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FAMILIA
from No.10
by Ibis Maulas
EL PODER DE ESTAR PRESENTES
RICKY Y EVELYN CHACÓN
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fotografía: lightstock.com
Evelyn y Ricky Chacón
Han servido en ministerios familiares por más de 20 años. Fundadores y líderes del movimiento Papás a Prueba de Todo desde hace 10 años. Proveyendo herramientas y apoyo a padres y madres que están en la aventura de criar hijos. Conductores del Programa Con Todo por mi Familia a la Manera de Jesús en la 99.7 Fm. Cuando hablamos de principios de paternidad, existen temas recurrentes que nunca dejan de ser relevantes. Los principios son eternos y el éxito en nuestra vida viene como resultado de poder poner en contexto estos principios en la época en la que estamos viviendo, por lo que en esta oportunidad vamos a poner atención a un principio fundamental que nos ayudará a tener una mejor relación dentro de nuestro hogar, especialmente en la relación entre padres e hijos. Se trata del poder de estar presentes. Es interesante notar cómo los estudios muestran que los seres humanos consideramos la presencia de una persona como señal de cuidado y conexión. Cuando hablamos de familia, es un factor determinante. Todos los estudios sobre las relaciones familiares positivas nos dicen que el tiempo de calidad que las familias pasan juntas tiene un valor inmenso. La idea no es juzgar ni señalar a los padres que no lo hacen, sino motivar y ayudar a descubrir que sí es posible; solamente debemos ser intencionales en hacer ajustes para que nuestra presencia se note y sea de bendición para el cónyuge y para los hijos. No es necesario ni posible estar presente con tu familia las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana; sin embargo, nuestra familia sí debe experimentar esa sensación de seguridad que necesita. Existe un concepto muy importante de comprender en este sentido: las familias debemos compartir tiempo consistentemente, lo que resulta ser muy distinto a constantemente. Compartimos tiempo consistentemente cuando lo hacemos de forma regular, de manera estable, sólida y coherente. La consistencia nos ayuda a que esto no desaparezca fácilmente. Recordemos que la decisión de comprometernos a estar presentes en nuestra familia no depende de lo que hagan o no hagan los demás, sino depende de que nosotros tomemos una decisión intencional de darle importancia a las necesidades de nuestro cónyuge y de nuestros hijos. Nunca subestimemos el poder de estar presentes; nosotros bendecimos a las personas con el hecho de estar ahí presentes. La seguridad de nuestra familia no viene como resultado de nuestro trabajo, posición, logros o cuenta bancaria, sino que viene como resultado de nuestra presencia, y nada ni nadie puede compensar nuestra ausencia. Proponemos 3 acciones que podemos aplicar al pasar tiempo con nuestra familia:
1. APRENDER A EXPRESAR EL HECHO DE QUE CREEMOS EN ELLOS
Los miembros de nuestra familia necesitan a alguien en sus vidas que crea en ellos. «Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.» (Mateo 16:17-18)
2. INUNDAR LA VIDA DE NUESTRA FAMILIA CON ELOGIOS
Mark Twain dijo: «Puedo vivir dos meses con un buen cumplido».
«Entonces puso a un niño pequeño en medio de ellos. Y, tomándolo en sus brazos, les dijo: ‘Todo el que recibe de mi parte a un niño pequeño como este me recibe a mí, y todo el que me recibe, no solo me recibe a mí, sino también a mi Padre, quien me envió’» (Marcos 9:36-37).
3. ESTAR SIEMPRE DISPONIBLE
Cuando nuestros hijos entienden que sus padres están ahí, disponibles, ellos pueden sobreponerse a obstáculos y circunstancias para hacer un verdadero impacto en este mundo. Como padres siempre estamos tratando de proveer para nuestros hijos, ya sea económicamente o dando oportunidades de estudio, de clases extracurriculares, etc., pero lo que realmente ellos están necesitando es nuestra presencia y nuestro interés. Ellos quieren saber que estamos cerca, que nos importan y que pueden contar con nosotros incondicionalmente.
Los dejamos con esta historia que habla más que muchas palabras: En 1989, un terremoto en lo que entonces era la Armenia soviética tomó solo cuatro minutos para aplastar a la nación y matar a más de 30,000 personas. Así es como Max Lucado describió una escena en movimiento de este horrible desastre: momentos después de que cesó el temblor mortal, un padre corrió a una escuela primaria para salvar a su hijo. Cuando llegó, vio que el edificio había sido nivelado. Mirando la masa de piedras y escombros, recordó una promesa que le había hecho a su hijo: «No importa lo que pase, siempre estaré ahí para ti». Impulsado por su propia promesa, encontró el área más cercana al aula de su hijo y comenzó a excavar y a levantar los escombros. Otros padres llegaron y comenzaron a llorar por sus hijos. «Es demasiado tarde», le dijeron al hombre. «Sabes que están muertos. No puedes ayudar». Incluso un oficial de policía lo alentó a darse por vencido, pero el padre se negó. Durante ocho horas, luego dieciséis, luego treinta y dos; durante treinta y seis horas cavó. Sus manos estaban en carne viva y su energía había desaparecido, pero él se negó a dejarlo. Finalmente, después de treinta y ocho horas desgarradoras, retiró una roca y escuchó la voz de su hijo. Llamó por el nombre a su hijo: «¡Arman! ¡Arman!». Y una voz le respondió: «¡Papá, soy yo!». El niño agregó estas palabras invaluables: «Les dije a los otros niños que no se preocuparan. Les dije que, si tú estabas vivo, me salvarías, y cuando me salvaras, se salvarían ellos también, porque me prometiste: ‘No importa lo que pase, siempre estaré ahí para ti’».