En el Año de la Fe vivamos la relación entre fe y caridad
Año 5
No. 208
Semana del 10 al 16 de febrero de 2013
Solidaridad sin un alma o un alma que busca a Dios sin mirar al prójimo. Estos son los dos extremos que amenazan a los que en la Iglesia, no viven el justo equilibrio entre la fe y la caridad. ¿Cuál es este equilibrio? Lo ha explicado claramente Benedicto XVI en su Mensaje para ésta Cuaresma. En este Año de la Fe es necesario vivir más intensamente la relación entre fe y caridad. No existe una sin la otra; si no es así, se corre el riesgo de un espiritualismo incorpóreo o de una filantropía que se reduce a un activismo moralista. La belleza, el encanto espiritual, la credibilidad de la Iglesia que llega hasta el corazón es un reflejo del esplendor de la caridad, del calor, del amor. Un amor que se aprende de Dios en la fe, mirando a la cruz de Jesús y participando en la Eucaristía. Bernadette, Teresa de Lisieux, Raoul Follereau, el Padre Damián, san Vicente de Paúl, la madre Teresa, son algunos de los más famosos, pero cuántos, cuántos otros han creído en el amor de Dios y por ello han amado desmesuradamente, con la abundancia del corazón, comenzando por los más pequeños y los que sufren en el cuerpo y el espíritu. Con la libertad soberana de la ley del amor, de los dos primeros mandamientos, que son uno solo: “¡Ama y haz lo que quieras”, decía san Agustín, a quien se deja guiar por el Espíritu de Jesús. Y san Vicente de Paúl añadía: “La caridad es superior a todas las reglas y todo debe referirse a ella. Es una gran señora: hay que hacer lo que manda”. En la Iglesia de la caridad los pequeños encuentran el amor de Dios que viene concretamente hacia ellos, los enfermos comprenden que su sufrimiento es un camino hacia un amor cada vez mayor, que ellos pueden dar al mundo junto a Cristo: Fe y caridad.
Propósitos para Cuaresma 2013, inicia el miércoles 13 de febrero Miércoles de Ceniza:
Asistiré con toda mi familia a la iglesia para recibir la ceniza.
Jueves después de Ceniza: Leeré un pasaje del evangelio sobre la Pasión de Jesús para conocer más de Él.
Viernes después de Ceniza: Haré un sacrificio en la comida por amor a Jesús.
Sábado después de Ceniza:
Rezaré un misterio del Rosario por todos los que están alejados de Jesús.
I Domingo de Cuaresma:
Me confesaré con mucha devoción para renovar mi amistad con Jesús.