Año 5
No. 247
Semana del 10 al 16 de noviembre de 2013
Necesitamos personas de fe que mantengan viva la esperanza
Soy pro vida y estoy a favor del matrimonio
Megan Lynn Young, joven filipina-estadounidense de 23 años que se coronó como Miss Mundo 2013 el 28 de septiembre en Bali (Indonesia), ha dejado clara durante su participación en el certamen su postura pro-vida y a favor del matrimonio. En una entrevista con el canal ANC, Megan aseguró que “soy pro-vida, y si eso significa matar a alguien que ya está ahí –dijo, señalando a su cuerpo-, estoy en contra de eso, porsupuesto”. “Estoy contra el aborto”, remarcó. Megan también fue clara para señalar su rechazo a las relaciones sexuales pre-matrimoniales, pues “el sexo es para el matrimonio, es lo que creo”, al tiempo que reveló que “estoy en contra del divorcio”. Para la joven Miss Mundo, “si te casas con alguien, esa debe ser la persona con la que estarás para siempre, a través de la enfermedad y la salud, a través del bien y del mal”. La entrevistadora, sorprendida, le preguntó cómo era posible para una mujer “tan hermosa como tú” negarse a las relaciones sexuales pre-matrimoniales, a lo que Megan le respondió que simplemente “dices no”. “Si tratan de presionarte, te retiras, porque esa persona no te valora, no valora tanto la relación”, indicó. Para la Miss Mundo 2013, antes Miss Filipinas, “si el chico está dispuesto a sacrificar eso, significa mucho”.
Está por terminar el Año de la Fe, concebido por el papa Benedicto XVI como un momento especial de reflexión y redescubrimiento de la fe para todo el cuerpo eclesial. Un tiempo para reanimar, purificar, confirmar y confesar la fe en Jesucristo, viva, fuerte y eficaz, anterior a toda formulación dogmática. La fe cristiana es histórica. Dios se revela en Jesucristo, y por Él en la historia humana. Los seguidores de Jesús vieron realizadas en Él a las tres figuras más relevantes del Antiguo Testamento: el Mesías, el siervo sufriente de Yahvé y el Hijo del Hombre. En Jesús vieron al Mesías que ha venido a liberar a los pobres, a traer la paz y la justicia. Lo vieron también como el siervo que sufre solidariamente con su pueblo, que muere en la cruz precisamente por intentar que su pueblo no muera en ella. Y lo vieron como el Hijo del Hombre, el Dios que baja, se enfrenta y triunfa sobre el imperio del mal. Esto fue resumido por el Apóstol Pedro cuando, dirigiéndose a los judíos, con un mensaje de denuncia y esperanza, les dice: “Jesús de Nazaret fue un hombre acreditado por Dios ante ustedes con los milagros, prodigios y señales que Dios realizó por su medio, como ustedes saben. A este hombre (…) ustedes lo crucificaron y le dieron muerte por medio de gente sin ley. Pero Dios, liberándolo de los rigores de la muerte, lo resucitó porque la muerte no podía retenerlo” (Heb 2, 22-24).