Edición 193

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Año 4

No. 193

Semana del 21 al 27 de octubre de 2012

«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque Él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres»

El Año de la fe es como una peregrinación en los desiertos del mundo contemporáneo, llevando consigo solamente lo que es esencial: ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni dos túnicas, como dice el Señor a los apóstoles al enviarlos a la misión (cf. Lc 9,3), sino el Evangelio y la fe de la Iglesia.

5 ¿POR QUÉ LA GENTE CAMBIA DE RELIGIÓN?

Cada vez se percibe más que algunos feligreses dejan la Iglesia católica para irse con nuestros hermanos separados. Pero, ¿por qué lo hacen? A continuación pondré una pequeña lista de las razones por las cuales yo pienso suceden estas deserciones.

8 LOS HIJOS DEL TRUENO...

Por última vez Jesús anuncia su pasión y muerte y los discípulos siguen como distraídos, sin comprender la franqueza del anuncio de Jesús. Jerusalén ya está muy cerca y da la impresión que la comunidad de discípulos está lejos de comprender verdaderamente lo que Jesús ha tratado de enseñarles.

13 VERDADES DEMOCRÁTICAS

Los griegos llamaban a la verdad aléteia, palabra ésta que quería decir descorrer el velo. Conocer la verdad significa, entonces: descubrir lo que estaba oculto, lo que no era visible porque se hallaba sepultado por la gruesa capa de las opiniones...

Hoy es más necesario que hace 50 años Hoy es más necesario que hace 50 años, anunciar a Cristo, alegría y esperanza que libera del pesimismo en el desierto de un mundo sin Dios. Con esta exhortación, Benedicto XVI inauguró el Año de la Fe: Inaugurando de forma solemne este Año - que concluirá el 24 de noviembre de 2013, Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo - Benedicto XVI señaló los signos que enriquecieron esta celebración: la procesión de entrada, que recordó la de los Padres conciliares en la Basílica de San Pedro; la entronización del Evangeliario, copia del que se utilizó durante el Concilio; y la entrega de los siete mensajes finales del Concilio y del Catecismo de la Iglesia Católica, que iba a hacer antes de la bendición. Más allá de ser una conmemoración, el Año de la fe - como explicó él mismo - está vinculado coherentemente con todo el camino de la Iglesia en los últimos 50 años: desde el Concilio, mediante el magisterio del siervo de Dios, Pablo VI, que convocó un «Año de la fe» en 1967, hasta el Gran Jubileo del 2000, con el que el beato Juan Pablo II propuso de nuevo a toda la humanidad a Jesucristo como único Salvador, ayer, hoy y siempre: «El Evangelio nos dice que Jesucristo, consagrado por el Padre en el Espíritu Santo, es el verdadero y perenne protagonista de la evangelización. El Espíritu del Señor está sobre mí, porque Él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres» (Lc 4,18). Esta misión de Cristo, este dinamismo suyo continúa en el espacio y en el tiempo, atraviesa los siglos y los continentes. Es un movimiento que parte del Padre y, con la fuerza del Espíritu, lleva la buena noticia a los pobres en sentido material y espiritual». Tras reiterar que la Iglesia es el instrumento principal y necesario de esta obra de Cristo, el Papa recordó la emocionante tensión conciliar en hacer «resplandecer la verdad y la belleza de la fe en nuestro tiempo, sin sacrificarla a las exigencias del presente, ni encadenarla al pasado». Y con el anhelo de reavivar esa tensión en toda la Iglesia para volver a anunciar a Cristo al hombre contemporáneo y que la nueva evangelización no se quede solamente en un ideal, ni caiga en la confusión, Benedicto XVI recordó la importancia de los documentos conciliares. El Concilio no propuso nada nuevo en materia de fe, ni quiso sustituir lo antiguo, sino que se preocupó de que dicha fe siga viviéndose hoy, en un mundo en transformación, planteamiento que el beato Juan XXIII dio al Vaticano II y que se debe actualizar durante este Año de la fe, en diálogo con el mundo moderno: «¡Si hoy la Iglesia propone un nuevo Año de la fe y la nueva evangelización, no es para conmemorar una efeméride, sino porque hay necesidad, todavía más que hace 50 años!».


OCTUBRE 21 DE 2012

Misioneros:

Palabra y testimonio vivos

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ueridos lectores, hoy estamos recordando y celebrando la vocación misionera de la Iglesia con la celebración del domingo mundial de las misiones. Y ya que estamos entrando en un tiempo especial de reflexión y de redescubrimiento de nuestra fe, le pediremos al Señor que nos ayude a vivir plenamente nuestra vocación de ir a anunciar el Evangelio. Hemos de realizar hoy la tarea evangelizadora, primeramente por el anuncio directo del Evangelio con todos los medios a nuestro alcance: palabra (evangelización, homilía, catequesis), liturgia, medios de comunicación social (prensa, radio, televisión, internet), literatura, arte, fiesta, convivencia; pero sobre todo con nuestro testimonio de vida, que es el mejor signo de credibilidad. La celebración del Domund en esta ocasión tiene un significado especial. La celebración del 50 aniversario del Decreto Conciliar Ad Gentes, la apertura de la fe y del Sínodo de los Obispos sobre el tema de la nueva evangelización, que una vez más es un recordatorio a comprometerse con más valentía y entusiasmo en la missio ad gentes, para que el Evangelio llegue hasta los confines de la tierra. “El mandato de Nuestro Señor de predicar el Evangelio debe envolver toda la actividad de nuestra Iglesia particular, todos sus sectores y a todos sus miembros, todo su ser y su obrar. El Concilio Vaticano II lo ha indicado con claridad y el Magisterio sucesivo lo ha reafirmado con fuerza. Ello requiere adecuar constantemente estilos de vida, planes pastorales y organización diocesana a esta dimensión fundamental del ser Iglesia, especialmente en nuestro mundo en continuo cambio, y que con gran hambre clama la necesidad de encontrarse con su Señor. Todos los que formamos el Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia hemos de sentirnos fuertemente interpelados y motivados por el mandato del Señor de predicar el Evangelio, a fin de que Cristo sea anunciado en todas partes. Nosotros los Pastores, los religiosos, las religiosas y todos los fieles en Cristo debemos seguir las huellas del apóstol Pablo, quien trabajó, sufrió y luchó por hacer llegar el Evangelio a los paganos, sin escatimar energías, tiempo y medios para dar a conocer el mensaje de Cristo”. Nuestra acción misionera ha de tomar hoy formas nuevas, inspiradas siempre en comunión con toda la Iglesia, incluyendo, no excluyendo a ningún miembro del Pueblo de Dios. Las celebraciones del Año de la Fe y del Sínodo de los Obispos que nos invita a tener un nuevo y fresco acercamiento al Catecismo de la Iglesia Católica y a los Documentos conciliares nos den luz para impulsar la nueva evangelización y la cooperación misionera. Y estemos seguros que cuando, el anuncio y la palabra van acompañados con el testimonio de la vida y signos verdaderamente cristianos, nuestro compromiso por la promoción humana y dignidad de las personas, adquiere una fuerza y proyección que nos recuerdan, por un lado, que nuestro Señor no se ha alejado de nosotros, y por otro lado nos recuerda nuestra condición de hijos de Dios que nos hace hermanos de los demás.

Fundado por el Arz. Emérito Don Luis Morales Reyes

La RED no necesariamente apoya la publicidad de nuestros anunciantes.

Jesús antes de morir Queridos hermanos y hermanas:

Las palabras pronunciadas por Jesús después de la invocación “Padre” retoman una expresión del Salmo 31: “En tus manos encomiendo mi espíritu” (Sal 31, 6). Estas palabras, sin embargo, no son una simple cita, sino que más bien manifiestan una decisión firme: Jesús se “entrega” al Padre en un acto de total abandono. Estas palabras son una oración de “abandono”, llena de confianza en el amor de Dios. La oración de Jesús ante la muerte es dramática como lo es para todo hombre, pero, al mismo tiempo, está impregnada de esa calma profunda que nace de la confianza en el Padre y de la voluntad de entregarse totalmente a Él. En Getsemaní, cuando había entrado en el combate final y en la oración más intensa y estaba a punto de ser “entregado en manos de los hombres” (Lc 9, 44), “le entró un sudor que caía hasta el suelo como si fueran gotas espesas de sangre” (Lc 22, 44). Pero su corazón era plenamente obediente a la voluntad del Padre, y por ello “un ángel del cielo” vino a confortarlo (cf. Lc 22, 42-43). Ahora, en los últimos momentos, Jesús se dirige al Padre diciendo cuáles son realmente las manos a las que Él entrega toda su existencia. Antes de partir en viaje hacia Jerusalén, Jesús había insistido con sus discípulos: “Métanse bien en los oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres” (Lc 9, 44). Ahora que su muerte es inminente, Él sella en la oración su última decisión: Jesús se dejó entregar “en manos de los hombres”, pero su espíritu lo pone en las manos del Padre; así —como afirma el evangelista san Juan—

todo se cumplió, el supremo acto de amor se cumplió hasta el final, al límite y más allá del límite.

Por Pacco Magaña (Tercera de tres partes)

Queridos hermanos y hermanas, las palabras de Jesús en la cruz en los últimos instantes de su vida terrena ofrecen indicaciones comprometedoras a nuestra oración, pero la abren también a una serena confianza y a una firme esperanza. Jesús, que pide al Padre que perdone a los que lo están crucificando, nos invita al difícil gesto de rezar incluso por aquellos que nos han hecho mal, nos han perjudicado, sabiendo perdonar siempre, a fin de que la luz de Dios ilumine su corazón; y nos invita a vivir, en nuestra oración, la misma actitud de misericordia y de amor que Dios tiene para con nosotros: “perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”, decimos cada día en el Padrenuestro. Al mismo tiempo, Jesús, que en el momento extremo de la muerte se abandona totalmente en las manos de Dios Padre, nos comunica la certeza de que, por más duras que sean las pruebas, difíciles los problemas y pesado el sufrimiento, nunca caeremos fuera de las manos de Dios, esas manos que nos han creado, nos sostienen y nos acompañan en el camino de la vida, porque las guía un amor infinito y fiel.


OCTUBRE 21 DE 2012

¡Mantengamos viva la llama de la fe! Muy queridos Hermanos: Les saludo deseando la paz del Señor esté con ustedes.

LA LITURGIA DE LAS HORAS Por P. Juan José Torres Galván

“Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias por todo. Eso es lo que quiere Dios de ustedes como cristianos” (1Tes 5, 16-18).

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a Iglesia alaba al Señor, intercede por la salvación, especialmente cuando celebra la Eucaristía y también con su oración constante. La Liturgia de las Horas u Oficio Divino es la oración pública de la Iglesia. La alabanza a Dios a lo largo del día y también por la noche, es el diálogo de la Esposa-Iglesia con su Esposo-Cristo, siguiendo el ejemplo de la oración constante de Cristo con su Padre. Los que ejercen esta función cumplen con una obligación y a la vez participan de un honor, representando a toda la Iglesia en la alabanza a su Señor. El rezo del Oficio Divino es fuente de piedad y alimento de la oración personal. De manera especial los presbíteros están llamados a orar para que el Señor dé crecimiento y fruto a sus trabajos pastorales. El Concilio decretó (en lo que toca al Rito romano) respecto al Oficio Divino restablecer el curso tradicional de las Horas: • Laudes por la mañana y Vísperas por la tarde, • Completas al finalizar el día, • Maitines (Oficio de Lectura) a cualquier hora del día. • Se suprimió la Hora Prima. • En cuanto a las otras Horas intermedias: Tercia, Sexta y Nona, se reza una de las tres en el transcurso del día. En cuanto a las lecturas se pidió dar mayor atención a los textos de la Sagrada Escritura, optar por una selección más abundante de los escritos de los Santos Padres, los Doctores de la Iglesia y los escritores eclesiásticos. Con respecto a las vidas de los santos se pidió dar prioridad a los escritos que estuviesen más apegados a la historia. Se pidió también hacer una revisión de los Himnos, modificando e introduciendo otros himnos debidamente reconocidos. Se establece como comunidades obligadas al rezo de la Liturgia de las Horas en Coro a los canónigos, los monjes y monjas, los religiosos y los miembros del Cabildo de Catedral (rezando ya sea en común o de manera personal) y a todos los clérigos. Los clérigos que llevan vida en común, han de rezar en comunidad por lo menos una parte del Oficio Divino. Es recomendable cantarlo, por lo menos en las fiestas solemnes. El Concilio pide restablecer las Vísperas Solemnes de los Domingos y Fiestas. Es recomendable que los laicos recen la Liturgia de las Horas en común o acompañando a los presbíteros o que adopten esta oración oficial de la Iglesia como parte de su oración personal. Se pide también elaborar un Oficio “parvo”, para facilitar la participación de los fieles. Existe una experiencia así en Brasil, con autorización de la Conferencia Nacional de Obispos, este Oficio Parvo se llama “La Oración de las Comunidades” y ha tenido mucho éxito en las comunidades y en las casas de formación. Referencia de lectura: Sacrosanctum Concilium 83-101

El pasado domingo 14 de octubre hemos iniciado, como Iglesia Arquidiocesana, EL AÑO DE LA FE. Estoy seguro que ustedes han vivido esta ceremonia con mucha alegría y esperanza motivados por sus Párrocos en cada una de sus Parroquias. El Año de la FE, al cual nos ha convocado el Santo Padre Benedicto XVI, está llamado a “ser un momento de gracia y de compromiso para una conversión a Dios cada vez más plena, para reforzar nuestra fe en Él y para anunciarlo con alegría al hombre de nuestro tiempo”. Este Año de la Fe, está enmarcado en tres Magnos acontecimientos para nuestra Iglesia: 1.- La celebración del 50 aniversario de la Apertura del Concilio Vaticano II que fue convocado por su Santidad Juan XXIII; 2.- La celebración de los veinte años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, promulgado por el recordado beato Juan Pablo II, con la intención de ilustrar a todos la fuerza y la belleza de la fe, 3.- Y con el comienzo de la Asamblea General del Sínodo de los obispos sobre el tema: “La Nueva Evangelización para la trasmisión de la fe cristiana”. La Nueva Evangelización supone una renovación profunda y permanente de la pastoral ordinaria de la Iglesia para anunciar la “perenne novedad de Jesucristo”, en estas circunstancias a veces difíciles que nos rodean. También hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido en favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe. Ella crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo. Queridos hermanos, en este Año de la fe el Santo Padre nos está invitando: a) A la conversión: “el Año de la fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo”. “Dejarse reconciliar con Dios y con el prójimo es la vía maestra de la Nueva Evangelización” b) A reflexionar sobre nuestra fe: “Habrá que intensificar la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundo cambio como el que la humanidad está viviendo.” Tenemos que afirmar nuestra identidad ante tanto relativismo.

c) A confesar públicamente nuestra fe en el Señor Resucitado: “Deseamos que este Año suscite, en todo creyente, la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza”. d) A celebrar en la liturgia nuestra fe: “Intensificar la celebración de la fe en la liturgia, y de modo particular en la Eucaristía dominical”. Participemos activamente en la Sagrada Eucaristía. e) A dar testimonio de nuestra fe: “Esperamos que el testimonio de vida de los creyentes sea cada vez más creíble”. f) A “intensificar el testimonio de la caridad”. Sin la caridad nuestra fe está muerta. La fe y el amor se necesitan mutuamente. En conclusión, vivamos este año alimentando nuestra fe por medio de la Oración, “sólo por iniciativa de Dios podía nacer la Iglesia, y también hoy el inicio tiene que venir de Dios”. De ahí la necesidad urgente de la oración, para implorar que hoy de nuevo, Él actúe. Por medio de la Profesión de nuestra fe (“confessio”). Confesar la fe nos hace pensar en afirmarla delante de un tribunal, delante de los ojos del mundo, sabiendo que puede costarnos caro, más aún, que el precio puede ser la propia vida. Por medio de la CARIDAD (“Caritas”) La caridad es la gran fuerza que debe arder en el corazón de un cristiano, la llama que alimenta el incendio del Evangelio en torno a Él”. Al iniciar el año de la fe hago mías las palabras del Santo Padre y que deseo que, como Iglesia Potosina, las llevemos como un dardo en nuestro corazón para que ellas permeen todas nuestras actividades apostólicas, que realizaremos bajo el manto de Nuestra Señora de la Expectación, a quien encomendamos nuestro caminar en este tiempo especial de gracia: “la fe debe convertirse en una llama de amor que realmente encienda nuestro ser, debe convertirse en la gran pasión de nuestro ser y así podrá encender al prójimo: esta es la esencia de la evangelización”. ¡El Señor les Bendiga!

Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero Arzobispo de San Luis Potosí


Nuestra historia

El mundo romano al momento de la llegada de Cristo Por Pbro. Lic. Rubén Pérez Ortíz

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as diversiones en el Imperio romano: En realidad, el lujo, el sibaratismo y despilfarro inconcebible, representa uno de los lados más desfavorables de la situación moral del Imperio. Pero la sombra más negra que pesa sobre la Roma antigua y las mayores ciudades helénicas son las diversiones con todas sus variedades y excesos. Precisamente ellas, por su sanguinaria crueldad e inmoralidad, son una de las cosas más características del Imperio romano. En su origen, las grandes representaciones o fiestas públicas tenían un carácter religioso y formaban parte del servicio divino. Ya desde fines de la república los grandes festivales públicos habían tomado un matiz político. Las grandes fiestas, juntamente con el reparto de pan y alimentos, eran el medio favorito del que echaban mano los nuevos emperadores para ganarse al pueblo. En todas las ciudades de alguna importancia dentro del mundo helénico se había introducido el anfiteatro, circo y magníficos centros de diversión. De ellos dan testimonio auténtico y elocuente los restos de Tréveris, Nimes, Mérida, Itálica, Roma, etc. Las frecuentes alusiones de san Pablo a los juegos públicos, con las imágenes de las luchas y carreras, dan claramente a entender popularidad de que gozaban hasta los últimos confines del Imperio. Los gastos de estos juegos y festivales debían de ser inmensos. En ocasión de las grandes fiestas nacionales o religiosas se celebraban. Más tarde también con ocasión de magnos acontecimientos, y duraban generalmente muchos días. Por ejemplo: las fiestas y diversiones públicas celebradas por el emperador Tito al inaugurar el gran Coliseo duraron cien días. Las Carreras y luchas del anfiteatro: tres eran los géneros de representaciones favoritas: las carreras, las luchas de gladiadores y animales y, las comedias ya en todas ellas aparece la degeneración moral del mundo romano. Las carreras gozaban de una predilección muy particular, sobre todo en las grandes ciudades de provincia como Alejandría, Antioquia, Corinto. Las luchas del anfiteatro eran las diversiones más caras. En los ocho juegos que dio Augusto durante su reinado lucharon unos 100.000 hombres, y otros tantos en los de Trajano a que antes mencionamos. En estas ocasiones se celebraban a veces verdaderas batallas. César, en sus juegos triunfales, presentó 500 hombres de a pie y 20 elefantes contra otros tantos. Puede calcularse el derroche que esto exigía. Hasta se llegaron a poner en escena verdaderas batallas navales. Así Augusto organizó con ocasión de la dedicación del Marte Vengador (Mars Ultor), una naumaquia, para lo cual hizo construir un lago dentro del cual trabaron batalla 30 naves de guerra con 6,000 soldados bien armados. Juegos de gladiadores: Mucho peor, desde el punto de vista moral, e indicio mas significativo de la degradación del mundo romano, era la lucha de los gladiadores. Efectivamente, gran parte de los criminales y presos de guerra, que se contaban por millares, eran destinados a estas luchas sanguinarias. Así sucedió, por ejemplo, el año 70 con los judíos. Existían empresas especiales que proporcionaban partidas de gladiadores. De una de ellas escapó el año 73 a. de C. el célebre Espartaco, que tanto dio que hacer al ejército romano. La lucha de gladiadores comenzaba con una marcha a través de la arena. Luego se iniciaba la lucha cuerpo a cuerpo, de uno contra otro, o grupos contra grupos. Más la característica era que no se trataba, como en el pugilato o en los boxeadores modernos, de un alarde de fuerza y habilidad, con sus reglas fijas, que protegen la vida de los contendientes. La lucha de los gladiadores era precisamente lo picante para

última parte

el pueblo romano, a quien sólo satisfacía la sangre humana que se derramaba. Si uno de los contendientes caía gravemente herido, su vida quedaba al arbitro del pueblo. Si cerrando la mano con el pulgar hacia arriba, la levantaba, era señal de clemencia. Volverlo abajo significaba la muerte del desgraciado. Si éste, en un momento de angustia, pedía gracia, más bien excitaba al populacho para que sentenciara contra él. Es verdaderamente macabro el espectáculo de un pobre gladiador caído en tierra y, en el momento en que el vencedor pone la rodilla encima y levanta el puñal en ademán de asestar contra su pecho el golpe de gracia, ver cómo el pueblo, se complace en contemplar cómo se le sacrifica. Luchas contra las fieras: Semejante juicio merecen los juegos de animales o venationes. Consistían sustancialmente en presentar animales fieros en luchas contra hombres, ya fueran gladiadores, ya otros muy diversos según las circunstancias, sobre todo condenados a muerte, y más tarde los cristianos. El espectáculo no podía ser más feroz. Por otro lado, el Estado romano hizo gastos fabulosos y verdaderos prodigios de organización y depotencia con el fin de procurarse el número exorbitante de fieras de que tenemos noticias fidedignas. Además, el público romano era en esto sumamente ambicioso y exigente. No se contentaba con cualquier fiera. Es por esto abundan los leones y los tigres de Numidia, las panteras y los osos mas sanguinarios. En sólo los juegos del emperador Severo (222-235), que duraron siete días, fueron sacrificadas 700 fieras. No hay que decir de las vidas humanas que caerían destrozadas por estos feroces animales. Así, Nerón lanzó una vez una división de pretorianos contra 400 osos y 300 leones, entre los cuales se entabló una de las luchas más bárbaras que presenció el circo romano. Cuando se trataba de la ejecución, por este medio de sentencias de muerte, el espectáculo revestía todos los caracteres de canibalesco, lo cual llegaba a su colmo cuando se trataba de inofensivos cristianos, sacrificados de este modo a la furia del populacho. Esto da la idea más clara del estado de degradación de aquel pueblo embrutecido. El teatro romano: Por lo que a los teatros se refiere, ciertamente debemos decir que ofrecían menos interés que las carreras y los gladiadores. Pero, en todo caso, también en sus representaciones aparece el estado de degradación moral a que se había llegado. Roma poseía tres teatros, con más de diez mil asientos; pero, dada la corrupción del público para dar pábulo a sus pasiones y atraérselo, era necesario presentar cosas escandalosas y fuertemente sensuales. Para esto ofrecían materia abundante de mitos de los dioses, por lo cual éstos fueron siempre uno de los elementos preferidos. En realidad, el estado moral y social del mundo romano, dentro del cual se desarrolló el cristianismo, era sumamente decadente, y parecía llegado el colmo de su abyección, que clamaba por un remedio extraordinario. Este remedio es el que trajo Cristo a la tierra, por lo cual se entiende que su venida tuvo lugar en la plenitud de los tiempos, en el preciso momento en que más falta hacía. Dando el cristianismo un nuevo giro al mundo helénico romano, es por ello, que la vida virtuosa y heroica de los primeros cristianos debió de ser de una alta calidad moral y de un temple heroico que motivó a un mundo cansado y lleno de sombras para tomar para sí la Luz de la fe cristiana.

Necesitamos un buen coach Por Pbro. Lic. Salvador González Vásquez

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adie aprende a caminar por si solo, todos necesitamos que alguien nos enseñe las cosas más elementales de la vida. En este mundo nadie aprende a vivir sin que haya quien lo capacite. Siempre se va a necesitar de alguien que nos enseñe el arte del buen vivir, de nada sirve tener el don de la vida sino sabemos vivirla. Necesitamos un conductor en nuestra vida; precisamente, eso significa la palabra coach. En inglés esta palabra hace referencia al automóvil que nos va llevando a nuestro destino; con este nombre también se designa a un entrenador o al maestro, ya que éstos nos conducen para que desarrollemos bien todos nuestros potenciales. Ahora se utiliza el termino coach, pero lo más importante es la labor que realiza la persona a la cual designamos con esta palabra. La palabra educar viene del latín educere que significa conducir fuera de sí mismo al educando, para introducirlo en la realidad. La palabra educere es educir, hacer salir las virtudes y cualidades que cada quien guarda dentro. Educar es cultivar, es hacer crecer y desarrollar la semilla. El educador no siembra la semilla, ésta ya se encuentra ahí, solo hay que cuidarla para que llegue a un sano crecimiento y esa es la tarea del educador. Hoy que estamos viviendo un cambio de época, es urgente que tengamos buenos coaches es decir, faltan buenos educadores. Éstos, van dándole forma al educando hasta hacer de él una buena persona, habilitada para servir a la sociedad. Nos encontramos en la era del internet, el campo cibernético es un espacio que necesita educarse. Todo esto va creando una nueva cultura, y necesitamos revisar si esas costumbres ayudan a crear auténticas personas, hechas para crear una nueva sociedad. Por tanto, ante un cambio de época, -como dice el Papa Benedicto- viene la emergencia educativa. Es decir emerge un nuevo modo de educar, para crear una nueva cultura que ayude vivir en plenitud. Ser educador, es una vocación, se necesita amar a la humanidad y pensar en una nueva sociedad, con un estilo de vida nuevo que propicie un cambio de el modo de vivir y sea benéfico para las relaciones humanas. No se debe olvidar que la mejor manera de encaminar a alguien hacia el bien, es vivir en el bien. El mejor educador es un buen conductor de sí mismo y de esa manera va a ir llevando al educando hacia el mismo fin. Un buen coach conduce y se deja conducir hacia el bien, más que llevar al educando hay que atraerlo con un estilo de vida favorable, que invite al otro a buscarse a sí mismo, y llegar a realizarse sirviendo a los demás.


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Una de cal por muchas de arena (alusión a un error que se comete) Por Pbro. Lic. Héctor Colunga Rodríguez colunga46561@hotmail.com

Queridos lectores: Les quiero comentar algo de mi vida: desde que me ordené no he dejado de estudiar, escribir y trabajar; mi vida es un torbellino; entro, salgo, corro, subo y bajo. Como muy aprisa, me baño rápido, así camino, y cuando hablo no se me entiende. Mi mamá me dice que me cuide porque me puedo enfermar.

¿Por qué la gente cambia de religión? Por P. Kino

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ada vez se percibe más que algunos feligreses dejan la Iglesia Católica para irse con nuestros hermanos separados. Pero, ¿por qué lo hacen? A continuación pondré una pequeña lista de las razones por las cuales, yo pienso, suceden estas deserciones.

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La base de todo, desde mi punto de vista, es la falta de formación y conocimiento de nuestra religión católica, así como nuestra falta de oración y frecuencia a los sacramentos. Se fueron y nunca supieron lo que dejaron. Por eso aunque ya hayamos hecho la primera comunión, tenemos que seguir catequizandonos toda la vida y hacer de los sacramentos parte de nuestra opción de vida. El mal trato de algún obispo, sacerdote, religiosa, y por lo que dicen “si así son ellos, que se puede esperar de la Iglesia”, se olvidan de que también son humanos, y que también tendrán que dar cuenta a Dios de sus actos. Además recordemos que así como hay malos modelos de líderes religiosos, también hay otros fieles que edifican la comunidad, pero como somos muy “amarillistas” pues solo contemplamos lo negativo. Por la falta de testimonio de los bautizados creyentes, pues no se puede concebir que dentro del templo seamos unos y fuera de él otros. Además a veces nuestra participación dentro de la Iglesia es solo por eventos sociales, pero sin compromiso hacia Dios. Nuestros hermanos separados se aprovechan de personas en crisis, es decir, se hacen presentes en el funeral, en el hospital, cuando las personas tienen el corazón más sensible y como hablan bonito, pues se los envuelven con rollos domingueros, y ¡zas culebra!, se cambian de religión. Ayudas financieras, laborales, pues algunos grupos al estar bien financiados, se dan el lujo de ofrecerles a los nuevos adeptos ciertos bienes materiales que los hacen alejarse de sus raíces católicas, y como dice el dicho en “arca abierta hasta el justo peca”. En este número seis, cada uno podrá pensar por qué la gente se cambia de religión, pero sobre todo, pensar que tanto está peligrando mi fe en Jesús y en su Iglesia, y que tanto si un día, muy sacalepunta dialogamos con un hermano separado, capaz de que le voltea la tortilla y al rato lo estaremos viendo de traje con maletita y casa por casa…

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En una ocasión que fui a un funeral, al finalizar la misa, una señora me abordó y con reclamos me dijo que por qué celebré la misa en tan poco tiempo, además que la homilía que dije no fue efusiva ni emotiva y que al final de cuentas no le había trasmitido ningún mensaje y que por eso la gente se cambia de religión. Yo no le respondí gran cosa, simplemente le dije que era mi estilo de vida y que iba a tomarlo en cuenta para mejorar. Cuando la señora se fue me puse a pensar lo siguiente: Para empezar uno a nadie le da gusto: si dices misas largas…malo; si dices misas cortas…malo; si dices homilías largas…malo; si dices homilías cortas…malo. En fin, en gustos se rompen géneros; yo sé de personas que les gusta cómo celebro la Eucaristía. Y en cuanto al tema que nos ocupa: ¿Cómo me dice la señora que se va a cambiar de religión simplemente porque no le gustó la misa? ¿Por qué ver solamente “una de cal y no muchas de arena”? No están ustedes para saberlo, pero me he esforzado por ser un buen hijo, un buen hermano, un buen ciudadano, etc.; procuro hacer mi trabajo en el obispado con dedicación y empeño; ahora ando con el proyecto de un asilo de ancianos; ¿Eso no basta para tomarlo en cuenta? ¿Por qué fijarnos en un error de nuestra vida, y no en las virtudes que uno pueda tener?

Se me hace muy aventurado decir que esa señora se va a cambiar de religión, simplemente porque la misa no fue de su agrado. Aquí hay que ver entonces que la fe de esa persona no es tan sólida y por un error de un sacerdote o sencillamente algo que no le convenga de la iglesia, decline en su fe. Y así como me pasó a mí, puede pasar en casa: tu papá o tu mamá, suelen ser personas muy virtuosas y comprometidas contigo y con sus deberes, y por un error que hayan hecho o simplemente porque no nos hicieron el gusto en algo o no se hizo como nosotros queríamos, ya los etiquetamos de malos. Yo creo que eso no se vale. Espero que este ejemplo, nos sirva para considerar que no podemos juzgar a las personas por un error que hayan cometido y desconocer todo lo bueno que han hecho. ¡Hasta la próxima!


Ponle mermelada a la vida

IGLESIA

Por Pbro. José Antonio Martínez Ortiz

LA IGLESIA DEL ESPÍRITU SANTO Es una Iglesia que está animada por el Espíritu Santo, pues es a partir de Pentecostés que la Iglesia experimenta de inmediato fecundas irrupciones del Espíritu, vitalidad divina que se expresa en diversos dones y carismas y variados oficios que edifican a la Iglesia y sirven a la evangelización. Y al hablar de la Iglesia como templo, se trata de un templo en el Señor, o de una morada de Dios en el Espíritu. Pues el Espíritu de Cristo habita en la Iglesia (cf. Ef 2, 20-22). San Pedro nos habla de la Iglesia como de una casa espiritual (cf. 1Pe 2, 5). Pues la Iglesia, es el lugar donde actúa Dios por medio del Espíritu Santo, en ella y a través de ella nos perdona nuestros pecados, nos da la vida eterna, cura nuestras divisiones, nos da fuerzas para seguir a Cristo y se constituye para nosotros en prenda de la Resurrección gloriosa. Como dice san Irineo: «Es a la misma Iglesia, a la que ha sido confiado el “don de Dios” [...] Es en ella donde se ha depositado la comunión con Cristo, es decir, el Espíritu Santo, arras de la incorruptibilidad, confirmación de nuestra fe y escala de nuestra ascensión hacia Dios [...] Porque allí donde está la Iglesia, allí está también el Espíritu de Dios; y allí donde está el Espíritu de Dios, está la Iglesia y toda gracia» El Espíritu Santo es “el principio de toda acción vital y verdaderamente saludable en todas las partes del cuerpo”. Actúa de múltiples maneras en la edificación de todo el cuerpo en la caridad (cf. Ef 4, 16): por la Palabra de Dios, “que tiene el poder de construir el edificio” (Hch 20, 32), por el Bautismo mediante el cual forma el Cuerpo de Cristo (cf. 1 Cor 12, 13); por los sacramentos que hacen crecer y curan a los miembros de Cristo; por “la gracia concedida a los apóstoles” que “entre estos dones destaca” (cfr. Vat II, LG 7), por las virtudes que hacen obrar según el bien, y por las múltiples gracias especiales [llamadas “carismas”] mediante las cuales los fieles quedan “preparados y dispuestos a asumir diversas tareas o ministerios que contribuyen a renovar y construir más y más la Iglesia” (LG 12). LA IGLESIA SUBORDINADA AL ESPÍRITU Por los dones del Espíritu Santo, la comunidad extiende el ministerio salvífico del Señor hasta que Él se vuelva a manifestar al final de los tiempos (cfr. 1 Cor 6-7). El Espíritu en la Iglesia forja misioneros dedicados y valientes como Pedro y Pablo, señala lugares que deben ser evangelizados y elige a quienes deben hacerlo (DA 150). EL ESPÍRITU MISIONERO EN LA IGLESIA Al llamar Jesús a los suyos para que lo sigan, les da un encargo muy preciso: anunciar el Evangelio del Reino a todas las naciones (cfr. Mt 28,19; Lc 24, 46-48). Por eso todo discípulo es misionero, pues Jesús nos vincula a Él como amigos y hermanos y nos hace partícipes de su misión. En San Luis Potosí, con la valentía que nos da el Espíritu (cfr. Jn 20, 22), queremos anunciar a Cristo donde Él no es aceptado, con nuestra vida, con nuestra acción, con nuestra profesión de fe y con su Palabra (DA 377), pues por el bautismo y la Confirmación somos misioneros, con un corazón abierto a todas las culturas y a todas las opiniones (PDP 247).

A

hora para los amantes del dulce, para aquellos que dentro de su rigurosa dienta matutina esta presente el pan tostado con mermelada, para quienes disfrutan los hot cakes untados de confitadas frutas dulces. Pero también para las y los maestros de laboratorio que en la educación media enseñan a sus estudiantes un poco de repostería para explicar procesos de algunas frutas o fermentación, así como esterilizar el recipiente o frasco donde se verterá la mermelada; y que resultan ser la causa de crear en los pupilos el afán por la experimentación; hablo entonces de la mermelada. Esta palabra tiene parecida pronunciación en distintos idiomas debido al intercambio en las lenguas romances y a la similitud física de un par de frutos: la manzana y el membrillo; en algunas regiones existía sólo uno de ellos mientras que en otras no carecían ni de manzanas ni de membrillos. Según se sabe las primeras mermeladas fueron elaboradas de membrillos y miel donde al hacer la mixtura gramatical pero también la física originaba la mermelada. Sin embargo con acierto, Tagliavini Carlo, explica que esta palabra sufre un proceso desde el inicio del latín y portugués (ambas lenguas romances) marmellata-marmelada; y del latín malimelum, que él traduce como manzano enano; mas el significado propio es: manzana dulce. Esto llega a tener más razón ya que en el italiano (otra lengua romance) el fruto manzana se dice méla y se escribe mela. Vr.g: Voglio una mela (quiero una manzana). Así que la manzana “extra dulce” (la mixtura con miel) le ganó terreno al membrillo, tal vez por ser ésta más basta en las regiones donde se fue popularizando esta dulcísima combinación, que hoy sabemos las hay como mermeladas de hortalizas y de frutas. Y como reza ese refrán del repostero: “Con besos de mermelada y abrazos de mantequilla, te envío todo mi amor envuelto en una tortilla”.

Los edificios de Dios y el mundo Canónigo José Ma. Ortega Robles

L

os edificios de Dios en el mundo, en los países y en nuestra Patria chica. Andamos por los caminos de Dios, por las ciudades, como que traemos los párpados de los ojos muy pesados, caídos, no abrimos los ojos para contemplar tantas obras de arte, de cantera, como si los canteros hubieran estado antes en la universidad de la cantera. Hay tantas Iglesias, torres, edificios que son unas maravillas y que hoy día ya no las construyen. Edificios de muchos espacios, altísimos. Hace falta admirar toda la ciencia que Dios ha dado al hombre para construir cosas tan hermosas y útiles. Sólo Dios es el arquitecto divino. Todas estas obras de arte son una sombra de otros edificios más hermosos que el tiempo, nada ni nadie podrá destruir, son las almas de los santos. Deberíamos leer la vida de los santos para conocer estos edificios y la belleza que arquitectos humanos con la gracia de Dios han edificado.

Abramos los ojos; sacudamos el sueño para ver estas obras de Dios.


Los libros y sus autores

07 Por Mtro. Luis Marino Moreno F.

El ciudadano conforme ¿Por qué la sociedad actual fundamenta su identidad en el poder y en el éxito? Justo Zambrano

Taurus Pensamiento, 2006, 224 páginas.

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l siglo XX se ha llevado consigo las ideologías con las que tres siglos antes la razón ilustrada había pretendido atender necesidades que históricamente había cubierto la religión. La desaparición de tales relatos no ha supuesto la entrada en un mundo de positiva racionalidad. No hay un nuevo Siglo de las Luces. Antes bien asistimos a una recuperación de valores pre-industriales. Desde los fundamentalismos religiosos a las identidades culturales, los viejos ídolos renacen de sus cenizas. El ciudadano conforme, analiza las causas que han conducido a la extinción de la modernidad y de los ideales políticos que la acompañaron. Se pregunta, por qué el progreso, la fe en la ciencia o en la ética del trabajo han dejado de estructurar las sociedades del siglo XXI, a la vez que narra los vacíos de una sociedad que ha renunciado a construir su futuro confiando esa tarea al automatismo del mercado. El mundo en nuestros días se ha vuelto autorreferente. El pasado y el futuro se han contraído en el presente y el único valor vigente es el poder y su derivado : el éxito. El culto a lo nuevo, a lo joven, a lo veloz, en la euforia de un pensamiento de consumo de bienes y experiencias, define el ideal de felicidad postmoderno. Sin embargo, en esta

sociedad de lo efímero, cada día se abren más heridas que las que se cierran. Mientras los esoterismos invaden las grandes urbes remembrando la Roma Imperial, la democracia se degrada y el capitalismo hace trampas en el solitario, abandonado así de los códigos que lo hiciera socialmente válido. Es hora de preguntarse , si el motor religioso y el motor político que durante siglos ha movido al hombre no pueden ser “reflexivamente” asumidos como impulsos válidos hacia un mundo diferente. Julio Zambrano Es licenciado en Filosofía por la Universidad Católica de París y en Ciencias Económicas por la Complutense de Madrid, realizó estudios de postgrado en Filosofía en la Sorbona. Ha tenido responsabilidades sindicales en UGT durante más de una década y ha sido diputado de Cortes en cuatro legislaturas. El autor de: La política en un laberinto: Salidas por la Izquierda.

CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Benedicto XVI, en sus palabras previas al rezo del Ángelus, ante los miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro, hizo un llamado a las personas ricas a que abran su corazón a Dios, para que Él los impulse a la solidaridad. El Santo Padre indicó que el Evangelio, del domingo pasado, tiene como tema central el de la riqueza, pues “Jesús enseña que para un rico es muy difícil entrar en el Reino de Dios, pero no es imposible”. Benedicto XVI explicó que el joven rico mencionado en el Evangelio “era una persona que desde su juventud observaba con fidelidad todos los mandamientos de la Ley de Dios, pero que no había encontrado la verdadera felicidad; y por esto le pregunta a Jesús sobre cómo hacer para ‘para heredar la Vida eterna’”. CIUDAD DEL VATICANO.- Ya está Online el sitio de la Campaña de oración por la Evangelización del mundo lanzado por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y por las Obras Misionarias Pontificias, en particular por la Pontificia Unión Misionaria. El Santo Padre Benedicto XVI había subrayado: “La misión hoy necesita renovar la confianza en la acción de Dios; necesita una oración más intensa para que venga su Reino, para que se haga su voluntad en la tierra como en el cielo... Por eso, me alegra alentar el proyecto de la Congregación para la evangelización de los pueblos y de las Obras misionales pontificas, en apoyo al Año de la fe. ROMA.- Pablo VI (Juan Battista Montini), el Papa que condujo tres de las cuatro sesiones del Concilio Vaticano II y que guió a la Iglesia en el difícil periodo post-conciliar, podría ser proclamado beato en 2013. En las últimas semanas, el congreso de teólogos de la Congregación para las Causas de los Santos, después de haber examinado la “Positio” con los documentos del proceso canónico, expresó su voto favorable sin plantear ninguna objeción. El próximo 11 de diciembre se expresarán al respecto los cardenales y los obispos que forman parte de esta Congregación. Superada la prueba de los teólogos, el visto bueno de los cardenales se considera altamente probable.

Seis ideas para afrontar la crisis Benedicto XVI

(sexta parte)

LA PERSONA EN EL CENTRO

¿Cuál es la solución a la crisis?, ¿dónde están las medidas concretas?... El Papa no busca salvar el sistema, le interesan las personas. “Ciertamente, la encíclica no pretende ofrecer soluciones técnicas a las amplios problemas sociales del mundo actual, pues esto no es competencia del Magisterio de la Iglesia. Sin embargo, recuerda los grandes principios que son imprescindibles para construir el desarrollo humano de los próximos años. Entre estos, en primer lugar, la atención a la vida del hombre, considerada como centro de todo verdadero progreso”. (Audiencia General 08.07.2009)

MÉXICO.- Más de diez mil enfermos y sus familiares participaron el sábado 13 de octubre en la Peregrinación Anual a la Basílica de Guadalupe. El ofrecimiento a Dios de los sufrimientos por una enfermedad y la natural petición por recuperar la salud, son dos características esenciales de la peregrinación anual de los enfermos a la Basílica de Guadalupe, que organizan la Pastoral de la Salud del Arzobispado de México. “El hecho de que el enfermo pueda estar cerca de la imagen de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac les ayuda a sobrellevar mejor su enfermedad ofreciéndola a Dios. Ayudar a estas personas es una vivencia enriquecedora porque los enfermos dan una enseñanza de fe cuando por ejemplo, vemos su actitud y la devoción que tienen durante la procesión del Santísimo, el recogimiento de la gente; todo esto deja una experiencia muy satisfactoria”, comentó Hans Van Luit, Vicepresidente de la Asociación Mexicana de la Orden de Malta. MÉXICO.- Entre los mexicanos que participan en el Sínodo de los Obispos, Cardenal José Francisco Robles Ortega, participó de sus impresiones en el mismo, particularmente por la cercanía que ha tenido con el Papa Benedicto XVI en estos días trascendentales para la Iglesia, por el tema que se está tratando. Señaló que la presencia cercana del Santo Padre, además de física es, sobre todo, espiritual, humana. La mañana del martes 9 de octubre, correspondió al Obispo tapatío coordinar, por primera vez, la asamblea sinodal. El Cardenal Robles llegó acompañando al Santo Padre, a las 9:07 am. hora local, al lugar que les correspondía. SAN LUIS POTOSÍ.- La mayoría de las parroquias de la Iglesia Potosina, han hecho visible el signo de la lámpara que anuncia el “Año de la Fe”. Los templos parroquiales han vibrado con la Iglesia universal, para que todos los cristianos tengamos en cuenta este momento de gracia. Aunado a este signo, se han originado, junto con la misión permanente, el deseo de retomar los documentos del Concilio Vaticano II así como la formación a través del Catecismo de la Iglesia Católica. Que este año de la Fe, nos ayude a interiorizar nuestra fe sobretodo teniendo en cuenta la oración, la confesión de fe y la caridad.


Los hijos del Trueno... Por Pbro. Darío Martín Torres Sánchez

“Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: «Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir». Él les respondió: «¿Qué quieren que haga por ustedes?». Ellos le dijeron: «Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria». Jesús le dijo: «No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré?». «Podemos», le respondieron. Entonces Jesús agregó: «Ustedes beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo bautismo que yo. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados». Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos. Jesús los llamó y les dijo: «Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud»” (Mc 10,35-45)

Aldo Blanco Músico Cantautor Católico. Comentarios: aldo.blanco@hotmail.com

El Santo Introducido a la Celebración Eucarística en el s. IV en la Iglesia de Oriente y en s. V en la Iglesia de Occidente, es una expresión de reconocimiento hacia la grandeza y la santidad de Dios. Es una aclamación que une esta Iglesia terrestre con la celestial. Es el canto más antiguo y el más importante del repertorio de los cantos llamados del Ordinario. Es una oración compuesta en una parte por la palabras que el profeta Isaías oyó cantar a los serafines y la otra procede de la alabanza con la que la multitud aclamó a Jesús al entrar en Jerusalén. Es un modo de dar la bienvenida a Cristo, el cual, en unos momentos está a punto de venir sobre el altar tan pronto el sacerdote pronuncie las palabras de la congregación. ¿Quién canta el Santo? Es un canto que le pertenece al sacerdote y al pueblo; es un canto que pertenece a toda la asamblea consagrada. En este canto todos nos unimos al coro de los ángeles y los arcángeles para aclamar y alabar a Dios por sus bondades. La función que debes tener como músico litúrgico en este momento es la de animar a la asamblea a que cante y la de respetar íntegramente el texto oficial y original del Santo cuando se trate de elegir uno ya compuesto o tú vayas a componer alguna melodía para esa letra. ¿Cómo se canta el Santo? Como el Santo es una aclamación al Señor, debe ser pues entonado con entusiasmo, con alegría, con energía.

P

or última vez Jesús anuncia su pasión y muerte y los discípulos siguen como distraídos, sin comprender la franqueza del anuncio de Jesús. Jerusalén ya está muy cerca y da la impresión que la comunidad de discípulos está lejos de comprender verdaderamente lo que Jesús ha tratado de enseñarles. La situación es dramática, pues poco queda para llegar al final del ministerio de Jesús y ellos, lejos de entender la Pasión que le espera a Jesús, buscan los lugares de prestigio y honor.

A estas alturas de la historia, dos de los tres discípulos “confidentes”, Santiago y Juan, parecen no haber aprovechado la ventaja que les proporcionó el haber compartido con Jesús momentos exclusivos que los demás no tuvieron. Al estar cerca de Jerusalén probablemente consideraron que Jesús entraría a Jerusalén para tomar posesión del gobierno de la nación, así comenzaron a solicitarle los tronos adyacentes o, al menos, los sitios de mayor honor junto a su gobierno. Jesús

no hace ese tipo de promesas y les insiste en la necesidad de padecer con las metáforas de la copa y el bautismo. Estas metáforas implicarían una inundación de penas y sufrimientos en la vida de los apóstoles, dichos sufrimientos sí forman parte del ser de discípulos, pues los asemeja al maestro. Jesús ya les había anunciado persecuciones, ahora frente a los intereses de prestigio y de poder, les anuncia el propio martirio. El costo del discipulado queda definido por la identificación de los discípulos con la misma suerte del maestro. “Servir y dar la vida” es el sentido mayor del discipulado, al menos esta es la enseñanza final de Jesús al grupo de discípulos. Después de concluir este ciclo mayor de instrucción al grupo de los Doce, en torno a los tres anuncios de la pasión, dicho anuncio pronto será una realidad. La Pasión será la síntesis de la enseñanza principal de Jesús a todo seguidor suyo: servir y dar la vida.

Recuerda que es todo tu ser dándole alabanza a Dios. Al mismo tiempo no pierdas de vista que es un canto celestial, que debe ser acompañado musicalmente por una melodía bella, que invite a cantar desde lo más profundo del alma esta oración. Es un canto al que debemos darle una estructura musical sencilla, fácil de aprender y repetir por la asamblea. Anamnesis o Aclamación Conmemorativa: Es el momento que conocemos como: “Anunciamos tu muerte Señor, proclamamos tu resurrección, Ven Señor Jesús” ó “Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte hasta que vuelvas” o bien “Por tu cruz y tu resurrección nos has salvado Señor”. Estas respuestas aclamatorias son las oficiales y son propiamente una conmemoración del sufrimiento y la glorificación del Señor, con una expresión de fe en su venida. La variedad en cantar estos textos y en la música es deseable.


Misa de Apertura del Ciclo Básico de Formación 2012-2013 del MFC Por LCC Angélica Maldonado Morales

Fiesta patronal en

Ocampo Por Luz Elena González

N

uestro Pastor Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero se reunió con los integrantes del Movimiento Familiar Cristiano, el pasado Domingo 30 de Septiembre del 2012, en las instalaciones de la FENAPO, donde presidió la solemne Concelebración Eucarística, acompañado del Pbro. Pedro Sánchez Solís, titular de la Pastoral Familiar y Asistente Eclesiástico del MFC. En esta Misa, ambos ministros del Señor inauguraron oficialmente el CICLO BÁSICO DE FORMACIÓN de los nuevos integrantes del MFC. Sin duda se tornó un día muy especial e inolvidable para todos, pues fue la apertura de una nueva etapa de vida al Servicio del Señor y el ser incluidos en la familia de Dios es el más alto honor y privilegio que puede tener un ser humano. A este evento que llevó por lema: “LA FAMILIA, COMUNIDAD DE AMOR, VIDA Y ESPERANZA” acudieron más de 1100 matrimonios, 270 jóvenes, 110 adolescentes y 60 Madres responsables de familia, distribuidos en 30 Sectores que conforman nuestra Diócesis Potosina, 23 locales y 7 sectores foráneos. Cabe señalar que dentro de este evento se dio el nombramiento formal como nuevo Sector Foráneo a Santa María del Río, incluyendo a sus Comunidades de El Fuerte y La Cardona. La más cordial bienvenida la ofrecieron los Presidentes actuales del Movimiento Familiar Cristiano, Arturo y Minerva Castro Granados diciendo: “En el MFC trabajamos con y para las familias con la certeza de que nuestro querido Movimiento es obra de Dios y nació como inspiración del Espíritu Santo”. “Estamos convencidos del papel crucial que vive la familia en los tiempos actuales en la que la vemos atacada por propuestas QUE NO SON UNA FAMILIA VERDADERA como Dios lo ordena”. “La familia representa la mejor oportunidad para que mejore nuestra sociedad, que clama por tener buenas familias, que inculquen en sus miembros los valores humanos y cristianos”.

“N

uestra Señora del Rosario o Virgen del Rosario es una advocación mariana venerada en la Iglesia católica, y que se celebra el 7 de octubre fiesta de la Bienaventurada Virgen María del Santísimo Rosario.” La comunidad de Ocampo recibió con gran júbilo al Sr. Arzobispo Don Jesús Carlos Cabrero Romero quien por primera vez como Pastor de la Iglesia Potosina, visita esta Parroquia para honrar y festejar a la Bienaventurada Vìrgen María del Santìsimo Rosario. En la Concelebración Eucarística el Sr. Arzobispo recordó como hace cincuenta años siendo seminarista, desde el Seminario que se encontraba en San Josè del Terremoto, se venían caminando a esta comunidad de Ocampo para visitar a la Santìsima Virgen, saludarla y pedir su protección, recordando la hermosa oración “Dulce Madre no te alejes, tu vista de mí no apartes, ven conmigo a todas partes y nunca solo me dejes”. Exhortó a la comunidad para que nunca nos apartemos de ella, que es modelo de hija, de madre, de servidora y que además recemos el Santo Rosario, ya que la Virgen María asì se lo pidió a Santo Domingo de Guzmán, en el año 1208, cuando se le apareció en una capilla del monasterio de Prouilhe (Francia) con un rosario en las manos, le enseñó a rezarlo y le dijo que lo predicara entre los hombres; además, le ofreció diferentes promesas referentes al rosario, y que es un arma poderosa en contra de los enemigos de la Fe.

También agradeció al Sr. Cura Fernando Díaz la invitación que le hizo para presidir la Eucaristìa, el tiempo que ha dedicado a esta comunidad y a la vez invitarlo a seguir guiando por el buen camino a los fieles de esta parroquia. En esta Celebración Eucarística recibieron el Sacramento de la Confirmación 50 jóvenes, a los cuales pidió acoger en su corazón al Espíritu Santo con los dones y frutos que trae consigo, a vivir el amor de Dios en sus familias, en su comunidad así como a practicar las Obras de Misericordia. Estando en vísperas de abrir el “Año de la Fe”, impulsemos el rezo del Santo Rosario en nuestras familias.


Nuestra Señora del Rosario Su gente y su fiesta patronal Por Luis Ricardo Guerrero Romero

E

l arzobispo Carlos Cabrero festejó la doble alegría en la colonia la Nueva Progreso, los motivos fueron: los 25 años de vida en el presbiterio del párroco Alfredo Aguilar Ruiz y la fiesta patronal anual. El agradecimiento de los 25 años del Pbro. Alfredo Aguilar inició un día antes de la fiesta patronal el 7 de octubre, mientras que la fiesta patronal fue celebrada el 8 de octubre a las 19 horas. En la celebración de Nuestra Señora del Rosario, el arzobispo potosino refirió a la comunidad algunas ideas importantes sobre la fidelidad en la familia, la fidelidad en el matrimonio, la fidelidad al compromiso de cada hombre que parece desvanecerse con el tiempo. Don Carlos, habló de las epidemias y/o crisis que ha sufrido nuestro país, pero la crisis más terrible, señaló, es la crisis del matrimonio, se quiere vivir libre de compromiso. De modo que es un asunto colosal rescatar los valores familiares. El arzobispo Jesús Carlos Cabrero además denotó que, el matrimonio no es una fuente de gozos y placeres; mas, es el hágase de Dios lo que le da fuerza y alegría a la unión de una pareja que se ama. Con todo y las limitaciones que constituyen al hombre, aun así somos capaces de buscar el bien y hacer cristianos comprometidos con la verdad. Necesario es indicar que para esta fiesta patronal se realizaron preparativos de los sacramentos de confirmación y comunión, donde una centena de fieles recibieron estos sacramentos, una cantidad el sacramento de comunión y otro porcentaje el sacramento de confirmación. A la par de los festejos litúrgicos, se realizaron los festejos de recaudación de fondos económicos para continuar la construcción de la parroquia, ya con venta de alimentos, ya con señoritas candidatas a reina de la fiesta patronal. La gente mostró evidentemente una aceptación y cariño por su comunidad, reflejo de esto fue la asistencia tan numerosa a la fiesta eucarística en honor a Nuestra Señora del Rosario.

“Imitémosle su humildad, pobreza de corazón y sencillez” Se celebró la festividad de san Francisco de Asís Por LCC Angélica Maldonado Morales

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l pasado 03 de octubre, se celebró la festividad de San Francisco de Asís y fue nuestro pastor, Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero, quien presidió la solemne Concelebración Eucarística en honor al Santo más reconocido de todos los tiempos, quien vivió en suma pobreza y practicó la humildad con todos sus semejantes. El Fundador de la Orden de los Franciscanos Menores, de la Tercera Orden, también considerado “Patrono de los animales y de los Ecologistas” fue festejado con gran regocijo en el Templo de San Francisco de Asís de la zona centro de nuestra ciudad capital, donde fue venerado por multitudes de fieles desde temprana hora, pues se celebraron varias Misas en el marco de esta festividad del santo de Asís, quien con sus grandes virtudes, dones y carismas, nos deja una gran lección de vida y un digno ejemplo a seguir, así lo señaló en su emotiva y espiritual homilía nuestro señor arzobispo, quien por cierto, adelantó esta festividad un día, dado que son tuvo que acudir a celebrar en varias parroquias que tienen por santo patrono a san Francisco de Asís. San Francisco nació en Asís en el año 1182; hijo de Pedro Bernardone, rico comerciante de telas, y Juana, originaria de Provenza.

Poco se conoce de su infancia, salvo que tuvo que asistir a la escuela en la catedral de san Rufino. Su juventud era una época de conflictos y rivalidades. Durante uno de estos combates, en el cual tomaba parte Francisco, fue hecho prisionero durante un año en las húmedas mazmorras de Perusa. Según algunos biógrafos “en la prisión de Perusa comienza a morir el hijo de Bernardone y a nacer quien sería el santo más reconocido de todos los tiempos. San Francisco de Asís”. Pero aun faltaba unos años para el cambio definitivo, el cual durante otra de las aventuras caballerescas de Francisco. Un historiador protestante definió a san Francisco como “el más grande santo que la Iglesia Católica haya producido en siglos”.


OCTUBRE 21 DE 2012

XXV Aniversario Sacerdotal de 2 Presbíteros Por LCC Angélica Maldonado Morales

Encuentro de Renovación Carismática en el Espíritu Santo Oremos por nuestra sanación interior y física Por LCC Angélica Maldonado Morales

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on gran éxito se llevó a cabo el Encuentro de Renovación Carismática en el Espíritu Santo perteneciente de la Diócesis de San Luis Potosí, con el objetivo de aprender de los “gigantes de la fe del pasado” y profundizar en la propia fe, redescubriendo la riqueza, la belleza y la felicidad de creer, de pasar de una fe creída a una fe vivida para después con mayor fuerza saberla anunciar al mundo y defender su ortodoxia.

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on una Misa de Acción de Gracias celebrada en la Arquitectónica Catedral Metropolitana Potosina, los Sacerdotes: Apolonio Villa Garcés, Párroco de San José de Reyitos y Alfredo Aguilar Ruiz, Párroco de Nuestra Señora del Rosario en la Nueva progreso, celebraron su XXV Aniversario Sacerdotal. Fue nuestro Vicario General de la Arquidiócesis Potosina, Mons. Antonio Torres Herrera quien presidió la Misa de Acción de Gracias en la que estos dos fieles Ministros del Señor, renovaron sus votos Sacerdotales ante el Altar de Dios y su pueblo, sin faltar desde luego, sus familiares, amigos y fieles de sus parroquias que los acompañaron en sus Bodas de Plata Sacerdotales. En su homilía Mons. Antonio Torres los exhortó a seguir siendo fieles al Señor, a ser seguidores de Jesús impartiendo los Sacramentos y vivir alegremente y en plenitud su Sacerdocio que deben disfrutar día a día. Por su parte los dos Sacerdotes agradecieron a Dios el Don del Ministerio Sacerdotal y agradecieron a la feligresía el apoyo, cariño y todas las muestras de afectos que han tenido con ellos desde el inicio de su Ministerio.

El magno Encuentro se llevó a cabo en el auditorio “Ignacio Montes de Oca” de la Casa de Acción Católica, los días 6 y 7 de Octubre del 2012, bajo la frase: “Acuérdense de sus dirigentes…imiten su fe. Ayer como hoy Jesucristo es el mismo, y lo será siempre” (Hb 13,7-8). El lema: “Volvamos al Espíritu Santo para que el Paráclito Divino vuelva a nosotros”. Se impartieron 5 temas que tuvieron un objetivo específico. En el primero se dio respuesta a la pregunta: ¿Quién Soy para ti?, a partir de la verdad sostenida por San Atanasio sobre la DIVINIDAD DE CRISTO. Con humildad se pidió a nuestro Señor Jesucristo que aumente nuestra fe. El segundo tema tuvo como objetivo reconocer a María Santísima como la Theotokos, Madre de Dios, para que aumente nuestra devoción y veneración hacia Ella y como sus hijas e hijos en Ella conozcamos a Jesús, Su Hijo. El tema 3 tuvo como objetivo examinar con San Gregorio Nacianceno la Revelación de la Santísima Trinidad para una renovación de nuestra fe en el Dios Trino y Uno.

Tema 4: se tornó una caminar con San Basilio que nos traslada a lo vivo de la persona y de la acción del Espíritu Santo para clarificar e intensificar nuestra fe y docilidad a la Tercera Persona de la Trinidad. El tema 5: “El conocimiento de Dios en la Eucaristía” fue un renovar nuestra fe en el Dios Único y Verdadero, ayudados de San Gregorio de Nisa para fortalecerla antes de comunicarla a los demás. El Encuentro tuvo momentos de Espiritualidad muy profundos, en los que los asistentes tuvieron una comunicación íntima con Jesús Eucaristía, pues se expuso el Santísimo Sacramento, que permitió alabar y agradecer a Dios por darnos la guía de los primeros Padres de la Iglesia para intensificar más vivamente nuestra fe. Hubo un segundo momento de sanación interior y física, en el que todos salimos renovados, fortalecidos, alegres en el Señor, no sin salir con un COMPROMISO DE FIDELIDAD A DIOS Y ALABANZA FESTIVA que cada uno de nosotros nos hicimos.


El A, B, C de la Biblia

Yo CREO...y vivo mi FE

Profesión de fe cristiana Por P. Memo Gil

N Los espacios para leer — e interpretar — la Biblia Por David Campos

E

n el artículo anterior comentábamos sobre la interpretación de la Palabra de Dios como un ejercicio que nos corresponde a “todos” como «Pueblo de Dios», bajo la guía de nuestros pastores con el criterio y perspectiva de la fe (así lo indica el documento, también ya mencionado, Interpretación de la Biblia en la Iglesia). En esta ocasión, es consecuente que tratemos un aspecto, ¿quiénes somos el «Pueblo de Dios»? Este órgano somos todos los bautizados que conformamos la Iglesia y que nos identificamos como pertenecientes, por este sacramento, a Dios. Ahora, ¿quiénes somos, o cómo y dónde vivimos el “todos”? “Todos” somos cada uno de los miembros de la Iglesia, cada bautizado insertado en su ambiente vital, común — en la familia, en la colonia, en el trabajo, en el compromiso civil (ciudadano) —, lo que nos lleva a pensar en estos espacios como propicios para vivenciar un acercamiento con la Palabra. Por ejemplo, el seno familiar es un espacio muy favorable — incluso puede verse como indispensable por ser principio de enseñanza de vida en todos los aspectos — para leer, meditar e interpretar la Sagrada Escritura , pues la misma familia es uno de los temas recurrentes de la Biblia en sus exhortaciones, sería ilógico que si la Escritura habla sobre las formas convenientes en que ha de vivir y potencializarse la familia, ésta no buscara escuchar su mensaje. Otro de los lugares de lectura e interpretación es en el campo laboral, pero muy desperdiciado — y aquí los hermanos pertenecientes a sectas nos han ganado terreno, pues ellos no tienen ningún empacho en anunciar su doctrina en cualquier lugar —, quizá por la vergüenza, muy humana, a sentirnos señalados como “piadosos” o “fanáticos” sea la razón por la que nos detengamos a frecuentar la Palabra en los espacios públicos. En uno y otro ámbitos, la pena podría detenernos, pues, ¿qué van a decir?, pero cuando nos peleamos u ofendemos, cuando nos carcajeamos, no pasa por nuestra mente este pensamiento, ¿por qué sí, entonces, por la vivencia de la fe? Es indispensable buscar momentos de encuentro con la Palabra de Dios, no nada más en la intimidad de nuestra oración personal, sino también en el momento de estar con alguien más, para poder compartir el entendimiento y la fe, con el esfuerzo de querer superar una mera lectura, como ya hemos señalado, superficial. De hecho, el Papa Benedicto XVI nos habla de la necesidad de trascender la letra al mensaje de la Palabra (cf. La Palabra del Señor, 38), recordando a San Pablo: Dios nos ha capacitado para ser servidores de un nuevo pacto, no el de la letra sino el del Espíritu; porque la letra mata pero el Espíritu da vida (2 Corintios 3,6). Así, un lugar adecuado y propicio para interpretar la Escritura es la comunidad (llámese, familia, circulo de amigos interesados en su fe, grupo de oración, etc.), siendo ésta una porción de la Iglesia, «Pueblo de Dios». El Papa nos invita a considerar que es la Iglesia a quien le toca interpretar la Escritura (cf. La Palabra del Señor, 29-30). Para esta ocasión, como tarea, les invito a poner atención a la forma en que el sacerdote nos ayuda a interpretar la Palabra de Dios en la celebración eucarística, puede ser esta tarea para la siguiente oportunidad que tengamos de asistir a Misa.

uestra profesión de fe es una síntesis de las principales verdades de la doctrina cristiana que tiene su fundamento precisamente en la predicación de Cristo, la cual se considera en la Iglesia como el anuncio de la Buena Nueva de salvación. Esta presicación debe ser conocida por toda la humanidad como Camino seguro de salvación, como Verdad que libera y como Vida que da sentido a la propia vida. De ahí que el anuncio de ésta buena noticia exige que se acepte y se crea. Ya que al hacerlo, se le abre el corazón al propio Cristo y por Él, se tiene acceso al Padre y su misma vida, en el Espíritu Santo, que Él quiere compartir con nosotros. Por lo tanto, las profesiones de fe son formulas sintéticas de la propia fe, que hacen posible una confesión común de todos aquellos que se adhieren como creyentes dentro la Iglesia. Es importante señalar que el Credo es solo uno, y se resume en confesar que Jesús es el Hijo de Dios, que murió y resucitó para nuestra salvación. Pero de ésta verdad se han hecho muy variadas y numerosas formulaciones, que es lo que utilizamos como profesiones de fe; y de las que encontramos sus primeros vestigios en las Cartas de San Pablo y en los Hechos de los Apóstoles. Hay que entender que para la primitiva comunidad cristiana era muy importante cumplir con el encargo de Cristo: “Vayan, pues, y hagan discípulos míos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28,19). Y para ello, lo primero, exigir a quienes creian en su predicación, era ser el asumir una determinada profesión de fe trinitaria. Este es el origen de las posteriores fórmulas de fe, que desarrollan fundamentalmente el poder conocer y aceptar a un Dios trinitario. Fue así como Dios se reveló en Jesús, por su predicación que se volvió su doctrina. Las profesiones de fe comenzaban, en primer lugar, diciendo que se creía en el Padre, Creador y quien sostiene toda nuestra existencia; se referían luego al Hijo, por quien el mundo y nosotros mismo hemos encontrado la salvación; y, desembocaban en la

confesión de fe en el Espíritu Santo, la persona divina por quien se da la presencia de Dios en la Iglesia y en el mundo. De alguna manera, estas confesiones de fe buscaban también reflejar la capacidad del ser humano para relacionarse con Dios, y sobre todo, para centrar en Dios toda su existencia. Al grado que san Agustín llegó a decir:

“Que tu credo sea para ti como un espejo. Mírate en él, para ver, si crees realmente todo lo que dices creer. Y alégrate cada día por tu fe”. Podemos ver así, como la formulación de nuestra profesión de fe cristiana, más que una simple oración que se debe “recitar” o “decir”, es la formulación en la que cada uno de nosotros tiene oportunidad de expresar desde lo profundo de su corazón, sintiendo el peso y el sentido de cada palabra, porque al final de cuentas, es a lo que debe corresponder la manera como vivo y expreso mi fe cada día. Y es claro, que no podemos hablar de algo a lo que no conocemos plenamente y, mucho menos, con lo que por desgracia, en muchas ocasiones, no nos sentimos identificados, pues nuestra manera de vivir nuestro cristianismo, deja mucho que desear, de acuerdo a una profesión de fe en la que se fundamenta la unidad de la Iglesia.


OCTUBRE 21 DE 2012

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L

os griegos llamaban a la verdad aléteia, palabra ésta que quería decir descorrer el velo. Conocer la verdad significa, entonces: descubrir lo que estaba oculto, lo que no era visible porque se hallaba sepultado por la gruesa capa de las opiniones. La opinión, según el pensamiento griego, era lo opuesto a la verdad. La Edad Media, a su vez, siguiendo los pasos de Aristóteles, acuñó esta dorada definición: «La verdad es la adecuación del intelecto con la realidad» (Adaequatio rei et intellectus). De hecho, fue esta definición irrefutable y clara como el mediodía la que guió durante muchísimo tiempo las disquisiciones de los filósofos y orientó las investigaciones de los sabios. ¿Quieres saber la verdad de una cosa? Pues ve entonces a la cosa misma y no pierdas tiempo oyendo lo que se dice de ella o imaginando que podría ser esto o lo de más allá. Si no me equivoco, fue esta humilde constatación llevada hasta sus últimas consecuencias –ir a las cosas mismas desechando cuanta opinión se encontrase uno en el camino- la que dio origen a una nueva forma de conocimiento: el llamado conocimiento científico. Llegados a un cierto punto de la historia –más o menos hacia el siglo XV de nuestra Era, y sobre todo en Occidente- unos hombres inteligentes empezaron a preguntarse: «¿Es verdad que la tierra es el centro del universo como se complacían en decretar los sabios de la antigüedad? ¿Es verdad que el sol gira alrededor de la tierra, y que ésta es plana como una tabla? ¿Es verdad que la mujer no es sino un varón malformado, un hombre que no pudo llegar a serlo? He aquí un bello elenco de problemas que hay que volver a plantearse, pero ahora de otra manera, es decir, con seriedad y rigor». De esta manera, poniendo en tela de juicio todo el saber recibido del pasado y yendo a las cosas mismas, el hombre moderno fue haciéndose con un vasto repertorio de certezas que eran tales por el hecho de estar respaldadas por la experimentación y ya no más por la imaginación o la opinión de las autoridades de otro tiempo. A este respecto es sumamente ilustrativo lo que escribió René Descartes en El discurso del método (1637), libro en el que sienta las bases de esta nueva manera de pensar: «En relación con todas aquellas opiniones que hasta entonces habían sido creídas por mí, juzgaba que no podía intentar nada mejor que emprender con sinceridad la supresión de las mismas, pero hasta después de que hubiesen sido ajustadas mediante el nivel de la razón». Lo que quería el filósofo francés era demoler el edificio de las opiniones recibidas para levantar en su lugar uno nuevo cuyos cimientos fueran verdades tan evidentes (claras y distintas las llamaba él) que nadie osara ponerlas en duda. «No admitir nada como verdadero si no se le ha conocido verdaderamente como tal»: he aquí el primer principio al que

el filósofo prometió someter su pensamiento de allí en adelante. Pero, bueno, la verdad es que no he escrito esta meditación para hablar de cosas tan subidas y sabidas, sino para lamentarme de que en las sociedades democráticas la verdad cuente otra vez muy poco y se haya vuelto a introducir en ellas, aunque sea de manera velada y silenciosa, el culto a la opinión.

En las sociedades democráticas la verdad no es ya la realidad, sino lo que decreta la mayoría. Hoy, como dijo Aldous Huxley (1894-1963) en Un mundo feliz, la verdad no es cuestión de adecuaciones ni de nada que se le parezca, sino de números:

«Sesenta y cuatro mil repeticiones hacen una verdad». Un medio de comunicación dice que X es esto, otro medio lo repite, otro más vuelve a decir lo mismo y la verdad está ya hecha: X, en efecto, es esto, puesto que todos lo dicen. Hace poco, en una universidad norteamericana, una maestra de civismo, para explicar a sus alum-

nos en qué consistía la democracia, llevó al aula un conejo y preguntó a sus alumnos: -¿Qué creen que sea este animalito: un macho o una hembra? El que crea que sea macho, que levante la mano. Todos los jóvenes de la clase –catorce en total- la levantaron. -Bien, ahora levanten la mano los que piensen que es una coneja. Ahora fue el turno de las muchachas, que eran dieciocho. -Como la mayoría de la clase se ha pronunciado a favor de que sea hembra, hembra será. Ahora los invito a que busquen entre todos el nombre más acorde a un conejo de sexo femenino. Puesto que la mayoría se había pronunciado, el asunto estaba concluido. Y la maestra dio fin a su clase con estas palabras: -Pues en esto, ni más ni menos, consiste la democracia, queridos jóvenes: en ponerse de acuerdo y en construir entre todos la verdad. ¡Como para morirse! Para un hombre medieval, la respuesta a la pregunta hubiera consistido en ir a la cosa misma, es decir, en agarrar al conejo por las orejas y buscarle el sexo en algún lugar. Pero como suele decirse que los medievales vivían en una era oscurísima lo mejor es no imitarlos y ponerse a preguntarle a la gente qué es lo que opina del asunto. Tristemente, en esto consisten muchas de nuestras famosas verdades democráticas, verdades que no son sino meros pareceres. ¿Estaremos regresando, me pregunto yo, a la edad de las cavernas?


Nada nuevo bajo el sol

A

partir del año 1992 se han venido realizando varias modificaciones y adecuaciones a la Constitución política de la República Mexicana, principalmente en dos de los artículos que se refieren a los grupos indígenas o etnias que habitan en nuestro territorio. Una de dichas modificaciones fue el nombrar intérpretes, principalmente en los tribunales, a las personas que no hablaran español. Enmienda que se celebró y difundió como un gran avance y logro en beneficio de los más desprotegidos. En realidad no significó más que la vuelta a lo que ya se había previsto por el gobierno español en la Recopilación de leyes de los reynos de las Indias de 1681en el primer tomo, libro primero, título 29 que se llama precisamente: De los intérpretes. Es pertinente recordar que la mencionada recopilación ya había sido proyectada y propuesta al gobierno español por el Jurista limeño Antonio de León Pinelo el año de 1635. Esta recopilación de leyes es conocida también como: Derecho Indiano, y debemos entender por éste, el conjunto de reglas jurídicas que debían aplicarse en las Indias, o sea, los territorios de América, Asia y Oceanía dominados por España. Este conjunto normativo estaba comprendido por: A) las normas creadas especialmente para las Indias (derecho indiano propiamente tal conocido también como derecho municipal); B) el derecho castellano, utilizado a falta de disposiciones especiales, y C) el derecho indígena, propio de los aborígenes. En este artículo se reproduce un fragmento de una causa criminal en que se constata la aplicación de la norma que ordenaba nombrar intérpretes a los que acudían a los tribunales a pedir la intervención de la autoridad judicial para que se les hiciera justicia o a quejarse porque habían sido violados sus derechos. Los intérpretes que encontramos en los expedientes judiciales, con más frecuencia son versados en lengua mexicana o náhuatl, en lengua maya y en la tarasca. Como en todas las actividades humanas entre los intérpretes también se dio la corrupción debido a que los intérpretes asignados, muchas de las veces, maliciosamente, no traducían correctamente lo que una de las partes confesaba y es entonces cuando las autoridades virreinales optaron por nombrar dos intérpretes que traducían la misma confesión, de los litigantes, en forma separada y ante el escribano. Si coincidía la traducción seguía adelante el juicio, si no, se castigaba al intérprete infiel y se nombraba otro. El caso es el siguiente: En veinte y ocho días del mes de septiembre de mil y seiscientos y noventa

y cinco años, Yo Felipe de Reyna, Juez Comisario de la Real Justicia por el Señor don Francisco Eusebio del Castillo y Sayavedra, Alcalde Mayor de la ciudad de San Luis y su jurisdicción y Teniente de Capitán General de las fronteras chichimecas de la Nueva España y Proveedor Mayor a paz y guerra en ella por su Majestad, digo que estando en este Valle de San Francisco (Hoy Villa de Reyes, SLP), en las casas de mi morada, vino Domingo de Silva con un recado de Gaspar, negro esclavo del Capitán Pedro de Ribas diciendo que habían muerto a Pascual Moreno, indio, sirviente del dicho Capitán Pedro de Ribas y que lo había muerto Pedro de Medina, mestizo, mayordomo de dicha hacienda, y luego incontinentemente que tuve esta noticia fui a dicha hacienda y hallé al dicho Pascual Moreno, indio, vivo y con tres heridas, la una en la cabeza, era cuchillada y otra encima de un ojo del lado izquierdo y otra en un basío del lado izquierdo, que ambas a dos fueron de punta, al parecer, con estoque, aunque no penetrantes, de que di fe en la manera que debo y puedo y por haber hallado al dicho indio privado de sus sentidos, por estar sumamente embriagado, no le recibí juramento y lo dejé para otro día. Y para proseguir a las demás diligencias y averiguaciones que en esta causa se ofrezca y fuere necesario, mandé hacer esta cabeza de proceso, procediendo como juez receptor con dos testigos de asistencia, que lo fueron José de Sustaita y Domingo de Benavente, vecinos de este Valle, por ausencia de escribano público ni real que no lo hay en este Valle ni en doce leguas en contorno y así lo mandé y firmé con dichos testigos donde es fecho en este Valle de San Francisco, en dicho día, mes y año. Ante mí como Juez Receptor Phelipe de Reyna (rúbrica). Testigo de Asistencia Joseph de Sustaita Testigo Domingo de Benabente. (rúbrica). En veinte y nueve días del mes de septiembre de este presente año, yo Felipe de Reina, Juez Comisario de la Real Justicia, siendo necesario como es, recibir juramento a Pascual Moreno, herido en dicha forma y que para ello ha de ser por medio de un intérprete. Y para las demás diligencias que se ofrezcan y se puedan ofrecer en averiguaciones de indios, hice parecer ante mi a Juan de Lorza, español y vecino de este Valle, inteligente en lengua mexicana y al cual le nombré por tal interprete y aceptó el dicho oficio y juró en debida forma hacerlo bien y fielmente, guardando sigilo a las partes y así lo firmó conmigo el dicho comisario y los testigos de mi asistencia Ante mi como juez receptor Testigo de Asistencia Phelipe de Reyna (rúbrica) Joseph de Sustaita (rúbrica)

Por Mtro. José Ricardo García López

Juan de Lorsa (rúbrica) Testigo: Domingo de Venabente (rúbrica) Testigo Gaspar de los Reyes, negro esclavo En dicho día mes y año yo el dicho Comisario para la averiguación de esta causa hice parecer ante mi a Gaspar de los Reyes, negro, esclavo del Capitán Pedro de Rivas el cual habiéndole recibido su juramento, que lo hizo por Dios Nuestro Señor y la Señal de la cruz, so cargo de lo cual prometió de decir verdad de lo que supiere en dicha causa y fuere preguntado. Y habiéndole preguntado al dicho Gaspar de los Reyes si sabía quién había herido a Pascual Moreno indio, dijo que Pedro de Medina, mayordomo de dicha hacienda de su amo lo había herido y preguntado a este declarante por qué lo había herido dijo que viniendo este declarante de dar vuelta a una milpa de su amo halló en el camino a María de la Concepción, india, hermana de Pascual Moreno parada y que le preguntó que hacía y le respondió: aquí estoy, que creo que mi hermano está gritando y tirando voces y que así que le oyó esta razón pasó para dicha hacienda donde halló al dicho Pascual Moreno en la casa de Pedro de Medina dando de voces y diciendo que eran consentidores de ladrones y entonces le dijo este declarante que qué hacía y dejara eso y se fuera con Dios y que le respondió el dicho Pascual Moreno a este declarante que se fuera en hora mala que era un perro y que por no enconarlo más lo dejó y se vino para en la casa de su amo y que luego advirtió no viniera el dicho Pedro de Medina a su casa y lo hallara allí dando voces con la mujer y sucediera algo por las desvergüenzas que estaba hablando y que luego pasó a buscar a Pedro de Medina para divertirlo por otra parte y no lo topó cuando volvió la cara iba llegando ya a su casa el dicho Pedro de Medina y que luego al instante este declarante fue corriendo para la casa de dicho Pedro de Medina y que ya le estaba dando la mujer del dicho Medina, la razón a su marido de lo que había tenido el dicho Pascual Moreno con ella por defender el muchacho y que entonces le dijo este declarante a

Pedro de Medina excuse usted tener disgusto con este indio porque está borracho y que le respondió el dicho Pascual Moreno, que no estaba borracho que más borracho estaba el vino y que le oyó decir a Pascual Moreno que salieran a torear aquel torito que estaba en la plaza que no entendiera que lo hacía por la media luna que llevaba que por eso la tiró en el suelo y que con sólo el machete le bastaba y dijo este declarante que le vido arrancar el machete y a Pedro de Medina la espada y con toda violencia enderezarse el uno al otro y que entonces le dio la cuchillada en la cabeza y las demás heridas que infiere este declarante que de los cintarazos que le dio el dicho Pedro de Medina fueron los piquetillos que tenía el dicho Pascual Moreno y que no le tiró de punta ninguna herida porque luego, al instante, se metió de por medio este declarante y dijo que le vido al dicho Pascual Moreno tirarle una puñalada al dicho Pedro de Medina y dice este declarante que así que los apartó se fue cayendo en el suelo el dicho Pascual Moreno golpeando el suelo con el cuchillo y golpeándolo dice este declarante que a no darle el dicho mayordomo la cuchillada que le dio a el dicho Pascual Moreno, lo hubiera muerto según con las ganas le tiraba las puñaladas y dijo que esto sabía y había visto y era la verdad por el juramento que fecho tiene a que se afirmó y ratificó y dijo no tocarle las generales del derecho y no declaró su edad. Tendrá al parecer veinte y seis años poco más o menos y no firmó por no saber y firmó un testigo por él que lo firmó conmigo el dicho comisario y los tres testigos de mi asistencia . Ante mi como juez receptor Phelipe de Reyna ( rúbrica) Testigo Marcos Melendez (rúbrica) José de Sustaeta (rúbrica). Domingo de Benabente (rúbrica).

Hemos transcrito de esta causa criminal del siglo XVII en El Valle de San Francisco hoy Villa de Reyes, S.L.P. solamente el nombramiento de intérprete y la confesión de uno de los testigos que relata el caso de una forma más completa, otros testigos que acudieron al tribunal solamente narran detalles pero no tan completos como el que acabamos de transcribir. Por otra parte podemos sacar de esta breve narración dos conclusiones: la primera que no hay nada nuevo bajo el sol, pues el nombramiento de interpretes para los indios ya existía en el territorio mexicano cuando era la Nueva España y la segunda, que aquí se confirma lo que decía Marco Tulio Cicerón: La Historia es la Maestra de la Vida. Si los legisladores hubieran recordado el histórico Derecho Indiano se hubieran percatado de que las modificaciones constitucionales ya tenían su antecedente.


«Fue un día espléndido» El Papa recuerda el Concilio Vaticano II en un artículo inédito Benedicto XVI

F

ue un día espléndido aquel 11 de octubre de 1962, en el que, con el ingreso solemne de más de dos mil padres conciliares en la basílica de San Pedro en Roma, se inauguró el concilio Vaticano II. En 1931 Pío XI había dedicado este día a la fiesta de la Divina Maternidad de María, para conmemorar que 1500 años antes, en 431, el concilio de Éfeso había reconocido solemnemente a María ese título, con el fin de expresar así la unión indisoluble de Dios y del hombre en Cristo. El Papa Juan XXIII había fijado para ese día el inicio del concilio con la intención de encomendar la gran asamblea eclesial que había convocado a la bondad maternal de María, y de anclar firmemente el trabajo del concilio en el misterio de Jesucristo. Fue emocionante ver entrar a los obispos procedentes de todo el mundo, de todos los pueblos y razas: era una imagen de la Iglesia de Jesucristo que abraza todo el mundo, en la que los pueblos de la tierra se saben unidos en su paz. Fue un momento de extraordinaria expectación. Grandes cosas debían suceder. Los concilios anteriores habían sido convocados casi siempre para una cuestión concreta a la que debían responder. Esta vez no había un problema particular que resolver. Pero precisamente por esto aleteaba en el aire un sentido de expectativa general: el cristianismo, que había construido y plasmado el mundo occidental, parecía perder cada vez más su fuerza creativa. Se le veía cansado y daba la impresión de que el futuro era decidido por otros poderes espirituales. El sentido de esta pérdida del presente por parte del cristianismo, y de la tarea que ello comportaba, se resumía bien en la palabra aggiornamento (actualización). El cristianismo debe estar en el presente para poder forjar el futuro. Para que pudiera volver a ser una fuerza que moldeara el futuro, Juan XXIII había convocado el concilio sin indicarle problemas o programas concretos. Esta fue la grandeza y al mismo tiempo la dificultad del cometido que se presentaba a la asamblea eclesial.

Fue el episcopado del centro de Europa — Bélgica, Francia y Alemania — el que llegó con las ideas más claras. En general, el énfasis se ponía en aspectos completamente diferentes, pero había algunas prioridades comunes. Un tema fundamental era la eclesiología, que debía profundizarse desde el punto de vista de la historia de la salvación, trinitario y sacramental; a este se añadía la exigencia de completar la doctrina del primado del concilio Vaticano I a través de una revalorización del ministerio episcopal. Un tema importante para los episcopados del centro de Europa era la renovación litúrgica, que Pío XII ya había comenzado a poner en marcha. Otro aspecto central, especialmente para el episcopado alemán, era el ecumenismo: haber sufrido juntos la persecución del nazismo había acercado mucho a los cristianos protestantes y a los católicos; ahora, esto se debía comprender y llevar adelante también en el ámbito de toda la Iglesia. A eso se añadía el ciclo temático Revelación – Escritura – Tradición – Magisterio. Los franceses destacaban cada vez más el tema de la relación entre la Iglesia y el mundo moderno, del que luego nació la Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual. Aquí se tocaba el punto de la verdadera expectativa del Concilio. Contrariamente a lo que cabría esperar, el encuentro con los grandes temas de la época moderna no se produjo en la gran Constitución pastoral, sino en dos documentos menores cuya importancia sólo se puso de relieve poco a poco con la recepción del concilio. El primero es la Declaración sobre la libertad religiosa, solicitada y preparada con gran esmero especialmente por el episcopado americano. La doctrina sobre la tolerancia, tal como había sido elaborada en sus detalles por Pío XII, no resultaba suficiente ante la evolución del pensamiento filosófico y la autocomprensión del Estado moderno. Se trataba de la libertad de elegir y de practicar la religión, y de la libertad de cambiarla, como derechos a las libertades fundamentales del hombre. Dadas sus

razones más íntimas, esa concepción no podía ser ajena a la fe cristiana, que había entrado en el mundo con la pretensión de que el Estado no pudiera decidir sobre la verdad y no pudiera exigir ningún tipo de culto. La fe cristiana reivindicaba la libertad a la convicción religiosa y a practicarla en el culto, sin que se violara con ello el derecho del Estado en su propio ordenamiento: los cristianos rezaban por el emperador, pero no lo veneraban. Desde este punto de vista, se puede afirmar que el cristianismo trajo al mundo con su nacimiento el principio de la libertad de religión. Sin embargo, la interpretación de este derecho a la libertad en el contexto del pensamiento moderno en cualquier caso era difícil, pues podía parecer que la versión moderna de la libertad de religión presuponía la imposibilidad de que el hombre accediera a la verdad, y desplazaba así la religión de su propio fundamento hacia el ámbito de lo subjetivo. Fue ciertamente providencial que, trece años después de la conclusión del concilio, el Papa Juan Pablo II llegara de un país en el que la libertad de religión era rechazada a causa del marxismo, es decir, de una forma particular de filosofía estatal moderna. El Papa procedía también de una situación parecida a la de la Iglesia antigua, de modo que resultó nuevamente visible el íntimo ordenamiento de la fe al tema de la libertad, sobre todo a la libertad de religión y de culto. El segundo documento que luego resultaría importante para el encuentro de la Iglesia con la modernidad nació casi por casualidad, y creció en varios estratos. Me refiero a la Declaración Nostra aetate sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas. Inicialmente se tenía la intención de preparar una declaración sobre las relaciones entre la Iglesia y el judaísmo. Los padres conciliares de los países árabes no se opusieron a ese texto, pero explicaron que, si se quería hablar del judaísmo, también se debía hablar del Islam. Hasta qué punto tenían razón al respecto, lo hemos ido comprendiendo en Occidente sólo poco a poco. Por último, creció la intuición de que era justo hablar también de otras dos grandes religiones — el hinduismo y el budismo. Los obispos se consideraban aprendices en la escuela del Espíritu Santo y en la escuela de la colaboración recíproca, pero lo hacían como servidores de la Palabra de Dios, que vivían y actuaban en la fe. Los padres conciliares no podían y no querían crear una Iglesia nueva, diversa. No tenían ni el mandato ni el encargo de hacerlo. Eran padres del Concilio con una voz y un derecho de decisión sólo en cuanto obispos, es decir, en virtud del Sacramento y en la Iglesia del Sacramento. Por eso no podían y no querían crear una fe distinta o una Iglesia nueva, sino comprenderlas de modo más profundo y, por consiguiente, realmente “renovarlas”.


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La ley del hombre y la ley de Dios

Y

sucedió que un sábado, cruzaba Jesús por los sembrados, y sus discípulos empezaron a abrir camino arrancando espigas. Le decían los fariseos: “Mira ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?”. El les dice: “¿Nunca han leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y él y los que le acompañaban sintieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y dio también a los que estaban con él?”. Y les dijo: “el sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado. De suerte que el Hijo del hombre también es señor del sábado.” (Mc 2, 23-28).

Otra vez aquí, reflexionando sobre la ley de Dios según los judíos y la ley según Jesucristo. Para el judío tradicional el sábado es el gran día del Señor, puesto que así quedó expresado en la Sagrada Escritura. El sábado era el día de no hacer absolutamente nada, ni trabajar, ni caminar, ni nada. Solo descansar, todo el sábado, todo el día. Era el día de la pereza santa. Desde la antigüedad así era tenido. Solo se podía ir a la sinagoga, para escuchar a los sabios del pueblo enseñar la ley de Dios; aquí hay que aclarar que hay un punto flaco: la enseñanza también es una labor, para predicar hay que estudiar la Escritura, hay que gastar energías, hay que trabajar; Jesús reconoció en un momento dado que los sacerdotes en el templo violan la ley del sábado porque ofician y eso es válido, no por ello cometen pecado. Tal vez los escribas se basaban en algo semejante cuando se dedicaban a la enseñanza los sábados. La ley de Dios es invariable, inmutable, eso enseñó Jesús, sin embargo, Él mismo hizo cosas contradictorias con la ley Judía, como curar enfermos en sábado y a la vez ordenarles a algunos que recogieran su camastro para ir a casa. Él enseñó el verdadero sentido de algunas leyes. Él mismo dijo que no había venido a cambiar la ley sino a darle plenitud. Efectivamente, él enseña una nueva manera de entender la ley, puesto que se daba perfecta cuenta de que el pueblo de Israel había tomado la ley a la ligera y se conformaba con el cumplimiento de pequeños preceptos y no con la verdadera ley, se quedaban con los huesos y desperdiciaban la carne. Dejaban la comida y se quedaban lamiendo el plato. Claro, es más fácil observar preceptos tradicionales que gordas leyes que exigen la vida misma. Por ejemplo, aquello de no trabajar el sábado implicaba obedecer algunos preceptos, como caminar apenas unos cuantos pasos, solo los necesarios para alimentarse o llegar a la sinagoga o a la casa de regreso, pero no cargar absolutamente nada. Sin embargo el mandamiento decía: NO TRABAJAR. Caminar cargando algo no significa estar trabajando, trasladarse de un lugar a otro no significa estar trabajando, ellos quizá no entendían bien la ley. Entonces preferían cumplir los preceptos tradicionales, que eran prácticos, que cumplir la ley realmente. Qué acierto tan grande el de Dios, creador de la ley, pues les mandó a sus fieles “no levantarás falso testimonio”, ya que ese pueblo era muy dado a acusar en falso a cualquiera con tal de salirse con la suya; recuerdo el caso de la casta Susana, a la que acusaban de provocar y tener relaciones sexuales con alguien, solo porque no quiso caer en los brazos de un par de ancianos granujas y pecar, en lo cual fracasaron, pues Dios se puso de su parte; sin ir demasiado lejos, recordemos a los judíos queriendo acusar a Jesús y al no encontrar motivos reales, lo intentaban acusar de cualquier cosa, hasta que, una vez habiendo sido traicionado por el discípulo perverso, llegan a decir verdades que ellos no creían: “Se dice hijo de Dios, dice que va a reconstruir el templo en tres días, que es el rey de los judíos”. En fin, era una costumbre acusar, y buscar testigos falsos, con tal de tener éxito en sus malvados planes. Jesús mismo les dijo alguna vez a los judíos: “Encontraron la manera de apegarse a sus tradiciones y hacer a un lado la ley de Dios”.

Cómo recuerdo aquella ocasión en que le preguntaron para ponerlo a prueba si se valía o no el divorcio, puesto que Moisés les autorizó hacerlo mediante el libelo de repudio, a lo que Él contestó: “Son muy duros de corazón y por eso Moisés les dejó hacerlo, pero en el principio no fue así, sino que al crearlos hombre y mujer el hombre deja a su padre y a su madre para unirse a su mujer y hacer con ella una sola cosa; lo que Dios unió, que no lo separe el hombre”. Y yo encuentro una defensa de la verdadera ley de Dios en estas palabras de Jesús, y al mismo tiempo me revolotea en la cabeza algo con respecto al matrimonio, justamente aquella ocasión en que, recién concebido Jesús en el vientre de María, ocurrió que José se da cuenta de que ella espera un hijo que ciertamente no es suyo, y decidió recurrir a aquella práctica del divorcio mediante un certificado, el cual quería darle a María en secreto; pero cuando dormía le llegó en sueños el ángel para declararle que ese hijo que espera María también es hijo de Dios, y que no dudara en recibir en su casa a María; Dios opta por el matrimonio, no por el divorcio. Él prefiere la familia y nunca quiso que su Hijo, el hijo de Dios hecho hombre naciera en una familia desintegrada y además, quiso cumplir la ley en todo. Pero, volvamos al asunto que hoy nos ocupa. Los judíos defendían la santidad del sábado, quizá no se fijaban en el resto de los mandamientos, pero sí en el de la obediencia del sábado, ellos santificaban las fiestas, hacían del sábado un día gigante, puesto que Dios descansó el sábado luego de la creación del mundo; y también porque esto fue una ley promulgada al salir de la esclavitud de Egipto. El sábado, fue profanado por las malas interpretaciones y los excesos en la aplicación. Jesús también les llegó a echar en cara su hipocresía con respecto al sábado algunas veces, como cuando les dijo: “¿acaso alguno de ustedes si se le cae una vaca o un cordero en algún precipicio no la saca aunque sea sábado?”. Ellos se quedaban calla-

dos, como dándose cuenta de su torpe interpretación con respecto a la ley del sábado. Y Jesús continuaba actuando. Es cierto que el sábado fue hecho por Dios, y que Jesús es dueño del sábado, del tiempo, de la historia, y los días fueron hechos para trabajar, pero más que eso, para servir, para amar, para dar, para rendir gloria al creador de universo. Cuando los discípulos de Jesús arrancaban espigas al pasar, los judíos juzgaron con torpeza que ellos estaban cosechando, y no era así. Ellos solamente arrancaban espigas “al pasar” no se detenían a guardar, no pretendían fabricar harina y panes. Su juicio fue necio. Por eso Jesús les aclara con ejemplos de la Escritura. Y termina diciendo: el sábado es para el hombre, no el hombre para el sábado. Esto significa que la ley efectivamente está hecha para hombres, pero que al fin de cuentas, lo que la ley exige es la perfección. Si la ley no sirve para que el hombre sea más humano, entonces la ley se equivoca; sin embargo, sabemos que la ley de Dios es perfecta y justa, el que puede equivocarse es el hombre, cuando interpreta o aprovecha para su conveniencia o para sus fines la ley misma. El hombre no está ciertamente por encima de la ley, pero la ley no debe someter al hombre. Jesús lo entiende, Jesús lo enseña, el sentido verdadero de la ley es la santidad, cuando se cumple la ley por la ley, entonces es cosa de hombres, cuando se cumple la ley por amor a Dios, entonces la ley es santa. Esto es lo que buscaba, seguramente en el fondo, Jesús, no modificar la ley, sino hacerla más cercana al corazón del hombre, recordando con sus obras y con sus actitudes de frente a la ley, que ante todo la voluntad del Padre, la ley de Dios, es amor, solo eso. Y a la manera de entenderla y aplicarla de los judíos, les faltaba eso: amor, por lo menos así comienza la ley de Moisés: “Escucha Israel, el Señor, tu Dios, es solamente uno, amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. De esto puede seguirse que si no hay amor, no hay ley de Dios.


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Palabra de Dios Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones

El canto y la música de corazón, influyen en la vocación

Evangelio según san Mateo 28, 16-20

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban. Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: “Me ha sido dado todo el poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Jesús nos llama a la misión El año de la fe es un llamado que el Señor, por medio del Papa Benedicto XVI, nos convoca a todos para reflexionar sobre nuestra forma de vida Cristiana y sobre la tarea de evangelizar que Cristo ha confiado a la Iglesia, “Vayan y enseñen” El domingo mundial de las Misiones nos permite redescubrir que la evangelización es una exigencia ineludible de la Iglesia en el mundo. En efecto, realizar la misión no es algo extra, ni una actividad secundaria o reducida a un determinado grupo, sino es más bien la identidad originaria y verdadera de la Iglesia. ¡Es hora de despertar!, la Iglesia, si quiere ser fiel a Jesucristo, ha de escuchar y asumir el desafío de la misión permanente, estar en camino y compartir la verdad del Evangelio al hombre que tiene hambre y sed de conocer el verdadero rostro de Cristo. Para cumplir con este mandato de anunciar el evangelio, como discípulos y misioneros, se require entre otras, las siguientes actitudes: 1.- Sensibilidad pastoral. Los creyentes, llevados de una mentalidad conformista de que todo procede con normalidad, vivimos un gris pragmatismo (Aparecida) mientras que las transformaciones sociales y culturales están minando seriamente la fe. 2.- Una renovación espiritual. El camino de la conversión ha de llevar a una profunda experiencia de Cristo para dar testimonio de Él y anunciarlo con gratitud y alegría, pues todo el que conoce y ama a Jesús no puede dejar de anunciar que solo Él salva (IV PDP 248). 3.- Participar. El encuentro con la persona de Cristo, nos transforma, nos hace capaces de hacer cosas nuevas y de transmitir la fe con el impulso del Espíritu en la familia, en el trabajo, en el servicio, en la vida cotidiana y en la comunidad. Vive en Misión Permanente. Por Pbro. Pedro S.S.

Emmanuel Espinoza Flores, 1 ° Filosofía. Escríbenos: ecos_seminarioslp@hotmail.com Sé nuestro amigo en Facebook: Seminario Guadalupano Josefino

L

a iglesia en la constitución apostólica: Sacrosanctum Concilium, en los números del 112 al 121, nos habla sobre la música sagrada, haciendo precisión en que los cantos ayuden a darle solemnidad a la acción litúrgica, de modo que se disfrute el canto y la música en dicha celebración, y sobre todo que el mismo canto, acompañado por los instrumentos musicales, ayuden a elevar las almas poderosamente a Dios, en especial del órgano tubular. A la luz de esta enseñanza de la Iglesia, quien es llamado a la vocación sacerdotal, religiosa, matrimonial y la vocación a la soltería debe de reconocer que el canto y la música influyen en esa respuesta que se le da a Dios. Influye de manera especial el canto y la música en estos estados de vida, ya que cuando se experimenta el llamado, se siente esa necesitad de darle a Dios esa respuesta y esto se logra a través del desarrollo de dicha vocación, es decir, que cuando se siente el llamado, se convence la persona del mismo, y a partir de ahí comienza la gran locura y aventura, a tal grado que se puede llegar a que la persona grite a los cuatro vientos que ha sido llamada a una vocación que proviene de Dios. Basta solamente de un trozo de alguna canción, en ese momento de inspiración, para que la persona de a conocer a todo mundo tal don recibido de Dios que es la vocación. En el caso de los esposos, un trozo de la canción de Alejandro Fernández, que habla del amor, basta para poner una sonrisa de oreja a oreja y cantarle a todo mundo. Parece gracioso, pero es la verdad, dicha canción hace experimentar en la persona una gran alegría, de por sí la vocación ya causa alegría, con más razón la letra de cierta canción provocará un enamoramiento más profundo. Otro ejemplo claro, es cuando algún joven se siente llamado a la vocación sacerdotal. Este, en el desarrollo y crecimiento de su vocación, escuchará algunos cantos que lo llevarán a enamorarse más de su vocación, y en caso de alguna religiosa también; cuando escuche el canto de Santa Teresita del Niño Jesús, que habla sobre el desposorio de ella y el Señor, seguramente este canto no solo provocará un sentimiento de amor más a Jesucristo y a su Iglesia, además afirmará y afianzará que su vocación es de Dios y que Dios se vale de esta música para convencerle de ese llamado,

porque no solo se trata de escuchar los cantos en la Iglesia o en la casa, se trata más bien de captar lo que nos quieren decir en este momento de nuestras vidas y como asemejamos ese canto que nos inspira con el momento en que se vive. Así que si tú tocas un instrumento musical o cantas en algún coro ayudando en tu parroquia en la liturgia, revisa tus cantos, tu manera en como los cantas y tu vida. Es posible que a través de ello Dios te llame a dar un paso en tu vida. O si ya diste ese paso, pueda ser que esos cantos y esa música te lleven a enamórate más de ese paso que has dado y si ya te convenciste de dar ese paso, estos cantos te pueden ayudar a afianzar tu vocación, meditándolos en tu corazón.


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…Lo de Dios a Dios

Fascinar desde… EL GRUPO JUVENIL 1ª parte

Por David Grimaldo

Proceso de Revitalización de la PASTORAL JUVENIL

Las fuentes de la DSI:

Por Julián Bueno omni-propano@hotmail.com

¿Q

ué hacemos normalmente los jóvenes el fin de semana o en nuestros ratos libres? La respuesta a esta pregunta la podemos escuchar desde lo que normalmente dicen los demás, esos comentarios tan ásperos y generalizantes que convergen en que una juventud sin ánimos, indiferente y que no sabe donde va, se dedica a autodestruirse. Pero a la par de esta respuesta, es necesario preguntarles a quienes la han emitido alguna vez: ¿Qué han hecho por esos jóvenes?, ¿como sabrán distinguir las nuevas generaciones lo correcto si no se les ha mostrado lo que realmente es vivir? No podemos pedir que alguien haga algo, sin antes haberle enseñado como se hace. Ahora, si la mayoría de los jóvenes responden en base a la experiencia se puede decir que simplemente harán aquello que les fascine en realidad, aquello que llene sus expectativas juveniles, con lo cual se identifiquen, pese a que sea poco edificante y aún sabiendo, que en ocasiones no es correcto. Volvamos a preguntar una vez más. ¿Qué hacen los jóvenes en su tiempo libre?, pero ahora contestemos desde otro ángulo que pocos ven, desde los que responden que una o dos horas por semana se reúnen a compartir la vida y la fe en el grupo juvenil. Jóvenes que han sido testigos de la verdadera fascinación que Cristo ofrece, una que no acaba y que llena de plenitud la vida. El grupo juvenil, es de las mejores experiencias que como chavos podemos experimentar, pero entonces ¿Por qué no alcanza muchas veces a fascinar? Lo que pasa, es que aunque el grupo sea la opción pedagógica por excelencia de la Iglesia hacia el joven, este, ha perdido con el paso de los años bastante fuerza y no porque Jesús no actúe, sino porque es un trabajo que debe ser impulsado en conjunto, siempre con ánimo y con esperanza, que implica sacrificios y mucha coherencia de quienes lo fomentan y como es costumbre, al factor humano se le olvida que el trabajo es de Cristo y no propio. El grupo juvenil, es esa oportunidad invaluable para fascinar y mostrar como vivir. El grupo debe dar a conocer a Cristo y su mensaje, de una manera actual e innovadora, y es que actualmente resultan mas atractivas muchas otras cosas. Muchos no comprenden la profundidad de la acción del grupo juvenil y mucho menos los grandes frutos que puede dar si en realidad muestra a Jesús, si ayuda a crecer en Jesús y si verdaderamente fascina en Jesús…

D

Los Santos Padres

ecíamos la semana pasada, mis estimados lectores, que se llama Santos Padres o Padres de la Iglesia a un grupo de pastores y escritores eclesiásticos, obispos en su mayoría, de los primeros siglos del cristianismo, cuyo conjunto doctrinal es considerado fundamento de la fe y de la ortodoxia de la Iglesia. Por su antigüedad se pueden dividir en: a) Padres apostólicos. Son aquellos Padres que tiene cercanía inmediata con los Apóstoles, por lo que cronológicamente se ubican en el siglo I y primera mitad del siglo II. Entre estos se encuentran Clemente de Roma, san Ignacio de Antioquía y Policarpo de Esmirna. b) Padres apologistas. Se les llama así por la defensa que hacían del cristianismo frente a gentiles y otras doctrinas de la época, como el gnosticismo y el montanismo. Los ubicamos entre los siglos II-III. Algunos de estos Padres son san Justino, san Ireneo de Lyon, san Hipólito de Roma, Orígenes, san Cipriano y san Clemente. c) Edad de oro de los Padres. En principio, la denominación de Padres de la Iglesia se guardó para cuatro personalidades de la Iglesia Oriental, más tarde se agregaron cuatro de la occidental. Estos son; Padres orientales o griegos: san Atanasio, san Basilio, san Gregorio Nacianceno y san Juan Crisóstomo. Padres occidentales o latinos: san Ambrosio de Milán, san Agustín de Hipona, san Jerónimo de Estridón y san Gregorio Magno. Los ubicamos desde el siglo IV pues evidentemente hay muchos más. Dentro del grupo de los Padres apostólicos hay un escrito, que por su belleza sobre el ser del cristiano y su compromiso social, no podemos pasar por alto, nos referimos a la Carta a Diogneto. No sabemos quién es el autor, tal vez fue escrita por Cuadrato, Obispo de Atenas y dirigida al emperador Adriano, antiguo arconte de Atenas en el año 112. Solo les pongo la parte de la carta que tiene que ver con la DSI: “Los cristianos, en efecto, no se distinguen de los demás hombres ni por su tierra ni por su habla ni por sus costumbres. Porque no habitan ciudades exclusivas suyas, ni hablan una lengua extraña, ni llevan un género de vida aparte de los demás. A la verdad, esta doctrina no ha sido inventada gracias al talento y especulación de hombres curiosos; ni profesan, como otros hacen, una enseñanza humana; sino que, habitando ciudades griegas o bárbaras, según la suerte que a cada uno le cupo, y adaptándose en vestido, comida y demás género de vida a los usos y costumbres de cada país, dan muestras de un tenor peculiar de conducta admirable, y, por confesión de todos, sorprendente. Habitan sus propias patrias, pero como forasteros; toman parte en todo como ciudadanos y todo lo soportan como extranjeros; toda tierra extraña es para ellos patria, y toda patria, tierra extraña. Se casan como todos; como todos engendran hijos, pero no exponen los que les nacen. Ponen mesa común, pero no lecho. Están en la carne, pero no viven según la carne. Pasan el tiempo en la tierra, pero tienen su ciudadanía en el cielo. Obedecen a las leyes establecidas; pero con su vida sobrepa-

san las leyes. A todos aman y por todos son perseguidos. Se les desconoce y se les condena. Se les mata y en ello se les da la vida. Son pobres y enriquecen a muchos. Carecen de todo y abundan en todo. Son deshonrados y en las mismas deshonras son glorificados. Se les maldice y se les declara justos. Los vituperan y ellos bendicen. Se les injuria y ellos dan honra. Hacen bien y se les castiga como malhechores; condenados a muerte, se alegran como si se les diera la vida. Los judíos los combaten como extranjeros; son perseguidos por los griegos y, sin embargo, los mismos que les aborrecen no saben decir el motivo de su odio. Más para decirlo brevemente, lo que es el alma al cuerpo, eso son los cristianos en el mundo. El alma está esparcida por todos los miembros del cuerpo, cristianos hay por todas las ciudades del mundo. Habita el alma en el cuerpo, pero no procede del cuerpo: los cristianos habitan en el mundo, pero no son del mundo. El alma invisible está encerrada en la cárcel, cuerpo visible; así los cristianos son conocidos como quienes viven en el mundo, pero su religión sigue siendo invisible. La carne aborrece y combate al alma, sin haber recibido agravio alguno de ella, porque no le deja gozar de los placeres; a los cristianos los aborrece el mundo, sin haber recibido agravio de ellos, porque renuncian a los placeres. El alma ama a la carne y a los miembros que la aborrecen, y los cristianos aman también a los que los odian. El alma está encerrada en el cuerpo, pero ella es la que mantiene unido al cuerpo; así los cristianos están presos en el mundo, como en una cárcel, pero ellos son los que mantienen la trabazón del mundo. El alma inmortal habita en una tienda mortal; así los cristianos viven como de paso en moradas corruptibles, mientras esperan la incorrupción en los cielos. El alma, maltratada en comidas y bebidas, se mejora; lo mismo los cristianos, amenazados de muerte cada día, se multiplican más y más. Tal es el puesto que Dios les señaló y no les es lícito desertar de él”.

¿Qué tal, mis estimados lectores, qué les parece? Léanla completa los que tengan internet. Así es: “Lo del César al César y lo de Dios a Dios”.


OCTUBRE 21 DE 2012

Misioneros de la fe

Decálogo del niño misionero


Av. Constituyentes Poniente # 49 local 3 (Paseo Constituyentes, carretera libre a Celaya)

PREVIA CITA

Col. El Pocito, QuerĂŠtaro, Qro. Tel. (01 442) 216 99 23 y 196 80 94


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