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AMLO, enemigo de la democracia, división de Poderes y de la libertad de expresión

Su decretazo de considerar todas sus obras como asunto de seguridad nacional también terminó con sus planes frustrados para apropiarse ilegalmente de recursos públicos, con el 80 por ciento de las obras sin licitar y con dedicatoria especial para sus tres fallidas obras insignias: El AIFA (para muchos Chaifa), el Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas, condenadas al fracaso, pero muy redituables en términos de apropiación ilegal de dineros públicos propiedad de la nación.

ROBERTO DOMÍNGUEZ CORTÉS

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Andrés Manuel López Obrador, quien se dice presidente de México, atenta permanentemente en contra de la democracia, de la división de poderes, de la libertad de expresión y se dice adalid de la anticorrupción. Falso. Nada de lo que pregona es cierto.

Por el contrario, se ha exhibido como partidario del autoritarismo al atentar en contra de todo lo que se oponga a sus excesos. Al Instituto Nacional Electoral (INE) pretendió someterlo y quitarle su condición de organismo autónomo, sujeto a sus caprichos y veleidades. Lo malo es que no le resultó.

Por eso sus permanentes y continuos ataques en contra de su expresidente, Lorenzo Córdova, y del exconsejero Ciro Murayama, dos de los más respetables consejeros electorales, artífices de la cancelación de la nefasta pretendida gubernatura a Guerrero del porro Félix Salgado Macedonio, trágicamente sustituido por su hija Evelyn Salgado, hoy cómplice de la delincuencia organizada y sin control en esa entidad federativa.

De sus corifeos más encendidos, el despreciable Mario Delgado se atrevió a proferir una amenaza en contra de la institución que frustró todos los planes electorales de López Obrador: “Hay que destruir al INE”, diría el remedo de líder partidario. Ese espíritu antidemocrático afloró cuando Mario Delgado accedió a la dirigencia de Morena por vía del fraude, perpetrado en contra de Porfirio Muñoz Ledo, verdadero vencedor del ahora espurio dirigente.

Hasta el pretendido opositor, Ricardo Monreal, utilizó la tribuna del Senado de la República para amenazar con reformar al INE y someterlo a los caprichos de su jefe Andrés Manuel López Obrador.

Ese, Monreal, “el disidente morenista” hoy postrado en genuflexión que después de dos años de ignorarlo fue perdonado por López Obrador.

Por eso el INE, al cambiar de dirigencia, López Obrador no pudo ocultar su satisfacción con la designación de Guadalupe Taddei Zavala como consejera presidenta a la que sin algún recato aplaudió públicamente como a una de sus colaboradoras.

Adán López y Claudia Sheinbaum han tapizado al país con sus grotescas figuras sin que la sumisa Taddei Zavala se atreva a cuestionar y menos multar los actos de campaña anticipados, con el uso indiscriminado de recursos clandestinos para favorecer a una de las dos nefastas corcholatas y continuar con la destrucción del país.

En todos sus actos de terrorismo de Estado, terminó con sus planes frustrados para apropiarse ilegalmente de recursos públicos, con el 80 por ciento de las obras sin licitar, y con dedicatoria especial para sus tres fallidas obras insignias: El AIFA (para muchos Chaifa), el Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas, condenadas al fracaso, pero muy redituables en términos de apropiación ilegal de dineros públicos propiedad de la nación. y la mayoría en el Congreso de la Unión. Quiere vengarse de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con el cuento y la mentira de que la elección de los ministros era directa en la Constitución de 1857. Ampliaremos… constitucionalmente López Obrador ha sido derrotado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación únicamente con la fuerza de la razón y el derecho. Su plan A de acabar con el INE terminó en la basura de sus intentos golpistas en contra de la democracia.

Por su oposición y agresión sin límite al INAI para su integración, López Obrador trata de evitar que ese organismo público autónomo interfiera con sus probados actos de corrupción familiar (léase Juan Ramón y Andy López Beltrán, Pío López Obrador), la Segalmex de Ignacio Ovalle, con su desfalco por más de 15 mil millones de pesos y el exceso en los gastos en un aeropuerto donde escasean los vuelos, un trenecito que se dirige al precipicio y una refinería que a pesar de haber sido inaugurada no refina ni un solo barril de petróleo. Eso se llama corrupción sin límites.

Ante la invalidez de su decreto de seguridad nacional, López Obrador recurrió a lo que mejor sabe hacer: el chanchullo y la trampa para mantener en la opacidad todos los gastos excesivos con cargo al hambre y el ayuno de los más pobres. De nuevo publica un decreto, pero ahora sí con dedicatoria especial al Tren Maya, el tren interoceánico, los aeropuertos de Quintana Roo, Palenque y Tulum, aunque de paso destroce la flora y la fauna de una porción más del territorio nacional.

Tramposo como siempre ha sido, sabe que la Suprema Corte de nuevo va a invalidar su ilegal decreto, pero logra su propósito de que las obras avancen mientras actúa la Corte. La nueva declaratoria de invalidez de su procaz decreto dará a López el pretexto ideal para arremeter otra vez en contra de la Corte y decirle al pueblo (aunque jamás haya definido quién es pueblo) que los conservadores se oponen al avance de la 4T.

Contrario a su defensa a ultranza de la doble plagiaria Yasmín Esquivel Mossa, se burla de la ministra Norma Lucía Piña, con el desgastado argumento de que el premio de Derechos Humanos, otorgado por 10 mil 400 juezas de 143 países, se consigue en Santo Domingo. Grave ofensa a la ministra presidenta Piña Hernández, a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y a la Asociación Internacional de Mujeres Juezas.

Es la deformada personalidad con que se identifica López Obrador. Aunque sea Presidente no puede ocultar su origen. De dónde proviene y cómo está educado.

Como todo le ha salido mal, y ante el sometimiento actual del INE, ahora intenta amedrentar al único poder que puede interferir en su intromisión durante el 2024. Sabe que aunque gane el Estado de México no tiene asegurada la elección presidencial con el grotesco Adán López y la desangelada Claudia Sheinbaum. Así lo evidencian los continuos ataques a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

La incorporación de la Guardia Nacional a la milicia acabó con los malvados propósitos de militarizar al país y cederle más poder a las Fuerzas Armadas. Ocho de los once ministros aprobaron la desmilitarización de la Guardia Nacional. El argumento de la Corte fue impecable. La Guardia Nacional está prevista en cuatro artículos de la Carta Magna como un organismo civil encargado de la seguridad pública y adscrito a la Secretaría de Seguridad Pública con todo y la impericia de Rosa Icela Rodríguez. Su decretazo de considerar todas sus obras como asunto de seguridad nacional también

En el colmo de la ignominia, el lamentable gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, puso féretros con dedicatoria a los ministros frente a la Suprema Corte.

Es el mensaje funesto de López Obrador: quiere ver muertos a los que se oponen a sus veleidades, imposiciones y ocurrencias.

El episodio es de enorme preocupación. Algunos de los fanáticos lopezobradoristas pueden actuar en consecuencia como ha ocurrido con el asesinato de más de 50 periodistas y defensores del medio ambiente agredidos desde el púlpito de las Mañaneras.

La amenaza al Poder Judicial de la Federación tiene sentido por el mensaje funesto de su plan C. Con sorna y mofa se ufana de que aunque el plan A y el B no resultaron, “no crean que ahí terminó. Todavía tenemos un plan C”.

Sin algún rubor y provisto de total desvergüenza ha amenazado a la oposición que por ningún motivo ganará en el 2024. Y en represalia, también amenaza que el 1 de septiembre de 2024 mandará una iniciativa para reformar al Poder Judicial.

La amenaza pone de manifiesto que está dispuesto a utilizar todo el poder del Estado para ganar como sea la Presidencia de la República

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