Edición 363

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Un “limpiabotas” conmueve al Papa Francisco en el avión E

n el vuelo que lo trajo a México, el Papa Francisco recibió un gesto de afecto sin precedentes: un periodista mexicano le lustró los zapatos luego de narrarle una conmovedora historia de su niñez. Noel Díaz nació en Tijuana, tuvo una dura infancia y emigró a Estados Unidos donde ahora es un próspero empresario y fundó la estación de radio-televisión católica El Sembrador de California. En su encuentro con el Pontífice a bordo del avión- le contó un pasaje de su vida y le regaló utensilios para limpiar zapatos. Noel contó al Papa que cuando solo tenía 8 años de edad y estaba por recibir la Primera Comunión, escuchó que su mamá -quien era soltera- no podía comprarle un traje para la ceremonia. Fue así que decidió trabajar en las calles como limpiabotas. El Papa lo escuchó con atención. Noel le pidió permiso para limpiarle los zapatos, el Pontífice aceptó y el periodista se arrodilló con cepillo y paño para sacar brillo a sus zapatos negros. el periodista aseguró que “cuando tuve la oportunidad, le dije al Santo Padre que quería ser su lustrabotas, su bolero y que quería hacerlo. Entonces puse el cajón y él puso su pie y le bolié su zapato, recordando de esta forma a todas las personas que con dignidad y esfuerzo trabajan todos los días buscando traer el alimento a sus casas”. “Muchas veces uno no se da cuenta del sufrimiento de tantas personas que trabajan en las calles como vendedores ambulantes. Mi madre fue vendedora ambulante. Fue interesante porque hablamos buen ratito y para mí fue un regalo de Dios”, agregó. Noel cruzó la frontera con su madre como inmigrante ilegal y fue deportado dos veces. “Después de años nos legalizamos. Le pedí al Papa que pidiera mucho por los inmigrantes, para que los que tienen años sin ver a su papá o su mamá, los puedan ver”, indicó. Su madre falleció en el año 2010. Como mexicano, Noel espera mucho de esta visita papal. “El Papa viaja como peregrino de misericordia y paz. Espero que sus palabras hagan eco en el pueblo mexicano y que nosotros los católicos nos comprometamos más. El Papa no viene a resolver los problemas pero va a ser una voz que el pueblo quiere escuchar”, agregó. Noel preguntó al Papa qué pueden hacer los laicos para ayudarlo en su misión. El Pontífice le pidió “salir de las cuevas”. “Fue una experiencia muy linda. El Papa, sin duda alguna se conmovió y me llevo la dicha de haberle boleado los zapatos al Papa”.

Semanario de la Arquidiócesis de San Luis Potosí Año 8

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No. 363

En ella y con ella, Dios se hace hermano y compañero de camino

Semana del 21 al 27 de febrero de 2016

l venir a este Santuario nos puede pasar lo mismo que le pasó a Juan Diego. Mirar a la Madre desde nuestros dolores, miedos, desesperaciones, tristezas y decirle: Madre, «¿Qué puedo aportar yo si no soy un letrado?». Miramos a la madre con ojos que dicen: son tantas las situaciones que nos quitan la fuerza, que hacen sentir que no hay espacio para la esperanza, para el cambio, para la transformación. Por eso creo que nos va a servir un poco de silencio. Mirarla a ella, mirarla mucho y calmadamente. Y en silencio y, en este estar mirándola, escuchar una vez más que nos vuelve a decir: «¿Qué hay hijo mío el más pequeño?, ¿Qué entristece tu corazón?» (cf. Nican Mopohua, 107.118). «¿Acaso no estoy yo aquí, yo que tengo el honor de ser tu madre?» (ibíd., 119). Ella nos dice que tiene el «honor» de ser nuestra madre. Eso nos da la certeza de que las lágrimas de los que sufren no son estériles. Son una oración silenciosa que sube hasta el cielo y que en María encuentra siempre lugar en su manto. En ella y con ella, Dios se hace hermano y compañero de camino, carga con nosotros las cruces para no quedar aplastados por nuestros dolores.

¿Acaso no soy yo tu madre? ¿No estoy aquí? No te dejes vencer por tus dolores, tristezas, nos dice. Hoy nuevamente nos vuelve a enviar; como a Juanito, hoy nuevamente nos vuelve a decir, sé mi embajador, sé mi enviado a construir tantos y nuevos santuarios, acompañar tantas vidas, consolar tantas lágrimas. Tan sólo camina por los caminos de tu vecindario, de tu comunidad, de tu parroquia como mi embajador, mi embajadora; levanta santuarios compartiendo la alegría de saber que no estamos solos, que ella va con nosotros. Sé mi embajador, nos dice, dando de comer al hambrien-to, de beber al sediento, da lugar al necesitado, viste al desnudo y visita al enfermo. Socorre al que está preso, no lo dejes solo, perdona al que te lastimó, consuela al que está triste, ten paciencia con los demás y, especialmente, pide y ruega a nuestro Dios. Y en silencio le decimos lo que nos venga al corazón ¿Acaso no soy yo tu madre? ¿Acaso no estoy yo aquí?, nos vuelve a decir María. Anda a construir mi santuario, el Santuario de Dios es el rostro de tantos que salen a nuestros caminos, ayúdame a levantar la vida de mis hijos, que son tus hermanos.


Domingo 21 de febrero de 2016

Papa Francisco gracias por su visita

H

emos vivido al fin, la ansiada visita del Papa Francisco a nuestro país y con una gran nostalgia por su partida, pues seis días fueron suficientes para que nos dejara inundados con el río de la misericordia de Dios. Nos hizo volver a la fuente de nuestra fe, identidad y cultura: La Santísima Virgen de Guadalupe. Hoy los mexicanos, ayudados por los medios de comunicación, estamos tan embebidos en contemplar nuestros problemas que ciertamente son muchos y graves como la corrupción, inseguridad, narcotráfico, desintegración familiar, trata de personas, marginación y pobreza, entre otros. Pero lo más delicado es, el pesimismo y la oscuridad que estos problemas provocan en lo más íntimo de nuestros corazones. Si hay alguien en el mundo que se preocupa por estos problemas de México, es el Papa Francisco. No cabe duda. Por eso eligió ir a los lugares lastimados y heridos por la pobreza, el crimen y la desesperanza. Pero lo grandioso de estos días de su visita, ha sido, que como Pastor universal nos ha venido a mostrar el camino que nos traerá una transformación. Más aún el Papa se ha colocado en ese camino: Bajo la mirada misericordiosa de la Santísima Virgen de Guadalupe. La ha mirado en silencio y sin decirle nada, sólo la ha mirado. Pero sobre todo quiso ser mirado por ella, como un día miró a Juan Diego, que lo hizo tomar conciencia de su dignidad humana y sentirse valioso para la misión de construir un templo. Después de 484 años de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, capaz que nos acostumbramos ya a te-nerla entre nosotros y podemos correr el riesgo de ya no descifrar la profundidad de su mirada misericordiosa. El Pastor ha venido a poner el ejemplo a todos. A los Obispos principalmente, y en ellos, a todos nosotros, nos ha urgido a ponernos bajo esa mirada de la Madre para que ella nos haga mirar misericordiosamente a los demás: Una mirada con ternura, la única manera de conquistar el corazón de las personas; una mirada capaz de tejer, convencidos que esta nación se construye con nuestra rica diversidad; una mirada atenta y cercana, cansarnos sin miedo a la tarea que tenemos en la Iglesia y en la vida social a favor de los más necesitados. El Papa ya está en Roma para continuar con la Ce-lebración del Año de la Misericordia y con su bendita visita a México nos ha adentrado de lleno en este Año Santo. Ahora nos toca retomar nuestro camino, con sus tareas, proyectos y dificultades; pero además recomenzarlo, porque puestos bajo la mirada de la Madre Misericordiosa no podemos seguir siendo los mismos, sino auténticos pastores y laicos, verdaderos servidores de esta amada nación mexicana.

La Misericordia y la Justicia Queridos hermanos y hermanas, muy buenos días. La Sagrada Escritura nos presenta a Dios como misericordia infinita, pero también como justicia perfecta. ¿Cómo conciliar las dos cosas? ¿Cómo se articula la realidad de la misericordia con las exigencias de la justicia? Podría parecer que son dos realidades que se contradicen; en realidad no es así, porque es precisamente la misericordia de Dios que lleva a cumplimiento la verdadera justicia. ¿Pero de qué justicia se trata? Si pensamos en la administración legal de la justicia, vemos que hay quien se considera víctima de un abuso se dirige al juicio en el tribunal y pide que se haga justicia. Se trata de una justicia retributiva, que inflige una pena al culpable, según el principio de que a cada uno se le debe dar lo que le es debido. Como dice el libro de los Proverbios: “Quien obra rectamente va derecho a la vida. Quien va tras la maldad camina hacia la muerte” (11, 19). También Jesús habla de ello en la parábola de la viuda que iba continuamente con el juez y le pedía: “Hazme justicia frente a mi adversario” (Lc 18, 3). Este camino, sin embargo lleva aún a la verdadera justicia porque en realidad no vence al mal, sino que simplemente lo contiene. En cambio, sólo respondiendo a ello con el bien, es como el mal puede ser realmente vencido. He aquí, entonces, otro modo de hacer justicia, que la Biblia nos presenta como camino principal para recorrer. Se trata de un procedimiento que evita el recurso al tribunal y prevé que la víctima se dirija directamente al culpable para invitarlo a la conversión, ayudando a entender que está haciendo el mal, apelando a su conciencia. De este modo, finalmente arrepentido y reconociendo el propio error, él puede abrirse al perdón que la parte ofendida le está ofreciendo. Y esto es bello: en seguida después de la persuasión de lo que está mal, el corazón se abre al perdón, que se le ofrece. Es este el modo de resolver los contrastes dentro de las familias, en las relaciones entre esposos o entre padres e hijos, donde el ofendido ama al culpable y quiere salvar la relación que lo une a otro. No cortéis esa conexión, esa relación. Ciertamente, este es un camino difícil. Requiere

que quien ha sufrido el mal esté pronto a perdonar y desear la salvación y el bien de quien lo ha ofendido. Pero sólo así la justicia puede triunfar, porque si el culpable reconoce el mal que ha hecho, y deja de hacerlo, he aquí que el mal no existe más, y el que era injusto llega a ser justo, porque es perdonado y ayudado a volver a encontrar el camino del bien. Y aquí tiene que ver precisamente el perdón, la misericordia. Es así que Dios actúa en relación a nosotros pecadores. El Señor continuamente nos ofrece su perdón y nos ayuda a acogerlo y a tomar conciencia de nuestro mal para podernos liberar de él. Porque Dios no quiere la condenación de nadie. Alguno de ustedes podría hacerme la pregunta: “Pero Padre, ¿Pilatos merecía la condena? ¿Dios la quería?” No, Dios quería salvar a Pilatos y también a Judas, a todos. Él, el Señor de la misericordia quiere salvar a todos. El problema está en dejar que Él entre en el corazón. Todas las palabras de los profetas son un llamamiento de un completo amor que busca nuestra conversión. He aquí lo que el Señor dice a través del profeta Ezequiel: “¿Acaso quiero yo la muerte del malvado [...] y no que se convierte de su condena y viva?” (18, 23; cf. 33, 11), es lo que le gusta a Dios. Y este es el corazón de Dios, un corazón de Padre que ama y quiere que sus hijos vivan en el bien y la justicia, y por ello vivan en plenitud y sean felices. Un corazón de Padre que va más allá de nuestro pequeño concepto de justicia para abrirnos los horizontes inconmensurables de su misericordia. Un corazón de Padre que no nos trata según nuestros pecados y no nos paga según nuestras culpas, como dice el Salmo (103, 9-10). Y precisamente es un corazón de padre el que nosotros queremos encontrar cuando vamos al confesonario. Quizá nos dirá algo para hacernos entender mejor el mal, pero en el confesonario todos vamos para encontrar un padre que nos ayuda a cambiar de vida; un padre que nos da la fuerza para seguir adelante; un padre que nos perdona en el nombre de Dios. Y por esto ser confesores es una responsabilidad muy grande, porque ese hijo, esa hija que viene a ti busca solamente encontrar un padre. Y tú, sacerdote, que estás ahí en el confesonario, tú estás ahí en el lugar del Padre que hace justicia con su misericordia.


Domingo 21 de febrero de 2016

¡No tengan miedo!

La Iglesia y la familia

La enseñanza de la iglesia sobre el matrimonio y la familia

Por P. Juan José Torres Galván

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l Hijo de Dios vino al mundo en una familia. En sus treinta años de vida oculta en Nazaret, Jesús vio en María y José la fidelidad vivida en el amor. Jesús hace una llamada radical a la fraternidad universal. Nadie queda excluido de la nueva comunidad reunida en el nombre de Jesús, porque todos están llamados a ser parte de la familia de Dios. La Iglesia ha desarrollado una enseñanza rica sobre el matrimonio y la familia. Una de las expresiones más altas la propuso el Concilio Ecuménico Vaticano II, en la Constitución pastoral Gaudium et Spes. Así define el matrimonio y la familia: «la íntima comunidad conyugal de vida y amor se establece sobre la alianza de los cónyuges, es decir, sobre su consentimiento personal e irrevocable. Así, del acto humano por el cual los esposos se dan y se reciben mutuamente, nace, aun ante la sociedad, una institución confirmada por la ley divina» (GS, 48). El «amor auténtico entre marido y mujer» (GS, 49), implica la entrega mutua, incluye e integra la dimensión sexual y la afectividad, conforme al designio divino (cf. GS, 48-49). El beato Pablo VI profundizó la doctrina sobre el matrimonio y la familia, con la Encíclica Humanae Vitae, puso de relieve el vínculo íntimo entre amor conyugal y procrea-ción: «el amor conyugal exige a los esposos una conciencia de su misión de paternidad responsable sobre la que hoy tanto se insiste con razón y que hay que comprender exactamente.» (HV, 10). En la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, Juan Pablo II definió a la familia como “camino de la Iglesia”, ofreció una visión de conjunto sobre la vocación al amor del hombre y la mujer, y propuso las líneas fundamenta-les para la pastoral de la familia y para la presencia de la familia en la sociedad. «En el matrimonio y en la familia se constituye un conjunto de relaciones interpersona-les –relación conyugal, paternidad-maternidad, filiación, fraternidad –, mediante las cuales toda persona humana queda introducida en la “familia humana” y en la “familia de Dios”, que es la Iglesia» (FC, 15). Benedicto XVI, en la Encíclica Deus Caritas Est, recalca: «El matrimonio basado en un amor exclusivo y definitivo se convierte en el icono de la relación de Dios con su pueblo y, viceversa, el modo de amar de Dios se convierte en la medida del amor humano» (DCE, 11). El Papa Francisco, en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, recuerda la centralidad de la familia: «La familia atraviesa una crisis cultural profunda… En el caso de la familia, la fragilidad de los vínculos se vuelve especialmente grave porque se trata de la célula básica de la sociedad… el aporte indispensable del matrimonio a la sociedad supera el nivel de la emotividad y el de las necesidades circunstanciales de la pareja» (EG, 66). (Referencia de lectura: Mensaje final, 41-46)

¡Vamos a echarle ganas!

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ueridas familias potosinas, les saludos con afecto y cariño y pido a nuestro Padre Dios que, en este tiempo de Cua-resma, sigamos viviendo nuestra conversión de vida llenándonos de la gracia que nos da su misericordia.

Los días pasados hemos tenido la presencia muy bendecida de su Santidad, el Papa Francisco. Sé que han sido muy emotivos pero sobre todo muy vivificantes cada uno de los mensajes que nos dejó a todos lo mexicanos, algunos con remitentes muy específicos. Quiero compartir, en esta ocasión, algunas palabras que nos dirigió particularmente a las familias en ese encuentro que efectuó en el Estadio de Tuxtla Gutiérrez. Echarle ganas Ustedes recordarán que en el encuentro con las familias, cuatro de ellas dieron su testimonio de vida y de fe; recuerdo al jovencito quien desde su silla de ruedas y rodeado de su familia, particularmente de sus padres quienes de rodillas sostenían el papel que leía. El papa en su discurso señaló una frase, muy propia de nosotros los mexicanos, que el joven le mencionó como un slogan de vida para seguir adelante. El papa recalcó esta frase como un lema para nuestras familias: Echarle ganas. Echarle ganas a la vida, en nuestras familias, con nuestros amigos, a nuestros trabajos; a echarle ganas en todo lo que nos propongamos. El Papa en sus mensaje pidió que le siguiéramos echando ganas apostando por la familia, soñando, construyendo, echándole ganas por una vida que tenga sabor a hogar y a familia. El Santo Padre recordó cómo en la Historia de la Salvación Padre Dios ha tenido siempre esta actitud: cuando en el jardín del Edén todo parecía que había terminado, por el pecado de Adán y Eva, Él le echo ganas para que nuestros “pri-meros padres” siguieran adelante; cuando en el desierto el pueblo se andaba amotinado porque estaba cansado, Padre Dios le echo ganas con el maná y el pueblo siguió adelante; y ya en la ple-nitud de los tiempo le echó ganas enviándonos a su Hijo. Cómo no aprender esta lección para que desde y con nuestras familias le echemos ganas para seguir adelante en las alegrías, en las esperanzas y por supuesto, echarle ganas para superar las amarguras, la desilusión y las caídas que podamos tener en la vida. Aprendamos a escuchar

En la intervención de este joven, por cierto llamado Manuel, le pidió al Papa que rezara por los jóvenes y adolescentes, por aquellos que están desanimados, que están tristes, que andan en malos pasos; el Papa en respuesta a esta petición señaló que muchos de ellos se encuentran sin ánimo, sin fuerza, sin ganas. Muchas veces esa actitud nace porque se sienten solos, porque no tienen con quién hablar, porque nadie lo sabe escuchar. Queridos papás y mamás, como señaló el Santo Padre, vale la pena acercarse a sus hijos pero no lo hagan con esa actitud acusatoria. Sé que el trabajo y las ocupaciones impiden en su momento dialogar y escuchar tranquilamente pero, vale la pena hacer un esfuerzo: hablen son sus hijos, hablen con sus hijas, escúchense. Tal vez se experimentan distanciamientos por malos entendidos que al darse cuenta de ello se constata que no eran nada trascendentes. Que no se debilite al familia El Santo Padre señaló que en la actualidad vemos y vivimos por distintos frentes cómo la familia está siendo debilitada, cómo está siendo cuestionada. Las familias se van contagiando en nuestras sociedades que se dicen sociedades libres, democráticas, soberanas, a donde llegan las colonizaciones ideológicas que las destruyen y terminamos siendo colonias de ideologías que pretenden destruir la familia, el núcleo de la familia que es la base de toda sana sociedad. No caigamos ni nos dejemos llevar por esas tendencias. Qué mejor ejemplo de quienes le han echado ganas como esos matrimonios de ya una larga carrera, con el rostro arrugado por las luchas de todos los días que después de más de 50 años se siguen queriendo y de quienes los hijos pueden aprender la lección. El Papa dice: esas son las familias. Porque en la familia para llegar a muchos años de matrimonio hay que tener paciencia, amor, hay que saber perdonarse. Entre otras cosas el Santo Padre, casi al finalizar su mensaje, les dirigió a todas las familias estas bellas palabras: “El amor no es fácil, no, pero es lo más lindo que un hombre y una mujer se pueden dar entre sí, el verdadero amor, para toda la vida”. Se despide su amigo y hermanos Obispo

+ Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero Arzobispo de San Luis Potosí


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Nuestra historia Por Pbro. Lic. Rubén Pérez Ortiz

Las catacumbas en el mundo paleocristiano E

timológicamente el origen de la palabra catacumba es incierto. Algunas fuentes creen que viene del griego κατά (hacia abajo), y τύμβoς (túmulo); o también κυμβή (penetración). Otras dicen que viene del latín cumbo, de un verbo que, combinado con las partículas ad, cum y de, significa yacer o estar acostado, de ahí que catacumba signifique “lugar donde se está acostado”. Su traducción literal es “agujero”, nombre de un distrito periférico de Roma, en cuyas pro-ximidades había un cementerio subterráneo, donde en el siglo III se trasladaron provisio-nalmente los cuerpos de San Pedro y San Pablo. En castellano es un término que empezó a utilizarse en el siglo XVIII. Las catacumbas son subterráneos excavados en el suelo para organizar cementerios y salas de bailes para dar culto a los dioses de los muertos de los paganos y primeros cristianos en la Roma del siglo II. Se empezó a llamar con este nombre a la cripta del cementerio de San Calixto; se llamó ad catacumbas, y en la Edad Media, por extensión, aplicaron el nombre al conjunto de enterramientos hechos en el subsuelo del campo romano que formaba alrededor de la ciudad una inmensa necrópolis. También se llamó a las catacumbas Roma subterránea. Estos subterráneos fueron lugar de culto, además de enterramiento, y en época de persecuciones, lugar de protección y escondite, ya que estaban protegidos por una ley que prohibía la entrada a los perseguidores. Era como un derecho de asilo, pues el derecho romano tenía por sagrada e inviolable cualquier sepultura, con independencia del credo religioso del fallecido. Se supone que las catacumbas como enterramiento fueron construidas antes de la muerte de San Pedro. Según teorías del siglo XVIII, el origen de las catacumbas eran excavaciones que habían creado los romanos en el subsuelo de la ciudad para extraer arenas y mate-

riales de construcción. Cuando se agotaban o se abandonaban estas canteras, los cristianos las aprovechaban como cemen-terios añadiéndoles nuevos túneles. Sin embargo, esta teoría ha ido siendo abandonada al realizarse nuevas investigaciones. En el siglo XIX los científicos la pusieron en duda y comenzaron a desarrollarse grandes y serios estudios al respecto. La iniciativa de estos estudios se debió al padre jesuita Marchi; al cabo del tiempo la hipótesis de los arenales se fue abandonando y se tuvo definitivamente la certeza de que las catacumbas son obra de cristianos con la finalidad de enterramiento. Dos argumentos importantes dieron fin a la controversia: La naturaleza del terreno, en su mayoría roca, era poco apta para la construcción. Las formas arquitectónicas de la obra no pueden ser concebidas para otra cosa que no sea enterramientos. El conocimiento que se tenía de antiguos areneros nada tenía que ver con estas excavaciones, no son nunca rectilíneos o verticales, además de que necesitan mucho espacio, pasajes amplios para maniobrar con las carretas y las bestias. Las catacumbas, por el contrario, tienen corredores estrechos, rectilíneos, con excepciones como las catacumbas de San Sebastián, en Roma. Excavadas en toba calcárea, su trazado evitaba las zonas de mayor dureza en la roca y paredes verticales especialmente diseñadas para los nichos. Pero el descubrimiento de catacumbas judías anteriores a las cristianas, en Villa Torlonia y en Villa Randanini, indica que, al menos desde 50 años antes de Cristo, la comunidad de los judíos romanos ya enterraba a sus muertos en catacumbas. De hecho queda mucho por estudiar sobre el papel que los judíos de Roma desempeñaron en la propagación del cristianismo en la ciudad y, en particular, en el origen de las catacumbas cristianas.

Hay seres de barro, que tienen dones divinos

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P. Chava

l hombre es un ser contradictorio; alguien difícil de explicar, e imposible de comprender. Hay momentos para admirar la sublimidad humana, y tiempos en que el hombre se muestra débil; a veces parece de oro, y otras de cobre. Todo ello, nos hace pensar, que lo extraordinario en el hombre es una manifestación divina. Es decir, hay hombres de barro que tienen dones divinos; el artista tiene una voz prodigiosa, es un don divino, pero él no es un santo; esta hecho de barro, y por lo tanto puede quebrarse. Hay que contemplar lo divino que hay en el hombre, sin llegar a divinizarlo. Es importante descubrir a Dios en el hombre, sin caer en la tentación de adorar al hombre como si fuera Dios. Los hombres son de barro, y éste material es frágil expuesto a quebrarse. La idolatría es una tentación, es decir, el hombre tiende a adorar al hombre como si fuera Dios; porque le maravillan las obras humanas como si solo fueran obras de los hombres, sin reconocer la acción de Dios. No olvidemos, que lo extraordinario que hay en el hombre, es un empuje para buscar a Dios como su causa. Cuando se muestra el barro de los hombres-ídolos, no es para decepcionarnos; es para que descubramos a Dios a través de esos dones; que parecen humanos, pero que son divinos. Y éstos, los posee un hombre, a pesar de ser de barro. Los hombres fallamos, y nos decepcionamos porque se nos olvida que somos de barro. El hombre que parecía perfecto, no era Dios, pero si un hombre con dones excepcionales, que naturalmente vienen del mismo Dios. San Pablo dice, que llevamos este tesoro en vasijas de barro, para no pensar que un poder tan grande viene de los hombres, y no de Dios. Los hombres de barro no son un prodigio, pero realizan maravillas con la ayuda de Dios.


Ayuno y Abstinencia

Cosas y Casos de la vida

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Por: P. Kino

Si la vida te da cebollas, chiles y jitomates... No los desperdicies... están muy caros.

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l tiempo de cuaresma es para prepararnos a la Pascua de Jesús. Práctica de las obras de misericordia, actos de mortificación ofrecidos a Dios, son maneras de prepararnos a la resurrección de Jesús. Precisamente hablaré del ayuno y la abstinencia. El ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día, por su parte la abstinencia es solamente dejar de comer carne. Ayuno y abstinencia se practican el miércoles de ceniza y el viernes santo. La abstinencia se vive todos los viernes de cuaresma. La abstinencia se debe practicar a partir de los 14 años, y el ayuno de los 18 a los 69 años. Algunas cosas prácticas para vivir mejor la cuaresma, que es preparación a la Pascua: * Confesarte.

* Vivir el ayuno y la abstinencia. * Práctica de la caridad… dar hasta que duela… * Hacer oración. Queridos lectores, el ayuno y la abstinencia deben tener sentido de conversión, y no para querer adelgazar un poco, que ciertamente será una consecuencia de controlarse en el comer, pero no es el fin principal. A los enfermos que por cuestión de salud no pueden abstenerse de alimentación, no obliga vivir el ayuno y la abstinencia. La abstinencia, debe llevar al equilibrio. Es signo de renunciar a la cultura consumista que actualmente tenemos en los hogares. Tal vez con la situación actual ya no sea muy difícil de abstenerse de comer carne poniéndole cebollas, chiles y jitomates, por su costo excesivo en el mercado, pero si se puede practicar alguna obra de misericordia, como son, visitar enfermos, dar de comer al hambriento, vestir al desnudo, visitar a los presos etc., y así viviremos mejor la resurrección de Jesús. Finalmente, algunos en este tiempo cuaresmal comienzan con la utilización de torturas a su cuerpo, pero no se confiesan ni comulgan, ¿qué sentido tiene? Pero esa es otra historia…

La sonrisa del niño

Por: Pbro. Lic. Héctor Colunga Rodríguez colunga46561@hotmail.com

Muy estimados lectores: Cercana la fiesta de navidad, un amigo me invitó a que formara parte de un proyecto con varios de sus amigos para ir al hospital y responder a las peticiones que los niños habían hecho en sus cartas al niño Dios. El grupo de amigos se repartieron las cartas y empezaron a comprar los regalos que los chiquitines habían pedido con tanto deseo. El problema se presentó cuando varios de ellos le pedían al Niño Jesús su salud. Entonces mi amigo me dijo que fuera el día de la entrega de los regalos y que orara no solamente por esos niños que anhelaban recuperar sus fuerzas y salir pronto del hospital, sino por todos los niños ahí internados. A esta actividad altruista y de fe, se juntaron varias personas para unir nuestras oraciones en una sola petición… la salud de estos pequeños. Nos encontramos con niños de diferentes edades que tenían cáncer, y uno de ellos ya llevaba más de un año internado en ese lugar. No se me olvida el rostro de cada uno, y sobre todo la sonrisa que se dibujaba en su cara al tener el juguete en sus manos, pero lo más importante… tener siempre la esperanza de su recuperación. “No están solos, les decíamos, hay que ponerse en manos de Dios”. Para tener una sonrisa en el rostro utilizas 17 músculos cercanos a la boca y ojos; para hacer una expresión de enojo necesitas 25. La sonrisa es la expresión de gozo, de alegría, de gusto y de paz interior. Un niño que tenemos en una de las casas hogar, tiene hidrocefalia, no habla, no se puede mover, lo único que hace es sonreír y saben cuándo lo hace, cuando estamos en la misa y entonamos algún canto religioso, es la única manera en la que se comunica y expresa alegría y felicidad. Al ver la sonrisa de un niño te debe de hacer pensar, que hay muchas cosas en la vida que debemos cambiar ¿Por qué siempre hemos de andar con caras tristes y de enojo? Las sonrisas transforman estados de ánimo, y hacen que veas las cosas de otra manera. Así que sonríe siempre, te hará bien y harás bien a otros. Hasta la próxima.


Momento Teológico

Construir, Cultivar, Conquistar

Teología de la creación Preferencia por los pequeños y los últimos

Por: Padre Memo Gil

en el Antiguo Testamento P. Francisco Javier Espinoza Ayala

fjespinozaa@hotmail.com

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agamos notar que, en la Biblia, el contexto propio de la fe en la creación es la fe en Dios Creador, con una connotación especial: la fe bíblica en Dios no está ligada, como en otras culturas, a la naturaleza sino propiamente a la historia. Dios actúa en la historia y es Señor de la historia. En este sentido, Israel va tomando conciencia de que Dios, primero, “ha creado” un pueblo gratuitamente de la nada. La creación es ya el comienzo de la historia de la Salvación. Es como el marco en el que se desa-rrollará la alianza. Israel, en principio, no necesitó reflexionar sobre el Dios creador. Sólo cuando sufrió el duro golpe del e-xilio, que no se reduce a un drama político y social, sino a un escándalo religioso, comenzaron los profetas a reflexionar sobre el Dios creador, para dar esperanza al pueblo y evitar que se cayera en idolatrías. Jeremías es el primer profeta que habló explícitamente de la creación, aunque sea Isaías quien desarrolle sistemáticamente la idea como elemento principal de su mensaje profético: “Lo mismo que Yahvé liberó al pueblo de los egipcios, volverá a salvarlo ahora; lo mismo que se creó un pueblo de la nada, lo recreará ahora. Porque Yahvé es todopoderoso, creador de cielo y tierra” (Is 43,16-19). Como se puede apreciar, la explicación de la fe en la creación es tardía (s.VI a.C.), y se produce en una concreta circunstancia histórica (el destierro) y obedece a motivos estrictamente religiosos (la fe tentada de incredulidad y desafiada por el Imperio Babilónico). En cualquier caso nace el tema de la creación como una realidad secundaria: la creación del cosmos es un contrapunto de la recreación de Israel. En resumen, durante muchos siglos, el pueblo de Israel no necesitó formular como artículo de fe el “creemos en Dios creador de todo”. La creación, más que un artículo de fe, era en Israel un presupuesto básico de sus hábitos mentales y de su experiencia. Además, los israelitas no parecen haber mostrado la curiosidad cosmológica de sus vecinos al querer preguntarse sobre el origen del mundo y de las cosas, como lo hicie-ron los griegos, su atención estaba centrada más bien en la historia y en la cercanía de Dios con su pueblo.

“Les aseguro que si no cambian y vuelven a ser como niños, no podrán entrar en el Reino de los Cielos. El que se hace pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los Cielos”. (Mt 18,3-4) “Yo te bendigo Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes y se las has mostrado a los pequeñitos. Sí, Padre, así te pareció bien”. (Lc 10,21)

P

ara que nuestro cristianismo sea creíble, debemos buscar siempre caminos concretos que coincidan con la preferencia de Dios por los pequeños y los últimos. Pues ante la lógica del mundo esto no corresponde a las aspiraciones de muchos de nosotros. Que vamos abrigando expectativas de cargos y de poder para sobresalir, no por nuestro deseo de servir mejor necesariamente desde donde nos encontramos, sino, sólo por demostrar hasta dónde podemos llegar. Y con eso, aparecer encumbrados, y según nuestro amor propio, ser realmente valorados ocupando un puesto destacado, que haga palpable nuestra primacía ante los demás. Realmente nos cuesta mucho entender esa extraña preferencia de Dios, que no se ajusta a lo que humanamente debería corresponder, según nuestros criterios. Y entonces confiamos más en nuestra propia sagacidad y astucia para buscar estar por encima de los otros. Es muy fácil, que aún con la mejor buena voluntad que tengamos porque no sea así, pero acaba traicionándonos nuestro deseo por ser los primeros. Y buscamos la manera de engañar, y hacer trampas, a poner zancadillas y a escapar después. Muy a nuestro pesar, debemos reconocer que somos vulnerables después de todo. Y por muy válidos que sean nuestros buenos propósitos, por tratar de hacernos a un lado y permitir que otros sobresalgan. Tal vez, esperando escuchar incluso palabras de ánimo y bendición. Pero muy en el fondo, debemos ser conscientes de que no las merecemos. El orgullo, la soberbia, la vanidad, ya han tomado buena cuenta de la caridad más ge-nerosa que podría haber en nuestro corazón.

Entendamos bien una cosa: sólo siendo demasia-do pequeños podemos hacernos merecedores de tanta misericordia y fidelidad de parte de Dios hacia nosotros. Claro que esto exige en nosotros la disposición interior para lograr una conversión profunda. Y abrirnos a la posibilidad de ser partícipes del amor persistente e incomprensible que Dios nos ofrece gratuitamente. En la predilección de Dios por los pequeños y los últimos, se muestra el origen de lo que ha dado en llamarse la infancia espiritual. Cuando Jesús habla de que debemos ser como los niños para entrar en el Reino de los Cielos, no se trata de que nos volvamos infantiles, todo lo contrario. Se debe llegar a un cierto grado de madurez espiritual, para vivir el ‘caminito’, que Sta. Teresita del Niño Jesús descubrió y vivió, y avanzar así en una infancia del espíritu. Pues así como el niño confía plenamente, debemos confiarnos plenamente en Dios. Y así también, como el niño vive con intensidad inocente cada momento, nosotros debemos de la misma manera vivir intensamente nuestra experiencia cristiana. Será gracias a esta transformación interior, que podamos llegar a sentirnos queridos por Dios sin méritos propios, y llegar a pensar inclusive, que nunca hemos sabido responderle a Dios como Él lo espera de nosotros. Entonces, no nos queda más que rendirnos ante las insólitas preferencias de Dios. Que superarán por mucho nuestras expectativas y convencionalismos meramente sociales. Jugando un papel muy importante la coherencia de nuestro testimonio. Y poder estar de acuerdo con el amor torrencial que Dios dispensa a los pequeños y a los últimos.

El santo de hoy

San Pedro Damián 21 de Febrero M

artirologio Romano: Memoria de san Pedro Damián, cardenal obispo de Ostia y doctor de la Iglesia. Habiendo entrado en el eremo de Fonte Ave-llana, promovió denodadamente la vida religiosa y en los tiempos difíciles de la reforma de la Iglesia trabajó para que los monjes se dedicasen a la santidad de la contemplación, los clérigos a la integridad de vida y para que el pueblo mantuviese la comunión con la Sede Apostólica. Falleció el día veintidós de febrero en Favencia, de la Romagna (1072) Pedro era el último de varios hermanos y perdió a sus padres cuando todavía era niño. A su cargo quedó un hermano que lo trataba muy mal y lo hacía vivir como si fuera el último de los criados. Otro Sacerdote llamado Damián, se enteró de la situación en la que vivía este niño y lo recogió y educó lo mejor que pudo. Pedro aprendió de este hermano consagrado a Dios, a vivir su fe de manera intensa todos los días y tanta era la gratitud que le tenía, que tomó como segundo nombre, el de aquel que le había amado y enseñado tanto.

desuso las reglas, las generaciones futuras no podrán volver a la primitiva observancia. Guardémonos de incurrir en semejante culpa y transmitamos fielmente a nuestros sucesores el legado de nuestros predecesores”.

Pedro luchó mucho para erradicar la simonía de la Iglesia, delito por el que algunos hombres indignos y ambiciosos compraban cargos religiosos. Escribió gran cantidad de obras con un estilo vehemente y muy estricto. Decía:

Volviendo de una de estas misiones, sufrió una fiebre en un monasterio de las afueras de Faenza, donde murió el 22 de febrero de 1072, rodeado de sus hermanos de religión que recitaban la oración de maitines.

“Es imposible restaurar la disciplina una vez que ésta decae; si nosotros, por negligencia, dejamos caer en

Por la sabiduría y santidad de sus escritos, fue declarado doctor de la Iglesia en 1828


07 Por Luis Marino Moreno

EL CAMINO DEL DISCÍPULO Santiago Guijarro

Ediciones Sígueme. 2015, 178 páginas.

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a originalidad de esta obra consiste en invitar a leer el Evangelio desde la experiencia del seguimiento de Jesús. Es cierto que la situación actual del lector poco tiene que ver con las circunstancias de los primeros discípulos. Posiblemente nadie se gane la vida pescando con artes rudimentarias en un pequeño lago, ni tampoco hable la lengua de aquellos pescadores… Y sin embargo, fácilmente puede compartir con ellos la experiencia de haber sido llamado o llamada por Jesús y el gozo de estar con él. Incluso puede saber de primera mano cuán difícil es en algunas ocasiones perseverar en este seguimiento. El camino recorrido por los primeros seguidores de Jesús, según relata el Evangelio de Marcos, permite identificar los momentos fundamentales de la experiencia discipular y establecer un diálogo con ella. No en vano, vivimos un tiempo en que es necesario revitalizar experiencias fundamentales de la fe, entre las que se encuentra sin duda el discipulado.

SANTIAGO GUIJARRO (1957) es catedrático de Nuevo Testamento en la Facultad de teología de la Universidad Pontificia de Salamanca. Fue director de La Casa de la Biblia de 1982 a 1997, etapa en la que promovió la divulgación de la Biblia y dirigió una nueva traducción que vio la luz en 1992. Pertenece a la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos.

Además de numerosos artículos en revistas especializadas, entre sus obras cabe destacar: Fidelidades en conflicto. La ruptura con la familia por causa del discipulado y de la misión en la tradición sinóptica, 1998; Dichos primitivos de Jesús, 2004; Jesús y sus primeros discípulos, 2007; Los cuatro evangelios, 2010; Servidores de Dios y esclavos vuestros, 2011; Los evangelios: memoria, biografía, Escritura, 2012; La primera evangelización, 2013; y Los dichos de Jesús. Introducción al Documento Q, 2014.

Para leer bien, y escribir mejor

Iglesia Universal CIUDAD DEL VATICANO.- Al concluir la Misa por Miércoles de Ceniza, el Papa Francisco envió a los Misioneros de la Misericordia que durante este Año Jubilar podrán absolver los pecados reservados a la Sede Apostólica. En la celebración participaron unos 700 de estos sacerdotes, pero en total serán 1071 los que llevarán la misericordia y el perdón de Dios alrededor del mundo. El rito comenzó con la siguiente oración del Santo Padre: “Queridísimos, dirijamos nuestra alabanza y nuestra súplica a Dios Padre, dador de todo bien, por estos hermanos nuestros enviados a llevar a diversas regiones el feliz anuncio de la misericordia en el nombre del Señor nuestro Jesucristo”. DENVER.- Desde muy temprano millones de personas en todo el mundo participaron en los servicios religiosos de Miércoles de Ceniza para iniciar la Cuaresma. Además de los tradicionales selfies, varias imágenes se viralizaron en las redes sociales. Al menos cuatro parlamentarios del Congreso de Estados Unidos acudieron a las sesiones en Washington con la marca de cruz de cenizas en la frente y el hashtag #AshWednesday (Miércoles de Ceniza) fue tendencia en redes como Twitter e Instagram.

Iglesia de México MÉXICO.- La cobertura de la prensa internacional a la visita del papa Francisco a México destacó las palabras del pontífice en el municipio de Ecatepec, y diversos gestos con los niños internados en el Hospital Infantil Federico Gómez. El diario vaticano LOsservatore Romano tituló Esta tierra tiene sabor guadalupano, la siempre Madre se nos adelantó en el amor. El diario español El País destacó: El Papa pide un México donde no haya que emigrar para soñar, al citar las palabras del pontífice sobre los migrantes, y sus reiterados llamados contra la corrupción y los traficantes de la muerte. MÉXICO.- El Papa Francisco es el primer Pontífice en visitar el Palacio Nacional de México y esto tuvo lugar el sábado 13 de febrero, un hecho histórico a 24 años del restablecimiento de relaciones entre la Santa Sede y México. El embajador de México ante la Santa Sede, Mariano Palacios Alcocer, destacó la importancia de esta visita al Palacio Nacional, donde recordó que un hecho así no se dio en las seis anteriores visitas de un Papa: cinco de San Juan Pablo II y una de Benedicto XVI. MORELIA.- El Papa Francisco llegó a Morelia para presidir la Misa con los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas en el estadio Venustiano Carranza, en el quinto y penúltimo día de su visita a México. TUXTLA GUTIÉRREZ.- El Papa se reunió con mas de cien mil personas, todas ellas venidas de distintos puntos de la república mexicana. Invitó a estar atentos a la colonización ideológica que pretende debilitar y cuestionar la familia. Invitó a renovar sus promesas matrimoniales y los que están de novios pedir la gracia de una familia fiel y llena de amor. SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS.- En una misa con pueblos indígenas mencionó que rexiste la tentación de “Algunos que han considerado inferiores sus valores, su cultura y sus tradiciones. Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban. ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón! El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita”. MÉXICO.- El Papa Francisco decidió incluir en su programa una especial visita a niños enfermos en el Hospital pediátrico Federico Gómez. En ese lugar pidió a Dios que los bendiga, los acompañe a ustedes y a sus familias, a todas las personas que trabajan en esta casa y buscan que esas sonrisas sigan creciendo cada día. A todas las personas que no sólo con medicamentos sino con «la cariñoterapia» ayudan a que este tiempo sea vivido con mayor alegría. MÉXICO.- El Papa Francisco dirigió un extenso discurso a los obispos de México en la Catedral Metropolitana de Ciudad de México. Les pidió Reclinarse con delicadeza y respeto, sobre el alma profunda de su gente, que desciendan con atención y descifren su misterioso rostro. MÉXICO.- En el Palacio de Gobierno su Santidad, entre muchas cosas señaló que la principal riqueza de México hoy tiene rostro joven; sí, son sus jóvenes. Un poco más de la mitad de la población está en edad juvenil. Esto permite pensar y proyectar un futuro, un mañana. Esta realidad nos lleva inevitablemente a reflexionar sobre la propia responsabilidad a la hora de construir el México que queremos, el México que deseamos legar a las generaciones venideras.


¡Vieron la gloria de Jesús! Por Pbro. Darío Martín Torres Sánchez

“28 ... Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña para orar. 29 Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante. 30 Y dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, 31 que aparecían revestidos de gloria y hablaban de la partida de Jesús, que iba a cumplirse en Jerusalén. 32 Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño, pero permanecieron despiertos, y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él. 33 Mientras estos se alejaban, Pedro dijo a Jesús: «¡Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». El no sabía lo que decía. 34 Mientras hablaba, una nube los cubrió con su sombra y al entrar en ella, los discípulos se llenaron de temor. 35 Desde la nube se oyó entonces una voz que decía: «Este es mi Hijo, el Elegido, escúchenlo». 36 Y cuando se oyó la voz, Jesús estaba solo. Los discípulos callaron y durante todo ese tiempo no dijeron a nadie lo que habían visto” (Lc 9, 28b-36).

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a transfiguración de Jesús es un evento narrado por los tres Evangelios Sinópticos y, además, se hace referencia a la misma en la segunda carta del Apóstol San Pedro (2Pe 1,16-18). La función que tiene dicho relato, en el contexto del evangelio de San Lucas, parece ser doble. Por un lado, es una respuesta a la pregunta sobre la identidad de Jesús, dramatizada en la interrogante de Herodes: ¿quién es éste? (Lc 9,9). Así, la historia da una triple respuesta: Jesús es el Hijo de Dios, es el elegido, es a quien se debe escuchar. Y, por otro lado, también sirve de introducción al “éxodo” o partida de Jesús que culminará en su asunción (cf. Lc 9, 31.51). La función que tiene el bautismo como introducción al ministerio de Jesús en Galilea, la tiene ahora la transfiguración para solemnizar el inicio del gran viaje de Jesús a Jerusalén, viaje que es calificado como un éxodo, el cual tiene un objetivo concreto: su asunción o glorificación. Este término de “Asunción” es propio de San Lucas (hemos de notar que de alguna manera equivale al concepto teológico de “ascensión”) y lo emplea para expresar la culminación del periodo histórico de Jesús. El éxodo sirve para evocar la salida de Israel del país de Egipto hacia la tierra prometida, la tierra del destino. Ahora, Jesús parte de Galilea hacia la ciudad del destino: Jerusalén.

Además de la función significativa que tiene esta historia en el contexto del evangelio, y que no es la misma en los otros evangelios sinópticos, hay otros elementos dentro de la historia que son distintivos de este evangelio: En primer lugar, el tema de la conversación de Jesús con Moisés y Elías, que en los otros evangelios queda en el misterio, San Lucas revela el tema de la conversación diciendo hablaban del “éxodo” que estaba por cumplirse en Jerusalén. Segundo, un concepto propio de san Lucas, al relatar la transfiguración, es que los discípulos vieron su gloria. La gloria de Jesús es propia

de su estatus como resucitado (Lc 24,26). Los tres privilegiados, Pedro, Juan y Santiago ven su gloria (9,32), es decir, ven un aspecto que los otros no logran (detalle exclusivamente lucano), Jesús les muestra la realidad de su filia-ción divina, un experiencia paralela a la de su resurrección (24,26). Tercero, Moisés y Elías aparecen con Jesús en gloria, pero lo dejan solo, es decir, aparecen únicamente haciendo contraste con Jesús. Ellos representan al Israel antiguo, ahora desaparecen puesto que la voz celestial invita escuchar a Jesús, no a ellos. Jesús mismo será quien reinterprete el mensaje de la ley y los profetas en el pasaje de Emaús.

¿Por qué se toca una campanita durante la Consagración?

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urante la misa preconciliar (que se celebraba en latín, y en la que los fieles miraban al sacerdote de espaldas) muchos fieles se desconcentraban, se distraían o no distinguían los diferentes momentos de la misa. Así que se llamaba la atención de los fieles con una campanita para orientarlos en los momentos culminantes de la misa, y más concretamente en el momento central de la misa (la Consagración). En el caso de la consagración, se llamaba la atención mediante la campanita que tocaba el monaguillo. Este signo permitía que la gente supiera que algo importante estaba sucediendo, o estaba a punto de suceder. Todos los fieles se ponían de rodillas, actitud que se mantiene hoy en día. Hoy, como la misa se celebra en nuestra lengua, la gente está más atenta y sabe cuál es el momento de la consagración; por esto el uso de la campanita se ha suprimido como obligatorio y se ha dejado opcional. “Un poco antes de la consagración, el ministro, si se cree conveniente, advierte a los fieles con un toque de campanilla. Puede también, según las costumbres de cada lugar, tocar la campanilla en cada elevación”, señala la Instrucción General del Misal Romano (150).


Catequesis para una Iglesia que desea ir al encuentro de todos

Proponer

Objetivo

Dar su lugar a los ancianos, principalmente en la familia, y aprovechar la riqueza de la historia, la doctrina y la fe que nos heredan.

Contemplar Invocamos al Espíritu Santo.

Un tesoro poco valorado El papa Francisco en una de sus homilías en Santa Marta (19.11.13), lamenta que en la actualidad no se valore a los ancianos en la familia y en la sociedad, corriendo el peligro de quedarnos sin memoria y, en consecuencia, sin futuro. Por desgracia, es verdad que en ocasiones parece que los ancianos estorban o fastidian. Son descartados, marginados de la vida activa de la familia por considerarlos indeseados, por sus ideas insistentes o modos de ver la vida. El papa nos enseña el cuidado que debemos dar a los abuelos, a los ancianos, por la herencia que nos entregan. Esto cuidará la fe de los jóvenes. Además su experiencia puede ser aprovechada e integrada en la formación de las generaciones actuales. Una sociedad lejana a los ancianos El número de los ancianos se ha multiplicado, pero nuestras sociedades no se han organizado suficientemente par hacerles lugar a ellos. Mientras somos jóvenes, tenemos la tendencia a ignorar la vejez, como si fuera una enfermedad que hay que mantener a la distancia. Luego, cuando nos volvemos ancianos, especialmente si somos pobres, estamos enfermos o estamos solos, experimentamos las lagunas de una sociedad programada sobre la eficacia, que en consecuencia, ignora a los ancianos. Los ancianos son una riqueza, no se pueden ignorar.

Discernir CONTRA LA CULTURA DEL DESCARTE Benedicto XVI, visitando una casa para ancianos, usó palabras claras y proféticas, decía: “La calidad de una sociedad, quisiera decir de una civilización, se juzga también por cómo se trata a los ancianos y por el lugar que se les reserva en la vida en común” (12.11.2012). Ancianos descartados En occidente, los estudiosos presentan el siglo actual como el siglo del envejecimiento: los hijos disminuyen, los viejos aumentan. Este desequilibrio nos interpela, es más, es un gran desafío para la sociedad contemporánea. Sin embargo una cierta cultura del provecho insiste en hacer ver a los viejos como un peso, una “lastre”. No solo no producen sino que son una carga. ¿Y cuál es el resultado de pensar así? Hay que descartarlos. ¡Es feo ver a los ancianos descartados, es una cosa fea, es pecado! ¡No nos atrevemos a decirlo abiertamente, pero se hace! Hay algo vil en este acostumbrarse a la cultura del descarte, pero nosotros estamos acostumbrados a descartar a la gente. Queremos remover nuestro acrecentado miedo a la debilidad y a la vulnerabilidad; pero de este modo aumentamos en los ancianos la angustia de ser mal soportados y abandonados. Un Papa cercano a los ancianos Desde su ministerio en Buenos Aires como arzobispo, el papa Francisco tocó con la mano esta realidad con sus problemas. Nos decía que los ancianos son abandonados, no solo en la precariedad material, sino también: • En la egoísta incapacidad de aceptar sus limitaciones que reflejan las nuestras. • En los numerosos escollos que hoy deben superar para sobrevivir en una civilización que no los deja participar, opinar ni ser referentes según el modelo consumista de “solo la juventud es aprovechable y puede gozar”.

La ancianidad es una vocación. No es el momento todavía de “tirar los remos en la barca”. Este periodo de la vida es diverso de los precedentes, no hay dudas: debemos también “inventárnoslo” un poco, porque nuestras sociedades no están listas, espiritualmente y moralmente, para darle a éste, en este momento, su pleno valor. Una vez, en efecto, no era tan normal tener tiempo a disposición; hoy lo es mucho más. Y también la espiritualidad cristiana ha sido tomada un poco de sorpresa, y se trata de delinear una espiritualidad de las personas ancianas. ¡Pero gracias a Dios, no faltan los testimonios de santos y santas! Como cristianos, podemos… • Promover los grupos de tercera edad, con un esquema parecido a lo que hace el DIF en el campo de la cultura y de la diversión. En nuestro caso serían grupos de crecimiento, en los cuales también podrían participar jóvenes sensibilizados en cuanto a este género de encuentros. • Aprovechar los correos electrónicos que contienen exposiciones sobre lo valioso de la vida larga, sobre la madurez de los abuelos, sus consejos indispensables; y el testimonio de una vida sacrificada, íntegra y productiva. • Difundir el testimonio de personas mayores que han sido ejemplares, sus escritos. • Buscar películas en las que se exalte a las personas ancianas y se permita una mejor comprensión de esta etapa de la vida. [Véanse, por ejemplo, una lista de 20 películas que contiene títulos donde, a pesar de los años, los protagonistas siguen ejerciendo una profesión o afrontan el momento difícil de la jubilación; también hay películas en las que se reflejan historias de amor muy bonitas de los matrimonios, mantenidas a lo largo de los años, y películas de personas que saben que les queda poco tiempo de vida o que están en una encrucijada en que hacen balance vital y se preguntan si lo que han hecho ha merecido la pena: http://decine21.com/ listas-decine/lista/Las-mejores-peliculas-sobre-la-vejez-93433]

Celebrar APRENDER A ORAR CON LO S ANCIANOS La oración de los ancianos y abuelos es un don para la Iglesia, ¡es una riqueza! Una gran inyección de sabiduría también para la entera sociedad humana: sobre todo para aquella que está demasiado ocupada, demasiado absorbida, demasiado distraída. Alguien tiene que cantar, también para ellos; cantar los signos de Dios, proclamar los signos de Dios, ¡rezar por ellos! Miremos a Benedicto XVI, quien ha elegido pasar en la oración y en la escucha de Dios la última parte de su vida. ¡Esto es bello! Un gran creyente del siglo pasado, de tradición ortodoxa, Olivier Clément, decía: “Una civilización en la que ya no se ora es una civilización en la que la vejez carece de sentido. Y esto es aterrador, tenemos necesidad de ancianos que oren porque la vejez se nos da para esto”. Tenemos necesidad de ancianos que recen porque la vejez se nos da precisamente para esto. Es una bella cosa la oración de los ancianos. NOSOTROS PODEMOS Nosotros podemos agradecer al Señor por los beneficios recibidos, y llenar el vacío de ingratitud que lo rodea. Podemos interceder por las expectativas de las nuevas generaciones y dar dignidad a la memoria y los sacrificios de aquellas pasadas. Nosotros podemos recordar a los jóvenes ambiciosos que una vida sin amor es árida. Podemos decirles a los jóvenes temerosos que la angustia del futuro se puede vencer.

Podemos enseñar a los jóvenes, demasiado enamorados de sí mismos, que hay más alegría en dar que en recibir. Los abuelos y abuelas forman el “coro” permanente de un gran santuario espiritual, donde la oración de súplica y el cántico de alabanza sostienen la comunidad que trabaja y lucha en el campo de la vida.


El Papa Francisco entre nosotros

El Papa Francisco y el Patriarca ortodoxo ruso Kirill se encontraron en La Habana Cuba, sostuvieron un encuentro privado y firmaron una declaración junta.

En medio de un gran ambiente de fiesta que estuvo marcado por los bailes y los cantos tradicionales como el popular “Cielito lindo” y con porras como “¡Se ve, se siente, el Papa está presente!”

Francisco pidió a los presentes rezar “por las personas que quiero y también las que no quiero y por las que están enojadas, tienen celos o envidias”.

En el Santuario de la Virgen de Guadalupe el Papa dijo que Ella nos dice que tiene el «honor» de ser nuestra madre. Eso nos da la certeza de que las lágrimas de los que sufren no son estériles. Son una oración silenciosa que sube hasta el cielo y que en María encuentra siempre lugar en su manto.

El Papa les dijo a los obispos que el peso de estas situaciones difíciles “cae sobre sus espaldas” y los alentó a no dejarse amedrentar por las graves dificultades en su misión que incluye recuperar el lugar especial que la nación debe tener.

El Pontífice ofreció un ramo de flores amarillas y se sentó a rezar en silencio durante unos 21 minutos ante la imagen de la tilma de la Virgen de Guadalupe en el llamado camarín de la Virgen de Guadalupe.


Domingo 21 de febrero de 2016

La mañana del domingo 14, Francisco celebró la Santa Misa Ecatepec. En su homilía el Papa recordó que este tiempo de Cuaresma es un buen momento para recuperar la alegría y la esperanza que nos hace sentirnos hijos amados del Padre.

En Chiapas, el Papa Francisco celebró la Santa Misa con las comunidades indígenas y en su homilía alertó contra la cultura del descarte que ha despojado al mundo de sus riquezas.

Con las familias el Santo Padre señaló que es necesario seguir confiando en Dios para tener “motivos para seguir apostando, soñando y construyendo una vida que tenga sabor a hogar, a familia”.

Yo los bendigo a ustedes, los médicos los bendicen a ustedes cada vez que los curan, las enfermeras, todo, todo el personal que trabaja los bendicen a ustedes los.

En la Misa se emplearon cinco idiomas nativos: Tseltal, Ch´ol, Tojolabal, Zoque y Tsotsil, ésta última es la lengua nativa más hablada en Chiapas y la que usó el Papa al inicio de su homilía.

Prefiero una familia herida, que intenta todos los días conjugar el amor, a una sociedad enferma por el encierro y la comodidad del miedo a amar.


¡Pónganse en camino!

Celebrando al Señor

Discípulos misioneros

Teología de misión

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La Celebración de la Cuaresma (Segunda parte)

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P. Pedro Mexquitic Arredondo

a Cuaresma mira a reconstruir en el creyente esta imagen del Señor que resurge, en el sentido bíblico-patrístico del término (cf. Rm 8,29; 1 Cor 15,29; etc.), mediante el ejercicio de la penitencia cuaresmal. En otros términos, se trata de dejarse guiar del Espíritu en el desierto (cf. Lc 4,1) para la verificación anual de la propia existencia. Esta se actúa a través del camino marcado por el Leccionario, bien delineado en sus etapas. Ante todo las dos primeras irrenunciables cada año: -La prueba en el desierto de las tentaciones: como Cristo, así cada creyente se confronta con las sugestiones diabólicas, para llegar victorioso en el Espíritu (Mt 4, 1-11) -Sobre el monte de la transfiguración: frente a la dificultad del seguimiento, que prevé la cruz, el discípulo viene envuelto de la luz de la Pascua, que resplandece sobre el rostro de Cristo, y transfigura la existencia, llenándola de esperanza. Por esto es enviado a escuchar al Señor con confianza y ánimo (Mt 17, 1-9). Al horizonte aparece la “verdad” del bautizado, que se emerge con Cristo en la muerte, renunciando a las ilusiones y a los deslumbramientos de la vida, para recorrer el camino de la existencia en la totalidad de sus exigencias. En los otros tres Domingos el camino se va diferenciando, año por año. En perspectiva penitencial del ciclo C como es el 2016, aparece un camino bien delineado: las peticiones a convertirse que traspasan los eventos de

la vida cotidiana (Lc 13, 1-9), se conjugan con la parábola del padre misericordioso y de sus dos hijos, respuesta apologética a las acusaciones dirigidas a Jesús de recibir a los pecadores y comer con ellos (Lc 15, 1-3. 11-32) y llegar al episodio de la adúltera (Jn 8, 1-11), en el cuál la sentencia provocadora : “El que esté sin pecado tire la primera piedra contra ella” (Jn 8,7) es el preludio a la palabra resolutiva de perdón: “Mujer, yo tampoco te condeno; vete y de ahora en adelante no peques más” (Jn 8,11). Va también considerado que el iti-nerario marcado por los pasajes evangélicos viene completado con el delineado de las primeras lecturas, que marcan mediante auténticos frescos, las varias etapas de la historia de la salvación (origines; Abraham; Moisés; David y el reino; la profecía), recalcan, para cada año, los varios hilos de la redención. A su vez la segunda lectura, casi siempre de los escritos paulinos, interviene a explicar y completar la óptica del Antiguo Testamento o a introducir a la comprensión del texto evangélico. Para resumir este rico articulado camino, la Iglesia es invitada a recorrer, como antiguo pueblo, el camino del éxodo a través del desier-to cuaresmal, para que al pie de la santa montaña, con el corazón contrito y humillado, tome conciencia de su vocación de pueblo de la alianza, convocado para su alabanza, en la escucha de su palabra, y en la experiencia gozosa de sus prodigios. (Prefacio V de Cuaresma). El itinerario de cuarenta días aparece así como un verdadero tiempo de renovación espiritual, establecido por Dios para sus fieles, para que lleguen a los misterios de la redención, la vida nueva en Cristo.

(Parte IV de V)

oy abordaremos el fundamento Pneumatológico de la misión. La Pneumatología es la ciencia teológica que nos ofrece el estudio sobre el Espíritu Santo. Es una ciencia relativamente nueva en cuanto a su profundización, puesto que como bien sabemos el Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad en la unidad de un solo Dios. No podemos sepáralo de tal Unidad, y su intervención se da al mismo tiempo que con la acción del Padre y del Hijo. El Espíritu siempre está en relación con la misión de Jesucristo. Esto lo podemos encontrar desde el momento de la encarnación (cfr. Mt 1,20; Lc 1,35). Se manifiesta el día del Bautismo del Señor (Mt 3,16; Mc 1,10; Lc 3,22), y es el Espíritu el que lo conduce al desierto (Lc 4,1) y el que impulsa en el ministerio de la predicación (Lc 4, 14). Un sábado en la sinagoga, Jesús hace suyas las palabras del profeta Isaías y les revela a los oyentes que el Espíritu verdaderamente está sobre Él (Lc 4,21), lo cual será un escándalo para muchos y uno de los motivos de su persecución. Los Evangelistas nos irán mostrando cómo Jesús en toda su vida, fue asistido por el Espíritu Santo, al igual que su relación íntima con el Padre. El Espíritu es el que va guiando a Jesús en el cumplimiento de la voluntad del Padre, en el deseo de que todos los hombres de salven y lleguen al conocimiento de la Verdad. Este Espíritu es el que promete Jesús a sus discípulos en el momento de la despedida (Jn 14, 16-17; 16, 7) y es el que los acompañará, explicará y guiará a la Verdad Plena (Jn 16, 13-15). Jesús comunica este Espíritu a los discípulos cuando los envía a la Misión, el cual se manifiesta en el poder de la sanación de enfermos y expulsar demonios (Lc 10, 9. 17). Aunque de manera más evidente lo hace una vez resucitado, cuando se les aparece a sus discípulos: “<<La paz esté con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío>> dicho esto, sopló y les dijo: Reciban el Espíritu Santo” (Jn 20, 21-23). El libro de los Hechos de los Apóstoles es llamado por algunos exégetas y estudiosos de la Biblia, como el Evangelio del Espíritu. En el encontramos manifestaciones del Espíritu Santo en la vida de la Iglesia naciente. El momento privilegiado fue el día de Pentecostés, cuando, “estando reunidos vino sobre ellos una ráfaga de viento, que llenó la casa… se les aparecieron lenguas de fuego…y quedaron llenos del Espíritu Santo (cfr. Hch 2, 2-4). Algunos momentos importantes, son, cuando el Espíritu le habla a Felipe y lo conduce al encuentro con el etíope que venía leyendo la Escritura (cfr. Hch 8, 26.29-35) y cómo después de explicarle el pasaje de Isaías y bautizarlo, Felipe fue arrebatado por el Espíritu y conducido a otra ciudad para seguir evangelizando (cfr. Hch 8, 38-40); y cuando Pedro se dirige a la casa de Cornelio y después de la predicación y de forma sorpresiva viene el Espíritu Santo sobre los allí reunidos (Hch 10, 44). El Espíritu Santo es el verdadero protagonista de la misión de los Apóstoles y de la Iglesia. Elige para la misión a Bernabé y a Saulo. Inspira el concilio de Jerusalén y hace a los apóstoles que estén llenos de alegría y audacia en el predicar el acontecimiento de Cristo a las naciones (RMi 24; AG 13). Es el que, anunciado en la Ascensión del Señor, viene como fuerza sobre los discípulos y los hace testigos en toda Judea, Samaria y hasta los confines de la tierra (Hch 1, 8). El Espíritu Santo nos sigue asistiendo en el camino de la vida, en nuestro peregrinar hacia la casa del Padre. Anima y alienta la vida de fe, la vida eclesial y nos sigue revelando los designios del amor del Padre. Hasta la próxima.

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Domingo 21 de febrero de 2016

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La prueba de las catedrales Por: Juan Jesús Priego

«La Edad Media, hijo mío –anotó Léon Bloy (1846-1917) en una de las páginas de su Diario, lleno de nostalgia-, era una inmensa iglesia como no se volverá a ver más hasta que Dios vuelva a la tierra: un lugar de oraciones tan vasto como todo el Occidente y construido sobre diez siglos de éxtasis». Léon Bloy, en pleno siglo XX, lloraba por las ruinas de la Europa medieval y gemía de dolor por la civilización perdida: un inmenso edificio construido sobre la fe y habitado permanentemente por el Espíritu de Cristo. No lo consolemos, no enjuguemos sus lágrimas ni tratemos de ofrecerle dulces remedios inútiles: en efecto, era preciso llorar por el edificio caído. «Entonces –continuó diciendo- era el arrodillamiento universal… Las pobres gentes del campo trabajaban el suelo temblando, como si tuviesen temor de despertar a los muertos antes de tiempo. Esos hombres de oración, esos ignorantes sin murmuración a los que desprecia nuestra suficiencia de idiotas, esos oprimidos llevaban sin embargo en sus corazones y en sus cerebros la Jerusalén celestial. Traducían como podían sus éxtasis en la piedra de las catedrales, en la vitela de los libros de horas, y todo nuestro esfuerzo, cuando tenemos un poco de genio, está en volver a esta fuente luminosa». ¿Volver a esta fuente luminosa, es decir, regresar al medioevo? Léon Bloy dice que sí, por lo menos en espíritu. Hoy se hace burla de los medievales: se los llama necios, ignorantes y bárbaros porque creían en Dios y temían al diablo, porque llamaban al pecado por su nombre y no creían perder nada arrodillándose frente al Santísimo Sacramento; se dice de ellos que vivían en una edad tenebrosa y oscura; y, sin embargo, fueron ellos los que construyeron esas Catedrales que hoy nos parecen como salidas de un sueño. ¿Qué los impulsaba a tanta grandeza?, ¿cómo hicieron para levantar esas construcciones fabulosas que los objetivos de nuestras cámaras ultramodernas ni siquiera logran abarcar? Cuando se habla del hombre medieval se lo hace casi siempre para referirse a sus miedos, pero casi nunca a sus arrojos. ¿De dónde tomaron el mo-delo para plasmar tanta belleza? Ya lo dijo Bloy: de sus éxtasis, de la Jerusalén celeste cuya luz refulgía en su pecho. En una de sus Cartas confidenciales, Heinrich Heine (1797-1856), el poeta alemán, hacía a A. Lewald

la siguiente confidencia: «Cuando hace poco me detuve con un amigo ante la Catedral de Amiens, me preguntó por qué no construíamos ya monumentos semejantes; a lo cual contesté: “Querido amigo, los hombres de aquellos tiempos tenían convicciones; nosotros, los modernos, no tenemos más que opiniones, y para construir una catedral gótica se necesita algo más que una opinión”». Pero también las casas, moradas de los hombres, eran entonces altas y grandes. Hace poco vino visitarme un amigo desde muy lejos y lo llevé a que se tomara un café en el centro de nuestra ciudad, a un restaurante que fuera en otro tiempo una inmensa casa señorial. Mi amigo recorría los vastos espacios con la mirada y sinceramente no se lo creía: -¡Mira esos techos, son altísimos! –decía-. Yo, en lugar de quienes construyeron estas moles tan poco funcionales, habría construido una casa de tres plantas. ¿Y qué podía hacer yo al escucharlo sino sonreír? -¡Sólo con el terreno de esta casa yo haría un fraccionamiento entero! ¡Dios mío, cuánto espacio sin aprovechar! ¿A quién le interesaría tener hoy esos techos inclementes donde rebotan las voces y el frío se deja sentir como en una heladera? En vez de contemplar las pinturas, los artesonados y los medallones que alguien, en otro siglo, había incrustado en las paredes, mi amigo se entretenía haciendo cálculos, imaginando las casas que podrían salirle si esa finca fuera suya y a cómo podría vender cada una. -Una caja de sardinas aprovecha muy bien los espacios –dije, sólo por contrariarlo un poco-: es un modelo perfecto de funcionalidad, si pudiera decirlo así; pero, ¿quién querría vivir en una caja de sardinas? -¡Es que tú no me entiendes! -¿Que no entiendo? ¡Por supuesto que entiendo! Y claro que me imagino que, de poder hacerlo, construirías aquí y ahora mismo un fraccionamiento entero. Pero los antiguos no: ellos no construían casas para pigmeos.

Iglesias y sitios cristianos de Nagasaki

Nuestros antepasados tenían una idea muy clara de su propia grandeza y ésta se dejaba ver en las construcciones que levantaban, aun en las más domésticas y privadas. Sus casas eran como casas de gigantes. Porque, en efecto, así se creían ellos: gigantes. Se sabían imagen de Dios. Hoy, en cambio, nuestras ridículas casas, nuestros minúsculos departamentos muestran a las claras el pobre concepto que tenemos de nosotros mismos. Son casas para enanos, enanos no sólo físicos, sino ante todo metafísicos. ¡Qué desilusión siente el turista cuando, al salir del Museo de Louvre, después de ver tanto arte verdadero, sale a la calle y ve una lastimosa pirámide de vidrio que quiere mostrar a los viajeros las posibilidades del arte contemporáneo! ¡Qué pequeñez más vergonzosa! Entonces el turista se pregunta, como me pregunté yo hace muchos años, cuando visité el Museo de Louvre por primera vez: «¿Qué tenían los antiguos que no tenemos nosotros?». Lo dijo Heine: convicciones, eso es lo que tenían, mientras que nosotros sólo tenemos opiniones: opiniones con las que, dicho sea de paso, nunca podremos hacer nada grande ni bello. ¿La fe nos hace apreciar menos la belleza de este mundo, nos quita las ganas de vivir y nos hace pequeños y cobardes, como aseguraba Nietzsche, como piensan muchos hoy? Hagámosle esta pregunta a los medievales, esos hombres que, al no encontrar palabras para hablar de Dios, lo hacían pintando cuadros y esculpiendo piedras como nadie, nunca, lo volverá a hacer…

P

ocos relacionan las islas del lejano Japón con el cristianismo, pero se calcula que alrededor de un 1% profesa allí esta religión. El camino de los cristianos japoneses no ha sido fácil a lo largo de la historia, pero ahora por fin pueden vivir sus creencias con libertad. La historia de los cristianos japoneses comenzó en el siglo XVI, cuando entró en Japón, y ha durado 400 años, hasta ahora. Durante estos 400 años han ocurrido fuertes prohi-biciones, pero aún así ellos han continuado siendo cristianos. Después, en el siglo XIX, cuando el gobierno empezó a levantar estas prohibiciones, comenzaron a construir muchas iglesias en modo mixto, algunas con estilo occidental y otras con estilo oriental”. Y los ejemplos de estas iglesias levantadas, y de algunos de los tesoros que conservan se han podido ver durante una semana en el Palazzo della Cancelleria de Roma, en la exposición ‘Iglesias y sitios cristianos de Nagasaki’. Esta es región donde el cristianismo encontró más arraigo en Japón. Por ello ha sido nombrada candidata a ser Patrimonio de la Humanidad 2015.

El hecho de que en el siglo XIX hubiera iglesias en ciudades como Goto, Hamawaki, Shitsu, Ono, Koroshima o Tabra se explica 300 años antes. Un español tiene la respuesta, Francisco Javier, muy conocido en Japón, porque es la primer persona que ha traído la cultura del cristianismo a Japón. Primero llegó a la provincia de Kawosima y después a la de Nagasaki, siempre como misionero cristiano.


Al presbítero y doctor don Tomás Vargas, fundador de centros de enseñanza en San Pedro Guadalcazar y en San Luis Potosí. Se le honra en nuestra Ciudad imponiendo su nombre a un minúsculo callejoncito aledaño al Mercado Hidalgo. Por: Lic. Ricardo García López

(Tercera y última parte)

El costo de la visita del Papa Francisco a México

Javier Algara

E

n las redes sociales han estado apareciendo frecuentes mensajes en los que critican el elevadísimo costo de la visita del Papa Francisco a México. Incluso en algunos de esos mensajes se hace un cálculo de cuántos pesos o dólares por minuto costará acoger al Papa. Se critica, además, que ese supuesto gasto lo tendrá que hacer el Estado Mexicano. Estoy seguro que esos mensajes han de haber impresionado y escandalizado a muchos. ¿Cómo es posible que se gaste tanto -quieren que razonemos los que envían esos mensajes- en acoger a un individuo, sobre todo cuando ese individuo es simplemente el líder de una religión entre otras tantas?¿No es escandaloso -insisten- que ese dinero salga de las arcas de un país sumido en la corrupción y en la miseria? Hay millones de personas hambrientas a las que el Gobierno debería atender con ese dinero en vez de usarlo en hacerle fácil la vida y el caldo gordo a un cura. Tales argumentos, tomados al vuelo y sin mayor ahondamiento, indudablemente que gozan de una fuerza muy impactante y la reacción inmediata de quienes los leen, sobre todo sin cuidado, es de ira y frustración. Démonos, sin embargo, la oportunidad de volver a pensar en los contenidos de esos mensajes y abrámonos a algunas reflexiones en torno al tema.

T

odos los hombres somos una mezcla de virtudes y vicios y, tal vez, Dios quiso así para que quienes tienen buena cantidad de virtudes no se ensoberbecieran creyendo que las poseen por sus solo méritos, y pudieran suponer que nunca necesitaban recurrir al auxilio divino. Pues bien, don Tomás Vargas, como hombre que fue, con todas sus virtudes, se mezcló en asuntos de política, y, como ya hemos visto, llegó a ocupar importantes cargos políticos. Una prueba de su pasión política es el documento que ahora trascribimos y que consiste en un poder para que un abogado continuara con el litigio que Vargas en-tabló en contra de su hermano en el Sa-cerdocio don Diego Bear y Mier, cura del Armadillo por razón de cuestión de elecciones. Este documento corresponde a la escritura No. 67 localizada en la foja 157 y se extiende hasta la página 158 en el libro de protocolo del año de 1813 ante el Licenciado José Ruiz de Aguirre, que aunque no era escribano, tenía un cargo público que podía ser habilitado como tal por la falta de un escribano público en San Luis Potosí. Tal vez esta haya sido la razón por la cual el obispo Michoacano decidió cambiar a don Tomás Vargas, de párroco de esta ciudad para nombrarlo párroco de San Miguel de Allende. He aquí la transcripción del documento que hemos comentado En la ciudad de San Luis Potosí, a 13 de septiembre de 1813 ante mí el Licenciado don José Ruiz de Aguirre, Juez de Letras de Real Nombramiento, en esta capital y testigos instrumentales que al fin se nombrarán a más de los de asistencia, con quienes actúo por falta de escribano. El doctor don Tomás Vargas, Juez Eclesiástico y Caudillo Militar del Real de San Pedro de Guadalcazar (a quien doy fe conozco), en la mejor y más bastante forma que por derecho haya lugar, otorga que da y confiere todo su poder amplio, cumplido, capaz y tan bastante, como se requiera, sea necesario y más pueda y deba valer

al Licenciado don Juan José Monroy, y, por su defecto a don José María Ortuño y por el [defecto] de ambos a don José Andrés Alcántara, y por falta de los tres, a don José Mariano Covarrubias, todos de la capital de México y Procuradores del Número de aquella Audiencia para que, el que de e-llos lo desempeñe, según las instrucciones que le comunique, se presente en el Superior Tribunal que convenga, a promover los derechos del otorgante en el artículo que sigue con el Bachiller don Diego Bear y Mier, Cura del Valle del Armadillo y socios, sobre validación de las elecciones que precedieron al nombramiento del Elector de Partido del citado Real de Guadalcazar que recayó en don Vicente Cervantes, haciendo, a fin de acreditar los vicios en que se incurrió en ella, cuantos actos, agencias y diligencias haría el otorgante presente siendo, pues para todo ello, su anexo incidente y dependiente, ha deliberado conferirles este poder con libre, franca y general administración, facultad de enjuicias, jurar y sustituir, revocar los sustitutos y nombrar otros de nuevo, que a todos releva con las relevaciones en derecho necesarias. Y a haber por firme, valedero y subsistente cuanto queda referido. Obliga, el otorgante, su persona y bienes presentes y futuros, sometiéndose con ellos al fuero y jurisdicción de los señores jueces que de sus causas y negocios puedan y deban conocer, para que a su cumplimiento le compelan y apremien por todo rigor de derecho y vía ejecutiva, como si fuere por sentencia definitiva de Juez competente pasada en autoridad de cosa juzgada y consentida, que por tal la recibe. Renuncia las leyes, fueros y privilegios de su favor, con la general del derecho en forma. En cuyo testimonio así lo otorgó y firmó, siendo testigos don José Antonio Moreyra, don Juan de Dios Rodríguez y don Antonio Arenzana de esta vecindad. Doy fe. Lic. Joseph Ruiz de Aguirre (rúbrica) Doctor Tomás Vargas (rúbrica) Testigo de asistencia Juan José Domínguez (rúbrica) Testigo de asistencia José María Sousa (rúbrica).

La primera reflexión es sobre la validez de los cálculos que se nos presentan como una verdad incontestable. ¿Sabemos acaso quiénes los han hecho? ¿Conocemos de qué fuentes han tomado las cifras sobre las cuales han trabajado para concluir que el viaje del Papa va a costar minuto a minuto la cifra que publican? ¿Hay forma de conocer su confiabilidad? En ninguna parte se citan esas fuentes, ni se aporta prueba alguna de su confiabilidad. No se menciona nombre alguno de gente del Gobierno o de la Iglesia que pueda servir de testigo de la objetividad y exactitud de las cifras publicadas. En resumen, no hay ningún dato que pueda dar confiabilidad a la información transmitida por los autores de tales mensajes, y por consecuencia la única deducción que podemos sacar es que tales mensajes no pasan de ser perversas intentonas de personas que buscan engañar, ya sea porque el engaño provoca confusión entre la ciudadanía y posibilidad de manipularla con algún objetivo especial o porque esas personas albergan algún resentimiento en contra de la Iglesia Católica. Además de que no faltan quienes parecen sentirse vivos solamente cuando tienen una excusa para atacar al clero o las creencias religiosas de la gente. Basta ver, como ejemplo de esto último, el vocabulario grosero y vulgar que sus autores usan al mandar esos mensajes. Una persona de buena voluntad que intenta honestamente denunciar una ilegalidad o un aconteci-miento contrario al interés de la ciudadanía para que se corrija y se castigue a sus autores aporta pruebas en forma lógica y razonada, y evita ofender a quienes piensan de forma distinta. Pero, suponiendo -sin conceder, obviamente- que esas cifras fueran verídicas y objetivas, confiables, aun quedaría un par de consideraciones ulteriores por hacer en torno al tema. En primer lugar supongamos que en verdad es el Gobierno Mexicano quien va a desembolsar el dinero que costará la visita papal. Sobre este particular, antes que nada tenemos que referirnos a otro mensaje que hace las rondas en las redes sociales. Dice el tal mensaje que el Papa viene bajo la condición de que el gobierno le pague ciertos honorarios y sus viáticos, como si fuera una estrella de cine o un cantante de moda. Y repetimos las preguntas que párrafos arriba hicimos a los autores de los mensajes acerca de la confiabilidad de las fuentes de donde supuestamente salió esa información. Ninguno de ellos ha aportado la información solicitada. Tanto el Gobierno como representantes de la Iglesia han refutado la acusación. Desde que Juan Pablo II hizo su primer viaje a México, él y sus sucesores han hecho viajado a cientos de naciones del mundo y nunca antes de ahora se había hecho tal afirmación. Si durante todos esos años los pontífices realmente hubieran cobrado ¿no sería lógico que ese dato fuera ya conocido y hubiera servido de justificación para que los periódicos más anticatólicos del mundo hubieran armado un escándalo más del Vaticano? ¿Es sólo a México a quien se le pide que pague por la visita? Por otra parte, no cabe duda que el gobierno mexicano deberá incurrir en gastos a causa de la visita pontificia. Es lógico que lo haga. Es más, es su deber. Durante la visita, millones de ciudadanos saldrán a la calle a ver al Papa, en ejercicio de su derecho ciudadano de participar en los eventos que ellos consideren dignos e interesantes. La reunión de esa multitudes obviamente provoca problemas de vialidad y seguridad a cuyo cargo está el Gobierno. ¿Qué tiene de raro entonces que el Gobierno use dinero público para proteger a los ciudadanos que quieren disfrutar de la visita del Papa, del mismo modo que protege a los aficionados a la salida del fútbol o de los toros? Si las estadísticas mexicanas son correctas, todavía una gran mayoría de ciudadanos mexicanos confiesan la fe católica y tiene todo el derecho de salir a la calle a ver a su líder espiritual, y las autoridades tienen por tanto la obligación de garantizar que esa mayoría de ciudadanos ejerzan su derecho de forma segura, lo cual conlleva una erogación de dinero público. ¿Es eso algo ilícito o anormal? ¿Se deberían suspender los gastos del gobierno cuando actúa protegiendo marchas, conciertos, o visitas de otros líderes de naciones extranjeras?


Fe y Política

Vaticano

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El Estado laico y El Papa Francisco el Papa Francisco en Palacio de Gobierno E L Jorge E. Traslosheros

a visita del Papa Francisco ha despertado cierta inquietud en algunos medios intelectuales en torno a la condición laica del Estado mexicano. Las reacciones son variopintas y van desde considerar su sola presencia como una violación al Estado laico, hasta reclamos por el apoyo del Estado durante la visita en materia de seguridad, pasando por cuestionar las pancartas de bienvenida del gobierno de la Ciudad de México y otras entidades donde hará presencia.

Estos y otros lamentos suenan a nostalgia trasnochada, a los tiempos cuando intentar ejercer la libertad de religión era considerado un atentado contra la nación, el Estado y la sociedad. Estamos en buen momento para aclarar algunos puntos al respecto. 1.- En nuestros días ya nadie cuestiona la laicidad del Estado mexicano. Por lo mismo, el debate sólo puede existir en torno a la naturaleza de esa condición laica. Por un lado, hay quienes lo consideran desde una perspectiva laicista, por lo que entienden que debería ser un Estado en el cual las religiones fueran relegadas a la observancia estricta de la vida privada, sin posibilidad de hacerse presentes en el espacio público, ya no digamos en la política, tampoco dentro la sociedad civil. Por otro lado, hay quienes proponen una situación de laicidad propositiva, en la cual el Estado se muestre neutral y equidistante de las distintas religiones, pero decididamente a favor de los derechos humanos, entre ellos, la libertad de religión. Así, las religiones, como parte constitutiva de la sociedad civil, podrían expresarse plenamente dentro de una sociedad que busca ser democrática, diversa y plural, como la mexicana. 2.- Lo que debe quedarnos claro es que así el Constituyente permanente, tan propio de México, como la sociedad mexicana cada vez más plural en sus manifestaciones religiosas, han optado por la segunda de las posibilidades. Lo podemos apreciar en tres bloques de reformas constitucionales. Primero, en 1992, se reconoció la existencia jurídica de las iglesias dentro de la sociedad civil, para lo cual se creó la figura de “asociación religiosa”. Segundo, en 2011, se consolidó una trascendente reforma que incorporó el Derecho internacional de los derechos humanos al orden constitucional mexicano, dentro del cual la libertad de religión ocupa un lugar preponderante. Tercero, en 2013, en coherencia, se reformaron los artículos 24 y 40 constitucionales para incorporar explícitamente la libertad de religión, al tiempo de reafirmar la condición laica del Estado Mexicano. 3.- Es muy importante considerar, también, los profundos cambios que ha vivido la misma Iglesia, visibles en el modo en que los católicos nos relacionamos con el Estado y la sociedad. En breve digamos que, el Concilio Vaticano II, la riqueza del magisterio latinoamericano expresado en la CELAM de Aparecida (Brasil, 2007), más la existencia de un laicado bien capacitado para la vida cívica, han generado una nueva catolicidad dispuesta al diálogo, al encuentro y la participación en la sociedad civil para anunciar la esperanza y dar batalla contra la cultura del descarte. Esto puede ser molesto para los nostálgicos del laicismo radical; pero no es un problema de los católicos. Ha llegado la hora de que ese laicismo haga la tarea y aprender a vivir en una sociedad plural, diversa y democrática. Por ahora, parece que los primeros defensores del Estado laico somos los católicos de a pie, porque nos sentimos muy felices como parte de la sociedad civil, nuestro hábitat natural. Como bien dijo Benedicto XVI, es un logro de la civilización que la Iglesia tiene la obligación de proteger. En suma, el orden constitucional mexicano, por maduración de la sociedad civil y en ésta de los católicos, ha definido nuestro Estado laico dentro del horizonte de comprensión de una laicidad propositiva. En esta lógica, la visita del Papa está muy lejos de representar una violación a la naturaleza laica de nuestro Estado. Todo lo contrario, confirma que las personas que profesan una religión pueden manifestarse libremente en México, en pleno ejercicio de su libertad religiosa, dentro de un marco de normalidad ciudadana. jorge.traslosheros@cisav.org
Twitter: @jtraslos

s motivo de alegría poder pisar estas tierras mexicanas que ocupan un lugar especial en el corazón de las Américas. Hoy vengo como misionero de misericordia y paz pero también como hijo que quiere rendir homenaje a su madre, la Virgen de Guadalupe, y dejarse mirar por ella. Buscando ser buen hijo, siguiendo las huellas de la madre, quiero, a su vez, rendirle homenaje a este pueblo y a esta tierra tan rica en culturas, historia y diversidad. En su persona, Señor Presidente, quiero saludar y abrazar al pueblo mexicano en sus múltiples expresiones y en las más diversas situaciones que le toca vivir. Gracias por recibirme hoy en su tierra. México es un gran País. Bendecido con abundantes recursos naturales y una enorme biodiversidad que se extiende a lo largo de todo su vasto territorio. Su privilegiada ubicación geográfica lo convierte en un referente de América; y sus culturas indígenas, mestizas y criollas, le dan una identidad propia que le posibilita una riqueza cultural no siempre fácil de encontrar y especialmente valorar. La sabiduría ancestral que porta su multiculturalidad es, por lejos, uno de sus mayores recursos biográficos. Una identidad que fue aprendiendo a gestarse en la diversidad y, sin lugar a dudas, constituye un patrimonio rico a valorar, estimular y cuidar. Pienso, y me animo a decir, que la principal riqueza de México hoy tiene rostro joven; sí, son sus jóvenes. Un poco más de la mitad de la población está en edad juvenil. Esto permite pensar y proyectar un futuro, un mañana. Eso da esperanza y proyección. Un pueblo con juventud es un pueblo capaz de renovarse, transformarse; es una invitación a alzar con ilusión la mirada hacia el futuro y, a su vez, nos desafía positivamente en el presente. Esta realidad nos lleva inevitablemente a reflexionar sobre la propia responsabilidad a la hora de construir el México que queremos, el México que deseamos legar a las generaciones venideras. También a darnos cuenta de que un futuro esperanzador se forja en un presente de hombres y mujeres justos, honestos, capaces de empeñarse en el bien común, este «bien común» que en este siglo XXI no goza de buen mercado. La experiencia nos demuestra que cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano, la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la co-rrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo. El pueblo mexicano afianza su esperanza en la identidad que ha sido forjada en duros y difíciles momentos de su historia por grandes testimonios de ciudadanos que han comprendido que, para poder superar las situaciones nacidas de la cerrazón del individualismo, era necesario el acuerdo de las Instituciones políticas, sociales y de mercado, y de todos los hombres y mujeres que se comprometen en la búsqueda del bien común y en la promoción de la dignidad de la persona. Una cultura ancestral y un capital humano esperanzador, como el vuestro, tiene que ser la fuente de estímulo para que encontremos nuevas formas de diálogo, de negociación, de puentes capaces de guiarnos por la senda del compromiso solidario. Un compromiso en el que todos, comenzando por los que nos llamamos cristianos, nos entreguemos a la construcción de «una política auténticamente humana» (Gaudium et spes, 73) y una sociedad en la que nadie se sienta víctima de la cultura del descarte. A los dirigentes de la vida social, cultural y política, les corresponde de modo especial trabajar para ofrecer a todos los ciudadanos la oportunidad de ser dignos actores de su propio destino, en su familia y en todos los círculos en los que se desarrolla la sociabilidad humana, ayudándoles a un acceso efectivo a los bienes materiales y espirituales indispensables: vivienda adecuada, trabajo digno, alimento, justicia real, seguridad efectiva, un ambiente sano y de paz. Esto no es sólo un asunto de leyes que requieran de actualizaciones y mejoras —siempre necesarias—, sino de una urgente formación de la responsabilidad personal de cada uno, con pleno respeto del otro como corresponsable en la causa común de promover el desarrollo nacional. Es una tarea que involucra a todo el pueblo mexicano en las distintas instancias tanto públicas como privadas, tanto colectivas como individuales. Y me pongo bajo la mirada de María, la Virgen de Guadalupe, para que, por su intercesión, el Padre misericordioso nos conceda que el futuro de esta tierra sean una oportunidad de encuentro, de comunión y de paz. Muchas gracias.


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La ley del Señor es inmutable “No piensen que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Sí, se lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos. Porque les digo que, si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos” (Mt 5 17-20).

L

a Ley del Señor es estable y perfecta del todo (Sal 19). Por eso no cambia. No es como las leyes de los hombres, las cuales cambian a cada instante. La ley de los hombres cambia porque es imperfecta o injusta. La ley de Dios es justa. Nunca cambiará. Las cosas imperfectas cambian. Para bien o para mal. Para perfeccionase o para corromperse más cada vez. Casi todas las constituciones políticas de los países han sido renovadas, reformadas en parte o en todo. Lo mismo, existen leyes humanas que hoy están vigentes y tiempo después son abrogadas o suplidas por otras. La constitución política de los Estados Unidos Mexicanos tiene cerca de doscientas reformas. Se puede decir que es totalmente otra; no es la misma que dio origen a este hermoso y gran país. Y las leyes cambian porque son humanas y el hombre cambia; y con él las estructuras de cualquier naturaleza. Todo lo que es humano está sujeto a cambio, lo cual significa que es imperfecto y perecedero. Signo de que algo es imperfecto es el cambio. El cambio, lo mismo para bien que para mal, lo mismo para progresar que para degenerarse habla de la condición mortal. Mientras sigamos siendo mortales nuestras leyes serán imperfectas. Y todo lo que cambia es imperfecto. Lo que no cambia es aquello que es de otra naturaleza. La Ley de Dios es perfecta y para siempre estable. Si la ley de Dios es estable es porque es perfecta; no cambiará jamás. Su estabilidad depende intrínsecamente de la justicia divina y de la misericordia. Dios no se puede contradecir a sí mismo. Dios no es sí y luego no. Él es estable, es perfecto. La Alianza del Sinaí está establecida con la Ley de Moisés, con las tablas de la Ley, y esta Alianza, simbolizada en el decálogo, conecta al pueblo de Israel con algo que es totalmente estable y perfecto. Sin embargo, los hijos de Israel, como todos los pueblos de la tierra, no estaban preparados para algo estable y permanente como la Ley, como la Alianza. Por eso a la Ley le dan trato de hombres; si bien no se ha reformado este código, tampoco se ha cumplido en plenitud. Los judíos, en general, hicie-ron de la Ley algo demasiado práctico. Prefirieron las costumbres y enseñanzas de los antepasados y enseñar esto a sus hijos e hijas, que cumplir con la sencillez que la Ley exige. Jesús echará en cara a los judíos de su tiempo su hipocresía en el cumplimiento de la Ley, su tendencia a acomodarse, a batallar lo menos posible. Los escribas, los grandes sabios de Israel, interpretaban la Ley de Dios con gran sabiduría, y enseñaban en las sinagogas a los judíos todos los sábados. Los sábados era el día de repetir y memorizar la Palabra de Dios, de repetir la Ley de Dios.

La Ley del Sinaí no cambia; de hecho tampoco los hijos de Israel han pretendido cambiarla, no en lo esencial. Sin embargo, en el cumplimiento sí que ha habido cambios notorios. Cada quien la cumple como se le antoja, o bien, llevados por los consejos de los sabios del pueblo, cumplen la Ley a medias. Es cierto que como toda ley, los mandamientos del decálogo necesitan interpretación, para poder comprenderla, pero, este decálogo es algo sencillo. La Alianza consistía en nunca olvidarse de la Ley, tenía que ver con el memorizar cada una de las palabras de la Ley, desde la justificación de ésta hasta el colofón: “escucha Israel, los mandamientos que hoy te voy a dar son tu identidad ante todos los pueblos de la tierra. Aprende los mandamientos que hoy te voy a dar. Repítelos a tus hijos estando en casa y yendo de camino; escríbelos en el umbral de tu casa, en las puertas y ventanas; escríbelas en tu frente, en tus manos, en tu pecho (Cf Dt 11). Vino luego la interpretación de la Ley. Y los escribas se preguntaron: “¿y qué se entiende por falso testimonio, adulterio, codiciar, matar, robar, etc.? Y es cuando vinieron los problemas. La Ley es simple y clara, en el fondo solo dice: “sean buenos”. Pero los sabios siempre complican todo. La ley pasó de ser una alianza, un recurso de santidad y de identidad nacional a ser un aspecto histórico y cultural del pueblo de Israel. Se convirtió en parte del folclor. De frente a la Ley puede haber diferentes actitudes y fines; puntos de vista y práctica; uno puede ser justo y virtuoso y puede también ser legalista. La legalidad es algo ambiguo; nos hace creer que somos buenos solo porque cumplimos la ley; pero, al amparo de las leyes, tanto humanas como divinas, se pueden cometer grandes barbaridades. Los fariseos eran legalistas. Cumplían la Ley, pero no la Alianza, les importaba más la apariencia de justicia que la justicia en sí misma. Así ellos se daban “baños de pureza”, lo cual Jesús a menudo les reclamaba. Ellos cuidan lo que pueden ver los demás, pero no se pueden ver hacia dentro de sí mismos. La legalidad no es la perfección de la Ley,

al contrario, es un evadirse sistemáticamente de ella, cambiarla por algo menos exigente. Se cumple tanto cuanto, solo lo necesario para poder juzgar a los otros o hacerles ver la propia “justificación”. Y la Ley divina tiene como motor la justicia divina del reino de Dios, y su destino es la misericordia eterna. La Ley no está hecha desde el punto de vista del Derecho de los hombres, sino desde el amor de Dios; toda interpretación de la Ley de Dios tiene que partir del verdadero espíritu de la Ley: la misericordia, la Alianza. Recordémoslo, la Ley de Dios, los mandamientos del Sinaí fueron dados por amor de Dios a su pueblo, al que llama su “hijo”, su “primogénito”; al darles la Ley establece una Alianza, algo así como unas nupcias. Por el contrario, las leyes de los hombres parten de necesidades humanas de convivencia, de relación de interacción; allí no hay misericordia ni justicia, porque estas palabras sin divinas. La Ley divina, entonces, no puede abolirse, porque es perfecta y es estable; lo es, porque la Alianza permanece. Jesús no vino a dar por terminada la Ley, al contrario, vino a dar plenitud a esa Ley, a mostrar el verdadero espíritu de este decálogo, a decirnos con claridad que el pecado, es decir, la infracción de la Ley tiene que ver con el poco amor con que recibimos los mandamientos, y que se falta a la Ley cuando se deja de amar. En efecto, dejamos de amar a Dios y entonces nos permitimos todo; alguien deja de amar a su prójimo, o bien, alguien no ama a su prójimo y se permite todo tipo de atrocidades contra él, y si puede hacerlo protegido por la Ley, mejor aún. San Pablo enseña acerca de estas cosas diciendo que la Ley no justifica, que al contrario, puede matar; que lo que salva, lo que justifica es la fe (Cf Gal 3, 11).; y la Ley de Dios es amor. Podríamos parafrasear esta enseñanza de Jesús con sus mismas palabras: “antes pasarán los cielos y la tierra a que deje de ser estable la Ley de Dios, la Alianza”.


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Palabra de Dios

Mientras oraba,

Los caminos su rostro cambió de aspecto de la vida

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Del santo Evangelio según san Lucas 9, 28-36

n aquel tiempo, Jesús se hizo acompañar de Pedro, Santiago y Juan, y subió a un monte para hacer oración. Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se hicieron blancas y relampagueantes. De pronto aparecieron conversando con él dos personajes, rodeados de esplendor: eran Moisés y Elías. Y hablaban de la muerte que le esperaba en Jerusalén. Pedro y sus compañeros estaban rendidos de sueño; pero, despertándose, vieron la gloria de Jesús y de los que estaban con él. Cuando éstos se retiraban, Pedro le dijo a Jesús: “Maestro, sería bueno que nos quedáramos aquí y que hiciéramos tres chozas: una para ti, una para Moisés y otra para Elías”, sin saber lo que decía. No había terminado de hablar, cuando se formó una nube que los cubrió; y ellos, al verse envueltos por la nube, se llenaron de miedo. De la nube salió una voz que decía: “Este es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo”. Cuando cesó la voz, se quedó Jesús solo. Los discípulos guardaron silencio y por entonces no dijeron a nadie nada de lo que habían visto. Palabra del Señor.

La Cuaresma es camino de preparación para celebrar la Pascua del Señor

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l domingo de la Transfiguración del Señor nos permita entender el plan de Dios que envía a su Hijo unigénito para transformar al hombre, a la familia y a la humanidad entera con la gracia, el amor, y la misericordia de Del Padre. El domingo anterior nos permitia ver la realidad que se encuentra el hombre, en el peligro de equivocarse en su vida, y de caer en las tentaciones, pero Jesús nos enseña a vencer las tentaciones y al maligno. Jesús en su transfiguración, revela su identidad, él es el resplandor del Padre, es el rostro de Dios, es la imagen perfecta del Padre. Así ahora Cristo en el monte irradia la gloria de Dios, la divinidad que resplandece y asombra a los apóstoles con la luz divina y celestial. Tal revelación llegará su cumplimiento final en la pascua, donde Cristo resucitado vence las tinieblas del sepulcro y resucita glorioso y radiante. Esta celebración nos permite comprender que somos llamados a transformar nuestra, vida, nuestros pensamientos, nuestras actitudes y nuestra forma de vida con la gracia y el poder de Dios. El verdadero sentido de la vida es vivir en la gracia y en amor. La cuaresma es un tiempo de cambio, de transformación, de encontrar que el auténtico sentido de la vida es vivir con el Señor que transforma al hombre del pecado y de las esclavitudes del mundo. Vivir la misericordia se logra con los siguientes pasos. 1. Subir a la montaña. Este paso nace de la decisión de dejar el mundo de las tinieblas, y ahora elevar la mente a Dios, de buscar el espíritu de Dios, para que descubramos en lo alto el llamado de Dios a una nueva vida. 2. Escuchar a Cristo. La capacidad de escucha de la Palabra, de escuchar la voz del espíritu que resuena en el corazón, de entregarse al Señor. 3. Vivir la misericordia. Esto nos invita a dejar todos los sentimientos negativos, de resentimientos y temores, y cambiar a la misericordia con nuestro prójimo con actitudes fraternas y solidarias. El Papa Francisco nos convoca a “echarle ganas” con la oración. Con los sa-cramentos y con las obras de misericordia. P. Pedro.

Una experiencia el camino a la pastoral

Experiencias Pastorales de Jorge Luis Molina Nuñes, 1° de Teología

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ueridos lectores de “La Red”, mi nombre es Jorge Luis Molina Nuñez, curso el primer año de teología, y les comparto una de tantas bellas experiencias en el servicio apostólico que el Buen Dios me ha concedido. Casi por concluir mi servicio en la Dimensión de Catequesis (DIPAK), se me pidió asistir a una jornada catequística en la parroquia del Capulín, providencialmente un joven sacerdote nos prestó su automóvil a Arnulfo, un hermano seminarista, y a mí, para llegar hasta la comunidad en la que tendría lugar la formación. Salimos en punto de las 7:00 a.m, tomamos la carretera libre a Rioverde, todo mar-chaba muy bien, sobrarían incluso unos minutos para desayunar unas gorditas en el camino. Y a las 8:30 am ¡Oh sorpresa! a medio camino el carro se detuvo y ya no encendió. Nos orillamos y dio inició a un largo rato para pedir ayuda y ser rechazados. Los vehículos pasaban uno tras otro pero nadie se detenía, ni siquie-ra para darnos un aventón a la comunidad siguiente. Quienes han viajado por esta carretera saben que no hay señal de celular, por ello no podíamos avisar a las catequistas que no llegaríamos, ni comunicar al padre lo sucedido. Luego de un par de horas de lamentar mi desventura, curiosamente se detuvo un “colchonero” que se compadeció de nosotros, y se ofreció a llevarme a una comunidad donde había un taller. En el camino me contó parte de su vida: viajar de aquí para allá comprando y vendiendo colchones, ganando y perdiendo dinero, con la nostalgia de la pérdida de su esposa, y el rechazo por parte de sus hijos. ¡Todo con un lenguaje muy florido! Decía que ya no había personas atentas, con sentido común, ya que dos semanas atrás le había acontecido lo mismo. Para no hacer más largo el cuento, el mecánico no pudo componer el auto, y acabamos desayunando hasta a las 4:00 pm en Rioverde. Nos regresamos en autobús a San Luis, donde todos estaban preocupados pues nos habían visto salir, pero nadie nos vio llegar al destino. Esta experiencia aunque con un tinte algo chusco, mucho me ha dado a refle-xionar, pues en cuantas ocasiones somos testigos de personas que tienen necesidad de esta u otra índole, ya no en el asfalto sino en la vida misma, por querer llegar a un lugar específico seguimos de largo, ya que es una verdadera necesidad llegar. Pero ¿qué caso tiene

si llegamos solos? cuantas personas se quedan a orilla del camino de la vida, abandonando las esperanzas, los proyectos, la vocación, y en qué medida hemos pecado de omisión por no saber ser cercanos y compasivos con ellos. Lamentablemente no sólo la inseguridad sino el desinterés por el hermano, nos ha hecho desconfiar demasiado, y da temor hoy en día detenernos frente a los desconocidos: qué doloroso es sentir rechazo cuando se sabe que esta en manos del otro el poder salir de una dificultad, y no poder efectuarlo por el abismo de la indiferencia. No obstante, que alegría da encontrar hombres santos en el camino. Sin temor a equivocarme en ese comerciante, descubrí la presencia de Dios, vi un hombre que hace vida el Evangelio ayudando al prójimo; que lucha día a día y que a pesar del dolor que ha vivido, no pierde el sentido de su existencia por el hastío o la rutina, y con la esperanza de reunirse un día con aquellos que ama. Por mi parte no llegué a la jornada, afortunadamente en este mundo nadie es indispensable, y las valerosas catequistas por sí mismas tuvieron su espacio de estudio. No en pocas ocasiones nos podremos sentir los protagonistas, a tal grado de sentirnos los únicos, más no contamos con que pueden surgir incidentes y los planes cambian. Yo pretendía ir a compartir algunos sencillos conocimientos, y recibí una tremenda lección. Queridos hermanos Dios nos llama y aunque es un llamado personal y la respuesta libre e individual. Encontremos diariamente al Señor y renovemos nuestra convicción en lo profundo de nuestro ser desde la sencillez del camino y en la ayuda al hermano.

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Educando para el amor

Educando el corazón

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Fil. Rafael Gómez M.

o que Jesús nos enseña (Mt 5, 28) tiene tal profundidad educativa, que hoy regresamos con otra reflexión de la misma sentencia que ya antes comentamos: “Quienquiera que mira a una mujer para desearla, ya en su corazón ha cometido adulterio con ella”. Jesús habla del deseo de un hombre en su corazón y se refiere a un acto interior. Se trata de todo un acto humano que inicia en la voluntad como una operación del desear, del querer, del concebir una acción. Con frecuencia el ser humano, luego del desear, ya no somete a deliberación lo que desea, cuando ya antes se ha sometido a sus deseos: “consigue, al ver un cuerpo del otro sexo, una real autocomplacencia y se vale de otra persona para tratarla, a su favor, como un objeto de deseo”. Nuestro querido santo, el entonces cardenal C.Wojtyla, escribió: “No respetar la intimidad de otro, provoca una reacción hacia la persona como hacia un posible objeto de placer, al impedir la reacción hacia la persona, en cuanto objeto posible de amor”. Aunque éste no sea más que un acto interior y la otra persona no se entere, ya en su corazón ha faltado al pudor contra la intimidad de alguien a quien debe ver, no como un objeto de deseo, sino un objeto de amor. No es un acto de inocente complacencia sino de real concupiscencia. Es toda una acción despersonalizante de parte de un corazón confundido que usa las intenciones de placer como si fueran de inocente y amorosa complacencia. Pocos aceptan escuchar sin repugnancia lo que parece tener resonancia arcaica: el pudor, la concupiscencia… son expresiones que muchos han borrado de su diccionario. Es indispensable para el desarrollo de la persona, no obstante, hoy como ayer y como siempre, preservar el respeto por la propia intimidad y por la intimidad del otro. Es así como nace en el corazón humano el profundo respeto por la dignidad de la persona; es así como entendemos e interpretamos lo que Jesús nos enseña: “Si tu mirada es buena, todo tu cuerpo estará lleno de luz, pero si es mala, aún su luz, habitará en tinieblas”. Nuestra naturaleza, herida sensiblemente por el pecado, pasa por alto lo que parece no tener nada de malo porque proviene de los actos interiores del corazón. Todo lo que nace y se gesta en el cerebro parece

El Obispo

Domingo 21 de febrero de 2016

quedarse en el nivel de la interioridad, pero es en el interior de la persona en donde nace todo acto bueno y malo. La intimidad de la persona, el pudor, habita en el mismo lugar en el que habita su interioridad y es el corazón humano el lugar de los afectos, emociones, intenciones, decisiones, deseos… El trabajo educativo de los padres es, sin duda, el complicado esfuerzo por trabajar en una tierra que parece estéril, en una naturaleza herida sensiblemente por el pecado, en un corazón infantil que recoge, dentro y fuera de casa, los ataques a causa de la anarquía interna de los impulsos humanos bajo el pecado original y de la anarquía externa por una humanidad que reverencia tales impulsos. El hijo-a se desenvuelve entre noticias y experiencias de violencia, rivalidad, avidez, agresiones, adicciones… Además, el trabajo educativo de los padres enfrenta un hecho particularmente tiránico: el impulso genital, que pretende alejar a la persona del amor y cimentarla en el deseo. Este impulso, escribió el cardenal L. J. Suenens, “debe ser educado, orientado, colocado en su puesto, bajo pena de desequilibrar al ser humano y de comprometer su capacidad de amar”. El hijo-a debe, pues, ser educado-a, liberado-a y salvado-a de sí mismo-a; empezar por aceptar lo que dijo Chesterton en su peculiar estilo: “Un santo es alguien que sabe que es pecador” y los padres empezar por aceptar lo que San Juan escribe (1Jn 3 19-20 y 23): “De esta manera sabremos que somos de la verdad y podremos sentirnos seguros delante de Dios; pues si nuestro corazón nos acusa de algo, Dios es más grande que nuestro corazón y lo sabe todo… Y su mandamiento es que creamos en su hijo Jesucristo y que nos amemos como Él nos mandó”. Es el mismo Jesús que advierte del corazón, proclive al pecado, quien lo libera y lo sana. Los padres que sostienen el peso de la educación deben encontrarse con el Señor Jesús, que quiere también encontrarse con los hijos de ellos, para revelarles el horizonte de ternura y gracia que contiene el corazón del Padre que, gracias a su amor, el corazón del ser humano es capaz de amar, antes que someter y reducir a objeto de deseo, el ser de otra persona.

...Lo de Dios a Dios

P. David Grimaldo

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stimados lectoras y lectores, como ustedes lo vieron, el Papa Francisco dirigió unas palabras exhortativas de grande contenido teo-lógico-pastoral a los obispos mexicanos en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Iluminado por la mirada de la Virgen de Guadalupe, dirigió unos pensamientos de profundo contenido pastoral con respecto al ejercicio episcopal. Como Vicario de Cristo se le ha dado la autoridad de confirmar a sus hermanos obispos, pero tienen más fuerza sus palabras cuando van acompañadas por el testimonio de su propia vida. Jorge Mario Bergoglio no era la clase de obispo a la que estaba acostumbrado el clero. Era poco burocrático, directo, humilde, austero y eficaz. Siempre estaba disponible. No tenía secretario, y era fácil contactar con él por teléfono después de sus oraciones matutinas, se levantaba a las cuatro y se le podía llamar a partir de las seis; si no podía contestar, devolvía él mismo la llamada en menos de dos horas. Los problemas se resolvían con rapidez, y a menudo los resolvía él directamente. «Era una manera de ser obispo mucho más próxima físicamente de lo que estábamos acostumbrados –recuerda el padre Fernando Giannetti, cura parroquial de Nuestra Señora de la Misericordia, en Mataderos. Te venía a ver y te escuchaba. Esto marcó un vínculo muy estrecho tanto con los sacerdotes de la zona como con los fieles». Al clero le gustaba ese enfoque personal. Cuando el obispo quería hablar con alguien, se tomaba la molestia de ir a visitarlo. Iba de parroquia en parroquia, pasaba tiempo con los religiosos, tomaba mate con ellos, les preguntaba cuánto tiempo le dedicaban a la oración, y averiguaba que necesitaban. Los sacerdotes enfermos lo encontraban junto a su lecho, listo para sustituirlos en las misas y las confesiones. En ocasiones les cocinaba y les limpiaba la casa. Cuando un sacerdote no encontraba a otro que lo reemplazara durante sus vacaciones, Bergoglio –que nunca se las tomaba- ocupaba su puesto, a veces semanas ente-ras. Existen muchas historias sobre la ayuda que proporcionaba a curas que tenían problemas con sus votos, o con

adicciones, o que simplemente se enfrentaban a retos pastorales. Muchos obispos son maestros o administradores, y su espacio natural es su despacho, pero Bergoglio era un pastor con experiencia. Empezó su labor como la continuaría, convertido ya en arzobispo, y luego en cardenal: sin chofer ni asistente, llevando el mismo su agenda, telefoneando él mismo, moviéndose por la ciudad en autobús y metro, o a pie. Pasaba gran parte de su tiempo en las villas miseria, fomentando el equipo de curas villeros y dotando sus proyectos de fondos y recursos. Los sacerdotes notaban que conocía la vida de la parroquia por su manera tierna y paciente de guiar a los candidatos adolescentes a la confirmación. El padre Giannetti comentaba: «Nos fue enseñando un estilo de pastoreo cuya misión no es marcarle a la gente lo que hace mal, sino acercarla, propiciar su encuentro con Dios». El cardenal Bergoglio hablaba de que la Iglesia tenía que ser facilitadora de la fe y no reguladora de la fe. El cardenal rechazó las tentaciones del dinero fácil. Por aquella época, dos funcionarios que decían ser muy católicos acudieron a ver a Bergoglio a la vicaría de Flores. Le ofrecieron dinero público para llevar a cabo proyectos de la Iglesia en las villas miseria. Bergoglio, desconfiado, al final logró que confesaran que, de los cuatrocientos mil pesos que querían que firmara haber recibido, solo le entregarían la mitad y se quedarían con el resto. En lugar de rechazar de plano, Bergoglio, les dijo que cualquier depósito debía regresarse en una cuenta corriente bancaria de la Curia de la Diócesis, y que debían firmarse recibos de todas las operaciones. Los hombres se esfumaron. Pero el hecho de que llegaran hasta él para proponerle el plan mostraba, según expuso más tarde, que algún eclesiástico o religioso se prestó antes para esta operación. Esto último me recuerda lo que dijo el Papa a los obispos el sábado trece, lo de hacer cosas “debajo de la mesa”, es decir, corruptelas y malos manejos. ¡GRACIAS PAPA FRANCISCO POR TODO LO QUE NOS DIJISTE Y CUENTA CON NUESTRAS ORACIONES!


Domingo 21 de febrero de 2016

p ra co rea


La Parroquia de Cerro de San Pedro, ofrece 2 casas de retiros a parroquias, grupos y movimientos para 100 personas

Av. Constituyentes Poniente # 49 local 3 Col. El Pocito, QuerĂŠtaro, Qro. (Paseo Constituyentes, carretera libre a Celaya) Tel. (01 442) 216 99 23 y 196 80 94

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