Revista Salud LMental N°4 Mayo 2021

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Para enviar textos con temas de psicología, psiquiatría, salud integral, consultorías en salud mental, psicosocial, arteterapia, psicodrama, etc. Estamos continuando con el cuarto número de la Revista de Salud LMental Escribir al correo: psicosaludvg@gmail.com

BASES DE PUBLICACIÓN

Enviar un texto de dos páginas en letra Times New Roman 12, con interlineado 1,5 considerando temáticas afines a la Salud Mental y en un formato como en el que aparece en cada artículo del presente número. En su forma cada trabajo debe incluir una descripción con objetivos, metodología, resultados y conclusiones. Si se trata de un tema de investigación, con sus respectivas gráficas, citas y bibliografía. Los trabajos descriptivos, cualitativos y de análisis-reflexión, se enviarán con sus citas y bibliografía al final del estudio anotando autor, título del texto citado y año de la publicación. El nombre junto título y/o grado del autor y su lugar de desempeño o formación. Los textos aquí publicados son de responsabilidad de cada autor. Enviar dentro del plazo de recepción (20 de marzo año 2022) al correo señalado al inicio: psicosaludvg@gmail.com

DIRECTORA:

Ps. Verónica Garay Moffat

COLABORADORES:

Ps. Rubén Darío Gil Gómez Ps. Juan Pablo Vicencio Cisternas

EDITOR:

Patricio Vidal Toro

DIFUSIÓN:

Macarena Prieto Sepúlveda

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“Nobleza, dignidad, constancia y cierto risueño coraje. Todo lo que constituye la grandeza sigue siendo esencialmente lo mismo a través de los siglos”.

Hannah Arendt

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INDICE Página Bases de Publicación………………………………………………………………….………………….…….............. 1 Índice………………………………………………………………………………………………….…..……………............ 3 Palabras al inicio………………………………………………………………………………………………….............. 4 “La Pandemia y la Vejez, ¿tiempos de mascarilla?” Eugenio Gutiérrez Valpuesta…………………………………………………………………..………………...............5 “Remontando la crisis democrática: las posibilidades de una pedagogía política” Jorge Osorio Vargas..……………………………………………………………………………………………….............. 8 “Economía y Pandemia” Gonzalo Villarino Herrería……………………………………..........................13 “Aislamiento y Creatividad: formas de afrontar una pandemia” Verónica Garay Moffat………………………………………………………………………..…………………............... 16 “Taller de Psicodrama: abuso sexual manifiesto y latente” Concepción Mercader Larios……………………………………………………..……………..……………................ 19 “Trabajo Comunitario y Sentido de Vida” Luis Weinstein Crenovich………………………………………………………………….……….…………................. 24 “La Persona del Terapeuta en Contexto de Pandemia” Ps. Juan Pablo Vicencio Cisternas.……………………………………………………….…..………..…................ 29 Criterios de Publicación………………..……………………………….……………………………….……................. 34

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PALABRAS AL INICIO Después de vivir ya por más de un año con esta amenazante pandemia, no queda más que actuar a nivel preventivo, y mientras tanto en lo que concierne a esta revista, motivar para seguir escribiendo y recibir los textos que nos han llegado, coincidentemente varios de ellos refiriéndose directa o indirectamente, al tema contingente, que afecta a toda la población del planeta. Hemos sobrevivido al confinamiento total o parcial, según hayan sido las localidades más afectadas, de norte a sur. Otros en cambio han partido sin gran despedida, como se hubiera querido, todo esto debido a lo drástico del contagio persona a persona. En lo social y psicológico, la crisis tocando las áreas económica, educacional, salud y equilibrio medioambiental, envejecimiento, entre otras. Los recursos digitales han venido a suplir los encuentros directos, lo que por un lado ha facilitado la comunicación a distancia, en desmedro sin embargo del contacto cercano y directo, cambiando las maneras de relacionarnos. La instantaneidad y facilidad para atravesar continentes, hace posible intercambiar cultura y aprendizajes, haciendo esta vez la historia en forma global digitalizada, rescatando el valor de las identidades locales, sin diluirlas totalmente en esa matrix cibernética. La literatura, el arte, la música, dentro de lo que permite seguir desarrollando creatividad, aún en aislamiento, hablan de que el ser humano se las ingenia tarde o temprano, para encontrar maneras de seguir viviendo. Se quiere vivir, sea como sea, y surge así también la mirada del otro, la ayuda, la necesidad de hacer un camino juntos, sin las mismas metas exitosas de antes, sino sólo en el acompañarnos, pero también reflexionando sobre todo con preguntas sobre la supervivencia y observando también como lo están pasando las otras especies. De la autopoiesis tan propia de la vida, parece que transitamos hacia la simpoiesis, que consiste en ver qué surgirá de la mixtura interespecies de Hanaway, y lo que nos vienen a decir los virus sobre la vulnerabilidad humana. En este número se tratan temas como la vejez y lo que significa ésta, desde la integración, a sabiendas de que se requiere ahondar en sus derechos y sacarlos a la luz, también la evolución del poder mirado desde la crisis, y la necesidad de una nueva pedagogía. La resiliencia esta vez, se aborda mirando la polaridad aislamiento y la creatividad, siendo ésta última, la llave que permite salir del estancamiento que produce una pandemia como ésta. Se aborda la crisis social, y lo comunitario como un hacer desde el sentido y la persona del terapeuta. Por otro lado, el psicodrama sigue aquí en este número, dedicando un espacio a las terapias grupales de la traumatización, lo que resulta indispensable, como metodología que va en ayuda de quienes han sido afectados por situaciones de abuso sexual.

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“LA PANDEMIA Y LA VEJEZ, ¿TIEMPOS DE MASCARILLA?” Eugenio Gutiérrez Valpuesta 1

Curiosamente, en estos tiempos de mascarilla, entre nosotros, muchas cosas han quedado al desnudo. Es una paradoja. Mucho de lo que no queríamos ver, ahora, con mascarilla de por medio, nos muestra su verdadero rostro. Así, entre otras cosas, este tiempo nos ha hecho patente la fragilidad de la vida, la debilidad de las redes comunitarias en nuestro sistema sanitario, las desiguales condiciones de vida de unos y otros, el nivel de hacinamiento en que tantos viven, la soledad y la marginación de los más viejos. En relación a las personas mayores, es necesario consignar lo siguiente. La mayor vulnerabilidad de los más envejecidos, unida a ser ellos, en muchas ocasiones, portadores de otras patologías, hizo emerger, en el mundo, en los momentos más críticos vividos en los establecimientos de salud, dudosos criterios de elección para una sanidad selectiva en favor de los más jóvenes y los más sanos. 2 Desde luego, esta práctica no forma parte de los datos oficiales. En consecuencia, no es extraño que más del ochenta y seis por ciento de los fallecidos en esta pandemia sean mayores de sesenta años. Son muchas las condiciones que lo facilitan. Grandes urbes, grandes aglomeraciones, miles y miles de personas habitando viviendas pequeñas y una población acelerada por cumplir con las obligaciones diarias, empujan, desde hace años, a muchos grupos familiares a internar y marginar a los mayores en instituciones altamente funcionales al actual orden social. Sin embargo, es conveniente tener presente que solo uno de cada cinco de los mayores no es autovalente. Las personas mayores como seres residuales. La pandemia lo ha hecho patente, como varias otras cosas.

Antropólogo y Profesor Universitario, miembro de la agrupación Mayores para el Desarrollo Al respecto, es de interés ver ´Sin ancianos no hay futuro: no a una sanidad selectiva´, de la Comunidad Sant´Egidio. 2017.

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En este marco de incertidumbre, desde hace bastante tiempo, algo está develándose ante nosotros cada día con más fuerza. La aceleración de la historia, o como lo llaman otros, la modernidad capitalista, junto a un desarrollo tecnológico desatado, lleva consigo, sino del todo, en buena medida, el sello de la obsolescencia temprana, es decir, la impronta de cierta incomodidad e insuficiencia de nuestros actuales marcos interpretativos, así como de muchos valores y creencias que hasta hace poco parecían inamovibles. De tal manera que, las tradicionales bases del orden social en torno a realidades que hoy día van siendo dejadas atrás (religión, división de roles por género, conceptos de matrimonio y familia, entre otros), han sido desplazadas por la modernidad, la razón y la tecnología, la ciencia, el conocimiento y la información. Pero, en este marco general tendiente a homogenizar a los seres humanos, ha crecido la diversidad en los seres humanos, y, así, estamos formando parte de una inédita longevidad de los seres humanos; lo que es, vaya paradoja, un logro de la modernidad. Efectivamente, pese a la pleitesía que la modernidad rinde al porvenir, a la novedad y la juventud, al cambio permanente y a la actualización, cada día es mayor el porcentaje de personas mayores en nuestra sociedad. Es más, los actuales mayores de setenta años se asemejan a los mayores de cincuenta de medio siglo atrás, y, pronto, como ya sucede en algunos países, entre nuestros vocablos se instalará la categoría de los “centenarios”. No obstante, comúnmente en nuestra percepción y trato social prevalece la mirada asistencial, cargada de un paternalismo exacerbado que, durante esta pandemia, ha discriminado a la persona mayor homologando al envejecimiento a un progresivo proceso de deterioro y pérdidas. Y, lo más grave, no sólo de pérdidas a nivel biológico sino, incluso, de pérdida de derechos sociales. Baste recordar, la cuarentena para los mayores de setenta y cinco años establecida desde mediados del mes de mayo del presente; medida que es una señal más del paradigma asistencialista, que orienta la gestión paternalista hacia los mayores de nuestra sociedad. Una pregunta, ¿tenemos conciencia de los derechos de las personas mayores? Este tiempo de mascarilla ha desnudado el nivel de discriminación en el que viven las personas mayores en nuestra sociedad. En una sociedad profundamente desigual como la nuestra, sabemos que, a lo largo de la vida, son muchos los factores sociales y culturales, psicológicos y biológicos que han ido determinando, de manera diferenciada, la salud mental de las personas. Sin embargo, no es extraño identificar a la depresión como una de las afecciones más comunes entre los mayores. 3

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OPS, La salud mental y los adultos mayores´, 2011.

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Sabemos algo que es cierto, el carácter social de los seres humanos no se pierde con la edad. De modo que, a la ausencia de un rol social una vez jubilada la persona, junto al abandono familiar, no resulta raro que ello en la persona mayor derive en experiencias de intranquilidad o preocupación. Los seres vivos somos vulnerables al maltrato. También, lo son las personas mayores. Y éstas, en especial, a la grave pérdida de dignidad y de respeto. Los adultos mayores también son vulnerables al maltrato, sea físico, psicológico, emocional, económico o social. Los estereotipos asociados a la vejez, tales como enfermedad, deterioro, dependencia, obsolescencia, han desnudado con esta pandemia cómo ellos facilitan un tema tan candente como lo ha sido la sanidad selectiva, ya mencionada con anterioridad. Por último, en estos tiempos de mascarilla, reconozcamos algo más. Para los mayores y para los no mayores, durante esta pandemia se ha instalado con fuerza inusitada entre nosotros, el vivo sentimiento de temor a la muerte y a lo desconocido. Al respecto, valga recordar a T.S. Eliot, quien ya en 1934, se preguntaba: "¿dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento?, ¿dónde el conocimiento que hemos perdido en información?" 4.

Bibliografía: Comunidad Sant´Egidio, ´Sin ancianos no hay futuro: no a una sanidad selectiva´, https://www.vaticannews.va/es/mundo/news/2020-05/sant-egidio-sin-ancianos-no-hay-futuro-nosanidad-selectiva.html

en

Eliot, T.S., ´El primer coro de la roca´, 1934. En: https://trianarts.com/t-s-eliot-el-primer-coro-de-laroca/#sthash.5ABza9HB.6SivtrO9.dpbs Rubio Herrera, Ramiro y Laura Rubio Rubio, “El envejecimiento con éxito en el adulto mayor: algunos indicadores europeos”, págs. 37 a 65, Organización Panamericana de la Salud. La salud de los adultos mayores: una visión compartida. 2ª Edición. Washington, D.C.: OPS, 2011.

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T.S. Eliot, La roca, 1934.

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REMONTANDO LA CRISIS DEMOCRÁTICA: las posibilidades de una pedagogía política Jorge Osorio Vargas 5

La democracia supone una moralidad pública compartida por los ciudadanos (as) que llamaremos ética civil. Esta es una afirmación que comparten los teóricos y el sentido común de la gente. Nunca como ahora la opinión pública se refiere a la necesidad de una regeneración moral de la política. La que se entiende como una reacción a su descrédito y a su vaciamiento solidario y vincular, entre otras razones. En nuestros países el tema predominante entre los movimientos ciudadanos es no sólo justificar y demostrar en la práctica la relación entre ética y democracia, sino conseguir una revitalización ética de la sociedad (y de las democracias). Este tema "clásico" del vínculo entre teoría política y práctica ética, se actualiza en los términos de que la democracia requiere, sostenerse en procedimientos donde "lo deseado" debe validarse deliberativamente, participativamente, comunicacionalmente. De ahí el valor de la imagen de la "plaza pública" para indicar el atributo comunicacional de toda acción política y de la institución democrática. Junto a este sentir común acerca del "descrédito" de la política democrática constatamos un proceso más profundo que marca una tendencia clave para entender la actualidad de nuestros países: estamos viviendo cambios en el sentido y en la estructura misma de la política. Norbert Lechner planteaba que es preciso hacer una nueva cartografía de la política latinoamericana. Sus territorios y funciones han mutado por efecto de la globalización y de la hipermediatización, en el decir del mismo Lechner (Lechner, 1996). Desde el punto de vista de la construcción de una pedagogía política se requieren reconstruir los códigos interpretativos y hacer nuevos mapas cognitivos para comprender y actuar la política. La política ya no es lo que fue, señala Lechner, pero tampoco sabemos bien qué es realmente hoy y cuál es su futuro (Lechner 1996).

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Profesor de la Escuela de Psicología de la Universidad de Valparaíso y miembro de RUEPJA Jorge.osorio@uv.cl

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El Cartógrafo Una pedagogía política no puede plantearse sino como una propuesta en transición (en obra) pues la misma política está en transición. La democracia se nos presenta sin un sentido unívoco. Lechner dice que no es lo mismo tener democracia que gobernar democráticamente. Tiene razón. Cognitivamente es preciso complejizar la mirada. Estamos siendo partícipes de nuevos procesos de diferenciación social. Los diferentes campos (economía, cultura, política) adquieren cada vez más autonomía. Esta pluralidad de campos autónomos segmenta intereses materiales e impide los principios, la acción y las identidades colectivas. Existe una crisis del sentido de lo común. Lechner habla de una sociedad sin centro, lo que cuestiona el Estado y la política como instancias generales de representación y coordinación de la sociedad (Lechner, 1996). La nueva diversidad estructural pone en jaque la función integradora de la política, como vértice ordenador de la sociedad. Una pregunta clave para la pedagogía política entonces es, cuál es el lugar de la política y el valor de ésta. Máxime en un contexto donde el mercado adquiere una gravitación clave en lo social. La mercantilización de las más diversas relaciones humanas moldean un nuevo tipo de socialización. El mercado se impone a la política y se reestructura la relación entre lo privado y lo público. El espacio público es mucho menos condicionado por la política, que por el mercado. Desde una perspectiva crítica esto significa que lo público es un espacio mitigado para el desarrollo de la ciudadanía, pues el mercado adquiere un carácter público, y sus marcos establecen las medidas de las propias relaciones públicas (competencia, productividades, eficiencias, oportunidades). Todos los límites se ven cuestionados en la nueva cartografía, plantea Lechner (Lechner, 1996). Por ejemplo: asuntos del mundo privado adquieren visibilidad y la agenda pública se tiñe de experiencias privadas. Numerosos movimientos se plantean en esta coyuntura con la consigna de ciudadanizar la política, planteando el desplazamiento del eje de la acción política del Estado a la ciudadanía. Resurge la utopía ciudadana rescatando las mejores tradiciones liberales. Este es sin duda otro tema clave de la agenda de debate de la nueva pedagogía política. La política institucional restringe su campo de acción, son más limitados los recursos disponibles para "hacer política institucional" y el financiamiento de las acciones públicas se hace inalcanzable para los movimientos ciudadanos independientes de cualquier poder fáctico (empresarios, militares, iglesias, medios de comunicación). Por ello la acción política de estos movimientos se hace en el límite de la política.

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Se produce una especie de informalización de la política, un desborde ciudadano de la política institucional. Esta situación disminuye la distancia entre la política y la sociedad, pero simultáneamente provoca un vaciamiento de las instituciones políticas y su crisis de credibilidad.

El Príncipe Se ha introducido en la agenda de los movimientos ciudadanos la idea de gobernabilidad. En el pasado, éste fue un concepto orientado a desarrollar estrategias de limitación de las tendencias de cambio. Se entendió la mayoría de las veces como la expresión de una lógica reactiva a la incertidumbre y de control social. En las transiciones políticas del Sur, luego de las dictaduras militares, gobernabilidad se entendió como la lógica política del realismo, como una capacidad de los gobernantes para adaptarse a la realidad de lo posible, vinculada a una estrategia de consenso con las fuerzas que sostuvieron el antiguo régimen y de moderación de las relaciones entre los gobiernos civiles y los militares. Cada país desarrolló su propia versión de esta gobernabilidad. Sin embargo, más recientemente ha existido una relectura de la gobernabilidad desde los movimientos ciudadanos y de grupos intelectuales que buscan nuevas vías para enfrentar la política de sus países. Según este enfoque, la gobernabilidad se refiere a la capacidad política de una sociedad, a su habilitación para autoconstruirse políticamente. De ahí que gobernabilidad tenga un fuerte componente pedagógico y se prefiera adjetivarla: gobernabilidad ciudadana ( y se aplica a diversas instituciones: municipios ciudadanos, escuela ciudadanas, centros ciudadanos de salud, entre otras ).Gobernabilidad ciudadana es entonces, el conjunto de acciones asociadas a la creación de relaciones ciudadanas, mediatizadas por procedimientos e instituciones democráticas, en que la relación gobierno-ciudadanía está normada por procedimientos de balance, fiscalización, revocación de mandatos y un constante perfeccionamiento de las reglas. En este sentido, gobernabilidad es una manera de implicar poder y ciudadanía, a través de una democracia participativa. Recogiendo una antigua tradición jurídico-política que viene desde la época medieval, también podemos entender gobernabilidad como el atributo del buen gobierno, o la calidad de la gestión del gobierno. También es posible hablar de gobernabilidad, como la capacidad de administrar sistemas políticos cada vez más complejos con democracia. Nos volvemos a encontrar entonces ante la necesidad de reflexionar acerca del discurso ciudadano radical (que en el apartado anterior llamábamos "la utopía del ciudadano") que ante el requerimiento de definir gobernabilidad lo hace como la capacidad de autogobierno de la propia sociedad, como construcción de una ciudadanía participativa, reponiendo el rol de la política como 10


un factor eliminador de las discriminaciones del mercado, y la importancia de las reformas institucionales para hacer de la democracia un régimen participativo.

El (La) Ciudadano (a) La crisis de la política ha dado lugar a la muerte y resurrección de muchas palabras (gobernabilidad y ciudadanía, entre otras). Sin embargo, es preciso no olvidar que la situación de fondo tiene que ver con procesos bien conocidos y cotidianos para nosotros, como son el malestar democrático y la frustración o pesimismo social. Sabemos que estos males también se expresan en los países del Norte. Será preciso entonces que nuestra agenda incluya más adelante una reflexión integradora y comparada con los procesos de tales países. Existen tres grandes maneras de mirar este asunto (ya no de coyuntura, sino un verdadero "asunto de época"). La manera neoconservadora tiene bastantes adherentes. Su planteamiento es seductor por lo simple: estamos viviendo una crisis moral fruto de una libertad sin límites, de un mercadismo extremo, de un neoliberalismo salvaje, de una liberación y experimentación sin límites, que se expresa en las vanguardias culturales, en el hedonismo, entre otras formas. Sin embargo, para esta mirada éste es el momento del agotamiento del experimentalismo, ya no hay lugar para "romper", la estética radical alcanzó su propia impotencia, y el capitalismo extremista se ve minado por su crisis de fundamentos valóricos y su incapacidad de crear un orden cultural que exprese jerarquías, tradiciones y comunidad. Desde la lectura neoconservadora se valoran las instituciones intermedias, las asociaciones que pongan al individuo en contacto con las tradiciones. Una segunda mirada es aquella que propone una desmoralización relativa de la política, por miedo a las pretensiones absolutistas de una ética crítica, por temor a un moralismo político que derive en una forma de fundamentalismo. Entiende la sociedad como sistemas que se auto refieren y cuyos regímenes políticos deben auto legitimarse, sin necesidad de apelar a referencias externas (a una moral, por ejemplo). Se nutre de una tendencia crítica a las narrativas y a los modelos sociales-ideológicos de la postguerra y en un distanciamiento radical de las filosofías de la modernidad. La política es el campo de la interpretación, de la construcción siempre relativa de decisiones éticas. No aspira a la constitución de actores colectivos y desconfía de los "sentidos comunes". Una tercera mirada comparte el diagnóstico de la “desorientación” valórica y del debilitamiento de los idearios comunitarios. Sin embargo, la causa no está en la cultura (según la mirada neoconservadora), sino en los sistemas tecno-económicos y en la administración del Estado moderno. La raíz de la anemia ética 11


está en el predominio de la racionalidad instrumental. La razón instrumental invade los espacios que antes pertenecieron a la razón directiva-práctico-políticoética. Sus consecuencias son una especie de sequía en las relaciones intersubjetivas que constituyen la matriz de la creación de los valores, como decía en la introducción de este artículo. La política cae bajo la dirección de los estrategas y técnicos. La política se diluye en la macroeconomía, que de ser un instrumento de gestión se transforma en una normativa, se liquida todo sentido de cambio y futuro y deja a la política en un estéril presentismo. El saber técnico reduce los espacios de la política. Empequeñece la participación; ámbitos como la educación son despojados de su riqueza intersubjetiva y se someten al saber técnico que los va funcionalizando. En este contexto, se replantea la ciudadanía. En los últimos años hemos sido partícipes de un atractivo debate político-pedagógico al respecto. Hemos hablado de ciudadanía como el derecho a tener derechos, en referencia al Estado que es la entidad a la que se le exigen. Esta visión acentúa la idea de ciudadanía como condición legal, como atributo, como el contenido de plena pertenencia a una comunidad política particular. Es común que se diga, además, que la ciudadanía es una actividad que depende de “mi” participación en la vida de las comunidades políticas, siendo su ejercicio una virtud, tal como lo ha entendido la tradición republicana. El republicanismo reconoce precisamente el valor intrínseco que tiene la participación política para los individuos, y para ello confía en que es posible educar para el ejercicio de las virtudes ciudadanas. Siendo la ciudadanía una cuestión de virtudes cívicas es propia que se promuevan asociaciones en las cuales se enseñen estas virtudes. Hemos debatido también la ciudadanía como la capacidad de cuestionar y controlar a la autoridad, involucrándonos en las discusiones públicas. Esto es la ciudadanía como racionalidad pública, lo que pedagógicamente significa aprender a argumentar, dar razones, deliberar, desarrollar la racionalidad comunicativa de los ciudadanos. Hay un entendimiento de ciudadanía que ha acentuado el pleno respeto y ejercicio de los derechos sociales, el rechazo a un retraimiento privatizador de la sociedad y a la clientilización, resaltándose la relación entre ciudadanía y construcción de capacidades, derechos y responsabilidades. Estamos, por lo dicho, ante un evento heurístico-político de gran trascendencia. Se trata de construir nuevas cartografías y experimentar una ciudadanía radical. Es el tiempo de las narraciones críticas, pero también de la reflexión imaginativa de la responsabilidad para gobernar y para sorprender lo fugaz, convirtiéndolo en futuro e inspiración. Referencias: Lechner, N. (1996). ¿Por qué la política ya no es lo que fue?, Revista Foro N°29, Bogotá.

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“ECONOMÍA, LA OTRA PANDEMIA” Gonzalo Villarino Herrería 6 Las enfermedades virales -padecimientos de larga data, tan antiguos como la humanidad- es probable que hayan encontrado campo fértil para su evolución y desarrollo al abandonar el hombre su existencia nómade y establecerse, creándose las condiciones para contraer desde los animales -con los que había formado comunidad- virus que amenazaran su salud y bienestar físico. El comercio, el intercambio y también las guerras entre clanes y tribus, han de haber servido como medios de transmisión para propagar la última adquisición humana: las enfermedades zoonóticas. De tiempos más cercanos -en esa estela de acontecimientos, algunos concatenados y otros de ocurrencia azarosa, que es la historia- existen testimonios escritos sobre muertes masivas provocadas por el estrecho contacto con vectores portadores de virus contagiantes. Durante el siglo II d.C., el imperio romano, regido a la sazón por un emperador filósofo, Marco Aurelio, sufrió por un par de décadas, los embates de una peste que cobró unos cinco millones de vidas, incluida la del mismo César. De más reciente recuerdo es la conocida peste negra, desatada en el siglo XIII, en Europa Central, y que habría acabado, según diversas fuentes, con un tercio de la población del mal llamado viejo continente. Según vemos, en lo referido a enfermedades transmisibles, que afectan porciones significativas de poblaciones, nada nuevo hay bajo el sol, como se reclamara en el libro del Eclesiastés. De los tantos anhelos que estas horas inciertas incuban ante nosotros, uno de los más caros, probablemente, es el deseo que esta epidemia global -con su secuela de más de 100 millones de infectados y 2,1 millones de muertos- traiga consigo una lluvia de humildad que inunde la vanidad humana, tan proclive a creer que su empeño e inteligencia todo lo puede, alardeando de impostados triunfos y victorias sobre la naturaleza, como de derrotas definitivas de pestes y plagas 7. Sobre los efectos que una pandemia puede llegar a provocar en un conglomerado humano, es posible extenderse desde ángulos diferentes, según se ponga el foco en tal o cual dimensión que interese relevar. Así, por ejemplo, tal vez resultará de utilidad conocer el impacto sobre la salud mental, es decir, la forma como la psiquis humana procesa, evalúa y reacciona a la información referente a la epidemia. Como también, podría ser de interés desentrañar los cambios en hábitos y costumbres a nivel social e individual, 6 7

Economista Universidad de Chile. Tal vez en la actualidad Yuval Noah Harari, sea el más genuino representante de esta desmesurada tendencia optimista.

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debido a restricciones impuestas por normativas o bien, por una conciencia temerosa de contraer la enfermedad y de convertirse en un vector de propagación. En este brevísimo opúsculo, nos proponemos fijar la visión en los cruces entre pandemia y economía. A modo de establecer un marco ético, aunque resulte redundante para muchos lectores; ante la insistencia de algunos majaderos que privilegian el desarrollo de actividades productivas por sobre el cuidado de la salud, como si estuviéramos en tiempos normales, es necesario aclarar que la economía debe estar al servicio de la vida, que no la vida al servicio de la economía, lo cual equivale a decir que contra las pérdidas de rentas derivadas de una menor actividad económica, resultado de limitaciones impuestas a su ejercicio, siempre será posible establecer, con mayor o menor ingenio y concurrir, con mayor o menor eficacia, con instrumentos que auxilien a quienes han visto mermados sus ingresos. Hasta ahora, sin embargo, no se ha descubierto ningún procedimiento que restituya la vida a un fallecido. Debemos a Aristóteles la delicada distinción entre oikonomía y crematística, siendo la primera el conjunto de normas adecuadas a la buena administración de la casa o hacienda, en tanto que la crematística el arte de generar sumas crecientes de dinero. Sin lugar a dudas, la pandemia, con la disminución en el nivel de actividad productiva y su secuencia de desempleo, pérdida de ingresos, caída en la inversión, desplome de expectativas, ha interrumpido los flujos que alimentan y dan vida a ambas esferas. El tema de relevancia, tal vez, sea entender cómo desde la oikonomía, se pueda enfrentar un shock tan poderoso como el generado por la pandemia, pues inútil sería tratar de darle solución apelando a la codicia de la que se alimenta, en el mercado, la crematística. Quizás para iluminar convenientemente este asunto, debiéramos apoyarnos en Polanyi, y su famosa alegación contra el hipertrofiado rol que, a partir de la revolución industrial ha adquirido la “ciencia económica moderna”, la que, por supuesto, no hace las necesarias distinciones aristotélicas, creando una mixtura que confunde las normas de la administración de la casa, con las crecientes apetencias de acumulación de dinero. No algo diferente es lo que hemos visto en Chile, desde la emergencia de la pandemia: un esfuerzo por domeñar la oikonomía desde la crematística, mediante la imposición de regímenes de convivencia social que apelan más a la mantención de las actividades productivas, al respeto del dogma de los equilibrios fiscales, que al sostenimiento de la vida. En buenas cuentas, la sustitución de la Política -como instancia privilegiada para mediar y dirimir en los conflictos humanos- por la economía. 14


Como resultado de esta preeminencia de lo económico, el intercambio (transacciones entre agentes económicos, habitantes de un mercado), ha relegado a la reciprocidad (trabajo colaborativo) y a la redistribución (transferencia de un grupo social a otro), a un plano subordinado. De esta forma, la correcta administración de la casa que supone como requisito esencial la sanidad de todos sus moradores, se ha visto comprometida al obligarse a algunos de los residentes, a buscar formas de generación de ingresos, aun arriesgando tanto su salud física y mental, como la de sus vecinos. En efecto, la inexistencia de programas o instrumentos impulsados desde el gobierno central, adecuadamente calibrados a las necesidades básicas que una pandemia impone, se ha constituido en un factor desencadenante de aquello que ha de ser, según las mismas autoridades han pregonado, una necesaria medida de profilaxis, a saber, la evitación de aglomeraciones y tumultos que congreguen muchedumbres, como a diario acontece en el transporte público, en el comercio ambulante, en los grandes malls. Cuando el retrato de la pandemia, bosquejado sobre el áspero lienzo de la vida, no sea más que un triste recuerdo; cuando se hayan efectuado sumas y restas, sacándose las debidas cuentas; cuando se crea haber aprendido todas las lecciones; que este aprendizaje nos sea útil para no confundirnos y sepamos distinguir, de entre los preciosos dones de la vida, cual de aquellos, es el único que debemos dar al César. Bibliografía: La Nueva Biblia Latinoamericana. Coeditores Ediciones Paulinas y Editorial Verbo Divino. 1972. Yuval Noah Harari. De Animales a Dioses. Breve historia de la humanidad. Random House Mondadori S.A. 2014. Andrés Sáez. Revista chilena de infectología. Abril de 2016. Aristóteles. La Política. Biblioteca Clásica Gredos 116.1988. Karl Polanyi. La Gran Transformación. Crítica del liberalismo económico. Quipu editores.

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“AISLAMIENTO Y CREATIVIDAD: formas de afrontar una pandemia intimidadora” Verónica Garay Moffat 8

Los meses de encierro forzado reciente, debido a la pandemia provocada por un virus amenazante, ha hecho que el ser humano se pregunte acerca del sentido que todo esto tiene, en la época actual. De la polaridad estancamiento/creatividad, puede surgir quizás una serie de alternativas que abran caminos, para resolver los problemas existentes. Del aislamiento se deriva un estancamiento, una paralización que, en lo psicológico, se vive como depresión, desánimo, miedo a la muerte o a las consecuencias del contagio de una enfermedad que separa y atemoriza. La creatividad por otra parte, conecta al sí mismo con un movimiento generador, visto en la palabra como una poiesis, donde el logos, hace posible la visualización de una salida, focalizando en aquello que la obstaculiza. Pueden así originarse dos caminos posibles, con senderos intermedios, de vasos comunicantes. Uno, es la ausencia de logos, la paralización desde el miedo y la angustia, pero otro es, el movimiento que lleva hacia la creatividad. La paradoja de cómo puede darse esto simultáneamente, aun cuando exista la condición forzada de tener que permanecer en nuestros hogares, sintiendo que afuera transcurre la muerte, y que, cuando nos enteramos de ello, esto parece estar ocurriendo a través de un panóptico, que pretendiendo hacer transparente todo, consigue que la verdad televisada, se refleje en cada persona que se pregunta: ¿Y ahora qué? Los psicólogos observamos en la práctica clínica, que de un “fracaso” puede devenir un cambio, eso lo experimenta quién aprende de sus errores. Pero cuando es una sociedad entera la que vive el “fracaso de la cura en masa”, llega un curioso consuelo tras la tragedia, lo mejor es prevenir. Es el mal de muchos, consuelo porque nos pasa a todos, entonces resulta no tan terrible, al parecer, como ocurre por ejemplo en la estigmatización debida a un fracaso individual, donde se es señalado por los otros, o cuando alguien termina siendo marginado o discriminado, solo por ser diferente. Aquí estamos ahora en cambio en esta pandemia, todos en un mismo saco, y al parecer, transitando hacia un sitio que nadie conoce, lo que se refleja en expresiones como: “no se sabe que va a pasar no como saldremos de ésta”, “vendrá una nueva normalidad”, “el mundo nunca volverá a ser el mismo de antes”, surgiendo así innumerables hipótesis, que parecen dar cuenta de un fenómeno social que ocurre en un mundo que ya hace tiempo parecía estar dando claras señales de enfermedad.

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Psicóloga Clínica y Psicodramatista Centro Estudios Psicodrama, Directora de www.revistasaludlmental.cl

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Somos seres emocionales, intuitivos, y racionales, en variada proporción, donde el predominio de una u otra forma de organización, determina el abordaje de los problemas o situaciones de la vida diaria. El período de aislamiento obligado para algunos, ha proporcionado el tiempo necesario para actuar desde la condición predisponente natural, lo que acerca al sí mismo y expansión de la creatividad. En otros casos, esto no es posible, dado las dificultades que ocasiona el tener que adecuarse a una norma preventiva, que también por otro lado, restringe las posibilidades de acción y desempeño laboral que permiten la subsistencia. Las nuevas formas de digitalización vía transmisión en línea con el acercamiento a lo local, los cambios sociales derivados del uso de mascarillas y el uso de la distancia social, junto con un público ausente en restaurantes, centros culturales, teatros, museos, transportes colectivos etc., va haciendo necesario plantearse, qué ámbitos va a ir dejando fuera este virus. La salud por otro lado, va determinando como área protagónica, su instalación dentro del control social y sistemas de vigilancia, lo que hace recordar epidemias vividas por la humanidad en el pasado, que han matado a millones de personas. La diferencia con el Covid 19 será su presencia mundial televisada al instante, la competencia de países por conseguir una vacuna, y su trazabilidad con tecnología y métodos de seguimiento. También el poder contar a tiempo con diagnósticos preventivos PCR, y respiradores, permitiendo conseguir una categorización de aquellos países y sectores que acceden a éstos con mayor facilidad. Se habla entonces que estaríamos transitando, desde una sociedad del espectáculo, donde el arquetipo del bufón posibilitaba tomar todo medio en broma, hacia una sociedad de la vigilancia, donde los sectores relacionados con salud, seguridad, y digitalización, van tomando las riendas del asunto, y donde los arquetipos del héroe y del guerrero empiezan a hacerse cada vez más visibles. Queda sólo la interrogante de cómo se dará la sanación tras esos excesos, en que atañe al amor con sus nuevas formas de expresarse, debido al mismo distanciamiento, y de cómo este viejo arquetipo podrá ayudarnos en lo que vendrá, tras este nuevo modo de relacionarnos. Las propuestas de caminos posibles son entonces: la ecología, el arte, la digitalización bien llevada, y las nuevas formas de generar vínculos a distancia. El poder mirarnos hacia adentro, hacia la interioridad, pudiendo ser capaces de salir después de todo ese proceso, al mundo exterior, construyendo ojalá redes de apoyo y de solidaridad, en vez de mirarnos el ombligo, contemplando un espectáculo en forma pasiva, que sólo acrecienta el narcisismo. Se ha dicho que transitamos desde un antropocentrismo, hacia un biocentrismo. O mejor sería aún, hacia generar parentesco, en un Chthuluceno, donde la convivencia interespecies sea la alternativa a la extinción (Haraway, D.). 17


Lo que quedaría es dar a este paradigma, un sustento real, integrando también a las humanidades y las artes, en lo más humano de lo humano, de tal modo que la ciencia y técnica, no circulen por allí tan solas y pulcras, queriéndonos dar la panacea, y reduciéndonos a una mínima expresión. Me parece indispensable en esto incorporar cada vez más a la poesía como gigante visionaria, y como poesis.

Bibliografía Haraway, Donna, “Seguir con el problema” 3ª Edición, Consonni 2019 Jung, Karl G. “Arquetipos e Inconsciente Colectivo”, Ed. Paidós 1970 Lyon, David “El Ojo Electrónico. El auge de la sociedad de la Vigilancia. Alianza Madrid 1995 Weinstein, Luis “Autoritarismo o Creatividad Social” Ed.Minga, 2ª edición 2007 Bauman, Zygmunt & Lyon, David “Vigilancia Líquida” Ed. Paidós, 2013 Debord, Guy “La sociedad del Espectáculo”, Ed. Pre-Textos, 2005

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“TALLER DE PSICODRAMA: ABUSO SEXUAL MANIFIESTO Y LATENTE”. Concha Mercader Larios 9

Antes de describir las técnicas aplicadas en el abordaje del abuso sexual, me parece importante describir lo que voy a llamar abuso sexual manifiesto y latente. Como abuso sexual manifiesto conceptualizo toda conducta sexual impuesta, ya sea menor o adulto y, donde existe contacto físico. Como abuso sexual latente, todas aquellas conductas seductoras donde no tiene porqué existir contacto físico y donde puede haber confusión sobre su carga sexual. En las jornadas sobre abuso sexual, se realizó un taller pedagógico donde se abordaba terapéuticamente el abuso sexual con psicodrama. En ambos tipos de abuso se utilizaron dramatizaciones y técnica de construcción de imágenes. Me parece interesante aportar nuevas formas de abordaje que han surgido de las dificultades encontradas en la práctica privada, sobre todo en los casos donde el /la paciente no podía verbalizar lo que le había ocurrido y en los casos donde lo sexual comprometía al cuerpo llegando a invadir (felaciones, penetraciones, etc.). En estos casos he recurrido al objeto intraintermediario (Rojas Bermúdez, J. 1997), en concreto títeres en las dramatizaciones. Una breve descripción del trabajo realizado: Juego de roles: Es la línea de lo vivencial, de las emociones, se utiliza esta técnica cuando se trata de involucrar en la dramatización y lograr al mismo tiempo, su compromiso a nivel emocional. Lo importante es lograr la integración de todos los elementos “reales y fantaseados” (Rojas Bermúdez, J. 1997). Construcción de Imágenes: Es línea de lo intelectual, de la compresión global: de las estructuras de pensamiento, de las sensaciones y de las acciones. A partir de ella podemos tener acceso no solo al material en sí, sino también a la particular forma de configurar que presenta el material para el protagonista (Rojas Bermúdez, J. 1997).

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Psicóloga Sanitaria, Magister Ps.Clinica, Directora Escuela Psicodrama, Sociodrama y Psicodanza de Huelva.

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Títeres: Los títeres además de ser usados cuando existen alteraciones graves de la comunicación, suelen ser utilizados en dramatizaciones que conlleva un gran compromiso físico: temas sexuales y escenas de violencia, las escenas pueden ser interpretadas sin peligro real (Rojas Bermúdez, J. 1997). Descripción del Procedimiento de representación de escenas durante el juego: Grupo: El grupo estaba formado por profesionales, una psicóloga, trabajadores sociales, enfermera, educadora de menores. Para una mejor comprensión de las técnicas, voy a describir algunos casos donde éstas se han aplicado. Caso 1: Se representa escena traumática donde ella va dramatizando con los títeres alternando a los personajes, y cuando llega a rematrizar el punto cúlmine (penetración), deja los títeres, comienza a llorar verbalizando que ella sentía placer, aunque no quería hacerlo y que ella odia a su padre pero que también lo quiere, y que no comprende cómo le pasa todo esto (ambivalencia afectiva por disonancia). Otro aspecto explorado es el conflicto que surge en su relación con la madre, donde se vuelve a recurrir a los títeres y el locus de ella cuando esto ocurría, vuelve a escenificar con los títeres y la sitúa detrás de la puerta de la habitación la cual deja entreabierta y como el títere que representa a su madre mira y se va (complicidad pasiva). En la etapa de comentarios, habla de cómo su madre sabía lo que pasaba y no la protegía. Se vuelve a escenificar lo que le hubiera gustado que pasara, cogiendo un títere que la representa a ella en una mano, y otro que representa a su madre que la abraza. A partir de esto se van elaborando las relaciones con sus padres. Todos estos conflictos tan complejos, se pudieron abordar de este modo. Caso2: Cuando acude a consulta, llama la atención la falta de expresión de su rostro. No quiere hablar de nada, así que le digo que juguemos a lo que él quiera, decide jugar al fútbol. Me sitúa en un lado del escenario y en el otro extremo se sitúa él, poniendo encima del escenario una tela que nos separa, durante varias sesiones jugamos así, hasta que, en una de ellas, transforma el escenario, quita la tela y acorta la distancia entre nosotros, pero sin que exista contacto, así transcurren varias sesiones, hasta que me propone jugar a regatear, lo que implica cambio en el contacto físico en algunos momentos sin objeto que separe, desde su propia elección. Con este trabajo de técnicas proxémicas, se respetó al paciente para que el mismo manejara las distancias con el otro. En entrevistas con los padres, comentaron que el niño no se dejaba tocar por nadie. Después de esto se pudo trabajar con otras técnicas con temas que le preocupaban, y nunca contó en consulta lo que había ocurrido, decía que ya se lo había contado a sus padres y muchas veces al médico forense. 20


Con títeres se trabajaron historias que él proponía, una de ellas era de una persona mala que iba a la cárcel por matar, a quien mata es a todos sus familiares, en esta sesión destruyó todos los títeres, aplastando cabezas y arrancando los vestidos. En sesión con los padres, anterior a esto, ellos comentan su preocupación, pues últimamente el niño les dice que tienen la culpa de lo que le ha pasado. También se utilizó técnicas psicodramáticas para la preparación al juicio, se trabajó en tanto con los padres, como con el niño, sesiones separadas y una conjunta. Con el niño se construyó con telas la sala y las personas que el fantaseaba podrían estar presentes y a partir de esto se fueron aclarando dudas sobre cómo sería en realidad, sus miedos que giraban en torno a que le iban a preguntar, que pasaría si se le olvidaba algo, si no contaba nada, etc. Con los padres se trabajó igual, sus preocupaciones giraban en torno al miedo a perder el control si se encontraban con el agresor. El juicio se desarrolló muy bien tanto por parte de los padres como del niño. Por último, describir el taller que se desarrolló en las jornadas de abuso sexual, hasta ahora lo que se ha expuesto son sesiones terapéuticas individuales, es interesante comentar como se trabaja en grupo y más a nivel pedagógico que clínico. Etapa final del compartir (Sharing): Se comienza por preguntar al grupo que creen que es el abuso sexual latente, la mayoría comenta que es el abuso no denunciado y oculto, después de definir lo que para mí es abuso sexual latente, se pasa a pedir al grupo que elijan a un protagonista, se le sitúa en el centro y se le pide al grupo que se vaya acercando, a la yo auxiliar se le da la consigna de que se acerque de forma seductora, la protagonista comienza a sonreír, verbaliza sentir vergüenza. A partir de aquello se representan 3 escenas donde queda de manifiesto las dificultades que se viven al nivel de la relación padre-hija, madre-hijo, cuando son traspasados los límites. Pese a gatillarse reacción agresiva, en vez de ponerse el foco en ella ni en el motivo subyacente, se recurre a propuestas de intervención en estos casos por tratarse de talleres pedagógicos, no se trabaja con el material propio de los/as protagonistas ya que este tipo de intervención corresponde a un encuadre terapéutico.

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CONCLUSIONES: Del trabajo que se realizó en las Jornadas de abuso sexual, a través de la técnica de construcción de imágenes y dramatización, los integrantes del taller (profesionales que trabajaban con personas abusadas sexualmente) pudieron darse cuenta, del nivel de confusión y las repercusiones, en cuanto a lo que puede ocasionar en futuras relaciones sexuales y afectivas, en aquellas personas que durante la niñez y adolescencia, habían estado expuestas a un abuso sexual latente, y de la utilidad de las técnicas psicodramáticas, para objetivar este tipo de abuso, además de abordar las fantasías que los profesionales tenían sobre el tema, y cómo poder desarrollar o planificar la intervención. Se recurrió esta técnica con el menor, ante su dificultad de contar con palabras, y para trabajar la agresividad contra toda su familia, por sentir que no le habían protegido. La sesión terminó con el aplastamiento de cabeza y roturas de vestidos de todos los títeres, respetando el no contar el abuso, evitando así la revictimización. De especial interés es la utilización de técnicas psicodramáticas para la preparación de menores en juicios, ya que provoca una gran ansiedad, y el hecho de contarles cómo va a ser, no es suficiente, es necesario que vivencien la fantasía, como la realidad del juicio. También es importante resaltar, por qué el uso de títeres y no muñecos anatómicos. Los títeres no tienen la carga emocional que tienen los muñecos anatómicos donde los genitales están bien definidos, los muñecos anatómicos sólo describen lo que pasó a nivel objetivo, pero las emociones, conflictos, no emergen, no se puede trabajar las fantasías sobre el tema y que rol tienen otras personas importantes para él/las pacientes ya estén relacionadas tanto directa como indirectamente con la agresión. Con los títeres, se puede abordar no solo el momento de agresión sexual, sino que se pueden trabajar historias propuestas por los pacientes que están relacionadas con el tema y que de una forma simbólica representan contenidos del/la paciente. Pueden expresar tanto amor como el odio, matar, resucitar y perdonar. Con los muñecos anatómicos rápidamente quedan atrapados en lo genital, pasando a un segundo plano otros hechos que pueden ser más conflictivos para el paciente que la penetración en sí. A nivel terapéutico, elaborar todo lo que rodea a la agresión sexual es básico, como tener en cuenta que para el paciente lo más traumático, no tiene que ser la penetración o los tocamientos. En cuanto a Informes periciales o testimonios de credibilidad, se puede también perder información o sugestionar al paciente ante estímulos tan estructurados como lo son los muñecos anatómicos.

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Bibliografía: Cantón Duarte, J. Cortés Arboleda, Mª R. “Malos tratos y abuso sexual infantil”. Ed. Siglo XXI. Madrid. 1998. Cantón Duarte, J. Cortés Arboleda, Mª R. “Guía para la evaluación del abuso sexual infantil”. Ed. Pirámide. Madrid. 2000. Rojas Bermúdez, J. “Teoría y técnica psicodramáticas”. Ed. Paidós, Barcelona. 1997. Rojas Bermúdez, J. “Títeres y psicodrama”. Ed. Celcius, Buenos Aires, Argentina. 1985.

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“TRABAJO COMUNITARIO Y SENTIDO DE VIDA” Luis Weinstein Crenovich10

Asociando las nociones de trabajo comunitario y sentido de vida, mi intención es dar cuenta, de una orientación en éste, a lo que me he dedicado desde hace muchos años, sin entrar en el abordaje ni discusión de la emergencia actual, con la pandemia y los encierros. El trabajo comunitario puede responder a intencionalidades muy diversas. El sentido de vida tiene un fondo inefable que evoca con facilidad el dictum de Wittgestein: es mejor callar. En el marco muy ceñido de este texto Intentaremos dar algunas pinceladas introductorias sobre el trabajo comunitario, ello a conciencia y pidiendo la aquiescencia bondadosa de ustedes, lectores, hacia mis sesgos personales. Dejaremos que el contenido cognitivo- sintiente del sentido de vida fluya más bien por vía intuitiva y, tal vez, analógica. Hemisferio izquierdo y hemisferio derecho unidos no serán jamás vencidos…si lo quiere el cuerpo calloso…y la porosidad del sistema cultural dominante. Por comunidad tendemos a entender dos nociones diferenciables, que se suelen confundir e integrar. Comunidad, como sinónimo de vecindad geográfica, territorio en que se habita, trabaja, educa, recrea. Comunidad, como una forma de convivencia, lo que Tönnies señaló en 1887 con su diferenciación entre sociedad y comunidad, en que la segunda, la gemeinschaft, se caracterizaría por los lazos directos entre los participantes, por la importancia de la intimidad. La llamada modernización trae la paradoja de que los lazos comunitarios más fuertes, pueden ser los establecidos a distancia y que el Internet alcance a ser, en ocasiones, una fuente de cercanía afectiva más rica, más auténtica, que el contacto cara a cara. Vaya un ejemplo personal. Vivo en un edificio de departamentos relativamente pequeño, de 11 unidades habitacionales. Hace un tiempo teníamos un vecino reticente al saludo, de mirada elusiva, de ninguna palabra, de claras distancias. Un día, inesperadamente retiene mi mirada y mi palabra y establece una interacción. Me explica que tiene algo que decirme un amigo común, residente en

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Educador comunitario, escritor, médico psiquiatra y de salud pública. Director de Rev. Coincidir

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Vietnam, le había escrito sobre mí. Es decir, estando a metros de distancia, nos conectamos vía correo, al otro lado del océano. Hay, así, actividades de índole territorial cercanas y distantes de la cercanía afectiva y existencial, del bien común y de la creatividad social. Por otro lado, sin vecindad física, las redes solidarias, los movimientos sociales, los partidos políticos pueden nutrir su quehacer de mayor o menor densidad del espíritu de la relación comunitaria. En la actividad comunitaria, acotada o no en el sentido territorial, encontramos toda clase de sentidos, de motivaciones, conscientes e inadvertidas, claramente diferenciadas o confundidas entre sí. Enumero, al modo asistemático, algunas de las que encuentro con más frecuencia explicitadas en el diálogo de los momentos de encuentro, o, también, más o menos estructurados o susceptibles de ser interpretados a través de años de observación en el trabajo conjunto. Coexiste la búsqueda de estimación con el ethos solidario y el compromiso testimonial, la motivación por el problema inmediato y la búsqueda de presencia y poder político, la vivencia del goce en el compartir y la distancia objetiva de la tarea propia del investigar o cumplir una función institucional. Se dan anhelos de realización personal y propuestas de promocionar salud, educación y cultura grupal. En ocasiones, el sentido está muy ligado a un vínculo directo con la familia, el grupo barrial, el partido, la misión profesional. En otras oportunidades, prima una racionalidad pragmática, con poco involucramiento yoico, más cerca de lo instrumental. En este siglo, es dable pensar en la relación del trabajo comunitario con el contexto de la cultura dominante en que prima el individualismo, la competencia, el inmanentismo, el mercantilismo, la técnica, el espectáculo, la unidimensionalidad del hacer, el logro, el disfrutar. Desde ese ángulo de miras, la intencionalidad comunitaria aparece en un primer plano como marginal, como potencialmente subversiva. Más allá de la pandemia, se está viviendo una crisis epocal, tal vez la más importante desde los tiempos en que, hace algunos millones de años, nuestros antepasados bajaron de los árboles en el África, ahora oprimida por profundas privaciones y conflictos. Podríamos intentar caracterizar esta crisis, muy esquemáticamente, por cinco bien conocidos grandes rasgos generales:

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En primer lugar, lo más visible, los grandes problemas que nos tienen a la deriva.; la existencia de una parte considerable de la humanidad en pobreza y extrema pobreza; los riesgos que trae la existencia del difundido armamento nuclear en un mundo en que hay constantes conflictos armados; la presión sobre las disponibilidades de medios que implican la explosión demográfica y las grandes migraciones; las profundas perturbaciones en el equilibrio ecológico en el aire y el agua, la tierra, las reservas de bosques ; la mala calidad de la vida de las mayorías oscilando entre la soledad y la violencia, la trivialidad, las adicciones y el nihilismo. En segundo lugar, el profundo desnivel que existe entre el desarrollo verdaderamente espectacular en el ámbito científico y técnico que nos sitúa en una verdadera utopía, o distopía cibernética, en que se suceden velozmente, en tres siglos, el descubrimiento de la máquina a vapor, la implementación de la electricidad, la entrada a la intimidad del átomo y el genoma, la salida al espacio. Todo ello en contraste con el desarrollo del ser humano como un todo, en que seguimos siendo los mismos no sólo de lo descrito por Cervantes y Shakespeare, sino, también de lo reconocible en la Epopeya de Gilgamesh, de las primeras escrituras cuneiformes hace unos siete mil años atrás. En tercer lugar, la crisis se expresa, viva y aterradora, en la colisión de dos grandes paradigmas básicos, el de la modernidad homogeinizante y el fundamentalista regresivo, el de la separatividad individualista, racionalista, tecnocrática, del autoritarismo del mercado; el del dogma, la fusión totalitaria, la obediencia ciega. En cuarto término, la zozobra por la falta de referentes, perdido el sentido de la revolución francesa, derrotada la revolución rusa, desprestigiada la ciencia que condujo a Hiroshima y a la opción del neo liberalismo, lejanas las ciencias sociales que hablan del fin de las utopías, de los grandes relatos, de las ideologías y de la propia historia; la falta de una vigencia de una confianza integral en grandes religiones institucionalizadas que no han estado al margen de los enfrentamientos fraticidas ni de las posibilidades frustradas de conducir a la humanidad por derroteros más sanos. El quinto elemento se refiere a la conciencia de problema, conciencia de crisis no se puede descartar, es parte integrante de la crisis, la falta de conciencia de la misma por las grandes mayorías que siguen nadando con la corriente del sistema, son arrolladas o lanzadas a las orillas, sin que integren críticamente la marcha del mundo en su imaginario, reproduciendo el modo como el adicto y el sicótico no aprehenden su problema básico. En las crisis siempre hay una balanza. Junto a las amenazas se dan las oportunidades. Con la obscuridad comparte la salida luminosa del túnel. Hoy, disperso, en gérmenes, en vías de integración dentro de una 26


diversidad, van surgiendo movimientos culturales, huellas de avances científicos, expresiones de una renovada espiritualidad, aperturas epistemológicas que van conformando una minoría activa que, dentro de su heterogeneidad, va esbozando algunos consensos. Así, ecologistas, espirituales, artistas, trabajadores sociales, de la salud, de la educación van coincidiendo en la importancia de la paz y la no violencia activa, en los derechos humanos, en la solidaridad, en la apertura a la trascendencia, en la participación. Dos grandes directrices parecen cobijar las bases de esta convergencia: la epistemológica y la ética , la mirada integradora a la realidad , a la humanidad , al ser humano, a la relación del ser humano con la naturaleza; la opción por profundizar la democracia, por ir dejando atrás el autoritarismo, el patriarcado, el colonialismo, la instrumentalización del otro en la casa, en los pequeños espacios, en los países, en el mundo, de creer en relaciones solidarias y fraternales, en la comunicación y el respeto a la diversidad. Así, se va anunciando un tercer paradigma básico, nuevo y muy antiguo, que rescata la importancia de la razón y el intelecto, pero incorpora los valores, la intuición, el sentido, que tiende a la no confrontación sin dejar de ser propositivo, de contar con el necesario sentido de la autonomía y la crítica. Cuando se plantea la idea de una nueva mirada, desde la posibilidad de contar con la unidad en la diversidad, aparece un tema impostergable, el propio ser humano. Se trata de plantearse el problema de la evolución, el de las relaciones del ser humano con la realidad, el de lo humano del ser humano. En primera instancia, surge con facilidad una constatación. La crisis histórica es de tal profundidad que no puede separarse de la crisis constitutiva del ser humano. Es la tensión de un ser finito que tiene necesidad de absoluto, de un ser que reúne lo individual, lo original y, a su vez, es inseparable del otro, del mundo, del ser. Es el desgarro entre la certeza y la incertidumbre, el vivir a la realidad cotidiana, consensual y la conciencia, o la mala conciencia del misterio. El desarrollo humano se encuentra con el desarrollo personal. Se trata de un proceso socio cultural complejo, con una opción de metas y no de plazos; difícil sino imposible de evaluar a la manera positivista. El ideal, del que estamos lejos, sería acercarse a lo que indica Clemente Estable “Que la utopía sea tan fuerte que parezca razón. Que la razón sea tal bella que parezca utopía”.

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Bibliografía Abbagnano, Nicola “Existencialismo Positivo”. Ed Paidós 1951 Berlin, Isaiah “El Sentido de la Realidad” Ed Taurus 1998 Blumenfeld Walter “Sentido y sin Sentido”, Ed Losada 1948 Devés, Eduardo “Escépticos del Sentido” Nuestra América Ediciones 1975. Fatone, Vicente “La Existencia Humana y sus Filósofos” Ed. Raigal 1953 Ferry, Lue “El Hombre -Dios o el sentido de la vida” 1997 Frankl, Viktor “El Hombre en busca del Sentido” Ed Herder 1988 Holzapfel, Cristóbal “A la búsqueda del Sentido” Ed. Sudamericana 2005 Marcuse, K Popper y M Horkheimer. “A la búsqueda del Sentido” Ed Sígueme 1976 May, Rollo “El Dilema Existencial del Hombre Moderno” Ed Paidós 1968 Maturana, Humberto “El Sentido de lo Humano” Ed. Hachette 1992 Prini, Pietro “Historia del Existencialismo” Ed Herder 1992 Weinstein, Luis “Desarrollo Personal y Trabajo Comunitario”. Ediciones Tralcamahuida 2011 Weinstein, Luis “Al Encuentro del Coraje de Ser” Ediciones Eutopía 2016 Weinstein, Luis “Miradas” Ediciones Tralcamahuida 2019 Revistas: Revista Polis Universidad Bolivariana N 8 “Educación, Caos y Complejidad” 2004 Revista Polis Universidad Bolivariana N25, 2010

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LA PERSONA DEL TERAPEUTA EN CONTEXTO DE PANDEMIA: Autocuidado en tiempos de Crisis (Parte I) Ps. Juan Pablo Vicencio C. 11 Con el coronavirus (COVID-19), los psicólogos del mundo están jugando un rol clave en la prevención y atención de las secuelas psicológicas en la población; pero también se han visto sobrecargados laboral y emocionalmente: burnout y desgaste por empatía, son solo algunos peligros que enfrentan los terapeutas durante este período. Numerosos estudios reportan síntomas de depresión, estrés, insomnio y ansiedad entre los profesionales de la salud (Salazar de Pablo et al., 2020). Sin embargo, históricamente, se ha prestado poca atención a “la persona del terapeuta” (Guy, 1995; Norcross, 2018), no obstante, que representa una variable importante en la varianza del resultado en psicoterapia (Wampold, 2005). Por último, se recoge la literatura contemporánea y la experiencia del autor, recomendando actividades para el cuidado del terapeuta en pandemia. Se espera fomentar la reflexión de un tema poco estudiado para contribuir a generar una cultura del autocuidado. El 11 de marzo del 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anuncia oficialmente al coronavirus 2019 (COVID-19) como pandemia, iniciándose así, una emergencia socio sanitaria mundial. Los gobiernos, alertados sobre esta situación y, para contener la propagación del virus, implementaron entre otras- tres medidas que afectaron particularmente la libre interacción social: el confinamiento, la cuarentena y el distanciamiento físico. Los seres humanos, gregarios por naturaleza, se han visto limitados en sus rutinas diarias: en su libertad de desplazamiento, y vinculación con sus seres queridos. Como consecuencia de este escenario, los principales estudios del impacto psicológico en la población general, señalan problemas y reacciones como: estrés, ansiedad generalizada, depresión, frustración, aburrimiento, incertidumbre y soledad incapacitante (Serafini, Parmigiani, Amerio, Aguglia, Sher & Amore, 2020). Los psicólogos de las Américas y del mundo no están ajenos a la pandemia -como personas y profesionales de la salud-. Como señala Norcross (2020), casi todos los psicólogos del mundo están experimentando un impacto negativo en su salud mental como podrían ser duelos normales, trastorno de adaptación con una mezcla de ansiedad y depresión.

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Psicólogo Clínico, Miembro de Clinical Supervision Research Collaborative.

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¿Cómo lidiamos con el miedo y la ansiedad normal sin paralizarnos? Hoy -más que nunca- la reflexión sobre la persona del terapeuta y su autocuidado debe estar en el centro de la discusión.

Impacto psicológico del COVID-19 en los trabajadores de la salud Un grupo particularmente expuesto, son los profesionales y funcionarios de la salud, quienes han sido sobreexigidos laboral y emocionalmente: muchos se han visto obligados a cambiar de residencia -ya sea para evitar contagiar a sus seres queridos (adultos mayores, bebés, etc) o por la estigmatización y discriminación sufridas al ser señalados como vectores del virus (Bagcchi, 2020)-. Un metaanálisis consideró 115 artículos con un total de 60458 funcionarios de la salud enfrentados a distintas epidemias (SARS/MERS/COVID-19), mostrado una alta prevalencia de síntomas psicológicos: un 43,7% manifestaron miedo, 37,9% insomnio, 37,8% malestar psicológico, 34,4% burnout, 29,0% cuadros ansiosos, 26,3% síntomas depresivos, 20,7% fenómenos típicos del trastorno de estrés post-traumático, 16,1% somatización, y 14,0% sentimientos de ser estigmatizados (Salazar de Pablo et al., 2020).

La persona del terapeuta Daskal (2016) se pregunta si no es redundante hablar de la “persona” del terapeuta -dado que una tendría implicada a la otra-. Tomado del latín, persona, alude a la máscara de actor o personaje teatral. “Considerando esta definición de personaje me atrevería a afirmar que, en nuestro espacio de trabajo, a los psicoterapeutas se nos enseñó y se nos enseña a ser más personajes que personas (Daskal,2016, p. 24)”. Coincidiendo con la autora, los “mandatos” o “deberías” respecto de cómo debe ser un buen terapeuta como personaje- representan una dura carga: autoexigencias que son imposibles de cumplir para cualquier ser humano. Esto, en parte, se debe a tradiciones médicas que cosificaban al “paciente” y que enseñaban la neutralidad en los trabajadores de la salud para garantizar un trato profesional La sola frase “persona del terapeuta” separa al terapeuta de la persona: cuestión imposible de hacer en la práctica clínica. El terapeuta entra en la sesión con toda su humanidad: sus emociones y cogniciones -desde antes de la terapia- y sale de ella transformado -para bien o mal-. El concepto, también implica, no solo ocuparse de cómo impacta la práctica clínica en la vida del terapeuta, sino, además, de las crisis normativas, y sufrimientos de la vida personal -como enfermedades- y otros acontecimientos accidentales -como la muerte de un ser querido por COVID-19- que afectarán su rol y estilo terapéutico. 30


¿Por qué es importante detenerse a reflexionar sobre el terapeuta? ¿Cuál es el instrumento más importante del terapeuta -se pregunta Irvin Yalom (2002) -terapeuta con más de 60 años de experiencia clínica-? Uno mismo. La literatura psicológica -y de psicoterapia en particular- aporta con miles de artículos y libros sobre enfoques, técnicas, psicodiagnóstico y trastornos mentales, sin embargo, hemos descuidado una variable clave en el resultado: el terapeuta (Wampold, 2005; Norcross, 2018). Dos grandes estudios: Estados Unidos (6146 pacientes y 581 terapeutas) (Wampold & Brown, 2005) y Reino Unido (10.786 pacientes y 119 terapeutas) (Saxon & Barkham, 2012) estimaron la variabilidad de los resultados atribuibles a los terapeutas -en práctica real. Del cinco al siete por ciento del resultado se debió a los efectos del terapeuta; alrededor del 0% debido al método de tratamiento específico. Como señala Norcross (2018), es inquietante que no tengamos estudios sistemáticos sobre el autocuidado de terapeutas, y no sepamos cómo lidiar con nuestra propia angustia, agregando: “es menos amenazante mirar hacia afuera que hacia adentro” (p.1). Burnout, desgaste por empatía y contagio emocional Un constructo importante a considerar en los riesgos de nuestra profesión es el término inglés Burnout (to burn) que se traduce como estar quemado, gastado, fundido o consumido. Freudenberger (1974) introdujo -inicialmente- el concepto para describir el estado de agotamiento físico y mental -así como la pérdida de confianza en sí mismo- que observó entre voluntarios -profesionales y no profesionales- de una clínica de desintoxicación -que suele ocurrir alrededor de un año después de que alguien ha comenzado a trabajar-. Asimismo, dice que aquellos más dedicados, autoexigentes y comprometidos son los más propensos a quemarse. Posteriormente, la psicóloga Christina Maslach (2016) lo desarrolló y definió en tres aspectos fundamentales: cansancio emocional; despersonalización o desarrollo de actitudes negativas hacia los clientes (cinismo), y disminución de la realización personal o tendencia a devaluar el propio trabajo - con baja autoestima profesional-. Otro concepto asociado: “Compassion Fatigue” o desgaste por empatía (adaptado al castellano) se conoce solo desde 1992 cuando aparece en una revista de enfermería para describir el desgaste de las enfermeras frente a las emergencias diarias del hospital (Figley, 2002). Para Figley (2002) el termino es lo que se conoce como estrés traumático secundario o vicario: “el costo de cuidar a otros” en el dolor 31


emocional” (p.2); es casi idéntico al trastorno por estrés postraumático (TEPT), excepto que se aplica a aquellos afectados emocionalmente por el trauma de otro, en este caso: el terapeuta; definiéndolo como la capacidad reducida o el interés de los cuidadores en ser empáticos o soportar el sufrimiento de los clientes, y es la consecuencia natural de las conductas y emociones que resultan del conocimiento de un evento traumático experimentado o sufrido por una persona. Un término similar, es el "contagio emocional", que es definido como un proceso afectivo en el que un individuo que observa a otra persona experimenta respuestas emocionales paralelas a las emociones reales o anticipadas de esa persona (Figley, 2002). Sabemos que la empatía es una variable clave para establecer un buen vínculo -dentro del constructo: alianza de trabajo-, sin embargo, un inadecuado manejo de la misma podría generar daño al terapeuta.

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3.0

IGO.


CRITERIOS DE PUBLICACION DE TRABAJOS EN REVISTA SALUD L-MENTAL Se recibirán trabajos escritos en letra Times New Roman 12 a 1,5 interlineado, con extensión de un máximo de 2 o 3 planas en lo posible. Plazo de recepción: 20 de marzo 2022 al correo: psicosaludvg@gmail.com Selección de trabajos: que se adecúen a estos criterios solicitados, por una comisión formada por Psicólogos: Ps. Verónica Garay, Ps. Rubén Darío Gil y Ps. Juan Pablo Vicencio. Esta Revista de Salud L-Mental, se enmarca en sus contenidos en las revistas de las Ciencias de la Salud considerando 12 criterios básicos de admisión, para proponer su inclusión a futuro en indexaciones de revistas estando actualmente incluida. 1-Será una revista con periodicidad anual. 2-Todo original será sometido al proceso de revisión por pares especialistas mencionados. 3- Se hará enviará una descripción de ajuste al proceso de selección entregado en las bases. 4- Todo artículo postulado para publicación debe ser original o inédito y enviado antes del plazo de recepción al correo mencionado. 5- El trabajo enviado no debe estar postulado para publicación simultáneamente en otras revistas u órganos editoriales. 6-Los fascículos postulados serán editado de acuerdo con la periodicidad expresada por la revista (anual). Estará actualizada y contará con un sitio en plataforma virtual. 7-En los datos básicos de identificación de la revista en su portada y página de presentación irá el título completo: “Revista de Salud L-Mental” inscrita en derecho de autor, con el registro 285818 a nombre de su directora Verónica Garay Moffat e ISSN digital 0719-9538 e impreso 0719-9546 según trámite realizado en el programa de Información Científica de CONICYT validándose en el portal: https://portal.issn.org/resource/issn/0719-9546 versión digital https://portal.issn.org/resource/issn/0719-9538 versión impresa 8- Llevará visible el Volumen y número en su actual alojamiento plataforma ISSUU.COM (en buscador de issuu.com: Revista Salud LMental) o con el link: https://issuu.com/imanuelajiron/docs/salud_lmental_derechosedicion27_-_s 9- Como también estará visible el periodo que cubre la edición con mes(es) y año(s) 10-La Revista considerará, además, los criterios generales de calidad editorial

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