BENEMÉRITA ESCUELA NORMAL “MANUEL ÁVILA CAMACHO”
Artículo de opinión de la lectura: “Aprender en la vida y en la escuela” Observación y Análisis de la Práctica Educativa Maestra: Tehua Xóchitl Márquez Carrillo
2014 Ilse María Ovalle Robles Segundo Semestre Licenciatura en Educación Preescolar 01/01/2014
ARTÍCULO DE OPINIÓN: “APRENDER EN LA ESCUELA Y EN LA VIDA” DE JUAN DELVAL El autor muestra un texto que dice que, para comprender por qué existe el fracaso y la deserción escolar, hay que conocer primero para qué sirve y sus funciones. Las personas tienen la idea de que en ella se transmiten conocimientos, pero en realidad la esencia de la escuela es preparar a los nuevos individuos para que estén listos para vivir en sociedad. Sin embargo, es cierto que hoy en día la escuela se ha alejado de la vida, pues los contenidos que desarrolla no son puestos en práctica en la vida cotidiana. Es un hecho que la escuela ha cambiado. Delval habla acerca de cómo era la educación en el pasado. Ahí es donde hace énfasis en que antes eran dos personas distintas las que se dedicaban a enseñar: uno era un profesor doméstico, un pedagogo que impartía lecciones sobre la vida, cómo comportarse en sociedad y algunos valores; el otro era un maestro que enseñaba en escuelas, las lecciones de este se basaban en habilidades básicas como la escritura, lectura y cálculo, conocimientos técnicos básicos que no se aprendían fuera de la escuela. Dice que, incluso desde aquél entonces, era mejor reconocido el pedagogo que el maestro de la escuela, pues el primero enseñaba para la vida. El acceso a la educación como un derecho humano es una oportunidad de la que nuestros antepasados no gozaban, y a pesar de ello, muchos individuos desaprovechan. Hay múltiples razones por la que esto sucede y Delval menciona algunas. Actualmente, la escuela es obligatoria, pero el hecho de que así se considere no significa que así suceda. Es acertado su comentario donde dice que, la obligatoriedad de la educación se entiende como que, todos deben asistir a ella, y de igual manera, todos deben servir para estudiar, porque eso se ve. La escuela ha venido actuando como creyendo que su función y actividad es infalible, no sabe cómo lidiar con los fracasos escolares. Es lógico pensar que, cuando uno no aprende una lección, debe repetirla. Pero el trabajo con seres humanos es algo más complejo. Delval menciona con asertivamente que los alumnos que repiten año, se sienten incómodos al no estar con compañeros de su edad, y que además de esto son catalogados como “tontos”. Aunque es una opción contra el fracaso, el individuo que se encuentre en esa situación se enfrenta a múltiples situaciones que pueden llevarlo al abandono definitivo. Es entonces donde creo conveniente que los docentes apoyen a estos alumnos, que se les regularice de manera temprana para no llegar a esta situación. Otra de las razones es, la situación de la familia del estudiante. El que la familia tenga conflictos, aunque no sean directamente relacionados con el alumno, llega a afectar el rendimiento de este en la escuela. Especialmente el nivel económico de la familia juega un papel importante, pues muchas veces los hijos son quienes contribuyen con
sus padres al sostenimiento de la familia. Consideran mucho más útil que aporten dinero a que asistan a la escuela, pues esta no le garantiza al niño un empleo, idea que se refuerza cuando se ve que los resultados del niño son deficientes. Pero la razón que Delval menciona que me parece más importante es el divorcio que la escuela ha marcado entre sus contenidos y la vida que los individuos desarrollan fuera de esta. Me considero víctima de este fenómeno, porque no sólo no encontré mucho tiempo la relación de los contenidos escolares con la vida en la realidad, sino que además no entendí la razón de por qué se debía asistir a la escuela. Cuando preguntas el por qué la importancia de la vida escolar, te responden cosas como “para obtener un buen trabajo”. Con respuestas así, surgen más dudas, pues por un momento te hacen creer que los oficios no son buenos trabajos. Nadie explicaba que la escuela podía cambiar la situación económica de las personas, que enriquecía las mentes. En mi lógica infantil, si la escuela era aburrida, y esta servía para tener trabajo, el trabajo sería aburrido, y si el trabajo era aburrido, no quería trabajar, por lo tanto, no quería estudiar. Claramente, no se hace lo que un niño quiere, seguí estudiando. Me esforzaba en la escuela, pues era mi único deber, por lo que siempre me ha ido bien. Sin embargo, a pesar de mis buenas notas en la escuela, yo no sabía desenvolverme socialmente. No me enseñaron cómo funcionaba el mundo a mi alrededor, y no lograba exitosas relaciones sociales. En la escuela me enseñaron a resolver problemas que esporádicamente experimenté en mi vida cotidiana. Está claro que, aquello que no nos interesa, difícilmente lo consigamos y que, aquello que creamos inútil, que no usemos o reforcemos en la práctica cotidiana, permanezca en nuestra memoria. Finalmente, me llamó mucho la atención las funciones que Delval analiza tiene actualmente la escuela. Entre ellas, está la de una guardería de niños. Coincido pues es verdad que la mujer se ha introducido fuertemente en la vida laboral, y ha tenido que dejar a sus hijos para poder mantenerlos. Esto se refuerza con el incremento de madres solteras. Otro es el de un espacio para la socialización. Los niños conviven con compañeros de su edad, aprenden a desenvolverse con ellos y además establecen relaciones sociales, lejos de las influencias afectivas que se dan en el ambiente familiar. Es dentro de la escuela donde los niños establecen amistades más frecuentemente, pues los niños ya no salen a las calles por los cambios, falta de seguridad y espacios. La escuela también cumple con la transmisión de conocimientos, especialmente los de tipo científico, que no se aprenden en la familia o sociedad. Además sirve como rito de iniciación, es decir que, la sociedad establece como una norma social el hecho de que en cuanto sea posible, los individuos deben asistir a la escuela, de lo contrario, son excluidos o discriminados. Vincular los conocimientos con la vida cotidiana, vigilar el proceso de aprendizaje de los alumnos y dejar claro el por qué la educación es necesaria, puede lograr el cambio.