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Por qué pedimos a Dios que nos devuelva, lo que nosotros nos hemos quitado
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Por Pbro. Lic. Salvador González Vásquez
Un arte desperdiciado Por Juan Jesús Priego
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La Iglesia está llena de “cristianos derrotados” Vaticano
Padres perdonaron al asesino de su hija Semanario de la Arquidiócesis de San Luis Potosí
¡La fe puede todo!...
Año 6
No. 256
Semana del 19 al 25 de enero de 2014
encomendémonos a Dios, al Señor de la Esperanza
L
os padres de Claire Davis, la joven estudiante de 17 años víctima del tiroteo ocurrido el 13 de diciembre en la escuela secundaria Arapahoe en la zona de Centennial, Denver (Estados Unidos), dijeron durante la ceremonia en memoria de su hija, que perdonan al asesino y pidieron que todas las personas hagan lo mismo. El 13 de diciembre de 2013, Karl Pierson (18), estudiante de la misma escuela ingresó a su centro de estudios en horario de clase portando una escopeta y más de 125 municiones, un machete y tres bombas incendiarias caseras, con el objetivo, según la policía, de agredir a uno de los docentes que lo había sancionado. Pierson empezó a disparar y dos estudiantes resultaron heridos. Claire murió ocho días después por un balazo en la cabeza. Luego de disparar contra la joven, Pierson se suicidó. Michael y Desiree Davis, padres de Claire, señalaron que el joven estaba lleno de “ira, rabia y odio (…) estaba tan cegado por sus emociones que no sabía lo que estaba haciendo”, es por eso que “mi esposa y yo perdonamos a Karl Pierson por lo que hizo (..) y nos gustaría pedirles a todos aquí presentes y los que están mirando (por la televisión) que lo perdonen” y resaltó nuevamente “él no sabía lo que estaba haciendo”, según informó Foxnews.com. El padre de la joven, conteniendo las lágrimas subrayó que “el hombre que disparó a Claire tenía un nombre. Su nombre era Karl Pierson”, haciendo referencia a la disposición de los agentes legales hicie-ron a no llamarlo públicamente por su nombre sino como el asesino. Dijo también que las últimas palabras de su hija fueron “Dios mío, Karl ¿Qué estás haciendo?” y explicó que de esta manera su hija estaba tratando de iluminar la oscuridad emocional que afectaba a Pierson.
“La Iglesia está llena de cristianos vencidos”, cristianos “convencidos a medias”. En cambio “la fe todo lo puede” y “vence al mundo”, pero se requiere el coraje de encomendarse a Dios.“El hombre o la mujer que tiene fe se encomienda a Dios: ¡se encomienda! Pablo, en un momento oscuro de su vida, decía: ‘Yo sé bien a quién me he encomendado’. ¡A Dios! ¡Al Señor Jesús! Encomendarse: esto nos lleva a la esperanza. Así como la confesión de la fe nos lleva a la adoración y a la alabanza de Dios, el encomendarse a Dios nos lleva a una actitud de esperanza. Hay tantos cristianos con una esperanza con demasiada agua, no fuerte: una esperanza débil. ¿Por qué? Porque no tienen la fuerza y el coraje de encomendarse al Señor. Pero si nosotros los cristianos creemos confesando la fe, y también custodiando la fe, y encomendándonos a Dios, al Señor, seremos cristianos vencedores. Y ésta es la victoria que ha vencido al mundo: ¡nuestra fe!”.
Domingo 19 de enero de 2014
Un nuevo comienzo… Después del puente “Guadalupe-Reyes” volvemos a las actividades cotidianas para retomar nuestras res-ponsabilidades escolares y laborales, en el marco de este año 2014, recién estrenado… En estas fiestas de Navidad y Año Nuevo nos han acompañado las bajas temperaturas, el frío y la humedad causada por las lluvias, todo esto nos encamina a encerrarnos en casa y abrigarnos bien al salir a la calle. Muchas personas contraen enfermedades respiratorias (propias de la temporada invernal), y no faltan las voces que alertan acerca de una contingencia sanitaria debido a la alta incidencia de gripe, neumonía, asma e influenza. Es indispensable que todos pongamos en práctica las medidas higiénicas que ya cono-cemos para evitar contagiarnos y contagiar a otros. Este domingo iniciamos el tiempo litúrgico ordinario. Después de la fiesta del Bautismo del Señor, con la cual concluimos el tiempo de Navidad, la Liturgia nos invita a recorrer el camino del Evangelio, contem-plando y escuchando a Jesucristo, para conocerlo, amarlo más y seguirlo mejor. El tiempo litúrgico ordinario es una oportunidad para adentrarnos en el misterio de Cristo de manera reposada y tranquila, dejándonos conducir por Él. Dios quiere que no pongamos obstáculo a su gracia, para que este año nuestro crecimiento en la fe sea definitivo y le de rumbo a toda nuestra vida. El testimonio valiente y decidido de Juan el Bautista, quien señala claramente a Jesús, como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, hace que sus oyentes centren su atención en Jesús y descubran, en aquel hombre que pasa frente a ellos, al Hijo de Dios. Nuestra sociedad necesita que haya muchos como Juan el Bautista, que sean capaces de hablar de Jesús, de señalar caminos para el encuentro con Él, valientes para ser testigos de Cristo en medio del mundo, comenzando por la propia familia y la comunidad donde vivimos. Hoy Jesús espera que cada uno de nosotros, cada bautizado (y, en especial cada lector y lectora de LA RED) seamos capaces de dar testimonio de su vida nueva, de comprometernos con Él en la construcción del Reino de Dios, que incluya y abarque a todos y a todas en el empeño de construir la fraternidad pro-puesta, impulsada y soñada por el Padre de todos. El que anuncia a Jesús no necesita reflectores y flashes de cámaras fotográficas para hacerlo. Basta con que cada uno de los seguidores de Cristo nos decidamos a dar testimonio, con nuestras obras, del amor misericordioso de Dios. Sigamos el ejemplo del Papa Francisco, que está logrando atrapar la atención del mundo entero con su sencillo testimonio de quien sabe vivir la misericordia y expresarla en gestos concretos de cercanía y fraternidad. ¿Se animan ustedes a hacer presente a Jesús, en el ámbito donde viven, de esta manera? Hoy podemos, cada uno de nosotros, ser como Juan Bautista, quien encamina a los demás al descubrimiento y al encuentro con Jesús.
Adaptación Por Pacco Magaña
Esta es la Iglesia Queridos hermanos y hermanas:
¿A qué pensamiento nos remite la palabra templo? Nos hace pensar en un edificio, en una construcción. De manera particular, la mente de muchos se dirige a la historia del Pueblo de Israel narrada en el Antiguo Testamento. En Jerusalén, el gran Templo de Salomón era el lugar del encuentro con Dios en la oración; en el interior del Templo estaba el Arca de la alianza, signo de la presencia de Dios en medio del pueblo; y en el Arca se encontraban las Tablas de la Ley, el maná y la vara de Aarón: un recuerdo del hecho de que Dios había estado siempre dentro de la historia de su pueblo, había acompañado su camino, había guiado sus pasos. El templo recuerda esta historia: también nosotros, cuando vamos al templo, debemos recordar esta historia, cada uno de nosotros nuestra historia, cómo me encontró Jesús, cómo Jesús caminó conmigo, cómo Jesús me ama y me bendice. Lo que estaba prefigurado en el antiguo Templo, está realizado, por el poder del Espíritu Santo, en la Iglesia: la Iglesia es la «casa de Dios», el lugar de su presencia, donde podemos hallar y encontrar al Señor; la Iglesia es el Templo en el que habita el Espíritu Santo que la anima, la guía y la sostiene. Si nos preguntamos: ¿dónde podemos encontrar a Dios? ¿Dónde podemos entrar en comunión con Él a través de Cristo? ¿Dónde podemos encontrar la luz del Espíritu Santo que ilumine nuestra vida? La respuesta es: en el pueblo de Dios, entre nosotros, que somos Iglesia. Aquí encontraremos a Jesús, al Espíri-
tu Santo y al Padre.
El antiguo Templo estaba edificado por las manos de los hombres: se quería «dar una casa» a Dios para tener un signo visible de su presencia en medio del pueblo. Con la Encarnación del Hijo de Dios, se cumple la profecía de Natán al rey David (cf. 2 Sam 7, 1-29): no es el rey, no somos nosotros quienes «damos una casa a Dios», sino que es Dios mismo quien «construye su casa» para venir a habitar entre nosotros, como escribe san Juan en su Evangelio (cf. 1, 14). Cristo es el Templo viviente del Padre, y Cristo mismo edifica su «casa espiritual», la Iglesia, hecha no de piedras materiales, sino de «piedras vivientes», que somos nosotros. El Apóstol Pablo dice a los cristianos de Éfeso: «Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por Él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantado hasta formar un templo consagrado al Señor. Por Él también ustedes entran con ellos en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu» (Ef 2, 20-22). ¡Esto es algo bello! Nosotros somos las piedras vivas del edificio de Dios, unidas profundamente a Cristo, que es la piedra de sustentación, y también de sustentación entre nosotros. ¿Qué quie-re decir esto? Quiere decir que el templo somos nosotros, nosotros somos la Iglesia viviente, el templo viviente, y cuando estamos juntos entre nosotros está también el Espíritu Santo, que nos ayuda a crecer como Iglesia. Nosotros no estamos aislados, sino que somos pueblo de Dios: ¡ésta es la Iglesia!
El Papa hoy
El Papa a padres y padrinos de niños bautizados: La mejor herencia es la fe
El Papa Francisco exhortó a sus padres y padrinos a tomar conciencia que la mejor herencia que les pueden transmitir es la fe. Señaló que “Jesús no tenía necesidad de ser bautizado, pero los primeros teólogos dicen que con su cuerpo, con su divinidad, con su bautismo bendijo todas las aguas para que las aguas tuvieran este poder de dar el bautismo”. Edición Pbro. Antonio Torres Moreno
Fundado por el Arz. Emérito Don Luis Morales Reyes
Luz Elena González Luis Enrique López Vázquez La RED no necesariamente apoya la publicidad de nuestros anunciantes.
Concilio Vaticano II
Libertad y familia C
Por P. Juan José Torres Galván
ada familia, bajo la dirección de los padres, tiene derecho a ordenar libremente su vida religiosa doméstica. Sólo ellos pueden determinar la forma de educación religiosa que se ha de dar a los hijos, según sus convicciones religiosas. La autoridad civil debe reconocer el derecho de los padres a elegir con libertad las escuelas o centros educativos, sin imponerles directa o indirectamente gravámenes injustos. Se violan los derechos de los padres de familia si se obliga a sus hijos a asistir a lecciones escolares que no corresponden a su convicción religiosa, o si se les impone un sistema único de educación que excluya la formación religiosa. El bien de la sociedad consiste primordialmente en el respeto de los derechos y deberes de la persona humana. Al poder público le compete la obligación de proteger y promover los derechos humanos. Por tanto, debe asumir la protección de la libertad religiosa de todos los ciudadanos por medio de leyes justas. En caso de que un determinado grupo religioso sea especialmente reconocido en la legislación jurídica de la sociedad, al mismo tiempo se debe reconocer y respetar el derecho a la libertad religiosa de todos los ciudadanos y de los otros grupos religiosos. La autoridad civil debe velar para que la igualdad jurídica de los ciudadanos jamás sea lesionada por motivos religiosos, ni que se establezca entre ellos alguna discriminación. El poder público cometería un abuso al imponer a los ciudadanos, por la violencia o el terror, la aceptación o el rechazo de cualquier religión; o impedir que alguien ingrese o abandone una determinada comunidad religiosa. Cuando se llega a usar la fuerza para eliminar o cohibir la religión en todo el género humano, en alguna región o en un grupo determinado se violenta gravemente la voluntad de Dios y los derechos de la persona, de la familia y la sociedad. El derecho a la libertad religiosa se ha de ejercer en la comunidad humana bajo el principio de la responsabilidad personal y social. La sociedad tiene derecho a protegerse contra los abusos que puedan darse bajo pretexto de la libertad religiosa. Debe reconocerse al ser humano el máximo de libertad y no debe restringirse sino cuando sea necesario y en medida que lo sea. El Concilio exhorta a los educadores para que se esmeren en formar personas que amen la genuina libertad, para que, obedeciendo el orden moral y respetando a la autoridad legítima, juzguen con criterio propio a la luz de la verdad y ordenen sus actividades de manera responsable, secunden todo lo verdadero y justo, y se asocien gustosamente con los demás en su acción. La libertad religiosa debe también ordenarse y servir para que los seres humanos actúen con mayor responsabilidad en el cumplimiento de sus propios deberes dentro de la sociedad. (Referencia de lectura: Dignitatis Humanae, 4-8)
Domingo 19 de enero de 2014
¡No tengan miedo!
¿Es que Cristo está dividido? E
(1Cor. 1, 1-17)
stamos celebrando la “Semana de oración por la unidad de los cristianos”. Tradicionalmente, la Semana de oración por la unidad de los cristianos se celebra del 18 al 25 de enero. Estas fechas fueron propuestas en 1908 para cubrir el periodo entre la fiesta de san Pedro y la de san Pablo.
Aunque sabemos que la unidad la debemos de buscar durante todo el año, esta semana tiene como objetivo intensificar no sólo las oraciones sino también nuestras actitudes para lograr la unidad de todos los cristianos. Aunque hay todo un material para esta celebración, me gustaron algunos elementos que comparto con ustedes para tener en consideración de una manera personal, y desde esta óptica, contribuir a la unidad de todos los cristianos. Testimoniar celebrando la vida: Nuestro camino hacia la unidad de los cristianos se arraiga firmemente en nuestra fe común en la resurrección de Jesucristo; celebramos no sólo la vida que Dios nos dio sino también la nueva vida que nos ofrece de una vez por todas por la victoria de Jesús sobre la muerte. Demos testimonio de nuestra fe común manifestando nuestra preocupación por toda la vida humana. La vida es el don que Dios nos hizo, la conservamos y celebramos, y especialmente damos testimonio de que Él, en su amor benévolo, nos dio la vida. Dar testimonio compartiendo nuestras experiencias: Compartir nuestras experiencias personales es una manera poderosa de dar testimonio de nuestra fe en Dios. Escucharnos mutuamente con respeto y con atención nos permite encontrar a Dios en la misma persona con la cual tenemos este intercambio. La vocación de Jeremías nos ofrece un testimonio que señala la llamada de Dios al profeta (Jr. 1, 4-8). Debe compartir lo que ha recibido para que así los hombres entiendan la Palabra de Dios y fundamenten en ella sus existencias. Dar testimonio con atención: Crecer en la fe es un planteamiento complejo. A veces no es fácil percibir el amor de Dios que se nos revela en nuestra vida diaria y en nuestras distintas experiencias. Si nos sumergirnos en nuestras actividades, corremos el riesgo de no ver lo que realmente está bajo nuestros ojos. Como los dos discípulos Emaus, tenemos una opinión parcial sobre la verdad, y pensamos a veces conocer la realidad e intentamos explicar nuestra visión de las cosas a los otros. En el mundo de hoy, estamos invitados a percibir la presen-
cia de Dios en todos los acontecimientos sorprendentes o improbables de nuestra vida. Dar testimonio celebrando la herencia de la fe: Todos tenemos una enorme deuda de gratitud hacia los que nos han dado la base para nuestra vida cristiana. Son numerosos los hombres y mujeres que, por sus oraciones, su testimonio y sus celebraciones, supieron transmitir la fe a las generaciones siguientes. Nuestra madre que nos enseñó a persignarnos, nuestra catequista quien nos empezó a hablar de la Historia de la Salvación. Gracias a todos ellos y ellas que han puesto la semilla de fe en nuestro corazón. Testimoniar en el sufrimiento: Durante los últimos años en nuestro país hemos sufrido olas de violencia que han sembrado mucha incertidumbre, aunque nuestro Estado de San Luis Potosí no está exento de hechos lamentables, causan estupor tantas noticias de eventos que han salido del alcance del Estado de Derecho, como lo que ocurre en Michoacán, en Guerrero, en Tamaulipas etc. La realidad del sufrimiento es algo de lo que habla con fuerza el profeta Isaías: “Él es mi ayuda” (Is 50, 5-9), donde nos recuerda que Dios no renuncia nunca a ver la humanidad sufriente. Los cristianos en búsqueda de la plena unidad manifiestan su solidaridad hacia aquellos que se enfrentan en la existencia con situaciones trágicas de sufrimientos. Dar testimonio fiel según las Escrituras: Los cristianos tenemos el privilegio de descubrir la Palabra de Dios en la lectura de las Santas Escrituras y la celebración de los sacramentos. Por la escucha fiel a la proclamación de las Escrituras y la lectura fervorosa de la Biblia, podemos abrir nuestro corazón y nuestro espíritu para acoger la Palabra misma de Dios. Jesús prometió a sus discípulos que enviaría el Espíritu Santo para que comprendieran la Palabra de Dios y guiarlos hacia la verdad completa. Dar testimonio por la esperanza y la caridad: Los cristianos tenemos el reto de seguir creyendo que, si no vemos ni sentimos la presencia de Dios, sabemos que Dios está con nosotros. Las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad nos ayudan para poder testimoniar que con la fe, podemos ir más allá de nuestras propias capacidades.
+Jesús Carlos Cabrero Romero Arzobispo de San Luis Potosí
Esperamos tus comentarios y sugerencias en: laredsemanario@yahoo.com
Nuestra historia
San Sebastián Martír
y su devoción en San Luis Potosí
¿Por qué pedimos a Dios que nos devuelva lo que nosotros nos hemos quitado?
H
Por Pbro. Lic. Salvador González Vásquez
D
emos recibido muchas cosas sin haberlas pedido, y tal vez por eso no las hemos valorado. Y entre todo lo que hemos recibido, tenemos lo más grandioso que es el don de la vida. El don de vivir, se nos dio sin aviso y sin consulta, ya que antes no existíamos para ser consultados.
De su nacimiento coinciden en afirmar sus biógrafos que fue en Narbona (Francia) en el año 256, pero su educación se desarrolló en Milán al norte de la península italiana. En el ejercicio de su vocación militar se afirma que cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios paganos por considerarlos idolatría. Como cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitando y alentando a otros cristianos encarcelados por causa de su religión. Acabó por ser descubierto y denunciado al emperador Maximiano (amigo de Diocleciano), quien lo obligó a escoger entre poder ser soldado o seguir la suerte de todos aquellos que se decían discípulos de Jesucristo.
Dios da el don de la vida. Y junto con este, nos regala otro don muy importante, que es el de ser libres. La libertad es tan maravillosa como la vida, porque una vida sin libertad, no es vida.
El santo mártir escogió seguir a Cristo. Decepcionado, el emperador le amenazó de muerte, pero Sebastián se mantuvo firme en su fe. Enfurecido, le condenó a morir asaeteado. Los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste, y lanzaron sobre él una lluvia de saetas, dándolo por muerto. Sin embargo, sus amigos se acercaron y, al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana llamada Irene esposa de Cástulo, que lo mantuvo escondido y le curó las heridas hasta que quedó restablecido.
El hombre es descuidado y poco previsor, y lo que más descuida es su libertad; con mucha facilidad nos volvemos esclavos de personas y cosas. Cuando el hombre pierde libertad, va minando también su vida. Y acaba culpando a Dios de lo que el mismo ha descuidado y perdido.
Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma, pero Sebastián se negó rotundamente. Se presentó ante el emperador, quien, desconcertado, lo daba por muerto, y le reprochó enérgicamente su conducta por perseguir a los cristianos. Maximiano mandó que lo azotaran hasta morir, y los soldados cumplieron esta vez sin errores la misión, tirando su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián. El año de la muerte de éste heroico mártir fue en el 288.
Con mucha frecuencia, el hombre culpa a Dios de sus propias faltas, y es justo por esa tendencia a reflejarse en los otros. Las personas creen que lo que es competencia del hombre, es un asunto de Dios. El hombre culpabiliza a Dios de sus propios errores.
Por Pbro. Lic. Rubén Pérez Ortiz
e las noticias que tenemos más fidedignas del santo mártir todas concuerdan en que fue un soldado del ejército romano y del emperador Diocleciano, quien -desconociendo que era cristiano- llegó a nombrarlo jefe de la primera cohorte de la guardia pretoriana imperial.
El culto a San Sebastián es muy antiguo y está muy extendido; es invocado contra la peste y contra los enemigos de la religión, y además es llamado “el Apolo cristiano” ya que es uno de los santos más reproducidos por el arte en general. Llega a San Luis Potosí su culto gracias a la importante Orden Religiosa de los Agustinos quienes eran –tal como lo dice Martínez Rosales en su delicioso libro “San Sebastián del Potosí”-, los doctrineros de los naturales de ésta zona de la naciente ciudad y quienes tienen onda vinculación con la espiritualidad del santo de Hipona al exclamar a Dios con el Cantar de los Cantares: “Heriste mi corazón (4,9) y se representa el suyo transido con flechas, composición que asimila a San Sebastián flechado y a quien en correspondencia, se aplican las palabras de un salmo “tus saetas se han clavado en mí” (37,3), así mismo como la fachada del templo guarda un testimonio agustino, tal como lo afirma el Dr. Alfonso Martínez. Una especial relación tiene también la minería en San Luis Potosí en una época de bonanza con las pujantes minas donde se encontraba así mismo el cinabrio, bermellón o sulfuro de azogue (mercurio) tal como en Perú se había nombrado patrono del mineral que ayudaba a la fundición de la plata. Tal como es patrono San Sebastián con Santa Prisca del mineral de Taxco. En 1823 se habla de la Cofradía para celebrar al santo patrono y en cierto modo autofestejarse y “honrarse así mismos”.Nuestra S.I. Catedral en 1866 lo había nombrado patrono de la Dedicación de la misma. El 20 de enero de 1907 el Ilmo. Sr. Montes de Oca mecenas del arte en San Luis Potosí consagró el Altar de la Catedral con la imagen yacente del Santo Mártir obra de Tito Tadolini copia de la existente en la iglesia de San Sebastián en Roma de Giorgetti y ahí se colocaron las reliquias del mártir tal como lo afirma el obispo poeta en su Edicto diocesano de la Consagración. Como sabemos el ideal de todo cristiano es ser otro Cristo. Y qué mejor que desde los comienzos de un pueblo –como fue nuestro caso-, contemplar el carácter heroico y valiente de un joven que da testimonio de su fe invitaba a sus ciudadanos a vivir con fidelidad la fe aún en las pruebas más abrumantes tal como Cristo, Varón de dolores y al extremo de la entrega total hasta dar la vida tal como lo hizo el mártir-militar.
La vida y la libertad nos fueron encomendadas, es decir, necesitamos tener constante cuidado de esos dones, porque siempre están en peligro de perderse. Por eso decimos que lo que Dios da, el hombre con facilidad lo quita.
El hombre proyecta su vida en la de los demás; pensamos que lo que somos y hacemos, también los demás lo hacen y son.
Las personas en desgracia, suelen decir que Dios las ha abandonado, y esa expresión no es más que proyectar en Dios el abandono humano; no es Dios el que abandona al hombre, son los hombres los que se alejan de Dios. Y el hombre no percibe su abandono, hasta que empieza a sufrir los estragos de su lejanía. No cabe duda que el hombre es muy absurdo; le pide a Dios que no lo abandone y le conceda siempre la salud, y el mismo hombre es quien se descuida, y termina alejándose del Dios. Lo más recomendable sería pedirle a Dios que nos cuide de nosotros mismos, y que nos libre de nuestro ego. Una vida abandonada en manos humanas corre mucho peligro. Cuando nos dedicamos a confiar solamente en nosotros mismos, entonces sí que estamos perdidos. La vida se nos dio para cuidar de ella, no para derrocharla en cualquier motivo. Por tanto, la vida esta sujeta a cuidados intensivos; hay que hacer revisión periódica del alma, y chequeos constantes del espíritu. Pero no sabemos como cuidarnos, por eso lo más importante en el cuidado de la vida, es no alejarse de Dios. El único que sabe como cuidarnos, es solamente el Señor. Por tanto, antes de culpar a Dios por lo que perdimos, hay que pedirle perdón por lo que hemos descuidado.
Construyendo Adiós Guadalupe Reyes un hogar
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2da. parte
Por Pbro. Lic. Héctor Colunga colunga46561@hotmail.com
Por P. Kino
Q
ueridos lectores: En las dos ediciones pasadas, he estado hablando del proyecto que tiene “Grupo Fraternidad Héctor Colunga Rodríguez” de construir una casa hogar para adultos mayores. está cargada de años y con un ¿Por qué hacer cúmulo de enfermedades.
una casa hogar?
E
s famosa la celebración Guadalupe Reyes, y no precisamente por la búsqueda de santidad, sino por la búsqueda de distracciones, fiestas, y todo lo que el cuerpo aguante. Pero, ¿qué hace de especial este tiempo ansiado por más de uno? -Es un tiempo pésimo para iniciar la dieta, ya que los tamales, atole, buñuelos, están a la orden del día, y quedamos con barriga de 13 meses de embarazo al concluir este periodo. -Es tiempo de gastar el aguinaldo, en regalos, comilonas, bebidas etílicas, en una palabra, es momento de darle vuelo a la hilacha, hasta que el cuer-po, el salario y el aguinaldo aguante. -Es tiempo de unas merecidas vacaciones, que nos ayudan a relajarnos del estrés laboral. Un viaje no cae mal, de perdido a Mexquitic o a Pozos. -El inicio de año para algunos también es tensión, nuevos impuestos, continuación de gasolinazos, y lo único que no sube proporcionalmente es el salario. -Tiempo de propósitos que no pocas veces quedan en el olvido a la segunda semana de enero. -Al comenzar el año, los supersticiosos barren la calle, se visten con choninos rojos o amarillos, se comen doce uvas, salen a dar la vuelta a la manzana con un veliz. Podría seguir mencionando varios acontecimientos en este maratón Guadalupe – Reyes. Pero, ¿dónde quedó lo Guadalupano? Tal vez más de uno no se encomendó a la morenita del Tepeyac a través del santo rosario, pero no dejó plantada ninguna fiesta, pues a la gorra ni quien le corra. ¿Y los Reyes?, pues los magos que visitaron a Jesús, ofreciéndole oro (por ser Rey), incienso (por ser Dios) y mirra (por ser Hombre), pasaron desapercibidos, y los que llegaron tal vez fueron los reyes magos mexicanos, cuyos nombres son: malhechor, gastar y va a asaltar, pues la violencia y el consumismo, están siempre a la orden del día. Lectores de la red y por ende de esta columna, deseo que este año sea mejor, y que Guadalupe Reyes, y luego Reyes Guadalupe, sea de bendiciones. No nos quedemos en la pachanga, esforcemos por ser mejores este año que el anterior. FELIZ 2014.
No hace mucho me encontré con una persona y me cuestionó del por qué hacer un asilo si ya había muchos; le dije que ciertamente había, pero unos no estaban al alcance del presupuesto de los que pueden pagar y otros, aunque sean muy económicos o para menesterosos, tienen una serie de requisitos, que si no los cumples no pueden ingresar a esa institución, por ejemplo, se debe hacer un examen médico y psicológico y que sean favorables. En ningún asilo te reciben personas que estén enfermas. Además, no deben de ser cuarteles con normas rígidas, sino que debe de haber cierta flexibilidad en las reglas y el trato tiene que ser digno, con calor humano y que la estancia sea como su propia casa. Por eso “Grupo Fraternidad”, tiene en mente un espacio que responda a todas las necesidades de las personas de avanzada edad, y para esto, necesitamos por un lado el terreno que está en vías de donación y empezar a construir y por otro, requerimos personas de buena voluntad y gran corazón para que con su servicio voluntario se unan a esta loable acción. Se pretende formar un grupo de amigos de todos los niveles sociales que se denominará “voluntarios fraternos” para que en los días y horas posibles de la semana, den atención, cuidado y cariño en la casa hogar, también en las casas particulares, donde hay muchas personas solitarias que no tienen con quién platicar, ni quién les haga un favor; nuestro servicio se tiene que extender a muchos cuya vida
¿Para qué hacer una casa hogar? Hay un pensamiento que tomé de un libro que con gusto les comparto y da respuesta a la pregunta que se me hace. Benditos sean aquellos que excusan mi torpeza al caminar y la poca firmeza de mi pulso. Benditos los que comprenden que ahora mis oídos mucho se esfuerzan para escuchar lo que me dicen. Benditos aquellos que se dan cuenta de que mis ojos están empañados y limitado mi sentido del humor. Benditos los que disimulan el que alguna vez derramé el café sobre su mesa. Benditos los que se detienen a charlar conmigo por unos instantes y escuchan con interés lo que les digo. Benditos los que excusan mis olvidos y nunca me dicen: eso ya me lo habías contado. Benditos los que me permiten evocar recuerdos felices del pasado que me hacen sentir querido y respetado y que no estoy solo en el mundo. Benditos aquellos capaces de comprender lo difícil que me es hallar fuerzas para sobrellevar mi cruz. Benditos aquellos que de vez en vez se acuerdan de hacerme algún obsequio por sencillo y pequeño que éste sea. Benditos aquellos que con su amor me ayudan a esperar tranquilo y sonriente el día de mi partida. Esa es la razón por la cual “Grupo Fraternidad” pretende lo que pretende. Para mayores informes de este proyecto y algunas actividades al 8 12 45 55 (Arzobispado), con su servidor. Hasta la próxima
Hagámonos de palabras
La ambición, nuestra ambición jamás
“Ontológicamente la inferioridad es el proyecto de ser salvado por los otros […] de dejar que los otros decidan por nosotros” Emilio Uranga
N
Proclamar el Evangelio de Jesús a todos
U
Por: José Antonio Martínez Ortiz
n segundo elemento: el día de Pentecostés, Pedro, lleno del Espíritu Santo, se pone de pie “con los once” y “en voz alta” (Hechos 2,14), “con confianza” (v. 29) anuncia la buena nueva de Jesús, que dio su vida por nuestra salvación y que Dios lo resucitó de entre los muertos. Este es otro efecto de la acción del Espíritu Santo: el coraje de proclamar la novedad del Evangelio de Jesús a todos, con franqueza, en voz alta, en todo tiempo y en todo lugar. Y esto ocurre incluso hoy para la Iglesia y para cada uno de nosotros: del fuego de Pentecostés, de la acción del Espíritu Santo, se desprenden siempre nuevas energías de misión, nuevas formas para proclamar el mensaje de la salvación, nuevo valor para evangelizar. ¡No nos cerremos nunca a esta acción! ¡Vivamos con humildad y valentía el Evangelio! Demos testimonio de la novedad, la esperanza, la alegría que el Señor trae a la vida. Escuchemos en nosotros “la dulce y confortadora alegría de evangelizar” (Pablo VI, Exhortación Apostólica Evangelii nuntiandi, 80). Porque evangelizar y anunciar a Jesús nos da alegría. En cambio el egoísmo nos da amar-gura, tristeza, nos lleva hacia abajo. Evangelizar nos lleva hacia arriba. Menciono sólo un elemento, que, sin embargo, es particularmente importante: una nueva evangelización, una Iglesia que evangeliza debe comenzar siempre con la oración, con el pedir, como los Apóstoles en el Cenáculo, el fuego del Espíritu Santo. Sólo la relación fiel e intensa con Dios permite salir de la propia cerrazón y anunciar el Evangelio con fuerza y alegría. Sin la oración nuestras acciones se convierten en vacío y nuestro anunciar no tiene alma, no está animado por el Espíritu. El Espíritu Santo al descender sobre los apóstoles, los hace salir de donde estaban encerrados por miedo, los hace salir de sí mismos, y los convierte en heraldos y testigos de las “grandes maravillas de Dios”. Y esta transformación obrada por el Espíritu Santo se refleja en la multitud que acudió al lugar y que provenía “de todas las naciones que hay bajo el cielo”, porque todo el mundo escucha las palabras de los apóstoles, como si estuvie-ran pronunciadas en su propia lengua. Como dijo Benedicto XVI, hoy la Iglesia “siente sobre todo el viento del Espíritu Santo que nos ayuda, nos muestra el camino justo; y así, con nuevo entusiasmo, estamos en camino y damos gracias al Señor” (palabras en la Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, 27 de octubre de 2012). Renovemos cada día la confianza en la acción del Espíritu Santo, la confianza que Él obra en nosotros, Él está dentro de nosotros. Él nos da el fervor apostólico, nos da la paz, nos da la alegría. Renovemos esta confianza, dejémonos guiar por Él, seamos hombres y mujeres de oración, que dan testimonio del Evangelio con valentía, convirtiéndose en instrumentos en nuestro mundo de la unidad y de la comunión de Dios.
o es mi intención zaherir a ningún ambicioso, ni a los eventuales amigos de estos. Pretendo como es de obviarse explicar una palabra con otra. La lengua nos domina como decía el austriaco del Tractatus logico-philosophicus, no somos más que nuestro lenguaje. Dios mismo, lo es, éste, no se ostentó, se enunció: “Yo Soy”. Mas mi tema es otro. El ambicioso que es un idólatra porque es un ser inferior, según Bartra recupera de Emilio Uranga: “Se es inferior en la medida que se es idólatra”. Esta acción de ambicionar puede entenderse contrapuesta a los visionarios, estos últimos poseen la aspiración de obtener y así proyectarse, en cambio, los ambiciosos son los que esperan del otro su aplauso, el laurel que les haga sentirse alguien, pero lo único que logran es sentirse algo. La ambición incita a ver en los otros un escalón. Personas que sólo utilizan a los demás, al pueblo para sacar provecho, quienes usan la palabra como ardid de convencimiento envolviendo a los otros en sus mentiras, sonríe el día que pide un favor y maldice después de obtener el beneficio. El ambicioso, no está en las calles mostrando su palma sin victoria, ni en los obreros que buscan un mejor futuro. Está en los sistemas, y sus mentores son a la vez sus prac-
ticantes. Esta acción en la antigua Roma, por ejemplo, era menester del candidato (quien vestía con una ropa blanca, cándida) solicitaba votos para ser electo, a éste ejercicio de buscar la aprobación de la ciudadanía se le denominaba: ambitio, (ambicio). La cual pasó a nuestra lengua luego de una prótesis /n/: ambition˃ ambición. Pero el asunto es aún más remoto, en la Grecia antigua, la forma para referir el subir a una nave o subir ante la tribuna, es decir, el status quo, era: αμβαινω (ambeino) igual a: αναβαινο: subir, escalonar sobre algo. Pero en Grecia al igual que, en Roma, tener ambición era para servir al pueblo y no para escarnecerlo. ¡Eso sí!, hay que reconocer que, los sistemas más grandes, tienen a los mejores ambiciosos.
La fiesta de hoy
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ra un soldado romano. Al ingresar en el ejército era ya cristiano; pero tal como iba ascendiendo tenía más libertad de movimiento, por lo que se empleó a fondo en ayudar a los cristianos que eran perseguidos y finalmente sufrían el martirio. Su valentía y generosidad le granjeó importantes conversiones, pero también la ira de Diocleciano, que lo hizo ejecutar atándolo a un árbol y haciéndolo asaetear por los arqueros de Mauritania. Hizo que dejasen allí su cadáver para que fuese pasto de hienas y buitres. Pero fue por la noche a recogerlo una piadosa viu-da llamada Irene, para darle sepultura; y resultó que todavía estaba vivo, por lo que se lo llevó a su casa y le curó las heridas. Una vez repuesto, se presentó Sebastián ante el emperador en la grada del templo de Heliogábalo. Éste, irritado, le hizo apalear hasta que expirase y mandó tirar su cuerpo a la cloaca Máxima. Santa Lucina, una piadosa matrona romana, recuperó el cuerpo en el Tíber y le dio sepultura en las catacumbas. Sus reliquias fueron tenidas en gran estima. La iconografía que lo representa es copiosísima, quizás porque era uno de los pocos temas religiosos que permitían a los artistas recrearse en un cuerpo desnudo. Su fiesta se celebra el 20 de enero.
07 Por Luis Marino Moreno
Como amigo Forrest Gander Sexto Piso, 2013, 136 páginas.
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es es uno de esos escasos seres extraordinarios en el sentido más amplio del término. Desde su accidentado nacimiento parece portador de un destino tan intenso como terrible. Lo mismo inspira fascinación por su gran belleza e inteligencia, que envidia entre sus más íntimos amigos, que disfrutan y padecen de manera constante su magnetismo. Como amigo narra su historia con el sur rural de Estados Unidos como melancólico trasfondo donde él mismo, su amigo y rival Clay, su esposa Cora y su amante Sarah se ven envueltos en una trama de amor y celos, donde todo gira y confluye en torno a Les. El resultado es un libro hermoso y trágico a partes iguales, donde queda de manifiesto en cada página la vocación poética de Forrest Gander, que ha escrito sin duda una pequeña obra maestra. Gander, Forrest FORREST GANDER (1956) nació en el desierto de Mojave y creció en Virginia. Ha vivido en San Francisco, Dolores Hidalgo y Eureka Springs. Estudió geología y literatura inglesa. Es autor de varios libros de poesía, traducciones, ensayos y de la novela Como amigo. Ha recibido las becas NEA, y las de las fundaciones Guggenheim, Howard Witter Bynner y Whiting. Su libro de poesía Core Samples from the World fue finalista del National Books Critic Circle en 2011. Actualmente es profesor en la Universidad de Brown.
Iglesia Universal CCIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco anunció, el domingo pasado, la creación de 19 nuevos Cardenales el 22 de febrero de este año. Los nuevos Cardenales pertenecen a 12 naciones diferentes de todo el mundo. Previamente, el 20 y 21 de febrero, el Santo Padre sostendrá un consistorio junto a todos los cardenales, para reflexionar sobre la familia. Algunos nombramientos causaron sorpresa: El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, dijo que la selección de cardenales para Haití y Burkina Faso, que figuran entre las naciones más pobres del mundo, refleja la atención especial de Francisco hacia los desfavorecidos como parte de la misión de la Iglesia. CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco criticó el aborto por ser una evidencia de la “cultura del desecho” que se deshace de la comida igual que de la gente y aseguró que esa mentalidad es una amenaza a la paz mundial. Francisco también pidió mayor respeto a los migrantes y denunció la persecución hacia los católicos en Asia, África y el Medio Oriente en su análisis de crisis mundiales presentado a los diplomáticos acreditados ante la Santa Sede. “No podemos ser indiferentes ante aquellos que sufren hambre, especialmente los niños, cuando pensamos en cuánta comida se desperdicia todos los días en muchas partes del mundo inmersas en lo que a menudo he llamado ‘cultura del desecho’’’, señaló Francisco. CIUDAD DEL VATICANO.- En la fiesta del bautismo del Señor, el Papa Francisco bautizó a 32 niños recién nacidos, o de pocos meses, normalmente hijos de empleados vaticanos. Un abrazo ideal a todos los niños del mundo, que iluminó la solemnidad de la Capilla Sixtina, repleta de padres, padrinos y otros invitados, quienes saludaron y presentaron sus bebés al Santo Padre. El Papa recordó a los progenitores que “tienen que trasmitir la fe a estos niños”, esta es “la mejor herencia”. “Estos niños son el anillo de una cadena. Ustedes traen a estos chicos para el bautizo, después de unos años, ellos traerán un hijo, o un sobrino a bautizar y ésta es la cadena de la fe”, explicó. ROMA.- La Prefectura de la Casa Pontificia informó en un comunicado que desde la elección del Papa Francisco el 13 de marzo pasado, más de 6.600.000 fieles han participado en los diversos encuentros con el Santo Padre. Según las cifras, en las audiencias generales participaron 1.548.500, personas, en las audiencias especiales estuvieron 87.400 personas. Asimismo, en las celebraciones litúrgicas en la Basílica Vaticana y en la plaza de San Pedro estuvieron presentes 2.282.000 de fieles, Ángelus y Regina Coeli otros 2.706.000.
Para leer bien, y escribir mejor
Iglesia de México
MÉXICO.- Con el lema “Profundizar y compartir el sentido de la Nueva Evangelización en México” se llevo a cabo el IX ENCUENTRO VICARIOS EPISCOPALES DE PASTORAL, del 8 al 10 de enero. El objetivo de dicho encuentro fue el de «Retomar el objetivo de la XCVI Asamblea Plenaria de la CEM y dar herramientas para que las Diócesis lo hagan operativo de acuerdo a sus circunstancias pastorales teniendo en cuenta los ejes transversales y la interlocución Provincias-Comisiones Episcopales».
Iglesia Potosina
SAN LUIS POTOSÍ.- Este 17 de enero, fiesta de San Antonio Abad, Don Arturo Antonio Szymanski celebró un cumpleaños más de vida. Don Arturo quien fuera Arzobispo de San Luis Potosí del 1987 al 1999 y quien en su momento ordenó a una gran parte del Presbíterio Potosino, ha deseeado permancer en tierras potosinas y, desde entonces ha celebrado con sacerdotes y amigos cada uno de los acontecimiento de su vida como ha sido su consagración episcopal y su cumpleaños que para esta ocasión le felicitamos por sus noventa y dos años de vida. Que Dios le siga bendiciendo en su vida: Felicidades.
Un cordero para la cena Por Pbro. Darío Martín Torres Sánchez
29 Al día siguiente, Juan vio acercarse a Jesús y dijo: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. 30 A él me refería, cuando dije: Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo. 31 Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que él fuera manifestado a Israel». 32 Y Juan dio este testimonio: «He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre él. 33 Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre el que veas descender al Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo” 34 Yo lo he visto y doy testimonio de que él es el Hijo de Dios»” (Jn 1, 29-34).
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uan vio acercarse a Jesús. Esta es la primera escena donde aparece Jesús en el Evangelio de Juan. Este primer pasaje no se interesa en lo que Jesús diga o haga, sino en lo que se diga de él.
Después del solemne prólogo con su carga teológica extraordinaria, pasamos a lo “ordinario” aunque en realidad en este evangelio, el de san Juan, nada sea ordinario. En el texto del evangelio de hoy nos encontramos con las primeras palabras sobre quién es Jesús. ¿No será de capital importancia lo primero que se diga de Jesús? Por algo se dijo primero. Esta primera revelación está en labios de Juan, el cual señala a Jesús identificándolo como el “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.
Siendo la Pascua la fiesta judía mayor, la cual poseía como signo fundamental la cena de un cordero sacrificado, hace muy significativo el hecho de que a Jesús se le llame “el cordero de Dios”. Esto anuncia algo realmente nuevo. El verdadero cordero pascual, el Cordero de Dios, es Jesucristo. El Cuarto Evangelio, el de san Juan, en gran parte está diseñado en base a la lógica del reemplazo. La cual consiste en mostrar que Jesús supera y reemplaza todas las mediaciones del Antiguo Testamento, en las cuales se apoyaban los judíos para mantener la comunión con Dios. De modo especial las festividades litúrgicas, con toda su simbología, serán reemplazadas con bastante claridad por Jesús. Lo que dichas instituciones ofrecían ya no es necesario, pasa a ser caduco, puesto que Jesús lo ofrece en plenitud. Esto será abordado paso a paso por el cuarto evangelista. De esa manera, el título de Jesús como “Cordero de Dios”, es el punto de partida del cuerpo de este evangelio (digo del “cuerpo” porque el prólogo tiene lugar aparte). Siendo punto de partida, entonces es una referencia mayor. De hecho esta afirmación encuentra claridad y cumplimiento cuando Jesús es sacrificado en la cruz, puesto que en el calendario empleado por este mismo evangelio, Jesús muere, a la misma hora del sacrificio del cordero que serviría para la cena pascual judía. De tal manera que, desde el principio de este evangelio, Jesús aparece reemplazando al cordero de la pascua judía, cuya sangre tiene fuerza purificadora, libra de la muerte, y cuya carne es alimento.
Se celebró la Epifanía del Señor Adoremos a Jesús con cada acto realizado
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l pasado Domingo 05 de Enero del 2014, se celebró la “Epifanía del Señor”, es decir, la manifestación de Cristo ante los Santos Reyes Magos, hombres sabios provenientes de oriente, que le ofrecieron oro, mirra e incienso.
Nuestro Señor Arzobispo convivió en el
comedor de la esperanza Por LCC Angélica Maldonado Morales
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l Comedor de la Esperanza, programa de la Pastoral Social-Caritas de la Arquidiócesis de San Luis, recibió a Don Carlos Cabrero.
Como cada año el Comedor de la Esperanza compartió despensas y cobijas, mismas que han sido donadas por bienhechores de Cáritas que cada año tienen su compromiso con los más necesitados. A su llegada el Sr. Arzobispo dijo: “No me aplaudan, yo les debo aplaudir a Ustedes por ser personas de lucha constante por sobrevivir”. Les manifestó: “Gracias a ustedes, a su cercanía, muchos de nosotros podemos tocar a Cristo, porque ese es nuestro compromiso Cristiano: ver el rostro de Cristo en los que sufren hambre, en los que la vida no les brindó las mismas oportunidades que a otros, o que sus circunstancias los alejaron de un proyecto de vida y realización.
Quizá en muchos de ustedes pudiera existir algunos sentimientos negativos por todo lo que han vivido y sufrido, sólo les digo: los que tengamos algo contra Dios algún resentimiento vamos a ponernos en paz con Él. ¡Ánimo!, no se dejen vencer por la tristeza, el desaliento, no están solos. Al término de la Eucaristía invitó a todos a leer la oración “Una sola Familia, alimentos para todos” oración que emitió Su Santidad el Papa Francisco a nivel internacional el 10 de diciembre en todas las Cáritas del Mundo. Oramos a una sola voz así: Te pedimos Señor que a través de Tu sabiduría, inspires a los líderes, empresarios, funcionarios de gobierno, diputados y senadores, así como a todos los ciudadanos del mundo, a encontrar soluciones de caridad para finalizar la hambruna mundial y asegurar los derechos de todo ser humano a tener el alimento. Al final el Sr. Arzobispo entregó cobijas y despensas a cada uno.
Iglesias celebraron con alegría esta Festividad de la Epifanía del Señor y al término de cada celebración Eucarística se levantó al Niño Dios y se le adoró igual que lo hicieron los Magos de Oriente, aunque ya no con oro, incienso y mirra, pero sí con suma devoción, gran alegría espiritual y mucho amor, comprometiéndonos a ser fieles a nuestra fe y perseverante en la misión y la oración. En la S. I. Catedral nuestro Pastor, Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero, motivó a los fieles a seguir a Jesús como nuestra estrella, a que Él ilumine nuestra vida. Es muy importante conocer a Jesús, conocer nuestra propia fe, dejarnos empapar por Su Palabra Divina, a alimentarnos de la Eucaristía, para después darlo a conocer a los demás y que sea también estrella para nuestros prójimos.
Fiesta Patronal y Confirmaciones en la Parroquia de Santo Niño de Atocha
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Por Luis Enrique López Vázquez
l pasado día 6 de enero se llevó a cabo la fiesta patronal en honor a Santo Niño de Atocha y Confirmaciones en la colonia Praderas del Maurel perteneciente al municipio de Soledad de Graciano Sánchez, SLP. En presencia de decenas de jóvenes, padrinos y feligreses se celebró la Sagrada Eucarística de manos de nuestro pastor Jesús Carlos Cabrero Romero acompañado del padre Gilberto Alvarado Martínez. A pesar de las inclemencias del tiempo los feligreses se mostraron firmes en permanecer en la Santa Misa y escuchar el mensaje de nuestro pastor, el cual dio una reflexión acerca de los Reyes de Oriente, quienes por fe y guiados por una estrella se aventuraron en búsqueda del Rey de Israel. Nuestro pastor también mencionó que a imitación de los reyes regalemos amor, paz y caridad a Jesús. Invitó a los recién confirmados a llevar en este tiempo a los necesitados esos regalos de Caridad, siendo así portadores nuevos del Evangelio de Cristo. En la Sagrada Eucarística se contó con la presencia del presidente municipal de Soledad de Graciano Sánchez el Lic. Ricardo Gallardo Cardona quién se vio contento por el acontecimiento. Muchas felicidades y que Dios bendiga a los nuevos confirmados que han de representar la luz de Cristo en cada uno de sus hogares.
La devoción se originó en Antioch, y San Lucas el Evangelista fue el escultor de la primera imagen del Niño de Atocha y su madre, la Virgen. De este modo, es posible que la palabra Atocha provenga de Antiochia. La devoción a Nuestra Señora con ese nombre se extendió rápidamente, y en 1162 hubo una hermosa estatua medieval en la Iglesia de Santa Leocadia en Toledo. En 1523, Carlos V de España pagó un enorme templo y ubicó la estatua bajo el cuidado de los Dominicanos. La imagen del Santo Niño era desmontable, y las familias devotas tomaban prestada la imagen del niño cuando una mujer estaba a punto de dar a luz.
Fiesta patronal en Atotonilco
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ste 6 de Enero, en la Parroquia de Atotonilco, Mpio. de Cd. Fernández, S.L.P., celebramos la fiesta patronal del Santo Niño de la Salud, la Eucaristía fue presidida por el Sr. Arz. Don Jesús Carlos Cabrero Romero y concelebrada por los sacerdotes que acompañaron al Sr. Cura Salvador Rivera Mtz.
El Sr. Arzobispo se dirigió a la comunidad para saludar en primer lugar a los sa-cerdotes y a los peregrinos que de diferentes partes de la República Mexicana acuden a agradecer los favores recibidos por el Santo Niño de la Salud por los favores recibidos; saludó a los jóvenes que se van a confirmar, a los Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión que se van a instituir, así como a todos los fieles presentes y ausentes para que el Niño de la Salud les colme de
Por Luz Elena González
bendiciones. Celebremos la solidaridad al estar unidos en este Sacramento en torno al Santo Niño que se manifiesta a la humanidad, gracias por su presencia. Demos gracias a Dios por estar reunidos celebrando esta fiesta, agradezcamos a Padre Dios por esta oportunidad, por tantas cosas que nos da, espirituales y materiales. Les invitó a que sean mensajeros de buenas noticias, jóvenes que van a recibir los dones del Espíritu Santo, Ministros que van a llevar la comunión a los enfermos, seamos esos mensajeros que la Iglesia necesita, llevemos buenas noticias, compartamos un poco de lo que tenemos con quien necesita, seamos mensajeros de paz, de la Palabra de Dios, de ayuda, de solidaridad y sobretodo seamos mensajeros del Amor de Dios.
Domingo 19 de enero de 2014
Centenario de la Fundación de los Misioneros de Espíritu Santo, 1914-2014 Julián Bueno Godoy
Fiesta Patronal en Estanzuela, SLP Por Luis Enrique López Vázquez
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l pasado 12 de enero del presente los feligreses de la localidad de Estanzuela perteneciente al municipio de Mexquitic de Carmona SLP recibieron con afecto a nuestro pastor Jesús Carlos Cabrero Romero para celebrar su fiesta patronal. En compañía del párroco David Orta Colunga, don Carlos dio inicio a la celebración Eucarística felicitando a los feligreses por la fe a la Virgen María en la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe. En su homilía nuestro obispo menciono que la presencia de Jesús esta entre nosotros y significa que estamos llamados a la salvación. Hizo una reflexión también de la festividad del día refiriéndose concretamente al bautismo de Jesús, siendo fundamentalmente su unción y revelación como Hijo de Dios. Con esto invitó a los presentes a reconocernos bautizados y llenos de dignidad por el hecho de ser hijos de Dios. Posteriormente se procedió a la consagración de siete personas para ser ministros extraordinarios de la comunión. Muchas felicidades a la localidad de Estanzuela por su fiesta patronal.
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n el marco de la solemnidad del bautismo del Señor, se llevó a cabo en el Santuario de la Cruz del Apostolado, en Jesús María, municipio de Villa de Reyes, la celebración de los 100 años de la Fundación de los Misioneros del Espíritu Santo. La Misa de acción de gracias, donde estuvieron presentes 9 sacerdotes de dicha congregación, entre ellos el padre superior Fernando Torre M.Sp.S., fue presidida por nuestro arzobispo Don Jesús Carlos Cabrero Romero, quien recordó con cálidas palabras el momento de fundación un 25 de Diciembre de 1914 en la capilla de las Rosas del Tepeyac en el D. F. Don Carlos reconoció el esfuerzo de su fundador el padre Félix de Jesús Rougier y también de la sierva de Dios Concepción (Conchita) Cabrera de Armida. En este mismo contexto hizo hincapié en la gran labor pastoral que realizan los misioneros del Espíritu Santo y en general, las Obras de
la Cruz: “Estas obras nacen de las mismas palabras del Padre, por labios del Señor Jesús, a través de Conchita”. Exhortando a ser conscientes de la res-ponsabilidad que adquirimos desde nuestro bautismo, donde hemos recibido el mismo Espíritu que se posó sobre nuestro Señor en el Jordán, Don Carlos, también agradeció la colaboración que ha tenido el Pbro. Carlos Alejandro González Ibarra M.Sp.S., como vicario para la vida religiosa de nuestra arquidiócesis y al finalizar concedió “como un regalo que Dios les da”, la indulgencia plenaria para todos aquellos que visiten el Santuario de la Cruz del Apostolado los domingos cercanos a la fundación de la congregación. Demos gracias a Dios por los frutos que los Misioneros del Espíritu Santo siguen cosechando para Cristo, y continuemos orando por sus sacerdotes ¡Jesús Salvador de los hombres, sálvalos, sálvalos!
atronales Próximas fiestas p
les hace San Sebastián, La Parroquia de tronal, ón a su fiesta Pa la cordial invitaci lunes abo el próximo, que se llevara ac en s 19 hrs. Ubicada 20 de enero a la stián, ba , Barrio de San Se Constitución 1140 Potosí, S.L.P. 78349, San Luis de la Paz, Nuestra Señora La Parroquia de próxima l invitación a su les hace la cordia o el próxe se llevara acab hrs. fiesta Patronal, qu de enero a las 19 imo, domingo 26 so, re og lk 1215, Col. Pr Ubicada en Av. Sa P. Potosí, S.L. 78370, San Luis
Yo CREO...y vivo mi FE
El pbro. Carlos Jorge García Noyola,
nuevo capellán del templo de San Juan de Dios Por LCC Angélica Maldonado Morales
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l Pbro. Carlos Jorge García Noyola, tomó posesión del Templo de San Juan de Dios de la Zona centro de nuestra ciudad capital.
Acudieron los fieles a presenciar la entrega del templo como capellán por parte del Vicario General, Mons. Antonio Martínez Cano. Sacerdotes y laicos que lo acompañaron en esta Santa Misa, lo felicitaron por su nuevo nombramiento, deseándole que Dios para que lo bendiga, fortalezca, guíe e ilumine en esta nueva encomienda eclesiástica. Fue un momento emotivo cuando se le entregó el acta constitutiva que lo hace Capellán de este templo de San Juan de Dios y a Nuestra Señora del Rosario. ¡¡¡Muchas Felicidades P. Carlos Jorge!!!
Vivir alegres
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Por P. Memo Gil
amos a iniciar ahora unas reflexiones que nos ayuden a tener una actitud positiva ante la vida desde la fe. Nuestra vida debe regirse siempre por valores y actitudes que nos ayuden a ser congruentes con lo que pensamos y creemos. De ahí que nuestro actuar corresponda en consecuencia de lo que llevamos en nuestro interior. Y, sobre todo, para nosotros como cristianos, ése actuar debe corresponder a los valores que desde el Evangelio deben regir nuestra vida. Así nuestras actitudes ante la vida, corresponderán a actitudes de fe que ofrecen sentido a nuestra existencia. Y para iniciar estas reflexiones nos parece oportuno hablar sobre la alegría. Debemos primero que nada ser realistas y reconocer que no es fácil vivir con alegría y optimismo aquello que a cada uno nos ha tocado vivir. Como tantas cosas en ésta vida, también a ser alegres se aprende. Que oportuno sería que la preocupación constante de padres de familia y educadores, fuera la de ayudar a cambiar las actitudes negativas y derrotistas, por otras más positivas y entusiastas. La alegría de vivir, debe llevarnos a compartir alegremente la existencia con otros. Ésta debe ser una tarea fundamental en la educación en los valores. Y es que la alegría de vivir se descubre a través de la autoestima, del disfrute de las pequeñas cosas que están a nuestro alcance. Así poder vivir siempre plenamente alegres se desarrolla una actitud positiva ante lo pequeño y ordinario de la vida. Se logra de ésta manera vivir con alegría y optimismo, y se le da sentido no sólo a la vida, también al dolor, a la muerte, buscando en definitiva la trascendencia en todo. Pero hay que constatar siempre que la alegría, no es cosa fácil. La alegría nace de la paz interior, de una conciencia tranquila, del deber cumplido, de un amor verdadero, de la confianza en Dios. La persona amargada, triste, desesperanzada de la vida, sufre incluso porque ve a los otros alegres, y deseará que no lo sean. Es quien muchas veces es infeliz y se dedica a hacer infelices a los demás. La persona alegre, por el contrario, goza con la alegría de los otros, los anima en sus triunfos y comparte su felicidad. Con ésta actitud da testimonio de alegría evangélica, aquella que nace de vivir según el espíritu de las Bienaventuranzas. Esta persona se siente dichosa por saberse amada por Dios, y considera los sufrimientos y situaciones difíciles que deba vivir como gracias de parte de Dios. Por eso, sale fortalecida de las pruebas y con una alegría renovada. Es así como la persona alegre tiene su corazón abierto a la generosidad, sabe darse a los demás, trata siempre de aliviar las necesidades de sus semejantes y no espera recompensas ni agradecimientos. Al actuar así, demuestra su fortaleza interior y su madurez en la fe. Cuando esta actitud es el eje de su vida, es alguien que no genera conflictos y minimiza las contrariedades. Se trata de alguien con quien da gusto convivir y es muy agradable su trato en todo momento. Entonces, este vivir alegres corresponde a la esencia del verdadero cristiano, quien debe hacer vida la alegría de saber que su Señor está vivo, glorioso y resucitado. Y ante esto no hay tristeza que pueda amargar la existencia.
Un arte despiadado Domingo 19 de enero de 2014
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ace poco tuve que ir a un museo de arte contemporáneo (yo no quería, pero no hubo más remedio) y, para ser sincero, la experiencia me decepcionó. No supe –ni lo sé ahora- qué significaban aquellos amontonamientos de piedras, de metales informes, de figuras absurdas. Lo que sí recuerdo, y muy bien, es que mientras lo recorría empecé a sentir un sudor frío que no se me calmaba con nada; en realidad, lo que tenía era miedo de dar un mal paso, pues muchas de las obras allí expuestas estaban hechas como de hoja de lata, y esto las convertía en un verdadero peligro para los caminantes. ¡Qué puntas, Dios mío, qué hojas afiladas y largas! «Atención, Juan Jesús –me decía a mí mismo-: recuer-da que estás caminando por una larga trampa. Un descuido y eres hombre muerto».
En el trayecto, es decir, mientras caminaba por las galerías, una señora elegantemente vestida fingía asombrarse ante cada pieza con que tropezaban sus ojos (¡Señor, con que no se tropiece ella!), yo, mientras tanto, en busca de algo mejor en qué ocuparme, hacía todo lo posible por guardar el equilibrio y dominar el bostezo. Al ver a los otros visitantes, me pregunté innumerables veces qué era lo que habían venido a hacer a este lugar. ¿También ellos fueron invitados por unos amigos demasiado insistentes? ¡Cómo deseaba en aquel momento estar cerca de la puerta de salida y fingir un mareo! Diría entonces en voz alta a mis acompañantes: «Perdónenme, señores, pero estoy sufriendo en estos momentos una nada ligera indisposición. Con el permiso de ustedes, me marcho. Adiós». Pero no, nada de esto podía hacer, por desgracia, de modo que no hubo más remedio que seguir adelante. Más que observar las supuestas «obras de arte» (¿qué les veía?), traté de concentrarme en los rostros de mis compañeros de suplicio: ningún arrobamiento sincero, ningún jadeo de emoción. Casi todos dejaban atrás las piezas con la misma indiferencia con que se deja atrás una lata de coca cola tirada en la avenida.
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Tenía razón Paul Virilio, el pensador francés, cuando dijo del arte contemporáneo que era «un arte despiadado», hecho de monstruos y figuras grotescas que hielan la sangre. «Después del arte sacro y del arte profano –escribió en uno de sus libros-, asistimos impotentes, o casi, a la emergencia de un arte profanado... Si el arte predominantemente antiguo todavía era demostrativo, lo que ocurrió hasta el siglo XIX, con el impresionismo el arte del siglo XX se convirtió en mostrativo»: es decir, en una galería de monstruosas e indescifrables exposiciones.
Pero esto no es todo. Además de despiadado, yo diría que el arte, hoy, es también un arte desvinculado. Trataré de explicar esto valiéndome de un ejemplo. Cuando se observa un cuadro de Rembrandt, o incluso uno de Chagall, ya por el hecho mismo de hacerlo con alguna atención, el espectador se siente llamado a vincularse con aquello que éstos representan, o a participar en la escena que describen. Los rostros alargados del Greco o los severos de Velázquez atraen e interpelan: se trata, por decirlo así, de «bellezas que transmite un mensaje» (Amos Oz), y gracias a este acto de contemplación la conciencia es instada a adoptar una actitud interior. Como ha dicho Josef Goldbrunner, un famoso pedagogo alemán, «en todo arte auténtico hay siempre un elemento escatológico; él suscita en el hombre la admiración por la plasticidad de la materia y despierta anhelos de posibilidades más altas». Algo muy diferente sucede, por el contrario, con muchos ejemplares de este arte que por facilidad llamamos contemporáneo. Es desvinculado en el sentido de que no despierta admiración, ni mucho menos ese afán de trascendencia del que hablaba el pedagogo; el arte contemporáneo es un arte que ha renunciado a todo, incluso a aminorar la prisa del transeúnte. Dada la incoherencia de sus formas y lo abstruso de su simbología, el espec-tador renuncia a cualquier tipo de diálogo con la obra y se siente tentado a seguir adelante. ¿Para qué tratar de interpretar las líneas de un cuadro del que nunca podrá estar seguro que no ha sido colgado al revés? Para decirlo ya, es un arte que no interpela, que no quiere robar tiempo al transeúnte ni espacio a la pupila. Cuando, al salir del museo, mi amigo me preguntó qué pensaba de lo que habíamos visto, recuerdo haberle dicho: «Es, para empezar, un arte peligroso. ¡Hubieras visto cómo sudé al recorrer las salas! Temía quedar ensartado en una de esas cuchillas filosas y enanas que había por todas partes. Pero, sobre todo, me da la impresión de que es un arte para hombres apresurados». Con esto creí haberlo dicho todo; no obstante, proseguí: «¿Viste con qué rapidez pasaban todos de una galería a otra? En todo caso, se trata de un arte nacido en la era de la privacidad: está hecho para hombres que no deben ser molestados ni siquiera por la belleza. La belleza crea vínculos y hace llamamientos, pero como hoy nadie quiere llamamientos ni vínculos, este arte no debe ser bello: le está prohibido».
Si es verdad, como afirma Zygmunt Bauman,
el hombre posmoderno es un hombre desapegado, y que desapego significa «huida del sentimiento, de la intimidad verdadera, y refugio en el mundo de las relaciones ocasionales, del divorcio fácil, de las relaciones posesivas»; que
si es cierto que no quiere nada que lo ate, pues detesta las relaciones a largo plazo y prefiere que todo dure hasta que canse o aburra, entonces el arte contemporáneo es un arte hecho a su medida, a su perfecta medida. Un arte, en fin, ante el que se puede caminar de prisa. Mi amigo se sentía culpable por haberme hecho perder una tarde, pero yo le dije que no se preo-cupara, que todo sirve para algo en esta vida. Hoy por la tarde le llevaré este artículo para que vea que aquellas horas, sea como sea, no fueron tiempo perdido…
Motolinía C
uando hablamos de las órdenes religiosas que se establecieron en nuestro suelo potosino, dijimos que: para fortuna de la humanidad existen algunos hombres que llevan gravado en lo más íntimo de su ser un sentimiento de amor al bien, es decir, una inclinación noble y gene-rosa y tan grande que nunca se circunscribe a los mezquinos límites del interés personal sino que esos hombres encaminan todos sus esfuerzos para hacer una realidad el bien común, su meta es el bien de toda la humanidad. En vano el egoísmo, la envidia y la perversidad sacarán las uñas para desgarrar a esos corazones magnánimos, bizarros y animosos; no podrán depositar en ellos el veneno que emponzoña los nobles sentimientos. Las heridas podrán dejar cicatrices pero no serán lo suficientemente hondas como para desenterrar la fértil semilla de virtud que volverá a germinar dando frutos preciosos y abundantes. Uno de esos hombres que acabamos de describir fue Fray Toribio de Benavente, nació en España en 1482 y murió en México en Cañada de Morelos, Puebla en 1569, fue misionero Franciscano e historiador de la Nueva España; dedicó su estancia en nuestra Patria a defender con denuedo los derechos de los indígenas quienes le apodaron Motolinía, vocablo que significa desdichado o pobrecito en la lengua náhuatl, cuya etimología procede de mo (es/se)y tolinía que quiere decir pobre o afligido es decir, el que es pobre o se aflige, esto último con la intención de significar: el que se preocupa por los demás a tal grado que dejó su hogar y su patria para venir a una tierra extraña a fin de cumplir cabalmente con el precepto evangélico Id y anunciad la buena nueva del Reino de los Cielos y bautizad en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. El escritor uruguayo Eduardo Galeano describe, en forma maravillosa, como él sabe, un episodio de la vida de este santo varón en su libro Memoria del Fuego I. Los nacimientos y dice: Fray Toribio de Motolinía camina, descalzo cerro arriba. Va cargando una pesada bolsa a la espalda. Motolinía llaman, en letanía del lugar, al que es pobre o afligido, y él viste todavía el hábito remendado y haraposo que le dio nombre hace muchos años, cuando
¿El gozo del evangelio?
Por Lic. Ricardo García
llegó caminando, descalzo como ahora, desde el puerto de Veracruz. Se detiene en lo alto de la ladera. A sus pies, se extiende la inmensa laguna y en ella resplandece la ciudad de México. Motolinía se pasa la mano por la frente, respira hondo y clava en tierra, una tras otra, diez cruces toscas, ramas atadas con cordel, y mientras las clava las va ofreciendo: -Ésta cruz, Dios mío, por las pestes que aquí no se conocían y con tanta saña se ceban en los naturales. -Ésta por la guerra y ésta por el hambre, que tantos indios han matado como gotas hay en el mar y granos en la arena. -Ésta por los recaudadores de tributos, zánganos que comen la miel de los indios; y ésta por los tributos, que para cumplir con ellos han de vender los indios sus hijos y sus tierras. -Ésta por las minas de oro, que tanto hieden a muerto que a una legua no se puede pasar. -Ésta por la gran ciudad de México, alzada sobre las ruinas de Tenochtitlán, y por los que a cuestas trajeron vigas y piedras para construirla, cantando y gritando noche y día, hasta morir extenuados o aplastados por los derrumbamientos. -Ésta por los esclavos que desde todas las comarcas han sido arrastrados hacia esta ciudad, como manadas de bestias, marcados en el rostro; y ésta por los que caen en los caminos llevando las grandes cargas de mantenimientos a las minas. - Y ésta Señor, por los continuos conflictos y escaramuzas de nosotros los españoles, que siempre terminan en suplicio y matanza de indios. Hincado ante las cruces, Motolinía ruega: -Perdónalos, Dios. Te suplico que los perdones. De sobra sé que continúan adorando a sus ídolos sanguinarios, y que si antes tenían cien dioses, contigo tienen ciento uno. Ellos no saben distinguir la hostia de un grano de maíz. Pero si merecen el castigo de tu dura mano, también merecen la piedad de tu generoso corazón. Después Motolinía se persigna, se sacude el hábito y emprende, cuesta abajo, el regreso. Poco antes del avemaría, llega al convento. A solas en su celda, se tiende en la estera y lentamente como una tortilla.
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Por Lic. Javier Algara
ara muchos, especialmente jóvenes, el título de la encíclica del Papa Francisco -Evangelii gaudium, el gozo del Evangelio- suena a broma pesada. Se preguntan: ¿cuál gozo? Y hurgan inútilmente en sus memorias para encontrar algo en el Evangelio que les haya producido regocijo y alegría. Un joven colega me decía, con tono de desencanto, hablando de Cristo, de la Iglesia y de otros asuntos originados en el Evangelio, que a pesar de haber asistido por años al colegio católico, y a muchas misas, no había encontrado aún algo que lo entusiasmara por la fe cristiana. Se le hace algo totalmente innecesario. Basta ver, remachó mi amigo, la actitud de las personas que van a misa dominical: llegan tarde, salen corriendo del templo en cuanto termina; sus actitudes son memorizadas, sin espontaneidad. Se nota que están ahí a la fuerza. Y aventuraba una explicación: El Evangelio difícilmente puede ser visto como fuente de alegría. ¿Qué alegría puede haber en dejarse matar por los demás? ¿En dejarse insultar? ¿O en ser pobre? ¿En someterse a la voluntad de otro? Con razón, se mofaba mi joven colega, la gente va a misa con cara de pocos amigos. Y afirmaba presumiendo que su vida no había sufrido cambio alguno como consecuencia del Evangelio, excepto, claro, el de no querer saber nada más de Él. Y estaba seguro, me dijo contundente, que pocos cristianos habían notado cambios positivos, regocijantes, en sus vidas debido al Evangelio. El Evangelio, a lo sumo, concluyó, podría verse como una obra literaria digna de estudio, como tantas otras obras de la literatura universal, pero nunca como una fuente de regocijo. Obviamente, la actitud de mi joven colega frente al Evangelio y todo lo que se relaciona con Él es de cerrazón, de estar a la defensiva, de atacar siempre primero. Claro, las caras amargadas con las que muchos de nosotros los cristianos testimoniamos nuestra fe difícilmente invitaron al mundo a regocijarse. Sabemos, afortunadamente, que no todos los cristianos son así. Hay pocos ejemplos, personas en cuyo rostro se detecte el gozo producido de vivir el Evangelio, y por eso su influencia quizás no alcanza a transformar la vida de muchos. Están ahí, sin ir más lejos, Teresa de los Andes, Pier Giorgio Frassati y otros que conforman las camadas recientes de santos, jóvenes ellos también y sobresalientes por su alegría, pero sus vidas son poco conocidas. De vez en cuando se atraviesa momentáneamente en nuestro camino alguien que resplandece de alegría cristiana, pero no bastan encuentros fugaces para que esa alegría se haga contagiosa. La cercanía prolongada de esos alegres cristianos es necesaria. ¿Cómo hacer para que el Evangelio deje ver su alegría, la que debe manifestarse en la vida concreta de quienes creemos en Él? El Evangelio no será fuente de gozo sino hasta que deje de ser un mero texto escrito, un simple acervo de citas famosas, un objeto de investigación académica y se convierta en un encuentro real con la única persona que nos puede liberar del pecado, raíz de nuestras tristezas. ¿No es el pecado la razón por la que entró la muerte en el mundo, y con ella el miedo a morir? ¿No son el egoísmo, la mentira, la calumnia, el hedonismo, el asesinato y otras linduras parecidas una forma de escapar del miedo a la muerte? El Evangelio, la Palabra viva de Dios, Jesús, comienza a hacer su efecto regocijador cuando gracias a cada uno de nosotros - como dice el canto del Benedictus- “libres de todo temor y arrancados de las manos de nuestros enemigos, podamos servirlo en santidad y justicia”. Entonces el dinero, la salud, el tiempo y esas cosas tomarán su justo valor a nuestros ojos y más que causa de preocupación y angustia lo serán de ocupación por el Bien Común y la difusión de la Buena Noticia en la caridad; la liturgia será una experiencia incomparable de reencuentro con el Señor, fuente de alegría; no habrá ratos de mayor serenidad y dicha que sentarse junto al Maestro para escuchar su Evangelio. En nuestro tiempo, escuchar es un arte olvidado. Sobre todo si se trata de escuchar en silencio. Sin estar a la defensiva. Sin parapetarse tras los mil argumentos que la razón nos puede ofrecer para defendernos de los demás. ¿Cómo disfrutar de la alegría del Evangelio si esto sólo es posible escuchándolo desarmados y acogiéndolo en silencio?
Fe y Política
Las consultas ciudadanas (www.desdelafe.com)
Vaticano
La Iglesia está llena de “cristianos derrotados”
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o cabe duda que uno de los instrumentos para la participación del pueblo, en momentos importantes del desarrollo de un país, es la llamada consulta ciudadana. Mas allá de las elecciones políticas para designar gobernantes y legisladores, la consulta ciudadana permite a la sociedad intervenir de manera directa y eficaz en asuntos de gran trascendencia para la vida de todos, propiciando que la misma sociedad asuma su corresponsabilidad en la orientación del Estado y sus instituciones. Son los sistemas totalitarios o los regímenes dictatoriales los que ven con temor este mecanismo democrático. No podemos desconocer que también puede ser mal utilizado por sistemas populistas que manipulan la opinión pública, pero un abuso no descalifica la bondad de un mecanismo político, sino que pide poner reglas claras y procedi-mientos transparentes para alcanzar el objetivo deseado: la expresión auténtica de la opinión pública sobre temas de interés común. En nuestro país esto es algo prácticamente desconocido, pues no estamos acostumbrados a ser tomados en cuenta ni en plebiscitos, ni en referéndums, ni en consultas ciudadanas o populares, no obstante que nuestra Constitución lo contempla en algunas circunstancias; todo queda en manos de un puñado de personas que generalmente responden a intereses partidistas más que al bien de la sociedad. En días recientes, un grupo de partidos políticos han levantado la voz contra una reforma constitucional que viene a cambiar el manejo de los recursos petroleros y la producción de energía en nuestro país. Piden una Consulta Popular en virtud del significado histórico y nacionalista que tiene la explotación de los recursos naturales para la producción de energía. No podemos sino estar de acuerdo que en temas de trascendencia, y en aras de la unidad nacional debemos ser capaces de utilizar estos mecanismos para dar mayor certidumbre a las decisiones. Más aún, sería de igual o mayor importancia pedir la participación social en el tema de la Reforma Educativa, no sólo en lo que se refiere a la superación de los abusos y vicios sindicales, sino, sobre todo, a los contenidos y orientación de los valores educativos. Sin embargo, no podemos dejar de recordar que fue precisamente uno de estos partidos que ahora pide, exige a gritos una consulta, el mismo que autoritariamente se opuso a tomar en cuenta a la ciudadanía en la capital de la República en rubros de mayor importancia para todos, como son los que se refieren a la ley criminal del aborto; a las uniones homosexuales que han afectado profundamente la institución familiar; al respeto a la integridad de lo niños adoptados que tienen derecho a un padre y a una madre, por encima del deseo egoísta de algunas parejas del mismo sexo. En su momento, algunos de estos políticos actuaron con autoritarismo y soberbia, pasando por alto las voces discordantes, insultando y ridi-culizando a sus opositores e imponiendo de forma ofensiva criterios de minorías con el grosero mayoriteo legislativo, en un claro ejemplo de abuso de poder. Esto nos hace ver que la Consulta Popular, como le llama la Constitución, no sólo debe ser un recurso para los partidos políticos, sino también para los ciudadanos, a fin de que de manera organizada puedan tener la capacidad de orientar y definir las políticas públicas en concordancia con los valores de la sociedad y con respeto indeclinable a la dignidad humana de todos.
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que no viven la fe para este año por Redacción
n la ya tradicional misa de Santa Marta, el Papa Francisco, refle-xionando en el texto de la prime-ra Carta de San Juan, advirtió sobre los “cristianos derrotados” los “cristianos a mitad” y recordó que “la fe lo puede todo” y “vence al mundo”, pero es necesario el valor para fiarse de Dios. El centro de la homilía fue el pasaje de la Escritura en la que el apóstol Juan insiste sobre “esa palabra que para él es como la expresión de la vida cristiana”: “permanecer en el Señor”, para amar a Dios y al prójimo. Este “permanecer en el amor” de Dios es obra del Espíritu Santo y de nuestra fe y produce un efecto concreto. El Papa afirmó que “quien permanezca en Dios, quien fue generado por Dios, quien permanece en el amor vence al mundo y la victoria es nuestra fe. Por nuestra parte, la fe. Por parte de Dios -por este ‘permanecer’- el Espíritu Santo, que hace esta obra de gracia. Por nuestra parte, la fe. ¡Es fuerte! Y esta es la victoria que ha vencido al mundo: ¡nuestra fe! ¡Nuestra fe puede todo! ¡Es victoria!” “Y esto sería bonito que lo repitiéramos, también a nosotros mismos, porque muchas veces somos cristianos derrotados. Pero la Iglesia está llena de cristianos derrotados, que no creen en esto, que la fe es la victoria; que no viven esta fe, porque si no se vive esta fe, está la derrota y vence el mundo, el príncipe del mundo”. El Santo Padre señaló que Jesús alabó mucho la fe de la hemorroísa, de la cananea o del ciego de nacimiento y decía que quien tenga fe como un grano de mostaza puede mover montañas. “Esta fe nos pide dos actitudes: confesar y confiar”. Sobre todo confesar, advirtió. “La fe es confesar a Dios, pero el Dios que se reveló a nosotros, desde el tiempo de nuestros padres hasta ahora; el Dios de la historia. Y esto es lo que todos los días recitamos en el Credo.
Y una cosa es recitar el Credo desde el corazón y otra es hacerlo como papagayos. Creo, creo en Dios, creo en Jesucristo, creo… ¿Yo creo en lo que digo? ¿Esta confesión de fe es verdadera o la digo de memoria porque se debe decir? ¿O creo a medias? ¡Confesar la fe! ¡Toda, no una parte! Y esta fe guardarla toda, como llegó a nosotros, por el camino de la tradición: ¡toda la fe! ¿Y cómo puedo saber si yo confieso bien la fe? Hay un signo: quien confiesa bien la fe, y toda la fe, tiene la capacidad de adorar, adorar a Dios”. El Papa subrayó luego que “nosotros sabemos cómo pedir a Dios, como dar gracias a Dios, pero adorar a Dios, ¡alabar a Dios es más! Solamente quien tiene esta fe fuerte es capaz de la adoración”. El Santo Padre añadió: “Yo me atrevo a decir que el termómetro de la vida de la Iglesia está un poco bajo en esto: hay poca capacidad de adorar, “no tenemos mucha, algunos sí…” Y esto “porque en la confesión de la fe nosotros no estamos convencidos o estamos convencidos a mitad”. Por tanto -insistió el Papa- la primera actitud es confesar la fe y guardarla. La otra actitud es “confiarse”. El Pontífice destacó que “el hombre o la mujer que tiene fe confía en Dios: ¡confía!. Pablo, en un momento oscuro de su vida, decía: ‘Yo se bien de quien me he fiado’ ¡De Dios! ¡Del Señor Jesús! Confiar: y esto nos lleva a la esperanza. Así como la confesión de la fe nos lleva a la adoración y a la alabanza a Dios, el fiarse de Dios nos lleva a una actitud de esperanza”. “Hay muchos cristianos con una esperanza demasiado aguada, no fuerte: una esperanza débil. ¿Por qué? Porque no tiene la fuerza y la valentía para confiarse al Señor. Pero si nosotros cristianos creemos confesando la fe, también guardándola, haciendo custodia de la fe y confiando en Dios, en el Señor, seremos cristianos vencedores. Y esta es la victoria que venció al mundo: ¡nuestra fe!”
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Casa de Oración
Llegan a Jerusalén; y entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y a los que compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas y no permitía que nadie transportase cosas por el Templo. Y les enseñaba, diciéndoles: “¿No está escrito: Mi Casa será llamada Casa de oración para todas las gentes? ¡Pero ustedes la tienen hecha una cueva de bandidos!” Se enteraron de esto los sumos sacerdotes y los escribas y buscaban cómo podrían matarle; pero le tenían miedo, pues toda la gente estaba asombrada de su doctrina (Mc 11, 15-18).
Y
Jesús echó fuera a los vendedores del templo de Jerusalén. Estaba el lugar santo poblado de vendedores. El templo no es un lugar de compras y ventas, aunque así lo querían ver los vendedores. De alguna manera ellos creían que prestaban un gran servicio a la sociedad religiosa de Israel ya que le facilitaban las compras de sus ofrendas que presentaban a los sacerdotes. Ellos vendían desde palomas hasta bueyes, los cuales eran presentados a los hombres del culto para ofrecerlos en sacrificio a Yahvé, después de todo, el templo era un lugar de sacrificios ¿no es cierto? y quienes iban a presentar sus ofrendas debían comprarlas en algún lugar; desde luego no vendrían desde sus lejanos poblados cargando un animal de sacrificio; era más cómodo comprarlo en el templo que llevarlo desde casa por los caminos, tan poblados de ladrones. Sin embargo, hubiesen podido los vendedores de animales ofrecerlos a los pere-grinos en las afueras, hacer algo así como “la feria de las ofrendas” en algún barrio cercano y no precisamente en el interior del templo. Por otro lado estaban los cambistas, los que compraban monedas o bien, las cambiaban por una cierta cantidad de dinero, ya que en el templo solamente se podían dar de ofrenda monedas judías, no eran válidas monedas extranjeras como las romanas o griegas; y a Jerusalén llegaban peregrinos judíos que habían emigrado a lugares lejanos o cercanos como Egipto, Tiro, Roma, o cualquier ciudad extranjera y traían sus monedas de aquellos países y para comprar o vender necesitaban cambiar; algo así como nuestras modernas tiendas de divisas. Y todo esto no está nada mal, de alguna manera debían ganarse la vida, sin embargo lo hacían en el templo sagrado, pues así les facilitaban las cosas a los peregrinos y al mismo tiempo se las facilitaban a ellos mismos; ¿para qué ir a otro lugar, si allí era el centro a donde todos llegaban? Sin embargo, la actitud de Jesucristo tal vez iba más lejos, probablemente él en el fondo quería enseñar que los sacrificios hechos al Todopoderoso eran importantes, pero que ni aun eso lo hacían bien los hijos de Israel. Alguna vez Jesús dirá que se llega el tiempo en que a Dios se le rinda culto en espíritu y en verdad (Jn 4, 23-24), no solamente con sacrificios. En otra ocasión Jesús enseñó que el interior es más importante que la ofrenda: “y si habiendo llegado al altar recuerdas ahí mismo que tu hermano tiene algo en
contra tuya, deja la ofrenda al pie del altar, anda primero a reconciliarte con tu hermano y luego ve y presenta tu ofrenda” (Mt 5, 23-24). El sacrificio que se da a Dios tiene que ver con la pureza interior, con la recta intención y con la justicia santa, no se trata solo de ofrendas pecuniarias ni de sacrificios cruentos; a Dios se le agrada no solo con el culto, sino con una vida recta y digna de los hijos de Dios. Al expulsar Jesús a los que compran y venden también les está dando una lección de fe: ¿Y qué son los sacrificios cuando se tiene el corazón vacío? ¿Puede el sacri-ficio borrar la iniquidad y la inclinación al pecado? ¿Puede uno realmente limpiar su alma mientras ofrece sacrificios en el templo? Y, lo más importante: el templo es un lugar sagrado, es el lugar santo, el lugar del culto, de la alabanza, de la oración. El templo es el lugar de la reconcilia-ción y del encuentro con Dios, pero los judíos lo habían convertido en un gran mercado. Unos se enriquecían mientras otros expresaban su religiosidad. Muchos de los sacrificios que se ofrecían en ese lugar sagrado eran de reconciliación, de pureza, de acción de gracias, de alabanza; pero, ¿realmente tenían ese espíritu o se trataba solamente de actos legales (de la Ley de Moisés) para estar en paz con Dios, para no deber nada, para calmar los nervios o asegurarse la justicia? Entonces ellos entendían demasiado cómodamente esta ley y sus preceptos rituales: se pecaba, se faltaba a la caridad y solamente se ofrecían sacri-ficios y era suficiente. Se manchaba el alma otra vez y se volvían a ofrecer sacrifi-
cios. Y la pureza se alcanzaba legalmente. Pero la verdadera pureza es de otro orden, el orden sobrenatural, el orden espiritual, el verdadero orden. El sentido de los sacrificios no es meramente legal. La gracia ocurre cuando ofrecemos; lo malo estaba entonces en la pobre intención de convertirse y la enorme ambición de alcanzar la justicia mediante actos de religiosidad. En diferentes ocasiones Jesús critica estas costumbres judías a veces tan vacías de sentido, como aquello de las tradiciones de los judíos de lavarse las manos hasta el codo todo el día y al regresar del mercado y antes de comer y purificar los vasos y demás utensilios domésticos por tradición y no por devoción verdadera (Mt 23, 13-33). Actos a veces carentes del recuerdo del significado, solamente repetidos de generación en generación y heredados y enseñados de padres a hijos, pero sin llegar a lo esencial de aquellas prácticas culturales. Y Jesús sabía que la verdadera religión del judío era la de amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo, por eso llega a enseñar a sus discípulos más cercanos un mandamiento nuevo, más grande y más perfecto: ámense unos a otros como yo los he amado (Jn 13, 34). No cabe duda que los judíos necesitaban demasiado sus prácticas, al estar desprovistos de amor, lo suplían por sus religiosidades, sus largos ayunos y sus sacrificios rituales. La verdadera religión es el amor. Y Jesús expulsa a todos los que desvirtúan el sentido del templo, a todos aquellos que lo profanan con sus gritos, con sus pregones de ofertas y descuentos, con sus ventas al dos por uno y con los cambios de monedas.
Ellos habían olvidado que este es el lugar del encuentro de los hombres con Dios, que era una casa de oración y no de compraventas. Y él sabía que los judíos no entenderían ni su acción ni sus razones. Ellos después de estos acontecimientos, siguieron profanando el templo santo. Y no solamente ese templo de piedra sólida y bella, no solamente ese lugar de los altares y de los atrios, sino el verdadero templo donde habita el Padre: su propio cuerpo. Sí, los hijos de Israel profanaron su cuerpo cuando a Jesús lo sometieron a juicio, cuando lo entregaron a Pilatos y cuando lo enviaron a crucificar en medio de ladrones; sí, de ladrones, como aquellos que en el templo de piedra hacían sus negocios infames. Pero los verdaderos discípulos entendieron esta lección y, quizás a pesar que, después de Cristo los hijos de Israel siguieron usando el templo según sus costumbres mercantiles, ellos se reunían en ese templo para orar (cf. Act 2, 42-47). Que los templos sean todos los días lugares de encuentro personal con Cristo vivo. Que lo único que deseemos nosotros sea ver al Señor en los sacra-mentos, que los templos sean para nosotros lugares de oración, de dialogo con Dios; que allí encontremos la gracia y esa sea nuestra única intención: que al acercarnos a los altares del único Dios verdadero nos entreguemos a la contemplación del Santo. Que recordemos que este es el lugar del amor de Dios, donde nos reunimos los que nos amamos, los que queremos ver y sentir el amor divino; los que queremos vivir cerca del cielo.
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Palabra de Dios
Éste es el cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo
Del santo Evangelio según san Juan 1, 29-34 En aquel tiempo, vio Juan el Bautista a Jesús, que venía hacia él, y exclamó: “Éste es el cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo he dicho: `El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo´. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua, para que él sea dado a conocer a Israel”. Entonces Juan dio este testimonio: “Vi al Espíritu des-cender del cielo en forma de paloma y pasarse sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: `Aquel sobre quien veas que baja y se posa el Espíritu Santo, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo´. Pues bien, yo le vi y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios”.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Alegría por la misión
Este domingo se comienza con las lecturas del tiempo ordinario. La liturgia tiene mucho cuidado de indicar un puente entre los domingos para transmitir el mensaje dominical. Como el domingo pasado se celebró el bautismo de Jesús ahora escuchamos el testimonio de Juan el Bautista sobre Jesús. Como siempre hay una interrelación fuerte entre la primera lectura, que habla del siervo que va a ser luz de las naciones, el Evangelio, que describe a Jesús como el Cordero de Dios y el salmo 39 que proclama “Aquí estoy, para hacer tu voluntad”. Este fragmento forma parte del capítulo introductorio de Juan que se compone de dos partes: Una del numeral 1 al 18 y otra del 19 al 51. El texto expresa el primer testimonio de Juan sobre Jesús y subraya con toda claridad la superioridad de Jesús respecto del bautista. Hoy tenemos que confesar la verdad de Jesús que es verdadero Dios y verdadero hombre y que está sobres falsos redentores y mesías. La lectura de este domingo nos cuestiona sobre el concepto de Misión. La Iglesia se encuentra en estado de misión permanente. Hoy se nos alerta sobre el compromiso de la evangelización ante el hecho de la increencia y de los alejados. Con frecuencia se tiene un concepto muy pobre de la misión, no es un simple acto celebrativo o superficial. Así como Juan está al servicio de Jesús y le prepara el camino, así nosotros estamos al servicio de la misión que es: 1. Presentar a Jesús. Es el gran testimonio de Juan que en forma pública y sin temor a sus discípulos pro-clama que Jesús es el verdadero Cordero de Dios. Hoy los creyentes tenemos el compromiso de confesarnos creyentes sin temor y hablar con valentía y convicción. 2. Testimoniar. Solamente se puede comunicar la palabra y confesar libremente a Cristo, cuando hay una verdadera experiencia de vida y se ha tenido un encuentro de vida con Jesús. “Ver con el corazón y dar testimonio con la boca”. 3. Es una acción del Espíritu Santo. La misión es obra del Espíritu Santo y sólo con la gracia y la luz del Espíritu Santo podemos ser auténticos y fieles misioneros del Señor. La misión no depende de nuestra inteligencia, ni de nosotros mismos, sino que es una acción divina en y por nosotros. La misión es dar testimonio alegre y generoso de Cristo. Pbro. Pedro S.S.
Sin el sacerdote, no se puede hablar de Iglesia
Carlos Durán Delgado, 2º de Filosofía Sé nuestro amigo en facebook: Seminario Guadalupano Josefino Comentarios: ecos_seminarioslp@hotmail.com
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l sacramento del Orden Sacerdotal es uno de los dos sacramentos denominados de “servicio a la comunidad”, junto con el del matrimonio; es un estado de vida que Jesús nuestro Señor elevó a la dignidad de sacramento y es recibido por varones bautizados que sienten una llamada de Dios. Y ¿Por qué sólo a varones y no a mujeres? Bueno, según el Catecismo de la Iglesia Católica (C.E.C.) en su número 1577, “porque el Señor Jesús eligió a hombres para formar el colegio de los Doce y éstos a su vez decidieron elegir también a hombres como colaboradores de su ministerio. Y la Iglesia se reconoce fiel a esta decisión del Señor. Esta es la razón por la que las mujeres no reciben la ordenación”. El sacerdote es un hombre “tomado de entre los hombres” (Hb 5, 1), un varón que es llamado por Dios para ofrecer dones y sacrificios para el perdón de nuestras faltas y las de él mismo (Hb 5, 3-4). Es un instrumento de gracias, que anuncia la Buena Noticia y sana las almas del pecado, es un promotor de paz y de justicia y pregonero de la palabra de Dios , Es un hombre que se configura con Cristo mediante una gracia especial del Espíritu Santo a fin de servir de instrumento de Cristo en favor de la Iglesia , es, como lo expresa el Papa Pío XII en su encíclica Mediator Dei, el que actúa en la persona de Cristo. En el servicio eclesial, de Cabeza, Pastor, Sacerdote y Maestro que el sacerdote realiza dentro de la Iglesia es Cristo mismo quien está presente de esta manera dentro de su pueblo. IN PERSONA CHRISTI, es lo que la Iglesia expresa al decir que el Sacerdote ejerce en la persona de Cristo. Pero, dentro de estos servicios de Cristo que se realizan en la Iglesia existen tres grados, que son llamados “Los tres grados del Sacramento del Orden” Y que cada uno de ellos lleva consigo un servicio específico. El orden de grado en el Episcopado ocupa el primer puesto, pues en este grado el que es consagrado obispo recibe la plenitud del Sacramento que hace de él la cabeza visible de la Iglesia particular (diócesis). Los obispos, como tienen la plenitud del sacerdocio pueden celebrar los siete sacramentos (reservándose especialmente para ellos el sacramento de la Confirmación y el del Orden Sacerdotal). Ellos
son los sucesores de los apóstoles y son los colaboradores más cercanos del Papa. En segundo lugar tenemos a los presbíteros, mejor conocidos como padres o sacerdotes, los que están en nuestras parroquias. Ellos son los colaboradores inmediatos del obispo de la Iglesia particular, reciben de parte del Señor Obispo, a quien juran obediencia, la encomienda del cuidado pastoral de una comunidad parroquial u otro servicio eclesial determinada por él mismo (Cáritas, Pastoral de la salud, Semanario, etc.) Ellos están unidos a su Obispo en la dignidad sacerdotal pero no poseen la plenitud del Orden. Otro grado del sacerdocio es el diaconado, donde existen dos tipos: a) Transitorios, los que sólo ejercen el diaconado por un tiempo antes de ser aceptados al orden presbiteral; b) Permanentes, los que ejercen este ministerio de por vida, pues no llegan a ser presbíteros. Las tareas del diácono van encaminados al servicio de la Iglesia: Proclamar la Palabra, el culto divino, aplicación de los sacramentos del Bautismo y el Matrimonio, bendecir y llevar a cabo obras de caridad, todo ello sujetos al Obispo . El Sacerdote es el puente que nos une más íntimamente a Dios, es un hombre que se ofrece al Creador para ganarnos gracias que sirven a nuestra vida espiritual, es el hombre que actúa in persona Christi como Cabeza, Pastor, Esposo y Siervo de la Iglesia. San Ignacio de Antioquía afirma: “Sin ellos no se puede hablar de Iglesia”. De ahí la importancia y la necesidad de todos los fieles de orar por las vocaciones sacerdotales, sentir amor por el sacerdocio de Cristo y ayudar en la noble causa de formar sacerdotes. ¿Cómo lo puedes hacer? Es sencillo, ofrece las misas a las que asistas a Dios para que llame a más jóvenes a esta vocación, asiste a las horas santas de tu parroquia todos los jueves que son ofrecidas por las vocaciones sacerdotales, ofre-ce tus trabajos cotidianos a María, Reina de las vocaciones, por ellos y apoya al Seminario en sus necesidades económicas, en su colecta anual o como bienhechor mensual. Hagamos que la Iglesia rebose de vocaciones con nuestras plegarias y ayudas. Que este mundo tenga más “CRISTOS” que muestren el amor misericordioso del Padre.
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¿Se ha dividido a Cristo?... Misioneras Ecuménicas Av. de las Artes 144 Col. Himno Nacional Tel. 839.35.61
Domingo 19 de enero de 2014
1a. parte
L
a comunidad de corinto se encuentra en un estado de vanidad, ciudad floreciente, pero ha perdido la importancia de ciudad, tenía unos cuatrocientos habitantes, fue destruida y reconstruida y recobro todo su esplendor con todo lo que con-lleva, había griegos, judíos, italianos y muchos más, hasta llegar a considerarse el bazar de la vanidad, nuestra generación tiene una similitud a esta ciudad de corinto, ante tanto pecado e inclinación humana. Debemos ser consistentes y justos con el texto y no ser influenciados por nuestros prejuicios personales o denominaciones. Todos estamos condicionados por la historia. Ninguno de nosotros somos intérpretes; ¿Podemos conocer la verdad? ¿Dónde se encuentra? ¿Podemos verificarla lógicamente? ¿Hay absolutos que pueden guiar nuestra vida, nuestro mundo? ¿Hay un sentido para la vida? ¿Por qué estamos aquí? ¿A dónde vamos? Estas preguntas que todas las personas racionales consi-deran—han perseguido al intelecto humano desde el principio del tiempo (Ecl. 1:13-18; 3:9-11). Puedo recordar el tiempo de mi propia Búsqueda personal, buscando un centro integral para mi vida. Sin embargo, la experiencia de esa vivencia de Jesús desde mi temprana edad, ha venido en una madurez que la intención es clara: los corintios no están solos, son miembros de la gran asamblea convocada por Dios a la que pertenecen todos los hombres y mujeres de cualquier raza o nación que han sido «consagrados a Cristo Jesús con una vocación santa» y que, por tanto, invocan el nombre de Jesús sea donde sea, que como todo bautizado estamos a realizar. Es interesante resaltar el altísimo concepto que Pablo tiene de los cristianos. Naturalmente, el Apóstol no los canoniza, como después se verá cuando ponga el dedo en la llaga y denuncie los problemas concretos de aquella comunidad de Corinto. Pablo se refiere a la acción salvadora de Dios por medio de Jesús que se derramó gratuitamente sobre aquellos hombres y mujeres, como también sobre nosotros, elevándolos a la dignidad de hijos e hijas de Dios. Este don gratuito de Dios, sin embargo, no es estático, sino dinámico. Pablo lo llama «vocación santa». En nuestro lenguaje de hoy diríamos que se trata de la «misión» de todo cristiano y cristiana, recibida en el bautismo, de transformar el mundo en que vivimos haciéndolo más justo y equitativo, menos pobre y corrupto, más ecológico y pacífico. Es decir, la misión de construir, ya ahora, el reino de Dios. Ser hijos e hijas de Dios es lo mismo que ser misioneros y misioneras de su reino. Para realizar esta labor no estamos con las manos vacías. Dios nos regala dones, aptitudes y carismas. Pablo reco-noce esta realidad en la comunidad de Corinto. Se congratula por ello y les anima a seguir fieles dando testimonio y confiando en la fidelidad de Dios que completará lo comenzado.
...Lo de Dios a Dios
Ser verdaderamente la Iglesia de los pobres
E
Por David Grimaldo
l 14 de septiembre de 1981 el Papa Juan Pablo II entregaba a la Iglesia la encíclica Laborem exercens, sobre el trabajo humano. El motivo es la conmemoración del 90 aniversario de la Rerum novarum. Debió de salir a la luz el 15 de mayo de 1981, pero el atentado que sufrió el Santo Padre dos días antes la retrasó cuatro meses. Hay un hecho mundial que marca el tiempo y el espacio de este documento, que ya venía desde 1973: la crisis del petróleo. México había vivido un auge en la cuestión petrolera, pero desgraciadamente venía a la baja por la corrupción existente en el Gobierno y de los líderes sindicales de Pemex. Una crisis que los gobiernos ya no pudie-ron manejar, de ahí la apertura a la iniciativa privada que acaban de aprobar los legisladores. Dentro de la Iglesia Universal se aprecia, tras la euforia del posconcilio, un cierto desencanto y cansancio. Hay incertidumbres y crisis de fe. Ya el Papa Pablo VI daba cuenta de esto a mediados de los setenta. El Papa Juan Pablo II tiene tres años al frente de la Iglesia. Su personalidad lo hace diferente de sus predecesores tanto por su nacionalidad como por experiencia anterior. Conoce por experiencia el mundo capitalista como el colectivista. Esto da un nuevo tono y un nuevo enfoque a lo que opina sobre ambos sistemas. Su preocupación por la persona humana, característica de todo su pontificado, está presente en esta encíclica. Los tres temas que más se han debatido desde el Concilio Vaticano II, dentro del marco de la Doctrina Social de la Iglesia – provocados quizá los tres por la teología de la liberación- son: El sentido de la misma
Doctrina Social de la Iglesia, la violencia y la postura del cristiano ante los sistemas políticos. Ante estos tres Laborem exercens toma postura: •Ratifica la confianza en la Doctrina Social de la Iglesia. El Papa vuelve a utilizar el nombre de “Doctrina”. En Gaudium et spes se habla de “Pensamiento”. Habla con el tono de quien tiene algo que decir sobre cuestiones económicas y sociales. Afirmaba el periódico italiano Corriere de la sera: “El Papa Woytila viene de lejos y mira lejos” (2 oct ’81). •Analiza de forma original el conflicto entre capital y trabajo, la lucha de clases. Presenta un argumento nuevo: Analizando la historia, Carlos Marx decía que la lucha de clases debe existir. Juan Pablo II desde el mismo análisis, llega a una conclusión distinta, y da una versión diferente del principio socialista: el capital es fruto del trabajo. •Su conocimiento por experiencia de ambos sistemas –capitalismo y socialismo- le lleva a retar a ambos: los dos deben preguntarse si buscan el bien del hombre. Algunas de las críticas que sugiere parten de una experiencia directa. •Otros temas tratados en la Laborem exer-cens de forma nueva son: las relaciones entre sindicato y política, el salario familiar, el trabajo de la mujer y la espiritualidad del trabajo. En las siguientes semanas, mis cinco estimados lectores, veremos el enfoque que el Papa le da a su documento: el trabajo desde la perspectiva del hombre. Mantiene la línea de su primera encíclica: el hombre inseparable de Dios; Hombre-Dios (Redemptor hominis) y de la segunda: Dios inseparable del hombre (Dives in misericordia).
Domingo 19 de enero de 2014
Este es el cordero de Dios que dara calor al mundo
ENERO
Av. Constituyentes Poniente # 49 local 3 (Paseo Constituyentes, carretera libre a Celaya)
PREVIA CITA
Col. El Pocito, QuerĂŠtaro, Qro. Tel. (01 442) 216 99 23 y 196 80 94