Un corazón tan pálido

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COLECCIÓN ILUSA



Un corazón tan pálido Eloísa Oliva


Oliva, Eloísa Un corazón tan pálido / Eloísa Oliva - 1a ed. Villa María, Pasto Ediciones, 2018 34 p.; 20 x 10 cm., Colección Ilusa. ISBN 978-987-42-8086-2 1. Poesía. I. Título. CDD A861

©Oliva, Eloísa ©Pasto Ediciones /email: edicionespasto@gmail.com /facebook: @pastoediciones /twitter: @comunidadpasto Edición: Ignacio Tamagno Diseño: Silvina Gribaudo


¿Un plagio, se dirá usted? Sí, un plagio, en el sentido en que toda obra menor, toda obra salida de la pluma de un escritor menor, no puede ser sino un plagio de cualquier obra maestra. La pequeña diferencia es que aquí hablamos de un plagio consentido. Un plagio que es un camuflaje que es una pieza en un escenario abigarrado que es una charada que probablemente nos conduzca al vacío. Roberto Bolaño

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La semilla del peligro trayendo una caja de dólares. ¡Nadie te había visto! La oscuridad exterior, algún dolor intruso.

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Áurea, con un agujero picado cerca del canto la cosa, en sí, tiene un gran poder. Un espíritu diabólico, dominador, consciente descorrió la lona del tragaluz. Oscuridad exterior, oscuridad exterior: un remanso en la corriente.

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Al trote ligero entre las enredaderas manchas de vívidos verdes y amarillos. Era rojo el rostro imbécil, la cabeza en forma de bola. Tu madre es quien se alegrará.

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Qué hay en el fondo: fuego, violencia o nada más que tierra. Algún oscuro y borracho impulso. ¿Qué crees que hay allí?

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Un perro cercano ladró locamente agitándose, barroso y alto. Chispazos que expirasen en cenizas. ¿Crees que no tengo corazón?

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Pañuelos rojos y otras mercancías todo lo sucio y lo roto que se acumula. Bajo una alta cruz, la gloria con el estómago vacío. Separar a la factoría del resto del mundo: un peligro que casi se juzga imaginario. El dulce veneno, las leves bromas de oficina como dos ciegos, en una amplia habitación. Toda la ancha tierra palpitante. Cada noche venían canoas. Una llamada al cielo ante las chozas de los hambres. Para los enfermos, para los enfermos El río, el barranco, las malezas bajas unos pies blancos, desnudos había niebla y algo que silbaba en ella en la factoría, la campana sonaba segura incesante. 12 •


Todo árbol, toda hoja, todo helecho toda rama, todo pétalo –destello intenso– anfibia criatura. La oscuridad perfumada y venenosa, al extremo de sus largas pértigas. Los remeros, las caras en alto: ¡Arsat!, ¡Oh, Arsat! Respira y arde los ojos muy abiertos no habla, no oye, ¡y arde! Prefiero hablarte del amor a través del perfume de las flores, a través del velo de la vegetación. ¡Mi nombre! ¡Mi hermano! Tres veces me llamó arrastrándose, borrando, la cabeza envuelta en trapos blancos, más allá de la luz.

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Como polvo de plata sobre ropas y bigotes su gravedad no era de confiar. Un mentón delineado como el extremo de un esquí un ángel demasiado crecido una cruda llama de gas una mariposa.

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Algo desconocido, ponzoñoso y macilento corría a su lado. ¡Profanación! Se vive en una especie de muerte, una furtiva locura de fe. ¿Y mañana?

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Soy del mismo metal que mi hermana el arco está tenso, esquiva la flecha. Mi padre se entendió con mi madre bajo la cola del Dragón y la Osa Mayor presidió mi nacimiento. ¡Antorchas! ¡Antorchas! Lanzas contra todo parricida.

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Como aquella cocinera que metĂ­a anguilas vivas en la masa.

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TĂş no le debes seda al gusano.

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La herida viene a deshora y ella baja la cabeza coronada de fumaria y de grama, bardana, cicuta, ortigas, cardamina, cizaña y toda malahierba que crece con el trigo. ¿Qué fue lo que se apartó de vos? Muchas bromas resultan profecías: mi nombre se perdió roído y comido por dientes de traición. Los tres nos casaremos enseguida.

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ยกEstalla, corazรณn!

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En pena un mes y otro mes he de menguar y caer. Me bate el firme corazón contra los huesos ¡Astros, extinguíos! Que la memoria, vigilante del cerebro, sea un vapor.

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Muerta parece ahora la mitad del mundo ¿Tú no has hablado?

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El viento derribó las chimeneas, la tierra temblaba enfebrecida. Dicen que se devoraron entre sí. Siempre es más seguro ser lo que se mata.

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Búsquenme de mañana junto al pozo. Tres veces maulló el gato atigrado. Cada minuto engendra uno nuevo.

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ยกApรกgate, breve llama!

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Un epĂ­logo por Fernando Callero



Una caja de dólares. ¡Nadie te ha visto! Peligro. “la cosa, en sí, tiene un gran poder, y un agujero picado cerca del canto”. La acecha un espíritu diabólico. Un niño feo corre entre las enredaderas. Llega al fondo y retrocede con curiosidad. “¿Qué piensas que hay allí?” Pobre madre. Una pelea en la calle, alguien prendió fuego a un perro. El acusado se defiende “¿Crees que no tengo corazón?”. Una tranquila jornada de oficina; de pronto el suelo tiembla y se agrieta por el movimiento de los cadáveres de la vieja industria. Cruzan esporádicas canoas. ¿Dónde estaremos? ¿Es un posmundo, a lo Ballard, donde las cronologías se superponen como un pastiche trash? Del otro lado, entre la selva perfumada, un hombre evoca el espíritu de un dios: ¡Arsat! ¡Arsat! Un bodegón de exquisita pluma burguesa detalla “un mentón delineado como el borde de un esquí”. Final oscuro, perdemos pie y caemos en un pozo ponzoñoso y macilento. Le sigue una serie de Padres, hermanas, destino y muerte. Cierra una de una muerta, conjuros y gatos que maúllan tres veces.

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¿Son poemas? Sí, porque componen una narración atendiendo a un criterio de sonoridad, acento y proporción. ¿Son originales? Sí, solo que compuestos de pellizcos a retazos de viejos clásicos para que hablen, para que sigan hablando, solo que ya no en su linealidad sintagmática, sino atravesados, a la manera de los anagramas de Saussure, componiendo otros caminos de lectura, otras historias, una transversalidad o recorte que genera otras imágenes, otros contextos que el lector recompone olvidando algunas resonancias que puedan indicarle de qué texto o al menos de qué autor provienen. Que cuenten algo. Queremos escuchar las palabras, las de quien sea, no hay nada más triste que irse a la cama sin hablar. La web, sin protocolos de edición, ni de traductor, habilita una libertad para reprocesar los textos como si llevaran un cartel: ¡Disponible! Y el resultado son historias de una particular belleza, sin andarivel.

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Eloísa Oliva nació en Buenos Aires en 1978. Es poeta y periodista. También, ha realizado breves incursiones en el campo de la narrativa de ficción y en la tarea editorial. Entre sus libros se destacan: 1027 (2010; Editorial Nudista), El tiempo en Ontario (2012; Editorial Nudista) y Extractos del diario de Anna B un mes antes de cumplir treinta años (2013; Editorial La Sofía Cartonera). Un corazón tan pálido es su primer libro publicado por Pasto Ediciones.


Este libro se terminรณ de imprimir en Imprenta Baez, Obispo Oro 193, 5000, Cรณrdoba, Argentina. Tirada 100 ejemplares, mayo de 2018.



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