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DIVIDIENDO EL ESPACIO
Tanto en el pasado como en la actualidad, el interiorismo japonés busca aprovechar los espacios en casa de la mejor manera posible. En el pasado tradicional, la costumbre indicaba el uso de interiores con áreas comunes, sin muros divisorios de madera que pudiesen perjudicar el andar interior. La necesidad posterior de identificar ciertas áreas para usos específicos como salones de té, dormitorios y más, propicio la aparición e implementación de muros divisorios, unos que lograsen cumplir con su tarea divisoria pero que no atenten de manera definitiva con la libre circulación de los usuarios por el interior y exterior.
Dividir el espacio se convirtió en un arte, tanto así que elaborar esos muros y puertas resultaría en un recurso cargado de composición específica y no solamente agregar una puerta de madera sobre bisagras. Para los japoneses del siglo XV, dividir los interiores debería representar un arte, por lo que el surgimiento del Fusuma significó complejidad en su elaboración e incluso un medio para expresar el arte tradicional japonés como decoración. Y para exteriores, los Shojji representaron la posibilidad de cerrar accesos y aún así mantener la iluminación tenue del sol exterior dentro de las estancias de casas y recintos tradicionales.
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