¡Ven y enciende mi Fe, Señor, para vivir en el amor!
Semanario de la Arquidiócesis de San Luis Potosí Año 7
No. 355
Navidad es dar la alegría y la luz de Dios a todos Semana del 20 al 26 de diciembre de 2015
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a primera reacción que se experimenta ante la “extraordinaria acción de Dios que se hace Niño” es la alegría. Se trata de un sentimiento “que nace del estupor del corazón al ver cómo Dios se acerca a nosotros, piensa en nosotros, cómo actúa en la historia. Nace al contemplar el rostro de aquel humilde Niño, porque sabemos que es el rostro de Dios”. La Navidad, es la alegría porque “Dios, que es el bien, la vida, la verdad del hombre, se rebaja hasta el hombre para elevarlo hasta Sí mismo: Dios se hace tan cercano que se puede ver y tocar”. La Navidad es el punto en el que Cielo y tierra se unen. En aquel Niño, necesitado de todo, lo que Dios es –eternidad, fuerza, santidad, vida, alegría– se une a lo que nosotros somos –debilidad, pecado, sufrimiento, muerte–”. La Navidad ayuda a describir este “admirable intercambio” entre la divinidad y la humanidad: “el primer acto de este maravilloso intercambio se opera en la humanidad misma de Cristo. El Verbo ha asumido nuestra humanidad, y, a cambio, la naturaleza humana ha sido elevada a la dignidad divina”. “Y así el sueño de la humanidad comenzado en el paraíso terrenal –ser como Dios– se realiza de modo inesperado, no por la grandeza del hombre, que no puede hacerse Dios, sino por la humildad de Dios que desciende, entra así en nosotros y nos eleva a la verdadera grandeza de su Ser”.
¿Por qué los abuelos ponen un pesebre y nosotros sólo un árbol?
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n este tiempo previo a la Navidad los niños hacen muchas preguntas sobre la Navidad porque ni en su casa ni en la escuela saben explicarles muy bien qué es lo que se celebra.
Todo empieza cuando el niño pregunta a sus padres por qué ponen árbol pero no un nacimiento, mientras que los abuelos sí ponen nacimiento en su casa. En general hoy se vive de un modo más materialista y consumista. A pesar de la crisis, muchos niños reciben regalos y regalos, en los que basan todas sus expectativas estos días, junto al “consumo” de actividades recreativas. Antes los niños solían conocer quién era Jesús y el por qué de su nacimiento. »Hoy día, en muchas familias no se habla de Dios ni de Jesús y la Navidad es un mero evento social o fami-liar. Buenos deseos pero poco Niño Jesús o villancicos o Misa del gallo. Creo también que hoy los niños son menos niños a más corta edad y disfrutan menos jugando. Y están muy influidos por una “cultura” global sin valores que reciben por pantallas de todos los tamaños. Antes la única pantalla era la TV. »Por otra parte, desde la política se impone el lai-cismo en las escuelas donde en muchos casos se obvia la Navidad e incluso se impide hasta poner un pesebre o cantar villancicos. Impensable hace años. »Van dos o tres años que la Navidad ha venido precedida por el llamado “Buen Fin”… ¿A cuántas personas les sonaba esto hace sólo cinco años? Ilustra el
El segundo acto del intercambio consiste en nuestra real e íntima participación en la naturaleza divina del Verbo. La Navidad es la fiesta en la que Dios se acerca tanto al hombre que comparte el acto de nacer, para revelarle su dignidad más profunda: la de ser hijo de Dios”. “Después de haber hablado e intervenido en la historia mediante mensajeros y signos, Dios ha salido de su luz inaccesible para iluminar el mundo”. Cada cristiano ha de ser consciente de la misión y la responsabilidad de testimoniar y llevar al mundo la luz nueva del Evangelio. La Iglesia recibe la luz de Cristo “para ser iluminada por ella y difundirla en todo su esplendor. Y esto debe suceder también en nuestra vida personal”. “La Navidad es detenerse a contemplar el Niño, el misterio de Dios que se hace hombre en la humildad y la pobreza; pero es, sobre todo, acoger de nuevo en nosotros mismos ese Niño, que es Cristo Señor, para vivir de su misma vida, para hacer que sus sentimientos, sus pensamientos, sus acciones, sean nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, nuestras acciones”. Celebrar la Navidad es manifestar la alegría, novedad, la luz que este nacimiento ha llevado a nuestra existencia, para ser nosotros también portadores de la alegría, la verdadera novedad y la luz de Dios”.
dominio de una “cultura” global y comercial apoyada en los medios. Nos están cambiando el agua de la pecera, el medio en que nos movemos. Así, con el apogeo consumista y el encendido de luces comenzó un largo mes y pico de todo tipo de fiestas y eventos sociales que poco tienen que ver con la Navidad. »Creo que promoviendo gestos muy sencillos se puede devolver algo de sentido a la Navidad en todas las casas, en las familias, es la clave. Hablando de costumbres importadas de EEUU, ¿por qué sólo adoptamos algunas? Si entráramos en una casa americana a nadie le extrañaría que bendijesen la mesa, que rezasen sentados en familia. Y ¿por qué aquí no se hace? ¿Por qué, para la mayoría, la oración se ha quedado para las iglesias? »¡Qué bueno sería que se pudiera generalizar este simple gesto de rezar en Nochebuena, en Navidad! Ya hay familias cristianas que lo hacen. Pero debemos extenderlo, convertirlo en una tradición, que se reúna un pequeño núcleo familiar o toda una saga. Una simple oración del padre de familia (en muchos casos también abuelo) dando gracias a Dios por un año más de vida, por estar juntos, por la venida de Jesús… Es algo tan sencillo, pero lo cambia todo. A nadie molesta. Y, por un momento, puede tocar el corazón, incluso de los más reacios.
Domingo 20 de diciembre de 2015
Francisco en México
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a visita del Papa Francisco a nuestra Patria el 12 de febrero del 2016, se suma a las ilustres visitas de los Vicarios de Cristo san Juan Pablo II y Benedicto XVI. La encomienda, la misión que lo mueve a venir, no es otra que aquella que nuestro Señor Jesucristo le dijo a Pedro: “Confirma a tus hermanos” (Lc 22,32). Por eso decimos: ¡bendito el que viene en el nombre del Señor! El pontificado de Francisco nos ha sorprendido de manera muy grata y edificante. Desde el momento en que aparece en el balcón y se proclama Francisco, ya en el nombre del “Pobrecillo de Asís”, se vislumbra su acción pastoral, la enorme tarea de reedificar la Iglesia. ¡No te olvides de los pobres! le dijo su amigo el cardenal Hummes. Su vida sencilla y austera, su cercanía con la gente, su cambio de lugar al vivir en santa Martha, su firmeza al enfrentar los problemas dentro de la Iglesia, la transparencia de sus discursos, la utilización de palabras teológicas o frases polémicas como “la Iglesia de los pobres”, su simpatía por la teología del pueblo, una corriente de la teología de la liberación que nació en argentina; esto y más lo hacen un Pontífice valiente y profético. En su Vademécum, la Exhortación postsinodal Evangelii Gau-dium nos presenta su programa pastoral y líneas a seguir en los próximos años en la evangelización y la vida pastoral de la Iglesia. Este documento nos ofrece las ideas teológico-pastorales que marcarán sus discursos en su próxima venida. Así por ejemplo, el término “Pueblo fiel” (nn. 95-96), que tanto le gusta. Dicho Pueblo hunde sus raíces en el misterio de Dios (n. 111) y que como tal desemboca en relaciones interpersonales que forman comunidad, como la Santísima Trinidad, la mejor Comunidad. Dentro de esta vida comunitaria como Pueblo fiel, “el principio de la primacía de la gracia debe ser un faro que alumbre permanentemente nuestras reflexiones sobre la evangelización” (n. 112). Su itinerario por nuestra Patria: El Distrito Federal (Basílica de Guadalupe), Chihuahua (migrantes), Michoacán (violencia), Chiapas (pobres), nos ofrece su agenda de trabajo que refleja su visión de Iglesia como Pueblo de Dios: “Este Pueblo de Dios se encarna en los pueblos de la tierra, cada uno de los cuales tiene su cultura propia. La noción de cultura es una valiosa herramienta para entender las diversas expresiones de la vida cristiana que se dan en el Pueblo de Dios… La gracia supone la cultura, y el don de Dios se encarna en la cultura de quien lo recibe” (n. 115). El Papa sabe que nuestro pueblo tiene una “multiforme armonía”, como el poliedro. Armonía que se ve reflejada en las diferentes culturas nacionales: su sabiduría y mística popular. No podemos pasar por alto su pensamiento social cristiano para la construcción de un pueblo, que seguramente tendrá en cuenta en su próxima visita, nos referimos a las cuatro prioridades que nos ofrece para la edificación de una Nación (nn. 217-237): a saber: 1) La superioridad del todo sobre la parte. “Es la unión de los pueblos que, en el orden universal, mantienen su originalidad; es la totalidad de las personas en una sociedad que busca un bien común que verdaderamente lo incorpora todo” (n. 236). 2) De la realidad sobre la idea. También entre realidad e idea hay una tensión bipolar (EG 231), pues la segunda está en función de la primera. De lo contrario, existe el peligro de manipularla. “Conviene pasar del nominalismo formal a la objetivación armoniosa”. 3) De la unidad sobre el conflicto. Los conflictos no se pueden ignorar, pero que tampoco hay que permanecer encerrados en e-llos o transformarlos en la clave del progreso. Se trata de “aceptar, de soportar el conflicto, resolverlo y transformarlo en el anillo de un nuevo proceso. ‘Bienaventurados los que trabajan por la paz’ (Mt 5, 9)” (n. 227). Es la paz de la “comunión en la diferencia”, “un ámbito vital donde los conflictos, las tensiones y los opuestos pueden unir una multiforme unidad que genera nueva vida” (n. 228) 4) Del tiempo sobre el espacio. Se trata de empezar “procesos que construyan un pueblo en la historia” (nn. 223; 224), más que de ocupar espacio de poder y/o posesión (de territorio o riqueza). ¡BIENVENIDO SANTO PADRE!
La familia y el perdón Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! Hoy quisiera decir que la familia es un gran gimnasio de entrenamiento en el don y en el perdón recíproco sin el cual ningún amor puede ser duradero. Sin entregarse y sin perdonarse el amor no permanece, no dura. En el Padrenuestro— Jesús nos hace pedirle al Padre: “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Y al final comenta: “Porque si perdonan a los hombres sus ofensas, también les perdonará su Padre celestial, pero si no perdonan a los hombres, tampoco su Padre perdonará sus ofensas” (Mt 6, 12.14-15). No se puede vivir sin perdonarse, o al menos no se puede vivir bien, especialmente en la familia. Cada día nos ofendemos unos a otros. Tenemos que considerar estos errores, debidos a nuestra fragilidad y a nuestro egoísmo. Lo que se nos pide es curar inmediatamente las heridas que nos provocamos, volver a tejer de inmediato los hilos que rompemos en la familia. Si esperamos demasiado, todo se hace más difícil. Y hay un secreto sencillo para curar las heridas y disipar las acusaciones. Es este: no dejar que acabe el día sin pedirse perdón, sin hacer las paces entre marido y mujer, entre padres e hijos, entre hermanos y hermanas. Si aprendemos a pedirnos inmediatamente perdón y a darnos el perdón recíproco, se sanan las heridas, el matrimonio se fortalece y la familia se convierte en una casa cada vez más sólida, que resiste a las sacudidas de nuestras pequeñas y grandes maldades. Y por esto no es necesario dar un gran discurso, sino que es suficiente una caricia: una caricia y todo se acaba, y se reco-mienza. Pero no terminar el día en guerra. Si aprendemos a vivir así en la familia, lo hacemos también fuera, donde sea que nos encontremos. Es fácil ser escéptico en esto. Muchos —también entre los cristianos— piensan que se trate de una exage-ración. Se dice: sí, son hermosas palabras, pero es imposible ponerlas en
práctica. Pero gracias a Dios no es así. En efecto, es precisamente recibiendo el perdón de Dios que, a su vez, somos capaces de perdonar a los demás. Por ello Jesús nos hace repetir estas palabras cada vez que rezamos la oración del Padrenuestro, es decir cada día. Es indispensable que, en una sociedad a veces despiadada, haya espacios, como la familia, donde se aprenda a perdonar los unos a los otros. Forma parte de la vocación y misión de la familia la capacidad de perdonar y de perdonarse. La práctica del perdón no sólo salva a las familias de la división, sino que las hace capaces de ayudar a la sociedad a ser menos mala y menos cruel. Sí, cada gesto de perdón repara la casa ante las grietas y consolida sus muros. La Iglesia, queridas familias, está siempre cerca de ustedes para ayudarles a construir su casa sobre la roca de la cual habló Jesús. Y no olvidemos estas palabras que preceden inmediatamente la parábola de la casa: “No todo el que me dice Señor, Señor entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad del Padre”. Y añade: “Muchos me dirán ese día: Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre y echado demonios en tu nombre? Entonces yo les declararé: Nunca los he conocido” (cf. Mt7, 21-23). Es una palabra fuerte, no cabe duda, que tiene la finalidad de sacudirnos y llamarnos a la conversión. Les aseguro, queridas familias, que si son capaces de caminar cada vez más decididamente por la senda de las Bienaventuranzas, aprendiendo y enseñando a perdonarse mutuamente, en toda la gran familia de la Iglesia crecerá la capacidad de dar testimonio de la fuerza renovadora del perdón de Dios. Las familias cristianas pueden hacer mucho por la sociedad de hoy, y también por la Iglesia. Por eso deseo que en el Jubileo de la misericordia las familias redescubran el tesoro del perdón mutuo.
Domingo 20 de diciembre de 2015
¡No tengan miedo!
La Iglesia y la familia
Navidad: Misericordia de Dios con el hombre
La Iglesia a la escucha de la familia L (Mensaje final del Sínodo, parte 3) Por P. Juan José Torres Galván
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l misterio de la creación de la vida sobre la tierra nos llena de encanto y de estupor. La familia basada en el matrimonio del hombre y de la mujer es el lugar magnífico e insustituible del amor personal que trasmite la vida. El amor no se reduce a la ilusión del momento. El amor no es fin en sí mismo, el amor busca la fiabilidad de un tú personal. En la promesa recíproca de amor, en la buena y en la mala suerte, el amor quiere continuidad de vida, hasta la muerte. El deseo fundamental de formar la red amorosa, sólida e intergeneracional de la familia se presenta significativamente constante, más allá de los confines culturales y religiosos y de los cambios sociales. En la libertad del “sí” intercambiado entre el hombre y la mujer por toda la vida, se hace presente y se experimenta el amor de Dios. Para la fe católica el matrimonio es signo sagrado en el cual llega a ser eficaz el amor de Dios por su Iglesia. La familia cristiana por tanto es parte de la Iglesia vivida: una “Iglesia doméstica”. La pareja y la vida en el matrimonio no son realidades abs-tractas, permanecen imperfecta y vulnerables. Por esto es siempre necesaria la voluntad de convertirse, de perdonar y de recomenzar. Es nuestra responsabilidad como pastores preocuparnos por la vida de las familias. Desearíamos prestar atención a su realidad de vida y ayudarle a profundizar su misión hoy. Desearíamos también acompañarle con grandeza de corazón en sus preocupaciones, dándole valor y esperanza a partir de la misericordia de Dios. La familia y el contexto antropológico-cultural El contexto socio-cultural Dóciles a lo que el Espíritu nos pide, nos acercamos a las familias de hoy en su diversidad, sabiendo que “Cristo, el nuevo Adán… pone de manifiesto plenamente al hombre ante sí mismo” (Gaudium et Spes, 22). Dirigimos nuestra atención a los desafíos contemporáneos que influyen en múltiples aspectos de la vida. Somos conscientes de la orientación principal de los cambios antropológicos y culturales, en razón de los cuales los individuos se sienten menos apoyados que en el pasado por las estructuras sociales en su vida afectiva y fami-liar. Por otra parte, necesita considerar el desarrollo de un individualismo exasperado que desnaturaliza los lazos familiares, haciendo prevalecer la idea de un sujeto que se construye según los propios deseos, quitando fuerza a todos los lazos. Pensamos en las madres, en los padres, en los abuelos, en los hermanos y en las hermanas, en los parientes próximos y lejanos, y en los lazos entre dos familias que teje cada matrimonio. Sin embargo, no debemos olvidar una realidad evidente: es la solidez de los lazos familiares la que mantiene con vida el mundo. También es grande el reconocimiento de la dignidad de toda persona – hombre, mujer y niño –, de los grupos étnicos y de las minorías, así como la defensa de los derechos de todo ser humano a crecer en una familia. (Traducción del italiano: P. Juan José Torres G.)
es anuncio con gran gozo y alegría: ¡Hoy nos ha nacido el Salvador!, ¡Aleluya! (sal. 95, 1-2). Tras la preparación que hemos llevado a cabo en las últimas semanas, las de Adviento, para celebrar la Encarnación del Hijo de Dios, hemos sido alentados por el inicio del Año Jubilar Extraordinario de la Misericordia que el Santo Padre inaguró el pasado 8 de diciembre y, en nuestra Iglesia Potosina, el pasado domingo día en que cruzamos el umbral de la misericordia en nuestra Iglesia Catedral. He querido recordar este bonito aconte-cimiento porque, desde esta perspectiva, tenemos elementos más a nuestro alcance para reflexionar y meditar en torno a este encuentro que ha querido realizar nuestro Padre Dios al enviarnos a su Hijo Jesús. Nacimiento eterno del Verbo Dice San Pablo que “Dios habita en una inaccesible luz” y que precisamente, para darnos a conocer a su Padre baja Jesús a la tierra. “Nadie conoce al Padre si no es Hijo, y aquél a quien el Hijo quiera revelarlo”. Así el Verbo hecho carne es la manifestación de Dios al hombre. A través de las encantadoras facciones de este Niño recién nacido, quiere la Iglesia que percibamos a la Divinidad misma, que por decirlo así, se ha tornado visible y palpable. “Quien me ve, al Padre ve”, decía Jesús. “Por el misterio de la Encarnación del Verbo, añade el Prefacio de Navidad conocemos a Dios bajo una forma visible”.
Navidad, encuentro de la misericordia de Dios con el hombre Escribe el Papa en la Bula de convocatoria del Año de la Misericordia que “Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret. El Padre, rico en misericordia (Ef 2,4) no ha cesado de dar a conocer en varios modos y en tantos momentos de la historia su naturaleza divina. Él envió a su Hijo nacido de la Virgen María para revelarnos de manera definitiva su amor. Quien lo ve a Él, ve al Padre (cfr Jn 14,9). Jesús de Nazaret con su palabra, con sus gestos y con toda su persona revela la
misericordia de Dios. Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación… Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado”. Este es el misterio que contemplamos en el nacimiento del Hijo de Dios, manifestación del amor y de la misericordia de Dios Padre con nosotros. Actitud misericordiosa Adentrándonos propiamente ya en la Navidad, la actitud de la misericordia debe ser el mejor signo del nacimiento del Niño Jesús en la vida familiar y en todo nuestro entorno. No podemos dejarnos llevar por esos egoísmos y envidias que en muchas ocasiones son motivados por el consumismo. Pensar en Misericordia es no olvidar que hay familias con graves problemas económicos, que muchas personas se ven afectadas por la precariedad y que, no pocos jóvenes son considerados como “desafortunados” al no contar con la posibilidad de un buen empleo. Hermanos y hermanas, hay mucha gente que no tiene lugar en la posada de nuestra sociedad. Con todos ellos podemos vivir la Navidad. Las obras de la misericordia nos dan la pauta a seguir: Visitar al enfermo, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino, vestir al desnudo, visitar al encarcelado y enterrar a los muertos. San Pablo nos señala: “Revístanse de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia. Sobrellévense mutuamente y perdónense cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor les ha perdonado: hagan ustedes lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor que es el vínculo de la bondad perfecta. ¡Siempre es Navidad! ¡Feliz Navidad!
+ Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero
Arzobispo de San Luis Potosí
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Nuestra historia
De Belén a los belenes
Por Pbro. Lic. Rubén Pérez Ortiz
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ómo se fue formando esta tradición y sus personajes. La descripción de la escena del nacimiento de Jesús que hace el Evangelio es explícita pero sumamente sobria: “Mientras ellos estaban allí, se le cumplieron (a María) los días del parto, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento”. De esta descripción a la exube-rancia de los belenes napolitanos, españoles o latinoamericanos, hay una gran diferencia. ¿Cómo surgió en la Iglesia católica la costumbre de reconstruir la ciudad en que nació Jesús, Belén?. La fecha que no hay que olvidar es el 1223. Dieciséis años antes, Inocencio III había prohibido las representaciones sagradas. Francisco de Asís, llegó a Greccio con su inseparable hermano León, para evangelizar a las perversos habitantes de aquella áspera tierra. Para sensibilizarles se le ocurrió pedir una dispensa a Honorio III. San Francisco había descubierto una gruta en los bosques montañosos, a pocos pasos de su espartana cabaña, y pensó que era el lugar ideal para hacer revivir el “Nacimiento” del Redentor. Obtuvo la ayuda de Giovanni Vellita, el generoso rico del pueblo, que le consiguió el pesebre, la paja y los animales. La noche de la vigilia, con el toque de las campanas, convocó en la gruta a todos los habitantes de Greccio. Vinieron a pie, o a lomos de burro y de caballo, sin darse cuenta, como los pastores llegaron al pesebre. La historia narra que durante la misa Francisco habló a los fieles, y los ojos rojos y enfermos del santo lloraron por los sufrimientos del Redentor. Algunos historiadores afirman que fue el mismo san Antonio de Padua, contemporáneo de Francisco, quien celebró la misa. Como por milagro, por un momento, vio materializarse al Niño entre sus brazos. Francisco de Asís murió dos años después. Si bien puede ser excesivo considerar que aquella noche de Greccio fue el origen del nacimiento, sin embargo es legítimo conside-rarlo como el punto de partida de un fenómeno de una difusión extraordinaria en todo el mundo. Los franciscanos, a ejemplo de su fundador, se convirtieron en los pioneros del “Belén” en las iglesias y conventos que abrieron por toda Europa. Por ello, desde 1986, san Francisco es considerado el patrón universal del belén.
La Iglesia Potosina y nuestro Semanario La RED, nos unimos en oración por el eterno descanso de nuestro hermano sacerdote
Antonio Gómez y Gómez de Agüero.
El padre Antonio Gómez originario de Toledo España, llegó a México como misionero a la diócesis de Coatzacoalcos Ver. en año 1976. En esta Iglesia Particular se consagró en la construcción del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe. El Padre Antonio llegó a nuestra Iglesia Potosina en el año 2003 como sacerdote emérito, fue nombrado Vicario Adscrito a la Parroquia de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote (en B. Anaya), lugar en el que celebró su 50 años de vida sacerdotal. La Misa de Exequias del Padre Antonio fue celebrada el martes 15 en este templo parroquial en el que llevó a cabo los últimos años de su ministerio, Sus restos serán depositados en el Santuario de Guadalupe de Coatzacoalcos Veracruz, donde él dedicó la mayor parte de su vida. Descanse en paz P. Antonio Gómez y Gómez.
Hay regalos que no se abrieron nunca
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P. Chava
a navidad es tiempo de dar, aunque sería más grandioso el darse. Porque el regalar esta cargado de ambigüedades; hay quien da por compromiso, quien da lo que ya no necesita, y quienes dan por costumbre. Pero en navidad, un niño se nos ha dado, dice el texto bíblico, es decir, es Jesús quien viene a estar con nosotros. Y dejando sus privilegios divinos, entra en la vida de los hombres para comenzar a vivir el drama de la humanidad. El regalo de Dios es una entrega total, y esta navidad nos recuer-da que alguien lo ha entregado todo, que no ha dejado nada para sí. Sólo Dios al hacerse hombre, realiza una entrega total; no nos da algo, se nos da él mismo; vino a los suyos, y aunque los suyos no lo recibieron, su presencia ha venido ha trasformar el mundo. Por eso, en navidad tenemos que imitar a Jesús, que se entregó sin reservas. Y nosotros estamos invitados a dar algo de nosotros; pero ante todo, dar algo de lo que somos. El regalo debe estar cargado de signos, eso que regalamos, tiene que significar lo que la persona representa para nosotros. Porque hay regalos que se usaron, otros que no tuvieron utilidad, y los que nunca se abrieron. Dios nos ha dado tres regalos fundamentales, para ayudarnos a vivir: FE, ESPERANZA y AMOR. El día que nacimos a la vida eterna, es decir, cuando fuimos bautizados, se nos dieron esos tres regalos imprescindibles. Pero muchos, aún no los hemos abierto; parece que siendo esen-ciales, se quedaron arrumbados en el almacén de las cosas inservibles. La navidad es alegría, pero la carga emocional de estas fiestas, pone en riesgo la ligereza de la alegría. Y por consecuencia, las emociones pueden ocasionar que la navidad nos resulte muy pesada. La navidad hay que vivirla con alegría, y ésta, se encuentra en lo más sencillo, no en lo aparatoso. Las cosas más simples de la vida, son las que nos llenan de auténtica alegría. Y por eso, se necesita abrir los tres regalos; la fe que Dios nos ha infundido, importante para sentirnos seguros; la esperanza para mantenernos de pie, sin perder la alegría; y el amor, para que esta navidad tenga sentido.
05
Cosas y Casos de la vida
El Año de la Misericordia y la Indulgencia Plenaria Santuarios privilegiados, pero no exclusivos
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Por: P. Kino
n una carta del Papa Francisco dirigida a Mons. Rino Fisichella, Pre-sidente del consejo Pontificio para la promoción de la nueva evangelización, y fechada el 1 de septiembre del 2015, señala la facultad que tendrán los sacerdotes para absolver el pecado del aborto durante el año de la misericordia, y además los requisitos para obtener la indulgencia plenaria. Quiero aclarar que los requisitos son los tradicionales que se piden, a saber: breve peregrinación a uno de los lugares asignados para dicho beneficio; estar confesado; recibir la eucaristía; hacer la profesión de fe; orar por las intenciones del Papa. En dicha carta añade que se tiene que reflexionar sobre la misericordia y lo que a nivel personal consideró más importante, que es la vivencia de alguna de las obras de misericordia. Para que no quede en “hincaderas”, es decir, en puras oraciones que hacemos hincados, sino que una vez que nos hemos puesto de rodillas, salgamos de pie a servir al hermano que más lo necesita. Los lugares destinados a obtener la indulgencia, deben estar abiertos a todo fiel, sacerdote y no sacerdote. No deben ser santuarios particulares, elitistas, exclusivos, sino abiertos a toda la comunidad. De tal manera que si yo como sacerdote quiero hacer una peregrinación con mi feligresía a cualquiera de los santuarios asignados por el Obispo para obtener la indulgencia plenaria, no se pongan obstáculos para ello. Presos, enfermos, también pueden obtener la indulgencia plenaria, obvio, no podrán hacer peregrinación, sin embargo, dice el Papa que el preso cada que atraviese la puerta de su celda y elevando su pensamiento y oración al Padre podrá ganar indulgencia. El enfermo podrá ganar la indulgencia dándole sentido a su dolor. Los medios de comunicación social ayudarán a acercarse a Dios, cada que por ejemplo se participe en la misa a través de ellos. Como nos damos cuenta, el Papa Francisco ha pensado en todos para ganar la indulgencia plenaria en este año de la misericordia. Ojalá lo a-provechemos lo más posible. Aprovechemos en este año la indulgencia plenaria, acompañada de las obras de misericordia.
Extraño tu ausencia Por: Pbro. Lic. Héctor Colunga Rodríguez
colunga46561@hotmail.com
Estimados lectores: Voy a tocar un tema que tiene que ver con la familia y con la pena de haber perdido a un ser querido. Después de la misa de navidad y al estar todos en casa sentados en torno a la mesa adornada con detalles del momento, me viene a la mente mi padre o mi madre o mi hijo, tal vez un hermano, que ya no está con nosotros; extraño su rostro, su mirada, su sonrisa, sus chistes, su forma de ser; una lágrima rueda por mi mejilla y discretamente me la limpio; no quiero que nadie se dé cuenta de que extraño su ausencia. Estos días de navidad para algunos chiquitines son las fiestas del color, de las luces y los regalos; para los adultos, son días de nostalgia y recuerdo. En otros casos, hay niños que no verán a sus padres juntos, porque éstos están separados o divorciados, o ya hace tiempo que abandonaron la familia y no se sabe nada de ellos. Los hijos extrañan el cariño de quienes les dieron la vida y simplemente se deben de conformar con la presencia de uno de e-llos, pero les falta el complemento del otro. Ante las familias desintegradas, las víctimas son las criaturas, que no tienen absolutamente nada de culpa de la falta de capacidad de sus papás para no asumir y cumplir sus deberes en el matrimonio. Otra circunstancia más: Hace un par de semanas me encontré con un señor que lloraba en silencio en las bancas de la iglesia; con mucha discreción y prudencia le pregunté qué le pasaba, con sus ojos llorosos no respondía nada y después me dijo: “padre… hace meses mi hijo salió del trabajo y no sé nada de él”; ya ha pasado tanto tiempo y lo más triste es que sus niños preguntan por su papá y no sabemos qué decirles. Me quedé sin palabras y yo tampoco supe qué responder, simplemente le dije, que tuviera fe y que esperara volverlo a ver; le ofrecí mi oración y me retiré; él se quedó de nuevo solo, pidiéndole a Dios que su hijo esté vivo y lo recupere pronto. El título de este artículo no debe de parecernos ajeno, porque aunque en este momento estemos juntos, algún día el destino o la muerte nos va a separar y entonces estaremos añorando y recordando los tiempos pasados en que todos estábamos unidos entorno a nuestros padres o hijos o hermanos. Cómo extraño tu ausencia, independientemente si se trata de una muerte, de una separación, abandono de hogar o divorcio, cómo desearía que estuvieras en este momento conmigo, para compartirte mis momentos felices, mis logros, mis triunfos, pero también mis penas y mis fracasos. Cómo deseo que estés ahorita para decirte lo mucho que te quiero, o tal vez pedirte perdón si antes no lo hice. Cómo te extraño, y se lo grito al silencio. Por eso, hagamos el esfuerzo de vivir día a día el momento que Dios nos dé, no hagamos problemática la vida, cuando puede llevarse en armonía y en paz. Extrañar a un ser querido es dolor y pena, pero lo valioso, es que esté siempre en nuestro recuerdo. Así que, tengamos presente a aquellos que por causas ajenas a nuestra persona se han alejado por completo de nosotros, y quedémonos con aquellos momentos que pasamos felices. De todo corazón les deseo una hermosa y tierna Navidad.
Momento Teológico
Construir, Cultivar, Conquistar
Fortaleza y paciencia
Por: Padre Memo Gil
“Señor, respóndeme, porque tu gracia es dulce, y por tu gran misericordia, vuelve hacia mí. No escondas tu rostro a tu siervo; estoy angustiado, óyeme pronto”. (Sal 69,17-18) “Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte”. (2Cor 12,9-10)
El espíritu santo guía la misión P. Francisco Javier Espinoza Ayala
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fjespinozaa@hotmail.com
a misión de la Iglesia, al igual que la de Jesús, es obra de Dios, o como dice a menudo Lucas, obra del Espíritu. Después de la Resurrección y Ascensión de Jesús, los Apóstoles viven una profunda experiencia que los transforma: Pentecostés. La venida del Espíritu Santo los convierte en testigos o profetas (Cfr. Hch 1,8; 2,17-18), infundiéndoles una serena audacia que los impulsa a transmitir a los demás su experiencia de Jesús y la esperanza que los anima. El Espíritu les da la capacidad de testimoniar a Jesús con toda libertad. Cuando los evangelizadores salen de Jerusalén, el Espíritu asume aún más la función de “guía” tanto en la elección de las personas como de los caminos de la misión. Su acción se manifiesta de modo especial en el impulso dado a la misión que de hecho, según palabras de Cristo, se extiende desde Jerusalén a toda Judea y Samaria, hasta los últimos confines de la tierra. Los Hechos de los Apóstoles recogen seis síntesis de los “discursos misioneros” dirigidos a los judíos en los comienzos de la Iglesia (Hch 2,22-39; 3,12-26; 4,9-12; 5,29-32; 10,34-43; 13,16-41). Estos discursos-modelo pronunciados por Pedro y Pablo anuncian a Jesús e invitan a la conversión, es decir, a acoger a Jesús por la fe y a dejarse transformar en él por el Espíritu. Pablo y Bernabé se sienten empujados por el Espíritu hacia los paganos lo cual no sucede sin tensiones y pro-blemas. ¿Cómo deben vivir su fe en Jesús los gentiles convertidos? ¿Están ellos vinculados a las tradiciones judías y a la ley de la circuncisión? En el primer concilio, que reúne en Jerusalén a diversos miembros de la Iglesia alrededor de los Apóstoles, se toma una decisión reconocida como proveniente del Espíritu: para hacerse cristiano no es necesario que un gentil se someta a la ley judía (Cfr. Hch 15,5-11.28). Desde aquel momento la Iglesia abre sus puertas y se convierte en la casa donde todos pueden entrar y sentirse a gusto, conservando la propia cultura y las propias tradiciones, siempre que no estén en contraste con el Evangelio. Los misioneros han procedido según esta línea, teniendo muy presentes las expectativas, esperanzas, angustias, sufrimientos y la cultura de la gente para anunciar la salvación en Cristo. Los discursos de Listra y Atenas son considerados como modelos para la evangelización de los paganos. En ellos Pablo entra en diálogo con los valores culturales y religiosos de los diversos pueblos. A los habitantes de Licaonia, que practicaban una religión de tipo cósmico. Les recuerda las experiencias que se refieren al cosmos, con los griegos discute sobre filosofía y cita a sus poetas (Cfr. Hch 17,18.26-27). El Dios al que quiere revelar está ya presente en su vida, es él, en efecto quien los ha creado y el que dirige misteriosamente los pueblos y la historia. Sin embargo, para reconocer al Dios verdadero, es necesario que abandonen a los falsos dioses que ellos mismos han fabricado y abrirse a aquel a quien Dios ha enviado para colmar su ignorancia y satisfacer la espera de sus corazones. Son discursos que ofrecen un ejemplo de inculturación del Evangelio. Bajo la acción del Espíritu, la fe cristiana se abre decisivamente a los gentiles y el testimonio de Cristo se extiende a los centros más importantes del Mediterráneo oriental para llegar posteriormente a Roma y al extremo del occidente. Es el Espíritu quien impulsa a ir cada vez más lejos, no sólo en sentido geográfico, sino también más allá de las barreras étnicas y religiosas, para una misión verdaderamente universal.
Dios y su gracia, nunca nos abandonan. Por más dura y difícil que pueda parecernos una prueba, siempre habitará en nosotros esa fuerza y esa gracia que sólo Dios puede ofrecer. Sobre todo, si sabemos confiarnos plenamente en su amor y en su providencia hacia nosotros. Así se ejercitará nuestra paciencia, de acuerdo a la esperanza cristiana. Y es que, por lo general, nuestro error está aquí, en que no sabemos ser pacientes de acuerdo a la voluntad de Dios. No es verdadera esperanza lo que nos mueve a decir que nos ponemos en sus manos y que sea lo que Él quiera. Porque, más bien, lo que hay en nosotros es cálculo y predisposición, ante lo que deseamos que se resuelva de manera inmedia-ta. Pues es así como vamos tratando de resolver todo lo que atañe a nuestra vida diaria. Pudiendo llegar a pensar, que sólo nuestras humanas capacidades cuentan para superarlo todo e ir resolviendo percances que nos llevan a pasar un mal momento. Esta forma de proceder sólo va haciendo que nos llenemos de soberbia y autosuficiencia. E inclusive, nos hace que tengamos una imagen distorsionada de Dios. Y hasta que lo convirtamos en un dios a nuestra medida. A la medida de nuestros caprichos, de nuestros intereses, de lo que más nos conviene y como mejor se ajuste a las exigencias de lo que nosotros queremos vivir. Sólo que a la larga, esto nos va dejando más insatisfechos de todo y ante todo. Porque no siempre lo que logremos, será lo más satisfactorio en nuestra vida. Ya que, a veces, puede consistir sólo en algo inmediato y superficial, que no determina profundamente el sentido de nuestra vida. Ser
fuertes y pacientes nos exige una verdadera entereza, que sólo se originará en nosotros, si sabemos apreciar lo que en verdad nos pide la prueba. Una prueba que no debe venir a debilitarnos necesariamente, sino que se nos presenta como una lección para aprender. Por eso, hay quien diga que en la vida no hay problemas, hay más bien lecciones, y que los problemáticos somos nosotros. Esto puede ser verdad, sólo a medias. Pues si es cierto que nos cuesta encarar los problemas, porque en gran medida la lección que nos dejen puede ser muy dolorosa. También es cierto que no todos los problemas tienen origen en nosotros mismos, sino que somos influenciados por factores y circunstancias externas. Que al conjugarse con nuestro estado de ánimo o con nuestros prejuicios y temores. Claro que se desencadenará algo por lo que podemos sentirnos superados. Hay que contar con una estrategia. No todo se resuelve en un día y tampoco la peor prueba que podamos vivir será algo definitivo, necesariamente. Dios permite la prueba, porque sabe que somos capaces de superarla. Y además, se nos da así la posibilidad de salir fortalecidos. Ya que la prueba no debe ser vista en términos de ganar o perder, salir victoriosos o darnos por vencidos. Esto empobrece la oportunidad de demostrar de qué estamos hechos, cuánto confiamos en Dios y de que somos capaces de enfrentar la adversidad con entereza. Es así, como el ser humano demuestra su valía, ante un paciente abandono en la adversidad, desde donde podrá resurgir precisamente fortalecido.
El santo de hoy
Santa Eugenia 25 de diciembre
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timológicamente significa bien nacida. Viene de la lengua griega. Dios no quiere las guerras, ni los terremotos, ni el hambre, ni los accidentes. Dios no suscita ni la enfermedad, ni el miedo, ni la desgracia. Nunca viene Dios a ator-
mentar la conciencia humana. En cambio, Cristo sufre con el inocente, con quien lo pasa mal. No cabe la menor duda de que esta chica murió en Roma por defender su fe. Fue enterrada en el cementerio de Aproniano, en la Via Latina. Pertenece esta mártir a los primeros siglos del cristianismo. En la Pasión o teatro que se escribió después, se narra su martirio. Era la hija de Felipe, gobernador de Alejandría. A los 16 años ya se había leído los autores griegos y latinos, sabía todas las filosofías y era la joven más bella de la ciudad. Cuando le forzaron a que se casara con un joven de ilustres antecesores, ella se opuso diciendo:” ¿Me caso con él o con los suyos?” Se convirtió al cristianismo de una forma original. Al pasar delante de un convento, oyó a los monjes cantar:” Los dioses de los gentiles son demonios; el que nosotros adoramos es el verdadero Dios, creador del cielo y de la tierra”. Tuvo imaginación. Para poder entrar en seguida, se vistió de hombre, se puso el nombre de Eugenio. A tan alto grado llegó su perfección que los monjes le nombraron abad. Su padre Felipe echó a todos los monjes y citó a Eugenio. Se quitó su falsa barba y sus vestidos.
07 Por Luis Marino Moreno
rEvolución: del Homo Sapiens Al Homo Digitalis
Ramón Cendoya
Barcelona Editorial Sekotia S.L, 2013
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na sola palabra “rEvolución” sirve para expresar la fusión de dos conceptos: “Evolución”, un tránsito continuo en la historia del planeta y de la humanidad y “revolución”, un cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales. “rEvolución” es un ejercicio de observación, análisis e interpretación de una realidad cotidiana que el autor ha vivido plenamente. La tecnología ha dividido a la sociedad actual en tres clases de individuos: Prebotónicos, Botónicos y Táctiles. En los últimos 35 años, la tecnología, de una forma discreta y con una velocidad desconocida en la historia de la humanidad, se ha incrustado en la sociedad hasta transformarnos en tecno-dependientes, cambiando nuestra forma de relacionarnos, de trabajar, de disfrutar de nuestro ocio e incluso de entender el mundo y sus instituciones. Las máquinas han conquistado sutilmente los espacios en las empresas, los comercios, los colegios, los hogares y los individuos. Ya nadie divide, multiplica, resta o suma, y en poco tiempo los humanos dejarán de saber escribir. Gobernantes y medios de comunicación ocultan esta nueva realidad bajo la palabra “crisis”. Hoy por hoy internet no ha creado un modelo económico sostenible y rentable. Los Estados, desde sus legislaciones, favorecen el desarrollo del tecnosistema, una realidad que permite el control de los individuos pero que como se explica en rEvolución los ciudadanos lo pueden usar para renovar y modificar estructuras obsoletas como los partidos políticos y obligar a los políticos a que la democracia sea mejor y real
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omán Cendoya (San Sebastián, 1964) no es periodista por formación académica, pero se dedica desde hace mucho tiempo al periodismo. Ha colaborado en La Razón, Radio Nacional de España, Onda Cero, Grupo Intereconomía, Radio España, Antena 3 TV, Radio Euskadi y Grupo Correo. También ha sido Director de Comunicación del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación con la Ministra Loyola de Palacio y Consejero de la agencia de noticias EFE-EFEAGRO, además de Alicesa Coosur, Anoeta Kiroldegia.
Para leer bien, y escribir mejor
Iglesia Universal CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco hizo un llamado a la conversión y a vivir alegres en la espera del Señor. “El cristiano es una persona alegre, y su alegría no es nada superficial y efímero, sino profundo y estable, porque es un don del Señor que llena la vida”, dijo Francisco. Hoy “es necesario convertirnos, se necesita cambiar la dirección de la marcha y emprender el camino de la justicia, de la solidaridad, de la sobriedad: son valores imprescindibles de una existencia plenamente humana y auténticamente cristiana”. CIUDAD DEL VATICANO.- A las 18 horas de Roma, el Papa Francisco presidió una Solemne Misa en la Basílica de San Pedro con motivo de la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe que se celebra este 12 de diciembre. En la homilía pidió que la Virgen ayude y guíe los pasos de todo el continente americano. “Ella, que ha vivido siempre íntimamente unida a su Hijo, sabe mejor que nadie lo que Él quiere: que todos los hombres se salven, y que a ninguna persona le falte nunca la ternura y el consuelo de Dios”, dijo Francisco en la homilía. CIUDAD DEL VATICANO.- Un día después de la apertura de la Puerta Santa el Papa explicó en la audiencia general por qué decidió convocar este Jubileo. Dijo que no se trataba simplemente de hacer algo que pudiera hacer bien a la Iglesia sino que era algo necesario por dos motivos: En primer lugar para hacer ver al mundo la necesidad que tiene de perdón y en segundo lugar para mostrar las ganas que Dios tiene de perdonarlo. Francisco dijo que la Iglesia tiene la responsabilidad de mostrar al mundo esa cercanía de Dios, que su característica principal es la misericordia y que el Año Jubilar es una ocasión única de experimentarlo. ROMA.- El pasado 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, se inauguró Radio María en lengua árabe, cuyo objetivo es –a través de Internet– dar voz y esperanza a los cristianos que están siendo perseguidos en Medio Oriente por extremistas musulmanes, y así estas comunidades sientan “la solidaridad de la Iglesia”. ROMA.- «En el Jubileo de la Misericordia están llamados a ser testigos y ministros de la misericordia. No se cansen de perdonar como lo hacía Jesús», ha dicho el Cardenal Stella a los 44 nuevos sacerdotes ordenados en la ceremonia que tuvo lugar en San Pablo Extramuros, en Roma. En su homilía, el Cardenal Stella ha manifestado que los 44 nuevos sacerdotes Legionarios de Cristo son «un don para la Iglesia y para la humanidad y por ellos son tantas las razones para la alegría».
Iglesia de México MÉXICO.- El Papa Francisco viajará el próximo mes de febrero a México, como él mismo confirmó este sábado día 12 de diciembre durante la Santa Misa de la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe que celebró en el Vaticano. Con motivo del anuncio, el Cardenal Francisco Robles Ortega, Arz. de Guadalajara y Presidente de la Conferencia Episcopal de México, señaló que “los Obispos de México con gran alegría y esperanza escucharon del Papa Francisco la confirmación de su Viaje Apostólico a nuestro país del 12 al 17 de febrero del próximo año, en el marco del Jubileo Extraordinario de la Misericordia”.
Iglesia Potosina SAN LUIS POTOSÍ.- Como ya era de esperarse, después de la apertura que hiciera el Papa Francisco en Roma de la Puerta Santa inaugurando el año de la misericordia, también en nuestra Iglesia Potosina el Sr. Arz. Don Jesús Carlos Cabrero abrió la Puerta de la Misericordia en la Catedral Potosina. El domingo 13, se dio inicio a la apertura del año de la misericordia y de manera muy especial se han dedicado algunos espacios para ganar la Indulgencia Plenaria a saber: Catedral, Santuario de Guadalupe, Santuario del Desierto, El Saucito, Nuestro Padre Jesús en Salinas, Santa Catarina en Rioverde, Pa-rroquia de Santa María y Santuario de Jesús María. SAN LUIS POTOSÍ.- El presbiterio potosino se reunió en casa de la Acción Católica el 18 de diciembre para su convivencia navideña. Como cada año los sacerdotes, junto con el Sr. Arz. Don Jesús Carlos, celebran la Eucaristía en la Iglesia Catedral la solemnidad de “Nuestra Señora de la Expectación” y posteriormente se trasladan al momento de la convivencia en la que también participan los arzobispos eméritos. ¡Felicidades a nuestros sacerdotes!.
¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
Por Pbro. Darío Martín Torres Sánchez
“En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!” (Lc 1, 39-45).
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an Lucas, probablemente el hombre más erudito de los escritores del Nuevo Testamento, entendió el Evangelio como alegría.
Este evangelista concibe la historia de la salvación en periodos: el periodo de Israel, el periodo de Jesucristo y el periodo de la Iglesia. Jesucristo inaugura la era de la alegría, de ahí que desde el anuncio de su nacimiento todo está sellado por el gozo. La presencia de Jesucristo trae alegría, gozo, e incluso canto. Este tercer evangelio buscaba perfilar así el rosto de las comunidades cristianas, a fin de que sus miembros se mostraran al mundo, no como sufridos o perseguidos, sino como quienes han entendido la historia de la salvación y perciben la presencia de Jesucristo como el momento pleno de esa historia, que hace realidad el Reino de Dios en medio de los hombres, un Reino marcado por la alegría. El encuentro de la jovencita María con su parienta Isabel es uno de los más claros ejemplos de la realidad gozosa que viene a traer Jesús. Pues, aún estando en el vientre de su madre, Jesús porta el gozo a los demás, haciendo reaccionar incluso al pequeño Juan, que todavía se gesta en el seno de su anciana madre. María tiene esa misión en la historia de la salvación: Introducir la alegría de Jesucristo en el mundo. El saludo que recibe el ángel es un enfático ¡alégrate María!. Pues, en Ella tomará carne el que es causa de gozo y alegría de la humanidad. Ella es feliz por haber creído. La escena se da en las montañas de Judea. Este es el primer viaje de Jesús a Judea, todavía en el vientre de su Madre, anticipando de alguna manera su gran viaje a Jerusalén, la ciudad del destino. En esas montañas de Judea no sólo se escuchará el alegre saludo que el Espíritu Santo le inspiró a Isabel al decirle a María “bendita entre las mujeres”; sino también el “magníficat”, el canto gozoso y de acción de gracias que pronuncia María, cerrando así el ciclo inicial de los relatos de la infancia.
La Navidad y sus tradiciones: Los Nacimientos E
l Papa San Sixto III, en el siglo V d.C. ya celebraba la Navidad con algunas representaciones del Nacimiento de Cristo rea-lizados en una gruta semejante a la de Belén que él mismo había mandado construir en una Iglesia. Sin embargo, se considera a San Francisco de Asís como el creador de los Nacimientos. En 1223 quiso celebrar una “Noche Buena” en la que se reviviera el recuerdo de Jesús nacido en Belén. Para que todos pudieran comprender mejor las condiciones en las que sucedió, puso un Nacimiento en el bosque con personas y animales vivos. Esta actividad gustó mucho a las personas que asistieron y se empezó a popularizar. Con
el paso del tiempo, la falta de espacio obligó a sustituir a las personas y animales con figuras de madera o de barro. Esta tradición fue acogida con gran cariño y se ha extendido por todo el mundo desde el siglo XVI. Poner un nacimiento en casa, en el que podemos contemplar la imagen de Belén, el pesebre, los pastores, los magos, José y María, puede ser una actividad que fomenta la unión familiar. Y al mismo tiempo, convertirse en una imagen que nos ayude a meditar en el misterio de la Navidad y en las virtudes de cada uno de los personajes. A través de los sentidos se eleva nuestro espíritu ante este gran acontecimiento.
El Nacimiento nos invita a reflexionar en el gran misterio de Dios hecho hombre por amor al hombre.
Fiesta patronal en Armadillo de los Infante
Por: Jose Martín Tovar Villanueva
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ste 8 de diciembre de 2015, la comunidad parroquial de Santa Isabel celebró con mucha alegría y fe a la Inmaculada Concepción de María, con una procesión de la imagen de la Santísima Concepción, con música y velas en mano, fue recibida en la puerta del templo por nuestro Arzobispo Jesús Carlos Cabrero Romero y que posteriormente presidió la Eucaristía junto con su párroco Carlos Zúñiga y sacerdotes invitados. El Sr. Arz. en su mensaje de homilía nos dijo: “Nuestro Padre Dios no es como nosotros que fácilmente se desilusiona de todo y nos encerramos en ese yo de soledad, tristeza, depresión
que vive en nuestros corazones. Padre Dios no nos hizo para esto, Él nos quiere felices ante su venida, nos quiere reconciliados con el Padre, porque el pecado destruye la obra de Dios. Busquemos a Jesús en los sacramentos y encomendados a Santa Isabel, animémonos porque Ella nos ama”. Más de 35 niños y jóvenes recibieron el sacramento de la Confirmación por manos del Arzobispo Jesús Carlos Cabrero, en este día tan especial para este pueblo de Dios. ¡Felicidades a la Parroquia de Santa Isabel e Inmaculada Concepción de María!
Fiesta Patronal de la Inmaculada Concepción de María
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Por: Gustavo Alejandro García Vargas
os fieles de la comunidad parroquial de la colonia Himno Nacional 2ª sección, encabezados por el párroco Héctor Colunga y el Vicario el Pbro. Pedro Cristo Flores recibieron a nuestro Sr. Arz. Jesús Carlos Cabrero Romero, quien presidió la concelebración Eucarística en honor a la Inmaculada Concepción. La fiesta de la Inmaculada Concepción fue celebrada el pasado 8 de diciembre. La inmaculada Concepción de María es el dogma de fe que declara que por una gracia especial de Dios, ella fue preservada de todo pecado desde su concepción. La Concepción es el momento en el cual Dios crea el alma y la infunde en la materia orgánica procedente de los padres, la concepción es el momento en que comienza la vida humana.
Nuevo párroco en San Miguel Arcángel
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l pasado 8 de diciembre el Pbro. Oswaldo Esquivel Castillo fue designado como párroco en la Iglesia de San Miguel Arcángel, perteneciente a la comunidad de El Tepetate, Villa de Arriaga. El Vicario General de la Arquidiócesis el Pbro. Benjamín Aguirre, fue quien dio nombramiento e hizo entrega de los libros y llaves de la parroquia.
El nuevo párroco, Oswaldo Esquivel fue recibido en medio de aplausos de todos los fieles presentes; al término de la celebración Eucarística, se compartieron los sagrados alimentos en compañía de los sacerdotes y de los feligreses.
Por: Gustavo Alejandro García Vargas
Festividades a la Virgen de Guadalupe
El pueblo guadalupano, este 12 de diciembre vivió con gran fervor y devoción el día en que los feligreses festejamos con gratitud a la Virgen de Guadalupe, acudiendo a los Santuarios y parroquias donde se tiene la devoción de la Virgen. En todos los templos se vio un gran número de fieles, quienes fueron a pedir su protección y ayuda, no sin antes dar gracias por su infinito amor y misericordia como la Madre que es, quien siempre esta con nosotros. El Sr. Arz. Jesús Carlos Cabrero Romero presidió la Eucaristía; también se
festejó a la en distintas parroquias y capillas, que también llevan el nombre de la Virgen de Guadalupe; a todas ellas felicitamos por su gran entrega y devoción. Virgen Santísima de Guadalupe, muestra que eres nuestra Madre. Defiéndenos en las tentaciones, consuélanos en las tristezas, y ayúdanos en todas nuestras necesidades. En los peligros, en las enfermedades, en las persecuciones, en las amarguras, en los abandonos, en la hora de nuestra muerte, míranos con ojos compasivos y no te separes jamás de nosotros. Amén
Basílica de Guadalupe
Capilla de Guadalupe
Santuario del Desierto
Villa de Arriaga
Villa de Reyes
Domingo 20 de diciembre de 2015
Apertura del Jubileo del “Año Santo de la Misericordia”
Por: LCC Angélica Maldonado Morales
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l pasado domingo 13 de diciembre el Sr. Arz. Jesús Carlos Cabrero Romero, abrió la puerta del Gran Jubileo con motivo del “Año Santo de la Misericordia”, el cual a nivel mundial comenzó el pasado 08 de diciembre del 2015, día de la Festividad de la Inmaculada Concepción, inaugurándolo el Santo Padre Francisco; a nivel Arquidiocesano, fue el Señor Arzobispo, quien lo inauguró, abriendo la puerta lateral de la Catedral metropolitana potosina. Don Jesús Carlos Cabrero indicó que es un tiempo jubiloso, gozoso, que en realidad nos debe llenar de paz espiritual y alegría, porque se perdonarán pecados graves o mortales. En su mensaje, nuestro Pastor indicó que el mundo está sediento de amor, de perdón y de Misericordia, por lo que es preciso pedirle mucho a Dios que manifieste su Misericordia sobre cada uno de nosotros”. A veces el perdón es un huésped raro en nuestros corazones y en todos los ámbitos, por eso DEBEMOS APREDER A PERDONAR A TODO AQUEL QUE NOS HA HECHO ALGÚN DAÑO”. Pidamos a Dios que las instituciones que nos Gobiernan y desde la Iglesia doméstica que es la familia, o bien en el trabajo y nuestras Parroquias, y otros entornos, practiquemos la misericordia y aprendamos a perdonar a todos nuestros hermanos que nos ofenden o nos han ofendido y no se nos olvide que cada día debemos hacer alguna obra de Misericordia.
Apertura de la Puerta Santa en la Basílica Santuario de Guadalupe
Por Gustavo Alejandro García Vargas.
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l pasado 13 de diciembre del presente año se llevó a cabo la apertura del año de la misericordia en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Los creyentes se formaron desde muy temprano para presenciar la celebración Eucarística; el Pbro. Carlos Medina López recibió a los presentes para invitarlos a ingresar a la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales. Instruir, aconsejar, consolar, confortar, son obras espirituales de misericordia; como también lo son perdonar y sufrir con paciencia. Las obras de misericordia corporales consisten especialmente en dar de comer al hambriento, dar techo a quien no lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos. La Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado Es condición para nuestra salvación… Es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados no obstante el límite de nuestro pecado.
Solemne Apertura Año de la Misericordia Parroquia de Santa Catarina de Alejandría en Rioverde, S.L.P
¡Pónganse en camino!
Celebrando al Señor
Discípulos misioneros
Pre CONIAM del Decanato Santa Cruz
La Indulgencia Historia y Significado
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(Quinta y última parte)
P. Pedro Mexquitic Arredondo
l discurso sobre la indulgencia adquie-re, en el texto de MV, su original estructura. Ante todo viene subrayado lo “ilimitado” del perdón de Dios. No obstante esto, el pecado del hombre, incluso perdonado, ejercita todavía un condicionamiento, determina todavía sufrimiento: No obstante el perdón, llevamos en nuestra vida las contradicciones que son consecuencia de nuestros pecados. En el sacramento de la Reconciliación Dios perdona los pecados, que realmente quedan cancelados; y sin embargo, la huella negativa que los pecados dejan en nuestros comportamientos y en nuestros pensamientos permanece. (MV, 22) Como hemos visto ya en los artículos pre-cedentes, esta es la relación, antropológicamente y teológicamente compleja, expresada en el lenguaje doctrinal con la distinción entre “perdón del pecado” y “remisión de la pena temporal”. Es la tensión entre la gracia del perdón y la respuesta de la libertad. Ella viene presentada con palabras cuidadas, que no usan para nada el “léxico tradicional”, pero que lo traducen con una imagen bíblica: La misericordia de Dios es incluso más fuerte que esto. Ella se transforma en indulgencia del Padre que a través de la Esposa de Cristo alcanza al pecador perdonado y lo libera de todo residuo, consecuencia del pecado, habilitándolo a obrar con caridad, a crecer en el amor más bien que a recaer en el pecado. (MV, 22) Con el mismo fin son las palabras que deli-nean el horizonte más amplio de la indulgencia, o sea la oración que se abre a los Santos y a los Beatos, oración “por los vivos y por los difuntos”. También en este caso el toque, el estilo y el lenguaje del Papa Francisco retoman el tema tradicional, traduciéndolo en categoría más simple y no menos profunda: La Iglesia vive la comunión de los Santos. En la Eucaristía esta comunión, que es don de Dios, actúa como unión espiritual que nos une a los creyentes con los Santos y los Beatos cuyo número es incalculable (cfr Ap 7,4). Su santidad viene en ayuda de nuestra fragilidad, y así la Madre Iglesia es capaz con su oración y su vida de ir al encuentro de la debilidad de unos con la santidad de otros. Vivir entonces la indulgencia en el Año Santo
significa acercarse a la misericordia del Padre con la certeza que su perdón se extiende sobre toda la vida del creyente. Indulgencia es experimentar la santidad de la Iglesia que participa a todos de los beneficios de la redención de Cristo, para que el perdón sea extendido hasta las extremas consecuencias a la cuál llega el amor de Dios. Vivamos intensamente el Jubileo pidiendo al Padre el perdón de los pecados y la dispensación de su indulgencia misericordiosa. (MV, 22) La “desritualización” no significa pérdida de los “umbrales rituales” del cuál cada acto de culto es necesariamente provisto, sino una recuperación de un significado primario de la “misericordia”, que no se deja enjaular en “actos administrativos” o en “devociones habituales”. El Jubileo de la Misericordia es una forma de la Iglesia “en salida”. Por esto no puede utilizar las formas rituales en modo defensivo u ofensivo, sino solo para tener abierta la puerta a la gracia que irrumpe. Para concluir estos cuatro artículos sobre la cuestión fundamental de las indulgencias, podría resumirse así: la indulgencia, como remisión de la pena temporal que sobrevive al perdón de la culpa, tiene necesidad de una comprensión no primariamente jurídica de la pena temporal, sino auténticamente antro-pológica y exquisitamente teológica. Para la remisión de la pena temporal, la indulgencia no constituye una “via facilior” (vía fácil), un “atajo” respecto a la conversión ordinaria. Ella representa en cambio la ayuda solemne del amor místico del cuerpo de Cristo ofrecido a la debilidad del pecador arrepentido, a fin de que él pueda realizar una conversión profunda y eficaz. Si es verdad que la gracia de Dios nos sustituye, pero promueve y solicita la li-bertad del hombre, es igualmente verdad que: “La indulgencia nos sustituye la difícil labor del amor y no es la cancelación más fácil de las penas de los pecados; ella es más bien la ayuda de la Iglesia de cara a favorecer la obra siempre difícil del amor. La indulgencia no facilita sustituyendo y tomando el puesto de la conversión […] en cambio favoreciendo la conversión misma. La indulgencia no es el sustituto de la obra existencial del amor y de la penitencia, en cambio es una ayuda para esta obra” (K. Rahner, sobre la doctrina oficial de hoy sobre la indulgencia).
El pasado sábado 21 de noviembre se llevó a cabo el PreCONIAM en el decanato Santa Cruz. Las parroquias que conforman el decanato son: Ntra. Sra. De Guadalupe, Villa de Arriaga; San Francisco de Asís, Villa de Reyes; San José, de Bledos; San Miguel Arcángel, El Tepetate y San Rafael Guízar Obispo, Pardo, Villa de Reyes La cita fue en la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, en Villa de Arriaga en punto de las 9:00 de la mañana, donde alrededor de 850 niños y catequistas, participaron del Pre-CONIAM DECANAL. Se inició con las palabras de bienvenida por parte del Padre Juan Martínez, párroco del lugar y la animación por parte del Padre Francisco Castillo así como la colaboración del Grupo JUFRA (Juventud Francisca, que pertenecen a la parroquia de Villa de Reyes). Poco después, se integraron los participantes en cinco equipos, según los colores misioneros de los continentes. Se realizó además una marcha misionera, saliendo de la parroquia rumbo al salón “el barzón”, un espacio más grande para poder compartir el Congreso. Durante el recorrido se hizo el rezo del santo rosario misionero, y entre cantos, porras y vivas, se notó la alegría de los participantes. El Equipo de la Dimensión de Misiones compartió los temas centrales del encuentro: “Que los niños ayuden a los niños” y “los niños, discípulos misioneros en salida”. Además se contó con la participación de “chetto”, quien es un pequeño amigo misionero que junto con el Padre Javier estuvieron recapitulando lo aprendido en los temas. El congreso culminó con la Celebración Eucarística, que fue presidida por el Padre Jesús Nares Guzmán, quien es está a cargo de la Dimensión de Misiones. Durante la Misa les recordó a los niños y adolescentes misioneros la importancia de su ayuda en la Iglesia y aporte a la misma, ya que es un llamado que Jesús hace a los más pequeños. Decanato Santa Cruz… en camino al CONIAM 2017
Domingo 20 de diciembre de 2015
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Mi celular y yo Por: Juan Jesús Priego
Debo reconocerlo: perdí. Perdí la apuesta que había hecho conmigo mismo de no poseer nunca, pasara lo que pasara, un teléfono celular. «Lo que es a mí, la tecnología no va a domesticarme», me decía repetidamente hace apenas doce años; y luego de decirme esto, tomaba al respecto serias resoluciones. «¿Para qué un teléfono celular?», me seguía diciendo a mí mismo como tratando de convencerme. «Hace apenas veinte años estos artefactos ni siquiera existían y no por eso se suicidó la gente. ¿O es que en aquella época remota los echábamos de menos? ¡Para nada que los echábamos de menos! Esto debería hacerme concluir que, si ayer se podía vivir sin ellos, ahora igualmente podemos». Cuando trataba de persuadirme con tales argumentos, yo estudiaba todavía en Roma, ciudad que me parecía deprimente a causa de los miles de hombres, mujeres y niños que, por estar atentos a los sonidos de su teléfono, descuidaban paisajes, amigos, lecturas y relaciones. Pero llegó el día en que tuve que regresar a México, quiero decir a San Luis Potosí, y entonces empecé a escuchar todo tipo de quejas contra mí por parte de amigos, parientes y conocidos: «Hombre, ¿pero en qué mundo vives?». O bien: «¿Por qué te escondes de nosotros y no te dejas encontrar?». Los tonos eran recriminatorios, y ásperas las modulaciones de la voz. Hasta entonces yo había creído que cargar un teléfono celular era darse a uno mismo demasia-da importancia. ¿No era pretencioso creer que los demás se morían por hablar conmigo a cualquier hora del día o de la noche? Pero ahora resultaba que no, que la cosa era exactamente al revés: que no cargar un teléfono de ésos era como darse aires de nobleza y adoptar poses de chocante superioridad. Uno de mis amigos me dijo un día en un tono tan recriminatorio que me eché a temblar: -Claro, claro, los que te buscamos debemos hablar a todos lados para ver si damos contigo, y eso no es justo. ¿De dónde acá esas ínfulas de príncipe medieval que te das? ¡Cómprate ya, por favor, un celular!
Entendí lo que pretendía aquella argumentación y cedí ante la fuerza de su retórica; retórica que, por lo demás, es la misma de la sociedad interconectada en que vivimos, y que más o menos se expresa así: «Hoy estamos en la era de la comunicación; por lo tanto, es sumamente necesario para estar a tono con los tiempos que corren no aislarse, no apartarse, sino comunicar. El que se aparta, o es un chiflado, o es un soberbio. ¡Prohibido, pues, darse aires de aristócrata practicando la desconexión! ¡Prohibido bloquear el flujo comunicativo que une permanentemente a los unos con los otros!». No sé si este amigo del que hablo habrá leído a Kevin Kelly, director de Wired, una de las revistas más famosas del mundo digital, aunque no lo creo, pues de haberlo hecho habría descubierto al instante que las palabras de este apologista de la conexión eran bastante parecidas a las suyas: «Fuera de Internet no hay salvación. El que rechaza la gracia que viene del ciberespacio gemirá y rechinará los dientes por toda la eternidad». ¡Cómo lamento haber tomado en serio aquellas recriminaciones! Hoy extraño los días en que podía comer sin que el teléfono me sacara de quicio con sus vibraciones y sus pitidos; hoy, para decirlo de una vez, el que vibra (de angustia, de desesperación) soy yo. ¡Señores, créanme: se acabó la vida privada! ¡Y cuidado con que apagues tu teléfono, porque dentro de una hora sonará dos veces en venganza contra ti por tus instintos tan poco civilizados y hasta ermitaños! -¡Es que no lo encuentro a usted por ningún lado! -me gritaba hace poco una señora que de tenerme enfrente de seguro me habría matado hundiéndome una daga. -¿Pues dónde me buscó? -le pregunté. -¿Dónde? ¡Pero si le he marcado diez mil veces! Ahora ya no es necesario buscar, sino que basta con llamar. ¡Qué fácil, qué sencillo! Y por si esto fuera poco, existe además un demonio –siempre en nuestro celular- llamado
buzón de voz, donde la gente te deja mensajes muy parecidos a éste: «Por favor, comuníquese conmigo al 4445667788. ¡Es urgente! Gracias». Y de este modo, ellos ya no tendrán que hacer una segunda llamada, sino que te dejarán a ti con todo el peso de la responsabilidad. ¡Si no te comunicas, el culpable serás tú, aunque trates de defenderte diciendo que no tenías tiempo-aire para obedecer su mandato! Estar disponibles, constantemente disponibles, 24 horas al día, incluidos sábados y domingos, ¿no es la muerte? Como decía hace poco Paul Soriano, un gran intelectual francés, «hay actividades cuya esencia misma requiere duración y que sólo pueden ejercerse al resguardo de los acontecimientos, es decir, desconectando: leer, escribir, hablar, estudiar, pensar, rezar»… En efecto, ¿cómo es posible realizar cualquiera de estas acciones sacrosantas sin silencio y con el teléfono encendido? Por eso –sigue diciendo Soriano-, una persona y una institución sólo pueden demostrar que están vivas si son capaces de apartarse y de desconectar: «Un test para verificar si una institución está viva –dice- es preguntarse: ¿le piden a usted cuando penetra en ella que apague su teléfono?». Desde que leí este párrafo salvador en un libro titulado Internet, el éxtasis inquietante (libro escrito en coautoría con Alain Finkielkraut) mis sentimientos de culpa han desaparecido y, a veces, hasta me doy el lujo de olvidar adrede mi celular. Y cuando alguien me llena de improperios por mi descuido y mi falta de consideración, yo esbozo una sonrisa como diciendo: «Sí, hombre, ¡qué cabeza la mía! Pero, ¿qué le vamos a hacer? Así soy yo de descuidado». Y emprendo mi caminata por las callejuelas de la vida lanzándome a mí mismo un guiño de complicidad.
Su nombre será llamado Altísimo
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(Pintura de Simón Dewey)
imón Joseph John Dewey, el único hijo de un conductor de autobús de Londres, nació en Londres, Inglaterra en 1962. Se crió en un humilde, suburbano casa de Londres. Aquí, las experiencias y la educación que moldearon el joven artista siempre el talento, la fe y la inspiración que se manifiestan tan bellamente en el arte de Simón. La madre de Simón, Faith, una mujer profundamente espiritual, nutre a sus hijos en un ambiente donde Dios, el amor y la belleza eran como en casa. Cuando el padre de Simón, José (conocido como Joe para los amigos) no conducía el autobús para mantener a su familia, por lo general se puede encontrar en su estudio improvisado en la esquina de la pequeña sala de
estar perfeccionando un retrato. Durante 16 años, SIMÓN DEWEY ha buscado en silencio para celebrar la vida y la misión de Jesucristo. Su trayectoria artística comenzó en Londres, Inglaterra como ilustrador freelance. En 1997 entró en el mundo de las bellas artes con el lanzamiento de “Él vive”. Desde entonces, Simón se ha hecho conocido por sus retratos exquisitamente detalladas y delicadas capturas de momentos de la licitación a la magnífica. Muchos se maravillan con la forma magistral que retrata el amor y la compasión en el rostro del Salvador y de la devoción a los ojos de los creyentes. Las personas cercanas a Simón saben que esta inspiración se basa en su propia empresa y perdurable fe.
El Barrio de San Sebastián (Primera parte)
Las villas o ayuntamientos formaban parte de la ciudad. En 1869 suprimieron sus ayuntamientos y los incorporaron a la ciudad, de la cual pasaron a ser barrios. Hoy estos barrios han perdido su dimensión humana.
Rafael Montejano y A.
El año de 1992 se celebraron dos acontecimientos: el descubrimiento de América y la fundación del pueblo de San Luis Potosí, nuestro pueblo. Al referirnos a fundación no queremos dar a entender que el pueblo se formó a raíz de una orden, como por arte de magia. No, nuestras tierras fueron en un principio, visitadas, que no habitadas, por indios chichimecas, principalmente guachichiles, éstos eran salvajes, no vivían en un lugar fijo, eran nómadas y sólo aparecían por estas tierras cuando había tunas, mezquites, pitayas, garambuyos o animales para cazar, en una palabra, se alimentaban de lo que la naturaleza les ofrecía. Cuando se agotaban estos satisfactores emigraban hacia el sur o a donde consideraban que podían encontrar con qué alimentarse. Lo que conocemos hoy como República Mexicana, estaba dividida en dos zonas bien delimitadas: Mesoamérica y Áridoamérica. En Mesoamérica la conquista fue relativamente fácil para los españoles puesto que se trataba de pueblos con cultura, algunos de ellos muy avanzada como los mayas y los aztecas y con una organización política bien definida, de entre los pueblos sometidos por los aztecas, algunos hicieron alianza con los españoles para liberarse del yugo azteca principalmente. Áridoamérica, sin embargo, estaba ha-bitada por salvajes guerreros que formaban pequeños grupos y que hablaban lenguas muy diversas, por lo que entre ellos no había unidad. Las tierras eran áridas y por lo tanto no constituían un atractivo para los conquistadores, pero en 1546 Juan de Tolosa descubrió las minas en el cerro de la Bufa y a raíz de esto, más tarde, en 1548, fundó la ciudad de Zacatecas en compañía de Diego Martín de Ibarra y Baltazar Temiño Bañuelos. A partir de entonces se hicieron frecuentes las incursiones de los españoles en Áridoamérica en busca de minerales. Por el sureste Fernando de Tapia y Nicolás de San Luis Montañez con indios otomíes de la provincia de Jilotepec, apoyándose en Querétaro, incursionaban por San Luis de la Paz y San Felipe y aún llegaron al Valle de San Francisco (hoy Villa de Reyes). Los nómadas se fueron acostumbrando a las caravanas que incursionaban en el territorio y hasta llegaron a juntarse en grupos pequeños para acercarse a dichas caravanas, éstas a su vez les rega-laban comida y ropa. Fue en aumento el número de pedigüeños de tal suerte que enfadaron a los de las caravanas y éstos no sólo no les daban sino que, antes bien, los maltrataban y tanto los hostigaron que en 1550 estalló la “guerra chichimeca” que había de durar hasta muy entrado el
Por: Lic. Ricardo García López
siglo XVIII. No obstante esta guerra, los frailes franciscanos de la `provincia de los zacatecas, con peligro de sus vidas, y principalmente Fray Diego de la Magdalena, habían organizado una pequeña comunidad de guachichiles en lo que hoy es “Plaza de los Fundadores”, para enseñarles la Doctrina Cristiana y la vida se-dentaria. Durante la “guerra chichimeca” se utilizaron todas las estrategias militares para someter a los aguerridos chichimecas pero todo fue inútil. El capitán mestizo Miguel Caldera dejó de lado la espada y utilizó la diplomacia y los regalos de paz y en esta forma redujo a algunos de aquellos hombres que parecían indomeñables y gracias también a Fr. Diego de la Magdalena que con su paciencia y amor exhortó a los indios a llevar una vida sedentaria, organizada en comunidades; a obtener el sustento, la ropa y demás, explotando técnica y constantemente los recursos naturales. Esto se dice fácil, pero la realidad fue que los primeros asentamientos que se formaron no podían ser estables, pues aún cuando había indígenas que se aficionaban a los frailes y convivían con e-llos, la mayor parte seguía prefiriendo la vida nómada. Por eso cuando se logró la pacificación y cesaron los asaltos, des-trucciones de pueblos y matanzas de pobladores, se pensó en traer maestros labradores, e indios ya civilizados que hablaban o entendían el castellano, que practicaban la religión y que conocían la agricultura, la ganadería, las artesanías y el arte. Por ello se trajeron familias de tlaxcaltecas que se avecindaron en lo que hoy es el barrio de Tlaxcala. Los frailes franciscanos fueron los pri-meros que enseñaron a los indios recién asentados la escritura, la lengua que estaba uniendo a los indios prehispánicos, las artes, las ciencias, la religión y sus manifestaciones sociales; había que enseñarles el estilo del vivir humano. Al descubrirse las minas de San Pedro el 4 de marzo de 1592, se difundió la noticia con la celeridad que permitía la época, y acudieron muchos españoles de todas las ciudades y demás reales de minas. Acudieron oficiales de todos los oficios y mercaderes. Con los españoles vinie-ron negros y mulatos, y por su cuenta o contratados por los misioneros o autoridades civiles vinieron indios tarascos, aztecas, tlaxcaltecas, otomíes y otros indios sedentarios, fundándose oficialmente San Luis Potosí como pueblo el 3 de noviembre de 1592. Con tan gran concurso de gentes, el cura de la ciudad y los frailes menores no se daban abasto para atender las necesidades espirituales de toda la población: Hacia 1599 vino el fraile agustino Pedro de Castroverde a fundar convento. La iglesia la construyeron en 1603, en este año establecieron el barrio de San Sebastián. Algunos historiadores aseguran que con familias otomíes, principalmente, y otras naciones indígenas, o como diríamos actualmente otras etnias, que, pro-bablemente a la llegada de estos agusti
El documento episcopal de “Aparecida”
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Por Victor Manuel Torres Armenta
obre la carretera que va de Sao Paulo a Río de Janeiro, en el corazón de Brasil, el país con más católicos en el mundo, se encuentra un pequeño poblado llamado Goiania, allí se yergue de manera imponente el santuario de “Nuestra Señora de Aparecida” para beneplácito del peregrino y del viajero; en dicho lugar, en mayo del 2007 se reunieron los obispos de la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe para tratar temas relativos a la postura de la doctrina cristiana como la vida, la familia y los derechos humanos, entre otros. Pero, ¿qué es una Conferencia Episcopal?, ¿quién asiste?, ¿cómo se difunden sus conclusiones?. ¿cómo lo puede entender un laico de manera sencilla?. Bien, todos los obispos del mundo están organizados en conferencias episcopales, que son instituciones de carácter permanente y están formadas por la asamblea de los Obispos de una nación o territorio determinado. Como regla general, según lo establece el canon 450 del Derecho Canónico, la Conferencia Episcopal comprende a los Obispos de todas las Iglesias particulares de una misma nación. Las Conferencias Episcopales tienen la función de promover el mayor bien que la Iglesia proporciona a los hombres, proponiendo formas y modos de apostolado convenientemente acomodados a las peculiares circunstancias de tiempo y lugar. Es por ello que se dividen por regiones ya que las costumbres y rasgos culturales pueden ser más homogéneos de esta manera. Asisten el Papa, los obispos, los sacerdotes, religiosos, laicos y personas de distintos credos religiosos de esa región en particular para tratar temas de interés común y vertir sus conclusiones desde la óptica de cada uno de los participantes bajo el hilo conductor de Jesucristo, camino verdad y vida (Jn 14,6). Y la forma de difundir las directrices comentadas en estas reuniones es mediante un documento conclusivo, que en esta ocasión es “El documento conclusivo de Aparecida”. Parte muy importante de este documento es darle continuidad a los documentos de las pre-cedentes conferencias generales de Río de Janeiro (1955), Medellín (1968), Puebla (1979), Santo Domingo (1992) y Aparecida (2007). Algunos de los temas más tangibles de la vida diaria, entre muchos otros, que son tratados en este documento son los relativos a las prácticas abortivas, la eutanasia, la manipulación genética y embrio-naria (hablan sobre la VIDA); el matrimonio, la educación, la niñez y los jóvenes (hablan sobre la FAMILIA); la solidaridad, la democracia y la credibilidad de las instituciones civiles (hablan de los DERECHOS HUMANOS). Es un documento muy interesante que puede servir a cada persona como un parámetro moderador del pensamiento intelectual-cristiano del tercer milenio. También puede ser un apoyo que ayude a definir las directrices del criterio personal bajo la lupa de los valores humanos universales desde la óptica de la fe.
Fe y Política
El atrevimiento de Agustín Basave
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Jorge E. Traslosheros (Periódico la Razón)
gustín Basave, nuevo presidente del PRD, declaró al periódico La Razón que, en la búsqueda de alianzas con otros partidos, incluido el PAN, temas como aborto, voluntad anticipada, matrimonio gay y legalización de la mariguana, pueden quedar de lado. Las reacciones de parte de la izquierda fueron del asombro a la condena, pues consideran que son demandas históricas, parte sustantiva de su ideología. Me parece una visión corta de la historia y de la izquierda. Veamos. El aborto está lejos de ser demanda histórica de la izquier-da mexicana y latinoamericana. No hace mucho consideraban el abortismo como parte de la ideología imperialista para contener el desarrollo de los pueblos marginados. En los años setentas, lanzaron una campaña continental e hicieron un documental llamado Los hijos del subdesarrollo que, en su pobreza material, mostraba una gran riqueza humana. Después de estudiar mucho el tema he concluido que tenían razón. La única justificación del abortismo es el control poblacional. Sólo cuando la huérfana socialdemocracia europea se alió con ese liberalismo ramplón, promotor del narcisismo como forma de vida, el aborto se volvió una de sus banderas. Y la izquierda latinoamericana, en su confusión, compró el boleto. La legalización de la mariguana con fines lúdicos tampoco ha sido una de sus demandas. Antes bien, se ha opuesto constantemente a cualquier política que intoxique a la juventud porque, al enajenarla, le impide pensar en la realidad formada de injusticias estructurales, que es imperioso combatir. Decir que es una demanda histórica es trampa, un burdo intento de crear una tradición de un asunto coyuntural. Por otro lado, el uso de la cannabis con fines medicinales tiene gran consenso, como la necesidad de discutir la estrategia de combate al narco. No son asuntos de izquierda o derecha, sino de sentido común. El matrimonio gay tampoco puede formar parte de esas demandas históricas porque su debate es de factura reciente. También hay que matizar. Existe consenso en la justicia que implica proteger distintas formas de asociación entre seres humanos, entre ellas la unión de dos personas del mismo sexo; pero hay gran controversia en concederles el estatuto legal de matrimonio. No es un acto de discriminación, sino de fineza jurídica porque, en su propia constitución, sería una situación de distinta naturaleza a la unión heterosexual. Ni es un debate cerrado, ni la izquierda lo ha defendido históricamente. En cuanto a la voluntad anticipada, hay acuerdo entre los distintos partidos para favorecerla, incluida la izquierda, porque se encuentra en las antípodas de la eutanasia y en México existe un general rechazo a la misma. Por el contrario, se ha creado otro muy favorable a los cuidados paliativos. Es más humano cuidar enfermos, discapacitados y ancianos, que matarlos. Parte de la izquierda mexicana y latinoamericana se desna-turalizó cuando pactó con el liberalismo radical europeo. Abandonó su confianza en las personas a cambio de una antropología pobrísima que, por considerar al ser humano como individuo narcisista, reduce la libertad al simple cumplimiento del deseo, es decir, a capricho. Esta visión de la persona devasta los naturales mecanismos de solidaridad, como son la familia y demás cuerpos intermedios de la sociedad civil, sin los cuales la justicia deviene en quimera. La izquierda debe alejarse ya de esa visión cortoplacista y ramplona, para recuperar su vocación por una auténtica justicia social. El atrevimiento de Agustín Basave es digno de celebración. Ojalá genere un serio debate en la izquierda mexicana
Vaticano
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¿Por qué un Jubileo de la Misericordia? Papa Francisco se explica Nada es más importante que elegir “lo que a Dios más le agrada”, ¡su misericordia!
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l 8 de este mes, en la Basílica de San Pedro, abrí a Puerta Santa del Jubileo de la Misericordia, tras haberla abierto ya en la catedral de Bangui, en Centroáfrica. Quisiera reflexionar junto a ustedes sobre el significado de este Año Santo, respondiendo a la pregunta: ¿por qué un jubileo de la Misericordia? La Iglesia necesita este momento extraordinario. En nuestra época de profundos cambios, la Iglesia está llamada a ofrecer su contribución peculiar, haciendo visibles los signos de la presencia y de la cercanía de Dios. Y el Jubileo es un tiempo favorable para todos nosotros, porque contemplando la Divina Misericordia, que supera todo límite humano y resplandece en la oscuridad del pecado, podamos llegar a ser testigos más convincentes y eficaces. Volver la mirada a Dios, Padre misericordioso, y a los hermanos necesitados de misericordia, significa poner la atención en el contenido esencial del evangelio: Jesucristo, la Misericordia hecha carne, que hace visible a nuestros ojos el gran misterio del Amor trinitario de Dios. Celebrar un Jubileo de la Misericordia equivale a poner de nuevo en el centro de nuestra vida personal y de nuestras comunidades lo específico de la fe cristiana. Un Año Santo, por tanto, para vivir la misericordia. Sí, queridos hermanos y hermanas, este Año Santo se nos ofrece para experimentar en nuestra vida el toque dulce y suave del perdón de Dios, su pre-sencia junto a nosotros y su cercanía sobre todo en los momentos de mayor necesidad. Este Jubileo, en resumen, es un momento privilegiado para que la Iglesia aprenda a elegir únicamente “lo que a Dios más agrada”. ¿Y qué es lo que “a Dios más le agrada”? Perdonar a sus hijos, tener misericordia de ellos, para que ellos puedan a su vez perdonar a los hermanos, resplandeciendo como antorchas de la misericordia de Dios en el mundo. Queridos hermanos y hermanas, el Jubileo será un “tiempo favorable” para la Iglesia si aprendemos a elegir “lo que a Dios más le agrada”, sin ceder a la tentación de pensar que haya alguna otra cosa más importante o prioritaria. Nada es más importante que elegir “lo que a Dios más le agrada”, ¡su misericordia! También la necesaria obra de renovación de las instituciones y estructuras de la Iglesia es un medio que nos debe conducir a hacer la experiencia viva y vivificadora de la misericordia de Dios que, sola, puede garantizar a la Iglesia ser esa ciudad puesta sobre un monte que no puede permanecer escondida (cfr Mt 5,14). Si debiésemos, aunque sea un solo momento, olvidar que la misericordia es “lo que a Dios le gusta más”, cada esfuerzo nuestro sería vano, porque nos convertiremos en esclavos de nuestras instituciones y nuestras estructuras, aunque estén renovadas.
“Sentir fuertemente en nosotros la alegría de ser reencontrados en Jesús que como Buen Pastor ha venido a buscarnos porque estábamos perdidos” (Homilía de las primeras Vísperas del Domingo de la Divina Misericordia, 11 de abril 2015). Este es el objetivo que la Iglesia se pone en este Año Santo. Así reforzaremos en nosotros la certeza de que la misericordia pueda contribuir realmente a la edificación de un mundo más humano. Especialmente en estos tiempos nuestros, en los que el perdón es un huésped raro en los ámbitos de la vida humana, la llamada a la misericordia se hace más urgente en todas partes: en la sociedad, en las instituciones, en el trabajo y también en la familia. Cierto, alguno podría objetar: “pero, padre, la Iglesia, en este Año, ¿no deberíamos hacer algo más? Es justo contemplar la misericordia de Dios, pero hay necesidades más urgentes”. Es verdad, hay mucho que hacer, y yo mismo no me canso de recordarlo. Pero es necesario tener en cuenta que, en la raíz del olvido de la misericordia está siempre el amor propio. En el mundo, esto toma la forma de la búsqueda exclusiva de los propios intereses, de placeres y honores unidos al querer acumular riquezas, mientras en la vida de los cristianos se disfraza a menudo de hipocresía y de mundanidad. Los motivos del amor propio, que convierten en extraña la misericordia en el mundo, son tantos y tan numerosos que, a menudo, no somos capaces de reconocerlos como límites y como pecado. Esta es la razón por la que es necesario reconocernos como pecadores, para reforzar en nosotros la certeza de la misericordia divina. Queridos hermanos y hermanas, espero que, en este Año Santo, cada uno de nosotros haga experiencia de la misericordia de Dios, para ser testigos de “eso que a él le gusta más”. ¿Es de ingenuos creer que esto pueda cambiar el mundo? Sí, humanamente hablando es de locos, pero lo que es “necedad de Dios es más sabio que los hombres y lo que es debilidad de Dios es más fuerte que los hombres” (1 Cor 1,25).
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De la tristeza y la alegría
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán humano está ligado casi totalmente con necesidades o cosas no satisfechas. La vida es un continuo tratar consolados (Mt 5, 5) de superar adversidades; el conservar la vida es una Se llora por muchas razones. El ser humano es un verdadera lucha contra la muerte, es decir, con todo ser sufriente. El alma humana es demasiado frágil. lo que amenace la seguridad, la permanencia aquí; la Tiende a romperse con demasiada frecuencia. Hay vida es una batalla contra el dolor. cosas que duelen, situaciones irreparables unas y complicadas otras. Todos lloran o han llorado alguna Hay quienes, por ejemplo, son o se sienten incapaces de superar una herida de amor; aquí se incluyen senvez. timientos, ideas, necesidades físicas y afectivas; tamEn el evangelio, lo mismo que en la Biblia, en general, bién entran en juego costumbres que han cambiado, encontramos escenas cargadas de mucho sufrimien- y que al cambiar han generado necesidades. El amor, to. Aun el hijo de Dios hecho hombre no pudo verse como sentimiento puede hacer surgir una infinidad de desligado del dolor, del llorar. La madre de Dios es dolores casi mortales, que hacen llorar. también víctima del sufrimiento, es incluso advertida de un gran dolor que atravesará su corazón como Ningún adulto llora por haberse lastimado; cuando uno es herido físicamente o cuando padece un dolor una espada filosa (Lc 2, 35). agudo en su cuerpo, ciertamente sufre, pero no lloPero, ¿por qué es bueno llorar? ¿Por qué el su-frimien- ra como hacen los infantes; no negamos que existen to es aceptado por Jesucristo como condición para sufrimientos, que las heridas duelen, pero, aunque el vivir el reino de los cielos? ¿Por qué sufre Jesús tam- dolor se filtra hasta la médula de los huesos, uno no bién? ¿Qué de bueno hay en el sufrir? llora como niño por eso; el dolor físico es una carga, pero no es el origen del sufrimiento verdadero. Solo el que ha sufrido puede conocer el verdadero valor de la felicidad. Si todos fuéramos felices, es de- Y Jesús no dice: “bienaventurados los que sufren”, cir, si no supiéramos del dolor, si no se experimentara sino “bienaventurados los que lloran”. Debemos tradolor en el cuerpo o en el alma, los días serían todos tar de distinguir bien esto: sufrir tiene que ver más iguales, quizá sería demasiado aburrido. El dolor, la con necesidades físicas, con adversidades demaprueba, el sufrimiento, hacen que los días sean difer- sia-do humanas, cosas prácticas. Llorar tiene que ver entes, que haya motivos para luchar, para superar las con realidades del alma. adversidades. Es cierto que también el dolor físico puede llevar a Si embargo, el estado natural del ser humano es la alguno a llorar, pero no precisamente por el dolor, felicidad; si pudiéramos remontarnos hasta los orig- sino por las condiciones nuevas que viene a generar ines, hasta el momento de la creación, nos encon- la situación que duele, por ejemplo, ya no se podrán traríamos a Adán y su mujer, disfrutando de unas va- hacer las cosas que cotidianamente se hacían, piencaciones fantásticas, sin dolor, sin enfermedad, sin so por ejemplo en un deportista que tiene una fracmuerte. Pero el pecado los vino a hacer seres su-fri- tura, la cual, ciertamente duele, pero no hace llorar, entes, por el pecado entró el dolor en el mundo, lo sin embargo puede haber sufrimiento en el alma de mismo que la muerte y la enfermedad. Luego de la aquel, si la fractura viene a impedir el desarrollo de la desobediencia de Adán, inició una carga para el ser actividad deportiva que aquel realizaba; pensemos, humano. El trabajo, las dificultades para ganarse la por ejemplo, en un pianista que se gana la vida realivida, una muerte segura, el parto con dolor. zando conciertos musicales y sufre de artritis, ciertamente algo dolerá la enfermedad, pero lo que llevará Y el ser humano está hecho para la alegría; el estado al sufrimiento del alma, al llorar, no es ese dolor físico, natural es la paz, como la viven los niños pequeños, sino las condiciones nuevas, que llevarán a ese homlos bebés. Ellos lloran, pero no sufren, lloran porque bre a no realizar aquello que lo hacía feliz. es la única manera que tienen de comunicarse, y les funciona bien. Tienen hambre o tienen frío y lloran; es- El llorar es algo que viene de adentro, a veces tán mojados o sudados y lloran, y allá viene la mamá gene-rado por causas externas. El sufrimiento viene a solucionar sus incomodidades. El sufrimiento, si se de la unión de razón, dolor, pecado, sentimientos, puede llamar de esta manera, en ellos, es solamente necesidades, deseos. físico, nada que no arreglen los besos de mamá, nada Los sufrimientos más grandes del mundo tienen su que no se arregle con unos cuantos cuidados. origen en los dolores del alma. Una de las cosas más Pero, en los adultos, el sufrimiento no tiene solo dolorosas es la muerte, pero no acaso la muerte perque ver con aspectos o realidades físicas, no; el su- sonal, sino la de las personas que amamos. Perder frimiento de los adultos y de los jóvenes tiene que a un ser querido toca aquellas cuerdas tan sensibles ver con estados del alma, con insatisfacciones, con del interior. Pensar que no volveremos a ver a alguinecesidades, con heridas que surgen de las profun- en a quien hemos querido nos lleva a experimentar didades del alma. Se puede decir que el sufrimiento aquellos dolores que no se pueden comparar con nada. Perder seres queridos hace que nuestra alma
se rompa en pedacitos, porque ya no compartiremos cosas, ideas, palabras, la vida con ellos, y la vida es algo compartido, por eso duelen las muertes de los que amamos, porque compartimos la vida con ellos, y algo de nuestra vida muere con ellos también; nos duelen porque teníamos lazos con ellos, lazos del alma. Esto le pasó a Jesús cuando murió un queridísimo amigo suyo, Lázaro (Jn 11, 35); él sabía que podría resucitarlo, y de hecho lo haría más tarde, sin embargo lloró por él cuando éste murió; eran lágrimas de amor, lágrimas lloradas por el ser amado; los amigos, los amados no deberían morir. Algo parecido sucede con la “perdida” de seres queridos, con la partida de alguien a quien hemos amado, ocurre casi igual que con la muerte de este. Saber que no volveremos a reír o a llorar, a compartir la vida con aquel, nos lleva a la pesadumbre. Cuando un ser querido se va el alma sufre; al contrario, cuando alguien, que estuvo a punto de morir, alguien a quien amamos, logra superar la trágica muerte, nos gozamos con él, hacemos fiesta por su recuperación, nuestra alma ríe. Queremos quedarnos con las personas que amamos, no queremos que se vayan nunca de nuestra vida, porque tenemos miedo de sufrir. Hay muchas más cosas que hacen llorar un corazón, lo mismo que hay pequeñas cosas que lo hacen sonreír. Lo cual nos viene a recordar que el estado natural del hombre es la dicha, la paz, la felicidad; cuando sufrimos es porque algo nos falta; el sufrimiento no debería existir, sin embargo, hay muchas cosas que lo hacen aparecer en nuestra vida, en nuestras almas; y la vida se convierte en una aferrada lucha por mantener la felicidad; nadie quiere estar triste, nadie quiere permanecer en el dolor, lo queremos superar de mil maneras, por eso inventamos las diversiones, las vacaciones, las fiestas. Pero el que no conoce el sufrimiento no podrá distinguir la alegría. Cuando Jesús dice: dichosos los que lloran tal vez nos está enseñando que la solución ha llegado, nos está declarando que con el reino de los cielos, con el aceptar su reino, cualquier sufrimiento tiene ahora remedio; nos enseña que él vino a asumir la muerte, la enfermedad, el dolor del cuerpo y del alma; nos enseña que, al padecer por nosotros, ya no tendremos que sufrir para siempre. También significa esto que, él ha compartido nuestros sufrimientos más profundos, más agudos; que él ha llorado más que todos y, al hacerlo, nos ha librado de los peores; el reino de los cielos no es otra cosa que saber que habrá consuelo verdadero, total, que la alegría está llegando. De hecho, en las bienaventuranzas de san Lucas se dice: dichosos los que lloran, porque al fin reirán (cf. 6, 21). El consuelo llegó junto con Jesús. Él es el consolador, el que no solo es el que padece por nosotros, también es el que padece con nosotros. No tengamos miedo del dolor, no temamos al sufrimiento ni a llorar un poco, seremos consolados, ya lo somos, porque el reino de los cielos está llegando, y con él, la dicha.
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Palabra de Dios
¿Quién soy yo, para El músico cristiano es “un hábil guerrero” que la madre de mi Señor venga a verme? Experiencias Pastorales de Emmanuel Espinoza Flores, 1ro de Teología
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-45
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n aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.
Palabra del Señor.
Bendita tú entre las mujeres
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aría, mujer del adviento. En este cuarto domingo de adviento, la liturgia la instala como modelo delante de nuestros ojos. María emerge como la gran figura del proyecto de Dios. No podía faltar María Madre de Dios, como aquella que nos trae al Salvador en este tiempo de adviento que es período de espera y especialmente en este Año de la misericordia… entrañas que nos trae al que es el centro de la fe: ¡CRISTO! Con María, llegó la expectación. ¡Todo está a punto de cumplirse! El “sí” de aquella mañana en Nazaret, nos traerá en las próximas horas al Dios con nosotros. Creyó, esperó y se brindó a todo lo que Dios le pidió. ¿Se puede aguardar más de una mujer que es la esclava del Señor? En el relato de la Visitación, san Lucas muestra cómo la gracia de la Encarnación después de haber inundado a María, lleva salvación y alegría a la casa de Isabel. El Salvador de los hombres oculto en el seno de su Madre, de-rrama el Espíritu Santo, manifestándose ya desde el comienzo de su venida al mundo. El relato del traslado del arca de la alianza de David a Jerusalén (2 Sam 6), y el traslado de María a la casa de Isabel para visitarla, presentan demasiadas coincidencias; David y todo el pueblo bailan y dan saltos de alegría delante del arca (como Juan Bautista ante el saludo de María). María es el arca de la Nueva Alianza, nos lo está mostrando: Ella es el valiosísimo cofre dentro de la cual se encuentra ya, desde el momento de la Anunciación, el Cuerpo y la Sangre del que es la Alianza Nueva y Eterna entre Dios y los hombres. ¡Ésta es María! Es la primera evangelizadora... 1. María, la mujer creyente, también nos visita en estos días a nosotros. Recibamos esa gran noticia de la presencia de Jesús. Saltar y danzar de alegría en nuestras entrañas ante el nacimiento de Jesús que vamos a celebrar. 2. María evangelizadora, se levanta, se sitúa en camino con su visita a Isabel, María realiza el preludio de la misión de Jesús y, colabora ya desde el comienzo de su maternidad en la obra redentora del Hijo. 3. María, madre de vida. Llena de Dios, lejos de cerrarse en sí misma, disfruta abriéndose y siendo generosa con su prima Isabel, una navidad sin apertura hacia los demás, corre el peligro de ser una simple vanidad. María, Madre de la Misericordia, nos conceda atravesar la Puerta Santa para experimentar los frutos de la misericordia divina. P. Pedro S.S.
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i nombre es Emmanuel Espinoza Flores, tengo 21 años de edad, curso el 1.de teología en el seminario mayor y soy originario del municipio de Villa de Reyes. Desde antes de entrar al seminario me ha gustado la música. Es por ello que en el seminario se me ha encomendado la dirección de la Scholae Cantorum y también el coro. En el verano del 2014, fui enviado a estudiar música sacra en Guadalajara. En más de una ocasión me han invitado en las pa-rroquias a compartir la formación a los coros, y a compartir cantos, lo cual agradezco de corazón. Y es que, una realidad compleja que nuestra Iglesia presenta, es la formación de sus agentes para el servicio pastoral y el servicio de Dios. De manera especial, en el ámbito musical, se alcanza a distinguir una necesaria y constante formación en los coros parroquiales, no sólo en el aspecto musical, sino en lo formativo, litúrgico y humano. Quiero compartir una experiencia que tuve éste verano con algunos coros de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, en Ojo Caliente. Un día cite a los coros para compartir un tema de formación. Comenzamos con un momento de oración ante el santísimo, recuerdo que la capilla del santísimo se llenó y eso me dio mucho gusto. Les pedí que cantaran algunos cantos de adoración, los cuales todos sabíamos, y comenzamos a cantar. Pedimos a Dios el poder alcanzar el silencio, porque un buen músico, sabe distinguir los momentos de silencio. También pedimos la intercesión de Santa Cecilia que es patrona de los músicos. Esa oración que hicimos dispuso a los que asistieron para entender muy bien el tema. Hablamos sobre las características que debe tener un músico cristiano, que debe de ser valiente y vigoroso, hábil guerrero; prudente en sus palabras, y tiene buena presencia. De manera especial, a los que estaban ahí, les llamó la atención, cuando mencioné que el músico cristiano es un “hábil guerrero”, ya que la música unida a las palabras de la Sagrada Escritura, es un arma poderosa en la guerra espiritual. Esto lo podemos ver en el libro
de Crónicas 20, 21, cuando David luchaba contra los espíritus malos, el poder de su música calmaba, tanto es así que en el combate los músicos marchaban al frente de los guerreros cantando: « ¡Alabad a Yahvé porque es eterna su misericordia!». De la misma manera, nuestro canto ahuyenta el mal, ya que Dios actúa a través de él. Lo anterior, resonó en los corazones de estas personas, tanto así, que algunos comenzaron a describir cómo en algunas ocasiones el canto les ha ayudado a alcanzar la misericordia de Dios, aun en esos momentos en lo que parece que estamos solos. Concluíamos esa tarde de formación, cuestionándonos si, como músicos y miembros del coro, poseíamos esas características que debe de tener un músico cristiano, lo cual, hizo llevarnos el compromiso de ser más atentos en el servicio que prestamos a nuestra Iglesia para mayor gloria de Dios. El músico cristiano, no sólo debe de centrarse en cantar bien durante las celebraciones, sino debe de centrarse en Cristo, y a partir de él, iluminar y plenificar el servicio que presta a su comunidad eclesial, de manera especial en el canto, el cual, no sólo debe de quedar en bellas voces o melodías, sino que, debe de hacerse vida. De este modo, estaremos en continua comunicación con Dios y expectantes y atentos a la espera de encontrarlo nuevamente. Encomendemos también a María nuestro servicio. Ella, la humilde sierva, nos enseña a ser servidores de su hijo, alabando constantemente con nuestra vida a Dios pro-clamando sus maravillas, su misericordia y su grandeza.
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Educando para el amor
Domingo 20 de diciembre de 2015
Una adecuada percepción del cuerpo en la educación sexual
Fil. Rafael Gómez M.
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emos venido presentando en las tres últimas publicaciones algunas actitudes que se consideran erróneas en cuanto al modo de percibir la sexualidad humana y hemos hecho un modesto intento por plantear su contraparte. Es definitivo que los padres tengan, frente a éste tema fundamental, las actitudes convenientes para su tarea educativa. De su salud mental, de su adecuada percepción del tema, depende su propia experiencia vital y su tino para ejercer métodos educativos convenientes. En ésta publicación proponemos una más de éstas actitudes. Es un hecho que por siglos enteros se ha entendido al ser humano como un compuesto de sólo dos realidades: “animalidad y racionalidad”, es decir, un ser vivo dotado de razón que E. Fromm define como “el único animal capaz de decir Yo”. Bajo ésta idea se entiende que se trata de un ser viviente, como todos los animales, pero con una característica adicional que lo hace distinto y, en tal caso, superior; cuenta con una capacidad intelectiva que lo hace consciente de su existencia como tal. Muchos pensadores, influidos por Platón, vivieron y murieron convencidos de que la animalidad (el cuerpo), por un castigo, es para el ser humano como una cárcel de la que urge liberarse. Parece que el ser humano, especialmente después de la revolución sexual, ha elegido el camino del consumo y ha elegido “la tiranía de la palabra”, como denuncia J. P. Sartre, dejándose invadir por las imágenes y las palabras seductoras de la propaganda. Es así, asegura Sartre, “como va per diendo su derecho a pensar, a decidir y a proyectar su propia vida”. Es un hecho la desmoralización y la degradación de la sexualidad, así como del amor, por el mito del erotismo y por el incontenible impulso de la pornografía, altamente adictiva, como un objeto de consumo de primerísima necesidad. La conciencia de tal tiranía ha
conseguido que muchos opten por una visión intelectualista o espiritualista del sexo y de la vida humana. Es necesario enmendar ésta percepción que hace de la se-xualidad humana y del cuerpo temas dignos de indiferencia. No deben, pues, confundirse los pecados se-xuales con las relaciones sexuales e íntimas de los esposos. Las acciones sexuales contra el amor y contra la persona del otro sexo, no deben confundirse con los pensamientos eróticos. No debe confundirse el mito del erotismo y la ola de se-xualidad con el muy importante y creativo dinamismo del impulso sexual que, desde su condición biológica, está perfeccionado por las hormonas sexuales y por una maravillosa interconexión cerebral que sirve de impulso al dinamismo psíquico que permite descubrir la identidad sexual frente al otro sexo y frente a la consciencia del Yo. Ésta permite el descubrimiento de sí mismo como un ser para el encuentro y como un ser incompleto que, gracias al otro, recupera su integridad y, gracias al diálogo con el otro, se abre a la maravi-llosa experiencia del amor, destino final de la sexualidad. “Entonces dijo Dios: Ahora hagamos al ser humano a imagen y semejanza nuestra, que tenga dominio sobre los peces, las aves, los animales domésticos, los salvajes y los que se arrastran por el suelo” (Gn 1, 26). El cuerpo humano tiene, en sus aparentes limitaciones y debilidades, la gloriosa tarea, por parte de su Creador, de contener el be-llísimo y extensísimo horizonte de lo humano como una síntesis del universo creado que une, por medio del cuerpo humano, las realidades materiales con las espirituales, las temporales con las eternas y las finitas con las infinitas. La percepción de la animalidad humana debe, sin duda, cambiarse por la imagen divina de lo humano. El cuerpo humano se expresa de manera fundamental en su integridad vital. No está, pues, destinado a copiar la conducta y la esencia animal, sino a buscar su grandeza en la infinitud de su Creador. El cuerpo humano tiene la enorme tarea de expresar su propio espíritu, porque el espíritu se expresa por su cuerpo, así como de expresar y revelar mucho de Dios mismo. No puede verse al cuerpo como una cárcel para el alma y la condición sexuada del cuerpo no puede verse como indigna, toda vez que toma su dignidad y su naturaleza de la naturaleza de su Creador de quien es imagen.
El anticristo
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...Lo de Dios a Dios
P. David Grimaldo
ía a día vemos con mucha preocupación lo que está aconteciendo en el mundo. Los signos de los tiempos son desgarradores: terrorismo, guerras, cambio climático, etc. La humanidad se debate entre el temor y la desesperanza. Los miedos están en-trando por todas partes. Se preguntan hombres y mujeres ¿qué está pasando? ¿Se está ya cumpliendo lo que meditamos al final del año litúrgico, sobre lo que acontecerá al final de los tiempos? ¿Se acerca la venida del Señor? ¿Ya estamos dentro de los tiempos escatológicos? San Juan Apóstol escribió en una de sus Cartas lo siguiente: «Hijitos, estamos en la última hora. Habéis oído que ha de venir el Anticristo: pues bien, han venido muchos anticristos, y eso nos demuestra que es la última hora. 19 Salieron de entre nosotros, pero no eran de los nuestros… 20 Vosotros habéis recibido la unción del Espíritu, y todos sois expertos. 21 No os escribo porque desconozcáis la verdad, sino porque la conocéis y porque nada falso se sigue de la verdad. 22 ¿Quién es el mentiroso, sino quien niega que Jesús es el Cristo? Ése es el Anticristo: quien niega al Padre y al Hijo» (1 Jn 2,18-22). Este trozo de la primera Carta de san Juan parecería que nos habla a los cristianos del siglo XXI. Esta es la última hora, un tiempo convulsionado, lleno de tanta ambición y sin sentido verdaderamente cristiano y humanitario. En las comunidades cristianas juánicas se habla de un personaje que se le nombra como el Anticristo. Este personaje es alguien que se opone rotunda y diabólicamente contra Cristo. El texto da a entender que es una persona, alguien que espera el momento oportuno para negar, con palabras y obras, al Dios Trinitario. El evangelista no niega la pre-sencia de este personaje que se prepara para lastimar a los corderos y a las ovejas de Cristo. Una vez que lo nombra, inmediatamente san Juan habla de la última hora al afirmar de la venida de muchos anticristos. Esta es la clave para saber que ya se está en la hora, en el tiempo de la preparación, de quien se presentará como el impostor, el que no tiene la Verdad, el hijo del príncipe de la mentira. El Apóstol habla de muchos anticristos que ya han venido, que estaban dentro de la Iglesia, pero se fueron porque no eran de los nuestros. Traicionaron la acción y el carácter de pertenencia y consagración que da el Espíritu Santo por el bautismo. De manera que los anticristos son aquellas personas que se oponen a la acción santificadora del Espíritu de Dios. El anticristo es el mentiroso. Todo aquel que niega que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, el Salvador del mundo, ese es el anticristo. Al final de este año 2015, rele-yendo el término «última hora» nos encontramos en un tiempo muy especial, porque los anticristos que han venido son muchísimos y están entre nosotros. En nuestros días están haciendo de las suyas a nivel mundial. Son todos esos personajes que su espíritu es malvado y perverso, utilizando palabras de san Pedro. Son los que gobiernan el mundo, los poderosos, los que tienen el dinero,
los que no tienen el Espíritu de Dios. San Juan sigue diciendo: «Queridos, no os fiéis de cualquier espíritu, antes comprobad si los espíritus proceden de Dios; pues muchos falsos profetas han venido al mundo. 3 Todo espíritu que no confiesa a Jesús no procede de Dios, sino más bien del Anticristo. Oísteis que iba a venir, ahora ya está en el mundo. 4 Hijitos míos, vosotros procedéis de Dios y los tenéis derrotados, porque el que está en vosotros es más poderoso que el que está en el mundo» (1 Jn 4,1-4). Revelaciones privadas nos hablan de la presencia del Anticristo, el Falso Profeta que niega a Jesús y sus divinas enseñanzas. Sus discípulos ya están actuando a toda intensidad, como si prepararan la venida para alguien, estos son sus signos, sus obras, sus frutos: financian el terrorismo, el tráfico de armas y de drogas, están lavando millones de dólares producto de acciones ilícitas, creando muerte y nuevas enfermedades en los laboratorios y enfermando a la gente (cáncer) con los alimentos transgénicos. Crean miedo y terror (violencia) manipulando la voluntad de las poblaciones para poderlas dominar. Son los que ponen precios a los granos, los que bajan el precio del petróleo, los que quiebran a países con la economía, los que se están preparando para repartirse el mundo y tener el control de los energéticos. Con el pretexto del calentamiento global y el respeto a la naturaleza, se preparan para adueñarse de los mantos acuíferos. Son los que ponen programas de control natal y poblacional, crean pobreza y hambre, saquean y explotan países enteros, manipulan las noticias y venden a algunos países al mejor postor político, cambian el pensamiento y el derecho internacional para cumplir sus propios intereses, financian y crean las guerras, siguen haciendo experimentos nucleares a costa de la ecología. Están implantando los chips en las personas y promovien-do un nuevo orden mundial con una sola religión, un gobierno único, una sola moneda, un solo ejército. Los que le hacen la guerra a nuestra Iglesia, etc., etc., etc. Estos estimados, lectores y lectoras, son los anticristos de nuestro tiempo, estamos viviendo la última hora. Hoy más que nunca son muchos los demonios que atacan nuestra fe, pero te-nemos nuestra vida y nuestra esperanza puesta en el Señor Jesús y en nuestra Señora de Guadalupe: ¿Acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre?
Domingo 20 de diciembre de 2015
25 de diciembre Navidad
27 de diciembre Sagrada Familia
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