Vamos por una cultura de solidaridad
Año 12
No. 567
Semana del 16 al 22 de febrero de 2020
E
n la crisis provocada en el mundo actual por un progreso científico y tecnológico incapaz de dar respuestas a los problemas existenciales más profundos del ser humano, nuestra fe puede desempeñar un papel positivo y ser aliada de las estructuras políticas en la sagrada tarea de promover la libertad, la igualdad y la fraternidad. Nunca antes, habíamos poseído tanto conocimiento científico y actuado tan violenta y destructivamente contra la naturaleza y nuestros semejantes. La autonomía de la ciencia y la tecnología respecto de las necesidades vitales del hombre, junto con la globalización, el cientificismo y la falta de respeto por la naturaleza constituyen un gran peligro no solo para una sociedad solidaria, sino aún más para la supervivencia de la vida en la tierra. Hablar de religión no es intentar reemplazar a la política y no tiene como objetivo hacerlo. Sin embargo, puede inspirar actividades civiles y políticas, concienciando sobre el progreso de la cohesión social,
la protección de la creación, el desarrollo sostenible y el establecimiento de una cultura de la fraternidad. Puede proponer persistentemente soluciones que rechacen la guerra y la violencia, y en su lugar luchen por la tolerancia y la solidaridad. Recordando entonces que sobre la Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común encontramos la brújula que guía el camino hacia la paz universal y la cultura de la solidaridad: la reconciliación y la fraternidad entre creyentes y no creyentes, y entre todas las personas de buena voluntad; el rechazo de la violencia y el extremismo ciego; la afinidad y la cooperación entre el Este y el Oeste, el Norte y el Sur; la fe en Dios que une los corazones divididos y eleva el alma humana. Tenemos el destino; conocemos el camino. Lo que necesitamos es una acción común y la determinación de avanzar. Para nosotros los creyentes, este esfuerzo es un verdadero testimonio de la esencia de nuestra fe en el Dios misericordioso.
Mary Higgins Clark, «Reina del suspense», católica de vida y obra
M
ary Higgins Clark, la escritora estadounidense considerada como la “Reina del Suspense” falleció tras una carrera prolífica con más de 50 novelas y 25 de ellas adaptadas al cine. En su carrera, en la que fue publicando un libro por año, llegó a vender más de 100 millones de ejemplares; su novela más conocida ¿Dónde están los niños? La editorial que publicaba sus novelas emitió un comunicado en el que anunciaba la muerte de esta escritora abiertamente católica y cuya fe trascendía a su vida privada y llegaba a obras leídas por millones de personas. Su primera novela se publicó en una fecha muy llamativa, 1968, cuando tenía 40 años. Desde aquel momento ya no dejó de escribir. Mientras el mundo se volcaba en 1968 en la revolución sexual, ella presumía de haber vendido sus cien millones de ejemplares sin usar escenas de sexo. En las novelas de Mary Higgins Clark la protagonista suele ser una joven católica, fuerte y valiente que triunfa sobre la violencia y la intriga para lograr que se haga justicia y el criminal sea castigado. “En ‘La sombra de tu sonrisa’ y en ‘Los años perdidos’ el catolicismo es un elemento central en la historia”. En sus novelas la gente reza y a veces hay milagros. En “La sombra de tu sonrisa”, entre la intriga y el robo de manus-critos eclesiales antiguos, se introduce una curación milagrosa. Y hay una doctora que se admira por la fe de la madre de un enfermo de cáncer. Y cuando hay una cura milagrosa, no sabe cómo aceptarlo. Pero la misma Mary Higgins Clark admitía que ella vivió una experiencia de curación asombrosa en su familia. En 1939, cuando tenía 12 años, un día al volver de misa descubrió que su padre había muerto mientras dormía. Su madre quedaba viuda con 3 hijos y 52 años. Seis meses después, Joseph, el hermano mayor de Mary, se hizo un grave corte en un pie y contrajo osteomielitis. La madre y la hermana rezaron con insistencia, sus vecinos acudieron en grandes cantidades a entregar sangre para hacer transfusiones al chico. Los médicos aseguraron que el chico moriría... pero sobrevivió, y la familia lo atribuyó a la oración y la voluntad de Dios. En 2013 explicaba que “he sido muy activa en muchas organizaciones de caridad porque creo firmemente que mucho se espera de quien mucho ha recibido. Se me considera una buena oradora y he rea-lizado muchos discursos. Ahora menos, por mi edad, y ya no viajo tanto. No puedo ayudar a todas las obras de caridad, pero si mi nombre ayuda lo haré”. Mary Higgins Clark acudía a misa dominical a la parroquia de San Gabriel Arcángel de Saddle River, New Jersey. Una vez hizo el simpático gesto de incluir al párroco, Frank del Prete, como un personaje en Tengo mis ojos en ti”.