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DIRECTORIO
Dra. Margarita Teresa de Jesús García Gasca
RectoR a
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SecRetaRio académico
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SecRetaRio de extenSión univeRSitaRia
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SecRetaRia de inveStigación, innovación y PoSgR ado
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diRectoR a del Fondo editoRial univeRSitaRio
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diRectoR Facultad de FiloSoFía
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Dr. Julio César Schara a SeSoR y FundadoR del centRo de inveStigacioneS multidiSciPlinaRia S
Dr. Luis Daniel Vázquez cooRdinadoR del centRo de inveStigacioneS multidiSciPlinaRia S
E ntr E v E r, año 12 , No. 12 , 2023, es una publicación anual editada por la Universidad Autónoma de Querétaro, Facultad de Ingeniería, Centro de Investigaciones Multidisciplinarias, Campus San Juan del Río, Av. Rio Moctezuma 249, San Juan del Río, Querétaro, c p 76807. Tel. (442) 192 12 00, ext. 4801 Correo electrónico: academuscim@uaq.edu.mx. Editores responsables: Julio Cesar Schara y Felipe Cabello Zúñiga. Reserva de derechos al título exclusivo 04-2021-081217182800102 issn: en trámite, ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este Número, Coordinación de Publicaciones Periódicas, Ivonne Álvarez Aguillón, Centro Universitario Cerro de las Campanas, s/n, Col. Las Campanas, Querétaro Qro., c p 76010, fecha de última modificación 15 de diciembre de 2017.
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deSPacho de PuBlicacioneS de la Facultad d ingenieRía diSeño editoRial
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FotogR aFía de PoR tada
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CONTENIDO Presentación ............................................................................................................. 9 Las noches de Tláloc… Inundaciones en San Juan del Río ...................................... 13 José Luis Hernández Peña El Muertho de Tijuana, ícono de la contracultura fronteriza emergente. De la pansexualidad al antisistema ........................................................................................ 19 Adrián Botello Mares René Avilés y Gonzalo Martré en San Juan del Río ............................................... 23 Felipe Cabello Zúñiga Eros más que Tánatos ............................................................................................. 27 Margarita Camarena Luhrs La banda de guerra mexicana y la estructura formal de la pregunta por su origen ................................................................................................................................ 31 Julio César Corona Arias Jürgen Habermas: el mundo es el peor de los posibles, el hombre es un caos ..... 37 Abraham Cortés De gira en San Juan del Río .................................................................................... 39 Edmundo García Saldaña Entrevista a Julio César Schara sobre la formación de la colección de Panamá del Museo Nacional de las Culturas del Mundo (Segunda Parte) ................................. 43 Dahil Melgar Tísoc Historia demográfica de San Juan del Río, Querétaro. Causas de muerte de una población de confluencia multicultural (1866-1868) .................................................. 51 Alberto Isaac Velázquez Salazar Lo rururbano y el espacio vivido en el Mercado 5 de mayo ................................... 57 Juana Victoriano Silvi ......................................................................................................................... 59 Valentina Tolentino Sanjuan Leer y escribir poemas ........................................................................................... 63 Acerca de los autores ............................................................................................. 73
Presentación
Con este número de E ntr E v E r xii, cumplimos doce años de publicar nuestra revista, ahora dedicada, entre otros temas, a los estudios de historia, arte, literatura, etcétera, que forman parte de la producción del Centro de Estudios Sanjuanenses. Hemos puesto este volumen a disposición de la comunidad intelectual y artística de San Juan del Río y seguiremos convocando para que nos envíen colaboraciones que, seguramente, seguirán enriqueciendo la actividad humanista tanto queretana como nacional y nuestra publicación periódica.
Después del encierro obligatorio por la pandemia del covid-19, en este 2022 hemos regresado a nuestras labores, y los cubrebocas están a punto de desaparecer. Durante esos años, conflictos de carácter suicida, feminicida, endémicas, criminales y debacles económicos. Ojalá que la impartición de la justicia y el control de los hechos delictivos en México, de los cuales suman más de 121, 890 homicidios en el sexenio actual, puedan disminuir de forma importante y, como escribe Roberto Bolaño, “la Justicia se siente en nuestra mesa y se quede de forma definitiva con nosotros”.
Así, el profesor José Luis Hernández Peña rehace nuestro pasado junto al río de nuestro bien amado San Juan. El río no olvida, como nosotros: su memoria perdura y vuelve a penetrar los muros. “Las noches de Tlalóc… Inundaciones en San Juan del Río” es parte de una importante investigación para recopilar lo que queda de nuestro río así como la creación de asociaciones que han surgido a lo largo del tiempo siempre con el objetivo del desazolve del río. Hernández Peña nos indica cuáles eran sus límites, las tragedias que han ocurrido, otras que pudieron prevenirse y que todavía siguen latentes; como ejemplo, tenemos la última y terrible inundación de septiembre y octubre del 2021.
También el doctor Adrián Botello Mares del Colegio de la Frontera Norte nos entrega su artículo “El Muertho de Tijuana. Ícono de la contracultura fronteriza emergente. De la Pansexualidad al Antisistema”. Trata sobre la contracultura que se vive en el país, en los sitios más inhóspitos que la gente a veces esquiva por temor a perder la vida. Lo diferente siempre ha causado malestar y tal es el caso de Jesús Hernández Ramos, mejor conocido como “El Muertho de Tijuana”, personaje extravagante que sigue impresionando con su atuendo, voz, ideas y las letras de sus canciones que critican la sociedad, religión, etcétera. El norte se ha distinguido con personajes iconoclastas, como Tin Tan, incómodo para una sociedad conservadora por su personaje del Pachuco; Javier Bátiz, guitarrista y rocanrolero, músico relevante en el rock de la década de los sesenta; el Muertho,
que definitivamente es un parteaguas a principios del siglo xxi y un personaje necesario para renovar la cultura oficial. El Muertho de Tijuana ha visitado varios estados, entre ellos Querétaro, entidad donde dio un concierto en 2022 a punto de cancelarse, pero que el público apoyó para evitar que eso sucediera. En esta entrevista, nos platica su formación, cuáles son sus influencias y cómo enfrenta al público con su teclado sencillo, casi rupestre, sus letras y apariencia que puede ser atemorizante: han sido las formas que lo han hecho diferente y original a lo largo de su vida. Para quienes no lo conozcan, este es un buen momento para escuchar detenidamente sus letras irónicas y satíricas.
Felipe Cabello Zúñiga, de la Universidad de Estudios Avanzados, nos presenta una crónica de 2015, donde escribe acerca de la visita a San Juan del Río de dos personajes de gran envergadura para la literatura y contracultura mexicanas: René Avilés Fabila (1940 -2016) y Gonzalo Martré, quienes presentaron el libro Los Juegos del primer escritor. Además, se relataron anécdotas y desencuentros entre el autor de Tantandel, Octavio Paz y su mafia. También abordaron el tema del escuadrón de la muerte en el que participaron Parménides García Saldaña y Jesús Luis Benítez “El Booker”. El texto narra la participación oficial de estos personajes a la mesa y sus andanzas por el centro de esta tierra de palomas.
“Eros más que Tanatos” es el título que lleva el texto de nuestra querida Margarita Camarena del Instituto de Investigaciones Sociales, en la unam. Aquí reflexiona sobre esta época de pandemia, la cercanía entre la muerte y el amor, asuntos de los cuales nos concientiza; incluso recuerda una frase de Jaime Sabines: “Alguien me habló todos los días de mi vida al oído, despacio, lentamente, me dijo: ¡vive, vive, vive! Era la muerte”. No hay peor muerte que la del amor y la del olvido, que, a pesar de la terrible situación que estamos atravesando con la muerte a diario, hasta ahora la vemos a los ojos. En lugar de sucumbir ante ella, nos abrazamos con fuerza al amor y éste nos permite continuar y sublevarnos ante las catástrofes. Así pues, el amor nos hará libres y nos dotará de vida.
“La Banda de guerra mexicana y la estructura formal de la pregunta por su origen” es el texto de Julio César Corona Arias, de la Universidad Michoacana de San Nicolás, Hidalgo. El artículo indaga acerca del origen de la banda de guerra y realiza un cuestionamiento sobre el año o tema, en busca de las interrogantes que lo lleven al inicio de las bandas de guerra en nuestro país.
Por su parte, Abraham Cortes de la Universidad Autónoma de Querétaro, de la Facultad de Filosofía, nos comparte su texto “Jürgen Habermas: el mundo es el peor de los posi-
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bles. El hombre es un caos”. En él, describe que, a pesar de la decadencia que vivimos en esta tierra, el totalitarismo disfrazado como democracia en distintos gobiernos ensancha ese abismo de imposibilidades; a pesar de esta desesperanza, hay personas que siguen intentando cambiar su mundo desde otros ojos.
Edmundo García Saldaña, de la editorial Viceversa de la Ciudad de México y hermano del escritor de la Onda “El rey criollo”, nos comparte una pequeña crónica de su visita a San Juan del Río. Esta se llevó a cabo durante una serie de presentaciones de los libros de Parménides, ofrecida en la feria del libro de 2016
Pablo Antonio Junco, artista del performance y del videoarte, nos comparte “Uníos a presenciar el Hachazo Maestro (Un anuario de filosofía y cinematografía irrepetible)”. Hace alusión al fanzine que nace en 2015 y discute el proceso de creación, así como la culminación de cada número con un performance que marca a la audiencia en cada presentación del famoso Hachazo. Ahora el texto está siendo traducido al alemán y un documental sobre este quehacer se encuentra en marcha.
Así mismo, Dahil Melgar, investigadora y curadora del Museo de las Culturas del Mundo de la Ciudad de México, nos ofrece una entrevista realizada al Dr. Julio César Schara acerca de su colección La Sala de Panamá que donó al Museo de las Culturas y de sus experiencias en aquel país. Esta es la segunda parte de esta entrevista, esperamos sea de su agrado.
En narrativa, Valentina Tolentino Sanjuan, de Editorial Viceversa en la ciudad de México, nos entrega su cuento “Silvi”, donde narra la vida y desarrollo de un personaje que trata de romper con las convenciones del mundo masculino. A través de varios momentos, la narración nos coloca en un punto crítico.
Con su texto “Historia demográfica de San Juan del Río, Querétaro. Causas de muerte de una población de confluencia multicultural (1866 -1868)”, Isaac Velázquez Salazar, docente e investigador de la uaq, nos ayuda a comprender el origen de esta ciudad. La investigación abreva directamente del archivo histórico y parroquial y versa sobre cuáles eran las enfermedades que azotaban la región. La información proviene del Panteón de la Santa Veracruz, del actual panteón 1 y del que anteriormente estaba ubicado en Plaza Fundadores.
Al seguir por este camino nos encontramos con el texto “Lo rururbano y el espacio vivido en el Mercado de 5 de Mayo” de Juana Victoriano, antropóloga de la Universidad de Guanajuato. En él nos describe los personajes que suelen visitar este
mercado, los productos que se pueden encontrar en el lugar y todo tipo de rituales que allí se practican.
En la sección de “Leer y Escribir Poemas”, publicamos el poema “Cerro de la Venta” (2021) y tres poemas adicionales del poemario Viaje para Volar a Solas de Arturo Hernández Hernández, ganador del Elogio a San Juan del Río en la categoría Nacional en 2022. Asimismo, el poeta José Luis Tovar del cim-uaq, mejor conocido como Le Jos Uis, nos comparte un fragmento del libro que compiló de poesía sanjuanense. Ahí figuran poetas de distintas generaciones que escriben sobre San Juan del Río: locales y visitantes que hicieron su hogar en San Juan, lugar que los cobijó. Por desgracia, han partido antes que nosotros, pero permanecen a través de sus letras y los publicamos como un homenaje.
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Felipe Cabello Zúñiga Julio César Schara
Las noches de Tláloc…
Inundaciones en San Juan del Río
José Luis Hernández Peña
De inicio, la afectación parecía menor, como en otras ocasiones. Durante la noche del 26 de septiembre de 2017, las redes sociales informaron que un aumento en el caudal del río San Juan provocó el cierre de los accesos en la zona urbana. Pronto, la cantidad de agua subió, a pesar de los desfogues previos en las presas; los ciudadanos se alarmaron al ver cómo invadía viviendas en todos los puntos de la zona urbana y sobrepasaba la altura y cauce habituales.
De los abundantes datos recopilados, se destacaron dos aspectos:
1. Ante los miles de afectados según recuentos, se buscaron de inmediato responsables del desastre; diversos actores dijeron “que no se comunicó que desfogaría la presa Lomo de Toro ni se avisó a la población, y venían 300 m3 por minuto, o por segundo” (sic). Sin embargo, las autoridades sí avisaron y, aun así, hubo vecinos que se negaron a evacuar. Algunas teorías de los ciudadanos sostuvieron que, en lugar de un desfogue, se trataba de una lluvia proveniente del estado de México hacia los afluentes del sur.
2. El cuerpo de emergencia y los medios locales y nacionales desconocían hasta el nombre de las presas del río San Juan. Señalaban de manera equívoca que las presas Lomo de Toro y Constitución de 1857 eran una misma que estaba desfogando. Por otra parte, mencionaron que la mayor presa del estado era la de Constitución de 1917, localizada en La Estancia, que descarga el río hasta San Nicolás, Tequisquiapan, 16 km abajo.
Para clarificar, se describen el recorrido del río y sus presas, así como testimonios de muchas crecidas a lo largo de cuatro décadas, cuando eran sólo eso, sin convertirse en inundaciones.
Un río qUe no deja de serlo, Una zona Urbana qUe qUiere qUe no lo sea y Un distrito de riego qUe sí lo es: mala combinación
El río San Juan ha estado en peligro de extinción desde que las presas descritas en este texto y el distrito de riego 23 se establecieron. El propósito de estos sistemas consiste en contener agua y distribuirla a la zona agrícola del Plan de San Juan a través de presas y canales por un costo: no obstante, el sistema impide el flujo hacia el río; por eso, en la zona urbana, apenas cuenta con vida. Originalmente, nacía de los excedentes de la laguna de Huapango en el Estado de México a 80 kilómetros, pero la situación cambió desde el siglo xix, cuando su trayecto se vio afectado a causa de la explotación desmedida por los poblados aledaños. Actualmente el flujo mayor proviene de la zona entre Aculco, Estado de México y Amealco, Querétaro.
Presa san ildefonso
Ubicada en los límites estatales de Querétaro y México, representa el inicio del distrito de riego. Se encuentra 25 kilómetros al sur de San Juan junto a La Muralla, Amealco. Su cortina de 50 metros de alto se erige en una cañada que ensancha hacia una fosa de grandes dimensiones. Al solicitarse el riego, el agua entre las barrancas va al río Prieto o al Ñadó, 10 km rumbo al norte, y se une al Arroyo Zarco para formar el río San Juan. La confluencia sólo se da cuando llueve y el agua avanza 10 km a otra presa. En el sitio hubo otro embalse llamado El Tepozán, y dicho sea que, la mayoría de los habitantes nombra así al actual.
Esta presa capta lluvia de la zona montañosa; si se llenará sería imposible controlarla, por tal motivo nunca se permite que complete su capacidad. En la fecha relatada, estaba a sólo 60 % de su volumen y, por tanto, resultó innecesario desfogar según la conagua
Presa constitUción de 1857
A 3 km de la ciudad se emplaza esta obra derivadora de escasa capacidad. Allí estuvo la presa San José, denominada a partir de la cañada donde se ubica; la gente mayor aún le dice así y una inscripción con este sobrenombre puede verse bajo el puente del ferrocarril que cruza la barranca. Su cortina de 25 metros de alto desvía el agua a un canal y evita que pase al río. Su vaso, repleto de tierra, apenas puede contenerlo, porque, incluso desazolvado, se satura pronto con avenidas grandes.
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Respecto a las peticiones de riego, la presa desvía el agua que llega de San Ildefonso mediante el canal del Barrio de la Cruz; irriga el oeste municipal y dirige el sobrante hacia Constitución de 1917 de la Estancia. Fue, en su momento, la que funcionarios y periodistas, por aludir a “constituciones”, confundieron con Lomo de Toro durante el diluvio; sin embargo, dicho cauce nunca alcanza la ciudad, pues su altitud es inferior.
Diversos excedentes por avenidas o salidas controladas de San Ildefonso terminan aquí y se canalizan; soltarlos al río genera nulas ganancias. Si el agua supera la capacidad del canal, los operarios deben abrir la compuerta; pero inclusive puede superar la cortina, como ha sucedido con lluvias medianas. Según la conagua, la presente fue el caso de la inundación: como tiene una compuerta de 8 por 5 m, resultaría imposible sacar el inmenso caudal descrito del 26 de septiembre; sin espacio para contención, la crecida desbordó la cuenca y alcanzó el río; provocando que el agua discurriera hacia la ciudad.
Presa lomo de toro
Apenas 2 km abajo, cerca de la central camionera, hay otra presa menor cuyo tamaño es razón suficiente para desestimarla como causante de la inundación, aunque la confusión general del 26 de septiembre la culpase. También funge como derivadora: impide que el agua vaya al río y la acanala para el riego pagado, transportándola a través del barrio de la Cruz hacia la Concepción y Santa Matilde. Su capacidad almacenadora es limitada y su pequeño vaso cubierto de tierra, plantas e incluso árboles permite poco espacio para el canal. Cuando se abre la compuerta de la Constitución de 1857, el agua escurre hacia el vaso o rebasa la cortina de sólo 8 m de altura, de modo que, llegando al río, se desplaza hacia la zona urbana próxima. Por siglos hubo presas allí, primero de piedra y lodo, luego de mampostería, y la actual está hecha de concreto. Como la cortina luce redondeada y ancha, desde arriba asemeja el lomo de un toro; de ahí proviene su nombre. Sus compuertas se despliegan mínimamente y por las rendijas se filtran los milímetros de agua que humedece medrosa al río San Juan. Aunque epónimo de la ciudad que recorre, hoy ella reniega de este afluente.
el río recobra sUs dominios
Primero pasa detrás de la central camionera; ya en la ciudad, el río avanza al norte y transita en grandes meandros. La memoria de algunos sanjuanenses conserva una crecida en el año de 1969: en esa ocasión, el nivel llegó hasta donde hoy se encuentra el patio de maniobra de la Central, que entonces era un nogueral.
Tras la autopista México-Querétaro, el caudal saluda el paseo de los Abuelos, una zona recreativa con instalaciones de ocio y deportivas para el disfrute de la población. En sus canchas yacen los cimientos de una casa construida siglos atrás y que sólo debió durar hasta la primera crecida; es bien conocido el montón de piedras en que la convirtió el río. Allí, apoyado sobre rocas colocadas estratégicamente, se alza también un moderno puente bajo que, cuando aparece la corriente, detiene todo; pero el río se ensancha a los lados, inundando las instalaciones. Es común que amanezca con ramas, carrizo, troncos, árboles completos y artículos pet. Metros adelante, el río bordea por atrás de la Av. Juárez, la arteria principal del Centro Histórico, donde un antiguo dique de piedra evita que el torrente erosione la vía. Lo más amplio en el centro del cauce es el Paso Ancho, que se dividía en dos brazos formando una isla unida a tierra firme a inicios del siglo xx Sobre esta, actualmente, hay fraccionamientos obviamente perjudicados por la inundación. En los años sesenta, se construyó el Centro de Salud en esa calle. Había una barda trasera cuya misión era protegerlo de desbordamientos, pero resultó ineficiente: una década más tarde, la primera crecida obligó al personal responsable a evacuar a los enfermos. Al ver el agua, algunos incluso huyeron despavoridos.
El río continúa y se adelanta por el parque del puente de la Historia, sobre un vado natural y poco profundo; el paso se usa casi exclusivamente para autos y hay otro colgante para transeúntes. En numerosas ocasiones, los torrentes pluviales despedazaron a este último; de hecho, perduro más deshecho que en servicio. Recientemente, arrancó el proyecto de una pasarela nueva, pero sufrió el embate del 26 de septiembre. Los anchos pilares de los arcos de la antigua estructura detienen el agua, la cual asciende en sendas márgenes hasta los panteones; en múltiples ocasiones el cauce ha traspasado sus bardas. Junto al Panteón 1 se aprecian ruinas de viviendas hechas seguramente con la convicción de que la corriente permanecería en su cuenca; pero los desbordamientos les recriminaron tal error tiempo después, y sólo quedaron cimientos. Desde hace siglos, nadie se atreve a construir cerca de allí.
En las curvas de adelante, se ve el Paso de Guzmán. Aí el cauce es angosto y profundo, y encima se levanta otro viaducto. En repetidas ocasiones, el parque y foro contiguos se han anegado. Tiempo atrás, a menos que uno anduviera por el camino Real, la zona mostraba poco atractivo a causa del abundante carrizo y maleza; no obstante, la situación cambió en las postrimerías del siglo xx , cuando una vialidad dio acceso y atrajo fraccionamientos, afectados estos días por la inundación.
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el PUente de fierro
El río también serpentea bajo el ferrocarril, cuya altura le da ventaja sobre las inundaciones, pero hay otro nivel fluvial fácil de obstruir. En la década de los setenta edificaron el fraccionamiento Vegas del Río (sus calles se han visto cubiertas de agua) y el colegio Centro Unión. Hasta la década de los ochenta, los vecinos de los barrios aledaños a la Concepción y el Espíritu Santo, en la otra banda del río, usaban el puente; sin embargo, cuando por esos rumbos se instaló una empresa, se requirió otra plataforma para los automóviles.
Durante un largo tiempo, se mantuvieron estos puentes. El núcleo de viviendas permanecía distante al río y las vegas sólo servían para labor agrícola; pero la experiencia por los desbordamientos debió orientar a los habitantes hacia zona segura. Actualmente es difícil distinguir los viaductos de los desarrollos, parcelas y huertas sobre las riberas que los han penetrado y rodeado.
Después está el barrio de San Isidro, asentado sobre curvas cerradas que la corriente cortaba moldeando islas. Las viviendas se situaron lejos del río y a los márgenes sólo se cultivaban milpas, pero las frecuentes avenidas cubrían los terrenos y entorpecían la siembra. Apenas en este siglo, la zona se urbanizó y los terrenos previamente descartados por los habitantes veteranos ahora albergaban colonias; pero aun hoy el río alcanza cada una de las regiones.
Pasada el área urbana, el afluente roza la vieja zona industrial, a cuyos alrededores figura un fraccionamiento icónico a partir de la inundación. Las condiciones de La Rueda lo exponen, pues, fundado sobre una isla inferior al nivel más alto del río, permanece íntegro hasta que viene la corriente. Años atrás, se difundió una advertencia cuando el afluente embistió por debajo. El incidente sorprendió a los ciudadanos porque, aprovechando la cercanía del cuerpo de agua, se había instalado un tubo subterráneo que encauzaría la lluvia de las calles hacia una boca de tormenta. El sistema funcionaba durante aguaceros locales, pero, como ese año el nivel rebasó el crecimiento esperado y el predio, la gravedad hizo el resto y el caudal penetró a través del tubo. Resulta increíble que las inundaciones derivaran de esos errores, pero en pocos años se olvidó el incidente. Se habló de soluciones que nunca llegaron; algunos habitantes traspasaron a bajo costo el crédito de sus inmuebles a personas recién llegadas, que ignoraban la situación distintiva del lugar. Después de los eventos del 26 de septiembre, se necesitaron lanchas para rescatar a los damnificados que permanecieron sin comunicación. Otro lugar afectado cerca es San Pedro Ahuacatlán, uno de los ejidos más extensos del municipio. La zona habitacional creció con la incorporación de nuevos fraccionamientos y la llegada
de más habitantes y, pese al riesgo que se hizo realidad, se expandió hasta las cercanías del río.
ePílogo o a río revUelto
Es innegable que el río reclamó antiguos dominios, sitios que por siglos recorrió pero que ahora encontró ocupados. Tras la inundación, los afectados buscaron responsables. Algunas dependencias acudieron, pero jamás recuperaron del todo las propiedades ni la tranquilidad de los sanjuanenses. A pesar del cambio climático y los factores que lo mantienen seco, el río se restaura ciertos años y se acerca nuevamente a las construcciones humanas. Si bien tuvo corrientes espontáneas y erráticas, nunca se distinguió por tener un flujo permanente; por eso la vieja ciudad creció hasta donde el río lo permitió. Sin embargo, la explosión demográfica borró este límite de la memoria colectiva, porque la población antigua se redujo y, con la llegada de nuevos colonos, ignorantes de los riesgos en la zona, las viviendas se planearon a la orilla fluvial.
A diferencia del crecimiento urbano, el desarrollo residencial sí es manejable, pero ambos fenómenos se malograron. Se propusieron soluciones, algunas disparatadas y otras más sensatas, para evitar daños y zozobra se requieren medidas monumentales en cada tramo del afluente, quizás incosteables. Es imposible entubar el río: se deben hacer contenciones y diques de piedra, en lugar de bardas similares a las de colonias afectadas; además, si no se acota el crecimiento a lo menos catastrófico, lejos de la orilla del río, ciertos sitios permanecerán a merced del agua.
Se supone que los estudios de factibilidad autorizan la construcción de cada asentamiento; en este caso, resulta palmaria la falta de diagnósticos. Esperamos, con esta lección, vuelva el tiempo cuando apenas se alertaba que el río traía corriente, la gente se congregaba en el puente de Piedra, porque su paso colmaba de júbilo a todos. En esa época, el sufrimiento, la angustia y la incertidumbre de perder el patrimonio de quienes, con esfuerzo, habían logrado tal faena, se desconocían. Si se tuviera noción del Atlas de riesgos, cada quién decidiría llegar o no. Si el cauce original fuera delimitado y visible, habría una concentración poblacional menor en ciertos lugares, a excepción de algunos habitantes que traten una necesidad. Nadie adquiere y trabaja un dominio para perderlo.
Con menos recursos técnicos, nuestros antepasados aprovechaban la rivera para florecer huertas y sembradíos logrando un mayor beneficio; ¿por qué los actuales sanjuaneses son incapaces de convivir con el Río?
ENTREVER año 12 no. 12 15
el factor oriente
La peor inundación reportada en la ciudad ocurrió en 1948, a causa de la lluvia local. Durante aquel suceso, la nueva carretera panamericana cortó cauces de arroyos y los contuvo; sin embargo bajó un torrente por las calles Pino, la Cuesta y 2 de Abril, atravesó una casa, salió por la fachada, dañó numerosas bardas y provocó dos muertes.
En los ochenta, se construyó la zona residencial Lomas de San Juan sobre el cauce de un arroyo seco sin peligro aparente. La primera lluvia discurrió en la avenida principal y afectó casas. La solución se presentó como un dren que desviaría el agua sin tocar la colonia, cuya construcción es tan deficiente que las crecidas salen de su control. Debido a la imparable urbanización de la zona oriente las lomas despobladas que antes absorbían la lluvia hoy son calles y avenidas que necesariamente llevan al dren; este ha tenido un sinfín de ampliaciones, incluida una tan incompetente que inutilizó el hospital general.
El dren va a la colonia Floresta y circunvecinas, que sufren daños constantes ya que se encuentran frente a la cortina de un bordo y en nivel descendente. Adelante se le unen al arroyo Xoshdá y entre calles se dirige a la unidad deportiva norte. A menudo avanza sobre la carretera y arriba a Visthá; otrora una zona pantanosa, en la actualidad la ocupan casas. Llega al río San Juan, casi en la unión de los excedentes de la presa de la Estancia, antes de pasar por la del Divino Redentor de la Llave, rumbo a Tequisquiapan.
Como siempre, tras cada desastre las autoridades se excusaban en que las “lluvias atípicas” eran causa de las inundaciones; cabe mencionar que ninguna disciplina reconoce tal tecnicismo. Las superficies municipales de asfalto y concreto impiden que el subsuelo absorba la precipitación; y las calles recientes se muestren ideales para el descenso a los viejos arroyos. En suma, la urbanización incrementa estos antiguos caudales.
Cuatro años atrás ocurrió una inundación, suceso que pareció haberse repetido hace apenas unas semanas. Ambos incidentes se diferencian por un aumento en el número de colonias afectadas: esto indica que la actividad constructiva y la urbanización se perpetuaron durante dicho lapso. Las promesas en la mejora de sistemas de contención fluvial se mantuvieron iguales, aun después del desastre ocurrido en octubre de 2021. El río mostró sus fauces, embistió todas las presas y canales. ¿Volverá a ocurrir? Sí, pues los funcionarios son incapaces de domarlo con palabras. Ahora, en lugar de buscar culpables se advierte a los ciudadanos sobre los peligros de esta bestia.
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El Muertho de Tijuana, ícono de la contracultura fronteriza emergente. De la pansexualidad al antisistema
Adrián Botello Mares
Para José Agustín, la contracultura refiere aquellas expresiones que trascienden la cultura institucional y desafían el status quo, el sometimiento y la hegemonía de la explotación. Principalmente en el siglo xxi, los embates de la preponderancia capitalista como sistema dominante se fortalecen y pretenden abolir todo aquello que diverja de su orden.
En la frontera norte de nuestro país, el contraste se acentúa debido a una desproporción entre dos mundos que, pese a compartir un espacio geográfico, experimentan esas radicales diferencias capitalistas. Ahí emergen manifestaciones contraculturales que expresan esta realidad dispar por medio del arte y otras formas. Entre ellas identificamos propuestas como las de El Muertho o el Teacher del rock en la ciudad de Tijuana, Baja California, o bien como la del Huesos Rupestre en Ciudad Juárez, Chihuahua: cada una de ellas se revelan en un espacio geográfico de contrastes.
Para esta nota, nos concentramos en El Muertho de Tijuana, un “ruco bastante locochón”, y la deliberada libertad que transmite en cada uno de sus actos y palabras. La figura artística pertenece a esos locos cuya fama brota de su disidencia ante lo convencional. Oriundo de Ciudad Delicias, Chihuahua, El Muertho se asentó en Tijuana hace más de treinta años, no sin antes haber dado su “rol” en busca de una mejor suerte por todo el norte del país; pasó de formar parte de las fuerzas básicas del Club Tigres en Monterrey a ser tragafuegos en Ciudad Juárez, donde incluso llegó a vivir en situación de calle. Comenta El Muertho: “Allí en Juaritos recibí la propina más grande de mi vida: 100 dólares, cuando andaba de tragafuegos”. Ya asentado en Tijuana, se afilió a grupos de cristianos evangélicos, donde compenetró tanto que al final se volvió un fanático de la religión. Allí mismo ejerció un oficio de carrocero, que abandonó en el 2012 para salir a la calle, establecerse por gusto y necesidad y aventarse sus rolas en el tianguis sobre ruedas del norte de esa urbe.
Con el tiempo él músico alcanzó el estatus de un ícono; maquillado con un estilo dark bastante rupestre, acompañado por un teclado barato, de voz potente y, sobre todo, letras que transgredían los valores más dominantes de la sociedad conservadora y, cuyo mensaje ha sido contrastante en los propios barrios lumpen de la ciudad fronteriza. La propuesta contracultural de este virtuoso se concentra en sus rolas y pretende desafiar los valores y tabúes de la sociedad; atravesados por ánimos de consciencia y libertad, sus mensajes incluyen temas que van desde lo religioso hasta lo hipersexual sin represión.
La humildad es un rasgo definitorio de este artista. Aunque es un referente contracultural en México, ya que ha tocado por años en varias ciudades del país, y ha trascendido las fronteras nacionales —en 2017 se presentó en Colombia y en 2019 realizó una breve gira por Suiza y España. Además, ha aparecido en medios masivos impresos y en la televisión—, él lo toma con calma y con una filosofía de serenidad y modestia. Dice: “Mi relativa fama llenó mi humilde ego de provinciano, aunque de perico a perro nunca he salido… pero le agradezco a Dios y al diablo por eso”.
El Muertho busca su propio equilibrio:
Mi espíritu disfruta más compartir un mensaje de libertad para mis hermanos, un mensaje de evolución, pero mi perfil carnal disfruta la vanidad, aunque trato todos los días que reine primero mi ser espiritual, de darle visión al ciego, aunque yo también sea ciego, lo importante es que no nos gane ese ego.
Su sexualidad tiene una vasta historia, ya que el Muertho se inició en el sexo a los ochos años, según afirma en la entrevista realizada en un bar de la avenida Revolución en el centro de Tijuana. Se define como multisexual e incluso declara que, si llegara algún marciano o marciana, se le antojaría fornicar con tal criatura. Su despertar sexual fue precoz, y él considera que debería consentirse el sexo antes de la mayoría de edad. En su caso, El Muertho se enamoró durante su adolescencia de un sacerdote. Ante esto, opina: “lejos de asustarme, me agradó, no la hice de tos como muchos adolescentes persignados”. El amor de su vida fue una mujer que él ahora solamente lleva en su corazón, pues al día de hoy ya ha fallecido.
Durante la entrevista, El Muertho comentó acerca de la realidad del sistema, el Estado, la religión, la cultura y la sociedad con un discurso irreverente, irónico y gracioso, pero sensato. Incluso le “rayó la madre” en varias ocasiones a unos policías que estaban detrás de nosotros, pues se sabía libre, y a la vez protegido por su gente, que pasaba y le mandaba un
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saludo o le pedía una foto para el recuerdo. Según él, sólo sigue su instinto, pues el hecho de usar maquillaje lo ha liberado de numerosos traumas que tuvo desde pequeño: fue su escaparate para definirse en todos los sentidos, desde lo religioso y lo sexual hasta lo social y lo humano.
Respecto a su música, aunque la raza la ha calificado como un electro-dark -rupestre, él la categoriza fuera de las corrientes. Sus influencias recogen desde la música más popular del país hasta los grandes rocanroleros gringos, principalmente el grupo Kiss. Además, puntualizó, “soy fan del Rockdrigo”, y señala que sus propios seguidores lo introdujeron a los Rupestres, a quienes ahora él también idolatra.
Además de identificarse como fronterizo y norteño, el Muertho también se reconoce como mexicano y universal: “Yo tengo ese salvajismo del norte, esa franqueza, pero también tengo ya la crema de mis hermanos chilangos y de Guadala-
jara… soy un ser del mundo, gracias a Dios y al diablo”. El Muertho no teme a la muerte; más aún, acoge su cercanía. Aun así, conserva todo el ánimo de seguir en el rol contracultural:
Todavía tengo ilusiones de hacer cosas nuevas. Trato de heredar valentía, para dejar el sistema y toda la represión de lo sexual [...] sigo evolucionando y complementando, y espero en Dios y Satán que siga yo avanzando para bien. Seguiré con más ensayos y con más agudeza de mente y autocrítica.
Para contrataciones y organizar alguna tocada, el Muertho invita a la raza a visitar su página de Facebook: https://www. facebook.com/elmuerthodetijuana.
En conclusión, larga vida al Muertho, en el nombre de Dios y el diablo.
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René Avilés y Gonzalo Martré en San Juan del Río
Felipe Cabello Zúñiga
A finales de 2015, en la ciudad de San Juan del Río, Querétaro, se homenajeó al escritor y periodista René Avilés Fabila en el antiguo edificio de la Colecturía del Diezmo. El autor fue contemporáneo de José Agustín, Parménides García Saldaña y Gustavo Sainz, a quienes Margo Glantz bautizó “escritores de la onda” en los años sesenta; era una forma despectiva de dirigirse hacia los escritores jóvenes que se atrevían a hablar de sexo, drogas y rock en sus novelas o cuentos. Aunque irreverentes en su momento, la mayoría de ellos se deslindó de esa etiqueta, a excepción de Parménides, pues él se consideraba la onda misma. Esta tropa de autores se reconoció como heredera de la famosa generación beat , de modo que, pasaron a la contracultura mexicana gracias a sus temáticas, críticas y acciones. De tal guisa se le rindió un merecido homenaje a René, junto al escritor Gonzalo Martré y el poeta Ulises Paniagua.
el jUego
Todo este evento se llevó a cabo gracias al colectivo “Si volvieran los dragones”, integrado por Roberto Cárdenas, Ulises Paniagua, Brian Montero, Pablo Antonio Junco, Felipe Cabello Zúñiga, Nena Daconte, Fernando Roque y Horacio Diego, entre otros. La ceremonia arrancó con los cálidos aplausos a los escritores René Avilés Fabila con sus juegos, Gonzalo Martré con su traje púrpura, un clásico ya para sus presentaciones, y el poeta Ulises Paniagua, siempre discreto pero con un discurso en el bolsillo; los literatos ingresaron al recinto y el primero en tomar la palabra fue el poeta, que comenzó a explicar por qué leer al autor de Pueblo en sombras :
Muchas veces me he preguntado, entre batallas y romances en el mundo cultural, y su submundillo esnob y politizado, por qué al leer a escritores como René Avilés Fabila, Gonzalo Martré, Roberto López Moreno y Elena Garro, entre muchos otros, borrosos (a fuerza de querer borrarlos), queda la incómoda impresión de que no se ha hecho justicia en nuestras letras. Ésa es una primera impresión. De inmediato lo confirmo: no se ha hecho justicia a estos autores. René es un maestro de la narrativa, un ejemplo del periodismo, una institución del quehacer cultural. Los reconocimientos nacionales no lo respaldan de manera oficialista, sino
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que obsequian un humilde homenaje a una obra que las nuevas generaciones debemos revisar con atención. No estamos ante un escritor de “la onda”, como han querido estigmatizarlo desde que la ignorancia de Margo Glantz descalificó a una generación de jóvenes al ponerles una etiqueta.
Entonces pasaron el micrófono al célebre escritor hidalguense Gonzalo Martré, quien desde el inicio brindó jovialidad al momento, explicando al público los motivos detrás del problema con su voz. Dijo con sorna que Xavier López “Chabelo” lo buscaba por imitarlo, que lo denunciaría y le exigiría pagar una exorbitante suma de dinero; Martré se había escabullido para evadir el pago y pidió al público que, si veía entre ellos a algún extraño en la sala, le avisaran, pues quizás se tratara de un abogado del célebre conductor. Prosiguió a recordar:
Cincuenta años atrás, conocí a René. Acababa de publicar su novela Los Juegos, que no es una novela cualquiera: según yo, es la mejor novela satírica del siglo xx. A principios del siglo pasado hubo mucha sátira con don Porfirio, con Madero; en cambio lo que escribió René fue una novela satírica. Los políticos de cualquier nación siempre son buen blanco para la sátira y los mexicanos... los políticos mexicanos se exceden, son un magnifico blanco, pero Los Juegos no es novela en contra del sistema político mexicano, es una donde René satirizó a la queridísima mafia literaria e intelectual que encabezaba Fernando Benítez. Esa mafia, en verdad, era poderosa: se encargaban de los principales suplementos culturales y de las principales revistas culturas; Fernando Benítez, el jefe de la mafia, era el director de la cultura en México, del suplemento cultural en el periódico Novedades. Había creado una serie de sujetos que vivían adulándolo, compuesta en aquel entonces por Monsiváis, José Emilio Pacheco, Carlos Fuentes que era su Golden Boy y entre los artistas plásticos estaban José Emilio Cuevas, Guillermo Icaza, que obedecían a Fernando Benítez. De repente aparece una novela titulada Los Juegos de un escritor joven, pero muy bueno, llamado René Avilés Fabila. Se hizo un escándalo y una polémica grande: pero ¿cómo alguien se atreve a satirizar a estos intelectuales mexicanos? ¿Cómo es posible? La mafia termina con la muerte de Fernando Benítez, pero surgió otra con Octavio Paz. ¡Oh un gran santón de la intelectualidad! Paz hizo su propia mafia, intelectuales todos, escritores pocos, poetas pocos, pero él se hizo el intelectual número uno en este país.
Ante las palabras de Martré, el público ovacionó al homenajeado —y también cumpleañero— René Avilés Fabila, quien agradeció tan cálido reconocimiento.
La novela que algunos juzgaron como maldita (o como García Ponce dijo: “¡Es una novela fantasmagórica, porque nunca aparecerá!”) la escribí cuando era cuentista. No me interesaba la novela, hacía textos breves, tuve a maestros como Revueltas, Rulfo, Arreola, que me dieron consejos. Cuando encontré a Emmanuel Carballo, me pidió una novela: “Escribe una novela de unas 250 páginas y te la vamos a publicar en una colección que se llama Diógenes”, y efectivamente nos pidieron novelas. Llevamos las que teníamos escritas, yo me enfrente a la inquietud: “¿Qué hago? ¿De qué escribo? ¿Qué novela puedo hacer?” Se me ocurrió escribir Los juegos, y encontré que los intelectuales mexicanos eran muy divertidos, susceptibles de satirizar e ironizar. Uno podía burlarse de ellos. No había estado yo en sus fiestas, no era requerido, pero de sobra se conocían, cuando llegaban a cantinas, bares o restaurantes era como si llegara un político destacado. La gente los saludaba, les pedían autógrafos o hasta dinero y esto me llamo tanto la atención, que ese mundo intelectual, muy al servicio del poder político, desde luego tenía que ser el blanco de las sátiras. La novela la escribí en seis meses aproximadamente, y leí las primeras cincuenta páginas ante todos estos escritores, todos se rieron mucho; terminé la novela y la leí completa en una sesión en la casa de Emmanuel Carballo quien vivía a un costado de Ciudad Universitaria, y las caras habían cambiado radicalmente; decían: “cómo es posible que insultes a Paz, Cuevas, Fuentes, a Benítez, a todos”. Entonces hice un manifiesto para la nación, al cual sólo acudió Gonzalo, y yo lo publiqué en la Revista Siempre; invitaba a que todos los intelectuales nos juntáramos para primero golpear a los editores que no publicaran nuestros libros; segundo romper cristales, es decir todo lo que hace la snte. Yo lo anticipo en ese momento: a golpear a los críticos literarios solo llegó Gonzalo. Éramos vecinos, pero no nos conocíamos; él también escribió una novela perversa llamada Safari en la zona rosa. Algunos compañeros míos en la escuela me habían hablado de él, como José Agustín, Gustavo Sainz.
La entrada de los mariachis tocando las Mañanitas concluyó festivamente el homenaje, no sin antes un brindis por los setentaicinco años del autor, junto a su esposa y algunos de sus amigos más allegados.
anécdotas con la mafia
Para no perder la costumbre con los escritores y dragones ahí presentes, se decidió dirigir los pasos al bar El Casino. Ahí llovieron las anécdotas de estos literatos hasta muy altas horas de noche; tras unas botellas de vino, whiskey y cerveza,
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René narró memorias que dejaron sorprendido a más de uno:
Paz fue el más rencoroso, por este mi primer libro. Fuentes tomó una venganza de un modo elegante; distinguido, me dijo “Quiero hablar contigo, te invito a comer comida mexicana”, y dije “Por piedad, eso es lo que como todos los días, tú como vives en Europa y Estados Unidos quieres venir a México a comer comida mexicana, mejor comamos en un restaurante francés o italiano”. Llegó muy puntual y elegantísimo, no he conocido a nadie tan elegante como él y no he escuchado a nadie más brillante que él, ni siquiera Héctor Aguilar Mamin tiene la lucidez que él tenía; empezó a hacer un análisis político de México y me dije “este cuate es un teórico notable, pero no tiene idea de que país habla”. No sé si empezamos a comer a las dos, pero sí a beber, dieron las once de la noche, pero Carlos, hombre de buen paladar, pedía platillos costosos, vinos realmente caros, whisky del mejor y yo feliz. Uno supone que el rico es el que va a pagar la cuenta, él me invitó y me puso una dedicatoria muy curiosa: “Para René Avilés, querido amigo, destructor de realidades”. Hasta la fecha no he entendido qué es eso. A las once vio su reloj y me dijo: “Hermanito, me tengo que ir”, y salió corriendo y yo solté: “La cuenta, hermano, ¿quién la va a pagar?”. Y bueno, todavía la estamos pagando; con el buen fin hemos avanzado bastante, todo eso que me dejó como cuenta.
el líder de la mafia
A Fernando Benítez me lo encontré en “La Ópera”. Se acercó y me dijo algo al oído que nadie escuchó, ya era un ancianito; yo acababa de festejar mis cincuenta o cincuenta y cinco años, en eso llegó un amigo, y me preguntó “¿Qué te dijo Fernando Benítez?”, a lo que respondí: “Dijo que estoy haciendo el mejor suplemento de México, incluso superior al de él y que por discreción me lo decía al oído”.
Paz el rencoroso
Hay una editorial que quiere publicar mis obras, pero escogidas por su servidor. La de Los Juegos la dejaría, la leo otra vez y me da mucha risa. A los que no ofendí, pues, fueron mis entrañables maestros Revueltas, Rulfo y Arreola, inclusive me agradecieron que publicara el libro. Por otro lado, Octavio Paz nunca me perdonó, ni en su lecho de muerte, pero fue doble, tampoco lo hizo su viuda, porque nunca fui de los mayordomos de Paz. Incluso él escribió un artículo largo en La Jornada, donde aparecía criticado, donde habilmente jugaba Paz
con mis apellidos: “René quiso ser a vil es,/ y solo logro ser vil es”.
José Agustín me regaló un libro y adentro había un pedazo de papel higiénico, con un poema dedicado a mí del Premio Nobel de Literatura de 1990. Se llamaba “Romance” y terminaba diciendo: “René Avilés aunque pensando no da una, bebiendo avil es”. Reproduje el poema y le dije: “Maestro Octavio Paz, usted acaba de ganar el premio de literatura, le ruego se esmere más, este chiste obvio es el que siempre me hacen”. Entonces Paz se ha de haber indignado, escribió otro, donde me dice que yo era “Bebe Avilés tequila”; le dije “Ese está mejor, querido poeta, sólo tiene un problema: yo no bebo tequila, yo bebo whisky, y a ver cómo hace la rima, güey”, y bueno, nunca me lo perdonó tampoco. Yo no creo haber dicho muchas cosas malas de él, era muy rencoroso, alguna vez coincidímos en la cámara de diputados, me miraba con cierto odio o agresión: si sus miradas fueran puñales, me hubiera matado. Hace poco me invitaron a una exposición, cuando me vio entrar la viuda de Paz, dijo: “Ahí viene ese avil es” y ya qué le digo a la señora, que aparte habla un pésimo castellano. Yo creo que siempre hablaban en francés. Un amigo me dijo: “Cuando te mueras, puedes poner en tu lápida lo que te escribió Paz, un Premio Nobel de Literatura”, y dije: “pues yo creo que sí, debo hacerlo”.
sin Pri
Era menester aprovechar la presencia de estos prominentes escritores, y sobre todo del artífice de El regreso de Fantomas . En una breve entrevista, Gonzalo Martré adelantó que tiene una sorpresa para inicios del 2016 titulada Sabor a pri Se trata de un breve curso de historia patria contemporánea desde Miguel Alemán, fundador del pri, hasta Peña Nieto. Ante el cuestionamiento de si la obra compartía similitud con la Tragicomedia de José Agustín, el autor respondió que ambos textos se oponen de manera diametral. Según él, Agustín abusa de la cautela y se queda corto. Por el contrario, Sabor a pri es una crónica satírica y mordaz, producto de quince años de investigación, que se extiende a lo largo de cinco tomos. Retrata a cada presidente con precisión y sin tapujos; denuncia las fechorías, los pecados, los despilfarros, la traición a la patria y la ineptitud de todos ellos. Martré sostuvo que ninguna editorial se atrevería a publicarla: por el contrario, será una edición de autor y verá la luz en el mes de enero; cada tomo se emitirá por separado a un precio de cien pesos el ejemplar. Por último, relató que estan por salir un libro de cuentos de fantasía y ciencia ficción, y una novela de aventuras internacionales.
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Eros más que Tánatos
Margarita Camarena Luhrs
Antes inexistente, impensable, el hecho de que “Eros puede ser más fuerte que Tánatos” surgió evidente durante la pandemia. Mengua el temor a la proximidad del final, ¿pero qué o quién inició este cambio? ¿Acaso el acecho invisible, la inminencia y la gélida sonrisa de la parca misma dictaron el inicio de lo que ahora nos ocurre con la peste?
La única alegría del mundo es comenzar. Es hermoso vivir porque vivir es comenzar, siempre, a cada instante. Cuando falta esa sensación, uno quisiera morir.
Cesare Pavese
¿el amor es más fUerte qUe la mUerte?
El amor nos permite entablar vínculos con otras personas, animales e incluso objetos; y gracias a su fuerza nos mantenemos vivos. Nos impele a relacionarnos, a desear la compañía y alegrarnos por lo que es bueno para el otro. Puede ser también una combinación entre intimidad y pasión que brota cuando los individuos se atraen entre sí, tanto emocional como físicamente.
Con la pandemia es evidente el surgimiento y la desaparición de mundos completos. Entre estas transformaciones, resalta el acto brutal en que se exponen las desigualdades sociales, o sea, los efectos de la irracionalidad ecotecnológica actual. Por consecuencia, resulta intrigante el énfasis que gana la contrafuerza: el amor que prospera bajo la hegemonía de la muerte se siente extrañamente aliado de ella.
la mUerte, ¿más Próxima?
Es quizá un camino de vuelta a la inocencia, un sueño y un olvido, como lo afirmaba Mahatma Gandhi. Además, la plaga la ha transformado en proximidad asfixiante, aire que respiras por última vez. Esta despedida suma lo que has vivido, te sella con tu último aliento, porque puede ser que “vendrá la muerte y tendrá tus ojos” (Cesare Pavese, 1908 -1950). Apenas importa si el virus u otras penurias cobran tu alma, ya nunca volveremos a estar aquí. La vida es una muerte que te alcanza; sólo es cuestión de tiempo.
Sí, fallecer es inminente desde el nacimiento, pero no es igual a morir de amor que por pena o covid-19. Lo primigenío tal vez
sea lo más duro de sobrellevar: persiste consumiéndose y carcomiendote por igual. En cambio, gozar realmente de vida y plenitud implica estar henchido de amor y belleza:
Nuestro culto a la muerte es culto a la vida, del mismo modo que el amor que es hambre de vida es anhelo de muerte.
Octavio Paz
El amor es una de las respuestas que el hombre ha inventado para mirar de frente a la muerte.
Octavio Paz
Paz expresó alguna vez que, con cada nacimiento se engendra también nuestro final. Sin embargo, por más que el fin sea tan necesario como el inicio, nadie conoce con qué rostro recibirá su desenlace; la célebre escritora Rosario Castellanos confesó: “Heme aquí, ya al final, y todavía no sé qué cara le daré a la muerte”. Tal vez en ese itinerario muchas veces “hay que morir antes de renacer…” véase a Carlos Fuentes en Aura . Con todo, a pesar del duelo, el amor y la esperanza han de prevalecer. Sentir que el amor ha perecido es admitir la imposibilidad de recordar y reunirse con el ser amado. En realidad, nada nos prepara.
¿mUerte del amor?
El óbito del amor es el olvido, y seguramente representa la conclusión más auténtica. “La muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan; si puedes recordarme, siempre estaré contigo” asevera Isabel Allende en Eva Luna . Y si hablamos de la muerte, alegres o compungidos, lo hacemos en plural. Cuando fallece uno, lo hacen también otros, porque:
…lo característico de la experiencia humana de la muerte es que en todos los casos desemboca no sólo en la comprensión del hecho de que hay muertes, sino del hecho de que la muerte es algo indisolublemente ligado a la existencia. La experiencia de la muerte, en sus diversas formas, conduce a la convicción del “tener que morir”. (Ferrater, 2001)
Prometimos que estaríamos juntos hasta el final, para tomarnos de la mano y cuidarnos, pero resulta que en estos momentos estamos alejados a causa del extremo al que la pandemia nos ha conducido. ¿Cómo encontrarnos y mantenernos en contacto? ¿Cómo lidiar con esta larga despedida impuesta por el covid-19? ¿Cómo vivir, si ignoramos qué
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cuidados reciben nuestros amados, si temen o sufren de soledad en estos momentos?
Además del dolor de los seres queridos infectados en clínicas, existe el de los miembros de la familia; y este es el que contamina la atmósfera que respiramos. En lugar de convertirse en aliados, los allegados han integrado la desesperanza en el seno familiar; el sufrimiento personal y colectivo, al igual que los gritos del corazón, rompen la ilusión de un semblante tranquilo ante la crisis.
Hay que atravesar dichas experiencias para entenderlo, sí claro, pero ¿cómo? Incluso aunque a largo plazo resulte posible racionalizar la partida del pariente cercano, del amigo, de la pareja, y la experiencia común sea eficaz para sobrellevar el miedo, es difícil aceptar la desazón y la aflicción de perder a un ser querido. No hay que ir tan lejos, la suspensión de la vieja normalidad ha impuesto un duelo en la cotidianidad de todos.
Tal vez sea útil tomar consciencia de lo real y que cada quien comparta sus impresiones. No obstante, estos intentos resultan superfluos para un corazón roto e incapaz de sanar las heridas abiertas e irremediables. La enfermedad nos perjudica de manera desigual según el instinto de supervivencia, los hábitos saludables, las defensas, fortalezas y carencias. Pero, sin duda, representa una gran perdida infestar al vulgo porque tanto su sistema inmunológico como su vida sucumben al adaptarse a las circunstancias.
La contingencia sanitaria nos obligó a desechar la antigua normalidad; así, la presencia tan desconocida como acechante se ha prolongado como una asfixia letal. Además, evidenció el imperativo de sanarnos, pues la salud es un asunto que concierne a la sociedad. Pero ¿de qué tanto, además, es momento de sanar? Bueno, desde antes de la pandemia, enfrentar las causas de la enfermedad, física, mental o emocional como la depresión o la tristeza es mejor que tratar de eliminar los efectos.
¿qUé se ha hecho con tanto amor y mUerte?
Aunque ya conocemos los beneficios de reconocer y admitir la realidad, el covid-19 nos ha enseñado por la fuerza a liberarnos de lo que es doloroso para deshacernos de la pesadumbre y la presión. Aun así, ¿qué se puede hacer con el amor y los sentimientos que albergamos por nuestros amados difuntos? ¿Abrazar el dolor y la tristeza? ¿Cómo se puede hacer eso? Resulta difícil de entender, aunque quizá estas dudas se esclarezcan al apreciar las enseñanzas que nos dejan las diversas pérdidas normalizadas a lo largo de nuestras vidas, esos diminutos indicios que nos adelanta la muerte.
Si bien la verdad es drástica y definitiva, experimentamos pequeñas muertes todo el tiempo: el nacimiento (al dejar el útero materno), la infancia, adolescencia, madurez y vejez, hasta que nos despedimos de este mundo y abrazamos el irrevocable final. Atravesamos cada una de ellas intensa y violentamente, y en el proceso adquirimos una infinidad de habilidades; desde cómo expresar dolor para ganar afecto, pasando por cómo cuidar de nosotros mismos, hasta cómo dar y darnos calor y compartir un poco de miel.
En estas condiciones, si la vida y el amor son tan inseparables de la muerte como del paso del tiempo, entonces podemos sortear toda restricción y aislamiento. Después de todo, nuestras mentes, cuerpos y emociones son capaces de levantar puentes entre todos los lugares y situaciones. Un escueto “estoy pensando en ti” florece una conexión amorosa. Si compartimos designios de amistad, también se puede beneficiar a los que se encuentran aislados, lejanos y enfermos, con el fin de apoyar y mantener el contacto con nuestras distintas casas: la paternal, la filial, la fraternal y la de los amigos.
Pese a que la plaga ha reclamado innumerables vidas, el cariño brota incesante y no sólo durante los ritos funerarios que se celebran en todas las regiones; puede avasallar a la muerte y constituir una valiosa herramienta durante estos tiempos de despedida y paz forzada. ¿Qué otra cosa, si no el amor, sobrevive después de tantos hermanos que la peste nos ha arrebatado? Por consecuencia, en la vida germinarán siempre las semillas de afecto que sembramos, y sus frutos alimentaran las almas apesadumbradas de aquellos que nos sobrevivan, sin importar cuán abrumante sea la cercanía del fin.
Alguien me habló todos los días de mi vida al oído, despacio, lentamente. Me dijo: ¡Vive, vive, vive! Era la muerte.
Jaime Sabines
Uno debe mantener la esperanza de que pronto se acabe la emergencia sanitaria; aun si por ahora no lo parece, más adelante quizás sea posible recomenzar. La pandemia ha confirmado, que en efecto, el “Amor es más fuerte que la Muerte”. Así, pues, el deleite de comenzar a cada instante nos mantuvo más vivos que nada, con otra consciencia de estos conceptos, y de sus fuerzas. Confirmaron que, entonces, estuvimos con “Eros, más que Tánatos”.
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La banda de guerra mexicana y la estructura formal de la pregunta por su origen
Julio César Corona Arias
A Mauro Hernández Durán
introdUcción
En días pasados, el Tecnológico de Chetumal realizó un conversatorio, cuyo tema partía de una interrogante clara: ¿Cuál es el origen de la banda de guerra ( bg)? Este artículo retoma la cuestión, pero ahora desde el ángulo de la carga conceptual. En otra ocasión discutiremos el nacimiento de la banda de guerra; por el momento, nos limitaremos a un ejercicio de reflexión filosófica respecto a la articulación de la pregunta; se harán anotaciones sobre las nociones de origen y esencia y, finalmente, se proporcionarán ejemplos históricos que fundamentan los dos primeros puntos.
el origen y la estrUctUra formal de la PregUnta
Por primera vez, la investigación actual comienza a interesarse en la disciplina de la banda de guerra. Abordan el tema tesis, publicadas y en desarrollo, se organizan congresos con enfoques teóricos, académicos y hasta existe una licenciatura en pedagogía con terminación en banda de guerra. El presente trabajo busca colaborar con estos antecedentes y seguir el ritmo académico. La hipótesis estriba en que hay dos principios que, por su carácter previo, originan un grave error metodológico en la pregunta que nos compete. Antes de intentar responderla, es necesario plantearse: a) ¿Qué es una banda de guerra?; b) ¿Qué se entiende por origen ? Por tanto, es preciso reelaborar la premisa; para tal fin se echará mano de un planteamiento desarrollado por Heidegger en Ser y tiempo.
Al inicio de la obra, la prioridad del filósofo radica en replantear la interrogante del ser. No obstante, el pensador alemán comienza por dirigir su esfuerzo intelectual hacia la confusión que la envuelve. Para él, “todo preguntar es una búsqueda. Todo buscar está guiado previamente por aquello que se busca” (ss 2). Damos por sentado que hay un ser y lo conocemos con certeza. No obstante, como nuestra intención
es otra, basta por ahora esclarecer la importancia de poner en tela de juicio el acto de preguntar. Pero ¿qué significa la afirmación del alemán? ¿Por qué es tan importante para la investigación en banda de guerra?
Si alguien inquiere: “¿Qué hora es?”, seguramente recibirá una serie de números; una contestación que difiera es inusual. La razón es que la forma de la respuesta esta predeterminada por la estructura de la pregunta. Nadie dice: “Uno rojo y uno verde”, ni mucho menos: “Dar vuelta y después continuar a la izquierda” cuando indica la hora. De esa misma forma, cuando se interpela a un amigo: “¿Vas a ir a la fiesta del viernes?”, se espera una aclaración del tipo: “Sí iré, pero llegaré un poco tarde”. Todo cuestionamiento tiene un manojo de posibles soluciones y pasar por alto esa condición ha sido uno de los crasos errores metodológicos de los últimos treinta años en las bandas de guerra. Aunque se ha indagado el origen, resulta imposible señalarlo con exactitud como si hubiese surgido espontáneamente. Más allá de suscitarse en un lugar y tiempo determinados, la bg es un proceso que se ha construido durante siglos.
Escudriñar la fecha exacta del origen de la banda de guerra es una persecución sin sentido, porque se exige una respuesta como la de: “La banda de guerra nació en el año de…”. Otro error es suponer que hay algo llamado “banda de guerra” de manera unívoca; es decir, se presume que sólo hay un tipo de banda de guerra con características particulares que se ajustan a una sola definición o, por el contrario, que todas sus clases encajan en ella. Las bg en México poseen una vasta diversidad: por un lado estan de los institutos tecnológicos; luego, las pertenecientes al pdmu; también contamos las enteramente libres (externas a una institución), en cuyo interior abunda un sinfín de estilos. Por si fuera poco, las bg tocan tan eclécticamente como varían sus formas e instrumentos; por ejemplo, las cornetas y los toques del tambor cambian, e incluso algunas agrupaciones prescinden de este instrumento de percusión. Su multiplicidad interpretativa deriva de la amplia riqueza cultural y musical de nuestro país. ¿Pero qué tienen en común todas ellas? ¿Por qué, siendo tan diferentes, pueden ser llamadas con justicia “banda de guerra”? Si en una explanada se disponen un equipo de fútbol, uno de básquetbol y una banda de guerra, cualquiera podría distinguir esta última. Pero si en el mismo espacio tenemos diez bg diferentes, sería imposible señalar cuál de ellas encarna la esencia con mayor fidelidad. En todo caso, puede evaluarse la interpretación de las partituras, la adecuación al estilo militarizado o la velocidad al marchar; sin embargo, la dificultad para advertir cuál de ellas predomina en pureza prevalece.
La pregunta inicial conforma una doble trampa: el origen y las características sustanciales de una banda de guerra son
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desconocidos. En cierto sentido, el análisis aquí descrito se encamina no hacia la historia sino los conceptos que hemos usado para construirla. La cuestión parece obvia y a todas luces una pérdida de tiempo. A pesar de ello, la duda sigue en el aire: ¿Qué es una banda de guerra? Entonces, ¿qué se puede hacer si tal continúa irresoluta? Se propone una deconstrucción de lo que entendemos como bg, así como de los contextos y eventos importantes que lo han influenciado.
Como ignoramos en la actualidad qué es una banda de guerra, hay que recordar a San Agustín de Hipona cuando afirmaba: “yo sé lo que es el tiempo, pero si me preguntan ya no sabré decirlo”. En nuestro caso, todos podemos reconocer a una bg, pero definirla es una tarea complicada y generalmente conduce a contradicciones. Es cierto que podemos repetir la vieja fórmula: “Una bg sirve para suplir las órdenes de viva voz…”; no obstante, se limita a revelar el propósito mas no la definición o, peor aún, encasilla la cuestión en su contexto militar, aunque puedan numerarse otros distintos. Adherirse a esta descripción como única carece de sentido, ya que, la finalidad puede variar; por ejemplo, un instructor que emplea la banda de guerra con alumnos de educación especial tiene como interés desarrollar habilidades artísticas y motrices.
contextos y determinantes históricos
A continuación se señalan los periodos y momentos que han acotado la construcción de aquello que hoy entendemos como bg. Sin embargo, no se trata de un intento de precisar el lugar y momento de su aparición: los orígenes de los toques, instrumentos, y dinámicas militares donde se insertan las bg son vastos para tal empresa; asimismo, habría que delinear la esencia de una bg, y tal labor excede el alcance de esta investigación. La intención es aportar datos que documenten la construcción histórica de las bandas de guerra y que sirvan para reforzar la hipótesis planteada al principio de que, en lugar de un origen exacto, fuera la coyuntura de particulares acontecimientos, causas que determinaron lo que en el presente se conoce como banda de guerra.
En primer lugar, la decisión metodológica de iniciar en el siglo xviii debido a la influencia española en el México de aquella época puede parecer arbitraria; ya existían bandas militares, instrumentos y órdenes antes: la legión romana obedecía mandatos transmitidos a través de la corneta y el tambor; y en 1614, Bendellini escribió El completo arte de tocar la trompeta , donde establecía los toques de manera formal. De igual modo, los suizos llevaron los pífanos a España durante la guerra de Granada en el siglo xv. Dos siglos después, Carlos ii reunió treinta y cuatro músicos franceses para que ejecutaran sus composiciones en la corte de manera permanente: las melodías en general trataban de imitar los cánones de la
ópera italiana. Y cabe destacar la influencia árabe en España a partir del siglo X, justo en el momento de su formación clásica (Ribera 1927, p. 54).
Sin embargo, a partir del siglo xviii se pueden mencionar en términos generales cinco grandes contextos que influenciaron de manera radical la banda de guerra mexicana: 1) La España de las reformas borbónicas, 2) El México de la Independencia (1810 -1821), 3) El contexto de los manuales y ordenanzas, 4) El de la intervención estadounidense (18461848) y 5) El pdmu con los eventos tecnológicos y la institucionalización de la bg.
las reformas borbónicas
En 1700 Felipe v, nieto del monarca francés Luis XIV, ascendió al trono de España. Su coronación dio inicio a la dinastía borbónica y la injerencia de Francia sobre España comenzó a inquietar a los demás vecinos europeos. Trece años después estalló la Guerra de sucesión, donde España perdió parte de su territorio a pesar del apoyo del ejército suizo. Más aun, en ese siglo se sembró la semilla de la independencia en las colonias americanas como respuesta al creciente dominio de Inglaterra, Holanda, Francia y Portugal. A causa de estas presiones, el soberano español enfrentó la pérdida de hegemonía en Europa y las Américas; para subsanar la situación, instauró un proceso conocido como las reformas borbónicas, cuyo impacto en el ejército español y su música fue inmenso. El rey dictó cambios en los reglamentos, ordenamientos, leyes, normas, etc., con el fin de aumentar la recaudación y el control sobre las posesiones geográficas del imperio, así como regularizar y profesionalizar la milicia peninsular.
Las reformas estipularon por primera vez que debía haber un tambor mayor en cada una de las compañías y formalizaron la emisión de órdenes a través de señales sonoras; por ejemplo, al término de algún toque se agregaba una cantidad de golpes que correspondía al número de batallón. Además, apareció un pequeño listado de toques ordenados de acuerdo al instrumento para el cual estaban hechos: hay que señalar que el tambor era propio de la infantería y la trompeta o el clarín de la caballería. En esencia, estos eran medios de mando carentes de intención estética. En lugar de coordinarse, las cornetas, trompetas, tambores y clarines se tañían incluso separados uno del otro. El documento “Ordenanzas Generales dadas en 12 de julio de 1728 para el régimen, disciplina, subordinación, y servicios de la Infantería, Caballería y Dragones de los ejércitos en guarnición y en campaña” resulta fundamental y ubica un punto histórico de aquello que casi tres siglos después se convertiría en las bandas de guerra mexicanas.
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Las ordenanzas de 1728 presentan pruebas de acontecimientos o regulan algunos aspectos claros y precisos. En este caso, son importantes porque constituyen un documento primario que muestra un panorama de los primeros intentos por organizar las bandas militares al mismo tiempo que la vida y práctica militar en general. Además, nos permiten comprender los reglamentos posteriores, como el colosal Manual de 1761
manUel de esPinosa y el manUal de 1761
Este autor es fundamental y vertebra la espina dorsal de las bandas militares españolas. Fue el primero en registrar y organizar todos los toques conocidos hasta el momento; algunos los recogió de la tradición oral e inventó otros tantos de su puño y letra. Manuel de Espinosa está a la altura de los más destacados músicos militares de la historia. Su trabajo es colosal e implica no sólo la adaptación de numerosas obras, sino también la estandarización de los toques que figuran en el Manual de 1761. Para un análisis completo y suficiente, véase el magnífico libro Entre pitos y flautas: El músico Manuel de Espinosa y su legado (1730-1810) (Arredondo, 2020).
la relación con ee.UU.
Es imposible ignorar la relación entre México y Estados Unidos: la Guerra de independencia estadounidense tuvo lugar de 1775 a 1783, mientras la mexicana inició en 1810 y se consumó en 1821. Respecto a nuestro foco de interés, de modo similar en que Estados Unidos publicó el manual de Duane hacia 1812, Narciso Sort escribió los primeros toques mexicanos en 1825. En 1846 comenzó la intervención estadounidense que culminó con la separación de gran parte de nuestro territorio; y la gira musical del 8° regimiento por Estados Unidos en 1884 fue uno de los elementos que configuró lo que vendría a ser el jazz de Nueva Orleans. Por último, hay que destacar la conclusión en 1865 de la Guerra civil estadounidense.
Podría pensarse que únicamente la lucha por la independencia marcó el desarrollo de aquel siglo; empero, en realidad el conflicto con el país del norte también incidió en la conformación nacional. Dicha brega debería considerarse como un punto negro en la historia de las bg mexicanas, pues apenas se habla sobre su peso a pesar de ser tan importante; por el contrario, sólo se reconoce la influencia española. Dejaré de lado los toques de 1825 escritos por Sort y los sucesos durante la guerra de independencia, porque ambas temáticas rebasan mi alcance y nadie discute la influencia que tuvo o podría tener Estados Unidos sobre este proceso histórico. Recordemos, además, que todo lo ocurrido en Texas antes de 1846 es parte de la historia mexicana. Como ya lo han dejado en claro Villanueva (2017) y Koegel (2009), hay marchas
y toques mexicanos actuales que pueden rastrearse hasta la guerra civil estadounidense.
la inflUencia de la indUstria alemana
El siglo xviii es el punto de inicio de la Revolución Industrial. Hasta antes de 1800, se tocaba generalmente con tambores y pífanos porque, aunque ya existían otros tipos, los ausentes medios industriales del momento dificultaban la producción en masa. Previo a 1740, se acostumbraba el empleo de aleaciones baratas y deficientes o, por el contrario, de metales demasiado costosos, como el cobre o bronce. Barclay afirma que (1997, p. 28), no fue sino hasta 1940 que Alemania comenzó a industrializar el zinc como material de base y en aleación con cobre, dando por resultado el latón. Sin la manufactura masiva de todo tipo de instrumentos de metal a bajo costo proporcionada por esta amalgama, las bandas musicales serían diferentes. Sobre su llegada a México puede consultarse la investigación de Jimena Uribe (2020).
recUento de la inflUencia extranjera
Consideremos entonces las reformas borbónicas, la producción alemana de latón, las influencias musicales árabe y suiza en España, el manual de 1761 y la influencia italiana a través del orden eclesiástico. Si nos propusiéramos retroceder, habríamos de discutir el tambor prusiano, del cual se extrae el modelo que usamos en México, o de la corneta y el clarín francés (de hecho, la palabra “clarín” viene del francés clarion ). ¿Qué sería de las bandas de guerra mexicanas sin estos variados antecedentes?
Finalmente, el periodo comprendido en la primera mitad del siglo xix en Estados Unidos y México representa un momento de divergencia dentro de la historia de las bandas de guerra. Antes de esta separación había una dinámica en común; es decir, las bandas militares texanas y californianas compartían rasgos con las del Centro de México. Y aunque el uso instrumental, las partituras y los estilos se asemejen, para entender qué tenían en común, hay que prestar atención a sus diferencias en la actualidad. No pretendo afirmar las similitudes de estos dos tipos de bandas, pero insisto en que comparten una historia y, si hoy pretendemos encontrar la esencia y el origen de nuestras bandas mexicanas, entonces hemos de examinar qué hay al otro lado de la frontera. Es imposible saber lo que somos si ignoramos a los demás; es como con los terrenos: sin vecinos, calles ni código postal, sería difícil determinar dónde termina uno y empieza otro. La búsqueda del origen de nuestra identidad musical obliga a mirar lo que las bandas de otros países han sido. Esto dista de ser un proceso agradable, pero uno puede tropezarse con hallazgos sorprendentes.
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conclUsión
Lejos de posicionarse como un objeto o acontecimiento histórico con una fecha de nacimiento específica, la bg es una práctica dinámica y sistematizada por reglas, hábitos, lenguajes, objetos y relaciones. Tales códigos e interacciones modulan o modifican la banda de guerra en sus diferentes formas de existir; su práctica, por ende, manifiesta esas características y plantea una relación de mutua transformación. En algunas ocasiones, se le considera como una destreza deportiva; en otras, artística en particular o educativa en general; a veces funge como una herramienta de transmisión de órdenes. La diversidad de los atributos resulta en diferentes tipos de bg y, algunos son incompatibles entre ellos.
Ante todo, la importancia de un análisis sobre el cuestionar mismo busca que los resultados de las investigaciones sean claros, variados y coherentes. Tampoco se trata de sigilar al carecer de una definición conceptual aguda; por el contrario, se deben argumentar y tematizar las problemáticas de la disciplina, pero siempre desde un enfoque que acepte la pluralidad —en este caso, de las bandas de guerra—. Hay tantos ejemplos como formas de vida. Durante veinte años se han pretendido sin éxito integraciones u homologaciones donde se unifique. Ahora ocurre lo opuesto: se persigue que tanto la investigación como la praxis fomenten la riqueza y diversidad cultural de la cual somos producto; que eso que tocamos refleje nuestra cultura en lugar de la moral individual.
Se entiende la banda de guerra casi exclusivamente desde el punto de vista ético o cívico. En el mejor de los casos, se promueve un honesto patriotismo; en el peor, este enfoque crea prácticas y sermones, donde la interpretación del comportamiento de los involucrados determina las intenciones estéticas o culturales. El objetivo reside entonces en que, apartándose del discurso moralista, la investigación tome las bandas de guerra como una práctica cultural que sirve de medio para expresar las distintas determinaciones históricas, persigue la reivindicación de la tradición musical militar y contribuye al desarrollo humano de los practicantes de esta actividad.
bibliografía
Arredondo. B. (2020). Entre pitos y flautas: El músico Manuel de Espinosa y su legado (1730-1810). Madrid: Independiente.
Barclay, R. (1997). Design, technology and manufacture before 1800. En The Cambridge companion to Brass Instruments (1.ª ed., p. 24-38). Nueva York: Cambridge. Nueva York: Cambridge.
Heidegger, M. (2019) Ser y tiempo. Madrid: Trotta.
Koegel, John. (2009) Musical Instruments in Mission, Presidio, and Pueblo en Journal of the Center for Iberian and Latin American Music Proceedings of the Conference Music and Musicians of the California Missions EEuu: Diagonal, Universidad de California.
Leza. M (Ed.) (2014). Historia de la música en España e Hispanoamérica. Madrid: fcE
Ribera, J. (1927). Historia de la música árabe medieval y su influencia en la española. Madrid: Ed. Voluntad
Uribe, J. (2020) Transatlantic musical legacies: the importation of musical instruments for brass bands from Europe to Mexico from the second half of the 19th century. Ponencia del History Brass Society 2021, disponible en https://www.youtube.com/watch?v=nuamglimquy
Villanueva, J. (2017). Buglers in the Civil War. Recuperado de https://www.tapsbugler.com/buglers-in-the-civil-war/
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