Edición 196

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Capilla Sixtina: Una relación de Dios con la humanidad

Año 4 Era 31 de octubre 1512. Igual que hoy, cinco siglos después, el estupor maravilló a los presentes al admirar los frescos del pintor florentino. Benedicto XVI, hablando de esta obra maestra construida en cuatro años, desde 1508 hasta 1512, y que ocupa más de mil metros cuadrados de pared, dijo que es un hito en la historia del arte y la definió, citando a Vasari, como una “lámpara” para el mundo entero. Pero no se trata únicamente -dijo el Papa- de la luz que proviene del uso inteligente del contrastes de los ricos colores o del movimiento que anima la obra maestra de Miguel Ángel, sino de la idea que atraviesa la gran bóveda.

No. 196

Semana del 11 al 17 de noviembre de 2012

La Caridad es la más grande fuerza que debe arder en el corazón de un cristiano

“Es la luz de Dios la que ilumina estos frescos y toda la Capilla Papal. Aquella luz que con su poder vence al caos y la oscuridad para dar vida, en la creación y la redención. Y la Capilla Sixtina narra esta historia de luz, de liberación, de salvación, habla de la relación de Dios con la humanidad. “En la bóveda Miguel Ángel acompaña al espectador recorriendo el mensaje de los profetas, y de las Sibilas en espera de Cristo, hasta el principio de todo: el gran artista dibuja al Dios Creador y su acción, su poder, indicando así que el mundo no es un producto del azar, sino de un acto supremo de amor. “En aquel encuentro entre el dedo de Dios y el del hombre, percibimos el contacto entre el cielo y la tierra; en Adán, Dios entra en una relación nueva con su creación, el hombre está en relación directa con Él, es llamado por Él, es a imagen y semejanza de Dios. “La Capilla Sixtina -dijo Benedicto XVIes, por su naturaleza un aula litúrgica. Las obras que la decoran encuentran en la liturgia su entorno vital, el contexto en el cual expresan mejor toda su belleza, la riqueza y la plenitud de significado. “Es como si durante la acción litúrgica, toda esta sinfonía figuras cobrasen vida, en sentido ciertamente espiritual, pero también inseparablemente estético, porque la percepción de la forma artística es un acto típicamente humano y, como tal, involucra los sentidos y el espíritu. “Rezar en la Capilla Sixtina, rodeado por la historia del camino de Dios con el hombre, que culmina en el Juicio Universal, pintado veinte años después de la bóveda, siempre por Miquel Ángel -observó el Papa- es “una invitación a la alabanza. La Capilla Sixtina, contemplada en oración, es aún más hermosa, más auténtica. Aquí todo vive, todo resuena en contacto con la Palabra de Dios.”

La Caridad cambia a las personas más que un discurso, enseña fidelidad, hace entender la fragilidad de la vida, exige oración; en definitiva, conduce a Cristo. La Red, en comunión con nuestra Iglesia Potosina felicita al señor arzobispo Carlos Cabrero Romero, por la celebración de su santo el pasado 4 de noviembre.

Que Dios lo siga bendiciendo en su ministerio.

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MIENTRAS MÁS TENEMOS, ESTAMOS MENOS SATISFECHOS

El hombre es el eterno insatisfecho, hubo alguien que definió de esta manera al ser humano...

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EL RUIDO DEL TIEMPO

Hoy se pide a los relojes que no hagan tanto ruido. Entre menos se escuche el molesto latir de su mecanismo, mejor que mejor. Ahora bien, entre el tic tac de un reloj y el sonido de la gota que horada ...


NOVIEMBRE 11 DE 2012

Cincuenta años y sigue siendo novedad

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l Concilio Vaticano II ha sido y es un gran faro que llena de luz la historia del mundo. Es fuente de inspiración misionera, evangelizadora y vivificante. Es la gran novedad de nuestros días. Efectivamente está cumpliendo cincuenta años de haber iniciado, de haber sido convocado. Cincuenta años, y sigue casi intacto. Muchas de las propuestas siguen siendo cosa nueva. El Concilio es novedad porque no ha llegado a las manos de millones de creyentes. Parece que es un conjunto de sabiduría hecha para clérigos, para los sabios de la religión. Pero debe llegar a las manos de cada creyente. El año de la fe será una oportunidad para difundirlo más y más, para que nadie se quede sin la riqueza que abunda en las enseñanzas que nos legaron a todos estas conclusiones. Al parecer solo se conocen los documentos del Concilio en los seminarios, en las casas religiosas y en las escuelas y universidades de teología o de Biblia. Pero no es suficiente. Sabemos que está destinado a todos los fieles cristianos. Hay que llevarlo hasta todos ellos. Por eso es novedad. Porque aun no se ha terminado de estrenar ni de estudiar ni de conocer, ni de difundir. Y aunque huele a viejo, por estos cincuenta años que está cumpliendo, también tiene el sabor novedoso de los mejores vinos añejados. El Concilio Vaticano II está dirigido, pues, a todos los creyentes, y en cada documento, o por lo menos en las cuatro constituciones, se dirige a los fieles laicos, como verdaderos colaboradores en la Misión evangelizadora de la Iglesia, como verdaderos hombres y mujeres llamados a instaurar el reino de Dios, que tienen un lugar privilegiado como apóstoles en el mundo actual. Basta leer Apostolicam Actuositatem, para constatar estas verdades; y, al leer la Gaudium et Spes o la Lumen Gentium, vaya que se ve reflejada la inmensa necesidad de que cada uno de los fieles laicos, convencidos de su pertenencia a la Iglesia, tengan el gozo y el deber de anunciar a Jesucristo, a sentirse parte real y fundamental de la Iglesia. Los laicos no son solo destinatarios del mensaje de Jesucristo, sino también apóstoles, colaboradores, depositarios de la verdad. Hay frecuentemente un llamado a vivir con intensidad la condición de discípulos y mensajeros enviados a ser fermento del amor de Dios en el mundo, en las estructuras sociales, en los diversos ambientes en que se mueven, ellos, los laicos, son enviados a esas estructuras sociales para transformarlas con la luz del evangelio, con la lámpara de la fe. Nadie está fuera de la gran tarea de la nueva evangelización. Ésta sigue siendo un reto inmenso para cada creyente. La fe debe contagiarse, pero también el espíritu apostólico y misionero, debe tocar fuertemente las conciencias y las almas. Nos está urgiendo un mundo nuevo, una transformación de las estructuras. Es cierto que cada vez hay más laicos verdaderamente comprometidos con su fe y con la Iglesia. Es cierto que después del Concilio han surgido múltiples movimientos que renuevan, que rejuvenecen el rostro de la Iglesia, pero aun falta más; se necesita convencer a muchísimos más, para que cada día se esté gestando esta nueva humanidad, que es evangelizada y es evangelizadora. Que el año de la fe nos ayude a conocer más la fe católica y nos dé nuevos bríos para llevarla lo más lejos posible, como nos proponíamos, ciertamente iluminados por el Concilio, hace unas décadas en nuestra Iglesia Potosina: realizar una evangelización nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión. Dejémonos iluminar por el Concilio, dejemos que nuestra fe se prenda, hagamos que nuestra fe ilumine y encienda a los que se han dejado apagar, a los que parecen mecha humeante, para que logremos todos ser una gran hoguera de amor y para que el mundo no tenga frío.

Fundado por el Arz. Emérito Don Luis Morales Reyes

La RED no necesariamente apoya la publicidad de nuestros anunciantes.

El silencio de Jesús Queridos hermanos y hermanas: Hay también una relación importante del silencio con la oración. En efecto, no sólo existe nuestro silencio para disponernos a la escucha de la Palabra de Dios. A menudo, en nuestra oración, nos encontramos ante el silencio de Dios, experimentamos una especie de abandono, nos parece que Dios no escucha y no responde. Pero este silencio de Dios, como le sucedió también a Jesús, no indica su ausencia. El cristiano sabe bien que el Señor está presente y escucha, incluso en la oscuridad del dolor, del rechazo y de la soledad. Jesús asegura a los discípulos y a cada uno de nosotros que Dios conoce bien nuestras necesidades en cualquier momento de nuestra vida. Él enseña a los discípulos: “Cuando recen, no usen muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No sean como ellos, pues su Padre sabe lo que les hace falta antes de que lo pidan” (Mt 6, 7-8): un corazón atento, silencioso, abierto es más importante que muchas palabras. Dios nos conoce en la intimidad, más que nosotros mismos, y nos ama: y saber esto debe ser suficiente. En la Biblia, la experiencia de Job es especialmente significativa a este respecto. Este hombre en poco tiempo lo pierde todo: familiares, bienes, amigos, salud. Parece que Dios tiene hacia Él una actitud de abandono, de silencio total. Sin embargo Job, en su relación con Dios, habla con Dios, grita a Dios; en su oración, no obstante todo, conserva intacta su fe y, al final, descubre el valor de su experiencia y del silencio

Por Pacco Magaña (Tercera de cinco partes)

de Dios. Y así, al final, dirigiéndose al Creador, puede concluir: “Te conocía sólo de oídas, pero ahora te han visto mis ojos” (Jb 42, 5): todos nosotros casi conocemos a Dios sólo de oídas y cuanto más abiertos estamos a su silencio y a nuestro silencio, más comenzamos a conocerlo realmente. Esta confianza extrema que se abre al encuentro profundo con Dios maduró en el silencio. San Francisco Javier rezaba diciendo al Señor: yo te amo no porque puedes darme el paraíso o condenarme al infierno, sino porque eres mi Dios. Te amo porque Tú eres Tú.


NOVIEMBRE 11 DE 2012

Con gozo y esperanza peregrinamos al Tepeyac, a la casa de nuestra madre, Nuestra Señora de Guadalupe

EL ARTE SAGRADO

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Por P. Juan José Torres Galván

a Iglesia aprecia y apoya las bellas artes, entre ellas, el arte que expresa los valores religiosos y, más aún, el que es empleado en el culto sagrado. El arte es siempre una expresión de la belleza de Dios. El objetivo que persigue el arte sagrado es orientar a los hombres hacia Dios. Sus obras deben ser dignas, decorosas y bellas para que sintonicen con la fe, la piedad y la Tradición cristiana. Sólo así pueden ser consideradas aptas para ser introducidas en el culto. Es importante impulsar una actitud de apertura al arte en todas sus expresiones que sirvan con honor y reverencia al rito sagrado. La belleza no siempre se identifica con la suntuosidad. No es necesario concebir el arte sagrado como algo costoso y sobrecargado. Cuando hay expresiones artísticas que repugnen, habrá que excluirlas. Los mismos criterios se deben observar en cuanto a la edificación de los templos. En cuanto a las imágenes expuestas al culto de los fieles el Concilio pide que sean pocas en número y que guarden un orden entre sí. Ejemplos: hay templos que tienen en el retablo principal hasta 5 imágenes de la Virgen María de distintas advocaciones o de una misma advocación, en diversos tamaños. Hay templos en los que podemos ver hasta más de siete imágenes de Jesucristo. Las obras de arte que se encuentran en los templos y lugares sagrados son un patrimonio de la comunidad cristiana, es primordial buscar la asesoría de peritos para conservarlas, evitar que sean vendidas o que se dispersen. Es importante que la Iglesia diocesana instruya a los artistas en la espiritualidad y el conocimiento teológicolitúrgico. Conviene también establecer escuelas para la formación artística. Es necesario revisar y mejorar, de acuerdo a los criterios de la Liturgia renovada por el Concilio los aspectos siguientes: • La edificación de nuevos templos, • La construcción de altares, • La colocación y nobleza del Sagrario, • La funcionalidad y dignidad del Bautisterio, • El orden de las imágenes religiosas expuestas a la veneración de los fieles, • La decoración y el ornato de los templos, • Los vasos, objetos y vestiduras sagradas. La Constitución Sacrosanctum Concilium pide que los futuros sacerdotes sean formados en la Historia del Arte Sacro, de manera que sean capaces de apreciar, valorar, orientar y conservar el arte puesto al servicio del culto sagrado. Terminamos así el recorrido por esta Constitución que nos invita a seguir trabajando en la renovación litúrgica en nuestras parroquias y comunidades cristianas. La próxima semana iniciaremos la lectura de la Constitución que más ha renovado la visión y la relación de la Iglesia con el mundo: la Gaudium et Spes. Referencia de lectura: Sacrosanctum Concilium 122-130

Queridas familias potosinas Les saludo deseando que la paz del Señor esté con ustedes. Tal vez, para muchas familias potosinas, esta fecha no les sea importante. Pero para quienes en su corazón guardan un lugarcito a la Santísima Virgen, Nuestra Señora de Guadalupe, saben que este día es la peregrinación de nuestra Arquidiócesis a la Basílica del Tepeyac; donde la Santísima Virgen nos ha dejado una huella imborrable de su presencia: el cerrito del Tepeyac, la tilma de san Juan Diego en donde nos dejó plasmada su bendita imagen y sobre todo sus palabras que hoy siguen resonando en nuestros corazones: “No estoy yo aquí, que soy tu madre?” esto nos dice que su maternidad no tiene exclusivismos, sino que expresamente se manifiesta universal. Y como Ella dice: “De todos ustedes juntos moradores de estas tierras e indudablemente de los demás amadores míos”. Así que ¡cuánto no nos alegra la cita para salir en peregrinación y estar con ella en su casa! Esta peregrinación, además de renovar nuestro amor filial es una oportunidad de expresarle todo lo que llevamos en nuestro corazón, como esposos y padres de familia, ante los escenarios que desde hace tiempo están pasando: ataques y campañas continuas contra la vida (el aborto), la falta de un trabajo digno y estable, que responda a las exigencias y bienestar de las familias, el divorcio, la violencia familiar que toma fuerza, sobre todo, en nuestras colonias populares y de periferia y en nuestras comunidades rurales. Hablarle a nuestra Madre del debilitamiento de nuestra fe y de lo débiles que están los valores humanos y cristianos en nuestros niños y jóvenes. Hablarle a nuestra Madre de la pobreza que vive nuestro pueblo, la falta de recursos para que nuestra familias vuelvan a ser patrimonio y garantía de un mañana mejor. Todas estas y otras situaciones nos invitan a buscar a quien nos fue entregada como Madre. ¡Vayamos en peregrinación hasta su casa, ella nos está esperando! Si tú, papá o mamá, no puedes ir con nosotros, no porque seas indiferente, sino porque en realidad no puedes acompañarnos, ten la seguridad de que allí, a los pies de Nuestra Señora, estaremos orando por ti. Cuando estemos contemplando la imagen de Nuestra Señora, le pediremos que vele siempre por todas nuestras familias potosinas que tanto la necesitamos. Quienes tengamos la dicha de ir al Tepeyac debemos tomar en cuenta estas recomendaciones para vivir la Peregrinación como un acto de fe, de amor, paz y renovación de vida cristiana: 1.- El peregrino no es un turista. Ve más allá de

lo que le muestran los ojos. Ve la presencia de Dios, el amor de Dios. 2.- Al marchar, el peregrino hace un gesto que indica que algo le falta. Decide dejar todo para encontrar lo único necesario, para ir al encuentro de quien le está esperando; en nuestro caso, nos espera nuestra Madre Santísima. 3.- Al iniciar el camino hacia el Tepeyac, vamos preparando nuestro corazón para encontrarnos con nuestra Señora y renovar nuestra fe. Sabemos muy bien que allí encontramos fuerzas nuevas para continuar el camino de nuestra vida, con más ilusión, con más fuerza, con más sentido… ¡más acompañados por ella!… 4.- Este acto es un compromiso de todo nuestro ser. Dejamos nuestras costumbres para ir a una cita, allí donde el Señor nos espera; allí donde Nuestra Madre nos tiende sus brazos. Dejamos de lado lo secundario y damos a entender con ello que sólo Dios basta. 5.- La peregrinación es un tiempo de conversión. Ir en busca de Dios es querer hacerse disponible para dejarse encontrar por Él. El peregrino se desprende de lo que le estorba, se ofrece en su pobreza. 6.- El peregrino está habitado interiormente por el encuentro con la Madre de Dios que le espera y con el que conversa por el camino… como los peregrinos de Emaús. Si el corazón arde con esa presencia, todo lo demás es secundario. 7.- El peregrino mira y admira, pero ve más allá de las cosas. Acoge el mensaje que el Señor le dirige en esos lugares. 8.- La peregrinación es un tiempo de oración: alabanza, admiración por lo que vemos, oímos, y todo eso nos lleva a la adoración del “Dios por quien se vive” Es decir, la peregrinación requiere interioridad y silencio para gustar, contemplar, orar, adorar y acoger. 9.- La peregrinación, al igual que la vida, es una escuela de amor y caridad universal. Caminar juntos hacia una misma meta, al encuentro de la misma persona que nos espera, consolida los lazos fraternos mediante actos sencillos y concretos como compartir, ayudar, esperar, caminar al paso del otro. 10.- La peregrinación es un tiempo de renovación en la esperanza; es señal de la búsqueda incansable de Dios a pesar de las dificultades del camino. Alguien nos espera al final del camino. “Nos has hecho para ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”. Que Nuestra Señora de Guadalupe, venga con nosotros a caminar en cada día de nuestra vida, y renueve e impulse y haga más fuerte en nosotros la llama de la fe, nuestro deseo de Dios y nuestro deseo de dar un sentido profundo a nuestra vida cristiana. ¡El Señor les Bendiga! Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero Arzobispo de San Luis Potosí


Nuestra historia

Segunda y tercera persecusión de los primeros cristianos (Principales mártires de la naciente Iglesia) Por Pbro. Lic. Rubén Pérez Ortíz

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l siglo II de la era cristiana comenzaba lleno de esperanza; pero al mismo tiempo existía de antiguo y continuaba latente un fondo amenazador. En los territorios de Oriente, en Egipto y Cartago, en multitud de naciones de Europa, sobre todo Grecia, Italia, España, el cristianismo estaba sólidamente establecido. La jerarquía católica se desarrollaba y funcionaba a la manera de estos primeros tiempos; prueba de ello es el caso de Corintio y la intervención oportuna del papa Clemente I. Sin embargo, no todo estaba en calma. Los ocho pontificados siguientes, desde San Evaristo hasta San Eleuterio (99-189), se desenvolvieron en una atmósfera de persecución más o menos latente o activa. Es el período que podríamos denominar de persecución esporádica, explicable por el poco deseo de los emperadores de urgirla, pero que brotaba a las veces por el celo o fanatismo de algún gobernador. Tercera persecución: Trajano (98-117). Español de origen, con sus cualidades de gran soldado y de genial estadista, elevó al Imperio romano a su máxima prosperidad y bienestar. La posición que tomó frente a los cristianos la manifestó claramente en el rescripto de Plinio el Joven. Trajano sabía muy bien que existía una ley contra los cristianos. Más, por una parte, se trataba de una cosa nueva, que había tenido poca aplicación hasta entonces; y por otra, tal como sonaba la ley, parecía demasiado general y poco justificada. Trajano comprendió muy bien estas dificultades; pero, siendo como era el representante de la ley romana, se afirmó en su cumplimiento. La ley persistía y se confirmaba, pero recibía notable mitigación. No había necesidad de buscar a los cristianos. He aquí la gran mitigación. Pero si eran acusados y perseveraban en su fe, debían ser castigados. La ley debía ser observada. Ambos extremos se explican bien en el carácter de Trajano. Por esto no es muy acertado llamar a su reinado tercera persecución. De todos modos, como persistía la ley, hubo gobernadores que urgieron su cumplimiento, y por esto hubo también mártires ilustres.

Uno de los primeros y más ilustres mártires de este periodo de relativa calma fue san Clemente Romano. Según actas posteriores y de poco valor histórico, fue desterrado al Quersoneso, al fondo del mar Negro, la Crimea de nuestros días. Allí siguió ejercitando su apostolado, por lo cual fue arrojado al mar con un áncora al cuello. Insigne también fue el martirio de san Simeón, obispo de Jerusalén, uno del grupo de los hermanos del Señor, Eusebio, en su Historia eclesiástica, señala su muerte en 107, y dice que al morir contaba ciento veinte años. Muy digna de tenerse en cuenta es la ocasión de su muerte. Pues, según las fuentes más antiguas, fueron los judío-cristianos heretizantes los que denunciaron al venerable anciano ante las autoridades romanas como miembro de la casa de David. Hegesipo añade que los acusadores fueron convencidos igualmente de pertenecer a la casa davídica, y así fueron ellos también condenados. Simeón, después de sufrir horrible tortura, fue crucificado. No menos ilustre fue otro mártir del tiempo de Trajano, san Ignacio de Antioquia, cuyo martirio está avalorado por testimonios particularmente interesantes. Tales son las cartas que escribió mientras era conducido a Roma, en las que así como también de los tormentos que le amenazaban. Preso, tal vez por efecto de un movimiento popular, o por alguna denuncia, o por fanatismo del gobernador romano, fue conducido a Roma y sacrificado por las fieras el año 107. En el camino escribió las siete célebres epístolas a las iglesias de Efeso, Magnesia, Tralles, Roma, Filadelfia, Esmirna y al obispo de esta ciudad, Policarpo. Son interesantes para conocer el estado de estas iglesias y, sobre todo, los sentimientos de san Ignacio. La dirigida a los romanos descubre su corazón abrasado en el amor del martirio por Cristo, pues llega a suplicarles no den paso ninguno para librarlo de la muerte.

Mientras más tenemos, estamos menos satisfechos Por Pbro. Lic. Salvador González Vásquez

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l hombre es el eterno insatisfecho, hubo alguien que definió de esta manera al ser humano. Y con esto, quiso decir que el hombre en esta vida no se encuentra quieto, siempre sentirá un dejo de insatisfacción. Ya que siempre hay algo que echar de menos. La vida humana es un continuo movimiento, el hombre anda en búsqueda de reposo. Y por lo mismo, casi nunca está satisfecho. Todo ello, llevó al filósofo a definirlo como eternamente insatisfecho. Aunque sería terrible, una eterna insatisfacción, eso sería como condenarlo eternamente. El tema de la inquietud, fue abordado por san Agustín al inicio de sus confesiones, ahí decía que el hombre fue hecho para Dios, y su corazón no alcanzará la quietud hasta no descansar en el Señor. Es verdad que el hombre vive inquieto, pero al buscar a Dios y al encontrarlo, su insatisfacción ya no será eterna, y podrá vivir en plenitud. El hombre que no busca a Dios se llena de todo, y termina quedando vacío. Una persona sin Dios, quiere tenerlo todo, y los resultados son pésimos. Porque entre más poseemos, estamos menos satisfechos. El hombre actual, se abate en la lucha por poseer bienes materiales. Y todo parece indicar que en el tener no logra alcanzar la satisfacción. Parece que el llenarse de cosas, le impide vivir en plenitud, ya que el hombre reprime muchos otros potenciales, que quedan sin desarrollarse. Al hombre le falta tiempo para contemplar, se ha olvidado de admirar. Su vida está ocupada en hacer y sacar provecho de todas sus acciones, pero no se ha dado tiempo para gozar en contemplar la obra de Dios, y la misma obra del hombre. El ser humano no fue hecho solo para recibir; está hecho también para dar, y encontrar gozo en la satisfacción de servir, de amar y dar algo a los demás. El hombre que hace algo por los otros sin esperar compensación alguna, llenará su vida de satisfacciones y gozará de una existencia plena. Cuando nos pregunten qué tan felices somos, y no sepamos responder, es tiempo de revisar que hemos hecho por los demás; es el momento para darnos cuenta si nuestra vida es luz para los otros. Tal vez, por el afán desmedido de poseer, no nos hemos dado cuenta que la luz de nuestra existencia se ha ido extinguiendo.


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Por P. Kino

Hombres maltratados

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na joven no se quería casar con su novio pues éste no creía en el infierno (creer en el infierno detiene a muchos de portarse mal). La mamá le dice: “no te preocupes hija, cásate con él y entre las dos le demostraremos que el infierno sí existe”. Continuamente escuchamos de mujeres maltratadas, engañadas, despojadas, humilladas, madres que se quedan con sus hijos y los tienen que sacar adelante. Sin embargo, leyendo la revista Milenio de julio 2012, descubro que en Puebla se dan casos de hombres maltratados. El DIF estatal de aquella ciudad durante 2011, recibió 2 mil 155 reportes de maltrato, 43 correspondieron a hombres de 18 a 58 años de edad, donde el principal agresor eran su esposa o su suegra; el DIF municipal atendió a 17 hombres. En lo que va hasta junio del 2012 se han registrado 276 casos, siendo 34 hombres afectados. Estos son los casos registrados, pero me atrevo a decir que existen muchos más que no están registrados por el temor a la represalia, a ser considerados “mandilones” en una sociedad que tiene focos de machismo. Creo que en San Luis se pueden dar situaciones similares, es cuestión de información y nos daremos cuenta que también existen hombres sumensos (perdón, sumisos)

que no se atreven a demandar a la hermana, a la esposa o a la suegra, que le hacen la vida difícil. Hombre y mujer merecen respeto. La antropología cristiana nos dice que ambos somos hijos de Dios. Fuimos hechos a su imagen y semejanza. Lo que le hacemos al prójimo, sea hombre o mujer, se lo hacemos a Dios. Existe maltrato físico o psicológico, pero ambos desdicen nuestro ser de cristianos que tenemos un mismo Padre. No se trata de ver quién es el más fuerte, sino de que con el amor que viene de Dios se arreglen o sobrelleven las diferencias, sabiendo que no hay ser perfecto. La violencia, genera más violencia. De cómo sean las familias serán las sociedades. Dios nos dio la capacidad de razonar para arreglar con diálogo las diferencias. Espero pronto salga alguna serie de hombres maltratados, pues la mayoría de los productores se inclina por “mujeres maltratadas”, “mujeres engañadas”, “mujer, casos de la vida real”, pues aunque aún son menos los casos de hombres maltratados, sin embargo la toma de conciencia de la mujer de su lugar en la sociedad, ha hecho que algunas (no todas, ni mucho menos las que leen La Red), se vayan al extremo al grado de ofender al hombre.

Lo que Dios unió que no lo separe el hombre

Por Pbro. Lic. Héctor Colunga colunga46561@hotmail.com

(3ª parte. Un llamado a conservarse en el matrimonio) Queridos lectores: Continuamos con algunos puntos que se dan en el matrimonio y por consiguiente viene la ruptura: Falta de fidelidad Prometer ser siempre fiel en lo próspero y en lo adverso, la salud y la enfermedad, significa que vas a estar con tu pareja en las buenas y en las malas. Hay quienes en los primeros problemas ya piden esquina, o a veces no sabemos cómo enfrentarlos. Ser infiel no es solamente andar con otra persona, sino dar motivos a malas interpretaciones. Jesucristo nos enseñó que inclusive con un mal pensamiento ya se estaba faltando a la fidelidad. La palabra fidelidad significa también confianza, sinceridad. Si faltas a ella, ya no hay credibilidad y das pie a que exista contra ti un mundo de investigaciones y sospechas. Tampoco hay que caer en el lado opuesto, de convertirse en un enfermo(a) de celos, que haga imposible la convivencia; ya no puedes salir a la esquina porque piensan mil cosas malas de ti. Falta de amor. El amor es comprensión, es servicio, es tolerancia; no es egoísta, no busca envidias, ni el mal, no es altanero, ni presumido. Soporta sin límites, cree sin límites, espera sin límites, perdona sin límites.

Esos pensamientos que se proclaman casi siempre en el día de la boda, hay que tomarlos en cuenta como líneas guía para nuestra vida. Sin amor, no hay sustento en el matrimonio. Es el ágape donde te das sin medida. Ese amor se alimenta de detalles y sentimientos sinceros que nunca deben faltar en tu hogar. Falta de Dios En el artículo anterior dije que la falta de respeto se llevaba el premio, pero la falta de Dios es la piedra angular. Si no está Dios en la vida matrimonial, falta todo. La vida de la Gracia y por lo tanto de Dios, deben ser el alimento de los esposos. La oración, la participación en la misa, de los sacramentos, son elementos sustanciales que jamás deben de faltar. Hay quienes no asisten a misa, no van en pareja, lo hace sólo uno de los dos, y cuando viene un problema fuerte no saben cómo enfrentarlo, porque Dios da la fuerza y la luz. Ojalá que estos puntos hayan servido para mejorar nuestra vida matrimonial y evitemos a toda costa que los matrimonios se desintegren. Hasta la próxima.

La palabra fidelidad significa también confianza, sinceridad


Hagámonos de palabras

Ayer me han timado el rostro, por eso ando cabizbajo

HOMBRE

Somos imagen y semejanza de Dios (CF. Gn 1,27) DIGNIDAD HUMANA, SUS DERECHOS Y OBLIGACIONES Por Pbro. José Antonio Martínez Ortiz

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l misterio del hombre se ilumina en Jesucristo. A partir de Él, la Iglesia reconoce en el hombre una eminente dignidad que radica en dos realidades básicas: Es imagen de Dios. Dios le regaló su capacidad de conocer, de amar y de crear y lo puso a dirigir la orquesta de la creación. (Gn 2, 26). En consecuencia todo atropello a su dignidad, es atropello a Dios mismo, de quien es imagen. La dignidad más excelsa del hombre está en ser redimido por Cristo y elevado a la categoría de Hijo adoptivo de Dios. Jesús, mediante su Encarnación, Pasión, Muerte y Resurrección ha unido a sí para siempre a todo hombre (GS 22, RH 13). Todos los hombres son iguales, hombre y mujer, complementos uno del otro no sólo físico y psíquico, sino existencialmente. A esta unidad, Dios les confía no solo la procreación y la vida de la familia, sino la construcción misma de la historia. Los derechos humanos son universales, porque están presentes en todos los seres humanos, sin excepción alguna de tiempo, de lugar o de sujeto. Inviolables, porque están íntimamente unidos a la persona y su dignidad. Inalienables, porque nadie puede privar legítimamente de estos derechos a uno solo de sus semejantes, porque iría en contra de su propia naturaleza. Entre los derechos humanos destacan: el derecho a la vida, desde su concepción hasta su conclusión natural; el derecho a vivir en una familia unida; vivir en un ambiente moralmente favorable para el desarrollo de la propia personalidad; el

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derecho a madurar la propia inteligencia y la propia libertad a través de la búsqueda y el conocimiento de la verdad; el derecho a participar en el trabajo para valorar los bienes de la tierra y recabar el sustento propio, el derecho a fundar libremente una familia, haciendo uso responsable de la sexualidad; la libertad religiosa que vive la propia fe con dignidad, respetando la vida y creencia de otros. Ligados a los derechos están los deberes, por eso, quien, al reivindicar sus derechos, olvida por completo sus deberes o no les dan importancia debida, se asemejan a los que derriban con una mano lo que con otra construyen. La eminente dignidad del ser humano va acompañada del don de la libertad. La libertad es un don porque fuimos llamados a la vida gratuitamente, sin tener nosotros ningún merecimiento. La vocación última del hombre es la libertad, pues tenemos la capacidad para construir una historia de comunión y participación.

os podemos preguntar, como dice el trovador, a dónde han ido quedando los zapatos que tuvimos, tantas hojas del árbol; y aun más todas las palabras que hemos dicho. Pienso, dónde quedo mi primera oración que fui capaz de articular. Dónde. A esto nadie tiene respuesta, pero para algunas palabras de la antigua usanza la lexicología y la semántica si tienen respuesta. Tal es el caso del intencionado titulo de esta columna del cual sólo intentaré dar sentido a la primera de ellas: timar. La lengua es un órgano vivo en constante trasformación y es producto de tantos factores que no es factible exponer aquí. Sin embargo para mí fue importante decir un poco sobre los arcaísmos antes de explicar nuestra encomendada palabra. Los arcaísmos son palabras que se usaron en épocas pasadas y que por malogro (digo malogro, porque hay más riqueza del vocabulario en el uso de sinónimos) ya no se usan, tal es el caso de timar y cabizbajo, aunque la segunda es fácil de colegir, no así la primera. Afirmo que se trata de un arcaísmo, sustentando que se entiende por tal: “las palabras o expresiones de la lengua que en algún momento han dejado de usarse”. A decir verdad ¿cuántas veces se ha escuchado esta palabra? Así que per fas et nefas, timar es un arcaísmo. Luego de mi posición incipientemente determinista continúo; timar, ha llegado de lenguas áticas, τιμαω, es decir honrar. Y esta palabra se usaba en aquel momento con haber. Explico: a Jazmín la han timado; ese ladrón ha timado mí bolsillo; o he sido timado; me timaron. Se debe entender que, a Jazmín, la han engañado; el cleptómano hurtó al hombre del bolsillo, y a mí, el deshonor. Ya que el engaño, el hurto, expolio, las falsas esperanzas es tomar honra de la víctima y de la o el que se dejo. Y al que no se le tima pues se le estima, es decir hay quienes son engañados y despojados de su compostura, pero los hay a los que se les da realce e importancia, es decir honra. Vayamos pues a buscar más palabras extraviadas que ya no figuran en la voz del hombre, quizá porque se oye mejor: rata, uñas, cab…, infeliz, etcétera. Un arcaísmo no es un retroceso, es un trascurso que ya volverá.

Dios es amor Canónigo José Ma. Ortega Robles

Tu luz Cristo, su palabra, tus ojos para contemplar a Dios en su obra, en tus semejantes. Tu alma tu única propiedad, tu patria verdadera es el cielo.

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n el Génesis nos narra que el primer día de la creación Dios hizo la luz para que el hombre pudiera valerse por sí mismo y contemplara todo lo hermoso que hay en el mundo.

La luz es, en cierto sentido, una vida para el hombre. ¿Qué haríamos sin la luz?, nada, no podríamos andar, ni vernos, pero Dios que es la Luz y que sabe que sólo con la luz podemos progresar, nos la ha dado. Otra luz que nos ha dado Dios es el entendimiento y con estás dos luces, cuántos progresos ha hecho el hombre. Con la luz de la inteligencia el hombre ha logrado inventar grandes cosas como: la electricidad, que enciende millones de lámparas en todo el mundo; aparatos para el hogar, medios de trasporte, tecnología en hospitales, fábricas, talleres y mercados. Pero desgraciadamente para algunos hombres, estas luces las emplean para despojar y marginar a sus semejantes y el hombre se convierte en otro Caín que da muerte a su hermano Abel. Dios nos ha concedido los ojos como receptores de luz y como cámaras fotográficas, que captan miles de paisajes; ¿por qué no aprovechar la luz de la fe para contemplar todas las maravillas que Dios nos concede para nuestro bien espiritual? Yo estoy seguro que siempre estamos alegres por todos los dones que Dios nos ha concedido. Pero debemos valorar todo lo que Él nos ha dado para sacar de esta vida la riqueza de nuestra felicidad eterna. Abramos los ojos del cuerpo y los del alma par encontrar a Dios y para encontrar el camino que nos lleva a la gloria.


Cuando Dios rompió el silencio En los umbrales del año de la fe (Tercera parte)

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Los libros y sus autores

Por Mtro. Luis Marino Moreno F.

Amor en las ruinas Walker Percy

ras esta toma de conciencia, el segundo paso es el de la “confesión”, el testimonio, incluso en situaciones que impliquen graves peligros. Este testimonio en momentos difíciles es, precisamente, una garantía de credibilidad ya que implica la disponibilidad a dar la vida por aquello en que se cree.

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Ciudadela, 2008; 352 páginas

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mor en las ruinas recoge las pulsiones internas de una sociedad que parece resquebrajarse en su interior. En su edición en inglés le acompaña el subtítulo: Confesiones de un mal católico en un tiempo cercano al fin del mundo. Criteria, el club de lectores, señala que es considerado uno de los mejores libros de la literatura americana contemporánea. La vida de Tom More, un famoso psiquiatra del sur de los Estados Unidos, transcurre invariable entre su consulta, su casa y las copas de Early Times, su marca de Whisky favorita. Sin embargo, la invención del Lapsómetro Ontológico Cualitativo-Cuantitativo, un aparato capaz de medir y tratar las alteraciones del alma, perturbará la rutina normal de su existencia. Con el emprende una extravagante empresa: sanar las enfermedades espirituales de la humanidad.

CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Benedicto XVI, el pasado domingo, aseguró que el amor a Dios y al prójimo son inseparables, y “la misma Persona de Jesús y todo su misterio encarnan la unidad del amor de Dios y del prójimo, como dos brazos de la Cruz, vertical y horizontal”.

El Santo Padre dijo que “Jesús no ha inventado ni uno ni otro, sino que ha revelado que son en fondo, un único mandamiento, y lo ha hecho no solamente con la palabra, sino sobre todo con su testimonio”.

“En la Eucaristía, Él nos dona este doble amor, donándose a sí mismo, porque nutridos de este Pan, nos amamos los unos a los otros como Él nos ha amado”. CIUDAD DEL VATICANO.- “El mundo no es el producto de la oscuridad, de la casualidad, o de la absurdo, sino que deriva de una inteligencia, de una Libertad, de un acto supremo de Amor”. Son palabras de Benedicto XVI, que pronunció el miércoles 31 de octubre por la tarde, hablando de los frescos de la Capilla Sixtina, a 500 años de la inauguración de las bóvedas pintadas por Miguel Ángel, al celebrar las primeras Vísperas de la Solemnidad de Todos los Santos en la Capilla Papal. NUEVA YORK.- La Iglesia Católica en Estados Unidos ayudó desde un inicio a la población de la costa este del país a prepararse para el desastre del paso del huracán Sandy por la costa este del país, ofreciendo albergue y organizando los esfuerzos de respuesta rápida ante la emergencia. El huracán Sandy golpeó la costa este de Estados Unidos, con particular fuerza en los estados de Nueva York y Nueva Jersey, ocasionado 16 muertes, que se sumaron a las 67 víctimas que dejó el fenómeno natural a su paso por Jamaica, Cuba y Haití. Días antes de la llegada del huracán a Estados Unidos, Caridades Católicas de ese país ofrecieron refugio a indigentes y desamparados, y prepararon a la población para saber cómo hacer frente al desastre natural. LOS ÁNGELES.- El arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), Mons. José Gómez, llamó a los fieles a aprovechar el Año de la Fe para reencontrarse con su catolicismo y encender la llama de la fe en Occidente, que se está apagando y requiere de una Nueva Evangelización.

“Demasiadas personas que han sido bautizados, se han alejado de la fe en Jesucristo y su Iglesia. Ellos necesitan a alguien para despertar el fuego de su fe, Y este es nuestro deber”.

Walker Percy. Nació en 1916 en Birmingham, Alabama, en el seno de una familia acomodada. Tras licenciarse en la Universidad de Carolina del Norte en 1937, ingresó en la Universidad de Colombia donde, en 1941, obtuvo el título de doctor en Medicina. Su incipiente carrera quedo interrumpida al año siguiente, al contraer tuberculosis. Durante su convalecencia leyó a Kierkegaard y Dostoyevski, autores que influirían en su obra posterior, y se replanteó su fe en la ciencia y en la medicina. Finalmente, este proceso introspectivo culminó con su conversión al catolicismo en 1947. Algunas de sus obras: La confesión de Lancelot, 1979; El síndrome de Tátanos (1990); El cinéfilo (1990).

TIJUANA.- La Arquidiócesis de Tijuana inició el Año Jubilar del 50 Aniversario de fundación de la Diócesis de Tijuana, el jueves 25 de octubre con la celebración de la solemne Misa Inaugural, que se llevó a cabo a las 6:00 de la tarde en el Auditorio de Tijuana. la fundación de la diócesis fue el 24 de enero de 1964, pero el año jubilar se adelantó al 25 de octubre, fecha en que los padres jesuitas trajeron a Nuestra Señora de Loreto en 1967 a la península. El festejo de la Arquidiócesis de Tijuana inició con una representación de jóvenes estudiantes sobre la cultura de los nativos californianos, y la llegada de los misioneros a estas tierras. MÉXICO.- La Iglesia de México a través de la Pastoral SocialCáritas hace un llamado a todas las personas de buena voluntad y a los residentes cubanos en el país, a unirse en oración y solidaridad con los hermanos y hermanas de Cuba que sufren los estragos causados por el huracán Sandy a su paso por esa isla caribeña.

 Cáritas Mexicana destaca que el pueblo de Cuba está padeciendo la devastación producida por el huracán Sandy, especialmente en la región de Santiago de Cuba, Holguín y Guantánamo.

 “La Iglesia en México invita a unirnos nuevamente en oración, ahora por las víctimas de este desastre y a estar cerca de nuestras hermanas y hermanos que pasan necesidad para solidarizarnos con ellos y fortalecerlos para su pronta recuperación”. MÉXICO.- Veintiséis diócesis participaron en el 3er. Taller Nacional para la Custodia de Bienes Culturales. Con la finalidad de promover un trabajo conjunto entre las diócesis del país para fomentar la valoración y el cuidado del patrimonio artístico que resguardan las iglesias, se llevó a cabo el Taller Nacional para la Custodia de Bienes Culturales. A través de la Dimensión para el Cuidado de los Bienes Eclesiásticos (Dibe), y en el marco del Año de la Fe, la Conferencia del Episcopado Mexicano llevó a los participantes a profundizar sobre la constitución Sacrosanctum Concilium, uno de los principales documentos del Concilio Vaticano II, que en su capítulo VII se refiere al cuidado de los bienes eclesiásticos.


Ella dio todo lo que poseía...

Por Pbro. Darío Martín Torres Sánchez

“Y él les enseñaba: «Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes; que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Estos serán juzgados con más severidad». Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia. Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de cobre. Entonces él llamó a sus discípulos y les dijo: «Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir»” (Mc 12,38-44).

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arece ser que el templo fue el lugar principal donde Jesús desarrolló su actividad durante su breve ministerio en Jerusalén, según la narración de san Marcos. Antes de abandonar la imponente construcción se da una situación singular. Después de la serie de asedios que tuvo de parte de distintos grupos representativos del liderazgo en el pueblo, Jesús parece descansar sentado frente a la alcancía del templo. El templo de Jerusalén debió haber ofrecido las más variadas escenas, no sólo por la amplitud del recinto y la variedad de áreas y usos, sino también por la multiplicidad de visitantes, tanto del país como de los distintos lugares por donde estaban dispersos los judíos.

Entre la multitud había muchos ricos que daban en abundancia y, en contraste con ellos, una viuda pobre deposita la más mínima cantidad, dos monedas del menor valor en circulación. La gran diferencia es lo que esa cantidad significa, pues mientras los otros dan de lo que en realidad les sobra, ella ofrece todo cuanto tiene. Así, Jesús señala, ella ha dado más que todos; algunos interpretarán: “más que todos juntos”.

Jesús parece pasar inadvertido frente a la alcancía, como si se distrajera observando a los que depositaban su ofrenda monetaria. Da la impresión que es uno más entre tantos peregrinos. Acostumbrados a verlo asediado constantemente, no deja de resultarnos extrañamente pacífica esta escena. No obstante, Jesús no está inactivo, observa el comportamiento de los peregrinos y enseña a sus discípulos.

La viuda bien podría tomarse como un símbolo de Jesús, pues se dice que a diferencia de los que echaban en la alcancía lo que les sobraba, ella deposita toda su vida, su propia vida.

La alcancía no era tan sobria como las que hoy conocemos, aparentemente tenía forma de trompeta y era parte de un conjunto de 13 en el atrio de las mujeres. La limosna formaba parte de las obras de piedad más destacadas. De esa manera, prácticamente todos tenían algo que depositar en la alcancía. En el Evangelio de san Mateo (c. 6) Jesús recomienda discreción en el dar limosna: “Que no se entere tu mano izquierda lo que da tu derecha”.

La viuda suele considerarse entre las personas más pobres. Vulnerable y desprotegida. El relato acentúa esta realidad, no sólo identificándola como viuda sino como pobre también; pues sin duda también existieron viudas que no eran pobres.

Confiada en la providencia no le importa quedarse sin provisiones ni recursos para vivir. El relato de la pasión, en la que Jesús entrega toda su vida cumpliendo la voluntad del Padre, iniciará enseguida, apenas terminado el discurso escatológico. Por otro lado, en relación con los eventos que se han venido dando en Jerusalén, esta escena bien podría complementar la doble crítica que Jesús hizo a los escribas, poniendo en evidencia la poca generosidad de los ricos y la mucha generosidad de los pobres.


XCI Aniversario de Hijas de María Por LCC Angélica Maldonado Morales

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La familia potosina ama a su arzobispo Por Norma de Gómez

n la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe se celebró una misa de acción de gracias con motivo del 91 aniversario de las Hijas de María, la cual presidió nuestro señor arzobispo, monseñor Jesús Carlos Cabrero Romero, quien felicitó a estas damas que viven bajo los principios evangélicos Marianos. Nuestro Pastor las exhortó a pensar y actuar como María Santísima, Madre de Dios, Madre de la humanidad entera. María, la mujer pura y virgen que quiso consagrarse al Señor y a su hijo Jesucristo para que se hiciera en ella según su Palabra. María, la mujer del sí, es a quien debemos imitar, caminar por los caminos de servicio, humildad y caridad que nos marcó para que siguiéramos sus huellas. Don Carlos dirigiendose a las Hijas de María les dijo: “María es nuestro prototipo de vida, quien nos enseña a ser humildes, creyentes, sumisos, prudentes, perseverantes en la fe. La mujer siempre atenta, siempre oyente y dispuesta a escuchar la Palabra de Dios. “María, la mujer obediente, la mujer siempre dispuesta a ayudar a los demás, a darse completamente, a entregarse sin medida, sin reservas, sin pretextos. María LA NUEVA EVA, ilumina nuestro caminar si imitamos sus virtudes, dones, carismas y cualidades. “Si seguimos los pasos de María, nuestras familias mejorarán en gran medida, serán renovadas y perseverantes en la fe como ella lo fue. Démonos tiempo para orar con María, para suplicarle su intercesión, para entregarle nuestras humildes súplicas y peticiones y depositarlas en sus manos, sin duda, nunca dejará de escucharnos, siempre estará dispuesta a atender nuestros ruegos”, enfatizó.

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ientras se acercaba el día en que nuestro señor arzobispo Jesús Carlos Cabrero Romero, celebrara la Eucaristía por la familia, comenzamos a soñar con recibir su cariño y escuchar lo que nos diría.

Ya en la Catedral Potosina, el domingo 21 de octubre pasado, la pastoral familiar y todos los movimientos que trabajan para que se conozca y se viva el plan de Dios para la familia, vimos llegar a nuestro señor arzobispo acompañado de su vicario general don Antonio Torres Herrera, el canciller don Darío Martín Torres Sánchez, el padre Pedro Sánchez Solís, titular de la pastoral familiar, y el padre Ignacio Ortega Aguilar. En esta Eucaristía todo tuvo que ver con dar a conocer como familia y en familia a Jesucristo, “verdadero y perenne protagonista de la evangelización”, como lo llama S.S. Benedicto XVI, por lo que nuestro señor Arzobispo bendijo todo lo que se hará para que Jesucristo sea el Señor de la Familia en su Arquidiócesis. Todos los movimientos pro-familia, estuvimos ahí, en Catedral, aprendiendo a “ser lo que somos” como nos animó nuestro señor arzobispo don Carlos en su homilía. El “nosotros divino”, modelo eterno del “nosotros humano”, que propone S.S. Juan Pablo II, ya empezó a ser fortaleza en muchas familias potosinas por “el amor hermoso contra el amor no hermoso que hace a las personas esclavas de sus debilidades”(J.P. II). Vimos al padre Pedro Sánchez Solís, cuidador amoroso de las familias en nuestra diócesis, muy feliz y con muchos sueños para las familias. Anhelamos con el santo Padre, Benedicto XVI, con nuestro Seños Arzobispo, don Carlos Cabrero, que “la fe se convierta en una llama de amor que realmente encienda nuestro corazón” para vivir y profesar el don de la fe en familia para vivir el plan que nuestro Dios hizo desde el principio para el matrimonio y la familia: “descubrir no solo nuestra identidad, lo que somos, sino también nuestra misión lo que podemos y debemos hacer” (FC 17).


187 jóvenes confirmados en Santa María del Río

Consagración del Altar en la Parroquia de San Sebastián

LAE Oscar Hugo Díaz Reyes

Por LCC Angélica Maldonado Morales

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l pasado 22 de septiembre del 2012 en Santa María del Río, nuestro señor arzobispo don Jesús Carlos Cabrero Romero impuso a 187 personas, entre niños y jóvenes, el sacramento de la confirmación, acompañándolo en todo momento el padre J. Miguel Domínguez Mejía, párroco de Nuestra Señora de la Asunción y sus vicarios, la celebración se llevó a cabo en el templo parroquial a las 12:00 hrs.

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l pasado 31 de octubre del 2012 se llevó a cabo la consagración del altar en la Parroquia de San Sebastián Mártir. Fue nuestro Pastor, Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero, quien presidió la solemne concelebración Eucarística acompañado del párroco, el canónigo José Cruz Nicasio Torres y de otros Sacerdotes que con espíritu jubiloso presenciaron este rito tan importante. El altar fue debidamente ungido, incensado, revestido, iluminado y adornado. Pero además nuestro pastor explicó en su homilía lo importante y trascendente que es la consagración de un altar diciendo: “Este altar debe ser admirado porque, siendo piedra por naturaleza, queda santificado después de recibir el divino Cuerpo de Cristo”. Una vez celebrada la Eucaristía de la dedicación del altar, se levantó el acta correspondiente que fue firmada para dar fe por el obispo celebrante al igual que los presbíteros concelebrantes. Todos los fieles se mostraron contentos de tener un altar consagrado y con evidente gozo alabaron a Dios por esta gracia celestial.

Confirmaciones en Granjenal

Por Luz Elena González

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on grandes muestras de alegría los fieles de la Parroquia del Señor de la Expiración, recibieron al señor arzobispo emérito, don Arturo Antonio Szymanski Ramírez quien este sábado 27 de octubre, visitó la comunidad de Granjenal, para confirmar a un grupo de cien jóvenes quienes previamente se prepararon para recibir este sacramento y ser fieles testigos de Cristo. El señor cura Domingo Tenorio, hizo la presentación de los confirmandos, en donde dijo al señor arzobispo que estos jóvenes habían recibido la catequesis conveniente a su edad y podían recibir el sacramento de la Confirmacion.

Don Arturo Antonio dirigió hermosas palabras a los jóvenes en donde les platicó que estamos viviendo un Año Santo, un año en donde todos debemos crecer en la Fe en Jesucristo. camino. También el señor arzobispo les platicó de su visita a Roma, y de su participación en el Concilio Ecuménico Vaticano II, y que estando con el Papa, pidió la benidición para el pueblo Potosino, y que a ellos también les toca un pedacito. Felices salieron los jóvenes de la Eucaristía al haber conocido a don Arturo Antonio y escuchar la sencillez de sus palabras.


NOVIEMBRE 11 DE 2012

Iniciaron los 46 Rosarios en honor a la Morenita del Tepeyac con una Peregrinación, Rezo del Santo Rosario y Misa solemne Por LCC Angélica Maldonado Morales

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on la presencia de nuestro pastor, monseñor Jesús Carlos Cabrero Romero, el pasado domingo 28 de octubre iniciaron los 46 Rosarios en honor a la Virgen de Guadalupe. Primeramente se realizó una peregrinación en la que participaron cientos de fieles, la cual tuvo como punto de reunión la Caja del Agua, para caminar rezando el Santo Rosario por toda la Calzada de Guadalupe y culminar con una solemne concelebración eucarística en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, presidida también por nuestro pastor, concelebrando el vicario general de nuestra Arquiócesis, monseñor Antonio Torres Herrera y por algunos sacerdotes de la Basílica, encabezados por el rector, canónigo Carlos Medina López. Estos Rosarios ya son una tradición y una gran devoción entre los fieles Guadalupanos y concluyen el 12 de diciembre, día de la festividad de la Morenita del Tepeyac. En esta bella devoción hacia la Guadalupana el fiel mariano ofrece todo su amor a Jesús a través de ella y por medio de los 20 misterios: Gozosos, Dolorosos, Gloriosos y Luminosos, que se meditan durante la semana, se hace un recorrido Evangélico de la vida de Cristo y María Santísima. Por su parte el rector y párroco de la Basílica, exhortó a los fieles a que continúen con esta hermosa devoción Mariana que nunca debe morir, y la cual debemos manifestar como hijos de la Madre del verdadero Dios en quien vivimos, nos movemos y existimos.

IX Encuentro Diocesano de Pastoral Social y Cáritas Parroquiales Se contó con la asistencia de 194 personas pertenecientes a 52 parroquias de la diócesis.

Exhortó a los fieles católicos marianos a hacer los 46 Rosarios, sobre todo en familia, porque es donde se siente con más fuerza la crítica situación de hoy, la crisis económica, la violencia, la pérdida de valores humanos, morales y espirituales. Es especialmente la familia, la que está sufriendo los golpes que nos estamos dando unos y otros y tal parece que no hay quien detenga esa ola de violencia intrafamiliar que está dejando ver graves estragos en la realidad cotidiana y en todos los ámbitos de la vida social. A través de la intercesión de la Virgen María en su advocación de Nuestra Señora de Guadalupe y con el rezo del Santo Rosario, se logrará que predomine en nuestras familias, el amor, la unidad, la comprensión, la fraternidad y la paz. Recordemos que de la abundancia del corazón brotan las palabras, y si no buscamos ese encuentro íntimo con el Señor y no lo busco también en la comunidad, esa ausencia de Dios en mi falta de compromiso para vivir la vida de acuerdo al Evangelio se va a dejar notar. Se exhorta pues a las familias a rezar los 46 rosarios en familia, tanto en la basílica, como en la casa, lo importante es que se rece con toda devoción.

Por Mariana Domene

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l encuentro dio inicio con la celebración de la Eucaristía presidida por el señor arzobispo J. Carlos Cabrero Romero quien en su homilía invitó a la comunidad a acercarse a Jesucristo vivo en la oración, pues del encuentro con Él nace la caridad, así mismo insistió en la práctica de la Lectio Divina que enriquece nuestro corazón con la palabra y nos lleva a una vivencia auténtica de la caridad. Recordó a san Martín de Porres que realizó su trabajo en nombre del Señor y de la Iglesia con humildad y sencillez, demostrándonos como debe ser la vida del agente de pastoral social. En el marco del año de la fe, el señor arzobispo de Matehuala, don Lucas Martínez Lara, invitó a los agentes de pastoral social a vivir la fe con sencillez de corazón, explicó que cuando nuestro corazón se abre a la necesidad del otro, ahí hay un principio de fe. La fe nos plantea salir de uno mismo e ir hacia el otro. Resaltó que el espíritu Santo es la fuerza que transforma el corazón de la comunidad eclesial para que sea testigo del amor. Mons. Lucas exhortó a los asistentes a fundamentar todas las acciones de servicio al próximo en la caridad, como lo dice el documento Deus Caritas Est de su Santidad Benedicto XVI, invitándolos a alimentarse con su lectura y la de Caritas in Veritatis. El Padre Rubén Pérez Ortíz, responsable de la Pastoral Social-Cáritas inició su intervención con una felicitación a los agentes que participan en esta pastoral de la caridad por el excelente trabajo que han venido realizando en sus parroquias, invitó a retomar con creatividad el trabajo que se viene desarrollando y dio 5 pautas a seguir: continuar trabajando por el bien del reino, que cada parroquia tenga más de una obra social importante, prioritaria y necesaria según la realidad de su comunidad, generar procesos de cambio y compromiso, salir de la inmediatez a procesos que promocionen a la persona humana, aprovechar al máximo el trabajo de la gran misión y el año de la Fe es una nueva invitación a renovar y acrecentar la caridad. Motivó a las comunidades en las que aún no existe Cáritas a formarlas como signo del amor que Dios tiene a sus predilectos, los más pobres y excluídos. El Padre Rubén pidió a los asistentes su apoyo para la rifa anual que ayuda a sostener las obras que en Cáritas se realizan. El encuentro concluyó con una comida en donde los agentes que participaron tuvieron la oportunidad de compartir experiencias del trabajo que realizan en sus comunidades.


El A, B, C de la Biblia

Las funciones del lenguaje y la Biblia

Yo CREO...y vivo mi FE

Creo en Dios… Por P. Memo Gil

Por David Campos

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s necesario recuperar ahora lo que hemos caminado juntos en esta columna:

Dios habla al hombre, y lo hace por medio de su Palabra -de entre muchas formas, el que nos interesa es éste-, la cual acerca al corazón de la humanidad; dice san Jerónimo que «la Biblia es el instrumento con el que Dios habla cada día a los creyentes». El hombre descubre en su interior la necesidad de trascender sus horizontes y, ante Dios que se le revela, al hombre corresponde el escuchar -y asentir en su escuchaEn la escucha de la Palabra no hay un asimilación literal del contenido -si así fuera, la Palabra de Dios al hombre sólo respondería delimitándose a circunstancias explícitas, cuando más bien Dios amplía las expectativas de la humanidad-, sino que se hace necesario el entendimiento y disposición del oyente para el mensaje de salvación; es decir, es indispensable la interpretación -o como ejemplo está nuestra sabiduría popular: “te lo digo a ti mija, pa’ que lo entiendas tú, nuera” (¡ya ven cómo en todo se requiere la interpretación y que es accesible a cada uno!)-. Este esquema inicial que hemos manejado hasta ahora tiene un hilo conductor en su base: el lenguaje. De entre muchos esquemas de la dinámica del lenguaje, quiero presentarles uno básico y sencillo, que implica tres funciones: La informativa. En un ejercicio de comunicación, la actividad informativa va implícita, pues todo mensaje conlleva un contenido a transmitirse. Se informa sobre hechos o acontecimientos. Esta función es característica de la ciencia, la historia, etc. La expresiva. Lo que se dice, tiene toda la carga íntima del que está comunicando su palabra, pues habla precisamente de lo que hay en su interior. Es una función personalista, es sobre uno mismo que expresa -manifiesta- lo que guarda en su corazón. La interpelativa. Lo que se expresa no sólo tiene la función de decirse, sino de confrontar al oyente y provocar en él una actitud. Es la capacidad de, en verdad, comunicarnos; es una relación establecida en la que uno habla, se sabe escuchado y, a su vez, atiende a la persona que tiene ante sí. Deseo agregar a este proyecto de comunicación en el lenguaje un aspecto muy importante que resalta el Papa Benedicto XVI, y que, en general, involucra todos los momentos de este esquema en su enseñanza cuando dice: el mensaje cristiano no sólo es «informativo», sino «performativo». Eso significa que el Evangelio no es solamente una comunicación de cosas que se pueden saber, sino una comunicación que comporta hechos y cambia la vida (Hemos sido salvados en la esperanza, 2). Si tienen oportunidad, les invito ahora a que leamos un pasaje — con todas las intenciones de saborear el texto — que sobresale en la Sagrada Escritura, la historia del «Hijo pródigo» (Lucas 15,1132), y tras leerlo sólo hagamos una apreciación: ¿descubro en este relato que Jesús parece estarme hablando a mí? Si sentimos algo de esto, podemos descubrir que la Biblia no se limita a ser un simple libro de información, sino que es el medio por el que Dios se vale para hablarnos.

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niciaremos ahora por tratar los artículos o verdades de fe que contiene el Credo. Recordemos que son doce los artículos en los que se fundamenta nuestra profesión de fe. Y el tratar de analizarlos busca llevarnos a una experiencia de profundización y fortalecimiento de nuestra fe. Pues al decir el Credo, no se trata sólo de repetir palabras leídas en la memoria en un acto inconsciente, sino respaldarlas con un asentimiento meditado, razonado. En donde expresamos nuestra adhesión a Dios y le damos gracias porque su Espíritu Santo ilumina nuestra capacidad para discernir y aceptar sus verdades. Creer en la existencia de Dios es algo aceptado y sostenido por la humanidad a lo largo de los siglos, incluso le han dado culto de diversas maneras; se le han puesto muchos nombres. En resumidas cuentas se tiene la misma idea de un ser todopoderoso, creador de todas las cosas y de quien recibimos todo. Hay quien asegura, que la idea de Dios vive en el corazón de todas las personas. Por eso nuestra profesión de fe comienza por Dios, y creemos en un solo Dios de acuerdo al testimonio de la Sagrada Escritura. Siempre los profetas invitaron al pueblo, que a veces seguía los ídolos, a volverse al único Dios. De ahí viene el monoteísmo: la doctrina de Dios como un ser único, absoluto y personal, que es el fundamento último de todo. Además, nosotros podemos conocer verdaderamente cómo es Dios, porque Él reveló su nombre. Tengamos en cuenta que el nombre expresa la esencia, la identidad de la persona y el sentido de su vida. Y es que, al dar a conocer su nombre, Dios quiere que se le pueda invocar. Así, nos da la posibilidad de conocerlo e invocarlo como el verdadero y

el que actúa. De ésta manera se lo reveló a Moisés en el episodio de la zarza ardiente, que encontramos en Éxodo 3, 14. Ahí Dios le dice a Moisés que es Yahvé (se puede traducir como “Yo soy”). Por respeto, el pueblo de Israel no pronuncia éste nombre, y lo sustituye por Adonai (Señor). Precisamente esta es la palabra que se usa en el Nuevo Testamento para exaltar a Jesús como verdadero Dios, y poder decir: “Jesús es Señor” (Rom 10, 9). Aunque no se puede someter a Dios a un procedimiento probatorio, porque la ciencia no puede convertirlo en un objeto verificable. Sin embargo, Dios mismo se somete a un procedimiento probatorio algo especial. Es en Jesús, en quien Dios se revela plenamente como lo que es. Y lo podemos descubrir a través de los gestos y las palabras de Jesús. En Jesús, Dios se nos reveló como la Verdad. Como verdad que libera y restituye al ser humano su dignidad porque lo ama. Entonces así descubrimos un gran abrazo de benevolencia infinita, que nos explica que Él es amor. Solo el cristianismo apoya su fe en ésta verdad: “Dios es Amor” (1Jn 4, 8.16). A partir de aquí, una vez que hemos conocido a Dios, debemos ponerlo en el primer lugar de nuestra vida. Esto significa que quien me ha creado por amor, me invita a vivir su misma vida desde Jesús. Por eso, creo en Él y le creo a Él desde lo que el mismo Jesús nos ha compartido con su vida y predicación. Y entonces como alabanza y acción de gracias podemos decir con Santa Teresa de Ávila: Nada te turbe, nada te espante. Todo se pasa, Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, nada le falta. ¡Sólo Dios basta!


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NOVIEMBRE 11 DE 2012

El ruido del tiempo H

oy se pide a los relojes que no hagan tanto ruido. Entre menos se escuche el molesto latir de su mecanismo, mejor que mejor. Ahora bien, entre el tic tac de un reloj y el sonido de la gota que horada la roca, ¿hay alguna diferencia? Después de todo, también a nosotros nos horada el tiempo. ¡Y pensar que hubo una época en que los relojes eran todo, menos silenciosos! ¿Cómo se las arreglaba la pobre gente del pasado para oír cada cuarto de hora campanada tras campanada, sin descansar por lo menos los sábados y los domingos? Pensemos, por ejemplo, en el hombre medieval, que prácticamente no conoció otros sonidos estruendosos que los de las campanas y los de los relojes. ¿Qué pensaba él de ellos? Y, sobre todo, ¿qué le decían en lo íntimo de su conciencia? En 1354 se instaló en la Catedral de Estrasburgo un reloj monumental que vino a poner de moda, por decirlo así, los relojes monumentales: cada hora, según un ingenioso procedimiento, dicho artefacto emitía los acordes de una melodía religiosa y los tres reyes magos se inclinaban reverentes ante una estatua de la Virgen María con el Niño entre sus brazos. Antes de esta fecha había habido relojes solares, de arena, de aceite, pero tenían el defecto de ser silenciosos. El defecto de ser silenciosos, sí, pues lo que se quería al construir esos «monstruos mecánicos» era que todo viviente los oyese y, al oírlos, cayeran en la cuenta de que el tiempo pasaba. De día, de noche, al atardecer, a todas horas, los habitantes de aquellas ciudades silenciosas tenían que percatarse de la inexorable fuga del tiempo. Era como si se les dijese: «El tiempo pasa, recordad que sois mortales». Karl Marx (1818-1883) leyó la aparición de los relojes mecánicos en una clave puramente económica, como era costumbre en él leerlo todo: «El reloj –escribió en una carta de 1863 dirigida a Frederick Engels- es la primera máquina automática construida con fines prácticos; toda la teoría de la producción uniforme nace a partir de él». Mucho más incisivo que Marx fue sin duda Oswald Spengler (1880-1936), quien escribió así en La decadencia de Occidente: «De entre todos los pueblos, fueron los alemanes quienes inventaron los relojes mecánicos, símbolos pavorosos del tiempo que pasa, los cuales, tocando noche y día desde numerosas torres y campanarios, fueron la expresión máxima del sentido histórico del mundo». Tiene razón Spengler: los relojes sonoros fueron concebidos más para invitar a la meditación que para llamar a la fábrica; más para hacer reflexionar sobre la marcha del tiempo que para llegar a tiempo.

En realidad, fue la Iglesia la que introdujo en el mundo la moda de los relojes monumentales. Este desposorio entre la Iglesia y el reloj no es ciertamente casual: el cristianismo concibe el tiempo como una línea recta que inicia con la Creación, llega a su plenitud con la Encarnación del Verbo y que culminará con la segunda venida del Señor (o parusía). El cristianismo no cree en eternos retornos, ni en nada que se le parezca: para él, como dijo un personaje del teatro de Ionesco, «este curso que es la vida no tiene repeticiones». El tiempo se va, y los que escuchaban aquellas campanadas lo sabían, lo tenían siempre presente. Es una buena cosa el que hoy nuestros relojes sean silenciosos. Pero una cosa todavía mejor es que aún no podamos suprimir del todo ese tic tac que a menudo nos pone nerviosos. Prácticamente es lo único con lo que contamos para pensar en lo incierto de esta vida y en la inminencia de la muerte. «-Tengo setenta años», constata apesadumbrado un personaje de L a dama del alba, la pieza teatral de Alejandro Casona (1905-1965). Le responde la muerte vestida de mujer: «-Muchos menos, abuelo. Esos setenta que dices son los que no tienes ya». ¡Terrible condición la nuestra: los años que tenemos son precisamente los que ya no tenemos! En Adolescencia encadenada, la novela de François Mauriac (1885-1970), una mujer escucha a lo lejos el martilleo de un reloj de pared: «En

la luz melancólica de esta habitación que permanecía intacta –escribe el novelista-, la jovencita, a pesar de sus veinte años, tiene el sentimiento terrible de los años cumplidos, de la carrera al abismo, de lo que cada minuto mata en nosotros»… Cuando un acaudalado senador romano festejaba su cumpleaños número noventa, uno de sus amigos le preguntó con ironía: «¿Cuánto darías por volver a tener veinte años?». Sin pensarlo dos veces, respondió el senador: «Daría toda mi fortuna por volver a tener ochenta y nueve». «Cada vez que vemos el reloj recibimos un impacto doloroso. El reloj se limita a decirnos que somos tiempo, y que el tiempo pasa», constata lleno de nostalgia Joan Fuster (1922-1992) en su Diccionario para ociosos. No obstante, puesto que somos mortales, seamos también indulgentes con nuestros pobres relojes. Ellos, pese a la monotonía de su voz, tienen algo muy importante que decirnos: existe el deber de vivir, pues la vida vuela y cada minuto es irrecuperable. «No, los hombres nunca saben querer de verdad. Nada les satisface. Lo único que saben es soñar, imaginar nuevos deberes, buscar nuevos países y nuevas moradas. En cambio nosotras sabemos que hay que apresurarse a amar, darse la mano, temer la ausencia», dice Marta, uno de los personajes de El malentendido, la pieza teatral de Albert Camus (19131960). Hay que apresurarse a amar: sí, hay que apresurarse. Es casi seguro que, mientras hablaba así, Marta estuviera escuchando el tic tac de un reloj lejano. O, en todo caso, los latidos de su propio corazón, que es lo que más se parece en este mundo al sonido de los relojes.

Es una buena cosa el que hoy nuestros relojes sean silenciosos. Pero una cosa todavía mejor es que aún no podamos suprimir del todo ese tic tac que a menudo nos pone nerviosos. Prácticamente es lo único con lo que contamos para pensar en lo incierto de esta vida y en la inminencia de la muerte.


La gratitud y caridad de un potosino de principios del siglo XIX manifestada en su testamento Por Mtro. José Ricardo García López

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or las experiencias que he tenido en mi vida como profesor de la Facultad de Derecho de la UASLP, pienso que nuestros jóvenes consideran la virtud de la gratitud una actitud anticuada, innecesaria y hasta ridícula y lo digo porque, un buen número de alumnos a los que he auxiliado en sus trabajos de investigación o de tesis, orientándolos o facilitándoles libros de mi biblioteca personal, una vez que han concluido sus trabajos se alejan sin el menor signo de gratitud, Y no sólo los alumnos sino también algunos investigadores que, se supone, fueron educados en las antiguas costumbres porque en una ocasión que yo trabajaba sobre unos documentos antiguos encontré algunos que creí que podían servir a un determinado investigador que trabajaba un tema del que hablaban aquellos papeles, y yo, ni tardo ni perezoso, corrí a mostrárselos y él con un dejo de indiferencia, me dijo: ha si, ahí déjalos; yo un tanto desconcertado y medio molesto me retiré del investigador mal educado, pero cual sería mi sorpresa que al publicar él su investigación aparecieron los documentos que yo le había facilitado. Ingenuamente pensé que por algún lugar del libro aparecería la referencia de que yo había localizado el original de aquellos papeles. Pero quien no fue capaz de expresarme su gratitud en forma oral menos lo iba a hacer por escrito.

Otro suceso que me lleva a la convicción de que la gratitud no es moneda de uso corriente en nuestros días es que hace una semana me encontré a un funcionario de gobierno con quien llevo una gran amistad y me dijo: La persona que me mandaste con tu recomendación ya tiene trabajando con nosotros un mes, obviamente yo le agradecí el que haya tomado en consideración a mi recomendada, pero la persona a la que recomendé, conmigo ha brillado por su ausencia y lo más seguro es que seguirá brillando porque, es claro, que considera innecesario el agradecer. De pronto he pensado que soy demasiado delicado, que ando con sensiblerías pero luego he recordado que Nuestro Señor Jesucristo también se sorprendió cuando curó a los diez leprosos y sólo uno fue a agradecer “el pequeño favor”, con mayor razón me sorprendo yo que no soy más que un simple mortal. Estos sucesos y reflexiones han dado pie a publicar estas tres clausulas del testamento de un potosino de antaño que manifiesta su gratitud hacia quienes le sirvieron durante su vida y también su caridad al disponer que se repartan algunas limosnas, de su capital, a los pobres de diversos barrios de la ciudad. Hay que tener en cuenta, para valorar adecuadamente este episodio, que no existía el Derecho Laboral en esa época y que los trabajadores una vez que dejaban de trabajar, por cualquier motivo, se iban a su casa con una mano atrás y otra adelante. He aquí la introducción, las clausulas 3ª., 5ª. y la conclusión del testamento:

En el Nombre de Dios Todo Poderoso y de la bienaventurada y siempre Virgen María Concebida en gracia y gloria desde el primer instante de su animación Santísima, Amén. Notorio y manifiesto sea a todos los que el presente mi testamento vieren como yo don José Nicolás Hurtado de Amezaga originario y vecino de esta ciudad, mayor de sesenta años de estado célibe, hijo legitimo y de legitimo matrimonio de Don Feliciano Hurtado y Amezaga y de doña Francisca Ponce de León, mis padres y señores ya difuntos, estando en pie en mi entero juicio, memoria y conocimiento natural, por lo que le tributo a la Majestad Divina las debidas gracias, creyendo como fiel y verdaderamente creo y confieso en el Santísimo Sacramento del Altar, en el Altísimo e Inefable Misterio de la Santísima Trinidad, Tres Personas distintas y una sola Divina Esencia, y en todos los demás misterios, dogmas, arcanos y sacramentos que tiene cree y confiesa, predica y enseña, Nuestra Madre Iglesia Católica, Apostólica Romana bajo cuya fe y creencia ha vivido y protesto vivir y morir como católico fiel cristiano de que me gozo y eligiendo como elijo a mis especiales patronos, abogados e intercesores a la que por excelencia lo es de todos los pecadores la emperatriz de cielos y tierra María Santísima Señora Nuestra a su dignísimo y castísimo esposo el Patriarca Señor San José, Santos: Ángel de mi guarda, de mi nombre, de mi devoción y demás de la corte celestial para que rueguen a mi Señor Jesucristo y por un efecto de su inmensa misericordia perdone mis pecados y poniendo mi alma en carrera de salvación la lleven a gozar de la bienaventuranza en su eterna gloria con cuya firme esperanza temeroso de la muerte, cosa natural a toda viviente criatura y su hora incierta, para no ser de ella arrebatado sin la disposición necesaria al descargo de mi conciencia he deliberado hacerla en la forma y manera siguiente: 3a. Ytem. Declaro que desde el fallecimiento de mi difunta madre, hace veinte y dos años, a vivido en mi compañía y la de mis hermanos cuidándonos y asistiéndonos a todos con el mayor esmero y cuidado doña María Ignacia Zapata así en la salud como en nuestras enfermedades, conduciéndose, durante este tiempo, con la mayor honradez, honor y arreglo. En cuya virtud y por no tener dicha señora, marido, hijos ni hermanos, es mi voluntad, llevado únicamente de la caridad con la que la he visto, y servicios que nos ha prestado, he determinado que después de mi fallecimiento la vea y trate mi albacea en los mismos términos que yo la he visto y respetado, manteniéndola en su compañía hasta que fallezca dicha señora y no queriendo hacerlo así, el albacea, le dé para su manutención doscientos pesos en reales y al mismo tiempo parte de la ropa que dejó mi difunta hermana doña María Ignacia Hurtado, e igualmente quiero, y es mi intención que a la cocinera que asiste hoy en día en mi casa, llamada Juana Zertuche, se le mantenga mientras viva y si acaso, ella, no quiere seguir en el servicio de la casa, luego que de ella trate de separarse, se le den treinta pesos en reales. Lo cual declaro para que conste. 5a. Ytem. Quiero y es mi voluntad que verificada mi muerte, se distribuyan de limosna por mi intención, ciento cuarenta pesos entre los pobres enfermos y mendigos de los lugares que voy a expresar en la forma siguiente: a los de esta ciudad, sesenta y ocho pesos; a los del pueblo de Tlaxcala diez pesos; a los del barrio de Santiago otros diez; a los de San Sebastián otros diez; a los de la Santísima Trinidad otros diez; a los del barrio de San Juan ocho; a los de San Miguel Mexquitic otros diez; a los de Tequisquiapán ocho a los de San Cristobal seis. Lo cual declaro para que conste. E yo el presente Escribano Real, Teniente del de Cabildo doy fe que conozco a el otorgante a quien veo en pie y al parecer en su entero juicio, memoria y conocimiento natural por haberme respondido acordemente a las preguntas que le hice para esta disposición; la que así otorgó y firmó en esta ciudad de San Luis Potosí, a once de agosto de mil ochocientos cuatro años, siendo testigos don José Esiquio Ximenez, don Agustín Santamaría y don Julián Almaguer de esta vecindad, doy fe. José Nicolás Hurtado de Amezaga. Ante mi (rúbrica)

Antonio María Suárez. (rúbrica)


Reflexiones al inicio del año de la fe Por Javier Algara

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asta donde yo puedo recordar, nunca antes un evento de la Iglesia universal como el «Año de la Fe» decretado por Benedicto XVI había sido tan difundido y bien acogido en el seno de las comunidades eclesiales. Horas santas, rosarios, eucaristías y otras actividades están jalonando el transcurso de este año especial. Todo ello hizo que surgiera en mí una pregunta: ¿Qué es realmente la fe? Y en concreto, ¿qué es la fe cristiana? Me doy cuenta de que el concepto de «fe» va relacionado primariamente con el de creer. O sea, la idea de fe nos conecta con la idea de confiar en una persona, ya sea porque sus palabras están revestidas de autoridad, o porque están respaldadas por la congruencia de su vida. Así visto, se podría decir que el «Año de la fe» es el año de la confianza. Evidentemente, aquí hablamos de la confianza en Dios. Pero ¿será sólo eso? ¿Qué nos dice la Biblia al respecto? Ciertamente la Escritura no nos da una definición de «fe», ni tampoco de «confianza». Pero nos describe operativamente, en las vidas de sus protagonistas, qué son esas virtudes. Tomemos el caso de algunos de sus personajes más relevantes. Abraham, por ejemplo, quien cuando recibe la primera llamada de Dios, la acoge sin más. La obedece sin pedirle a ese Dios, hasta entonces desconocido, documentos, firmas de avales y testigos que garanticen que le va a cumplir lo que le promete: una tierra y un hijo. Años después, Abraham reitera su confianza incondicional en Dios al marcharse al monte a ofrecer en sacrificio al hijo que tanto había esperado. La Carta a los Hebreos alaba la fe de Abraham, que no dudó en hacer ese sacrificio porque confiaba absolutamente en que Dios habría de resucitar a Isaac. La suya era una fe a prueba de cualquier prueba. Moisés, a su vez, abandona la tranquilidad de sus rebaños y la ternura de Séfora para irse a enfrentar la soberbia terquedad del faraón, y la ingratitud constante de su propio pueblo. Estoy seguro que tuvo que explicarle a su familia que los abandonaba porque en un arbusto, que no se quemaba a pesar de estar en llamas, oyó la voz de Dios. Esa es fe. Pablo, el futuro Apóstol de los gentiles, deja todo lo que había conseguido hasta ese momento: renombre entre los fariseos, riquezas probablemente, amigos y familia, ¡para irse detrás de un hombre al que acababan de crucificar! Y todo porque -aseguraba él- había encontrado a ese mismo hombre, resucitado, en el camino a Damasco. He ahí la fe. Todo comenzó siempre con encuentros personales entre esas personas y Dios, que les hablaba. Cómo sería cada encuentro que las personas volvían a sus casas, si es que volvían, sabiendo que de ahí en adelante sus vidas serían distintas; que de ahí en adelante sólo tenían un camino: abandonarse totalmente en manos de Dios. En cierto modo ese abandono no les fue difícil: habían reconocido a Dios en aquel que les hablaba. La confianza de los personajes de la Biblia está enmarcada en la adoración. Abraham le ofrece a su hijo único -ofrenda reservada para la divinidad- a su interlocutor. Moisés sale del encuentro en el Sinaí con el rostro marcado por las señales propias de quien ha visto a Dios y se enfurece cuando el pueblo se inclina ante una caricatura de la divinidad. Pablo dobla su rodilla ante Jesús, cuyo nombre está sobre todo nombre; en Él había reconocido a la Palabra definitiva de Dios. El Crucificado en quien Pablo cree es verdaderamente Dios, el Creador del universo. Confiar y adorar: en esto reside el creer cristiano. Y, obviamente, siendo la adoración infinita en su objeto, lo mismo es el grado de confianza que ella suscita, y radical la transformación que sufre la vida de quien así adora y confía. Quien llega a confiar en Dios de esa manera no teme por su vida y es libre de ofrecerla incluso para salvar al enemigo. Tal como hizo Dios Padre, quien no dudó en enviar a su único Hijo para que diera su vida por nosotros, que éramos sus enemigos. La fe, pues, es el resultado de experimentar un encuentro con Dios que finalmente hace posible que exclamemos, como Pablo: «Para mí la vida es Cristo». El «Año de la Fe» será una oportunidad magnífica de darle mayor cabida al Señor en nuestras vidas, para experimentarlo a través de la liturgia, de la vivencia comunitaria y de la escucha de la Palabra.

La Nueva Evangelización (Extracto de las conclusiones del Sínodo de obispos)

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onducir a los hombres y las mujeres de nuestro tiempo hacia Jesús, al encuentro con Él, es una urgencia que aparece en todas las regiones, tanto las de antigua como las de reciente evangelización. En todos los lugares se siente la necesidad de reavivar una fe que corre el riesgo de apagarse en contextos culturales que obstaculizan su enraizamiento personal, su presencia social, la claridad de sus contenidos y sus frutos coherentes. No se trata de comenzar todo de nuevo, sino – con el ánimo apostólico de Pablo, el cual afirma: “¡Ay de mí si non anuncio el Evangelio!” (1 Cor 9,16) – de insertarse en el largo camino de proclamación del Evangelio que, desde los primeros siglos de la era cristiana hasta el presente, ha recorrido la historia y ha edificado comunidades de creyentes por toda la tierra. Por pequeñas o grandes que sean, éstas con el fruto de la entrega de tantos misioneros y de no pocos mártires, de generaciones de testigos de Jesús, de los cuales guardamos una memoria agradecida. Los cambios sociales y culturales nos llaman, sin embargo, a algo nuevo: a vivir de un modo renovado nuestra experiencia comunitaria de fe y el anuncio, mediante una evangelización “nueva en su ardor, en sus métodos, en sus expresiones”, como dijo Juan Pablo II. Una evangelización dirigida, como nos ha recordado Benedicto XVI, “principalmente a las personas que, habiendo recibido el bautismo, se han alejado de la Iglesia y viven sin referencia alguna a la vida cristiana [...], para favorecer en estas personas un nuevo encuentro con el Señor, el único que llena de significado profundo y de paz nuestra existencia; para favorecer el redescubrimiento de la fe, fuente de gracia que lleva consigo alegría y esperanza para la vida personal, familiar y social”. En esta óptica queremos indicar a todos los fieles dos expresiones de la vida de la fe que nos parecen de especial relevancia para incluirlas en la nueva evangelización. El primero está constituído por el don y la experiencia de la contemplación. Sólo desde una mirada adorante al misterio de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, sólo desde la profundidad de un silencio que se pone como seno que acoge la única Palabra que salva, puede desarrollarse un testimonio creíble para el mundo. Sólo este silencio orante puede impedir que la palabra de la salvación se confunda en el mundo con los ruidos que lo invaden. Vuelve de nuevo a nuestros labios la palabra de agradecimiento, ahora dirigida a cuantos, hombres y mujeres, dedican su vida, en los monasterios y conventos, a la oración contemplativa. Necesitamos que momentos de contemplación se entrecrucen con la vida ordinaria de la gente. Lugares del espíritu y del territorio que son una llamada hacia Dios; santuarios interiores y templos de piedra que son cruce obligado por el flujo de experiencias que en ellos se suceden y en los cuales todos podemos sentirnos acogidos, incluso aquellos que no saben todavía lo que buscan. El otro símbolo de autenticidad de la nueva evangelización tiene el rostro del pobre. Estar cercano a quien está al borde del camino de la vida no es sólo ejercicio de solidaridad, sino ante todo un hecho espiritual. Porque en el rostro del pobre resplandece el mismo rostro de Cristo: “Todo aquello que hayan hecho por uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicieron” (Mt 25, 40). A los pobres les reconocemos un lugar privilegiado en nuestras comunidades, un puesto que no excluye a nadie, pero que quiere ser un reflejo de como Jesús se ha unido a ellos. La presencia de los pobres en nuestras comunidades es misteriosamente potente: cambia a las personas más que un discurso, enseña fidelidad, hace entender la fragilidad de la vida, exige oración; en definitiva, conduce a Cristo. El gesto de la caridad, al mismo tiempo, debe ser acompañado por el compromiso con la justicia, con una llamada que se realiza a todos, ricos y pobres. Por eso es necesaria la introducción de la doctrina social de la Iglesia en los itinerarios de la nueva evangelización y cuidar la formación de los cristianos que trabajan al servicio de la convivencia humana desde la vida social y política.


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La diferencia entre declarar y anunciar Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores de Tiro y Sidón; una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a él. Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le prepararan una pequeña barca, para que no le aplastaran, pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle. Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: “Tú eres el Hijo de Dios”. Pero Él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran (Mc 3, 7-12).

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as muchedumbres seguían a Jesús. Multitudes reunidas de muchos lugares que se habían enterado del poder milagroso de Jesús y de sus palabras de vida. Jesús tenía que hacer uso de su ingenio para poder atender a tanta gente. Y Él prefería anunciar el proyecto del reino de Dios, sin embrago nunca dejaba vacío a cualquiera que se le acercara para obtener la salud y el perdón. En aquella ocasión subió a una barca. Él curó a muchos enfermos; estos se le amontonaban para suplicarle que los curara. Los espíritus inmundos se le arrojaban a los pies para gritarle una verdad: “Tú eres el Hijo de Dios”. La predicación del reino de Dios la hace Jesús. Él es el promotor de este proyecto de salvación que el Padre le ha mandado. El anuncio del reino es obra de Dios y es anunciado y proclamado por Él mismo. También es anunciado por los que Jesús escogió para este proyecto del reino. El reino es invención, creación de Dios y es de su propiedad; los destinatarios de este proyecto de esta obra son los hijos de Israel, en un primer momento, pero también los hombres y mujeres de cualquier nación que crean y esperen en Jesús. Así pues, el proyecto del reino, siendo de orden divino será solamente anunciado por Jesús y por los que crean en esta maravilla. Tal vez por eso Jesús callaba a los espíritus inmundos cuando estos gritaban la verdad: “tú eres el Hijo de Dios”. El anuncio del Reino de Dios y del evangelio es cuestión de fe, del convencimiento causado en los corazones por la Palabra, por la predicación. Ahí está la diferencia de lo que los espíritus inmundos hacían y la predicación de Jesucristo y la predicación apostólica: los espíritus inmundos no son partidarios del plan de Dios, al contrario, quieren echar por tierra el proyecto, quieren dejar a Jesús al descubierto. Al gritarle a Jesús que Él es el hijo de Dios no lo están proclamando, están queriendo poner a Jesús en evidencia para que su plan de anunciar el Reino no fructifique. Cuando ellos gritan esta verdad solamente se oponen al verdadero plan del Altísimo: que Jesús sea proclamado como fruto de la experiencia de fe, de la experiencia del encuentro. Seguramente por eso Jesús los callaba, porque no era la fe lo que a estos seres los movía a decir la verdad: que Jesús es el Hijo de Dios. No. Ellos se querían adelantar al proyecto del reino que apenas comenzaba Jesús a anunciar. Las palabras y obras que trae consigo el evangelio debían tener lugar y dar ocasión así, a que unos creyeran y aceptaran en su corazón a Jesús como el Mesías. Si los espíritus inmundos gritaban que Jesús es el Hijo de Dios, estarían poniendo dificultades al anuncio. Efectivamente, no son los espíritus quienes anuncien el evangelio, sino que serán los apóstoles y sus

sucesores, y al final, todo creyente, toda creatura convencida profundamente de que Jesús es el hijo de Dios, pero como resultado de haberlo aceptado como tal en su corazón. Y es que el anuncio del evangelio no se trata solamente de anunciar esta verdad de que Jesús es el Mesías, sino también de dar testimonio de aquello que se ha tenido como experiencia, de lo que se ha podido ver, escuchar y valorar. No se trata de verdades ontológicas sino de verdades de fe: se anuncia lo que se cree. No es solamente decir verdades, sino estar sujetos a ellas. No se trata de verdades que se conozcan, sino de verdades que se crean y de verdades que salvan. Esos espíritus no lo anunciaban por fe, sino por hacer escándalo. Efectivamente, Jesús quería realizar este anuncio del reino y por eso anunciaba estas cosas al mismo tiempo que realizaba obras que declararan la verdad que salva. Más tarde dirá a sus discípulos que nada hay oculto que no llegue a saberse, que no se enciende una lámpara para esconderla, que lo que se dice en secreto deberá anunciarse desde las azoteas, que una ciudad no se puede ocultar si está edificada sobre una montaña. De esto se trata: de anunciar el proyecto de un reino en el que se ha creído, de ser testigos de la verdad, no solamente de declarar los hechos. Los mismos judíos, habiendo visto a Jesús hacer milagros y habiendo escuchado tantas enseñanzas, no terminaron por comprender ni aceptar en su corazón a Jesús como el Mesías prometido y esperado. No. Ellos necesitaron escuchar la predicación de los que sí estaban convencidos, de los que fueron testigos quizá de las mismas cosas que ellos, pero que supieron descubrir en Jesús al salvador del mundo. Un ejemplo de esto son los discípulos de Emaús, que iban abatidos hacia su aldea cuando Jesús les salió al paso y tuvo que explicarles que era necesario que el Mesías padeciera todo eso antes de entrar a su gloria. Y aun con eso no se convencieron sino hasta que reconocieron en aquel forastero a Jesús de Nazaret resucitado. Solo entonces, cuando se les hubieron abierto los ojos y creyeron en la resurrección anunciaron a Jesús; regresaron a Jerusalén para reunirse con los demás y compartirles su experiencia con el resucitado. Otro caso parecido es el de la samaritana, que, después de escuchar a Jesús en aquel pozo, creyó en Él, debido al encuentro personal que tuvo de frente al Salvador, y, al final fue a decírselo a los suyos, para que también lo conocieran y creyeran. De esto se trata en el evangelio, de anunciar aquello de que se ha sido testigo. Por estas y otras razones lo que gritaban los espíritus inmundos no tenía valor, porque aunque lo que anunciaban era una verdad, esta no surgía de ninguna experiencia de fe, de ninguna experiencia de encuentro con Cristo, y además, no tenían por objeto suscitar la fe en quienes los escucharan.

Sí amigos. Lo que hacían esos espíritus no era anunciar, proclamar, ellos vociferaban, ellos querían poner al descubierto un reino que Jesús quería que se fuera desvelando poco a poco. Ellos alardeaban, no evangelizaban. Además no es suficiente decirle a Jesús “tú eres el Hijo de Dios”, es necesario anunciarlo a otros. Eso sería anunciara a Jesús como el Mesías. ¿Qué objeto tenían esos espíritus al gritarle a Jesús que Él es el Hijo de Dios? Solamente estropear el plan. Recuerdo que más adelante hay alguien que le declara lo mismo, pero con sinceridad, con amor, con fe, el ciego Bartimeo: “Jesús, hijo de David, ten misericordia de mí”. Cuánta diferencia existe en estas dos maneras de expresar la misma verdad. Uno suplica, los otros declaran, vociferan.

En este año de la fe es bueno recordar estas cosas y tener presente y muy claro en el interior, que Jesús es el hijo de Dios, y al mismo tiempo, anunciarlo con obras y palabras, cada uno según sus capacidades y según sus recursos, y su condición específica. Conozcamos nuestra fe y anunciémosla.


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Palabra de Dios Yo les aseguro que esa pobre viuda ha echado en la alcancía más que todos éstos Evangelio según san Marcos 12, 38-44 En aquel tiempo, enseñaba Jesús a la multitud y decía: “¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplios ropajes y recibir reverencias en las calles: buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; se echan sobre los bienes de las viudas haciendo ostentación de largos rezos. Éstos recibirán un castigo muy riguroso”. En una ocasión Jesús estaba sentado frente a las alcancías del templo, mirando cómo la gente echaba allí sus monedas. Muchos ricos daban en abundancia. En esto, se acercó una viuda pobre y echó dos moneditas de muy poco valor. Llamando entonces a sus discípulos, Jesús les dijo: “Yo les aseguro que esa pobre viuda ha echado en la alcancía más que todos. Porque los demás han echado de lo que les sobraba; pero ésta, en su pobreza, ha echado todo lo que tenía para vivir”.

Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

DAR Cuántas veces en la vida nos hemos arrepentido, de no haber dicho, de no haber dado, de no haber ido… Muchas situaciones y circunstancias vividas nos hacen pensar en lo importante que es compartir lo poquito o lo mucho que tenemos; compartir nuestra vida y nuestro tiempo; compartir generosamente lo que soy y puede aliviar el mal de muchos. El Evangelio de hoy nos presenta el generoso ejemplo de la viuda pobre que da todo lo que tiene para vivir. Su pobreza le ha enseñado a vivir desprendida; su corazón está libre para vivir la riqueza de Dios. Y su ofrenda, su gran ofrenda, es signo de la entrega total de su vida en manos de Dios. Una actitud que cuestiona nuestro corazón ambicioso, metalizado y muchas veces lleno de rapiña por creer tener y tener… Ojalá el ejemplo de esta pobre mujer ilumine nuestra vida y nos haga capaces de desprendernos no de lo que nos sobra, sino de lo que necesitamos para vivir. Nuevamente, nos queda claro lo que la vida y la historia nos han enseñado: “Lo que no se da, se pierde…” Estamos a tiempo, muy a tiempo de ofrecer nuestra vida con mucha generosidad; también el Evangelio nos enseña que al Señor no le interesan las cantidades de lo que podamos dar, sino la voluntad y la calidad de lo que si podemos compartir. Recibamos el ejemplo de quienes siendo pobres en bienes materiales, son muy ricos en generosidad. ¡Dios está con ellos! Por Pbro. José de Jesús Cruz Rodríguez

Reseña de tradiciones Xantolo o día de muertos Edgar Hernández Hernández, 1 Filosofía Escríbenos: ecos_seminarioslp@hotmail.com Sé nuestro amigo en Facebook: Seminario Guadalupano Josefino

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el latín sanctórum, que significa fiestas de todos los santos. Para empezar nuestras tradiciones, se siembra la flor de cempasúchil y la mano de león, lo sembramos el día 24 de junio, día de san Juan Bautista y en el 25 de julio se siembra la gran variedad del frijol, conocido como la zarabanda, que se utilizará para el 29 de septiembre, fiesta de san Miguel Arcángel, y que es la primera ofrenda que se realizan a nuestros difuntos. Durante el mes de octubre se elaboran vasijas de barro en forma de animales, como los candeleros, ya sean con forma de burritos o de guajolotes, y se preparan los manteles a cargo de las mujeres indígenas así como el maíz para ayudar a los gastos de la fiesta. Hay un tianguis que se le llama “Grande” en cada parte de nuestra región huasteca. Allí venden todo lo necesario para nuestro arco y nuestro altar, desde velas, papel picado, las cortinas de papel para la fiesta de Xantolo, los panes de muerto y las tradicionales calaveritas. El día 18 de octubre, en la fiesta de san Lucas, se cortan los racimos de plátano para cuando llegue la fiesta estén listos en el día 28 de octubre, fiesta de san Simón. Aquí algunos elementos significativos: el Arco, que se arma con dos varas flexibles amarradas de las patas, una delantera y otra trasera, son tres arcos los que deben ser. El primero es para los ancianos, el segundo para los adultos jóvenes y el tercero es para los angelitos, es decir, los niños. Los arcos se visten de palmilla, limonaria y estribillo, pero también llevan siete travesaños que significan los ríos que ayudan a pasar al inframundo a nuestros queridos difuntos desde el más allá. Faltando tres días de la fiesta de Xantolo se pintan los panteones o tumbas. Estos son sagrados desde el 28 hasta el 3 de noviembre, donde hay comparsas disfrazados de diablos, entre otros. Con máscaras de madera, acompañados de la música de tríos huastecos, bailan y son conocidos como la danza de los huehues (danza de los viejos) hacen chasquear sus látigos. También hay ofrendas como: tamal de pollo, de puerco y de zarabanda, mole de guajolote, camote dulce, conserva de calabaza, cuaguayote. La fiesta se termina el día 31 de noviembre en la memoria de san Andrés apóstol, donde se saca el arco con cohetes. Solo las culturas náhuatl y tének son las que tienen más presentes estas tradiciones, ellas habitan en parte de la sierra de la huasteca sur, y de ella hemos surgido algunos seminaristas, con la intención de responder al Señor desde lo que somos: una cultura netamente mexicana.


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...Lo de Dios a Dios

Diócesis de Matehuala

Centro de Derechos Humanos en el Desierto (CDHDE)

Las fuentes de la DSI:

Los Santos Padres

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on este artículo terminamos el breve estudio de los Santos Padres en lo referente a las cuestiones sociales. No olvidemos que la doctrina de estos Varones Ilustres abarca todos los campos de la teología. Aquí solamente mostramos algunos aspectos de su pensamiento. Con esto esperamos despertar en ustedes, estimados y apreciables lectores, el deseo y gusto por leer sus obras. Empiecen leyendo breves introducciones de su vida y de sus escritos, pueden encontrar algunos trabajos en las librerías católicas. Volviendo a nuestro tema digamos algunas cosas más. Ante los males sociales, nos dicen los Santos Padres, la respuesta cristiana debe de estar regida por estos principios:

E

l Centro de Derechos Humanos del Desierto está en construcción en la diócesis de Matehuala, gracias al apoyo e interés de nuestro obispo, para que todos tengamos una cultura de respeto a nuestros derechos humanos para lograr una vida digna. Nuestro objetivo es promover y defender los derechos humanos de los habitantes de la zona del Altiplano Potosino para que, cómo Iglesia, generemos una cultura de los derechos humanos y así respondamos a las necesidades y desde la vulnerabilidad de los más pobres. ¿Por qué la importancia de crear un Centro de Derechos Humanos del Desierto en nuestra diócesis? 1. Para promover los derechos humanos y los avances en materia legal. 2. Queremos compartir el conocimiento de los recursos legales a las personas. 3. Porque es necesario ir hasta las zonas más vulnerables a través de nuestros decanatos. Porque queremos luchar contra la descomposición del tejido social. 4. Porque queremos combatir y prevenir las violaciones de los derechos humanos de las personas. Queremos ser constructores de una sociedad de paz, en paz y para la paz. Ayudándonos a fomentar los valores de respeto a los derechos humanos, haciendo valer la paz, la justicia y dignidad en nuestra sociedad y con gran interés en la región del altiplano, a su vez tener como columna vertebral los derechos humanos en la Pastoral Social de nuestra diócesis. También generar una interlocución con la comisión estatal de derechos humanos y demás autoridades para garantizar el cumplimiento a los principios fundamentales de las personas que son los derechos humanos. Para mayores informes: Teléfonos: 01(488) 882.35.05 y 882.71.09 diocesismatcdh@yahoo.com.mx

a) No somos dueños, sino administradores de los bienes (san Juan Crisóstomo; san Basilio, san Asterio y san León Magno). b) Todos los bienes de la creación se destinan a todos los hombres (pensamiento bastante claro entre los padres griegos y latinos). c) El hombre tiene una naturaleza social; está llamado a vivir en comunidad (san Basilio, Lactancio y san Agustín). d) Todos los hombres tenemos una básica igualdad (san Gregorio Nacianceno, san Juan Crisóstomo, san Ambrosio, Lactancio). e) La propiedad privada, sin solidaridad ni respeto por el destino universal de los bienes para todos los hombres, es fuente de egoísmos, divisiones, explotación (Didaché, Tertuliano, Lactancio, san Basilio, san Juan Crisóstomo, san Ambrosio, san Asterio, Zenón de Verona). f) La comunicación de bienes es una exigencia de justicia para cumplir el destino de los bienes creados. Si no se remedia el hambre, se es homicida (san Basilio); unos ayudan a un pobre, pero empobrecen a cien (Niceno); se devuelve al pobre lo suyo cuando se practica la limosna; es, por tanto, obra de justicia (san Juan Crisóstomo y san Ambrosio). La misericordia con el pobre es justicia (san Agustín). El pensamiento de los Santos Padres es luz para nuestro camino. Ellos nos alumbran para ver cómo anda nuestra dignidad de Hijos de Dios, cómo llevamos la práctica de las virtudes cristianas. En el siglo IV, por ejemplo, la Religión Católica se convirtió en la religión del Emperador Constantino. A partir de entonces empezaron muchos males dentro de la Iglesia. Se empezó a entrar a la Iglesia por la fuerza, ya no por convicción y por amor. Ser cristiano fue algo común. Ya no se exigía una opción radical por Jesús. Muchos se bautizaron por complacer al emperador y no ser expulsados del territorio del Imperio. Debido

Por David Grimaldo

a esta tibieza en la fe, muchos cristianos rompieron con el mundo circundante y se fueron a vivir como monjes en el desierto. Algunos en lugares aislados. Otros constituían comunidades. Vivían una pobreza muy estricta y practicaban la comunicación total de bienes. Veamos un caso: “Contaban del abad Serapión que un día se encontró en Alejandría a un pobre que temblaba de frio. Pensó: ¿Cómo puedo ser yo monje e ir vestido, mientras que este pobre, o mejor, el propio Cristo pasa frío? Se quitó la túnica y se la dio al pobre. Luego se sentó en el suelo con un pequeño libro del Evangelio. Pasó un hermano y le preguntó: Gran abad Serapión, ¿quién le ha dejado de ese modo? El respondió: Ha sido éste el que me lo ha quitado todo. Y señaló al Evangelio. Continuando su camino, se encontró a un hombre que iba a ser preso a causa de una deuda. El hombre no tenía con qué pagar. Serapión vendió el Evangelio y le dio al hombre el dinero para que pagara la deuda” (Tomado de José Luis Caravías-Marcelo Barros, Teología de la tierra II, p. 3). Permítanme terminar, por hoy, con un versillo dominguero: Si la duda no te deja, y es más fuerte que la sed, a lado tristeza y queja, corre y cómprate La Red.


NOVIEMBRE 11 DE 2012


CÁLIZ COPONES CUSTODIAS CANDELEROS FLOREROS IMÁGENES EN BULTO RELICARIOS CRISMERAS LAVABOS SAGRARIOS VINAJERAS RECLINATORIOS INCIENSARIOS ALCANCÍAS MANTELES ORNAMENTOS

Salvador González Guzmán

Francisco Villa No. 221 Col. 21 de Marzo C.P. 78437 San Luis Potosí, S.L.P.

Tel. (444) 822 41 17 (444) 822 66 71 Cel. (48) 29 34 82

Dejad que los niños vengan a mi CATEQUISTAS Y PERSONAS INTERESADAS EN APRENDER NUEVOS CANTOS Y DINÁMICAS PARA SU APOSTOLADO Los invitamos al concierto de cantos de alabanza y dinámicas que ofrecerá el cantautor potosino Aldo Blanco. Día: sábado 24 de noviembre 2012. Hora: 18:00 hrs. Lugar: Auditorio Montes de Oca (Acción Católica), Madero esquina con Independencia. Costo: 10 pesos. El día del evento se ofrecerá el material de los nuevos cantos y dinámicas, así como otros subsidios catequísticos. Informes y venta de boletos en: Madero 425 de lunes a sábado de 10:00 a 14:00 hrs. tel. 812 21 11. Cupo limitado DIPAC Pbro. Kino

Av. Constituyentes Poniente # 49 local 3 (Paseo Constituyentes, carretera libre a Celaya)

PREVIA CITA

Col. El Pocito, Querétaro, Qro. Tel. (01 442) 216 99 23 y 196 80 94


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