Edición 206

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ENERO 27 DE 2013

¡Gócese hoy la Santa Madre Iglesia!

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on esta frase comenzaba el discurso de apertura del Concilio Vaticano II por parte del Papa Juan XXIII. Este discurso conocido comúnmente como Gaudet mater ecclesia, es uno de los documentos más elocuentes y apasionados del pontificado del Papa Bueno y posiblemente uno de los más desafiantes y significativos de la Iglesia Católica de la edad contemporánea (G. Alberigo). En estos tiempos de violencia, de incertidumbre, de crisis de fe, de negatividades, las primeras palabras de este escrito nos vienen como un agua fresca en un tiempo de sed espiritual y de esperanza: “Gócese hoy la Santa Madre Iglesia porque, gracias a un regalo singular de la Providencia Divina, ha alboreado ya el día tan deseado en el que el Concilio Ecuménico Vaticano II se inaugura solemnemente aquí, junto al sepulcro de san Pedro, bajo la protección de la Virgen Santísima cuya Maternidad Divina se celebra litúrgicamente en este mismo día”. El Papa en una pincelada de fe y devoción, invita a la alegría por el Regalo de este Concilio que la Santísima Trinidad da a su Iglesia, junto al príncipe de los Apóstoles y bajo el amparo de la Virgen María, en una advocación tan amada por la Iglesia y que en el Tepeyac solemnemente se presentaba nuestra Señora como “Madre de Dios”. Este Documento expresa las convicciones más profundas que llevaron a convocar el Concilio al Papa Juan XXIII. Aquí también encontramos las orientaciones más significativas que definen el “espíritu” del Vaticano II. Veamos algunos de estos pensamientos: • La empatía hacia el mundo actual. Frente a los “profetas de calamidades, avezados a anunciar siempre infaustos aconte-cimientos, como si el fin de los tiempos estuviese inminente” (n. 4), Juan XXIII sostiene que “en el curso actual de los acontecimientos, en el que parece que los hombres empiezan un nuevo orden de cosas, hay que reconocer más bien los designios misteriosos de la Providencia” (n. 4). • Visión tendida hacia el futuro: “Nuestra tarea no es únicamente guardar este Tesoro (la Doctrina Católica), como si nos preocupáramos tan sólo de la antigüedad, sino también decididos, sin temor, a estudiar lo que exige nuestra época, continuando el camino que ha hecho la Iglesia durante casi veinte siglos” (n. 6). • Misericordia antes que severidad: “En nuestro tiempo, la Iglesia de Cristo prefiere emplear la medicina de la misericordia y no empuñar las armas de la severidad. Ella cree que, en vez de condenar, hay que responder a las necesidades actuales explicando mejor la fuerza de su Doctrina” (n. 7). • Distinguir entre lo permanente y lo cambiante: “Una cosa, en efecto, es el Depósito de la Fe o las verdades que contiene nuestra venerable Doctrina, y otra distinta es el modo como se enuncian estas verdades, conservando, sin embargo, el mismo sentido y significado” (n. 6). • Dar importancia a la forma de presentar el mensaje cristiano: “Hay que dar mucha importancia a la elaboración de ese modo de exponerlas -las verdades de la fe- y trabajar pacientemente si fuera necesario. Hay que presentar un modo de exponer las cosas que esté más de acuerdo con el Magisterio, que tiene, sobre todo, un carácter pastoral” (n. 6). Este discurso como es de apreciarse causó gran impacto, sin embargo, la magnitud del alcance escapó a la mayoría de los Padres conciliares. Más tarde en el desarrollo de los trabajos se fue explorando y creciendo el significado de las palabras del Papa. Gocémonos hoy con la Santa Madre Iglesia por la invitación del santo Padre Benedicto XVI a vivir el año de la fe, cono-ciendo, amando y viviendo los documentos conciliares.

Fundado por el Arz. Emérito Don Luis Morales Reyes

La RED no necesariamente apoya la publicidad de nuestros anunciantes.

La Oración, la Palabra y la Caridad Por Pacco Magaña

Queridos hermanos y hermanas:

Destacan dos cosas: en primer lugar, desde ese momento existe en la Iglesia un ministerio de la caridad. La Iglesia no sólo debe anunciar la Palabra, sino también realizar la Palabra, que es caridad y verdad. Y, en segundo lugar, estos hombres no sólo deben gozar de buena fama, sino que además deben ser hombres llenos de Espíritu Santo y de sabiduría, es decir, no pueden ser sólo organizadores que saben “actuar”, sino que deben “actuar” con espíritu de fe a la luz de Dios, con sabiduría en el corazón; y, por lo tanto, también su función —aunque sea sobre todo práctica— es una función espiritual. La caridad y la justicia no son únicamente acciones sociales, sino que son acciones espirituales realizadas a la luz del Espíritu Santo. Así pues, podemos decir que los Apóstoles afrontan esta situación con gran responsabilidad, tomando una decisión: se elige a siete hombres de buena fama, los Apóstoles oran para pedir la fuerza del Espíritu Santo y luego

(segunda de cuatro partes)

les imponen las manos para que se dediquen de modo especial a esta diaconía de la caridad. Así, en la vida de la Iglesia, en los primeros pasos que da, se refleja, en cierta manera, lo que había acontecido durante la vida pública de Jesús, en casa de Marta y María, en Betania. Marta andaba muy afanada con el servicio de la hospitalidad que se debía ofrecer a Jesús y a sus discípulos; María, en cambio, se dedica a la escucha de la Palabra del Señor (cf. Lc 10, 38-42). En ambos casos, no se contraponen los momentos de la oración y de la escucha de Dios con la actividad diaria, con el ejercicio de la caridad. La amonestación de Jesús: “Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; sólo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada” (Lc 10, 41-42), así como la reflexión de los Apóstoles: “Nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio de la Palabra” (Hch 6, 4), muestran la prioridad que debemos dar a Dios. No quiero entrar ahora en la interpretación de este pasaje de Marta y María. En cualquier caso, no se debe condenar la actividad en favor del prójimo, de los demás, sino que se debe subrayar que debe estar penetrada interiormente también por el espíritu de la contemplación. Por otra parte, san Agustín dice que esta realidad de María es una visión de nuestra situación en el cielo; por tanto, en la tierra nunca podemos tenerla completamente, sino sólo debe estar presente como anticipación en toda nuestra actividad. Debe estar presente también la contemplación de Dios. No debemos perdernos en el activismo puro, sino siempre también dejarnos penetrar en nuestra actividad por la luz de la Palabra de Dios y así aprender la verdadera caridad, el verdadero servicio al otro, que no tiene necesidad de muchas cosas -ciertamente, le hacen falta las cosas necesarias-, sino que tiene necesidad sobre todo del afecto de nuestro corazón, de la luz de Dios.


Concilio Vaticano II

La economía

ENERO 27 DE 2013

¡No tengan miedo!

Por P. Juan José Torres Galván

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a economía, tiene el deber de promover a la persona humana y su vocación. El ser humano es el centro y la finalidad de la vida económica.

Si el desarrollo económico se ordena de modo racional y humano podría atenuar las desigualdades sociales pero, lamentablemente, sucede todo lo contrario. Vemos una economía que se limita a seguir las frías leyes del mercado o bien las arbitrarias decisiones de quienes están en el gobierno. En ambos casos las desigualdades sociales se acrecientan, provocando que convivan de manera insultante la carencia de lo más esencial en algunas personas, con la opulencia de otras; la miseria, con el lujo; situaciones de vida inhumanas, con la concentración del poder económico en pocas manos. Esta oposición entre ricos y pobres pone gravemente en peligro la paz mundial. La Iglesia aboga para que en este renglón de la vida social los principios orientadores de nuestro actuar sean la justicia y la equidad. La economía se debe ejercer dentro de los límites morales, respetando el designio de Dios sobre el hombre. El Concilio exhorta para que se hagan desaparecer las enormes desigualdades económicas que existen y se agravan en el mundo, desigualdades que traen como consecuencia discriminación individual y social. La búsqueda de mayor producción agrícola e industrial debe tener la finalidad de servir al hombre integral. El desarrollo de la economía debe quedar siempre bajo el control de la sociedad, no basta que sólo un grupo de poderosos o de políticos intervengan en las grandes decisiones económicas de un país o de una región. La comunidad humana debe acoger al migrante, brindándole un trato justo y la oportunidad de reunirse con su familia, en condiciones de vida digna. Se debe evitar, en lo posible, que los medios de producción permanezcan inactivos. Es importante promover fuentes de trabajo en su región de origen. El avance tecnológico y científico exige que cada uno reciba una adecuada formación técnica y profesional. En la vida económica el trabajo debe tener la primacía, no puede ser considerado simplemente como una mercancía. El trabajo es una actividad eminentemente humana y, por lo mismo, conlleva en sí la dignidad del hombre que le imprime su impronta y sus valores. El derecho al trabajo incluye a todos los seres humanos. El trabajo es un medio para obtener el sustento de la familia, por él, el hombre se pone al servicio de los hermanos, perfecciona la creación, ejerce la caridad y, colabora en la redención humana, cuando asocia la dureza de su trabajo a los méritos de Cristo. Es importante que el trabajo reciba una adecuada remuneración que procure una vida digna para el trabajador y su familia. La remuneración debe ir de acuerdo al cargo que desempeña cada trabajador, la productividad de cada uno, la capacidad de la empresa y el bien común. El trabajo debe brindar también oportunidades de desa-rrollo y crecimiento personal. El descanso y el tiempo libre son necesarios para que el trabajador tenga oportunidad de desarrollarse en otros ámbitos que el trabajo no promueve directamente y para consolidar sus relaciones familiares y religiosas. Referencia de lectura: Gaudium et Spes 63-67

Vivamos, como san Pablo, nuestra conversión cristiana Querida Iglesia Potosina: En este Año de la fe, el Santo Padre nos está invitando a volver nuestra vida a Cristo y esto ha de comenzar por nuestra conversión personal o «reconversión». Creo que es necesario replantearnos hoy la pregunta que Jesús hace a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que soy yo? Y tú, ¿quién dices que soy yo?» (Mc 8, 27-29). Nos dice el Evangelio que los discípulos tuvieron la pronta iniciativa de responderle, primero, con lo que dice la gente: unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, o un profeta. Y, luego, Pedro le dice: «Tú eres el Cristo». En el caminar de nuestra vida cristiana, debemos detenernos y de cara al Señor responder a su pregunta. Sabemos que estamos inmersos en un ambiente secularizado, en el cual Dios no es el motor ni la fuente de nuestras decisiones, ni, tristemente, es Él quien reina en nuestras familias potosinas. Y saben ¿por qué? Porque no le conocemos, hemos dejado que se pierdan nuestros valores religiosos que nos distinguían como potosinos católicos en donde los papás enseñaban a sus hijos el “temor de Dios”, la celebración dominical, la gratitud al Señor por los dones recibidos, el respeto al prójimo, y la ayuda a los pobres (hoy sabemos, según las estadísticas, que nuestro pueblo es mucho más pobre, que hoy hay hermanos nuestros que mueren de hambre). Ahora nuestros niños, adolescentes y jóvenes han crecido sin conocer a Dios y por lo tanto no tiene lugar en sus vidas. Entonces, cuando hablamos de conversión es disponernos a dar el giro a la historia que hoy estamos escribiendo como Iglesia potosina. ¿Cómo? Recuperando nuestra identidad católica volviendo nuestra mirada a Padre Dios que hoy nos sigue esperando en el camino, como lo hizo con san Pablo, para tirarnos de “nuestro caballo”, es decir, el rol de vida que llevamos en medio de la secularización, el materialismo, el hedonismo, el egoísmo, que están contaminan-

Enredad@s

do nuestro ambiente: familias, escuelas, comunidades eclesiales, sociedad entera. No creen ustedes que, ya es hora de hacer algo por nosotros mismos? ¿Podemos imaginar, qué mundo estamos heredando a nuestros hijos y nietos? Volvamos nuestra vida al Señor, atrevámonos a conocer nuestra fe, a vivir su Evangelio, porque, sólo quien se compromete a seguirlo en su camino, a vivir en comunión con Él en la comunidad de los discípulos, puede tener un conocimiento verdadero. Esto significa qué es necesario acercarse a su comunidad parroquial y recibir la formación en la vida cristiana. Vivir nuestra fe significa hoy redescubrir lo que nos enseña Jesús en los Evangelios, como también necesita de la oración, de los sacramentos y del estudio; precisa esfuerzo y sacrificio, entrega y servicio a los demás. Todo esto exige actos concretos, como señala el apóstol Santiago: «Yo con mis obras, te mostraré la fe» (St 2,18). Así podemos entender que nueva evangelización quiere decir «hechos» de servicio en favor de los otros. Por tanto, en un mundo donde la violencia no cesa de extender su rastro de muerte y destrucción, servir a la justicia y la paz es una urgencia, para comprometerse en la construcción de una sociedad más humana, donde reine la fraternidad. Hoy es urgente que cada uno nos comprometamos de forma renovada en este camino de conversión del corazón. Pidamos a nuestra Madre Santísima, nos dé la fuerza de vo-luntad necesaria para comprometernos con nuestra fe y a ejemplo de san Pablo, vivamos con radicalidad nuestra vida cristiana.

¡El Señor les bendiga! + Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero Arzobispo de San Luis Potosí

Esperamos tus comentarios en semanariolared@hotmail.com

Por este medio, me es grato felicitar al sacerdote David Campos y demás escritores que participan en el Semanario La Red. Los escritos son una gran fuente de evangelización y con gusto expreso mi agrado por la lectura de esta publicación. Saludos Cordiales

Beatriz Olivia Orocio Zambrano


Nuestra historia

Veneración y culto a los santos en la Iglesia Primitiva

Durante los primeros siglos del cristianismo y como consecuencia de las persecuciones, comenzaron a conservarse y a tenerse en gran estima los objetos relacionados con los que habían muerto por la fe. Eran consideradas reliquias el aceite de las lámparas que se encendían delante de los cuerpos de santos, así como las sábanas dispuestas sobre las tumbas, incluso el polvo recogido en los “loculi” (lugar de enterramiento en las catacumbas). También ropajes y cualquier otro objeto propiedad del mártir. Las cadenas con que habían sido atados en el calabozo los mártires y otros objetos de tortura eran reliquias muy preciadas. La cruz y los clavos del mártir que moría crucificado eran muy venerados. Por Pbro. Lic. Rubén Pérez Ortíz

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espués de la paz constantiniana aumentó la veneración y culto de los mártires, sus reliquias se colocaron en los altares, de modo que un concilio de Cartago ordenó romper aquellos altares en los que no hubiese reliquias de algún mártir. Al concluir las persecuciones cruentas del Imperio Romano, los fieles empezaron a venerar a los nuevos héroes del cristianismo, los monjes y pastores que confesaban a Cristo, no ya con la tortura, como aquellos cristianos que habían padecido por Cristo, pero si con la práctica de las virtudes cristianas. De ahí la distinción de mártires y confesores del calendario cristiano. El primer cristiano que recibió culto sin ser mártir fue san Antonio Abad, el prototipo de los monjes anacoretas. En el siglo V se generalizaban las dos fiestas del ciclo de san Juan Bautista, su nacimiento y su martirio, juntamente con la del protomártir san Esteban. En Roma se celebraba con anterioridad la fiesta de san Pedro y san Pablo, que en el siglo V se extendió a la Iglesia Oriental. Una manifestación de la veneración de los santos fue desde el siglo IV con la veneración de sus reliquias; que ahora estas reliquias eran envueltas en paños preciosos, se guardaban en urnas valiosas, y se les dedicaron suntuosas basílicas; pero la veneración a las reliquias ocasionó también abusos, supersticiones y tráfico de reliquias falsas. Algunos herejes negaron la utilidad de la veneración de las reliquias. Después del hallazgo de la cruz por santa Elena en Jerusalén, empezó la peregrinación a los santos lugares de algunos peregrinos dejaron datos importantes para la arqueología cristiana, tal es el caso de: el Itinerario de Egeria, una monja española, muy probablemente pariente de Teodosio el Grande que emprendió una minuciosa peregrinación por todos los lugares de culto que se tenía por entonces reconocidos y que ahora son un valioso testimonio para la Historia de la Iglesia como para la Liturgia del siglo IV.

No pongas a Dios en tus manos

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Por Pbro. Lic. Salvador González Vásquez

ay que ponerse en las manos de Dios, porque la vida está más segura cuando es dirigida por aquel que la creó. Solo Dios sabe de lo que estamos hechos y por tanto de lo que somos capaces; por eso hay que confiar en aquel que nos ha dado la vida. Muchos hombres no confían en Dios y lo que hacen es disponer del Señor. Lejos de ponerse en manos de Él, intentan poner a Dios en sus manos, es decir tratan de manipular al mismo Dios. Ya desde Adán el hombre intenta igualarse a Dios y ocupar un lugar que solo a Dios le corresponde. El primer hombre alargó la mano para poseer el fruto prohibido, y desde ahí, toda la descendencia de Adán quiere hacer las cosas que solo a Dios le toca realizar. El hombre lucha por tener el control de todo, hasta del mismo Dios; y de qué sirve que el hombre tenga todo, si con ello termina perdiendo el control de su propia vida. Cuando reclamamos a Dios por sus designios, cuando lo chantajeamos o lo condicionamos, entonces queremos someterlo a nuestro dominio. Es imposible conocer al ser humano, ya que ni siquiera nos co-nocemos a nosotros mismos. Y si el hombre es incomprensible, con mayor razón lo es Dios, que es misterio absoluto. Por esa razón, ante Dios se requiere un acto de confianza, porque es imposible controlar a Dios, y si eso sucediera el dominado no sería Dios, sino algo que esta por debajo de nosotros. Todo lo que existe antes que nosotros y después de nosotros no puede estar en nuestras manos. Nosotros estaremos siempre en las manos de Dios. A Él no deberíamos cuestionar, porque Dios sabe de nosotros lo que de nosotros mismos ignoramos. Por tanto hagamos un acto de fe en su sabiduría, porque Él tiene más elementos para decidir, que nosotros para juzgar sus designios.


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La manzana podrida Por Pbro. Lic. Héctor Colunga colunga46561@hotmail.com

Muy estimados lectores:

Tengo un niño y otro por…venir

Por P. Kino

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engo un niño y otro porvenir en mi vida sacerdotal… Antes de que la mente cochambrosa de más de dos lectores comience a volar, aclaro que me refiero al nuevo cargo, que Dios a través del señor obispo me confía: rector del templo del Niño del Desagravio. A pesar que este templo es muy bonito, es poco conocido. Se ubica en San Luis Potosí, capital, en la calle de Independencia, entre las calles de Espinosa y Cuevas y Carlos Diez Gutiérrez… pero basta de publicidad y vayamos al tema que quiero tratar hoy: Tengo un niño y otro porvenir. En esta frase quiero hacer referencia a aquellas situaciones de pareja que sin tener programado un segundo hijo, Dios se los concede cambiando el porvenir, es decir, sus planes primarios. Existen matrimonios que gracias a los medios de comunicación social, manejan frases como “pocos hijos para darles mucho”; o “la familia pequeña vive mejor”, pensando que la felicidad esta en los bienes materiales que se le pueden ofrecer a los hijos. Estoy convencido que no es la cantidad de hijos la que es garantía de una buena formación, sino la educación que den los padres a sus descendientes. Conozco personas que al tener uno o dos hijos por opción, se quedan solos, pues sus vástagos parten a buscar su opción de vida. Como fueron pocos hermanos, no saben que hacer con sus padres grandes o enfermos, y terminan contratando y pagando a alguien que cuide de ellos, (menos mal que la familia pequeña vive mejor). También he visto familias numerosas que cuando los papás, con sacrificio los sacan adelante y les inculcan valores, todos en la necesidad están al pendiente de los cuidados de los padres, se turnan para atenderlos, se cooperan para las medicinas, se van rolando las atenciones etc., no cabe duda que se siembra con dolor (lo difícil de sacar adelante a una familia numerosa), pero se cosecha con alegría (los frutos que los padres en su edad avanzada recogen con las atenciones de sus hijos). No faltará un lector que me diga que él conoce familias numerosas y bien divididas, o pequeñas y muy unidas en las necesidades de sus padres, y tienen razón, por eso digo, que la felicidad no está en la cantidad de hijos sino en cómo sean educados. Bueno se me acabó el tiempo. Yo también tengo un niño a mí cargo. No quiero desviar el tema diciendo que tengo misa los domingos a las 8:00 hrs., 11:00 hrs., 13:00 hrs., 18:00 hrs. y 19:30 hrs, tal vez esto lo pueda decir en otra ocasión. ¡Hasta la próxima!

Hace poco, me invitaron a un encuentro de adolescentes y uno de los temas tenía que ver con una manzana podrida lo que me inspiró para hacer este artículo. La manzana es muy nutritiva, de hecho se aconseja que comas una cada día; hay un refrán que dice: “Una manzana al día, evita una cirugía”. Sin embargo, el fruto del manzano, suele podrirse si no se come a tiempo, al igual que otras frutas. En la mayoría de los casos, cuando un fruto se empieza a podrir, lo que hacemos en arrojarla a la basura y no tratamos de cortarle la parte que no sirve para aprovecharla. En la vida cotidiana, conforme van pa-sando los años, nuestra vida suele infectarse, contaminarse y debemos de hacer algo para sanarla. Si hacemos una alegoría de nuestra vida, nuestro ministerio o matrimonio con una manzana, debemos de actuar en caso que veamos que se está pudriendo; por ejemplo, si ves que el internet, un mal amigo, la televisión o cualquier otra circunstancia te está afectando en tu rendimiento o te induce a hacer cosas indebidas, debes de cortar esa parte que se está pudriendo, es decir, tendrás el valor de

enfrentar a quien o a quienes te están haciendo daño y evitar que tus actos te lleven a algo fatal. En la vida sacerdotal o de consagrados, es exactamente lo mismo. Si vemos que no estamos dando el mismo rendimiento, si sentimos que nuestra vida es monótona o sin sentido, o que no tratamos a las personas como debiéramos, entonces hay que analizarnos y ver qué nos está pasando y cortar esa parte de la manzana que nos perjudica. En el matrimonio pasa igual, después de tantas ilusiones para tener una vida juntos, con tantos esfuerzos para lograr un patrimonio, con tantas luchas para mantenerse en pie y estar en las buenas y en las malas, lo cotidiano empieza a hacer estragos para perderle sentido a la comunidad de amor y vernos como unos auténticos extraños, dos simples personas que comparten la misma casa, pero no el mismo corazón; las actividades y las diferencias de horarios, hacen que se desvanezca todo interés común y buscan su independencia porque el matrimonio ya no tiene sentido. La manzana podrida en este caso, es arrojar por el precipicio el matrimonio y pensar en la separación o en el divorcio como lo más sencillo e inmediato que pondría fin a “ese problema”, sin pensar que bastaría con ponerse a pensar qué está pasando y cortar aquello que no está bien. Uno de los grandes problemas de nuestras vidas como manzanas podridas es que no somos sinceros y no aceptamos nuestros errores ni nos dejamos conducir para solucionar los problemas; por desgracia actualmente, en los matrimonios lo más fácil es tirar la manzana y no rescatar lo rico y nutritivo que hay en ella. Por más mal que te vaya en la vida o en el matrimonio, algo debe de haber de positivo y bueno, para rescatar la manzana antes de que se pudra totalmente. Continuamos la próxima semana.


Síntesis del mensaje final del Sínodo de los Obispos La Nueva Evangelización exige propia conversión sin miedo ni pesimismo

Por Pbro. José Antonio Martínez Ortiz

“L

a nueva evangelización acoge favorablemente la cooperación con las otras Iglesias y comunidades eclesiales, también ellas movidas por el mismo espíritu de anuncio del Evangelio. Se presta particular atención a los jóvenes, en una perspectiva de escucha y de diálogo para recuperar, y no mortificar su entusiasmo”. Los obispos también se refieren al diálogo con la cultura, que necesita una nueva alianza entre fe y razón; con la educación; con la ciencia que cuando no encierra al hombre en el materialismo se convierte en una aliada de la humanización de la vida; con el arte; con el mundo de la economía y el trabajo; con los enfermos y los que sufren; con la política, a la cual se pide un compromiso desinteresado y transparente del bien común; con las otras religiones. En particular, el Sínodo insiste en que el diálogo interreligioso contribuye a la paz, rechaza el fundamentalismo y denuncia la violencia contra los creyentes.

Hagámonos de palabras Papá, ¿me dejarás ir a la fiesta?, − ¡Según cómo te hija!, según como te portes

portes,

¡O

Por Luis Ricardo Guerrero Romero gromeroluisricardo@gmail.com

h condición tan eterna! que han utilizado nuestros padres, y los padres de los padres de los padres, que a su vez manipularon generaciones de padres; para poner al adolecente en una vida condicionada entre portar o no portar. Pero lo que quieren decir esos papás conductistas es: hijo, pórtate bien. ¿Pórtate bien, portarse bien? Cómo es eso de portarse?, ¿qué se debe portar?; ¿acaso se debe tener un buen porte? No, pero algo hay de eso. Del griego y del latín encontramos la razón de esta angustiosa condición. Φορος, portador, que transmite algo (especialmente color), donde hay que precisar que en el griego la φ (phi) es trasladada como ph, y en algunas palabras como P, entonces tendríamos φορος˃phoros; de donde se retuvo la partícula: por, para llegar al latín como, portare: llevar, conducirse, el proceder. Aunque también se tienen las palabras latinas: portatio, trasporte; porto, llevar, y que llega a usar en lugar de fero (llevar). Donde expresamente, el pedir o exhortar que alguien se porte bien o mal, es inducirle a que lleve o transmita cosas buenas o malas, también a conducirse con bien en sus actos o proceder conforme al mal. Ahora bien, falta un elemento último de esta palabra él te, porta-te; y aquí este te, es parte de los valores de la partícula sé; (me, te, se… etcétera), donde el me y él te, no tienen función sintáctica en el caso de dativo de interés o ético, y se usan en oraciones donde el sujeto realiza una acción para su provecho o interés, vr.g: me salí a pasear, salí a pasear; ¿te fuiste de viaje?, ¿fuiste de viaje? ¿Que hay en la frase, pórtate bien o mal; el sujeto te, pronombre personal en lugar de la segunda persona del singular: tú. Y a toda esta algarabía escrita, surge el preguntarse sobre nuestro portarnos en la vida (bien o mal), en donde los valores salen a responder. Y dice Victoria Camps, “tenemos los valores pero no creemos en ellos”; parece ser que los valores sólo son una idea.

El mensaje recuerda las posibilidades que ofrecen el Año de la Fe, la memoria del Concilio Vaticano II y del Catecismo de la Iglesia Católica. Por último, indica dos expresiones de la vida de fe, especialmente significativas para la nueva evangelización: la contemplación, donde el silencio permite acoger mejor la Palabra de Dios, y el servicio a los pobres, para reconocer a Cristo en sus rostros”. En la última parte, el texto mira a las Iglesias de las distintas regiones del mundo y a cada una de ellas les dirige palabras de aliento para el anuncio del Evangelio: a las Iglesias de Oriente les desea que puedan practicar la fe en condiciones de paz y de libertad religiosa; a la Iglesia de África le pide que desarrolle la evangelización en el encuentro con las antiguas y las nuevas culturas, haciendo después un llamamiento a los gobiernos para que cesen los conflictos y la violencia. Los cristianos de América del Norte, que viven en una cultura con muchas expresiones lejanas del Evangelio, deben mirar a la conversión, a ser abiertos para acoger a los emigrantes y refugiados. Se invita a América Latina a vivir la misión permanente para hacer frente a los desafíos del presente como la pobreza, la violencia, también en las nuevas condiciones de pluralismo religioso. La Iglesia en Asia, aun cuando es una pequeña minoría a menudo relegada al margen de la sociedad y perseguida, es animada y exhortada a mantenerse firme en la fe. Europa, marcada por una secularización también agresiva y herida por regímenes pasados, ha creado sin embargo una cultura humanística capaz de dar rostro a la dignidad de la persona y a la construcción del bien común; las dificultades del presente no deben por tanto abatir a los cristianos europeos, sino que deben ser percibidas como un reto. A Oceanía se le pide que sienta de nuevo el compromiso de anunciar el Evangelio. El mensaje se cierra encomendándose a María, Estrella de la Nueva Evangelización.

La Tradición del Instituto Potosino Marista

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a son casi 80 años desde que el Instituto Potosino abrió sus puertas a los niños y jóvenes potosinos; y desde entonces, los hermanos Maristas, maestros y colaboradores, han puesto en práctica la pedagogía del gran visionario que fue el fundador, san Marcelino Champagnat, quien quiso que dicha pedagogía tuviese un sello característico: que fuera cristiana, que fuese mariana, que fuera integral; no sólo preocupada por los conocimientos intelectuales, sino que abarcara a la persona, su salud física, sus actitudes cívicas, su desarrollo social y su crecimiento espiritual. Con tantas opciones educativas, es preciso ponerse a pensar un poco más en lo que queremos para nuestros hijos. El Instituto Potosino Marista ofrece, además de una reconocida calidad educativa, un peculiar estilo basado en la disciplina, en la sencillez, en el amor al trabajo, con espíritu de familia y a la manera de María, todo esto derivado de la herencia del carisma del fundador. Si usted y su familia no han decidido en dónde inscribir a su hijo(a) para el siguiente curso escolar, los invitamos a conocer más del carisma Marista, sus instalaciones y sus programas educativos. Mayores informes en Benigno Arriaga #608 Col. Moderna Tels. (444)813.43.75 y (444)813.47.17


Los libros y sus autores

07 Por Mtro. Luis Marino Moreno F.

La información del silencio Álex Grijelmo México Taurus, 2012, 544 pp.

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a información del silencio, trata de construir una sólida teoría sobre las manipulaciones informativas basadas en trucos de silencio, esa forma de decir callando, de contar medias verdades. Tras un reco-rrido lleno de ejemplos, para explicar el significado del silencio, tanto en el cine, como en la literatura, en la retórica, en la música… la obra se centra en la pragmática; que estudia el sentido de lo que decimos, más allá de su significado. Y de esta manera edifica un armazón teórico, para aplicarlo en los últimos capítulos, referidos ya al periodismo y a sus trampas. Constituye este libro, por tanto, una aportación innovadora a la ética de la información, al demostrar que, el silencio también habla y que el silencio puede mentir y que los jueces no lo escuchan. Álex Grijelmo. (Burgos 1956) Doctor en Periodismo, por la Universidad Complutense de Madrid. Algunas de sus obras: Defensa Apasionada del Español (1998), Seducción de las palabras (2000), La punta de la lengua (2004), El genio del idioma (2004), La gramática descomplicada (2006) y Palabras moribundas (2011).

CIUDAD DEL VATICANO.- En sus palabras, en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI pidió a los fieles rezar por la unidad de los cristianos, particularmente durante la Semana de oración, del 18 al 25 de enero, dedicada a ese fin, así como por la paz y el fin de toda violencia.

 El Santo Padre animó a todos los fieles “a rezar juntos para que podamos realizar ‘Aquello que el Señor exige de nosotros’, como dice este año el tema de la Semana”. “Una de las culpas más graves que desfiguran el rostro de la Iglesia es la que va contra su unidad visible, en particular las históricas divisiones que han separado a los cristianos y que no han sido aún superadas”.

 ROMA.- En la capilla de Urbano VIII del Palacio Apostólico Vaticano han sido presentados al Papa Benedicto XVI dos corderos bendecidos hoy, en ocasión de la memoria litúrgica de santa Inés. La lana de estos animales se utilizará para confeccionar los palios de los nuevos arzobispos metropolitanos. El palio es una enseña litúrgica de honor y de jurisdicción que llevan el Papa y los arzobispos metropolitanos en sus Iglesias y en las de sus Provincias. Consiste en una banda de lana blanca en la que están bordadas seis cruces de seda negra. El rito de la imposición de los palios a los nuevos arzobispos metropolitanos se realiza el 29 de junio, Solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, y es presidido por el Papa. ALICANTE, ESPAÑA.- La Comisión para el Diálogo entre la Fe y la Cultura de la diócesis de Orihuela-Alicante propone la iniciativa “Atrio de los Gentiles” que se lleva a cabo en Alicante, bajo el interrogante ¿Podemos hablar de Dios? Alrededor de la cuestión ¿Podemos hablar de Dios? gira el “Atrio de los Gentiles”, una oportunidad real de diálogo entre fe y razón. En el Año de la Fe, que la Iglesia Universal está celebrando, surge esta actividad estimulada y promovida desde el Pontificio Consejo de la Cultura de la Santa Sede, para crear lugares simbólicos de diálogo entre creyentes y ateos, deseosos de confrontar entre ellos los grandes temas del ser, de la existencia y del propio misterio de Dios. Con su inauguración, éste martes, 29 de enero, a las 20:00 horas, se dará el banderazo de salida a 19 días de análisis, cultura, arte y diálogo.

MÉXICO.- El pasado 25 de enero, en la Universidad Pontificia de México (UPM), se llevó a cabo un acto académico con motivo del aniversario de la institución y el cierre del Año Jubilar por los 30 años de su reapertura en 1982. En el acto participó, además del cardenal Norberto Ribera Carrera, el Nuncio Apostólico, monseñor Christophe Pierre y el padre Mario Ángel Flores, rector de la institución, así como directivos, académicos y estudiantes. La UPM, tiene una oferta educativa avalada por la Santa Sede y la Secretaría de Educación Pública en los grados de licenciaturas, maestrías y doctorados en Teología, Filosofía, Derecho Canónico, Derecho Eclesiástico del Estado, Ciencias Religiosas y Derecho e Historia del Catolicismo en México. En ella se forman sacerdotes, semina-ristas, religiosas, religiosos y laicos de todas las diócesis del país y del extranjero, que trabajan en la educación religiosa superior y otras actividades eclesiales. MÉXICO.- Cerca de 25 mil jóvenes de diversos estados de la república, entre ellos de jóvenes de nuestra Arquidiócesis de San Luis Potosí, realizaron la Peregrinación Nacional Juvenil a Cristo Rey, este 26 de enero. En esta ocasión tomando como lema “México joven renueva tu fe” guiaron los pasos de estos jóvenes, hacia la cima de ésta montaña, lugar donde se encuentra la imagen monumental de Cristo Rey, y en la que sin duda, también pidieron por la paz y tranquilidad en la sociedad. En el mensaje dado a cada uno de ellos se les motivó a que “afirmen más su convencimiento de que es necesario darle color a su fe, para poder ser los auténticos discípulos misioneros de Cristo que no se dejan esclavizar por la violencia ni por los placeres que les destruyen si no que, busquen vivir plenamente la verdadera libertad que ofrece el Evangelio y hacerse creíbles como cristianos”. MÉXICO.- Un grupo de jóvenes mexicanos dirigidos por el sacerdote Omar Sotelo Aguilar, director del Centro Católico Multimedial, presentarán este mes el cortometraje titulado “Hermano Narco”, que exhorta a los delincuentes a la conversión y a reparar en la medida de lo posible los daños causados. “Hermano Narco” está basado en hechos reales y aborda el tema del perdón como he-rramienta de transformación y conversión de los criminales.


Un solo señor, una sola fe…

(primera parte)

Por Lic. Fil. Rafael Gómez

“J

uan le dijo a Jesús: Hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y, como no es de los nuestros, se lo hemos prohibido. Jesús les contestó: no se lo prohíban porque nadie que haga un milagro en mi nombre podrá luego hablar mal de mí” (Mc 9, 38-39). Decimos con orgullo: “Esta es la fe de la iglesia que nos gloriamos de profesar…” pero con nuestra actitud es posible que manifestemos el orgullo por nuestra pertenencia al movimiento, congregación o iglesia en donde estamos integrados. El celo, que más parecen celos, cuando otros se congregan en una iglesia que no es la nuestra, nos puede dividir de tal manera, que luego no alcanzamos a descubrir a un Cristo dividido. Muchos hablamos “con los nuestros” y buscamos prosélitos como quien debe engordar a nuestro grupo y ponemos el énfasis en exhibir los pecados y, lo que nosotros consideramos, errores doctrinales de los otros, como si fueran los enemigos a vencer. Los cristianos tenemos en común solo un enemigo a vencer y un solo Señor a quien adorar y, como “también los paganos son coherederos de la misma herencia, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la misma herencia en Jesucristo (Ef 3, 6)”, los cristianos hemos de buscar celosamente el mismo Reino. No siempre somos concientes que amamos más nuestro propio trabajo en la iglesia que al Señor por quien somos liberados. De esta manera nos envolvemos en un extraño celo que derrocha gran parte de nuestra energía humana en hacer visibles nuestros aciertos personales y particulares, y en eso ya encontramos nuestra recompensa. Cuando la recompensa humana nos ocupa de anunciar los propios logros, según el tamaño de nuestro grupo, ésta nos pone de espaldas al anuncio del Señor Jesús, que es y ha de ser, centro y motivo de nuestra predicación y que nos ofrece recompensa infinita. Cuando caminamos tras la finita recompensa se nos dificulta la relación con los que están en la misma búsqueda y, aún con aquellos con quienes nos decimos hermanos, “se tornan confusos los lazos de la fe”. La división en las iglesias, congregaciones y movimientos, así como la división en una misma iglesia impide que Jesús presida y congregue. En donde no hay unidad en torno a Él, tampoco hay Iglesia. No existe, pues, iglesia, sin ser uno en Jesucristo, así como “no vive ni habita Jesucristo, en lo humano, sin Iglesia”. continuará

Para hacernos fuertes.... san Lucas Por Pbro. Darío Martín Torres Sánchez

“Muchos han tratado de relatar ordenadamente los acontecimientos que se cumplieron entre nosotros, tal como nos fueron transmitidos por aquellos que han sido desde el comienzo testigos oculares y servidores de la Palabra. Por eso, después de informarme cuidadosamente de todo desde los orígenes, yo también he decidido escribir para ti, excelentísimo Teófilo, un relato ordenado, a fin de que conozcas bien la solidez de las enseñanzas que has recibido. Jesús volvió a Galilea con el poder el Espíritu y su fama se extendió en toda la región. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan. Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la li-beración a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor”. Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en Él. Entonces comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír».»” (Lc 1,1-4; 4,14-21).

T

enemos en nuestras manos dos de los textos más significativos del Evangelio según san Lucas. Primero los cuatro versículos iniciales de su escrito y, por otra parte, la solemne visita de Jesús a la sinagoga de Nazareth, hecho que inaugura propiamente su ministerio de portador de la buena noticia del Evangelio. Los primeros cuatro versículos del Tercer Evangelio constituyen algo excepcional en la literatura de los evangelios, dado que ninguno de los evangelistas le proporciona a sus lectores una palabra explicativa sobre la obra que tienen en sus manos, únicamente san Lucas (san Juan tiene algo parecido, pero con menos elementos, al final de su escrito). Los datos que proporciona san Lucas han ayudado a entender el origen de los evangelios en general, no sólo el propio. No olvidemos que la audiencia de san Lucas es griega, él mismo, con mucha probabilidad es de origen griego o, al menos, parece tener formación griega. De ahí que, con su pequeño prólogo, se proponga dar respuesta a las preguntas elementales que explican la naturaleza de su obra. Por otra parte, literariamente hablando, los especialistas consideran estos cuatro versículos del prólogo como la pieza literaria más rebuscada de todo el Nuevo Testamento. De acuerdo a lo explicado en estos cuatro versículos, el origen del Tercer Evangelio se remite a los que han sido testigos de los hechos, que han predicado como servidores de la palabra, e incluso que también se han dado a la tarea de ponerlos por escrito; en segundo lugar, el contenido no es una fábula, sino que se refiere a hechos que han acaecido en la historia de los hombres; y por último, la finalidad de su obra es la consolidación de la comunidad cristiana en la verdad del Evangelio, la consolidación en su identidad como seguidores del camino de Jesucristo. La segunda parte de nuestro texto dominical se concentra en la visita de Jesús a la sinagoga de Nazareth. En la secuencia del Evangelio según san Lucas, después de los eventos introductorios del Bautismo y las Tentaciones, éste es el primer evento de la vida de Jesús narrado de modo concreto, no pertenece a las descripciones de tipo general que le preceden después de las tentaciones).

Esta escena viva en la sinagoga de Nazateth procura la contemplación de Jesús en cada uno de sus movimientos, los verbos abundan para describir cada una de sus acciones, dicha intención parece confirmarse cuando el Evangelista destaca diciendo: Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en Él. La solemnidad que se le invierte a este pasaje revela su importancia. Justamente los estudiosos lo han llamado un texto “programático”, es decir, en este evento se anuncia el programa del ministerio de Jesús, se sintetiza su misión. El antiguo texto de Isaías, proclamado en la lectura, “toma vida” en Jesús, esto queda claro cuando Jesús proclama: “Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír”. En la sinagoga se retoma algo que ya había sido anunciado en su bautismo, Jesús está ungido por el Espíritu del Señor. Dicha unción no es un adorno, sino que comporta una misión: evangelizar a los pobres. El Señor lo unge con su Espíritu a fin de que sea el portador del Evangelio por excelencia, para que sea portador de un anuncio gozoso a los pobres, a los desanimados, desprotegidos y excluidos. Pero no se trata sólo de palabras, la mirada de Jesús, profeta del Señor, se dirige a los que sufren, a los pecadores, para anunciarles y hacerles experimentar la era de la gracia, la era de la cercanía amorosa de Dios. A partir de este momento Él convivirá con los grupos excluidos: con la viuda que va a sepultar a su único hijo, con Zaqueo el rico despreciado, etc. Jesús será muy audaz en ofrecer la mano a los que parece que han quedado fuera de los límites, los límites que la tradición religiosa del momento había marcado. Inaugura la era de la gratuidad, la era de la misericordia.


Se celebró la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado Por LCC Angélica Maldonado Morales

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Monseñor Arturo Antonio Szymanski Ramírez celebró con una Misa de Acción de Gracias 91 años de Vida Por LCC Angélica Maldonado Morales

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l pasado jueves 17 de enero del 2013 el arzobispo emérito de San Luis Potosí, monseñor Arturo Antonio Szymanski Ramírez celebró con una Misa de Acción de Gracias sus 91 años de edad y su onomástico, dado que también celebró a su santo Patrono, san Antonio Abad. En la concelebración Eucarística oficiada en la Catedral Metropilitana Potosina, monseñor Szymanski se vio rodeado de más de 40 Sacerdotes, religiosas (os), seminaristas y fieles laicos que le aprecian y le tienen profundo respeto. En su homilía indicó el primer arzobispo emérito de San Luis Potosí: “Un filósofo español da diez palabras que son como un decálogo para lograr la educación en valores que hoy es muy necesaria y de la que tanto hablamos. Por eso, con motivo de mis 91 años, he pensado que sería útil comunicarles ese decálogo como una sencilla reflexión sobre la Carta a los hebreos (3,7-14) en la que se nos invita a “no tener un corazón extraviado. “Este es el decálogo de palabras al que hago referencia SABER, BIENQUERER, INTENTAR, DEBER, PODER, ESPERAR, ORAR, ALABAR, HACER Y DESCANSAR. “Les doy mi EXPLICACIÓN: 1. SABER algo a fondo para poder transmitirlo a fondo. Debemos prepararnos en lo que entendemos por “valores”. “2. BIENQUERER es decir, saber tener complicidad entre el que emite y el que recibe ya que la autoridad se gana por el amor no por miedo.

“3. INTENTAR lograr que se evite el desánimo procurando encarnar en uno los valores supremos: ser persona de fe. “4. DEBER, es decir, saber llevar por la senda del deber, tener altura moral para poder exigir a los demás el cumplimiento de sus deberes. Los derechos se ganan cumpliendo uno sus deberes. “5. PODER o sea, hacer el bien es el mejor ejemplo para que otros puedan hacerlo. “6. ESPERAR tener confianza en que se logre el bien. Viendo el más allá es vivir con alegría el presente. “7. ORAR es tener la humildad de dejar que Dios haga su parte, no creyendo que yo soy el centro del universo ni de la historia, el ser humano puede crecer cuando se arrodilla.

ajo el lema: “Migraciones: Peregrinación de fe y esperanza”, el pasado domingo 20 de enero la Arquidiócesis Potosina celebró el Día Mundial del Migrante y del Refugiado, con una solemne concelebración Eucarística presidida por nuestro pastor monseñor Jesús Carlos Cabrero Romero y en la que también participaron los boy scouts, junto con nuestros hermanos centroamericanos que portaron las banderas de su nacionalidad. Acompañó a nuestro señor Arzobispo, el Titular de la Pastoral Social-Cáritas, padre Rubén Pérez Ortiz, también director de la Casa de la Caridad-Hogar del Migrante, de donde salieron nuestros migrantes a pedir la ayuda y protección de Dios y la bendición de nuestro Pastor para que Jesucristo que también fue migrante, pobre, peregrino y clamó caridad para sí mismo, los guíe con bien a su destino, donde con fe y esperanza anidan el anhelo de una vida mejor, una vida digna, con mejores oportunidades de progreso tanto individual como familiar, pues lo que buscan es ofrecer una vida digna a sus familias. Nuestro Pastor se mostró evidentemente preocupado por la falta de oportunidades que tienen nuestros hermanos migrantes, pero dijo que todos estamos llamados a tenderles la mano, a ayudarlos, a socorrerlos en todo lo que podamos, sea con alimentos no perecederos, ropa, calzado, o algo de dinero para que no pasen hambre, pues enfatizó que es vergonzoso e indignante que aún haya personas que mueran por hambre, eso es injusto, no debe ser, no podemos tolerarlo, porque nadie debe morir de hambre mientras unos disfrutan al por mayor de su riqueza que no precisamente fue de forma honesta obtenida y que realmente es una ofensa para ellos, que no tienen muchas veces ni para un poco de comida para sobrevivir, por lo que muchos mueren en el camino.

“8. ALABAR, tener claro que el elogio es una forma directa de apoyar el crecimiento de la sociedad y aumentar la convicción de que es posible el éxito. “9. HACER es decir dar ejemplo. La comunicación se transforma en movimiento cuando la palabra se acuña con el ejemplo. “10. DESCANSAR o sea tener equilibrio entre lo espiritual y la acción, es decir nuestro trabajo. A Dios rogando y con el mazo dando. “Les digo esto con cariño haciendo oración para que todos sepamos educarnos viviendo los valores humanos”. Finalizó monseñor Szymanski.

Hizo un llamado a todos, sociedad en general, fieles laicos y de manera especial a nosotros católicos, a ejercer la caridad y ver en los migrantes el rostro de Cristo, pues no los debemos de ver como extraños, son nuestros hermanos y Dios nos pide atenderlos, socorrerlos y ayudarlos en sus necesidades. No descartó que muchas mujeres migrantes fueran violadas, amenazadas, golpeadas, pisoteadas en su dignidad, y muchos hombres también golpeados y humi-llados, por lo que hizo un llamado a las autoridades a actuar urgentemente para hacerles valer sus derechos humanos, a dignificarlos como personas, pero sobre todo pidió a la población no ser indiferente al dolor ajeno, porque tampoco se le puede dejar todo a las autoridades, todos debemos comprometernos a ayudarlos, es obligación de todos.


El padre Antonio Torres llega como nuevo párroco a la Parroquia del Señor de los Milagros Por LCC. Pbro. Tomás Cruz

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on la presencia del Vicario General de la Arquidiócesis monseñor Antonio Torres He-rrera, en representación del señor arzobispo don Jesús Carlos Cabrero, el padre Antonio Torres Moreno, tomó posesión de la Parroquia El Señor de los Milagros, ubicada en la colonia Jardines de Oriente.

Con gran alegría el padre Antonio muestra a la comunidad ahí reunida el nombramiento que lo hace párroco del Señor de los Milagros.

Fueron muchos los feligreses de su pasada parroquia, La Pila, quienes hicieron lucir el Templo aba-rrotado. También un buen número de personas de su nueva parroquia estuvieron presentes en la recepción de su nuevo párroco, quien agradeció a todos los ahí reunidos su entusiasmo y sobre todo sus oraciones a quienes pidió las intensificaran para que pueda llevar un ministerio para mejor provecho de cada uno de los parroquianos. Acompañado por una veintena de sacerdotes, amigos y compañeros del decanato “Pablo VI” al que pertenece la parroquia, el padre Toño presidió la Eucaristía. Al final de la misma se llevó a cabo una convivencia en los salones de la parroquia con la participaron feligreses de ambas parroquias, tanto de La Pila como del Señor de los Milagros. ¡Felicidades padre Antonio, Dios bendiga su ministerio!

Ante el altar, el padre Antonio Torres renueva sus promesas sacerdotales, como signo de fidelidad a la Iglesia

La alegría de los pequeños acólitos, de la Pila, pudo hacerse notar cuando acompañaron al padre Antonio a esta parroquia.

Acompañado por una veintena de sacerdotes, amigos y compañeros del decanato “Pablo VI” al que pertenece la parroquia, el padre Toño presidió la Eucaristía.

Entre fieles de su antigua parroquia de La Pila y fieles del Señor de los Milagros, desearon al padre abundantes bendiciones en su ministerio para que con el carisma que lo caracteriza, dirija esta parroquia con sabiduría y entrega.


ENERO 27 DE 2013

El P. Héctor Torres celebra su XXV aniversario sacerdotal

Por LCC. Pbro. Tomás Cruz

EL padre Héctor recibe la bendición apostólica con motivo de su XXV aniversario sacerdotal

Por la mañana, el padre Héctor celebró con un grupo de sacerdotes su acción de gracias por sus XXV años de presbítero

Con su carisma y simpatía, don Arturo pidió a los presentes cuidar de sus sacerdotes

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on motivo de su XXV aniversario sacerdotal, el P. Héctor Torres Hipólito estuvo de fiesta en la Parroquia de San José, en el municipio de Zaragoza, que preside como párroco el pasado 17 de enero. Durante la mañana, se llevó a cabo una celebración Eucarística presidida por don Arturo Antonio Szymanski y acompañado por un buen grupo de sacerdotes. Durante la celebración, don Arturo, Arzobispo Emérito de San Luis, expresó su deseo de acompañar al padre Héctor de manera muy especial por ser uno de sus primeros sacerdotes que ordenó al llegar como obispo de San Luis. Además de felicitar y animar al padre Héctor, don Arturo habló de las virtudes del sacerdocio que se deben de cultivar en quienes son consagrados para éste ministerio; entre las cuales señaló el de la comunión con todo el presbiterio, aplaudiendo la presencia de varios sacerdotes a pesar de la hora, pues dicha celebración fue a las nueve de la mañana, no muy apropiada para una celebración con éste motivo (Recordemos que el 17 de enero es el cumpleaños de don Arturo, a quien desde ésta líneas le felicitamos por su día, y que tradicionalmente celebra su acción de gracias en Catedral por lo que, deseó buscar un momento para acompañar al padre Héctor)

El padre Héctor, acompañado por don Arturo y su señora Madre

Durante su mensaje don Arturo pidió a los presentes, tener en cuenta en sus oraciones las intenciones del padre Héctor, su ministerio y de manera muy especial, a los fieles de la parroquia, cuidar de sus sacerdotes. A medio día, el padre Héctor continúo con su celebración, ahora con toda la comunidad Parroquial, que culminó con una convivencia entre todas las personas venidas, tanto de la cabecera parroquial como de las comunidades que pertenecen a ésta parroquia de San José. Felicidades padre Héctor, nuestro Semanario la Red en comunión con la Iglesia Potosina, nos unimos en oración por su ministerio y nos regocijamos en alegría por su aniversario sacerdotal. Dios le bendiga en su ministerio.

Un buen grupo de sacerdotes acompañaron al padre Héctor en su aniversario sacerdotal

“Nuestra mayor felicidad es ser sacerdotes” Por LCC Angélica Maldonado

Los presbíteros: Gabino Medina Portales, Antonio Huerta García, Juan Carlos Carrera Rodríguez, Francisco Rocha de los Santos, Luis Alfonso Martínez Gallo, José Luis Grimaldo Ramírez celebraron su XVII aniversario sacerdotal en la Parroquia Jesús Divino Maestro de la colonia Loma Alta, donde también pidieron por su hermano sacerdote, quien fuera su compañero de generación, pero quien ya descansa en paz, el padre José Luis Estrada Jasso. Ellos fueron ordenados de manos de monseñor Arturo Antonio Szymanski Ramírez, el 17 de enero de 1966. En la Misa de Acción de Gracias dijeron sentirse felices y contentos de haberle respondido “Sí” al

Señor desde que los llamó a la fecha, en que han demostrado fidelidad a Dios y a su Iglesia, ardiente celo apostólico y el compromiso firme y perseverante de seguir siendo fieles a su vocación y a la misión que Dios les ha encomendado como Sa-cerdotes. En la homilía el padre Juan Carlos Carrera, a quien le tocó ser el anfitrión de esta celebración, junto con el padre Francisco Rocha de los Santos, agradecieron a sus fieles su presencia y sus oraciones para seguir perseverando y creciendo en su vocación llena de fidelidad, entrega y amor a Dios y al prójimo. ¡Muchas Felicidades y que Dios los bendiga en su Ministerio Sacerdotal!


Matehuala

Fiesta en honor al Señor de Matehuala

Por Jorge Mazorra

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Yo CREO...y vivo mi FE

Muerto y sepultado… Por P. Memo Gil

l pasado día 6 de enero se festejó al señor de Matehuala, su imagen es un Cristo que tiene muchos años en esta ciudad. La misa fue celebrada por monseñor Lucas Martínez Lara, obispo de la Diócesis. En su mensaje, monseñor Martínez Lara relacionó la veneración de la imagen con la fiesta de la Epifanía. “En la Epifanía, el Niño Jesús es reconocido como Rey por todas las razas del mundo de ese entonces, representados por los magos; y en el Cristo de Matehuala, esta Iglesia lo venera como Rey en plenitud”, refirió Monseñor en su homilía. Historia de la veneración de la imagen del Señor de Matehuala En una investigación documental en poder del Historiador Tomás Ferrándiz Calvet, tenemos que la imagen del Cristo de Matehuala fue comprada en México por Anastasio Moreno, en 1750, y la donó a la Iglesia de Matehuala de ese entonces. En ese año, cuando la imagen llegó a Matehuala fue a una Capilla que se ubicaba en lo que actualmente es el edificio de Presidencia Municipal. Posteriormente fue llevada al templo de san Salvador, donde se veneró hasta 1850, cuando fue llevada al primer templo parroquial que estaba antes de la actual Catedral. En este templo, la imagen se veneró hasta 1900, año en que debido al deterioro de dicha construcción, fue demolido en virtud de que por orden del cuarto obispo de San Luis Potosí, Ignacio Montes de Oca y Obregón, se definió hacer un nuevo templo. En la construcción de la Catedral, las imágenes -incluido el Cristo-, fueron trasladados de manera solemne al templo del Santo Niño de Atocha, donde se veneró por diez años. En 1910, terminada el ala norte de la Catedral, el Cristo y la imagen de la Inmaculada Concepción se trasladaron ahí de nuevo, donde ha estado hasta hoy día. El Señor de Matehuala se ubica en altar central de Catedral. Aunque anteriormente se festejaba en el mes de agosto, hoy en día celebramos su fiesta solemne cada seis de enero y todos los días del año es venerado como Rey.

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os encontramos todavía analizando el cuarto artículo del Credo, que se refiere a la crucifixión y muerte de Jesús, en tiempos de Pilato. De acuerdo a lo que compartíamos en la edición anterior de éste semanario. Precisamente al final, éste cuarto artículo dice: … muerto y sepultado… Cristo no sólo murió, sino que estuvo muerto, murió de verdad y fue sepultado. Pero el cristianismo ha tenido enemigos desde el principio. Jesús recién nacido fue perseguido y, durante su predicación, constantemente fue acosado y mal interpretado. Por eso mismo, algunos llegaron a sostener que Cristo no había muerto en la cruz y que cuando lo bajaron estaba vivo, lo curaron, lo sacaron a escondidas de Jerusalén y que vivió y murió en algún lugar de la India. Si en el Credo profesamos que Jesús murió en la cruz, ésta es una verdad incuestio-nable. En la Sagrada Escritura se nos ofrecen fundamentos muy razonables para así creerlo. El evangelista Juan nos dice que el día de la muerte de Jesús era la víspera del sábado, y ése sábado era muy especial, pues se celebraba la pascua judía. Entonces las autoridades judías pidieron a Pilato que se retiraran los cuerpos de los ajusticiados en la cruz, y no permanecieran allí en una solemnidad tan importante, pues ése día se observaba el riguroso descanso (ver Jn 19, 31). Y luego el evangelista afirma: “Fueron pues los soldados, y quebraron las piernas del primero y del otro crucificado con Él. Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas” (Jn 19,32-33). Hay quien se atreve a afirmar que Jesús, murió sólo en apariencia y por eso pudo resucitar después. Esto no corresponde a la tradición viva de lo que enseña la Iglesia, acerca del misterio de la muerte del Señor. Pues como hemos hecho referencia al tes-

timonio del evangelista san Juan, a los crucificados con Él les quebraron las piernas, como medida para acelerar el proceso de la muerte. Los soldados se dieron cuenta de que ésta medida, ya no era necesaria en el caso de Jesús, porque Él ya estaba muerto. Y para comprobar expresamente la muerte de Jesús, ellos abren el costado de Jesús muerto con una lanza y ven que salen sangre y agua (ver Jn 19,33-34). Además, solemnemente san Juan sella su testimonio, con una profesión de fe digna de ser creída por todos los que acepten esto que él ha dejado escrito. Nos dice: “El que lo vio lo atestigua y su testimonio es válido, y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean” (Jn 19, 35). Y después de ser bajado de la cruz, ya muerto, Jesús fue sepultado. Nos puede parecer insignificante ése dato. Pero no figura en vano en el Credo. Ya que Jesús asume toda nuestra realidad humana, comparte así también lo perecedero de nuestra existencia, aunque sin llegar a experimentar la corrupción del sepulcro. Esto nos lleva entonces a descubrir, que lo perecedero de nuestra vida, no es la última palabra en nuestra existencia. Ya que detrás de la losa fría del sepulcro, como la semilla caída en tierra fértil, se gesta una nueva vida. Y es que, para quienes creemos en Dios Padre la vida se transforma, no se acaba (como dice un Prefacio de la Misa de Difuntos). Siendo así, para nosotros tiene mucho sentido el poder ser “sepultados con Cristo”. Pues por el bautismo, al entrar en el agua, significa que con Cristo bajamos al sepulcro, muriendo al pecado, para surgir precisamente a una vida nueva con Cristo. De esta manera, gracias a que el Señor fue muerto y sepultado, nuestra vida toma un nuevo sentido. Y en la esperanza cristiana, sabemos sin duda que en el sepulcro, no está nuestra morada permanente.


ENERO 27 DE 2013

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La mano derecha -N

o, así no se saluda; con la otra, dijo la madre al niño que me tendía la mano izquierda en gesto de bien-

venida. -Es que la otra la tengo sucia. -Pues ve a lavártela y luego vienes a saludar como se debe. El encanto se había roto y, así, aunque el pequeño obedeció la orden con docilidad, algo me decía que, cuando regresara, su saludo ya no sería el mismo, pues lo que ganara en corrección lo perdería en espontaneidad. ¿Pero qué habría sucedido si el niño me hubiese saludado desde el principio con la mano izquierda? Que quizá me habría sentido igual de incómodo. Cuando saludamos con la mano izquierda algo falta a nuestros saludos: es como si no estuviéramos plenamente disponibles, como si de alguna manera el visitante hubiese llegado a nosotros en un momento poco oportuno. Tal es, por ejemplo, la impresión que nos causa el amigo al que encontramos en el garaje de su casa reparando su automóvil: nos saluda efusivamente, sí, pero con la otra mano, pues la derecha la tiene sucia. Se limpia como puede, hace todo para parecer amable, pero... Por una especie de acuerdo universal la mano derecha (y no la izquierda) es la mano de la cordialidad. He recordado ya en otra ocasión (véase La sonrisa del ángel, capítulo 32) que dar la mano derecha era en la antigüedad un gesto altamente simbólico, ya que era precisamente en ésta en la que se llevaban la espada y la lanza, de modo que tenderla significaba desarmarse. La mano derecha es la mano de la paz. Y también la mano de la juventud. Ser joven es tender constantemente la mano derecha, crear relaciones, hacer amigos. Entre muchos filósofos y pensadores del pasado era tenido por axioma indiscutible el que sólo los jóvenes podían ser capaces de amistad, pues la amistad exige energía, pasión y mucha generosidad, cosas éstas que el hombre maduro o el anciano no suelen ya tener en las dosis que quisieran. «¿Para qué busco un amigo?», se preguntaba Séneca, el filósofo estoico: «Busco un amigo para tener por quien morir, para tener a quien seguir en el destierro, a cuya muerte salga yo al paso sacrificando mi vida». Como es natural, el hombre maduro tiene ya otros deberes mucho más imperiosos que los de la pura amistad, otros muchos seres por quienes morir: la esposa, los hijos e incluso los nietos. Entre un hijo y un amigo, ya se sabe a quién preferirá un honesto padre de familia.

En uno de sus su diálogos –digamos su nombre: Fedro-, Platón se quejaba ya de que el amor –léase el matrimonio-, en cuanto llegaba, provocaba casi siempre «un desierto de amigos». Y tenía razón, pues tan pronto como se casan, éstos dejan de frecuentarse con una naturalidad que casi a nadie sorprende; lo que significa, en muchísimos casos, la pérdida efectiva de la amistad. ¡Cuántos amigos he tenido que desde que se casaron no han vuelto a tener tiempo para tomarse un café conmigo! Y si lo hacen, se lo toman de prisa, entre llamada y llamada, pues su mujer no deja preguntarles: «¿Te vas a tardar mucho todavía, cariño?». En tan penosas condiciones mejor es esperar a tomárnoslo en la otra vida, donde seguramente habrá tiempo de sobra y todos seremos como ángeles en el cielo, según ha dicho Jesús. Los viejos no hacen amigos; cuando mucho, conservan a los que ya tenían. En un bellísimo libro acerca de la juventud, François Mauriac (1885-1970), el novelista francés, cita unas palabras de Barbey d´Aurevilly (1808-1889) según las cuales «el hombre es un solitario solamente desde que dejó de tener veinticinco años. Porque ser joven significa no estar nunca solo. Ser joven es desconocer la soledad». ¿Y los que sobrepasan esta edad, es decir, los que no tienen ya veinticinco años? ¡Adivínelo usted! Acaso los viejos filósofos paganos tenían más razón de la que estábamos dispuestos a otorgarles: la amistad requiere juventud.

Narra san Agustín en el libro de sus Confesiones qué fue lo que experimentó al perder al gran amigo de su mocedad: «Mi corazón se oscureció y no veía a mi alrededor más que muerte. La patria era un suplicio para mí y la casa paterna una extraña desdicha. Todo cuanto con él había compartido se había vuelto, sin él, atroz tortura. Por dondequiera lo re-clamaban mis ojos, pero me era negado. Y llegué a aborrecer todas las cosas porque no le tenían, ni podían ya decirme: “Mira, ya viene”, como cuando vivía y estaba ausente... Sólo las lágrimas me eran dulces y habían ocupado el lugar de mi amigo en las delicias de mi alma». Tan insoportable se le hizo la ciudad natal sin su amigo, que tuvo que irse a vivir a otra, a Cartago, porque –según dijo- sus ojos «le buscarían menos donde no solían verle». Sin embargo, cuando san Agustín escribe sus Confesiones es ya un hombre de 43 años de edad que se avergüenza de sus antiguos sentimientos. «Ahora, Señor –dice-, ya pasaron aquellas cosas... Entonces era yo un necio: bullía, suspiraba, me turbaba sin tener descanso ni plan». Ya piensa como hombre maduro, es decir, como alguien que pone la amistad en el lugar que le corresponde…. ¡y que no precisamente en el primero! La mano derecha es la mano de la juventud: así lo insinúa un aforismo pitagórico que ordena: «No des a cualquiera la mano derecha». ¿Y la mano izquierda? Es la de la vejez: no olvidemos que es con ella con la que se apoya el anciano para no caer.


Verdades universales

Por Mtro. José Ricardo García López

Eurípides

H

ablaremos de Esquilo próximamente, uno de los tres trágicos griegos que son más conocidos. Ahora hablaremos de otro de ellos, es decir, de Eurípides cuyas obras podemos también consultar. Se trata también, de un poeta trágico griego que nació en Salamina hacia el año 480 antes de Cristo y murió en Pella en territorio Macedónico el año 406. Muchos detalles de su vida se antojan producto de la imaginación inventiva de los poetas cómicos o deformaciones de biógrafos tardíos, entre otras cosas se ha dicho que fue hijo de un verdulero, que estuvo casado consecutivamente con dos esposas infieles y muerto despedazado por unos perros. Según sus biógrafos no participó de forma directa en la vida política pero sus escritos revelan una intensa preocupación por las vicisitudes durante la decadencia política y cultural de Atenas, mostró, además, un continuo desasosiego por los problemas institucionales y por la situación de su patria. Fue poseedor de una sólida cultura, adquirida, principalmente, de las doctrinas de Anaxágoras, su maestro, de los Sofistas y de Sócrates. En el año 455 se inició en el teatro, en donde alcanzó si no un fracaso, si un éxito muy modesto. El público de su época no lo comprendió y por ello fue constantemente atacado por sus rivales y escarnecido por los comediógrafos; en el 408 marchó a Tesalia y luego a Macedonia donde el rey Arquelao le dispensó su protección. Sólo después de su muerte logró una popularidad y un éxito escénico muy superior al que tuvo en vida. Se atribuyen a su pluma 92 obras de las cuales sólo 65 consideran los investigadores como auténticas, se conservan 17 tragedias a las que tradicionalmente se añade Rheso que según los especialistas ni ésta es obra suya, ni tampoco el drama satírico El Cíclope. Además de las tragedias existen más de un millón de fragmentos. La tragedia de Alcestes (438), es la última que según los estudiosos formaba parte juntamente con Cretenses, Alcmeón en Psofis y Télefo, de una tetralogía. en Alcestes se presenta el sacrificio de esa mujer, que da su propia vida por salvar a su esposo Admeto, hasta que Heracles, en señal de reconocimiento por la hospitalidad recibida en un momento difícil para él, se la arrebató a Thánatos (la muerte), devolviéndola a su esposo e hijos. La patética figura de la protagonista, a la que vemos en agonía y en la muerte, domina toda la tragedia; Medea, es del 431 es una de las obras más célebres e imitadas del teatro griego. Medea, una maga de la Cólquida, tras haber ayudado con bebedizos y con el delito a su amante Jasón para que conquistara el vellocino de oro, fue abandonada por él que inmediatamente después, intentó casarse con la hija del rey Creonte. Entonces por medio de sus hijos, Medea, impulsada por los celos, regaló a la futura esposa un vestido nupcial que resultó ser un instrumento de muerte (pues por su maleficio la princesa y Creonte perecieron entre las llamas); después mató a sus hijos y huyó hacia Atenas en el carro del Sol. Animada por un odio feroz, presa de un delirio obsesivo de venganza (en el adiós a sus hijos , la contemplación de sus cuerpos infantiles que no sirve para detenerla en su fatal decisión, marca la

culminación de su trágica amargura), Medea oscurece las demás figuras de la tragedia áspera, esquemática y desconcertante. Otra gran figura femenina aparece en Hipólito (428), drama de un amor incestuoso de la madrastra Fedra por su hijastro Hipólito que ha tratado de conservar la castidad, Hipólito es hijo de Teseo. Cuando la nodriza, compadecida del delirante deseo de Fedra, reveló a Hipólito la vehemente pasión de aquella, el joven manifestó su indignada repulsa ; Fedra se sustrajo a la vergüenza suicidándose, pero, en un ciego afán por defender su propio honor, acusó falsamente, en una carta póstuma a Hipólito, de haberla violado. El joven fue maldecido por su padre quien lo condenó a morir arrastrado por caballos desbocados. Al final se revela la verdad gracias a la diosa Artemisa. La tragedia, imitada posteriormente muchas veces, se basa en la problemática del amor. La castidad de Hipólito es el caso extremo de la dureza contra la que puede chocar la pasión: constituye la raíz de un drama de incomunicabilidad que concluye con la muerte de ambos. Después de esta exitosa tragedia viene la de las Heraclidas (429-427) la que podemos calificar de una tragedia poco feliz; luego la de Hécuba (425424), tragedia articulada en dos partes distintas; le sigue la de Andrómaca (421- 420), tragedia poco unitaria pero que fue reelaborada por Racine con gran éxito; la de Las Suplicantes (421 aproximadamente) está llena de alusiones políticas. Su obra Heracles, marca otra etapa en la vida artística de Eurípides, se trata de una historia de dramáticos contrastes, en la que el salvador de su familia se convierte luego en el propio asesino de la misma, entonces el arrogante héroe trastornado por la locura, queda reducido a la condición de una mísera larva; espectáculo del capricho divino y de la infelicidad inocente. Le sigue a ésta una tragedia eminentemente coral Las Troyanas (415), que no es otra cosa que una denuncia implícita de lo absurdo que es la guerra por ello, representa el cuadro desolado de la derrota, tiene como fondo la ciudad de Troya consumiéndose por las llamas y en primer plano aparece el delirio de Casandra y la angustia que por esta causa sufre Andrómaca y que viene a agravarla el hecho de que le arrebatan violentamente a su hijo para arrojarlo por las mura-llas, el encanto fascinante de Helena y el prolongado llanto de Hécuba.

Esta brevísima reseña de algunos aspectos de su vida, así como de unas cuantas de sus obras nos da una idea de la atrayente personalidad de Eurípides, así será más fácil para el lector ubicar, cuando menos, imaginariamente, las frases que a continuación presentamos, en el que pudiera ser su contexto, que, naturalmente lo mejor sería acudir a los textos completos para disfrutar cabalmente de esa sublime literatura y trasportarnos a tan bellos orígenes de nuestra cultura. Para terminar estas líneas que pretenden ser una introducción, diremos que Eurípides es el poeta de la búsqueda. Se le ha considerado ateo porque realiza constantemente una obra de demolición del Olimpo y sus divinidades y el espíritu heroico aparece en él deformado y supeditado al interés y cuidado por los personajes. En efecto, la polémica religiosa de Eurípides se dirigía contra el Olimpo tradicional, precisamente en virtud de una acusada exigencia de ética en la divinidad, a la cual distaban mucho de responder los muñecos presentados por la mitología. En cuanto a los héroes, el poeta adoptó los nombres tradicionales, pero considerando a los personajes tanto más válidos y universales cuanto más se concretaban en la narración particular y en la nueva y libre perspectiva en que se les consideraba. Así, sirviéndose de un bagaje de leyendas y figuras conocidas, pero alteradas y modificadas por él, Eurípides penetró a fondo en el espíritu humano con una introspección analítica de la sicología jamás lograda hasta entonces. El espectáculo de los hombres viles e hipócritas, desalmados y locos, soñadores y burlados, volubles y obstinados, tortuosos y vehementes, preocupó y apasionó siempre al poeta. Su ansia de comprender, y a veces su enojo al no comprender, se tradujeron en actitudes crítico-sofistas a menudo en contraste con las partes escuetamente poéticas de sus dramas: así se explican los frecuentes cortes y cambios de tono. Pero los recursos de Eurípides son enormes. Investigador, incluso en el plano formal, experimentador de técnicas dramáticas, adaptó la música a sus obras y esto lo hizo estar a la vanguardia entre sus contemporáneos, esta adaptación convirtió sus tragedias en verdaderos dramas musicales, hombre de teatro capaz de grandes concesiones a los elementos espectaculares, Eurípides es, en suma un poeta originalísimo. Con su espíritu atormentado, plasma los tonos más personales en lo patético, es decir, en la conmoción subsiguiente al latir de los afectos. Pero la riqueza y, sobre todo, la amplitud de su espiritualidad es de tal magnitud que en vano se intentaría reducirla a fórmulas. Eurípides es “el heroico poeta de lo posible”. El método que hemos seguido en esta selección de frases, que denominamos “verdades universales”, es el mismo que en el artículo anterior, es decir, aparece en el centro, a manera de acápite, el nombre de la tragedia, en negrita, de la que fueron extraídas dichas frases y en cada una de éstas la página en que se encuentra consignada en la obra de don Angel Ma. Garibay. Busto de Eurípides. Mármol, copia romana de un original griego. 330 A.C. Museo del Vaticano.


Un llamado al acuerdo,

por el bien de México Por José Juan Sánchez Jácome

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l inicio del año se han celebrado encuentros y se han expresado discursos -en diferentes niveles de gobierno- que proponen un gran acuerdo de parte de todas las fuerzas políticas para combatir los principales problemas de México, que se han venido posponiendo y agudizando con el consabido deterioro e inconformidad social. Cada vez más a nivel nacional y particular se escucha este llamado que es recibido con beneplácito y esperanza de parte de la sociedad, ya que reduce considerablemente los niveles de crispación social que han dejado las confrontaciones políticas y electorales de los últimos años, y nos hace soñar en la llegada de tiempos mejores, especialmente para los que más sufren a consecuencia de las injusticias, la marginación y la pobreza. El discurso en sí mismo permite vislumbrar uno de los rasgos más dignos de la actividad política, que está llamada a hacer prevalecer la razón y la concordia, y al mismo tiempo provoca la confianza en alcanzar la unidad en temas esenciales, prioritarios y urgentes, respetando la pluralidad de nuestro sistema democrático. Desde este marco de urgencia y renovación por la agudización de los problemas, las reformas aparecen como una de las principales alternativas que establecerán nuevas reglas y crearán nuevas estructuras para generar el desarrollo y para atender las principales demandas de la sociedad. Si los acuerdos generan la voluntad política y la apertura para privilegiar los intereses de México por encima de los intereses particulares, entonces las reformas se convertirán en la búsqueda de los mejores mecanismos para provocar la modernización de nuestro país y para lograr la solución estructural de los principales problemas. Esperamos que el llamado al acuerdo político se convierta en una nueva forma de hacer política y que no se establezca simplemente en tiempos de emergencia social como los actuales. Habrá que consolidar esta iniciativa para evitar que los tiempos electorales hagan venir a menos el acuerdo que requiere nuestro país.

El punto de vista de Dios L’Osservatore Romano

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odo el “ethos” cristiano recibe su significado de la fe como “encuentro” con el amor de Cristo, que ofrece un nuevo horizonte y una orientación decisiva para la vida. La adhesión al Evangelio imprime a la caridad su forma típicamente cristiana y constituye el principio de discernimiento. El cristiano, especialmente el que trabaja en los organismos de caridad, debe orientarse por los principios de la fe, por la cual nos adherimos al “punto de vista de Dios,” a su proyecto para nosotros. Esta nueva visión del mundo y de la humanidad que ofrece la fe también proporciona el criterio co-rrecto para evaluar las expresiones de caridad, en el contexto actual”. “En todas las épocas, cuando el hombre no ha buscado ese proyecto, ha sido víctima de tentaciones culturales que han acabado por esclavizarlo. En los últimos siglos, las ideologías que rendían culto a la nación, a la raza, a la clase social han resultado ser idolatrías, propias y verdaderas. Lo mismo se puede decir del capitalismo salvaje con su culto del lucro, que se ha traducido en crisis, desigualdad y pobreza. En el día de hoy se condivide, cada vez más, un sentimiento común acerca de la dignidad inalienable de todo ser humano y de la responsabilidad, interdependiente y recíproca hacia él. Todo ello redunda en beneficio de la verdadera civilización, la civilización del amor. Por otra parte, por desgracia, sobre nuestro tiempo también se abaten sombras que oscurecen el plan de Dios. Me refiero, sobre todo, a una trágica reducción antropológica que replantea el antiguo materialismo hedonista, al que se suma, además, un “prometeísmo tecnológico” De la unión entre una visión materialista del hombre y el gran desarrollo de la tecnología emerge una antropología de fondo ateo. Presupone que el hombre se reduce a funciones autónomas, la mente al cerebro, la historia humana a un destino de auto-realización. Todo ello prescindiendo de Dios, de la dimensión propiamente espiritual y del horizonte ultraterrenal. En la perspectiva de un hombre privado de su alma y por lo tanto de una relación personal con el Creador, lo que es técnicamente posible se convierte en moralmente lícito, todo experimento es aceptable, cualquier política demográfica consentida y cualquier manipulación legitimada. La amenaza más peligrosa de esta corriente de pensamiento es, de hecho, la ab-

solutización del hombre: el hombre quiere ser absolutus, liberado de toda atadura y de cualquier constitución natural”. “La fe y el sano discernimiento cristiano nos llevan, por tanto, a prestar una atención prófética a esta pro-blemática ética y a la mentalidad subyacente. La justa colaboración con las instancias internacionales en el ámbito del desarrollo y la promoción humana, no deben hacer que cerremos los ojos frente a estas graves ideologías y los pastores de la Iglesia tienen el deber de advertir de estos desvíos tanto a los fieles católicos como a todos las personas de buena voluntad y de recta razón. Se trata, de hecho, de una deriva negativa para el hombre, aunque se disfrace de buenos sentimientos en nombre de un supuesto progreso, o de presuntos derechos o de presunto humanismo. Frente a esta reducción antropológica: ¿Cual es la tarea de todos los cristianos, y especialmente de quienes se dedican a las actividades de caridad, y por tanto están estrechamente relacionado con muchos otros actores sociales? Ciertamente tenemos que ejercer una vigilancia crítica y, a veces, recusar financiamientos y colaboraciones que, directa o indirectamente, favorezcan acciones o proyectos en contraste con la antropología cristiana. Pero positivamente, la Iglesia siempre está comprometida con la promoción del hombre según el designio de Dios, en toda su dignidad, de conformidad con su doble dimensión vertical y horizontal”. “La visión cristiana del hombre es, efectivamente, un gran sí a la dignidad de la persona llamada a la comunión íntima con Dios, una comunión filial, humilde y confiada. El ser humano no es ni un individuo separado ni un elemento anónimo en la comunidad, sino una persona singular e irrepetible, intrínsecamente ordenada a la relación y la socialización. Por lo tanto, la Iglesia reafirma su gran sí a la dignidad y la belleza del matrimonio como una expresión de la alianza fiel y fructífera entre el hombre y la mujer, y su no a filosofías como la de género, está motivada por el hecho de que la reciprocidad entre hombres y mujeres es una expresión de belleza natural del Creador”. “Frente a estos desafíos decisivos, sabemos que la respuesta es el encuentro con Cristo. En él, el hombre pueda realizar plenamente su bien personal y el bien común”.


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El poder de la decisión

Al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará (Mc 4, 25)

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os dones que Dios nos da están en función de la construcción de la comunidad. Si los empleamos para otra cosa es muy probable que desaparezcan. Nadie recibe dones de lo alto a título personal. Hay que meterlos al servicio del hombre y del Reino. Recuerdo en el Evangelio de san Mateo que estas palabras Jesús las declara una vez que hubo contado la famosa parábola de los talentos (Mt 25, 14.30). Se trata de ser productivos en lo que se refiere al Reino. Pero no solo puede servirnos esta palabra de Jesucristo para comprender la fe, sino también para vivir. Nacemos vacíos, nos vamos vacíos, pero a lo largo de nuestra vida vamos adquiriendo bienes, sabiduría y cosas que nos ayudan a vivir mejor, a ser más personas. Y es que la tarea es esa: ser más persona, o bien, ser la persona más perfecta que podamos llegar a ser. ¿Esto es posible? Claro que sí. Partimos siempre de cero. Del vacío. Y allí regresamos, casi igual. Comenzamos por aprender unas cuantas cosas básicas, a llenar el ordenador que somos de un verdadero sistema oper-

ativo. Algo que no perderemos, funcionaremos en base a estas pequeñas y grandes cosas que nos dan una cierta “personalidad”, una forma específica de ser. Pero a partir de eso es como partimos para emprender la aventura más grande del mundo: la vida. Sí, la vida nuestra de cada día. Aprendemos luego a tomar decisiones, es cierto que al principio la mayoría de las decisiones las toman por nosotros o las tomamos impulsados por los consejos de nuestros mayores o bien imitamos ciertas conductas, con las cuales vamos generando el ser que queremos, el nuestro. A partir de la toma de decisiones es como vamos definiendo nuestra muy particular y personal manera de estar aquí. Somos los creadores de nosotros mismos desde que somos capaces de hacernos responsables o irresponsables en el manejo de nuestra vida. A nadie podremos culpar por las decisiones que hayamos tomado y que nos habrán llevado a ser lo que se-remos al final.

Es cierto que no siempre tomamos las mejores decisiones, es decir, aque-llas que nos hacen exitosos o sentir bien. Eso significa que debemos mejorar; eso nos hace ver que la toma de decisiones exige una gran responsa-bilidad. Esto se debe a que cada cosa que decidimos y que hacemos tiene consecuencias en diversos aspectos, a veces nuestras decisiones llegan a afectar lamentablemente en la vida de los demás, pero otras tantas los afectan para su beneficio. Una buena decisión será aquella que afecte para bien a nosotros mismos, a los demás y al mundo. De ahí la urgencia de aprender a tomar decisiones poderosas y sólidas. La toma de decisiones tiene que ver con los valores, con aquello que nos hace valiosos. Es cierto, decidimos en función de valores que adquirimos, o también de anti valores que se nos cuelan por ahí. Hace un par de días escuché en las noticias acerca de la riqueza mineral que hay en el Ártico, del petróleo en sus profundidades, y de la avaricia de los gobernantes de algunas naciones que pretenden en un futuro ir a saquear las entrañas de hielo de aquel lugar; eso tiene que ver con los valores que manejan, los intereses económicos son los que tal vez lleguen a impulsar sus decisiones. Y eso será a costa de un gran deterioro ecológico y del sufrimiento de la humanidad entera. Imaginemos el trastorno ecológico que producirá la ganancia millonaria de unos cuantos. Cuánta vida ame-nazada o exterminada y solo por la maldita codicia humana. Esos lugares han estado ahí por milenios y quizá sean desechados en un par de décadas, con las consecuentes pérdidas naturales de incalculable valor vital. De la misma manera ocurre con el cúmulo de decisiones que se toman diariamente. Cada ser humano debe responsabilizarse de lo que decide; cada uno debe dar la vida en cada decisión. Es necesario educarnos en la decisión. Y es que cada que decidimos estamos poniendo en juego esa verdadera imagen de Dios de que estamos hechos. Efectivamente, Dios es Uno que decide; así nos lo revela la Biblia “en el principio”. Dios es Uno que decide, que crea, que bendice, que triunfa. Así debe ser el hombre hecho a su imagen. Debe ser creador, debe bendecir, debe triunfar en cada decisión: hacer la vida perfecta. Y es que la tarea en cada ser humano es lograr la perfección. Llegamos aquí vacíos, y aunque nos vamos sin nada, es preciso no dejar huecos, necesitamos que se diga alguna vez que ya no estemos aquí: este pasó haciendo

el bien; se le recuerda por esto, eso o aquello. Pienso ahora en cada ser humano que ha dejado a su posteridad algo memorable, algo digno de recordar. Pienso en aquellos hombres que nos legaron todo el conjunto de tecnología y de ciencia, de literatura, de arte, de paz, amor, música, pienso en los científicos, inventores, artistas, poetas, cantores, pacifistas, libertadores, ecologistas; ellos no serán olvidados jamás, ellos tienen hoy la corona de olivo de la gloria, quizás humana. Y algunos tienen otra corona, la de la Vida, la del Paraíso, ellos son los santos, los que tomaron las decisiones más grandes, más excelentes. Ellos que renunciaron al los reinos de este mundo por haber encontrado el valor más grande: la voluntad del Padre, el otro Reino. La toma de decisiones es lo que hace de cada hombre lo que es; y cada hombre decide si quiere ser el hermano, el humano, el villano, el héroe o el santo. Al que no tiene hasta lo que tiene, con poco que sea, le será quitado. Esto me huele a juicio; esto me suena a advertencia de tarjeta roja; esto me huele a chamusquina. Pero me gusta más la otra frase: al que tiene se le dará. Y es que me suena a esperanza, a éxito, a triunfo, a gloria. Y es que a esto estamos llamados los seres humanos: a ser grandiosos, mejor, a ser santos. Los bienes nos llegan de arriba. Aun los que parecen pequeños; con lo poco o mucho que llegamos a adquirir en esta vida podemos ser lo mejor, desde esas plataformas. Es preciso administrarnos bien con cada cosa con que somos bendecidos. Y para esto hay que decidir, y hacerlo bien. Recuerdo ahora también mis días de infancia, cómo todos vivíamos en un barrio pobre, en el que la mayoría tuvimos las mismas o semejantes oportunidades, sin embargo algunos se convirtieron en profesores, en médicos, en militares, en enfermeras, bomberos, pero también algunos en delincuentes, en adictos a las drogas, en tramposos, en políticos, en oportunistas, en estafadores. Y todos acudimos a las mismas escuelas, todos éramos hijos de pobres; todos tuvimos semejantes oportunidades, lo que hizo la diferencia fueron las decisiones y también las circunstancias; esto, a lo que jamás debemos renunciar, y que nos llevará, según nuestra prudencia o necedad a ser el hombre exitoso o el hombre del fracaso. Que Jesús nos acompañe en este año de la fe para que cada decisión que tomemos sea lo más cercano posible a la voluntad del Padre que está en el cielo, y que espera a que decidamos estar con Él.


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Palabra de Dios Hoy mismo se ha cumplido Evangelio según san Lucas 1, 1-4; 4, 14-21 Muchos han tratado de escribir la historia de las cosas que pasaron entre nosotros, tal y como nos la transmi-tieron los que las vieron desde el principio y que ayudaron en la predicación. Yo también, ilustre Teófilo, después de haberme informado minuciosamente de todo, desde sus principios, pensé en escribírtelo por orden, para que veas la verdad de lo que se te ha enseñado. (Después de que Jesús fue tentado por el demonio en el desierto), impulsado por el Espíritu, volvió a Galilea. Iba enseñado en las sinagogas; todos lo alababan y su fama se extendió por toda la región. Fue también a Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga , como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos, la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor. Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en Él. Entonces comenzó a hablar diciendo: “Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

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Hoy se cumple

a palabra de Dios este domingo, nos presenta el programa de vida y actividad del Señor Jesús, anunciado desde muchos años antes por el profeta Isaías; el Señor Jesús en la sinagoga de su pueblo anuncia su programa y su misión evangelizadora al proclamar el texto del profeta Isaías, que habla de su unción para llevar la buena nueva a los pobres, para liberar a los oprimidos… En esta escena que es el programa de su ministerio, el Señor Jesús anuncia la salvación a todos los hombres, los incrédulos piden signos, el pueblo Judío rechaza su predicación e intenta matarlo (anuncio de su muerte), pero la libertad del Señor Jesús vence a sus enemigos (recuerdo de su resurrección) y la evangelización sigue su camino. Cuando el Señor Jesús dice: “Hoy se cumple ésta escritura” está afirmando su voluntad de proclamar el Reino de Dios y de poner en claro la Cruz, el Calvario, la Misión que ahora empieza. Dice el texto: que todos tenían los ojos puestos en Él; así nosotros pongamos nuestra mirada en Él, escuchemos sus profundas palabras, reconozcámoslo como el ungido para anunciar la buena nueva y sintámonos invitados por Él para hacer realidad éste, su proyecto evangelizador; éste nuestro proyecto de vida. Permitamos que la Palabra de Dios se cumpla en el hoy de este mundo tan necesitado de Él. Por José de Jesús Cruz Rodríguez

La familia en la vocación sacerdotal

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Víctor Javier Palomares Pérez, 2° Teología Escríbenos: ecos_seminarioslp@hotmail.com Sé nuestro amigo en Facebook: Seminario Guadalupano Josefino

a familia representa el más íntimo lugar del compartir humano. La fami-lia cristiana, además de eso, es la comunidad en donde se comparte la vida de Dios: la fe, el amor de Cristo, la esperanza que Él trajo, la oración, etc. Por eso, ella no sólo es la célula fundamental de la Iglesia, sino también, en sí misma, una verdadera Iglesia doméstica, donde debe respetarse la vida, vivir la comunión fraterna y donde también surjan las vocaciones. En particular la familia cristiana, ante las crisis que pasa la Iglesia, entre ellas la escases de vocaciones sacerdotales, debe de promover dicha vocación viendo en ella un don para la Iglesia y la sociedad. La vocación sacerdotal se nutre del apoyo y acompañamiento de la familia, ella es base en el proceso formativo, pues es en la familia donde el seminarista adquiere los primeros conocimientos, valores humanos y cristianos, principios morales y sociales y su comportamiento. Por tanto en la familia nacen las vocaciones sacerdotales. Las familias, animadas por el espíritu de fe, amor y piedad, llegan a ser como el primer seminario, como las parroquias, de cuya fecundidad de vida participan los mismos jóvenes y adolescentes (OT 2). Poder llamar a la familia como el primer seminario implica toda una responsabilidad por parte de ella, ya que debe de ser consciente tanto del nacimiento y cuidado de la inquietud a la vocación sacerdotal del joven o adolescente, además debe velar porque los hijos adquieran desde el comienzo el sentido de piedad, de oración y amor a la Iglesia. Ante las situaciones por las que la familia hoy atraviesa como violencia, división, indiferencia podemos ver que su imagen se está perdiendo o se encuentra en peligro, pues ya no nos referimos a ella como santuario de la vida, comunión de personas, lugar donde se expresa el amor. Por lo que se debe de dar importancia al trabajo de la pastoral familiar, teniendo presente po-der redescubrir la esencia de la familia, es decir, el amor mismo, Dios. Para que de esta

manera las mismas familias teniendo como centro a Dios y acogiendo generosamente el don de la vida humana descubran su llamado de ser comunidad de vida y amor (FC 17). Como servidora de la vida la familia abarca dos aspectos, primero colaborar con Dios para comunicar la vida y segundo educar a los hijos para ayudarlos a vivir una vida plenamente humana y cristiana. En el segundo aspecto podemos descubrir la importancia que tiene la familia en acompañar a los hijos en la vocación sacerdotal y aún más aquellos que han escuchado el llamado de Dios a esta vocación. Dentro del proceso formativo la familia acompaña y a la vez forma, pues los padres de familia continúan velando por el cuidado y educación del hijo. Pues el hijo proviene de un padre y una madre y necesitan el calor y la seguridad de la familia para poder crecer, ir madurando y ser feliz. La formación también exige corresponsabilidad, por lo tanto, el hijo no debe de olvidar el esfuerzo de la familia al apoyarle y al estar con él. Las familias tiene que tener presente que son los principales promotores vocacionales en la Iglesia, pues así como en ellas surge la vida, así también deben de ir comprometiéndose por cuidar que no falten las vocaciones. Finalmente no podemos olvidar que el ejemplo de toda familia ha de ser La Sagrada Familia, imitando a María y José quienes nos enseñan cómo debe de vivirse el amor, el afecto y la educación de los padres a los hijos, ya que fueron fieles acompañantes de su hijo Jesús, pues estuvieron presentes en cada momento de su vida, de ellos, sabemos que aprendió a orar. Para cada familia cristiana su modelo es la Sagrada Familia, viendo en ella un padre justo, una madre que sabe escuchar y un hijo obediente que nos manifiesta el amor. Que la Sagrada familia de Nazaret aumente las vocaciones sacerdotales.


Dios y el campo magnético

Por Ignacio Algara Cossío (segunda parte)

Documentos Papales desde León XIII hasta Benedicto XVI Por David Grimaldo

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a hemos tratado en números anteriores de este Semanario, las Fuentes de la Doctrina Social de la Iglesia, ahora, veamos de manera muy general los grandes documentos del Magisterio papal que marcaron rumbo al Pensamiento Social de la Iglesia en los últimos tiempos.

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el electromagnetismo se han derivado multitud de aplicaciones prácticas, que en la vida coti-diana son casi incontables. Creo que se puede afirmar que en la vida diaria actual no hay momento del día en que nuestras actividades no tengan que ver con el electromagnetismo. El teléfono fijo, el celular, la tele, la computadora, el coche, el reloj, el camión, el radio, el ipod, el ipad, la llave del agua, la ropa, los zapatos, el refri, la estufa…. Nuestra civilización actual es en gran medida, electromagnética. Ese permanente y casi imperceptible campo de fuerza es ahora el soporte de nuestra economía, nuestra comunicación y nuestro entretenimiento. Quien iba a creer que algo que no se podía ni ver, y cuya fuerza no se podía sentir, está detrás de la mayoría de nuestra capacidad motriz, informática y comunicativa. Así me llego a imaginar a veces, la presencia de Dios en nuestras vidas. Su campo divino es como el campo magnético de la tierra: ahí está, y no lo vemos. Es fuerte y no lo percibimos con nuestros sentidos. Nos protege de los “rayos nocivos” y no estamos al tanto. Pero cuando abrimos nuestro corazón con los ojos de la fe, empezamos a ver el campo, su presencia y sus aplicaciones. El modesto imán, nos vuelve a dar lecciones, ahora, de teología. Tomen un imán fuerte y vayan acercándolo a un objeto de fierro. A la distancia de varios centímetros, no se percibe ninguna atracción, pero cuando lo acercas a milímetros, la fuerza de atracción se deja sentir, y en la proximidad de menos de un milímetro, la fuerza es tan grande que el metal se pega al imán, y es muy difícil separarlo. El magnetismo siempre está ahí, pero actúa en cercanía. Esto es semejante a nuestra relación con Dios. La fuerza se da en su presencia inmediata. Se aprecia en encuentros cercanos. A la distancia, no funciona la atracción, no se induce co-rriente, no fluyen cargas. En proximidad, se siente su enorme intensidad y empieza a ser fuerza que une, que es útil y transformadora. Mientras mantengamos la distancia, Dios no existe para nosotros. Pero cuando nos aproximamos, se intensifica el “campo” y la fuerza se manifiesta y actúa. Sin Él no podemos ser motores, ni generadores, ni baterías, ni vehículos, ni transmisores, ni radiadores, ni cosa alguna de utilidad. Pero en su presencia cercana, podremos mover montañas.

Empecemos diciendo que el Magisterio Social de la Iglesia es la respuesta a la cuestión social tal y como se ha planteado en los siglos XIX al XXI. Seguramente se preguntarán, estimados lectores, ¿qué es una cuestión social o problema social? Pues bien, los elementos fundamentales de una cuestión social son tres: • Existencia de un mal social, por ejemplo, el racismo, el hambre, la corrupción, el analfabetismo, la deuda externa, la violencia, el ataque a la libertad religiosa, etc. • Toma de conciencia de dicho problema como un mal social, es decir, se experimenta vitalmente la injusticia de la situación que se sufre. • Esfuerzo de la sociedad, o al menos del grupo, que toma conciencia del problema para resolver la situación. De manera que existe una cuestión social o problema social, cuando un grupo humano (país, una clase social, un sindicato, etc.) toma conciencia de una situación que considera intolerablemente injusta y trata de resolverla con los medios a su alcance porque lo considera justo y posible. Ahora bien, cuando hablamos de la cuestión social nos referimos a la lucha planteada en el siglo XIX entre capitalistas (dueños del dinero) y proletarios (obreros) a raíz de la Revolución Industrial y que en el siglo XX ha tomado una dimensión mundial al presentarse como un conflicto entre países superdesarrollados y subdesarrollados. Después de los grandes pensadores de la edad media como santo Tomás de Aquino, pensadores católicos de la mejor calidad, continuaron preocupándose de los problemas

sociales y de la explicitación de las exigencias cristianas, frente a los grandes sistemas que empezaban a estructurarse (capitalismo y socialismo). Entre estos pensadores, emergen por su importancia histórica figuras como Lamennais, Ozanam, Lacordair en Francia; el Cardenal Manning en Inglaterra; Perin y Douteloux en Bélgica; Mermillod en Suecia; Vogelsang en Austria; Tommaseo, Rosmini, Ricasoli y Toniollo en Italia y en forma destacada el gran Obispo de Maguncia von Ketteler. La influencia de estos hombres se hizo sentir en la ela-boración del Pensamiento Social de la Iglesia que tendrá sus máximos representantes en los grandes Papas a partir de León XIII. Algunos aspectos de la realidad social que marcaron el período desde la Revolución Francesa (1789) hasta finales del siglo XIX fueron los siguientes: Hechos: Aparición de los diversos socialismos y, especialmente, del socialismo marxista con su ideología atea. Recordemos que el Manifiesto Comunista es de 1848. Características de este período: a) La Re-volución Industrial causada, sobre todo, por el invento de la máquina de vapor; b) El triunfo de las doctrinas liberales burguesas. Predominio del romanticismo optimista de Rousseau, para quien lo natural es lo bueno. Esto trajo como consecuencia el triunfo de la ley de la oferta y la demanda; c) El capitalismo: La sociedad se divide en dos grupos, los que aportan el capital (capitalistas) y los que aportan el trabajo (el proletariado); d) El estado no debe intervenir en la cuestión social. Se pide la separación de lo político y lo económico. El Estado debe ser simplemente un gendarme, solo tiene que garantizar la libertad. Ante esta realidad social el Papa León XIII responde con la Encíclica Rerum Novarum (De las Cosas Nuevas). Este documento, estimados lectores, lo veremos la semana próxima. No olvidemos: ¡Lo del Cesar al Cesar y lo de Dios a Dios!


ENERO 27 DE 2013

Para colorear


Av. Constituyentes Poniente # 49 local 3 Col. El Pocito, QuerĂŠtaro, Qro. (Paseo Constituyentes, carretera libre a Celaya) Tel. (01 442) 216 99 23 y 196 80 94

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