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SEÑALES DE PELIGRO EN LA RELACIÓN LABORAL: PARA LA EMPRESA Y PARA EL COLABORADOR

a salida de un excelente trabajador siempre ocasiona trastornos en los procesos de la empresa. Esta salida puede ser provocada por muchos factores, sin embargo, se han detectado señales que pueden servir al empresario y al trabajador para darse cuenta de la situación de la relación laboral entre ellos, para tratar de solucionar cualquier posible conflicto antes de que sea tarde.

No debemos ignorar que la globalización y la competencia han provocado una mayor flexibilidad laboral, de parte del empleador y del empleado, por lo que el trabajador busca en forma cada vez más frecuente un cambio de empresa como una forma de escalamiento, tanto de sus conocimientos y experiencia, como de su nivel de puesto y retribuciones.

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Esto también es provocado y aceptado por la empresa, pues le conviene contratar constantemente a personal con más conocimientos y experiencia.

Sin embargo, a pesar de los grandes conocimientos y experiencia, en todo lo anterior existe un elemento de suma importancia: La actitud.

La inconformidad en el puesto provoca un descenso en los niveles de motivación del trabajador, así como estrés laboral que a la postre viene a ser causa de un déficit de atención, que provoca aumento de errores en la ejecución de las tareas, demora en los tiempos asignados y, en consecuencia, una baja en la rentabilidad del negocio.

Todo lo anterior, que ya era común hasta hace un año, se ha acrecentado con la pandemia del coronavirus, que en general en el país ha provocado una disminución en los sueldos de un 15%, por lo que, con seguridad, los trabajadores han estado valorando un posible cambio de trabajo porque no están a gusto en su actual empresa o porque buscan una mejora en su vida laboral.

No hay una cifra mágica para determinar el tiempo de permanencia de un colaborador en una empresa, pues varía según en puesto y el país.

A este respecto, BBB Mundo y Hays Recruiting Experts señalan que para un cargo gerencial la relación laboral dura, por lo menos, tres años, pues un menor tiempo puede encender focos de alarma por inestabilidad en los futuros empleadores. Por el contrario, durar más de siete años en un mismo puesto puede ser calificado como conformista y provocar dudas sobre si pudiera ser un buen candidato para el reto de una nueva posición o nueva empresa.

A todo lo anterior debemos añadir las tensiones físicas, mentales y anímicas que colapsan en lo que se ha denominado estrés laboral, que es el estado de afectación al que cae una persona debido a la excesiva presión que tiene lugar en el entorno de trabajo. Generalmente es consecuencia del desequilibrio entre la exigencia laboral, y también las propias, contra la capacidad o recursos disponibles para cumplir eficientemente las metas propuestas.

Esto debe tomarse en forma muy seria, pues según cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) (http://www.imss.gob.mx/salud-enlinea/estres-laboral) 75 de cada 100 trabajadores padece el denominado estrés laboral, superando a países como China y los Estados Unidos de Norteamérica, definiéndolo de la siguiente forma: “Tipo de estrés donde la creciente presión en el entorno laboral puede provocar la saturación física y/o mental del trabajador, generando diversas consecuencias que no sólo afectan la salud, sino también su entorno más próximo ya que genera un desequilibrio entre lo laboral y lo personal”.

Por supuesto, estos factores no afectan de la misma forma a todos los individuos. Existen trabajadores que trabajan muy bien con una gran carga de trabajo y que, por el contrario, les afecta negativamente tomar una decisión. Es decir, no existe una regla definida para saber hasta dónde se puede ejercer una presión sin que afecte la salud mental, física o emocional de un trabajador.

Por todo lo anterior, y para prevenir una interrupción en el flujo armónico de los procesos en la empresa, que a su vez afectan los resultados y rentabilidad, es conveniente que las áreas encargadas de la gestión del capital humano (en las MPYMES el dueño-director) estén atentas a los síntomas o actitudes que el colaborador presenta durante su permanencia en la empresa y también tratar de conocer lo que le sucede una vez que sale de ella.

A continuación se presentan de forma enunciativa más no limitativa , algunas de las actitudes que pudieran considerarse como focos de atención, tanto para los empresarios como para la auto-observación que de su comportamiento puedan hacer los colaboradores. Debe aclararse que estas actitudes pueden presentarse una o más al mismo tiempo.

Puntos de atención para la empresa:

 El trabajador demuestra cansancio físico y/o mental

 Falta de atención, frecuentemente comete errores que antes no hacía

 Confusión y olvidos

 Demora los tiempos de entrega manteniéndose ocupado en otras cosas no prioritarias (procrastinación)

 Disminución en la productividad

 Reducción de la capacidad para resolver problemas

 Dificultad en la capacidad de aprendizaje

 Aislamiento. Rechaza la integración para participar como miembro de un equipo de trabajo

 Ausentismo frecuente, sea o no justificado

 Actitud cínica y trato brusco

 Impaciencia, irritabilidad y mal humor

 Descuido en su presentación personal

 Dificultades en el habla

 Risa nerviosa y/o llanto

 Aprieta las mandíbulas o las manos con frecuencia

 Depresión, tristeza, apatía

 Baja autoestima

Puntos de auto observación para el trabajador:

 No se siente bien en el trabajo

 Palpitaciones, respiración agitada, aumento de la presión sanguínea,

 Alteración y problemas del sueño

 Fatiga crónica

 Dolor de cabeza y dolor muscular, sobre todo en la espalda, cuello y mandíbulas

 Gastritis y baja de peso

 Aburrimiento y distanciamiento afectivo

 Ausentismo laboral

 Cambio de hábitos. Aumento en consumo de café, cigarrillos, alcohol

 Dificultad para concentrarse

 Impaciencia, irritabilidad y mal humor

 Depresión, ansiedad, tristeza, apatía

 Frustración

 Impotencia sexual

 Conflictos con el grupo familiar por la falta de posibilidades para conciliar la vida laboral con la personal

 Pensamientos constantes y focalizados como la preocupación por un posible despido

 Conductas violentas y/o de alto riesgo

 Le resta importancia a su presentación personal

 El tiempo no pasa, mira frecuentemente el reloj porque para él el tiempo va demasiado lento. Si el trabajador o el empleador detectan algunos de estos síntomas o conductas, es conveniente que tengan un acercamiento sincero y proactivo para poder detectar las causas de esta actitud y entonces tener bases más realistas para tomar alguna determinación.

O mejor aún, establecer un programa regular de acercamiento y empatía entre la empresa y el trabajador para conocer periódicamente sus motivaciones y problemas dentro de la empresa, con el fin de buscar la solución y generar un ambiente de rendimiento estable y seguro dentro de los procesos del negocio.

Recordemos que la empresa ya invirtió recursos para que el trabajador tuviera los conocimientos y experiencia necesarios al puesto y que su salida no solamente nos provocaría una nueva inversión en el trabajador que lo sustituya, sino también demora y riesgo mientras se dan los tiempos de aprendizaje y adaptación. El trabajador tiene el llamado know-how, sabe cómo hacer las cosas, así que es preferible rescatarlo antes de perderlo.

El C.P. y maestro Jorge Arturo López Mátuz es socio director de Consultoría Integral para Alta Dirección. Se ha especializado en Capital Humano, Administración y Mercadotecnia. Investigador e innovador, con conocimientos actualizados y más de 40 años de experiencia. Es asesor de organismos empresariales y en el sector público. Comentarista en medios de comunicación y columnista en diversos periódicos sobre temas empresariales.Tiene registrados 81 cursos de su autoría en la Secretaría de Trabajo y Previsión Social y, en forma adicional a las horas de academia, a la fecha ha impartido más de 3,700 cursos y conferencias acerca de temas de su especialidad. Puede consultarle en el e-mail: jalmatuz@hotmail.com

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