Edición 197

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¡No tengan miedo de decirle sí a la vida!

Verónica Cardona quedó embarazada a los 16 años de edad tras ser violada por su propio padre. Esta joven colombiana optó por defender la vida del bebé y, cinco años después de vivir este drama, exhorta a las mujeres que pasan por casos similares a que “¡no tengan miedo de decirle sí a la vida, no tengan miedo de decirle sí al amor!”.

 Verónica confesó que el primer impacto tras saber que quedó embarazada luego de sufrir una violación fue devastador.

 “Fue un impacto muy grande el darme cuenta de que estaba embarazada. En ese preciso momento sentí que mi vida se había frustrado, más aun porque sabía que el bebé que venía en camino era el ‘producto’ de una violación por parte de mi propio papá”.

 “Caí en depresión unos días, no quería matar a un ser inocente, pero tenía miedo, quizás el mismo miedo que sienten muchas mujeres al enterarse de que están embarazadas”.

 Verónica recuerda que temía no ser “capaz de salir adelante, miedo a los prejuicios, miedo a que me vieran con lástima, miedo a afrontar la realidad, miedo a quedarme sola”.

 “Naturalmente casi toda mi familia, doctores, jueces, todos querían que abortara y más aún aquí en Colombia se acababa de hacer ‘legal’ el aborto en tres casos: por violación, por malformación y por riesgo de la vida de la madre”, indicó. 

Sin embargo, un factor importante en su decisión fue encontrar un día a su madre llorando y pidiéndole perdón, porque ella misma había considerado la posibilidad de abortarla cuando estaba en su vientre.

 Ese hecho fortaleció su convicción de que “no tenía el derecho de arrancarle la vida a nadie, y menos a una personita indefensa, una personita que no me había hecho nada a mí”.
Una vez tomada la decisión de tener a su bebé, la familia de Verónica dejó de dirigirle la palabra durante varios días y sólo su madre la respaldó.
 “Así comenzó a crecer en mi el más grande milagro de amor. Fue una experiencia aunque dura, hermosa”, aseguró.

 Verónica señaló que al principio quiso olvidarse de Dios. “Me enojé con Él porque no podía entender cómo un Dios tan bueno y con tanto amor hacia mí, podía permitir que me pasara esto, que no había hecho nada malo en la vida”, dijo. 

Al nacer su hija, a quién llamó María Fernanda, Verónica afrontó “vacíos”, que intentó llenar con fiestas, amigos y trabajo, pero no fue hasta que participó en un retiro espiritual de la comunidad Lazos de Amor Mariano que pudo “volver a vivir”.
En ese retiro pudo perdonar a todos los que le hicieron daño, incluyendo a su padre. “Entendí muchas cosas, me sentí digna nuevamente, ¡volví a nacer!”, recordó.

Año 4

No. 197

Semana del 18 al 24 de noviembre de 2012

Una Nueva Evangelización para un mundo que cambia

Año de la fe, es un año llamado en cierta forma a ser período intenso y nunca acabado, de retiro espiritual, que ayude a aprender a sumergirse en aquel proceso permanente de “recomenzar desde Cristo”, intensificando “la reflexión sobre la fe que ayude a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundo cambio como el que la humanidad está viviendo”.

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DE UN EXTREMO AL OTRO...

Jesús fue un hombre de Palabra, un Profeta de la enseñanza. San Marcos, a pesar de ser un evangelista concentrado principalmente en las obras de Jesús, nos deja ...

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NUESTRA SEÑORA DE LA VALENTÍA

Siempre que se habla de la Virgen María se corre el riesgo de abundar en cosas ya dichas o de adoptar un tono dulzón y meloso que el lector posmoderno tolera cada ...

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UNA NUEVA EVANGELIZACIÓN PARA UN MUNDO QUE CAMBIA

El Año de la fe, es un año llamado en cierta forma a ser período intenso y nunca acabado, de retiro espiritual, que ayude...


NOVIEMBRE 18 DE 2012

Los sindicatos:

exponentes de la lucha por la justicia social

E

n estos últimos días hemos estado atentos al movimiento legislativo referente a la Reforma Laboral. Hemos visto en la televisión, escuchado por la radio o leído en los periódicos, toda una gama de opiniones. Cada pensamiento expresado por los legisladores lleva los colores del partido político y de los intereses que están en juego. Algo que nos llama la atención es la casi nula opinión de los sindicatos, no se oye la voz de los trabajadores. Posiblemente se deba este silencio a que algunos artículos de la reforma laboral tienen que ver con los dirigentes sindicales, como por ejemplo, el que los sindicalizados elijan a sus representantes y no que venga la designación de alguien que está más arriba. Pero esto que decimos ya sale sobrando porque a estas alturas, la reforma al ejemplo citado, ya no será posible, pues cuando escribíamos estas líneas los diputados habían aprobado el que no se toquen ciertos privilegios de los líderes sindicales. Respecto a este hecho de la vida nacional: ¿Qué nos dice a nosotros como católicos? ¿Tiene nuestra doctrina social algo que decir? ¡Claro que sí! Según la Doctrina Social de la Iglesia, las asociaciones sindicales deben reunir las siguientes condiciones:

• Nos dice el Papa Juan XXIII en su encíclica Mater et Magistra, n. 22 y el Concilio Vaticano II, en la Constitución Gaudium et spes, n. 68, que los sindicatos deber ser libres y gozar de verdadera autonomía, tanto frente al Estado como frente al Capital. El Papa Beato Juan Pablo II subrayó también su libertad frente a las decisiones de los Partidos Políticos (Laborem exercens 20). • El Concilio Vaticano II en la Constitución Gaudium et spes n. 68, nos dice que los sindicatos u otras organizaciones que defiendan los intereses de los trabajadores, deben de ser representativas, en cuanto «representan auténticamente al trabajador y pueden colaborar en la recta ordenación de la vida económica». • El Papa León XIII en su encíclica Rerum novarum n. 34 y el Papa Juan XXIII en la encíclica Pacem in terris n. 38, dicen que los sindicatos deben ser eficaces, de modo que sirvan realmente a los intereses de los obreros y del bien común. Ante estas condiciones-principios y reflejándonos en ellos, no deja de llamarnos la atención ciertos aspectos: Primero, que según lo que estamos viendo, los líderes sindicales no mantienen la autonomía frente al Estado (algunos líderes sindicales son legisladores) ni frente a los partidos políticos (parecería que la reforma laboral, aprobada por los diputados, responde más a intereses partidistas que al bien de los trabajadores). Segundo, ante el panorama que vemos en el trabajo legislativo, nos preguntamos si los sindicatos son realmente representativos. La reforma laboral ¿traerá consigo el que los trabajadores tengan un mejor salario, prestaciones, contratos de trabajo que beneficie enormemente al bien común de los obreros? Tercero, ¿qué tanto responden los sindicatos a los intereses de los obreros? ¿Realmente son eficaces? Esperamos que la Reforma Laboral realmente traiga el beneficio de los trabajadores y del bien común de la nación. Esperamos que no sea un “experimento” para ver como pintan las cosas y ver la viabilidad de la Reforma Energética. Esperamos que esto no sea así ya que el obrero, especialmente el más pobre, no debe ser objeto de componendas políticas. Ya decía el bien amado Beato Juan Pablo II que los sindicatos más que instrumentos de lucha contra los demás, han de ser exponentes de la lucha por la justicia social, puesto que el trabajo ha de ser entendido como un factor constructivo de orden social y de solidaridad (Laborem exercens 20).

Fundado por el Arz. Emérito Don Luis Morales Reyes

La RED no necesariamente apoya la publicidad de nuestros anunciantes.

El silencio de Jesús Queridos hermanos y hermanas:

Por Pacco Magaña (Cuarta de cinco partes)

Encaminándonos a la conclusión de las reflexiones sobre la oración de Jesús, vuelven a la mente algunas enseñanzas del Catecismo de la Iglesia Católica: «El drama de la oración se nos revela plenamente en el Verbo que se ha hecho carne y que habita entre nosotros. Intentar comprender su oración, a través de lo que sus testigos nos dicen en el Evangelio, es aproximarnos a la santidad de Jesús nuestro Señor como a la zarza ardiendo: primero contemplándolo a Él mismo en oración y después escuchando cómo nos enseña a orar, para conocer finalmente cómo acoge nuestra plegaria» (n. 2598). ¿Cómo nos enseña Jesús a rezar? En el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica encontramos una respuesta clara: “Jesús nos enseña a orar no sólo con la oración del Padre nuestro” — ciertamente el acto central de la enseñanza de cómo rezar—, “sino también cuando Él mismo ora. Así, además del contenido, nos enseña las disposiciones requeridas por una verdadera oración: la pureza del corazón, que busca el Reino y perdona a los enemigos; la confianza audaz y filial, que va más allá de lo que sentimos y comprendemos; la vigilancia, que protege al discípulo de la tentación” (n. 544). Recorriendo los Evangelios hemos visto cómo el Señor, en nuestra oración, es interlocutor, amigo, testigo y maestro. En Jesús se revela la novedad de nuestro diálogo con Dios: la oración filial que el Padre espera de sus hijos. Y de Jesús aprendemos cómo la oración constante nos ayuda a interpretar nuestra vida, a tomar nuestras decisiones, a reconocer y acoger nuestra vocación, a descubrir los talentos que Dios nos ha dado, a cumplir cada día su voluntad, único camino para realizar nuestra existencia.


NOVIEMBRE 18 DE 2012

Concilio Vaticano II

Los niños enfermos Queridas familias potosinas:

La Iglesia y el mundo actual

E

Por P. Juan José Torres Galván

l gozo y la esperanza (así inicia –en latín- la Constitución Pastoral: “Gaudium et Spes”), las lágrimas y angustias de todos los hombres, sobre todo de los pobres y afligidos, lo son también de los discípulos de Cristo. El Concilio Vaticano II en esta Constitución no habla sólo a los fieles cristianos, sino a toda la humanidad. Esta sociedad humana, fruto del amor creador de Dios, quedó esclavizada por el pecado y ha sido liberada por Cristo, quien a través de su muerte y resurrección transforma al mundo y lo lleva a su plenitud. El hombre moderno se cuestiona acerca de su misión en el mundo, el sentido de la vida y el objetivo final de su existencia. La Iglesia, en diálogo con el hombre y la sociedad humana, aporta la luz del Evangelio que ha recibido de Cristo. Ella, como continuadora de la obra de Cristo, se pone al servicio del hombre dando testimonio de la verdad, salvando y sirviendo a la humanidad, con la fuerza del Espíritu de Dios. La Iglesia entiende que su deber es interpretar los signos de los tiempos a la luz del Evangelio. Para realizar esta tarea debe conocer este mundo, sus aspiraciones y esperanzas. Hace ya casi 50 años el Concilio veía la transformación del mundo como una nueva era, llena de cambios rápidos y profundos que traería consigo crisis y contradicciones. En este mundo coexisten la riqueza material con el hambre y la miseria. El progreso temporal no camina a la par con el progreso espiritual. Las nuevas conquistas científicas y técnicas han opacado los valores perennes. Hemos pasado de una concepción estática del mundo y del hombre a una concepción más bien dinámica y evolutiva. Estos nuevos desafíos y problemas están exigiendo nuevos análisis y síntesis para poder responder a los interrogantes profundos de la humanidad. Predomina en el mundo la sociedad industrial: la opulencia y el consumismo, el crecimiento acelerado de las ciudades, la migración y el descuido del área rural, los medios de comunicación social, cada vez más, universalizan las ideas y sentimientos humanos. Se perciben muchas contradicciones en el desarrollo económico internacional. Este cambio de mentalidad ha replanteado las formas del pensamiento (“paradigmas”). Conviven en nuestro mundo el desacuerdo entre generaciones, la confusión, el sentido crítico, el escepticismo y hasta la negación de Dios. La eficacia práctica y técnica, ha descuidado la formación de la conciencia moral. Así surge el desequilibrio interior de la persona. Este desequilibrio se reflejan también en el seno de las familias, en las relaciones entre varón y mujer. Hay también en la sociedad conflictos raciales, sociales y económicos. Abunda un ambiente de desconfianza. La humanidad debe procurar un orden político, social y económico que esté al servicio del hombre. Surgen movimientos que buscan una reivindicación entre los sectores más desfavorecidos a causa de la injusticia económica y social. Nuestro mundo ha tomado conciencia de que todos los bienes de la creación son para todos los pueblos. Todos tenemos derecho a una vida humana plena y digna. La Iglesia está convencida de que sólo en Cristo se encuentra la clave, el centro y el fin de la historia humana. Sólo Él es capaz de responder a los grandes interrogantes del hombre de hoy. Referencia de lectura: Gaudium et Spes 1-10

Les saludo deseando que la paz del Señor esté siempre con ustedes. En el marco del Año de la fe quiero invitarles a descubrir el rostro sufriente del Señor en los niños que sufren la enfermedad. El dolor de los niños interpela la conciencia El Papa dedica su Mensaje de este año a los niños enfermos, ante cuyos sufrimientos la Iglesia “no puede permanecer indiferente”. En su mensaje con motivo de la Jornada Mundial del Enfermo (2009), El Papa Benedicto XVI afirma que del sufrimiento de los niños “se eleva un silencioso grito de dolor que interpela a nuestra conciencia de hombres y de creyentes”, un sufrimiento ante el cual la comunidad cristiana “advierte el imperioso deber de intervenir”. El cuidado de los niños enfermos “constituye un elocuente testimonio de amor por la vida humana, en particular por la vida de quien es débil y en todo y por todo dependiente de los demás”. “Es necesario afirmar con vigor la absoluta y suprema dignidad de toda vida humana. No cambia, con el transcurso del tiempo, la enseñanza que la Iglesia proclama incesantemente: la vida humana es bella y debe vivirse en plenitud también cuando es débil y está envuelta en el misterio del sufrimiento”, Los niños son, afirma el Papa, “las criaturas más débiles e indefensas” y especialmente “los niños enfermos y sufrientes”, y se refirió no sólo a aquellos que “llevan en su cuerpo las consecuencias de enfermedades invalidantes o que luchan con males hoy aún incurables”, sino también a los que sufren las consecuencias del mal. No hemos de olvidar que “Hay niños heridos en su cuerpo y en su alma como consecuencia de conflictos y guerras, y otros víctimas del odio de personas adultas insensatas. Hay ‘niños de la calle’, privados del calor de una familia y abandonados a sí mismos, y de menores profanados por gente abyecta que viola su inocencia, provocando en ellos una herida psicológica que les marcará para el resto de sus vidas”.

No podemos, como Iglesia potosina, ser indiferentes ante el “incalculable número de menores que mueren a causa de la sed, del hambre, de la carencia de asistencia sanitaria, como también los pequeños exiliados y prófugos de su propia tierra con sus padres en búsqueda de mejores condiciones de vida”. Vivir nuestra fe, significa saber descubrir que: “De todos estos niños se eleva un silencioso grito de dolor que interpela a nuestra conciencia de hombres y de creyentes”. Como Iglesia Potosina y concretamente cada parroquia tomemos cada vez más conciencia de ser ‘familia de Dios’, y hagamos perceptible en los pueblos, en los barrios y en las ciudades el amor del Señor, principalmente por los niños: “Dejen que los niños se acerquen a mí” (Mc 10, 14-15). El Santo Padre nos ha invitado a “una más estrecha colaboración entre los profesionales de la salud que trabajan en las distintas instituciones sanitarias y las comunidades eclesiales presentes en nuestro territorio a trabajar en comunión a favor de los niños enfermos y de sus familias. Por tal motivo, agradezco infinitamente al Dr. Octavio Alfredo Castillero González, Director del Hospital Central, por la loable causa que está realizando en favor de los niños que emprenden la lucha contra el cáncer, y los niños que sufren quemaduras en su cuerpo. Para ello nos está invitando a un juego de futbol a realizarse en el Estadio Alfonso Lastras, en donde estarán participando estrellas de futbol profesionales, el próximo día 19 a las 12 hrs. Les invito a participar, como familia potosina, en esta noble causa. Ruego al Señor por intercesión de nuestra Madre Santísima, Nuestra Señora de la Expectación, proteja y cuide de nuestros niños enfermos y nos dé a cada uno de los potosinos, entrañas de misericordia para que no escatimemos el tiempo y los recursos necesarios para hacerles más llevadera la cruz de su enfermedad.

El Señor les bendiga + Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero Arzobispo de San Luis Potosí


Cuando dices: “ésto es mío”, pierdes libertad

Nuestra historia

A propósito de la XCIV asamblea plenaria de los obispos

H

Por Pbro. Lic. Salvador González Vásquez

ay hombres a quienes no les gusta perder y se posesionan de lo que no les corresponde. Tener lo que no es de uno es vivir con el riesgo de perderlo. Y el hombre entre más tiene, mas se encuentra expuesto a perder. Creer que tenemos, es sufrir por perderlo y como dice la canción: “No te perdí, porque nunca te tuve”. Si nada tuviéramos, nada perderíamos. Es importante analizar el lenguaje que ocupamos para expresar lo que vivimos. Las palabras que utilizamos determinan mucho nuestra vida. El filósofo austriaco Wittgenstein, habla mucho del análisis de nuestro lenguaje porque éste determina o condiciona nuestra existencia. Cuando decimos “mío”, nos estamos apropiando de cosas que no nos pertenecen.

P

ara poder organizar de una manera estable y caminar todos los obispos en comunión, estos se reúnen periódicamente en lo que se llama: “Conferencia Episcopal”. Ésta, dependiendo de la región que comprende, puede ser nacional o internacional. En México tenemos la “Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM)” que sirve como medio de relación y comunión entre todos nuestros obispos. La Conferencia del Episcopado Mexicano, A.R. (CEM), es una institución de carácter permanente, en la cual todos los obispos mexicanos trabajan para ejercer colegialmente algunas funciones pastorales, con el fin de promover, conforme a las normas del Derecho Canónico, y sobre todo mediante formas y modos de apostolado convenientemente acomodados a las peculiares circunstancias de la nación mexicana en la actualidad. Son miembros de la CEM, todos los arzobispos y obispos diocesanos, los obispos de Rito Oriental, los administradores diocesanos y todos los equiparados en derecho a los obispos diocesanos, los coadjutores y auxiliares y los obispos titulares que desempeñen sus funciones dentro del territorio mexicano, incluyendo al nuncio apostólico. Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM): organismo de los obispos mexicanos, para ejercer colegialmente funciones pastorales y promover el mayor bien que la Iglesia proporciona a los hombres. Información General Iglesia Católica México Sin que decline o disminuya la responsabilidad de cada obispo en el ámbito de su propia diócesis, hoy se lleva a cabo una acción conjunta de los obispos, sobre todo en los siguientes asuntos: a. La promoción y la tutela de la fe y las costumbres. b. La traducción de los libros litúrgicos. c. La promoción y la formación de las vocaciones sacerdotales. d. La elaboración de los materiales para la catequesis. e. La promoción y la tutela de las universidades católicas y de otras instituciones educativas. f. El compromiso ecuménico. g. Las relaciones con las autoridades civiles. h. La defensa de la vida humana, de la paz, de los derechos humanos, para que sean reconocidos también por la legislación civil. i. La promoción de la justicia social y el uso de los medios de comunicación social para la evangelización. Todos los elegidos en el seno de la CEM duran en su cargo tres años, y no podrán ser reelegidos al mismo cargo después de dos trienios completos y consecutivos. Existen también otras instancias para dirigir la marcha orgánica de la Iglesia e ir dando respuestas a las nuevas problemáticas del mundo moderno para hacer accesible a todos el mensaje del Evangelio. Entre ellos están los “Sínodos” en los cuales se proponen problemas o cuestiones concretas sea de las iglesias particulares o de algún elemento de la evangelización, como el que se llevó a cabo el mes pasado en Roma, precisamente con el tema de la Nueva Evangelización. Estos sínodos pueden ser parroquiales, diocesanos o generales. Finalmente tenemos los “Concilios”, que es la reunión de todos los obispos del mundo presidida por el Papa y en los cuales se tratan todos los aspectos de la Iglesia Universal. El último ha sido el Concilio Vaticano II celebrado de 1963 a 1965 y en el cual se ha revitalizado la vida de la Iglesia en todas sus áreas.

Cuando alguien dice: “Tú eres mi amigo”, esta expresando sentido de propiedad y se negará a compartir la amistad de aquél que cree que le pertenece; una madre que considera a sus hijos como de su propiedad vivirá en el temor de perderlos y puede cometer una serie de ilícitos con tal de retener lo que considera suyo. Cuando un sacerdote dice: “Esta es mi parroquia y esta es mi gente”, el día que el obispo le pida un cambio, va a pensar que la autoridad es su enemigo, porque intenta arrebatarle lo que piensa que es suyo. Cuántas penas nos ahorraríamos si hiciéramos un adecuado uso del lenguaje. El papá que hace planes sobre la vida de sus hijos y espera que ellos le den satisfacciones, estará construyendo su felicidad sobre algo que no le pertenece. Y quien construye su casa en terreno ajeno, corre el riesgo de perder la casa y ni si diga el terreno. No construyamos nuestra felicidad a partir de lo que no es nuestro, para que no tengamos que sufrir. Pero no hay que posesionarnos de todo, porque vamos a perder la libertad, y ésta, es la base de una auténtica felicidad. Cuando nos aferramos a lo poseído, llega un momento en que ya no sabemos si es nuestro, o nosotros somos del objeto. Tener muchas cosas acaba con la libertad, porque ya no vivimos para nosotros, sino para cuidar de aquello que consideramos nuestro. Hay que vivir como si nada tuviéramos; cambiar el posesivo: mío, y ser solo administradores. De esa manera no tendremos miedo de perder, porque nada hemos considerado nuestro. Por otro lado vamos ganando libertad, que para eso nos ha liberado Cristo.


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El Baile del Sapo

Con dedicatoria a catequistas y evangelizadores Por P. Kino

“E

ste era un sapo, sapo, sapo, que nadaba en el río, río, río,” etc., muchos catequistas y evangelizadores piden a las dimensiones de jóvenes, catequesis, vocacionales etc., que les enseñemos dinámicas y cantos nuevos, pues, ya “chole” con los mismos. Quien no esté en este contexto, podrá pensar ¿para qué dinámicas, juegos y cantos? - Los niños aprenden más fácilmente a través de los cantos y juegos, además que ayuda a interactuar entre ellos, y con ellos. - Existen cantos que hacen captar mejor el tema que se ha expuesto en la catequesis o charla dada. Pensemos por ejemplo, si estamos ofreciendo el tema sobre el amor, podemos cantar “el amor de Dios es maravilloso” con sus respectivos movimientos. - Cuando el canto, como mencioné, va acompañado de movimientos, ayuda a desarrollar capacidades psicomotoras en los niños, además de alegrarlos. - Cuando el canto o dinámica tiene palabras difíciles de pronunciar, o que al cantar se debe tomar aire exagerado para poder cantarlo, favorecerá que los niños tengan una mejor pronunciación de las palabras. Buena terapia. - Obviamente los cantos también nos ayudan a “despertar”, pues en ocasiones las exposiciones son “dormilonas”, debido a la voz del exponente, al clima que nos rodea, o porque nos desvelamos. Cuando se percibe el público con ojos de chino (rasgados por el sueño), es el momento de ponerlos de pie y ponerlos a cantar y a mover para “despabilarlos”. - Los cantos y las dinámicas hacen más amenos y productivos los momentos de enseñanza. Y yendo más allá, podemos conocer parte de la personalidad del niño, como, qué tanto tiene la capacidad de relacionarse y hacerse parte de un grupo. Existe lo que se llama Regresión adaptativa, por ejemplo, cuando el catequista hace conscientemente un retroceso a una de las etapas de desarrollo pasado, comienza a hacer voces de niños, movimientos de niños, es decir, se comporta como niño, pero con el fin de enseñarles mejor. La regresión adaptativa es algo pedagógico. Bueno pues para terminar este tema, aprovecho para invitarlos el día 24 de noviembre a las 18:00 en la acción católica, a un concierto de nuevos cantos y dinámicas, que ofrecerá el cantautor potosino Aldo Blanco. Costo del boleto: 10 pesos. Venta de boletos en DIPAC, Madero 425 (de 10:00 a 14:00 de lunes a sábado).

Roma y el inicio del año de la fe Por Pbro. Lic. Héctor Colunga colunga46561@hotmail.com

Muy estimados lectores: Este artículo no tiene qué ver con la materia que desarrollo cada ocho días, sin embargo, les quiero manifestar la experiencia que tuve en la Ciudad Eterna.

Al día siguiente de nuestra llegada a Roma, es decir el domingo 7 de octubre de 2012, asistimos a la Plaza San Pedro para la misa de Apertura del Año de la Fe; fue impresionante ver a tantos obispos reunidos para el Sínodo e invitados especiales, sobre todo los Padres Conciliares, es decir, todos aquellos que participaron en el Concilio Vaticano II, y entre ellos nuestro querido Arzobispo Emérito Arturo Antonio Szymanski Ramírez. De los casi tres mil obispos que participaron en el Concilio hace 50 años, viven 74 en todo el mundo, y de esos, seis son de la República Mexicana; pero sólo asistieron 14 y entre ellos don Arturo. El miércoles 10 de octubre, asistimos a la audiencia general. Acompañamos a don Arturo los siguientes sacerdotes: Efraín Moreno, Luis Santiago Flores, José Juan Morales y su servidor. No había seguridad de saludar al Santo Padre. De hecho, dijo el guardia que sólo pasaba don Arturo, y que nosotros nos quedáramos en la parte reservada para los visitantes. Efraín Moreno pintó una imagen de la Virgen de Guadalupe y pidió que el Papa la bendijera. Don Arturo habló con el responsable de la audiencia y solamente yo pude pasar a saludar al

Santo Padre. Fue una emoción muy grande estar cerca de Su Santidad. El jueves 11, a las 10 de la mañana, se celebró la solemne misa en la Plaza San Pedro para recordar los 50 años del Concilio Vaticano II. Asistieron todos los obispos del Sínodo así como algunos padres Conciliares y destacadas personalidades. El viernes 12, a las 10:30 de la mañana, se celebró una misa en las tumbas de los papas, presidida por el Cardenal Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación de los Obispos. Ahí solamente estuvieron los 14 Padres Conciliares; el más ancianito tenía casi 98, era de Italia, pero no tuve la atención de preguntar su nombre. Después el Papa los recibió en audiencia privada a las 12:30, junto con algunos representantes de las Conferencias Episcopales del Mundo. Esto fue en la sala Clementina. Al terminar, compartimos el pan y la sal con el Santo Padre en el Aula Paulo VI, asistieron todos los obispos sinodales y algunos sacerdotes que acompañamos a los obispos invitados. La verdad nunca me imaginé comer con el Papa. Esos fueron los días especiales para los Padres Conciliares, después visitamos por nuestra cuenta las Basílicas Mayores como la de san Pablo, santa María la Mayor y san Juan de Letrán. Se llegó el día del regreso, espero algún día volver a la Ciudad Eterna.


Invitación del salmista

HOMBRE

La familia, célula vital de la sociedad La cuna de la vida y el amor (Chl 40) Por Pbro. José Antonio Martínez Ortiz

A

partir de los textos que narran la creación del hombre (Cf. Gn1, 2628; 2, 7-24) se nota cómo, según el designio de Dios, la pareja constituye la expresión primera de la comunión de personas humanas. Eva es creada semejante a Adán, para formar con él una sola carne (Gn 2, 24; Cf Mt 19, 5-6), recibiendo la misión procreadora que los hace colaboradores del Creador (Gn 1, 28). Así, la familia es el lugar primario de la humanización de la persona y la sociedad, cuna de la vida y del amor. (Cf. CfL 40). La familia precede, por su importancia y valor, a las funciones de la sociedad y del Estado; encuentra su legitimidad en su propia naturaleza y no en las leyes del Estado.

La familia tiene su fundamento en la libre voluntad de los cónyuges de unirse en Matrimonio, en el que se prometen fidelidad, asistencia recíproca y apertura a los hijos. Tienen como rasgos característicos: la totalidad, se entregan recíprocamente en todos los aspectos de la persona, físicos y espirituales; unidad, lo que los hace una sola carne; indisolubilidad y fidelidad, que exige la donación recíproca y definitiva; la fecundidad: a la que naturalmente están abiertos. El matrimonio, en su verdad objetiva, está ordenado a la procreación y educación de los hijos; es un espacio de comunión, gracias al dinamismo del amor, con el que se expresa la atención a todos .

La función de los padres en la familia, es única e insustituible. Su ausencia o irresponsabilidad provoca desequilibrios psicológicos y morales profundos. Su dedicación material, afectiva, educativa y espiritual permite la edificación de la comunidad. Los grandes ingredientes que impulsan la educación de los hijos son el amor, la firmeza y la fe. La combinación equilibrada de éstos tres, constituye el secreto de una buena educación. La familia, también es el santuario de la vida; contribuyen con una paternidad responsable en la obra creadora de Dios. Por lo anterior, la familia rechaza todo lo que vaya en contra de la vida, como el aborto procurado, que lejos de ser un derecho, es más bien, un triste fenómeno que contribuye a la mentalidad de la cultura Light. Finalmente, la familia es quien tutela por los derechos y deberes de los integrantes de la misma; es quien forma al hombre en la plenitud de su dignidad, constituye la primera escuela de virtudes sociales, orientada no por la lógica del mercado, sino según la lógica del compartir y de solidaridad entre las generaciones. La familia es un espacio donde se recibe el amor de Cristo y una fuente desde donde se irradia su Evangelio hacia otras familias. “Hay que considerarla como el santuario de la vida…es el ámbito donde la vida, don de Dios, puede ser acogida y protegida…Contra la llamada cultura de la muerte, la familia constituye la sede de la vida” (CA 39).

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia Canónigo José Ma. Ortega Robles

D

emos gracias al Señor por su misericordia y su amor para cada uno de nosotros, palpable en su Hijo, para que padeciera y muriera por nosotros para perdonar nuestros pecados y abrirnos las puestas del paraíso. Demos gracias a Dios por la luz de cada día, que nos permite conocernos y conocer a los demás, valernos por nuestras fuerzas, y contemplar la omnipotencia de su amor. Es la fe que nos hace conocer a Dios, las obras de la redención y la creación, con sus miles de maravillas. Una de estas maravillas son las flores, por ellas el salmista reza: “gracias Señor porque dejas que tu amor abarque todo mi ser, porque haces aparecer tus flores a mis abejas, tan sedientas de beber”. Nosotros también debemos dar gracias por las flores que hay, de tan diversos colores que deleitan exquisitos sus aromas. Hay otras flores más hermosas que muchos hombres no saben apreciar, son las más verdaderamente cristianas que han amado y siguen amando a Dios, jardines que muchas veces no vemos por estacionarnos en los días nublados. Las almas de quienes han dedicado toda su vida amar a Dios y sus hermanos. Sin la luz de Dios, nada somos.

Hagámonos de palabras

Creo que tenemos un buen conflicto

H

ay en verdad algo único que se repite sin cesar en cada una de nuestras vidas, hay en la naturaleza del hombre la inherente frecuencia de conflictuar-se y conflictuar. ¿Debido a qué?, ¿debido a quién? El filósofo llamado el Oscuro, decía ya con singular inteligencia que la oposición y la identidad de los contrarios son la condición del devenir de las cosas. Y es cierto, la condición humana es un eternizar de conflictos, “es la oposición perpétua de los contrarios”. Decía también Heráclito, que el conflicto es padre de todas las cosas, el rey, la paz y la concordia son su confusión. Esta palabra conflicto, tiene dos formas de ser observada según nos llegue al español. Una por la lengua griega clásica y otra por el latín. El conflicto en griego es πολεμος, (polemos), guerra, combate, mas ésta, no se da sin un πολεμιος, (polemios) el enemigo, el contrario; esto a su vez engendra πολεμεω, (polemo), combatir, luchar. A nuestra lengua esta palabra ha pasado como la polémica, es decir la ciencia o arte de la lucha, una arte de luchar ad hominem, de refutar al adversario valiéndose de sus mismos principios.

La otra manera de ser observada dicha palabra es en el latín contentio, esto involucra el ejercicio de tensión, esfuerzo, incluso elevación de voz, elemento que juega un papel imprescindible en una polémica, elevar la voz. Contentio, es a la vez rivalidad, es confrontar los opuestos, cosa semejante a lo que Heráclito mencionó. Esta actitud que tal vez es generadora de lucha, -de hecho lo es-, es también engendradora de armonía. Recordemos desde el Génesis, que la creación del mundo surge desde la “polémica teologal”. El hombre se busca y se encuentra, desde un acto polémico, las relaciones humanas son el producto de la tensión, es decir el esfuerzo de diferentes esferas en las que uno se ve con-vivido con el otro y el Otro. De igual realidad lexemántica viene la palabra contienda, pero con distinta realidad semántica, pero que nos ofrece la idea de la palabra contentio; la contienda es la reyerta o pendencia. Así que velis nolis, el conflicto o la polémica nos ha situado en donde estamos hoy.


Cuando Dios rompió el silencio

Los libros y sus autores

07 Por Mtro. Luis Marino Moreno F.

En los umbrales del año de la fe

Materiales para una política de liberación

(Ultima parte)

Enrique Dussel

L

a confesión necesita también de una forma visible, de un ‘ropaje’. Este es, dijo el Papa, la caridad, la fuerza más grande que debe hacer latir el corazón de cada cristiano. La fe, concluyó, tiene que transformarse en nosotros en llama de amor, que encienda nuestro ser y se propague al prójimo. Esta es la esencia de la evangelización.

Plaza y Valdéz 2011

S

e ofrece en esta obra, una colección de artículos situados entre la Ética de la liberación (1998) del autor, y su política de la liberación (2007). De reciente aparición -ésta última es solo primera de tres volúmenes en elaboración-. Con ella se amplía el panorama trazado hacia una Política crítica (2001), donde se reunieron otras colaboraciones semejantes. Sus aspectos donde se descubren diversos aspectos de la filosofía latinoamericana (Bartolomé de las Casas, José Carlos Mariátegui, A. Salazar Brondy, L. Zea y otros, de ética X. Zubiri, neurología, propiamente filosofía política). En este último sentido, se tratan cuestiones abiertas sobre la modernidad, los imperios coloniales europeos y capitalismo, como fenómeno. También la relación del pensamiento de Marx como el de Schelling, el tema político de E. Levinas; la función de los argumentos tautológicos en policía imperial (desde John Locke a George W. Bush); un desarrollo de la tolerancia que se trasciende en el de solidaridad, donde las hipótesis de trabajo de K.O. Apel y J. Hábermas; una crítica del pensamiento del cuasi-anarquista de John Halloway en torno al problema de las instituciones políticas y el poder. Para concluir con la propuesta de que el pensamiento crítico de las dos primeras generaciones de la Escuela de Frankfurt, se continuaría en la periferia mundial postcolonial a través de la

CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Benedicto XVI subrayó la “unidad inseparable entre fe y caridad”, así como entre “el amor a Dios y el amor al prójimo”, sobre la que reflexionó el domingo pasado. Meditando sobre los episodios narrados en la Liturgia de la Palabra, el Santo Padre destacó que el domingo pasado “nos presentó como modelos de fe las figuras de dos viudas”, una en el Primer libro de los Reyes y la otra en el Evangelio de Marcos. “Ambas mujeres son muy pobres, y justo en esta condición demuestran una gran fe en Dios”, señaló. “De estos dos episodios bíblicos, sabiamente presentados, se puede recabar una preciosa enseñanza sobre la fe”, indicó el Santo Padre, pues “ésta aparece como la actitud interior de quien funda la propia vida sobre Dios, sobre su Palabra, y confía totalmente en Él”. ROMA.- El Papa Benedicto XVI señaló hoy que es bello ser anciano y por lo tanto en sus rostros no debe estar nunca la tristeza, ya que son una riqueza para la sociedad y una escuela de vida para las jóvenes generaciones. “No podemos tener un verdadero crecimiento humano y una educación sin el contacto fecundo con los ancianos, porque su misma existencia es como un libro abierto en el cual las jóvenes generaciones pueden encontrar preciosas indicaciones para el camino de la vida”. El Santo Padre afirmó que “conociendo las dificultades que nuestra edad conlleva ¡quisiera decirles con profunda convicción que es bello ser anciano! En cada edad hay que saber descubrir la presencia y la bendición del Señor y las riquezas que ella contiene”. SIRIA.- El director de Cáritas Jordania, Wael Suleiman, informó que el total de refugiados sirios en su país ya son 250 mil, de los cuales su institución católica sirve a más de 50 mil. . El último informe que acaba de elaborar Cáritas Jordania confirma que a diario cruzan la frontera con el Reino Hachemita entre 400 o 500 sirios que huyen. La media de las llegadas mensuales últimamente ha alcanzo cifras como 12 mil y 15 mil. El 75 por ciento de los acogidos en los campamentos y centros de asistencia son mujeres y niños.

filosofía de liberación, que es el producto del giro “descolonizador” desde los años setenta del siglo XX, política en que desembocan todos los trabajos que abarcan muchos años sobre el tema. Enrique Dussel (1934), filósofo de orígen argentino, radicado en México, es uno de los representantes del movimiento denominado “Filosofía de Liberación”. Es licenciado en filosofía por la Universidad Nacional. Obtuvo el doctorado en filosofía por la Universidad Central de Madrid y en historia por la Sorbona. Recibió el doctorado honoris causa en la Universidad de San Andrés y en la de Friburgo. Ha publicado Hacia un Marx desconocido (1990), 1492, el encubrimiento del otro (1992), Ética de la liberación (1998), 20 tesis de política (2006) y Política de la liberación (2008).

MÉXICO.- Del 6 al 8 de noviembre de 2012, se llevó a cabo en la ciudad de México el II Taller de Cultura Náhuatl. El objetivo es avanzar en las traducciones bíblicas y litúrgicas al náhuatl. Se hizo la revisión de la traducción hecha del Padre nuestro, que se llevó a las comunidades para que dijeran su palabra al respecto. Se aprobó la traducción del Ave María y del Credo, que se llevarán a las comunidades para que las empiecen a usar en sus celebraciones. Se empezó a hacer la traducción del Ordinario de la Misa, que se continuará en sesiones posteriores, para llegar, esperamos que en un tiempo no muy remoto, tener las traducciones litúrgicas y bíblicas que en justicia necesitan más de millón y medio de hablantes náhuatl que hay en el país, y que fue el idioma que usó la Virgen de Guadalupe. MÉXICO.- La Pontifica Comisión para América Latina, prepara en Roma un congreso internacional, que en diciembre próximo reunirá a cardenales, obispos, religiosos y laicos de toda América en el Vaticano. El congreso lleva por título “Tras las huellas de la Exhortación Apostólica Postsinodal Ecclesia in America, bajo la intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe, Estrella de la Nueva Evangelización y Madre de la Civilización del Amor”, y se realizará en el Aula del Sínodo del Vaticano, entre el 9 y el 12 del próximo diciembre. Los organizadores quieren conmemorar el 15 aniversario del llamado a la unidad de la Iglesia en América, al que invitó el Beato Juan Pablo II, en su Exhortación Apostólica Ecclesia in America. GUADALAJARA.- Con el lema “El desafío de creer”, del 15 al 25 de noviembre se realiza el 8° Festival Internacional de Cine, iniciativa que surgiera durante el XLVIII Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Guadalajara en 2004, y que se ha consolidado en el gusto de los cinéfilos.
 Sergio Joel Ascencio Casillas, Director del Festival, destacó que esta propuesta pretende la promoción de los valores humanos universales, pero busca también proyectar filmes de calidad. Entre las novedades del Festival de Cine, destaca la proyección y la presencia del elenco de la Película “Los últimos cristeros”, del Director Matías Meyer, hijo del historiador Jean Meyer, autor del Libro “La Cristiada”, y quien asesoró este filme que narra la historia de un pelotón que en la sierra combate durante los últimos años de la persecución religiosa, y que permite adentrarse en el pensamiento, el espíritu y el corazón de quienes vivieron aquellos episodios.


De un extremo al otro... Por Pbro. Darío Martín Torres Sánchez

“En ese tiempo, después de esta tribulación, el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán. Y se verá al Hijo del hombre venir sobre las nubes, lleno de poder y de gloria. Y Él enviará a los ángeles para que congreguen a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del horizonte. Aprendan esta comparación, tomada de la higuera: cuando sus ramas se hacen flexibles y brotan las hojas, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano. Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el fin está cerca, a la puerta. Les aseguro que no pasará esta generación, sin que suceda todo esto. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto a ese día y a la hora, nadie los conoce, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, nadie sino el Padre.»” (Mc 13,24-32).

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esús fue un hombre de Palabra, un Profeta de la enseñanza. San Marcos, a pesar de ser un evangelista concentrado principalmente en las obras de Jesús, nos deja bien claro que la actividad principal del profeta Galileo fue la enseñaza, la cual causaba verdadero impacto en el pueblo. Al llegar al capítulo 13 de este evangelio, nos encontramos con un capítulo singular, diferente al resto del evangelio por dos razones: por un lado, es la primera explicación extensa de un mismo tema (lo más parecido es el capítulo 4 en el que encontramos una colección de parábolas); y, por otro lado, la forma de la predicación es distinta, pues ahora toma un tono apocalíptico. La predicación final de Jesús contenida en este capítulo, según el diseño del Evangelio de san Marcos, podríamos sintetizarla en 8 pequeñas unidades:

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La destrucción del Templo (13,1-4). La profecía de la destrucción del templo abre el discurso. Ante los discípulos que se maravillan de la grandeza y belleza del templo, la réplica de Jesús es que de todo eso no quedará piedra sobre piedra, señalando así lo pasajero de este mundo y de las instituciones humanas. Cuatro discípulos: Pedro, Santiago, Juan y Andrés, que no habían vuelto a aparecer juntos desde la historia de su llamado, le piden que les diga el tiempo y las señales de la catástrofe. El inicio de los sufrimientos (13, 5-8). En medio de la confusión catastrófica algunos intentarán engañar a los seguidores de Jesús queriendo usurpar su nombre, es decir algunos se harán pasar por Él. Persecución (13, 9-13). Los discípulos deberán dar testimonio en medio de agresiones y persecuciones, pero la persecución misma será ocasión de que la buena noticia del Evangelio se proclame a todas las naciones.

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Sentimientos encontrados Por Pbro. Margarito de la Torre

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edico este artículo a seis compañeras maestras de telesecundaria que se jubilan, y por tal motivo se celebró una misa el pasado 26 de octubre de 2012 en Rioverde, y que tuve la dicha de presidir. Después de la misa de acción de gracias me invitaron a un convivio, que los maestros y maestras de la zona escolar les organizaron. Se hizo una reseña histórica de cada una de ellas, ilustrada con fotografías. Una sorpresa para ellas, pues alguna llegó a preguntar de dónde habían salido las fotos. En el convivio me di cuenta que los maestros y maestras de telesecundaria siguen formando una “gran familia”. Esto comenzó en 1981, cuando inició en San Luis Potosí el subsistema de telesecundaria; toda una novedad, para que los jóvenes del campo no se quedaran sin su instrucción media básica. En los tres primeros años surgieron las más numerosas generaciones de maestros; me cuento en la segunda, 1982. Éramos jóvenes recién egresados de la Escuela Normal, casi todos solteros, con muchas inquietudes y ganas de trabajar. Cada quince días, desde las cinco de la mañana, llenábamos algunos autobuses de Rioverde a San Luis para cobrar nuestra quincena. Se comenzó a formar la “familia de maestros de telesecundaria”. Se fortalecía con los eventos deportivos y culturales que se organizaba entre nosotros a nivel regional o estatal. Se lograron conquistas en el deporte, en la amistad, se iniciaron o consolidaron los noviazgos. Se llevó a muchos lugares el arte a través de la poesía, la danza y su colorido, la música de nuestra región. Muchos llegábamos de aventón a la comunidad, a veces en la caja de una camioneta de carga; algunos incluso el último tramo del camino, caminando. Organizábamos fiestas para recaudar fondos y construir aulas; las maestras hacían cenas para vender en los bailes, y hasta acompañaban a bailar, con tal de que muchos pagaran su boleto del baile. Parece que fue ayer. Pero no. Hace ya unos treinta ayeres.

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La señal de la destrucción (13, 14-20). La agresión será abominable, pero Dios no permitirá que se prolongue mucho tiempo en atención a los elegidos. Falsa alarma (13, 21-23). Se reitera que aparecerán falsos cristos que realizarán señales y prodigios para desviar incluso a los elegidos. La venida del hijo del hombre (13,24-27). La persecución que se les había anunciado a los discípulos al principio del capítulo, tiene ahora un alcance cósmico y universal, pues también habrá señales en el sol y la luna. Pero esto es sólo una manera de anunciar la venida de Jesucristo (identificado como Hijo del Hombre) que congregará a sus elegidos. Una parábola sobre la higuera (13, 28-31). Así como la higuera con el brote de sus hojas anuncia las estaciones, así también las señales cósmicas anunciarán la cercanía de Jesús. Aquí aparece también la respuesta a la pregunta que le habían hecho los cuatro discípulos, aseverando que: “De aquél día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre”. Otra parábola (13, 32-37). Semejante al portero o velador, así debe ser la vida de los discípulos, siempre vigilantes, pues a cada uno se le ha encomendado una tarea que cumplir.

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Al recordar estos momentos en el convivio, la alegría de estar juntos se unía con la nostalgia de la despedida. Las juntas, la escuela, que son lugar de encuentro, ya no lo serán más para ellas. ¿Dejarán de formar parte de este grupo? Sí y no. Físicamente así será; pero no puede borrarse lo que la historia ha registrado y cuya huella indeleble ha quedado bien grabada en la memoria y en la conciencia de muchos, que hemos sido sus testigos y compañeros de camino. La vida sigue, no se acaba. Nuevas generaciones le darán continuidad a esta obra iniciada. Y la vida de cada maestro y de cada maestra deberá también continuar. Una vez le preguntaron a un sacerdote de edad avanzada -a quien por cierto admiro por lo que escribió-, al jesuita Tony de Mello, si no tenía nostalgia de todos aquellos grandes logros que había conquistado, y su respuesta fue: “No tengo tiempo para eso; aún me falta mucho por hacer”. No podemos quitar de la memoria lo que ha pasado por nuestra vida, pero no debemos quedarnos en ello. Lo más importante no es lo que has hecho; lo más importante eres tú. Tú estás. Para cada quien hay nuevos retos, otras tareas y otros caminos por andar. Pero hay un secreto, sólo Dios, que nos dio la vida, puede ayudarnos a descubrirlo, para vivir en plenitud. Porque, ¿puede acaso un balón jugar sin ser movido por el jugador? ¿Puede alguien llegar a la plenitud sin la acción de Dios? Dios dispone de medios para que seamos felices, pero hay que saber descubrirlos. Cuando alguien sabe jugar un deporte, intuye, prevé una posible jugada y está listo para jugarla; pero si no, se lo comen. Se dice en volibol: le madrugan, no estás en sintonía. Para estar en sintonía con la vida es necesario estar con Dios. Más aún, estar en Dios. En la ordenación sacerdotal hay una frase muy hermosa, que bien podemos aplicar a la vida de cada persona: “Dios, que inició en ti esta buena obra, Él mismo la lleve a término”. Dios las bendiga, compañeras y hermanas.


Ojalá que todo el Pueblo de Dios fuera profeta Por. P. Samuel Bernal

“El discípulo a medida que conoce y ama a su Señor, experimenta la necesidad de anunciar a los demás a Cristo muerto y resucitado” (Aparecida 278)

semana recorrer cada sector anunciando La palabra de Dios. “Biblia para todos, Biblia para todo”.

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El Señor durante este tiempo nos llenó de bendiciones: hubo conversiones, confesiones, testimonios. Nuestra parroquia, que se había llenado de tinieblas, miedos y violencia se convirtió durante esta semana en un lugar de luz, de paz, de convivencia, de fraternidad.

alir a las calles implica volver a retomar como esencia del catolicismo el mandato de Cristo antes de subir al cielo: “Vayan por todos los rincones y anuncien la Buena Nueva” a todos. Y al grito de san Pablo gritar: ¡¡Ay de mí si no predico el evangelio” salir a buscar a nuestros hermanos e ir de “casa en casa”. En la Parroquia de Cristo Rey, Nuestra misión popular implicó salir durante una semana a visitar todas las casas de nuestra parroquia. Y otra

El último día de la misión, el Señor puso un arcoíris en el cielo y al igual que con Noé, sentimos que hizo un pacto con nosotros sus hijos: “Ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios, y nunca los abandonaré. “No tengan miedo yo estoy con ustedes todos los días”.

San José Alburquerque presente en el Seminario

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l pasado mes de septiembre, feligreses de la parroquia de San José Alburquerque visitaron nuestro Seminario. Con tiempo, los fieles con mucha alegría se organizaron encabezados por el señor cura P. Rubén Pérez Ramos para ofrecer una sabrosa barbacoa para todos los seminaristas, todo esto para manifestar el cariño y aprecio por ellos, ya que además hay algunos originarios de esta parroquia. Además se les ofreció como ofrenda queso típico de esta región, esperando que esta experiencia de fé y convivencia se realice año con año. El rector Gerardo Vaglienty agradeció a nombre del Seminario este gesto solidario al señor cura, así como a los fieles.

Encuentro de Renovación Carismática en el Espíritu Santo

Vigilia de Espigas en la Mantequilla

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n el pasado mes de octubre, La Parroquia de El Sagrado Corazón de Jesús, realizó su Vigilia de Espigas. En esta ocasión tocó a La Mantequilla, cabecera parroquial, ser la anfitriona y recibió con mucho afán a los feligreses de las otras comunidades pertenecientes a esta Parroquia así como a algunos invitados que se unieron a esta expresión de gratitud. En punto de las 7:30 comenzó una procesión con El Santísimo por algunas de las calles de la comunidad, y al final de ésta, Jesús Eucaristía fue colocado en la custodia para recibir la adoración de sus hijos allí presentes. La baja temperatura no fue impedimento para que los fieles acompañaran a Nuestro Señor para agradecerle todas las bendiciones recibidas durante el año, especialmente por los logros del trabajo. La Parroquia agradece a los Pbros. Gerardo Vaglienty Rivera, Francisco Rocha de los Santos, Jorge Aurelio Ramírez Torres, Oscar Rocha Velázquez, Juan de Dios Ramírez Vallejo, Sixto López Tapia y Francisco de Jesús Torres Martínez, quienes nos acompañaron en esta ocasión.

Por LCC Angélica Maldonado Morales

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on gran éxito se llevó a cabo el Encuentro de Renovación Carismática en el Espíritu Santo perteneciente de la diócesis de San Luis Potosí, en la Casa de Acción Católica, con el objetivo de aprender de los “gigantes de la fe del pasado” y profundizar en la propia fe, redescubriendo la riqueza, la belleza y la felicidad de creer, de pasar de una fe creída a una fe vivida, para después con mayor fuerza saberla anunciar al mundo y defender su ortodoxia. Se impartieron 5 temas que tuvieron un objetivo específico. En el primero se dio respuesta a la pregunta: ¿Quién soy para ti?, a partir de la verdad sostenida por san Atanasio sobre la Divinidad de Cristo. El segundo tema tuvo como objetivo reconocer a María Santísima como la Theotokos, Madre de Dios, para que aumente nuestra devoción y vene-ración hacia ella y

como sus hijas e hijos en ella conozcamos a Jesús, su Hijo. El tema 3 tuvo como objetivo examinar con san Gregorio Nacianceno la revelación de la Santísima Trinidad para una renovación de nuestra fe en el Dios Trino y Uno. Tema 4: se tornó una caminar con san Basilio que nos traslada a lo vivo de la persona y de la acción del Espíritu Santo para clarificar e intensificar nuestra fe y docilidad a la Tercera Persona de la Trinidad. El tema 5: “El conocimiento de Dios en la Eucaristía” fue un renovar nuestra fe en el Dios Único y Verdadero, ayudados de San Gregorio de Nisa para fortalecerla antes de comunicarla a los demás. Hubo un segundo momento de sanación interior y física, en el que todos salimos renovados, fortalecidos, alegres en el Señor, no sin salir con un COMPROMISO DE FIDELIDAD A DIOS Y ALABANZA FESTIVA.


Granjenal honra al Señor de la Expiración Por Luz Elena González

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eñor de la Expiración: Enseñame a ser fuerte en mi debilidad, poniendo mi confianza sólo en ti y en tu cruz salvadora. Ayúdame: a llevar cada día mi propia cruz, aceptando mis caídas, mi enfermedad, mi pobreza, y mis pecados, pero levántandome y luchando por amor a ti”. La Comunidad de Granjenal, municipio de Villa Juárez, SLP, celebró su fiesta patronal este martes 6 de noviembre honrando y venerando a nuestro Señor Jesucristo bajo el título de Señor de la Expiración. En esta bonita fiesta se vivieron las tradiciones del lugar como son la novena de misas en donde los mayordomos presentan como ofrenda al Señor de la Expiración, cera, flores, danza, música y pólvora diariamente, así como las mañanitas en donde a temprana hora la comunidad se da cita en el templo para saludarle con cantos y oraciones.

Al inicio de la novena recibieron el sacramento de la Confirmación 100 jóvenes de manos del señor arzobispo emérito don Arturo Antonio Szymanski, así como un grupo de niñas y niños recibieron por primera vez el Cuerpo de Cristo. El martes 6 la comunidad recibió con gran entusiasmo y alegría a nuestro pastor, don Jesús Carlos Cabrero Romero quien con su característica sonrisa y amabilidad fue recibido por el señor cura Domingo Tenorio, por las autoridades municipales, ejidales, por la reina de las fiestas patronales Lupita I quien le obsequió un hermoso arreglo floral, así como un gran número de niños y fieles que se congregaron en torno al templo parroquial para conocer y dar la bienvenida al señor arzobispo y participar de la Concelebración Eucarística en honor al Señor de la Expiración. Emotivas palabras dirigió nuestro pastor a las autoridades municipales para que en comunión con las autoridades ejidales, se luche por la paz y el bienestar en el municipio y comunidades que lo conforman, así como trabajar en unión con el párroco para así crear un ambiente en donde se incremente la fe y el amor en la comunidad. También invitó a los sacerdotes que concelebraron a vivir su ministerio con amor, con jovialidad y con un gran deseo de servir a Cristo en cada uno de los hermanos, en cada persona que los necesita. Se dirigió de una manera muy especial a las catequistas, y las invitió a seguir este camino de servicio, a seguir instruyendo a los niños y jóvenes en la fe. A la comunidad la felicitó por la fiesta, por la unidad que se siente, por el apoyo al sacerdote y porque cada día vivan su fe sirviendo a quien lo necesite.

Por la tarde, se tuvo una Misa por todos los migrantes, por los hermanos que se encuentran ausentes para que el Señor de la Expiración, les bendiga y guarde donde se encuentren. Por la noche se tuvo un bonito festival y la tradicional quema de pólvora que fue un gran deleite para todos. “Señor de la Expiración, AUMENTA NUESTRA FE”


NOVIEMBRE 18 DE 2012

“Sé en quien he puesto mi confianza” XXV REUNIÓN NACIONAL DE COORDINADORES ARCOIRIS, San Luis Potosí

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a arquidiócesis potosina tuvo el privilegio de ser la sede nacional de la Reunión número 25 de los movimientos juveniles Arcoíris. Fue la Casa de Acción Católica su morada y el corazón de los arcoíris potosinos su santuario de matrimonios y coordinadores Arcoíris en donde hicieron presencia participantes de: Apatzingán, Chipas, DF, León, Mexicali, Morelia, Tabasco y Zacatecas. Con el lema “Sé en quien he puesto mi confianza” (2Tm 1, 12) que sirvió de proa a estos náuticos viajeros cristianos, se vivió la experiencia del caminar nacional de Arcoíris. No pudo ser mejor navegación, pues éste evento se da en las aguas del Año de la Fe, lo cual no sólo invita a seguir siendo íntimos amigos de Cristo por quien se desea ir a su encuentro, sino también es un año consagrado a renovar el amor y los encuentros con Dios Padre. A manera de cierre, el día jueves nueve de noviembre luego de dos días previos de jornada, los coordinadores, matrimonios, jóvenes y presbíteros invitados, agradecieron a Dios por dicho “encuentro nacional”. La acción de gracias fue presidida por el arzobispo potosino don Carlos Cabrero, quien sinceramente agradeció el

Por Luis Ricardo Guerrero Romero

esfuerzo de todos los involucrados en los encuentros Arcoíris, pues dijo que es un factor sustancial para la edificación de los jóvenes y la fe puesta en nuestro Padre. El arzobispo sostuvo que aquellos que se dedican a este plausible trabajo pastoral llevan en sus miradas la misma mirada de Cristo para con los demás, que son ellos los nuevos apóstoles y la extensión de la mirada de Cristo que ama a los jóvenes. Enterado de la dinámica de los encuentros, habló con certidumbre al decir que, cada joven encuentrista es una piedra viva para la edificación del Reino de Dios, que los encuentros que ofrece Arcoíris son con base en el amor, la paz y el bien, elementos medulares para la formación integral de todos los jóvenes ávidos de conocerse y conocer. Don Carlos Cabrero, arzobispo, indicó que hay un contexto particular en cada joven de nuestra sociedad, a saber: Dios, ellos mismos y su entorno, y que es la responsabilidad y compromiso que se hacen presentes en cada encuentro Arcoíris. Finalizaba su homilía invitando a crear una armonía en razón al Evangelio, que se encarne el evangelio es la propuesta de vida que Cristo nos trae a cada uno de nosotros.

La Iglesia que florece en vocaciones, florece en santidad

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e llevó acabo una celebración Eucarística en acción de gracias por la Consagración de la hermana Hipólita Dueñas en la Comunidad de Conejillo, Salinas de Hgo., SLP. Presidió dicha Celebración el señor canónigo Gilberto Amaya. La hermana Hipólita, pertenece a la Congregación de la Religiosas Angélicas de Valencia, recibió su consagración en Valencia, España y vino a dar Gracias a Dios en la comunidad que la vio crecer. ¡ FELICIDADES HERMANA HIPÓLITA !


El A, B, C de la Biblia

De la Palabra a la Escritura

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Por David Campos

asta este momento hemos estado viendo algunos aspectos de la Biblia, pero con un punto referencial: “La Biblia es Palabra de Dios”; con una nota implícita en esta afirmación: “Esta Palabra, Dios la dirige a sus hijos, los hombres”, como lo declara uno de los documentos del Concilio Vaticano II: “En los libros sagrados, el Padre, que está en el cielo, sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos” (Constitución dogmática Sobre la Divina Revelación, 21)-. Pero esa Palabra que está presente en la historia de la humanidad, pues Dios de una manera u otra se hace cercano al corazón del hombre, toma un proceso de escriturización, y así la Palabra se hace libro, éste nombre es el utilizado con mayor antigüedad de referirse a la Biblia: Libro. En la misma Escritura hay varios testimonios de que los textos sagrados son mencionados como “libros” -de hecho, el nombre que le damos nosotros: Biblia; es una palabra de origen griego que significa literalmente libros, en plural-, en plural para referir el conjunto de escritos que conforman los bloques del Antiguo y Nuevo Testamentos, además que irán siendo calificados como sagrados o inspirados- por ejemplo tenemos en el Antiguo Testamento los pasajes de: Daniel 9,2; 2 Macabeos 8,23; o en el Nuevo Testamento, donde aparecen los calificativos de su naturaleza: Romanos 1,1-2; 2Timoteo 3,15-16-. Algunos estudiosos ven un movimiento progresivo en la Palabra de Dios que se hace Escritura Sagrada de la siguiente manera: a) Pronunciada, en la acción de hablar es donde propiamente se realiza la Palabra de Dios; cuando los profetas pronuncian sus oráculos en nombre, y por orden, de Dios y cuando la Ley que rige al pueblo en el Antiguo Testamento es promulgada formalmente son efectivamente Palabra a la hora de “hablarse”, de pronunciarse. b) Transmitida, la manera del Señor de hacer asequible su Palabra es por medio de sus mensajeros, llámeseles profetas, sacerdotes, sabios, incluso ángeles, que buscan comprender -o interpretar como hemos dicho con anterioridad- la voluntad de Dios en su historia y en su vida para poderla poner en práctica -tenemos el caso de san Pablo que nos dice: les transmito lo que, a su vez, yo recibí «que Cristo murió y resucitó» (cf. 1Corintios 15,3-4)-. c) Escrita. La santificación de la Palabra se realiza en el Antiguo Testamento cuando Dios habla a Abraham, a Moisés, a Salomón, a los profetas, etc.; en el Nuevo Testamento, las palabras de Jesús pronunciadas a sus discípulos y a la gente para que del mismo modo las prediquen en su misión, adquieren un sentido de consagración al ser dichas por el mismo Verbo de Dios hecho carne. Una nueva manera de consagración acontece cuando el Espíritu Santo actúa en personas dotadas con cualidades literarias para conservar la Palabra pronunciada y transmitida, inspirándolas para poner por escrito el mensaje divino.

Yo CREO...y vivo mi FE

Nuestro Dios es Padre Por P. Memo Gil

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ontinuamos en el primer artículo de fe con el que iniciamos el Credo y una vez que hemos reflexionado acerca del por qué creemos en Dios, ahora abordaremos el aspecto de la paternidad de Dios hacia nosotros. Aceptamos la paternidad de Dios, puesto que de Él hemos recibido la vida y todo lo que somos y tenemos. Además Jesús nos enseñó a llamarlo así, de éste modo muy familiar. Por eso al iniciar el Credo diciendo: Creo en Dios Padre… admitimos inmediatamente nuestra dependencia de Él y su amor hacia nosotros. De hecho, encontramos muchos pasajes en el Antiguo Testamento, en donde Dios se manifestaba al pueblo como un Padre preocupado por sus hijos y deseoso de proveerles todo bien (Dt 32, 6; Sal 68, 6). Incluso esa ternura con que Él quiere tratar a su pueblo, muchas veces toma los rasgos de una Madre que sólo desea consolar a los hijos (Is 66, 13). Pero, sobre todo, la mejor revelación acerca de Dios como Padre, la tenemos en el Evangelio. Porque ahí, el propio Jesús, nos dice cómo nos ama su Padre y nuestro Padre. Ese retrato exacto del Padre, que mejor nos ofrece Jesús, se encuentra bellamente expresado por Él en la parábola del Hijo Pródigo, que más bien debemos llamar parábola del Padre Misericordioso (Lc 15). Es realmente reconfortante descubrir en el Evangelio, como Jesús nos demuestra hasta dónde puede llegar nuestra intimidad con Dios. Pues magistralmente, al pedirle sus discípulos que los enseñe a orar, les compartirá el mejor coloquio de abandono y confianza plena en Dios a través de la hermosa oración del Padre Nuestro (Mt 6, 9-13; Lc 11, 1-4). Y lo que es todavía mejor, llegamos a conocer muy bien cómo es el Padre, gracias a la persona de Jesús: en sus gestos, sus palabras, sus actitudes y su amor por todos los seres humanos. Así nos demuestra Él de qué modo Dios es realmente Padre, y nos lo afirma: “Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Jn 14, 9). De esta manera, logramos entender que no estamos aquí por casualidad, sino que el origen de nuestro ser como personas corresponde a un proyecto del amor de Dios. Esto nos debe hacer inmensamente felices. Pues somos un milagro de

vida en las manos de Dios que es Padre providente y para quien valemos más que los pajarillos o las flores del campo. Somos importantes para Él, pues cuida siempre de cada uno de nosotros. Aún cuando nos hayamos alejado de nuestro buen Padre Dios, y pensemos que hemos cometido los peores errores, Él siempre nos estará esperando igual. Ya que nos ama inmensamente más de lo que nosotros siquiera pudiéramos imaginar.

Por ello, al confesar nuestra fe, tomamos como principio y fundamento la verdad absoluta de sabernos siempre en manos de Dios, que es Padre, que es Amor y que nos comunica su misma vida. Y que precisamente, por un designo de amor y benevolencia hacia nosotros, nos envió a su Hijo, Jesucristo, quien nos enseñó a apoyarnos en Él, con seguridad y confianza, ya que nos ama por encima de todo y solo espera que nosotros le respondamos desde ése mismo amor. Dios Padre, como lo llama Jesús, es Abbá, o sea, papito querido, y tiene siempre la disponibilidad de estrecharnos con ternura, a través de todo lo que nos permite vivir cada día y en donde experimentamos sus bendiciones. Sólo que, hay que estar muy atentos, porque como todo padre cariñoso que quiere siempre lo mejor para sus hijos, nos lo puede hacer llegar casi siempre de manera inesperada y sorpresiva.


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NOVIEMBRE 18 DE 2012

Nuestra Señora de la Valentía S

iempre que se habla de la Virgen María se corre el riesgo de abundar en cosas ya dichas o de adoptar un tono dulzón y meloso que el lector posmoderno tolera cada vez menos. Las Vidas de María, sobre todo las escritas antes del Concilio Vaticano II, se le caen a uno de las manos: más que hablar de una mujer de fe, pareciera que describen a un ser caído de otro planeta. Hay que redescubrir el rostro de María; es necesario volver a presentarla como a una de nuestra raza, si, bien grande por haberse fiado, por haber creído. «¡Dichosa tú que creíste!» (Lucas 1,45), le grita a la cara su prima santa Isabel, y en esta exclamación está ya dicho todo. Cuando el ángel la visita, ¿cuántos años tiene la Virgen? ¿Trece, catorce, quince? En todo caso, no más. Era, pues, casi una niña. Y, aun así, le es propuesto algo que, se vea desde donde se vea, le complicará la vida enormemente. Quedar embarazada como quedó ella –inexplicablemente y, sobre todo, antes de vivir con su marido- equivalía en aquellos tiempos remotos a exponerse al castigo más severo e infamante que podía sufrir una mujer: la muerte por lapi-

dación. El libro del Deuteronomio era claro a este respecto: «Si un hombre se casa con una mujer y, después de llegarse a ella, le cobra aversión, le atribuye acciones torpes y la difama públicamente, diciendo: “Me he casado con esta mujer y, al llegarme a ella, no la he encontrado virgen”, el padre de la joven y su madre tomarán las pruebas de su virginidad y las descubrirán ante los ancianos de la ciudad, a la puerta. El padre de la joven dirá a los ancianos: “Yo di a mi hija por esposa a este hombre; él le ha cobrado aversión, y ahora le achaca acciones torpes diciendo: ‘No he encontrado virgen a tu hija’. Sin embargo, aquí tenéis las señales de la virginidad de mi hija”, y levantarán el paño ante los ancianos de la ciudad. Los ancianos de aquella ciudad tomarán a ese hombre, le castigarán, y le pondrán una multa de cien monedas de plata, que entregarán al padre de la joven, por haber difamado públicamente a una virgen de Israel. Él la recibirá por mujer, y no podrá repudiarla en toda su vida. Pero si resulta que es verdad, si no aparecen en la joven las pruebas de la virginidad, sacarán a la joven a la puerta de la casa de su padre, y los hombres de su ciudad la apedrearán hasta que muera» (22, 13-21).

María, enséñanos a confiar en Dios. A creer que si Él nos metió en esta aventura que es la vida, tampoco a nosotros nos dejará solos en ella. Así como tú no pediste ser la Madre del Mesías, así tampoco nosotros pedimos nacer. Haz, pues, que aprendamos lo que significa confiar, dejarnos caer en los brazos de Dios. Y, sobre todo, enséñanos a ser firmes, a desafiar con valentía –pero sin cinismola mirada reprobadora y el gesto amenazador. Enséñanos a compadecer al que nos juzga y a seguir adelante en la vida con alegría, como lo hiciste tú.

Es claro que María, al aceptar el encargo de Dios, se exponía a que le sucediera exactamente esto, pues de cualquier manera –aunque permaneciera virgen-, estaba embarazada. ¿Y no habría sido para ella demasiado vergonzoso? A decir verdad, la Virgen pudo haber dicho para sus adentros: «¿Y qué van a pensar de mí mis vecinos? ¿Y José? ¿Dudarán de mi integridad mis amigas y vecinas? ¡Qué vergüenza me da sólo el pensar que deberé exhibirme ante toda esta gente con el vientre abultado! No, lo que pides es imposible, al menos para mí; mejor búscate otra, Dios Altísimo». Qué fue lo que pasó con José mientras tanto, lo sabemos por el evangelio de Mateo: que quiso abandonarla en secreto (Cf. Mateo 1, 16-24). ¿Por qué en secreto? ¿Para salvarle la vida? El evangelio no ofrece ninguna explicación, sino que se limita a decir que, puesto que era un hombre justo, «quería evitar ponerla en evidencia» (Mateo 1,19). Hay autores –teólogos, sobre todo- que afirman en sus libros que el santo patriarca no abrigó nunca un mal pensamiento acerca de su mujer, y que si quiso renunciar a ella fue porque no se sentía digno de participar en tan hondo misterio, etcétera. Se trata, sin duda, de elucubraciones pías, de suposiciones devotas poco acordes con lo que en realidad pasó, pues el texto bíblico es a este respecto bastante claro. Sí, José pensó en abandonarla; estaba decidido a ello, y si no lo hizo fue porque un ángel, en sueños, se lo impidió. (Su justicia consistió, humildemente, en obedecer con firmeza la voz de Dios que le pidió no tener miedo de llevarse a María a su casa. Sí, fue un hombre bueno y justo, pues si otro hubiera sido, acaso habría dicho para sus adentros: «Este niño será muy de Dios, pero ya por el hecho de ser de otro, no lo quiero»). Qué pensarían de ella los vecinos es algo que podemos imaginar. Y, sin embargo, María acepta. Acepta que la fe le complique la vida, que la gente hable, que sus familiares murmuren, que sus vecinas digan lo que quieran. Ya Dios lo arreglaría después todo con destreza y sabiduría. «María será siempre el modelo –escribe G. A. Maloney- de todos los que desean llegar hasta las últimas consecuencias en el seguimiento de la santa voluntad de Dios. Pero hay una conquista: la del corazón humano, que requiere un mayor coraje. En esta área, las mujeres se han destacado siempre por su mayor sensibilidad a las exigencias de Dios, y María es la mujer más valiente de todas porque se entregó totalmente. Dejó que Dios hiciera con ella lo que deseara» (María, seno de Dios). «¡Dichosa tú que creíste!». La fe, entonces, se le vuelve coraje, firmeza, confianza y arrojo. Dios estaría con ella, eso era seguro, pues ¿cómo iba a meterla en una aventura peligrosísima para luego dejarla sola?


La justicia pronta y expedita según Fray Benito Jerónimo Feijóo (1676-1764) Por Mtro. José Ricardo García López

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uestra Constitución Mexicana exige que la justicia que imparten los tribunales en nuestro país sea pronta y expedita. Estimo que Feijóo en su obra La Balanza de Astrea explica, lo que eso significa en forma clara y muy práctica, por ello es que en este espacio trato de exponer algunas de sus ideas a ese respecto: …Los jueces y magistrados están obligados a impartir la justicia en forma pronta y expedita. Esto lo digo porque existen muchos jueces y magistrados que cometen el error de retardar las sentencias, y lo llamo error, porque lo es. El despachar prontamente las causas no es ninguna gracia y retardarlas es hacer a los interesados en la sentencia, una gran injusticia. La preferencia para dictar una sentencia basada en la amistad, el parentesco, el compadrazgo o el dinero es injusta, y el juez o magistrado que obra así, es deudor de la restitución de daños y perjuicios causados por la demora a la parte que debió haber entrado primero en turno. Cuando no lo prohíben expresamente las leyes, deben ser despachados primero los pobres que los ricos; los forasteros que los vecinos. San Jerónimo, sobre un pasaje de los Proverbios, dice que antiguamente se colocaban los tribunales de justicia a las puertas de las ciudades; para que, el bullicio de la ciudad y tanta multitud de objetos extraños no confundiese a los forasteros, especialmente la gente sencilla, que venía a exponer sus peticiones de justicia. De aquí se infiere que el despacho era muy pronto para no obligar a los que pedían justicia buscar alojamiento en la ciudad. Hoy las cosas andan muy de otro modo. Tanto se entretiene, en los juzgados, a los forasteros que piden justicia, que llegan a ser vecinos. Los confunden las portentosas dilaciones de los jueces, y a tanto han llegado las cosas que si antes se veían los tribunales a las puertas de las poblaciones, hoy se ven poblaciones enteras a las puertas de los tribunales; porque las perezas de jueces y magistrados amontonan los expedientes en el despacho y a los litigantes en el vestíbulo. Con horror contemplo los daños que causan estas dilaciones, porque por ellas los gastos que ocasionan son muy elevados y de esto se sigue quedar ambos colitigantes arruinados, el vencido acabado y el vencedor perdido. Pleitos hay que duran toda una vida y el resultado es el mismo: la ruina del todo. ¡Oh términos del Derecho! Parecen a veces los del mundo, en la sentencia de Descartes; esto es, infinitos. Aún cuando no hay término que esperar, se deja descansar el pleito meses enteros y, después de hecha la relación, y los alegatos, ¡cuantas veces se suspende la decisión todo el tiempo que es menester para que los jueces se olviden del hecho y de lo alegado! No se debe olvidar la regla legal de Sexto Pomponio: En todas las obligaciones en que no se señala día, debemos cumplirlas el día presente. Todas las resoluciones de los tribunales deben tener por obligación

esta regla. Cuando tenemos los elementos y la instrucción necesaria para pronunciar las sentencias, no podemos, en conciencia, detenerlas ni un solo día; y la instrucción misma se debe acelerar con la mayor brevedad posible. De lo dicho se infiere que el juez nunca puede recibir por vía de gratificación, cosa alguna del litigante bien despachado, porque como no es capaz de hacer alguna gracia tampoco es acreedor a alguna recompensa. Deben ser los funcionarios públicos como los astros que nada reciben de la tierra, aunque la benefician mucho, porque ese mismo beneficio es deuda. Su subsistencia corre por cuenta de quien los colocó en aquel puesto. Ellos deben la asistencia de la luz y el influjo al mundo inferior; el mundo inferior nada les debe a ellos. Aún aquella visita que para agradecer, hace el litigante a los jueces después de la victoria, sale sobrando. ¿De qué les da las gracias? ¿De que les dio lo que era de ellos? Por esto no merecen agradecimiento. Y si les dieron lo que era ajeno, merecen, no la gratitud, sino un castigo. Lo que se ha dicho de la brevedad del despacho debe observarse tanto en las causas penales como en las civiles. El procesado o el inculpado, o el que es tratado como tal, es acreedor a la absolución si es inocente y al castigo, por parte del Estado, si es encontrado culpable. Alguno de estos dos acreedores está instando por la pronta solución. Ya se ve que se debe proceder con mucho tiento en las causas penales, para no incurrir en el inconveniente gravísimo de que sean castigados como culpables los inocentes. Pero no es proceder con justicia estarse sin hacer nada y tener tan olvidados a los que están en la cárcel como si estuvieran en el sepulcro. Además de la razón que es común a ambas causas [penales y civiles] hay una especial, y de gravísimo peso, que es más urgente para las causas penales, y es que la dilación provoca que se queden sin castigo los malhechores. Esto sucede por dos causas: la primera, porque mientras más

se detiene el proceso, tanto más tiempo se les da para evitar la cárcel y escapar de la prisión. Sobran ejemplos de este tipo y algunos muy recientes. Las consecuencias que se siguen de esto son muchas y perniciosísimas. Los delincuentes inmunes, salen de la prisión como fieras desatadas con el ímpetu y la decisión de recobrar en pocos días todo el tiempo que dejaron de delinquir. Se imaginan acreedores de los que se tienen que vengar con nuevos insultos de los que ellos padecieron en las prisiones. Apenas hay inocente a quien no miren como enemigo; y sólo los que los imitan en sus depravadas costumbres son excepción de sus iras. Tan común como todo esto es su saña; pero por lo que tiene de particular es aún más perjudicial a la República. A quienes amenaza en especial aquel, cegado por la ira son a aquellos que tuvieron algo que ver en su encarcelamiento y en el proceso antecedente: quien lo delató, el ministro que echó mano al delincuente, el que depuso como testigo en la información; todos estos temen con razón entonces. Y lo peor es que como el caso de escapar o evitar la cárcel sucede muchas veces, este temor preocupa los ánimos anticipadamente, de modo que apenas hay quien se atreva a deponer como testigo contra los malhechores industriosos y osados, aún cuando estén sepultados en un calabozo, de modo que, escapándose algún día, se venguen de la deposición. La segunda causa por la que la dilación de las causas criminales da motivo a la inmunidad de los delincuentes, no es tan palpable ni observada como la primera, pero más general y que más veces logra su efecto. Voy a exponerla: Recién cometido un delito, todos los ánimos están exacerbados con el horror del crimen. Aún los más indulgentes claman porque se aplique la pena. La parte ofendida grita a la tierra y al cielo. El fiscal centellea los celosos ardores de su oficio. Los jueces no respiran sino severidad. Toda esta fogosidad se va mitigando con el tiempo poco a poco. Así como se va alejando de la vista el delito y quedándose más atrás en la serie del tiempo, así va haciéndose menos impresión en el ánimo; ya se hallan disculpas al hecho más atroz; ya mezcla el defensor de los Derechos Humanos apotegmas de piedad con los teoremas de la justicia. Cuanto más se va deteniendo la causa, tanto más se va evaporando el celo. Se pasa del calor a la tibieza y de la tibieza a la frialdad. La demora de medio año basta para que los ardores de julio se conviertan en las escarchas de enero. Ya no suena sino piedad. Ya todo está a favor del reo, menos su delito. Si la parte agraviada es pobre, poco basta para comprar su silencio. Las súplicas son muchas, unas por compasión, otros por interés. Y estando en esta disposición los ánimos, es fácil que salga de la cárcel poco menos que triunfalmente el que antes por el voto universal era digno de la pena de muerte.


Para ser Iglesia Por Lic. Fil. Rafael Gómez

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l Cardenal C. M. Martini comenta (Corriere della Sera, 8 de agosto del 2012) que “la Iglesia de Europa y América está cansada, nuestra cultura envejecida y la riqueza nos pesa”. Se pregunta, además, si los bienes culturales que custodiamos le sirven de algo al “Anuncio y al ser humano” y, haciendo suyas las imágenes usadas por el padre Karl Rahner, dice: “Veo en la Iglesia de hoy tanta ceniza sobre las brasas, que a menudo me invade una sensación de impotencia”. ¡Qué evaluación tan fuerte, pero tan oportuna, porque nos confronta justo en el inicio del Año de la Fe! En efecto, es claro que los esfuerzos de algunos sacerdotes están destinados, por necesidad, más al cuidado de las cosas que a la cura de las almas. Si la fe y la evangelización vigorosa de quienes nos precedieron hasta épocas recientes, hicieron posible el crecimiento de la Iglesia y la edificación de grandes y costosos templos, así como espacios de evangelización, son ahora esos mismos espacios los que nos pueden estar distrayendo de nuestra tarea fundamental. Hemos de regresar al celo y al ánimo de un san Pedro y un san Pablo que escucharon atentamente el mandato final de Jesús: “Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes” (Mt 28, 19). Aquella incipiente Iglesia no contaba ni con gente ni con templos y solo tenían al mundo entero al que había que conquistar para Cristo, pero contaba con los lazos de la fe que mantenían unida y fuerte a la pequeña comunidad cuya dedicación era la enseñanza y la oración; oraban y eran llenos del Espíritu Santo. Contaban, pues, con el vigor del Espíritu que los impulsaba, en una juventud permanente y en un celo incansable, para que todos conocieran a Jesucristo, se encontraran con Él y lo hicieran su Redentor y Señor. Hoy contamos con muchos bautizados, muchos bienes y muchos templos, pero es posible que no estemos contando con el dinamismo del Espíritu que solo se consigue por la oración y por la escucha de la Palabra. La fe del creyente que no es convertido y no se quiere convertir, en realidad, no es fe. Por eso repetimos otra vez: necesitamos ser y estar en la fe de una Iglesia en la que nos gloriamos de creer y necesitamos que la Iglesia en la que decimos creer, “crea”; que todos como Iglesia creamos en Jesús, “por cada criatura muerto y resucitado”, que oremos con Él y en su nombre, “y, por Él, nos dejemos evangelizar”. Muchos nos resistimos a ser evangelizados porque nos suponemos ya evangelizados y dejamos de ser una Iglesia evangelizada y evangelizadora.

Es característica del tiempo posconciliar la toma de conciencia por la que se requiere evangelizar a los bautizados. La II Conferencia del CELAM (Medellín, 1968) asegura: “Muchísimas veces la situación real en que se encuentra un gran número de fieles, pide necesariamente la evangelización de los bautizados que precede a la catequesis”. Pablo VI los llama “cuasi-catecúmenos” (EN 44 y 52). Juan Pablo II recoge el problema y asume la necesidad de una nueva evangelización (CT 44). El Sínodo extraordinario de 1985, haciendo un balance posconciliar, dice aún más: “La evangelización de los no creyentes presupone la autoevangelización de los bautizados y también de los mismos diáconos, presbíteros y obispos”. Hay quien se dice creyente porque cree en Dios, pero no en “un Dios cercano que le da la Vida, porque habita lejos de su mirada amorosa que es la que sabe hacer nuevas todas las cosas”. Sin duda, pues, hemos de apreciar la catequesis que nos hace discípulos integrados en comunidades vivas (EN 23) y cuya función central es convertirse en “orígen lugar y meta” de la misma catequesis (DGC 253, 254, 261, 263 y 264). Quien se convierte a Cristo se incorpora a la comunidad que es la nueva familia del discípulo, así como la familia es su nueva comunidad en donde recibe una enseñanza especial, y es el lugar desde donde se difunde el Evangelio recibido (DGC 84 y 86). Decimos que ser Iglesia es integrarse a la comunidad, nueva familia del discípulo, que es también el lugar donde se ora en torno a Jesús que nos asegura: “Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18, 20). Solo de esta manera y en la Eucaristía, tenemos la certeza de estarnos encontrando con Jesucristo vivo y presente entre nosotros que nos invita a la fe y a la conversión y es así como los discípulos, en una nueva comunidad, recibimos la enseñanza especial del Evangelio. Si alguien solo se concibe como maestro, abandona su lugar de discípulo a los pies del Maestro y abandona al Maestro, “con quien se aprende y ora”. Muchos en la Iglesia “no permitimos tal enseñanza porque no tenemos oídos para atender, solo labios para ser oídos”. Tanto el primer anuncio del Evangelio como la catequesis inician y terminan con la palabra viva de Dios, “diálogo de Dios con el hombre”, tanto como en la oración, “diálogo del hombre con Dios”, que conducen a la justicia nueva del Evangelio y al compromiso del discípulo “que nace de la confesión de fe” y de la misma manera nos lleva, con el compromiso misionero, “a la confesión de fe”.

Una Nueva Evangelización para un mundo que cambia Mons. Christophe Pierre

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ño de la fe, es un año llamado en cierta forma a ser período intenso y nunca acabado, de retiro espiritual, que ayude a todo obispo, sacerdote, consagrado, diácono, seminarista y a cada miembro del pueblo de Dios, a aprender a sumergirse en aquel proceso permanente de “recomenzar desde Cristo”, intensificando “la reflexión sobre la fe para ayudar a todos los creyentes en Cristo a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundo cambio como el que la humanidad está viviendo”. Lograr “una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo”. “Comprometerse a favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe”; “suscitar en todo creyente la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza”; “comprender de manera más profunda no sólo los contenidos de la fe sino, juntamente también con eso, el acto con el que decidimos de entregarnos totalmente y con plena libertad a Dios”. Son los objetivos fundamentales del Año de la Fe, aún cuando el Santo Padre parece enfatizar especialmente este último: subrayar la inseparabilidad del acto con el que se cree y de los contenidos a los que prestamos nuestro asentimiento, pues, -como él mismo recalca-, el acto de fe sin contenidos, conduce a la total subjetivación de la fe, y los contenidos, sin el asentimiento de la fe, instruyen la mente, pero no unen a Dios, ni son capaces de transformar la vida, de convertirla al Dios vivo. Sólo si la profesión de fe desemboca en confesión del corazón será posible hablar de una fe madura, capaz de producir tangibles frutos. La iniciativa del Papa y sus palabras son constatación, exhortación, estímulo, proyección del futuro que nos dan luz para recorrer el camino. En el contexto también de los objetivos del Año de la Fe, hace unas semanas tuvo lugar la celebración y relativa conclusión del Sínodo de los Obispos, sobre la Nueva Evangelización. Los Padres sinodales, en su Mensaje final, mirando de manera concreta el contexto de la nueva evangelización, han recordado la necesidad de reavivar la fe que corre el riesgo de oscurecerse en los contextos culturales actuales. La Iglesia, -anotan los padres en su mensaje-, afirma que, para evangelizar, hay que estar ante todo, evangelizados, y lanza una llamada -empezando por ella misma- a la conversión, porque la debilidad de los discípulos de Jesús pesa sobre la credibilidad de la misión. Lo hace consciente del hecho de que el Señor es la guía de la historia y que, por tanto, el mal no tendrá la última palabra. Los obispos han invitado, por tanto, a vencer el miedo con la fe y a mirar el mundo con sereno coraje porque, aunque éste está lleno de contradicciones y retos, sigue siendo el mundo que Dios ama. El Santo Padre Benedicto XVI, por su parte, al clausurar el Sínodo ha recordado que “son numerosas las personas que tienen necesidad de una nueva evangelización, es decir de un nuevo encuentro con Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios, que puede abrir nuevamente sus ojos y mostrarles el camino”. La nueva evangelización, subrayó el Papa, concierne toda la vida de la Iglesia. “Ella se refiere, en primer lugar, a la pastoral ordinaria que debe estar más animada por el fuego del Espíritu, para encender los corazones de los fieles que regularmente frecuentan la comunidad y que se reúnen en el día del Señor para nutrirse de su Palabra y del Pan de vida eterna”. En este contexto, el Santo Padre destacó tres líneas pastorales surgidas del Sínodo: 1º Los sacramentos de la iniciación cristiana y la importancia de la penitencia, sacramento de la misericordia de Dios. 2º La necesidad de llevar el mensaje del Evangelio a los pueblos donde todavía no lo conocen y también mostrarlo a los inmigrantes que llegan desde esos lugares a los países donde sí hay cristianos. 3º La tercera línea de actuación consiste en revitalizar la fe de las personas bautizadas que por diversos motivos han perdido el sentido de su vida: “Personas que por eso han perdido una gran riqueza, han «caído en la miseria» desde una alta dignidad –no económica o de poder terreno, sino cristiana-, han perdido la orientación segura y sólida de la vida y se han convertido, con frecuencia inconscientemente, en mendigos del sentido de la existencia”. Es preciso –ha añadido el Papa-, ofrecer una particular atención a las personas que, bautizadas, no viven las exigencias del bautismo, para que “encuentren nuevamente a Jesucristo, vuelvan a descubrir el gozo de la fe y regresen a las prácticas religiosas en la comunidad de los fieles”.


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La alegría de ser llamados a resplandecer Jesús subió al monte y llamó a los que él quiso, y se reunieron con él. Así instituyó a los Doce (a los que llamó también apóstoles), para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar dándoles poder para echar demonios. Estos son los Doce: Simón, a quien puso por nombre Pedro; Santiago y su hermano Juan, hijos de Zebedeo, a quienes puso el sobrenombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno; Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, el hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo, y Judas Iscariote, el que después lo traicionó (Mc 3, 13-19).

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esús llamó a los que Él quiso. A los que Él quiso llamar. No quizá a los que mereciesen ser llamados, sino a los que su voluntad dispuso. Los quiso reunir. Deseó tenerlos consigo, cerca. Para que aprendieran de Él. En el principio Dios creó los cielos y la tierra. Esto dice el Génesis. Y en el principio de la nueva creación ocurre algo semejante. Sí. Dios en el principio comienza su creación llamando a las cosas a la existencia: los cielos, la tierra, las aguas, el firmamento, los astros, los vivientes, los vegetales, y al ser humano. Jesús, comienza la nueva creación, la creación del hombre nuevo, llamando a unos cuantos a una nueva existencia. Los llamó. No los llamó a existir, puesto que ya estaban en el mundo. Pero los llamó, para que no fueran más del mundo. Al estar con Él, al llamarlos a estar consigo, los hubo creado de nuevo, para ser sus testigos, testigos del Dios creador de la nueva humanidad. Una vocación, un llamado, significa ser cambiado, transformado, ser hecho nuevamente. Esto es lo que hizo con los apóstoles, con esos doce hombres que llamó a existir de otra manera. Con ellos comienza un mundo nuevo, una nueva creación: la Iglesia. Ellos, los doce apóstoles son germen del novedoso mundo que nacía. La humanidad nunca fue igual que antes, desde aquellos días en que Jesús comenzó a elegir a los que quiso, al llamarlos, al separarlos. Esto es una vocación. Ser llamado por Jesús que quiere llamar. Cuando alguien es llamado, por Jesús, es invitado a ser diferente, a ser perfecto, a luchar por la transformación personal, la transformacion del propio entorno, la transformación del mundo. Es cierto. Los hombres y mujeres llamados a una vocación especial, transforman el mundo entero, iniciando con el cambio personal. El cambio del Universo, comienza y ocurre cada que alguien se sabe invitado, llamado a ser testigo. Y cada cual lo hace según sus posibilidades, según las circunstancias personales. Cuando san Francisco sintió el fuerte llamado de Dios en su corazón, empezó a cambiar el mundo. La orden que fundó sigue en pie hasta nuestros días y está presente en cada rincón de la tierra. Después de Francisco, el mundo también cambió. Lo mismo que cuando santo Domingo de Guzmán sintió el llamado de Dios, el mundo cambió, al establecer la Or-

den de los predcadores, el mundo tomó otro curso. Y aquí siguen, hasta nuestros días aquellos hombres testimoniando el cambio universal. Efectivamente, si Francisco no hubiera sido llamado a ser un hombre nuevo, nos hubieramos quedado sin el genio de san Buenaventura, fiel discípulo suyo y miembro de su orden, gran teólogo de la verdad del evangelio. Lo mismo que si santo Domingo de Guzmán no hubiese fundado su Orden, nos hubieramos privado del gran Maestro de maestros, santo Tomás de Aquino o bien, san Martín de Porres. El mundo cambia con los santos. Ellos son fermento de esta humanidad nueva. Pero no solo ellos, también cada hombre convencido del amor eterno de Jesucristo, en donde quiera que están son signo visible de que el mundo puede ser mejorado. Cada que alguien escucha en su corazón la invitación de Jesús a serguirle, a mostrar su rostro al mundo, cambian los entornos. Un convencido muestra realmente a Cristo. Un ejemplo más cercano podemos encontrarlo en el Papa Juan Pablo II, él, con su trabajo silencioso de pastor cercano a Cristo, profundamente convencido del amor de Dios, dejó una honda huella de Cristo, con su enseñanza, con su testimonio de vida, con su intención manifiesta de llenar al mundo de esperanza; se dice que durante su pontificado el mundo cambió casi en su totalidad. Jesús llamó a los que Él quiso. Así, tuvo a bien llamar a estar consigo a esos doce apóstoles. Y, aunque uno le traicionó, según tenemos dicho en este Evangelio de san Marcos, fue sustituido por Matías, según nos lo narra el libro de los Hechos de los Apóstoles. Las piedras fundamentales de la nueva creación fueron completadas. Y el curso del mundo cambió para siempre. Ellos, los Apóstoles, que quisieron seguir a Jesus, que quisieron dejarlo todo, que tuvieron la intención de estar con Él hasta siempre, hicieron que el mundo se transformara, se transfigurara. Hoy los testigos de Jesucristo siguen multiplicándose, como los seres del principio del mundo, al ser bendecidos por el creador para henchir la tierra. De esto se trata la nueva creación, de vivir bendecidos. La bendición significa transformación, crecimiento, gestación de cada día más discípulos del Buen Pastor, más testigos del resucitado.

Los apóstoles fueron llamados a estar con Jesús, a aprender de Él, a ser testigos de sus obras, a ser aprendices de sus palabras. Pero también fueron llamados para ser enviados a predicar, a llevar consigo el poder de Cristo y hacer las mismas obras que Él hacía, como expulsar demonios, según dice el Evangelio de san Marcos; esto es, expulsar el mal, llenar de vida la tierra. Ser testigo significa convertirse en algo así como los astros luminosos que en el principio quiso llamar Dios a la existencia para ahuyentar las sombras. En la nueva ceración, los enviados a expulsar el mal, ahuyentan las sombras del pecado, las titneblas del mundo, llevando consigo la Luz que es Cristo. Ahora que hemos inaugurado el año de la fe, la Iglesia con cada uno de sus miembros, es llamado a llenar de luz el universo, el año de la fe necesita lograr una brillantez extrema, cada creyente debe sentirse llamado a ser lámpara que ilumina, que llena de esplendor, no solo a la Iglesia, sino al mundo entero. Es cierto que Jesús nos está llamando a vivir con Él, a estar con Él. Pero también nos está llamando para ser enviados. La Iglesia entera está siendo llamada, como lo fueron los apóstoles, para ser enviada y anunciar el evangelio; cada creyente tiene el imperativo de hacer brillar su luz. Que la lámpara que se ha encendido en cada comunidad sea signo de la luz que queremos manifestar para enaltecer al mundo, para ahuyentar las sombras de la ignorancia, para que esa nueva evangelización que hace ya décadas hemos querido estalbecer en el mundo, tenga todo su efecto en este grandioso año de la fe.

Que nadie se quede sin aprender cada día más acerca del reino de Dios; que nadie se quede en tienieblas; que cada uno sea una pequeña lámpara que ilumina, por lo menos su pequeño entorno. Brillemos, llenemos al mundo de la alegría de creer, del gozo de esperar y de la luz del amor.


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Palabra de Dios

Nadie conoce el día ni la hora

12 Razones para ser sacerdote

Evangelio según san Marcos 13, 24-32 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando lleguen aquellos días, después de la gran tribulación , la luz del sol se apagará, no brillará la luna, caerán del cielo las estrellas y el universo entero se conmoverá. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad. Y Él enviará a sus ángeles a congregar a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales y desde lo más profundo de la tierra a lo más alto del cielo. Entiendan esto con el ejemplo de la higuera. Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las hojas, ustedes saben que el verano está cerca. Así también, cuando vean ustedes que suceden estas cosas, sepan que el fin ya está cerca, ya está a la puerta. En verdad que no pasará esta generación sin que todo esto se cumpla. Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse. Nadie conoce el día ni la hora. Ni los ángeles del cielo ni el Hijo; solamente el Padre”. Palabra del Señor Gloria a ti, Señor Jesús.

Vive en la esperanza Por Pbro. Pedro S.S.

El mensaje de este domingo es una invitación para creer a una buena noticia: nos espera la plena realización de todas las esperanzas en el encuentro final. Ante este mensaje, nosotros los cristianos no podemos caer en mitos ni en fábulas como las predicciones mayas, o en teorías nihilistas con el supuesto que no hay nada al final de la vida, o con ideas reencarnacioncitas; Dejarse engañar de esas ideas es desconocer la Palabra de Dios que en Marcos 13,2432 nos dice textualmente: “mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre”. Nos dejaríamos convencer por supuestos y dejaríamos la verdad de evangelio de lado: el Señor vendrá. El evangelio no puede quedarse en una interpretación apocalíptica, cuando nos quedamos en las imágenes de terror, de angustia y de miedo, Hay que distinguir las imágenes que se refieren al sitio de Jerusalén de las señales de la venida del Hijo del hombre que señala el profeta Daniel; La segunda venida gloriosa de Cristo ha de ser una gozosa esperanza llena de confianza, de amor y de plena entrega para contemplar eternamente el rosto de Dios en el reino de la vida y de la paz. El fin de la vida: El texto nos quiere dar a conocer que la vida, don de Dios, tiene un término. Dios nos da la gracia de vivir y al final, nos llama para la vida eterna. Desde la fe, con la historia del hombre se relaciona la vida presente y la vida futura, se integra la vida terrenal a la eternidad. Somos conscientes de la certeza del fin y respecto al fin de la existencia del ser humano es el Señor; y desde el punto de vista del tiempo, su carácter es imprevisible, está totalmente en la voluntad del Señor. La vida es un tiempo de preparación: Jesús quiere que estemos siempre preparados como si el fin fuese eminente. Nuestra propia vida ciertamente pasa muy rápido. La imagen de la higuera desde que florece en primavera hasta que maduran los higos sirve para señalar el tiempo intermedio entre la historia concreta de su época y el final de la historia. El tiempo presente es el momento de la fe, de la conversión, de la misericordia, de la justicia y del amor. «Estad atentos y vigilad». Servir con esperanza: El cristiano no es para la tristeza, para el miedo en tiempos díficiles, sino para la alegría, el gozo. Su vivir no es dejar que el tiempo pase, sino gastarlo en hacer el bien, construir el reino, en su servicio. Vivir para el Señor es gozar de verdad y plenamente. Desde que creemos que el Señor ha venido, somos conscientes que viene de una forma nueva en cada momento. Estemos preparados para cuando venga por segunda vez al final de nuestra vida y al final de los tiempos. No nos preocupa el cuándo y el cómo; ahora queremos vivir alegres en su servicio. Transforma tu vida en esperanza.

José Reyes Torres Ojeda. Filosofía II Escríbenos: ecos_seminarioslp@hotmail.com Sé nuestro amigo en Facebook: Seminario Guadalupano Josefino

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La llamada de Jesús es la puesta de su mirada amorosa en la fragilidad del hombre, una elección de predilección y la manifestación más grande de su confianza al depositar su misterio en la debilidad humana. El mundo necesita de hombres que, dejándolo todo, sigan radicalmente a Cristo. El testimonio de oblación a la Iglesia de Jesucristo. Sí Él dio su vida por los demás, también el sacerdote da su vida por Él. Por eso, el Papa Benedicto XVI afirmó: “No tengáis miedo: Cristo no quita nada y lo da todo”. A mayor generosidad, mayor felicidad. Sí Cristo invita a ser sacerdote es para hacer hombres plenos. “Todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo mío, os aseguro que no perderá su recompensa” (Mt 10, 42). Sí Dios recompensa un vaso de agua, cuánto más no dará a aquel que deje todo por Él: trabajo, casa, padres, hermanos, novia, universidad, proyectos... El sacerdote es puente de gracia que une a Dios con el hombre, ya que éste al inquietarse y preguntarse por los afanes de la vida, del sentido y finalidad de la existencia, se dirige a veces por caminos equivocados, extraviándose en las tinieblas: el sacerdote es canal de gracia que ilumina la vida de las personas. El sacerdote toca las miserias del hombre más profundas, por lo cual es enviado a llevar la paz y el amor de Dios a los que sufren por la desesperanza que ocasiona el pecado. A tenor de las palabras de san Agustín: “Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”. Hay profunda hambre y sed de Dios. El desorden moral que predomina en la actualidad es signo de la insatisfacción que produce la vida sin Dios. Por tanto, surge la apremiante necesidad de sacerdotes que consagren su vida a Jesucristo para llevarlo a todos los ámbitos de la sociedad. El sacerdote es destinado a guiar y acompañar a las personas a lo largo del camino de la vida hasta la puerta de la muerte y hacia la eternidad junto a Dios, entre luces y sombras, desafíos y esperanzas. El sacerdote es portavoz de la palabra de Dios que es aliento, esperanza, en medio de la violencia y la cultura de muerte que prevalece en la sociedad actual. Las palabras que el Señor dirige a su pueblo a través del sacerdote generan vida. Porque Cristo no vale la pena... vale la vida. El seguimiento de Cristo es una hermosa aventura, y sólo lo experimenta el que sabe ser valiente y generoso para dar su sí a Dios sin cobardías, egoísmos o mezquindades. El mundo espera santos, por lo que, antes aún que sacerdotes cultos, elocuentes y actualizados, se necesitan sacerdotes santos y santificadores, hoy más que nunca en toda la Iglesia existe necesidad de obreros del Evangelio, testigos creíbles y promotores de santidad con su propia vida. Juan Pablo II dijo: “¡No tengáis miedo! ¡Abrid, abrid de par en par, las puertas a Cristo! ¡No tengáis miedo! Cristo sabe lo que hay dentro del hombre. ¡Sólo Él lo sabe!”. Él nunca decepciona el corazón de hombre al contrario lo llena de profundo gozo y alegría. Ganar a Cristo es segura ganancia. Arriesgarse y aventurarse a seguirlo es la mejor opción que alguien pueda elegir; el camino se torna quizá pedregoso en algunos tramos, pero la dicha y el infinito gozo de servir al Señor, de ser transformado y configurado en la libertad y la plenitud de su amor lo compensa todo. Por eso san Agustín solía decir: “Ama y haz lo que quieras”. Amor es libertad.

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...Lo de Dios a Dios

Diócesis de Matehuala

El Obispo de Matehuala Lucas Martínez Lara celebró su 44 aniversario sacerdotal Por Jorge Mazorra

L

a Diócesis de Matehuala, festejó el un aniversario sacerdotal más del obispo don Lucas Martínez Lara, quien celebró una misa en compañía de fieles, religiosas, sacerdotes así como del obispo de Tampico, don José Luis Dibildox y el arzobispo emérito de San Luis Potosí, don Arturo Antonio Szymanski. La homilía corrió a cargo de monseñor Szymanski, quien destacó la importancia del año de la fe, e indicó que no hace falta otro Concilio Vaticano III, simplemente que los fieles católicos deben conocer bien el Concilio Vaticano II y llevarlo a la práctica en la vida cristiana. Monseñor Lucas Martínez, dijo sentir una gran alegría “por estar en esta comunidad a donde he sido enviado, porque es la realización de un servicio que no es mío, sino que Dios me lo ha dado y que he luchado por hacerlo lo mejor que puedo”. Cuestionado sobre dificultades actuales para evangelizar, expresó que es una competencia donde la técnica, la sensibilidad, el espectáculo, la experiencia secular de los tiempos que se viven, hacen que la gente se olvide de lo fundamental de la vida, “que es su espíritu y que está sostenido por un Dios que les ama”. “Hoy en día, decirle a la gente que Dios les ama, no lo creen, porque esperan cosas sensibles, incluso la misma religión busca sensiblería en las imágenes, procesiones, etcétera, pero estamos llamados para una experiencia desbordante de vida espiritual por la presencia de Dios que nos empuja a ayudar a los demás”. Lucas Martínez Lara, nació en Villa de La Paz el 13 de marzo de 1943, estudió en el Seminario de San Luis Potosí, fue ordenado sacerdote de manos del entonces obispo de San Luis Potosí, don Estanislao Alcaráz Figueroa, el 27 de octubre de 1968. De entre los cargos que ha desempeñado desde su ordenación sacerdotal destacan: vicario de Real de Catorce en 1969, miembro del Consejo Presbiteral en 1970, coordinador de la Pastoral Vocacional de 1971 a 1972, vicario de la parroquia de Cristo Rey en 1972. Miembro del equipo formador del Seminario Mayor de San Luis Potosí de 1972 a 1979, párroco de Salinas en 1979, párroco de Tequisquiapam de 1982 a 1991. Estudió Patrología en el Instituto Agustiniano en Roma, Italia de 1991 a 1993. Fue director espiritual de teólogos en el Seminario Mayor de San Luis Potosí de 1993 a 1997, párroco de Rioverde y vicario episcopal de la Zona Media de 1997 a 2006, y desde 2006, es obispo de Matehuala.

Las fuentes de la DSI:

La razón humana

O

Por David Grimaldo

tra fuente de la DSI, mis estimados amigos, es la Razón Humana. En el ejercicio de esta racionalidad consideramos aquí la Razón humana pensando la fe y la Razón humana pensando la sociedad. ¿Qué entendemos por cada una? Veamos: La Razón Humana pensando la fe. En este apartado consideramos a los teólogos (los pensadores de los grandes misterios de Dios), especialmente a los escolásticos, que son considerados como el lazo de unión entre los Santos Padres y los Sumos Pontífices en nuestros días. Pero sería injustificado ceñirnos exclusivamente a los teólogos de una sola época, sobre todo si entendemos la Doctrina Social de la Iglesia en su carácter dinámico y progresivo. Nos dicen nuestros teólogos que toda teología atenta a los signos de los tiempos debe acercarse a las fuentes de la fe, sobre todo a la Revelación y Tradición, para dar respuestas puntuales a los problemas actuales. ¿Qué entendemos por teólogos escolásticos? La escolástica fue un movimiento teológico y filosófico que intentó utilizar la filosofía griega y latina clásica para comprender las verdades de nuestra fe. Esta corriente de pensamiento se basó en la coordinación entre fe y razón, que en cualquier caso siempre suponía una clara subordinación de la razón a la fe. Hasta hoy se dice en los estudios teológicos: Philosophia ancilla theologiae, en español; la filosofía es sierva de la teología. Este movimiento dominó en las escuelas de las catedrales y en los estudios generales que más tarde dieron lugar a las grandes universidades medievales europeas, en especial, entre mediados del siglo XI y mediados del XV. Ahora bien, dos grandes épocas se distinguirán en este acercamiento teológico a los problemas sociales. En la primera, el único recurso ajeno a la propia teología fue la filosofía (amor a la sabiduría); y, además, un determinado tipo de filosofía, la aristotélico-tomista. Se llama aristotélico-tomista al pensamiento de santo Tomás de Aquino que para elaborar su teología utilizó la filosofía de Aristóteles (384-322 a. C.) un eminente filósofo griego. En la segunda época, más reciente, encontramos esfuerzos para fundamentar un pensamiento social también en otras corrientes filosóficas, sobre todo en el diálogo con las ciencias sociales. La primera época está marcada indudablemente por el genio teológico de santo Tomás de Aquino. Muchas de las actuales enseñanzas, por ejemplo en el caso de la justicia social y de la propiedad, se basan fielmente en la teología de santo Tomás. Otro aspecto teológico que ilumina santo Tomás es el derecho natural como exigencia que fluye de la ley natural. Para el Papa Pío XII, la ley natural “es el fundamento sobre el cual reposa la DSI” (25-9-1949). Este tema lo trataremos más adelante. La época más reciente de la reflexión teológica está marcada por el diálogo con otras disciplinas, como las ciencias humanas (psicología, sociología, medicina, etc.), sin ceñirse exclusivamente a la filosofía. Pero además de la reflexión teológica, se ha dado una reflexión a otros niveles, más intuitivos, experienciales, vivenciales, que no dejan de ser auténtico ejercicio racional pensando la fe, nos referimos a la vivencia de los santos. Muchas de las intuiciones de san Francisco de Asís, san Vicente de Paúl y otros, nos dan el sentir cristiano ante la sociedad, el poder, la caridad y el servicio a los pobres. Decía san Vicente de Paúl: “No podemos asegurar mejor nuestra felicidad que viviendo y muriendo en el servicio de los pobres”. Termino este artículo con la frase que se le atribuye a san Francisco de Asís: “Deseo poco y de lo poco que deseo lo deseo poco”. Esta frase la decía con tanta pasión Facundo Cabral, que en paz descanse. ¡Hasta la próxima!


NOVIEMBRE 18 DE 2012

Miguel es el nombre que la Biblia da al ángel que es el jefe del ejército celestial


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