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Inclusión
Cambio paradigmático Las experiencias de exclusión dejan huellas en la subjetividad. ¿Son los espacios de enseñanza espacios de resistencia a situaciones de exclusión o de reproducción mediante mecanismos más o menos invisibles de reproducción?
Con cada experiencia que generamos definimos un tipo de respuesta a la exclusión Escuelas que abren puertas
La inclusión y el entorno escolar Según Kaplan, a lo largo de nuestra trayectoria social vamos configurando una auto-valía social, en otras palabras, una idea acerca de nosotros mismos. En nuestras trayectorias por el sistema educativo constituimos una imagen acerca de nuestros supuestos límites y posibilidades. El grado de vulnerabilidad es correlativo al proceso de autojuzgamiento y de atribución del fracaso escolar, llegando a excluirse subjetivamente de aquello de lo que objetivamente ya está excluido. Las personas estructuramos un veredicto y un destino No todas las instituciones ni todos los docentes nos posicionamos del mismo modo frente a los condicionamientos, a veces adversos de los estudiantes.
Mientras que para algunos docentes, un atributo se convierte en estigmatizante o negativo y vergonzante; para otros docentes, representa un desafío o una oportunidad de torcer los destinos que se presentan, en apariencia, inevitables. Si bien es cierto que en nuestras sociedades contemporáneas la proyección hacia el futuro es dificultosa para prácticamente toda la sociedad, no obstante, en las escuelas, ciertos estudiantes logran fabricar una representación utópica del porvenir. Frente a la ruptura de las trayectorias, característica de estos tiempos contemporáneos, que no permiten pensar en el largo plazo, la escuela es la institución que precisamente tiene su apuesta en un futuro distinto que, al mismo tiempo, debe ayudar a construir.
Las escuelas representan, a veces, un modo de confirmación o de reproducción de los limitantes externos que tiñen la experiencia social de los alumnos; en otros casos, la escuela abre un horizonte simbólico que tensa el punto de partida desigual con el que los niños y jóvenes habitan por el sistema escolar. Surge inmediatamente la siguiente inquietud: ¿en qué consiste ese plus, ese adicional, que hace que para algunos alumnos la escuela represente una confirmación de su lugar social y para otros, a condiciones objetivas prácticamente idénticas, continúe siendo una promesa a futuro? ¿Qué es aquello que marca la diferencia entre las escuelas?