J
De financiero deprimido a sacerdote feliz
ames Martín se sentía desgraciado y estresado en su exigente puesto de trabajo en la capital del mundo, Nueva York. Tanto, que en muchas ocasiones sentía náuseas, dolor de estómago y migrañas. Era finales de los años ochenta en las que por las noches James Martín se la pasaba en los grandes clubs de la ciudad, gracias a su empleo como contable y encargado de recursos humanos. Martín relata con disgusto las historias de su paso por Nueva York. En una de ellas afirma que después de pedirle a uno de sus superiores que mostrase un poco de compasión por el empleado que iba a despedir y que acababa de recibir el título de “empleado del mes”, recibió como respuesta “que le jodan a la compasión”. Martín pasó seis años viviendo la noche neoyorquina, hasta que fue destinado a Stanford (Connecticut), donde bajó un poco su tensión. Fue allí donde tuvo la revelación que cambiaría para siempre su vida. Una noche que se había quedado en casa, puso la televisión y asistió a la emisión de “Merton: A Film Bio-graphy” en la cadena pública americana. Se trataba de la historia de la vida de Thomas Merton, un monje trapense que decidió seguir la vocación religiosa en la abadía trapense de Nuestra Señora de Getsemaní en Kentucky. Era el año 1941, después, Merton se convertiría en uno de los grandes escritores religiosos de los Estados Unidos del siglo XX. A él se deben obras como Las aguas de Siloé (1949), La vida silenciosa (1957) o su autobiografía, La montaña de los siete círculos (1948). Martín ha recordado la profunda impresión que le causó la visión de la película en aquellos momentos. “Aún recuerdo su expresión, mucho más feliz que la que veía en el espejo cada mañana”. Al día siguiente, Martín acudió a una librería y pidió La montaña de los siete círculos, “un libro muy bello” en palabras del propio religioso. “Cuando lo terminé de leer una noche, a altas horas, y lo deposité en la mesilla, sabía con seguridad a qué quería dedicarme. Para mí, esa fue ‘mi llamada’”. Sin embargo, Martín aún no estaba seguro de si debía unirse a un grupo religioso, ya que por aquel entonces, pensaba que “unirse al sacerdocio sería como convertirse en un cantante de ópera o unirse al circo”. Así que, en su lugar, acudió a un psicólogo. Un año después de comenzar su terapia, este le preguntó qué haría con su vida si pudiese. “Sería sacerdote”, le respondió Martín, que se educó en una familia católica aunque no muy practicante. “¿Y por qué no lo haces?”, le respondió este. Y al día siguiente, James Martín levantó el teléfono y marcó el número de los jesuitas. Martín lleva 28 años perteneciendo a la orden de los jesuitas y 17 ordenado como sacerdote, y es el editor de la revista América, la revista católica más importante de Estados Unidos.
Semanario de la Arquidiócesis de San Luis Potosí
La alegría del amor en la familia
Año 8
No. 370
Semana del 10 al 16 de abril de 2016
H
a llegado a nuestras manos la esperada exhortación apostólica post sinodal del Papa Francisco sobre el amor en la familia. Fue dada a conocer este pasado viernes 8 de abril y lleva por título “Amoris Laetitia”. El texto, publicado en italiano, francés, inglés, alemán, español y portugués, es el resultado de las reflexiones del Santo Padre a partir de los Sínodos de los Obispos sobre la Familia realizados en el Vaticano en 2014 y 2015. El Sínodo de los Obispos, realizado en octubre de 2015 en el Vaticano con la participación de más de 250 obispos de todo el planeta tuvo como tema “La vocación y misión de la familia en la Iglesia y en el mundo moderno”. Los obispos debatieron sobre diversos temas relacionados a la familia entre los que estuvieron la preparación para el sacramento del matrimonio,
la atención pastoral a las familias en dificultad, la violencia familiar, entre muchos otros. Los medios seculares de comunicación concentraron su atención en dos temas también abordados por los obispos: el acceso a la comunión por parte de los divorciados en nueva unión y la atención pastoral a los homosexuales. En el viaje de regreso de México a Roma, el Papa Francisco se refirió al tema de la participación de los divorciados en nueva unión, en la vida de la Iglesia y precisó que integrarse “no significa conceder la comunión” porque recibir la Eucaristía no es un “título honorífico”. Ojalá que ahora que ya está en nuestras manos podamos leer, meditar y reflexionar esta exhortación apostólica. Hoy, más que nunca, las familias cristianas pueden hacer mucho por la sociedad y también por la Iglesia.
Domingo 10 de abril de 2016
Celebración pascual
L
a celebración de la Pascua del Señor es el centro del Año Litúrgico, porque celebrar su Resurrección que vence la muerte y que nos introduce en una vida nueva no tiene ninguna comparación. Es el culmen de la salvación llevada a cabo por Dios en la historia. Así mismo con la gran fiesta de la Pascua, estamos llegando al momento central del Año Jubilar de la Misericordia. Litúrgicamente la Pascua tiene que distinguirse de todos los demás tiempos del año. Las notas de alegría expresadas en: la luz del cirio pascual, la ornamentación del recinto sagrado, el canto de Aleluya, etc. Por otro lado, es en este tiempo litúrgico pascual, donde deberían concretizarse los compromisos pastorales de cada comunidad eclesial. Es sugestivo, cómo en este tiempo San Juan Pablo II decidió instituir la fiesta de la Divina Misericordia. No nos cabe duda que quiso dejar asentada esta fiesta, para que siempre los cristianos recordemos que de la celebración pascual debe surgir una Iglesia verdaderamente misericordiosa. El Papa Francisco en estos días también ha señalado que con la fiesta de la Divina Misericordia hemos llegado al corazón del Año Jubilar y en su cuenta de twitter nos ha recordado que “El Señor nos pide que seamos hombres y mujeres que irra-dien la verdad, la belleza y el poder del Evangelio, que transforma la vida”; y de la celebración jubilar y pascual deben concretizarse en todas las Iglesias Particulares alguna obra social que haga tangible la misericordia. De esto el Papa nos da ejemplo al haber abierto espacios dentro del Vaticano para los que menos tienen y para los que buscan un refugio. Es también emblemático que en este tiempo pascual el Papa ha querido entregar al mundo su Exhortación Apostólica “Amoris laetitia” sobre el amor en la familia, una nueva luz para que la familia pueda ver en medio de las oscuridades del odio y de las divisiones que el mundo ha originado. Y claro, cómo vamos a olvidar, que antes de que saliera este documento de su magisterio ordinario, el Papa en persona vino a nuestra tierra mexicana y uno de sus encuentros lo dedicó especialmente para alentar la vida de cada familia, enseñándonos que en la obra salvadora de Dios ningún ser humano y ninguna situación familiar queda al margen, todo lo ha vendido a tomar en su corazón misericordioso. Queridos amigos lectores de La Red, ¡Ánimo! Estamos en la Pascua del Señor, en el corazón del Año de la Misericordia, y ha llegado el momento de concretizar nuestros compromisos por ser misericordiosos. El Dios de la vida y del amor los bendiga y los ilumine.
La consolación
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
(31, 3-4).
En el libro del profeta Jeremías, los capítulos 30 y 31 son los llamados “Libro de la consolación”, ya que en ellos la misericordia de Dios se presenta con toda su capacidad para confortar y abrir el corazón de los afligidos a la esperanza. Hoy también nosotros queremos escuchar este mensaje de consuelo.
El Señor es fiel, no abandona en la desolación. Dios ama con un amor sin fin, que ni siquiera el pecado puede frenar, y gracias a Él el corazón humano se llena de alegría y consuelo.
Jeremías se dirige a los israelitas que habían sido deportados en una tierra extranjera y les anuncia el regreso a su patria. Esta vuelta es signo del amor infinito de Dios Padre que no abandona a sus hijos, sino que los cuida y los salva. El exilio fue una experiencia devastadora para Israel. La fe vacilaba porque en tierra extranjera, sin el templo, sin el culto, tras haber visto el país destruido, era difícil seguir creyendo en la bondad del Señor. Me hace recordar a la vecina Albania y cómo después de tanta persecución y destrucción consiguió levantarse con dignidad y con fe. Así habían sufrido los israelitas en el exilio. También nosotros podemos vivir a veces algún tipo de exilio, cuando la soledad, el sufrimiento, la muerte, nos hace pensar que hemos sido abandonados por Dios. Cuántas veces hemos escuchado estas pa-labras: “Dios se ha olvidado de mí”. Son personas que sufren y se sienten abandonadas. Y ¡cuántos de nuestros hermanos están viviendo en este tiempo una real y dramática situación de exilio, lejos de su tierra natal, con los ojos todavía entre los escombros de sus casas, en el corazón el miedo y, a menudo, por desgracia, el dolor por la pérdida de seres queridos! En estos casos uno puede preguntarse: ¿dónde está Dios? ¿Cómo es posible que tanto sufrimiento pueda golpear a hombres, mujeres y niños inocentes? Y cuando tratan de entrar en algún otro lugar les cierran la puerta. Están ahí, en la frontera debido a que muchas puertas y muchos corazones están cerrados. Los migrantes de hoy que sufren el frío, sin comida y que no pueden entrar, no se sienten acogidos. ¡Me encanta ver a las naciones, los gobernantes que abren el corazón y abren las puertas! El profeta Jeremías nos da una primera respuesta. El pueblo exiliado podrá volver a ver su tierra y experimentar la misericordia del Señor. Es el gran anuncio de consolación: Tampoco hoy Dios está ausente en estas situaciones dramáticas. Dios está cerca y hace grandes obras de salvación para quien confía en Él. No debemos caer en la desesperación, sino seguir estando seguros de que el bien vence al mal y que el Señor enjugará toda lágrima, y nos liberará de todo miedo. Por consiguiente Jeremías presta su voz a las palabras de amor de Dios por su pueblo: Con amor eterno te he amado, por eso he reservado gracia para ti / volveré a edificarte y serás reedificada / virgen de Israel; / aún volverás a tener el adorno de tus adufes, / y saldrás a bailar entre gentes festivas
El sueño consolador del regreso a la patria continúa en las palabras del profeta, que dirigiéndose a quienes volverán a Jerusalén dice: Vendrán y harán hurras en la cima de Sión / y acudirán al regalo de Yahveh / al grano, al mosto, y al aceite virgen, / a las crías de ovejas y de vacas, / y será su alma como huerto empapado, / no volverán a estar ya macilentos (31, 12). En la alegría y el agradecimiento, los exiliados volverán a Sión, subiendo el monte santo hacia la casa de Dios, y así podrán de nuevo elevar himnos y oraciones al Señor que los liberó. Este retorno a Jerusalén y a sus bienes se describe con un verbo que significa literalmente “afluir, fluir”. El pueblo se ve, en un movimiento paradójico, como un río que fluye hacia lo alto de Sión, volviendo a subir hacia la cima del monte. ¡Una imagen audaz para decir lo grande que es la misericordia del Señor! La tierra, que el pueblo había tenido que abandonar, se había convertido en presa de los enemigos y había sido desolada. Ahora, sin embargo, vuelve a la vida y reflorece. Y los propios exiliados serán como un jardín regado, como una tierra fértil. Israel, traído a casa por su Señor, asiste a la victoria de la vida sobre la muerte y de la bendición sobre la maldición. Así es como el pueblo es fortalecido y consolado por Dios. Esta palabra es importante: ¡consolado! Los que vuelven reciben vida de una fuente que gratuitamente los riega. En este punto, el profeta anuncia la plenitud de la alegría, y siempre en nombre de Dios proclama: Cambiaré su duelo en regocijo, / y les consolaré y alegraré de su tristeza (31, 13). El salmo nos dice que cuando regresen a su patria la boca se cubrirá de una sonrisa: ¡es una alegría tan grande! Es el regalo que el Señor también nos quiere hacer a cada uno de nosotros, con su perdón que convierte y reconcilia. El profeta Jeremías nos lo ha anunciado, presentando el regreso de los exiliados como un gran símbolo de consuelo dado al corazón que se convierte. El Señor Jesús, por su parte, ha llevado a plenitud este mensaje del profeta. El verdadero y radical regreso del exilio y la luz reconfortante después de la oscuridad de la crisis de fe, se realiza en la Pascua, en la experiencia plena y definitiva del amor de Dios, amor misericordioso que da alegría, paz y vida eterna.
Domingo 10 de abril de 2016
La Iglesia y la familia
¡No tengan miedo!
Familia y La alegría del amor evangelización Q Por P. Juan José Torres Galván
L
a enseñanza de la Iglesia nos invita a profundizar en la dimensión espiritual de la vida familiar a partir del redescubrimiento de la oración en familia y de la escucha en común de la Palabra de Dios, de las que brota el compromiso de caridad. El principal nutrimento de la vida espiritual de la familia es la Eucaristía. En la familia la ternura es el vínculo que une a los padres entre ellos y a estos con los hijos. Ternura quiere decir dar con alegría y suscitar en el otro el gozo de sentirse amado. Tratar con delicadeza y respeto significa curar las heridas y volver a dar esperanza, a fin de avivar de nuevo en el otro la confianza. La misión de la familia abarca la unión fecunda de los esposos, la educación de los hijos, el testimonio del sacramento, la preparación de otras parejas al matrimonio y el acompañamiento amistoso a aquellas parejas o familias que están en dificultades. De ahí la importancia de un esfuerzo evangelizador y catequístico dirigido a la familia. Es de gran ayuda la catequesis familiar, como método eficaz para formar a los jóvenes padres de familia y hacer que tomen conciencia de su misión de evangelizadores de su propia familia. La Iglesia debe infundir en las familias un sentido de pertenencia eclesial, hay que alentar a todos a desarrollar sus capacidades y a realizar el proyecto de la propia vida al servicio del Reino de Dios. Sería bueno crear pequeñas comunidades de familias como testigos vivos de los valores evangélicos. La pastoral matrimonial y familiar necesita apreciar los elementos positivos que se encuentran en las diversas experiencias religiosas y culturales y debe denunciar con franqueza los condicionamientos culturales, sociales, políticos y económicos que amenazan a las familias. La creciente hegemonía de la lógica del mercado, que sacrifica los espacios y tiempos de una auténtica vida familiar, contribuye a agravar la discriminación, la pobreza, la exclusión y la violencia. Es indispensable que las familias, agrupándose, encuentren formas para interaccionar con las instituciones políticas, económicas y culturales, a fin de edificar una sociedad más justa, el compromiso por la vida y la familia debe ser una prioridad, ya que una sociedad que deja de lado la familia pierde su apertura al futuro. La evangelización comienza en la familia, en la que no sólo se transmite la vida física, sino también la vida espiritual. No se debe olvidar el papel de los abuelos en la transmisión de la fe y de las prácticas religiosas. La familia se convierte en sujeto del anuncio explícito del Evangelio y de testimonio, practicando las obras de misericordia corporal y espiritual. Hasta aquí el Mensaje final de los Padres sinodales, que entregaron el fruto del Sínodo en manos del Papa Francisco, esperando una carta suya que comunique a las familias de todo el mundo la Buena noticia del “Evangelio de la familia” que la Iglesia tiene para renovar su compromiso cristiano dentro de la sociedad actual. (Referencia de lectura: Mensaje final, 87-94)
ueridas familias potosinas, les saludo con afecto y cariño y pido a Dios, nuestro Padre, que la alegría del amor reine entre nosotros. Ha llegado a nuestras manos lo que desde hace un buen tiempo esperabamos, me refiero a la exhortación apostólica sobre la familia que nos ofrece el Papa Francisco: “Amoris laetitia”. Este documento, que el Papa Francisco ha puesto a nuestro alcance, es el fruto de dos sínodos que se llevaron a cabo en el Vaticano en los años 2014 y 2015. El amor en la familia
Hemos escuchado de manera constante y, cuando tenemos oportunidad, señalamos la importancia de la familia de Nazaret como modelo y ejemplo para la familia cristiana. La forma mediante la cual se hace presente el Verbo de Dios en una familia, nos revela que ésta es un lugar privilegiado para la revelación de Dios al hombre. De hecho, se reconoce que precisamente la familia es el lugar ordinario y cotidiano del encuentro con Cristo. Es por ello que nosotros los cristianos miramos a la familia de Nazaret como ejemplo de relación y de amor, como punto de referencia para toda realidad familiar y como consuelo en las dificultades. La familia es el santuario del amor y de la vida, ahí es el lugar en el que los hijos cuentan con el calor y el cuidado protector de sus padres, es el lugar en el que pueden tener la seguridad y la paz. Es ahí donde se tienen la primeras enseñanzas y donde se experimenta el amor de manera incondicional. Es por ello que se define a la familia “escuela de amor”, “escuela de comunión”, “escuela de relaciones”, el lugar privilegiado donde se aprende a construir relaciones significativas, que ayuden al desarrollo de la persona hasta llegar a la capacidad de entregarse. Los desafíos pastorales sobre la familia El anuncio del Evangelio de la familia es parte integrante de la misión de la Iglesia, sabemos que la Palabra ilumina la realidad de la relación entre el hombre y la mujer, de su amor y de la fecundidad de su relación. El fundamento del anuncio de la Iglesia acerca de la familia radica en la predicación y la vida de Jesús, que vivió y creció en la familia de Nazaret. En la cruz, se entregó con amor hasta el final, y en su cuerpo resucitado estableció relaciones nuevas entre los hombres.
Es por ello que a lo largo de los siglos, la Iglesia no ha dejado de ofrecer su enseñanza constante sobre el matrimonio y la familia. La familia es reconocida en el pueblo de Dios como un bien inestimable, el ambiente natural de crecimiento de la vida, una escuela de humanidad, de amor y de esperanza para la sociedad. Sigue siendo un espacio privilegiado en el que Cristo revela el misterio y la vocación del hombre. Junto a la afirmación compartida de este dato originario, la gran mayoría de las respuestas afirma que la familia puede ser ese lugar privilegiado, dejando entender que existe una distancia preocupante entre la familia en las formas como se le conoce hoy y la enseñanza de la Iglesia al respecto. La familia se encuentra objetivamente en un momento muy difícil, con realidades, historias y sufrimientos complejos, que requieren una mirada compasiva y comprensiva. Esta mirada es lo que permite a la Iglesia acompañar a las familias como son en la realidad, y a partir de aquí anunciar el Evangelio de la familia según sus necesidades específicas. La misericordia de Dios en la familia La Iglesia está llamada a mostrar el evidente amor misericordioso de Dios para con las familias, en particular a las heridas por el pecado y por las pruebas de la vida, pero, al mismo tiempo, proclamar la irrenunciable verdad del matrimonio según el designio de Dios. Creo definitivamente que la Exhortación del Papa Francisco hará eco de ese amor misericordioso del Señor Jesucristo y, por lo tanto de la Iglesia, que está presente en todas las familias, es decir, tanto aquellas unidas por la sacramentalidad del matrimonio, como por aquellas unidas por circunstancias de la vida. Que la Virgen y San José obtengan a la Iglesia crecer en el espíritu de familia y a las familias sentirse cada vez más parte viva y activa del pueblo de Dios. Se despide su amigo y hermano Obispo
+ Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero
Arzobispo de San Luis Potosí
04
Nuestra historia
Las catacumbas de santa Inés Por Pbro. Lic. Rubén Pérez Ortiz
Santa Inés, la niña santa que da el nombre a esta catacumba, martirizada durante la época de Diocleciano, en algunos documentos se describe como decapitada y en otros quemada en la hoguera, pero todos concuerdan en la fecha del martirio, en la edad de la santa y sobre el motivo: Santa Inés fue asesinada el 21 de enero, a la edad de 12 años, después de rechazar al hijo del prefecto de la ciudad para mantener su propia virginidad.
S
anta Inés la Niña Mártir fue sepultada “in praediolo suo” o sea en un terreno de propiedad familiar, tal terreno situado en Via Nomentana y adyacente al cementerio mayor, se convirtió en catacumba tras la sepultura de la pequeña santa. La catacumba presenta cuatro regiones distintas de las que solo la primera puede considerarse pre-constantina, de hecho la Regio I presenta todos los caracteres arcaicos como tumbas banquete o bien los muros divisorios entre los nichos que se muestran anchos de tal forma que dan a entender un uso no intensivo de la catacumba. Las otras regiones (regio) son seguramente más tardías, la Regio II permaneció siempre accesible y sufrió la expoliación de las decoraciones a causa de la despiadada caza de las reliquias que durante siglos fueron también cal-deadas por la misma Iglesia. La veneración por Santa Inés comenzó bien pronto, tanto que Constantino hizo erigir, entre el 337 y el 350, una basílica típicamente circiforme los restos de la cual son todavía visibles. En aquel tiempo solo un emperador tenía la autoridad de echar abajo estructuras del cementerio preexistentes a favor de nuevas basílicas, así que Cons-tantino hizo erigir la basílica igual que la de San Pedro en el Vaticano y San Pablo Extramuros en la zona Ostiense, pero ¿porqué Constantino puso a Santa Inés casi en el mismo nivel que los apóstoles Pedro y Pablo? Las leyendas narran que la Niña Santa curó de la lepra a Costanza, la hija de Constantino, por lo que la fe en ésta empujó al emperador hacia la construcción de una gran basílica, tal como ya se ha mencionado más arriba circiforme con lado largo de 100 metros y un lado corto de 40 metros, además la misma Costanza quiso el propio mausoleo junto a la basílica, el bellísimo monumento fúnebre de Costanza es una meta imprescindible para quién se acerca a la catacumba de Santa Inés. La basílica de Santa Inés Extramuros: La actual basílica, tal como la reconstruyó
Un hombre sin religión, es un huérfano de padre P. Chava
E
l hombre nunca deja de ser un niño. Ya que siempre será una creatura; si Dios nos ha creado, entonces somos sus criaturas, y formamos parte de su creación. Cuando el hombre se resiste a ser como un niño, entonces tendrá que enfrentarse a la vida por si solo. No podemos negar, que todos los hombres necesitamos de protección y de cuidado; a cualquier edad, necesitamos sentirnos protegidos. Y aunque muchos ejercen la función de padres, no deben olvidar, que nunca dejan de ser hijos; y ya que no nos hemos dado la vida a nosotros mismos, entonces alguien nos la ha dado, y Él, es precisamente nuestro Padre. No hablamos del padre terrenal, sino del padre que tenemos en los cielos, es decir, del Papá que se encuentra en todas partes. Cuando niños, con solo ver a nuestros padres nos sentíamos protegidos; con la presencia de mamá o papá, sentíamos el cobijo y perdíamos el miedo. Porque los padres significan protección, y seguridad para sus hijos.
el papa Honorio I a mediados del siglo VII, es uno de los más importantes complejos funerarios de Roma, con más de 10 kilómetros de corredores, de los cuales sólo un par son accesibles. En el siglo IV la suave roca fue horadada alrededor de la tumba de santa Inés para crear un lugar de reunión, probablemente para que su familia celebrara el aniversario de su muerte. Las visitas de su familia y amigos se extendieron pronto a otros en Roma, y el lugar se convirtió en un lugar de peregrinación. Para el año 340, Constantina, hija del emperador Cons-tantino I, amplió la zona subterránea y construyó un gran mausoleo privado sobre él que hoy es conocido como el «mausoleo de Santa Costanza» (ella era venerada como una santa, aunque no lo era oficialmente), mientras que la iglesia de Santa Inés fue entonces construida a un lado. La planta baja de la iglesia del siglo VII está al nivel del suelo de la catacumba, y las entradas desde la vía pública están al nivel de la galería de la segunda planta. Los mosaicos del edificio de Honorio aún están presentes. Esta iglesia también fue construida con una galería superior separada para las mujeres (matronaeum), similar al de San Lorenzo Extramuros. Es en esta iglesia donde, en el día de Santa Inés (21 de enero) dos corderos son especialmente bendecidos, usualmente por el papa después de una gran misa pontifical; su lana es más tarde tejida para hacer un palio, estolas ceremoniales, para un arzobispo metropolitano recién nombrado para simbolizar su unión con el Papado. La iglesia está actualmente administrada por los canónigos regulares de San Juan de Letrán.
Cuando pasamos a la edad adulta, nos vamos sintiendo autosuficientes; pensamos que estamos para proteger, y olvida-mos, que siempre vamos a depender de alguien y de su protección. Por esa razón, es que hemos renunciado a ser niños. Hay adultos que no aceptan depender de Dios; porque piensan que Dios es una atadura, y no una protección. Hay adultos que ven la religión como algo superficial; pero el hombre que renuncia a tener religión, se condena a vivir como huérfano. Dios no nos ha creado para dejarnos en la orfandad; todos tenemos a un Padre, y creer en ello, nos ayuda a sentirnos en paz; la presencia de un Padre como Dios, nos hace recuperar la tranquilidad. Después de la muerte de Cristo, los discípulos vivían ence-rrados por miedo a judíos, y ese temor los hacía vivir confundidos; tenían miedo de salir a la vida, y por eso se encontraban a puerta cerrada. Y todo, porque se sentían en la orfandad. Y al encontrarse en esa situación, Cristo se hace presente y les devuelve la paz; mirando al Señor volvió la calma, la presencia del resucitado, les hace recuperar la confianza. Por eso, es importante no renunciar a tener una religión. El hombre es un ser religioso por naturaleza, porque esta religado a un ser superior. Y aquellos que se niegan a vivir su condición de criaturas, se están condenando a vivir en soledad; un hombre sin religión, tendrá que arreglar su vida solo; y el solo, tendrá que cargar con todo el peso de su existencia. No hay que avergonzarse de ser como niños; porque los que se hacen como ellos, obtienen el reino de los cielos. Y éste, consiste en justicia, paz y gozo. Para recuperar la paz, hay que volver a ser niños; reconociendo que para Dios, nunca dejamos de ser criaturas.
El cirio para el fin del mundo, ¿lo tiene que bendecir alguien en especial? Por: P. Kino
L
as velas o cirios son parte de las fiestas u ornatos del templo. Comienzan a utilizarse en los principios de la Iglesia, primero, para iluminar por las noches, los lugares de reunión de los creyentes. Hoy ya son parte de la liturgia, y nos representan a Cristo como luz. Si ponemos atención, prácticamente todo el año utilizamos las velas o cirios para diversas circunstancias, sean litúrgicas o no. Al realizar la corona de adviento. En las posadas, además de quemar accidentalmente los cabellos, sirven para iluminar el camino de José y María, que van buscando hospedaje. En tiempo de fiestas patronales, a las velas les incrustan una imagen del santo que se celebra. No dejan de ser peligrosas las velas o veladoras que se encienden a los lados de las imágenes. Hay historias de angustia cuando de manera irresponsable dejamos encendida una vela en la casa o en la Iglesia, sin las debidas protecciones o precauciones. Hay cirios para todos los santos, por ejemplo, en el templo del Niño del Desagravio son muy adquiridos los cirios de San Benito, así como la vela del Niño del Desagravio. En otros lugares las imágenes serán de otra índole. Pero, ¿es necesario que la vela que nos salvará del fin del mundo sea con una imagen determinada? ¡CUIDADO!. Si caemos en el juego, yo puedo decir que tienen que ir al Niño del Desagravio a comprar el cirio de San Benito y que ese será el que los protegerá del paso del ángel exterminador. Otro colega podrá decir que yo digo mentiras, y que mejor compren el cirio de San cucurumbé, para que por lo menos cuando se mueran se vayan contentos… NO DESVIRTUEMOS LOS SIGNOS DE LA LITURGIA COMO PUEDEN SER LAS VELAS. Primeramente, ¿Quién te dijo que sea necesario un cirio para esperar el fin del mundo? ¿No será campaña publicitaria para que te compres cirios, cuyo único poder es, el poder ver mejor en la oscuridad y no tienen nada de mágico. Los cirios o velas, son signos de Cristo, de la fe que se enciende en nuestro bautismo. De la fe en Cristo, luz del mundo, pero jamás un cirio te dará la paz o la tranquilidad que sólo Jesús realmente te da cuando frecuentas los sacramentos. Es con la práctica de los sacramentos y la caridad que debemos esperar el fin del mundo. No está mal las entradas de cera en fiestas patronales, o la utilización de cirios en la liturgia; encender velas al rezar un rosario; encender un cirio ante un problema etc., son signos que no debemos perder, pero, no lo veamos en sentido apocalíptico; donde ponemos nuestra confianza en una vela encendida, y no en lo que representa esa vela que es Jesús.
05
Cosas y Casos de la vida
¡Gracias sacerdotes! Por: Pbro. Lic. Héctor Colunga Rodríguez
colunga46561@hotmail.com
Un amigo mío hizo una carta y me pidió que la publicara en mi columna; espero les guste. Mons. Jesús Carlos Cabrero, Arzobispo y sacerdotes de la diócesis de San Luis Potosí: Hoy quiero, a nombre de todos los laicos que amamos a nuestra Iglesia Católica de San Luis Potosí, darles las gracias porque a través del “SÍ” que han dado para seguir a nuestro Señor Jesucristo, ustedes nos van mostrando sus caminos. No es fácil tarea la que escogieron al comenzar su vocación del sacerdocio ni mucho menos el de seguirla fielmente. Hoy quiero agradecer por cada vez que, a pesar de las muchas veces que nosotros laicos los juzgamos severamente, ustedes nos hacen presente a Jesucristo en el altar. Eso querido hermano sacerdote, es la obra de misericordia más grande que puedes hacer para con su pueblo y hoy se los recuerdo: Dichosos ustedes los misericordiosos porque alcanzarán la misericordia. Hoy quiero alentarte a seguir adelante. Muchas son las dificultades que enfrentas en nuestra Iglesia en estos tiempos, sin embargo nuestro Maestro nunca dijo que sería tarea sin ataques ni tropiezos. Gracias por cada vez que tu abrazas tus cruces de cada día y nos pones el ejemplo de hacer lo mismo para vivir más fielmente a la propuesta del Evangelio. Sí, hermano sacerdote; sábete que cada vez que nos perdona nuestro Señor Jesús a través tuyo en el sacramento de la confesión, implica el que tú dijiste “SÍ” y renunciaste a muchas cosas por bien mío y en cambio muchas veces sólo recibes flagelaciones y dolores. Ese trueque, tu Sí por tantos ataques y cruces, no son más que un reflejo de Cristo cuando por nosotros se dejó clavar en una cruz. Gracias por ello. Si alguna o muchas veces tropiezas y caes en algún error, ten por seguro que estamos orando por ti. Si eso sucede, ¡levántate!, que aunque a veces no lo comprendemos bien, Nuestro Señor cayó y se levantó en la Vía Dolorosa. También quiero agradecerte por trabajar en tu propia santidad hermano sa-cerdote, pues necesitamos ejemplos actuales que nos pongan la muestra de cómo se sigue a Jesús en estos días. Cada vez que visitas a un enfermo o a un preso, pero sobretodo, cuando nos hablas de nuestro Buen Pastor Jesús con tu ejemplo y nos administras su gracia a través de los sacramentos, nosotros los laicos recibimos el regalo más grande que Dios nos ha dejado, el de la esperanza a una nueva vida fundidos en el amor con Él. No te canses hermano sacerdote, y si te cansas descansa en Jesús contemplándole en el Santísimo Sacramento pues Él dijo “vengan a mí los que están cansados” pues grande será su recompensa en el cielo. También quiero pedirte hoy, que no temas en corregirnos, en hablarnos de las verdades de nuestra fe tal cual son y como nuestro Señor Jesús lo mostró. No vaciles en educarnos como un padre amoroso educa a su hijo para que nos acerquemos a Dios y sus sacramentos, pues es lo más importante en nuestras vidas y es algo que a veces no valoramos Hoy quiero decirte hermano sacerdote, que Jesucristo te ama inmensamente y Él entiende tus cansancios, dolores y preocupaciones. Fue Jesús quien te escogió para predicar sobre Él y su obra de redención. Gracias por tu “SÍ” hermano, gracias nuevamente y te reitero que los laicos oramos con amor para pedirle al Dios Trino y Uno que te dé todas las virtudes necesarias para alcanzar la santidad y así predicarnos a nuestro Señor Jesucristo que está vivo y reina eternamente. Los laicos de la Iglesia católica de San Luis Potosí
Momento Teológico
Construir, Cultivar, Conquistar
El camino de la libertad
Por: Padre Memo Gil
“… Los sufrimientos del tiempo presente, no pueden compararse con la gloria futura que se revelará en nosotros”. (Rom 8,18) “Que el Dios de la esperanza los llene de alegría y de paz en la fe, para que la esperanza sobreabunde en ustedes por obra del Espíritu Santo”. (Rom 15,13) “Conocerán la verdad y la verdad los hará libres”. (Jn 8,32)
Doctrina sobre la Creación en la teología oriental P. Francisco Javier Espinoza Ayala fjespinozaa@hotmail.com
S
egún la teología oriental o también conocida como “teología griega”, la creación nos habla más que de un Dios artesano de un Dios amoroso. La creación es un acto libre del amor de Dios. Y por eso el mundo es contingente y dependiente de Dios: Dios es el corazón del ser; si no, deja de existir. La creación es continua, no un acto puntual. Dios sigue haciendo el mundo. La creación no es un recuerdo del pasado, sino un presente. La creación no está ahí para fijar un punto cronológico, sino para afirmar que en este momento presente el mundo existe por Dios. Afirmando lo anterior, diremos que la creación en Oriente se centra, sobre todo, en la antropología. Para los orientales el ser humano es, ante todo, imagen de Dios. El ser humano no es un ser autónomo, sino que su verdadera humanidad se realiza cuando vive y participa de lo divino. El hombre es memoria, entendimiento y voluntad, como Dios Trino es memoria (Padre), inteligencia (Hijo) y voluntad-amor (Espíritu Santo). El ser humano es lugar teológico por ser imagen de Dios: es persona por ser imagen de Dios; es misterioso por ser misterio profundo; está llamado a la comunión porque Dios es comunión. El hombre nunca es “naturaleza pura”, separado de Dios. Es una naturaleza a imagen del Hijo, participando de la divinidad. La Encarnación no es algo extraño a la humanidad: Dios, el Verbo, se encarna en su icono viviente, en su imagen viva que es el hombre. El ser humano es creado en orden a la divini-zación, para participar de la naturaleza divina, para ser hijo en el Hijo. Y todo el cosmos queda incluido en este proyecto de transfiguración que culmina en la Encarnación.
N
o cabe duda que para resolver los conflictos de nuestra vida es necesario mucho valor. Podremos equivocarnos muchas veces, podremos elegir la solución incorrecta, podremos solucionar un problema solamente para que se nos presente otro más complicado; y en cada uno de estos momentos hay que levantarnos y volver a la carga con energías renovadas. Teniendo el valor de no darnos por vencidos y que una solución posible a todo es, precisamente, seguir adelante. Imaginar la situación ya resuelta como quisiéramos, es una buena manera de adquirir valor para solucionar los problemas. Es importante elegir con libertad la actitud que tomaremos. Y aferrarnos a aquello que hay de más valioso y siempre será un medio que nos permita irnos fortaleciendo dentro del conflicto. Para resolverlo lo más eficazmente posible. Por lo tanto, aferrémonos a la fe porque es la fuente para creer que todo es posible. Será la mejor seguridad y fortaleza de un alma confiada. Afe-rrémonos a la esperanza porque destierra la duda y da lugar a actitudes positivas y alegres. Aferrémonos a la confianza que se encuentra en el corazón de las relaciones fructíferas y solidarias. Aferrémonos al amor porque es el don más preciado de la vida, porque nos hace generosos, atentos y da significado a la vida. Hay que tener muy en cuenta en todo, a la familia y a los amigos, pues son las personas más importantes de nuestra vida y hacen del mundo un lugar mejor. Ellos representan lo mejor que la vida nos va ofreciendo como ayuda para seguir nuestro
San
camino y normalmente permanecen incondicionalmente a nuestro lado. Todo esto nos llevará a experimentar un camino de libertad lleno de posibilidades. Sobre todo porque no vamos haciendo solos éste camino, que nos debe llevar a hacer del mundo un lugar mejor día a día. Teniendo en cuenta siempre las cosas importantes que dan significado a nuestra vida. Pues es muy común que en los momentos difíciles, cuando los problemas parecen sobrepasarnos, experimentamos la gran tentación de abandonar todo, de rendirnos y bajar los brazos. Es en esos momentos en los que debemos experimentar la fuerza y el valor de la libertad interior. Ya que no hay nada peor que ser esclavos del desaliento y el pesimismo. Interiormente se pueden instalar en nosotros, alentados por nuestra limitación. Por lo mismo, hay que aferrarnos a lo que somos y a todo lo que hemos aprendido. Y vislumbrar así la libertad a donde queremos llegar, no como una meta, sino, como una conquista que nos dispondrá desde el corazón a continuar un camino, que tal vez no se presenta fácil, pero no debemos rendirnos. Por eso, hay que tener el valor para ver las cosas de manera diferente y más clara. Los sueños se pueden alcanzar, teniendo los pies en la tierra.
El santo de hoy Estanislao, Obispo de Cracovia y Mártir
11 de Abril
N
ació el 26 de julio del año 1036 en Polonia. Sus padres eran nobles; habían vivido mucho tiempo sin hijos, hasta que Dios les concedió a Estanislao, en respuesta a sus oraciones, por lo que consagraron a Dios a su hijo desde el día de su nacimiento. Fue ordenado sacerdote por Mons. Lamberto Zula, Obispo de Cracovia, quien lo hizo canónigo de la catedral y más tarde lo nombró predicador y archidíacono suyo. La elocuencia y el ejemplo del joven sacerdote produjeron grandes frutos de reforma de costumbres entre sus penitentes, clérigos y laicos. A la muerte de Mons. Zula, el santo fue consagrado Obispo de Cracovia en 1072, siendo un celoso apóstol, infatigable en la predicación, estricto en el mantenimiento de la discipli-na y muy cumplido con las visitas
pastorales. En aquella época, gobernaba Polonia el rey Boleslao II, monarca de grandes cualidades pero extremadamente disoluto y cruel. Tuvo muchos enfrentamientos con el santo quien fue el único que le hizo frente ante sus injusticias y tiranías. Enfurecido por sus palabras, el monarca hostigó y amenazó al santo lo que motivó que San Estanislao lo excomulgara. Esta decisión encolerizó aún más al rey, enviando a sus soldados a que matasen al Obispo pero al fracasar por intervención divina, el rey lo mató.
07 Por Luis Marino Moreno
Los esclavos felices de la libertad
de Javier Ruiz Portella Altera 2011, 306 páginas
¿Porqué el emporio de la libertad se convierte en el reino del nihilismo? ¿Porqué nuestro extraordinario bien-estar parece privarnos de auténtico bien-ser? ¿Qué asombrosos resortes mueven a nuestro mundo para que ello sea así? Tales son las preguntas que atraviesan todo este ensayo, paradójico también en cuanto a su propia escritura. Un libro que, siéndolo de filosofía por el fondo de sus cuestiones, es de literatura por la forma de las mismas. La paradoja -la marca constitutiva de nuestro tiempo- se despliega a través de todo el libro: Paradoja de los hombres más libres y más esclavizados a sus objetos y productos. Paradoja de los hombres más ricos de toda la historia. y más pobres de sentido y belleza. Paradoja de los hombres que, sin consuelos ni refugios, se enfrentan más vigorosamente a la muerte. al tiempo que más cierran los ojos ante ella. Paradoja, en fin, de los hombres para los que se desvanece todo aliento sagrado, toda dimensión superior de la existencia, pero a los que “sólo un dios”, decía Heidegger, un muy extraño dios, “puede salvar”. No basta, sin embargo, exponer las paradojas y contradicciones de nuestro tiempo. No basta efectuar la crítica de la modernidad, o mejor dicho: la de aquel de sus rostros -tiene dos- que es dominante. Hace falta, además, preguntarnos: ¿por qué?
Javier Ruiz Portella
Nació en Barcelona en 1947. Tras varios años en el extranjero regresó a España en el año 1994. En 1993 publicó en francés el ensayo La liberté et sa détresse –ou le désenchantement de la modernité
Para leer bien, y escribir mejor
Iglesia Universal CIUDAD DEL VATICANO.- “Ser apóstoles de misericordia significa tocar y acariciar las llagas de Jesús, presentes también hoy en el cuerpo y en el alma de muchos hermanos y hermanas suyos”, dijo el Papa Francisco en la homilía que pronunció el domingo pasado. “Toda enfermedad puede encontrar en la misericordia de Dios una ayuda eficaz”, dijo para agregar a continuación: “De hecho, su misericordia no se queda lejos: desea salir al encuentro de todas las pobrezas y liberar de tantas formas de esclavitud que afligen a nuestro mundo”. ROMA.- “Amoris laetitia” así se llama la exhortación apostólica del Papa Francisco que se publicó el pasado 8 de abril. El Papa ha elaborado este documento pastoral con las conclusiones de los dos Sínodos sobre la familia recogidas en el informe final de octubre pasado. Es un documento extenso en el que el Papa toca los temas que más preocuparon a la asamblea de obispos, como buscar nuevas estrategias pastorales para acercarse a las familias o la mejora de la preparación al matrimonio de los novios. ROMA.- El Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización giró una invi-tación a los sacerdotes mexicanos para participar en el Jubileo de los Sacerdotes que tendrá lugar en Roma, del miércoles 1 hasta el viernes 3 de junio de este año. A través de una carta, se explica que una jornada de este encuentro estará dedicada a un retiro espiritual en el que el Papa Francisco ofrecerá tres meditaciones sobre el tema: “El sacerdote, ministro de la misericordia”. También señala que el Jubileo de los Sacerdotes concluirá con una concelebración eucarística presidida por el Santo Padre en el marco del 160º aniversario de la fiesta de la institución del Sacratísimo Corazón de Jesús. ALABAMA, USA.- En el Santuario del Santísimo Sacramento de Hanceville el Arzobispo de Filadelfia, Mons. Charles Chaput, preside la Misa de exequias de la Madre María Angélica de la Anunciación, la fundadora del canal católico EWTN, que falleció el Domingo de Pascua tras 15 años de luchar contra las consecuencias de un derrame cerebral.
Iglesia de México SAN JUAN DE LOS LAGOS.- El Papa Francisco ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de San Juan de los Lagos presentada por Mons. Felipe Salazar Villagrana. En su lugar, el Pontífice ha nombrado Obispo de San Juan de los Lagos a Mons. Jorge Alberto Cavazos Arizpe, hasta ahora Obispo Auxiliar de Monterrey. Mons. Cavazos nació en Monterrey el 31 de julio de 1962 y estudió en el Seminario de la diócesis. Fue ordenado sacerdote el 31 de mayo de 1989. Fue nombrado Obispo Auxiliar de Monterrey el 7 de enero de 2009, recibiendo la consagración episcopal el 26 de marzo siguiente. GUADALAJARA.- El Semanario Arquidiocesano de Guadalajara llega a su edición número mil. Se dice muy fácil, pero este trabajo y servicio al Pueblo de Dios significa miles de horas de trabajo de cientos de colaboradores, traducidas en miles de Notas y Artículos, de noticias, de reportajes, de crónicas de grandes eventos, de cápsulas catequéticas, de tópicos que forman e informan semanalmente con objetividad y espíritu de Fe a la comunidad católica de la Arquidiócesis tapatía. MÉXICO.- Esta semana se llevó a cabo la Asamblea Plenaria de los Obispos de México. Durante un año la Iglesia católica llevaba a cabo dos asambleas plenarias, iniciando durante la Pascua y la segunda en el mes de noviembre. Estas reuniones son asambleas donde se reúnen los obispos, teniendo siempre un importante programa de temas para abordar. En esta ocasión, se realizaron evaluaciones generales del trabajo que han realizado los obispos. Se revisaron los perfiles para el próximo trienio. A la par, se llevó a cabo una revisión sobre los aspectos principales de la visita del Papa a México, así como las acciones de las pastorales litúrgicas, profética, social, vocacional, indígenas, juvenil, migrantes y otras.
Iglesia Potosina SAN LUIS POTOSÍ.- Nuestra Iglesia Potosina lleva a cabo, a través de nuestro Semanario La RED, una divulgación de la nueva exhortación apostólica “Amoris laetitia”, (Sobre el amor en la familia). “Es un buen documento que seguramente dedicará amplio espacio a hablar del amor, un himno al amor, al amor esponsal, al amor hermoso, es decir, el amor casto”. Este documento lo podemos adquirir en las oficinas del Semanario a un costo al alcance de tu bolsillo.
¡ Señor, tú lo sabes todo…!
“15 Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». El le respondió: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos». 16 Le volvió a decir por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». El le respondió: «Sí, Señor, saber que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas». 17 Le preguntó por tercera vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas. 18 Te aseguro que cuando eras joven tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras». 19 De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: «Sígueme». (Jn 21,1-19).
E
l evangelio de este tercer domingo de Pascua proclama la última manifestación de Jesús Resucitado a sus discípulos de acuerdo al evangelio transmitido por San Juan. Esta historia narrada en el capitulo 21, aunque no formó parte del diseño original del Cuarto Evangelio, ciertamente tiene todas las características de la tradición joanina, la cual abarca también las tres cartas de Juan. Así, este capítulo viene como un apéndice, posterior a la conclusión original de este Evangelio. No obstante, ha llegado a nosotros como parte integral del mismo, no se conoce manuscrito alguno que lo omita.
Por Pbro. Darío Martín Torres Sánchez
Esta historia da una nueva visión de la función de los apóstoles en la comunidad; pues no es posible considerar únicamente el aspecto carismático de la asamblea de discípulos, que se aboca únicamente a la fraternidad, sino que necesita la “disciplina” del pastoreo o liderazgo. Ya en el capítulo 20, perteneciente al diseño original del cuarto Evangelio había quedado claro que Jesús Resucitado había hecho un envío a sus discípulos: “como el Padre me ha enviado, así los envío yo.” Sin embargo, este capítulo 21 es más específico en cuanto al pastoreo se refiere. Así, deja en claro que el
liderazgo en la comunidad no va en contra de que Jesús sea el Buen Pastor, como había sido revelado en el capítulo 10; pues Él mismo es quien pone en manos de Simón Pedro la amorosa misión de pastorear sus ovejas. Sin embargo, el liderazgo en la comunidad se fundamenta en un amor superior a Jesucristo, Buen Pastor. De ahí que Jesús le pregunte a Pedro, por tres veces, si su amor por Él es superior al de sus compañeros. Pues el oficio de pastorear en la comunidad no puede quedar devaluado por ningún otro interés, sino movido únicamente por el amor al Supremo Pastor que da la vida por sus ovejas.
Jesús sin techo, la nueva estatua instalada en el Vaticano
N
o se le ve el rostro. Podría ser uno más entre tantos que vagan por las calles sin un techo donde pasar la noche. Sin embargo, es nada menos que Cristo. Lo delatan los agujeros de sus pies, restos de la crucifixión. Esta es la nueva estatua de bronce que el Papa bendijo durante el Jubileo de la Misericordia. Se quedará en el Vaticano, al lado de las oficinas dedicadas a la caridad del Papa con los pobres de la zona.
La obra, de tamaño natural, ha sido realizada por el escultor canadiense Timothy P. Schmalz. Dice que lo que le movió a rea-lizarla, fue cuando durante las fiestas de Navidad se encontró a una persona sin hogar durmiendo en un banco. No es la única escultura de este artista especializado en poderosas imágenes, escenas o temas relacionados con el Evangelio.
¡Pónganse en camino!
Celebrando al Señor
Discípulos misioneros
La espiritualidad de (Parte la misión V de VI)
La misericordia, rostro de la misión
E
El lenguaje de las emociones en la liturgia P. Pedro Mexquitic Arredondo
E
l análisis de los textos litúrgicos nos lleva indudablemente a reconocer que los ritos cristianos dan amplio espacio a las emociones y a los sentimientos. Ante todo por la presencia del leccionario que inserta en la liturgia la riqueza emotiva presente en los textos bíblicos. La Sagrada Escritura, en efecto, es el testimonio de un gran vínculo entre la fe y las emociones. Puede haber fe sin la turbación de María de frente al anuncio (Lc 1,46), el susto de los pastores en la aparición del ángel (Lc 2,9), la turbación de los discípulos (Mt 14,26), el estupor de las muchedumbres (Mt 7,28), la confianza del leproso (Mt 8,2) o de la hemorroísa (Mt 9, 20-21). La emoción es el lenguaje de la fe, porque la apertura a Dios mueve todos los principales sentimientos humanos. Pero el mismo Dios que actúa y habla en la Biblia no sería “Dios” si sus acciones fueran aisladas de sus emociones. Si Dios se presenta con las características humanas de la palabra y de la acción, no se ve por qué no debería presentarse también con aquélla característica humana que es la emoción. La fe bíblica, parece casi exasperar las emociones dado que presenta el cruce de sentimientos contrastantes: temor, y dulzura, miedo y gozo, deseo y vergüenza. El caso más emblemático es la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, donde es evidente que están profundamente arraigadas las emociones y sentimientos contrastantes. Y de lo demás, la cosa más emotivamente conflictiva pero también
excepcional, es el cruce entre la gloria de Dios y la crucifixión de un hombre. La eucología (las oraciones) se mueve sobre la misma línea dado que es rica de verbos y sustantivos que evocan el deseo y la admiración, la dicha y el gozo, la vergüenza y el miedo, la gratitud y la compasión. Un estudio comparado de las formulas contenidas en las oraciones podría revelar también el profundo cruce entre las palabras que dicen las emociones. En los prefacios, en las anáforas y en la eucología menor el lugar central es indudablemente ocupado por las afirmaciones de fe que son vinculadas a la razón entendida como capacidad de formular contenidos de pensamiento. No es posible desenganchar a estas afirmaciones sus contenidos de la fe de la fuerza con la cual vienen afirmadas. Es precisamente en esta fuerza el aspecto más evidente de la dimensión emotiva de la liturgia. La certeza de la fe es el hábitat indispensable para la verdad de la fe: la emoción unida a la certeza hace plausible la razón unida a la verdad. El juego entre certeza y verdad, entre emoción y razón es fundamental tanto en los textos del leccionario cuanto en los textos eucológicos. Un trama que no se puede confinar al qué cosa dicen los libros litúrgicos sino que exige una grande atención a cómo se dicen. Y esto lleva al rito celebrado a la cuestión acerca de la presencia de las emociones durante la celebración litúrgica.
stamos celebrando el año de la Misericordia. Un año santo, que el Papa Francisco nos ha pedido reflexionar y llevar a la práctica las obras de Misericordia (corporales y espirituales). Es una oportunidad para dar testimonio cristiano y sentir la experiencia de Dios en la vida. La misericordia como rostro de la misión, tiene un rostro concreto: Jesucristo, que es quien viene a mostrarnos al Padre y cómo ha de ser la vida de seguimiento de cada discípulo misionero. En las narraciones de los Evangelios podemos constatar cómo es el paso de Jesús en medio de su pueblo y dicho paso, es haciendo el bien. Jesús con su vida nos enseña cómo ser misericordiosos a ejemplo de su Padre (cfr. Lc 6,36). Especialmente en el Evangelio según San Lucas y que es llamado como el Evangelio de la Misericordia, Jesús nos enseña por medio de Parábolas cómo vivir y llevar a la práctica la Misericordia. Les presentamos siete parábolas que encontramos en Lucas: a) Los dos deudores y su acreedor (Lc 7, 36-50). Este pasaje nos narra sobre una pecadora perdonada, que al saber que Jesús va a la casa de un fariseo se pone en camino en busca del mejor perfume y viene a derramarlo sobre Jesús, además de lavarle los pies con sus lágrimas y secarle con sus cabellos. El fariseo duda de que Jesús sea un profeta, pues hubiera identificado a la mujer como pecadora pública, sin embargo ante ello Jesús pone como ejemplo a un acreedor con dos deudores, uno con quinientos, otro con cincuenta a quienes tal acreedor perdona la deuda… b) El buen samaritano (Lc 10, 25-37). Un doctor de la ley le pregunta a Jesús sobre cómo obtener la vida eterna y quién es el prójimo, pero con la intensión de ponerlo a prueba. A lo que Jesús responde con una enseñanza de ayuda a los demás y no de indiferencia. Pone como ejemplo a un samaritano que con caridad atiende a un hombre herido, el cual ya había sido ignorado por un sacerdote y un levita. El samaritano se detiene y cuida de él… la invitación que lanza Jesús es hacer lo mismo con los demás, puesto que éste, practicó misericordia… c) La oveja perdida y la dracma perdida (Lc 15, 1-7). Nos cuentan, primero sobre cómo el pastor deja su rebaño y va en busca de quien se le ha perdido, haciendo referencia al Pastor eterno en la alegría de ir por el pecador que se ha arrepentido; segundo, la alegría de quien encuentra una moneda que ha perdido, así se alegra el Padre por el pecador que se arrepiente y cambia de vida… d) El Padre misericordioso (Lc 15, 11-32). Conocida como la parábola del hijo pródigo, que pide la herencia a su padre, para irlo a malgastar y separarse de la casa paterna, se vislumbra por todo lo que posee y se pierde a sí mismo. Regresa ante la necesidad y el hambre, quiere ser tratado como trabajador, sin embargo el Padre tiene la esperanza de que su hijo regresará y lo recibirá como lo que es, un hijo, no le pide cuentas, solo lo perdona y lo abraza con amor y misericordia… e) El rico anónimo y el pobre Lázaro (Lc 16, 19-31). Cuenta la historia de dos hombres, el primero que en vida tuvo muchas riquezas, vestía de purpura y de lino y celebraba esplendidas fiestas, pero era indiferente a la necesidad del otro; el segundo, un hombre pobre, llagado y hambriento. Éste al morir fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. En cambio, el rico al morir, fue al lugar de tormentos. Éste pide redención por no haber practicado misericordia con el pobre y pide por sus hermanos… f) El juez y la viuda (Lc 18, 1-8). Jesús les presenta esta parábola a sus discípulos para inculcar la perseverancia en la fe y en la oración sin desfallecer. Incluso estar atento a las necesidades del otro, como aquella viuda que acude al juez implorando justicia… g) El fariseo y el publicano en el templo (Lc 18, 9-14). Aquí plantea el sentido de la oración. El primero con soberbia y una fe superficial; el segundo con fe sincera y reconociéndose pecador implora el auxilio divino. Es una gran enseñanza de humildad y experiencia del amor de Dios… Estos son sólo algunas de las enseñanzas en donde descubrimos el rostro de la misericordia y que reconocemos en la persona de Jesús. Son elementos que nos pueden ayudar hacer más sólida nuestra espiritualidad misionera. Hasta la próxima.
Peregrinación del Señor de la Misericordia
Por Gustavo Alejandro García Vargas.
E
l pasado sábado 2 de Abril, se llevó a cabo la peregrinación del Señor de la Misericordia; del Santuario de Guadalupe a la Catedral Metropolitana. Fueron recibidos por el Sr. Arz. Jesús Carlos Cabrero Romero. La entrada fue por la puerta lateral de Ca-tedral, ya que es la puerta Santa. La imagen del Señor de la Misericordia le fue revelada a Santa Faustina en 1931 y Jesús mismo le pidió que se pintara, para que después, el Señor Jesús le explicara su significado y lo que los fieles alcanzarían con ella. “Los dos rayos significan la Sangre y el Agua”, explicó Jesús a Santa Faustina, “El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas... Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos porque no le alcanzará la justa mano de Dios”. En este día los fieles pueden obtener la indulgencia plenaria.
Pastoral de la Esperanza
Por: Alma Martínez Cruz
E
l día 3 de Abril el grupo Pastoral de la Esperanza, se reunió para recibir a nuevos misioneros de pastoral y agradecer por a Dios por los días en que estuvieron de pastoral en familia; con una celebración de la Eucaristía en la Parroquia de San José Obrero, Colonia Reyitos; siendo el Pbro. Luis Francisco Juárez Gallardo quien recibió al Pbro. José Juan Morales quien es el encargado de la Pastoral Familiar, y con el diacono Alfredo. Con júbilo entre los alumnos del Pastoral de la Esperanza participaron, pero sobre todo los que ya están comprometidos con el Señor llevando la palabra y siendo solidarios con los problemas de los más necesitados, este Amor absoluto e incondicionado con Dios, que el hombre lo que necesita para encontrar sentido a la vida y vivirla con esperanza, se ha manifestado en Cristo y tiene su máxima expresión Sacramental en el Misterio de la Eucaristía pues es el gran Sacramento de la esperanza y del gran Amor y Fe que en ella se traduce.
Domingo 10 de abril de 2016
Fiesta Patronal Nuestra Señora de la Anunciación
Por: Gustavo Alejandro García Vargas
E
l pasado domingo 3 de Abril, se celebró la fiesta patronal de Nuestra Señora de la Anunciación, en el Decanato de Cristo Rey, colonia El Paseo. La celebración fue presidida por el Sr. Arz. Jesús Carlos Cabrero Romero, acompañado del Párroco J. Margarito Sánchez y por el Pbro. Cesáreo Paulín; Párroco de las Mercedes. Cada 25 de marzo la Iglesia celebra la Solemnidad de la Anunciación, sin embargo, al coincidir este año con el Viernes Santo, esta pasó a celebrarse este día. Con motivo de la fiesta patronal, recibieron niños y jóvenes el sacramento de la Confirmación, y se llevó a cabo también la imposición de sotanas a monaguillos de la misma parroquia. El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia. (Lc. 1, 35 - 38).
Fiesta Patronal en honor a Jesús Resucitado Por: Martín Tovar Villanueva
C
on gran alegría y gozo la comunidad parroquial de la colonia Juan Sarabia participó en su fiesta patronal el domingo 27 de marzo, donde fue cordialmente recibido el Sr. Arz. Jesús Carlos Cabrero Romero, junto con el Párroco Carlos Flores Reséndiz y por el Decano, el Pbro. Antonio Huerta García. El Sr. Arzobispo en su mensaje de homilía dijo: “Jesús no eligió el camino de la espectacularidad para aparecer con fuertes acontecimientos, lo vimos en el camino solo para entrar en nuestro corazón. Él no nos ha olvidado, por eso hemos sido elegidos por Él para manifestar su amor. Que bonito es, que la parroquia de la resurrección celebre a Jesús vivo y que a través de la Palabra encontremos las huellas de Jesús, por eso debemos aprender a darle lectura y preguntarnos: qué quiere Jesús de nosotros.” ¡Felices Pascuas de Resurrección a los fieles de Jesús Resucitado!
Pascuas Juveniles en nuestra Iglesia Potosina
Cerritos
Ciudad Fernández
Ojo Caliente
Santa María del Rio
Quintas de la Hacienda
Rioverde
Tierra Nueva
Desayunador para los de tercera edad
E
n la comunidad de Guadalupe Victoria, perteneciente a la parroquia de San Marcos se inauguró un desayunador para las personas de la tercera edad de esta comunidad. Este desayunador tiene como finalidad ayudarlos y motivarlos para reavivar esa alegría y esperanza en cada día. Con la colaboración del Párroco, el Pbro. Miguel Ángel Torres Moreno, el Pbro. José Javier Pacheco Torres y voluntarios de buen corazón, es como se llevará a cabo esta labor a beneficio de los adultos de tercera edad.
Domingo 10 de abril de 2016
13
La herejía de la felicidad Por: Juan Jesús Priego
-Me gustaría poder leer más, escribir más –decía yo hace algún tiempo a un sacerdote amigo mío al que, por cierto, acaban de hacer obispo-. ¡Si pudiera disponer de un poco más de tiempo! Escribo mis artículos casi de madrugada, y mis libros a paso de tortuga. ¡Son tantas las cosas que debo hacer diariamente! Ir, regresar, volver; clases, oficina, ceremonias, reuniones… ¿A qué hora quieres tú que me ponga a escribir? El tono de mi voz era agrio: más que informar, me quejaba. -Sí –dijo mi amigo-, y sin embargo desde hace muchos años tus artículos aparecen puntualmente en tres periódicos. -¡En tres periódicos! ¿Y sabes lo que significa tener que escribir cada semana tres artículos distintos? Apenas llega el lunes –después de haber dicho el día anterior seis Misas, aunque no lo permita el Derecho Canónico- y ya me estoy preguntando: «Y ahora, ¿de qué voy a hablar?». No hay tormento chino que iguale en crueldad a éste; y, entonces, una angustia mortal se apodera de mí y no me deja hasta que empiezo a llenar de garabatos el papel. -De acuerdo. Pero, no obstante eso, tus artículos están ahí, puntuales y en el mismo sitio de siempre en los periódicos. ¿Desde hace cuánto? -Diecinueve años; hace ya dieciocho que escribo para El Sol de San Luis; siete para La Red y ya casi dos para... -¿Y te quejas? No sabía qué responder. Sí, a pesar de todo mi amigo tenía razón. Sólo Dios sabe cómo, pero hasta el momento había cumplido mi palabra de no dejar nunca, en ninguna parte, mi columna vacía. Mi amigo siguió diciéndome: -Es más, casi me atrevería a decir que si no fueran éstas precisamente tus condiciones, no escribirías nada. Para escribir al ritmo en que lo haces es necesario no tener tiempo; quiero decir, no demasiado tiempo: te dispersarías, aflojarías los músculos, te echarías a dormir. Yo miraba a aquel amigo casi con rencor. Me daba la impresión de que no lograba comprenderme. -¡Ah, si tuviera tiempo –le decía- qué libros escribiría! -¡No, no y no! –se empecinaba él-. La ver-
dad es que escribirías menos, mucho menos. Este diálogo tuvo lugar, como dije al principio, hace algunos meses, cuando aún no descubría que mi amigo tenía razón. Sí, si tuviera más tiempo acaso escribiría menos; si mis condiciones fueran mejores, acaso no escribiría en modo alguno. Cuando sobra tiempo –y bienestar- casi siempre faltan ganas para hacer lo que verdaderamente importa. ¡Cómo se derrocha el tiempo cuando se tiene en abundancia! Hace una semana, por ejemplo, tenía toda la jornada del lunes para mí solito, cosa que sucede más o menos una vez al año. Me dije entonces: «¡Ahora sí, Juan Jesús, a escribir cuanto te dé la gana!». Había resuelto acabar esa misma tarde el capítulo de un libro que estoy preparando. Ahora bien, ¿cree usted, lector, que lo hice? ¡Para nada! Le di vueltas al asunto, me senté a mi escritorio, me puse a hojear un libro, consulté mi correo electrónico, respondí mensajes, me fui a pedalear en la bicicleta durante una hora al Parque Tangamanga, me puse a ver por tercera o cuarta vez una película francesa que me gusta mucho –Amélie-, alineé unos libros que se apilaban sin ton ni son en los estantes… ¡pero de capítulo, nada! Además, ¡qué flojera! Éste, en todo caso, lo terminé como termino casi siempre todo lo que inicio: de madrugada y casi de un tirón. «Un rasgo característico de los que escriben –escribió Jean Guitton en uno de sus libros, ¡y vaya si sabía él de lo que hablaba!- es que no pueden trabajar más que en la fiebre del último momento; sólo la prisa les obliga a perfeccionarse. Si no tuvieran que presentar un proyecto creo yo que siempre estarían holgazaneando». ¡Muy bien dicho, señor! Al escritor le es necesario el apremio y, casi diría, el sufrimiento; de otra manera no se dignaría a mover uno solo de sus perezosos dedos. Escribe hoy sólo porque debe entregar su trabajo mañana. La misma idea de Guitton fue expresada por otro filósofo, el francés Jean Lacroix, aunque de otra manera: «La tentación del hombre no es el placer, sino la felicidad. Esta tentación consiste en detener todo progreso, en encontrar el reposo y la satisfacción definitiva aquí en la tierra. El hombre es un ser de peregrinación: es el peregrino del Absoluto. Lo que llamo herejía de la felicidad consiste
en dejar de ser peregrino. Hay una idolatría de la felicidad»…, etcétera. El hombre feliz no necesita moverse hacia ninguna dirección: está bien como está. El reposo es el estado del hombre dichoso. Pero el que no lo es no puede estarse quieto: éste tiene que moverse, inventar rutas y trazar caminos para alcanzar lo que le falta. Se mueve porque es infeliz, proyecta porque es desgraciado, crea porque la realidad lo aprieta. No nos engañemos: tan pronto como seamos felices dejaremos de hacer, de inventar, de crear. Porque lo único que vale la pena hacer lo hacemos movidos por la desdicha. «¿Qué es un poeta?» –se preguntó una vez Sören Kierkegaard. Y respondió así: «Un poeta es un hombre desgraciado que oculta penas hondas en su corazón, pero cuyos labios están hechos de tal manera que los gemidos y los gritos, al pasar por ellos, suena como una música bella. Le pasa lo que a la infeliz víctima atormentada a fuego lento dentro del toro de Fálaris: sus gritos no podían llegar a los oídos del tirano para aterro-rizarle; para él sonaban como música dulcísima. Y los hombres se congregan alrededor del poeta y le dicen: “¡Pronto, canta otra vez!”. Es decir, que tu alma sea víctima de nuevos sufrimientos, pero que tus labios sigan siendo los de antes. Porque los gritos nos asustarían, pero la música es suave»… ¿Quisieras ser feliz, lector? Déjame decirte: no sabes lo que quieres. El hombre feliz es el que no hace nunca nada. ¿Sufres, en cambio? No llores: sólo ahora estás en condiciones de realizar cosas verdaderamente grandes, pues las únicas cosas que importan nacen del pesar y se fraguan en la aflicción.
Lo mejor de Toulouse Lautrec,
un artista no tan frívolo como parece
U
n rara enfermedad hereditaria en los huesos y su escasa estatura, poco más de metro y medio, le condicionaron durante toda su vida. Quizá por eso, decidió entregarse a la frivolidad, para escapar del dolor que le provocaba su falta de salud. Toulouse Lautrec no solo captó la ligereza del París de la Belle Époque. Fue todo un cronista de su propio tiempo. Divas del momento como por ejemplo, Jane Avril, la famosa figura femenina del Divan Japonais, que protagonizó otras muchas obras de Lautrec como las que se exponen en esta muestra. O Yvette Guilbert, que también se intuye en este affiche gracias a sus inconfundibles y largos guantes negros. Para la cantante, embajadora de la canción francesa,
Lautrec diseñó estos delicados libretos. El Ara Pacis de Roma alberga esta impresionante exposición con centenares de obras del genial artista francés, como litografías o affiches. Muchos de estos fondos proceden del museo de Bellas Artes de Budapest, uno de los más importantes de Europa. En una exposición como esta, tampoco podían faltar otros de los nombres que popularizó Lautrec gracias a sus diseños, como el de Aristide Bruant, el actor y cantante de la bufanda roja. El cartelista y pintor falleció joven, a los 36 años, después de una vida de sufrimiento y rechazo que sin embargo, siempre quiso llenar de color, bohemia y extravagancia.
A propósito de mi artículo titulado: ¡si el sabio no aprueba, malo! ¡si el necio aplaude, peor!
C
Por: Lic. Ricardo García López
omo el lector recordará el artículo a que me estoy refiriendo fue un comentario a la Fábula de Tomás de Iriarte “El cerdo, el oso y la mona” y entre otras cosas me referí a los profesores irresponsables de mi querida Universidad en general y en particular a los de mi amada Facultad de Derecho. Pocos días después de aparecido el artículo nos encontramos un gran amigo mío y yo, él también profesor jubilado como yo, a este amigo le guardo una gran estimación y respeto por su limpia trayectoria en la Universidad como profesor y como investigador, y porque sus recomendaciones y consejos están caracte-rizados por una saludable sensatez y desprovistos de hipocresía y frialdad. Pues bien, al cruzarnos me externó muy rápidamente, porque el lugar y la hora no eran adecuados para detenernos a charlar con amplitud, por lo que, en pocas palabras me dio a entender que lo que yo había escrito en el artículo de marras no era nada edificante y que por lo tanto tendríamos que hablar detenidamente sobre ese asunto. Respecto de los reproches que algunos pudieran hacerme de mordaz, contestaré como lo hizo el gran sabio, teólogo, filósofo y literato don Erasmo de Rotterdam en su libro Encomium Moriae que la generalidad traduce como: Elogio de la locura, algunos traducen este título como Encomio de la Sandez y otros como: Elogio de la estulticia. Pues bien, el de Rotterdam dice en su defensa, y yo con él: en todas las épocas fue concedida al escritor la libertad de burlarse de las cosas humanas, siempre que sus burlas no cayesen en ofensivas. Y declaro que me sorprende la delicadeza de oídos que hoy se estila, pues hay algunos que sólo pueden escuchar lo que les halaga, pudiendo encontrarse religiosos que antes tolerarían una horrible blasfemia contra Jesucristo, que una ligera broma dirigida a un Papa o a un gobernante, sobre todo si con ella corre algún peligro su pitanza. Y yo me pregunto, ¿no es enseñanza y doctrina, más bien que mordacidad insensata, el criticar las costumbres de los hombres, cuando no se zahiere a nadie en particular? Leyéndome, observaras que he dejado los nombres propios en el tintero; así que, si alguien se da por aludido, será porque le acusa su conciencia, pues en mi sátira me limito a generalizar, y nadie podrá decir en justicia que mis palabras vayan contra él personalmente. En esto no me parezco a San Jerónimo, que, utilizando este género y estilo, llevó la burla a los mayores extremos, sin perdonar los nombres propios de aquellos a quienes zahería. Yo no cito a nadie y he puesto en mi escrito la moderación debida para que el lector comprenda que he querido criticar y no molestar, pues no he seguido el ejemplo del poeta satírico latino Juvenal, nacido el año 42 de nuestra era, en sus bellas y sinceras páginas en las que ataca en forma totalmente desconsiderada los vicios e injusticias de la Roma de su época revolviendo así el fango apestoso. Yo me propuse dar a conocer más las ridiculeces que las torpezas… Hasta aquí Erasmo de Rotterdam. Tal vez mi escrito lo produje en un rato de locura, pero, ¿en qué perjudica un poco de locura a un mundo trastornado por su sed de poder y dinero? Con toda seguridad mi excelente y buen amigo no ha leído la introducción que escribí para la Guía de Protocolos correspondiente a los años de 1805 a 1810 que tuvo a bien publicarme en coedición el gobierno del Estado, la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y nuestra Facultad de Derecho. A raíz de esta observación de mi amigo he reflexionado y estimo que dicha introducción suena más agresiva pero nadie me ha hecho observación alguna a ese respecto y me permito trascribirla para que se haga una nueva consideración sobre la misma. Pero reitero y apelo a las razones que dio Erasmo de Rotterdam y que ya he expuesto. He aquí la transcripción de Introducción a que me refiero: Cuando comenté con uno de mis compañeros profesor investigador como yo, la intención de continuar con la publicación de las guías de protocolos de los escribanos del siglo XIX que custodia el Archivo Histórico del Estado, me hizo ver con franqueza y sinceridad, cosa que le agradezco, que este tipo de escritos son de poco interés y que además mi trabajo, más que una investigación, es una compilación ya que basta con tomar un protocolo y transcribir en forma condensada cada una de sus escrituras. Estoy de acuerdo en que se trata de una compilación, en lo que no lo estoy, es en eso de que basta con tomar el protocolo y transcribirlo. La cosa no es tan sencilla, como parece a simple vista, porque antes que nada debe rea-lizarse el trabajo de paleografía, que no siempre es fácil y luego interpretar el tipo de documento de que se trata, sobre todo en lo referente a los contratos porque el criterio de clasificación de éstos no es el mismo en la antigüedad que actualmente. Continuará…
Regresando a los sueños Gerardo Torres
Q
ué se ponga de pie aquel que no tenía sueños cuando era niño, aquel que no soñó con ser doctor, cantante, maestro o futbolista, aquel que no soñó con ser como la persona que admiraba. “Decididamente las personas mayores son muy, pero muy, extrañas, se decía en el principito durante su viaje” Desgraciadamente se tiene que crecer y durante el desarrollo la mirada ya no está fija en los sueños, se pierde por el camino, se detiene, ya no ve hasta el final ya solo ve unos cuantos días a futuro. Y en esa visión tan deficiente es cuando se comienza a ser muy, pero muy extraño. La vida por definición es difícil, se tiene que sobrevivir a cualquier circunstancia y se tiene que afrontar cual-quier problema. Conforme se crece las circunstancias se hacen aterradoras y los problemas se hacen más y más complejos, es entonces cuando los sueños de la infancia se vuelven algo meramente irrelevante, las circunstancias obligan a olvidarse de las ganas de patear un balón ante miles de personas, de las ganas de ayudar a la gente por mero altruismo y desgraciadamente se olvida a esa persona a la que admirábamos tanto. Y en ese momento se es ya muy pero muy extraño porque lo importante ya no son los sueños sino únicamente las ganas de pasar el día que se vive. Como el náufrago que se aferra a un pedazo de madera para sobrevivir ante la muerte inminente, así también el hombre se aferra a cualquier cosa para sobrevivir a la vida que parece un océano abismal. Y he aquí donde se define la manera en que la vida ha de tratar al hombre, si lo hunde en el abismo o lo mantiene a flote cómodamente. Según Nietzsche, quien tiene un porque es capaz de soportar cualquier cómo. ¿A qué nos aferramos para sobrevivir y soportar tan diversos cómos? La vida es difícil y paradójicamente se vive para ser feliz. ¿Cómo poder ser feliz si es tan difícil cumplir los sueños que se tenían de niño? Y cuando se fracasa en el cumplimiento de un objetivo, es cuando volteamos y nos aferramos más a ese “algo”. “Bebo para olvidar que tengo vergüenza de beber, respondió el bebedor que habitaba el planeta”. Se puede asegurar sin temor a equivocarse que el motivo del porqué aquel hombre comenzó a beber no era olvidarse de su vergüenza de beber, y que para él ese “algo” a lo que se aferro fue el alcohol, seguramente paso el tiempo y el motivo desapareció pero el “algo” permaneció, y ahora ese algo se ha vuelto el qué para soportar sus cómos. Y como naufrago que teme alejarse de su trozo de madera así el hombre teme alejarse de lo que le da seguridad. Ya no son las circunstancias las que obligan al hombre a aferrarse a algo sino el miedo, y el miedo lo arrastra hasta el fondo del abismo. Y a esto se le llama vicio. Tenemos muchas adversidades y en la medida de que nos aferramos a algo para sobrevivir, será la medida en la que se pueda ser o no feliz. El miedo,
la comodidad, el placer, la incapacidad de elegir correctamente, la curiosidad, la ira, la venganza, la tristeza entre muchas otras son las razones que convierten ese “algo” en un vicio. Son pocas las razones por las cuales se inicia en un vicio, comparadas con las razones por las cuales se sigue en ese vicio. Un vicio es una dependencia de la que no se puede escapar tan fácilmente. Se ha caído en el por error, por curiosidad o por confundirlo con la solución a nuestros problemas. Así como la especie humana es demasiada y tan diversa, así también los vicios son demasiados y tan diversos. Aquello que quizá empezó como solución es ahora lo que te lleva al fondo de la vida. Es por ello que debemos de saber elegir a qué aferrarnos. Las circunstancias se presentan y los problemas se agrandan, aparecen personas que invitan con una cara angelical a aferrarnos a ellas, encontramos cosas a las cuales aferrarnos, se nos presentan como la salida y la solución perfecta para nuestra vida. Y de pronto ocurre y nos damos cuenta que las cosas no son eternas y que las personas también fallan. Y eso que se había presentado como la solución para una vida feliz, es ahora a lo que se está atado y que paulatinamente nos arrastra hasta el fondo del abismo de la vida, la muerte. Y descubrimos que la única diferencia entre haberse llenado de vicios y de haber tomado la decisión de suicidarse, es solamente el tiempo. Se debe de tener en cuenta que la felicidad nunca debe de depen-der de con quién se esté o de lo que se tenga, única y exclusivamente debe de depender de lo que se es. Y lo que se es, depende solo de algo más grande que el hombre, Dios. La vida es como un océano inquieto, tormentoso y si nos abandonamos a ella seremos parte de la tormenta, si nos aferramos a algo que no sea lo correcto quizá nos mantendremos algún tiempo a flote pero solo será cuestión de tiempo para que ese algo nos arrastre por su propio peso hasta el fondo del abismo. Hay solo una solución, un solo “algo verdadero” que nos podrá conducir a través del océano abismal de la vida, y nos podrá liberar de nuestros vicios, nos rescatará del fondo del abismo al que hayamos caído, nos perdonará de todo pecado y nos mantendrá en la superficie tomándonos de la mano; ese algo verdadero y única solución es Cristo. Cuando la vida se vuelva tormentosa y no encontremos salida alguna clamemos a Él y roguémosle, confiemos, tengamos fe en Él, que vendrá en nuestro auxilio como lo hizo con sus discípulos, vendrá y le ordenará a esta vida tormentosa y abismal y le dirá:“Calla, enmudece”. Y desde ese momento en adelante retomaremos nuestros sueños de infancia y comenzaremos a ser realmente felices. Así como Jesús confiaba en el Padre, así también hemos de confiar nosotros en el cuidado de nuestro Salvador.
Fe y Política
El Papa de los hechos Vaticano
D
Nos está destruyendo Siame.mx
El Santo Padre habló a los más variados sectores del país y les advirtió sobre los privilegios ilícitos que atentan contra el bienestar social, y son terreno fértil para la corrupción que nos está destruyendo. Después de la visita del Papa Francisco, sus palabras son analizadas profundamente, de manera particular en lo concerniente a nuestra vida y la necesidad de conversión, ante males sin solución útil, a pesar de llamados, campañas y palabras, de compromisos radicales que dicen involucrar toda la fuerza del Estado de Derecho, sin resultados contundentes. El Santo Padre habló a los más variados sectores del país y les advirtió sobre los privilegios ilícitos que atentan contra el bienestar social, y son terreno fértil para la corrupción que nos está destruyendo. La corrupción es humedad que carcome las paredes de la democracia. Desde nimias conductas, consideradas irrelevantes, hasta hechos ilegales sin imputación de responsabilidad alguna. Corrupción es el taxímetro alterado para elevar tarifas; corrupción es disponer, al antojo, de helicópteros estatales para traslado exclusivo de artistas e invitados especiales; corrupción es solapar a juniors, amparados por padres poderosos e influyentes; corrupción es la deshonestidad usufructuante del poder, al poner toda la maquinaria política a favor de candidatos en las próximas elecciones; corrupción es acomodar las condiciones del mercado para beneficiar subastas, empresas y especuladores; corrupción es ser juez y parte, sin deslindar responsabilidades de autoridades señaladas de enriquecimiento para beneficiarse a sí mismas, o al premiar a amigos con millonarias licitaciones y jugosos contratos; corrupción es desviar la mirada de la destrucción violenta, disfrazando la realidad con cifras triunfalistas e irreales; corrupción es realizar atropellos justificando sus acciones en aras del “respeto a la investidura”. En noviembre de 2014, la Encuesta Nacional de Corrupción y Cultura de la Legalidad, realizada por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, reveló que la corrupción es un fenómeno de difícil erradicación, y el panorama no es tan optimista en cuanto al combate. A juicio de Transparencia Mexicana, al año se cometen más de 220 millones de actos de corrupción que lesionan la confianza. La impunidad rebasa el 90 por ciento y más de la mitad de la población no ve los beneficios equitativos del sistema democrático. Hace unos días, organizaciones civiles integraron la iniciativa 3 de 3 para llevarla a las cámaras del Congreso de la Unión. Destaca que la Iglesia, institución de la mayor de las credibilidades entre la población, impulse esta campaña ciudadana. Los obispos de la Comisión para la Pastoral Social de la Conferencia del Episcopado Mexicano llamaron a la participación de la sociedad civil en la rehabilitación ética de la política; invitando a los laicos comprometidos y fieles en general a integrar sus firmas para promover la Ley 3 de 3, en grupos, parroquias y colonias a fin de que en México se acaben las enormes e injustas desigualdades provocadas por este mal. Si la población tiene poca fe en la efectividad de la política, iniciativas como la anterior representan un signo para devolver la credibilidad en las instituciones a fin de reparar el tejido social lacerado. Es necesario vencer la desconfianza, es imperativo que diputados y senadores legislen sobre lo urgente, abandonando debates estériles y discusiones baladíes polarizantes y paralizantes de la sociedad mexicana… Corrupción es mantener en la congeladora legislativa las iniciativas contra este fenómeno, dejando que el tiempo sea el mejor sepulturero de las buenas intenciones de campaña.
15
ERICKA FARFÁN
esde aquel histórico saludo desde el balcón, el Papa Francisco pareció decidido a marcar las directrices que imaginaba para su papado. Y una tras otras, las fue convirtiendo de dichos a hechos. Y en esa lista, plasmó un fuerte sentido ecuménico con apertura al resto de las Iglesias cristianas, su apuesta al diálogo interreligioso, la condena a las guerras, al “Dios dinero”, e incluso introduciendo algunos términos que ya son moneda corriente gracias a su insistencia: las que dio en denominar “formas modernas de esclavitud”, como trata de personas, tráfico de armas y trabajo esclavo. En 2015 Francisco pasó, para buena parte de la opinión pública, de ser aquel “hombre del fin del mundo” lleno de gestos que anunció el día de su elección a ser el jugador geopolítico de primer nivel con su rol clave en el “deshielo” entre Cuba y Estados Unidos. Así pasó, también, de las condenas dialécticas al cambio climático a ser el primer Papa en dedicar una encíclica (“Laudado Si’”, de junio del año pasado) al tema, que ya ha excedido las fronteras de su campo y se ha convertido en la nueva hoja de ruta para miles de actores políticos y sociales de todo el mundo, al promover una ecología integral basada en el respeto a la Tierra pero con una mirada social que incluya a sus habitantes en un modelo de desarrollo. El Papa Francisco, desde su primer viaje como pontífice en julio de 2013 a la isla italiana de Lampedusa, Francisco otorgó también una destacada centralidad a la proble-mática de los migrantes que por motivos económicos, políticos y religiosos llegan a Europa y a quienes continúa describiendo como víctimas de esa “globalización de la indiferencia” que se ha convertido en otro e sus grandes neologismos. La crisis migratoria que se da en cada una de las fronteras europeas, con el lamentable clímax que alcanzó en la agenda el año pasado el tema tras la muerte del pequeño Aylan en las playas turcas, ya lo tiene como principal referente en defensa de los marginados por “la cultura del descarte”, otro de sus grandes aportes a la teoría política-social-económica de la actualidad, a las que con una precisión de cirujano no deja ni un segundo de analizar en su triple dimensión. Para este año, muchos de los 1300 millones de católicos empiezan a preguntarse cómo influye, o influirá, el primer Papado no europeo en sus vidas: Su primera respuesta no tardará en llegar, si la exhortación apostólica que prepara sobre la familia sigue ese maravilloso recorrido que mostrará “la belleza de caminar juntos” a los millones de fieles de los
cinco continentes reuniendo las conclusiones de los Sínodos de Obispos extraordinarios y ordinarios de 2014 y 2015. Pero, presa de su propio éxito, a Francisco se le piden cada vez más intervenciones en la geopolítica mundial. Y él cumple: Recordemos, sus no menos importantes roles en el “deshielo” entre Cuba y Estados Unidos y su intervención activa en el proceso de paz en Colombia. A este Francisco que también sigue de cerca el conflicto entre Ucrania y Rusia, y que sigue al tanto de los procesos en los cinco continentes, hay otro país clave que le interesa: China, luego de ser el primer Papa en sobrevalora su espacio aéreo y al que apuesta a poder pisar su suelo, según él mismo ha dicho. En un futuro más próximo, “el Papa del diálogo interreligioso” rezará el 29 de julio en Auchwitz, y en octubre hará una histórica visita a Lund, Suecia, para participar en una ceremonia para recordar los 500 años de la reforma protestante, en otro hecho concreto en favor del ecume-nismo. Es la “cultura del encuentro” que se ha hecho pilar de su Papado. Esa misma “cultura del encuentro” que ha hecho otra marca registrada de su Pontificado y a la que ha añadido una de las fórmulas mágicas que, lamentablemente, la humanidad parecía haber olvidado: “construyamos puentes, no muros”. Y esa fórmula también pide aplicarla al diálogo, como cuando con ese tranquilo coraje pidió que se abra el diálogo entre Chile y mi país por la salida al mar para Bolivia. Y también se convirtió, con su visita a Kirill en febrero, en el Primer Papa en reunirse con el Patriarca ortodoxo ruso en el primer acercamiento a uno y otro lado de los Urales desde el Cisma de Oriente de 1054. Hace unos días el secretario general de la Conferencia Episcopal de Argentina Carlos Malfa hizo refe-rencia a la “irreversibilidad” que pue-da lograr el Pontífice para muchos cambios positivos en la Iglesia Católica y el legado que aspira a dejar. En medio del Año Santo de la Misericordia, Francisco no cesa ni un minuto de acercarnos a millones de católicos el amor de Dios, pero no descuida ni un segundo esa concepción integral en la que, así como mira la ecología, demuestra estar cambiando el mundo.
La otra mejilla
16
Una persona que piensa que un mal con un mal se paga es un ser apegado al mal, no es libre, ni de sentimientos, ni de pensamientos, está anclado al sufrimiento, por eso cuando alguien le hace daño busca que aquella persona sufra un mal mayor; y así, el mal se hace cada vez más grande y resulta casi imposible salir de ese círculo malvado que envenena el alma.
“H
an oído que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente’. Pues yo les digo: no resistan al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos millas. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda” (Mt 5 38-42). Es fácil practicar esta costumbre vengativa “el que la hace la paga”. Si nos dejamos conducir por el criterio del “ojo por ojo y el diente por diente” entramos en la dinámica de la justicia en nuestras manos, lo cual definitivamente traerá como consecuencia violencia sobre violencia, es decir, más injusticia. Esto no lleva a ninguna parte buena. Nada se puede arreglar devolviendo mal por mal. La “Ley del Talión” es un mal consejo, es demasiado grave puesto que la justicia se torna personal (por lo menos en nuestros días) y deja de lado a la autoridad legítima y sobre todo hace olvidar que la Ley es de origen divino, se deja de lado al Dios que juzga. Si seguimos estas normas del pasado nos convertimos en bárbaros, no sabremos donde está la humanidad. La estricta justicia no aplica “el ojo por ojo”, porque esto genera más odios, es camino a diferentes formas de violencia. Por supuesto que estos criterios eran o formaban parte de la antigua ley; en el pasado quizá funcionaban estas cosas; sin embargo, los criterios de Jesús son los criterios del reino de los cielos, y uniendo estas enseñanzas que meditamos hoy con la totalidad del sermón de la montaña, sabemos que la Ley de Jesús, la Nueva Alianza, imprime un aspecto que la Ley antigua no incluía: la misericordia. ¡Cómo nos hace falta saber acerca del valor de la no violencia! ¿Qué ganamos al desquitarnos de los que nos hacen mal? ¿No nos vuelve igual que ellos? Es cierto. Si optamos por la antigua ley y sus venganzas no somos diferentes de los otros, y el reino de los cielos es optar por lo diferente, por lo que es verda-deramente justo. El discurso de Jesús tiene una motivación fundamental: el ser felices. Si cada que alguien nos la hace nosotros hacemos que nos la pague, elegimos un camino que no conduce a la felicidad, no hay alegría en la revancha, hay, en todo caso un gozo, pero gozo maligno. Cualquiera pudiera pensar que Jesús enseña a sus discípulos a ser conformistas, a dejarse humillar; si se siguen estos consejos desde el punto de vista del perdedor, en efecto, es algo lamentable. Pero si añadimos a esto el principio fundamental: ama a tu prójimo como a ti mismo, las cosas cambian.
Una persona que vive afanada por desquitarse de los males recibidos vive a salto de mata, pierde la tranquilidad, no encuentra paz en su corazón, no encuentra el rumbo, es una persona débil. Al contrario, cuando se sigue este consejo de Jesús, se adquiere una fortaleza increíble. Perdonar las ofensas desarma al agresor; no responder a la violencia con violencia hace que el agresor se sienta fuera de base, porque lo que cualquier agresor busca es violencia, anda en busca de pleito, al no encontrarlo pierde cada vez más el control de sí mismo, se irri-ta y grita, ofende, acaso golpea, pero termina por cansarse y marcharse frustrado porque lo que buscaba no pudo encontrarlo. Por el contrario, el que resiste la agresión mantiene un aplomo sumamente respetable, no pierde el control, es dueño de sus actos, de sus pensamientos, de sus sentimientos, de su cuerpo y de su mente; esto es la verdadera fortaleza. Así que es al revés de lo que se puede pensar. Un violento en el fondo es una persona débil, que para parecer fuerte tiene que adoptar una postura amenazante; una persona apacible no intenta demostrar nada, sabe que la fuerza está en el interior, que nada le puede arrebatar la paz. Es una persona con carácter. El agresor debe ser visto como una persona que no puede ser feliz, por tanto es una persona triste a la que hay que compadecer, hay que ser condescen-diente con él porque la amargura inunda su corazón. Los agresores necesitan alegrías, necesitan consuelo, pero no lo saben y eso es algo más lamentable aún. Jesús enumera algunas cosas, pero solo para ejemplificar: quien te pida el manto que se lleve también tu túnica, a quien te pida dale y al que se lleva lo tuyo no se lo reclames, a quien te obligue a hacer algo, concédeselo al doble, si te pegan en una mejilla preséntale también la otra; todo esto y más cosas que se pueden añadir significan que aquellos tienen más necesidad que nosotros en todo, por eso hay que tenerles compasión y caridad. Hay que resistir la tentación de corresponder a la agresividad con agresividad, eso no lleva a ninguna parte que no sea dolor, muerte, sufrimiento, amargura. Nadie que hace el mal es feliz, lo mismo que nadie que practique la venganza lo es; y la invitación de Jesús es muy clara: “dichosos los mansos”; las bienaventuranzas, lo mismo que el resto del sermón que estamos comentando no son otra cosa que un itinerario de la felicidad, un camino seguro a la dicha. Nuestro mundo está lleno de violencia porque una gran mayoría de los hombres y mujeres solo piensan en devolver mal por mal; una inmensa porción de la humanidad sigue practicando esta ley absurda y maligna de practicar la venganza; esto nos habla de un mundo que no es feliz, que no ha alcanzado a comprender el valor de la misericordia, de la compasión, del perdón. Necesitamos aprender estas lecciones de Jesús; aprender a no erigirnos como
jueces de los demás y a practicar algunas actitudes, como la tolerancia, el respeto mutuo, a paciencia; también debemos ejercitarnos en el dominio de nosotros mismos, ser dueños de nuestros sentimientos, pasiones, emociones, de nuestro cuerpo, de nuestra mente, de nuestra vida. Jesús insistirá, más adelante en la necesidad de optar por superar lo que parece que por ser cotidiano es correcto. Si uno hace lo que todos hacen todos eso no es nada extraordinario; y para recibir el reino de los cielos hay que serlo. En una ocasión Jesús explicó que hacen falta odres nuevos para vinos nuevos; la novedad es el reino de los cielos, no puede recibirse en los odres o moldes antiguos. Esto viene recomendado desde antes de la predicación e Jesús por Juan Bautista, el cual ya aconsejaba en las ori-llas del Jordán la necesidad de la conversión. Jesús viene a reforzar este pensamiento. Si se quiere entrar en el reino de los cielos es preciso hacer un cambio de vida, de valores, de sentimientos, de opciones. San Pablo también es un buen maestro acerca de estas cosas, él decía: “todo lo que antes consideraba yo como valioso ahora me parece basura con tal de alcanzar a Cristo”. De hecho todo este discurso es una excelente invi-tación a las multitudes a aceptar el reino de los cielos como la alegría más grande del mundo, sin embargo, aceptarlo tiene necesariamente como condición algunas renuncias. Todos insultan y devuelven insultos, todos agreden y todos quieren agredir para desquitarse de sus rivales. Esto lo hacen todos pero no quiere decir que es lo correcto. La violencia es un mal, no pueden los aspirantes al reino de los cielos conservar estas actitudes, hay que hacer frente al mal, efectivamente, pero a fuerza de bien; si al mal se le quiere erradicar con el mal éste necesariamente se hará más grande y la situación violenta se acrecienta; no podemos vivir llenos de ira, es urgente cambiar las cosas. Un famoso escritor italiano, Giovanni Papini escribió acerca de estas cosas meditando sobre los consejos y actitudes de Jesús, decía a este respecto: “Presentar la otra mejilla significa no recibir la segunda bofetada. Significa cortar desde el primer eslabón la cadena de males inevitables. Tu adversario, que espera la resistencia o la fuga, se siente humillado ante ti y ante sí mismo. Se lo esperaba todo menos esto. Está confundido y con una confusión rayana en la vergüenza. Tiene tiempo para recapacitar. Tu inmovilidad le hiela la cólera, le da tiempo para reflexionar. No puede acusarte de miedo desde que estás dispuesto a recibir el segundo golpe, y tú mismo le señalas el sitio donde debe golpear. (…) La impasibilidad, cuando no es mentecatez, y la dulzura, cuando no es cobardía, asombran, aún a las almas más vulgares como todas las cosas maravillosas. Hacen sentir a la bestia que aquel hombre es más que un hombre. (…) No hay ya un adversario, pero sí un superior que dice tranquilo: ‘¿No te basta? Aquí tienes la otra mejilla; desahógate cuanto quieras. Es preferible que sufra mi rostro y no mi alma. Podrás hacerme todo el mal que quieras, pero no podrás forzarme a enfurecerme como tú, a ser loco como tú, bruto como tú. No podrás obligarme a hacer el mal con la excusa de que otro me lo hace a mí’” (Historia de Cristo).
17
Palabra de Dios
Jesús tomó el pan y el pescado y se los dio a los discípulos Del santo Evangelio según san Juan 21, 1-19
E
n aquel tiempo, Jesús se les apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Se les apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás (llamado el Gemelo), Natanael (el de Caná de Galilea), los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: “Voy a pescar”. Ellos le respondieron: “También nosotros vamos contigo”. Salieron y se embarcaron, pero aquella noche no pescaron nada. Estaba amaneciendo, cuando Jesús se apareció en la orilla, pero los discípulos no lo reconocieron. Jesús les dijo: “Muchachos, ¿han pescado algo?” Ellos contestaron: “No”. Entonces Él les dijo: “Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán peces”. Así lo hicieron, y luego ya no podían jalar la red por tantos pescados. Entonces el discípulo a quien amaba Jesús le dijo a Pedro: “Es el Señor”. Tan pronto como Simón Pedro oyó decir que era el Señor, se anudó a la cintura la túnica, pues se le había quitado, y se tiró al agua. Los otros discípulos llegaron en la barca, arrastrando la red con los pescados, pues no distaban de tierra más de cien metros. Tan pronto como saltaron a tierra, vieron unas brasas y sobre ellas un pescado y pan. Jesús les dijo: “Traigan algunos pescados de los que acaban de pescar”. Entonces Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red, repleta de pescados grandes. Eran ciento cincuenta y tres, y a pesar de que eran tantos, no se rompió la red. Luego les dijo Jesús: “Vengan a almorzar”. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ‘¿Quién eres?’. Porque ya sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio y también el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos. Después de almorzar le preguntó Jesús a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?” Él le contestó: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis corderos”. Por segunda vez le preguntó: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?” Él le respondió: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Pastorea mis ovejas”. Por tercera vez le preguntó: “Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?” Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería, y le contestó: “Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejas. ”Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras”. Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo: “Sígueme”. Palabra del Señor.
E
Es el Señor
n el Evangelio que leemos hoy, se nos ofrece la narración de una de las manifestaciones del Señor Jesús a sus apóstoles después de la Resurrección. La fe de los apóstoles en el Señor Jesús hace posible el milagro que realiza, la “pesca milagrosa”. No hay duda que donde está el Señor Jesús hay frutos. Pero en la narración de hoy, no importa mucho la “pesca milagrosa”. Lo importante es echar las redes, porque el Señor Jesús lo dice. Eso significa creer en Él, creer en su palabra, “a pesar de que habían estado trabajando toda la noche y no habían pescado nada”. Pero ahora echan las redes en su nombre y el fruto es abundante. Hasta ahora, el modo “habitual” de reconocer al Señor Jesús ha sido mediante el signo de la fracción del pan. Así sucedió cuando el Señor Jesús se presentó en el Cenáculo en ausencia de Tomás, o cuando acompañó a los discípulos que se marchaban hacia la aldea de Emaús. Ahora le reconocen por la pesca milagrosa. Todos admiten aquel acontecimiento como signo de la presencia del Señor Jesús. Y la intuición de Juan le hace exclamar: ¡Es el Señor! La pesca milagrosa es como el signo de la tarea evangelizadora de la Iglesia. Todos han de colaborar en ella. Y todos tienen un lugar en donde está El Señor Jesús (en la orilla esperándoles), allí está el alimento que Él prepara y ofrece, La Eucaristía. La escena que nos narra en este Evangelio, simboliza la vida de la Iglesia, de la comunidad cristiana. Los Apóstoles se reúnen para trabajar juntos y, con El Señor Jesús comparten el pan, el pescado y la palabra, como en una eucaristía junto al lago. Pbro. José de Jesús Cruz Rodríguez
Lo que he aprendido
Compartir en una pastoral parroquial… Experiencias Pastorales
Juan Alejandro Rodríguez Villasana, 1ro. de Filosofía
M
uy estimados lectores de nuestro semanario La Red, mi nombre es Juan Alejandro Rodríguez Villasana, tengo 23 años de edad, soy originario del municipio de Ciudad Fernández ubicado en la zona media de nuestro bonito estado de San Luis Potosí, y actualmente curso el primer año de filosofía. Durante este ciclo de formación 2015- 2016 presto mi servicio de pastoral de fin de semana, en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima, la cual se encuentra en la colonia Jardines del Estadio, en la zona centro de San Luis. En esta parroquia, tengo la encomienda de apoyar los sábados por la mañana a la formación de los padres de los niños del catecismo. También tengo la encomienda de acompañar y apoyar al grupo juvenil parroquial, tanto en sus actividades como en su formación. Aunque existe grupo juvenil, la realidad de esta parroquia es que hay una falta de presencia de jóvenes perseverantes, por ello con el grupo juvenil hemos tra-tado de salir a motivar y re-evangelizar a otros jóvenes o incluso ofrecerles ese Kerigma (primer encuentro) con Dios Vivo. Una situación que pude notar en esta parroquia fue al inicio de mi pastoral, las primeras semanas de haber iniciado mi servicio en ésta, había dos grupos juveniles en la parroquia, pero uno de ellos no se adaptaba a las actividades parroquiales y al plan parroquial. Este grupo se cambió a una parroquia diferente, esa fue la consecuencia. Aprendí algo: como laicos pertenecientes a un
grupo debemos de adaptarnos y solidarizarnos con la parroquia y con su plan pastoral, ¡de eso se trata, de ser Iglesia! El tiempo que llevo de servicio pastoral en esta parroquia, ha sido una muy grata experiencia, ya que tengo la oportunidad de convivir muy de cerca con la gente, y con ellos compartiendo la experiencia de Fe, mi llamado hacia la vocación del sacerdocio con los demás, y mostrarles a un Cristo Vivo. El Papa Benedicto, en el discurso inaugural de Aparecida, nos enseñó que la Iglesia no crece por proselitismo, sino por la atracción del testimonio que damos al pueblo de Dios. Ante el conocimiento de Jesús, no podemos quedar indiferentes, hay que hacer un alto, detenernos para asimilar las exigencias de Jesús y entonces tener la valentía de cambiar, como lo hizo san Pablo. Al tener este conocimiento, necesitamos que nuestra vida dé un giro de 180 grados y nos atrevamos a ser diferentes. Los fieles cristianos pedimos más sacerdotes santos, que den buen ejemplo del Evangelio. Y ciertamente es muy válido, pero no olvidemos que los sacerdotes nacen en nuestras propias familias, en el propio pueblo, y para tener sacerdotes santos debemos pri-mero ser un pueblo santo, ser fami-lias santas para que en este núcleo surjan vocaciones santas.
Comentarios: ecos_seminarioslp@hotmail.com Facebook: Guadalupano Josefino Twitter: @seminario_slp
18
Educando para el amor
Domingo 10 de abril de 2016
EDUCAR: Buscar el amor que libera
L
a vida de Dios, transmitida gratui-tamente a todo ser humano, ha de ser aceptada libremente por cada uno. La razón más profunda de la dignidad humana tiene sus raíces en la vocación de todo ser humano a la comunión con Él, que lo crea libre y lo deja a su arbitrio, es decir, lo deja en libertad PARA SER, PARA HACERSE, PARA ENTREGARSE. Ya dedicamos tiempo al primer concepto, LIBERTAD PARA SER y ahora enfatizamos en el segundo, LIBERTAD PARA HACERSE. Nos proponemos entender la importancia de que, quien acepta en libre y feliz experiencia lo que es, acepta, por la inercia de la propia naturaleza, que ha sido creado-a en LIBERTAD PARA HACERSE y asume por tanto un compromiso consigo mismo-a; asume, además, una deuda de gratitud con quien le dio el ser por amor; acepta, pues, la necesidad de conquistar la plenitud que se desprende de su libre albedrío por la que se obliga consigo mismo y se dice: “Llegaré a ser lo que ya soy” (Píndaro, Pitias). En la estructura humana “de lo que ya soy” se pueden descubrir elementos de vida espiritual que conducen a un planteamiento: ser lo que ya soy me obligan a reconocer en mí “la naturaleza espiritual de mi alma y la tendencia a la perfección propia de mi persona”. No soy, pues, solo cuerpo o, en tal caso, reconozco el carácter espiritual de mi cuerpo. Al educarse los padres y al apoyar la educación del hijo-a, de ninguna manera pueden alejarse de las cosas que nutren y visten al cuerpo, pero no pueden olvidar que deben trabajar por las cosas que hacen posible que el cuerpo quede libre para conseguir su carácter espiritual. No es, pues, el cuerpo un exclusivo objeto de goce sino parte de un sujeto capaz de experimentar gozo. Así, el goce es una particularidad del ser, pero de ninguna manera la totalidad de él, que está llamado a la felicidad y que no la consigue en los goces, si antes no se ocupa de conseguir las experiencias del gozo interior. Es por el cuerpo que la interioridad espiritual de la persona se comunica estrechamente con su propio mundo exterior al que pertenece. Es por el cuerpo que la persona se comunica con el mundo visible y es por toda su naturaleza que consigue comunicarse con el mundo invisible. En efecto, “la conexión de la persona humana con el mundo se inicia en el
...Lo de Dios a Dios
Fil. Rafael Gómez M.
plano físico y sensorial, pero no toma la forma particular del ser humano más que en la vida interior”, escribió nuestro S. J. Pablo II cuando aún era cardenal. Es necesario que por el cuerpo el ser humano conozca y per-ciba su mundo exterior, pero también es necesario que conozca la realidad no visible de su existencia porque es por la que puede afirmarse a sí mismo y puede afirmar su propio “yo”; puede alegrarse por lo que ya es y, por el uso de su libertad, puede conquistar y decidirse por llegar a ser lo que ya es. La gratitud es esencialmente un gesto de humildad que le permite al ser humano entender que su ser, su esencia y su dignidad no dependen de sus propios merecimientos sino que son dones recibidos gratuitamente que lo sumergen en un horizonte de agradecimiento, gratuidad y belleza. El Creador, pues, mediante una acción de amor, crea al ser humano a su imagen y lo deja en libertad para que, mediante sus propias acciones, “llegue a ser lo que ya es”. Es por eso que cuando éste sufre cualquier tipo de opresiones que lo esclavizan, no se libera de la tristeza, el dolor, la injusticia, la miseria, si no se encuentra con el hermano que escucha los gemidos de su mortecina voz y los une a la voz fraterna que clama en oración al Amor que libera. No basta haber sido creado libre, porque a lo largo de la vida el ser humano acepta la voz del diablo que lo oprime con el mal como si fuera bien y tiende a dejarse oprimir por cada vez más numerosas e inéditas adicciones. Para llegar a ser lo que ya se es, no basta con sentirse libre, sino “ser realmente responsable y libre de los propios actos para realmente disponer del propio ser”. Es el amor de Dios el que crea y es el mismo amor el que sostiene la e-xistencia. Solo por amor crea y solo por el mismo amor deja en libertad al ser humano. Nadie que sea cautivo de algún pecado o adicción dispone de veras “de lo que es” y tampoco puede decidirse por “llegar a ser lo que ya es”. El amor de Dios invisible y el paterno-fraterno visible, es el lugar del compromiso consigo mismo para disponer de sí mismo. Esto significa que, cuando alguien sufre de alguna opresión, solo se libera de ella cuando recupera el Amor perdido. Solo ese Amor crea, solo ese Amor sostiene, solo ese Amor libera.
Las desapariciones forzadas P. David Grimaldo
«L
a fuente última de los derechos humanos no radica en la voluntad de los seres humanos, en el Estado, o los poderes públicos, sino en el hombre mismo y en Su Creador. Tales derechos son «universales, inviolables e inalienables». Universales, porque están presentes en todos los seres humanos sin excepción alguna de tiempo, de lugar y de sujetos. Inviolables, porque son «inherentes a la persona humana y a su dignidad», y porque «sería inútil proclamar los derechos, si, al mismo tiempo, no se realizasen esfuerzos para que estuviese asegurado su respeto». Inalienables, en cuanto «Nadie puede privar de estos derechos a uno sólo de sus semejantes, sea quien sea, porque esto significaría ejercer violencia contra la propia naturaleza humana» (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, n. 153). Esta cita del Pensamiento Social de la Iglesia, nos coloca en la fuente misma de los derechos humanos. El hombre y su Creador están en el origen de la dignidad de la Persona humana. Tal hecho debe estar presente cuando hablamos sobre el ser humano. Traigo a colación este pensamiento a raíz de lo escrito la semana pasada sobre el informe que la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos dio a conocer sobre México. Realmente es muy preocupante lo que está pasando en nuestro País. Veíamos, de manera resumida, algunos de los temas de violación a los derechos humanos en la vida nacional. Este documento ha causado malestar en el Gobierno de la República, seguramente lo han visto por las noticias. Dicho informe inicia con un apartado que titula: «Resumen ejecutivo». En este se describe de manera muy general lo que se tratará más adelante. Continuemos leyendo unos números más: «A pesar del cambio de gobierno en diciembre de 2012, no habrían cambios sustanciales en relación a las políticas de seguridad y a los niveles de violencia. En este contexto, son de especial preocupación las denuncias de desapariciones, ejecuciones extrajudiciales y tortura, así como la situación de inseguridad de las mujeres, la niñez, las personas migrantes, defensoras de derechos humanos y periodistas, quienes son
víctimas de asesinatos, desapariciones, secuestros, tortura, amenazas y hostigamientos. México es considerado, además, uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo, exceptuando aquéllos que están en guerra. Según cifras oficiales, de diciembre de 2006 a noviembre de 2012 se cometieron 102,696 homicidios en el país y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas hizo referencia a 151,233 hasta agosto de 2015. Aunque la cantidad anual de estos delitos se ha reducido desde 2013, la cifra sigue siendo alta. Al 30 de septiembre de 2015, el Estado mexicano reportaba 26,798 personas “no localizadas” o desaparecidas a nivel nacional, y en algunas entidades fede-rativas existe una tendencia a la alza. Las desapariciones forzadas de personas han ocurrido en México en diferentes momentos y con diversas intensidades, como en los años 60s en el contexto de la llamada “Guerra Sucia” hasta finales de los 80 y actualmente ha aumentado en forma dramática en el país. Especialmente grave es la información amplia y consistente recibida por la CIDH a través de sus distintos mecanismos sobre la existencia de una práctica de desapariciones forzadas a manos de agentes del estado o con la participación, aquiescencia, o tolerancia de las mismas. Cifras aportadas por el Estado a organismos internacionales apuntan a que en México sólo se han emitido seis sentencias en el ámbito federal por el delito de desaparición forzada» (nn. 4-6). Esto último, estimados lectores y lectoras, es una de las causas por las cuales la delincuencia sigue adelante, ya que no se persiguen los delitos, reina una casi total impunidad. Seis sentencias a nivel federal es realmente vergonzoso. A mi manera de ver, salvo su mejor opinión, se afianza más la idea de una nueva Constitución. Sólo la sociedad mexicana puede lograr el cambio que todos necesitamos en la procuración de justicia y en el respeto a los derechos humanos. «EL MUNDO NUNCA TENDRÁ PAZ SI NO SE REFUGIA EN MI MISERICORDIA» (Jesucristo a santa Faustina Kowalska)
Domingo 10 de abril de 2016
Libros a la venta en las oficinas de La Red
Madero #405, Zona Centro. 814 99 43 / 810 01 96
Av. Constituyentes Poniente # 49 local 3 Col. El Pocito, QuerĂŠtaro, Qro. (Paseo Constituyentes, carretera libre a Celaya) Tel. (01 442) 216 99 23 y 196 80 94
PREVIA CITA