Tacto Pedagógico IMI Taller - 2013 / 2014 ¿Cómo se manifiesta el tacto pedagógico? Los niños saben diferenciar entre un maestro que es “falso” y uno que es “verdadero”, sabiendo si están o no realmente interesados en ellos. El tacto pedagógico se manifiesta en la forma de ser y de actuar del maestro con los niños, aunque el tacto se puede poner en evidencia evitando la intervención (exhibición), mostrándose abierto a la experiencia del niño, adaptándose a la subjetividad, como una influencia sutil, como una seguridad situacional y como un don de improvisación. El tacto se manifiesta retrasando o evitando la intervención El tacto incluye una sensibilidad de saber cuándo dejar pasar algo, cuándo evitar hablar, cuándo no intervenir o cuándo hacer como que no hacemos nada. Pero esto no quiere decir que nos tenemos que desentender completamente de todo lo que le pasa al alumno sino que hay que reconocer qué situaciones precisan nuestra intervención inmediata, en cuáles retardarla y en qué otras definitivamente no intervenir y dejar que fluyan por su propia naturaleza. Nunca hay que dejar demasiada libertad, por que una libertad que no conoce fronteras no es libertad. Pero tampoco hay que acelerar las cosas. El tacto se manifiesta como receptividad a las experiencias del niño Siempre hay que preguntarse ¿cómo vive el niño una experiencia?, esto quiere decir que no debemos dar por hecho una medida estándar de experimentación, no siempre se siente igual, no todos tenemos las mismas necesidades y no todos tenemos medios de expresión similares. Debemos ser más abiertos con los niños y no encasillarlos en la perspectiva del adulto. El tacto se manifiesta siendo sensible a la subjetividad Los conocimientos que se le transmiten a los alumnos no deben ser vacíos, sino que deben tener una dirección y una utilidad. El hecho de aprender no tiene como propósito el dejar de ser ignorante, su verdadero enfoque nos debe guiar a abrir caminos para formar futuros mejores; el profesor que educa, conduce al alumno hacia el mundo de la consciencia, la responsabilidad, la madurez y la comprensión. El tacto se manifiesta como una influencia sutil Cuando se crea un ambiente de interés y de confianza, los maestros podemos se grandes influencias en los alumnos para que cambien, les gusten cosas nuevas o por el simplemente inculcar las ganas de seguir aprendiendo. Como maestros debemos saber dominar esta influencia de modo que si al principio incita al algo bueno no debemos corromperla. El tacto se manifiesta como seguridad en las diferentes situaciones En un aula comúnmente nos vamos a encontrar con situaciones imprevistas, que ponen en peligro el ambiente de trabajo y lo pueden orillar a un descontrol de grupo. El maestro debe tener seguridad en si mismo para poder regresar a los alumnos al ambiente de trabajo anterior al imprevisto, pero con esta seguridad el alumno no debe perder la confianza en el docente, cosa que pasa en los ambientes autoritarios y amenazantes, donde el maestro puede tener seguridad en si pero no la confianza de los alumnos.
El tacto se manifiesta como el donde de saber improvisar A lo largo del trabajo escolar se presentan situaciones inesperadas que orillan al maestro a tomar decisiones, esta decisión siempre se debe basar en un carácter pedagógico, ¿qué es lo mejor para los alumnos? y ¿en qué los podría afectar?, son algunas preguntas básicas para saber que dirección es la mejor. Un profesor que sea algo más que un mero instructor debe saber constantemente lo que es pedagógicamente correcto hacer o decir. El tacto pedagógico es una forma de actuar en la educación, esta gobernado por sensibilidades normativas y su propósito es actuar en el bien de los niños de los que somos responsables. El tacto pedagógico nos permite preservar el espacio del niño, proteger lo vulnerable, evitar que se haga daño, recomponer lo que se ha roto, reforzar lo que es bueno, resaltar lo que es único y favorecer el crecimiento personal. El tacto preserva el espacio del niño El tacto significa retirarse cuando sea posible, pero mantenerse disponible para cuando las situaciones se vuelven problemáticas. El maestro debe saber cuando es prudente intervenir para controlar situaciones sin evidenciar o controlar por completo a los niños. Debe darles una oportunidad de reorganización para que el niño vuelva a tener la situación en sus manos sin sentirse fracasado. La comunicación que tienen los niños en casa como en la escuela es un factor que el maestro debe tener en cuenta en la realización de sus actividades, ya que de aquí depende el desempeño del alumno. El tacto protege lo que es vulnerable La mayoría de los maestros evidencian a los niños cuando se sienten amenazados, tienen miedo o no pueden realizar alguna actividad. El tacto requiere que uno evite o deje pasar situaciones tratándolas como secretos compartidos. El maestro debe tener pláticas particulares con los niños para poder aconsejarle y guiarlo a controlar sus miedos y su desempeño. El tacto evita el dolor Las experiencias normales de la escuela se pueden convertir en recuerdos tan marcados que más tarde los reconocemos como temor a fallar en las cosas que parecen difíciles. Los maestros debemos tener un tacto solícito que debe procurar que las experiencias escolares no se vuelvan traumáticas y realmente cumplan su fin educativo. El tacto recompone lo que se ha roto A lo largo de la vida de las personas y especialmente de la de los niños, las cosas se rompen o amenazan constantemente con romperse. Los sentimientos de aceptación y rechazo tienen más consecuencias para el niño que las clases en si. El maestro no debe ignorar estas situaciones que aparentemente son pequeñas pero afectan directamente el desarrollo afectivo del niño, el tacto trata de evitar que se rompan e intenta recomponer lo que se ha roto. El tacto refuerza lo que es bueno Un educador tiene que creer en los niños. Concretamente debe creer en las posibilidades y la bondad de los niños de los que es responsable. Un niño al que se le brinda confianza reacciona con seguridad y los niños que tienen falta de confianza ya sea consciente o inconscientemente reaccionan de manera pasiva y con menos seguridad en si mismos. El tacto resalta lo que es único El tacto descubre lo que es único y diferente de cada niño e intenta resaltar su singularidad; sabe como discernir y evaluar la singularidad; pretende realzar la diferencia, esa diferencia que marca en un niño el crecimiento personal y la evolución.
El tacto favorece el crecimiento personal y el aprendizaje El aprendizaje es un proceso de explicación y clarificación desarrollado progresivamente a partir de experiencias que inicialmente son más o menos prerreflexivas. La selección del contenido del tema como la forma y el tacto con el que el maestro enfoca la enseñanza de ese contenido casi siempre tienen consecuencias para el desarrollo personal y el aprendizaje y que pueden afectar el carácter del niño y a la capacidad de reflexionar y formarse un sentido crítico del mundo. ¿Cómo consigue el tacto pedagógico lo que consigue? Ejercitando una cierta sensibilidad perceptiva, así como practicando una preocupación afectiva por el niño activa y expresamente; solo puede funcionar cuando los ojos y los oídos del maestro buscan de una forma afectiva y receptiva el potencial del niño e intenta saber hasta dónde puede llegar. El tacto hace lo que hace utilizando los ojos, el lenguaje, el silencio y los gestos como recursos para mediar su trabajo afectivo. El tacto trabaja con el habla El tipo de discurso que gobierna un aula o una escuela puede evitar o contribuir a una sensación de contacto entre los profesores y los niños. Para bien o para mal, la mayoría del tiempo escolar se llena con la voz del profesor (evidentemente, la voz es un medio fundamental de contacto entre los seres humanos). La voz utilizada con tacto favorece al contacto. Si vivir con los niños es una cuestión de tacto, tenemos que tener en cuenta el tono de nuestra voz, la forma en la que les hablamos. El tacto trabaja con el silencio El silencio es con toda seguridad uno de los mediadores más poderosos del tacto. El tacto conoce el poder de la calma, y como permanecer en silencio. El silencio del tacto no deberá confundirse con el silencio negativo que hace el vacío, como en un castigo de adulto o en el silencio del niño desafiante y vengativo. El silencio no significa que uno se niegue sistemáticamente a hablar, sino que uno se de cuenta de que hay momentos en que es más importante no dar opiniones, puntos de vista personales, consejos o hacer cualquier otro comentario. El tacto trabaja con la mirada Los profesores y los niños leen en las caras y en los ojos lo que es importante, interesante, molesto, conmovedor, aburrido, emocionante, inquietante. A través de los ojos, el niño y el maestro se conocen inmediatamente el uno al otro y son capaces de hablarse mutuamente sobre las cosas que las palabras no pueden expresar de forma adecuada. El tacto sabe como funcionan los ojos, uno debe saber interpretar lo que ocurre en los ojos de los demás y por otra parte, uno debe aprender a expresarse a través de los propios ojos. El tacto trabaja con el gesto El gesto corporal es sintomático del humor de una persona, de manera que el maestro perceptivo puede detectar el estado psicológico y emocional de un estudiante por la manera en la que se coloca o se mueve. El gesto del profesor puede crear un clima, una relación, una comprensión o un humor determinado. El gesto corporal es una especie de lenguaje que puede infundir significado o importancia a una situación determinada. El tacto trabaja con el ambiente Los maestros crean un clima especial no sólo por lo que dicen sino por la forma en que se presentan a los alumnos. Provocan un cierto clima por la forma en que trabajan con las dimensiones espaciales y temporales del aula. El maestro que lee una historia en clase para todos, en el tono adecuado, crea un sentido de comunidad, así como una experiencia de narrativa compartida.
El tacto trabaja con el ejemplo Enseñar poniendo ejemplos o mejor, siendo el ejemplo que los estudiantes deberían emular, puede ser sutil a corto plazo pero al final resulta muy eficaz. Naturalmente, no se puede influir en todos los grupos ni en todos los alumnos con el ejemplo y el estimulo sutil. Los buenos maestros no temen mostrar que tienen dificultades con algunas cosas. Pero les muestran lo que significa hacer un verdadero esfuerzo. Actuar con tacto utilizando el propio ejemplo positivo como forma de enseñar desvía al niño del enfoque negativo. El tacto pedagógico El tacto pedagógico reúne la mayoría de las habilidades y características que debe tener un buen maestro, pero no solo las enumera sino que especifica en que medida las debemos tener, para así lograr los propósitos de la educación básica. Nuevamente con este texto nos queda claro que no solo hay que valorar el nivel cognitivo del alumno, también debemos tomar en gran medida su efectividad ya que es parte del desarrollo integral y uno de los factores principales que afectan el trabajo.