E
ncendemos, Señor, esta luz, como aquel que enciende su lámpara para salir en la noche, al encentro del amigo que ya viene. En esta primer semana de Adviento queremos levantarnos para esperarte preparados. Para recibirte con alegría. Muchas sombras nos envuelven. Muchos halagos nos adormecen. Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tu traes la luz más clara, la paz más profunda y la alegría más verdadera. ¡Ven, Señor Jesús!, ¡Ven, Señor Jesús!.
Semanario de la Arquidiócesis de San Luis Potosí Año 5
No. 250
Semana del 01 al 07 de diciembre de 2013
“La esperanza infunde la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio en voz alta y en todo tiempo y lugar” (Evangelii Gaudium) “Aquí dejo las penas, aquí se quedan las penas” Se llama Vinicio Riva, italiano, tiene 53 años y padece de neurofibromatosis desdé los 15 años. Hace unos días conmovió al Papa Francisco en un encuentro que dio la vuelta al mundo, y tiempo después narró lo que ocurrió y sintió ese 6 de noviembre. Vinicio protagonizó una de las imágenes más impactantes de este pontificado. Su enfermedad le ha generado una serie de deformaciones en la cabeza y el rostro, ahora afirma que su inesperado encuentro con el Pontífice le ayudó a aliviar el dolor. Oriundo de la localidad de Vicenza cuenta que al encontrarse con el Papa “primero le besé la mano, mientras él con la otra me acariciaba la cabeza y las heridas. Luego me acercó y me abrazó fuerte, me dio un
beso en el rostro. Mi cabeza estaba contra su pecho y sus brazos me acogían. ¡Me abrazó fuerte, fuerte!”. “Intenté hablar, decir cualquier cosa, pero no pude: la emoción era muy fuerte. Ha sido poco más de un minuto, pero a mí me ha parecido una eternidad. Luego he girado para ver a mi tía y le he dicho: aquí dejo las penas, aquí se quedan las penas”. “Sus manos eran suaves y bellísimas, su sonrisa era limpia y abierta. Pero lo que más me ha impresionado es que no se puso a pensar si abrazarme o no. Yo no contagio pero él no lo sabía. Lo ha hecho y ya: me ha acariciado todo el rostro y mientras lo hacía solo sentía amor”, agregó.
Vinicio recuerda con emoción y asegura que el gesto de amor del Papa le ayuda a afrontar mejor el dolor que le provocan las heridas que tiene en todo el cuer-po, causadas por la enfermedad de Recklinghausen, un extraño mal conocido como neurofibromatosis de tipo 1. La piel de Vinicio ha perdido toda elasticidad y las heridas le cubren los ojos pero puede ver. Los pies se le han deformado y están “devastados” por las llagas. Tiene mucha comezón y cada mañana amanece con la malla de algodón empapada de sangre. La tía que lo acompañó en la Plaza de San Pedro recuerda que desde el comienzo de su enfermedad veía cómo la gente se alejaba de él con temor. Vinicio recuerda también que “una vez, en el hospital, entró un médico africano. Me miró y se puso rígido, alterado. Después de un rato se me acercó y me pidió perdón. Dijo que en África tuvo que lidiar con enfermedades terribles, pero nunca había visto algo tan devastador. Sus palabras me tocaron mucho”.
DICIEMBRE 01 DE 2013
Por Pacco Magaña
El valor de la
esperanza D
ebido a que nos encontramos en vísperas de terminar este año 2013, mucha gente hoy en día está esperando algo, sobre todo los que simpatizan con algún tipo de circunstancia o definitivamente los que estamos decepcionados de muchas cosas que esperábamos que cambiaran. Unos esperan que se lleven a cabo las tantas reformas tan publicitadas en nuestro país que, para el grueso de la sociedad han sido poco claras; otros simplemente esperamos resultados. Unos esperan seguir viviendo de los intereses muy particulares mientras otros muchos, lo que queremos, es que haya consecuencias favorables para toda la sociedad. En nuestro país, terminamos con unas expectativas de crecimiento demasiado bajas, mientras que en el tema de inseguridad el mapa de ésta, prevalece en los estados de Michoacán, Tamaulipas y Guerrero, pero no deja de ser notoria en el resto de los estados como es el de nuestro de San Luis Potosí. Podemos mencionar otras tantas cosas de la situación que vive nuestra Patria pero, creo que es suficiente el padecimiento y el sinsabor que nos dejan los noticieros que, lejos están de la conocida frase “el lado amable de la noticia” de la perio-dista Lolita Ayala. No cabe duda que en medio de estas circunstancias todo parece haber terminado y el panorama es de lo más oscuro, cuando la vida parece haber perdido su significado y no hay más nada que ha-cer; cuando nos sentimos acorralados por fuerzas superiores a las nuestras, surge la esperanza como recurso final para encontrar un nuevo rumbo, levantar la frente y continuar hacia adelante y renovar los esfuerzos por alcanzar lo que nos hemos propuesto. Nosotros los cristianos comenzamos este domingo el tiempo del Adviento, cuya celebración busca impregnar nuestro espíritu del valor de la esperanza. Tiempo en el que escuchamos al profeta Isaías exhortándonos a caminar hacia la luz del Señor. Tiempo de vencer nuestros miedos pues está por llegar el Señor de la justicia y de la paz. Desde esta perspectiva, la esperanza tiene que resonar en nuestro corazón. Cuando la tenemos se desencadena en nosotros un deseo de luchar, un ánimo especial para afrontar cada una de las actividades cotidianas, incluso las más difíciles. Ella nos permite adquirir el fuerte deseo de seguir adelante cuando nuestras fuerzas nos abandonan y de repente nos llegan deseos de renunciar a nuestros ideales aún cuando el camino es una cuesta casi imposible de alcanzar. San Pablo, en su carta a los romanos nos exhorta a despertar de este momento angustioso en el que nos encontramos. La advertencia va directamente a cada uno de nosotros invitándonos a dejar todo tipo de mal deseo. Desde esta invitación personal, la esperanza viene a darle sentido a la vida. La esperanza nos pone en marcha y nos envía a trabajar por una armonía en nuestra sociedad. En la práctica trabajamos, nos movemos y actuamos porque tenemos la esperanza de llegar a alguna parte, de lograr un objetivo, de alcanzar una meta o hacer realidad un sueño. Que el tiempo del Adviento nos lleve a conocer la Luz de la ternura que nos ayude superar ciertos momentos de la vida en que la dificultad amenaza con arrancarnos el ánimo. Que el Adviento nos brinde consuelo como un bálsamo en la herida para que el Dios de la vida nos brinde mejores expectativas sobre todo en aquellas que le dan un sentido pleno a nuestras vidas.
Jesús es luz, no un flash Queridos hermanos y hermanas:
Jesús ilumina nuestra vida con una luz que no se apaga jamás. No es un fuego artificial, un flash, no; es una luz tranquila, que dura siempre. La luz de Jesús nos da paz, es la luz que encontramos si entramos por la puerta de Jesús. El Evangelio nos invita a reflexionar sobre la salvación, un día, al salir Jesús de Galilea alguien se le acerca y le pregunta, Señor, ¿son pocos los que se salvan? Jesús no responde directamente a la pregunta: no es importante saber cuántos se salvan, sino que más bien es importante saber cuál es el camino de la salvación. Y he aquí entonces, que Jesús responde diciendo: Luchen por entrar por la puerta estrecha, porque les digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. ¿Qué quiere decir Jesús? ¿Cuál es la puerta por la que debemos entrar? ¿Y por qué Jesús habla de una puerta estrecha? La imagen de la puerta vuelve varias veces en el Evangelio y se remonta a la de la casa, a la del hogar doméstico, donde encontramos seguridad, amor y calor. Jesús nos dice que hay una puerta que nos hace entrar en la familia de Dios, en el calor de la casa de Dios, de la comunión con Él. Esa puerta es el mismo Jesús, Él es el pasaje para la salvación, Él nos conduce al Padre. Y la puerta que es Jesús jamás está cerrada, está abierta siempre y a todos sin distinción, sin exclusiones, sin privilegios; Jesús no excluye a nadie. Alguno de ustedes quizá podrá decirme, pero Padre, yo estoy excluido porque soy un gran pecador, he hecho cosas feas, he hecho tantas en la vida. No, no estás excluido, precisamente por esto eres el preferido, porque Jesús prefiere al pecador para perdonarlo, para amarlo. Jesús te está esperando para abrazarte, para perdonarte, no tengas miedo. Él te espera, ¡anímate! ten coraje para entrar por su puerta. Todos somos invitados a pasar esta puerta para entrar en su vida, y que el entre en nuestra vida para que la transforme, la renueve, le dé alegría plena y duradera.
En la actualidad pasamos ante tantas puertas que invitan a entrar prometiendo una felicidad que después, nos damos cuenta de que duran un instante. Que se agota en sí misma y que no tiene futuro. Pero yo les pregunto: ¿Por cuál puerta queremos entrar? Y ¿a quién queremos hacer entrar por la puerta de nuestra vida? Quisiera decir con fuerza: no tengamos miedo de atravesar la puerta de la fe en Jesús, de dejarlo entrar cada vez más en nuestra vida, de salir de nuestros egoísmos, de nuestras cerrazones, de nuestras indiferencias hacia los demás.
Ciertamente la de Jesús es una puerta estrecha, no porque es una sala de tortura, no por eso, sino porque nos pide abrir nuestro corazón a Él, reconocernos pecadores, necesitados de su salvación, de su perdón, de su amor, de tener la humildad de acoger su misericordia y hacernos renovar por Él. Por la puerta estrecha que es Cristo debe pasar toda nuestra vida. Jesús en el Evangelio nos dice que el ser cristianos no es tener una etiqueta. “Y yo les pregunto: ¿Ustedes son cristianos de etiqueta o de verdad, eh? esa se responde dentro. Jamás cristianos de etique-ta, cristianos de verdad, de corazón, ser cristianos es vivir y testimoniar la fe en la oración, en las obras de caridad, en promover la justicia, en realizar el bien. A la Virgen María, Puerta del Cielo, le pedimos que nos ayude a pasar la puerta de la fe, a dejar que su Hijo transforme nuestra existencia como ha transformado la suya para llevar a todos la alegría del Evangelio.
Edición Pbro. Antonio Torres Moreno Fundado por el Arz. Emérito Don Luis Morales Reyes
Luz Elena González Luis Enrique López Vázquez La RED no necesariamente apoya la publicidad de nuestros anunciantes.
Concilio Vaticano II
El presbítero promotor de vocaciones Por P. Juan José Torres Galván
“Al ver a la gente, sintió compasión de ellos, porque estaban cansados y desorientados, como ovejas sin pastor” (Mt 9, 36). ATENCIÓN A LAS VOCACIONES SACERDOTALES Jesucristo, nuestro Señor, constituyó a su Iglesia de manera que contara siempre con el servicio de los sa-cerdotes, para que no fueran los cristianos como ovejas sin pastor. Por tanto, hay que instruir al pueblo de Dios sobre su deber de cooperar de diversos modos, por la oración perseverante, para que la Iglesia tenga siempre los sacerdotes que necesita para cumplir su misión. Los presbíteros pongan empeño en exponer ante los fieles la necesidad y la excelencia del sacerdocio y, a quienes juzguen aptos para el ministerio, jóvenes o adultos, ayúdenlos, sin medir sacrificios, para que se preparen debidamente. Para lograr este fin es muy útil la diligente y prudente dirección espiritual. Los padres de familia, educadores de niños y jóvenes, instrúyanlos de forma que, conociendo las necesidades de la Iglesia estén prontos a responder generosamente al llamado del Señor. En todo este proceso de discernimiento vocacional, hay que estar atentos a los signos que nos revelan la voluntad de Dios. Especialmente los presbíteros consideren atentamente estos signos, pues el llamado del Señor llega a los futuros presbíteros a través de ins-trumentos humanos y ordinarios. LLAMADOS A LA PERFECCIÓN CRISTIANA Los presbíteros son configurados por el sacramento del Orden sacerdotal como servidores de Cristo, para construir y edificar a toda la Iglesia. Desde el bautismo todos los cristianos reciben el llamado a la santidad. Quienes han sido consagrados además por el sa-cramento del orden, convertidos en instrumentos vivos de Cristo sacerdote, están obligados de manera especial a alcanzar la perfección cristiana. Por el servicio a la comunidad cristiana, son enriquecidos de gracia particular para que alcancen la perfección de Cristo, a quien representan. En el desempeño de su ministerio, especialmente por las acciones sagradas de cada día, los presbíteros se van adecuando a la perfección de vida. La santidad de vida de los presbíteros contribuye en gran manera al ejercicio fructuoso del propio ministerio. El Concilio exhorta a los presbíteros a que se esfuercen por alcanzar una santidad cada vez mayor, para convertirse en instrumentos aptos al servicio de todo el pueblo de Dios. De esta manera se cumplirán los objetivos trazados por el Concilio: •La renovación interna de la Iglesia, •La difusión del Evangelio por todo el mundo y •El diálogo con el mundo actual. Referencia de lectura: Presbyterorum Ordinis 11-12
DICIEMBRE 01 DE 2013
¡No tengan miedo!
La familia y la fe 2a. parte 4. Vivir el Evangelio en familia Una fe sin obras, nos recuerda la Carta de Santiago, es estéril (cf. Sant 2,20). No entra en el Reino de los cielos el que dice “Señor, Señor”, sino el que cumple la Voluntad del Padre (cf. Mt 7,21). La familia que reza, la familia que estudia su fe, también sabe vivir aquello que ha llevado a la oración, busca aplicar lo que ha conocido gracias a la bondad del Padre que nos ha hablado en su Hijo. La mejor escuela para vivir como cristianos es la familia. Las indicaciones que podrían ofrecerse son muchísimas, como son muchas las enseñanzas morales que encontramos en la Biblia (los diez Mandamientos, el Sermón de la montaña, etc.) y que la Iglesia nos explica en la Tercera Parte del Catecismo. Como un resumen, el Catecismo enumera las 14 “obras de misericordia” (7 corporales y 7 espirituales) que ilustran ampliamente cual es el modo de vivir según el Evangelio. Para concretar un poco más, cómo vivir evangélicamente; enumeremos algunos ámbitos en los que la familia se hace educadora en el arte de actuar como cristianos auténticos. El primer ámbito, desde luego, es el de la propia familia. Vivir el Evangelio implica crear un clima en el hogar en el que se lleva a la práctica el principal mandamiento: La caridad, el amor debe ser el criterio para todo y para todos. Ese amor se aprende, se hace vida, cuando los hijos ven cómo se tratan sus padres. Si los padres se aman profundamente, si saben darse el uno al otro como Cristo se dio por la Iglesia (cf. Ef 5,21-33), si saben perdonar hasta 70 veces 7 (cf. Mt 18,22), si confían en la Providencia más que en las cuentas del banco (cf. Mt 6,24-34), si ayudan al peregrino, al hambriento, al sedien-
to, al desnudo, al enfermo, al encarcelado (cf. Mt 25,33-40)... los hijos habrán encontrado en la familia un auténtico “Evangelio vivo”. Aprenderán entonces a dar gracias, a ayudar al necesitado, a compartir sus objetos personales, a escuchar a quien desea hablar, a dar un consejo a quien tenga dudas (de matemáticas o de fe...). 5. Finalmente, importancia de la Caridad La caridad debe ser el criterio para lo que uno hace y para lo que uno deja de hacer. Por ello, la misma caridad lleva al católico a mortificar los apetitos de la carne, a controlar las propias pasiones, a huir de aquellos estilos de vida que nos atan al mundo, que nos llevan al egoísmo y a alejarnos de Dios y del prójimo. No hay verdadera vida cristiana allí donde no hay abnegación. Hay vida cristiana allí donde cada uno renuncia al propio “yo”, cuando aprende a desapegarse de lo material para abrirse confiadamente a la pro-videncia del Padre de los cielos (cf. el texto que ya citamos de Mt 6,24-34). Ejemplos como vivir la caridad Aprender lo anterior resulta clave para lograr una familia auténticamente cristiana. ¿De qué manera puede conocer un hijo cómo se vive el Evangelio si ve en sus padres rencillas, malas palabras, afición por el dinero, críticas continuas a otros familiares o conocidos? Al revés, el hogar en el que Cristo ha entrado realmente en los corazones se convierte en un continuo testimonio de aquella caridad que nos plasmó el Espíritu Santo en 1Cor 13. Me despido, y que la fe en familia, nos lleve a una experiencia nueva. Se despide su amigo, hermano y Pastor.
+Jesús Carlos Cabrero Romero Arzobispo de San Luis Potosí
Nuestra historia
Fra Angélico y la Anunciación Por Pbro. Lic. Rubén Pérez Ortiz
La abundancia hace perder la esperanza Por Pbro. Lic. Salvador González Vásquez
A todos nos gusta la buena vida, pero hay que saber en qué consiste el buen vivir. Una vida feliz no se compone de abundancias, aunque tampoco de carencias. Para tener una vida óptima hay que buscar el equilibrio. El arte de vivir, es lograr el justo medio. Los extremos siempre son malos y como decían los antiguos: “Ni demasiado, ni demasiado poco”; y dirán nuestros abuelos: “Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no le alumbre”. Para obtener una vida plena es sufi-ciente contar con algunos medios, y el vacio que resta hay que llenarlo con la virtud de la ESPERANZA. La tendencia del hombre es caer en el extremo, cuando quiere solucionar un problema termina por irse al extremo opuesto y con ello vuelve a quedar en el vacio. Para encontrar la solución, hay que buscar el justo medio, y ahí se alcanza la virtud. La pintura del beato Angélico sorprende tanto por su calidad técnica como por la profunda devoción religiosa que inspira. Como escribiera Giorgio Vasari, «habiendo sido excelente pintor y miniaturista y óptimo religioso, merece por ambas razones que de él se haga honradísima memoria». Guido o Guidolino di Pietro fue conocido como Fra Giovanni di Fiésole, nombre que adoptó al tomar el hábito de Santo Domingo; sin embargo, se le conoce más popularmente como Fra Angélico o el beato Angélico por su religiosidad y la serena espiritualidad de sus obras.
A
unque es considerado un importante pintor Renacentista, su estilo muestra un formalismo bastante medieval, es decir, goticista. Fue Beatificado por SS Juan Pablo II en 1982 pasando a ser el Beato Fra Angélico. También conocido como Fray Juan de Fiésole O.P. Nació en Vicchio, Florencia (región de la Toscana) el 24 de junio de 1390. Su nombre secular era Guido di Pietro da Mugello y en 1418 ingresó en un convento dominico en Fiésole y alrededor de 1425 se convirtió en fraile de la orden con el nombre de Giovanni da Fiesole. Aunque se desconoce quién fue su maestro, se cree que comenzó su carrera artística como iluminador de misales y otros libros religiosos. Después empezó a pintar retablos y tablas. El famosísimo Giorgio Vasari, autor consagrado de las biografías de los grandes maestros del arte, en su libro Vida de los mejores, pintores, escultores y arquitectos se refiere a él como Fra Giovanni Angelico, poseedor de un “raro y perfecto talento” y menciona que “nunca levantó el pincel sin decir una oración ni pintó el crucifijo sin que las lágrimas resbalaran por sus mejillas”. Fue como sabemos un consumado pintor cuatrocentista italiano (del 1400) que supo combinar la vida de fraile dominico con la de pintor consumado. Entre las obras importantes de sus comienzos se cuentan la Madonna de la estrella (c. 14281433, San Marcos, Florencia) y Cristo en la gloria rodeado de santos y de ángeles (National Gallery, Londres), donde aparecen pintadas más de 250 figuras diferentes. También a ese periodo pertenecen dos obras tituladas La coronación de la Virgen (San Marcos y Museo del Louvre, París) y El juicio universal (San Marcos). La madurez de su estilo se aprecia por primera vez en la Madonna dei Linaioli (1433, San Marcos), en donde pinta una serie de doce ángeles tocando instrumentos musicales. En 1436, los dominicos de Fiésole se trasladaron al convento de San Marcos de Florencia que acababa de ser reconstruido por Michelozzo. Fra Angélico, sirviéndose a veces de ayudantes, pintó numerosos frescos en el claustro, la sala capitular y las en-
tradas a las veinte celdas de los frailes de los corredores superiores. Los más impresionantes son La crucifixión, Cristo peregrino y La transfiguración. El retablo que hizo para San Marcos (c. 1439) es una de las primeras representaciones de lo que se conoce como sacra conversación: la Virgen acompañada de ángeles y santos que parecen compartir un espacio común. Allí pintó una Anunciación. En 1445, Fra Angélico fue llamado a Roma por el papa Eugenio IV para pintar unos frescos en la capilla del Sacramento del Vaticano, hoy desaparecida. En 1447, pintó los frescos de la catedral de Orvie-to junto con su discípulo Benozzo Gozzoli. Sus últimas obras importantes, los frescos realizados en el Vaticano para decorar la capilla del papa Nicolás V, representan episodios de las vidas de san Lorenzo y de san Esteban (1447-1449), y probablemente hayan sido pintados por ayudantes a partir de diseños del maestro. Desdé 1449 hasta 1452, Fra Angélico fue el prior de su convento de Fiesole. Murió en el convento dominico de Roma el 18 de febrero de 1455. Fra Angélico combinó la elegancia decorativa del gótico, en particular del gótico internacional de Gentile da Fabriano, con el estilo más realista de otros maestros del renacimiento como el pintor Masaccio y los escultores Ghiberti y Donatello, que trabajaban en Florencia, y aplicó también las teorías sobre la perspectiva de León Battista Alberti. Las expresiones de devoción en los rostros son muy logradas, así como la utilización del color que consigue dar mayor intensidad emotiva a la obra. Su maestría en la creación de figuras monumentales, en la representación del movimiento y en la capacidad para crear planos de profundidad a través de la perspectiva lineal, especialmente en los frescos realizados en Roma, lo confirman como uno de los pintores más importantes del primer Renacimiento. Sin lugar a dudas, una de las pinturas más famosas del pintor fue la Anunciación la cual es custodiada en el Museo del Prado en Madrid.
Una vida llena de excesos, no es una vida feliz. La dicha del hombre se logra teniendo la virtud de la esperanza. La existencia se compone de esperas, pero éstas se refieren a cosas temporales que muchas veces provocan impaciencias; en cambio la ESPERANZA, es una actitud que permea toda la existencia; es una realidad que se nutre de ausencias, pero así trasforma el presente anticipando lo que ha de llegar. El filósofo Agustín Basave, dice en su antropología: “Como virtud, la esperanza es un justo medio, su exceso es la presunción y su defecto la desesperación”. Un presuntuoso, es un ser sin esperanza, porque piensa que todo lo ha logrado tan solo con sus fuerzas y gracias a sus méritos. Otro comentario del filósofo es que la presunción, es una anticipación antinatural de plenitud. Es decir, el presuntuoso anticipa su propia gloria, pero de manera falsa. El presuntuoso no espera nada de Dios, porque todo lo espera de sí mismo. Un hombre desesperado anticipa su fracaso y adelanta su condena, porque no sabe esperar; y ante una situación adversa, acaba sumergido en el mar de la desesperación. Como ya se ha dicho, los extremos caen en el vicio; de igual manera decimos, que el desesperado antes era un presuntuoso, que al ver agotadas sus fuerzas, no se atreve a buscar a Dios, porque no esta acostumbrado a esperar nada del Señor. “El presumido es un iluso; el desesperado es un autodestructor; ambos son soberbios”. (Agustín Basave). El presumido y el soberbio no saben poner su mirada en Dios. El presumido cree que todo lo tiene y que no necesita de Dios; la desesperación, es el destino del soberbio. Si tenemos esperanza, hay que cuidarla para no perderla; y si no la tenemos hay que pedirla, porque solo ella nos ayuda a vivir en plenitud.
ZA.
La ESPERANZA trasforma el presente, a pesar de las fatigas. Porque la espera en lo que ha de venir, nos hace vivir de manera distinta. Es imposible evitar las sensaciones de vacio e insa-tisfacción, pero estas carencias solo pueden ser llenadas con la virtud de la ESPERAN-
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Su vida me motivó a ser sacerdote
Por Pbro. Lic. Héctor Colunga colunga46561@hotmail.com
Queridos lectores: Me pidieron que diera por este medio mi testimonio sobre alguna persona en particular que me motivara a ser sacerdote. A continuación presento lo siguiente: A mi corta edad lo conocí, una gran distancia en años nos separaban; él un sacerdote anciano, yo apenas un niño. Quise ser monaguillo, porque me inspiraba lo que hacía y anhelaba de grande ser sacerdote como él.
Prestame a tu hermana para tener un niño
Vientre de alquiler o maternidad subrogada Por P. Kino
E
l diccionario de bioética de Aurelio Fernández, define maternidad de alquiler o subrogada, a la elección de una mujer que esté dispuesta a aceptar un embarazo mediante la implantación de un óvulo ajeno a su persona, que ha sido fecundado, con el fin de dar a luz a un niño para otra mujer que lo desea como madre.
El hijo no es un derecho, es un don, fruto del amor entre esposos. Algunos tal vez podamos justificar la utilización de un vientre ajeno al de la madre por un caso extremo. Por ejemplo, en un accidente muere la madre embarazada, y es posible salvar al ser que lleva en sus entrañas con la utilización del vientre de alquiler.
Esta situación cada vez se va haciendo más común en la sociedad, sobre todo en aquellas que tienen los recursos monetarios para realizarlo. Pero, ¿cuál es la postura de la Iglesia al res-pecto?
Obviamente son casos raros, ademas, lo que se intenta es salvar a la criatura; la acción es buena y de ninguna manera hay dolor.
Antes de decir la doctrina de la Iglesia sobre ello, quiero partir de un principio de la moral humana y cristiana que dice: no todo lo técnicamente posible es moralmente admisible. Los hombres de ciencia tienen que adaptarse a las normas éticas. Tal vez las razones por las cuales se busca la madre sustituta sean meramente superfluas: para no engordar, para no sentir ascos, por los dolores… otras veces sea por razones más médicas, como no poder llevar a fin su parto. Desde la visión cristiana del hombre, la instrucción Donum vitae (Congregación de la doctrina de la fe, 1987), da la doctrina sobre la maternidad “sustitutiva”, cito textualmente: La maternidad sustitutiva representa una falta objetiva contra las obligaciones del amor materno, de la fidelidad conyugal y de la maternidad responsable; ofende la dignidad y el derecho del hijo a ser concebido, gestado, traído al mundo y educado por los propios padres; instaura, en detrimento de la familia, una división entre los elementos físicos, psíquicos y morales que la constituyen. (DV 69).
La búsqueda de un hijo, quien mejor lo comprenden son los mismos padres que lo anhelan. Pero, también, en caso de que no lleguen de manera natural, como Dios manda, existe la posibilidad de la adopción, que es un signo de amor hacia un semejante que lo necesita. San José, esposo de la virgen María, fue padre adoptivo, pero es tanto el cariño entre padre e hijo, que la adopción pasa a un segundo término. Alguien que ha nacido bajo esta técnica de madres de alquiler, o con algún método de inseminación artificial, obviamente tiene los mismos derechos y deberes que cualquier ser humano, no se les deben negar los sacramentos. Para concluir, al paso que vamos, ya no entendería parentescos, por ejemplo, la mamá biológica que aportó el ovulo, el ancianito abuelito de la mencionada mamá, que aportó los espermatozaurios para fecundar el óvulo de su nieta, y la tía que rentó su vientre para llevar al fin el embarazo… ¿cuál sería el parentesco entre ellos y el neonato? que alguien me explique…
Siete años transcurrieron en esa capilla, en donde poco falté a la misa para ayudarle en el servicio del altar. Y de repente un día, en su escritorio, vi una estampa de Jesús en medio de un inmenso sembradío de trigal y en pie de foto un escrito que decía: “la mies es mucha y los trabajadores pocos”. No entendí inicialmente el mensaje, hasta que en una fiesta patronal me preguntó si quería ser sacerdote y yo le respondí que sí. ¿Qué fue lo que me motivó y animó a dar una respuesta positiva? Simplemente su vida sencilla y su entrega incondicional al servicio de los demás. Provenía de una familia muy cristiana, era el décimo de trece hermanos, dos de ellos eran sacerdotes y una religiosa. Fueron pasando los años y día a día me consolidaba más en mi vocación de seguir a Jesús Sacerdote. Me pidieron una carta de recomendación para el seminario menor y él con gusto la dio. En vacaciones no dejaba de asistir a la capilla; el padre rector nos recomendaba que nos acercáramos a nuestro sacerdote e hiciéramos actividad pastoral en la comunidad. Los años corrieron con gran ímpetu, y le pedí que fuera mi padrino tanto en el diaconado como en el presbiterado. En la misma capilla canté mi primera misa; él estaba igual de emocionado que yo. Nació entre nosotros una amistad sin precedentes, ahora éramos hermanos en el presbiterio; siempre le guardé cariño y respeto. Dios le dio el don de la longevidad y llegó a cumplir 67 años de sacerdote. Por su edad canónica dejó sus funciones eclesiásticas, y por su salud, se retiró a su casa; me di a la tarea de estar con él cada ocho días. Celebrábamos la Eucaristía juntos, después la escuchaba desde su recámara; fue perdiendo la vista, la fuerza en las piernas y el 12 de octubre de 2009, murió. Todavía recuerdo sus últimas palabras: “estoy esperando la voluntad de Dios”. Muchos que lo conocieron en Rayón, San José Alburquerque, Soledad, Santuario de Guadalupe, Villa Hidalgo, Ahualulco y Niño del Desagravio, lo estimaron tanto como yo. Le doy gracias a Dios de que le haya permitido estar entre nosotros y ejercer un ministerio muy fecundo. Padre Ignacio de la Mora Ledesma, gracias por ser parte de mi vida.
Hagámonos de palabras
De lo visible a lo invisible (Fides et ratio) Por: José Antonio Martínez Ortiz
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el análisis técnico de uno de los cuadros del Museo del Padro, incluso de uno sólo de sus fragmentos, podemos deducir no sólo la existencia del lienzo, los pigmentos, los pinceles, etc., sino también la existencia de un tal Velázquez que vivió en el siglo XVII en la corte de Felipe IV. Un montón de verdades incuestionables podemos alcanzar a partir de cualquier cosa o evento. Podemos conocer causas invisibles a partir de efectos visibles; podemos conocer efectos invisibles a partir de causas visibles. Se reían de Pasteur porque afirmaba la existencia de microbios, entonces casi invisibles, tan pequeñitos que parecían inofensivos. Lue-go, los arrogantes sabios tuvieron que dar la razón a Pasteur, porque la tenía. Parafraseando a Shakespeare, hay mucho más en el mundo sensible de lo que sueña el empirista; y mucho más en la subjetividad de lo que sueña el subjetivista; y mucha más re-latividad en la creación de lo que sueña el re-lativista: ¡todo es relativo! ¡Claro, que sí! Pero ¿relativo a qué? Evidentemente al Absoluto, porque si no hubiera Absoluto no cabría nada relativo en ninguna parte. Para que haya mo-vimiento se requiere lo inmóvil; para que haya tiempo, se requiere lo eterno. Y todo esto es razonable y se ha razonado durante siglos y siglos. Y aunque no somos capaces de ima-ginar en su totalidad al Absoluto, lo eterno y lo inmóvil, ¿esto justifica negarlo, cuando no podemos entenderlo? Existe una frase que dice: «Hay mucho escrito, lo que pasa es que tú no lo has leído». Pues lo mismo sucede con la divina reve-lación. Se dice: ¡es ininteligible, es irracional,
es incomprensible...! Pero, bueno, ¿cuánto tiempo has dedicado tú a estudiar lo escrito sobre el asunto? ¿Has leído siquiera por encima el Evangelio? ¿Has investigado la historicidad de la resurrección de Jesucristo? ¿Y la fundación de la Iglesia? ¿Y los fundamentos de la autoridad de su Magisterio? Por eso, a la menor dificultad, te has quedado sin fe y te has quedado sin brújula, sin Magisterio y sin sentido común.
La razón, cuando discurre por sus propios cauces, necesariamente se topa con el misterio; llega al umbral, se da cuenta de que hay mucho más de lo que ha soñado su filosofía. Y es humano y lógico esperar una respuesta. Si no logra descubrir el por qué del bien y del mal, del dolor, de la vida y de la muerte; si se para ahí, queda bloqueada y la confusión invade incluso las certezas que había adquirido desde su despertar. Pero lo que viene a decir el Papa Juan Pablo II es que esa confusión, esa desesperación de hallar el sentido del vivir, puede resolverse; la razón puede ser salvada. Es más: positivamente, «Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad». El hombre, al recibir y acoger la revelación divina, encuentra la respuesta que buscaba: una respuesta razonable que viene de lo trascendente del Absoluto que, aún en un halo de misterio, se atisbaba inequívocamente.
−¡De verdad le gusto! − ¿Cómo lo sabes, te lo dijo? −No, me lo insinúo
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e esas veces en que uno imagina que le dicen y no le dicen, de esos días en que lo que parece obnubilado se esclarece por la insinuación, quiero decir, de cuando a pesar de las cosas buscamos en lo rebuscado y torcido un aspecto grácil, recto, esos días en que la insinuación se posa la corona. Como ya es de obviarse esta palabra abre abstergía, es decir, es propia limpiarse de prefijos, pues el infinitivo insinuar no se entenderá antes de lo sinuoso. Comúnmente entendemos por sinuoso aquello torcido, o lleno de pliegues, pero también lo lleno de senos, algo que se trata de ocultar. La misma palabra seno alude a esto, puesto que desde Grecia y Roma algunas túnicas llevaban descubierto el costado izquierdo, los pliegues de la tela estaban sinuosos, esto causo también lo siniestro, es decir, lo opuesto a lo diestro. Elemental, los vestidos hacían que mostraran un pecho, el izquierdo, un seno. A la fecha hay vestidos sensuales y elegantes que conservan este corte sinestro, aunque para algunas mujeres el querer ocultar (lo sinuoso) no es preocupación sino necesidad. Sinuo en latín quiere decir doblar o en forma de arco, figura de montaña; in como prefijación es dentro, lo que está adentro de lo torcido, dar a entender algo sería insinuar. Lo que se insinúa no está del todo claro, pero allí está esperando para que alguien lo revele. En un poema de Miguel Hdz. leemos la insinuación: “Me tiraste un limón, y tan amargo, con una mano cálida, y tan pura, que no menoscabó su arquitectura y probé su amargura sin embargo”. Nota: La forma del limón de España difiere en tamaño y color al limón típico de México. (No es ley pero ayuda a entender la insinuación).
El santo de hoy Virgen y mártir cuya fiesta se celebra el 25 de noviembre y que durante casi seis siglos fue objeto de una devoción muy popular.
Santa Catalina de Alejandría
A los 18 años, se presentó ante el emperador Maximino, y le recriminó su crueldad y su inicua a la adoración de los dioses falsos. Maximino la mandó azotar y después la encarceló. La emperatriz la fue a visitarla en las mazmorras, acompañada del jefe de las tropas, cedieron a las exhortaciones de Catalina, creyeron, se bautizaron y ganaron inmediatamente la corona de los mártires. La santa conseguió muchas conversiones, fue condenada a morir en la rueda, pero al tocarla, el instrumento de tortura se destruyó milagrosamente. Enfadado, el emperador la mandó a decapitar. Unos ángeles trasladaron su cabeza al Monte Sinaí, donde
se construyó un monasterio e Iglesia en su honor. En varias diócesis de Francia, hasta principios del siglo XVII, su estatua se encontraba en casi todas las iglesias representándola, según la iconografía medieval, con una rueda, su instrumento de tortura. Santa Catalina se convirtió en patrona de doncellas y estudiantes femeninas. Encargada de proteger a las vírgenes de los claustros y a las jóvenes solteras en el mundo. Al ser la rueda de tortura el emblema de la santa, los carreteros y mecánicos se colocaron bajo su protección. Por su ciencia haciendo callar a los sofistas; su intercesión fue implorada por teólogos, apologistas, predicadores del púlpito y filósofos. Antes de estudiar, escribir o predicar, le rogaban que iluminara sus mentes, guiara su pluma e impartiera elocuencia a sus palabras.
07 Por Luis Marino Moreno
El filósofo impertinente
Kierkegaard contra el orden establecido Carlos Goñi
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tiempo cerrada.
øren Kierkegaard fue, sin duda, una de esas impertinencias con las que de cuando en cuando nos abofetea la historia para que no nos durmamos en los laureles, para que no nos dejemos arrastrar por la corriente, para que no olvidemos que todo orden establecido se encuentra bajo sospecha en el momento mismo en que queda establecido. Aunque la lucha que llevó a cabo el pensador danés tuvo un campo de batalla bien definido y unos enemigos concretos, a pesar de que sus controversias se lidiaron en zonas de la filosofía y de la teología prácticamente inhóspitas para el lector del siglo XXI, su mensaje, su obra y su vida son tan necesarios para nosotros como la ventilación para una casa que ha permanecido mucho
Kierkegaard es el «filósofo impertinente», porque nadie permanece indiferente tras haber leído sus obras. Algo ocurre, intelectual y existencialmente, cuando uno se topa con él, de alguna manera se nos queda clavado un aguijón en la carne con el que hemos de vivir mientras sigamos pensando. El pensador actual que no haya pasado por Kierkegaard, que no se haya sometido a una cura kierkegaardiana, carece de ese plus intelectual que el «filósofo impertinente» llamaba seriedad. CARLOS GOÑI. Es filósofo y escritor. Se doctoró en Filosofía por la Universidad de Barcelona con la tesis Tiempo y eternidad en Søren Kierkegaard (1994). Compagina la docencia con una intensa creación literaria. Su obra abarca temáticas diversas como filosofía, historia antigua, mitología o educación, y diferentes géneros: ensayo, divulgación, novela o autoayuda. Entre sus últimas publicaciones, destacan: Crecer en felicidad (2013), Cuéntame un mito (2012), Cuéntame una historia (2011), Ética borrosa (2010), Déjate ser feliz (2010), Las narices de los filósofos (2008), Una de romanos (2007). Junto a su esposa, Pilar Guembe, ha escrito libros sobre educación de los hijos, como Educar sin castigar (2013), Aprender de los hijos (2012) o No me ralles (2007). Ha sido galardonado con el Premio de Ensayo Becerro de Bengoa (2010) y el Premio de Filosofía Arnau de Vilanova (2005).
Para leer bien, y escribir mejor
Iglesia Universal CIUDAD DEL VATICANO.- El Año de la Fe concluyó con una Misa presidida por el Papa Francisco en la plaza de San Pedro. Miles de personas acudieron para participar en la celebración. El Papa destacó que los cristianos deben poner siempre a Jesús en el centro de sus vidas. El Papa agradeció a Benedicto XVI su iniciativa de impulsar el Año de la Fe. A partir del Evangelio del domingo, el Papa explicó que Jesús habla de perdón, no de condenación. Dijo que tal y como Jesús perdona al ladrón crucificado a su lado, así perdona a todos los pecadores. Además pidió a los presentes en la plaza que rezaran una oración especial. CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco señaló, la mañana del lunes, que el Año de la Fe, fue “una ocasión providencial para los creyentes, para reavivar la llama de la fe, esa llama que nos ha sido confiada en el día del Bautismo, para que la custodiemos y la compartamos”. En este tiempo de gracia, hemos podido redescubrir lo esencial del camino cristiano, en el que la fe, junto con la caridad, ocupa el primer lugar. La fe, en efecto, es cimiento de la experiencia cristiana, porque motiva las opciones y los actos de nuestra vida cotidiana. Es la vena inagotable de todas nuestras acciones, en la familia, en el trabajo, en la parroquia, con los amigos, en los diferentes entornos sociales”.
Iglesia de México MÉXICO.- Mons. Jorge Carlos Patrón Wong, nombrado por el Papa Francisco, Secretario de la Congregación para el Clero para los Seminarios, acudió a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe para encomendarse a la Virgen del Tepeyac antes de partir a Roma. En el momento de oración, también pidió por la paz en México y en el mundo, particularmente en los estados de Guerrero y Michoacán; por las víctimas de la violencia y de los desastres naturales; por las familias, los enfermos, los pobres y los migrantes. MÉXICO.- El Cardenal Marc Ouellet, presidió, el pasado 20 de noviembre, la Misa de clausura del Congreso Internacional Guadalupano realizado en México, en la cual destacó eventos importantes ocurridos durante el Año de la Fe -como la elección del Papa Francisco-, y que “nos invitan a confiar en el Espíritu Santo”. Afirmó que el encuentro “Nuestra Señora de Guadalupe, Estrella de la Nueva Evangelización en el continente americano” es “uno de los grandes beneficios del Año de la Fe, que Su Santidad Benedicto XVI convocó y Nuestro Santo Padre Francisco ha llevado a término. MÉXICO.- La Secretaría General de la Conferencia del Episcopado Mexicano, comunica que Su Santidad Francisco se ha dignado nombrar Obispo de CIUDAD LÁZARO CÁRDENAS al Rev. Pbro. Armando Antonio ORTÍZ AGUIRRE al presente Párroco de San Maximiliano María Kolbe, Arquidiócesis de León. Mons. Ortíz nació el 17 de febrero de 1952 en Guanajuato, Gto. Estudió en el Seminario Conciliar de León. Ordenado Sacerdote el 17 de junio de 1977. Realizó la licenciatura en Filosofía Universidad Gregoriana.
Iglesia Potosina SAN LUIS POTOSÍ.- Se está llevando cambios de vicarios en las parroquias pertenecientes a la arquidiócesis potosina, teniendo lugar durante el mes de noviembre y diciembre. Parte de la dinámica de estos movimientos sacerdotales ha sido la ordenación de siete nuevos sacerdotes y ante la necesidad de algunos cambios ya previstos por el Sr. Arzobispo Don Jesús Carlos Cabrero.
No sospechaban nada
Por Pbro. Darío Martín Torres Sánchez
37 Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. 38 En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; 39 y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. 40 De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. 41 De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada. 42 Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. 43 Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. 44 Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada” (Mt 24, 37-44).
V
ivir siempre preparados, vivir en vigilancia constante, es el mensaje reiterado de Jesús al hablar de su parusía. “PARUSÍA” es un término que aparece en distintos escritos del Nuevo Testamento, pero de los evangelios sólo en Mateo. Su significado básico es “venida”, “llegada” o “presencia”. El uso típico del Nuevo Testamento de esta palabra, sirve para describir la segunda venida de Jesucristo como juez del mundo, una venida gloriosa inesperada de cuyo tiempo y hora nadie sabe.
Las cuatro veces que San Mateo emplea este término lo refiere específicamente a Jesucristo, todas en el capítulo 24, como parte del discurso escatológico (en los versículos 3, 27, 37 y 39). El uso de este término es de notarse, dado que este mismo discurso aparece en los otros dos evangelios sinópticos, pero ninguno de ellos (Marcos y Lucas) emplean dicho término. Esto revela un interés particular de San Mateo que, junto con San Pablo, es quien más emplea este término.
Es notorio pues que, de los cuatro evangelios, únicamente san Mateo emplee este término “Parusía”, mismo que aparece un total de 24 veces en el Nuevo Testamento, pero seis de ellas se refieren a la venida, llegada o presencia de personas comunes, como 1Co 7,7 donde se habla de la “parusía” de Tito, es decir, de su llegada y de su presencia.
Hemos de notar que “Parusía” equivale al tér-mino latino “adventus”. San Mateo, aún cuando habla de la parusía como segunda venida, al emplear este término sugiere la idea de la presencia constante de Jesús, pues parusía también significa comúnmente presencia. Para comprender esto, es importante recordar la gran inclusión de su evangelio, lograda por el título que recibe el recién nacido: “Emmanuel” (Dios con nosotros) al inicio del evangelio y la
promesa del Resucitado a sus apóstoles al final del mismo, cuando les da la encomienda misionera universal: “yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin de los tiempos”. Aquí notamos el interés de san Mateo de moderar una escatología inminente, propia de las comunidades primitivas que gritaban “Ven, Señor Jesús”, acentuando la presencia constante de Jesús en la comunidad. De esa manera, sin eliminar el discurso escatológico de Jesús y la certeza de su segunda venida, el término “Parusía” le sirve a san Mateo para que no se pierda la idea de la presencia constante de Jesús en la comunidad cristiana; no obstante, insistirá en la vigilancia, en vivir preparados y, sobre todo, en la responsabilidad; de hecho, San Mateo será más específico que los otros evangelistas, en lo que se refiere a la segunda venida de Jesús, concretamente al incluir en su evangelio el juicio de Jesús sobre las naciones al final del capítulo 25.
Fiesta Patronal en la
Parroquia de San Judas Tadeo Al “Santo de los Imposibles” se le veneró en el Fracc. Zacatecas
Por LCC Angélica Maldonado Morales
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con nuestras palabras, pensamientos, acciones, actitudes; y el ejemplo de San Judas, nos debe forta-lecer y animar a seguir al Señor y caminar según sus preceptos y su Evangelio”.
Fue recibido por el Pbro. Rafael Carrizales Morales, quien agradeció su visita, pues sin duda, viene a fortalecer y enriquecer la fe de sus fieles.
“Debemos examinar nuestra conciencia con toda humildad y sinceridad, porque a veces nos da por juzgar, actuar injustamente, maldecir y condenar. También hay quiénes se alaban a sí mismos”. Ana-licemos nuestra manera de proceder y de actuar para que sea acorde a los Mandamientos del Señor.
e veneró a San Judas Tadeo, en el Fracc. Zacatecas.
Nuestro Pastor, Jesús Carlos Cabrero Romero, presidió la solemne concelebración Eucarística, emitiéndoles una homilía dejándoles frutos espirituales.
Nuestro Sr. Arz. afirmó: “Pidamos a San Judas Tadeo que nos ayude a superar las tentaciones internas y externas, porque el maligno se nos mete y como serpiente quiere envenenarnos para que actuemos mal, y quiere que caigamos en tentación. Pidámosle al “Santo de los Imposibles” que nos ayude a vivir como HOMBRES NUEVOS, siguiendo a Cristo como él lo siguió. Indicó que San Judas significa: “El que alaba siempre a Dios”, y nosotros debemos alabarlo también,
Fiesta patronal en Por Luz Elena González
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“Muchas veces obramos con resentimiento, rencor y deseos de venganza, pero no debemos actuar así”. “Hay que buscar a Dios con humildad, a través del Sacramento de la Reconciliación y la penitencia”. “Llenémonos de la bondad de Dios. Busquemos esos regalos de Dios que nos concede a través de los Sacramentos y no olvidemos que el Señor siempre escucha a los humildes y pecadores”. “Busquemos al Señor para ser libres”.
San Diego
ste 13 de noviembre la Parroquia de San Diego, Municipio de Ríoverde, S.L.P., se vistió de gala para honrar a su Santo Patrón San Diego de Alcalá, con una Concelebración Eucarística presidida por el Vicario Gral. de la Arquidiócesis, Pbro. Benjamín Moreno Aguirre y sacerdotes que acompañaron en esta tradicional fiesta.
necesitados de los cuales es muy conocido el milagro de las rosas; San Diego daba pan a los pobres el cual recogía de los mercados y del mismo monasterio y en una ocasión que llevaba pan a los pobres, un superior le preguntó, qué llevaba bajo su manto, él contestó: rosas, sólo rosas y cuando desplegó su manto cayeron rosas al suelo.
Los fieles acudieron al Templo parroquial, bellamente adornado con olorosas flores, sobresaliendo las rosas tan características de nuestro Santo Patrón, para participar de la Santa Misa.
Se tuvieron las tradicionales entradas de cera de los grupos, movimientos y asociaciones; sobresaliendo la entrada de cera de los charros de la Zona Media, acompañadas de hermosas estampas en los carros alegóricos, danzas, pólvora y música de viento; y por las mañanas Rosarios de Aurora y Eucaristía.
El Padre Benjamín saludó a los fieles y les transmitió un saludo de parte del Sr. Arz. Don Jesús Carlos Cabrero Romero, saludó al Sr. Cura Domingo Tenorio y sacerdotes concelebrantes, al Presidente Mpal. Ing. Alejandro García y su Sra. Esposa y a todos los fieles de la parroquia. Se dio una reseña de San Diego de Alcalá, dando a conocer su humilde vivir que le llevó a la Santidad, sobresaliendo en su vida el amor a Dios y a la Santísima Virgen, el amor a los pobres y
Jóvenes recibieron el Sacramento de la Confirmación de manos de nuestro Pastor el Sr. Arz. Don Jesús Carlos Cabrero Romero. Por la noche hubo serenata y la tradicional quema de un espectacular castillo de pólvora. ¡San Diego de Alcalá, ruega por nosotros!
7 nuevos sacerdotes para la Iglesia Potosina
Los diáconos son presentados al presbiterado, por el Rector del Seminario, al Sr. Arzobispo
“Dios nuestro: derrama sobre estos tus servidores la bendición del Espíritu Santo y la virtud de la gracia sacerdotal
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l Orden Sacerdotal es un sacramento que, por la imposición de las manos del Obispo, y sus palabras, hace sacerdotes a los hombres bautizados, y les da poder para perdonar los pecados y convertir el pan y el vino en el Cuerpo y en la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
El sacramento del orden lo reciben aquellos que se sienten llamados por Dios a ser sacerdotes para dedicarse a la salvación eterna de sus hermanos los hombres. La vocación no consiste en recibir una llamada telefónica de Dios. Si un muchacho tiene buena salud (no es necesario ser un superman ), es capaz de hacer estudios (no es necesario ser un genio), puede vivir habitualmente en gracia, con la ayuda de Dios (no hace falta ser ya un santo), tiene buena intención (no se trata de buscar el modo de ganarse la vida ) es decir, busca su propia perfección y la salvación de las almas, debe preguntarse si Dios le llama al sacerdocio. Hay que pedirle a Dios que haya muchas vocaciones sacerdotales y religiosas, pues hacen falta muchos de ellos. Que Dios bendiga a nuestros nuevos sacerdotes, que afiance su vocación para que sean buenos y santos sacerdotes.
Pbro. Ramiro Hernández Herrera
Pbro. Juan Acosta Rincón
Pbro. Luis Miguel González Zapatero
Pbro. Anastacio Alejandro Reyna Dávila
Pbro. Víctor Manuel Rangel Martínez
Pbro. Luis Esteban Reyes Perfecto
Pbro. Hugo Silva Padrón
DICIEMBRE 01 DE 2013
El Sr. Arzobispo Don Jesús Carlos lleva a cabo la imposición de las manos sobre la cabeza de cada uno de los candidatos al Sacerdocio
Los presbíteros que participan en el rito realizan la imposición de las manos sobre cada uno de los candidatos
Algunos presbíteros colocan la estola en sentido presbiteral a cada uno de los ordenados y les revisten con la casulla
El obispo unge con el Santo Crisma las manos de los ordenados: “Jesucristo, el Señor, a quien el Padre ungió con la fuerza del Espíritu Santo, te auxilie para santificar al pueblo cristiano y para ofrecer a Dios el sacrificio”
P. Ramiro, P. Anastacio, P. Hugo, Don Arturo (Arz. Emérito), Don Jesús Carlos (Arzobispo de S.L.P.), Don Luis (Arz. Emérito), P. Luis Esteban, P. Víctor Manuel, P. Juan, P. Luis Miguel
Yo CREO...y vivo mi FE
La Fe profesada,
celebrada, vivida y rezada
Santa Gertrudis
L
a Parroquia de Santa Gertrudis en Villa Juárez S.L.P. celebró su fiesta patronal, del 7 al 16 de noviembre se llevó a cabo el novenario con motivo de la fiesta, por su Párroco Carlos Flores y su vicario el Pbro. José Eulogio Villanueva. Durante los días de celebración, se realizaron primeras comuniones, más de 150 adolescentes hicieron su Confirmación de manos del Pbro. Benjamín Moreno, también se realizaron matrimonios comunitarios, bautizos y unción de enfermos. El día 16 de noviembre tuvimos la visita de nuestro Sr. Arz. Jesús Carlos Cabrero quien en compañía de los Sacerdotes del decanato celebró la misa solemne de la Fiesta, el Sr. Arz. invitó a los feligreses a seguir el ejemplo de Santidad de Santa Gertrudis y ser como ella fiel al amor de Jesús en la eucaristía y en la constante oración.
Por P. Memo Gil
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emos ido viendo a lo largo del Año de la Fe, que ha concluido con la celebración de Cristo Rey, cómo es importante conocer y profundizar nuestra fe. Para que realmente nuestra fe sea profesada conscientemente, celebrada dentro de la comunidad, vivida cada día, y rezada en nuestra oración cotidiana, hemos intentado ayudar a conocerla mejor para valorarla debidamente. Y es que, en la vida de un cre-yente cristiano, lo más importante es que se crea lo que se dice y hace, que lo crea de verdad. Esto es lo esencial en quien se dice cristiano: que sea una persona de fe. Que pueda decir como San Pablo: “Esta vida la vivo en la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí” (Gal 2,20). La fe debe ser entonces el fundamento de una existencia vivida desde el amor. Como lo resume claramente San Juan en su primera carta: “Nosotros hemos conocido y hemos creído en el amor que Dios nos tiene” (1Jn 4,16). Pues quien ha creído en la verdad de Dios y de su proyecto de salvación, vivirá su existencia orientada y motivada por ese amor. Su vida se caracterizará por ser honrada, responsable, transparente y solidaria. Será una vida que contagie bondad y felicidad. Una vida que vence todos los miedos y encuentra su pleno sentido. Recordemos además, que ya en otros artículos habíamos hablado en qué consiste la fe cristiana y cómo podríamos definirla. Pero dado que se ha celebrado un Año de la Fe, en donde hemos tenido la oportunidad de profundizarla y conocerla mejor, aún parece oportuno poder dejar claro lo
que debe ser la fe para nosotros y qué características tendría. De manera que podemos decir que, la fe cristiana es ante todo, la adhesión personal al Dios cristiano, es decir, al Dios revelado en Jesucristo. En Jesús de Nazareth, Dios se ha dirigido a nosotros, nos ha “hablado” a través de su palabra viva que es su propio Hijo, a nosotros nos corresponde responder y esto es creer en Él. En la Biblia, la fe se presenta como una opción fundamental y un proyecto de vida en los que la persona se entrega a Dios, de alguna manera funda su existencia en Él. Encuentra el sentido pleno, último y definitivo de su vida mediante una relación interpersonal y de confianza con el Dios de Jesucristo. Por los evangelios, la fe se nos presenta como el fundamento de la actuación y ministerio de Jesús. En donde los creyentes descubren claramente la presencia de Dios, gracias a la predicación del Mesías, quien comunica la Buena Noticia del Reino, inaugurado por él mismo. Podemos decir, entonces, que el papel de la fe en nuestra vivencia cristiana es fundamental. Pues la fe abarca a todo el ser humano, una vez que se cree, se debe vivir de acuerdo a ésa fe. Por eso, esencialmente la fe es entrega libre a Dios y a su proyecto de salvación. Además de que la fe nos ayuda a progresar y avanzar en el conocimiento de Dios, y en lo que Dios quiere para nosotros. De aquí la importancia en profesarla, celebrarla, vivirla y rezarla. Ya que gracias a nuestra fe vivimos, nos movemos y existimos.
DICIEMBRE 01 DE 2013
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Una escuela muy dulce
omo –según dice una vieja canción de Cyndi Lauper- las chicas sólo quieren divertirse, y los chicos también, la escuela posmoderna, adaptándose a este afán de diversión general, se ha vuelto más dulzona que nunca. En ella, hoy, las palabras «disciplina», «rigor», «responsabilidad», etcétera, ya no quieren decir nada. Como afirmó alguien una vez, «se trata de viejos resabios de los tiempos antipedagógicos». Hace poco conocí a una maestra que fue demandada ante no sé qué instancia superior por haberse atrevido a llamar la atención en público a una de sus alumnas. «¿Cómo se atreve esa maldita arpía a ridiculizar así a mi hija sólo por no haber hecho la tarea?», dijo la madre sumamente indignada al director del plantel. Luego añadió que se sentía preocupada por los ulteriores traumas que semejante trato podría desencadenar en la psique de su pequeña. Prohibido prohibir, prohibido exigir, prohibido premiar a los mejores para no indignar a los peores.
Los maestros, hoy, ya no saben qué hacer. Están desesperados. Si amonestan, se exponen a una demanda; si no amonestan, se exponen a que el grupo haga lo que le venga en gana. Los alumnos se han
vuelto demasiado susceptibles, demasiado conscientes de sus derechos, y demasiado inconscientes de sus deberes. Ahora bien, como nadie les pide nada –pues los exigentes podrían meterse en un serios problemas con las autoridades civiles o académicas-, la ignorancia campea por las aulas de la escuela posmo-derna con una libertad soberana, o como Juan por su casa. Un famoso diario norteamericano publicó el 11 de julio de 1996 la siguiente noticia: «El 50 por ciento de los estu-diantes de secundaria del Estado de California no supieron responder a la pregunta: ¿Cuál de los siguientes cuatro es un país árabe: México, India, Egipto o Israel?’ ¡Y pensar que México es el vecino del Sur! Pues bien, la mitad de los 2 000 muchachos encuestados no lo sabía; la pregunta, para decirlo
así, los tomaba por sorpresa. En 1979, la periodista española Rosa Montero –hoy novelista de gran éxito- se quejaba así en sus Crónicas bostonianas: «Una estudiante hispanista de la Universidad de Wellesley llamada Nancy Schena realizó una encuesta entre colegiales de primera y segunda enseñanza, de diez a dieciocho años. El objetivo de su estudio era investigar los conocimientos de los jóvenes sobre Latinoamérica, y el resultado fue lo que se dice espeluznante. Los encuestados, incluyendo a los de mayor edad, apenas si eran capaces de nombrar algún país de Sudamérica. Algunos citaron Vietnam o Camboya como naciones centroamericanas». En 1997, el senador democrático Bill Bradley, famoso por sus opiniones liberales, se quejaba de la educación norteamericana en los siguientes términos: «¿Queréis escuchar una noticia espeluznante y fastidiosa? El 95 por ciento de nuestros estudiantes no es capaz de localizar Vietnam en un atlante geográfico. Creo que ha llegado el momento de preocuparnos seriamente». Vietnam, no hay que olvidarlo, es el lugar en el que miles de jóvenes norteamericanos de la generación anterior habían perdido la vida peleando una guerra inútil. Acaso aquellos muertos eran sus padres o sus tíos; pues bien, a los estudiantes norteamericanos de 1997 Vietnam y sus inmediaciones les importaban un pepino. En 1983, un reporte del Departamento de Educación de Estados Unidos, cuyo título era Una nación en riesgo, hablaba ya de «una oleada de mediocridad» que se había ido apoderando poco a poco de casi todas las escuelas del país: «Por primera vez en la historia –decía el informeel nivel educativo de una generación no igualará
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y ni siquiera se aproximará al nivel alcanzado por sus padres... Esta generación se quedará sin saber cosas importantísimas que debería conocer». Una última cita, ahora del novelista Saul Bellow (1915-2005), premio Nóbel de literatura y desilusionado incurable del rumbo que han ido tomado las cosas en materia de educación: «Es un tormento –dijo poco antes de morir- observar a los jóvenes, porque se comprende que no son capaces de hacer estimulante su propia existencia: les falta ambición y fe en un modelo superior. Están en casa solos, frente al televisor, con una charola de comida congelada. En Estados Unidos se crece sin saber escribir correctamente, se desconoce la propia lengua, no se tiene sentido crítico, no se lee y se vive en la esfera pública sólo porque ya no existe el núcleo familiar». «¡Pero se trata aquí únicamente de los Estados Unidos!», dirá quizá más de un lector. ¡Como si los Estados Unidos no fueran, en cierto modo, el termómetro del mundo! Sí, la canción decía la verdad: las chicas sólo quieren divertirse, y los chicos también. Obsérvelos usted en la escuela: no están en ella; andan más bien en otro mundo. ¿En qué mundo? Eso es lo quisiera yo saber. Una vez, en clase, pedí a mis alumnos que leyeran en un cierto libro veinte páginas: de la 30 a la 50. Protestas generales. «¿Tantas?», preguntaban sin poder reprimir el bostezo. «¿Y para qué leer? ¡Oh, es demasiado!». Recuerdo que, en cierta ocasión, uno de mis profesores en el Seminario, el padre David Palomo, vio que un compañero leía con interés un libro de pastas amarillas; lleno de curiosidad, le pidió que le mostrara el título: se trataba de un método de inglés sin esfuerzo que prometía enseñar la lengua de Chesterton en pocos días. El padre Palomo se esbozó una sonrisa y dijo a mi compañero en tono serio: «¿Inglés sin esfuerzo? Tenga cuidado, joven, porque puede quedarse usted incluso sin inglés». Bien, con estas palabras se ha dicho todo. ¿Considera usted necesario decir más?
A río revuelto, ganancia de pescadores
La inundación de San Luis Potosí, en el año de 1933
1a. parte
Por Lic. Ricardo García López
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l título de este artículo me lo inspiró un correo que recibí hace algunos días y que voy a transcribir esperando que las fotografías que llegaron con este mensaje puedan ser reproducidas en nuestro periódico La Red. Los datos que aquí se transcriben, según dice el mismo mensaje, fueron tomados de la revista Alas (órgano oficial de la XII zona militar) No. 132 del 30 de septiembre de 1933 y de una entrevista con el Señor Humberto Morones; los dibujos (gravados) son de J. Guadalupe Posada. He aquí el mensaje: Durante el siglo XX sucedieron muchas cosas en San Luis Potosí que afectaron a la población, pero tal vez la catástrofe más horrenda fue la inundación de 1933, tan grave fue tal situación que pareciera que el pueblo se esfuerza en borrarlo de la memoria de tal manera que en nuestro siglo se confunden fechas y ya nadie recuerda la magnitud del aconte-cimiento. En San Luis Potosí existió la presa denominada La Constancia, más antigua y de menor capacidad que la actual Presa San José, ambas fueron construidas sobre el lecho del Río Santiago, de tal manera que el agua que derramaba la de San José se captaba en la de La Constancia, misma que para la fecha a que nos estamos refiriendo, ya había perdido su nombre original (La Constancia) y se le nombraba: la Contra-presa. Sucedió que en la tarde del día 14 de septiembre de 1933 comenzó a llover torrencialmente y el aguacero no paró durante toda la noche y madrugada del día 15 en que empezó a aminorar la fuerza de la lluvia y sólo cayeron ligeras lloviznas durante el día. Esta situación no impidió que se realizaran los preparativos para la tradicional ceremonia del Grito, que conmemoraba el ciento veintitrés aniversario de la iniciación de la Independencia Nacional. Era viernes, los que no estaban concentrados en la Plaza de Armas se encontraban recogidos en sus respectivos domicilios, muchos ya dormidos antes de las diez de
de objetos entre muebles, piedras, lodo, árboles descuajados y hasta animales y seres humanos. No habían pasado cuarenta minutos de que había iniciado aquella vorágine cuando el general don Francisco Ca-rrera Torres con 200 soldados de caballería, divididos en patrullas, se esforzaban en auxiliar a todos los habitantes de las zonas bajas gracias a esta intervención se logró evitar más muertes. la noche. Faltaban pocos minutos para que dieran las once, que es la hora en que las autoridades del Estado salen al balcón del palacio para llevar a cabo la ceremonia del grito. De repente se oyeron voces fuertes y desesperadas: ¡Se reventó la presa, Se reventó la presa! La gente comenzó a correr a toda prisa rumbo a sus hogares con la esperanza de encontrar sanos y salvos a los miembros de su familia y, en algunos casos, a los que los acompañaban. A los que estaban ya dormidos los despertaban y a los despiertos los apresuraban para que, a imitación de muchas familias, se dirigieran, a toda prisa, rumbo a la Iglesia del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe porque era la zona más alta de la ciudad; a estas horas el agua de la presa ya había llegado al centro de la ciudad en algunos lugares había subido hasta 80 centímetros como todavía en nuestros días lo indican unos clavos colocados en algunos edificios y que son el testimonio mudo y casi olvidado de aquella gran catástrofe. La mayoría de los habitantes de nuestra ciudad ignoran que son y porqué se colocaron esas marcas en diversas partes de la ciudad.
Al amanecer del día siguiente 16 de septiembre de 1933 todo en San Luis Potosí era desolación y muerte, gritos de dolor principalmente por los ba-rrios de Soledad, Tlaxcala y Morales, unos porque no encontraban rastro de sus seres queridos, otros porque los encontraron sin vida, aquello era un escenario horrible que superaba con mucho los pa-sajes de Dante Alighieri pues aunado a las pérdidas humanas se sumaba la destrucción de un gran número de casas y edificios públicos de tal suerte que muchos aseguraban que era la mitad de los edificios de toda la ciudad.
En esa época, en el centro de la ciudad se concentraba la mitad del total de los habitantes de la ciudad y era la altura media entre los barrios aledaños al Río Santiago y al Santuario de Guadalupe. Con las marcas mencionadas podemos imaginar hasta donde llegó el agua en las zonas más bajas, pero, en realidad, el problema no fue la subida del agua, sino que fue una ola voraz que arrasó con todo lo que encontró a su paso, una gigantesca ola que se formó al romperse la cortina de la Presa La Constancia dejando escapar de un sólo golpe 6 millones de barriles de agua. Los primeros habitantes en sufrir el golpe del agua fueron los de la fracción de Morales, después los del barrio de Santiago y luego los de Tlaxcala, el Montecillo y Soledad.
Marca de la inundación en la base de una pilastra de la Casa de la Moneda
Todo el cuerpo de policía se unió a las fuerzas federales para ayudar en este trabajo emergente. En estas operaciones perdieron la vida dos uniformados que trataban de rescatar a varias personas a quienes arrastraba la fuerza de la corriente.
Los barrios más perjudicados fueron los de Santiago y Tlaxcala porque recibieron el embate del agua que venía desde Morales arrastrando una gran cantidad
Clavo que se encuentra en La Casa de la Acción Católica en Independencia, entre Madero e Iturbide; se encuentra a 80 centímetros de altura.Indica hasta donde llegó el agua de la inundación en 1933
Francisco y el programa evangelizador de su pontificado:
Evangelii Gaudium
“L
a alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús”. Estas son las palabras con las que el papa Francisco comienza su primera Exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” (La alegría del Evangelio).
“en lugar de evangelizar” lo que hacen es “clasificar a los demás”. Y también recuerda a quienes tienen un “cuidado ostentoso de la liturgia, de la doctrina y del prestigio de la Iglesia, pero sin preocuparles que el Evangelio tenga una real inserción” en las necesidades de la gente.
En ella el santo padre recoge los trabajos del Sínodo dedicado a “la nueva evangelización para la transmisión de la fe” celebrado del 7 al 28 de octubre de 2012 en el Vaticano. Un programa de pontificado, podríamos decir, ya que a lo largo de los 300 puntos que forman la exhortación, el pontífice habla de su visión de la Iglesia y del mundo, profundizando en ideas que ya ha anunciado durantes estos ocho meses. Francisco expresa su “sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación”.
A las comunidades eclesiales les advierte del peligro de caer en envidias o en celos “dentro del Pueblo de Dios y en las distintas comunidades”. Subraya la necesidad de hacer crecer la responsabilidad de los laicos, mantenidos “al margen de las decisiones” a raíz de “un excesivo clericalismo”. También habla del rol de la mujer, afirmando que “todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia”. Recuerda además a los jóvenes que deben tener “un protagonismo mayor”. Y sobre la escasez de vocaciones en algunos lugares, el santo padre alerta que “no se pueden llenar los seminarios con cualquier tipo de motivaciones”. Por otro lado, el santo padre ha querido recordar que “el cristianismo no tiene un único modo cultural” y que el rostro de la Iglesia es “pluriforme”. Del mismo modo reafirma la “fuerza activamente evangelizadora” de la piedad popular e invita a los teólogos a llevar en el corazón “la finalidad evangelizadora de la Iglesia” y a no contentarse con “una teología de escritorio”.
Al comienzo de la exhortación, el santo padre hace un llamamiento a todos los bautizados para que, con fervor y dinamismo nuevos, lleven a otros el amor de Jesús en un “estado permanente de misión”. Y para realizar esta tarea, Francisco invita a “recuperar la frescura original del Evangelio”, encontrando “nuevos caminos” y “métodos creativos”. Del mismo modo habla de “una conversión del papado” para que sea “más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle” y “a las necesidades actuales de la evangelización”. Sobre las Conferencias Episcopales señala su deseo de que puedan dar una contribución a fin que “el efecto colegial” tenga una aplicación “concreta” que aún “no se realizó plenamente”. Signo de la acogida de Dios es “tener templos con las puertas abiertas en todas partes” para que todos los que buscan no se encuentren “con la frialdad de unas puertas cerradas”. Y “tampoco las puertas de los sacramentos deberían cerrarse por una razón cualquiera”, advierte el santo padre. Deteniéndose sobre los retos del mundo contemporáneo, el Papa critica el sistema económico actual al que denomina como “injusto en su raíz”. “Esa economía mata” porque predomina “la ley del más fuerte”, dice. La cultura actual del “descarte” hace que “los excluidos no son ‘explotados’ sino desechos, ‘sobrantes’”. Del mismo modo denuncia los “ataques a la libertad religiosa” y las nuevas situaciones de persecución a los cristianos. También habla de la importancia de la familia, que “atraviesa una crisis cultural profunda”. E insiste en “el aporte indispensable del matrimonio a la sociedad”. El papa enumera las “tentaciones de los agentes pastorales”: individualismo, crisis de identidad, caída del fervor. Exhorta a “ser signos de esperanza” poniendo en marcha la “revolución de la ternura” y a vencer la “mundanidad espiritual”. El papa dedica unas líneas para hablar de los que “se sienten superiores a otros” por ser “inquebrantablemente fieles a cierto estilo católico propio del pasado” y,
Sobre la forma de predicar, señala Francisco que la homilía “debe ser breve y evitar parecerse a una charla o una clase”, debe saber decir “palabras que hacen arder los corazones”, huyendo de “una predicación puramente moralista o adoctrinadora”. El santo padre indica que “nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social”. Y en la lucha por la justicia, recuerda que “la opción por los pobres es una categoría teológica” antes que sociológica. Por eso indica, “quiero una Iglesia pobre y para los pobres. Ellos tienen mucho que enseñarnos”. Hay un espacio dedicados también a los más débiles, a quienes -el papa recuerda- debemos cuidar: “los sin techo, los toxicodependientes, los refugiados, los pueblos indígenas, los ancianos cada vez más solos y abandonados”, los migrantes, las víctimas de la trata de personas, mujeres que sufren situaciones de exclusión. Y deteniéndose en especial en los niños por nacer, recuerda que “no debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre este tema” y que “no es progresista pretender resolver
los problemas eliminando una vida humana”. Francisco también habla de la paz y explica la necesidad de “una voz profética” cuando se quiere cons-truir una reconciliación falsa que “silencie” a los más pobres mientras “algunos no quieren renunciar a sus privilegios”. Indica cuatro principios para la cons-trucción de una sociedad “en paz, justicia y fraternidad”: trabajar a largo plazo, sin obsesionarse por resultados inmediatos, obrar para que los opuestos alcancen una unidad pluriforme que engendra nueva vida, evitar que la política y la fe se reduzcan a la retórica y aunar globalización y localización.
La evangelización también implica un camino de diálogo que abre a la Iglesia para colaborar con todas las realidades políticas, sociales, religiosas y culturales, recuerda el pontífice. Señala el ecumenismo como “un camino ineludible de la evangelización” y la importancia del enriquecimiento recíproco. Asimismo, el diálogo interreligioso “es una condición necesaria para la paz en el mundo”.Y frente a episodios de violencia invita a “evitar odiosas generalizaciones, porque el verdadero Islam y una adecuada interpretación del Corán se oponen a toda violencia”. Por otro lado subraya que “el debido respeto a las minorías de agnósticos o no creyentes, no debe imponerse de un modo arbitrario que silencie las convicciones de las mayorías creyentes, o ignore la riqueza de las tradiciones religiosas”. Para concluir el santo padre habla de los “evangelizadores con Espíritu”. Ellos son quienes se “abren sin temor a la acción del Espíritu Santo” que “infunde la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia (parresía), en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso contracorriente”. Son evangelizadores que oran y trabajan, conscientes de que la misión es una pasión por Jesús y por su pueblo. Y recuerda a los fieles: “Si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida”. Finaliza con una oración especial a María “Madre del Evangelio”, “porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño”.
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A corazón abierto Iban de camino subiendo a Jerusalén, y Jesús marchaba delante de ellos; estaban sorprendidos y los que le seguían tenían miedo. Tomó otra vez a los Doce y comenzó a decirles lo que le iba a suceder: “Miren que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, y se burlarán de él, le escupirán, le azotarán y le matarán, y a los tres días resucitará” (Mc 10, 32-34)
J
esús anuncia su pasión a los discípulos, Él sabe que su misión es inaplazable. Que su hora del reino está llegando y muy pronto. Esto ocurrirá en Jerusalén, la ciudad santa; la ciudad del santo. Los discípulos parecen no creerlo, se quedan estupefactos, se miran, se interrogan, piensan: ¿Qué querrá decir con esto? Ya Simón Pedro, con Juan y Santiago habían escuchado palabras semejantes cuando al bajar del monte de la transfiguración, Jesús, su Maestro les había dicho que no contaran a nadie nada de lo que habían visto y oído hasta que él resucitara de entre los muertos, pero en aquella ocasión estaban como adormilados y quizá ni entendie-ron ni quisieron recordar aquel evento o en realidad su mente se había oscurecido y aquella ocasión ya no la tenían presente. Y aquí Jesús nuevamente les hablaba de muerte, pero también de resurrección. ¿Qué se pensaban? ¿Que Jesús les hablaba de manera simbólica, que eso de la muerte era una más de sus parábolas? Él siempre les hablaba con misterios. Así que al parecer no le hicieron caso a esta nueva puntada de muerte y resurrección, o bien, quizá ellos pensaron que esto ocurriría pero después de muchos años y no les tocaría ver muerto a su maestro. Se suponía que si era el Mesías no debería morir o al menos no tan pronto. Primero se tenía que estable-cer la soberanía de Israel, que todo debería reinar este Mesías, echar a los romanos con todo y sus tropas lejos, muy lejos. Y después de unos mil años, pues bien podría morir este Mesías. ¿Por qué su maestro les hablaba de vida eterna, de vida sin fin y él quería morir? Eso era totalmente absurdo. No, que la muerte no era verdad, que su maestro bromeaba. Les quería poner a prueba para ver si estaban dispuestos a seguirle a pesar de los peligros. Sin embargo se olvidaban de una cosa: ellos iban a Jerusalén y andaban desarmados. ¿Cómo enfrentarían a los soldados romanos y escaparían a sus espadas? ¿Cómo podrían ellos vencer a los ejércitos del César y entronizar a su maestro? Quizás ellos tenían la mente demasiado infantil o demasiada fe, de tal manera que tal vez pensasen en que su maestro, que podía multiplicar los panes y peces también podría multiplicar las pocas espadas con que pudieran contar, o acaso se imaginaban que en una revuelta Jesús resucitaría a los caídos para que siguieran luchando en contra de los soldados invasores. O, extremadamente, tal vez se
imaginaban que en su entrada a Jerusalén aparecerían miles de legiones angelicales a las órdenes de Jesús para establecer el reino de Israel, al fin y al cabo el Dios de Israel era conocido como el Señor de los ejércitos. No les preocupaba entonces de qué manera, lo cierto es que estaban seguros de que con Jesús todo se podía. Vendría el glorioso arcángel Miguel con sus huestes de nobles guerreros a apoyar a los humanos, a los hijos de Israel en su lucha por la reconquista de la libertad. Si su Dios de los ejércitos sacó a sus antepasados de Egipto sin usar ninguna clase de arma, ¿Por qué no lo haría otra vez mediante prodigios admirables? Jesús no podría morir, si él mismo había declarado ser el Mesías, o por lo menos no lo había negado, entonces ellos estaban aliados con alguien verda-deramente poderoso que tenía en sus manos el triunfo, solamente había que entrar a Jerusalén y todo estaría hecho. Jesús les había abierto su corazón, les había dicho las cosas que le preocupaban, les había hablado de aquello que es verdaderamente esencial. Pero ellos no parecían entender, no mostraban la más mínima preocupación. ¿Y por qué habían de preocuparse? Ellos andaban con Jesús, ellos no morirían. Él los había escogido y ellos sabían que reinarían en Israel, que gobernarían a las doce tribus. Al contrario, ellos estaban demasiado confiados, nada les pasa-ría estando con él. Por otro lado, Jesús les había dicho que sería entregado en Jerusalén en manos de los sumos sacer-dotes y de los escribas; que sería entregado a los que gobernaban el pueblo santo; pero estaba de-mostrado que aquellos eran frecuentemente vencidos por su maestro. ¿Qué podía preocuparles? Su Maestro destronaría también a estos tales, que ni entraban ni dejaban entrar. Sería cosa fácil, ellos con su maestro tenían ganada la partida. Morir tres días no es morir. Su maestro decididamente les hablaba en parábolas, de eso no cabía duda. Ellos tenían miedo. Pero también confianza, esa confianza ciega que da el estar con Jesús, de andar en y con la Verdad, de caminar con el que es Camino y de convivir con el que es la Vida. Además si él era el hijo de Dios entonces no podría morir, ¿Desde cuándo los dioses mueren? Vaya puntadas de su maestro. Morir, decía, y luego resu-
citar. Además, ¿Con qué autoridad los sacerdotes podrían darle muerte? Ellos sacrificaban animales en el templo, pero Jesús era un hombre, y además un profeta. Es cierto que Juan Bautista lo presentó como el cordero de Dios, pero eso debiera ser también alegóricamente, a la vista de todos Jesús era un hombre, no un cordero. Y aun con algo de miedo, algo de preocupaciones por aquello de que su maestro les hablaba casi siempre con enigmas, ellos andaban con él y lo seguían a todas partes; también a Jerusalén, la ciudad de la amenaza de muerte. Aun con eso seguramente no creían tanto aquello de que su maestro debería morir, puesto que Jerusalén era la ciudad de Dios; y si él era el Hijo de Dios, esa era también su ciudad y no podría morir en ella. Ellos lo escuchaban, pero hacían como que no les importaba. O quizá no les importaba todo aquello que él decía; ya les explicaría más tarde. En otro momento, algunos charlaban de negocios, de necesidades, quizá de sus familias o de las aventuras con Jesús; tal vez aun murmuraban acerca de aquel hombre que no quiso unírseles porque tuvo miedo de perder todo su dinero, todos sus bienes. Lo cierto es que los hijos del Zebedeo iban planeando pedir a su maestro un lugar privilegiado cuando llegaran a Jerusalén, ya que estaba cerca el momento de reinar. Uno quería estar a la derecha y el otro su izquierda en su coronación o en su reinado. Y Jesús les hablaba mientras tanto de muerte inminente, de vida sin fin, de resurrección, de la violencia que le esperaba a él ahora que se acercaban a la ciudad de la muerte, a la ciudad de la cruz, a la ciudad del calvario; a aquella ciudad sangrienta que nunca quiso escuchar al Mesías, que nunca aceptó al Ungido del Señor. Quizá Jesús lloraba mientras les decía estas cosas, pero a ellos no les importaba. Total, siempre se las arreglaba su Maestro para salir bien librado de cualquier peligro, de cualquier tribulación. Nada pasaría en Jerusalén, porque con ellos iba el Poderoso de Israel. Pero si hubieran escuchado, si hubieran puesto más atención a Jesús en aquel camino, hubieran comprendido en un momento toda la historia de la salvación. Y no ocurrió así; al contrario; pronto Jesús moriría y ellos comprenderían aquella charla del camino hasta que la resurrección fuera todo un hecho, hasta que el Espíritu Santo les recordara todas las palabras de su Maestro y sobre todo las de aquella tarde.
Palabra de Dios Velen y estén preparados Del santo Evangelio según san Mateo 24, 37-44 En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Así como sucedió en tiempo de Noé, así también sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Antes del diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca. Y cuando menos lo esperaban, sobrevino el diluvio y se llevó a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Entonces, de dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro será dejado; de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será tomada y la otra dejada. Velen, pues, y estén preparados, porque no saben qué día va a venir su Señor. Tengan por cierto que si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. También ustedes estén preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre”. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
Estar preparados
El profeta Isaías nos hacía, en la primera lectura, una llamada a la esperanza porque “el Señor Jesús está cerca”. Y el Señor Jesús nace en Belén. A nosotros hoy ya no se nos invita avivar en nuestra esperanza en la venida del Señor, sino que nos llama a vivir la realidad de aquello que fue esperanza en otro tiempo. Se nos invita a vivir la realidad del nacimiento del Señor Jesús y alegrarnos por su presencia entre nosotros, y preparar nuestro encuentro definitivo con Él. Un encuentro que cambie, en serio, nuestras vidas. El adviento no nos invita a pensar solamente en que el Señor Jesús vino hace años; ni a detenernos a refle-xionar que el Señor Jesús vendrá al final de los tiempos; sino a convencernos que El Señor Jesús viene, se hace actual, en cada momento. Es la presencia del Se vertida. El evangelista San Mateo insiste en la actitud vigilante que debemos tener para que nuestro encuentro con El Señor Jesús sea gozoso. Si la palabra de Dios nos habla constantemente de la venida del Salvador, nosotros debemos “abrir las puertas al Redentor” y vivir bajo la luz del Evangelio con alegría y autenticidad. El adviento nos invita a vivir nuestra vida cristiana, no como mero recuerdo de algo “pasado” ni como la espera del algo “por venir”, sino como “acogida actual” del Señor y compromiso de ofrecer al mundo un servicio de salvación. Pbro. José de Jesús Cruz Rodríguez
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Siete nuevos sacerdotes: frutos del Seminario para la Iglesia Francisco Socorro Bermúdez Camacho, 3° de Teología Sé nuestro amigo en facebook: Seminario Guadalupano Josefino Comentarios: ecos_seminarioslp@hotmail.com
“T
odo sacerdote es tomado de entre los hombres, e instituido a favor de los hombres para las cosas que miran a Dios, para perdonar, para ofrecerse, para consolar. Nadie toma por sí mismo este don, sino el que es llamado por Dios” (Heb. 5, 1-4). En esta descripción del sacerdote, se resumen las características ideales que debe reunir el sacerdote de hoy. Y que deben reflejarse en su desempeño pastoral. El pasado 22 de noviembre nuestra Iglesia Potosina se engalanó con la ordenación de 7 nuevos Sacerdotes, llevado a cabo en la S. I. Catedral de nuestra Arquidiócesis, por “la Imposición de manos y la plegaria de ordenación”, del Señor Arzobispo Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero. “Os daré pastores según mi corazón” (Jr 3,15), expone el profeta de Dios. Estos nuevos presbíteros han escuchado el llamado de Dios y han respondido generosamente, en un ejercicio constante de discernimiento y oración. Hoy son Sacerdotes, para siempre según el orden de Cristo, Sacerdote del Dios Altísimo (cfr. Heb 7,26-28). Sus nombres y sus parroquias son: Pbro. Juan Acosta Rincón de la Parroquia de Santo Domingo, en Santa María del Río; Pbro. Luis Miguel González Zapatero de la Parroquia de Cristo Rey, en la Col. San Luis; Pbro. Ramiro Hernández Herrera de la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción, en Santa María del Río; Pbro. Luis Esteban Reyes Perfecto de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, en Santa María del Río; Pbro. Víctor Manuel Rangel Martínez de la Parroquia de Nuestra Señora de las Mercedes, es en la Col. Industrial Mexicana; Pbro. Anastasio Reyna Dávila de la parroquia de Nuestra Señora del Buen Consejo, en la Col. Garita de Jalisco; y Pbro. Hugo Silva Padrón de la Parroquia de San Antonio Abad, en San Antón de los Martínez. La llamada que Dios hace es una llamada personal, Dios llama a cada uno por su nombre para encomendarle una tarea específica: debe de ser un puente entre Dios y el hombre, ser un mediador ante el Padre celestial, por eso cuando el sacerdote ofrece la Eucaristía, cumbre de la vida del cristiano, ofrece su vida y la vida de todos los que el Padre le ha confiado. “Sí, es cierto que los presbíteros se deben a todos, de modo particular, se les encomiendan los pobres y los más débiles, con quienes el mismo Señor se muestra unido y cuya evangelización se da como signo de la obra mesiánica. Dedíquese también particular diligencia a los jóvenes, lo mismo que a los conyugues y padres de familia. Tengan finalmente, la mayor solicitud por los enfermos y moribundos, visitándolos y confortándolos en el Señor” (PO 6) El mismo Papa Francisco en su homilía del Jueves Santo dirá, “Sean pastores CON OLOR A OVEJA”. Nuestros pueblos necesitan, reclaman la necesidad de ser pastoreados por un verdadero pastor que sienta y viva como el mismo Cristo, “por eso nosotros pastores, le hablamos al hombre y le anunciamos el gozo de verse asumido y enaltecido por el propio Hijo de Dios que quiso compartir con él las alegrías, los trabajos y sufrimientos de esta vida y la herencia de una vida eterna” (DP 169). El sacerdote debe vivir haciendo el bien, como Cristo mismo lo hizo (Hch. 10, 38). Esperamos que estos nuevos Presbíteros, no sólo sean sacerdotes, sino buenos y santos sacerdotes, que huelan a oveja y que sean misericordiosos. Y ustedes, queridos lectores, no olviden que un buen sacerdote y un sacerdote santo se construye a base de oración. ¡Oren mucho por ellos!
Cantamisas de los neo-sacerdotes Llenos de júbilo y entrega a Dios celebraron su Primera Misa
N
uestros siete nuevos Sacerdotes que se ordenaron el pasado 22 de Noviembre del 2013, celebraron su Primera Misa, en la que entregaron el alma a Dios Trino y Uno, por lo que fueron felicitados por sus Párrocos, Sacerdotes Formadores del Seminario Mayor, familiares cercanos y lejanos, amigos, conocidos y fieles laicos de cada una de las Parroquias. Los Neosacerdotes que ofrecieron a Cristo como Víctima, Sacerdote y Altar en su Primera Celebración Eucarística son: Pbro. Hugo Silva Padrón, que celebró en la comunidad rural de Lobos, perteneciente a la Parroquia de San Antón de los Martínez; Pbro. Luis Esteban Reyes Perfecto, celebró en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción en Santa María del Río, SLP; Pbro. Juan Acosta Rincón, presidió la Misa en la Parroquia de Santo Domingo, Estancia de Atotonilco, Santa María del Río, SLP.; Pbro. Víctor Manuel Rangel Martínez, celebró en la Parroquia de Nuestra Señora de las Mercedes, de la col. Industrial Mexicana; Pbro. Anastacio Alejandro Reyna Dávila, celebró en la Parroquia de
Por LCC Angélica Maldonado Morales
Nuestra Señora del Buen Consejo en la Garita de Jalisco; Pbro. Luis Miguel González Zapatero, celebró en la Parroquia de Cristo Rey, Col. San Luis y finalmente Pbro. Ramiro Hernández Herrera, en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, en El Fuerte de Purísima, Santa María del Río, SLP. De manera especial estos Sacerdotes recibieron las felicitaciones de sus progenitores, quienes les dieron la bendición antes de Celebrar su Primera Misa y los ayudaron a vestir el alba, la casulla, el cíngulo y la estola antes de disponerse a celebrar. En cada una de las Cantamisas se dejó sentir el fervor popular y pudimos constatar que la Iglesia de Cristo nunca será destruída, porque el amor, el respeto y la admiración por sus Sacerdotes siempre estará presente. El Rector del Seminario Arquidiocesano Guadalupano Josefino les felicitó a cada uno de ellos y tuvo palabras de aliento y esperanza para su nueva etapa de vida, en la que estarán en plenitud gozosa al servicio de Dios, de la Iglesia que Él fundó y de su Evangelio.
25 de noviembre Pbro. Hugo Silva Padrón, Lobos, Parroquia de San Antón de los Martínez
El P. Hugo celebró su primer Misa en su lugar de origen: Lobos, Tierranueva.
La Cantamisa es uno de los momentos especiales que el Neosacerdote celebra.
La presencia de los hermanos sacerdotes alienta y anima a los recien ordenados.
26 de noviembre Pbro. Luis Esteban Reyes Perfecto, Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, Santa María del Río, SLP
Un signo emotivo es la bendición que dan los papás a sus hijos en su primer Misa.
El P. Luis Esteban, celebrando su primer Misa en su Parroquia de origen.
La fraternidad sacerdotal caracteriza la celebración de la primer Misa (Santa María)
27 de noviembre Pbro. Juan Acosta Rincón, Parroquia de Santo Domindo, Estancia de Atotonilco, Santa María del Río, SLP
El P. Juan acompañado por amigos y familiares camino hacia el templo
Amigos conocidos en la Pastoral, se hacen presentes en las cantamisas
Las familias y cada una de las comunidades hace lo posible por una mejor celebración.
DICIEMBRE 01 DE 2013
Nombramientos de los Neo-sacerdotes en la Iglesia Potosina
Pbro. Juan Acosta Rincón Vicario de la Parroquia del Niño de la Salud y Santa María de Gpe. En Atotonilco, Cd. Fernández
Pbro. Víctor Manuel Rangel Mtz. Vicario de la Parroquia de Nuestra Sra. del Carmen en el Puente del Carmen, Rioverde
Pbro. Anastacio Alejandro Reyna Dávila Vicario de la Parroquia de Miguel Agustín Pro
Pbro. Hugo Silva Padrón Vicario de la Parroquia del Sagrado Corazón en la Col. Morelos SLP
Pbro. Luis Esteban Reyes Perfecto Vicario de la Parroquia de San José en Villa de Zaragoza
Pbro. Luis Miguel González Zapatero Vicario de la Parroquia de Nuestra Sra. del Refugio Cd. Fernández
Pbro. Ramiro Hernández Herrera Vicario de la Parroquia de San Jerónimo en Moctezuma
editorial
De venta en las oficinas de La Red Madero 405, Centro San Luis Potosí Tel. 814.99.43 Pbro. Darío Pedroza Martínez Les hace la cordial Invitación para que lo acompañen a: Celebrar su
50 Aniversario Sacerdotal,
el cual se llevará a cabo el próximo 29 de diciembre. En la Parroquia de La Sagrada Familia. Ubicada en Gral. I. Martínez 325. En punto de las 6:30 p.m. Sacerdotes: Alba y Estola blanca. Muchas gracias.
Av. Constituyentes Poniente # 49 local 3 (Paseo Constituyentes, carretera libre a Celaya)
PREVIA CITA
Col. El Pocito, Querétaro, Qro. Tel. (01 442) 216 99 23 y 196 80 94