ende, una experiencia de fe que le da fuerza para vivir y compartir tantas cosas. Podemos imaginar la vida de doña Aurora: una niñez y una juventud llevadas a cabo lejos de las comodidades que hoy, con la mano en la cintura, las nuevas generaciones pueden exigir. La vida del campo, para una joven, no la eximía de las madrugadas, del ir y venir por los cubos de agua, las brazadas de leña o estar al tanto del cuidado de los hermanos menores. Así es la vida cuando se carece de los indispensables servicios públicos; esa es la vida que, aunque con dificultades, cuando se llega a una edad como la de doña Aurorita, se recuerda con gran orgullo el pasado. Me pareció verdaderamente simpático, y con una fuerte dosis de admiración, el ver la imagen donde ella, con su metate en medio de su cocina, a pesar de lo duro de sus facciones, aún sabe sonreír… es toda una postal. Se puede decir que el temple de una mujer como ella, a pesar del sufrimiento que supone la dinámica de un itinerario de vida con largas jornada de trabajo, sólo se puede alimentar por una sólida fe y oración. Su figura y sus rasgos de vida se han definido por una alegría interna y una generosa donación de vida entregada y sin condición. Viene a mi mente mi madre, claro sólo carente de la longevidad de Doña Aurorita, ella nos hace recordar las virtudes de hombres y mujeres que no tenían más escuela que la propia vida, pero suficiente para entender como llevar el sendero de la misma. ¿Por qué sólo creer en la santidad de “nicho” que habita nuestros templos?, es la santidad de vida que observando en ellos puede afianzar la nuestra. ¿Cómo es posible que personas como Doña Aurora, con tan poco, sean personas tan felices? Quizá porque jamás conocieron el egoísmo, la envidia, el individualismo ni el odio.