Edición 561

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Una antigua costumbre para la Epifanía

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e descubierto una preciosa costumbre que no conocía para la fiesta de la Epifanía, es decir, para el Día de los Reyes Magos. Se trata de una costumbre antiquísima, recogida en el antiguo Ritual Romano anterior al Concilio Vaticano II. Además, como buena costumbre católica, es divertida para niños y adultos, está ligada a la liturgia de la Iglesia y tiene un cierto aspecto de evangelización. La costumbre consiste en que, este día, los niños, ayudados por sus padres, escriben con yeso en las puertas de sus casas y de las de sus familiares la siguiente inscripción: Las dos primeras cifras del año, luego “+C+M+B+” y, finalmente, las dos últimas cifras del año. Es decir, este año la inscripción sería: 20 + C + M + B + 20. Por supuesto, todo ello cantando villancicos y con buenas dosis de sano jolgorio. La inscripción se deja hasta Pentecostés o hasta que la borre la lluvia. ¿Qué significan las letras de la inscripción? Son las iniciales, en latín, de “Christus Mansionem Benedicat”. Es decir, Dios bendiga esta casa. Una oración que nos vendrá muy bien durante todo el año y proclamará que nuestra casa es un hogar cristiano. Además, como la inscripción se realiza el día de la Epifanía, las letras también recuerdan, en latín, el nombre de los Reyes Magos (algo especialmente importante para los niños): “Caspar, Melchior et Baltassar”. En español, Gaspar, Melchor y Baltasar. Según me cuentan, en Alemania y en Austria sigue siendo una costumbre muy popular entre los niños y a menudo se pueden ver las puertas con su inscripción a partir de la Epifanía. La foto al comienzo del artículo es, de hecho, de una casa de Alemania. He oído decir que, en algunos lugares, es una costumbre que se ha mantenido especialmente entre las familias mozárabes (¿quizá como un resto de tradición visigoda?). Agradecería a los lectores que me confirmasen este punto o, simplemente, contasen si esta costumbre se ha mantenido en su región. Quizá los lectores hispanoamericanos puedan decirnos también si la costumbre cruzó el océano hasta ultramar. Además del hecho de realizar la inscripción, la costumbre de la Iglesia es realizar la bendición de yesos antes de usarlos. Es algo que no suelen entender los agnósticos, pero, entre los católicos, se puede bendecir prácticamente todo. A fin de cuentas, eso fue lo que hizo Dios al crear las cosas: “Vio Dios que todo era bueno”.

La Paz camino de Esperanza, Diálogo y Reconciliación

Año 12

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No. 561

Semana del 05 al 11 de enero de 2020

a paz, como objeto de nuestra esperanza, es un bien precioso, al que aspira toda la humanidad. Esperar en la paz es una actitud humana que contiene una tensión existencial, y de este modo cualquier situación difícil «se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino». En este sentido, la esperanza es la virtud que nos pone en camino, nos da alas para avanzar, incluso cuando los obstáculos parecen insuperables. Como resaltaba San Pablo VI: «La doble aspiración hacia la igualdad y la participación trata de promover un tipo de sociedad democrática. [...] Esto indica la importancia de la educación para la vida en sociedad, donde, además de la información sobre los derechos de cada uno, sea recordado su necesario correlativo: el reconocimiento de los deberes de cada uno de cara a los demás; el sentido y la práctica del deber están mutuamente condicionados por el dominio de sí, la aceptación de las responsabilidades y de

los límites puestos al ejercicio de la libertad de la persona individual o del grupo» Por el contrario, la brecha entre los miembros de una sociedad, el aumento de las desigualdades sociales y la negativa a utilizar las herramientas para el desarrollo humano integral ponen en peligro la búsqueda del bien común. En cambio, el trabajo paciente basado en el poder de la palabra y la verdad puede despertar en las personas la capacidad de compasión y solidaridad creativa. La Biblia, de una manera particular a través de la palabra de los profetas, llama a las conciencias y a los pueblos a la alianza de Dios con la humanidad. Se trata de abandonar el deseo de dominar a los demás y aprender a verse como personas, como hijos de Dios, como hermanos. Este camino de reconciliación nos llama a encontrar en lo más profundo de nuestros corazones la fuerza del perdón y la capacidad de reconocernos como hermanos y hermanas. Aprender a vivir en el perdón aumenta nuestra capacidad de convertirnos en mujeres y hombres de paz.


Un nuevo año

Domingo 05 de enero de 2020

C vidas.

on el favor de Dios hemos iniciado un año más y lo hemos hecho, ante todo, agradeciéndole al Señor por todos los beneficios recibidos en el pasado calendario de nuestras

Postrados como los magos de oriente, queremos también nosotros abrirle el cofre de nuestros corazones, para ofrecerle también nuestros regalos. Queremos poner en sus manos nuestras vidas, con todos sus sueños e ilusiones. Queremos ofrecerle nuestro compromiso de saber aprovechar nuestro tiempo, amando y sirviendo a los demás. Queremos regalarle el oro de nuestra fe, traducida en un testimonio vivo, alegre y generoso a los demás. Queremos regalarle la mirra de nuestras preocupaciones y desilusiones, junto con todos nuestros miedos y nuestras inseguridades, para que él las transforme en una firme y segura esperanza de saber que esas experiencias no son más que invitaciones suyas para mostrarle que somos cristianos que sabemos, con su gracia, encontrarle y darle el sentido a nuestra vida. Queremos ofrecerle el incienso de nuestra vida misma transformada en oración. Ofrecerle nuestras eucaristías celebradas y vividas con una libre, consciente y activa participación en ellas. Muchas cosas quisiéramos regalarle, muchas. Pero estamos conscientes de que somos limitados, de que en ocasiones no hemos sabido reconocer su presencia entre nosotros. De que en muchas ocasiones lo hemos dejado solo en el sagrario. De que en muchas ocasiones no hemos, o no hemos querido, reco-nocerlo como a nuestro Principio y Fundamento. Por eso al iniciar este 2020, queremos doblar con humildad nuestra rodilla para pedirle que nos siga acompañando en este nuevo año. Que nos siga compartiendo su Cuerpo y su Sangre, en cada eucaristía, y, su gracia, en los demás sacramentos que son signo del cumplimiento de estar entre nosotros hasta el final de nuestros días. Queremos presentarle el compromiso de seguir luchando por o-frecer un testimonio que atraiga nuevamente a los que de él se han alejado. Esto no es nada fácil. Por eso ante María y José, también nos dirigimos para que intercedan por nosotros ante su Hijo que hoy, sobretodo, se manifiesta al mundo entero. Queremos poner en su presencia toda la alegría de sabernos redimidos, agradeciéndole de nuevo su presencia viva y operante en su Iglesia y en el mundo entero. No sabemos que nos deparará este nuevo año, no sabemos lo que en él vamos a vivir, lo que sí sabemos, es que el Dios niño que nos ha nacido y se nos ha dado, nos seguirá mirando con la infinita ternura de su gracia. Ante esta firme certeza, no queda más que vivir y vivir en el Señor, haciendo, como María lo dijo en Caná, lo que él nos diga. Feliz año 2020 a todos nuestros lectores. Que el Señor los bendiga y acompañe en este año y les dé lo que más necesiten y requieran. Y que sepamos todos, abrir nuestros corazones, para ofrecerle a nuestro Dios lo mejor de nuestro tiempo y de nuestra fe.

Sendas de fraternidad (Christus vivit 163-167)

A los jóvenes y a todo el pueblo de Dios: Tu desarrollo espiritual se expresa ante todo creciendo en el amor fraterno, gene-roso, misericordioso. Lo decía San Pablo: “Que el Señor los haga progresar y sobreabundar en el amor de unos con otros, y en el amor para con todos” (1 Ts 3, 12). Ojalá vivas cada vez más ese “éxtasis” que es salir de ti mismo para buscar el bien de los demás, hasta dar la vida. Cuando un encuentro con Dios se llama “éxtasis”, es porque nos saca de nosotros mismos y nos eleva, cautivados por el amor y la belleza de Dios. Pero también podemos ser sacados de nosotros mismos para reconocer la belleza oculta en cada ser humano, su dignidad, su grandeza como imagen de Dios e hijo del Padre. El Espíritu Santo quiere impulsarnos para que salgamos de nosotros mismos, abracemos a los demás con el amor y busquemos su bien. Por lo tanto, siempre es mejor vivir la fe juntos y expresar nuestro amor en una vida comunitaria, compartiendo con otros jóvenes nuestro afecto, nuestro tiempo, nuestra fe y nuestras inquietudes. La Iglesia ofrece muchos espacios diversos para vivir la fe en comunidad, porque todo es más fácil juntos. Las heridas recibidas pueden llevarte a la tentación del aislamiento, a replegarte sobre ti mismo, a acumular rencores, pero nunca dejes de escuchar el llamado de Dios al perdón. Como bien enseñaron los Obispos de Ruanda, “la reconciliación con el otro pide ante todo descubrir en él el es-

plendor de la imagen de Dios […]. En esta óptica, es vital distinguir al pecador de su pecado y de su ofensa, para llegar a la verdadera reconciliación. Esto significa que odies el mal que el otro te inflige, pero que continúes amándolo porque reconoces su debilidad y ves la imagen de Dios en él”. A veces toda la energía, los sueños y el entusiasmo de la juventud se debilitan por la tentación de encerrarnos en nosotros mismos, en nuestros problemas, sentimientos heridos, lamentos y comodidades. No dejes que eso te ocurra, porque te volverás viejo por dentro, y antes de tiempo. Cada edad tiene su hermosura, y a la juventud no pueden faltarle la utopía comunitaria, la capacidad de soñar unidos, los grandes horizontes que miramos juntos. Dios ama la alegría de los jóvenes y los invita especialmente a esa alegría que se vive en comunión fraterna, a ese gozo superior del que sabe compartir, porque “hay más alegría en dar que en recibir” (Hch 20, 35) y “Dios ama al que da con alegría” (2 Co 9, 7). El amor fraterno multiplica nuestra capacidad de gozo, ya que nos vuelve capaces de gozar con el bien de los otros: “Alégrense con los que están alegres” (Rm 12, 15). Que la espontaneidad y el impulso de tu juventud se conviertan cada día más en la espontaneidad del amor fraterno, en la frescura para reaccionar siempre con perdón, con generosidad, con ganas de construir comunidad. Un proverbio africano dice: “Si quieres andar rápido, camina solo. Si quieres llegar lejos, camina con los otros”. No nos dejemos robar la fraternidad.


Domingo 05 de enero de 2020

¡No tengan miedo!

La Iglesia y la familia

Encontrar a Jesús

P. Juan José Torres Galván

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omenzamos un nuevo año. El año 2020 abre una nueva década y sin duda nos reserva muchas sorpresas… Después de los festejos del año nuevo la Iglesia nos regala la Fiesta de la Epifanía, es decir, de la manifestación de Dios como salvador de todos los pueblos del mundo. La fiesta de la Epifanía completa el gozo de la fiesta por el nacimiento del Hijo de Dios entre nosotros. Ambas fiestas son como el eje del misterio de la Navidad: Jesús nace en un pueblo y en una cultura concreta, pero su misión es universal. Viene a salvar a toda la humanidad y su misión no tiene fronteras, como no tiene fronteras el amor de Dios. El relato evangélico nos presenta a unos sabios venidos de oriente en busca del recién na-cido, el rey de los judíos. Esta búsqueda significa un interés y apertura por conocer a Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, traspasando las fronteras, mientras que los de su pueblo no lo aceptan, ni lo reconocen y otros, francamente, lo rechazan… El título de rey de los judíos levanta la envidia de Herodes, el rey de Judea que se aferra al poder y no quiere que haya otro que aspire a tener su cargo. Mateo ya desde el inicio de la vida terrena de Jesús presenta este antagonismo entre los que tienen el poder político y la misión del Hijo de Dios. Aquellos sabios de Oriente caminaron guiados por una estrella, su aparición les habla de un gran acontecimiento y los hace ponerse en camino. A veces la pierden de vista y preguntan, después vuelve a aparecer ante su vista y los lleva hasta donde está el niño Jesús, con su madre María. Ellos le ofrecen regalos: oro, incienso y mirra. La alusión a estos regalos hizo suponer que los magos eran tres. Cada uno de estos regalos subraya una manera de ver a Jesús y de interpretar su Misterio: oro como rey, incienso como Dios y mirra como hombre. Estos títulos de Jesús son verídicos y complementarios para entender quién es Jesucristo, el Hijo de Dios, nacido para salvar a toda la humanidad. Esta hermosa catequesis de Navidad nos enseña la importancia de nuestra actitud ante Jesús… ¿nosotros también lo buscamos? ¿O, por el contrario, lo tenemos en el olvido? Los sabios venidos de Oriente lo encontraron y lo adoraron… ¿nosotros conservamos esta actitud de adoración ante Jesús? ¿Con qué actitud iniciamos este nuevo año? ¿Cuál es nuestra disposición interna ante Jesús? Dios nos conceda que en este nuevo año y en esta nueva década, avancemos mucho más en el co-nocimiento de Jesús, para amarlo más y seguirlo mejor…

Búsquemos la paz Q

ueridas familias Potosinas, hemos comenzado el nuevo año 2020. Mi gran deseo es que cada uno de nosotros confiando plenamente en Dios, tengamos fe, tengamos esperanza, y por supuesto tengamos caridad. Es la mejor actitud que podamos tener en la vida, es decir, con la ayuda de Dios mantenernos fieles: “Porque persuadido estoy que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni lo presente, ni lo venidero, ni las potestades, ni la altura, ni la profundidad, ni ninguna otra criatura podrá a-rrancarnos al amor de Dios en Cristo Jesús, nuestro Señor. (Rom 8,38-39) Es oportuno que habiendo comenzado el año tengamos presentes las palabras que el Papa Francisco nos ha dado para reflexionar en torno a la paz. Recordemos que cada 1 de enero, es la Jornada Mundial de la Paz. Con ello El Santo Padre nos da un mensaje que quiero, si ustedes me lo permiten tener en cuenta en esta ocasión. El lema de la Jornada, que celebramos el pasado miércoles 1 de enero, es “La paz como camino de esperanza: diálogo, reconciliación y conversión ecológica”. La exhortación del Papa Francisco es que Debemos buscar una verdadera fraternidad, que esté basada sobre nuestro origen común en Dios y ejercida en el diálogo y la confianza recíproca. El deseo de paz está profundamente inscrito en el corazón del hombre y no debemos resignarnos a nada menos que esto. Permítanme compartirles parte del mensaje. La paz, un bien precioso que todos anhelamos Creo que hay tantas cosas que, en las últimas décadas, nos han angustiado. Nunca antes como ahora, la muerte ha desolado a la familia mexicana, a nuestras ciudades, a nuestra sociedad. Ante estas circunstancias es necesario contribuir a sopesar esa angustia con el mensaje que el Santo Padre nos da para esta ocasión, sobre todo con el sentido de esperanza que nos da en su mensaje: “La paz, como objeto de nuestra esperanza, es un bien precioso, al que aspira toda la humanidad. Esperar en la paz es una actitud humana que contiene una tensión e-xistencial, y de este modo cualquier situación difícil «se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino». En este sentido, la esperanza es la virtud que nos pone en camino, nos da alas para avanzar, incluso cuando los obstáculos parecen insuperables. Hay demasiadas cosas en nuestro entorno, que nos quitan esta loable intención en la vida; sin embargo, dice el Papa: “¿cómo construir un camino de paz y reconocimiento mutuo? ¿Cómo romper la lógica morbosa de la amenaza y el miedo? ¿Cómo acabar con la dinámica de desconfianza que preva-lece actualmente?

Debemos buscar una verdadera fraternidad, que esté basada sobre nuestro origen común en Dios y ejercida en el diálogo y la confianza reciproca. El deseo de paz está profundamente inscrito en el corazón del hombre y no debemos resignarnos a nada menos que esto”. La paz basada en la memoria, la solidaridad y la hermandad Como sabemos hace algunas semanas el Santo Padre visitó Japón, y entre sus recuerdos hace re-ferencia a los “Los Hibakusha, los sobrevivientes de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, ellos mantienen viva la conciencia colectiva, testifican el horror de lo que sucedió ́ en agosto de 1945. Su testimonio despierta y preserva la conciencia humana. Ante este testimonio el Papa señala que “El mundo no necesita palabras vacías, sino testigos convencidos. No se puede realmente alcanzar la paz a menos que haya un diálogo convencido de hombres y mujeres que busquen la verdad. La paz «debe edificarse continuamente”, un camino que hacemos juntos buscando siempre el bien común y comprometiéndonos a cumplir nuestra palabra y respetar las leyes. El conocimiento y la estima por los demás también pueden crecer en la escucha mutua, hasta el punto de reconocer en el enemigo el rostro de un hermano”. La paz camino de reconciliación Aunque el mensaje no es muy extenso, pero si profundo para meditarlo en lo personal, en la familia o en grupo, considero que estos puntos que comparto son importantes ante ese deseo que todos tenemos ante la violencia que nos acosa y que trata de dominarnos en toda circunstancia. Ante esto dice el Papa “Se trata de abandonar el deseo de dominar a los demás y aprender a verse como personas, como hijos de Dios, como hermanos. Nunca se debe encasillar al otro por lo que pudo decir o hacer, sino que debe ser considerado por la promesa que lleva dentro de él. Sólo eligiendo el camino del respeto será posible romper la espiral de venganza y emprender el camino de la esperanza”. Termina el Papa diciendo: “La gracia de Dios Padre se da como amor sin condiciones. Habiendo recibido su perdón, en Cristo, podemos ponernos en camino para ofrecerlo a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Día tras día, el Espíritu Santo nos sugiere actitudes y palabras para que nos convirtamos en artesanos de la justicia y la paz”.

Se despide y les quiere su amigo, hermano, Obispo y Pastor.

+ Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero Arzobispo de San Luis Potosí


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Nuestra historia

Barrio de San Cristóbal del Montecillo y su Historia El sobriotemplo de San Cristobal

7tma. PartePor Pbro. Rubén Pérez Ortíz

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l templo de San Cristóbal del Monteci-llo se construyó entre los años de 1730 y 1747, y esto se puede leer en una ins-cripción apenas legible que se encuentra en el cubo de la torre, la cual dice: “Se comenzó esta iglesia el año de 1730 y se acabó el año de 1747 y se renovó la torre el año de 1807”. En un principio la fachada del Templo veía al poniente y tenía al frente un atrio que en el siglo XIX se destruyó para que lo ocuparan las vías del ferrocarril. A mediados del siglo XX se levantó una pared a escasos dos metros de la fachada, lo que la encajonó e impidió no solo el fácil acceso sino el visto de la entrada principal. La portada es severa y pobre; solo tiene lo indispensable, es decir, su arco de medio punto, pilastras adosadas y una cornisa moldurada. La clave del arco quiso señalarse por medio de un ángel en relieve que lleva el nombre del santo portador de Cristo: “Sn. XtoBal”. La planta de la iglesia tenía forma de cruz latina, y al modificarse la fachada al oriente, en el año de 1965, perdió esta forma y se transformó en una cruz griega, o sea, los brazos de igual tamaño y la mesa del altar al centro, justo bajo la cúpula octagonal. Se han conservado elementos arquitectóni-cos originales de gran valor estético, como son las pilas de agua bendita y los capialzados de las puertas de acceso a la sacristía, tallados en cantera con conchas compostelanas realizadas en mampostería. Así mismo, hay una buena escultura de un crucifijo, llamado Señor de la Misericordia, el cual quizá proviene del siglo XVIII. Antaño esta escultura se sacaba del templo y se llevaba en solemne procesión el Viernes Santo. Pero lo mejor del Montecillo es la escultura del santo titular; según se dice, es guatemalteca y una magnífica obra de arte. El que sea guatemalteca tiene a su favor la manera de tratar el pelo y la barba, en gruesas guedejas negras, porque las características de esta famosa escultura, además del pelo, son las pestañas postizas, el rico pero opaco estofado, discreto, de finos y pequeños dibujos en la pintura, y el oro generalmente sin esgrafiados. Sobre sus hombros lleva al niño Jesús. Parece ser obra de principios del siglo XIX, neoclásica. A este San Cristóbal se le considera la mejor escultura religiosa colonial que existe en San Luis Potosí. Las pinturas que se encuentran en la sacristía son excelentes muestras de arte religioso: lienzos de San Cristóbal, Nuestra Señora del Refugio, Santa Teresa, un santo franciscano y Nuestra Madre Santísima de la Luz, firmada por Vallejo, uno de los más importantes pintores de la Colonia y de cuya obra sobresale una pintura que representa a las ánimas del Purgatorio, a devoción del Marcelo Reyna, indio principal y devoto, además de alcalde ordinario del pueblo y fundador de la Hermandad de las Benditas Ánimas del Purgato-

rio; la obra se concluyó en 1751. Frente a este templo se alzaba la segunda plaza de toros que hubo en San Luis Potosí; en 1821 y para celebrar la consumación de la Independencia de México, se celebró por primera vez en la plazuela, construida en madera y con mantas de ixtle, toda una temporada de diez corridas. El organizador de estos festejos fue José María Rosas, quien pagó el ayuntamiento 540 pesos por la licencia más los productos de la liquidación de otra función. La villa del Montecillo dependía de la parroquia de San Luis, pero el 4 de enero de 1961 el templo se erigió en vicaria fija; y el 25 de abril de 1976, en pa-rroquia. Cristóbal significa “portador de Cristo”. La tradición nos lo presenta como un hombre muy apuesto de estatura colosal, con gran fuerza física y tan orgulloso que no se conformaba con servir a amos que no fueran dignos de él. San Cristóbal es un santo muy popular, por lo que poetas modernos como García Lorca y Antonio Machado le han cantado en inspiradas estrofas. Para simbolizar su fortaleza, su amor a Cristo y la excelencia de sus virtudes, sus seguidores le representan de gran corpulencia, con Jesús sobre los hombros y con un árbol lleno de hojas por báculo. Esto ha dado lugar a las leyendas con que se ha oscurecido su vida. En la actualidad se le considera patrono de los automovilistas. Su festividad se realiza el 10 de julio. A partir de 1600 un grupo de indios otomíes y tarascos se avecindaron en parte de los ejidos del oriente de la ciudad, en un asentamiento tan pequeño que careció de gobierno propio y en lo eclesiástico quedó sujeto a la parroquia de San Luis Potosí. Desde su fundación, al Montecillo se le consideró como un importante abastecedor de mano de obra para trabajar en las haciendas de beneficio, ubicadas por el rumbo de la Laguna; pero para la primera mitad del siglo XVIII la población aumentó a 30 familias, quienes desempeñaban los oficios de sombrereros, tejedores y zapateros. En 1753, debido a que la población se había incrementado de forma notable, además de que cumplían con el pago del real vasallaje, los del Montecillo solicitaron la erección de su comunidad en pueblo, la posesión legal de sus tierras y la facultad de nombrar funcionarios internos para su gobierno. Este privilegio se les concedió después de muchas gestiones en octubre del mismo año, mediante el pago de 200 pesos. En cuanto a su crecimiento urbano, se dio de manera distinta a los demás pueblos ya que, debido a la introducción de los ferrocarriles, San Luis Potosí se volvió punto importante para las conexiones entre los estados, por lo que se decidió que el Montecillo se levantaran las estaciones ferrocarrileras, lo que ocasionó que el barrio se dividiera en dos y que la fachada principal de su iglesia se perdiera no porque se haya destruido, sino porque quedó tapada por la barda de los patios del ferrocarril, situación que obligó a transformar el templo en su interior.

No te dejes vencer por la impaciencia Pbro. Lic. Salvador González Vásquez

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nuestra vida le está faltando paciencia. Porque nos hemos vuelto poco tolerantes. Pero olvidamos, que lo temporal nunca va estar completo. Y lo que está en proceso, aún no se termina. Ésta vida es una vía; y aún no has llegado a la meta. Por tanto, no desesperes por no tenerlo todo. No olvides que estamos en camino. Lo que tenemos hoy, mañana ya no estará, lo que hoy te falta, mañana podrás tenerlo; todo es cuestión de tiempo y esperanza. No todos los problemas son de solución instantánea. Pero mientras llega el remedio, hay que ser tolerantes con lo que tenemos. Por eso, hay virtudes que no deben perderse, y una de ellas es la paciencia. Ésta, consiste en soportar, lo que de momento no podemos cambiar. Pero se necesita la esperanza. Porque si ésta falta, se agota la paciencia. Hay momentos, en que los problemas parecen exceder nuestras fuerzas. Porque hay situaciones que nos superan. Y eso pone en juego la paciencia. Aunque no debemos olvidar, que Dios no impone las cargas; es la vida misma la que trae su propio peso. Más aun, hay cargas que no son para nosotros; pero uno, es el que decide cargar con equipaje ajeno. Dios es providente, y no permite que seamos tentados más allá de nuestras fuerzas. Decía San Agustín: “Pídeme lo que quieras, pero dame lo que me pides”. Dios no nos pide nada que antes no nos haya dado. Por eso, antes que otra cosa, hay que pedir sabiduría. Para así, saber que es lo que podemos cambiar, y que es lo que tenemos que aceptar y tolerar. Alguien dijo: “No dependa tu paz de la boca de los hombres. No serás diferente porque interpreten bien tus acciones o porque las interpreten mal”. (Imitación de Cristo, Kempis). Cuando nos ocupamos en agradar a los demás, entonces vivimos la vida de los otros, y no la propia. Y eso, es ya una carga ajena. Por eso, no hay que dejar que los díceres ajenos acaben con tu paciencia. Lo importante, no es lo que otros digan, sino lo que tú estés viviendo. Para conservar la paciencia, es importante la esperanza. Ésta, nos recuerda que todo es de paso; porque hay cosas, que solo se resuelven con el tiempo. Ya lo dijo alguien: “ Sin tiempo no hay esperanza, pero con puro tiempo tampoco”. (Fil. del hombre, A.B. Fdz. del Valle). Al tiempo lo alimenta la espera, pero si todo fuera tiempo, perderíamos la esperanza. Por eso, todo llega a su debido tiempo. Lo que añoras, ya está cerca; y si lo esperas, ya lo tienes. Pide a Dios que te colme de paciencia; y junto con ésta, te de la esperanza. Porque ésta, es fuerza para conservar la paz.


Los secretos jamás revelados de la rosca de reyes

Cosas y Casos de la vida

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Por: P. Kino

“N

o te hagas rosca”, esta frase se la decimos a alguien que no quiere acceder a alguna petición nuestra. También lo decimos cuando alguien no puede o no quiere compromisos serios. El día de la epifanía o manifestación de los magos, es costumbre compartir un pan, llamado “rosca de reyes”. Pero ¿qué significa la rosca? Primeramente un poco de formación. El día de la epifanía, nos recuerda que Jesús nace para todos. La palabra “epifanía” proviene del griego y significa manifestarse. Cristo no se quiso encerrar, quiso nacer para todos y dar la salvación de todos. Aunque en la biblia no se dicen los colores de piel de los magos o astrólogos, sin embargo, los colores que la tradición les otorga, amarillo, blanco y negro, representan las razas de la tierra, aunque ahorita ya estamos todos pintos. La biblia tampoco dicen que sean tres, esta cantidad se le atribuye en base a los regalos que le otorgaron a Jesús. Tres regalos, son el cielo la luna y el mar…. ejem, ejem, perdón, oro, incienso y mirra. Estos tres presentes son signos de que Jesús: 1) Es rey, y el oro, es un signo que lo representa como tal. 2) Es Dios, siendo el incienso el elemento que servía para ofrecer la oración y sacrificio a Dios. 3) Es Hombre, y la mirra, que nos indica que como hombre moriría. La mirra es una especie de resina que servía para embalsamar a los muertos. Al que le sale el “moníto” de la rosca, (que en realidad no es un mero “monito”, sino que representa a Jesús) tiene o tienen que “ponerse guapos” con alguna cena o tamales el día de la calendaría, es decir el 2 de febrero. Esta tradición es en base al texto bíblico de la matanza de los inocentes. La rosca al ser redonda (por lo menos en teoría), simboliza a Dios, sin principio ni fin. Dios envía a su hijo Jesús para salvarnos. Al esconderse el llamado “monito” en dicho pan, es para representar el esconder al niño Jesús de Herodes, que lo quiere matar. Quien lo descubre en la cena, tendrá que sufrir las consecuencias de haber “delatado” el escondite de Jesús, siendo el “castigo”, que se “moche” con unos tamalitos el día dos de febrero, día de la calendaría, o fiesta de la presentación del niño Jesús. Así que al que le toque el “monito” no se haga rosca y ya vaya juntando para la tamaliza. ¿Y el anillo, y el dedal? La tradición de la rosca nos viene de España, y se le ponía una haba en lugar de un “monito”. El anillo y dedal en lo personal no lo encuentro muy religioso. Tal vez se le ocu-rrió a alguna soltera que le urgía casarse y comenzó a decir que el que los encontrara le esperaba matrimonio, y para no errarle, la soltera se compra una rosca para ella sola (o solo). Pero ese es misterio jamás revelado de la rosca de reyes, el por qué el dedal y el anillo…

En este año nuevo Por: Pbro. Lic. Héctor Colunga Rodríguez

colunga46561@hotmail.com

Muy estimados lectores: - En este año nuevo, date el tiempo para bendecir a Dios y darle gracias por todos los beneficios que has recibido de Él. A Dios le gusta que seamos agradecidos. Preséntale un plan de vida y no te olvides de incluirlo. Pasa más tiempo en oración y meditación. - Analiza los errores, medita en qué te equivocaste, lo que dijiste mal, lo que no hiciste bien; piensa en las omisiones, en tus temores y debilidades; lo que pudo haber sido y no fue. - Pero también considera las cosas positivas, los logros y éxitos obtenidos; en el cambio de actitudes para bien. En el tiempo que le dedicaste a los tuyos. Los abrazos que diste y los buenos deseos. En las llamadas por teléfono a los familiares y conocidos, para saludarles, felicitarlos, o darles una palabra de consuelo. - Dentro de tus proyectos, incluye la buena salud y la alimentación ba-lanceada; hacer ejercicio, leer un libro; salir al campo, admirar la naturaleza, date un tiempo para amarte a ti mismo. - Evita el estrés, la vida acelerada, el enojo común, las envidias y malas compañías. La negligencia, el orgullo, la vanidad, la necedad y el capricho. La murmuración, el chisme y la crítica destructiva. Elige buenas amistades. - No pierdas el tiempo en internet mandando y leyendo mensajes que no dejan nada bueno. No uses tanto los medios electrónicos que luego te hagas adicto a ellos. Sácale provecho a la tecnología usándola de manera adecuada. - Ten criterio a todo lo que lees y oyes. No te dejes llevar por comentarios que denigran a la familia, tu religión y las buenas costumbres. Defiende tus valores. - Vive el presente en su máxima expresión; no vivas del pasado, ni seas un soñador del futuro. Aprende a amar y a perdonar; la vida es única, aprovéchala para hacer cosas buenas, para que cuando ya no estés, te recuerden con cariño. - Por último, pídele a Dios que te ayude a aceptar la pena y el dolor; cuando llega ese día es tan difícil entenderlo, y puede llevarnos a la desesperación; sin embargo, descubrimos que la vida continúa y debemos dar paso firme sin desfallecer. Solamente digamos: “Señor, eso me acercó más a ti, hágase en mí según tu Palabra”. Que tengas un año lleno de Luz. Hasta la próxima semana…


Cantad al Señor

Construir, Cultivar, Conquistar Por: Pbro. Memo Gil

Libertad y Responsabilidad

“Si el Hijo los hace libres, ustedes serán realmente libres”. (Jn 8,36)

“No sigan la corriente del mundo en que vivimos, más bien transfórmense por la renovación de su mente. Así sabrán ver cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto”. (Rm 12,1-2)

Un niño ha nacido: ¡venid y adorémoslo! P. José Abdías Martínez Martínez

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stamos celebrando una de las fiestas más antiguas de nuestro calendario litúrgico: La Epifanía del Señor. Es la manifestación del Señor quien con su luz ha brillado en medio de las tinieblas del mundo para que todos los hombres puedan alcanzar la salvación. En el ámbito popular se conoce como la fiesta de los Reyes Magos, esos tres personajes que llegados de Oriente se postraron ante el Niño para ofrecerle, junto con sus regalos, la veneración de toda la humanidad. Ellos son testigos de la luz del Hijo de Dios y representan a la multitud que busca la luz en medio de las tinieblas y la alegría en medio de tantos desconsuelos. Nos invitan a ofrecerle al Señor nuestros dones, y uno de ellos es nuestra alabanza. Por ello en esta fiesta la música y el canto deben ser festivos y orientados a destacar la presencia del Emmanuel: Dios entre nosotros. Nuestro canto debe girar en torno al Salvador que nos ha nacido, teniendo como referencia los textos evangélicos de Mateo y Lucas, quienes nos relatan el Nacimiento del Señor y los acontecimientos en torno al mismo. De entre los cantos de este día podemos destacar: • El Salmo 71: “Que te adoren, Señor, todos los pueblos”, que recoge y medita cantando algunas frases de la Primera Lectura. • El versículo antes del Evangelio (que hoy podemos cantar solemnemente unido al Aleluya) anticipa y subraya la idea principal de esta fiesta que es la adoración. • Después de la lectura del Evangelio de la Epifanía conviene proclamar o cantar el Calendario de las principales fiestas del Año Cristiano (Nove-ritis). • En este día es bueno también destacar el canto de Presentación de los dones. Los dones de oro, incienso o mirra hoy son el pan y el vino, los dones de la Iglesia en los que Cristo, juntamente con ella, será ofrecido e inmolado para entregarse como alimento y salvación de la humanidad. • Adeste fideles es el villancico litúrgico por excelencia, y puede cantarse en español. Estrella nunca vista se aparece a los remotos magos orientales, y, al juzgar de los fuegos celestiales, otra lumbre mayor los esclarece. Nacido sacro Rey se les ofrece, con nuevas maravillas y señales, para que reverentes y leales la obediencia le den como merece. (Himno de laudes)

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n general vemos la libertad como una conquista y sentimos que quedamos expuestos a perderla, cuando se nos quiere manipular o imponer algo. Incluso en nombre de la libertad, nuestra libertad, podemos ser intolerantes o, lo que es peor, comportarnos abusivamente. Porque el ser humano, asume como libertad, todo aquello que justifique sus caprichos y su manera de exigirle a los demás que no cuestionen sus comportamientos. Y haciendo uso de ésta libertad que más bien es libertinaje, se relativiza todo lo demás que es valioso e importante. Pero la libertad es un reto. La libertad es compromiso ante la vida y ante los demás. Cuando asumimos actuar con libertad y responsabilidad, descubrimos la justa medida en todo. Seremos prudentes y conscientes de nuestros actos. Somos capaces de asumir incluso las consecuencias de nuestro proceder, de manera sensata, y reconocer si hemos faltado en algo al bien de los demás. La libertad como reto exige un gran temple de espíritu. Además de capacidad de discernimiento. Se es libre siempre que se es capaz de afrontar los retos que la vida nos depara, y se sale bien li-brado de ellos. Así el ser libre no está determinado únicamente por factores externos, sino desde lo que interiormente asume y expresa nuestra capacidad de actuar. Por eso, la respuesta que demos a todo aquello que vivimos, debe tener como impulso el sentido como asumimos nuestra libertad. Pues el ejercicio de la libertad con responsabilidad, será lo que marque y anime nuestra manera de ser. Logrando así madurar en nuestra construcción del futuro, que exige, ante todo, tener esperanza. De este modo, se podrán integrar todas

las capacidades y las posibilidades con que cuenta, cada uno de nosotros. Pues responder adecuadamente a los desafíos que la vida nos ofrece, se determina sin duda por la libertad con que procedemos, y desde la que elegiremos ser nosotros mismos. La elección y la determinación en nuestro actuar, deben ser definiti-vamente, expresión de la originalidad e individualidad de nuestra persona. Podemos decir que somos plenamente nosotros, cuando somos conscientes de la libertad y la responsabilidad que determinan nuestras actitudes, bajo cualquier circunstancia o situación que vivimos. Libertad y responsabilidad que debemos asumir también, como respuesta de nuestro quehacer común en bien de nuestros semejantes. Y que, al mismo tiempo, nos lleva a determinar las tareas y funciones hacia las que debemos ser más sensibles. Para dejar espacio y respetar la libertad y la responsabilidad de los demás hacia nosotros, en aquello que contribuyan o crean necesario para armonizar una sana convivencia. Gracias a la libertad y responsabilidad sabremos valorar adecuadamente nuestro proceder y actitudes. Así como el proceder y actitudes de los demás. Dimensionamos así adecuadamente, algo esencial en nuestra convivencia humana. Por un lado, saber ser libres y usar adecuadamente la libertad. Y, por otro lado, saber ser responsables y actuar conforme a lo que se nos exija en la vida. Entonces, el reto que se nos presente, tanto en la libertad como en la responsabilidad, se nos presentará también como tarea. Como algo que no podemos dar por terminado, y que nos pedirá que nos esforcemos siempre más y mejor. En todo lo que asumamos con entera libertad y plena responsabilidad en nuestra vida.

El Santo de hoy

San Adrián

N

9 de enero

ació en África. Era abad de Nérida, cerca de Nápoles cuando el Papa San Vitalinano lo escogió por su ciencia y virtud para instruir a la nación inglesa de Canterbury, aún joven en la fe. San Adrián trató de declinar la elección recomendando a San Teodoro para el cargo, pero se mostró dispuesto a compartir los trabajos de la misión.

El Papa accedió a su petición y lo nombró asistente y consejero del nuevo Obispo. San Teodoro lo nombró abad del monasterio de San Pedro y San Pablo de Canterbury, donde santo Adrián enseñó el griego, el latín, la ciencia de los Padres, y sobre todo la virtud. San Adrián ilustró el país con su doctrina y el ejemplo de su vida, durante treinta y nueve años. Murió el 9 de enero del año 710.


07 Por Luis Marino Moreno Flores

Ya no te llamarán “abandonada” Zamorano López; Luis Alfonso PPC 2019, 248 páginas.

Estrella lloraba sin parar, no lograba articular palabra. Intentaba contar cómo, de pronto, había sido asaltada violentamente por los tristes y dolorosos recuerdos de su infancia, que habían sobrevenido inesperadamente y despertado una tormenta en su alma. Treinta años hacía ya que Estrella sufrió su primer abuso sexual por parte de un familiar, cuando tenía precisamente cinco añitos, los mismos que ahora cumplía su sobrina; la fiesta de cumpleaños de su adorada so-brina le hizo revivir en segundos aquella tarde fatídica en que fuera hecha pedazos su inocencia. Estrella, y Julia, y otros muchos están presentes a lo largo de este libro. Las heridas están curadas, pero las cicatrices siguen supurando. Hay mucha y excelente literatura en cuanto a las consecuencias psicológicas que provoca el abuso y los caminos de terapia y reparación. Pero esos textos no están muchas veces al alcance del público general; están pensados para psicólogos, jueces, abogados, forenses, psiquiatras... pero no para el panadero, el albañil, la pescadera o la peluquera, o el cate-quista. Este libro pretende transmitir un conocimiento y unas herramientas que sean asequibles a todos. Si algo puede ayudar a alguien a comprender su drama y su conmovedora lucha a lo largo de toda su vida, ya merece la pena. Ojalá contribuya a ese anhelo que tenemos como Iglesia de pasar de la cultura del abuso y del encubrimiento a la del cuidado y la protección. “La envergadura del drama de los abusos sexuales está reclamando una mirada humanizada. Echaba yo en falta voces de esperanza para las diferentes personas implicadas. Luis Alfonso nos muestra que hay esperanza”, señala, en el prólogo, José Carlos Bermejo.

L

uis Alfonso Zamorano (Palencia, 1974) es misionero-sacerdote de la Fraternidad misionera Verbum Dei. Ha desarro-llado su labor misionera en Chile durante casi 20 años, y actualmente es el capellán de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid. Es Magíster en Acompañamiento Psico-espiritual por la Jesuita Universidad San Alberto Hurtado, de Santiago de Chile, con una tesis titulada ‘Influencia del acompañamiento pisco-espiritual y de la experiencia de Dios en la sanación de las consecuencias del abuso sexual infantil (ASI)’. También es autor de cuatro CD de música pop-rock cristiana.

Iglesia Universal CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco afirmó que “el Niño que yace en el pesebre tiene el rostro de nuestros hermanos y hermanas más necesitados”. El Santo Padre aseguró, citando una frase de la Carta Apostólica Admirabile signum, que “los pobres son los privilegiados de este misterio (el Niño Dios en el pesebre) y, con frecuencia, son los que mayormente logran reconocer la presencia de Dios en medio de nosotros”. En las palabras previas al rezo del Ángelus, el Pontífice señaló que “este tiempo es tiempo de gracia. Nos dice que no basta creer en Dios: es necesario purificar cada día nuestra fe”. URUGUAY.- El Correo Uruguayo emitió un sello dedicado a la Navidad. Se trata de la imagen de un vitral de la Natividad de la Capilla San José de Manga realizado por el artista italiano Lino Dinetto. La diagramación del sello fue realizada por Gabriel Casas. Se realizaron 15.003 ejemplares por un valor de 25 pesos uruguayos, unos 66 centavos de dólar. La plancha está conformada por nueve sellos. El diseño del sello 2019 es tomado del trabajo de Lino Dinetto, artista nacido en Italia en 1927 y que viajó a principios de los años 50 a Uruguay. WASHINGTON.- El Subcomité de Ayuda a la Iglesia en Europa Central y Oriental de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) aprobó un total de 1.6 millones de dólares para financiar 100 proyectos en 22 países en el Centro y el Este de Europa. “La Iglesia de Europa Central y Oriental sigue trabajando tras los efectos de décadas de comunismo y represión. A medida que la Iglesia se reconstruye y crece en la región, los fieles de Estados Unidos se solidarizan y muestran nuestro amor a nuestros hermanos y hermanas allí a través de nuestras oraciones y generosidad”, dijo Mons. Jeffrey M. Monforton, presidente del Subcomité de Ayuda a la Iglesia en Europa Central y Oriental de la USCCB. WASHINGTON.- El Senado de los Estados Unidos aprobó una resolución que reconoce el genocidio armenio, luego de que varios intentos anteriores fueron bloqueados por orden de la Casa Blanca. La Resolución 150 del Senado, presentada por los legisladores Bob Menéndez y Ted Cruz, expresa “el sentido del Senado de que es política de los Estados Unidos conmemorar el genocidio armenio a través del reconocimiento oficial y el recuerdo”. De 1915 a 1923, el Imperio Otomano mató a aproximadamente 1.5 millones de armenios en el este de Anatolia de manera sistemática, con informes de desplazamiento forzado, tortura, asesinatos en masa y fosas comunes en la región. AUSTRIA.- “A Hidden Life” (Una vida oculta), una nueva película que se estrenó en diciembre, cuenta la historia del Beato Franz Jagerstatter, cuya negativa a luchar por los nazis en la Segunda Guerra Mundial llevó a su encarcelamiento y muerte. Franz fue beatificado por la Iglesia Católica en Austria en 2007. Su esposa, Franziska, estuvo presente en la beatificación. Ella murió en 2013 a la edad de 100 años. La película, escrita y dirigida por Terrence Malick, cuenta la historia de la pareja, quienes vivieron como campesinos en St. Radegund, en la Alta Austria, durante la Segunda Guerra Mundial.

Iglesia de México MÉXICO.- El Diplomado número II “La Verdad de Guadalupe” ofrece responder a los mitos y mentiras sobre Nuestra Señora de Guadalupe, con la documentación existente y que se remonta hasta el siglo XVI. El curso, organizado por el Instituto Superior de Estudios Guadalupanos (ISEG) y la Universidad Pontificia de México, se realizará del 25 de enero al 1 de agosto de 2020. El P. Eduardo Chávez, director del ISEG y postulador de la causa de canonización de San Juan Diego, el vidente de la Virgen de Guadalupe, explicó que “en este diplomado vamos a hablar especialmente de toda la documentación que viene desde el siglo XVI, el de las apariciones, cada uno de los documentos más importantes”.

Iglesia Potosina SAN LUIS POTOSÍ.- Iniciamos un nuevo año, lo hemos hecho escuchando el mensaje del Santo Padre, el Papa Francisco invitándonos a trabajar por la paz. En nuestra Iglesia Potosina, nuestro Presbiterio Potosino, en el segundo martes del mes se encontrará peregrinando hacia la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, acompañado por los seminaristas y por quienes gusten caminar hacia el Santuario de Nuestra Morenita. Oremos por nuestros sacerdotes, oremos por las vocaciones sacerdotales.


08

Caen las fronteras

Por Pbro. Darío Martín Torres Sánchez

1 Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén 2 y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo». 3 Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. 4 Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías. 5 «En Belén de Judea, –le respondieron–, porque así está escrito por el Profeta: 6 “Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel”». 7 Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, 8 los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje». 9 Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. 10 Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, 11 y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra. 12 Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino (Mt 2, 1-12).

L

os “tres reyes magos”. Así los conocemos desde niños, con ese nombre y cada uno de color de piel distinta, uno joven, otro maduro y un anciano. Forman parte de nuestra formación “evangélica” infantil. Es una historia con todos los elementos para nunca ser olvidada: tres reyes venidos de lejos buscando al niño rey que acaba de nacer, guiados por una estrella, la cual desaparece temporalmente y los deja desorientados y los obliga a consultar al villano de la historia, brindándole sin querer información valiosa; después el retorno de la estrella y la contemplación del niño a quien adoran y le entregan de sus cofres valiosos regalos; por último regresan por un camino distinto para no informar al rey malo. Cuando crecemos, esa historia sigue siendo muy querida pero no progresamos mucho en su apreciación, lo más que hacemos es tomar a los “reyes” magos como un modelo de aquellos que le ofrecen sus dones al niño Dios. Sin embargo, esta historia ofrecida por el evangelista Mateo alberga un significado más denso. Tengamos en cuenta que es la primera historia que sigue al relato del Nacimiento del Emmanuel. En ella se narra las reacciones de los hombres al nacimiento de Jesús. Comencemos por aclarar que la historia popular difiere en algo fundamental con san Mateo, pues el evangelista jamás los llama reyes, sino que se refiere a ellos únicamente como “magos venidos de oriente”. Por otro lado, el término “magos” difiere mucho de lo que un hombre moderno entiende por mago. Al parecer con esa palabra se designaba a los conocedores de la astronomía, los cuales solían tener gran sabiduría en lo que respecto a la vida y

“Yo Soy Conchita Armida”

Parte XLI

Llama de amor viva

a la conducta humana. Podríamos decir que es el equivalente a “sabios” o “maestros de la vida” o “líderes espirituales”, capaces de interpretar los signos de los tiempos. Por otro lado, su origen, expresado por San Mateo de modo general como “venidos de oriente”, más que significar un lugar específico como podría ser Arabia, Babilonia o Persia, probablemente es una manera de representar a los extranjeros, a las naciones gentiles. Así, los magos son los primeros en reaccionar al nacimiento de Jesús. Podríamos decir, con ellos todas las naciones vienen a buscar al niño rey, y vienen a adorarlo. Mientras que los judíos, representados por Herodes y todo Jerusalén (que tienen un sobresalto negativo), reciben con desagrado la noticia de su nacimiento. A ellos se añade la actitud indiferente de los sacerdotes y los escribas del pueblo, que aunque tienen la sabiduría para conocer el tiempo y el lugar del nacimiento de Jesús no se interesan en él. Saben pero no se interesan. Cuando los magos llegan hasta donde está el niño, guiados nuevamente por la estrella, San Mateo es muy cuidadoso al señalar que “vieron al niño con María su madre”. La estrella ya no tiene lugar y es notorio que tampoco aparece José. Ciertamente San José volverá a aparecer como el depositario de los mensajes de Dios ejecutando obedientemente todas sus indicaciones, pero aquí es dejado fuera del cuadro, fuera de la “foto”. Esa escena tiene sabor culminante y ha inspirado a tantos artistas: “vieron al niño con María su madre”. José es dejado fuera, con toda probabilidad como un sustento más a que él no es el padre del niño. El vértice de la historia parecen componerla tanto la contemplación del niño con su madre como su adoración. Lo cual viene completado con los dones de oro, incienso y mirra. Estos dones han recibido una rica interpretación en la historia del cristianismo: oro por ser rey, incienso por ser Dios y mirra por su pasión. Otros, de manera más moderada, desisten de encontrarle un significado a cada uno de los dones y prefieren interpretarlos en su conjunto como las primicias de la peregrinación escatológica de todas las naciones que le prestan obediencia al salvador. Esta historia, nuevamente hace dudar de que San Mateo escriba un evangelio “para los judíos”, pues, después de Jesús, los primeros “fotografiados” son los gentiles.

Me encerré con llave en un cuarto apartado de la casa. Con una navaja afilada me abrí la carne trazando sobre el pecho las iniciales JHS. Con la sangre que manaba en abundancia, escribí en un papel pidiendo la salvación de los hombres. Después tomé un fierro caliente y lo pasé varias veces sobre las letras y la cruz que se tostaron, hasta que se grabaron bien. Entonces de rodi-llas, quién sabe por cuánto tiempo, llena de vehemencia y de fe, repetí muchas veces: Jesús Salvador de los hombres, sálvalos. No sabía decir más. No me acordaba de más. Almas, almas para Jesús es lo que deseaba. Así nacían las Obras de la Cruz. Luego que terminé, me puse agua florida para no oler a quemado, escondí la navaja y el fierro, salí del cuarto arrebatada de dicha, feliz de verme marcada con tan dulce nombre. Me puse muy mala, la llaga se inflamó y durante varios meses estuvo supurando. Sin saber qué hacer, fui a una botica y pedí un remedio para un hombre que se había quemado. Bien pobre y miserable era yo, tenía el voto de pobreza y ni mentía. Con la pomada que me dieron me puse peor y la dejé, abandonándome a la voluntad divina. Gracias a Dios que ni mi marido ni nadie se dio cuenta. ¿Sería en enero o febrero? Como de costumbre, había ido a misa al templo de la Compañía, cuando de pronto vi como un mar de luz vivísima con miles de rayos de oro y fuego, y en el centro una Paloma blanquísima con las alas extendidas como abarcado aquel torrente de luz. ¿Qué sería aquello? Esperemos, me dijo el Padre Mir. No se hizo esperar la solución.

Texto tomado del libro “Yo Soy Conchita Armida” por Mons. Antonio Peñalosa


La paz, camino de esperanza ante los obstáculos y las pruebas

L

a paz, como objeto de nuestra esperanza, es un bien precioso, al que aspira toda la humanidad. Esperar en la paz es una actitud humana que contiene una tensión existencial, y de este modo cualquier situación difícil «se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino». En este sentido, la esperanza es la virtud que nos pone en camino, nos da alas para avanzar, incluso cuando los obstáculos parecen insuperables.

«Nuestro mundo vive la perversa dicotomía de querer defender y garantizar la estabilidad y la paz en base a una falsa seguridad sustentada por una mentalidad de miedo y desconfianza, que termina por envenenar las relaciones entre pueblos e impedir todo posible diálogo. La paz y la estabilidad internacional son incompatibles con todo intento de fundarse sobre el miedo a la mutua destrucción o sobre una amenaza de aniquilación total; sólo es posible desde una ética global de solidaridad y cooperación al servicio de un futuro plasmado por la interdependencia y la corresponsabilidad entre toda la familia humana de hoy y de mañana». 2. La paz, camino de escucha basado en la memoria, en la solidaridad y en la fraternidad Los Hibakusha, los sobrevivientes de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, se encuentran entre quienes mantienen hoy viva la llama de la conciencia colectiva, testificando a las gene-raciones venideras el horror de lo que sucedió en agosto de 1945 y el sufrimiento indescriptible que continúa hasta nuestros días. Su testimonio despier-ta y preserva de esta manera el recuerdo de las víctimas, para que la conciencia humana se fortalezca cada vez más contra todo deseo de dominación y destrucción: «No podemos permitir que las actuales y nuevas generaciones pierdan la memoria de lo acontecido, esa memoria que es garante y estímulo para construir un futuro más justo y más fraterno». Abrir y trazar un camino de paz es un desafío muy complejo, en cuanto los intereses que están en juego en las relaciones entre personas, comunidades y naciones son múltiples y contradictorios. En primer lugar, es necesario apelar a la conciencia moral y a la voluntad personal y política. La paz, en efecto, brota de las profundidades del corazón humano y la voluntad política siempre necesita revitalización, para abrir nuevos procesos que reconcilien y unan a las personas y las comunidades. Por tanto, el proceso de paz es un compromiso constante en el tiempo. Es un trabajo paciente que busca la verdad y la justicia, que honra la memoria de las víctimas y que se abre, paso a paso, a una esperanza común, más fuerte que la venganza. Como resaltaba San Pablo VI: «La doble aspiración hacia la igualdad y la participación trata de promov-

er un tipo de sociedad democrática. [...] Esto indica la importancia de la educación para la vida en sociedad, donde, además de la información sobre los derechos de cada uno, sea recordado su necesario correlativo: el reconocimiento de los deberes de cada uno de cara a los demás; el sentido y la práctica del deber están mutuamente condicionados por el dominio de sí, la aceptación de las res-ponsabilidades y de los límites puestos al ejercicio de la libertad de la persona individual o del grupo». 3. La paz, camino de reconciliación en la comunión fraterna

La Biblia, de una manera particular a través de la palabra de los profetas, llama a las conciencias y a los pueblos a la alianza de Dios con la humanidad. Se trata de abandonar el deseo de dominar a los demás y aprender a verse como personas, como hijos de Dios, como hermanos. Nunca se debe encasillar al otro por lo que pudo decir o hacer, sino que debe ser considerado por la promesa que lleva dentro de él. Sólo eligiendo el camino del respeto será posible romper la espiral de venganza y emprender el camino de la esperanza. Nos guía el pasaje del Evangelio que muestra el siguiente diálogo entre Pedro y Jesús: «“Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?”. Jesús le contesta: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”» (Mt 18,21-22). Este camino de reconciliación nos llama a encontrar en lo más profundo de nuestros corazones la fuerza del perdón y la capacidad de reconocernos como hermanos y hermanas. Aprender a vivir en el perdón aumenta nuestra capacidad de convertirnos en mujeres y hombres de paz. Lo que afirmamos de la paz en el ámbito social vale también en lo político y económico, puesto que la cuestión de la paz impregna todas las dimensiones de la vida comunitaria: nunca habrá una paz verdadera a menos que seamos capaces de construir un sistema económico más justo. Como escribió hace diez años Benedicto XVI en la Carta encíclica Caritas in veritate: «La victoria sobre el subdesa-rrollo requiere actuar no sólo en la mejora de las transacciones basadas en la compraventa, o en las transferencias de las estructuras asistenciales de carácter público, sino sobre todo en la apertura progresiva en el contexto mundial a formas de actividad económica caracterizada por ciertos márgenes de gratuidad y comunión» (n. 39). 4. La paz, camino de conversión ecológica «Si una mala comprensión de nuestros propios principios a veces nos ha llevado a justificar el maltrato a la naturaleza o el dominio despótico del ser humano sobre lo creado o las guerras, la injusticia y la violencia, los creyentes podemos reconocer que de esa manera hemos sido infieles al tesoro de sabiduría que debíamos custodiar».

Ante las consecuencias de nuestra hostilidad hacia los demás, la falta de respeto por la casa común y la explotación abusiva de los recursos naturales —vistos como herramientas útiles únicamente para el beneficio inmediato, sin respeto por las comunidades locales, por el bien común y por la naturaleza—, necesitamos una conversión ecológica. La conversión ecológica a la que apelamos nos lleva a tener una nueva mirada sobre la vida, considerando la generosidad del Creador que nos dio la tierra y que nos recuerda la alegre sobriedad de compartir. Esta conversión debe entenderse de manera integral, como una transformación de las relaciones que tenemos con nuestros hermanos y hermanas, con los otros seres vivos, con la creación en su variedad tan rica, con el Creador que es el origen de toda vida. Para el cristiano, esta pide «dejar brotar todas las consecuencias de su encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo que los rodea». 5. Se alcanza tanto cuanto se espera El camino de la reconciliación requiere paciencia y confianza. La paz no se logra si no se la espera. En primer lugar, se trata de creer en la posibilidad de la paz, de creer que el otro tiene nuestra misma necesidad de paz. En esto, podemos inspirarnos en el amor de Dios por cada uno de nosotros, un amor liberador, ilimitado, gratuito e incansable. Para los discípulos de Cristo, este camino está sostenido también por el sacramento de la Reconcilia-ción, que el Señor nos dejó para la remisión de los pecados de los bautizados. Este sacramento de la Iglesia, que renueva a las personas y a las comunidades, nos llama a mantener la mirada en Jesús, que ha reconciliado «todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz» (Col 1,20); y nos pide que depongamos cualquier violencia en nuestros pensamientos, palabras y acciones, tanto hacia nuestro prójimo como hacia la creación. La gracia de Dios Padre se da como amor sin condiciones. Habiendo recibido su perdón, en Cristo, podemos ponernos en camino para ofrecerlo a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Día tras día, el Espíritu Santo nos sugiere actitudes y palabras para que nos convirtamos en artesanos de la justicia y la paz. Que el Dios de la paz nos bendiga y venga en nuestra ayuda. Que María, Madre del Príncipe de la paz y Madre de todos los pueblos de la tierra, nos acompañe y nos sostenga en el camino de la reconciliación, paso a paso. Y que cada persona que venga a este mundo pueda conocer una existencia de paz y desarrollar plenamente la promesa de amor y vida que lleva consigo.


Hojeando La Red del 2019 Martes 8 de

enero

Potosí de San Luis de Nuestra o ri e it sb re P l rinación de n a la Basílica

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egrinació potosino realizó la per el presbítero se o d o to er e, en p e lu d a os El 8 e Guad s fieles que n gen María d iosas y demá g li renita o re M e Santísima Vir u la q l a a s al igu do pedir a to st ri re a b in so m y se s y Dio er todo lo dar gracias a para agradec s en n ra o ro es a ñ rc a te p acom pales in uestras princi recibido. ser una de n

Martes 5 de febrero

Nuestra Iglesia potosina vivió la alegría al recibir a dos nuevos sac erdotes. Fueron los padres Gerardo de Jesús Silva y Miguel Ángel Tobías Acosta. Nue stra Iglesia Potosina y nuestro Semanario La RED salu damos y felicitamos a los nuevos sacerdotes. Les reiteramos nuestra oración.

Jueves 13 de junio

Ordenaciones Presbitera

les y Diaconales

Fue la ordenación de dos sacerdotes y cuatr o diáconos motivo de esperanza para nuest alegría y ra Iglesia potosina el pasado 13 de junio. Lo integrantes del presb s nuevos iterio potosino se entre garon al servicio de la Iglesia Potosína. Felicidades P. Juan Pa blo Amaya, al P. José Ángel Loredo. A los Di áconos José Luis, Guillermo, Cesar y José

del 22 al 27

Potosinos en

la Jornada M

de enero

undial de la

Juventud

54 personas de la provinci a eclesiástica y SLP) viajar de San Luis P on el 16 de en otosí (diocesi ero a Pacora, s de Zacatec P anamá para pr evios a la Jo as vivir los días Los jóvenes po rn ad a en las dióces M undial de la tosinos vivier is Juventud. on catequesis demostración , conciertos, cultural de lo conferencias s países que , peregrinacio viven esta fie nes, sta de la Juve otras activida nt ud entre muc des. has

Sábado 4 de mayo

mida beata Potosina

Concepción Cabrera de Ar

no en el que se ación es un largo cami niz no ca y ión ac fic ati beato, en este caso El proceso de be r que el futuro santo o ca tifi cer de a eb pru ra ra todos los católicos. debe pasar la du y puede ser ejemplo pa ta san a vid a un ido e declarada Venerable Conchita, ha viv atificación en Roma, Fu Be de o ces pro el ció 1999. El 4 de mayo fue En 1959 se ini II el 20 de diciembre de blo Pa an Ju n Sa pa da. por el Pa epción Cabrera de Armi declarada Beata Conc

Viernes 21 de junio

XXV Aniversario Sacerd

otal

Celebraron el XXV Aniversa rio Sacerdotal los padres; Pbro. Héctor Colunga Rodrí Juan de Dios Alfredo Ramír guez, Pbro. ez Vallejo, Pbro. Margarito de la Torre Torres, Pbro. Medrano Martínez, Pbro. Alejandro Felipe Gutiérrez Hernánde z en nuestra Catedral Metro ¡Muchas felicidades querid pol itana. os hermanos sacerdotes!


Domingo 05 de enero de 2020

Sábado 21 de septiembre

Sábado 7 de septiembre

Marcha Por la vida

envenido Padre Gracias Padre Carlos, bi nil Rodolfo a la Pastoral Juve n el consejo juvenil diocesano Jóvenes coordinadores que integra ta entonces asesor diocesano organizarón la despedida del has lescentes y jóvenes, de la dimensión de pastoral de ado iga Noriega. Zúñ o el Padre Carlos Everard Vicario General, del ia enc pres En ese mismo acto, con la el Padre Luis Santiago Flores, po, en representación del Sr Arzobis ero, Rom rero Cab los Car s Don Jesú rte Ramírez, dió posesión al Padre Rodolfo Dua la de como nuevo Titular a. Jóvenes de Nuestra Iglesia Potosin de ión ens Dim

Viernes 22 de noviembre

Miles de potosinos hicieron escuchar su voz al reuni rse en el Jardín de Tequis y, quienes al celebrar la Eucaristía, llevaron a cabo la gran Marc ha a favor de la vida, el matrimonio y la familia. Caminaron por la Avenida Carranza hasta llegar a la Plaza de Armas, lugar en el que hicieron llegar un pliego petitorio en el que se pedía escucharan la voz de esos miles y más que piden se respete la vida, desde su concepción hasta su muerte natural. Cabe mencionar que en la marcha no sólo marc haron católicos, sino también hermanos de otras asociaciones religiosas así como asociacion es civiles que claman por este derecho.

29 y 30 de octubre

XXXII Asamblea Diocesana

Nuestra Iglesia Potosina llevó a cabo su XXXII Asamblea Diocesana de Pastoral. Entre los temás se hizo una reiterada motivación en el cuidado de la “Casa Común”, implicándonos en una identidad “Socio Caritativa” y que esto imspire nuestr a Conversión Pastoral y Misionera a la que el Santo Padre, el Papa Francisco nos sigue exhort ando.

6 y 7 de diciembre

Ordenaciones Sacerdotales y diaconal

Que la bendición de estos nuevos sacerdotes y el Diácono, sean para nuestra Iglesia y para cada uno de nosotros los fieles, un signo de esperanza que nos envuelva en ese camino hacia la santidad. Aprendam os a vivir, en el caminar de nuestra vida, con la mirada dirigida a Cristo, que es el objetivo de nuestra fe con la ayuda de estos signos. Felicitamos a los nuevos sacerdotes al P. Cesar Rodíguez, P. José Luis Rángel, P. Luis Guillermo Isaís, al P. José Reyes y por supuesto al nuevo Diácono Ivan. Felicidades, no dejemos de orar por las vocacione s.

16 y 17 de octubre

s, Se llevó acabo el Encuentro de Seminario En or. May siendo sede, nuestro Seminario gía este evento nuestros Seminaristas de Teolo de esis dióc las de os añer recibieron a sus comp sí. Poto Luis San de nuestra Provincia esis de Los jóvenes seminaristas son de las Dióc de esto supu por y tecas Zaca a, hual Valles, Mate los n San Luis Potosí, que en esta ocasión fuero anfitriones. Estos momentos motivaron la vocación de nuestros seminaristas y les llenaron de experiencias, mismas que servirán para así fortalecer sus vivencias y conocimientos, tad. amis de lasos do como entrelazan s Que nuestra oración les consolide a todo al nto imie segu su en tas naris semi tros nues Señor Jesús.

Cáritas celebra 40 años

Con foros Cáritas San Luis celebró sus 40 años de trayectoria en el servicio social y en pro de los más vulnerables. El evento se llevó a cabo en las Instalaciones de la “Acción Católica”. Don Jesús Carlos Agradeció y reconoció el arduo trabajo que Cáritas ha realizado desde su fundación en 1979, teniendo como objetivo brindar ayuda a los más vulnerables, del mismo modo también se reconoció la dedicación y entrega del Pbro. Roger Méndez, quien dio inicio con esta labor social hace 40 años.


Celebrando al Señor

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Carta Apostólica Admirabile Signum (1ª Parte)

l primer Domingo de Adviento, con ocasión de su visita al Santuario de Greccio, donde San Francisco organizó la primera representación de la Navidad, el Papa Francisco ha hecho pública la Carta apostólica Admirabile signum, para mantener viva la “bella tradición de nuestras familias” que en los días previos a la Navidad preparan el Nacimiento y la tradición de ponerlos en los lugares de trabajo, en las escuelas, en los hospitales, en las cárceles, en las pazas”, formulando el deseo que “esta práctica no venga a menos” y que pueda ser redescubierta y revitalizada” allá no haya caído en desuso. Haciendo tesoro de las Fuentes franciscanas, la Carta apostólica reconstruye sobre el plano histórico cuanto acontece en la noche del 1223 en Greccio, donde el Poverello de Asís con la invención del nacimiento, realiza “una gran obra de evangelización” que nos permite de vivir de manera más intensa y participada el misterio de la Encarnación. A continuación ponemos presentamos el documento papal y que esta reflexión del Papa nos ayude a reavivar esta tradición y a vivir con mayor intensidad este tiempo litúrgico. CARTA APOSTÓLICA Admirabile signum 1. El hermoso signo del pesebre, tan estimado por el pueblo cristiano, causa siempre asombro y admiración. La represen-tación del acontecimiento del nacimiento de Jesús equivale a anunciar el misterio de la encarnación del Hijo de Dios con sencillez y alegría. El belén, en efecto, es como un Evangelio vivo, que surge de las páginas de la Sagrada Escritura. La contemplación de la escena de la Navidad, nos invita a ponernos espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Aquel que se ha hecho hombre para encontrar a cada hombre. Y descubrimos que Él nos ama hasta el punto de unirse a nosotros, para que también nosotros podamos unirnos a Él. Con esta Carta quisiera alentar la hermosa tradición de nuestras familias que en los días previos a la Navidad preparan el belén, como también la costumbre de ponerlo en los lugares de trabajo, en las escuelas, en los hospitales, en las cárceles, en las plazas... Es realmente un ejercicio de fantasía creativa, que utiliza los materiales más dispares para crear pequeñas obras maestras llenas de belleza. Se aprende desde niños: cuando papá y mamá, junto a los abuelos, transmiten esta alegre tradición, que contiene en sí una rica espiritualidad popular. Espero que esta práctica nunca se debilite; es más, confío en que, allí donde hubiera caído en desuso, sea descubierta de nuevo y revitalizada. 2. El origen del pesebre encuentra confirmación ante todo en algunos detalles evangélicos del nacimiento de Jesús en Belén.

P. Pedro Mexquitic Arredondo

El evangelista Lucas dice sencillamente que María «dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada» (2,7). Jesús fue colocado en un pesebre; palabra que procede del latín: praesepium. El Hijo de Dios, viniendo a este mundo, encuentra sitio donde los animales van a comer. El heno se convierte en el primer lecho para Aquel que se revelará como «el pan bajado del cielo» (Jn 6,41). Un simbolismo que ya san Agustín, junto con otros Padres, había captado cuando escribía: «Puesto en el pesebre, se convirtió en alimento para nosotros» (Serm. 189,4). En realidad, el belén contiene diversos misterios de la vida de Jesús y nos los hace sentir cercanos a nuestra vida cotidiana.

Pero volvamos de nuevo al origen del belén tal como nosotros lo entendemos. Nos tras-ladamos con la mente a Greccio, en el valle Reatino; allí san Francisco se detuvo viniendo probablemente de Roma, donde el 29 de noviembre de 1223 había recibido del Papa Honorio III la confirmación de su Regla. Después de su viaje a Tierra Santa, aquellas grutas le recordaban de manera especial el paisaje de Belén. Y es posible que el Poverello quedase impresionado en Roma, por los mosaicos de la Basílica de Santa María la Mayor que representan el nacimiento de Jesús, justo al lado del lugar donde se conservaban, según una antigua tradición, las tablas del pesebre. Las Fuentes Franciscanas narran en deta-lle lo que sucedió en Greccio. Quince días antes de la Navidad, Francisco llamó a un hombre del lugar, de nombre Juan, y le pidió que lo ayudara a cumplir un deseo: «Deseo celebrar la memoria del Niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre heno entre el buey y el asno». Tan pronto como lo escuchó, ese hombre bueno y fiel fue rápidamente y preparó en el lugar señalado lo que el santo le había indicado. El 25 de diciembre, llegaron a Greccio muchos frailes de distintos luga-res, como también hombres y mujeres de las granjas de la comarca, trayendo flores y antorchas para iluminar aquella noche santa. Cuando llegó Francisco, encontró el pesebre con el heno, el buey y el asno. Las personas que llegaron mostraron frente a la escena de la Navidad una alegría indescriptible, como nunca antes habían experimentado. Después el sacerdote, ante el Nacimiento, celebró solemnemente la Eucaristía, mostrando el vínculo entre la encarnación del Hijo de Dios y la Eucaristía. En aquella ocasión, en Greccio, no había figuras: el belén fue realizado y vivido por todos los presentes. Así nace nuestra tradición: todos alrededor de la gruta y llenos de alegría, sin distancia alguna entre el acontecimiento que se cumple y cuantos participan en el misterio.

¡Pónganse en camino!

Discípulos misioneros

La Epifanía y el Bautismo del Señor

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Pbro. Rafael Quintá

eliz año nuevo queridos discípulos misioneros! Hemos iniciado ya el tiempo de la Navidad, que desde la Noche Buena con el nacimiento de Jesús hasta el día de su bautismo lo celebramos. Han sido días muy especiales, hemos acompañado a Jesús, José y María en el caminar de familia, incluso en todos los problemas y adversidades que poco a poco fueron enfrentando, como el mal deseo de Herodes para dar muerte al salvador. También, junto con toda la Iglesia hemos venerado a María como Madre de Dios y Madre nuestra. Ahora, en ésta última semana de navidad, celebramos la Epifanía del Señor y su Bautismo, con el cual, se termina el tiempo litúrgico de la navidad. La Epifanía es la revelación del rostro de Dios, que se da de manera concreta en la persona de Jesucristo: rostro del amor, de la misericordia, el rostro del Dios con nosotros; y es así, como la Epifanía, nos revela lo Sagrado. Lo que tradicionalmente conocemos como “el día de reyes”, litúrgicamente es el día de la Epifanía del Señor. En este acontecimiento encontramos a los Magos de Oriente que se ponen en camino hacia el pesebre de Belén, para conocer al Salvador, ya que hasta en el universo hay señales prodigiosas y una estrella los guía a su encuentro. La Palabra de Dios nos dice que los Magos al llegar al encuentro del Señor le ofrecieron oro, incienso y mirra, significando así lo verdaderamente divino en el niño Jesús: Rey, Dios y hombre. Además la gran tradición medieval nos ha dejado el legado de los nombres de los llamados “reyes magos”: Melchor, Gaspar y Baltazar, pues si bien no son nombres dados en la Biblia, son la forma cómo la tradición los ha ido nombrando. Mucho tenemos que aprender de los Magos de oriente, los cuales al reconocer al niño Dios, y después de que tuvieron la oferta de Herodes que quiso confundirlos, supieron discernir en el espíritu y optan por regresar por otro camino. Se dice, como alguna interpretación, que solo llegan tres magos, significando de manera global, los continentes descu-biertos hasta ese momento histórico; es también la promesa del salmo 71: «Se postrarán ante Tí, Señor, todos los reyes de la tierra» sin embargo, ya hayan sido tres, o más, recordemos que también fueron muchos los pastores que fueron a ver a Jesús para adorarlo y tener la dicha de verlo frente a frente. Hoy tenemos esa oportunidad, pues aún es navidad, podemos ponernos frente a nuestro pesebre en casa o el de nuestra parroquia, para contemplar el misterio del Dios que se ha hecho hombre por ti y por todos, para revelarnos el rostro del Padre. Mejor aún, puedes ir a la Eucaristía y recibirlo con amor. Pues con el Nacimiento y la Epifanía (revelación) nuestra fe tiene un rostro... ¡el rostro de Jesús! Posteriormente a la fiesta de la Epifanía, celebramos el bautismo del Señor, con el cual se termina el tiempo litúrgico de la Navidad. Una vez que Jesús se ha revelado a los hombres, como el “Dios que está con nosotros” y que María y José fueron quienes lo acompañaron en su infancia y adolescencia, viene después la manifestación más grande de la salvación hasta ese momento: el bautismo del Señor. Un bautismo que no era necesario para Él, pues es Hijo de Dios, pero llega a decirle Jesús a Juan que así es conveniente que suceda. Con el bautismo de Jesús da inicio su vida pública de salvación para todos los hombres. Se evidencia el proyecto del Dios, se escucha la voz del Padre y desciende el Espíritu Santo en forma de paloma sobre Jesús. Es esta nuestra Navidad, el nacimiento de Jesús, su Epifanía en dos vertientes; la primera en el pesebre de Belén; la segunda en el bautismo. ¡Felices días de navidad y seamos testigos del plan de salvación del

Dios con nosotros!


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Domingo 05 de enero de 2020

Pensamientos en la Catedral

Por: Juan Jesús Priego

Los dos jóvenes se toman de la mano por unos instantes y él le dice a ella: «Yo, Juan, te acepto a ti, Lucía, como mi esposa, y prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y amarte y respetarte todos los días de mi vida». De reojo observo a la mamá de la novia: está llorando, y con discreción se pasa un pañuelito blanco por el área de los ojos. El padre del novio, en cambio, se muestra pensativo y perplejo. Quizá se pregunte: «¿A qué hora creció este niño? ¡Apenas ayer se me sentaba en las piernas, y mírenlo ahora! ¿Tan rápido se va entonces la vida? ¿Tan rápido nos hacemos viejos? Dentro de un año, tal vez, ya seré abuelo». Todas estas preguntas y exclamaciones, y aún otras más de la misma especie, puedo leer en su rostro, en su cabeza que se mueve a intervalos rítmicos y en sus pies que casi tiemblan. Sí, ¿en qué momento se hicieron grandes estos niños que hoy, dejándolo todo, se van de casa, a qué hora crecieron y se enamoraron? La ceremonia continúa. Ahora ya no miro a los papás, sino a los novios, que se entregan el uno al otro un anillo dorado. Y yo pienso en la grandeza de este sacramento. Porque esto es lo que es: un sacramento, es decir, un rito sagrado que no sólo simboliza, sino que también realiza y aun trasciende, la materialidad de los signos. «Este es un gran misterio –decía San Pablo hablando del matrimonio-, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia» (Efesios 5,32). De pronto empecé a pensar cosas en las que nunca antes había pensado. Esto que los dos jóvenes están haciendo hoy en la Catedral –me decía a mí mismo- es una imagen terrena de lo que sucede místicamente en el alma de los hombres. ¡Dios se ha desposado con cada una de sus criaturas! ¿Es esto posible? Dios se desposa con ellos, y lo que este muchacho acaba de decir a su amada lo dice Dios también a cada uno y de manera individual: «Prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad…, todos los días de mi vida». ¿Pero Dios puede decir: todos los días de mi vida? Sí, sólo que, para Él, ese todos los días se designa con una sola palabra: eternidad. Por la eternidad estaré contigo. No te abandonaré ni siquiera por un momento, ni siquiera en la muerte. Porque es fuerte el amor como la muerte, dice la lectura que hace un momento acabamos de escuchar (Cantar de los cantares 8,6). Mientras pienso en estas cosas que me llenan de emoción, los padrinos de arras me llaman al orden pidiéndome que las bendiga. Hay que bendecirlas, claro. Y lo hago. Derramo sobre las monedas unas gotas de agua bendita y se las entrego al esposo para qué él, a su vez, las haga llegar a su mujer como un río que fluye, sin quedarse con ninguna, y yo sigo diciendo para mis adentros: «¡Por toda la eternidad! Porque nos hiciste, Señor, para ti, nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en ti. ¡Hermosas palabras éstas de San Agustín! ¿Nos hiciste, entonces, para ti? Sí, sólo para ti. Tú eres el esposo verdadero de nuestras almas y a los demás sólo nos los prestas por un tiempo, para el tiempo. ¡La eternidad te la reservas Tú, pues eres el Señor de ella!». Estoy distraído o, mejor aún, embebido.

Los padrinos de lazo me hacen señas desde la distancia y me preguntan como jugando a caras y gestos si ya es tiempo de ponérselo a los nuevos esposos. Yo les hago un gesto afirmativo con la cabeza. ¡Claro, el lazo! Sí, ya es tiempo de ponérselo. Y mientras los padrinos ejecutan esta sencilla maniobra, yo sigo pensando: «Haber na-cido es haber sido elegido. Estamos aquí, Señor, porque nos quisiste, porque nos amaste. ¡Nos elegiste para la vida, es decir, para ser tuyos! Nadie está en este mundo por causalidad, o por azar. ¡Tú elegiste a los que viven para desposarte con ellos en el amor y la fidelidad! Así pues, nunca los dejas solos, ni los has dejado, ni los dejarás jamás. Esto es lo que dices a cada hombre que nace, y aún antes de que nazca, desde que está en el seno de su madre: «Prometo serte fiel». Creo estar más emocionado que los mismos novios. Pero sus padres –los cuatro- me miran con extrañeza y casi diría que hasta con rencor. Seguramente piensan que he estado muy distraído durante la ceremonia. Ha sido mi actitud exterior la que quizá les haya hecho pensar que no he estado realmente con ellos, sino en otra parte: en la luna, por decir un lugar. Y, sin embargo, nunca había estado más cerca de alguien que con estos jóvenes que ahora se tal vez se preguntaban por qué me habían elegido a mí, precisamente a mí, para… ¿Cómo no había pensado con más deteni-miento en este misterio? Jesús elevó a rango de sacramento la unión definitiva entre el hombre y la mujer para que éstos, celebrándolo, vayan todavía más allá y piensen en Dios, que nos ama así: con un amor que ni se arrepiente ni vacila. Todo lo podemos temer, menos que Dios deje de querernos. «Podrán desaparecer las colinas y los montes, pero mi amor por ti no desaparecerá». ¿Y no es esto justamente lo que hemos recordado, lo que hemos celebrado hoy? ¡No se enojen, amigos! Enseguida estoy con ustedes. Mientras coloco los dones sobre el altar, sigo pensando: «No hay historia de amor más bella que la del alma con su Dios. ¿Acaso el verdadero matrimonio sea sólo éste? Sí, quizá sea así, de manera que el matrimonio que acabamos de celebrar no sea, en el fondo, más que una imagen pálida –aunque visible y real- de aquél. Y cuando termino la Misa y los padres de la novia se me acercan para darme las gracias por haber venido de lejos únicamente para celebrarla, me dicen sonrientes: -Estuvo muy bonita la ceremonia, ¿verdad? ¡No lo niegue! Se le veía a usted emocionado. Emocionado, sí, esa es la palabra: pero no era por las flores que ellos mismos habían mandado colocar a todo largo y ancho de la iglesia, sino únicamente por esos pensamientos míos que ya conoce el lector.

“Ser parte de Cáritas es un gesto de solidaridad y de solución contra la pobreza”

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a Navidad es un buen tiempo para ser felices, y así nos lo dice no solo la publicidad, sino algo mejor: nuestra propia experiencia cuando nos reencontramos y encontramos con el otro. Por eso Cáritas vuelve a insistir en este momento – en que el mejor regalo es uno mismo, darse uno mismo, “ser parte de la solución”. Se parte de la solución contra la pobreza y la finalidad es aprovechar el tiempo de Adviento y de Navidad para anunciar que es posible la esperanza, e invitar a los ciudadanos a participar en las acciones de la entidad eclesial contra la pobreza y la desigualdad. Más concretamente: llamar a la solidaridad económica del mayor número de personas que sea posible, para que se adhieran al compromiso de construir oportunidades para las personas más vulnerables. Porque todos estamos llamados a “ser parte” de la solución: “Ser parte de Cáritas es un gesto de solidaridad que implica un profundo compromiso y una apuesta por una sociedad más justa”.


(Quincuagésima Primera Parte)

José Ricardo García López Investigador en retiro de la Facultad de Derecho de la UASLP. Escritura número 30. Sepan cuantos esta carta vieren como yo Francisco Beltrán, escribano real en las minas de Zacatecas, estante por la presente en este pueblo de San Luis de Mexquitique, otorgo e conozco por esta carta que doy todo mi poder cumplido e bastante cual de derecho se re-quiera y más puede y debe valer a vos Francisco Toberno (?) estante en este dicho pueblo, que estais presente, especialmente para que por mí y en mi nombre y representando mi persona poddais amparar y defender todas las minas y partes de minas que yo tengo En el descubrimiento de el Potosí y labrar las dichas minas y beneficiar los metales que de ella sacare deis y jurar la plata que de ella sacare, deis e tomar e regstrar otras de nuevo en cualesquiera descubrimiento que estuvie-re hecho o se hiciere y hacer a cerca de lo susodicho todos los autos judiciales y extrajudiciales que convengan de se hacer y que yo haría o hacer podría siendo presente que para todo ello vos doy este dicho poder con sus insidencias y dependencias anexidades y conexidades y con libre y general administración para jo que dicho es y no para más y vos relievo según forma de derecho. Y para haber por firme lo que en virtud de este poder fue fecho, obligo mi persona y bienes habidos y por haber. En testimonio de lo cual, otorgue esta carta ante ej presente escribano y testigos. Hecha en el pueblo de San Luis de Mesquitique, en diez y nueve días del mes de febrero de mil y quinientos y noventa y tres años. Siendo testigos Pedro de Vergara y Juan Res Estrada, estantes en este dicho pueblo y a el dicho otorgante que yo mismo doy fe que conozco, lo firmó de su nombre. Venegas (rúbrica) Escribano real. Escritura número 31 Sepan cuantos esta carta ieren, como yo Juan de Valle, vecino y minero en estas mins del Potosí, otorgo e conozco por esta carta que vendo e doy en venta real para gora e para siemre. (hasta aquí esta, escritura inconclusa, consta de tres renglones). Escritura número 32 . Sepan cuantos esta carta vieren como yo Juan de Valle, vecino e minero en estas minas del Potosí de la Nueva España, en vez y en nombre de Alonso Hernández Talavera por quien presto voz y caución de rato y grato que estará y pasará por lo que de iuso dirá y expresa obligación que de ello hago de mi persona e bienes otorgo e conozco que en el dicho nombre vendo e doy en venta real para agora (sic) e para siempre un negro esclavo a el capitán Miguel Caldera. Que el dicho Alonso Hernández, tiene llamado Pedro de María de Santo Domingo (?)de edad de treinta años, poco más o menos, el cual en el dicho nombre vos vendo por esclavo habido de buena guerra y no de paz y por libre de hipoteca y de otro enajenamiento alguno porque no le tiene y porque es esclavo sin vos lo asegurar de otra cosa y por precio y cuantía de ochocientos doce pesos y cuatro tomines de oro

común que por compra del dicho negro me habéis dado y pagado con plata que lo valió e montó, que soy contento y entregado a mi vo-luntad, sobre que renuncio la evicción y leyes de la pecunia y del entrego, prueba e paga de él como en ellas se contiene, y, en el dicho nombre confieso y declaro que el dicho negro no vale más ni valer puede, pero si más vale o valer puede, de la tal demasía e más valor quier (sic) sea en poca o mucha cantidad vos hago gracia y donación en forma con los requisitos de derecho necesarios a cerca de lo cual renuncio la Ley del ordenamiento real fecho en las Cortes de Alcalá de Henares que habla en razón de las cosas que se compran e venden por más o menos de la mitad del justo y derecho precio y desde hoy día en adelante que esta carta es fecha y otorgda, aparta a el dicho negro de la posesión y propiedad que a él tenía el dicho Alonso Hernández Talavera e todo ello lo cede e renuncio e traspaso en vos el dicho capitán Miguel Caldera para que sea vuestro y de quien vos quisiéredes y lo podáis vender, donar, trocar e cambiar e hacer de él como de cosa vuestra propia habida e comprada con vuestros propios dineros y adquirido y comprado con justo y derecho título de compra como este lo es, y vos tengo entregado el dicho negro y como real vendedor me obligo y obligo al dicho Alonso Hernández Talavera que ahora y en todo tiempo que vos será cierto y que a él no saldrá pleito alguno y si luego saliere o quisiere salir, luego que por vos sea requerido tomare e tomará la voz y defensa y lo seguiremos hasta vos dejar con el dicho negro quieta y pacíficamente y si no, vos lo podremos sanear, vos volveremos los dichos ochocientos doce pesos y cuatro tomines del dicho oro con más todas las costas, daños e intereses que se vos siguieren y recrecieren y me obligo de vos traer aprobación de esta dicha carta de venta del dicho Alonso Hernández Talavera dentro de dos meses cumplidos primeros siguientes para todo lo cual ansi (Sic) cumplir e pagar e haber poe firme. Obligo mi persona e bienes muebles e raíces habidos e por haber e por esta carta doy poder cumplido a las justicias de Su Majestad de cualquier parte, fuero e jurisdicción domicilio e vecindad e la Ley Si convnerit de iurisdictione ómnium iudicum para que las dichas justicias e cualquiera de ellas me apremien a la paga e cumplimiento de lo que dicho es como si fuese por sentencia definitiva de juez competente pasada en cosa juzgada. Sobre lo cual renuncio todas e cualesquier leyes fueros y derechos de mi favor con la general y derecho de ella. En fe de lo cual otorgué esta carta ante el presente escribano y testigos de iuso escritos en cuyo registro lo firmé. Que es fecha la carta en estas Minas de San Luis de Mesquitique a veinte y tres de febrero de mil e quinientos y noventa y tres años. E yo el escribano doy fe que conozco a el otorgante y testigos: Diego Muñoz y Xristoval Rodríguez y Guillermo Comte, estantes en este pueblo. Juan de Valle (rúbrica) Ante Mí: Pedro Ve-negas (rúbrica) Escribano real.

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Por: Rebeca Reynaud

ara extender su reinado, Dios nos necesita alegres; más aún, nos necesita sembradores de alegría. La alegría sale de la fe. Uno de los primeros cristianos, el Pastor de Hermas, dejó escrito: “Una persona alegre obra el bien, gusta de las cosas buenas y agrada a Dios. En cambio, el triste siempre obra el mal” (Mand. 10, 1). Los primeros cristianos se movían en un ambiente difícil, a veces duro y agresivo, entonces San Pablo indica la medicina: “Alégrate siempre en el Señor, te lo repito, alégrate” (Filipenses 4,4). ¡Es admirable este mandato pues cuando escribe esas palabras está en arresto domiciliario, con una cadena en el cuerpo y un soldado de la guardia pretoriana fuera de la casa en turnos de 6 horas! Le cambiaban al guardián para que no fuera tan fácil ayudarles a convertirse. Y en otra ocasión, en circunstancias extraordinariamente difíciles, afirma: “Abundo y sobreabundo de gozo en todas mis tribulaciones” (2 Cor, 7,4). Hay que aprender a alegrarse con sencillez de las innumerables ocasiones de dicha que el Creador ha puesto en nuestro camino: las maravillas del universo, la amistad, la belleza del arte, la sa-tisfacción del trabajo bien hecho, la “caricia” del sacrificio… Ya en el Antiguo Testamento había dicho el Señor: “No os entristezcáis, porque la alegría de Yavé es vuestra fortaleza” (Neh, 7, 10). El hombre es desdichado porque no sabe que es feliz. San Agustín escribió: “Dios lo que más odia después del pecado es la tristeza, porque nos predispone al pecado”. Efectivamente, la tristeza origina faltas de caridad, despierta el afán de compensaciones y permite, con frecuencia, que el alma no luche con prontitud ante las tentaciones. “La tristeza mueve a la ira y al enojo”, dice San Gregorio Magno (Moralia 1,31,31). San Juan Pablo II decía que la santidad es la alegría de hacer-la voluntad de Dios. La experiencia de los santos enseña que la alegría honda surge de un corazón que se sabe amado por Dios y que corresponde. Las personas más felices han sido y son los santos. Si buscamos la identificación con Cristo en nuestra vida, nada puede quitarnos la paz y la alegría: el dolor purifica el alma, y las mismas penas se transforman en fuente de paz. Hay personas que se quejan continuamente; eso supone no comprender la encarnación del Hijo de Dios. Dios da una alegría que no da el mundo. Refiriéndose a los cristianos, Paul Claudel decía: “enséñales que su única obligación es la alegría”, porque un testimonio dado con amargura, no sirve. Para tener alegría hay que saberse inmensa-mente amados, ¿por quién? Por Dios, por los demás. En la vida diaria hay que enseñar el gozo de cada instante, porque se ve con la perspectiva de la vida eterna, entonces cada momento es bello ya que todo es moneda de eternidad. El gozo es fruto de la presencia del Espíritu Santo en las almas. Al pueblo israelita Dios les dio una tierra, profetas, reyes, los acompañó durante su estancia en el desierto. Y no fueron fieles a la alianza. A nosotros Dios nos ha dado eso y más, y ¿estamos alegres o somos personas quejicas? Hay que experimentar que Dios nos ama, que está cerca. Un profesor de la Universidad de Navarra, Juan Chapa, comentaba: una diferencia notable entre los Evangelios canónicos y los apócrifos es que en los apócrifos no se menciona la Cruz. Nosotros , hay que abrazar amorosamente la cruz. La aceptación rendida a la voluntad de Dios trae la paz y la alegría. Cicerón escribió en el año 45 a .C.: “Nadie envejece sólo por vivir un número de años; la gente envejece al abandonar sus ideales; los años arrugan el rostro pero perder el entusiasmo arruga el alma”. Jesucristo nos enseña: “en el mundo tendréis tribulaciones pero yo he vencido al mundo”: Estamos con él. Ese es el secreto de la alegría. Si no estoy contento, ¿estoy realmente con Él? Si estamos tristes y nos preguntamos ¿por qué? encontraremos siempre un foco de soberbia. A veces estamos atados a faltas de fraternidad, a egoísmos o rencores. La solución a muchas faltas de fraternidad es la corrección fraterna, pero no la hacemos quizás por comodidad o por cobardía. Hay que dejar que Dios nos desate. En el siglo XXI Stephan Covey dice algo parecido: “El 10% de la vida está relacionada con lo que te pasa; el 90%, con la forma en como reaccionas”. A un taxista le conté lo que acababa de oír y que me impactó por su profundidad: que las virtudes que dan alegría a las obras no son las humanas, sino la fe, la esperanza y la caridad. Me comentó: —¡Ah! Qué cosas dice usted San Josemaría Escrivá decía: ¡Cómo sería la mirada alegre de Jesús!: la misma que brillaría en los ojos de su Madre, que no puede contener su alegría ─ Magnificat anima mea Dominum!─ y su alma glorifica al Señor, desde que lo lleva dentro de sí y a su lado. ¡Oh, Madre!: que sea la nuestra, como la tuya, la alegría de estar con Él y de tenerlo (Surco, n. 95).

Protocolo de Instrumentos Publicos año de 1592 del escribano real Pedro Venegas

¡Alégrate siempre!


Pastoral de la familia

Pastoral penitenciaria

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Reino de Dios y La familia y su entorno, promoción de la responsabilidad social dignidad humana1 Por: Ma. Teresa de Guadalupe Perea Parrales Miembro de la Pastoral Familiar Arquidiócesana

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omprender a profundidad la frase de San Juan Pablo II: “cual es la familia, tal es la nación y tal es el hombre”. Nos conduce a visualizar, que la naturaleza y el núcleo constitutivo del matrimonio y de la familia, son conceptos que desmenuza en su reflexión San Juan Pablo II, hoy nombrada “Teología del Cuerpo”, profundizando, parte en y desde: “En el principio”, hombre y mujer los creo y unió así, para formar una sola carne, de tal forma que: uno sea el que el otro necesita y comparte de sí, para ser los cocreadores de un tercero y así nunca más estarían solos. Dios puso a Adán en el paraíso y le dijo: -pon nombre a toda criatura en la tierra, Dios miró a Adán y vio que se encontraba solo, así que le hizo una compañía. Narra la escritura en el primer Capítulo del Génesis. Momento es este, en que da inicio la familia, un varón y una mujer en unión plena, ahora podrán traer al mundo a otro como ellos. Las consecuencias son obvias, vivirá lo mismo que ellos, sentirá lo mismo que ellos, comerá lo mismo que ellos, trabajará igual que ellos, etc. pronto y de tal forma ahora habrá más humanos, Dios creador permitirá que en la tierra haya más como Adán y como Eva, caminarán y dejarán su huella. Cada cocreador deberá ver, proteger, cuidar el crecimiento, del nuevo ser. Será básico pensar en: ¿Cómo se comunicará? ¿Qué pronunciará? ¿Qué actos tendrá? ¿Cómo responderá al otro? ¿Escuchará y seguirá a Dios? ¿Cómo estará en relación con los demás seres vivos de la tierra? y una cantidad mayor de cuestionamientos, pero creo yo que debieron resolverse de cara a Dios. En cada unión nueva varón y mujer, generando nuevos seres humanos, fue el modo que logróse, la sociedad, conjunto de personas que reunidas, prosperan juntas, formando naciones enteras. Continuado es este proceso, hilado uno al otro, de la unión varón y mujer un nuevo ser singular, reconocido y nombrado hijo, ahora de ellos depende que sea un miembro de la sociedad, de actos buenos, plenos y serviciales. La tarea es darle a conocer y a entender a este ser humano y por ello persona, lo que es bueno y malo, lo que hace daño y afecta, lo que beneficia y engrandece, para que lo aprendido y asumido redunde a la sociedad en la

que se desempeña y está en relación con otros más. En familia las enseñanzas y la formación humana es dada y tomada por cada uno de sus miembros, porque no solo a los hijos debe ir dirigida esta educación, los padres crecemos y nos auto-educamos igual, y así, esta educación y conocimiento, debe ser reflejada a la sociedad en la que inmersos aportamos, la misma enseñanza y la hacemos práctica, le hacemos vida, por eso es que de tal familia, tal hombre y tal nación, la educación dada en la familia, permea a la sociedad y será la misma sea sobresalientemente buena o no. La persona es toda una realidad digna de ser amada, porque a su vez resulta capaz de amar, de olvidarse de sí y donarse, amando y dando, a la vez recibiendo. El amor afirma al otro en su calidad de otro, se complace en la diferencia. De ser todos iguales, ¿qué necesidad tendríamos de otro? ¿Qué significado sería la compañía? ¿Cómo se daría la donación? Lo primero que pretende quien ama es qu el amado exista En el planeta no puede haber una contraposición tan fuerte como la de hoy, vemos que el desprecio del ser se muestra incompatible con la mejora de la institución familiar. Y es porque en la familia es donde se recibe sin condiciones a cada uno de los miembros que la forma. Desde el matrimonio con la afirmación que se dan: esposo a esposa y esposa al esposo, sin condiciones y con el compromiso fiel de continuar. Los hijos son aceptados plenamente, sin condiciones. Así es donde se aprende a amar y también a servir, a ver por el bien común y no solo por beneficios materiales, más es, porque somos semejantes, hermanos, ya que todos somos hijos de Dios, en Cristo Jesús.

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P. Azarías

a misión del anuncio de la Buena Nueva de Jesucristo tiene una destinación universal. Su mandato de caridad abraza todas las dimensiones de la existencia, las personas, todos los ambientes de la convivencia y todos los pueblos. Nada de lo humano le puede resultar extraño. La Iglesia sabe, por revelación de Dios y por la experien-cia humana de la fe, que Jesucristo es la respuesta total, sobrenatural y satisfactoria a las preguntas humanas sobre la verdad, el sentido de la vida y de la realidad, la felicidad, la justicia y la belleza. Son las inquietudes que están arraigadas en el corazón de toda persona y que laten en lo más humano de la cultura de los pueblos. Por eso, todo signo auténtico de verdad, bien y belleza en la aventura humana viene de Dios y clama por Dios (DA 380). Es por esto, que hablar del reino de Dios, es hablar de promoción de la dignidad humana; es además acercar la vida de Jesucristo como respuesta a los anhelos de los pueblos y de cada hombre, fomentando así la justicia social y la caridad cristiana. La fe de la Iglesia anuncia la llegada del Reino y a eso está llamada a manifestar con sus obras y celebraciones, ya que la voz de su Señor interpela y llama a orientar toda la vida humana desde la apertura al espíritu y hacer presente el anuncio del reino que se ha confiado. Dios es un Padre amoroso, quien por medio de Jesús procura desplegar toda su fuerza transformadora en la Iglesia y en lo social. Es Dios mismo, en Jesucristo, quien nos ha elegido para que seamos sus hijos con el mismo origen y destino, con la misma dignidad, con los mismos derechos y deberes vividos en el mandato supremo del Amor. Algunas señales de la presencia viva del reino son: la vivencia personal y comunitaria de las bienaventuranzas, la evangelización de los pobres, el conocimiento y cumplimiento de la voluntad del Padre, el martirio por la fe, el acceso a todos los bienes de la creación, el perdón mutuo, sincero y fraterno, aceptando y respetando la riqueza de la pluralidad, y la lucha para no sucumbir a la tentación de ser esclavos del mal (DA 383). Un eje importantísimo en la cuestión social y sobre todo en el hacer presente el reino de Dios, es la misericordia, la cual ha de estar en busca de una auténtica y verdadera justicia social, que vaya elevando el nivel de vida de los ciudadanos, promoviéndolos como sujetos de su propio desarrollo. Pues si bien el orden justo de la sociedad y del Estado es una tarea principal de la política y no de la Iglesia; ésta no puede quedarse al margen en la lucha por la justicia (cf DA 385). Es tarea de la Iglesia ayudar con la predicación, la catequesis, la denuncia y el testimonio del amor y de justicia, para que se despierten en la sociedad las fuerzas espirituales y se desarrollen los valores sociales. Solo así, las estructuras serán realmente más justas, eficaces y sostenibles en el tiempo. Sin valores no hay futuro y no habrá estructuras salvadoras, ya que en ellas siempre subyace la fragilidad humana (DA 385).

¡Feliz año nuevo, saludos y bendiciones, desde la parroquia de la Pila!

1 Es título del presente artículo es el nombre del Capítulo ocho del Documento Conclusivo de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano, realizada en Aparecida, Brasil en 2007; comúnmente cuando se cita dicho documento de menciona así: DA (Documento de Aparecida).


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L

Epifanía

os magos del oriente llegaron a ver a Jesús recién nacido, a esto es a lo que la tradición llama Epifanía; se trata de una gran travesía de aquellos personajes míticos, extraños, extranjeros, que saben del nacimiento del Mesías, el rey de los judíos recién nacido; ellos dejan su tierra, se alejan de sus ambientes para conocer a tan magnifico rey.

Es curioso que ellos no vuelven a aparecer jamás en la Escritura; solo visitan al rey y se regresan a sus pueblos. ¿Por qué no volvemos a saber nada de ellos en el tiempo siguiente? ¿Eran reyes? no los sabemos; si eran reyes, ¿por qué les importaba tanto ir a conocer un rey extranjero? Los reyes no hacen eso; aparte, ¿por qué van a ver a Herodes? ¿Por qué solamente van a hacer una breve visita y se vuelven? Ellos, según la Escritura, buscan al Mesías de Israel para adorarlo, para mostrarle sus respetos; ellos saben, de misteriosa manera, que este pequeño que nace es un rey universal, no solo un rey de este mundo. Además le llevan sus regalos: oro, incienso y mirra. ¿En qué cantidades? Imposible saberlo; solo sabemos que esta familia nazarena siguió siendo pobre; no debió ser demasiado oro el recibido. Pero no nos detengamos en estas apreciaciones, mejor observemos que, olvidando la realeza de estos hombres, tenemos a unos verdaderos adoradores del Todopoderoso Ellos, además de los pastores, son los primeros que ven al niño Dios. De hecho cuando los ángeles envían a los pastores a buscar al niño Jesús al pesebre de Belén no les dicen que vayan y adoren; en efecto e-llos les dicen que ha nacido el rey, el salvador, y los mandan al pesebre a contemplar, a ver esta gozosa escena Lc 2, 11-12), pero no les dicen que vayan y adoren; y ellos van y contemplan la escena; y dicen todo lo que se les anunció de este niño, pero no dice el evangelio que ellos adorasen al niño Dios; sin embargo, cuando ellos se retiran lo hacen glorificando a Dios (Lc 2, 20); por su parte, los magos, desde que salen en busca del rey recién nacido, rey de los judíos, tienen la intención misma de adorarlo. Ellos son adoradores; son los primeros adoradores del niño Dios. Esto es fantástico. Ellos hicieron muchos días de camino con la firme determinación de adorar (Mt 2, 2). Pensemos, ¿cuántos de nosotros adoramos en espíritu y en verdad a Cristo? ¿Cuánto tiempo dedicamos a hacerlo y cuánto espacio recorremos para ir a cualquier iglesia a adorar a Jesús? Esto es una enseñanza increíblemente hermosa. Lo único importante es adorar a Jesús. ¿Cómo es posible que aquellos magos del Oriente vayan precisamente a adorar a este niño Dios, viajando a través de caminos peligrosos mientras que en Occidente, aun teniendo millones de Iglesias, iglesias por todas partes, en las que podemos encontrar a Jesús sacramentado, no lo buscamos. Los magos orientales son en verdad ejemplares. Ellos buscan al rey, y lo buscan para adorarlo, solo para eso. Lo único que importa es adorar a Dios. Esa es la consigna del creyente. “Amarás a Dios sobre todas las cosas”; amar sobre todas las cosas es adorar. Es cierto que en nuestro lenguaje coloquial solemos confundir el verbo amar con el de adorar. Los enamorados dicen sin pensarlo al ser amado: “te adoro”. Es una palabra mal empleada. Solo se adora a Dios. A las personas las amamos, las admiramos, las respetamos o las honramos; pero no las adoramos en realidad. Abusamos de esta expresión de muchas maneras. Y es que adorar es amar religiosamente. Adorar significa pos-

trarse, doblar la rodilla, inclinar la cabeza; pero sobre todo, adorar significa someterse, consagrar la vida a Dios. Y los magos van a eso: a contemplar religiosamente al niño Dios; dice San Mateo: “postrándose lo adoraron” ( cf. 2, 11).

Ellos, los magos, siguieron una estrella por muchos días o semanas; ellos caminaron entre montañas y desiertos, acamparon en los montes; ellos buscaron. Llegados a Jerusalén, al niño Dios. Ellos fueron llamados por el rey Herodes, luego de recorrer la ciudad por días buscando al pequeño rey que había nacido. Ellos se esforzaron. ¿Quién se esfuerza ahora en buscar a Dios, a Jesús? pocos. Al contrario, a muchos les cuesta demasiado trabajo el solo ir a Misa dominical. Van a regañadientes, van de mala gana, con mal talante; y van solo por cumplir; pero no buscan a Jesús para adorarlo. Van porque es su deber. Y eso solamente los que cumplen el deber; y ¿qué hay de los que ni siquiera se acuerdan de este deber o no cumplen con él? Los magos orientales son un gran ejemplo de esfuerzo, de interés, de curiosidad, quizá de fe. Pero ¿qué nos falta a nosotros para ir en busca de Jesús? nos falta amor. Nos falta decisión, curiosidad, esfuerzo. Por otro lado, ¿qué damos a Jesús? Poco. Al contrario, le pedimos, en lugar de dar. Él nos llena de tesoros, pero nosotros los guardamos, los almace-namos; no parece importarnos en absoluto. Necesitamos tener un espíritu de aventura para arriesgarnos a encontrar a Jesús y adorarlo. Los magos vieron la estrella y la siguieron; pero al llegar a Herodes se olvidaron de aquella estrella magnifica; la estrella no era en sí misma el valor que ellos buscaban; por el contrario, era solamente un signo, un indicador que señalaba una verdad grandiosa oculta a muchos pero revelada a estos hombres. Ellos perdieron de vista la estrella porque pensaban que al llegar a Jerusalén había concluido su viaje. Herodes los confundió; quiso engañarlos para averiguar en donde estaba Jesús. Qué actitudes tan diferentes. Los magos tenían curiosidad sincera por ver al rey recién nacido, mientras que Herodes, aquel perverso rey, también tenía curiosidad por encontrar aquel rey; pero no quería adorarlo; los magos reco-rrieron muchos kilómetros para poder encontrar a ese rey que la estrella indicaba, mientras que Herodes solamente envió a los magos a averiguar en donde estaba aquel niño; pero él ni siquiera se movió de sus propios altares. Él no se esforzó en nada para encontrar a Jesús.

Cuando salieron del palacio de Herodes, los magos volvieron a ver la estrella, la cual habían perdido por dejarse guiar por las cosas del mundo, es decir, por buscar donde no debían, al rey de los judíos; si e-llos venían siguiendo la estrella, ¿por qué dejaron de seguirla para ir a ver a un rey funesto? Ellos volvieron a ver la estrella que anteriormente los había guiado y dice el evangelio: se llenaron de una alegría inmensa; ellos volvieron a encontrar el camino. Volvieron a la ruta que conduce a Dios, al rey verdadero, no a un rey de este mundo; la estrella que encontraron los llevó al rey buscado; esta estrella conducía a la vida, y Herodes a la muerte. qué alegría encontrar nuevamente el camino de la vida. Así nos perdemos también por la vida; hacemos caso a otras señales y olvidamos lo más importante: buscar a Jesús mediante los signos adecuados. Tenemos signos de Jesucristo. En especial los sa-cramentos y más en especial la eucaristía. Otr os signos son las mismas iglesias, la Escritura, los acontecimientos de la vida. El señor Jesús se manifiesta de muchas maneras y se deja buscar y encontrar, pero uno a veces se deja deslumbrar con estrellas fugaces y no por las que indican que el Señor está cerca. Si bien la estrella es el signo por el cual los magos pudieron llegar hasta Jesús recién nacido, en el portal de Belén, cuando ellos regresan a su tierra, la estrella ya no existe más, ella ya no los lleva de regreso; no hace falta, ellos ya encontraron aquello que la estrella indicaba; ellos habían contemplado y adorado al Salvador de este mundo; ese encuentro acaso fue suficiente y nunca lo olvidarían. Epifanía es que el Señor se manifiesta; vayamos a verlo. Epifanía, estrictamente hablando se refiere a que Dios hecho hombre se deja ver; es así que, en efecto es una epifanía el Señor Jesús en ese pesebre, pero, digámoslo correctamente: Jesús se manifestó muchas veces, toda su vida entre nosotros es una manifestación, una epifanía constante; en algunas ocasiones se mostró lleno de gloria, como en el Bautismo y la transfiguración; pero, siempre que hacía milagros ocurrían epifanías, es decir, podían muchos ver en Jesús, no solo a un hombre, al hombre de Nazaret, sino al hijo de Dios hecho hombre. Y, digámoslo más claramente: Jesús se manifiesta continuamente, porque el mundo está lleno de Dios, desde ese día en Belén; Jesús está en todos los templos; Jesús está glorioso en la Sagrada Eucaristía. La Santa Misa es una verdadera epifanía, en donde se reúnen algo como la estrella y el niño de Belén; o mejor dicho, en la Eucaristía se reúne lo simbólico y lo real y trascendente. Jesús está presente bajo los signos sacramentales de la Eucaristía. Él es el Pan vivo que bajó del cielo; él es el motivo de nuestras alegrías; él es el mismo hoy, ayer y siempre; él no cambia, él permanece; él está presente. Busquemos a Jesús, aprendamos de aquellos magos orientales los valores que los llevaron a encontrarse con Jesús en persona: curiosidad, deseos sinceros de verlo, audacia, espíritu de aventura, perseverancia, diligencia; unamos a esto otras virtudes, como la generosidad, los deseos de adorar, los deseos de contemplar. El Señor se manifiesta de muchas maneras, esperando a que las interpretemos y lo busquemos y lo hallemos; el Señor nos busca y desea que lo encontremos; él desea manifestarnos todo su amor; no lo dejemos solo; vayamos a adorarlo, y llevémosle nuestros dones, nuestros re-galos: adoración, amor, fe, obediencia, buenas o-bras, alabanza; honor y gloria por siempre.


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Palabra de Dios

Del Santo Evangelio según San Mateo 2, 1-12

C

uando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo». Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías. «En Belén de Judea, –le respondieron–, porque así está escrito por el Profeta: “Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel”». Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje». Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino.

¿Qué debo agradecer en estos días en que el año termina?

Lorenzo de Jesús Castillo Gallegos

Palabra del Señor.

Esposos, padres e hijos

D

entro de las fiestas de Navidad, celebramos con alegría la fiesta de la sagrada familia, Dios quiso estar muy cerca de nosotros y comparte la vida en familia, es un Dios-connosotros, Dios en familia. La invitación de hoy es a contemplar la familia de Dios y nuestra familia, y a la luz de la sagrada familia y en mejorar la nuestra. La sagrada familia, como la nuestra no estuvo exenta de preocupaciones y de problemas, tuvieron que enfrentar las vicisitudes que la vida les planteaba: Iniciar la vida de familia con situaciones no planeadas, con sorpresas de Dios; sufrir la pobreza, emigrar, trabajar por conservar la unidad la vida y el amor, buscar juntos soluciones a los problemas, porque donde hay amor hay soluciones. En San José y la Virgen María, retratar la vida de los esposos, que se aman, se respetan, se ayudan mutuamente, aprenden a crecer y caminar juntos, donde el paso del tiempo lejos de alejarlos los une más, los hace amarse más. Como San José y la Virgen María en Belén, junto al Niño Jesús, retratar a nuestros padres y madres, que con asombro y gratitud se arrodillan ante el don maravilloso de los hijos, que a pesar de tantas voces contrarias aceptan mecer la cuna del futuro y de la esperanza, que con inmensa alegría reciben en sus brazos el fruto de su amor, que saben agradecer y reconocer que los hijos son una bendición, un don de Dios. En Jesús José y María, retratar nuestras familias y los hijos aprender de Jesús, sujeto a la autoridad de sus padres hasta que le llegue la hora de su misión, obediente al plan de Dios, fiel a la tarea encomendada. El modelo de la Sagrada Familia es una clara luz para poder ver nuestra familia, con empeño y alegría trabajar para que nuestra familia sea una imagen de la familia de Nazaret; que todos los padres, fueran como José, que todas las madres fueran como María y que todos los hijos imitáramos a Jesús de Nazaret.

D

2° de Teología

ar gracias a Dios por un año más que se termina y por otro que llega, agradeciendo y reconociendo que todo el bien es suyo, y que desde lo profundo del corazón reconocer que Dios actúa y seguirá actuando todo el tiempo en el caminar de nuestra vida, tomarnos de su mano es lo que nos corresponde a todos. Cada final de año nos acerca a la reflexión, sobre todo cuando los momentos vividos, han sido atesorados en nuestro corazón, extrañando a un más a un ser querido, por ejemplo, que es lo más común que pudiera suceder, sé que es posible que este año resulte largo para muchos pues con probabilidad fue difícil. Pues bien, este año ha tenido cosas buenas y sus cosas o momentos no tan agradables, hemos reído, hemos llorado, talvez hemos ganado o perdido, las dificultades de la vida que vivimos, justo en ellas se tiene que encontrar el agradecimiento, talvez no todo fue tan malo y lo que fue malo aprendamos a tomarlo como experiencia para crecer y seguir adelante siempre de la mano de Dios. Así que querido lector de La Red, espero que, en lo personal, este año que terminó haya sido benevolente contigo y sean muchas las experiencias buenas y agradables que hayas vivido, así tengas mucho que dar gracias a Dios, y encomendarte para un nuevo año. Es mi deseo y esperanza para ti y toda tu familia, que este nuevo año sea muy prospero, lleno de bendición y fortaleza para afrontar los retos que en el camino se vayan presentando, por eso te invito a no soltarte de la mano de Dios y de María santísima para que seas todavía mucho más fuerte, y no olvides que la vida esta para abrazarla, abraza la esperanza y sonríe que este año nuevo será mucho mejor para ti. ¡Que el niño Dios haya nacido en tu corazón, feliz año nuevo 2020! Comentarios: ecos_seminarioslp@hotmail.com Facebook: Seminario Mayor SLP Twitter: @slp_seminariogj


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Educando para el amor

Domingo 05 de enero de 2020

...Lo de Dios a Dios

El Emmanuel P. David Grimaldo

Hombre y mujer, creados y referidos mutuamente Fil. Rafael Gómez M.

E

n las más recientes y violentas marchas feministas en nuestro país, es evidente el sexismo que se originó desde el principio de la humanidad y que acabó, desde un principio, en la pugna sexista que hoy sufrimos y que mantiene, a la que se considera el sexo débil, exigiendo derechos y revolución contra el sexo opresor. En las marchas recientes, las mujeres rechazaron la solidaridad varonil que las pretendía acompañar. “En esto, el enemigo a vencer es el sexo opresor”. “Esto, es una pugna que nace del eclipse del sentido de Dios y de la humanidad”. Desde la mitad del siglo pasado se han intensificado las iniciativas acerca del problema de la mujer y, por razón de sexo, su discriminación, su maternidad, su dignidad, su libertad. Unas de ellas, de carácter socio-político, presentadas por la ONU en diversos documentos, y otras, de carácter humanístico-cristiano, presentadas por la Iglesia Católica en los documentos que forman parte de su Magisterio que interpreta, con asistencia del Espíritu Santo, las Escrituras. La narración bíblica de la creación habla de la soledad del hombre y su solución. Mucho más que crearle compañía, fue crearle un ser complementario, un ser frente a él: “Dijo, luego el Señor Dios: <No es bueno que el hombre esté solo. Voy a crearle un ser frente a él>” (Gn 2,18) como parece ser la mejor traducción del hebreo arcaico y como prefiere traducir Edith Stein, siguiendo pistas judías: <Eszer Kenegdo; Un ser frente a él>. Entonces Dios, con una parte del cuerpo del hombre, creó a la mujer y los puso frente a frente, cara a cara; ambos proceden de Dios y ambos están referidos mutuamente; uno es para el otro, pero distinto uno del otro. Fue así como, juntos el hombre y la mujer, se pusieron en camino para obtener su integridad, su íntegra complementariedad ya que fueron creados como una sola obra, ya acabada. Las insidias del silencio y de la distancia entre ellos, no son parte de su naturaleza, sino la unidad en la alteridad. Estas son obra “del acechador”, del que no quería su vida sino su muerte. El diálogo de muerte, entramado por él para derramar sangre, no cesa de clamar contra la lógica del amor de Dios que respeta la libertad en la que creó, por amor y para amarse, al hombre y a la mujer que solo anhelan, sin saber cómo, la integridad que entre ambos se consigue. No saben cómo, si no abandonan el diálogo con el maligno y se deshacen, así, de su lógica, homicida desde el principio, y por la que, a su rebelión contra Dios en el paraíso, se añade la lucha, igualmente de muerte, de él contra ella, de ella contra él, y de ambos, contra los débiles de su propia familia. El hombre y la mujer viven el uno contra el otro porque juntos, desde un principio, se opusieron a la vida: devastaron, como hoy se devasta, a la propia familia al romper el diálogo entre ellos y al esconderse de la presencia de Dios. Se divorciaron, como hoy, por un motivo cualquiera y violaron sus compromisos y la inte-gridad de sus personas; ofendieron su propia dignidad y la dignidad del otro; corrompieron a la sociedad viviendo un “sensible enamoramiento” que hace a uno posesión del otro y a quien se odia tanto como se ama, porque “no se ama” a quien se posee, y a quien se usa y se oprime, no se le ama; solo se le usa. Las necesarias leyes para la convivencia humana no son la solución al problema de la mujer, sino encontrarse y dialogar para entenderse y entender del otro su sentir, su apreciación del mundo, de la realidad, de la trascendencia, de su manera propia de relacionarse con los demás, con el mundo… con su Creador, con el que a ella creó diferente en su corporalidad, en su realidad, en su roles y funciones y que la hacen única porque puede ser madre, de manera tan peculiar, que el hombre no puede alcanzar; peculiar en su capacidad de amar y de edificar la conciencia social; peculiar en el dar a luz al otro, en cuanto nace a ser persona. Es así como el hombre, frente a ella y gracias a ella, se conoce a sí mismo… se entiende a sí mismo: “¡Esta sí que es carne de mi carne y huesos de mis huesos!” (Gn 2, 23). Palabras de estupor, de admiración, de amor, de encuentro, de deseo de dar lo mejor de sí, de gratitud, de deseo de vínculo… de levantarse de un profundo sueño y saber un poco de lo profundo del misterio de Dios que a ambos creó por amor y para amarse.

Levántate, resplandece, porque ha llegado tu luz y la gloria del SEÑOR ha amanecido sobre ti. 2 Porque he aquí, tinieblas cubrirán la tierra y densa oscuridad los pueblos; pero sobre ti amanecerá el SEÑOR, y sobre ti aparecerá su gloria. 3 Y acudirán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu amanecer. 4 Levanta tus ojos en derredor y mira: todos se reúnen, vienen a ti; tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán llevadas en brazos. 5 Entonces lo verás y resplandecerás, y se estremecerá y se regocijará tu corazón, porque vendrá sobre ti la abundancia del mar, las riquezas de las naciones vendrán a ti. 6 Una multitud de camellos te cubrirá, camellos jóvenes de Madián y de Efa; todos ellos vendrán de Sabá, traerán oro e incienso, y traerán buenas nuevas de las alabanzas del SEÑOR. (Is 60,1-6).

E

n el tiempo de adviento leíamos en el libro del Protoisaías (7,10-14) la profecía del Emmanuel, Dios con nosotros. Hace 2750 años este profeta anunciaba la venida del Mesías. Este oráculo no se cumplió inmediatamente, sino hasta va-rios siglos después, con el nacimiento del Redentor. La espera fue una actitud permanente y fiel de los pobres del Señor. Dios tiene sus propios tiempos para manifestarse. Al Protoisaías se le reveló que el Mesías nacería de una Virgen. Misterio tan grande que no fue comprendido en el momento que fue proclamado, ni más tarde en los tiempos de Jesús. A Jesús muchos lo vieron como un simple hombre, un profeta, pero al fin y al cabo un hombre. Decía nuestro Señor Jesucristo que la sabiduría se jutifica así misma por las obras. Pablo ante este hecho va a decir: «escándalo para los judíos y locura para los paganos» (1 Cor 1,22). Aún hoy, muchos no pueden aceptar tan grande Misterio del Dios que se hizo carne. Este Misterio solo se puede comprender con la ayuda del Espíritu Santo, sin esta asistencia es imposible entender y vivir la Encarnación del Emmanuel, Dios con nosotros. Es muy díficil asimilar con la sola luz de la razón, que el Cielo, el Reino de Dios se haya hecho vida en el seno de una Virgen, de una Mujer. Difícil entender que en un Niño este presente el mismo Dios vivo y eterno. Al inicio de este año 2020 y en la Solemnidad de la Epifanía del Señor, otro profeta anónimo, que llamamos Tritoisaías nos alienta y nos motiva a que nunca perdamos la esperanza. La profecía del Protoisaías se ha cumplido y está en el curso de su rea-lización plena, porque la Luz ya ha llegado en un Niño y su Gloria ya amaneció sobre la faz de la tierra. Un Dios nos ha nacido y hemos visto su Gloria, «Gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad» (Jn 1,14). Esta profecía esta en su curso porque esperamos la realización plena de la Gloria de Dios en su segunda venida y en la resurrección de entre los muertos. Viene a colación, en esta reflexión, los temas que anuncia Dios por medio de este profeta: el signo mesiánico de la luz-resplandor y la alegría. Esta es la nota distintiva de este hombre de Dios. Aplicando esta teología a nuestro tiempo, podemos decir, que la preparación a la próxima venida de Cristo, en su tiempo, en su espacio y en su providencia, debe estar llena de Luz divina, si ustedes quieren, de contemplación y vida del Señor y de los grandes misterios de la salvación. Además, de la desbordante alegría de la Espera. Que se regocije nuestro corazón ente tan esperada llegada. La alegría del Evangelio, la alegria del amor y la alegría de la santidad dice el Papa Francisco. Documentos que debemos estudiar y meditar cada día. Efectivamente, Luz Divina y alegría cada día. Que en este año que iniciamos, estimados lectores, el Dios por quien se vive y la Santísima Virgen María de Guadalupe los colmen de Gracia y bendiciones, a ustedes y a cada una de sus familias.


Domingo 05 de enero de 2020

encuentra las diferencias

Laberinto

Sopa de letras



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