Edición 369

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Semanario de la Arquidiócesis de San Luis Potosí Año 8

No. 369

Semana del 03 al 09 de abril de 2016

Vivir la misericordia a través de la caridad

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elebramos, el día de hoy, la Fiesta de la Divina Misericordia. Hace un poco más de un año, el Papa Francisco anunciaba el “Año de la Misericordia” y, en aquella ocasión, nos decía que la Iglesia debe ser como la casa que recibe a todos y a ninguno rechaza. Ese día, en el que Su Santidad celebraba su segundo aniversario de su Pontificado, el Obispo de Roma recordó que las puertas de la Iglesia “permanecen abiertas, para que quienes son tocados por la gracia, puedan encontrar la certeza de su perdón”. El Papa Francisco contó que piensa frecuentemente en cómo la Iglesia puede hacer más evidente “su misión de ser testigo de su misericordia”, un camino que comienza con una conversión espiritual, y en este sentido anunció un Jubileo extraordinario que tenga en el centro la misericordia de Dios. El Santo Padre se mostró además convencido de que “toda la Iglesia podrá encontrar en este Jubileo la alegría para redescubrir y hacer más fecunda la misericordia de Dios, con la cual todos estamos

llamados a dar consolación a cada hombre y cada mujer de nuestro tiempo”. “No olvidemos que Dios perdona todo, y Dios perdona siempre. No nos cansemos de pedir perdón. Confiemos este año desde ahora a la Madre de la Misericordia, para que dirija a nosotros su mirada y vele sobre nuestro camino: Nuestro camino penitencial, nuestro camino con el corazón abierto, durante un año a recibir la indulgencia de Dios, a recibir la misericordia de Dios. Como nos damos cuenta, el Santo Padre ha señalado insistentemente de que su deseo es que en la Iglesia cada fiel, cada institución, cada actividad de a conocer de que ¡Dios ama al hombre! y, uno de los aspectos fundamentales de este deseo es la caridad: “Es la historia del amor que hemos recibido de Dios y debemos llevar al mundo: esta caridad recibida y dada es el fundamento de la historia de la Iglesia y de la historia de cada uno de nosotros”. En definitiva, “Caridad y misericordia están tan estrechamente vinculadas porque son el modo de ser y de actuar de Dios: su identidad y su nombre”.

Madre Angélica, Fundadora de EWTN

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a Madre Angélica falleció este Domingo de Resurrección a las 5:00 p.m. Tenía 92 años y murió por causa naturales. Recordamos a esta maravillosa mujer, porque el Señor ha logrado a través de ella, como llevar a muchos hacia Jesús. Aunque fue una figura pública, hay muchas cosas de su vida que no son muy conocidas. El nombre que recibió al nacer fue Rita Antoinette Rizo. Nació el 20 de abril de 1923 en Canton, Ohio, y fue hija única. Su nombre completo como religiosa era María Angélica de la Anunciación. “Madre Angélica” es solo una versión resumida. Ingresó a su monasterio en secreto. Su madre se oponía a que fuera religiosa pero el llamado de Dios lo sentía tan intensa-mente que pese a todo decidió ingresar. Para evitar la resistencia de su madre, un día se marchó de casa en secreto y fue directo al monasterio dejándole solo una nota a su mamá. En una parte decía lo siguiente: “Cuando recibas esta carta estaré en Cleveland. He ingresado al Monasterio de la Adoración… Algo me pasó luego de la cura. No sé qué fue pero me he enamorado por completo de Nuestro Señor. Vivir en el mundo los últimos 19 meses ha sido muy difícil. Te amo mucho y no he olvidado todo lo que has hecho por mí. Por favor confía en Él… Te pido me bendigas para que pueda llegar a las alturas que anhelo. Te amo muchísimo”. Fundó un nuevo monasterio en Alabama con dinero obtenido de la venta de anzuelos hechos a mano. Siguiendo su promesa, se dedicó a establecer lo que sería el monasterio Nuestra Señora de los Ángeles en Irondale, Alabama. Y recaudó el dinero necesario de un modo único: ella y otras monjas hicieron y vendieron anzuelos para la pesca. Tenía 58 años cuando fundó EWTN. Comenzó a grabar su serie sobre la enseñanza católica a mediados de los 70’s para una estación afiliada a CBS, pero dejó de hacerlo luego que el canal transmitiera una película impropia. Eso no hizo que abandonara sus shows televisivos: simplemente se decidió a comenzar su propia televisora. Para eso convirtió el garaje del monasterio en un estudio de TV y lanzó oficialmente Eternal Word Television Network (EWTN) como un canal de cable el 15 de agosto de 1981, solo unos meses después de haber cumplido 58 años. Recibió el más grande premio pontificio que se otorga a laicos y religiosos. El 4 de octubre de 2009, el Papa Benedicto XVI le confirió el premio Pro Ecclesia et Pontifice. Este galardón comenzó a entregarlo el Papa León XIII en 1888 y es el más importante que se puede dar a laicos o religiosos. Hasta su muerte participó en la adoración eucarística varias horas cada día. Sin importar su gran éxito mundial, la Madre Angélica siguió comprometida con sus votos como religiosa y con su fe en Jesucristo. Tuvo que dejar de grabar sus programas en 2001 a la edad de 78 años debido a algunos problemas de salud. Sin embargo mantuvo sus devociones espirituales mientras pudo hacerlo, incluyendo la adoración eucarística varias horas cada día en el Santuario que fundó.


Domingo 03 de abril de 2016

Una comunidad de creyentes

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n los Hechos de los Apóstoles leemos un pasaje que nos manifiesta cómo era la vida de aquella primera comunidad: prodigios de los apóstoles (sobre todo de Pedro); reuniones de los creyentes, crecimiento de la comunidad compartiendo sus bienes. A partir de este domingo, como segunda lectura, lee-remos, durante cuatro domingos, el libro del Apocalipsis, palabra griega que significa “revelación”; es el libro de la Iglesia en lucha y en camino, viviendo la terrible persecución del emperador Domiciano. Es un libro de esperanza en Jesús resucitado. San Juan nos narra en el Evangelio de este día, dos apariciones de Jesús resucitado; el primer domingo no estaba Tomás, y a los ocho días, el segundo domingo ya estaba Tomás junto con sus compañeros. El apóstol Juan nos muestra dos figuras de creyentes que siguen distintos procesos: la Magdalena y Tomás. Una mujer y un hombre representan a quienes se acercan con dificultad a la fe en Jesús resucitado a lo largo de un proceso. Los dos se basan sólo en testimonios, pero ellos quieren tocar y palpar para creer. María Magdalena llora, busca el cadáver, ve el sepulcro vacío… pero al final reconoce la voz de Jesús y va con alegría a dar testimonio. Tomás se ha aislado de la comunidad, duda, es un hombre critico, escéptico, exige pruebas en vez de visiones y cuando tiene esas pruebas no necesita palpar para creer. La historia de Tomás, puede ser nuestra propia historia. Tomás se había separado de sus compañeros, se había aislado. No se puede creer separado de la comunidad. La fe es un encuentro con Jesús presente en medio de la Iglesia. Las dudas de Tomás son un estimulo para nuestra fe. Todos tenemos dudas en momentos de crisis en la fe: o porque Dios no nos concede lo que le pedimos, o porque nos sucede una desgracia, una enfermedad, un accidente familiar o personal y nos parece que Dios no nos escucha. Podemos aprender de las dudas de Tomás a despojarnos de falsos apoyos, a estar un poco menos seguros de nosotros mismos. Nosotros pertenecemos a esas generaciones que tienen más mérito que aquella primera comunidad porque no hemos visto ni oído a Jesús. Podemos alegrarnos de las palabras de Jesús a Tomás: “Tomás tú crees por haberme visto, dichosos los que crean sin haberme visto”. En todos los momentos de nuestra vida, como cuando estamos felices y alegres porque sentimos la presencia de Dios, como cuando tengamos dudas, debemos imitar a Tomás en su fe y decir también nosotros: “Seños mío y Dios mío”, y vivir de acuerdo con esta fe.

Ser misericordiosos como el Padre

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

La fiesta de Pascua es el misterio central de nuestra fe. El evangelio de Juan narra que antes de morir y resucitar por nosotros, Jesús realizó un gesto que quedó esculpido en la memoria de los discípulos: el lavatorio de los pies. Un gesto inesperado y sorprendente, al punto que Pedro no quería aceptarlo. Quisiera detenerme en las palabras finales de Jesús: “¿Comprenden lo que he hecho con ustedes? […] Pues si yo, el Señor y el Maestro les he lavado los pies, ustedes también deberán lavarse los pies los unos a los otros” (13, 12.14). De este modo Jesús les indica a sus discípulos el servicio como el camino que es necesario recorrer para vivir la fe en Él y dar testimonio de su amor. El mismo Jesús ha aplicado a sí la imagen del “Siervo de Dios” utilizada por el profeta Isaías. ¡Él que es el Señor, se hace siervo! Lavando los pies a los apóstoles, Jesús quiso revelar el modo de actuar de Dios en relación a nosotros, y dar el ejemplo de su “mandamiento nuevo” (Jn 13, 34) de amarnos los unos a los otros como Él nos ha amado, o sea dando la vida por nosotros. El mismo Juan lo escribe en su Primera Carta: “En esto hemos conocido lo que es amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos […] Hijos míos, no amemos de palabras ni de boca, sino con obras y según la verdad” (3, 16.18). El amor, por lo tanto, es el servicio concreto que nos damos los unos a los otros. El amor no son palabras, son obras y servicio; un servicio humilde, hecho en el silencio y escondido, como Jesús mismo dijo: “Que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha” (Mt 6, 3). Esto comporta poner a disposición los dones que el Espíritu Santo nos ha dado, para que la comunidad pueda crecer (cf. 1 Cor 12, 4-11). Además se expresa

en el compartir los bienes materiales, para que nadie tenga necesidad. Este gesto de compartir y de dedicarse a los necesitados es un estilo de vida que Dios sugiere también a muchos no cristianos, como un camino de auténtica humanidad. Por último, no nos olvidemos que lavando los pies a los discípulos y pidiéndoles que hagan lo mismo, Jesús también nos ha invitado a confesarnos mutuamente nuestras faltas y a rezar los unos por los otros, para saber perdonarnos de corazón. En este sentido, recordamos las palabras del santo obispo Agustín cuando escribía: “No desdeñe el cristiano hacer lo que hizo Cristo. Porque cuando el cuerpo se inclina hasta los pies del hermano, también el corazón se enciende, o si ya estaba se alimenta el sentimiento de humildad […] Perdonémonos mutuamente nuestros errores y recemos mutuamente por nuestras culpas y así de algún modo nos lavaremos los pies mutuamente” (In Joh 58, 4-5). El amor, la caridad es el servicio, ayudar a los demás, servir a los demás. Hay mucha gente que pasa la vida así, sirviendo a los otros. Hace unas semanas recibí una carta de una persona que me agradecía por el Año de la Misericordia; me pedía rezar por ella, para que pudiera estar más cerca del Señor. La vida de esta persona es cuidar a la mamá y al hermano: la mamá en cama, anciana, lúcida pero no se puede mover y el hermano es discapa-citado, en una silla de ruedas. Esta persona, su vida es servir, ayudar. ¡Y esto es amor! ¡Cuando te olvidas de ti mismo y piensas en los demás, esto es amor! Y con el lavatorio de los pies el Señor nos enseña a ser servidores, más aún: siervos, como Él ha sido siervo para nosotros, para cada uno de nosotros. Por lo tanto, queridos hermanos y hermanas, ser misericordiosos como el Padre, significa seguir a Jesús en el camino del servicio. Gracias.


Domingo 03 de abril de 2016

La Iglesia y la familia

¡No tengan miedo!

El Señor de la Misericordia en la vida de la familia

Atención a las familias heridas Por P. Juan José Torres Galván

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a experiencia del fracaso matrimonial es siempre dolorosa para todos y puede convertirse en una oportunidad para la reflexión, la conversión y el abandono en Dios. Perdonar no es fácil, es necesaria una pastoral de la conversión y la re-conciliación. Hay que promover la justicia respecto a todas las partes implicadas en el fracaso matrimonial (cónyuges e hijos). La Iglesia deberá poner de relieve la injusticia que deriva de la situación del divorcio. En el caso de las familias monoparentales, el progenitor que vive con el niño debe encontrar apoyo y consuelo entre las familias que conforman la comunidad cristiana y la parroquia. El mismo cuidado pastoral debe dirigirse hacia las personas viudas, las madres adolescentes y sus hijos. Cuando los esposos experimentan problemas en sus relaciones, deben poder contar con la ayuda y el acompañamiento de la Iglesia. Con ayuda adecuada y la acción del Espíritu Santo, un gran porcentaje de las crisis matrimoniales se superan de manera satisfactoria. Saber perdonar y sentirse perdonados es una experiencia fundamental en la vida familiar. En casos como la infidelidad conyugal, es necesario estar dispuesto a una auténtica obra de reparación. Una alianza herida se puede restablecer. Para muchos fieles que han vivido una experiencia matrimonial infeliz, la verificación de la nulidad del matrimonio representa un camino viable. Las recientes determinaciones del Papa Francisco han llevado a una simplificación de los proce-dimientos para una eventual declaración de nulidad matrimonial. La aplicación de estas decisiones es responsabilidad de los Obispos. El testimonio de quienes no emprenden una nueva unión, manteniéndose fieles al vínculo sacramental, merece el reconocimiento y apoyo de parte de la Iglesia. Hay que alentar a las personas separadas o divorciadas que no han vuelto a casarse a encontrar en la Eucaristía el alimento que las sostiene en su estado. Los bautizados que se han divorciado y se han vuelto a casar civilmente deben ser integrados en la comunidad cristiana en diversas formas. Su participación puede expresarse en diferentes servicios eclesiales. Es necesario discernir cuáles de las diversas formas de exclusión actualmente practicadas en el ámbito litúrgico, pastoral, educativo e ins-titucional pueden ser superadas. Ellos pueden vivir y madurar como miembros vivos de la Iglesia, sintiéndola como una madre que les acoge siempre, los cuida con afecto y los anima en el camino de la vida y del Evangelio. Corresponde a los presbíteros la tarea de acompañar a las personas interesadas en el camino del discernimiento, la reflexión y el arrepentimiento. En algunas circunstancias la res-ponsabilidad respecto a determinadas acciones o decisiones no es la misma en todos los casos. El acompañamiento y discernimiento orienta a estos fieles a tomar conciencia de su situación ante Dios. Este discernimiento no podrá jamás prescindir de las exigencias de verdad y de caridad del Evangelio propuesto por la Iglesia, deben garantizarse las condiciones necesarias de humildad, reserva, amor a la Iglesia y a su enseñanza, en la búsqueda sincera de la voluntad de Dios y con el deseo de responderle de manera más perfecta. (Referencia de lectura: Mensaje final, 79- 86)

Queridas familias:

La Fiesta del Señor de la Misericordia

El Año de la Misericordia es muy oportuno para nuestras familias, porque nos da la oportunidad de valorar lo que hasta ahora nos cuesta mucho entender, no con la cabeza sino con el corazón: el Don de la Misericordia, y es necesario educar a nuestros hijos en el.

La Fiesta de la Misericordia tiene como principal fin el hacernos comprender a todos, que Dios ama a toda su creación y tiene especial Misericordia con el más pecador. Partiendo de ello es indispensable educar a nuestros pequeños en esa confianza al mensaje de un Padre que nos ama y nos perdona. Solo así podremos manifestar misericordia también a los demás compartiendo la Gracia recibida (la Misericordia).

La Misericordia es una gracia que recibimos de Dios, es importante conocerla para poder pedirla. La base de la Misericordia es el amor, y solo un amor como el que recibimos de Dios es capaz de manifestar en nosotros una confianza plena que nos ayuda a vivir sin miedo. Problema actual con el que nos encontramos Uno de los problemas que vivimos es el miedo, es uno de los mayores enemigos en estos días de nuestros hijos. Como adultos en la fe, hemos de enseñarles a vivir en la confianza de una realidad sin miedo e impregnada de misericordia hacia aquellos que lo imparten en nuestros días. Nuestra sociedad vive últimamente sometida por muchas cosas, a las noticias que nos llegan de diferentes puntos del planeta sobre conflictos bélicos, nuestros hijos no son ajenos a esta realidad, a este miedo colectivo que crece. En una ocasión, estando en una Fiesta Patronal a la mesa, me comentó una mamá: <<Mi hija de doce años me dijo: “Mamá yo no puedo perdonar a esos asesinos, yo no entiendo por qué Dios permite esas cosas y además los perdona” Le expliqué, que yo a veces tampoco como madre entiendo que ella haga cosas que no están bien aún sabiéndolo. Y que pese a que yo la educo en hacer las cosas de otra manera, no puedo interferir para que ella haga lo correcto porque en su libertad elige ha-cerlo de un modo u otro. Pero que aún así mi amor de madre por ella no cambia y que deseo ayudarla a que crezca sin rencor y que quite de su corazón el acusar a Dios, ya que Él respeta la libertad del hombre. Mi deseo de ayudarla es mucho>>. La confianza nos ayuda a creer, a esperar un cambio mejor en uno mismo y en los demás. Y Dios que así lo ha creado nos espera siempre con su Divina Misericordia para romper todas las ataduras de nuestros miedos que nos limitan. La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a la misericordia de Dios.

¿Qué mejor modo de vivirla que acercándolos de la mano a conocer la Divina Misericordia de Dios para con sus criaturas? Podemos hacer mucho: ¿Cómo?... Les propongo: + Conseguir y rezar en familia la oración que la Iglesia ha preparado en este año Jubilar de la Divina Misericordia. (Explicar lo que decimos a Dios). + Dedicar un tiempo cada día a la oración y poner la confianza en ella. Que seamos capa-ces de amar en la medida que somos amados por Dios. + Ganar la gracia de la Indulgencia Plenaria visitando nuestra parroquia o Catedral y pa-sando por la Puerta Santa y participar en la Misa juntos. Al salir, hagamos el propósito de hacer una obra de caridad con quien más lo necesita. + Aprovechar la oportunidad para educar a nuestros hijos sobre la necesidad de la oración. Qué mejor que enseñarles a rezar la Oración de Jesús, el Padre Nuestro y pedirle que no nos deje de dar el Pan de cada día de su infinita Misericordia. Es así, como podemos hacer frente al miedo, al rencor, al resentimiento y desconfianza que se quieren implantar en nuestros corazones. Nos invitaba el Santo Padre en la catequesis del 18 de noviembre de 2015 a las familias “a abrir las puertas para salir al encuentro de Jesús, que nos espera paciente, y que quiere traernos su bendición y su amistad”. No tengamos miedo… La cultura que hoy lucha por implantarse en nuestros días, el miedo, el cerrarnos y ser desconfiados, es necesario que la recha-cemos y nos eduquemos en la cultura de salir a las periferias y confiar en que Dios nos ama primero, en que Dios es Misericordioso y no se equivoca nunca. Queridas familias, se despide y les quiere su amigo y hermano, quien en este día, de manera especial, al celebrar el Señor de la Misericordia, les tendrá presentes en la santa Misa.

+ Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero

Arzobispo de San Luis Potosí


04

Nuestra historia

Las catacumbas de Domitila

(Segunda parte)

Por Pbro. Lic. Rubén Pérez Ortiz

La catacumba de Domitila es una de las más extensas de toda Roma, pues alcanza los 15 kilómetros de recorrido. Debe su nombre a la antigua propietaria del terreno donde se encuentra, Flavia Domitila, cuyo nombre aparece en varias inscripciones del recinto.

El amor tiene cara de dolor

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P. Chava

mor que no duele, no es verdadero amor. El hombre de nuestro tiempo busca a toda costa huir del sufrimiento. Aunque más allá del sufrimiento, es más importante hablar del sacrificio. Porque éste, implica el renunciar a una cosa por algo más grande. Un dolor sin sentido, se convierte en un tormento. El hombre no esta llamado a sufrir inútilmente. Aunque hay muchos hombres que sufren sin sentido, y un dolor que no tiene ninguna dirección se vuelve un suplicio. El hombre sabe querer, eso se da de forma espontanea. Pero el amor es la virtud más elevada, tan noble que viene de Dios; por eso se llama virtud teologal o infusa, porque es Dios el que la infunde en nosotros. Las galerías y sepulturas La catacumba está excavada en el tufo, una roca tierna de origen volcánico que se encuentra en el subsuelo de la ciudad de Roma. Las galerías, en ocasiones, se obtuvie-ron utilizando pequeñas galerías ya existentes o también, y con mayor frecuencia, excavando en la roca. Tumbas más antiguas son las que se encuentran más altas; cuando se agotaba el espacio disponible, los enterradores excavaban hacia abajo para obtener otras tumbas, o ampliaban las galerías ya existentes creando diversos planos superpuestos, con escaleras internas. En las paredes de las galerías se pueden ver las tumbas más corrientes: los nichos, de forma rectangular, normalmente para una sola persona, aunque en ocasiones acogía varios difuntos. Los nichos de menores dimensiones estaban destinados a la sepultura de niños. En las galerías se abren también las entradas a los cubículos, habitaciones de

dimensiones diversas, normalmente cuadradas, con frecuencia adornadas con frescos, y en general propiedad de una sola familia. Los símbolos En las paredes de la basílica y reco-rriendo las galerías de la catacumba son visibles todavía muchos símbolos, entre los que se encuentran algunos como el Buen Pastor, la paloma con un ramo de olivo, el pez… Además, se encuentran con frecuencia representaciones de episodios tomados del Antiguo y del Nuevo Testamento, que servía para instruir a quien las miraba: Noé en el arca, Moisés que hace brotar el agua de la roca, diversos milagros de Cristo, los reyes Magos, etc. Doce Apóstoles aparecen en cinco ocasiones, colocados alrededor de Cristo sentado en la cátedra; se trata de una escena muy frecuente en el arte cristiano del siglo IV, queriendo representar el trono celestial como símbolo de la soberanía y del magisterio de Cristo y de sus representantes.

El querer no requiere esfuerzo; en cambio para amar se necesitan fuerzas. El verdadero amor esta unido al sacrificio. Ya lo decía Edith Stein -en su libro la ciencia de la cruz-, “El amor hace ser fecundo el dolor, y el dolor da profundidad al amor”. El sacrifico hecho por alguien, hace más grande el amor por él. Y más aún, el dolor que se padece por amor, produce muchos frutos. Un dolor llevado por amor, le da sentido al sufrimiento. Si sufrimos por egoísmo no daremos frutos; si padecemos por amor, el dolor no quedará estéril. Un amor sin dolor, no es un amor profundo; ni siquie-ra podrá considerarse amor. Una persona que dice amar y no esta dispuesta al sacrificio, entonces aún no ha llegado al estado sublime del amor. El dolor en esta vida es algo inevitable; se sufre por egoísmo, o se sufre por amor. El sentido que le demos a nuestros dolores es lo que va a marcar la diferencia; el que sufre por amor, dará muchos frutos y tendrá una vida plena de satisfacción; quien sufre por egoísmo, vivirá atormentado. La misma Edith Stein decía; “El verdadero mensaje de dolor es una lección de amor”. No evitemos mirar hacia el dolor; si alguien sufre por amor, entonces se encuentra viviendo en un grado sublime.


Abandono

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Cosas y Casos de la vida

Por: Pbro. Lic. Héctor Colunga Rodríguez

colunga46561@hotmail.com

Muy estimados lectores: Me da pena ajena comentar este tipo de situaciones, pero tengo que hacerlo para hacer conciencia y tratar de evitarlo.

“Me tengo que ir, sino mi mamá me estrella la cabeza contra el tecladkñetjwqhwil” Perder el tiempo en la computadora

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Por: P. Kino

o está mal tener acceso a las redes sociales. De ninguna manera me opongo a que el internet sea una herramienta que nos acerca al conocimiento de las ciencias humanas y religiosas. Gracias a los correos electrónicos puedo enviar el presente artículo, sin necesidad de ir a las oficinas de La Red. Pero desde mi punto de vista, cuando utilizamos en exceso la computadora, nos hacemos adictos a ella descuidando nuestras obligaciones. Pondré algunos ejemplos: - La madre escribe en el face: tengo un hijo maravilloso, pues felicidades, y ¿cuánto tiempo le dedicas a dialogar con él si todo el santo día estas en la computadora o en el celular? - El padre en su trabajo necesita de la computadora, pero ¿cuánto tiempo le dedica en el período de trabajo a estar en el face, y cuando viene el jefe solo reduce la pestaña y finge que está trabajando al cien por ciento, cuando tal vez sea al ochenta por ciento. - El joven, híjole, estos están del cocol, pues no sueltan el celular ni cuando van a defecar; el uso del baño que puede ser de tan solo de tres a cinco minutos, se convierte en veinte pues el chat no puede esperar.

En un lugar muy pero muy lejano, sucedió que había una persona que tenía lo suficiente para vivir: casa, dinero en el banco, bienes, etc., y como ya empezaba a mermar su capacidad de actuar y no tenía hijos, le encomendó todo lo que tenía a un familiar cercano, para que le administrara sus bienes. Como a veces el diablo anda suelto, la persona de quien se fió nuestro personaje hizo una “movida chueca” y lo despojó de todas sus pertenencias y empieza su desventura. Si antes tenía algo, ahora ya no tenía nada; vive solo y pobre. Va a dar a casa de otro familiar, pero luego se aburren de él y lo llevan a un asilo para indigentes. Pasa el tiempo y nadie se acuerda de él. Ningún familiar ni amistad lo visitan y le asisten. Lo triste del caso, es que cuando nuestro amigo tenía salud y dinero, le sobraban amistades, parientes, sobrinos, etc., y ahora está enfermo y abandonado por todos. La otra cara de la moneda está en la gente caritativa que no falta en este mundo y te brinda un pan, algo para cobijarte y está al pen-diente de ti. Da tristeza reconocer que a veces encuentras más atención y ayuda en la gente ajena que de tu propia gente, pero Dios es el Justo Juez que da a cada quien lo que merecen nuestras obras. Aunque esta historia no sólo pasa cuando alguien no tiene esposa ni hijos, desafortunadamente son miles de casos, en los que los padres enfermos y viejos, aún y cuando viven “rodeados” de sus hijos, estos no son ni siquiera para darles de comer o visitarlos. Esto es palpable en nuestro barrio, en nuestra cuadra o comunidad y yo me pregunto, qué no les puede pasar lo mismo a ellos que no se miran ahora en ese espejo. Sirva esta reflexión para ayudar siempre a tus familiares en la condición social en la que se encuentren y hacerlo no sólo por interés.

- El niño, no da lata navegando en los últimos juegos del X box. No piensa, no hace la tarea con el cerebro (inteligencia), pues tiene que recurrir a la computadora que ya le da todo resuelto. Hasta comienza a pensar en la misa y la confesión por computadora, ¡que flojo!. - Problemas de la vista, de la columna, de atención brotarán cuando gran parte de nuestro tiempo la pasemos en la computadora o celular. Tenemos que medirnos en los avances tecnológicos. Dios nos habla de corazón a corazón y no tiene correo, ni face. Se debe practicar el uso de la computadora de manera correcta, equilibrada. Que la famosa pc no robe el tiempo familiar. Tener disciplina en la utilización de ella, para que no se nos atrofie nuestra inteligencia. Para que no nos que-demos sin santa Misa los domingos, con el pretexto que la computadora nos quitó el tiempo. Organicemos nuestro domingo, que abarque un rato con Dios, un rato con el prójimo (familia, amigos), otro tiempo de descanso personal con sana recreación, tal vez distrayéndonos con un buen libro, o viendo un juego por televisión, visitar a alguien con necesidad, etc., hay tanto que hacer el domingo, que la pc tal vez ese día sea una última opción. Dediquemos más tiempo a las personas físicas, que a las personas que llamamos comunmente “amigos cibernautas”.

Hasta la próxima.


Momento Teológico

Construir, Cultivar, Conquistar

Fundamento Camino, Verdad y Vida trinitario de la misión Por: Padre Memo Gil

P. Francisco Javier Espinoza Ayala fjespinozaa@hotmail.com

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a misión es el acto principal y central de la Reve-lación del Dios Trinidad. El objeto de la teología es la misión como movimiento que procede de Dios y va dirigida a los hombres para volver de los hombres a Dios. No hablar de la misión en la teología sistemática es pasar por alto el verdadero objeto de la teología. El Vaticano II llamó al documento sobre la revelación Dei Verbum. Ya con eso se pone de manifiesto que Dios ha hablado e invita a una respuesta (DV 2). Es en este contexto donde ubicamos el concepto de “misión”, pues, la actividad misionera se funda en este hecho de la comunicación divina: Dios nos ha dado a conocer que en Cristo quiere salvar a la humanidad y darnos acceso a su intimidad por el don de su Espíritu. Dios se revela y comunica por pura gracia. “La Iglesia peregrinante es, por su naturaleza, misionera, puesto que toma su origen de la misión del Hijo y de la misión del Espíritu Santo, según el propósito de Dios Padre” (AG 2). La Palabra de Dios quiere dar vida, salvar la vida de la humanidad. Por tanto, hay que decir sin lugar a dudas que como base de la naturaleza misionera de la Iglesia, como raíz de su misma existencia, está Dios que se ha revelado como Padre, Hijo y Espíritu Santo, es decir, como Santísima Trinidad y precisando adecuadamente, se entiende que el fundamento trinitario de la misión, se refiere no sólo a las misiones divinas ad extra, es decir hacia afuera, sino también y sobre todo a la Trinidad misma como comunión de las Personas divinas. Por tanto, es la Santísima Trinidad quien constituye el fundamento primero y último de la naturaleza misionera de la Iglesia. El Padre Ives Congar, expresa con profunda simpatía cómo al motivar la Iglesia su propia misión, ha ido más allá del mandato positivo de Jesucristo hasta llegar a la vida íntima de la Santísima Trinidad que ahí donde la misión de Cristo y del Espíritu Santo tiene su propia fuente y origen. La identidad más profunda de la Iglesia consiste en continuar la misión de Jesús. Él nos invita en cuanto comunidad de creyentes a estar al servicio de su misión, una misión de vida, por el poder del amor y la reconciliación. Él se describe a sí mismo como misionero, como alguien que es enviado por el Padre, como una manifestación del Amor Trinitario. Además, antes de dejar este mundo, nos ha concedido el privilegio de participar activamente en su propia misión (Mt 28) “hasta los confines de la tierra” (Hch 1,8). Hoy, en nombre de la Iglesia, los misioneros –personas de fe, laicos, religiosas, sacerdotes- inspirados en la misión de Jesús e impregnados del poder del Espíritu Santo, viven y trabajan junto a las comunidades en todo el mundo. Son enviados a nosotros en la Iglesia para responder a las necesidades básicas de las personas, especialmente de aquellos que más lo necesitan, con el fin de ayudar a crear un mundo más compasivo, transformado por el amor de Dios y como bautizados, es nuestro deber –en cuanto pueblo sacerdotal- anunciar a toda la humanidad la buena noticia de la salvación, así que no nos quedemos sentados y vayamos a anunciar a los demás el Evangelio de la vida.

“Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí”. (Jn 14,6) “Hay un camino nuevo y vivo inaugurado por Jesús para nosotros”. (Heb 10,20) “Vayamos con los ojos fijos en Jesús, el que inicia y consuma la fe”. (Heb 12,2)

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a manera de vivir nuestra fe como cristianos, está condicionada por la imagen de Dios y de Jesús, que desde niños ha sido interiorizada en nosotros a lo largo de los años. Nos hemos hecho una idea de la religión cristiana, de acuerdo a los criterios en que fuimos formados por las tradiciones familiares, y por la catequesis, insuficiente y no siempre tan pedagógica, en las que fuimos iniciados. Desde ésas imágenes, incluso fragmentadas, escuchamos lo que nos predican, celebramos los sa-cramentos y tratamos de vivir nuestra fe. Así nuestra vida cristiana va siendo vivida desde el seguimiento que a través de todo eso hacemos de Jesús. Sólo que, si nuestra imagen de Dios, de Jesús, de la propia Iglesia, es pobre y parcial, así será también el tipo de fe que tengamos. Si incluso llega a ser una imagen distorsionada, viviremos nuestra experiencia cristiana de manera distorsionada. Para ser plenamente cristianos, debemos llegar a ser otros “cristos”, o encontrarnos por lo menos en ése proceso. Por lo mismo, no es posible alimentar la fe sólo de doctrina. Es necesario tener un contacto vivo y personal con quien da fundamenta a nuestra fe cristiana: Jesucristo, el Hijo de Dios y Señor Nuestro. Pues nosotros, no creemos en “algo”, más bien creemos en Alguien, que está vivo, camina a nuestro lado y nos invita siempre a seguirlo. Pero no debemos conformarnos sólo con seguirlo como adeptos. Como sucede con otras religiones o en las sectas. La pedagogía del seguimiento de Jesús, para llegar a convertirnos en discípulos suyos, pasa por la experiencia del encuentro. Experiencia significativa que, como tal, mantendrá motivada nuestra vivencia de la fe como experiencia vital. A partir de éste encuentro, que por ser significativo como acontecimiento que nos marca, es que nuestra vida tomará la debida orientación. Hay un

camino viable para todos en este mundo, ése camino es Jesús. El único camino que nos conducirá al Padre. Jesús es el camino por excelencia, porque no nos pierde del destino definitivo que está impreso en nuestro corazón. Ante tantos “caminos” que hoy se nos pueden ofrecer. Sólo hay un camino que vale la pena recorrer, y en el que, además de encontrarnos a nosotros mismos y saber para qué fuimos hechos, se nos permite recorrerlo desde el amor, y por lo mismo, en comunión con todos los que saben ser discípulos y seguidores del Señor Jesús. Esa es la mayor verdad de nuestra vida. Verdad que debemos identificar con lo que significa entonces Jesús para nosotros. Quien no se impone, es verdad que se asume en libertad. Por eso, es verdad que libera y nos hace ver la vida en su adecuado sentido. Como vida que se comunica en abundancia, si hay un corazón que la sabe acoger. Desde Jesús existimos como lo que Dios quiere que seamos. Por eso es importante poder tener una relación personal con Él. No con una cierta idea sentimental que podamos hacernos de Él y que alimente simplemente una experiencia devocional. Sino con la persona del Señor, con quien debo llegar a vivir una amistad profunda. Solamente si logramos conocer particularmente al Señor y estamos en contacto con su amor todos los días, entonces la fe se convierte en una realidad para nosotros. Desde la que descubrimos plenamente el sentido de cómo Jesús es el gran camino que debemos andar, la verdad que nos ayudará a superar todo lo que enfrentemos, y la vida que dará el debido sentido a nuestra vida.

El santo de hoy

San Juan Bautista de la Salle

7 de Abril

Santo Patrono de los Maestros

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ació en Reims, el 30 de abril de 1651 y fue el fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. A los 11 años de edad recibió la tonsura, y a los 16, fue nombrado miembro del capítulo de la Ca-tedral de Reims. En 1670, ingresó en el seminario de San Sulpicio, en París y ocho años después fue ordenado sacerdote. Un canónigo de Reims le confió, en su lecho de muerte, la dirección de una escuela y un orfanatorio de niñas y el cuidado de las religiosas que estaban bajo su cargo y protección. En 1681 empezó formando a los 7 profesores que trabajaban en las escuelas. Este fue el principio de lo que en un futuro tomaría el nombre de “Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas”. Inauguró cuatro escuelas, pero su principal preocupación era la formación de profesores, por lo que en 1687 estableció el primer Instituto para la formación de profesores en Reims, al que le siguieron el de París (1699) y el de Saint-Denis (1709). Hacia 1695 escribió su tratado sobre la “Dirección de Escuelas”, en el cual proponía su sistema educativo que consistía en reemplazar el método de instrucción individual y el llamado “sistema simultáneo”. En 1717, San Juan dejó el cargo de superior y se dedicó a la formación de los novicios e internos, para

quienes escribió varios libros, entre ellos un método de oración mental. El santo muere el 7 de abril de 1719, un Santo, a los 76 años de edad.


07 Por Luis Marino Moreno

Las buenas personas

Nir Baram

Alfaguara 2013, 552 páginas

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l libro está contextualizado en la Europa de 1938 y cuenta la historia de Thomas y Alexandra, dos jóvenes enfrentados que toman la misma decisión: sobrevivir a cualquier precio y entrar a formar parte de los regímenes de sus respectivos países. En Polonia, Thomas Heiselberg se ve forzado a abandonar una prometedora carrera en una empresa estadounidense, por lo que decide trabajar para la maquinaria nazi. A través de su Ministerio de Asuntos Exteriores, Thomas colabora escribiendo informes sobre el carácter de los pueblos que van siendo invadidos por los alemanes. En Leningrado se encuentra Alexandra Weiesberg, perteneciente a una familia de intelectuales judíos. Alexandra cree que sus padres están condenados sin remedio por lo que apuesta por su salvación y la de sus hermanos pequeños y accede a implicarse con el Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos de Stalin. Tanto Thomas como Alexandra aprenderán que todas las decisiones tienen sus consecuencias y que estas pueden marcar el curso de una vida y el de la historia completa de la humanidad.

Nir Baram nació en Jerusalén

en 1976 en una familia de conocidos políticos laboristas. Se licenció en Literatura Hebrea y publicó su primera novela, Purple Love Story, con 22 años, tras terminar el servicio militar obligatorio. Otros trabajos han sido The Mask-Ball y The remaker of dreams, que tuvo un enorme éxito. En 2010 ganó el Prime Minister Award de literatura hebrea gracias a Las buenas personas. Su última novela, World shadow (2013), ha sido elegida Libro del Año por Time Out. Baram es columnista en distintos medios de comunicación. Como miembro activo de la comunidad intelectual de la izquierda israelí aboga por el fin de la ocupación y por la igualdad de derechos para los palestinos. Su oposición a enfrentamientos bélicos con el Líbano e Irán ha sido rotunda.

Para leer bien, y escribir mejor

Iglesia Universal Ciudad del Vaticano.- Después de presidir la Santa Misa de Pascua, en una plaza de San Pedro, el Pontífice subió al balcón central de la Basílica de san Pedro para impartir su mensaje Urbi et Orbi en el año Jubilar de la Misericordia. Afirmando que “la resurrección de nuestro Señor Jesucristo cumple la profecía del Salmo «La misericordia de Dios es eterna», el padre y Pastor de la Iglesia Universal reiteró que “el amor de Jesús amor es para siempre, nunca muere”, y, constatando las realidades de un mundo “lleno de personas que sufren en el cuerpo y en el espíritu”, con “crónicas diarias repletas de informes sobre delitos brutales”, y de “conflictos armados a gran escala”, proclamó, una vez más, la esperanza que nos llega de Jesús Resucitado. Ciudad del Vaticano.- La Pascua “es la fiesta de nuestra esperanza, la celebración de esta certeza: nada ni nadie nos podrá apartar nunca de su amor”, afirmó el Papa Francisco durante la Vigilia que presidió este sábado en la Basílica de San Pedro. En la homilía que pronunció, el Santo Padre recordó que “el Señor está vivo y quiere que lo busquemos entre los vivos”. A su vez señaló que todo cristiano tiene una misión: “llevar el anuncio de Pascua, a suscitar y resucitar la esperanza en los corazones abrumados por la tristeza, en quienes no consiguen encontrar la luz de la vida”. Roma.- El Jueves santo, el Papa Francisco llegó Castelnuovo di Porto para estar con los jóvenes refugiados del Centro de acogida para solicitantes de asilo. Fue una señal sencilla pero elocuente. La visita estuvo acompañada por la celebración del rito del lavatorio de los pies. El Papa se arrodilló para lavar los pies a doce refugiados como signo de servicio y la atención a su situación. El Papa Francisco comentó el gesto del lavatorio de los pies, dijo: «Lavando los pies a los apóstoles, Jesús quiso revelar el modo de actuar de Dios en re-lación con nosotros, y dar ejemplo de su “mandamiento nuevo” de amarnos los unos a los otros como Él nos ha amado, o sea dando su vida por nosotros». Y para entrar aún más a lo específico, añadió: «El amor es el servicio concreto que nos damos los unos a los otros. Roma.- El papa Benedicto XVI se encuentra bien de salud. “Las condiciones de Benedicto XVI no despiertan ninguna preocupación particular. Naturalmente se sienten los efectos de la vejez en una gradual y creciente fragilidad física, como sucede en toda persona anciana a medida que pasan los años», dijo el portavoz del Vaticano. Y añadió: «Su mente está perfectamente lúcida como hemos visto todos en su reciente y extraordinaria entrevista». El papa emérito vive en el monasterio Mater Ecclesiae ubicado dentro del Vaticano, y como indicó despedirse cuando dejó su encargo, quiere pasar los últimos días de su peregrinación en la tierra dedicado a la oración y al estudio.

Iglesia de México México.- El Cardenal Norberto Rivera, afirmó que es urgente que los fieles cristianos sean testigos de este acontecimiento fundamental para la fe cristiana y que anuncien que Cristo es la esperanza para todos. El Cardenal dijo que “en nuestros tiempos, donde los hombres caminan tan perdidos detrás de las modas y de los falsos profetas, se hace urgente que todos los cristianos seamos testigos de la Resurrección del Señor”. “Cristo es la esperanza para todos los hombres” y “hoy la muerte ha sido derrotada. Y si ésta es la noticia, como hijos salvados del pecado y de la muerte, ahora nosotros tenemos el deber hermosísimo de continuar la obra que Él inició”. Querétaro.- En este mes de abril, los días 15-16-17, se llevará a cabo el primer encuentro nacional para seminarios y la vida consagrada. La Diócesis de Querétaro será quien reciba a cada una de las delegaciones invitadas de toda la República. El evento tendrá lugar en el “Centro de Congresos” de la Ciudad de Querétaro.

Iglesia Potosina San Luis Potosí.- Cientos de misioneros regresaron contentos de la misión que realizaron en distintas comunidades de nuestra Iglesia Potosina. No solo jóvenes en misión vivieron esta Semana Santa, también algunos de ellos vivieron encuentros como Arcoíris, EPA y las llamadas “Pascua de Niños”, no sin olvidar la Pascua Juvenil realizadas en algunas parroquias de nuestra Diócesis. Felicidades queridos jóvenes de nuestra Iglesia Potosina. San Luis Potosí.- Nuestro presbiterio potosino llevará a cabo su convivencia de Pascua este lunes 4 de abril. La Parroquia de Santa Catarina de Alejandría, será la anfitriona ya que recibirá a todos nuestros sacerdotes en un evento privado en el que el deporte, la amistad y la convivencia serán los elementos que signifiquen este encuentro fraterno del presbiterio potosino. Saludamos, felicitamos y oramos por cada uno de ellos.


¡Aquí están mis manos! Por Pbro. Darío Martín Torres Sánchez

19 Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: «¡La paz esté con ustedes!». 20 Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. 21 Jesús les dijo de nuevo: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes» 22 Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió «Reciban al Espíritu Santo. 23 Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan». 24 Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. 25 Los otros discípulos le dijeron: «¡Hemos visto al Señor!». El les respondió: «Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré». 26 Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!». 27 Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe». 28 Tomas respondió: «¡Señor mío y Dios mío!. 29 Jesús le dijo: «Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!». 30 Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro. 31 Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre (Jn 20,19-31).

Tomás parece representar a las generaciones futuras que recibirán la predicación apostólica sobre Jesús Resucitado; de ahí que la bienaventuranza que culmina el relato se dirija a quienes creerán sin haber visto.

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Por otro lado, el conjunto de historias del capítulo 20, muestran la diversidad de reacciones ante el hecho de la resurrección. María Magdalena no atina a reconocer al resucitado hasta que éste le habla por su nombre. El discípulo amado constata la ausencia del cuerpo de Jesús en el sepulcro y eso es suficiente para que crea, lo mismo sucederá con Pedro. En cambio, Tomás refleja la dificultad para creer, pues no creyó al mensaje transmitido por la comunidad de discípulos y, además, pone condiciones para creer. Quiere condiciones palpables.

Esta famosa escena, en la cual se hace notar la ausencia de Tomás en la primera aparición de Jesús a sus discípulos, y su resistencia a creer a quienes le dicen que lo han visto, tiene como tema mayor la fe de quienes creerán por el testimonio de la predicación de los apóstoles.

Tomás, al encontrarse a los ocho días con el Señor, considera innecesarias sus condiciones de fe y reconoce inmediatamente la identidad divina de Jesús: “«¡Señor mío y Dios mío!”, la cual nadie había percibido

didos.

espués de la aparición a María Magdalena y la constatación de la tumba vacía por parte de Pedro y el Discípulo Amado, Jesús se presenta a los discípulos que permanecen escon-

en grado tan alto como este discípulo. De hecho es considerada como la mayor profesión de fe en el evangelio de san Juan. La presencia de Jesús le hace comprender más allá de lo que sus sentidos habían pedido. Jesús pronuncia una bienaventuranza a favor de las generaciones futuras que creerán sin haber visto. Tomás, con su profesión de fe: “Señor mío y Dios mío”, ha hecho creer a algunos que el anónimo “Discípulo Amado” se identifique con él, por hacer la profesión de fe que algunos consideran la más extraordinaria y propia para Jesús. No obstante, este discípulo, aún con el reconocimiento que tiene de Jesús representa a los escépticos que requieren de prodigios para creer. Su caso servirá para advertir a los nuevos creyentes de la autenticidad del testimonio de los apóstoles… los cuales deberán imitar al discípulo amado, el cual es más ágil para ver y creer.

¿Por qué rezamos el Regina Coeli y no el Ángelus en tiempo Pascual?

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urante el tiempo pascual, la Iglesia Universal se une en la oración del Regina Coeli o Reina del Cielo por la alegría, junto a la Madre de Dios, por la resurrección de su Hijo Jesucristo, hecho que marca el misterio más grande de la fe católica. El rezo de la antífona de Regina Coeli fue establecida por el Papa Benedicto XIV en 1742 y reemplaza durante el tiempo pascual, desde la celebración de la resurrección hasta el día de Pentecostés, al rezo del Ángelus cuya meditación se centra en el misterio de la Encarnación.

De la misma manera que el Ángelus, el Regina Coeli se reza tres veces al día, al amanecer, al mediodía y al atardecer como una manera de consagrar su día a Dios y la Virgen María. La oración: G: Reina del cielo, alégrate, aleluya. T: Porque el Señor, a quien has llevado en tu vientre, aleluya. G: Ha resucitado según su palabra, aleluya. T: Ruega al Señor por nosotros, aleluya. G: Goza y alégrate Virgen María, aleluya. T: Porque en verdad ha resucitado el Señor, aleluya.

Oremos: Oh Dios, que por la resurrección de Tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. Gloria al Padre…


Fiesta Patronal en el Santuario de San José

Por: Gustavo Alejandro García Vargas

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l pasado 19 de Marzo se llevó a cabo la celebración en honor a San José, la celebración eucarística fue presidida por el Sr. Arz. Jesús Carlos Cabrero Romero, acompañado por el Arz. Emérito Luis Morales Reyes y el Arz. Emérito Arturo Antonio Szymanski; y por el Rector el Pbro. Gabino Medina Portales. San José es cabeza de la Sagrada Familia. El hombre en quien Dios confió sus más valiosos tesoros, esposo de María Santísima y padre adoptivo de Jesús. San José es llamado el Santo del Silencio, no conocemos palabras expresadas por él, tan solo conocemos sus obras, sus actos de fe, amor y de protección como padre responsable del bienestar de su amadísima esposa y de su excepcional Hijo.

Festividad en honor a San José, Col. Reyitos

Por: Alma Martinez Cruz

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l viernes 18 de Marzo Celebrando la Fiesta Patronal de San José, en la Colonia Reyitos el Párroco, el Pbro. Luis Francisco Juárez recibió al Sr. Arzobispo Don Jesús Carlos Cabrero Romero y al Diácono Alfredo Farías para llevar a cabo la celebración eucarística; con motivo de la fiesta patronal, por primera vez un buen número de niños y jóvenes recibieron el sacramento de la Confirmación por manos del Sr. Arzobispo. Invitándolos a tener más fe y evangelizar a los que los rodean. A todos los presentes, también los invitó a que sean como San José, tener un gran amor a la familia, al prójimo y trabajar honradamente, y sobre todo practicar la doctrina cristiana como una de las misiones de Dios, con dignidad a su Familia.

Fiesta patronal en honor a Señor San José, Delegación La Pila

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l pasado sábado 19 de marzo en la comunidad de La Noria de San José, se realizó la fiesta patronal en honor a San José. La celebración fue presidida por el párroco Rafael Hernández Díaz y el vicario Antonio Casillas. Agradecieron a los presentes y feligreses de la parroquia de la Inmaculada Concepción, Delegación la pila y San Francisco de Asís, Villa de pozos. San José fue quien tuvo el privilegio de ser esposo de la virgen María, de criar al hijo de Dios y ser la cabeza de la Sagrada Familia.


Envío misionero del Pbro. Juan José Torres

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l Miércoles Santo, dentro de la Misa Crismal. El señor Arzobispo Jesús Carlos Cabrero realizó el envío misionero del Pbro. Juan José Torres Galván, quien irá al Vicariato de Ñuflo de Chávez, Bolivia. Nuestra arquidiócesis firmó un convenio de apoyo pastoral con la Iglesia hermana de Bolivia, comprometiéndose a enviar dos sacerdotes durante tres años. Así, la iglesia potosina expresa su deseo de ser una iglesia en salida, una Iglesia misionera. Oremos por esta iniciativa pastoral.

Misiones en Semana Santa 2016

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l pasado 18 de marzo fue el envío de los jóvenes que participaron en la experiencia de Misión en Semana Santa. La Eucaristía fue presidida por el Sr. Arz. Don Jesús Carlos Cabrero Romero y concelebrada por el Pbro. Jesús Nares Guzmán, titular de la Dimensión de Misiones. El Señor Arzobispo agradeció infinitamente a los jóvenes su generosidad por dar a conocer el rostro de la misericordia de Dios y el anuncio del Resucitado. Antes de la Santa Misa se contó con el testimonio de Elvira, una joven misionera que estuvo durante un tiempo de misión en Costa Rica. Al concluir la misma se realizó una marcha entre gritos y porras de alegría, hacia la casa de la Acción Católica, donde se llevó a cabo un momento de oración ante Jesús Sacramentado y un pequeño festival juvenil misionero. Agradecemos a los miembros de la Liga Misional Juvenil que se han puesto en camino a las misiones 2016.


Domingo 03 de abril de 2016

Pascuas Juveniles en nuestra Iglesia Potosina “¡Cristo Vive! Y con amor me acerco a Él en el necesitado”

Por: Edgar Isaac Ramos Villegas. Encargado de Comunicación DIPAJ.

El Salitral

El Refugio Las Mercedes

Los Hernández

Ahululco

La Pila

Rancho Nuevo Moctezuma

Villa Juárez

La Mantequilla

Sagrado Corazón de Jesús

Soledad

Villa de Ramos San Juan de las Flores

Rioverde (San Miguel)

Tercera Chica

Zaragoza


¡Pónganse en camino!

Celebrando al Señor

Discípulos misioneros

Los cincuenta días de Pascua, tiempo privilegiado para la experiencia de la santidad (Segunda Parte)

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P. Pedro Mexquitic Arredondo

n cada celebración litúrgica, y en la eucaristía en particular, es dado a la comunidad eclesial de hacer la experiencia del Espíritu, que es Señor y dador de vida, y luego obra la santificación.

la análoga aparición a los doce) y los otros dos, desunidos respectivamente de los capítulos 28 y 16, asignados al domingo en que celebra la Ascensión en el ciclo A y B, todos son tomados del evangelio de Juan.

Se trata ahora en esta segunda parte de mí artículo, de poner a la luz, a través de los textos del Leccionario relativos a los domingos del tiempo pascual, el itinerario “espiritual” o la propuesta de santidad que nos viene ofrecida en la celebración litúrgica.

Se refieren a las apariciones post-pascuales de Cristo (cap. 20-21) y a los dos bien conocidos discursos del buen Pastor (cap. 10) y aquél inserido en el contexto de la cena antes de la pasión (cap. 13-17), teniendo especialmente en cuenta a la así llamada “oración sacerdotal”.

Una breve premisa se impone: único acto de culto y de santificación en el cuál se fundan juntos palabra y sa-cramento, la celebración eucarística dominical es simultáneamente “escuela” de santidad y “casa” de santidad; propuesta y experiencia; anun-cio y acogida del don. La Iglesia que hace la experiencia es entonces sacramento de santidad, que es como decir “signo”, en el cuál la santidad viene acogida y manifestada e “instrumento” para anunciar y comunicarla a todos. Hay que tener presenta, que para los fines de una plena comprensión del mensaje bíblico, que en los domingos de pascua como del resto como en adviento y de cuaresma el criterio adoptado ha sido aquél de la “concordancia temática” entre las tres lecturas, quedando siempre el pasaje evangélico la llave hermenéutica de las otras. Es importante evidenciarlo también, porque, en la preparación de la ce-lebración, y en particular de la homilía, sea que venga hecha individualmente y sobre todo en grupo o comunidad, es siempre del pasaje evangélico del que se debe partir. Para encontrar así la piedra angular o el tema unificante de las lecturas, pero también para elegir y armonizar con esto las intenciones de la oración de los fieles, los cantos a realizar e incluso las varias moniciones previstas en la acción ritual. Los pasajes evangélicos de los tres ciclos, si se hace excepción del cap. 24 de Lucas (el encuentro del Resucitado con los discípulos de Emaús y

Se trata de perícopas en las cuales explícitamente o implícitamente la llamada del Espíritu, don del resucitado, es frecuente y viene evocado como “aliento” que inaugura la nueva creación; como potencia para la remisión de los pecados; como principio interior que hace capaces de servir y dar la vida; como motivo y alma del mandamiento del nuevo del amor; como elemento vital que une a Cristo y hace fecundos, capaces, es decir, de llevar fruto que dura; como guía interior que introduce a toda la verdad; como fuente de libertad y de fidelidad, de comunión y de paz, de dar testimonio y de esfuerzo misionero. Son aspectos de poner en relación con la santificación, considerada sea del lado del don, sea de aquél de la respuesta. Falta mucho por recorrer como la primera lectura, la segunda lectura y los textos eucológicos de este tiempo, pero por el espacio es imposible y ojalá lo podamos hacer en otra ocasión. Podemos concluir, que el primer y fundamental fruto del Espíritu infundido por el Señor Jesús es la Iglesia, “creatura Verbi”, como la defina San Ambrosio; sacramento salido del costado de Cristo durmiente sobre la cruz; o “Cuerpo crismado” como recita el título de un texto de eclesio-logía; pueblo consagrado para anunciar al mundo las maravillas de Dios y orientar toda la vida humana y el cosmos hacia los cielos nuevos y la tierra nueva del fin de los tiempos.

La espiritualidad de(Parte la misión IV de VI) L

a exhortación apostólica “La Alegría del Evangelio” del Papa Francisco, nos invita a ser: «Seamos evangelizadores con Espíritu» (262-283). Este apartado es lo que hoy les presentamos, además de echar mano de otros documentos más, que iluminan un poco más el tema. Evangelizar es dar una buena noticia, la pregunta será para todo discípulo misionero: ¿Cuál es la buena noticia que tú compartes?... La misión de la Iglesia universal es anunciar a Jesucristo, formar comunidades cristianas y encarnar los valores del Evangelio, para el crecimiento del reino de Dios en el mundo (Cfr. RM, 20). Esta responsabilidad misionera de la Iglesia es una de sus característica más esenciales: para ello fue enviada, impulsada y seguida por Jesucristo; ella a través de esta acción misionera anuncia a Cristo; lo predica, lo comunica, lo transmite; y mediante ella Cristo llega a los hombres, trascendiendo los confines de las naciones. El decreto conciliar sobre la misión nos enseña que la Iglesia peregrinante es, por su naturaleza, misionera, puesto que toma su origen de la misión del Hijo y de la misión del Espíritu Santo, según el propósito de Dios Padre (AG, 2). Su actividad misionera consiste en salir al encuentro de los hombres de nuestro tiempo que todavía no han conocido el amor de Dios, respetando siempre su libertad, para desvelarles el rostro de Dios: “la actitud básica en los mensajeros de la buena nueva del Evangelio a los pueblos consiste en proponer, y no en imponer la Verdad cristiana” (Juan Pablo II, DOMUND 1979). Este deber de salir afecta a todos los que han tenido la dicha de encontrar al Maestro, es un deber que se transforma en derecho: es deber de todos los fieles y de a todos los bautizados porque “la obra de la evangelización es deber fundamental del Pueblo de Dios (AG, 35) y “la responsabilidad de diseminar la fe incumbe a todo discípulo de Cristo (LG, 17). Los fieles cristianos, por el hecho de su pertenencia a la Iglesia, tienen una vocación a la misión igual que su llamada divina a la santidad. “La vocación universal a la santidad está estrechamente unida a la vocación universal a la misión. Todo fiel está llamado a la santidad y a la misión” (RMi, 90). Cada uno de los miembros de la Iglesia debe asumir su responsabilidad para vivir con gozo la evangelización. Aunque a nadie le está permitido refugiarse en la comunidad para hacer dejación de su deber de anunciar el Evangelio, sin embargo esta responsabilidad afecta también a la comunidad en cuanto tal. Así pues, la parroquia es la célula viva de la Iglesia particular; en la que viven los cristianos la comunión de fe, de culto y de misión con la Iglesia diocesana y, a través de ésta, con todo el cuerpo de las Iglesias”. Por estos motivos la parroquia está llamada a asumir la responsabilidad misionera de la Iglesia para hacer presente en el mundo el designio salvífico de Dios. El Señor, que llama a salir de uno mismo, a compartir con los demás los bienes que tenemos, invita a la comunidad cristiana a derribar las fronteras que la encierran en sí misma y la impiden descubrir la belleza de su universalidad. Volviendo a la Exhortación “La Alegría del Evangelio”, respondiendo a lo anterior y tratando de actualizar el esfuerzo de la Nueva Evangelización se propone reflexionar sobre cómo discernir la esencia misma del cristiano, ante una globalidad de ofertas e incluso de sincretismo religioso. Nosotros como discípulos misioneros, bautizados tenemos esa gran tarea, de conducir a los hombres a Dios por el verdadero Camino. He aquí, por tanto la invitación a que ¡Seamos evangelizadores con Espíritu!, ¡Que se nos note! Casi por concluir el documento, el Papa nos invita a motivarnos y reafirmar nuestro compromiso con el Señor, por medio de cuatro puntos: 1. El encuentro personal con el amor de Jesús 2. El gozo de ser pueblo de Dios 3. La acción misteriosa del resucitado y de su Espíritu 4. La fuerza misionera de la intercesión, poniéndole rostro y nombre a nuestra oración ¡Que se nos note lo cristiano! ¡Que se nos note el Evangelio!


Domingo 03 de abril de 2016

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La hipocresía secular Un día de 1931 un periodista de apellido Lefèvre preguntó al escritor francés Georges Bernanos (1888-1948): «¿Le parece justo, señor, que la Iglesia se entrometa en lo temporal? ¿No es esto un contrasentido, sobre todo cuando ella misma asegura que su reino no es de este mundo?». Sin dudar un instante, Bernanos le respondió así: «No escupo sobre la desdicha de nadie. Sólo quiero que se juegue limpio. Lo paradójico de nuestra sociedad actual es que. siendo atea en principio, pretende exigir del hombre de hoy la práctica de las virtudes cristianas. Y esta hipocresía me repugna» (El cre-púsculo de los viejos). ¡Qué bien captó el novelista francés la contradicción esencial de nuestra época! Por un lado, se hace todo para que los hombres se olviden de Dios, pero por el otro se les pide que se comporten con la mansedumbre de un San Francisco de Asís; por un lado, se promueve la más abierta irreligión, y por el otro se pide a los ciudadanos que sean dulces, honrados, caritativos y generosos, que nos den de su tiempo, que nos sonrían al pasar y nos cuiden desinteresadamente cuando nos ponemos enfermos. ¿Cómo resolver semejante contradicción? Pues bien, es preciso decirlo: tal contradicción no puede resolverse, pues éstas que se piden al ciudadano son virtudes cristianas, y en un suelo abonado por el ateísmo tan bellas rosas sencillamente no pueden florecer. Cristo lo dijo con claridad: «Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, como el sarmiento, se seca» (Juan 15, 5ss). Estas palabras del Señor valen también para las virtudes: si se las arranca de Cristo para luego secularizarlas –como se quiere hacer hoy, como de hecho se hace hoy-, ¿durante cuánto tiempo vivirán todavía? Su suerte, indudablemente, será la de las hojas que se han separado de la rama que los nutría. En su libro Por un orden católico (1934), el filósofo francés Étienne Gilson (1884-1978) habló largamente sobre este asunto, y, entre otras cosas, dijo también esta verdad irrebatible: «Es absurdo querer descristianizar un país sin desmoralizarlo… El error fatal del radicalismo francés (y también del mexicano, añado yo) consiste en haber querido

conservar la moral cristiana, haber ensayado mantener una sociedad fundada sobre las virtudes cristianas sin conservar el Cristianismo, porque sólo él había introducido en el mundo esas virtudes y sólo él puede hacerlas vivir... Libertad, igualdad, fraternidad: éstas son tres virtudes cristianas y es en vano querer hacerlas vivir fuera de la única doctrina que posee el secreto de su aparición». Sin embargo, no nos limitemos sólo a las virtudes; tomemos también, por ejemplo, los llamados derechos humanos, de los que hoy se habla hasta el cansancio. Bien, ¿dónde está escrito que haya que respetar al hombre, dónde que haya que casi venerarlo? No nos engañemos: en la Biblia, ese libro del que ha abjurado la Modernidad. Dios es el garante de la dignidad del hombre, es Él quien ha dicho: «No matarás» (Éxodo 20, 13), pues la vida es sagrada; pero si no hay Dios, ¿quién lo defenderá de los que quieren acabar con él? «El que mate a Caín, lo pagará siete veces» (Génesis 4, 15). En un mundo gobernado por Dios, hasta Caín tiene derecho a vivir; pero si no hay Dios, ¿quién protegerá a Caín de los asesinos? ¿Y quién, sobre todo, a Abel? Y, por lo demás, ¡cómo causan risa esas campañas que de cuando en cuando suele emprender el Estado mexicano para animar a los ciudadanos a practicar la honestidad! Hace unos años llenó las calles de cartelones con fotos de hombres y mujeres cuyos nombres eran, verbigracia, Justo Pérez, Honesto Mendoza, Laboriosa Ortiz. Y uno, al verlos, se preguntaba: «¿Creen de veras los autores de este despliegue publicitario que con cosas como éstas van a hacer de nosotros gente más justa, hon-

Por: Juan Jesús Priego

esta y laboriosa? ¡Qué ilusos son y qué mal conocen el corazón humano! ¡Para ser justo, honesto y laborioso se necesita algo más que unas pancartas! Se necesita un Dios que premie las buenas acciones y castigue las malas. Ya es hora de decirlo: sin una base teológica se hace muy difícil, si no imposible, defender ciertos valores. ¿Cuáles? Precisamente esos que nuestros Estados ateos quieren que pongamos en práctica para que pueda al menos sobrevivir la especie humana en esta vasta jungla en la que se ha convertido el universo. Dijo una vez Max Horkheimer (1895-1973), el famoso –y ateo- pensador alemán: «Sin una base teológica, la afirmación de que el amor es mejor que el odio resulta absolutamente inmotivada y carente de todo sentido». Y añadió: «¿Por qué tendría que ser el amor mejor que el odio? Después de todo, aplacar el propio odio causa a menudo más satisfacción que aplacar el propio amor». Claro, claro, así es. Si Dios no existe –como muy bien afirmó Dostoievski-, todo está permitido. Y si todo está permitido, hay más de tres razones para echarse a temblar. En un ensayo de 1929, Gilbert K. Chesterton hizo la siguiente advertencia: «El hecho es éste: que todo el mundo moderno, con sus modernas agi taciones, está viviendo de su capital, que es católico. Está usando y malgastando las verdades que le quedan del viejo tesoro de la Cristiandad… No está produciendo cosas nuevas que pueda llevar lejos en lo futuro. Por el contrario, está recogiendo cosas viejas que no puede llevar a ninguna parte. Porque éstos son los dos signos de los modernos ideales morales: primero, que han sido encontrados y a-rrancados de manos antiguas o medievales; y segunda, que se marchitarán pronto en manos mo-dernas… (La modernidad) sacó leños encendidos la hoguera inmortal; pero la verdad es que aunque sus herejes blandieron las antorchas furiosamente, como si quisieran quemar con ellas el mundo entero, la verdad es que se les apagaron muy pronto entre las manos». ¡No nos engañemos! Sin el cristianismo, el mundo se convertirá pronto en una selva. Por lo cual es preciso decir lo siguiente, aunque parezca pedante: el mundo del futuro será cristiano o simplemente no será (porque ya no existirá).

El láser desvela espectaculares frescos de antigua catacumba de Roma

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s un fresco que representa la adoración de los Reyes Magos. Está la Virgen María, el Niño y dos de los sabios de Oriente. Pero que nadie se asuste, no es

que olvidaran al tercero. Los expertos dicen que el artista que los pintó en la catacumba de San Marcelino y Pedro lo hizo así por cuestiones de simetría. Un año de minuciosa restauración con láser ha desvelado lo que se escondía tras una densa capa de cal negra y suciedad. Son pinturas que hablan de la transición del mundo romano pagano al cristiano. Prueba de esta transición son frescos como este. Una mujer, Sabina, ofrece vino a sus invitados recostados en un triclinium. No hay ningún tipo de referencia religiosa. No es más que una escena de la vida cotidiana en la antigua Roma. Unos metros más adelante está Orfeo,

símbolo pagano reconvertido al cristianismo y que representa al propio Cristo. La catacumba es una auténtica pinacoteca paleocristiana. Ha recuperado todo su esplendor, curiosamente, gracias a la contribución de Azerbayán, un país de mayoría musulmana chiíta. San Marcelino y Pedro es una de las catacumbas más antiguas de Roma y también de las más desconocidas. Data del siglo I después de Cristo y se usó hasta el siglo IX. Por eso, abarca una extensión de unas dos hectáreas y varios pisos. Sus pinturas y laberínticos pasillos y galerías son uno de los mejores testimonios de la antigua y rica presencia del cristianismo en la Ciudad Eterna.


Donativo a la madre de un muchacho que desea ser fraile franciscano (Segunda parte)

Por: Lic. Ricardo García López

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en seguida el contrato celebrado en nuestra ciudad de un hombre que auxilió en forma anticipada a la miseria de su hermana que quedaría desamparada y al mismo tiempo cooperó a que su sobrino respondiera al llamado de Cristo. En la ciudad de San Luis Potosí a 15 de septiembre de 1819, ante mí el escribano y testigos, José Fermín Aguilar, vecino del Rancho del Aguaje en pertenencias del pueblo de San Sebastián suburbio de esta capital (a quien doy fe que conozco), dijo que su sobrino que se llama Felipe de Aguilar de diez y siete años de edad, ha pretendido tomar el hábito de religioso de Nuestro Seráfico Padre Señor San Francisco, a cuyo fin se han practicado las diligencias que prescriben las reglas o constituciones de esta Orden, restando únicamente que su madre María Josefa de Aguilar, hermana del exponente, acredite te-ner congrua suficiente para su manutención, sin cuyo requisito, no puede ser admitido a la Religión por el perjuicio que recibe, su madre, en circunstancia de privarle del auxilio único que tiene para adquirir su subsistencia. Y para que tengan efecto los deseos de ambos, el mencionado José Fermín Aguilar, hermano de María Josefa y tío de Felipe, por la presente, en la mejor y más bastante forma que por derecho haya lugar, otorga que se obliga a dar las asistencias necesarias, conforme a las circunstancias de ambos y las proporciones que el otorgante disfruta, a su referida hermana María Josefa de Aguilar. Y, no haciéndolo, quiere quesele apremie a ello por todo rigor y vía ejecutiva como también al pago de costas, gastos y perjuicios que a dicha su hermana se le irroguen, a cuya liquidación defiere en su juramento o de quien su poder y causa hubiere y le releva de otra prueba. Y al cumplimiento y firmeza de cuanto queda referido, obliga el otorgante, su persona y bienes presentes y futuros de amplio poder a los señores jueces que de sus causas y negocios puedan y deban co-nocer, para que a ello le compelan y apremien por todo rigor de derecho y vía ejecutiva como por sentencia definitiva, pasada en autoridad de cosa juzgada. Renuncia las leyes, fueros y privilegios de su favor y defensa y la general del derecho en forma. Así lo otorgó y firmó siendo testigos don Francisco Domínguez, José Miguel Veráustegui y Juan José Carrera de esta vecindad. Doy Fe. Felipe Fermín Aguilar (rúbrica)

Ante mi Antonio María Suárez (rúbrica)

La clasificación de este contrato de a cuerdo con el criterio juridico actual, sería la siguiente: Escritura 148. 15 Septiembre de 1819, a fojas: 287.- 287 vuelta. Donante: Felipe Fermín Aguilar (firma), vecino del rancho del Aguaje, perteneciente al Pueblo de San Sebastián suburbio de esta capital. Donataria: La hermana del Donante María Josefa de Aguilar. Contrato de: Donación de la cantidad o cantidades que la donataria requiera para su manutención durante su vida y para que el hijo de ésta pueda ingresar como religioso al Convento de San Francisco sin perjuicio de María Josefa. Testigos: Francisco Domínguez, José Miguel Veráustegui y Juan José Carrera.

Sacerdote: hombre de la Palabra H

ace algunos años Dios me concedió estar presente en la ordenación sacerdotal de un amigo en la basílica de San Pedro. El obispo ordenante fue San Juan Pablo II. Unas palabras de la homilía que el Papa pronunció en esa ocasión me llamaron la a-tención de modo especial: “El sacerdote es el hombre de la Palabra”. La primera interpretación que de esas palabras vino a mi mente fue que el sacerdote se debe a la predicación, al anuncio de la Palabra. El anunciar la palabra del Señor, oportuna e inoportunamente, es la parte central de la misión sacerdotal, cavilaba yo en silencio mientras salíamos de la basílica. Ninguna agenda parroquial o de servicios de caridad, por más apretada y necesaria que sea, puede ser excusa, me dije, para descuidar la preparación del contenido y diseño de la homilía. Leer los textos sagrados, meditarlos, arrodillarse un buen rato frente al sagrario para dejar que Él ponga en la cabeza las ideas a desarro-llar, escribirlas en orden y buscar ejemplos prácticos, ser claro al hablar, evitar que la homilía sea una repetición de los textos bíblicos, hacer contacto visual con la asamblea, etc., todo eso debe constituir el peso especifico mayor en la agenda sacerdotal. Eso es lo que Su Santidad debe haber querido decir con eso de que el sacerdote es “el hombre de la Palabra”, concluí satisfecho. Basta ver el contento de los fieles cuando el sacerdote los ilumina con un sermón bien preparado y pronunciado... Y lo contrario también salta a la vista. Los fieles admiran al sacerdote entregado a los pobres, creador y motor de instituciones de servicio comunitario, pero siempre notarán y lamentarán con tristeza cuando esas ocupaciones son la causa de que la liturgia presidida por él sea mediocre, desaseada, y de que se vean obligados a escuchar una homilía intrascendente que no los ayude en su búsqueda de Dios; a escuchar sermones que son pegostes de simples lugares comunes, chabacanos, intentos de ser graciosos, insignificantes, desconectados de la Palabra y, a veces, hasta vulgares. Cuánto se ha dicho que muchos de los católicos que migran al protestantismo lo hacen porque los pastores de estas iglesias sí le dan la debida importancia a la predicación sobre la Palabra. En definitiva no creía yo que mi conclusión haya estado muy disparatada. Años más tarde, sin embargo, leyendo unos textos de Benedicto XVI sobre la Palabra en la liturgia, me di cuenta que este último pontífice, además de corroborar lo dicho por su antecesor en aquella misa, le daba un significado que hacía ver que mis conclusiones se habían quedado muy, pero muy cortas; que la definición que había dado Juan Pablo II, si bien incluía lo que yo pensaba, iba mucho más allá. Describir al sacerdote de acuerdo a mi interpretación de aquellas palabras del Papa Wojtyla es, según el Papa Ratzinger, reducir severamente, de un modo meramente operacional, la totalidad del sentido de su ministerio y finalidad. El sacer-

Javier Algara

dote, desde mi perspectiva, sería quien se encarga de coger la Palabra y arreglar su transmisión de la manera más eficaz. En esa interpretación la efectividad de la Palabra queda sujeta a la intensidad, al tiempo y a la calidad de la preparación que le dedique el sacerdote a su homilía. Lo cual tampoco deja de ser cierto. Pero limitar el sacerdocio a su función de transmisión de la Palabra, es convertirlo en una función organizacional, parte de una estrategia en vistas a lograr metas corporativas, donde lo que se dice, y la forma como se dice, es lo más importante. El Papa Ratzinger describe al sacerdote, más bien, como aquel que se deja invadir y arrebatar por la Palabra. Su mismo sacerdocio no es sino el resultado de la efectividad propia de la Palabra, que no requiere de ninguna ayuda de quien la acepta, ni está condicionada por los méritos o deméritos de éste. La elección del sacerdote es asunto único de Dios. Es su Palabra la que habla a la Iglesia para que un hombre sea separado y consagrado para una tarea específica, como sucedió con Pablo y Bernabé. Esa tarea, la función esencial del sacerdote, que trasciende la pura transmision de la Palabra en la homilía, es la santificación del mundo a través de la liturgia. No se necesita recibir las órdenes sagradas para ayudar a los pobres o visitar a los enfermos; eso lo hacen muchos ateos filántropos, frecuentemente en forma más eficaz que los sacerdotes. La liturgia, en cambio, es actividad por excelencia de la Palabra, para cuya eficacia únicamente se requie-re que el sacerdote preste su persona en total obediencia, sin que él tenga que inventar, manipular o corregir nada. Las palabras de la consagración en la Eucaristía son un ejemplo de esta realidad. El sa-cerdote, hablando en primera persona al decir “Esto es mi cuerpo...este es el cáliz de mi sangre”, no está imitando a Jesucristo. Está siendo Jesucristo. Es la Pa-labra del Señor la que actúa, cogiendo al sacerdote, arrebatándolo, usándolo como instrumento; es el sacerdote dejándose obediente atrapar, arrebatar y usar por la Palabra. La liturgia toda, los textos que la forman y los pasajes escriturísticos que se proclaman, son todos expresiones de la Palabra y actúan santificando cuando el sacerdote calla y deja que su persona sea tomada por la Palabra. La preposición “de” en “el hombre de la Palabra” es una preposición de posesivo. A final de cuentas, entre más sea el sacerdote hombre de la Palabra en este último sentido, mayor será la posibilidad de que tanto la preparación como la predicación de sus sermones ante los fieles servirá para el crecimiento y maduración de la vida cristiana de la asamblea.


Fe y Política

Vaticano

María y Cristo resucitado

Discusión sobre la marihuana y otras drogas (Siame.mx)

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a discusión sobre el tema ha llegado también a nuestro país después de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación aprobara, en noviembre de 2015, la producción de marihuana para consumo personal a cuatro personas, con el argumento de respetar el libre desarrollo de la personalidad, como parte de sus derechos humanos. En los últimos años se han venido multiplicando en distintas partes del mundo los foros para analizar el problema social que implica el consumo de las drogas y el combate que de ello se hace mediante leyes prohibicionistas que provocan necesariamente una persecución a quienes producen, a quienes comercializan y a quienes consumen estas sustancias. Los resultados han sido desastrosos porque ha aumentado la violencia criminal, se han sobrepoblado las cárceles y no ha disminuido el consumo. México es un ejemplo claro de todo ello. La discusión sobre el tema ha llegado también a nuestro país después de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación aprobara, en noviembre de 2015, la producción de marihuana para consumo personal a cuatro personas, con el argumento de respetar el libre desarrollo de la personalidad, como parte de sus derechos humanos. Ante esta situación, el Gobierno de México ha emprendido el estudio del tema en cinco foros que están por concluir, y de la misma forma, el Congreso – diputados y senadores, de manera conjunta– lo ha hecho para escuchar voces de expertos en las distintas implicaciones del tema. Finalmente, de manera oficial, la Iglesia Católica organizó un foro sobre la marihuana en la Universidad Pontificia de México, con el objetivo de argumentar sobre las consecuencias del llamado uso lúdico o recreativo de la marihuana, diferenciándolo del uso medicinal que puede tener justificaciones científicas. Participaron en este foro de la Universidad Pontificia, el Cardenal Norberto Rivera Carrera y varios especialistas, destacando el Presidente del Senado, Roberto Gil Zuarth; la Directora del Instituto Nacional de Psiquiatría, la Dra. María Elena Medina Mora, y el Arzobispo de Yucatán Mons. Gustavo Rodríguez. La mayoría de los expositores presentó innumerables pruebas científicas sobre la inconveniencia de promover la legalización de este enervante, porque los primeros afectados serán los jóvenes, de tal forma que si se quiere evitar la violencia por su prohibición, se desatará un problema de salud pública por su consumo. Cuando se plantea sólo desde el punto de vista económico, se olvidan los aspectos más importantes para toda decisión política, los aspectos éticos y sociales. En este sentido se pronunció el Arzobispo de México al advertir que es en la búsqueda del bien común donde está “el punto de referencia para las decisiones éticas y morales que toda acción política exige. Lo peor que nos puede pasar es que ante los problemas que no podemos solucionar tomemos el camino de ‘legalizar’ los problemas condenando con ello a los jóvenes y a las nuevas generaciones a un mundo sin remedio que ellos, tarde o temprano, tendrán que reordenar”. Se presentaron cinco conclusiones: 1. Nadie puede afirmar que las drogas no causan problemas de salud y de adicción. 2. Las víctimas inmediatas son los adolescentes y los jóvenes, muchas veces de manera irreversible. 3. Las medidas prohibicionistas no han dado los resultados esperados debido a la alta corrupción que provoca el comercio ilegal. 4. La regulación del consumo puede ayudar para que disminuya la violencia del narcotráfico y el peligro para los consumidores, pero se envía un mensaje equivocado a la sociedad, propiciando un aumento del consumo y los problemas sociales y de salud implicados. 5. Las políticas públicas deben buscar soluciones integrales, no sólo tratando de resolver las consecuencias, sino, sobre todo las causas: se debe buscar la recuperación de los ambientes sociales, el desa-rrollo de las familias y las oportunidades de estudio y trabajo para los jóvenes. No hay soluciones simplistas, pero si hay posibilidades de tomar decisiones con responsabilidad, tal como lo expresó el mismo cardenal Rivera en su mensaje: “No estamos aquí para expresar una condenación genérica y sin matices sobre una problemática humana ampliamente extendida, sino para encontrar los aspectos po-sitivos de la naturaleza que, manejados por la ciencia con conciencia, tienen siempre una aplicación en nuestro beneficio. No así cuando la falta de discernimiento nos lleva a consecuencias a todas luces negativas, por lo que debemos hablar con toda claridad y sin ambigüedades”.

JUAN PABLO II, AUDIENCIA GENERAL, Miércoles 21 de mayo de 1997

1. Después de que Jesús es colocado en el sepulcro, María «es la única que mantiene viva la llama de la fe, preparándose para acoger el a-nuncio gozoso y sorprendente de la Resurrección». La espera que vive la Madre del Señor el Sábado santo constituye uno de los momentos más altos de su fe: en la oscuridad que envuelve el universo, ella confía plenamente en el Dios de la vida y, recordando las palabras de su Hijo, espera la realización plena de las promesas divinas. Los evangelios refieren varias apariciones del Resucitado, pero no hablan del encuentro de Jesús con su madre. Este silencio no debe lle-varnos a concluir que, después de su resurrección, Cristo no se apareció a María; al contrario, nos invita a tratar de descubrir los motivos por los cuales los evangelistas no lo refieren. Suponiendo que se trata de una «omisión», se podría atribuir al hecho de que todo lo que es necesario para nuestro conocimiento salvífico se encomendó a la palabra de «testigos escogidos por Dios» (Hch 10, 41), es decir, a los Apóstoles, los cuales «con gran poder» (Hch 4, 33) dieron testimonio de la resurrección del Señor Jesús. Si los autores del Nuevo Testamento no hablan del encuentro de Jesús resucitado con su madre, tal vez se debe atribuir al hecho de que los que negaban la resurrección del Señor podrían haber considerado ese testimonio demasiado interesado y, por consiguiente, no digno de fe. 2. Los evangelios, además, refieren sólo unas cuantas apariciones de Jesús resucitado, y ciertamente no pretenden hacer una crónica completa de todo lo que sucedió durante los cuarenta días después de la Pascua. San Pablo recuerda una aparición «a más de quinientos hermanos a la vez» (1 Co 15, 6). ¿Cómo justificar que un hecho co-nocido por muchos no sea referido por los evangelistas, a pesar de su carácter excepcional? Es signo evidente de que otras apariciones del Resucitado, aun siendo consideradas hechos reales y notorios, no quedaron recogidas. 3. Más aún, es legítimo pensar que verosímilmente Jesús resucitado se apareció a su madre en primer lugar. La ausencia de María del grupo de las mujeres que al alba se dirigieron

al sepulcro (cf. Mc 16, 1; Mt 28, 1), ¿no podría constituir un indicio del hecho de que ella ya se había encontrado con Jesús? Esta deducción quedaría confirmada también por el dato de que las primeras testigos de la resurrección, por voluntad de Jesús, fueron las mujeres, las cuales permanecieron fieles al pie de la cruz y, por tanto, más firmes en la fe. Por último, el carácter único y especial de la presencia de la Virgen en el Calvario y su perfecta unión con su Hijo en el sufrimiento de la cruz, parecen postular su participación particularísima en el misterio de la Resurrección. Un autor del siglo V, Sedulio, sostiene que Cristo se manifestó en el esplendor de la vida resucitada ante todo a su madre. En efecto, ella, que en la Anunciación fue el camino de su ingreso en el mundo, estaba llamada a difundir la maravillosa noticia de la resurrección, para anunciar su gloriosa venida. Así inundada por la gloria del Resucitado, ella anticipa el «resplandor» de la Iglesia (cf. Sedulio, Carmen pascale, 5, 357364: CSEL 10, 140 s). 4. Por ser imagen y modelo de la Iglesia, que espera al Resucitado y que en el grupo de los discípulos se encuentra con él durante las apariciones pascuales, parece razonable pensar que María mantuvo un contacto personal con su Hijo resucitado, para gozar también ella de la plenitud de la alegría pascual. La Virgen santísima, presente en el Calvario durante el Viernes santo (cf. Jn 19, 25) y en el cenáculo en Pentecostés (cf. Hch 1, 14), fue probablemente testigo privilegiada también de la resurrección de Cristo, completando así su participación en todos los momentos esenciales del misterio pascual. María, al acoger a Cristo resucitado, es también signo y anticipación de la humanidad, que espera lograr su plena realización mediante la resurrección de los muertos. En el tiempo pascual la comunidad cristiana, dirigiéndose a la Madre del Señor, la invita a alegrarse: «Regina caeli, laetare. Alleluia». «¡Reina del cielo, alégrate. Aleluya!». Así recuerda el gozo de María por la resu- rrección de Jesús, prolongando en el tiempo el «¡Alégrate!» que le dirigió el ángel en la Anunciación, para que se convirtiera en «causa de alegría» para la humanidad entera.


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En lugar de jurar, él decía: “hago las cosas que le he oído al Padre, a mi Padre que está en el cielo”; “antes dejarán de existir el cielo y la tierra a que dejen de cumplirse cada una de mis palabras”. La verdad no necesita justificación. Sin embargo, a veces hay que demostrar cosas, y los judíos acostumbraban declarar bajo juramento. Esta recomendación de Jesús acerca de no jurar, con toda seguridad viene enlazada también con el mandamiento: “no levantarás falso testimonio y no mentirás”.

No jurarás Pues yo digo que no juren en modo alguno: ni por el Cielo, porque es el trono de Dios, ni por la Tierra, porque es el escabel de sus pies.

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an oído también que se dijo a los antepasados: “No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos”. Pues yo digo que no juren en modo alguno: ni por el Cielo, porque es el trono de Dios, ni por la Tierra, porque es el escabel de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran rey. Ni tampoco jures por tu cabeza, porque ni a uno solo de tus cabellos puedes hacerlo blanco o negro. Sea su lenguaje: “Sí, sí”; “no, no”: que lo que pasa de aquí viene del Maligno” (Mt 5, 33-37). Desde que estudiamos el catecismo de la primera comunión aprendemos este mandamiento, las catequistas nos enseñan el valor de decir la verdad. Ellas se esfuerzan por mostrarnos que la mentira es grave, pero sobre todo nos dicen que no hay que jurar. No juramos porque en realidad cuando se jura en el fondo se oculta algo o se hace trampa en algo. En particular, cuando alguien me declara cualquier cosa bajo juramento o como queriéndome demostrar que lo que dice es cierto, mi primera reacción interna es pensar: esta persona miente. Y es que si alguien habla con la verdad no necesita acreditarla con nada. Las justificaciones las inventamos por aquellos que pudiesen dudar de nosotros. Las justificaciones las usamos para esconder algo. Quien dice la verdad no necesita jurar. A menudo vienen a buscarnos a las casa personas que dicen tener una necesidad. Nos muestran una receta médica diciendo que tienen a un enfermo en algún hospital, ciertamente lejos de nuestro entorno; lo más fácil es darles dinero para que solucionen su supuesto problema. En realidad es fácil ayudar de esta manera. Luego ellos pasan a otra casa y a otro barrio y siguen pidiendo ayuda para su supuesto enfermo. Y sacan sus identificaciones para asegurarnos que lo que dicen es cierto. Es una manera fácil de conseguir dinero en poco tiempo. Pero ¿es cierto que ellos tienen un enfermo en aquel hospital? De serlo ¿Por qué tratan de convencernos llevando las recetas o indicaciones de tratamiento? ¿Por qué muestran sus identificaciones? Si es verdad lo que dicen bastaría su palabra. Nosotros, también actuamos con facilidad: les damos dinero, o bien, les ignoramos y los dejamos seguir su cami-

no. Algunas ocasiones, para detectar si se trata de embusteros, les pregunto en qué hospital está su paciente, en qué cama, o sección, me responden; les digo que voy a ir personalmente a ver a su paciente o les digo que los acompañaré para conocer a su paciente y ver en qué condiciones se encuentra, quizá a darle la santa unción. Ellos, la mayoría de estos, comienzan a poner pretextos, dicen que no tienen tiempo para ir, dicen que deben ir primero a otra parte, dicen que no tienen transporte, etc., entonces me doy cuenta que en realidad ellos no tienen a ningún pariente enfermo en ningún hospital y que realmente son extorsionadores, o por lo menos embusteros. A veces les ayudo, sé que lo que yo les pueda dar no será destinado al supuesto paciente que ellos dicen tener en condiciones deplorables, pero sé también que lo que les dé lo podrán ocupar para comer algo, para salir de alguna necesidad diferente de la que ellos manifiestan; sé que pueden ser personas desempleadas o, ¿por qué no? eso que hacen es su empleo y ellos son contratados por un embustero mayor que los manda a pedir y algo de lo que ellos lleven a su contratador será para e-llos. No lo sé. Lo cierto es que cuando alguien se esfuerza por demostrar honestidad, puede, aunque no en todos los casos, estar ocultando una mala intención, una mentira, un embuste, una trampa. Se jura por muchas cosas: por lo más sagrado, por Dios, por la virgencita, por la vida, por la madre, por los hijos. Pero, si lo que uno dice es cierto ¿Por qué jurar? ¿Por qué asegurarlo y justificarlo de diversas maneras? La verdad es algo que se declara con buena y recta intención, si alguien nos escucha y no nos cree nosotros no fallamos, aquel tiene mala fe o descon-fianza. Si leemos cuidadosamente los evangelios, notaremos que Jesús dijo muchas cosas para revelarnos el reino de Dios que él vino a inaugurar. Jesús declaró cosas de lo alto con palabras de la tierra, nos quiso hacer saber del gran amor de Dios Padre; y aun hablando de tales cosas altísimas, nunca lo hizo con juramento, solo le anunció con claridad y senci-llez.

Si alguien miente en un proceso judicial era reo de muerte pues lo hacía para ganar ventaja contra algún prójimo. Se cometieron infinidad de crímenes amparados en el juramento de decir verdad. Aun en nuestros días se practica esta malísima costumbre en tribunales; se declara en falso y con falsos testigos; la autoridad escribe en actas todo aquello que se declara y lo tiene por cierto; en un país como el nuestro no se jura ente las autoridades, pero se presupone que en un tribunal o ante un ministerio público, cualquier cosa que se declare es cierta; no se hacen averiguaciones acerca de la probidad del declarante, del que comparece ante la Ley para decir esto o aquello a favor o en contra de alguna persona; lo más que se hace es solicitar el domicilio, identificación oficial y algún otro documento y ya está, se le escucha, se toma nota de sus declaraciones sean como sean, y se archivan. Los procesos y averiguaciones siguen otros rumbos y finalmente, luego de un tiempo, algún juez declara alguna sentencia a favor o en contra de cualquiera que sea procesado. En nuestro país se está iniciando una nueva manera (nueva en este país, pues en otros es algo totalmente estable) de realizar juicios; son llamados “juicios orales”; no sé qué ocurrirá en ellos llegado el momento, lo que sí se puede asegurar es que habrá testigos falsos, que habrá declaraciones falsas y se seguirán cometiendo injusticias contra inocentes; esto porque, por lo menos en México, siendo un estado laico, no podrá pedirse a los que declaren que lo hagan bajo juramento; podrá alguno ser advertido que si declara en falso podrá ser perseguido por la justicia bajo el cargo del delito grave de mentir ante la autoridad en un procedimiento delicado. Pero eso no impide que el que declare pueda mentir. Se necesita, en este país, educarnos en el valor de la verdad; pero esto es un sueño, aquí, como en todo lugar, todos mienten; aquí como en muchos lugares se hace trampa. Estos juicios podrían funcionar siempre y cuando los que declaran sean advertidos que no pueden abandonar la ciudad o el entorno legal mientras dure el juicio y ser advertidos que antes de que se declare cualquier cosa a favor o en contra de alguien, están sujetos a la autoridad; además será preciso propiciar otros protocolos para salvaguardar a todas las partes involucradas en cualquier querella y así poder impartir esa justicia pronta expedita y humanitaria que se debe alcanzar en cualquier juicio oral. Como sea, el hablar nos puede convertir en héroes o en villanos. De ahí la importancia de ser veraz y bien intencionados. Si somos perseguidos por ser testigos de la verdad y la justicia entonces somos mártires y no quedaremos sin recompensa; pero si la justicia de este mundo nos protege, aun en la mentira y en la mala intención, entonces nos perdemos el reino de los cielos al que somos invitados: “reino de la verdad y de la vida; reino de la santidad y de la gracia; reino de la justicia, del amor y de la paz” (Misal Romano, solemnidad de Cristo Rey del Universo).


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Palabra de Dios

Ocho días después, se les apareció Jesús Del santo Evangelio según san Juan 20, 19-31

Con esperanza en sus corazones Experiencia pastoral en los pasillos del mercado

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l anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban al Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”. Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor”. Pero él les contestó: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré”. Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Luego le dijo a Tomás: “Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree”. Tomás le respondió: “¡Señor mío y Dios mío!” Jesús añadió: “Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto”. Otras muchas señales milagrosas hizo Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están escritas en este libro. Se escribieron estas para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre. Palabra del Señor.

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Dichosos los que creen

s hoy el segundo domingo de Pascua, el domingo de la misericordia, la Iglesia está feliz porque Cristo el Señor ha resucitado, resuena en nuestra vida con inmenso gozo la buena y alegre noticia de la Resu-rrección, la Vida es más fuerte que la muerte… Este domingo contemplamos al Señor Jesús Resucitado que se acerca a sus discípulos en la tarde de la Resurrección, para alentar sus tristes vidas y reanimarles en su esperanza, por supuesto que su presencia viva, alegra sus vidas y les anima en su tarea de ser testigos de la vida… La paz, la alegría, el Don del Espíritu, el perdón de los pecados… son hermosos frutos de Pascua que el Señor Jesús hoy nos recuerda, desde luego su presencia viva y resucitada, que alegra la vida y nos invita a contemplarlo vivo entre nosotros. Cuando Santo Tomás, exige ante la alegría de sus compañeros, contemplar también al Señor y no solo contemplarlo, sino poner sus manos en las llagas, su capricho nos deja una gran lección de vida: El que fue crucificado, ahora vive. Dice el Evangelio que a la siguiente semana, el segundo domingo de Pascua, Jesús se presentó en medio de ellos y le pidió a Tomás que pusiera sus dedos en las llagas y su mano en el costado para reafirmarle en su fe, Tomás se maravilla de tan enorme experiencia, su pobre corazón humano tiembla y se estremece ante tal prodigio y no le queda sino expresar la más sencilla y hermosa oración que nace desde lo más profundo de su ser: “Señor mío y Dios Mío…” Así como Tomás, nosotros como Iglesia estamos invitados a poner nuestras manos en las llagas del Señor Jesús y comprobar que donde hubo muerte ahora hay vida, que el que fue crucificado está vivo, toquemos las llagas del Señor y escuchemos su voz que nos repite “Dichosos los que creen sin haber visto...” ¡FELICES PASCUAS DE RESURECCIÓN! Pbro. José de Jesús Cruz Rodríguez.

Experiencias Pastorales

Lic. Salvador Jorge Alonso Medellín Lara, 1° de Filsofía

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ola que tal queridos lectores del semanario La Red, mi nombre es Salvador pero mis amigos me llaman Chava. Hoy les quiero contar acerca de mi pastoral de fin de semana en el mercado de abastos, aquí en la ciudad de San Luis Potosí. El servicio apostólico que prestamos se llama pastoral urbana, en ella la Iglesia sale a la calle en busca de las personas que sufren, y que están alejadas de Dios, sin importar la religión que profesen. Este servicio pastoral comenzó por la necesidad del mundo actual, globalizado, en donde sobrevivir se ha convertido en lo único en que se piensa, pues la sociedad actual vive un estilo de vida encausado a consumismo y las actividades económicas. Todo esto se ve reflejado en la vida espiritual de las personas, teniendo en cuenta su ritmo de vida tan ajetreado, y así el acercamiento con la Iglesia en realidad es muy precario. Esto se puede visualizar en las celebraciones con poca asistencia de personas.

de nuestra sociedad actual; observamos dentro de los locales a las personas teniendo juegos de baraja con apuestas fuertes, claro, sólo entre los dueños de las bodegas. Del otro lado de la moneda se nota miseria de las personas que son los “cargadores”, su vida entera está en torno al trabajo, viven día a día, y más triste, es la utilización laboral de niños entre 12-15 años de edad. Del mismo modo las familias que recolectan la basura, papel, plástico o que desperdician los camiones después de las descargas de algún producto. Incluso nos ha tocado estar en el mercado cuando se perpetuo un homicidio de un “cargador”…

Por todas estas circunstancias, la Iglesia se ve en la necesidad de tomar nuevas iniciativas, haciendo un cambio de mentalidad. Ya lo decía el Papa Francisco: “hagamos una Revolución de amor y ternura”. En este contexto social-religioso, fuimos enviados al mercado de abastos, en donde nos encontramos las siguientes realidades.

Pero no todo es malo queridos lectores, también algo esencial es que la fe de muchas personas en el mercado sigue intacta, hay esperanza en sus corazones. Yo lo creo así ¡aún hay esperanza! a pesar de que la sociedad los ha descartado, no pierden la esperanza ni el valor de enfrentarse a la vida, día con día, por su familia y sus hijos. A estas personas hemos sido enviados en la pastoral urbana, para que siga habiendo esperanza en Dios y en su Iglesia, y acompañarlos en sus luchas, que sepan que Jesús y su Iglesia no abandona a ninguna de sus ovejas.

Me percate que dentro de abastos se tienen algunos vicios que son el reflejo

#OremosPorLaPastoralUrbana #TodosSomosCargadoresEnAbastos

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Educando para el amor

Domingo 03 de abril de 2016

...Lo de Dios a Dios

La educación: La comisión interamericana llegar a ser lo que ya se es de derechos humanos L

Fil. Rafael Gómez M.

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a vida de Dios, transmitida gratui-tamente a todo ser humano, ha de ser aceptada libremente por cada uno. La razón más profunda de la dignidad humana tiene sus raíces en la vocación de todo ser humano a la comunión con Él, que lo crea libre y lo deja a su arbitrio, es decir, lo deja en libertad PARA SER, PARA HACERSE, PARA ENTREGARSE. Ya dedicamos tiempo al primer concepto: LIBERTAD PARA SER, ahora nos proponemos entender la importancia de que, quien acepta en libre y feliz experiencia lo que es, acepta, por la inercia de la propia naturaleza, que ha sido creado-a en LIBERTAD PARA HACERSE y asume por tanto el compromiso consigo mismo-a de conquistar la plenitud que se des-prende de su libre albedrío para decirse una y otra vez, como escribe Píndaro (Pitias), “Llegaré a ser lo que ya soy”. El Creador, mediante una acción de amor, crea al ser humano a su imagen y lo deja en libertad para que, mediante su propia elección, “llegue a ser lo que ya es”. ¿Es válido que un individuo, convencido del valor de su libertad, rechace la plenitud a la que es llamado para llegar a ser semejanza de su Creador y rechace el peso de sus actos negándose a darle sentido a su realidad existencial? Muchos contemporáneos están convencidos de atacar las adicciones, pero aplauden las acciones contra la identidad humana, la familia, el matrimonio, el amor, la verdad, el bien, la justicia… Sin duda que la esclavitud que generan las adicciones es menos dañina que aquella que oprime a la identidad humana. La velada búsqueda del mal, como si fuera la búsqueda del bien, es lo que hace una experiencia más esclavizante y peligrosa que las adicciones mismas porque aleja al ser humano “de lo que es y de lo que debe llegar a ser”. “Dios creó al hombre para la incorruptibilidad, le hizo imagen de su misma naturaleza, mas, por envidia del diablo, entró la muerte en el mundo y la experimentan los que a él le pertenecen” (Sb 2, 23-24). No cabe la menor duda que la naturaleza humana, herida por el pecado, hace padecer al ser humano de una ceguera que le impide ver “quién es y, por tanto, quién debe llegar a ser”. El teólogo francés tituló su libro: “Jesús, el hombre libre”, para asegurar que “Él es el hombre libre que libera”. Los padres, en su tarea educativa, tienen delante de sí un horizonte de liberación mediante Jesucristo, que mira hacia la inmensidad de Dios y acoge al mismo tiempo el camino en libertad que el-la hijo-a, por su guía, puede elegir: “El-

la hijo-a se guía, en sus propias decisiones, por la percepción de los valores anidados en la profundidad su yo”. Sólo quien se detiene en la reflexión es capaz de revisar los hechos personales pasados y los criterios con los cuales fueron decididos. Esto quiere decir que los padres, si están perdidos por la ceguera de sus propias heridas de pecado y ensordecidos por el ruido del activismo por conseguir cosas, están incapacitados para mostrar al hijo-a el horizonte que mira hacia la inmensidad de Dios y que mira hacia al centro de ellos mismos, es decir, incapacitados para descubrir la profundidad del yo, en donde se anidan los valores que impulsan líneas de conducta. La identidad de un individuo, dice Raúl Gutiérrez S., “no reside en lo que éste cree valer y ser, sino en el yo profundo del va-lor de su persona que crece en función de la capacidad de percepción de nuevos y más profundos valores, más elevados, más comunitarios”. Cuanto más elevados, más comunitarios, más libres y más semejante hace a la creatura de su Creador. Ser individuo (imagen de Dios) es “un don” y ser persona (semejanza de Dios) “es al mismo tiempo un don y una conquista”; mientras más el ser humano escarba en los cimientos de su propia existencia, antes de llegar hasta la profundidad de su yo, más se encuentra con la inmensidad de su Creador. El ser humano es, pues, un ser creado pero inacabado. Su Creador espera que, habiéndole dado a cada quien su imagen, cada quien conquiste, si lo elige, la semejanza con Él (Gn 1, 26) y le repite una y otra vez: “mientras más Yo sea en ti, más eres tú mismo”. Es decir que, porque lo creó para Sí, no se cansa de atraerlo hacia Sí, pero respeta su libertad en Jesús, el hombre libre que libera, se comunica con él, le muestra su inmensidad, lo convoca a la comunión con Él, y nada hace en él, sin su libre participación.

P. David Grimaldo

stimados lectores, en artículos anteriores ponía a su conside-ración la necesidad de asumir un «estilo de vida» que nos permitiese desdoblar nuestra fuerza interior en pro de las causas sociales. Hablábamos de una espiritualidad, de una mística, de la expresión visible y concreta de nuestra fe en torno al bien común. Es impres-cindible esta postura evangélica ante el reto que se nos presenta en nuestra Patria en referencia a la promoción y defensa de los derechos humanos. Una base cristológica, evangélica y espiritual sólida, nos permitirá dar una res-puesta más profética, justa y misericordiosa ante la realidad alarmante que se vive en nuestra sociedad. Veamos por qué decimos esto. El pasado 31 de diciembre de 2015, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la organización de Estados Americanos (OEA) emitieron un informe sobre la situación que se vive en México en torno a «la situación de los derechos humanos». Es un documento que consta de 241 páginas, dividido en siete capítulos, a saber: 1) Introducción. 2) Breve análisis sobre los factores que dan lugar a la violencia en México. 3) Protección de los Derecho Humanos en México. 4) Violencia y seguridad ciudadana. 5) Situación de defensoras y defensores de Derechos Humanos y de periodistas y libertad de expresión. 6) Respuesta estatal. 7) Conclusiones y recomendaciones. Tal estudio se hizo desde la vida nacional, desde el contacto con las personas y desde el lugar donde se dieron los acontecimientos. No es un informe hecho desde el escritorio. De ahí la importancia de tal análisis. Como ciudadanos católicos y contemplativos de la realidad no podemos ignorar lo que está pasando. Por eso dedicaremos algunos artículos, desde esta columna, para dar un resumen de este importante documento. En el Capítulo Primero se nos da una introducción ubicándonos en el objetivo de tal estudio. Leemos: «El presente informe aborda la situación de los derechos humanos en los Estados Unidos Mexicanos (México), con particular énfasis en desapariciones forzadas,

ejecuciones extrajudiciales y tortura, así como la situación de inseguridad ciudadana, el acceso a la justicia e impunidad, y la situación de periodistas, defensores y defensoras de derechos humanos y otros grupos especialmente afectados por el contexto de violencia en el país. Asimismo ofrece recomendaciones con el objetivo de asistir al Estado mexicano en el fortalecimiento de sus esfuerzos por proteger y garantizar los derechos humanos en el país» (n.1). Enseguida afirma: «México atraviesa una grave crisis de violencia y de seguridad desde hace varios años. Durante el gobierno del ex presidente Felipe Calderón y el inicio en el 2006 de la llamada “guerra contra el narcotráfico”, las graves situaciones de violencia aumentaron hasta alcanzar niveles alarmantes, incluyendo la consecuente pérdida de más de cien mil personas, miles de desapariciones y un contexto que ha provocado el desplazamiento de miles de personas en el país. Como respuesta al incremento de la violencia, las autoridades han optado por aumentar el rol de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública, incluyendo una política de confrontación contra el crimen organizado y el despliegue de operativos conjuntos entre las fuerzas armadas y las instituciones de seguridad estatales y municipales. Esta situación ha desatado aún mayor violencia así como violaciones graves a los derechos humanos en la que se observa una falta de rendición de cuentas conforme a los estándares internacionales» (n. 2). Dice en el número 3 que la CIDH valora las medidas que el Estado ha tomado para hacer frente a la situación presentada en el informe. Pero expresa al final: «Una y otra vez, en todo el país, la CIDH escuchó de las víctimas que la procuración de justicia es una “simulación”». Estimadas lectoras, continuamos la próxima semana reflexionando sobre el contenido de este importantísimo do-cumento. ¡EN LA VIDA DEL RESUCITADO, ESTÁ NUESTRA VIDA!


Domingo 03 de abril de 2016

p ra co rea


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