Edición 367

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Primer sacerdote de raza negra de Estados Unidos D

urante la guerra de Secesión de Estados Unidos una madre esclava y sus tres pequeños hijos lograron escapar de sus captores tras un viaje de Missouri a Illinois del Norte. Al alcanzar la libertad aquella madre se arrodilló y oró diciendo “Ahora son libres, no se olviden de la bondad del Señor”. Aquel instante marcó la vida de uno de sus hijos, Augustine Tolton, quien más tarde se volvería el primer sacerdote afroamericano de su país. Nació en Missouri en abril 1854 en una familia católica de esclavos. Su padre perdió la vida durante la guerra tras enlistarse en el bando de La Unión. La familia Tolton llegó a un barrio segregado de la ciudad de Quincy (Illinois), donde empezó a asistir a la iglesia. Sin embargo, incluso allí se encontraron con el racismo de algunas congregaciones religiosas del norte que le irritaba la llegada de personas negras del sur. Terminando la Guerra Civil llegó el fin de la esclavitud en los Estados Unidos, la familia consiguió trabajo y el joven Augustine ingresó a laborar en una fábrica de cigarri-llos. Iba con su familia a misa en la parroquia de San Pedro y personalmente sirvió como monaguillo y después como catequista. Un día mientras rezaba en la iglesia, el párroco Brian McGirr le preguntó el motivo de sus oraciones. Augustine le respondió que era por el deseo de ser sacerdote. El P. McGirr decidió ayudarlo, sin embargo, la formalidad para entrar al semina-rio se volvió compleja porque nunca antes había ingresado un chico de color a ningún seminario de América. Durante este periodo solo su madre y el P. McGirr conocían su frustración y tristeza por el rechazo de la Iglesia en su país. Tiempo después sería finalmente aceptado en la Universidad Pontificia en Roma. El 21 de febrero de 1880 viajó a Europa, y por primera vez en su vida vivió en un ambiente libre de discriminación racial. Para su sorpresa, años después de preparación, fue enviado de vuelta a su país en 1886. Las autoridades de Roma no vieron ninguna razón por la que no podía atender a sus feligreses allí, al menos a los de su propia raza. El regreso del ahora P. Tolton causó revuelo. En la estación de Quincy había una larga y ruidosa multitud que le dio la bienvenida. El P. Tolton fue designado a un distrito pobre de Chicago, al sur de la ciudad. Allí empezó a juntar fondos para construir lo que después sería la hermosa Iglesia de Santa Mónica, dedicada al servicio de la población de raza negra que sufre pobreza y mala educación. El P. Augustine vivió pobremente. Nunca se quejó de nada y oró siempre. A la edad de 43, se desplomó y murió como consecuencia de una ola de calor en Chicago el 9 julio de 1897. Su cuerpo fue enterrado en Quincy en una tumba sencilla en la Iglesia de San Pedro. Y si bien en aquel lugar recibió enorme rechazo durante su juventud, él lo eligió porque en este aprendió a amar a Dios y asistir a su Iglesia Católica como mona-guillo y catequista.

Semanario de la Arquidiócesis de San Luis Potosí Año 8

No. 367

Semana del 20 al 26 de marzo de 2016

Seamos instrumentos de la misericordia de Dios

C

ada año, en este día de “Domingo Ramos”, el Papa dirige un mensaje a la juventud. Esta ocasión, como sabemos se llevará a cabo la Jornada Mundial de los Jóvenes en Cracovia, ciudad polaca en la que San Juan Pablo fue Arzobispo y como Papa inauguró estos encuentros mundiales de la juventud. He tomado algunas palabras del mensaje que, el Papa Francisco dirige este año a los jóvenes. Cada año, en su mensaje, el Papa ha venido meditando una bienaventuranza; en esta ocasión, teniendo como marco el “Año de la Misericordia” la inspiración para el mensaje ha sido «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia» (Mt 5,7). En el concepto bíblico de misericordia está incluido lo concreto de un amor que es fiel, gratuito y sabe perdonar. El Nuevo Testamento nos habla de la divina misericordia como síntesis de la obra que Jesús vino a cumplir en el mundo en el nombre del Padre (cfr. Mt 9,13). La misericordia de nuestro Señor se manifiesta sobre todo cuando Él se inclina sobre la miseria humana y demuestra su compasión hacia quien necesita comprensión, curación y perdón. Todo en Jesús habla de misericordia, es más, Él mismo es la misericordia.

En el capítulo 15 del Evangelio de Lucas podemos encontrar las tres parábolas de la misericordia: la de la oveja perdida, de la moneda perdida y aquélla que conocemos como la del “hijo pródigo”. En estas tres parábolas nos impresiona la alegría de Dios, la alegría que Él siente cuando encuentra de nuevo al pecador y le perdona. Es por ellos que el Papa nos invita a descubrir de nuevo las obras de misericordia corporales: dar de comer a los hambrientos, dar de beber a los sedientos, vestir a los desnudos, acoger al extranjero, asistir a los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos. Y no olvidemos las obras de misericordia espirituales: aconsejar a los que dudan, enseñar a los ignorantes, advertir a los pecadores, consolar a los afligidos, perdonar las ofensas, soportar pacientemente a las personas molestas, rezar a Dios por los vivos y los difuntos. Como ven, la misericordia no es “buenismo”, ni un mero sentimentalismo. Aquí se demuestra la autenticidad de nuestro ser discípulos de Jesús, de nuestra credibilidad como cristianos en el mundo de hoy, al ser sus instrumentos de la misericordia.


Domingo 20 de marzo de 2016

Que las palmas no te confundan

Misericordia y poder

E

l Señor ha llegado a Jerusalén, donde va a concluir su misión. La entrada de Jesús a la Ciudad Santa, es la conclusión, de su largo camino por esta vida. Y hablar del camino de la vida, sería bueno preguntarnos, ¿A qué venimos a este mundo? Es fácil olvidar, cuál es la meta de la existencia. Vivir entre los hombres, y con la diversidad de opiniones, puede confundirnos. Aunque Isaías nos dice: “Pero el Señor me ayuda, por eso no quedaré confundido…”. La meta de la vida es la felicidad. Y ésta, es algo que con facilidad se pierde. Por eso, es importante estar en alerta, y en constante búsqueda. El camino a Jerusalén lleva a la muerte, pero misteriosamente acaba en el resurgimiento de la vida. Para llegar a obtener una vida plena, es necesario pasar por la negación de uno mismo, y eso, implica mucho sacrificio. La vida en Jerusalén, no es distinta a la vida del hombre. La vida humana esta llena de sorpresas; y el hombre cambia fácilmente de parecer. Por eso, al llegar a la Ciudad Santa, Jesús es recibido con alabanzas; ese domingo de ramos gritan ¡que viva¡, y al fin de la semana pedirán su muerte. Celebramos el Domingo de Ramos, podríamos decir, que es el día de las alabanzas. Pero, éstas nos dejan confundidos; las alabanzas humanas no son de fiar, ya que son muy efímeras, es decir, se esfuman con facilidad. A Jesús le tocó hacer el recorrido de la vida humana; encarnar todo lo que le sucede al hombre, hasta padecer la muerte inevitable. La existencia humana atraviesa por muchos momentos, y uno de ellos, es el instante de las alabanzas; llamadas instantáneas porque duran poco. Y esas glorías humanas, lejos de ayudar, hacen que la persona quede confundida. La confusión, que provoca la alabanza, nos puede hacer creer que estamos en la meta; cuando aún nos queda mucho camino. Con el Domingo de Ramos, comienza el viacrucis que Jesús tendrá que recorrer.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! Proseguimos con las catequesis sobre la misericordia en la Santa Escritura. En varios pasajes se habla de los poderosos, los reyes, los hombres que están “en lo alto”, y también de su arrogancia y sus abusos. La riqueza y el poder son realidades que pueden ser buenas y útiles para el bien común, si se ponen al servicio de los pobres y de todos, con justicia y caridad. Pero cuando, como ocurre con demasiada frecuencia, si se viven como un privilegio, con egoísmo y prepotencia, se transforman en instrumentos de corrupción y muerte. Esto es lo que sucede en el episodio de la viña de Nabot, que se describe en el Primer Libro de los Reyes, capítulo 21. Este texto cuenta como el rey de Israel, Ajab, quiere comprar la viña de un hombre llamado Nabot, porque ésta colinda con el palacio real. La propuesta parece legítima, incluso generosa, pero en Israel las propiedades de tie-rras se consideraban casi inalienables. De hecho, el libro de Levítico prescribe: “La tierra no puede venderse para siempre, porque la tierra es mía, ya que ustedes son para mí como forasteros y huéspedes” (Lv 25, 23). La tierra es sagrada, porque es un don de Dios, y como tal debe ser custodiado y conservado como un signo de la bendición divina que pasa de generación en generación y garantía de dignidad para todos. Se comprende entonces la res-puesta negativa de Nabot al rey: “Líbreme Yaveh de darte la herencia de mis padres” (1 Re 21, 3). El rey Ajab reacciona a esta negativa con amargura e indignación. Él se siente ofendido —él es el rey, el poderoso—, disminuido en su autoridad soberana, y frustrado en la posibilidad de satisfacer su deseo de posesión. Al verlo tan abatido, su esposa Jezabel, una reina pagana que había incrementado los cultos idolátricos y que hacía matar a los profetas del Señor (cf. 1 Re 18, 4), —no era mala, ¡era sumamente mala!— decide intervenir. Las palabras que dirige el rey son muy significativas. Escuchen la maldad que esconde esta mujer: ¿Y eres tú el que ejerces la realeza en Israel? Levántate, come y que se alegre tu corazón. Yo te daré la viña de Nabot de Yizreel» (v. 7). Ella enfatiza el prestigio y el poder del rey, que, a su modo de ver, está puesto en entredicho por la negativa de Nabot. Un poder que por el contrario ella considera absoluto, y por el cual todo deseo del rey poderoso se convierte en una orden. El gran san Ambrosio escribió un pequeño libro sobre este episodio. Se llama “Nabot”. Nos hará bien leerlo. Es muy bonito, es muy concreto. Jesús, recordando estas cosas, nos dice: “Saben que los jefes de las naciones las dominan

como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre ustedes, sino que el que quiera ser grande entre ustedes, será su servidor, y el que quiera ser el primero entre ustedes, será su esclavo” (Mt 20, 25-27). Si pierde la dimensión de servicio, el poder se transforma en a-rrogancia y se convierte en dominación y abuso. Precisamente esto es lo que sucede en el episodio de la viña de Nabot. Jezabel, la reina, sin ningún escrúpulo, decide eliminar a Nabot y ejecuta su plan. Se sirve de las apariencias engañosas de una legalidad perversa: envía, en nombre del rey, cartas a los ancianos y notables de la ciudad ordenando que falsos testigos que acusen a Nabot públicamente de haber maldecido a Dios y al rey, un crimen castigado con la muerte. De esta forma, una vez que Nabot está muerto, el rey puede apropiarse de su viña. Y esta no es una historia de otro tiempo, es también la historia de hoy, los poderosos que para tener más dinero explotan a los pobres, explotan a la gente. Es la historia de la trata de personas, del trabajo esclavo, de la pobre gente que trabaja en negro y con el salario mínimo para enriquecer a los poderosos. Es la historia de los políticos corruptos que quieren ¡más y más y más! Es por esto que he dicho que haremos bien en leer ese libro de San Ambrosio sobre Nabot, porque es un libro de actualidad. He aquí donde lleva el ejercicio de una autoridad sin respeto por la vida, sin justicia, sin misericordia. Y a qué lleva la sed de poder: se convierte en codicia que quiere poseerlo todo. Al respecto hay un texto del profeta Isaías particularmente iluminador. En este, el Señor advierte contra la codicia de los ricos latifundistas que quieren poseer cada vez más casas y terrenos. Y el profeta Isaías dice: “¡Ay, los que juntan casa con casa, y campo a campo anexionan, hasta ocupar todo el sitio y quedarse solos en medio del país!” (Is 5, 8). Y el profeta Isaías ¡no era un comunista! Pero Dios es más grande que la maldad y que los juegos sucios realizados por los seres humanos. En su misericordia envía al profeta Elías para ayudar a que Ajab se convierta. Ahora giramos la página, y ¿cómo sigue la historia? Dios ve este crimen y toca también al corazón de Ajab, y el rey, colocado frente a su pecado, comprende, se humi-lla, y pide perdón. ¡Qué bonito sería si todos los poderosos explotadores hoy hicieran lo mismo! El Señor acepta su arrepentimiento; sin embargo, un hombre inocente fue asesinado, y la falta cometida tendrá consecuencias inevitables. El mal que se hace, de hecho, deja sus huellas dolorosas, y la historia de los hombres lleva las heridas. La misericordia muestra también en este caso la vía maestra que debe perseguirse. La misericordia puede curar las heridas y puede cambiar la historia. ¡Abre tu corazón a la misericordia! La misericordia divina es más fuerte que el pecado de los hombres. ¡Es más fuerte, este es el ejemplo de Ajab! Nosotros conocemos el poder, cuando recordamos la venida del Hijo inocente de Dios que se hizo hombre con el fin de destruir el mal con su perdón. Jesucristo es el verdadero rey, pero su poder es completamente diferente. Su trono es la cruz. Él no es un rey que mata, sino que por el contrario da la vida. Su ir hacia todos, especialmente a los más débiles, de-rrota la soledad y el destino de muerte al que conduce el pecado. Jesucristo con su cercanía y ternura lleva a los pecadores en el espacio de la gracia y el perdón. Y esta es la misericordia de Dios.


Domingo 20 de marzo de 2016

La Iglesia y la familia

Familias:

¡No tengan miedo!

Familia, “Vivamos el procreación y Triduo Pascual en el año educación Por P. Juan José Torres Galván

L

a presencia de las familias numerosas es una bendición para la comunidad cristiana y para la sociedad. La Iglesia expresa con intensidad su gratitud a las familias que acogen, educan, aman, y transmiten la fe a sus hijos, en modo particular a los más frágiles y con discapacidad. Diversos factores presionan a las parejas jóvenes, contribuyendo a la disminución de la natalidad que debilita el tejido social, compromete la relación entre las ge-neraciones y hace más incierta la mirada sobre el futuro. La apertura incondicional a la vida es necesaria para que el amor humano sea vivido en plenitud. El Creador hizo al hombre y la mujer partícipes de la obra de su creación, confiando a su responsabilidad la transmisión de la vida humana. De acuerdo con el carácter personal y humano del amor conyugal, el camino para la planificación familiar presupone un diálogo consensual entre los esposos, el respeto de los tiempos y la consideración de la dignidad de la pareja. Los métodos naturales respetan el cuerpo de los esposos, fomentan el afecto entre ellos y favorecen la educación de una libertad auténtica. Es preciso contrarrestar una mentalidad a menudo hostil a la vida. La Iglesia rechaza las intervenciones coercitivas del Estado en favor de la anticoncepción, la esterilización e incluso del aborto. La Iglesia afirma el carácter sagrado e inviolable de la vida humana y se compromete a su favor. La vida es don de Dios, de ningún modo se deben descartar sus inicios y su etapa final. Es tarea de la familia acoger la vida naciente y hacerse cargo de su última fase. La Iglesia rechaza con firmeza la pena de muerte. La adopción de niños, huérfanos y abandonados, acogidos como hijos propios, es una forma específica de apostolado fami-liar. Esta opción expresa una fecundidad particular de la experiencia conyugal. Se deben alentar todas las iniciativas que faciliten los procedimientos de adopción. El Estado debe frenar el tráfico de niños mediante oportunas medidas legislativas. Uno de los desafíos fundamentales que se le presenta hoy a la familia es el educativo, dificultado y complicado por la presente realidad cultural y la gran influencia de los medios de comunicación. En este campo debe tutelarse el derecho de los padres a elegir el tipo de educación de calidad que quieren dar a sus hijos, según sus creencias. Los adultos de la familia conservan una función educativa insustituible. Existe unánime consenso en afirmar que la primera escuela es la familia y que la comunidad cristiana representa un apoyo y una integración de esta función formativa. Es necesario promover la formación de los padres y compartir experiencias entre familias. La escuela católica desarrolla una función vital de ayuda a los padres en su deber de educar a los hijos en virtudes y valores, e instruyendo en las enseñanzas de la Iglesia. Debe impulsar en los alumnos una visión del mundo a través de la mirada amorosa de Jesús, sintiéndose llamados a servir a Dios. (Referencia de lectura: Mensaje final, 62-68)

de la misericordia”

Queridas familias potosinas: Les saludo con mucho afecto y estima. Les invito queridas familias a vivir…

“Con nuestro itinerario hacia la Luz pascual, seguimos los pasos de Cristo, Maestro y Modelo de humanidad reconciliada en el amor. El nos ha abierto el camino de un nuevo éxodo a través del desierto cuaresmal, llegados ya a la montaña santa, con el corazón contrito y humillado, para ayudarnos a vivir nuestra vocación como su pueblo de la Alianza, convocado para bendecir su Nombre, escuchar su Palabra y experimentar con gozo sus maravi-llas”. (Prefacio V de cuaresma) Estos signos de salvación en la Cuaresma: la Palabra de Dios, la Oración, la Penitencia, el Sacramento de la Reconciliación y las Obras de Caridad, nos ayudan a prepararnos para vivir en familia la Semana Santa y el Triduo Pascual que es el núcleo esencial de nuestra fe cristiana: la Pasión, la Muerte y la Resurrección de Jesucristo. Además son el corazón y el soporte del año cristiano. ¡Participemos en esta Semana Santa y Triduo Pascual! No mires solo tus pendientes, tus cosas, tus problemas e incluso si tienes, por la Providencia de Dios, vacaciones en familia u “otros compromisos más importantes que atender”, no olvides renovar tu vida cristiana, de fe, esperanza y caridad. Así tu compromiso cristiano en la familia y sociedad en la que vives, será más fuerte. Hoy te quiero decir: ¡Ha llegado la hora en que aceptes ésta invitación a participar en los Oficios de cada día de ésta Semana Santa! Es la oportunidad de pensar ¿Cómo los vivió Jesús? Para que tu los vivas así y culmines el Domingo de Pascua gritando con profunda alegría: ¡Cristo ha resucitado y nos invita a vivir como su pueblo, con el que ha pactado una alianza nueva y eterna! Y que ahora nos invita a proclamar, celebrar y compartir con nuestra familia y nuestra sociedad, la Paz y la Alegría de gozar de su perdón y de su amor. Por esta razón, celebramos el Triduo Pascual y los cincuenta días de la Pascua. El Miércoles Santo. Su hermano y amigo, su Obispo Jesús Carlos, antes de entrar a la celebración del Triduo Pascual, junto con la comunidad diocesana reunida en la Santa Iglesia Ca-tedral Metropolitana, celebrará la “Misa de Consagración de los Oleos”: Oleo de los Catecúmenos, de los Enfermos y el Santo Crisma. Cada uno de ellos tiene una finalidad en los Sacramentos del Bautismo, Confirmación, Unción de enfermos y Orden Sacerdotal. Y al Obispo y sacerdotes diocesanos y religiosos, se nos invitará a renovar nuestras promesas de la Ordenación Sacerdotal: 1. Unirse íntimamente a Cristo modelo de sacerdocio, renunciando a sí mismo y reafirmando los compromisos sagrados para el servicio de la Iglesia. 2. Ser fieles dispensadores de los misterios de Dios, Eucaristía y demás Sacramentos propios que les corres-ponden. Así como cumplir el oficio sagrado de enseñar a ejemplo de Cristo Cabeza y Pastor, no buscando los bie-nes terrenos sino buscando solo el bien de los hermanos. Por eso, queridos hermanos de nuestras diferentes Parroquias y Templos: oren por nosotros sacerdotes para que seamos fieles y brinden su amistad y gratitud desde la fe a quienes les están entregando su vida, ayúdenles en sus tareas compartiendo sus dones. Ellos vivirán agradecidos por su cariño y amistad, que estoy seguro, la guardarán siempre para ustedes y su familia. El Jueves Santo. Celebraremos la Santa Misa de la Cena del Señor. Como punto central, este día conmemoramos la institución de la Eucaristía, donde el Señor nos deja su

vida, su amistad, su alianza y el Don del Sacerdocio. Y además tendremos los signos del lavatorio de los pies, que Jesús hizo a sus discípulos y conmemoraremos el mandato nuevo que nos dejó: “Ámense unos a otros como Yo los he amado”. Este día por la tarde noche hay la tradición de visitar los “Siete altares” para acompañar a Jesús en el momento de la traición en el Huerto de los Olivos donde es llevado preso. El Viernes Santo. No se celebra hoy la Santa Misa sino más bien la Muerte del Señor, participando de la Liturgia de la Palabra, especialmente la Pasión y Muerte del Señor. Este día se nos invita a participar de la Sagrada Comunión y de la Adoración de la Cruz. Otros actos de la religiosidad popular en este día son: el Vía Crucis, las 7 palabras, el Rosario de Pésa-me a María y la Procesión del Silencio. Todo esto, puede ayudarnos, pues el Señor se vale de estas prácticas para hablarnos y tocar nuestro corazón. El Sábado Santo. Por la mañana tendremos la Oración Litúrgica del Oficio Divino y por la noche celebramos la Vigilia Pascual, que es la celebración central del Triduo Pascual. En esta noche, se bendice el Fuego Nuevo, se enciende el Cirio y se canta por tres veces: ¡Cristo Luz del mundo!. Se canta el Solemne Pregón Pascual que nos anuncia la Fiesta de la Pascua: señalando el paso del Señor al liberar a su pueblo de la esclavitud de Egipto y la victoria de Cristo que derramó su sangre y murió en la cruz para salvarnos. “Por eso, el Cirio consagrado a tu Nombre, arda sin apagarse y destruya la oscuridad del pecado y de la muerte. Y que Cristo lo encuentre ardiendo al salir del se-pulcro y brille para todo el género humano”. Al terminar este himno inicia la Proclamación de la Palabra: Breve recorrido por las principales etapas de nuestra salvación. Y para celebrar el triunfo de Cristo, cantaremos el Himno de “Gloria”. Finalmente. Queridas familias: yo estoy seguro de que participar en la Semana Santa y en el Triduo Pascual nos ayudará a ver, contemplar y convencernos de que Jesús no está lejos de las diversas condiciones humanas adversas porque Él ya las ha vivido y pasado en ésta vida. Por eso creo que nos comprenderá y ayudará a vivir y a afrontar todas estas realidades por las que pasa nuestra condición humana: sufrimiento, pobreza, necesidad, abandono, traición y muerte, ocasionados por nuestros pecados y descuidos y a veces por la maldad que recibimos de nuestros prójimos. Él hará como dice san Ambrosio: “Si quieres curar una herida, él es médico; si te quema la fiebre, él es la fuente; si estás oprimido por la iniquidad, él es la justicia; si tienes necesidad de ayuda, él es la fuerza; si temes a la muerte, él es la vida; si deseas el cielo, él es el camino; si huyes de las tinieblas, él es la luz; si buscas comida, él es alimento. Gustad y ver, que dulce es el Señor. Feliz el hombre que pone en Él, su esperanza”. Por eso creo que participar de la Semana Santa y del Triduo Pascual será una invitación para que ustedes familias conozcan a Jesús, lo amen y le sigan sin temor, porque Él estará siempre de su lado. ¡Animo!, Vivamos estos días participando de lo que nos ofrece nuestra Madre la Iglesia. ¡Les espero y les esperamos en nuestras Parroquias y Templos para celebrar estos días Santos! Se despide con cariño y les ofrece su bendición, Su amigo, hermano y Obispo,

+ Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero Arzobispo de San Luis Potosí


04

Nuestra historia

Hablar de más, no siempre nos deja en paz P. Chava

Las catacumbas de Priscila 2da. parte

Por Pbro. Lic. Rubén Pérez Ortiz

E

l criptopórtico: Se denomina así a una cámara o cubículo por el hecho de estar separada en tres espacios con sus respectivas ábsides y arcos. Además las ins-cripciones de las paredes están en griego. Estaba destinada a alojar sarcófagos. Las inscripciones griegas dicen: «Óbrimo para su dulcísimo primo y condiscípulo Paladio, de buen recuerdo» y «Óbrimo a su dulcísima esposa, Nestoriana, de buen recuerdo». Las representaciones de esta capilla están hechas con estuco y pintura de manera muy elegante. Es llamada la «capilla sixtina paleocristiana». Dado que las temáticas usadas y los colores empleados son diferentes, se discute también la posibilidad de que más de un artista o taller colaborara en la decoración de la capilla. Los frescos están datados entre la segunda mitad del siglo II y la segunda del siglo siguiente. En el techo había una serie de representaciones y adornos. Se aprecia una de Daniel en la fosa de los leones y algunas escenas de la vida de Jonás. En la pared derecha hay una representación de la curación del paralítico y un busto del Verano personificado. Bajo este hay una pintura del Fénix entre llamas. Se trata de la representación más antigua del Fénix en un contexto cristiano. Luego será usado incluso en mosaicos para representar la resurrección. En la pared de la entrada, mirando desde dentro, hay una representación de Moisés haciendo brotar agua de la roca, otra de los Tres jóvenes en el horno, vestidos a la usan-za oriental. En las paredes de la derecha e izquierda (siempre mirando desde dentro hacia fuera) hay una representación del ciclo de Susana. Sobre el arco que divide el primer espacio y el segundo hay una imagen de la Adoración de los magos. Aparece la Virgen sedente sosteniendo y ofreciendo al niño a los tres magos que le traen sus dones. El

segundo

espacio

tiene

en

el

te-

cho una representación que lo cubría completamente de la vid con sarmientos estilizados. En el centro había una escena de la que solo quedan algunos pies de cabritos apoyados en la base pintada de la vid. Sobre el arco del ábside hay una escena de la Fractio panis (partir el pan): se aprecia a un grupo de seis personas (cinco hombres y una mujer con un velo) en una mesa con un personaje principal barbado al centro con los brazos abiertos tras partir el pan. Tiene frente a sí una taza con dos orejas y dos platos: uno con dos panes y el otro con cinco peces. En los extremos, a la derecha hay tres cestas de pan y al lado izquierdo, cuatro. Estuvo escondida por una gruesa capa de cal hasta 1894, cuando fue descubierta por Joseph Wilpert. A la izquierda, arriba está la escena del Sa-crificio de Isaac: aparece Abraham con el cuchillo en la mano. La representación de Isaac se ha perdido. El monte Moria aparece fortificado. A la derecha una escena de Daniel entre los leones: el profeta está en el centro con un león a cada lado y en el fondo un dibujo de la ciudad de Babilonia. La pared de la entrada tiene un fresco de la Resurrección de Lázaro. La tumba de Lázaro tiene la arquitectura de un templo y Jesús alza sus manos hacia él. A su espalda se ve a una de las hermanas de Lázaro. Desde donde arranca el arco al lado izquierdo hay otra escena: esta vez Noé en el arca. Se llama hipogeo a una cámara subterránea destinada a sepulcro pero de pequeñas dimensiones. Era la planta baja de la anterior villa y se cree que era usada como aljibe. Allí se encuentran las inscripciones que han permitido nombrar las catacumbas y que muestran que servía como mausoleo fami-liar. En la misma galería hay un arcosolio con pinturas de pavos reales y una inscripción en griego que dice: «Oh, Padre de todos los que has creado, acoge también a Irene, Zoe y Marcelo. A ti la gloria en Cristo».

N

o es fácil librarnos de los excesos, y casi siempre tendemos a caer en ellos. El hombre es desmedido, es decir, no sabe medirse; es más fácil irse a los extremos, que saber moderarse. Ya lo decían los antiguos, que en el medio se encuentra la virtud. Pero se necesitan fuerzas para mantenerse en el medio. La comida es saludable, pero comer de más perjudica la salud. Los que comen en exceso, pecan de gula. Pero también hay otro tipo de gula, la gula del habla, es decir, la comunicación en exceso. Y muchos padecemos de esta enfermedad. La comida y la comunicación son alimentos; la comida es para nutrir el cuerpo, y la comunicación es el alimento del alma. Pero cuando ambas se llevan al exceso, provocan indigestión. Es decir, hay información excesiva, imposible de digerir. La comunicación, como todo lo humano, tiene que observar una medida; comunicar no solo es hablar, callar, también es un mensaje. Y el silencio, es parte fundamental de una buena comunicación. Cuando hablamos con alguien, y recibimos como respuesta su silencio, éste, es un mensaje; con el silencio, algo nos quieren trasmitir, y hay que acudir a la voz interior, en donde podremos encontrar esa respuesta. Pero el saber callar, es una virtud, y por tanto una disciplina. Se requiere esfuerzo para moderar nuestras palabras, pero sobre todo, para ir pensando bien lo que decimos. La comunicación tiene medida, y el desmedirse en el hablar, nos hace perder la paz. El hombre vive constantemente arrepentido; quisiera componer el pasado, pero éste, ya no está. Las personas pocas veces se arrepienten de callar, pero casi siempre vivimos arrepentidos de haber hablado de más. Los excesos descompensan, y hacen perder la paz. Ésta, solo se encuentra en la medida, es decir en el equilibrio. No hay que decirlo todo con palabras; hay que dejar que el otro, también escuche su voz interior, solo así, se perfecciona la comunicación.


Ni gacho, ni alcahuete. Misericordioso

05

Cosas y Casos de la vida

Por: P. Kino

E

l lema del año de la misericordia es “misericordioso como el Padre”. Hace algún tiempo me puse a reflexionar la parábola del hijo pródigo. El padre se mostró misericordioso, ni alcahuete ni gacho. Me permitiré poner un par de ejemplos de la diferencia entre las tres cosas. Primer caso: Una joven, pongámosle la edad entre trece y dieciséis años, que es la edad de la “punzada” o “rebeldía”. Se va con un hombre según ella a ser feliz. Pasados unos días regresa, como regresó el hijo prodigo, arrepentida, llorando, pidiendo perdón y con el propósito de no volverlo a hacer. Es recibida por su madre, que en lugar de darle un abrazo y apoyarla la comienza a agredir verbalmente, con palabras grotescas, humillándola, echándole en cara su actitud etc. Aquí estamos contemplando una “madre gacha”. Segundo caso: Un joven, ya mayor, pongámosle veintinueve años, se va con una mujer, pero ya es la sexta mujer que se lleva, y lo despachan de regreso por inmaduro, irresponsable, flojo, bueno para nada, parasito social, todo un hijo de la… sociedad hedonista. Regresa a su casa, sin arrepentimiento, al contrario, diciendo que no lo merecen, que él es lo máximo y no saben lo que se pierden, se siente el último refresco del desierto, pero bueno, que haría el mundo sin él. Regresa con su jefecita, y está creyendo que hace una obra de misericordia le comienza a apapachar, diciéndole que no se preocupe, que la tiene a ella, y que Dios tal vez en la próxima mujer que encuentre le valore como lo que es, que las otras seis que ha tenido han sido unas… (Póngale aquí las palabras agresivas que el lector quiera, según la mente cochambrosa). Aquí estamos contemplando una “madre alcahueta”. Dios no es ni gacho ni alcahuete. Si recibe al hijo es por ese doble movimiento, el amor que le tiene y la actitud de arrepentimiento del hijo. Dios es misericordioso para con quien se confiesa pecador arrepentido y con el propósito de ser mejor. Pero no es alcahuete, y el corazón de cada hijo Dios lo sabe, Él sabe si cuando nos vamos a confesar de verás estamos arrepentidos y con el propósito de enmienda, o solo por cumplir un requisito, por sentirnos presionados por alguien y sin el mínimo arrepentimiento. Llego un feligrés a confesarse con el sacerdote y le dice: “Padre, me acuso que tengo tres esposas, cuatro amantes, y mujeres que me buscan para salir ocasionalmente con ellas”; el sacerdote le dice, “hijo, ¿te vienes a confesar o me vienes a presumir?”.

No me quiero casar (Comentarios a la reforma procesal matrimonial) Por: Pbro. Lic. Héctor Colunga Rodríguez

colunga46561@hotmail.com

Muy estimados lectores: En artículos anteriores he comentado algunos datos sobre el documento Mitis Iudex Dominus Iesus (El Señor Jesús, Juez Clemente), para reformar el proceso canónico para las causas de declaración de nulidad del matrimonio en donde puede darse el caso de algunos procesos breves, siempre y cuando, previo a la petición ya se tengan elementos probatorios, tanto documentales como testimoniales. Ahora les presento un caso para que se den una idea de, en qué circunstancias se puede. Dos familias se conocen de toda la vida; un integrante de una de las familias a quien pondremos el nombre de Juan; él está fuera del país y le mandan un video de una fiesta donde le llama la atención una persona a quien llamaremos María y pregunta quién es y localiza sus datos para hablarle por teléfono. Juan se identifica y comienza por teléfono una amistad. Por ese mismo medio se hacen novios, y se tratan. Al poco tiempo Juan va a conocer personalmente a su amada y le propone matrimonio, y María estaba dudosa en darle el sí, pero en realidad no se conocen, y se lo comenta a una de sus hermanas y esta le dice que Juan está muy enamorado de ella y que no puede negarse a casarse porque si lo hace, Juan se puede quitar la vida y además por la amistad de las familias. A María no le queda otra y acepta a Juan por esposo, pero no lo quiere ni lo conoce. Las familias están contentas porque ahora su amistad por años va a tener lazos familiares. Un día anterior, María va con sus papás y les expresa sinceramente que no se quiere casar, porque no siente nada por Juan y su papá le respondió que eso no se hacía a 24 horas del evento y que ya estaba todo preparado y además, que se había hecho un gasto muy fuerte para la fiesta por parte de la otra familia y que sería una falta de respeto y una grosería. A María no le quedó otra que casarse. El día de la boda María estaba muy triste, no había emoción ni entusiasmo e incluso su mamá le dijo que le despistara tantito y que sonriera, aunque fuera fingido. Ante estos antecedentes, los problemas no se hicieron esperar, y ella desde la luna de miel le dijo que no lo quería y que se había casado para no causarles ningún problema a sus papás ni a él y a los pocos días, se regresó para su casa. Este ejemplo, entra como motivo para que sea breve, porque hay error que determina la voluntad y por la brevedad de la convivencia conyugal. Para este caso, y algunos similares, deben estar las dos partes de acuerdo, presentar los argumentos apoyados por algunos testigos, en este caso, es fundamental el de los papás de María y de su hermana, que le exigieron que se casara. Las partes deben asistir ante el vicario judicial y la petición al obispo para que sea breve. El obispo nombra un instructor y a un asesor y comienza el proceso. No se ha determinado a que se refiere por breve, pero pudiera ser menos de un año. Hasta la próxima, con más detalles de esta reforma.


Momento Teológico

Construir, Cultivar, Conquistar

Desnudez del corazón Por: Padre Memo Gil

“Si no toman a Dios como apoyo, no tendrán lugar firme en qué descansar”. (Is 7,9) “Yo digo al Señor: tú eres mi bien… El Señor es el lote de mi heredad y mi copa, me ha tocado un lote hermoso, ¡Me encanta mi heredad!” (Sal 15) “Dios… no está lejos de cada uno de nosotros, pues en Él vivimos, nos movemos y existimos”. (Hch 17,27-28)

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Teología de la creación en San Pablo (segunda parte)

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P. Francisco Javier Espinoza Ayala fjespinozaa@hotmail.com

n Pablo, toda la nueva creación, como ocurrió en la primera de Génesis, es obra gratuita de Dios. Comenzando por la resurrección del primogénito. Por eso, la transformación de cada ser humano en imagen de Cristo, es obra de Dios. Todo viene de Dios; nada es nuestro. Cristo es el hombre nuevo, el nuevo Adán. Cristo es ahora principio universal de justicia y vida. En 1 Cor 15, 45-49, se afirma que el primer hombre era un ser animado; el último Adán es espíritu de vida. El primero salió del polvo de la tierra; el segundo, del cielo. El primero fue modelo de los hombres terre-nos; el segundo, de los celestes. Y así como llevamos la imagen del terreno, en Cristo llevamos la del celeste. Él, derribando la enemistad entre paganos y judíos, ha hecho una humanidad nueva. Todo esto está en proceso de evolución, como una parturienta. Poseemos en primicia el Espíritu gimiendo en lo íntimo la espera plena.

l ser humano existe en cuanto tal, en razón de su libertad. En todas las culturas y generaciones, los seres humanos se conciben plenamente como individuos gracias a su libertad. Y sólo se es plenamente libre, cuando se asume con verdad el sentido de nuestra existencia. Es decir, cuando reconocemos nuestros límites y potencialidades y nos esforzamos por ser fieles al gran proyecto de amor, que como destino, Dios imprimió en nuestros corazones. Sólo que en el ejercicio de nuestra libertad, muchas veces, vamos dando más bien lugar al li-bertinaje. Pues nos excedemos en lo que creemos que son nuestros derechos, tratando de que los demás reconozcan que merecemos mucho más, tanto en la relación, como en el trato. Por eso, actuamos de manera autoritaria, imponemos nuestras ideas, manipulamos y menospreciamos lo que los demás hacen por nosotros. Evidentemente que en ésta manera de proceder, no se está actuando con libertad, sino más bien, desde una esclavitud de la propia inseguridad, desde nuestros prejuicios, e incluso, desde nuestra propia inmadurez. Ya que se da en nosotros, una cierta tendencia natural hacia ciertas seguridades, que nos hagan aparecer fuertes e invulnerables ante los demás. Pero esto será siempre en detrimento de los derechos y de la libertad de los otros. Somos realmente libres, no cuando exi-gimos que se nos reconozca nuestra libertad y nuestros derechos, lo que siempre será muy justo, sino cuando sabemos darle su debido lugar a la libertad y a los derechos de nuestros semejantes. Por eso, Jesús fue el hombre libre por excelencia, pues Él siempre pensó primero en nuestra dignidad y nuestros derechos, por ser hijos de Dios. No cabe duda, que para alcanzar tal libertad, la verdadera libertad, tenemos que renunciar a

El santo de hoy

Según la carta a los Romanos, el hombre viejo, domi-nado por el pecado y abocado a la muerte eterna ha sido crucificado mediante la participación sacramental en la muerte de Cristo: “El hombre viejo ha sido crucificado con Cristo para que se destruyese el individuo pecador y así no seamos más esclavos del pecado” (Rm 6,6). Por eso el hombre, al incorporarse a Cristo por la fe y el Bautismo, entra en un proceso de despojo y de revestimiento como co-rresponde a quien es imagen divina. Por eso, como hombre nuevo debe cambiar de mentalidad, y revestido de ese hombre nuevo creado a imagen de Dios, debe vivir con rectitud y santidad propias de la verdad. Gracias al Bautismo entramos en la vida nueva, en la nueva creación, porque, al participar de la muerte y resurrección de Cristo, Dios nos ha reconciliado con Él y nos incorpora a Cristo y nos transforma en templos de Espíritu Santo. El bautizado muere sa-cramentalmente. Es una muerte radical. Es muerte al pecado y al mal; de forma mística y sacramental deja de pertenecer a este mundo viejo. En el Bautismo, acontece un nuevo “Génesis”: Dios toma nuestra carne, la baña en agua limpia e insufla el Espíritu de Vida.

todos nuestros apegos. Esta es una conquista que lleva a la desnudez del corazón. Un corazón que es libre para amar, para cambiar, para llevar a otros a la verdad, lo es porque no permite dejarse revestir de lo que en apariencia le puede dar autoridad; pero, a la larga, eso sólo se va convirtiendo en vicios y dependencias. Es triste constatar, que muchas veces, no se llega a la debida desnudez del corazón, porque en realidad se tiene miedo de ser libre. Nuestro corazón se encuentra habitado por tantos miedos, que preferimos conservarlos a enfrentarlos, y lograr deshacernos de ellos. Dando como resultado una vida mediocre. Que nunca permitirá que tomemos en serio nuestra propia vida, y seamos plenamente dueños de nuestras decisiones. Se requiere entonces, de un gran esfuerzo y de una auténtica conversión del corazón. Un cambio radical, que sin duda puede ser doloroso, y hasta puede que llegue a dejar marcas. Podemos imaginar que es como la experiencia de volar sobre un abismo sin fondo. Pero teniendo la certeza de que habremos de llegar a buen puerto. Libre de ataduras y complejos, no nos desviará del verdadero cauce que debe seguir nuestra vida.

Santa Catalina de Suecia

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24 de Marzo

atalina Ulfsdotter, más conocida con el nombre de Catalina de Suecia, era la segunda de los ocho hijos de Santa Brígida, la gran mística sueca que influyó

tanto en la historia, en la vida y en la literatura de su país, mucho más que la real compatriota Cristina que llenó con sus rarezas las crónicas mundanas de la Roma del Renacimiento. Brígida y su hija Catalina unieron también sus nombres a la ciudad de Roma, pero con otros méritos. Catalina de Suecia nació alrededor del año 1331. Contrajo matrimonio con el buen conde Egar Lyderson van Kyren y ambos influyeron muy positivamente en los ambientes nobles pla-gados de costumbres frívolas y profanas. Brígida, su madre, ha tenido la revelación de fundar la Orden del Santísimo Salvador. Madre e hija se encuentran juntas en Roma. Cuando Catalina tiene planes de regresar a su casa junto al esposo, Brígida comunica a su hija que ha muerto su yerno. Las dos juntas emprenden una época de oración intensa, de mortificación y pobreza extrema; sus cuerpos no conocen sino el suelo duro para dormir; visitan iglesias y hacen caridad. Peregrinan a los santuarios famosos y organizan una visita a Tierra Santa para empaparse de amor a Dios en los lugares donde padeció y murió el Redentor. En el año 1373, muere en Roma Brígida, madre de Catalina. Catalina habla de la misericordia de Dios que espera siempre la conversión de los pecadores; va contando las revelaciones y predicciones que Dios hizo a su santa madre. Söderkoping es el lugar patrio que recibe la procesión en 1374. Se relatan conversiones y milagros que se suceden hasta depositar los restos en el monasterio de Vadstena, donde entra y se queda Catalina, practicando la regla que vivió durante veinticinco años con su madre. Un segundo viaje a Roma durará cinco años; tendrá como meta la puesta en marcha del proceso de canonización de la futura santa Brígida y la aprobación de la Orden del Santísimo Salvador. A su regreso a Vadstena, muere el 24 de marzo de 1381.


07 Por Luis Marino Moreno

REVOLUCIONES SIN SUJETO Santiago Castro Gómez

AKAL 2015, 400 páginas

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n medio de tanta žižekmanía, no es extraño que el mundo académico, con su tradicional “espíritu de seriedad”, mire con sospecha la figura de este extraño personaje, de un rockstar marxista-lacaniano. Por tantos adjetivos, el esloveno no es reconocido por el estamento universitario de la filosofía como un interlocutor válido, sino más bien como un “charlatán”. En este sentido, el presente libro tiene una labor titánica: vincula a Žižek con la tradición más académica de la filosofía, y lo hace de manera clara, en un lenguaje riguroso pero asequible a los lectores. Sortear de manera exitosa los más de cincuenta libros de Žižek para explicar el pensamiento de un autor que salta de una referencia erudita a la música pop no es tarea sencilla, pero aquí, Santiago Castro-Gómez (Bogotá, 1958) lo logra con un cruce transversal que resalta el diálogo que Žižek mantiene con los autores de la teoría crítica para ofrecer lecturas ingeniosas de Jacques Derrida, Foucault, Theodor Adorno, Louis Althusser y Heidegger, entre muchos otros. Todo esto lo hace a partir de una interesante lectura del idealismo alemán que toma como punto de partida el psicoanálisis lacaniano. De esta forma, nos encontramos ante un estudio ameno, que toma como base la filosofía política del esloveno ―particularmente su crítica de algunos presupuestos filosóficos que animan las prácticas políticas de la izquierda contemporánea― para observar en una figura polémica, al gran pensador en tiempo presente.

Santiago Castro Gómez es filósofo

por la Universidad Santo Tomás de Bogotá, máster en filosofía por la Eberhard Karls Universität de Tu-binga y doctorado con ho-nores por la Johann Wolfgang Goethe Universität de Fráncfort. Se ha desempeñado como profesor en las facultades de filosofía de las universidades Javeriana y Santo Tomás en Bogotá, y como investigador del Instituto de Estudios Sociales y Culturales Pensar. Ha sido profesor visitante en las universidades de Pittsburgh y Duke en los Estados Unidos, y en la Universidad de Fráncfort, en Alemania. Es autor de los libros Crítica de la razón latinoamericana (1996), La hybris del punto cero. Ciencia, raza e ilustración en la Nueva Granada (1750-1816) (2005), La poscolonialidad explicada a los niños (2005), Tejidos oníricos. Movilidad, capitalismo y biopolítica en Bogotá (2009) e Historia de la gubernamentalidad. Razón de Estado, liberalismo y neoliberalismo en Michel Foucault (2011).

Para leer bien, y escribir mejor

Iglesia Universal CIUDAD DEL VATICANO.- El servicio es el camino para llegar hasta Jesús y alcanzar la felicidad. Esta fue la catequesis que el Papa Francisco dedicó hoy a la tercera Audiencia Jubilar del año en la Plaza de San Pedro. “Ser misericordiosos como el Padre significa seguir a Jesús en el camino del servicio”, subrayó. Recordando la proximidad de la Pascua, el Pontífice recordó el “Lavatorio de pies de Jesús a sus discípulos”, como muestra de humildad. CIUDAD DEL VATICANO.- Papa Francisco, a través del cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, envió un telegrama de pésame al Presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, con motivo del atentado terrorista que tuvo lugar el pasado domingo, en una céntrica parada de autobuses de la capital, Ankara. El saldo del sangriento ataque, es de 37 muertos. En los hospitales de la capital turca hay además alrededor de 70 heridos. ROMA.- En un comunicado la Oficina de Prensa de la Santa Sede informa que “con ocasión de la próxima Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Cracovia, y acogiendo la invitación de las máximas autoridades de la República y de los Obispos polacos, Su Santidad Francisco realizará una visita pastoral a Polonia del 27 al 31 de julio de este año”. ROMA.- El pasado 17 de diciembre, el Papa había aprobado el decreto de la intercesión de la beata en el milagro de curación total e inexplicable de un hombre brasileño antes enfermo de un tumor al cerebro. Madre Teresa de Calcuta, con su nombre de pila Anjeze Gonxhe Bojaxhiu, nacida en Albania (Skopje 1910 – Calcuta, 1997), fue beatificada por Juan Pablo II el 19 de octubre de 2003. La beata Madre Teresa será canonizada en una ceremonia única que se realizará el domingo, 4 de septiembre. LIMA, PE.- Unas 750 mil personas participaron en la Marcha por la Vida en Lima, Perú, convirtiéndola en una fiesta multitudinaria en defensa de la vida desde la concepción hasta su fin natural. La celebración recorrió la Av. Brasil rumbo a la Costa Verde, para congregarse a orillas del mar en medio de un gran evento artístico y musical. En la marcha participaron una multitud de jóvenes, madres embarazadas, familias con niños y bebés, ancianos y personas con discapacidad se sumaron al evento, en medio de cantos y barras en defensa de la vida y rechazo al aborto.

Iglesia de México MÉXICO.- La representación número 173 de “La Pasión de Jesucristo” –a realizarse como cada año en la delegación Iztapalapa, los próximos días 24 y 25 de marzo– ya está casi lista. Quienes participan en esta importante escenificación, principalmente jóvenes, se han preparando espiritual y culturalmente para cumplir de la mejor manera con este acto de fe y tradición, conforme al compromiso adquirido ante el Comité Organizador. Para ello, han tenido como guía al P. Eric Contreras Reyes, vicario del Santuario del Santo Sepulcro “Señor de la Cuevita”. MÉXICO.- El Beato mexicano José Sánchez del Río será canonizado el próximo domingo 16 de octubre: fue un niño cristero que murió mártir de la persecución religiosa que sufrió México en la segunda década del siglo XX. La curación de una bebé mexicana, para quien “humanamente ya no había esperanza de vida”, fue el milagro que el 21 de enero aprobó el Santo Padre. MÉXICO.- Al inaugurar el Foro sobre la Marihuana, que se realizó en la Universidad Pontificia de México el viernes 11 de marzo, el Cardenal Norberto Rivera, señaló que aprobar el consumo de esa sustancia para uso recreativo en México sería legalizar los problemas que se tienen en el país. Este Foro se llevó a cabo ante la posibilidad de que en el Congreso de la Unión se apruebe la legalidad de su uso recreativo. El Card. Rivera Carrera señaló que los responsables del gobierno no pueden diseñar las políticas públicas de acuerdo con peticiones individuales y egoístas, sino en la dimensión del bien común y de la promoción de la dignidad humana.

Iglesia Potosina SAN LUIS POTOSÍ.- Todo listo para las celebraciones de Semana Santa. En la Iglesia Potosina todas las parroquias se han estado preparando para celebrar la Pasión, la Muerte y la Resurrección del Señor, en algunos decanatos se han organizado para realizar las confesiones en cada una de las parroquias; en los Santuarios como en Catedral se realizó “24 horas con el Señor” y el Señor Arzobispo encabezó los ejercicios cuaresmales. Estemos atentos al programa de nuestras respectivas parroquias para participar en oficios de Semana Santa.


El Padre siempre junto al Hijo

Por Pbro. Darío Martín Torres Sánchez

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stamos habituados a la crudeza del relato de la Pasión de Jesús, vista a través del lente de san Marcos y de san Mateo, los cuales nos impactan al mostrarnos extremo su-frimiento, destacando la experiencia de abandono, de soledad y de burla contra Jesús. De los discípulos se dice: ¡todos huyeron!, sumando a esto la traición de uno y la negación de otro; dicha soledad y sufrimiento llegan a su clímax en su grito final en la cruz: ¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado? No obstante, el evangelista san Lucas nos hace ver aspectos nuevos en la Pasión de Cristo. Entre ellos, uno de los más notorios, es la compañía del Padre celestial en medio del dolor, la cercanía del Padre a pesar del abandono de los demás. Hay vínculos que no se rompen aún en medio del dolor y de la muerte, son los vínculos que lo unen al Padre. Así, San Lucas nos relata la confortante presencia de Dios Padre, que consuela a su Hijo en la oración en el huerto en la forma de un ángel. Presencia manifestada también en la mujeres que lloran al verlo camino al calvario, presencia en la consideración de uno de los malhechores, presencia cierta en las palabras confiadas de Jesús al momento de expirar ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! presencia en quienes se golpean el pecho ante su muerte. Eventos todos exclusivos de este Evangelio, mostrando que el Padre jamás se aleja, que sostiene a su hijo en el dolor. En su camino a Jerusalén Jesús dejó claro que la oración siempre tiene respuesta, de hecho así abrió este evangelio, con las palabras de Gabriel a Zacarías “tu petición ha sido escuchada” (1,13). Por tanto, la oración del Hijo amado en Getsemaní no podía quedar sin respuesta, el misterioso conforto del ángel así lo confirma. Su consolación parece ser la “consecuencia” de dos elementos claros: por un lado, Jesús siempre estuvo ocupado en las cosas de su Padre; por otro, aseguró que la oración nunca queda sin respuesta.

Por otra parte, para San Lucas es fundamental reconocer la inocencia de Jesús. Así, además del juicio judío ante el Sumo Sacerdote y el juicio romano ante Pilato, sólo él reporta una comparecencia también ante Herodes. Elemento que acentúa la inocencia de Jesús, pues nadie encuentra culpa en Él. Así queda evidenciado en la segunda comparecencia ante Pilato: su inocencia es reiterada y se hace obvia la incapacidad de los hombres para juzgarlo. El vestido espléndido que le impone Herodes, irónicamente hace reflejar su realeza (desde su nacimiento se anunció su identidad real cuando el ángel Gabriel predijo que se sentaría en el trono de David; y fue recibido como rey, sólo en este

Significado del lavatorio de pies

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uando el Evangelio de San Juan relata que Jesús decide lavarle los pies a sus discípulos, nos ofrece un testimonio de la vocación al servicio del mundo y de la Iglesia que tenemos nosotros los fieles. Entre los detalles que hacen diferente a la Misa de la Celebración de la Cena del Señor a otras misas es que en esta se incluye una parte donde se lavan los pies a los apóstoles representado por doce personas. En esta parte de la misa resalta la importancia tan grande que tiene el servicio al prójimo. El amor que Dios nos manifiesta debe convertirse en servicio que dé testimonio de su presencia entre nosotros. El Jueves Santo es un día en el que Dios nos invita por medio del servicio a ser esas lámparas que lleven la luz de Cristo al mundo. Pedir por los que deciden dejarlo todo por seguir a Cristo en la entrega total al servicio de los demás: religiosas, religiosos, misioneros, hombres y mujeres consagrados a Dios, y por aquellos que con su vida comparten la misión de Cristo y nos administran los sacramentos: los sacerdotes.

Evangelio, a su llegada a Jerusalén), mientras que, los que intentan juzgarlo, ninguno es rey. La reconciliación de dos enemigos en el proceso del juicio a Jesús, Herodes y Pilato, manifiesta que no hay situación adversa que impida que Jesús siga ejerciendo su ministerio de reconciliación, así como ejerció el de curación al sanar la oreja del siervo del Sumo Sacerdote durante su arresto; igualmente, desde la cruz pide perdón para sus ejecutores y asegura el Paraíso a uno de los malhechores, rasgos todos de Jesús lleno de misericordia y de su muerte salvadora.


Fiesta Patronal en el Templo de San Juan de Dios

Por: Gustavo Alejandro García Vargas

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l pasado 8 de Marzo la Iglesia católica celebra la memoria de San Juan de Dios, patrono de los que trabajan en hospitales y de los enfermos. La Celebración Eucarística fue presidida por el Vicario General, Gerardo Vaglienty Rivera, acompañado del Capellán, el Pbro. Carlos Jorge García Noyola; a la misma celebración estuvieron presentes los sacerdotes del Decanato de Nuestra Señora de la Expectación.

Pre CONIAM Parroquial en Santo Niño de Atocha

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l pasado sábado 12 de marzo se realizó el Pre CONIAM Parroquial en Santo Niño de Atocha, en donde los niños, adolescentes y catequistas llenos de entusiasmo, compartieron la alegría de ser discípulos misioneros. Hubo diversas actividades, entre ellas dinámicas, juegos, compartir por grupos, el rosario y la marcha misionera. Santo Niño de Atocha en camino al CONIAM 2017

Retiro de animación misionera en comunidad parrroquial Corpus Christi

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a Parroquia de Corpus Christi ha realizado ya su retiro de animación misionera. La cita fue el sábado 12 de marzo en dicha parroquia, donde los agentes de pastoral con gusto y alegría participaron activamente del retiro. Se inició con la lectura orante de la Palabra de Dios, dos temas de formación misionera y una mesa de trabajo en cuanto a la realidad parroquial. Agradecemos al Padre David por recibirnos, y a los agentes de pastoral por su gran participación. ¡Parroquia de Corpus Christi… una parroquia que se ha puesto en Camino!


Tercer Aniversario del Papa Francisco

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l Papa Francisco cumplió el 13 de marzo su tercer año de Pontificado, desde que el pasado 13 de marzo de 2013 fuera elegido en un Cónclave marcado por la renuncia de Benedicto XVI. Primeras palabras del Papa Francisco: Hermanos y hermanas, buenas tardes. Saben que el deber del cónclave era dar un Obispo a Roma. Parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo; pero aquí estamos. Les agradezco la hospitalidad. La comunidad dio-cesana de Roma tiene a su Obispo. Gracias. Y ante todo, quisiera rezar por nuestro Obispo emérito, Benedicto XVI. Oremos todos juntos por él, para que el Señor lo bendiga y la Virgen lo proteja. (Padre nuestro. Ave María. Gloria al Padre). Y ahora, comenzamos este camino: Obispo y pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma, que es la que preside en la caridad a todas las Iglesias. Un camino de fraternidad, de amor, de confianza entre nosotros. Recemos siempre por nosotros: el uno por el otro. Recemos por todo el mundo, para que haya una gran fraternidad. Deseo que este camino de Iglesia, que hoy comenzamos y en el cual me ayudará mi cardenal vicario, aquí presente, sea fructífero para la evangelización de esta ciudad tan hermosa. Y ahora quisiera dar la bendición, pero antes, antes, les pido un favor: antes que el obispo bendiga al pueblo, les pido que ustedes recen para el que Señor me bendiga: la oración del pueblo, pidiendo la bendición para su obispo. Hagamos en silencio esta oración de ustedes por mí... Ahora daré la bendición a ustedes y a todo el mundo, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. (Bendición). Hermanos y hermanas, los dejo. Muchas gracias por este recibimiento. Recen por mí y hasta pronto. Nos ve-remos pronto. Mañana quisiera ir a rezar a la Virgen, para que proteja a toda Roma. Buenas noches y que descansen.


Domingo 20 de marzo de 2016

Francisco ha destacado a nivel internacional por gestos de humildad como comer junto a los trabajadores del Vaticano, o acercarse a las personas con afecto y caridad.

El domingo 8 de junio de 2014, el Papa Francisco reunió a Shimon Peres y Mahmoud Abbas, en el Vaticano, donde se dieron un apretón de manos y plantaron juntos un olivo después de elevar una histórica plegaria conjunta por la paz en Medio Oriente.

Ante la ONU, Francisco denunció “El narcotráfico, por su propia dinámica, va acompañado de la trata de personas, del lavado de activos, del tráfico de armas, de la explotación infantil y de otras formas de corrupción”. Esta, indicó, “ha penetrado los distintos niveles de la vida social, política, militar, artística y religiosa, generando, en muchos casos, una estructura paralela que pone en riesgo la credibilidad de nuestras instituciones”.

Una de las acciones por las que siempre será recordado es por el rol fundamental que tuvo en el deshielo de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. El 17 de diciembre de 2014, los respectivos presidentes, Barack Obama y Raúl Castro, anunciaron un acercamiento diplomático entre ambos gobiernos y agradecieron al Papa Francisco.

La primera encíclica escrita por Francisco, “Laudato Si“ (“Alabado Seas”). En ella, trata temas como la relación entre el cambio climático, la contaminación, la pérdida de la biodiversidad y la indiferencia ante los problemas que destruyen “la casa común que Dios nos ha confiado”.

El 17 de febrero en la misa en Ciudad Juárez, luego de rezar frente al Río Bravo a los pies de una cruz blanca erigida en el lugar que separa México de Estados Unidos, fue seguida a ambos lados de la frontera. En el mayor corredor migratorio del mundo, Francisco habló de la “crisis humanitaria” de la migración.


¡Pónganse en camino!

Celebrando al Señor

El perdón en la oración del Padrenuestro (Tercera y última parte)

Discípulos misioneros

P. Pedro Mexquitic Arredondo

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s el perdón fraterno aquel que en realidad crea verdaderamente problemas. El perdón fraterno es de seguro una de las praxis que Israel ha vivido poco y quizás también esta praxis jubilar no haya encontrado en su realización histórica una plenitud de actuación al interno de aquél que era el recorrido de la ley mosaica. Sabemos muy bien como las escuelas rabínicas en cualquier modo habían individuado siempre la posibilidad de actuar el mandamiento que en su verdad y en su desnudes venía presentado a Israel: si todo aquello que debes a tus padres tú lo llamas korban, es decir, dado en ofrenda al templo, tú no debes nada a ellos. El Señor agrega: “Y de cosas semejantes han hecho muchas”. Entonces la praxis del perdón no es usual, pero sería bueno preguntarnos si no había estado ya en Israel el tentativo de comprender cuanto fuera importante vivir esta realidad del perdón mutuo. La insistencia de los textos evangélicos sobre la necesidad de perdonar es seguramente la señal clarísima de cuanto Jesús desea representar esta praxis del perdón a sus oyentes. Es claro ejemplo el texto de Mt 18, 21-35. Todo lo que se desarro-lla detrás de una pregunta específica de Pedro, que pide a Jesús: “Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces debo de perdonarle? ¿Hasta siete veces? Jesús le responde: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete” De esto se evidencia que la praxis del perdón dentro de la lógica del Nuevo Testamento no es una praxis fa-cultativa, sino necesaria. El pedir perdón y dar el perdón no pueden permanecer ilustres desconocidos dentro de nuestra realidad de vida, si queremos vivir una praxis sacramental, a partir del sacramento de la reconcilia-ción para unirlo en el sacramento de la Eucaristía, así como hacemos en el momento en el cual reconocemos nuestros pecados y nos intercambiamos el don reciproco de la paz, para poder vivir realmente reconciliados y perfectamente unidos dentro de un recorrido de fe. Del resto la oración del Padrenuestro y la rea-lidad del perdón son necesarias porque son colocadas en el centro de aquélla que es la adoración de Dios en espíritu y en verdad (Jn 4). Nosotros nos

ponemos con la oración del Padrenuestro dentro la comunicación más alta de adoración, de escucha y de petición a Dios por todas aquéllas que son nuestras necesidades, pero también por aquéllas que son las necesidades de la llegada del Reino. Si entonces no entramos dentro esta praxis del perdón, no llegaremos jamás a comprender en plenitud la grandeza de este perdón de Dios, que nos implica en una dimensión de vida que cada uno de nosotros debe descubrir y llevar adelante. La oración del Padrenuestro está al centro del culto. No hay una ce-lebración en la cual no recitemos esta oración, sea desde un punto de vista estrictamente sacramental que extra-sa-cramental. Si todo esto no se convierte en el centro de la vida, no celebraremos jamás en espíritu y en verdad, no descubriremos el fundamental esfuerzo que debemos de poner en la lógica de perdonar. Como cristianos no podemos no predicar el perdón y la petición de perdón. El Santo Padre Juan Pablo II, de venerada memoria ha pedido perdón a toda la humanidad, ha pedido perdón a las iglesias, ha pedido perdón a los pueblos y a las naciones por el misterio del pecado presente en la historia y en la vida de los cristianos. Al centro de esta petición de perdón esta la oración del primer domingo de Cuaresma del año jubilar 2000, que seguramente ha cons-tituido un pasaje fundamental dentro de un modo de ver y de ser entre nosotros cristianos, entre las iglesias y en el mundo mismo. Hay todavía una última referencia a la palabra de este papa sobre la necesidad de unir paz, perdón y justicia. No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón, del cual nosotros católicos debemos ser los primeros anunciadores. Les digo sinceramente que quedo muy adolorido en el oír tantas veces, a través de los medios de comunicación social personas que, incluso declarándose creyentes en Cristo y viviendo una tradición en la realidad de la fe, no llegan a entrar en una lógica de perdón de frente al pecador. No debemos olvidar jamás que podemos hacer nuestra la pregunta de Pedro: “Señor, ¿cuántas veces debo perdonar, hasta siete veces?”. Recibiremos la misma respuesta de Jesús: “No hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”. Al iniciar la Semana Santa les deseo a todos que la praxis del perdón, de reconciliación, de acogida sea verdade-ramente más practicada al interno de nuestras comunidades cristianas, pero también a nivel comunitario. Cuidemos nuestra fe, para que el perdón no habite solo en el fondo del corazón, sino sea un acto de verdad, de justicia y de grande oración dentro del corazón de la Iglesia y en la liturgia.

La espiritualidad de la misión

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(Parte II de VI)

n esta ocasión les compartimos algunos de los rasgos fundamentales de la espiritualidad misionera. Hemos tomado algunos números de la encíclica Redemptoris Missio (RMi) de San Juan Pablo II, sobre la Misión. El misionero es un discípulo de Cristo: Sabe que antes de ser apóstol es preciso ser discípulo. Ha tenido un encuentro vivo, personal con Jesús resucitado y vive cotidianamente en unión con Él en la oración y los sacramentos, principalmente la Eucaristía y la Reconciliación. Porque “no se puede anunciar a quien no se conoce”. El misionero es un contemplativo: Que transmite no sólo conceptos y doctrinas, sino su experiencia personal de Jesucristo y de los valores de su Reino. El misionero vive profundamente en comunión con Jesucristo, sabe encontrar en medio de la acción, momentos de “desierto” donde se encuentra con Cristo y se deja llenar por su Espíritu. Es dócil al Espíritu Santo: Se deja inundar por el Espíritu Santo para hacerse más semejante a Cristo, y se deja guiar por El. Acoge dócilmente sus dones, que lo transforman en testigo valiente de Cristo y preclaro anunciador de su Palabra. Sabe que no es él quien obra y habla, sino que es el Espíritu Santo el verdadero protagonista de la misión. (RMi 87) Vive el misterio de Cristo “enviado”. El misionero vive en íntima comunión con Cristo, hasta tener sus mismos sentimientos: está impregnado del Amor del Padre, y obedece su voluntad hasta las últimas consecuencias. Se sabe enviado por Cristo a cumplir su misión, y acompañado constantemente por Él. (RMi 88) Tiene a María como Madre y Modelo: Su espiritualidad es profundamente mariana. La Madre del Resucitado es también su Madre, y es para él, modelo de fidelidad, docilidad, servicio y compromiso misionero. Vive la pobreza y el “éxodo misionero”: El sentido de “salir de la tierra” para el misionero, no implica únicamente el “salir geográfico”, sino que el misionero sabe que debe abandonar su comodidad y su seguridad para “remar mar adentro”, para ir a las situaciones y lugares donde Cristo lo quiera enviar. Debe abandonar sus propios esquemas, sus ideas preestablecidas para abandonarse en las realidades que la evangelización le presente. La pobreza misionera no hace referencia únicamente a la pobreza material, sino al abandono a la voluntad de Dios y a los caminos que Él le presente. Vive la misión como un compromiso fundamental: El misionero es un comprometido en el seguimiento de Jesús y en la lucha por su Reino liberador y universal. El misionero ha dicho “sí” a Dios, y no se echa atrás ni retacea en su entrega. Ama a la Iglesia y a los hombres como Jesús los ha amado: Lo primero que mueve al misionero es el amor por los hombres, a quienes quiere llevar a Cristo. El misionero es el hombre de la caridad, el “hermano universal”, que lleva a Cristo a todos los hombres, por cuyos problemas se interesa, para quienes siempre está disponible, y a quienes trata siempre con ternura, compasión y acogida. (RMi 89) El verdadero misionero es el santo: La llamada a la misión deriva de la llamada a la santidad. La santidad es un presupuesto fundamental y una condición insustituible para realizar la misión salvífica de la Iglesia. No bastan los métodos, los conocimientos, la capacidad de oratoria, si no están sustentados por el testimonio de vida cristiana y de santidad del misionero (RMi 90).


Domingo 20 de marzo de 2016

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Belerofonte y los mosquitos Por: Juan Jesús Priego

En realidad, nuestro personaje se llamaba Iponoo, pero como un día, andando de caza, mató accidentalmente a su hermano, decidió cambiar su nombre por el de Belerofonte, que significa asesino de Belero. ¡Qué desdicha! ¿Cómo pudo ser posible que sucediera semejante cosa? ¿Cómo lo permi-tieron los dioses? Y tan triste se puso por aquel accidente desgraciado que se dirigió en calidad de suplicante a la ciudad de Tirinto para expiar allá su pecado. Cuando llegó a la ciudad de Tirinto fue recibido con amabilidad y regocijo por el rey Preto, señor de aquel lugar, pues Belerofonte no era precisamente Juan de las Cuerdas, sino el hijo de uno de sus amigos más estimados y respetables: nada menos que de Glauco, rey de Corinto. Hasta aquí, todo muy bien. Sin embargo, pronto sucedió algo que vino a poner las cosas de cabeza y a complicarlas enormemente. ¿Qué fue esto? Que Estenobea, la esposa del rey Preto, cuando vio de cerca a Belerofonte perdió el aliento y, con el aliento, el piso: al punto la pobre mujer quedó prendada del muchacho y casi se volvió loca ante la contemplación de tanta belleza y tanto músculo. Estenobea hizo entonces al recién llegado más de una propuesta indecorosa que éste rechazó con ama-bles evasivas. La reina, como ya podrá imaginarse el lector, estaba por eso desesperada. Por último, jugándose su última carta, dijo así a su codiciado huésped: «Si no aceptas que yazcamos juntos, diré a mi esposo que has querido seducirme». Se trataba, claro está, de una amenaza. Y la cumplió con puntos y comas, pues de Belerofonte no obtuvo más que negativas. Al escuchar aquella (falsa) acusación, al soberano le entraron unas ganas tremendas de torcerle el cuello a Belerofonte, pero se contuvo, ya que no le era posible, ni a él ni a nadie, violar las reglas de la hospitalidad, que entonces eran sagradas y prohibían terminantemente matar a los huéspedes, fueran éstos quienes fueren. ¿Qué hacer para darle su merecido a este abusador de reinas? Preto se lo pensó mucho, hasta que se le ocurrió una idea que le pareció excelente. «Mira –dijo una mañana a Belerofonte-, hazme un favor. Entrega esta carta sellada a mi suegro, el rey Yóbates de Licia, padre de mi mujer». Las reglas de la hospitalidad ob-

ligaban a Belerofonte a hacer lo que su anfitrión le pedía, de modo que no tuvo más remedio que ir a Licia a entregar la dichosa carta; en ella, el rey Preto decía a su suegro: «Ruego a usted elimine de la faz de la tierra al portador de la presente, pues ha tratado de abusar de su hija, mi esposa». Cuando el rey Yóbates leyó estas líneas se lamentó, diciendo: «¿Y cómo voy a matarlo, si ahora este hombre es mi huésped?». No, sencillamente no podía; ya lo hemos dicho: lo prohibían las leyes de la hospitalidad. Y, por lo demás, era inútil escribir otra carta, pues al que la recibiera le pasaría lo mismo que a él. De pronto, el rostro del rey se iluminó. ¡Ya sabía lo que iba a hacer! Pedirle a este abusador un imposible; pedirle que matara, por ejemplo, a la Quimera, ese monstruo con forma de león y cola de serpiente que arrojaba fuego por la boca y mataba con su aliento a hombres y animales. «Mátala –le dijo el rey Yóbates-. Pues la Quimera -hija de Tifón y Equidna-, es como la mascota, por decirlo así, del rey Caria, mi mortal enemigo». Belerofonte se rascó la cabeza, dijo que haría lo que pudiera y se dirigió a consultar a un famoso adivino llamado Polieides, quien le dijo que sólo podría matar a la Quimera si conseguía capturar a Pegaso, un caballo alado que no se dejaba montar por nadie. Y ya se lamentaba Belerofonte por su triste suerte cuando la diosa Atenea le entregó unas bridas de oro, asegurándole: «Con estas bridas domarás a Pegaso». Y, en efecto, con esas

bridas domó a Pegaso, y montado en él fue en busca de la Quimera para matarla de una vez por todas y dar carpetazo a la cuestión. Desde el caballo alado, Belerofonte lanzó al monstruo largas lanzas de hierro que al contacto con su aliento de fuego se derretían. Estaba muy feliz la Quimera derritiendo las lanzas cuando sintió de pronto que un líquido espeso y ardiente se le metía por la nariz y por la boca, causándole una violenta asfixia. Y allí acabó la furia de la Quimera. Ahora bien, los que se enteraron de tan buena noticia decían a Belerofonte, entusiasmados: «¡Tú eres un dios!». -¿Cómo? –preguntaba el héroe-. Yo soy sólo Belerofonte, es decir… -¡Nada de eso! Tú, sencillamente, eres un dios que no sabía que lo era. ¿Cómo, si no, hubie-ras podido domar a Pegaso y matar a la Quimera? ¡Reconócelo, eres un dios! Escuchando aquellos argumentos –que, la verdad sea dicha, no le disgustaban nada-, Belerofronte acabó persuadiéndose de que tal vez aquella gente no estuviera tan equivocada, después de todo. «Sí –empezó de decirse a sí mismo-, soy un dios. ¿Cómo es que no me había dado cuenta? O sea que, como quien dice, se endiosó. Y ya se diría al Olimpo para fijar su residencia entre sus colegas los inmortales cuando Zeus, indignado por tanta vanidad y fanfarronería, mandó unos mosquitos a que picaran en las ancas del caballo alado. ¿Unos zancudos? No lo sabemos, pero Pegaso no pudo soportarlos y se encabritó en el aire, haciendo caer al jinete, quien fue a dar a la tierra con la pierna rota y la cara destrozada. A raíz de la caída, Belerofonte quedó cojo y terminó sus días como mendigo, añorando sus glorias pasadas, el esplendor de sus días antiguos. Y colorín colorado, este cuento –que es un mito- se ha acabado. Lector, ¿has matado a la Quimera? ¿Son muchas las que te encuentran bello e intentan seducirte? ¿Todos se pelean por ser tus amigos y tenerte cerca? ¿Ocupas un puesto a tal punto importante que todos te abanican, diciéndote que como tú no hay dos en el planeta? ¿Encienden éstos en tu honor cirios y veladoras? ¡Entonces, cuidado! Recuerda que todavía hay zancudos en este mundo que podrían picar al caballo en el que cabalgas con la cara despejada hacia el Olimpo…

El origen del capirote o capuchón en Semana Santa

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l origen del capirote o capuchón es en los comienzos de la Inquisición, cuando a las personas que estaban castigadas por motivos religiosos se les imponía la obligación de usar una prenda de tela que les cubriera el pecho y la espalda y un cucurucho de cartón en señal de penitencia. La idea es que gracias a su forma puntiaguda, el penitente está más cerca del cielo. En la Semana Santa de diversas ciudades se ha adaptado el capirote, pero con diversas alteraciones: en unos lugares, tan solo

el cucurucho de cartón cubierto con tela, pero sin el antifaz que cubre el rostro, como los portadores de pasos de Murcia, que recuerda el capirote de los penitenciados por la Inquisición, y normalmente, en numerosos otros sitios, el capirote de cartón que se cubre con la tela, que es prolongada por delante en el antifaz y por la espalda en la muceta. Esta costumbre fue adoptada por algunas cofradías de Semana Santa y dependiendo la zona son diferentes (en unos sitios se usa con antifaz y en otros sin él).


Cuaresma, Si el sabio no aprueba, malo! significa conversión… Si el necio aplaude, peor!

Humberto Aguilera Aldana

Por: Lic. Ricardo García López

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l título de este artículo es a la conclusión que llegó Tomás de Iriarte (Puerto de la Cruz *1750 +Madrid 1791) en una de sus fábulas y que habla de un oso a quien su dueño estaba enseñando a bailar para exhibirlo y así poder obtener dinero para sobrevivir él y su oso. El oso queriendo demostrar y presumir sus habilidades, con falsa modestia, se puso a bailar delante de una mona y un puerco y, como no queriendo les pidió opinión sobre su forma de danzar, la mona, que se supone que era experta en el baile, opinó que la interpretación danzarina, del oso, era muy mala, a lo que el oso replicó que porqué era mala si sus pasos y cadencia eran perfectas. Un puerco que estaba presente, queriendo enmendarle la plana a la mona y, al mismo tiempo congratularse con el oso, expuso su opinión y dijo que el baile que había ejecutado era excelente y que ningún otro bailarín en el mundo podía realizar una mejor ejecución. El oso que conocía bien la flojera, actitud calmuda e ignorancia del puerco, refle-xionó para sus adentros y dijo: creí que la opinión de la mona era producto de cierta envidia, pero con tanta alabanza de este inútil, me queda claro que bailo muy mal. Este criterio podemos aplicarlo en todos los campos de nuestra vida y sobre todo, en las ciencias y las artes porque cuando sometemos nuestros trabajos a la opinión de un perito en la materia y los desaprueba, tenemos que aceptar que nuestro resultado es malo, pero la cosa se pone peor cuando un ignorante las alaba. Me vino a la memora la fábula de Iriarte porque sucede que en una reunión de mis compañeros profesores jubilados se comentó que en la actualidad estaban impartiendo las cátedras que nosotros habíamos dejado en la Universidad, algunos profesores muy mediocres, yo tomé el comentario con ciertas reservas, pensando que la opinión venía de nosotros, profesores viejos que nos sentimos desplazados por unos jóvenes inexpertos, o sea, que estaba sucediendo lo que a nosotros nos pasó con nuestros profesores cuando recientemente habíamos tomado la cátedra. Pasó el tiempo, yo había olvidado tales comentarios cuando de pronto escuché las mismas opiniones por parte de unas personas ajenas a la Universidad y más vinculadas con la industria, el comercio y la cultura, comentarios sobre la Universidad en general y en particular sobre mi Facultad, cosa que me entristeció y me preocupó sobre manera. Queriendo de alguna manera co-rroborar aquellos comentarios, me puse en contacto con algunos abogados que fueron mis alumnos y les pedí me pusieran en contacto con estudiantes de nuevo ingreso, lo que se hizo con cierta celeridad; ya en la reunión, para que no se viera tan descarada la cosa, les pregunté qué les parecía nuestra Facultad, quiénes

eran sus profesores, qué materia les impartían y en concreto si cada profesor les parecía adecuado para la docencia. Los muchachos externaron su opinión sincera y objetiva, pero llamó la atención un joven que se refirió a una persona de la que en las tertulias había sido el blanco de nuestras más malévolas críticas por su irresponsabilidad, su indolencia y su total desinterés por trasmitir el conocimiento más elemental, y fueron tales las alabanzas que emitió sobre esta persona, que si no lo conociéramos hubiéramos pensado que si hubiera nacido en Grecia en el siglo V antes de Cristo hubiera sido el octavo sabio, y por consiguiente tendríamos que referirnos, ya no, a los siete sabios de Grecia, sino a los ocho sabios de Grecia. No me quedó más que expresarme como Derbez: ¡Fue horrible, Fue horrible! Aquí transcribo la fábula de Tomás de Iriarte: FÁBULA III Un oso con que la vida ganaba un Piamontés La no muy bien aprendida danza ensayaba en dos pies. Queriendo hacer de persona, dijo a una mona: ¿Qué tal? Era perita la mona, y respondióle: muy mal Yo creo replicó el oso, que me haces poco favor. ¿Pues qué? ¿Mi aire no es garboso? ¿No hago el paso con primor? Estaba el cerdo presente y dijo: ¡Bravo, bien va! bailarín más excelente, no se ha visto, ni verá. Echó el Oso, al oír esto, sus cuentas allá entre sí, Y con ademan modesto, hubo de exclamar así: Cuando me desaprobaba la mona, llegué a dudar, mas ya que el cerdo me alaba, muy mal debo de bailar. Guarde para su regalo, esta sentencia un autor: Si el sabio no aprueba, malo! Si el necio aplaude, peor!

¿Cómo estamos viviendo la Cuaresma? ¿Estamos buscando nuestra conversión? Entendemos lo que significa la CONVERSIÓN… Conversión significa dejar de darle la espalda a Nuestro Señor, significa buscarlo con todo nuestro corazón, significa abrazar su santo evangelio, significa seguir sus pasos, su ejemplo, caminar por la senda que nos mostró para alcanzar nuestra salvación. La fe será el gran motor que nos impulse. Al volver nuestra cara a Dios nos estamos comprometiendo a hacer su voluntad, a no poner nuestra atención en las cosas del mundo las cuales cada vez más, van en una dirección totalmente contraria a la doctrina de Jesús. Nuestro tiempo se caracteriza en que todos dan opinión sobre cualquier materia, la soberbia del hombre ha alcanzado gran dimensión, habla especialmente sobre cuestiones de fe sin considerar que esta tiene una dimensión sobrenatural, y sus opiniones están seriamente influi-das por el materialismo reinante y la ignorancia. La ocupación de muchos “intelectuales” que hablan y escriben, es estar constantemente bordando sobre ese tema, sobre la fe, y la paradoja es que no son creyentes, ignoran el significado y la importancia de la religión en lo personal y de un pueblo; se atreven a cuestionar los postulados de la Iglesia, que no son sino el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo. Ciertamente la religión católica resulta muy molesta para muchos, especialmente para los “sabios”, que por ello o son ateos o pertenecen a una iglesia que no sea tan exigente. Eh ahí la diferencia de la religión católica con las religiones protestantes, las budistas, las que desean un integrismo religioso, las modernistas, etc., etc. Lo importante es que no haya muchas exigencias, que sean religiones ligth, que propongan la salvación como un hecho para lo cual no hay que luchar diariamente contra las tentaciones del demonio, nuestra debilidad y propensión al mal. La religión católica no deja todo en manos de Dios, pide al hombre que ponga la parte que necesita para su salvación. Un sacerdote contó una parábola que ilustra esta obligación en forma muy real: “Pasaba un Rey por la plaza del pueblo y observó que iba a ser ejecutado un hombre; preguntó el motivo y le dijeron que debía una gran suma y no tenía dinero para pagar la deuda; el Rey se condolió del reo a muerte y ofreció dos bolsas con monedas de oro para rescatarlo, contaron el dinero y no alcanzaba, entonces la Reina ofreció unas joyas pero aún faltaba una parte; los miembros de su séquito reunieron varias monedas y las donaron, sin embargo todavía faltaba una moneda para la cantidad total; al ver esto el reo buscó en su bolsillo una moneda y la encontró con lo cual se liberó de la muerte”. El rey es Dios, que pone por mucho la mayor parte, la Reina es María que intercede por nosotros, los del séquito somos los que convivimos con nuestro prójimo, el reo, y este que puede ser cualquiera de nosotros entiende que tiene que poner de su parte, ya que sin ella no se salvará. San Agustín nos dice, “Él que te creo sin ti, no te salvará sin ti”, esa es una verdad inspirada por el Espíritu Santo, sin buscar tu salvación, sin desear llegar a Dios, sin contribuir personalmente a este propósito, estaremos obstaculizando nuestra propia salvación. ¿Qué hacer?...Volver nuestros ojos al Señor, no vivir como si no existiera, como el mundo se empeña en hacernos creer, como todos los que dicen que el demonio no existe, que el pecado es una invención de los católicos, que no se tiene uno que preocupar, que por eso somos libres, y seguir nuestros instintos, nuestras pasiones, buscar el poder, el dinero, la comodidad, vivir bajo la ley del menor esfuerzo, conseguir pasando sobre todo valor y principio lo que nos proponemos, en una palabra vivir como paganos que no han recibido la palabra de Cristo. La cosa es no acomodar nuestras ambiciones mundanas y vivir una “religión” a nuestra medida, aunque nos digamos católicos. Cristo lo dijo muy claramente: “Nadie puede servir a dos señores, servirá a uno y odiará al otro”. “El que no está conmigo, está contra mí, el que no recoge conmigo desparrama”. Nosotros no podemos servir al mundo y a Dios, y no debemos navegar entre dos aguas, porque el resultado será el fracaso, el dolor, la lejanía con Dios. Estamos en el año de la Misericordia, y uno de los actos de mayor misericordia de Cristo es perdonar nuestros pecados, por muy grandes que estos sean, la misericordia de Dios es infinitamente más grande que cualquier caída del hombre, esa es una de las acciones más importantes para nuestra salvación, ya que significa la alegría de volver a tener la amistad de Dios a través de su gracia y perdón. Aunque nuestra fe esté debilitada, usemos eso que nos queda en el corazón para volver al camino, esto será un inicio que será bendecido por Dios quien con su gracia nos animará a levantarnos dándonos fortaleza para esa lucha diaria que tenemos que vivir todos los días. Recordar que el requisito principal es un examen de conciencia profundo a la luz de los mandamientos de la ley de Dios, los mandamientos de la Iglesia, analizar cómo vivimos las virtudes sobrenaturales y humanas, cómo vivimos las obras de misericordia y el auténtico amor al prójimo. San Pablo nos dice: “En el nombre de Cristo, les pedimos que se dejen reconciliar con Dios”. (2Cor 5, 17-21)


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Tres años de Pontificado

Fe y Política

Vaticano

Luis-Fernando Valdés

Contra la corrupción

Desde la fe (siame.mx)

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a corrupción es el mal lacerante y secular de la sociedad mexicana pues toca, particularmente, los sanos procesos de nuestro desa-rrollo, la credibilidad y la confianza de las instituciones; corrupción implica la deshonestidad de funcionarios públicos y de particulares al actuar fuera de los estándares de la ley, privilegiando la mezquindad personal a cambio de recompensas, prebendas, beneficios onerosos; son comportamientos ilegales justificados como “normales”, fenómenos culturales relativamente inocuos, donde las transas son lo justo, lo que afianza los entramados de la corrupción que no serían posibles si se vieran sometidos a los dictados de la ley. Nos hemos convertido en un sistema cleptocrático, donde la corrupción es una forma de influir en las decisiones públicas e intervenir en los distintos órdenes de gobierno por el pago de favores como moneda corriente, a cambio de fueros e influyentismo. México es uno de los países más corruptos del orbe; a pesar de las promesas en discursos políticos, corrupción e impunidad son los brazos más fuertes de un Estado, que se niega a cumplir con su cometido social, que no logra deshacer el nudo de las iniciativas oficiales de mentados sistemas anticorrupción; sin embargo, la sociedad civil viene ocupando un papel fundamental, sumando sus esfuerzos y logrando mayor transparencia en funcionarios públicos, condición ineludible para vencer la opacidad y procurar la justicia sin distinción alguna. La iniciativa ciudadana 3 de 3 representa una oportunidad novedosa y loable en el cambio de paradigmas sobre la imagen que tenemos de los responsables de la cosa pública; la propuesta es ambiciosa pues busca elevar a rango de ley la rendición de cuentas a través de declaraciones patrimoniales, de intereses y fiscales, además del endurecimiento de las sanciones por responsabilidad de los servidores públicos. A esta impostergable iniciativa se han sumado los obispos de México, específicamente la Comisión Episcopal para la Pastoral Social al apoyar la participación de la sociedad civil en la rehabilitación ética de la política redundante del fortalecimiento de las instituciones y de los mecanismos legítimos de los que se vale la ciudadanía. La intervención de la Iglesia en este cambio de mentalidad es inédito al activar el interés sobre la erradicación de este mal, ante el cual no puede permanecer neutral ni como simple observadora. Esta iniciativa es el resultado del empoderamiento de la ciudadanía; sin embargo, hemos llegado a un punto en el que la ley se puede quebrar, así el corrupto aparece como impoluto funcionario, intocable e incorruptible cuando, en la realidad, testaferros se prestan para ocultar el flujo de la corrupción y del tráfico de influencias que jamás serán reportadas en sitios de transparencia, generando el autoengaño con apariencia de franqueza y honradez. La mejor forma de combate es actuar en consecuencia desde el papel que nos toca jugar. En la Iglesia, haciendo caso al Santo Padre, se trata de no caer en la tentación de la resignación ante la realidad ni atrincherarnos en nuestras sacristías y aparentes seguridades, para ser capaces de arriesgar y proyectar, de colaborar con responsabilidad y compromiso en la construcción de un México más honesto y justo, de una sociedad que no se resigne a la cultura de la mordida, ni justifique el cáncer de la corrupción que hoy por hoy, junto con la inseguridad y la pobreza, son los flagelos que agobian a la sociedad mexicana.

Se cumplen tres años del pontificado de Francisco. El éxito mediático y su autoridad moral han sido muy grandes, pero ¿cuáles son los parámetros para evaluar el verdadero éxito de su Pontificado? 1. El programa “velado” de Francisco. En los días previos al Cónclave de 2013, los cardenales se reunieron en las llamadas “congregaciones generales”. Ahí cada purpurado expuso su punto de vista sobre el perfil del siguiente sucesor de san Pedro. Al releer el discurso del cardenal Bergoglio, nos damos cuenta que ahí estaba contenido el programa de su pontificado. En ese pequeño guión, que tenemos gracias al cardenal de La Habana, Mons. Jaime Ortega Alamino, el futuro Papa Francisco dio su visión de la Iglesia y del papel del Romano Pontífice. 2. Un Iglesia y un Papa “para las pe-riferias”. En ese discurso, el arzobispo bonaerense dijo que “la Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no solo las geográficas, sino también las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y prescindencia religiosa, las del pensa-miento, las de toda miseria”. Y añadió: “Pensando en el próximo Papa: un hombre que, desde la contemplación de Jesucristo y desde la adoración a Jesucristo ayude a la Iglesia a salir de sí hacia las periferias existenciales, que la ayude a ser la madre fecunda que vive de ‘la dulce y confortadora alegría de evangelizar’”. 3. La ejecución del programa: gestos, viajes y documentos. Después de tres años, ya hemos entendido mejor tanto la personalidad del Santo Padre como su mensaje, y por eso comprendemos que sus gestos iniciales, que a muchos gratamente nos desconcertaron por su

tierna cercanía, eran la ejecución de este programa, tal como ya lo había hecho en la diócesis de Buenos Aires. Desde el inicio, el Papa Francisco ha estado cercano a las personas marginadas (los vagabundos de Roma, los enfermos, los migrantes africanos, los presos, los ancianos, etc.). Después empezaron los viajes apostólicos a las “periferias” del mundo, como Asia donde hay pocos católicos (Sri Lank, Corea del Sur); como los lugares más significativos de las periferias existenciales de Paraguay, Bolivia, Ecuador, y México. Y, conforme avanzaba el pontificado, el Pontífice plasmó este programa en do-cumentos, como la exhortación “Evangelii Gaudium”, en la que se lee: “todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (n. 20). 4. El verdadero éxito. El éxito de un pontificado no se puede medir con parámetros solamente humanos, como los de una empresa que compara los metas fijadas con las metas conseguidas, porque en este caso los objetivos son sobrenaturales. El objetivo real es que muchas personas se encuentren con Cristo, mediantes los medios que Él mismo dejó: la Iglesia, que custodia y transmite su Palabra y sus Sacramentos. Y en este sentido, el Papa Francisco se planteó la meta de llevar a Jesucristo a todas las personas, empezando por las marginadas, tanto desde el punto de vista social como existencial. Aunque Francisco ha conseguido llevar el consuelo de Cristo a esas “periferias”, y ha promovido que los cristianos realicen las obras de misericordia para ayudar a los que sufren, esta finalidad nunca se conseguirá totalmente. Y precisamente ése es su éxito espiritual: poner a la Iglesia en una continua marcha hacia las “periferias”.


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Mutilados desde el corazón “Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehena. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la gehena” (Mt 5, 29-30).

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nmediatamente después de aclarar a la muchedumbre el sentido de la Ley en cuanto al adulterio y su gravedad, que tiene origen en el interior del corazón, Jesús lanza esta enseñanza acerca de cortar con algún miembro corporal antes que sea ocasión de pecado. Esto es demasiado drástico, extremadamente radical. Hay a quienes les gusta interpretar la Biblia de manera totalmente literal, pero en realidad son farisaicos, pues este fragmento del evangelio de san Mateo no lo aplica nadie. Se interpreta de manera convenientemente cómoda. Todo puede ser entendido de manera estrictamente literal, menos esto. Para este pasaje se recurre a diversas justificaciones, lo importante es evitar la mutilación. Y efectivamente, Jesús, seguramente no quiso decir estrictamente estas barbaridades, sin embargo, el sentido alegórico es acaso más exigente que el literal. Tal vez no se trate de que Jesús recomiende la mutilación corporal, pero la exigencia no es menor, aun tomando la lectura de manera alegórica. Veamos. ¿No es más fácil cortar una mano a un ladrón que quitarle la inatención de robar? ¿No es acaso más fácil cortar la lengua al mentiroso que la mala intención de difamar o acusar en falso? Desde luego que es más fácil, porque mutilar a alguien no corrige el problema de raíz: la falta de amor. Ya habíamos meditado anteriormente acerca de que se deja de cumplir u observar la Ley divina por la corrupción interior, por la falta de amor a Dios y a los semejantes. Una persona puede estar mutilada y no por eso ser buena o mejor que antes; si alguien se amputara sus miembros cuando son ocasión de pecado, ahora seguiría siendo pecador, malintencionado, egoísta y aparte estaría enojado y triste por la amputación de sus miembros. Es fácil cortarse cualquier miembro. Pero no es fácil corregir el mal que se ha hecho y mucho más difícil lo es el corregir las intenciones del corazón que se ha alejado de Dios. ¿Quién no ha pecado? Todos lo hemos hecho o todos lo hacemos. Si cortásemos los miembros que nos inducen al pecado o con los que come-temos maldades y eso corrigiera el problema de fondo, es decir, la falta de amor, la solución sería excelente, pero el hecho de no cometer pecados no es suficiente si no nos convertimos en hombres virtuosos. No se trata solo de dejar de hacer el mal, sino de hacer el bien. Y, una persona que carece de alguno o varios de sus miembros, tal vez deje de hacer una o varias maldades, pero acaso estará impedida de realizar otras obras, las obras cotidianas y las obras del bien. La mutilación no es suficiente para ser personas buenas.

Ahora bien, decía hace algunos momentos que es más fácil esto de cortar que recurrir a lo que en el fondo Jesús quiso decir de manera alegórica: Cortar con el pecado. Es difícil poner un alto a las ocasiones de pecar. La verdadera corrección no está en esto. El Papa Francisco lo dijo en México en la reunión con los presos de Juárez. Ninguna prisión puede rehabilitar a nadie. Es cierto. La reinserción no es algo que se deba realizar de manera posterior a la infracción, sino antes. De esto es de lo que habla Jesús. Hay que cortar con el mal, hay que poner-le freno. Y esto, amigos, sabemos, no es nada fácil. Estar preso es estar algo mutilado; pero no quita del hombre la inclinación al mal. La mutilación debe ser de otro orden, es decir, cortar la mano significa cortar con la violencia, con la ofensa, con la acusación injusta, con el robo y otros pecados; sacar los ojos consiste en evitar que el mal entre en el corazón; lo mismo que cortar pies significaría el evitar andar por caminos que no conducen a la vida, a la justicia; cortar la lengua se trataría de evitar la mentira, la maledicencia, la difamación, el chisme, la calumnia. Es más difícil cortar con el mal que cortar los miembros. Esto exige una verdadera disciplina y un ejercicio de la renuncia constante. Al cortar físicamente los miembros se mutila también la capacidad de hacer el bien, pues pies, manos, ojos, lengua, etc., nos sirven para desa-rrollarnos en esta vida de múltiples maneras. Al mutilarlos no podríamos hacer un sinfín de cosas útiles o buenas. Cortar con el mal es más difícil. Jesús enseñaba también, a propósito de los fariseos y los judíos en general que realizan muchas prácticas rituales tradicionales, con la intención de purificarse, como lavarse las manos hasta el codo, lavar los platos, los vasos y las ollas, para purificarse también; él critica estas ac-

ciones porque no van a la raíz de la impureza, de lo que en verdad mancha: lo que sale del corazón del hombre; y hace una lista de muchos pecados que ensucian el alma de verdad. Hay que ir no solo al sentido literal de la Escritura, sino al sentido profundo. Lo que Jesús quiere no es una nación de lisiados, sino un pueblo santo, lo cual se consigue con la Alianza, la fidelidad a la misma, lo mismo que actitudes y acciones que, surgiendo de la bondad del interior, lleven al hombre a practicar las obras más excelentes. Las manos, los pies, los ojos también sirven para hacer el bien a nuestros semejantes; las manos nos sirven para construir, para trabajar para dar, para acariciar, abrazar, aplaudir; los pies para dirigirnos y dirigir a los que amamos por los caminos más bellos de la vida; los ojos para contemplar las maravillas de la creación, para mirar a los seres que amamos, para leer la Biblia, para comunicarnos; los miembros del cuerpo son un don, son un conjunto de dones inestimables. Deben servirnos para la edificación de un mundo más humano y también para la construcción de relaciones fraternas, amables y creadoras. Hasta donde yo sé las multitudes que acompañaban a Jesús no cortaron sus miembros por causa del pecado. Jesús enseña el sentido claro de la Ley: el amor. El amor es la solución. Si amamos, utilizamos nuestros miembros, nuestros sentidos, nuestros sentimientos, capacidades, dones para realizar la voluntad del Padre celestial, que es, en definitiva el interés principal de Jesucristo al enseñar estas cosas. En el fondo de estas enseñanzas está el imperativo fundamental: haz el bien y evita el mal. Y aquello que inspira estas enseñanzas de Jesús, lo mismo que otras, es la misericordia y la base de esta es la conversión personal y comunitaria. Estamos llamados a aceptar estas enseñanzas de Jesús y aceptar también su obra: él fue mutilado por todos, “traspasado por nuestros pecados” (Is 53, 5), si creemos en Jesucristo hemos muerto al pecado, es decir, hemos cortado con el mal, y hemos resucitado a la vida (cf. Rm 6, 7-8). Aceptemos a Jesús, cortemos con el mal.


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Palabra de Dios

Bendito el que viene en nombre del Señor Del santo Evangelio según san Lucas 19, 28-40

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n aquel tiempo, Jesús, acompañado de sus discípulos, iba camino de Jerusalén, y al acercarse a Betfagé y a Betania, junto al monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: “Vayan al caserío que está frente a ustedes. Al entrar, encontrarán atado un burrito que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo aquí. Si alguien les pregunta por qué lo desatan, díganle: ‘El Señor lo necesita’”. Fueron y encontraron todo como el Señor les había dicho. Mientras desataban el burro, los dueños les preguntaron: “¿Por qué lo desamarran?” Ellos contestaron: “El Señor lo necesita”. Se llevaron, pues, el burro, le echaron encima los mantos e hicieron que Jesús montara en él. Conforme iba avanzando, la gente tapizaba el camino con sus mantos, y cuando ya estaba cerca la bajada del monte de los Olivos, la multitud de discípulos, entusiasmados, se pusieron a alabar a Dios a gritos por todos los prodigios que habían visto, diciendo: “¡Bendito el rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!” Algunos fariseos que iban entre la gente, le dijeron: “Maestro, reprende a tus discípulos”. Él les replicó: “Les aseguro que si ellos se callan, gritarán las piedras”. Palabra del Señor.

El plan de Dios

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a semana mayor esta dedicada para celebrar el misterio de la pasión, muerte, sepultura y resurrección del Señor. Es el cumplimiento supremo donde Cristo llega a Jerusalén para cumplir su misión: Salvar a la humanidad. El Domingo de ramos nos ofrece una visión íntegra del acontecimiento salvífico, que Cristo realiza por amor al hombre “Es un amor visceral”, que pro-viene desde lo más intimo, como un sentimiento profundo, natural y real hecho de ternura y compasión. La misericordia hace de la historia de Dios con su pueblo, una historia de salvación en Cristo. Papa Francisco VM nº6. Contemplar el camino de la redención, es una experiencia de humildad y conversión ante la mirada de Jesús crucificado, que como cordero inmaculado va a la cruz, pero que culmina en su Pascua, es decir, en su propia resurrección. Por eso podemos exclamar ¡Hosanna el Hijo de David!, ¡Bendito en que viene en nombre del Señor!. Este acontecimiento contiene una riqueza espiritual tan inmensa que puede iluminar y transformar nuestra vida pasada. Podemos subrayar estos pensa-mientos de reflexión para esta semana. 1. Domingo de Ramos. Es la definición final de Cristo. La entrada de Jesús a Jerusalén es una decisión consiente y total para vivir en su persona el plan del Padre. Jesús es dueño de su destino y se encamina por su propia voluntad hacia su pasión. 2. Getsemaní. Es el ofrecimiento por los hombres. En la cruz Cristo se va ofrecer al Padre. ¡Padre, no se haga mi voluntad sino la tuya! Su vida y su muerte llegan a su plenitud y se entrega en sacrificio, en una muerte de cruz. 3. Viernes Santo. Es oblación al Padre. Jesús, Hijo de Dios derrama en el sacrificio cruento de la cruz, su sangre, su dolor y sufrimiento, en fin su vida que se convierte en sacrificio único, eterno y universal. La sangre de Cristo es el precio de nuestra salvación. Acompañamos a Jesús en el cumplimento de su misterio Pascual con los sentimientos de María, la Madre dolorosa ¡No hay dolor semejante al mío! P. Pedro

“Una experiencia entre el desierto y el vergel” Acompañar la vida parroquial

Experiencias Pastorales de Por Oscar Maximiliano Padrón Ramos, 1ro de Teología

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ola a todos, en esta ocasión me tocó dar a conocer mi experiencia en el campo pastoral, les platico: Me mandaron a una de las parroquias del Decanato Santo Cura de Ars, a Villa de Ramos, que tiene por Santo Patrono a San Juan Nepomuceno… y no, no es el Nepomuceno que buscan bautizar en la película “El Padrecito” protagonizada por Cantinflas, sino que es el santo patrono del sigilo de la confesión. Fue sacerdote y mártir y su lengua se conserva incorrupta. Bien, después de esta cápsula cultural les comparto mi experiencia. Con una cálida bienvenida de parte de los feligreses y de parte de los sacerdotes que se encuentran ahí, comencé viendo el entorno y conociendo la realidad. De primer momento y con la alegría de vivir el CONIAM se lanzó la iniciativa de formar un grupo de niños misioneros, a los cuales nos ha tocado dar acompañamiento junto con un grupo de excelentes personas llenas del Señor, dispuestas a dar la vida en el servicio. Otra línea de acción fue la de impulsar el grupo de niños monaguillos a quienes se les está dando formación durante todos los domingos. El empeño no aminora al momento de atender a este grupo de pequeños y traviesos, y exige mucho atenderlos, pero con al apoyo de otros agentes pastorales, este grupo está saliendo adelante. Y bueno, no podía faltar la atención a un grupo en especial, y digo “en especial” porque se trata de un grupo cuyo carisma no puede reducirse a uno sólo, es el grupo encargado del acompañamiento vocacional o mejor conocido como Animadores Vocacionales

Parroquiales. Este grupo se encarga tanto del acompañamiento vocacional como de la promoción vocacional para que todo desemboque en una cultura vocacional. Por lo demás mi servicio es auxi-liar en las distintas necesidades de la pastoral parroquial, aunque reconozco, es más lo que uno recibe que lo que uno da. Eso es algo que un debe aprender dentro de la pastoral como una preparación para en un futuro ser pastores del pueblo de Dios: aprender a acompañar a la gente dentro de su vida, en lo cotidiano; saber que en la Iglesia todos somos necesarios para la construcción del Reino de los Cielos, que nadie debe quedarse fuera de esta labor por la salvación. En fin, ha sido una experiencia que deja mucho. Por cierto, aprovecho este espacio para felicitar a todas aquellas personas que desde sus diversos ministerios apoyan a nosotros los seminaristas en la pastoral y que dedican tiempo de su vida al servicio del Señor porque son gente que nos ayudan a madurar en nuestra elección de vida para seguir diciéndole sí a Cristo. De momento es todo en este espacio, recuerden, sigan haciendo oración por las vocaciones, que es muy necesaria, sigamos orando por nuestros sacerdotes que siempre necesitan de la oración de su pueblo por el cual han decidido dar la vida, por las religiosas/os, por los matrimonios y por los solteros. Hasta la próxima.

Comentarios: ecos_seminarioslp@hotmail.com Facebook: Guadalupano Josefino Twitter: @seminario_slp


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Educando para el amor

Domingo 20 de marzo de 2016

La vocación: Conformidad con la imagen sexual del cuerpo Fil. Rafael Gómez M.

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emos venido insistiendo en la necesidad de que el educando sea capaz de aceptar su cuerpo y que todo afán educativo de los padres debe empezar también por la aceptación, a su edad adulta, de su imagen corporal que, es de suponer, ya ambos debieron haber superado la necesidad juvenil de ser aceptados socialmente y, por ende, ya debieron haber aceptado su imagen social. Ambos, pues, necesitan salir del yo encerrado en sí mismo, hacia su liberación, mediante la entrega de sí y, precisamente de este modo, hacia el reencuentro consigo mismos mediante el descubrimiento de Dios de quien son imagen, cada uno en su propio sexo. Es un hecho que los seres humanos, creados o como hombre o como mujer, son una realidad que está inscrita en el corazón del “yo”. De tal descubrimiento y reencuentro depende la certeza, en libertad, de lo que se es y la aceptación, en conformidad, de lo que se tiene. Padres e hijos deben, pues, vivir en alegre conformidad, con la imagen personal y social de su cuerpo y de su sexo. LE MOAL P. afirma: “El individuo que, por la causa que sea, no acepta la sexualidad, compromete seriamente su evolución psico-sexual y corre el peligro de permanecer estático en un período de inmadurez, con lo que todos los demás aspectos de su personalidad quedan más o menos profundamente afectados por su inmadurez sexual”. Aunque los padres hayan llegado a la edad adulta, las manifestaciones de su realidad psico-sexual no necesariamente serán maduras. Los jóvenes, por consiguiente, deberán preocuparse a tiempo por aceptar la se-xualidad y la propia identidad se-xual hasta llegar a la identificación sexual en su vida personal. Cuando en la publicación anterior comentamos la profundidad de la afirmación de nuestro S. Jn. Pablo II en su carta a los jóvenes (31-III-85), pretendíamos hacer especial énfasis en su afirmación: “La juventud es una época especial de la vida porque es la época en la que se comienza a formar una identidad y a responder a una vocación, es la época en la que se toman las primeras decisiones serias”. La identidad, pues, es un hecho del origen, del pasado y del presente del joven, mientras la vocación es una mirada hacia el futuro promisorio.

Podemos descubrir en éstas líneas la continuidad con el tema que ya nos ocupa desde publicaciones anterio-res: LIBERTAD PARA SER. La importancia de éste tema no nos permite tocarlo ligeramente, toda vez que, superar esta realidad, supone haber salido del yo encerrado en sí mismo, hacia la propia liberación, mediante la entrega de sí y, precisamente de este modo, hacia el reencuentro consigo mismo como imagen del Creador, mediante el descubrimiento de Dios, la aceptación de la propia identidad sexual y la identificación sexual en la vida personal. Recordemos que el-la hijo-a, incursionando en su vida adulta, se va descubriendo a sí mismo-a, de manera progresiva, como actor o actriz moral. S. Juan Pablo II dice: “La cuestión fundamental del-la joven es su conciencia y su autenticidad. La conciencia es la medida con la que se mide la dignidad humana, que es en cierto modo la historia del mundo, la historia de las conciencias humanas, de las victorias y de las derrotas morales”. Por eso aseguramos que cuando el-la hijo-a va incursio-nando en la vida adulta, al mismo tiempo se va descubriendo a sí mismo-a como actor o actriz moral, se empieza a hacer cargo de sí mismo-a y empieza a responder a su vocación mediante la toma de decisiones serias. “Un joven fue a ver a Jesús y le preguntó: Maestro, ¿Qué cosa buena debo hacer para conseguir vida eterna?... Jesús le contestó: si quieres ser perfecto, ve y vende lo que tienes, dáselo a los pobres y luego ven y sígueme. Cuando el joven oyó esto, se fue triste porque era muy rico” (Mt 19, 16-24). Cuando aquel joven se acercó a Jesús buscando una respuesta a la inquietud que se había anidado en su corazón para ser algo muy grande en su recorrido humano, fue al encuentro del Maestro en la búsqueda de dar respuesta a su vocación, pero se retiró cabizbajo y entristecido porque, responder a su vocación, le implicaba una seria decisión: estimar el ser por encima del tener; aprovechar el momento especial de su juventud para, sin desestimar la importancia de las cosas, deshacerse de su cautiverio para encontrarse con el misterio de Dios.

...Lo de Dios a Dios

Karl Rahner

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P. David Grimaldo

arl Rahner, sacerdote jesuita, nació en Friburgo de Brisgovia, Imperio Alemán, el 5 de marzo de 1904 y murió en Innsbruck, Austria, el 30 de marzo de 1984. Fue uno de los teólogos católicos más importantes del siglo XX. Su teología influyó en el Concilio Vaticano II. Su obra Fundamentos de la fe cristiana, escrita hacia el final de su vida, es su trabajo más desarrollado y sistemático, la mayor parte del cual fue publicado en forma de ensayos teológicos. Rahner había trabajado junto a Yves Congar, Henri de Lubac y Marie-Dominique Chenu, teólogos asociados a una escuela de pensamiento emergente denominada Nueva Teología, los elementos de que se había criticado en la encíclica Humani Generis del Papa Pío XII. Cuando contaba con dieciocho años, entró en la Compañía de Jesús. Al término de sus estudios teológicos apren-de historia de la filosofía, asistiendo a los seminarios de Martin Heidegger. Recibió una formación escolástica mediatizada por la filosofía de Maréchal. En 1939, Rahner publica el libro Espíritu en el mundo, en donde recoge su síntesis entre la teoría del conocimiento tomista y la kantiana. Aunque tuvo problemas con la censura eclesiástica no impidió su nombramiento como “perito” en el Concilio Vaticano II. La evolución, las relaciones entre marxis-mo y cristianismo, teología y política, y en especial la discreción de espíritus, le interesaron a lo largo de toda su vida. Puede que su ensayo más importante fuese La Trinidad, que declaraba que “la Trinidad económica es la Trinidad inmanente, y la Trinidad inmanente es la Trinidad económica”. Lo que Rahner sintetizó con esta expresión es que el Dios del propio don es para la cristiandad el mismo Dios que Dios en Sí mismo (“inmanente”). La completitud de la existencia humana ocurre al recibirse el don divino de su ser, alcanzable plenamente solamente a través de la visión beatífica del fin de los tiempos, pero presente en el tiempo anterior como gracia. Quienes alcanzan esta perfección son los místicos, es decir, los santos. La base de la teología de Rahner es que todos los seres humanos tienen una conciencia latente de Dios en cualquier experiencia de limitación del conocimiento o libertad como sujetos finitos. Dado que tal experiencia es necesaria, pues constituye la “condición de posibilidad” de cualquier conocimiento o libertad como tal, Rahner emplea el lenguaje de Kant para describir esta experiencia como “experiencia trascendental”. Tal es el alcance de la idea de Rahner del “conocimiento natural de Dios”—el

que puede ser conocido por la razón antes de la llegada de la revelación. Sólo se puede aproximar a Dios asintóticamente (sin llegar a comprenderlo totalmente), de la forma que Rahner denomina “misterio absoluto”. Aunque se pueden suministrar pruebas de la existencia de Dios, estas pruebas sólo se refieren a la ineludible orientación del misterio que constituye—por necesidad trascendental— la naturaleza del ser humano. Para Rahner, la doctrina central del cristianismo es la gracia. Es un término técnico que describe el mensaje central del evangelio: Dios se ha comunicado. La presencia del regalo de Dios, persistente e infalible en la vida de Cristo, sólo impedida por los errores de las interpretaciones depravadas e idólatras de este acontecimiento, es el punto central de la doctrina de la gracia. La gracia, según Rahner, es un elemento constitutivo tanto de la realidad objetiva de la revelación (la Palabra pro-clamada) y el principio subjetivo de la Escucha (con el Espíritu). La interpretación particular de Rahner del modo en el que la gracia se manifiesta es que la gracia es una modificación permanente de la naturaleza humana hacia una existencia sobrenatural (tomando prestado el término al filósofo alemán Heidegger). La gracia, bajo la luz del cristianismo, es un elemento constitutivo de la existencia del hombre. Por esta razón, Rahner duda de la posibilidad real de un estado de naturaleza pura (natura pura, existencia humana sin el involucramiento de la gracia), que le parece meramente imaginario. Las fuentes filosóficas de la teología de Rahner incluyen a Tomás de Aquino, leído desde la perspectiva de la filosofía continental contemporánea (Heidegger). Al momento de su muerte, la bibliografía primaria contaba con 4.000 títulos, y la secundaria más de mil. Recibió 15 doctorados honoris causa, y con motivo de sus ochenta años se instituyó en Innsbruck el Premio Karl Rah-ner para la investigación teológica.


Domingo 20 de marzo de 2016


CÁLIZ COPONES CUSTODIAS CANDELEROS FLOREROS IMÁGENES EN BULTO RELICARIOS CRISMERAS LAVABOS SAGRARIOS VINAJERAS RECLINATORIOS INCIENSARIOS ALCANCÍAS MANTELES ORNAMENTOS

Salvador González Guzmán

Francisco Villa No. 221 Col. 21 de Marzo C.P. 78437 San Luis Potosí, S.L.P.

Tel. (444) 822 41 17 (444) 822 66 71 Cel. (48) 29 34 82

Av. Constituyentes Poniente # 49 local 3 Col. El Pocito, Querétaro, Qro. (Paseo Constituyentes, carretera libre a Celaya) Tel. (01 442) 216 99 23 y 196 80 94

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