#Numeral - Año 1 Episodio 1 Diciembre 2013

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Toma de colegios

Un conflicto que sigue latente El cambio de curricula en la ciudad de Buenos Aires generó polémica y tomas de colegios en 2012. La tensión disminuyó en este año electoral, pero la lucha de los estudiantes sigue. Por Lautaro Coto | lautaro.coto@gmail.com

El Ministerio de Educación porteño intentó durante 2012 realizar modificaciones de currícula en los colegios secundarios sin abrir el diálogo con docentes, estudiantes o personal educativo. Por no ser consultados y por considerar esos cambios como nocivos, los alumnos de varios establecimientos realizaron tomas durante septiembre y octubre del año pasado. Finalmente, el gobierno de Mauricio Macri dio marcha atrás y propuso jornadas de debates durante 2013, pero el problema no sólo contintinuó sino que se dilató y los foros de diálogo fueron “pura fachada”. Rodrigo Funes es parte del centro de estudiantes de la escuela técnica Otto Krause y participó de las jornadas de lucha en su colegio. “Fueron debates que, si bien contribuyeron a la comunidad educativa, no incluían los temas que queríamos tratar ni por lo que habíamos tomado los colegios”, consideró. Matías López, un compañero de militancia de Rodrigo, afirmó: “Las jornadas fueron una fachada. No se trataron temas concretos de cómo hacer el cambio curricular. Preguntamos sobre materias que ingresarán en la modificación pero nos dijeron que todavía no saben y que están trabajando en eso. ¿Por qué no estamos charlando estos temas, que son los que se nos vienen encima?”. Funes enfatizó que es bueno que los alumnos pregunten cómo quieren estudiar pero cree que hay temas más importantes. Dice que esas jornadas no fueron resolutivas y que lo que los alumnos queda sujetos al criterio del Ministerio de Educación porteño. Además, Funes y López cursan su último año del secundario, por lo que no serán afectados por los futuros cambios. La Ley de Educación 26.206 fue sancionada en 2006 y estableció, entre otras cosas, que los títulos secundarios deben tener igual validez en cualquier punto del país. Con esto se hizo primordial establecer un nivel educativo parejo en todo el territorio para nivelar los contenidos, y que los

estudiantes egresados en Argentina tengan una base en común de estudio. En ese marco, el gobierno de la Ciudad creó el plan Nueva Escuela Secundaria (NES) e impuso un cambio de curricula que gran parte del arco estudiantil consideró “una nivelación para abajo”. La Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini es, históricamente, una de las más politizadas de Buenos Aires. Sus alumnos participaron de las tomas del 2012 por un problema interno

con el comedor del colegio, pero adhiriendo igualmente a la causa de la currícula. Nicolás Goldman es secretario del Centro de Estudiantes y explicó el origen del conflicto. “El cambio de currícula tiene que ver con la Ley Nacional de Educación de 2006, que plantea que se homologuen los títulos en todo el país, es decir que todos valgan lo mismo.” El Consejo Federal de Educación, que preside el ministro de Educación, Alberto Sileoni, fue el encargado de dictar la ley. Respecto de este tema, Goldman consideró que “lo que plantea el Consejo es que tienen que haber diez orientaciones en la escuela secundaria de todo el país. En Capital Federal la oferta educativa es mayor que en el resto del territorio, por lo tanto se tiene que adecuar recortando casi 138 orientaciones”.


Rocío Guillén es compañera de lucha de Nicolás, y respecto a los debates consideró: “Las jornadas del NES fueron consultivas y sólo se hablaron dos o tres cosas que quedaron sin efecto. Las autoridades no escucharon y siguieron con su modelo de escuela, con total desinterés”. El cambio de currícula debió empezar a regir este año, pero por las quejas y demandas de todo el arco estudiantil, el Ejecutivo porteño lo congeló hasta 2014. Luego de varios meses de debates, los alumnos amenazaron con realizar nuevas tomas y protestas debido a la falta de participación y de respuestas sobre lo que sucederá el año próximo. A partir de esto, el Ministerio de Educación de la ciudad pospuso las modificaciones para 2015, aunque en algunos colegios continuarán las “pruebas piloto” del nuevo sistema. “Lo que nosotros decimos es que esta medida de alargar los plazos es para congelar la lucha que venimos dando desde el año pasado, justamente porque zes un año electoral y al gobierno no le

conviene que estemos tomando colegios y haciendo ruido”, consideró Rodrigo del Otto Krause. Ni la Jefatura de gobierno de la ciudad ni su Ministerio de Educación respondieron consultas a la consultas de este medio para dar su visión sobre el tema. Lo cierto es que a partir de septiembre, el Centro de la Escuela de Base (CEB) realizó numerosos reuniones en las que se determinó realizar cortes de calles y nuevas tomas de colegios. “Nuestro objetivo final es tener una reunión con los ministros de Educación capitalino, Esteban Bullrich, y el nacional, Alberto Sileoni, para lograr una prórroga en la implementación de la reforma”, manifestó Nicolás Goldam cuando el problema retomó fuerza. La falta de organización y las críticas recibidas desde muchos sectores de la sociedad hicieron que, de a poco, las escuelas fueran abandonando la medida de fuerza. Pasados algunos días las aguas bajaron, pero el conflicto sigue latente. #


Protesta de secundarios

El perdón de los pecados

En medio de las tomas de colegios secundarios, un pequeño grupo de el Nacional entró a la centenaria iglesia de San Ignacio y provocó destrozos. Por Nazareth Sánz Álvarez | nazarethsanz90@gmail.com

“Hoy no nos ha convocado la conmemoración del pasado ni tampoco la belleza de este templo sino el triste y deshonroso hecho de su profanación”, definió el arzobispo de Buenos Aires, Mario Aurelio Poli, durante la misa especial de desagravio por las pintadas, la quema del sillón sacerdotal y de bancos, y la profanación del altar de la iglesia San Ignacio que cometieron cinco alumnos del Colegio Nacional de Buenos Aires, durante una toma de esa institución educativa. Una multitud que se asomaba por la puerta principal sin poder entrar para participar de la ceremonia era la estampa que se veía al llegar al lugar. El oficio comenzó con una oración en conmemoración a lo sucedido y luego siguió como toda misa hasta llegar el momento en que el arzobispo hizo una reflexión frente a toda la congregación. Estaban expectantes. Algunos arrodillados y otros con su mirada fija al cielo. No se escuchaba ni un solo sonido, tan sólo las palabras de Mario Aurelio. Las cámaras de los canales de televisión retrataban el momento. Lágrimas y rostros tristes en algunos de los fieles. “A su paso dejaron las huellas de la vieja gramática de la intolerancia, una muestra de incapacidad para aceptar las diferencias y, pienso también, del desconocimiento cultural y religioso”, dijo el religioso, y agregó: “Así pienso, porque así los eximo de mayores responsabilidades”. Luego explicó que el significado de la profanación y del “agravio” que cometieron los chicos residía en que ese templo es un lugar del “sacrificio eucarístico de la santa misa”. No obstante, Poli enfatizó que el daño material es insignificante comparado con el espiritual: “Alguien me preguntó qué haría yo si me encontrase con los jóvenes que cometieron lo que hoy estamos reparando frente a este acto”, contó. “Lo digo con toda la libertad que tengo, me encantaría encontrarme con ellos”, continuó y con cierta ironía añadió: “Dejaría mi báculo a un lado para que no crean que vengo con palos y les daría la mano abierta”. “Estos chicos tienen odio en sus corazones,

odio que no proviene de ellos sino del demonio”, consideró Francisco Baigorria, párroco de la iglesia San Ignacio, para quien lo ocurrido en el templo fue algo lamentable a nivel espiritual. Al igual que Poli dijo querer hablar con los cinco alumnos del Nacional para “enseñarles la palabra de dios y el perdón de los pecados”. “Me encantaría encontrarme con ellos, si fuera posible dejar el túnel de las ideologías y trazar un puente que nos una”, figuró el monseñor y concluyó: “Mirando hacia el futuro e imaginando mejores espacios de convivencia entre argentinos, sobre todo en los jóvenes, les propondría (a los chicos) apostar a la cultura del encuentro, como nos invita el Papa Francisco”. Y la gente aplaudió de pie. #


Un derecho para todos

“La salud no es un negocio”

El centro Ameghino se fundó en 1948 y es el primer hospital ambulatorio de salud mental de la ciudad y del país, pero hoy su futuro es incierto. Por María Eugenia Bignone | m.eugeniabignone@gmail.com

Son las 12 del mediodía, hora pico en la ciudad. La avenida Córdoba al 3000 está colapsada y sobre ella el Ameghino llama la atención por su frente recién pintado y su arreglado jardín. El cartel amarillo de gestión presenta esta situación: “En obra”. Bajo el esmalte que tiñe las paredes de la institución han quedado murales realizados por los pacientes y algunas frases tales como “Hay personas y hay palabras que ayudan a que sigamos

viviendo”, firmado por “una paciente”. Sin embargo, la gente que camina y pasa con su automóvil no advierte las malas condiciones de adentro. Quien recibe a los que ingresan es el personal de seguridad privada, que al parecer poco cumple con sus funciones ya que hay denuncias de que allí se han robado desde carteras hasta computadoras. Desde la entrada se vislumbran carteleras de corcho con quejas, reclamos y cursos. También hay que esquivar a los gatos que se mueven como dueños del lugar. Y ver pacientes durmiendo en los bancos de los pasillos, algunos hablando solos, otros tocando piano en un salón. Según algunos médicos, los consultorios están escasos de material, desde el papel necesario para escribir en historias clínicas hasta personal profesional, pasando por insumos y medicamentos. Subiendo las escaleras, pasando por el sector infantil, hacia el fondo se encuentra el des-

pacho de la directora Celina Fabrikant, repudiada por los profesionales del lugar porque para su ingreso se destituyó al anterior director “elegido democráticamente”, Rubén Slipak. La actual directora fue nombrada por la gestión de Mauricio Macri, y tomó medidas que implicaron un cambio de política en la salud pública. Política basada en el “vaciamiento del lugar” donde, según los trabajadores, se suspendieron la renovación de becas honorarias y de las adjudicaciones de rentas del hospital, además de reducirse la cantidad de concurrentes para la formación hospitalaria. Para muchos, la idea fue deslizar la demanda de los servicios al sector privado. Por eso, la Asociación de Profesionales del Ameghino está luchando “para que la salud mental no se transforme en un negocio” y se siga respetando este derecho de todos, según dicen. Hay que caminar por esos largos pasillos, pasar por la seguridad, por la vendedora de libros, el bar y los pacientes pidiendo turnos para llegar a uno de los consultorios, donde se encuentra una de las psicoanalistas con más trayectoria, Stella Peranones. Recibe a #Numeral con entusiasmo y lamenta que “no sea ‘noticia’ una institución pública y gratuita donde desde hace más de 30 años se cura con la palabra”. Tampoco lo fue “cuando más de 200 profesionales resistieron el ingreso de la nueva directora, sentados en el pasillo de acceso a la dirección y clamando un pacífico y contundente ‘NO’”, añadió. Las manos apoyadas en el escritorio se agitan cada vez que habla de las luchas que vivieron en el hospital y la voz se le quiebra cuando cuenta los logros que la actual gestión “está arruinando”. Stella remarca aquel “NO”. Relaciona esta palabra con las demás protestas que han hecho: “No pasaran”. Luego explica de qué se trata su trabajo. Es un recorrido basado en la asistencia a distintos tipos de demandas: personas que consultan porque los deriva un médico, un juez o simplemente por un malestar personal que los aflige y que cobra voz en un consultorio del hospital. “Este lugar de


encuentro entre un analista y un paciente –definese vuelve una ocasión en un ‘entre dos’ que le da albergue y sostén a la capacidad transformadora de la palabra tejida en ese lazo.” Hace 26 años que trabaja en el hospital y hace 18 que está rentada. “En este transcurso he recibido formación como concurrente y le debo gran parte de mi experiencia profesional a esta institución”, reconoce y recuerda cómo fueron haciendo allí una transformación que implicó la democratización de todos los espacios de trabajo, donde el consenso cobró un lugar protagónico en las decisiones más importantes. “La autogestión ha sido el perfil durante todos estos años, apoyada por los distintas autoridades de turno.” Cuenta, además, que en esos años gestaron una pertenencia que les permitió sentirlo propio al hospital. Solloza y hace una pausa. Luego continúa: “Esa sensación se fue formando mediante mi participación”. Porque, para ella, “trabajar en un hospital

público implica la posibilidad de hacer un aporte, en la construcción social, al bienestar de la salud de las personas más necesitadas y con menos posibilidades económicas para acceder a una consulta”.

“Hay personas y hay palabras que ayudan a que sigamos viviendo” Su función en la institución, “hoy más que nunca”, está centrada en la transmisión de ese ideario a nuevas generaciones de concurrentes y estudiantes para sostener y seguir luchando con el objetivo de que la salud mental tenga el lugar que merece en la política de la ciudad. “Esta gestión macrista mira más hacia Europa y le da la espalda a los sectores más vulnerables, es una gestión que no escucha las necesidades en salud de la población ni tampoco a los profesionales”, concluyó. #


Entrevista a Daniel Rosenfeld

El hombre detrás de los espejos El director de “Cornelia frente al espejo” cuenta en esta entrevista el detrás de escena de la adaptación del cuento homónimo de Silvina Ocampo. “Una meticulosa, elegante y opresiva película literaria”, según Pauline Kleijer de la Fundación Hubert Bals (Holanda). Por Facundo Desimone| solomone@live.com.ar

Suena el teléfono: “El bar está cerrado, vamos a otro que queda en Defensa y Belgrano”. Volantazo existencial para caer en la confitería “Expreso” que es más luminosa que la vida misma. El director de “Cornelia frente al espejo”, Daniel Rosenfeld, siempre de amplia sonrisa, exhibe en el Malba “desde hace casi 12 meses” su obra y confiesa que lo que más disfruta de una película “el rodaje y el montaje, todo lo otro es espantoso”. —Lo primero que quiero preguntarte es por qué ése cuento de Silvina Ocampo y no otro. —Con Eugenia Capizzano sentimos con este cuento una proximidad íntima con lo que irradia el personaje de Cornelia. Ella quiere vivir y morir al mismo tiempo, no es depresiva pero pide que la maten. Hace un viaje existencial donde atraviesa una casa que debería estar vacía, como una Alicia de Lewis Caroll pero adulta y oscura, y conoce espectros o personas reales. —¿Por eso la elección del clima atemporal? —Claro, transcurre en una casa de 1800 y los actores tienen ropa de 1940 pero también hay elementos más contemporáneos, como una tele vieja o el tocadiscos. Las diferentes marcas temporales, justamente, son porque dentro de esa imprecisión están los sueños. El sonido también contribuye al clima. — Cuándo decís “el sonido”, ¿te referís a los efectos o a la música? —A los dos. La música que Jorge Arriagada compuso especialmente para la película es increíble. Te puede meter en un clima de intranquilidad absoluto y después el silencio absoluto te puede llevar a otro lugar. —¿Cómo decidiste que él fuese el compositor? —Estaba entre dos músicos, un japonés que conocí en un festival, vio una de mis películas y me dio

su tarjeta, y Jorge que había trabajado bastante con el cineasta Raul Ruiz. A los dos les mandé un mail con partes del guión y fotos. Jorge me dijo que quería hacer la música, incluso aunque no tuviera plata para pagarle. Fue muy generoso. El problema fue con el otro músico. —Porque ya te habías comprometido. —Claro, él había hecho la música de “Con ánimo de amar”(2000) –tararea parte de la música- y yo pensaba: “¿Cómo le voy a estar diciendo que no a éste tipo, que ganó el Oscar por la música de esa película?”. Era inverosímil. Pasé de estar en la situación de ruina total a que dos compositores quieran formar parte del proyecto. — Y con la elección de los actores, ¿cómo fue el tema? — Como te contaba, Eugenia (Capizzano) comprendía profundamente el personaje Cornelia, tenía una relación con el texto que pocas actrices tienen. Rafael Spregelburd me pareció ideal para personificar el ladrón porque no tenía que dar miedo, como el Fantomas de principios de siglo francés. A Eugenia Alonso me la presentó él, habían protagonizado “El hombre de al lado” (2009) de Mariano Cohen y Gastón Duprat. Ella es fabulosa, me sorprendió su compromiso con el personaje. Y con Leonardo (Sbaraglia) tenía ganas de trabajar hace rato. Él se animó a personificar algo diferente a lo que hacía, su trabajo es una delicia. —Hay un momento muy lindo donde él le dice a ella: “Yo moriría por vos, ¿vos no vivirías por mí?”. —Sí, simula cómo se relacionan los personajes en la vida real, si es que eso existe. El heroísmo también aparece cuando un personaje intenta salvar a otro a través de las palabras y de los secretos.


En el bar, desierto a excepción del director, la persona que lo entrevista, algunos mozos y una pareja, suena “Naranjo en flor” en la voz del Roberto “el Polaco” Goyeneche. La pareja vuelca un vaso con agua al retirarse de la mesa. “Hay que prohibirles la entrada”, bromea Rosenfeld, quien revela un futuro proyecto documental “que me gustaría estrenar en octubre” sobre la casa en que se filmó “Cornelia”, con escenas que quedaron fuera del montaje final. —¿Preferís hacer ficción o documental? —Mirá, me gustan los documentales que son narrativos donde uno puede confundir ficción y realidad. No veo grandes diferencias entre los dos géneros, siempre que el tema de la ficción no implique ejecutar un organigrama como si uno fuera un oficinista. En una película de ficción el director a veces en un día tiene que filmar 25 secuencias porque, si no, no entran en el plan de filmación y entonces el proceso creativo se transforma en un acto muy poco placentero. Lo que me gusta del documental en la ficción es esa sensación de salto al vacío, de poco control, de no trabajar sobre una hipótesis sino incertidumbre. Antes de que la mañana se diluya en el aire, que el frío y el cielo limpio de nubes absorban todas las preocupaciones estéticas y existenciales, antes incluso de que el director le invite el desayuno al entrevistador y bromee con uno de los mozos, “me conocen, no te van a dejar pagar”, con

su campera de cuero y ese aire de poeta bohemio de antaño, se le pregunta por su próximo proyecto cinematográfico. —Estoy trabajando en una película que por ahora se llama “El centro de la tierra” y está filmada en Salta. Se trata de un personaje de unos 70 años que, junto a sus hijos, investiga los ovnis. El sentido de la investigación es ver si el padre tiene algún don para algo y también tratar de dejarle algún legado a sus hijos. Se va a estrenar el año que viene, ya está casi toda editada. —¿Hay algún consejo que le puedas brindar, desde tu experiencia, a los jóvenes cineastas que empiezan a dar sus primeros coletazos en este terreno pantanoso que es el cine? —Que lean mucho, que caminen y que saquen fotos. Esas tres cosas son fundamentales, para mí. —¿Qué “caminen” en qué sentido? —Caminar en el sentido de no estar encerrado, que con sus ojos vean cómo se comporta la gente, que hablen con distintas personas, desde un mendigo hasta un político. También les recomiendo que estudien teatro. —¿Dirección, formación actoral, dramaturgia, todo? —Formación actoral, te diría. Porque tiene que ver con conocerse a uno mismo, conocer el cuerpo, que es el instrumento principal de cada uno.#


Entrevista a Andrés Beeuwsaert

“Nunca dejás de aprender. Cada día siento que sé menos” El expianista de Pedro Aznar y Javier Malosetti está grabando un nuevo disco con su banda. Un recorrido por su carrera desde sus inicios en el conservatorio de Olavarría hasta su presente folclórico atravesado por el rock. Por J. Ignacio Merlo | jimerlo@gmail.com

Existe un rincón de Buenos Aires en donde la densidad de supermercados chinos, tintorerías y verdulerías supera la media. En medio de ese escenario hay un departamento de dos ambientes en el cual un piano suena a contramano de las bocinas y frenadas del barrio de Almagro. Son las manos de Andrés Beeuwsaert las responsables de lograr la atmósfera ideal para poder hablar de música, de su trayectoria como pianista de Javier Malosetti y de Pedro Aznar, de sus viajes y proyectos solistas. También de su presente con Aca Seca, la banda folklórica que formó hace más de diez años, y de las sobremesas con Charly García y Luis Alberto Spinetta.

perimental. Me estimulaba mucho tocar con gente que tenía más de 20 años cuando yo tenía 13. —Empezaste haciendo versiones de Charly y de Spinetta y años después terminaste tocando con ellos, ¿cómo te pegó eso? —Muy bien, fue impresionante. Y también me pasó con Pedro Aznar. De chico escuchaba los discos de Serú Girán y él estaba allá arriba, y lo sigue estando. Terminé formando parte de su banda.

—¿Cómo llega la música a tu vida? —Hace más de 25 años que toco. Tengo 34 y empecé a los seis. En casa había un teclado chiquito con el cual jugaba. En Olavarría, donde nací, para entrar al conservatorio tenías que tener nueve, entonces no podía. Tenía que esperar tres años y no quería saber nada, así que por un tiempo me olvidé de la música. Luego, a los 11 me volvió la intriga por los teclados, los sintetizadores; ese mundo de sonidos. Pero recién a los 13 pude entrar al conservatorio y me puse a estudiar formalmente. —¿Siempre te dedicaste con disciplina o tuviste momentos en los que la música fue sólo un pasatiempo? —No sé bien si fue con disciplina, pero siempre me lo tomé en serio. Me pasaba horas tocando en casa, improvisando, sacando canciones que me gustaban. —¿Qué música empezaste a tocar? —Temas de Charly García con un teclado MIDI. Después con mis compañeros de conservatorio empecé a participar en algunos grupos de rock. Hacíamos covers de Luis Alberto Spinetta y de Charly. También hacíamos muchísima música ex-

Los leía en algunas entrevistas en la (revista) Expreso imaginario. Para mí eran tan espectaculares como inalcanzables, teniendo en cuenta que por entonces ya escuchaba música experimental


y ahí me empecé a vincular con lo que hacía Pat Metheny, con quien Pedro tocaba. Con Spinetta y Charly compartí sobremesas. Incluso tuve el placer de comer algo preparado por el “Flaco”, que era tan buen cocinero como poeta. Con el paso del tiempo, Beeuwsaert logró entender que el azar no existe, que las casualidades dependen del esfuerzo que uno haya puesto para que pasen y que las oportunidades se presentan sin buscarlas, por más absurdo que parezca. Ese saber se ha convertido en su guía y le ha permitido llegar a lugares que sólo recorría al soñar. —¿Cómo nace el vínculo con Pedro Aznar? —La relación viene por Aca Seca. La primera vez que nos vimos fue en 2003, después de un show de Javier Malosetti, con quien yo tocaba. Fuimos a cenar todos juntos y me felicitó. Un tiempo después yo había terminado de grabar “Aca Seca Trío”, el primer disco de la banda, y se lo mandé para que lo escuchase. Me envió un mail diciendo que le había encantado y que siguiéramos en contacto. En 2004 me mandó un segundo mail en donde me comentaba que quería

hacer dos canciones de Aca Seca. Nos juntamos para pasarnos las canciones, los arreglos. Luego fui a ver el show y fue hermoso escuchar mis canciones tocadas por él. Poco tiempo después me llamó Roxana Amed para grabar en “Limbo” (2004), su primer disco que casualmente estaba producido por Pedro. Grabamos “Durazno sangrando”, de Spinetta, en la casa de Pedro y todos quedamos muy contentos. Volvió a pasar el tiempo y Pedro me mandó otro mail en el que me comentó que estaba rearmando su banda y que, si me interesaba, el puesto en el pia-

no podía ser mío. ¡Y claro que me interesaba! Cuando se sumó a la banda de Pedro Aznar empezó lo que el propio Beeuwsaert describe como “la etapa del vértigo”, los viajes y los nuevos conocimientos. —Con Pedro empezamos a viajar por Argentina, Latinoamérica y Europa. Para “Aznar canta Brasil” (2005) empezó el vértigo. Pedro tiene una costumbre muy exigente y con ese disco la viví por primera vez. En la primera presentación en vivo, con sólo ocho ensayos encima, se acercó a cada uno de nosotros y nos dijo: “Esto se graba para CD y DVD”. Así que el margen de error, que siempre es casi cero, se vuelve definitivamente cero. Después vinieron las grabaciones de Aznar-Lebón (2007), Quebrado (2008) y Quebrado vivo (2009). Hasta ahí fue mi participación en la banda de Pedro. A eso hay que agregarle Puentes amarillos: Aznar celebra la música de Spinetta (2012), el disco en vivo grabado para homenajear al Flaco, del que participé con mucho orgullo, mucho amor.

—¿Cómo fue tu experiencia con Javier Malosetti? —Empecé a tocar con Javier en 2001 y estuve con él hasta 2004. Javier es increíble, crecí muchísimo a su lado, viajamos mucho y se abrió la puerta para algo que jamás hubiese imaginado, que fue participar en televisión. Grabamos Música para soñar (2004), un programa en el cual Javier y un músico invitado buscaban darle una vuelta a alguna canción y armar una nueva versión. Fue una experiencia muy novedosa porque ahí empecé a trabajar sin red. Con todo el despliegue de cámaras y luces te imaginarás que


no hay tiempo de decir “Uy, me equivoqué, vamos de nuevo”. Toqué con más de 60 artistas con los cuales jamás hubiese tocado de no ser por el programa, desde Diego Torres hasta Raúl Lavié, pasando por Javier Calamaro y Abel Pintos, por ejemplo. Mezclas raras pero interesantes.

brava. El oído va por un lado y las manos y el cerebro por otro. Lo ideal sería poder tocar todo lo que uno escucha. Hay gente que tiene muchísima teoría muy bien aprendida pero no tiene capacidad de escuchar lo que toca y, entre la teoría y la ejecución, hay que buscar cómo negociar y llegar a un equilibrio.

—¿En qué situación te encontrás con Aca Seca? —Cuando dejé de tocar con Pedro me dediqué de lleno a Aca Seca porque sentía que estaba abarcando mucho más de lo que podía apretar. Hablé con él y lo entendió perfectamente. De ésa época es “Ventanas” (2009), nuestro tercer álbum. Ahora estamos grabando el cuarto trabajo, que va a salir en cualquier momento, todavía no tiene nombre pero lo único que sé es que está quedando buenísimo.

—¿Qué estás escuchando ahora? —Estoy muy metido con dos discos: “11 de noviembre” (2012), el nuevo de Silvia Pérez Cruz, una cantante española genial, y “New blood” (2011), el álbum sinfónico de Peter Gabriel, que me fascina.

Parece no detenerse nunca. Desde que se sentó frente al piano en su Olavarría natal hasta las últimas grabaciones que han terminado hace algunas horas, su disciplina y responsabilidad lo mantienen en vilo buscando la inspiración, la técnica o la combinación de ambas. —¿Existe un momento en el cual uno para de aprender y, con todo lo que sabe, empieza a hacer música? —No, nunca dejás de aprender. Cada día siento que sé menos. Me pasa que escucho más de lo que puedo tocar, entonces eso hace que la autocrítica se vuelva

—¿Cuáles son tus imprescindibles? —Cuando empecé a correrme de las listas que sonaban en todas las radios, los que más me marcaron fueron Pat Metheny, Charly, Aznar, Spinetta. Después, cuando entré al conservatorio en La Plata, empecé a escuchar mucha música clásica y ahí empezó la pasión por Igor Stravinski, Maurice Ravel y Claude Debussy. Por ahí está mi música necesaria, por esos lugares. El piano vuelve a sonar. Beeuwsaert estira sus dedos uno a uno y convida sonidos que se encargan de silenciar —una vez más— las bocinas de la calle. Allí, las manos que supieron acompañar a algunos de los más importantes músicos argentinos comienzan a hacer lo que mejor saben: magia. #


Protesta en la peatonal

Con la etiqueta del trabajo esclavo Trabajadores textiles denunciaron explotación laboral en talleres de ropa proveedores de grandes marcas nacionales e internacionales. Denuncian “complicidad” del sindicato que debiera defenderlos. Por Luciano Vildósola | lucianovildosola@gmail.com

El reloj marca las 18. Los últimos rayos de sol caen sobre la ciudad y el calor aún brota del asfalto. El horizonte no es más que cemento en la calle Florida, en pleno microcentro porteño, donde el tránsito de gente reemplaza con murmullos las bocinas de los autos. Un incontable número de personas recorre la famosa peatonal: van y vienen, se saludan, se frenan para observar los grandes carteles de los negocios que intentan convertirlos en compradores. Pero solo al ojo distraído se le podría escapar lo que comenzaba a ocurrir en Florida al 600. Detrás de una parada de diarios, un grupo de personas se transforma, en pocos minutos, en una columna acompañada de banderas, bombos y redoblantes. El grupo se diferencia totalmente del tradicional visitante del microcentro porteño. Son trabajadores también, como muchos otros que recorren el lugar en la vuelta a sus casas, pero están allí por otro motivo y la consigna que ocupa una de sus banderas lo deja en claro: “Basta de trabajo esclavo”. Son trabajadores textiles, muchos de ellos extranjeros, acompañados por la Unión de Trabajadores Costureros (UTC), pata gremial de la organización no gubernamental La Alameda, que desde 2005 investiga y denuncia los abusos cometidos contra los derechos laborales y sindicales. Según comenta Ezequiel Conde, integrante de la UTC-Alameda, todo comenzó durante agosto en las fábricas textiles Rosati SRL y Nunziati Group SRL -ambas del mismo dueño-, ubicadas en Lomas del Mirador, provincia de Buenos Aires. Algunos trabajadores “se contactaron con nosotros para contarnos la situación que vivían dentro de la empresa y querían ver cómo podían organizarse. En la empresa no tienen comedor ni vestuario, los baños están en precarias condiciones, les pagan la quincena en tres partes y faltan los elementos necesarios de trabajo. Además, hay malas condiciones de ventilación que perjudican

la salud de los empleados”. Ante esta situación, los empleados junto a la UTC se presentaron ante el Sindicato Obrero de la Industria del Vestido y Afines (SOIVA) para presentar los correspondientes reclamos y solicitar elecciones gremiales, ya que nunca contaron con un delegado. Pero no encontraron respuestas favorables a sus demandas. El ejercicio de sus derechos laborales tuvo

respuesta de parte de la empresa: “A una de las candidatas a delegada no la dejaron entrar desde ese día, sin justificación alguna y al resto los apretaron y amenazaron para que desistieran. Hubo diez despidos”, asegura Conde. Ni el SOIVA ni la fábrica se hicieron cargo de la situación. Desde Rosati SRL iniciaron acciones legales contra los empleados “inventando todo tipo de causas”. Al mismo tiempo, para Laura Fernández, empleada de esa firma, “todo esto se desarrolla con la complicidad de los dirigentes del SOIVA que no quieren dar las elecciones gremiales”, dice y agrega que “cada paso organizativo que uno quiere dar es complicado, porque no solo te enfrentas a las patronales sino también al sindicato y al Ministerio de Trabajo”. De acuerdo con la investigación de la ONG, la empresa junto a otras sociedades del mismo dueño son los principales proveedores de las firmas Christian Dior, Prototype, Christian Lacroix,


y Cacharel, entre algunas de las más conocidas, y consideran que la capacidad productiva no da abasto para su creciente oferta. “Utilizan talleres clandestinos para maximizar sus ganancias, como la mayoría de las empresas, con el beneficio de que ni los entes inspectores del Estado ni el sindicato ni la Justicia van a ponerle freno a esto. Así tienen vía libre para usar mano de obra esclava”, asevera Conde, quien conoce la situación de cerca, trabaja hace siete años en la empresa textil SOHO y forma parte de La Alameda: “Llegue a la organización justamente porque dentro de la fábrica veíamos como utilizaban talleres clandestino para realizar su producción”. Durante la protesta sobre la peatonal Florida se concentraron frente al local de la marca internacional Zara para escrachar a “empresas solidariamente responsables” que cuentan en sus perchas con la producción de la fábrica de Lomas del Mirador. Zara tiene antecedentes en este menester, las oficinas de la cadena española de indumentaria fueron allana-

das en septiembre, sospechada por basar su producción en talleres clandestinos. “Nosotros esperamos poder reincorporar a los compañeros y que se puedan realizar elecciones de delegados democráticamente como corresponde”, insiste Conde y asegura que continuarán con la lucha: “Iremos por la intervención del Ministerio de Trabajo, además de llevar los despidos a la vía judicial. Es otro caso más donde se demuestran la impunidad de los empresarios textiles y la complicidad del Estado y los sindicatos para que esto funcione así”. La caída del sol despertó una brisa que enfría hasta los cuerpos de los más valientes, el viento lleva consigo el sonido de los cánticos de la multitud que no baja su intensidad en la puerta del local ya cerrado: “Que cagada/ que cagada/ la ropa que hace Zara/ es igual que en la Salada”. #


Pueblos originarios

La vivienda propia, una cuestión de juntarse

El MOI es una organización que combate el déficit de viviendas de los sectores populares y crea viviendas particulares en propiedades colectivas Un repaso por el camino recorrido y los objetivos a cumplir. Por Eugenio Palazzo | eugenio.palazzo@yahoo.com.ar

Gabriela abre la puerta del edificio de Independencia 947. Ella es integrante de la cooperativa El Molino y vive actualmente en el PVT (Plan Transitorio de Vivienda) Nº3 junto con otras 26 familias. Hay una sola persona allí, esperando para hacer un recorrido por otras cooperativas. “Ahora hay que esperar la hora MOI”, desliza la militante del Movimiento de Ocupantes e Inquilinos y explica que es el tiempo que se tarda en “juntar a todos los compañeros”. Gabriela es uruguaya, vino al país a fines de 1983 acompañando a un hermano que huía de la dictadura oriental. Está vinculada al MOI hace diez años y espera que le entreguen la casa a principios del año próximo. “Febrero o marzo”, se esperanza. Distinto es el caso de Elsa, otra uruguaya que vive en el PVT Nº3 hace tres años: “Yo soy de la cooperativa La Fábrica, a nosotros para diciembre ya nos entregan, porque tuvimos menos problemas de papeleo”. El MOI es una federación de cooperativas que surgió en los ‘80 para atacar el problema del déficit de viviendas de los sectores excluidos y cada vez más marginados debido a la expansión del mercado inmobiliario y a la suba del precio del suelo. El arquitecto Néstor Jeifetz, presidente del Movimiento y uno de sus fundadores, explica que convergieron varios factores para que pudiera llevarse a cabo un proyecto de estas características. “El avance del neoliberalismo dejó a mucha gente en la calle y sin trabajo, y a muchas fábricas desocupadas. Esto llevó a 100 mil personas a vivir en predios tomados”, cuenta. En lo político, el retorno de la democracia generó un contexto propicio para la creación de este tipo de agrupaciones. “Durante la dictadura esto hubiera sido imposible, todos habríamos desaparecido”, añade. “Nuestro bautismo de fuego fue con el Patronato de la Infancia” (ex Padelai), recuerda el arquitecto. “Esa fue la primer toma donde intervenimos”. El Padelai es un predio ubicado en la calle Bolívar entre San Juan y Humberto Primo y fue otorgado a la federación en un convenio del que

también participó la UBA. Además de viviendas funcionaron allí un bachillerato popular y un mercado social hasta 2003, cuando el entonces jefe de gobierno porteño, Aníbal Ibarra, los desalojó aduciendo problemas edilicios. En 2009, Mauricio Macri lo entregó a una sociedad española para que se construyera un centro cultural. Y finalmente en mayo de 2012 varias familias volvieron a ocuparlo frente a la retirada y el abandono de los españoles. El logro más importante del MOI fue que se sancionara la ley 341 en la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, aprobada en 1996. Esa norma brinda instrumentos que permiten poner en práctica políticas de acceso a la vivienda para sectores de bajos recursos, tanto en forma individual como a través de cooperativas. “A partir de la ley entramos en nuestra segunda etapa, ya que en la primera sólo nos importaba regularizar las tomas y lograr que la gente no sea expulsada”, relata Jeifetz. Desde la implementación de la legislación, el objetivo principal es “la construcción de viviendas en los predios ya conseguidos”. En 2002, en la búsqueda de expandir su campo de acción, el MOI se contactó con Roberto Saba, director del Frente de Artistas del Borda y que trabajaba en un programa de externación de pacientes de ese hospital neuropsiquiátrico, con el objetivo de establecer contacto entre los militantes y los pacientes. “Al principio muchos compañeros se opusieron pero hoy hay más de cincuenta pacientes externados conviviendo en los PVT y a diez ya se les entregó una casa”, cuenta orgulloso el arquitecto. Hoy los objetivos del MOI pasan por poder lograr la nacionalización de la ley 341 y crear y fortalecer el trabajo en red con otras organizaciones en todo Latinoamérica. #


Perfil

“La risa es una caricia para el alma” Martín Rocco se encargó de importar y adaptar el género de humor Stand-Up a la Argentina. Un repaso por la extensa carrera de un hombre que desde que encontró su vocación jamás dejó de moverse. Por Luciana Calbosa | lucianacalbosa@hotmail.com

Martín Rocco fue un adelantado del género stand up en Argentina. Actualmente, a los 35 años, continúa de gira, adentro y afuera del país, con su unipersonal “20 años de stand up”. Amante de la publicidad y ex creativo desplegó en esta profesión su tacto para encontrarle la veta comercial a los productos a través del humor. Desde ese entonces, con la sonrisa instalada en su cara y el deseo de hacer reír a los demás, abandonó la publicidad y se dedicó a escribir monólogos. Nació el 5 de octubre de 1957 en el barrio de Belgrano. A los 25 años empezó a estudiar teatro. El motor de esa decisión fue el miedo que le provocaba presentar sus trabajos como creativo publicitario frente a los empresarios, labor por la cual recibió un premio internacional cuando trabajó en Growland Producciones. Una década más tarde su vida cambió de rumbo y se dedicó de lleno al humor. Le costó cinco años poder vivir del stand up porque “como principiante no te queda otra que hacerlo a la gorra hasta que el público empieza a reconocerte”. Su primer show fue en una sala con capacidad para cien personas, de las cuales “98 eran amigos y el resto público”, se ríe.

“Salí muy contento porque todos se rieron mucho. La segunda presentación fue en la misma sala y, a la inversa, no hubo una sola risa”, recuerda. La transición de ser pionero a tener seguidores que compren entradas para ir a verlo le llevó tiempo. En el entreacto de sus días optó por dar seminarios de stand up en el Centro Cultural Rojas, de la Universidad de Buenos Aires (UBA). De ese modo comenzó el camino de difusión del género con vacantes agotadas durante cuatro años. Entre sus alumnos estuvieron el conductor Sebastián Wainraich y las actrices Cecilia Dopazo, Eugenia Guerty y Fabiana García Lago, entre algunos personajes del medio. También dictó seminarios en Rosario, Córdoba y Uruguay. Además de incursionar en el humor y en el mundo de la publicidad, Rocco fue guionista del programa “Videomatch”, “Balandras”, “Infómanas” y “Casados con hijos”, del cual siempre cuenta que disfruto muchísimo, porque al ser casado y tener un hijo de 24 años le fue “natural” escribir el guión. También trabajó en televisión como parte del elenco de “Ciega a citas” y “El hombre de tu vida”. Tampoco escapó a las radios. Tuvo diversas participaciones como invitado en diferentes programas y desde 2005 trabajó en La Red con los periodistas Santo Biasatti y Mónica Gutiérrez, luego en VALE con el conductor Paulo Vilouta y más tarde en La Mega, junto al periodista deportivo Diego “Chavo” Fucks. Pero una vez instalado plenamente en el género del stand up participó del IV Festival Internacional de Teatro de Buenos Aires, en el marco del décimo aniversario de “Teatro x La Identidad”. Desde 2003 es parte del show “Cómico Stand Up”, en Paseo La Plaza, espectáculo que cumplió una década en cartel y que se consagró como una de las diez propuestas más taquilleros de la temporada, además de ser nominado a los premios ACE y Clarín Espectáculos. #


Un salto del papel a la web

De las cartas de lectores a los foros de debate Los foros de opinión resultan también espacios donde se libra una suerte de batalla ideológica. “Son espacios para vendettas, insultos y agresiones”, definió una especialista en comunicación. Por César Aldama | zatopek2011@gmail.com

“Rifle sanitario para la mamá y el vástago”, proclama un comentario en un foro. Podría ser una frase extraída de alguna página de sanidad bovina o de un programa del Animal Planet, pero no. Es una sentencia volcada en el foro de comentarios que habilita el diario La Nación. La noticia refería a una agresión de una madre a una directora en el transcurso de una charla sobre bullying... La “Tribuna de doctrina” instala la posibilidad de los comentarios en las notas de su edición web, como un aggiornamento a estos nuevos tiempos. Desde los albores de la prensa escrita argentina, el espacio de opinión reservado a los lectores era la sección Cartas de Lectores, desde donde apoyaban, solicitaban, exaltaban o simplemente opinaban aquellos que se sentían parte de la cosa. Y la cosa era ese diario que mayoritariamente los representaba y hacía públicas sus opiniones. No significa que no surgieran voces disonantes, que sostenían niveles de debate dentro de determinados cánones de comportamiento social urbano y aceptable. La comparación entre las tradicionales cartas de lectores con el foro web contemporáneo es, cuanto menos, impactante por los niveles del lenguaje utilizado. “Los foros funcionan con la lógica de la puerta de un baño público”, compara Roberto Samar, docente de Comunicación Social y Seguridad Ciudadana en la Universidad Nacional de Río Negro. “En el anonimato la gente expresa sus opiniones sin mediar el filtro de lo políticamente correcto”, completa. Se puede deducir en el NICK el valor de la máscara anónima del personaje homónimo que se expresa en pos de ideales establecidos subjetivamente como “del bien común”. Y algo así expresa Samar cuando propone una definición: “Son conceptos emitidos sin la necesidad de quedar bien con un tercero lo que hace a los foros un lugar interesante para pensar la construcción del sentido común de la población”.

Consultado sobre el tema, el filósofo Tomás Abraham alegó desconocer absolutamente el tópico. “No tuiteo, no tengo Facebook, sólo un blog, pero los foros son lugares para evacuar rencores”, comentó dejando una revelación sugestiva en sí misma. Se puede encadenar este concepto que plantea Abraham con la mirada de Samar cuando considera que estos foros no son una muestra de la opinión de las mayorías, ya que se presumen atravesados en forma exagerada por militantes políticos y operadores que confluyen para intentar convertir un concepto en una opinión mayoritaria. “Recordemos la teoría del Espiral del Silencio, si una opinión se instala como mayoritaria, quienes estén de acuerdo se sentirán más seguros y se les facilitará su expresión. Quienes se sientan en minoría tenderán a callarse por el miedo al aislamiento”. “Son espacios para vendettas, insultos y agresiones”, define Alicia Entel, que se define “enojada” por el maltrato corriente en los supuestos espacios de opinión. Entel, licenciada en Letras y doctora en Filosofía, dirige la Fundación Walter Benjamin y es investigadora de temas de comunicación, expresa su “profundo desagrado” no sólo por los foros de opinión sino también sobre el papel que cierta prensa le asigna a la información. “Esos espacios han vaciado de contenido político al debate”, dice sobre los foros, y consultada acerca de las cartas de lectores, asegura que siempre han significado otro espacio con sus reglas propias. Con respecto a las opiniones que se publican, Roberto Samar sostiene que “hay que tener presente que no todos acceden de la misma manera a estos espacios. Por recursos, energía y tiempo, la clase media y la clase media alta tienen mayor facilidad para acceder y darle visibilidad a sus puntos de vista. Lo cual es más dificultoso para los sectores vulnerables”. #


Días largos, sueldos cortos

Petiseros, la otra cara del polo Son una parte fundamental del deporte y el complemento excluyente del polista. Sin embargo, muchas veces no es del todo valorado su sacrificio. Cómo se vive en este oficio. Por Nicolás Costa | nicocostab@gmail.com

Con repentinos cabezazos el caballo masca el freno de hierro. El nerviosismo aún perdura en el animal. Da vueltas en el lugar con un sudor blanquecino. Uno de los jinetes revolea una herradura hacia un rincón de la cancha del Club Argentino de Polo. Luego coloca bajo su antebrazo el casco. Lleva sobre el hombro un taco, no para una publicidad de chombas sino para ir a recibir el primer premio por la copa que auspicia el club y otras marcas no conocidas pero pertinentes a la situación, como comidas veganas y aguas que han pasado por estrictos controles de purificación. El partido ha terminado. De inmediato los caballos son llevados a un establo. Los petiseros le quitan la montura y otros lían parte de la indumentaria que es llevada hasta un camión. Gustavo saca un cigarro. Se sienta en uno de los recados. Antes de la primera bocanada de humo, dice: “Bueno, decime, que en

un ratito nos vamos y no quiero llegar de noche”. Los brazos apoyados en las rodillas le cuelgan. Solo los mueve cada vez que señala a los iniciados en el oficio. Hay cuatro petiseros más, entre ellos, su hijo de catorce que está aprendiendo: “Se maneja solo, ahora”, dice Gustavo. Luego explica de qué se trata su trabajo y cómo son las condiciones de contratación. La temporada de polo dura aproximadamente tres o cuatro meses. Pero, a los caballos se los cuida todo el año. En la estancia “La Plegaria” situada en San Miguel del Monte, loca-

lidad de la provincia de Buenos Aires, Gustavo se levanta a las seis de la mañana y luego se dispone del termo, la yerba y el mate para partir a su trabajo. No bien llega, a las siete y pico de la mañana, ensilla un caballo, amarra a los demás -unos cuatro o cinco animales- y los lleva a entrenar por la arena o por el campo. Cuando regresa se encarga de “hacer la cama a los caballos”, es decir, sacar la bosta y remover el suelo de los boxes. Por la tarde el trabajo quizá se intensifica un poco porque hay que ensillar a cada uno y sacarlos a “varear”, como si fuese un personal trainer. Gustavo, al hablar, arrastra las palabras hasta juntarlas con las que siguen. Relaciona su jornada laboral con el sueldo: “A vece terminamo tarde, cerca de las ocho de la noche”. Hace siete años que trabaja en la estancia y hace aproximadamente cinco que está en blanco: cuatro mil pesos al mes. No así sus asistentes, dos de ellos menores de edad: su hijo y Santiago, de 16. “Lo malo de esto –afirma Gustavo- es que ellos trabajan por temporadas y después tienen que ver si los llaman de vuelta.” El oficio del petisero es un nexo entre el animal y el jugador de polo. Algo así como un botinero en el futbol. Por eso, cada vez que se realizan torneos, el petisero debe viajar. De modo que, tal como dice Gustavo, el oficio requiere de cierto frenesí por los caballos, aunque no siempre es así porque los días son largos y los sueldos son cortos. Sin embargo, la verdadera recompensa en este trabajo es viajar a los torneos que se realizan en el exterior, dado que los patrones pagan en dólares y existe un contrato que, mal que bien, te cubren por algún estropeo. Cuando el árbitro da el pitazo final, los petiseros festejan el triunfo. Incluso Gustavo, que grita “¡Vamo carajo, Pitufina vieja nomá!”, haciendo alusión a una yegua, como si el nexo entre el hombre y el animal se inclinase más por el segundo que por el primero. #


Historia de vida

El petisero Lolo Por N. C. Cuando llegó a la escuela de Carbó, en Entre Ríos, Lolo tenía 16 años y las autoridades de la institución lo anotaron en cuarto año, es decir, a dos de terminar el secundario. Ya en su primer día de clases los profesores se quejaron de él porque no quería escribir, y cuando le pedían que lo hiciera se escabullía con alguna burla a un profesor o a un compañero. El primer día no fue más que un llamado de atención en la Dirección, el siguiente fue la misma historia: esta vez, a modo de castigo lo hicieron pasar al pizarrón. El sudor en la frente de Lolo fue diferente al que estaba acostumbrado en el campo. El director de la escuela fue hasta el aula y habló seriamente con él. No le dio más que un simple reto, pero le hizo pasar un poco de vergüenza delante de sus compañeros. Luego, durante la última hora de clases, cerca del mediodía, Lolo fue llamado otra vez por los directivos. “Mañana empezás en primer año”, le informaron. Esta noticia, al principio, le causó más indignación a sus compañeros que al futuro petisero. El tercer día sería también el último. El miércoles, Lolo trató de emular a uno de sus compañeritos nuevos. No le fue posible. La profesora de matemáticas lo increpó cuando lo vio molestando. La señora Nelly le jugó una mala pasada esa mañana: —Lorenzo, pasa al pizarrón— le ordenó. El polvo de la tiza se le pegó en el sudor

de los dedos. No pudo resolver una cuenta con regla de tres simple y tampoco logró, tal como se rumoreaba en la Dirección, leer y escribir. Las telas, como un cotillón, sostienen unos trofeos en lo más alto de los estantes en el bar de Lapido. En la única mesa del lugar, adelante del mostrador, Lolo toma un fernet y pone el encendedor encima del atado de cigarrillos. Los postigos del bar están abiertos. Por los vidrios marcados por un estropajo que estuvo humedecido y sucio, entra una luz que descansa en el paño del pool. Luego del primer trago, Lolo simultáneamente se quita la espuma del contorno de los labios y dice que “en la escuela rural que iba compartía el mismo aula con alumnos de todos los grados”. Cuando su familia se mudó al pueblo, retomó la escuela. Fue tres días y no quiso saber más nada, como tampoco quiso saber algo con la maestra particular que le recomendaron sus amigos cuando volvió de su primer viaje a Europa. Para tranquilizar a los señores que se indignan con que Lolo viaje “afuera” y sin saber leer ni siquiera un cartel de un aeropuerto –mucho menos si está en otro idioma-, el petisero asegura: “Allá trabajo igual que acá”. Igual que otros que se dedican al mismo oficio. Sin embargo, su aspecto rudo pero bien empilchado no le asegura que sea un hombre de buenos negocios. Más de una vez lo han engañado.

Cuando regresó de su primer viaje, a los 23 años, se compró un auto. Al año siguiente se volvió a ir, y cuando regresó se compró otro. “Los dos fundidos”, relata un amigo de Lolo que es camionero y asesor de algunas de las adquisiciones del petisero. Camisa roja prolijamente arremangada hasta los codos, botas de cuero adentro del jean y semblante intacto. Lolo toma de un trago antes de que sus amigos terminen el suyo, un vaso de fernet. Mira al cantinero detrás del mostrador e invita prepotente, con su vaso recién empezado, a su amigo que está apoyado en la vitrina. Y del bolsillo de la camisa saca un celular, lo mira. Un mensaje de texto. Son las siete de la tarde. Las luces de la calle se encendieron. La gente empieza a llegar y se ubican en algún rincón del bar. Antes saludan y preguntan a Lolo cómo le ha ido por allá. Inclinado hacia adelante en su banqueta, él responde que muy bien. Nadie duda. Ya cerca de las nueve de la noche algunos se atreven y le preguntan cuántos verdes trajo. Lolo sonríe, no sabe si mentir, decir la verdad o callarse. Se queda callado. Y perspicaz asegura, sin el nerviosismo que había experimentado en la secundaria, que lo ha agarrado el corralito. La gente ríe a carcajadas. El petisero pide otro fernet, y nombre por nombre le ha pedido a Lapido que sirva cada copa de los que están en el bar. #


Desarmando un mito

Uruguay, paraíso natural A Uruguay le han hecho fama de paraíso fiscal. En la actualidad ningún organismo internacional lo sostiene y el secreto bancario no es lo que parece. Por Julia Muriel Dominzain | juliadominzain@gmail.com

Paraíso.

— m. En el Antiguo Testamento, jardín de delicias donde Dios colocó a Adán y Eva. — m. Cielo, lugar en que los bienaventurados gozan de la presencia de Dios. — m. Sitio o lugar muy ameno.

Lo transcripto es la definición de la RAE del término “paraíso”. Suena tremendo, se siente relajante y emana el dulce aroma de la Isla de Caras. En el post-neo-liberalismo, hay algo que al individuo –al que ya casi no le queda nada parecido a la noción de comunidad- le resulta una carga horrible: pagar impuestos. Ahora combinemos las dos cosas y obtendremos la política tributaria de un jardín

de delicias, un sitio muy ameno, un cielo en donde está Dios, Adán y Eva. Con ustedes, un paraíso fiscal. O sea, un lugar precioso en donde es posible evadir la espantosa situación de tener que aportar al fisco y podemos disfrutar de nuestra platita solitos solitos, toda para nosotros. Suena parecido a Uruguay: arena finita, agua transparente, chivitos, mate y evasión. ¿Será tan así?


En el show de Jorge Lanata que sale los domingos por Canal 13, aseguran que Uruguay es un paraíso fiscal. Según la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OECD), el país vecino salió de la lista roja el año pasado, pero el sistema que tiene puede resultar confuso. En su acepción estricta, un paraíso fiscal es un territorio en el que conviven dos tipos de regímenes fiscales: uno para los residentes -que pagan impuestos normalmente- y otro para no residentes, que están completamente exentos de impuestos. En esas regiones, suelen existir sociedades y bancos creados exclusivamente para tales operaciones. “En Uruguay no hay una legislación específica que permita un régimen especial para los no residentes”, explicó Ricardo García, director de una organización que guía a quienes quieren realizar inversiones offshore. “Se suele usar el término para referirse a cualquier país que tenga límites laxos”, amplió. Hay dos instituciones, en Uruguay, que tornan confusa la situación: el criterio de territorialidad tributario y el secreto bancario. El sistema territorial tributario implica que los individuos o sociedades –residan o no allí- sólo pagan impuestos por las actividades económicas realizadas dentro del propio país, quedando exentos para las que se realicen en el resto del mundo. Esto permite, según García, “que quienes realicen tran-

sacciones en el exterior gocen de similares ventajas a las de un paraíso fiscal”. El famoso y cuestionado “secreto bancario” que rige en la República Oriental está amparado por la Ley 15.322 que establece que las instituciones bancarias “no podrán facilitar noticia alguna sobre los fondos pertenecientes a persona física o jurídica determinada”. Esto tiene una excepción: puede accederse a los datos por orden judicial en caso de delito probado. Sin embargo, esto no significa que, como sostuvo Jorge Lanata, “a Uruguay caés con dos millones de pesos y te ofrecen un café”. Al depositar dinero en bancos uruguayos, se debe especificar de dónde proviene. La OCDE surgió luego del Plan Marshall, actualmente está conformado por más de treinta países y hace estudios comparativos y estadísticos en materia fiscal, tributaria y de políticas económicas. “Las listas de las jurisdicciones no cooperantes en materia fiscal la produce el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI)”, informó Surely Gonzalez, encargada de Asuntos Públicos del organismo. “El presidente José Mujica firmó acuerdos de información tributaria con Argentina, Brasil y otros países y ha salido de la lista”, especificó. Según García, “hoy en día la OCDE sólo considera paraísos fiscales a dos países: Naurú y Niué”, subrayó. #


Entrevista a Gustavo Sierra

“Es irremplazable la visión del estar ahí” Gustavo Sierra fue corresponsal de guerra en Irak y Afganistán, es periodista y editor de la sección El Mundo de Clarín y reflexiona sobre el nuevo rol del periodismo, las herramientas digitales, la poca inversión de los diarios en corresponsalías y lo importante de contar historias reales desde el lugar de los hechos. Por Lucas Ferrari | lucasferrari89@gmail.com

El encuentro comienza media hora más tarde de lo pautado en la Redacción de Clarín. Gustavo Sierra cuenta que la reunión para tratar el tema de las paritarias se demoró más de lo previsto. “Estamos en un momento complicado”, afirma. “En esta sala no nos va a molestar el ruido”, dice Gustavo. En la de al lado, los editores del diario deciden los titulares para la edición impresa del día siguiente. “Esto es muy diferente a cuando empecé, sostiene con añoranza. Recuerda sus tiempos como lector del diario La Opinión, cuando “soñaba con ser como Timerman o Enrique Raab”.

bién se tienen que adaptar los medios como éste con cultura de diario de papel de los años 50. Se está tornando muy difícil.

—¿Crees que hay lugar en el futuro para los diarios en papel? —Creo que van a ser como la ópera o la música popular. Va a haber un público, sí, pero específico. El diario en papel lo está leyendo gente mayor de 50 años. Los menores de 30 no leen papel, no sé si a los 40 se les ocurrirá hacerlo. El gran desafío es cómo transferir el periodismo de calidad del papel a la tableta o al teléfono. Si ya tuvimos muchos — Decís “ser como ellos”, ¿qué pensás que signi- problemas para mantenerlo en los diarios de pafica hoy ser periodista? pel, te imaginarás pasarlo a los medios digitales. —En aquel entonces era un valor dentro de la sociedad, era importante para las comunicaciones, Gustavo Sierra tiene más de 30 años de exla formación, para la democracia. Hoy ya no lo es, periencia como periodista, en los que ha trabajado estamos devaluados en muchos aspectos, sobre en CNN, CBS, Associated Press y Univisión. Hoy, todo porque la democratización de las comunica- en Clarín, es editor de la sección El Mundo y traciones hizo que cualquiera pueda hacer cualquier baja como corresponsal de guerra. Así cubrió los cosa. Digo barbaridades, no chequeo la informa- conflictos bélicos de Irak y Afganistán. ción, digo que soy periodista. En algún momento se trazaron algunas líneas desde el Foro Argentino —¿Cómo ves que en los medios argentinos cada de Periodismo (FOPEA). Decidimos que había que vez haya menos espacio para lo que sucede en tener una ética y un límite. Ahora las nuevas plata- el mundo? formas se han democratizado y lo festejo, pero un —Creo que, como sociedad, hemos llegado a la twitt de 140 caracteres no es lo mismo que una in- conclusión de que somos el centro del mundo, vestigación de 6 páginas de un diario. Hoy está en que no nos importa nada de lo que pasa por ahí. juego pensar qué es periodismo, qué rol vamos a Entiendo que el deber que tienen los editores de jugar en la sociedad aprovechando las nuevas he- los diarios no se ejerce. rramientas y si alguien va a querer pagar por ese trabajo. —¿Crees esta tendencia se modifica desde los medios? —¿Cómo ves el proceso de cambio del periodis- —Totalmente. Pero si sólo se apuesta a vender, no ta tradicional al multimedia? se puede: hay una función social del periodismo. —Hoy un periodista que no sabe manejar todas las Antes la sección se llamaba “Política Internacioherramientas no tiene razón de ser. Yo creo que nal”, ahora se llama “Mundo” y empezaron a entodos tenemos que ser multimedia, manejar to- trar todas las “princesitas”. das las herramientas y saber cómo transformar el contenido a todas las plataformas posibles. Tam- —¿Por qué creés que sucede?


—Porque creen que la gente no le importa lo que sucede en el mundo y probablemente sea así, pero es un problema nuestro lograr interesar a los lectores. No va a suceder mientras no entendamos que la información es cara. Nadie quiere gastar nada, es una ecuación que domina el mundo. Los diarios deben mostrar el mundo porque estamos cada vez más globalizados y lo que pasa en China nos afecta. Si no entendés eso, no entendés por donde pasa el mundo. Sierra ha recibidos numerosos reconocimientos por sus coberturas especiales en formato multimedia, no sólo de conflictos bélicos, sino también sobre la situación de inmigrantes en distintos puntos del planeta que ponen su vida en riesgo en búsqueda de un futuro mejor. Ha publicado varios libros con relatos sobre sus experiencias en las guerras. —Tu experiencia como corresponsal de guerra, ¿fue buscado? —Fue consecuencia de muchos años en la profesión y otros haciendo política internacional específicamente en donde un día tenés una crisis económica o una crisis política y otro día, como la estupidez humana es infinita, una guerra. Para ir a cubrir un hecho de esta magnitud, tan extrema tanto desde el punto de vista profesional como desde el personal, necesitás mucha experiencia en ambos planos. Allá estás junto a españoles, italianos, portugueses y latinoamericanos, hay

diferencias de cultura, zona geográfica e idioma. En general, trabajás en grupo, necesitas crear una especie de manada, algo que proteja. —¿Qué considerás fundamental de mostrar sobre las guerras? —La guerra la tenés que contar con lo que ves, con las historias que te encontrás, están ahí. Si el Pentágono mandó uno u otro avión o si lanzó una bomba de tal característica, no me preocupa. A mí me preocupa dónde cayó, a quién afectó, qué pasaba con la gente ahí, qué historia sucedió. Tengo un ejemplo: llegué un día a un lugar donde habían bombardeado y me metí por atrás en una casa donde había caído una bomba y una mujer y su hija habían muerto cocinando. Recorrí los escombros y cuando llegué a eso que había sido la cocina, había un hombre muy afectado. Me miró, lo miré y me empezó a contar algo en árabe. Yo no hablo árabe, pero me abrazó y se puso a llorar y yo me puse a llorar con él. Nunca supe quién era, pero entendí lo que había pasado ahí. Me sentí como ese hombre en ese lugar y todavía hoy me afecta contarlo. El punto está en mostrar la guerra desde las víctimas civiles. Eso no quiere decir que no cuentes lo que opinan los milicianos saddamistas. Creo que si yo cuento cosas así, al lector le llega más que si digo que Bush pidió la capitulación de Saddam. Esto transporta a los lectores al lugar y es lo único que nosotros tenemos que hacer: contar la historia.


—¿Cómo crees que afecta la globalización al cronista internacional? Hoy se puede recibir todo de una agencia de noticias china, por ejemplo. —Es irremplazable la visión del estar ahí. Un argentino que te lo cuente desde el lugar te hace llegar mejor la historia. Si encontrás elementos cercanos a tu realidad en tu país lo vas a saber interpretar y transmitir de esa manera. Una agencia no logra el mismo interés. —En la novela “El cartel de Bagram” usaste herramientas de la ficción para contar una historia real. ¿Por qué? —Al editor le interesaba que no tuviéramos muchos problemas de juicios con el laboratorio en particular. No me preocupaba eso y empecé a utilizar la técnica de ficcionalizar. Más allá de algún cambio de nombres o de embellecer alguna situación, el resto es absolutamente real. Yo no soy un novelista que pueda fabular un mundo extraordinario, lo mío es el periodismo. Cada uno de los lugares que describí lo conocía. Sus ojos están vidriosos. Traga saliva muchas veces en cada relato. Las pausas son cada vez más frecuentes. Por momentos parece irse de la conversación, pero no se quiebra. Mira hacia los costados y se reacomoda en la silla. —¿Cómo es el regreso al hogar después de la guerra?

—Siempre se dice que lo peor es el regreso, pero es la readaptación. Por suerte la tengo a mi mujer y a mis hijas, que me aguantan y me cobijan. La readaptación te la da la familia y el reconocimiento de los colegas y de los lectores. Eso te va manteniendo, pero te traes una mochila. El oficio de ir a cubrir una guerra no es gratuito y eso lo tienen que entender los que lo quieren hacer. Si no, pasa a ser una cosa romántica, la idea hollywoodense del corresponsal tomando un daiquiri en un bar. Te venís con una cantidad de experiencias que te mueven y con estrés postraumático como cualquier civil que estuvo en una guerra. Con terapia y contención, se resuelve. Creo que el oficio es fantástico, pero no se puede hacer a los 20 años, se necesita una experiencia de vida y un equilibrio personal. El que va desequilibrado, vuelve más desequilibrado. Los aventureros duran pocas horas en estos lugares. Hay que tener muy claro a qué vas a ir: mi trabajo es ver, escribir la mejor historia posible y mandarla. No tengo ningún otro objetivo. No vengo a buscar una enseñanza de vida ni a sacarme fotos con armas o misiles, que tuve colegas que lo hacían. Ir, hacer tu trabajo y salir. Esto de lo aventurero, mata.


Entrevista

Yegua y Groncha, cyber-arte militante N.

creó un personaje virtual y real que en los últimos dos años se con-

virtió en uno de los iconos de las redes sociales.

“La

idea era provo-

car”, reconoce y se se sorprende por la cantidad de seguidores que tiene. Por Eliana Iturrieta

Quienes hacen “Yegua y Groncha” impusieron un nuevo estilo de “cyber militancia”. En tiempos en los que la comunicación es 2.0 es un plan interesante. Sobre todo cuando se recurre a técnicas que suelen ser ajenas al ámbito de la política. N. es espontánea, simpática, agradable y atenta. No deja pasar detalle y no le gusta dejar las palabras a la libre interpretación. Necesita estar segura de que sus dichos sean bien interpretados. N. es “Yegua y Groncha” pero “Yegua y Groncha” no es solamente N. Tiene un compañero. De todos modos, le gusta guardar un halo de misterio detrás del personaje. Nos recibe con bastante maquillaje: “Perdón, pero recién terminamos una sesión de fotos”, se disculpa. Cualquiera que vea las fotos se sorprenderá por la calidad artística. En la mayoría se recurre al erotismo y a enunciados políticos, la “Yegua” es Nac & Pop y lo muestra en sus producciones. “Yo soy actriz y esto es lo mío”, comenta. “Yegua y Groncha” empezó como una burla casi interna a la escena “artística palermitana por un

lado, y al fanatismo político extremo, por otro”. —Durante el nacimiento del personaje, ¿existió el anhelo de trascender? —La verdad es que nunca lo planteamos como un objetivo. La idea, era provocar y ver que reacciones generábamos en quienes las veían. Es un estudio casi sociológico el ver algunas reacciones, tanto a favor como en contra. Refiere que en los últimos meses, no saben cómo, el personaje empezó a tener mayor repercusión y eso les generó una mayor responsabilidad en cuanto a que tan actualizada mantienen la página. —Aún no incursionaron en Twitter, ¿no les interesa? —Tiene un poco que ver con lo que decía antes. Twitter es mucho más demandante, debería estar todo el tiempo escribiendo cosas, y no es lo que más me interesa.


—Tanto la página (www.yeguaygroncha.com) como el facebook tienen un tinte militante. ¿Siempre participaste activamente de la política? —Vengo de familia de militancia… Troska. Durante mi adolescencia milité ahí y escribía en el periódico. Más adelante tuve una etapa apolítica. Hasta bastante entrado el gobierno de Néstor Kirchner te diría. Mi papá empezó a mostrarme algunas cosas, que se empezaban a dar algunos cambios que habíamos pedido siempre desde la izquierda. Ahora esas banderas las recogía un gobierno. Me costó bastante el sentirme “oficialista”, porque uno se acostumbra a ser oposición...

terio de Justicia y Derechos Humanos. El confundir trata de personas con prostitución es, cuanto menos, ignorancia. Lo hice saber y lo publiqué. Hay cosas con las que no me siento cómoda, y esta fue una de esas.

Todavía se sorprende por la cantidad de seguidores que tiene. Comenta que la página tiene unos dos años, pero el boom se dio en los últimos meses. Mucha gente le escribe y le acerca regalos. Una semana atrás le regalaron la “NestorJarra”, una especie del clásico “Pingüino”, pero con la fisonomía del ex presidente. Claramente, la jarra mereció una sesión de fotos y, por supuesto, fue un éxito de co Ofrece un mate con yuyo, pide permiso para mentarios. prender un cigarrillo. Cuenta que después de la 125 En tiempos en que la “militancia virtual” tiefue mucho más kirchnerista y señala que también ne mala fama, “Yegua y Groncha” nos muestra un milita en la “vida real”, pero que por una cuestión de costado original del asunto, permitiéndonos tomarprudencia prefiere no decir en qué agrupación. nos con humor cuestiones que en otros ámbitos se discuten violentamente. # —A pesar del fanatismo ciego que demuestra por momentos el personaje, vos te has permitido disentir. —Totalmente. Hace muy poco me sentí rara al ver que el Gobierno adoptaba como propio el slogan de “sin cliente no hay trata”. Siempre me pareció simplista y me alarmó verlo en las campañas del Minis-


Pecados capitales

Dios y el César en la city porteña Frente al Banco Central y en medio del frenesí bancario y financiero, la Basílica de Nuestra Señora de la Merced reivindica la religiosidad ciudadana. Por César Aldama | zatopek2011@gmail.com

Un típico edificio ecléctico de principios del siglo XX de la Orden de los Mercedarios ocupa una de las esquinas de Perón y Reconquista. El intenso movimiento de las calles vecinas no se trasluce en su interior, silencioso y umbrío. Un cartel reza -valga el término- que las misas se celebran de lunes a viernes a las 9 y 13 y no especifica sábados y domingos, quizá porque el pecado de la codicia se corresponde con el cierre de los mercados. El tránsito de fieles es permanente y, como toda iglesia que se precie de tal, tiene en su entrada al clásico mendigo. En este caso, una joven con una pequeña que hace del atrio su lugar de juegos. En el interior del templo, varios altares dan oportunidad de devociones diversas, Santa Bárbara, San Cayetano, Santa María del Socorro y otras y otros. Una curiosa figura de un tal Carlos de Foucald, entronizado en un altar adentro de una urna, atrae las miradas por su risueña apariencia de marioneta. A sus pies, una mujer bien vestida y de mediana edad despliega pequeñas estampas que quedan allí, seguramente para ser retiradas por otros devotos que instantáneamente se deduce no serán lectores de “Vigilar y castigar”. Dos confesionarios ubicados casi contiguos al altar mayor mueven a pensar en los posibles secretos de confesión que contengan. ¿Incluirán aventuras económicas en paraísos fiscales? ¿Qué castigos impondrán a los pecadores? Desearán los concurrentes la fortuna de su prójimo en una esperable modificación, dada la zona de uno de los diez pecados capitales. A las 12:45, las campanadas llaman a la misa, y luego de los preparativos de los elementos litúrgicos por parte de un colaborador, a las 13 con precisión suiza, precedido por el sonido de una campanilla, entra un sacerdote ataviado para el culto mientras canta con voz afinada de tenor y una veintena de fieles lo acompañan con sus voces. El sacerdote, un cincuentón algo grueso con barba entrecana, oficia con voz segura y hace

gestos teatrales para acompañar sus palabras. Con pequeños cambios de vestuario podría ocupar cómodamente un lugar en cualquier tercer tiempo de rugby veterano. Los fieles han ido aumentando y para estos momentos suman alrededor de 30. “Ten piedad, ten piedad”, dicen y, surgido de la nada, un laico ocupa casi corriendo una pequeña tarima y comienza a leer la Biblia. El sacerdote con paso ágil se retira y termina repantigado en un asiento, allá en las sombras del fondo del altar.

Ahora el coro responde a las lecturas: “Anuncien las maravillas del Señor”, y da la sensación concreta de que el lector está cumpliendo con el público interpretando “una que saben todos”. Terminada la lectura vuelve el titular de la ceremonia que sigue predicando y el coro de fieles repite: “Gloria a Dios”, en una seguidilla que semeja los mantras tibetanos. Entre las voces monocordes se destaca una morocha de treintaypico que larga trinos de soprano y atrae algunas miradas, su porte orgulloso delata sus ansias de escenario teatral y, a partir de allí, cada interpretación irá con volumen creciente. El público ya se acerca a la cuarentena y el sacerdote se explaya en una charla histórica sobre la Biblia, y entre los preceptos alude a la iglesia y el


respeto a la diversidad. Sorprende quizá el concepto, pero habrá que atribuirlo a los nuevos vientos que soplan producto del Papa argentino Francisco. En su alocución el sacerdote habla de lo esencial y a lo accesorio, y en un gesto de complicidad se refiere a un seminarista al que le gustaba bailar para ejemplificar entre lo correcto y lo incorrecto. Aclara entre sonrisas cómplices que no era bailar con minas sino simplemente bailar, y lo acompaña un murmullo velado que puede interpretarse como una ligera incomodidad de la audiencia. Otra rubia atractiva pero joven reza con fervor y repite “demos gracias al Señor” una y otra vez con el resto de la concurrencia. No hay uniformidad entre los presentes, que son desde muchachos jóvenes bien vestidos de cabello muy corto, hasta señoras de mediana o mucha edad, y algunas jóvenes. Los hombres mayores portan casi todos bigote y mirada severa, y escudriñan a su alrededor con mirada inquisidora. Llega el momento de la limosna, donde el César aporta lo suyo para sostener la ¿alianza? con Dios, “¡porque todo esto hay que mantenerlo muchachos!”, diría el otro yo del sacerdote en su vida de rugbier, mientras las bolsitas sostenidas con regular éxito por una señora y un hombre de sport confirman a la vista que a veces el fervor en las oraciones no se corresponde con el bolsillo generoso. Ahora el coro repite “santo, santo, santo” con entonación tablonera y se arrodillan ante el sacerdote que ofrece el cuerpo y la sangre del Señor. Un ayudante surgido de entre los fieles, alto y corpulento con un saco que lo conoció más delgado y el cabello de un rubio sospechoso de artificio, maniobra con el cuerpo y la sangre simbólica para la siguiente ceremonia. El sacerdote en la ofrenda bebe, come y honra a Francisco el Papa y al obispo Mario. A su solicitud, todos se estrechan las manos, algunos limitándose a sus filas y otros estrechando en general. Una larga fila se va formando frente el sacerdote que ofrece la hostia. Ante la aglomeración de fieles, que ya llegan casi al medio centenar, lo ayudan dos colaboradores, por lo que se organizan tres filas y la situación cobra mayor dinamis-

mo. Una vez terminado el operativo, los dos ayudantes efectúan una meticulosa limpieza de los objetos de culto. El rubio, encargado de la copa, la levanta varias veces en sus labios hasta terminar el líquido que contiene y que es, según la liturgia, vino. Dada la hora, el gesto no queda tan fuera de lugar. El oficiante vuelve a leer pasajes que comparte con los presentes, y luego, dándoles la espalda, canta de frente al altar con la voz alta y exultante de la morocha que acompaña y se destaca por encima de todos. Si su mensaje no llega a los cielos, al menos le queda claro a los feligreses que es ella la que canta. El último himno sirve para el cierre de la misa. Con un breve saludo, el sacerdote se retira y dos o tres personas lo siguen por un costado del altar, tal vez para diligencias relacionadas con su relación íntima con el Altísimo. La iglesia queda ahora casi vacía y una pareja de turistas brasileños posa artísticamente en cada altar. Sucesivos destellos iluminan el interior, no es la ira de Dios ante el despliegue obsceno del poder del César que rodea su casa, es solo el flash de una cámara fotográfica. #


ENTREVISTA

La historia de Laura, la hija de Estela UTILIZANDO COMO EMBLEMA EL CASO DE LA HIJA DE ESTELA DE CARLOTTO, LA ESCRITORA Y PERIODISTA MARÍA EUGENIA LUDUEÑA REVIVIÓ LA MILITANCIA DURANTE LA ÚLTIMA DICTADURA. POR MARÍA FLORENCIA MOYANO | MARIAFMOYANO@GMAIL.COM

saparición y robo de un nieto, el secuestro de su esposo y el exilio de los hijos, hacen que sea una historia muy dolorosa. El tema de la búsqueda de fotos también fue un punto sensible, mientras yo le pedía imágenes de Laura me fui dando cuenta de lo difícil que es abrir el cajón de los recuerdos cuando hay tanta injusticia y muerte en el medio. Lo conmovedor es ver cómo la familia transformó una muerte en lucha cotidiana, cada uno desde su lugar: Estela en Abuelas, Claudia en Conadi, Kibo desde la Secretaría de Derechos Humanos bonae―¿Qué te disparó escribir sobre la vida de Lau- rense, Remo en Diputados. Todos ellos son muy vitales y alegres. ra? ―A finales de 2009 tuve una entrevista con Estela sobre la restitución de la identidad al nieto núme- ―En el libro remitís a sucesos históricos de la ro cien, en la cual me contó que a ella le gustaría política argentina y del terrorismo de EStado. que alguien escribiera la historia de Laura. Al es- ¿Qué es lo más te costó explicar en el libro: la cucharla le dije que me gustaría hacerlo, entonces historia personal de Laura y su hijo o la historia empezamos a encontrarnos. Y le estoy profunda- argentina en épocas del peronismo? ―Me pareció que para entender a Laura había mente agradecida por permitirmelo. que contextualizarla en la historia de parte de una Laura Carlotto es la protagonista del libro generación y un momento político concreto. Conen el que se trata de reconstruir, junto con los tes- tar este período de la historia argentina fue para timonios de quienes más la conocieron, su vida mí una de las partes más difíciles porque está llena como militante, su detención, el embarazo y su de recovecos, violencia, giros, lucha de intereses, posterior desaparición. Fue a partir de esto que acuerdos y desacuerdos que pueden ser difíciles Estela se convirtió en la referente de la lucha por la de desentrañar. El vértigo con el que transcurrían recuperación de los nietos nacidos en cautiverio. los acontecimientos políticos y la corta e intensa Si bien a Laura pudieron enterrarla, aún no pudo vida de Laura con el trasfondo de una generación fueron marcando líneas narrativas. Esa carpintería reencontrarse con su nieto Guido. entre la historia del país y la de Laura con sus com―En la presentación del libro “Laura”, Estela pañeros fue uno de los mayores desafíos. estaba emocionada y fuerte, como otras veces. En los momentos que compartiste con ella, que ―¿Qué tuviste en cuenta al escribir los duros seguro fueron muchos, ¿cómo viste a esta mu- momentos de Estela cuando secuestran a Laujer que lucha tanto? ¿Qué fue lo que más te con- ra? ¿Cómo hiciste para describirlo?, teniendo en cuenta que, quizás, haya sido difícil de explimovió de ella, de Kibo y Remo? ―Estela es muy cálida, lúcida, sensible, tiene carlo... convicciones firmes y carga con una historia que ―Estela ha contado su periplo primero en la ha transformado y sumado a la construcción de búsqueda su esposo, después de su hija y luego de una lucha colectiva. La pérdida de una hija, la de- su nieto. Por varias razones, en los tramos más “Lo que me conmueve es ver cómo han transformado esa muerte en una lucha cotidiana y colectiva”, dice María Eugenia Ludueña al comenzar la entrevista, emocionada e impresionada de ver cómo un libro suyo nace y se presenta en la Biblioteca Nacional. Todavía recuerda cada escena de la corta vida de “Laura” a partir del nostálgico relato de su madre, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, que sigue en lucha y que enorgullece al resto de la familia.


duros opté por tomar sus testimonios judiciales y si tenía alguna duda puntual, preguntarle. Para la historia de Laura pensé que lo mejor era recogerla y citarla tal como habían ocurrido los hechos. Además no quería revolver más las heridas que ya se abrían en cada conversación con Estela. Las voces del entorno de Laura y su madre también fueron cruciales para sumar otras perspectivas. ―¿En algún momento te quebraste? ¿Sentiste que lo que te enterabas era muy duro como para seguir escribiendo el libro? ―En la preparación, al sentarme a escribir (lo que implicaba al menos tener las entrevistas editadas, las épocas documentadas y los materiales muy leídos) me pregunté muchas veces cómo una sociedad puede producir una historia así: centros clandestinos de detención y tortura, asesinatos masivos, robo de bebés. De adolescente me impresionaba mucho pensar que mientras yo había estado jugando a las muñecas, a tres cuadras de la casa donde viví había funcionado el Olimpo. Mientras escribía me preguntaba cómo habría hecho Laura y cómo hicieron tantos para atravesar esos padecimientos, viviendo en condiciones infrahumanas, pariendo, transcurriendo un puerperio con tu bebé robado. Más que

quebrarme, sentí que necesitaba escribirlo, quizás como una forma más de no olvidar. No solo Laura es la protagonista sino también sus compañeros de militancia, sus profesores, y sobre todo, los compañeros durante el cautiverio, que describieron con una exactitud, que impresiona, cada suceso vivido durante la década del 70. ―En el libro se crean momentos de tensión y suspenso antes de la desaparición de Laura, ¿qué es lo que a vos te tensionó o te intrigó cuando investigabas los hechos? ¿Te disparó para escribir otro libro? ―Me hubiera gustado conseguir más datos sobre la desaparición de Laura y sobre los primeros meses en cautiverio, de los que se sabe muy poco. Mientras investigaba me preguntaba todo el tiempo por Laura, por sus sentimientos, sus convicciones, su fortaleza. De alguna manera, al entablar relación con quienes compartieron esa etapa con ella siento que viajé con ellos para poder sentirlos cerca. Por el momento estoy tratando de retomar un libro de relatos de ficción que tenía en gateras cuando arranqué con este proyecto y algunos de esos textos tienen que ver con la herencia de los años setenta. #


SEBASTIÁN BOADO MONTERO

El alma de los objetos ENTREVISTA AL ARTISTA QUE ESTÁ REVOLUCIONANDO EL UNDER DEL MUNDO PLÁSTICO. UN DIOS ANTROPOMORFO QUE CREA, DESDE SU ATELIER, A PARTIR DE LOS DESECHOS DE OTROS. POR LUCIANA CALBOSA | LUCIANACALBOSA@HOTMAIL.COM

Su alma lo ilumina. Su misión es sorprender. Sebastián Boado Montero estudiaba medicina cuando a los 23 años dio un giro de 180 grados: viajó a Europa y estudió arte. Luego de incursionar en diversos estilos encontró en las calles de Buenos Aires la materia para realizar sus obras y también crear su atelier, Casapuente. “Sin prisa pero sin pausa”, comenta seguro, aprendió a convertir lo obsoleto en un producto atractivo. El joven artista revela en esta entrevista cómo pensar una fórmula artística para trascender en el tiempo.

nueva etapa y ver qué hago con todo lo que tengo. —Dijiste que la calle te brindó oportunidades para comenzar tu beta artística, ¿cómo definirías la calle y sus competencias?

—Fue como una escuela que me enseñó a ver todo lo que está afuera de mi casa como una oportunidad para crear nuevas verdades. Por ejemplo, a mi obra “El ojo de Iberoamérica”, que financió LAN Chile, la hice con botellas que encontré en la calle y en la orilla del río. Fui descubriendo dónde ir —¿Cuándo y cómo fue tu primer encuentro ar- buscar la materia para transformarla y crear algo nuevo a partir de lo existente. Es como un procetístico? so donde aprendés a manipular y resolver muchas —Fue más casual que causal. Hace 15 años viajé a cosas. Dinamarca a estudiar y me encontré en un colegio con el arte, como si yo fuese una personalidad ex- —Ahora que lo mencionas, en muchas de tus terna a mí. Descubrí que no era solo la pintura o esculturas dejás una parte del material original la escultura y eso le cayó bien a mi forma de ser. sin transformar, ¿eso es para que se note de qué Cuando volví a Argentina noté que en la calle ha- están hechas? bían muchos desechos: maderas, botellas flotantes, de todo. Y empecé a juntarlos sin saber por —Ahora que lo decís me suena, pero no hay intenqué. Al poco tiempo hice mi primera obra con esas ción en nada. Este año me empecé a dar cuenta que todo está en todo y que hay que entenderlo maderas: “El fondo del mar y la orilla del río”. así. El hombre está en el auto y el auto está en el hombre. Estamos mucho más conectados de lo —¿Te definirías como un artista del reciclado? que realmente creemos y las cosas están mucho —No. El hombre siempre necesita definir dónde menos separadas. Podríamos pensar mi arte meestá encasillado y piensa que los artistas que usan tafóricamente como una ranura que muestra un desechos son artistas del reciclado. Yo no me con- todo y no difiere entre una verdad buena y una sidero así. Usé los materiales, primero porque no mala. Por esa ranura infinita cada uno puede estenía recursos para comprar pinturas y, segun- piar la esencia de las cosas. Muchas veces intento do, porque estaban ahí. Pero no es mi intención con mi obra mostrarle a la gente que si mira por demostrar que con un fierro se puede hacer una esa ranura las cosas se modifican. Esa es mi búsobra. No. Trabajé diez años este proceso del reci- queda. clado juntando cosas de la calle, lavando y acumulando. La imaginación siempre te empuja a seguir —¿Cuánto tiempo te lleva materializar una idea? buscando nuevas herramientas, pero al mismo tiempo se te desordena mucho el taller, que en mi —Sacar la idea es como embarazarse de un matecaso es mi casa, así que ahora quiero empezar una rial: lo dejás crecer hasta que sale y, mientras, vas


buscando recursos. Por ejemplo, la “Tortuga Capota” se me ocurrió cuando encontré un guardabarros de un auto para el caparazón. Lo que pasó fue que era tan grande que me limitó el espacio que tenía en el taller. Estuve un año desarrollando la idea, que es distinto a hacerla. La hice en un mes y medio.

—¿Como el software y el hardware?

—¿Cómo relacionarías el arte con la tecnología?

—Innovar. Generar algo que nunca se generó. Una sensación nueva, como cuando vimos por primera vez televisión o escuchamos radio. Sorprender. Cuando hay sorpresa hay iluminación. No perder la capacidad de sorprendernos. #

—Y ni siquiera, porque las dos cosas son tecnología ahí. Yo diría que la tecnología es el cuerpo, que sin el alma está vacío. Es una herramienta más. Yo siento que la tecnología avanza mucho más rápido que el alma y el hombre no se logra adaptar, porque al es—Tus obras más conocidas, “Tortuga” y “Cora- tar siempre pendiente en mejorarla pierde su alma. zón”, que están en el Konex, y “El ojo”, son de Es una cuestión de tiempo. La tecnología no es mala, pero nos distrae. Por eso siempre tiene que quedar gran tamaño. ¿Es para impactar al público? en función del alma y la creatividad. —No trato de impactar al otro, trato de autosorprenderme. Hay una entrega en este proceso que le —¿Tu atelier es sinónimo de creatividad? decimos arte que no sé de dónde viene ni para adónde va. No hay que estar haciendo para el otro sino —Sí, definitivamente. Es un puente para transforhacer con lo otro. Laburo para volver a repetir esa mar la realidad. Tiene magia. Es una casa donde se hacen puentes entre las personas y el arte. Aquí se sensación. conocieron músicos y se hicieron banda, se conocie—Retomando tu idea inicial de que el arte es una ron actores que hicieron obras, es muy loco pero es personalidad externa a vos, ¿de qué manera le cae así. Casapuente es un viaje divertido, un parque de bien al arte tu forma de ser, y cómo compatibili- diversiones. zan? —¿Cómo surgió el nombre? —Dicen que el artista es la persona que hace arte y busca representar sensaciones con cosas muy con- —Jugando con unos amigos salió “casa túnel” y no cretas, como por ejemplo una escultura. Pero tam- sonaba bien. Mi vecina me dijo “casa puente” y me bién puedo desapegarme y pensar que la obra pue- dije: “Sí. Casa puente, eso”. Fue el rebote de casatudo ser yo y lo que hago. Ese es el movimiento que nel y me gustó. La magia hizo el resto. quiero generar. No necesariamente me entusiasma que la gente me compre algo y que eso perdure. Hay —Si tuvieras que plantearle un desafío al arte, ¿cuál sería? que generar un movimiento.

—La tecnología es como el cuerpo y el arte es como el alma.


Pueblos originarios

“Este no es un Estado genocida”

Juan Manuel Combi es un abogado que auspicia de garante por los derechos de los aborígenes. En esta entrevista dio su mirada sobre la problemática de la comunidad “La Primavera” y el rol del Estado. Por Martín Osorio Villalba | martrim8gmail.com

La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de la Matanza es una de las garantes en la mesa de diálogo por la conflictiva relación por derechos sobre la tierra entre la comunidad Potae Napocna Navogoh (La Primavera), que representa Félix Díaz, el Estado nacional y el gobierno de Formosa. Juan Manuel Combi es abogado de la APDH y uno de los actores menos mediáticos en el conflicto. También es docente de Derecho en la UBA, ex miembro de la Comisión Provincial por la Memoria y defensor en la causa por el crimen del joven desaparecido Luciano Arruga. En una charla con #numeral analizó parte de la coyuntura que atraviesa la cuestión aborigen.

—¿Cómo es el diálogo con el Estado con respecto al conflicto de la comunidad que representa Félix Díaz en Formosa? —Entendemos que debería ser permanente. Sin embargo, en este momento es desafortunado porque no nos escuchan. No obtenemos respuestas de parte de la presidenta Cristina Kirchner. Lo que no quiere decir que estemos viviendo en un Estado genocida, esto lo quiero destacar: no sostenemos que esto sea la continuidad de los 500 años ni el exterminio ni nada de eso. Lo que sostenemos es que con las políticas de pueblos originarios no ha habido el tratamiento adecuado. Puedo decir muchas cosas de este gobierno pero sería un irresponsable como militante político si lo comparara con una dictadura. Este es un gobierno republicano, democrático que actúa, sí, bajo la lógica del capitalismo y en esa lógica está la expresión de los pueblos originarios porque son parte de la acumulación originaria del gran capital.

—¿De qué manera llega la problemática qom a la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza? —Hacemos un laburo muy territorial, intervenimos en todo lo que sucede en la Matanza porque es un distrito muy importante donde confluyen El agua caliente se termina, enseguida se todas las problemáticas por inmigración o migra- ción interna, es decir, que hay miembros de las co- renueva. Combi está con una gripe que lo maltrata hace varios días pero que no le impide desatar su munidades qom y otras comunidades. verborragia y cebar un mate tras otro. La casa es —¿Cómo es la relación de ustedes con el Estado? pequeña pero cálida. Por allí suenan las voces y las —Necesariamente tenemos que propiciar una risas de los chicos que juegan en su habitación con buena relación. Debemos tener un interlocutor su mamá. válido en el Estado que nos pueda dar respuestas para canalizar las problemáticas. Cuando las —¿Por qué crees que se tardó tanto en reconorespuestas no llegan, recurrimos a nuestra lucha cer los derechos de las comunidades originarias? y participación popular. Intentamos articular los —Desde el punto de vista filosófico te puedo decir medios para barrer con esa idea neoliberal de que que, para el derecho, los pueblos originarios son el Estado es el otro. El gobierno es el otro, el Esta- equiparables a las plantas. Tanto es así, que acá a do somos todos. Entonces, hay que ver cómo las sus derechos se los llama “de cuarta generación”. instituciones llegan al pueblo para que la sociedad Algunos dicen que son de tercera generación pueda entender que se trata de la acción estatal. pero, aun así, aparecerían al mismo tiempo que el Por eso tendemos lazos con todos los estamentos, derecho al medio ambiente. inclusive con la Policía, a la que le hemos ido a dar charlas explicando qué son los derechos humanos, —¿Los derechos de los pueblos originarios, no porque creemos que podemos aportar mucho en son derechos de segunda generación? el manejo del territorio. —Deberían, pero si leés cualquier tratado de derecho constitucional vas a ver que los ubican


como de tercera o cuarta. Los de primera son los individuales; los de segunda son los sociales (como los derechos de los trabajadores o los jubilados, que están comprendidos en el artículo 14 bis) y los de tercera son los derechos de los consumidores, de los sujetos colectivos incorporados en la Constitución de 1994. La crítica es que recién en ese momento el derecho está reconociendo a los pueblos originarios como sujeto de derecho en una tercera instancia, equiparados a los derechos ambientales cuando no son parte del mismo proceso. La problemática de los pueblos originarios aparecen hace quinientos años y la lucha por la reivindicación de los derechos de estos pueblos aparecen en el mismo momento. Que a la sociedad occidental se le haya antojado reconocer esos derechos ahora es otra cuestión.

las elecciones que se realizaron en 2011 en la comunidad Potae Napocna Navogoh. Por la APDH-La Matanza viajaron su presidente, Pablo Pimentel, y Combi, junto con Pérez Esquivel y Nora Cortiñas, de Madres.

—¿La aristocracia de Formosa es el verdadero enemigo de los qom? —Las grandes familias de criollos hacendados son las que están defendidas por el gobernador Insfrán y son los que siguen dominando las provincias de Argentina. Esta estructura es la misma que se ve en Poder Judicial. La actitud que hay que tener frente a un juez es la misma que tienen los campesinos ante la presencia del amo. Ni siquiera se manejan con la lógica burguesa, porque esa lógica implica el reconocimiento del trabajador como sujeto de derecho. —¿El Poder Judicial no está cooptado por las Por eso, cuando se eligió a Félix Díaz como Qarashé, clases dominantes, tradicionalmente dueñas de la pese a que tuvieron que someterse a las formas occitierra? dentales de elección, era increíble observar las caras —El derecho es de la aristocracia, es la expresión de de emoción de la gente viendo que iba a votar, que que el feudalismo sigue vivo, de que la esclavitud no estaban siendo respetados, por primera vez no iban ha muerto y sigue viva en el inconsciente colectivo. a ser “un colchón”... A tal punto sigue viva, que hay determinadas figuras que se siguen aplicando, como la “locación de servi- —Insfrán había mandado colchones. cios”. —El día anterior veíamos cómo llegaban los colchones. Era obsceno porque hay que ver cómo viven. No —¿Por qué se dice que la locación de servicios es hay dónde poner los colchones. Viven en chozas sin relativa a la esclavitud? la posibilidad de tener un baño. Para hacer sus nece—Porque no es otra cosa que la legitimación de la es- sidades se meten 50 metros en el monte, no tienen clavitud. Nuestro derecho proviene del Derecho Ro- la posibilidad de tener un lugar donde lavarse las mano, no del Griego, para quienes la esclavitud era manos. ¿Sabés lo que es vivir ahí? ¡El frío que hace un trauma. Había quien estaba a favor o en contra, de noche! Las chozas no tienen puertas. Yo estuve pero era materia de debate. En cambio, los romanos dos días y me estaba volviendo loco, pero la gente la legalizaron, la transformaron en ley, la legitima- vive ahí los 365 días del año. Era asqueroso presenciron. La locación de servicios es un acto fallido del ar cómo entregaban los colchones sin ver que el otro capitalismo porque para los romanos la primera for- es un ser humano. ma legal de la esclavitud se llamó locatio conductio. El grabador se apaga, la entrevista finaliza —¿Dónde está el acto fallido? pero la mateada se extiende durante una hora más. —Ahí mismo, decir locatio conductio es decir es- Combi siempre tiene algo más para decir, algo sobre clavitud. La esclavitud está, reprimida, pero está. lo cual pueda aplicar su pensamiento crítico. # Tener que llamar al juez “su señoría”, “su excelencia” no es otra cosa que una conducta absolutamente feudal. Si no se cambian estas estructuras es muy difícil que se pueda escuchar a los pueblos originarios seriamente. Además de la APDH, los otros organismos garantes del diálogo son la Fundación Servicio por la Paz y la Justicia (Serpaj), que preside el Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, y Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Como garantes fiscalizaron


#Enbrasil

Un ensayo Mundial Desde el 16 hasta el 27 de octubre, Porto Alegre albergó al Mundial Master de Atletismo 2013, que para los organizadores fue una especie de “ensayo general” de la Copa FIFA. Por César Aldama | zatopek2011@gmail.com

Nada parece más desmesurado que hacer un mundial como ensayo de otro mundial. Solo la ópera -en ese ejercicio obsesivo de la perfección escénica, actoral, musical y vocal que persiguese permite la licencia de un “ensayo general” con casi casi una puesta en escena total. Pero hacer un Mundial como ensayo de un Mundial es algo impensado a escala humana porque es como repetir lo que puede suceder con pelos y señales para preparar los planes B o C o D que hagan falta. En ese marco, Porto Alegre se convirtió en una suerte de Naciones Unidas del Sudor al ser sede del Mundial Máster de Atletismo 2013. Un Mundial de cualquier tipo, pero especialmente de fútbol, tiene especiales particularidades, ya que a la hora de evaluar cualquier desempeño se debe tener en cuenta a uno de los ingredientes más importantes y más desestabilizantes de todos los que lo componen, el público. Intentar emular al público apasionado, tumultuoso, desenfrenado y muchas veces belicoso de un mundial de fútbol, es cuanto menos imposible en comparación con la afición atlética, aun en Brasil donde el culto de la actividad física forma parte del ADN cultural y el aprecio por esta disciplina es quizá la más alta de todo el subcontinente americano. Primera falla del ensayo, el público del espectáculo atlético se apasiona con los participantes de su país pero aplaude a todos y los admira y respeta por sus esfuerzos y logros. Una suerte de campeonato de buenos modales que no conoce de deslealtades y en el que cualquier descortesía puede ser penada con descalificación aunque no sea atinente a lo competitivo. Embarcada en el mentado ensayo, la Prefeitura de Porto Alegre desplegó sus aptitudes de anfitrión con buen resultado ofreciendo transporte gratuito a participantes y acompañantes, así como a todos aquellos que por alguna razón se encontrasen relacionados con las actividades del

torneo. La policía estatal ofreció los refuerzos de seguridad necesarios y colaboró en la neutralización de los circuitos de calle necesarios para algunas actividades. Mientras la prensa local seguía de cerca otros menesteres, en la ciudad se desarrollaba un evento deportivo que cada dos años revoluciona diversas ciudades del mundo. Los más de 4100 atletas que circulaban no pasaban desapercibidos y explicaban su presencia a la curiosidad pública de variadas maneras. En el hotel, los estonios circulan en animadas conversaciones que nadie entiende. Pero ellos parecen estar a sus anchas y no necesitar más que lo referido a horarios de alimentación y de competencia. Se cruzan con un panameño corpulento y lleno de tatuajes que mantiene una conversación por mensajes grabados con alguna compañera de su país, manera curiosa de diálogo que no admite retruque hasta que se termina de escuchar y grabar la respuesta. Historias de pista El oso ruso Alexander Medvedev, es un ruso de altura imponente, algo asi como 2 metros, y con un físico que hace recordar a esas películas donde el protagonista es atacado por un oso. Es de categoría master 50 y sonríe contando que quedó quinto en su disciplina, que no le alcanzó para más. Alexander es lanzador de bala. La bala es un implemento de 7 kilos que estos atletas lanzan desde su hombro. Para graficar el esfuerzo, supongan que toman una garrafa y deben lanzarla de la manera que deseen lo más lejos posible. La precariedad del inglés de Alexander inhibe para profundizar en el análisis. Su entrenador es un personaje flaco y menudo y resulta difícil pensar en el grandote acatando órdenes del pequeño. Cuando se retiran caminando juntos la escena del oso se hace más concreta y precisa.


Y se mezclan idiomas en el estadio donde se disputan las pruebas de pista y campo, y no hacen falta traductores casi para enterarse de los récord de personas que uno haría sentada en la plaza mirando pasar la vida y están aquí corriendo más rápido, saltando más alto y lanzando cosas más lejos. El ensayo se continúa en los taxis que sirven de guías improvisados y que en lugar de filosofar acerca de la existencia cuentan de demografía, planes a futuro y saludan con un “disfrute su paseo” como anfitriones sobre ruedas o en cobradores de colectivo que anotan indicaciones en papelitos para asegurarle al pasajero el regreso al punto de salida. Una ciudad que parece que no tiene perros o que los que hay no tienen necesidades fisiológicas o tienen dueños prolijos y bien educados. La higiene parece una obsesión de algunos individuos de uniforme naranja que barren hasta el polvo de las calles, lo que lleva a pensar que habrá sin duda algún lugar donde arrojar el polvo que se levanta del polvo. Historias de pista En Veracrúz se corre rápido, pero se salta mal Julio es mexicano, “de Veracruz señor”, dice con una sonrisa que muestra pocos dientes. Villavicencio Sobrevilla son sus apellidos, tiene 74 años y es comerciante. “Comencé a correr para mantenerme y aquí estoy”, agrega. Compite en 400 metros y en salto en alto, pero reconoce estar mal entrenado para saltar. “En Veracruz no tenemos colchón de salto”, alega y seguramente no estará para caídas violentas. Sus compañeros lo fotografían durante la entrevista y le arrancan carcajadas. Posa y al terminar saluda con un apretón de manos.

La vida en un estadio Pero el mundial -o parte de él- al menos transcurre en un estadio de atletismo. Una pista profesional olímpica de tartán con todos los accesorios necesarios. Foto finish reglamentario, el cartel luminoso ante el que los atletas acostumbran sacarse la foto de sus record y una pantalla led gigante con anuncios de la competencia. Las tribunas están colmadas de público de todas las nacionalidades, en su gran mayoría participantes que, si no compiten, vienen a ver el deporte de sus amores. La hinchada argentina se caracteriza por la blanquiceleste y el mate, pero

al toque surge la uruguaya con iguales particularidades y algún gaúcho se pasea con su termo y mate, con ropa de gimnasia brasilera y sombrero aludo. Los finlandeses son altos y rubios y algunos parecen pibes. La diferencia entre lanzadores y corredores es notoria, musculosos versus fibrosos. Si esto fuese lucha, los lanzadores son campeones mundiales eternos. Historias de pista Joyce y Monica Joyce Thomas y Mónica Tang Wing, mirada severa la primera y tímida la segunda, son de Trinidad Tobago. Joyce de 67 años explica que lanza disco y bala y que no ha obtenido ninguna medalla. Su curriculum dice que ha lanzado la bala de 4 kilogramos a 9,60 metros de distancia. Haciendo un paralelo con la vida de una señora del barrio, Joyce arroja 4 sifones llenos por sobre su hombro a casi 10 metros . Mónica de 77 años habla muy poco y relata que cuenta con un bronce en los 100 metros, una de sus especialidades de velocidad, compite además en 200 metros llanos y 80 y 200 metros con vallas. Poco después al final de una carrera sufre una caída y la gente del servicio médico la auxilia por precaución.

Pero lo relevante -para los ojos masculinos al menos- son unas atractivas cuarentonas para arriba que lucen figuras esbeltas y calzas ajustadas. Una argentina intenta cambiar su camiseta nacional con un norteamericano corredor que ha despertado los bajos instintos de casi todas las damas. El efebo moreno es simpático y tolerante y trata de explicarle que la remera que le puede cambiar la tiene en su habitación. Los traductores le explican la situación a la dama que se ofrece para ir a buscarla despertando la risotada de todos los presentes. El aroma de los torneos es una mezcla de aceite verde y linimento y aquí se agrega la falta de costumbre de la ducha diaria de algunas nacionalidades y todo eso se confunde entre la multitud que se agrupa en el gimnasio central, donde funciona la administración del mundial y se congrega el público para relacionarse o en caso de lluvia. Unas hindúes intercambian monedas de su país con quien las siguiera, todos se prestan amigablemente a las fotos mostrando sus medallas o sus sonrisas, hay gritos y se apiñan para mirar los resultados que el sistema arroja y los auxiliares


pegan en las paredes. Un muro se llena de avisos de unos para otros en diferentes lenguas, se pegan papelitos, se establecen vínculos y se arreglan romances pasajeros. Queda claro que la frontera idiomática es lábil, difusa y casi inexistente en estas naciones unidas del sudor, el esfuerzo y la velocidad. Unas carpas albergan a los y las laboriosas masajistas, que devuelven al campo a los músculos cansados o lesionados. Otra carpa está llena de auxiliares médicos que tienen poco trabajo: alguna caída eventual, un calambre o el cansancio haciendo mella en los mundialistas. La ambulancia se pone en marcha para irse cada día al término de la jornada sin haber sido utilizada. En lo que puede suponerse el paraíso del infarto, la fractura de cadera o el ACV, los médicos tienen poco trabajo y se transforman en otros entusiastas espectadores. En las gradas y rodeando la pista transcurre la vida pequeña y particular de los cultores del padre de los deportes, y mientras un francés relata para alguna emisora la carrera de 1500 como un Victor Hugo Morales galo, los más variados comentarios van y vienen. En otra competencia de vallas se produjo una partida en falso, el responsable fue un moreno musculoso que antes de la competencia, en las corridas previas, había tenido una caída estrepitosa. En su lugar de salida del andarivel 4, el moreno saltaba impaciente contrastando con el resto de los competidores. Ordenados nuevamente, se produce la partida por segunda vez y en la tercera valla el moreno vuelve a tener una caída espectacular. Con un grito estentóreo se retira de la pista y va a arrodillarse al pasto de la zona de lanzamientos. En las tribunas se respira su angustia, se ha caído en su oportunidad principal. Deja meses de entrenamiento en ese segundo fatal en que la pierna de recuperación, explica un conocedor, no alcanzó a levantarse y se enredó en la valla terminando con sus expectativas. La tragedia del atleta accidentado continúa con dos oficiales de la prueba que se acercan cautelosamente. Por su actitud parecen estar acercándose a una fiera herida, esa es la imagen. En breve la crisis termina con el corredor levantándose y yendo a la llegada a saludar a sus competidores.

del mito de Philippides transcurrieron los 42.195 metros lejos de la península helénica, esta vez a la vera de la Lagoa Dos Patos. Con un día ventoso y con lluvia, la madrugada recibió a los competidores que partieron a las 7 horas. El sol apareció promediando la carrera como saludo a los corredores que iban camino a la victoria. En la llegada no se pronuncia el clásico “Niké” del relato literario sino que se festeja ser nada menos que finalista mundial categoría máster de una disciplina rigurosa y llena de prestigio. Historias de pista José Ludueña, hombre de Ucacha El amigo de José Ludueña, se refiere a José como mi “pollo”, José tiene 77 años y corre 400 metros en 1 minuto y 17 segundos. La mirada cariñosa de su amigo lo sigue desde una silla de plástico roja ubicada casi en la llegada. Sigue haciendo comentarios de su “casi hermano”. El amigo es mayor que José y se desplaza con dificultad ayudándose con un bastón. José es de Ucacha, Córdoba, y mientras espera para competir en los 1500 metros cuenta que se largó a correr hace 27 años. “Justo cuando cumplí 50”, asegura con una media sonrisa. Su modestia lo lleva a relatar fragmentos que hay que unir de una historia de éxitos en otras especialidades como las largas distancias. “Yo era campeón de la categoría de media maratón y fuimos tres atletas de Córdoba al Nacional de San Juan”, relata. Un compañero lo convenció de que él tenía que correr los 800 porque tenía un “buen pique” y desde ese momento se dedicó al medio fondo. En este mundial se le escurrieron por segundos los 400 y los 800 metros. Fue 4º y 5º respectivamente pero se lamenta de su actuación: “Soy veloz y tengo fuerza, pero creo que me falta algo”. Su esposa sonríe con mirada afectuosa parada a su lado. Si a alguien como José le faltase algo el mundo es una prolífera jungla de minusválidos.

El ganador de la prueba es un brasileño bajito de 40 años que, a pesar de su victoria, se lamenta de haber corrido muy mal. Entre las mujeres, dos argentinas hacen segundo y tercer puesto, y se alaban mutuamente, festejan abrazaLa final de las finales das. Ambas, además de la plata y el bronce de la clasificación general, se llevarán oro y plata de la El mundial finaliza con la maratón: la madre categoría. de todas las batallas atléticas, donde los émulos Los corredores y su séquito vuelan termi-


nada la competencia hacia el estadio en los transportes oficiales, ya que allí, las pruebas de relevos por equipos señalan con una fuerte carga simbólica el final de este mundial signado por la competencia leal y la camaradería. La multitud festeja los relevos por equipos de países. Algunos tienen la marca del entrenamiento previo, otros han surgido allí al calor de la convocatoria y se adivina en sus imprecisiones. Argentina logra un oro en la 4x100 metros y sus protagonistas festejan con abrazo de gol, antes de saludarse de la misma forma con todos los otros participantes. Hay clima de fiesta pero cargada de melancolía. Los responsables del próximo mundial, los franceses de la ciudad de Lyon, reciben de sus colegas brasileños el relevo en medio de un festejo que acompañan voluntarios y público. Se van cerrando las últimas premiaciones y entregas de medallas, los deportistas envueltos en sus banderas circulan saludando. Se despedirán con suspiros los que encontraron un momento de amor, hecho como muchas de las relaciones establecidas entre tanto cosmopolitismo de sonrisas y medias palabras. Los adversarios saludarán por última vez al rival del otro lado del mundo, algunos en esta ciberépoca seguirán su relación casi cotidiana. Y los miles de atletas van abandonando el estadio que como en las películas, se va apagando lentamente en esa Babel de idiomas y razas que fue el mundial que fue ensayo para otro mundial. #

Historias de pista Vallas hindúes A Hardev Singh de 81 años, de la India, se lo reconoce de inmediato por su turbante rojo y su larga barba blanca. Pequeño y delgado, este atleta de velocidad se pasea por la zona de la pista impecablemente vestido y respondiendo con amabilidad a las preguntas. Tiene una mirada profunda y pacífica. Su camisa blanca resalta el color oscuro de su piel y su cara se llena de orgullo al comentar las pruebas en las que compitió. Hardev tiene una medalla de oro y una medalla de plata en 80 y 100 metros con vallas pero no le fue bien en los 100 y 200 metros llanos. Extiende una mano delgada que parece frágil al saludar para despedirse. Es difícil imaginarse a estos hombres de edad saltando vallas a lo largo de cualquier distancia. Dicen los especialistas que las vallas no se saltan, sino que se atraviesan, pero la sutileza de la diferencia no le quita dificultad alguna a la prueba.

Historias de pista La cóndor trasandina Doña Ana Lucía es pequeña y canosa, tiene 81 años y parece la típica vecina con la que se intercambian opiniones acerca de cosas cotidianas. Con una sonrisa permanente que le ocupa el rostro asiente y habla poco. Sus nietas o algo asi la abrazan y besan con cariño. Doña Lucía viste la musculosa roja de su país, Chile, unas calzas negras ajustadas y acaba de ganarse en la pista la medalla de bronce en la carrera de 1500 metros. Bajo una lluvia impiadosa esta pequeña leona salió impulsada a buscar a las dos corredoras que la preceden cuando escuchó la campanilla anunciando la última vuelta. Las punteras eran una norteamericana alta y delgada y una francesa sólida que habían marcado el ritmo de la carrera. La diminuta atleta las alcanzó y las pasó, mientras toda la tribuna era un enorme “Chi chi chi, le le le, viva Chile” cuando la batalla desigual se desarrollaba en los últimos 200 metros. Las dos desafiadas que veían que se les escurría la victoria apretaron el paso y volvieron a pasarla, pero ya no interesaba. Doña Lucía fué la vencedora, la heroína de esa lucha que representaba por instantes la rebeldía de un continente que está allí acechando. Los memoriosos recordaron “más temprano que tarde volverán a abrirse las grandes alamedas” esa frase inolvidable de un discurso esperanzado dicho hace hoy 30 años. Bajo la lluvia Doña Lucía abrió las alamedas para el público de Porto Alegre.


Buen trabajo para pocos

Nadar contra la corriente Postulantes que no califican, empleadores que exigen de más y una fila cada vez más larga de personas que podrían hacer lo mismo y no encuentran un trabajo de calidad. Por Lucas Ferrari | lucasferrari89@gmail.com

La inserción laboral suele ser un tema complicado para los jóvenes en Argentina. La situación respecto al desempleo ha mejorado considerablemente en los últimos diez años, desde un 25 por ciento luego de la crisis de 2001 al actual estimado en 7,2 por ciento, según el INDEC. Sin embargo, sigue existiendo un grave inconveniente: lograr incluir a ciertos sectores de la población juvenil en un mercado que ofrece pocos puestos de trabajo de calidad. Con el país embarcado en un modelo de activación del consumo a través de la generación de empleo y el aumento de salarios, existen ciertas grietas que deben tenerse en cuenta a la hora de analizar el mercado laboral, algo que funciona como termómetro de la económica general. Las fallas corresponden no sólo a políticas económicas sino que también presentan la necesidad de modificar ciertas conductas del sector educativo y social. En primer lugar, el sistema productivo está solicitando trabajadores con un nivel de calificación mínimo que el sistema educativo no garantiza. Así, la inclusión de los sectores desfavorecidos resulta imposible, con miles de jóvenes que abandonan la educación secundaria año tras año y que suelen sumarse a la masa de trabajadores excluidos. Fuertes políticas sociales y reestructuraciones del sistema educativo se antojan importantes para hallar soluciones significativas para esta problemática. Sin embargo, aún teniendo en cuenta el flagelo de la deserción escolar, el título secundario, si bien otorga mayores posibilidades de inserción laboral, no es suficiente para acceder a muchos empleos, sobre todo para los de mayor calidad. Eugenia Martínez, gerente de recursos humanos de la consultora KPMG, explica: “Es como el baile de la silla, hay menos sillas que jugadores y a medida que se van ocupando, quedan jugadores sin silla. Esto genera que haya empleados so-

brecalificados realizando tareas que no requieren cualificación y que no satisfacen sus expectativas laborales”. Muchos especialistas consideran que una de las principales trabas para disminuir la exclusión laboral es al amplio espectro de mano de obra insuficientemente calificada. “Hay una demanda de empleo calificado que aquellos que están afuera del mercado no pueden satisfacer”, asegura Martínez. “La mayoría de los procesos productivos requieren de nuevas capacidades y habilidades que no las brinda la escuela secundaria”, asegura. De esta manera, incorporar jóvenes al mercado laboral sin formación suficiente suele implicar relegarlos al empleo precario y, en el peor de los casos, al desempleo. Luciana Paulino, consultora y capacitadora de empresas en Calidad y Recursos Humanos, expone algunas de las dificultades que los jóvenes sin la formación adecuada encuentran en su búsqueda de empleo. “En empresas grandes con buena reputación como empleadoras puede haber más de 10 o 15 aspirantes calificados para cada búsqueda. Esos puestos son para trabajadores con estudios superiores casi siempre”. De acuerdo a los datos del Ministerio de Trabajo, más del 60 por ciento de los nuevos puestos de trabajo generados entre 2004 y 2011 fueron obtenidos por postulantes con estudios terciarios o universitarios. Un problema mayor es que la economía no esté generando nuevos puestos de trabajo para trabajadores con bajo nivel de educación. Éstos quedan inmersos en el mundo del trabajo informal, que suele ser un espiral del que resulta muy difícil salir. “Se trata de jóvenes de ambos sexos con bajo nivel educativo. Se ocupan en ramas como la construcción, el comercio o el servicio doméstico”, relata Paulino. El problema se agrava por la falta de inversión en capacitación de los empleadores para con estos sectores. “Son usados como variables


de ajuste de acuerdo a los vaivenes del ciclo económico”, desarrolla la consultora. En los casos en que estos jóvenes obtienen un empleo suele tratarse de trabajos ocasionales, con salarios bajos y escasas posibilidades de progreso. Según el Ministerio de Trabajo, durante el segundo trimestre de 2013 el empleo no registrado comprende el 34,5 por ciento de los trabajadores. La cifra se mantuvo en torno al 35 por ciento en los últimos tres años. Esto refleja complicaciones en la transformación del mercado laboral comenzada en el año 2003. Por otra parte, la tendencia se agrava cuando los jóvenes pertenecen a los sectores más pobres, lo que corresponde a más de la mitad de los casos. Adentro de estos grupos, la desocupación juvenil es siete veces superior al desempleo en adultos del mismo sector. De acuerdo a los datos oficiales, desde el año 2003 el desempleo juvenil en las clases más bajas nunca ha sido inferior al 33 por ciento, lo que significa que uno de cada tres trabajadores de este segmento nunca consigue trabajo.

También influye negativamente la situación de las pequeñas y medianas empresas, normalmente el ámbito donde estos jóvenes podrían obtener puestos de trabajo registrados con mayor facilidad. Estas empresas se ven afectadas por ciertas características del mercado laboral argentina. “Existen normas tributarias y laborales muy duras para pequeñas empresas, lo que hace que muchas de ellas prefieran trabajar con asalariados informales”, comenta Paulino. Existe una necesidad de desarrollar políticas laborales inclusivas y focalizarse en estas problemáticas para integrar a los marginados del mercado. La falta de especialización en un ambiente cada vez más exigente se presenta como un problema que debe atacarse desde los procesos educativos, con políticas que logren no sólo la inclusión de más trabajadores desfavorecidos sino también la disminución de la informalidad laboral, y todos los inconvenientes que esta conlleva para el trabajador. #


TESTIGOS EN CASOS DE LESA HUMANIDAD

El olvido de la memoria TRES PSICÓLOGAS ANALIZAN CÓMO EL ESTRÉS AFECTA LA MEMORIA DE QUIENES DECLARAN EN LA MEGACAUSA ESMA Y CÓMO EN ELLOS SE EXPRESA EL CARÁCTER CONFLICTIVO DE LA MEMORIA COLECTIVA. POR FIORELA NAVARRO DUYMOVICH | FIORELAN6@GMAIL.COM

Cada semana declaran ante la Justicia testigos y víctimas de la megacausa ESMA ante los tribunales de Comodoro Py. Quienes declaran se enfrentan a una situación de presión, porque de ellos depende una causa nacional y el castigo a los culpables. En algunos procesos en especial se puede ver cómo la memoria y la presión pueden jugar una mala pasada. En la causa está incluido el caso Grigera, un joven residente que el 18 de junio de 1977, perseguido por un cerco de la Marina en los alrededores del Hospital Italiano, ingresó a ese edificio en una carrera desesperada en busca de refugio. Se encerró en un baño del hospital y tomó una ampolla de cianuro, pero los represores aportaron el antídoto que permitió mantenerlo con vida y trasladarlo a la ESMA. En esta causa intervinieron Bartolomé Carlos Vasallo, Luis Marcelo Mayorga, ambos médicos cirujanos, y el entonces director del hospital Julio Genoud, llamados a declarar como testigos. Una mirada psicoanalítica “Desde la óptica del psicoanálisis, ningún hecho es considerado traumático sino por el resultado de los efectos que dejan huella en la vida del sujeto, es decir que solamente podrán leerse a posteriori y bajo un modo subjetivo y particular”, definió la licenciada en psicología Melisa Fernández. Por lo tanto, el “procesamiento del trauma” depende de cada sujeto y es un trabajo individual. Considerando esta definición, se pueden distinguir las diferencias de la memoria con el paso del tiempo de los tres médicos que declararon como testigos en la causa según el grado de participación que tuvieron en el hecho. Genoud declaró que fue avisado por los militares que buscaban a Grigera cuando estaba en la dirección y que nunca lo atendió ni vio los sucesos que los otros médicos de guardia vivieron, y es por esto que no recuerdaba los datos con tanta

precisión como Mayorga, quien lo atendió, suministró el antídoto y sugirió que no se lo llevaran. “Para Mayorga -analizó la licenciada Fernández-, este hecho marcó su vida porque cuando no hay elaboración inconsciente y el trauma no puede ser elaborado, se actualiza una y otra vez, se personifica de manera mortífera y el sujeto no puede escapar de ello y queda atrapado en ese acontecimiento.” Es por esto que pudo testificar con mayor precisión en días, horarios y detalles ya que su mente retuvo ese hecho puntual. El tercer testigo, Bartolomé Vassallo, ayudó a la atención que le brindó Mayorga, pero en su caso traró de reprimir el hecho y ocultarlo de su parte consciente para que la escena traumática no se repitiera, explicó Fernández. Vassallo declaró el 22 de agosto de 2013 que no pudo ver qué pasaba afuera del hospital, sino que sabe lo que ocurrió mediante terceros y, además, negó haber visto vehículos. Pero en 1986 sostuvo lo contrario: “Sí señor juez, recuerdo la presencia de patrulleros”. En sus declaraciones tuvo contradicciones e incluso no recuerda haber declarado en 1986, puesto que lo bloqueó de su mente. “Puede que suceda que con posterioridad, el sujeto no ‘recuerde’ lo que haya sucedido, porque a modo de defensa lo apartó de su memoria” detalló la licenciada.


Declarar, una situaciòn de stress La memoria en los tres testigos funcionó de manera distinta cuando les consultaron si recordaban quién había firmado el libro de guardia del hospital antes de llevarse a la víctima. Vasallo no recuerda ni nombre y apellido ni el cargo de la autoridad que firmó ese libro. Genoud sostuvo que, al pedido de Mayorga de dejar constancia en el acta, supo que era gente de la Armada por la firma, y Mayorga recuerda con exactitud que quien firmó era de la Marina. Ante el mismo hecho la memoria de los tres funcionó de manera distinta. Esto puede deberse a que, en el mejor de los casos, “ese recuerdo reprimido puje por su acceso a la conciencia”, analizó la licenciada en psicología Gabriela Valla. Pero, continuó, “es probable que sus recuerdos no funcionen correctamente y aparezca como formación del inconsciente, ya sea en un sueño, un acto fallido o un lapsus” en el cual el testigo “no logra recordar con precisión en el momento de declarar”, ya que su mente lo reprimió. La “situación de presión” que genera un juicio oral y público lleva a que esos recuerdos, “más allá de ser reprimidos, puedan ser borrados parcialmente o temporalmente por la misma situación”, añadió la especialista.

“Declarar ante un juez frente a los acusados genera una situación de estrés que puede afectar la memoria de quien declara, y se pueden borrar temporalmente los recuerdos. Para poder recordar claramente se debe estar tranquilo y relajado”, afirmó Valla. Esto podría explicar la contradicción de Vassallo cuando la defensa consultó a los testigos si tenían conocimientos que vinculasen a Grigera con actividades subversivas, a lo que Bartolomé Vassallo en 1986 respondió que sí, pero que sólo lo sabía por rumores que circulaban en el hospital. Esta declaración se vuelve a contradecir con la última en la cual manifestó: “No, nos reuníamos en el hospital miembros gremiales entre los que se encontraba Grigera. Pero que yo recuerde no estaba en militancia”. “Los hechos traumáticos afectan a la memoria colectiva a través de procesos de olvido, distorsión y reconstrucción positiva del pasado. Ahora bien, la lucha por la memoria y el olvido, y las diferentes formas de cómo víctimas y agresores reconstruyen el pasado, expresan el carácter conflictivo de la memoria colectiva”, agregó la psicóloga social Adriana Boatto, quien además aseguró que la causa ESMA debe ser examinada en su dinámica colectiva. #



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