La comuna de bello nº 3 jun 2014

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[créditos]

[Editorial] Luis Enrique Belmonte [TESTIMONIOS]

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[Una estación de combustibles inexcusable] Marcos Silver

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[Poesía Horizontal] Mark Nowak

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[Nací para explorar los llanos y las palmas] Sonia Betancort

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[Un diálogo con la imaginación] Jorge Boccanera

Presidente FCNLAB

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[La claridad de los amigos] Gabriel Impaglione

91

[Nada es nuestro] Luis Bracho

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[También hubo noches y más encuentros y otros entusiasmos] Daniela Camacho

99

[La vivencia es la experiencia luminosa] María Ramírez Delgado

47

[Como una frase sin punto] Francois Migeot

114

[DOSSIER] 2007-2014

56

[Y nos maravillamos] Aleyda Quevedo

145

[ANTOLOGÍA]

63

[Una explosión de flores amarillas] Keith Ellis

William Osuna

Daniel Molina Director

LUIS ENRIQUE BELMONTE

Ximena H. Yarza Correctora

Ánghela Mendoza Diseñador

ÁNGHELA MENDOZA HOMERO HERNÁNDEZ ENRIQUE HERNÁNDEZ D-JESÚS Fotografía

Depósito Legal ppi201402dc4442

ISNN 1856-9671

lacomunadebello@gmail.com

Editor Invitado

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[El museo más sorprendente] Liman Boicha

[POEMAS]

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Ganadores del concurso Festival Mundial de Poesía de Venezuela 2010-2013 Pedro Borges Jairo Rojas Rojas Manuel Rojas Miguel Ángel Hernández

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[editorial] la la comuna comuna de de bello bello

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visión que lleva la impronta del diálogo y la fraternidad, dos misterios sin los cuales sería impensable la congregación humana. Un festival de poesía es un laboratorio antropológico, una caja de pandora o la posibilidad de ensayar lo plural en lo común del propósito universal de la poesía: la consciencia imaginante que nos libere y nos acerque al otro sin prejuicios. En este tercer número de La comuna de bello queremos celebrar el sentido ecuménico y humanista de los espacios que congregan voces para la poesía más allá de los límites geográficos y las fronteras: el sentido andante y comunicante de la palabra compartida. Y los primeros diez años del Festival Mundial de Poesía de Venezuela (2004-2014) han sido la excusa perfecta. Por eso hemos convocado a un grupo de poetas que asistieron a distintos Festivales Mundiales de Poesía de Venezuela. Ellos ofrecen, a manera de testimonio, sus vivencias y visiones a partir de su tránsito por el país. En

esta entrega de La comuna de bello también encontraremos poemas de los entrañables visitantes, poemas de los poetas homenajeados y poemas de los ganadores de los concursos del Festival Mundial de Poesía de Venezuela: Pedro Borges, Manuel Rojas, Jairo Rojas Rojas y Miguel Ángel Hernández. Celebramos con poesía el Festival Mundial de Poesía.

LUIS ENRIQUE BELMONTE

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Un festival de poesía es una fiesta pagana. Es un espacio resonante donde se alojan multiplicidad de voces andantes que dialogan incesantemente durante el tiempo que dura la congregación. Deben existir pocos encuentros grupales en los que se presente un intercambio de voces, pensamientos, gestos, imágenes, saludos o promesas tan intenso como el que se manifiesta en el transcurso de un festival mundial de poesía. Un ambiente de auténtica juglaría se apodera del lugar del encuentro: canto, prosodia, mímica, improvisación, drama, colorido, sutiles equilibrios y descalabros. La imagen arquetipal del aedo, rapsoda, juglar, goliardo, bardo, remedador, cazurro, arlequín, cómico ambulante o saltimbanqui, hablando, recitando, burlando y cantando en el banquete, en el ágora, en la plaza pública o en la taberna es una de las visiones más perdurables de los festivales de poesía. Es una


Venezuela


[Nací para explorar los

llanos y las palmas]

Venezuela es un corazón verde, la llama temblorosa de los ojos de mi abuelo materno, islas de arena sagrada, Los Llanos palideciendo entre el palmeral, la metáfora insólita de una divinidad a orillas de una carretera, el metro de Caracas, un teatro de voces siderales, las sombras surrealistas de una galería de Apure, Doña Bárbara a lomos de un bagre, un puñado de militares leyendo sonetos, la piel lisa de una cobra inédita, el balbuceo de un río de pelaje imposible, una parroquia fundada entre la décima y el tamboril, el zapateo del amor. Y un caballo, resplandeciente como un astro, puro en su cabalgadura, un país para mi cuerpo, dando sentido a los kilómetros de poetas que danzan mar adentro en una botella de cristal.

SONIA BETANCORT

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España

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“

Yo nacĂ­ para explorar los llanos y las palmas, para rajar la incertidumbre de la altura, para reconciliar las nubes del estero, para lamer las aplastadas jorobas del atardecer

Venezuela es un corazĂłn verde


2004

I Festival Mundial de Poesía de Venezuela Diseño del afiche: Régulo Pérez


[La claridad

de los amigos] Postales desde la tierra universal de la poesía Todavía conservo como un tesoro aquellos días de junio de 2012 en Caracas, Maracay, Boconó... la claridad de los amigos, sus versos y sus músicas, las mil actividades, las charlas interminables en inquietas sobremesas; encuentros y reencuentros que ensanchan el mundo, propician la lluvia y el grano, llenan otra vez la copa.

Postal de patria

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No es común escuchar la palabra patria en las conversaciones ocasionales, por la calle, en la radio o la televisión, en mercados, librerías o teatros, en la metropolitana. Todos tenemos una palabra patria. La hay en cada casa. Y en cada casa cada cual sabe de sus colores y fragancias; en cada casa cada cual sabe cuántas veces, ella, se asoma a la ventana, comparte la mesa y el soliloquio, se estira en la noche a soñarse entera. Sale a disolver las intemperies. Fue en Venezuela que he sentido, como en pocos lugares, la voz del pueblo remontada en ese sol inexorable, hecha enjambre por adentro y afuera y alrededor de ese fuego nuestro, imperecedero. Tampoco es común ver gente que va y viene con sonrisa. ¡Y en los museos!


No es un dato menor. Ni comparación caprichosa. Para que esta maravilla le suceda a una sociedad es preciso, antes, escribir otra historia que abra las puertas a la historia. También sucede con la música. La edición discográfica ha rescatado el patrimonio cultural venezolano y latinoamericano y puesto a disposición un material valiosísimo a costo prácticamente simbólico. Es imposible meter en una valija –pretendiendo sortear los perversos laberintos de los dictados de peso permitido, de las compañías aéreas– los discos y los libros que uno quisiera. ¡Y es tan musical la tierra de Bolívar! Y los murales, el arte callejero, como frutas ofrecidas en toda la ciudad. Se repiten, enormes. Se intercalan con pequeñas intervenciones. Viven y se viven. Venezuela nos recibe con su identidad pura en el abrazo. Fue en el Patio de la Galería de Arte Nacional con un espéctaculo folclórico donde brilló Ismael Querales y sus bandolas y un excelente grupo de danzas que nos hizo conocer la colorida diversidad de los bailes tradicionales. Allí tuve dos maestros de lujo para conocer detalles y aprehender la esencia del folclore venezolano, el músico Emiliano Hernández, hijo del celebrado poeta Enrique Catire,Hernández D’Jesús, y el repentista Neguel Machado, padre de coplas siempre atentas a la tierra y sus frutos. ¡La alegría de la danza, como agua fresca! ¡La música hablándonos de todo aquello que no necesita palabras!

Y lo que podría suponerse un inicio oficial de las actividades del Festival (encuentro, música y arte) fue en realidad la primera ronda del canto que nos hizo del lugar, de un solo lugar ancho y único, que nos caraquizó y venezolanizó, que nos ganó el corazón.

Por eso cada Festival de Poesía hace un aporte inmenso a su sociedad, y por extensión, al mundo

Anfictiónica Y fue que los poetas por mar y por tierra por aire y por fuego llegaron al abrazo a establecer la hora el vino la palabra a tallar una boca en la proa del tiempo Luego saltaron a cubierta desnudos con barbas espadas y sombreros asidos de los rumbos por la borda lanzaron manifiestos de viento inexorables himnos Fue entonces un largo día de músicas de altas banderas como pájaros Las alianzas puras El hombre el pan y las guitarras.

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Sucede en Roma, por ejemplo, que la gente paga su boleto para cada cosa, anda en idiomas diferentes por entre la historia y el arte y luego se reune a comentar la maravilla en algún café, por esas calles antiguas donde se resuelve una parte de la historia de Occidente. En Caracas ví tantos venezolanos entre los turistas, descubriendo/redescubriendo el propio patrimonio histórico y artístico, sin pagar entrada, y disfrutándolo todo. Apropiándose de aquello que les pertenece. Y vi gente con sonrisa. (A diferencia de otras ciudades donde la gravedad del mundo parece concentrarse como una niebla hasta cubrirlo todo. ¡Compre alienación! Parecen dictar los anuncios por doquier. La deshumanización comienza por arrancar la sonrisa.) ¡Y en las librerías! Tanto recuerdo las de mi Buenos Aires querido, largas, tradicionales, casi míticas, con ese perfume a letra viva. En las librerías de Caracas la gente frente a las estanterías, en actitud concentrada, la curiosidad parece colarse en los intersticios de la tipografía, portan el aire de quien lleva en la mano la hipótesis de una respuesta a algún enigma, el pasaje de la travesía que multiplicará palabras hasta el infinito una y tantas veces. Es claro, además del impresionante catálogo y calidad de las ediciones: sus precios. ¿El costo de un libro equivale al precio de un “tinto”? Sí. Y a veces mucho menos hasta casi nada. Con lo que cuesta un café en Milano o el aeropuerto de Panamá, en Caracas pueden comprarse varios libros. Pero con lo que cuesta un café en Italia: nada.


Postal cantada

Postal de Trujillo

Postal de Maracay

Postal sobre auditorio y final

Enrique Hernández-D´Jesús, poeta y venezolano, editor, fotógrafo y activista cultural. Y experto cocinero o inventor de recetarios fabulosos y tigre homenajeado y amaestrador de tigres y tigre, capitán de tigres capitanes. Ya Gustavo Pereira me había dado noticias del cazador de luces y sombras. Tiempo después, a mi regreso de Caracas, tuve el honor de traducir un libro de Enrique al italiano. Hablador poeticante éste mágico embotellador de retratos. El Catire desembotellador de abecedarios en torno a las mesas multiplicadoras de historias sin fin. Y compañero. Un gran anfitrión, presente siempre durante aquellos días. Y después. Compartimos la presentación de nuestros poemarios en la Librería del Sur, allí donde el Teresa Carreño congrega el asombro.

En el avión, estirando las piernas a diez mil metros sobre el Atlántico, nos encontramos con el poeta y traductor italiano Emilio Coco, también invitado al Festival. Quise apurar aquella navegación y dí unos pocos pasos, vacilantes, que se detuvieron al ver un rostro conocido. Hablamos, hasta fastidiar con nuestra despreocupación a los que alrededor buscaban conciliar el sueño. En un avión, a diez mil metros de altura el sueño también es conjuro. Cuando salimos del aeropuerto nos esperaba con la bienvenida pronta el poeta William Osuna. Desde ese instante se repetirá la pregunta de William a Emilio: ¿Conoces esta canción? El anfitrión canturrea algo que el italiano identifica y con las escasas fuerzas que le quedan de la travesía acompaña al querido venezolano en improvisado dúo. Esto no se detuvo más. No solo durante el viaje hasta el hotel, sino todos los días que siguieron. No dejaron sin cantar un solo éxito y recordar autores y compositores y músicos y películas y actores y décadas. (Y por supuesto poetas). Los italianos son cantores, amantes de su música, alegres, espontáneos. Y con buen oído, en general. Y quedó demostrado que los venezolanos también.

En Boconó viven muchos amigos. En esos jardines florece la ternura de la hospitalidad, así también honran a su tierra. Hice un curso acelerado sobre el miche sanjonero. Algunos sorbos matizaron las rondas de las veladas poéticas. Sí, veladas poéticas. Pues algunos cortes de energía eléctrica (las manos, quizá, de quienes no quieren bien a Venezuela) dejaron a oscuras el bello Museo Trapiche de Los Clavo y la ciudad entera. Pero no fue jamás oscuridad. Allí se revelaban las palabras y las guitarras. Venía el miche sanjonero de un lado y del otro mi hermano guía Luisito Cuevas, por la ronda el iluminador con sus velas, echando claridad sobre las hojas que leíamos y los rostros en el manso oleaje de claroscuros. Sobre un silencio compacto se apoyaban los versos, uno junto al otro, y no faltaron los chicos de grandes ojos (como quien descubre el mundo), encantados por la medianoche constelada de metáforas. Las y los poetas trujillanos leyeron, hablaron de realidades, fuegos y tradiciones, y se cantó hasta una hora indecible. Las horas de los compañeros se miden despacito, porque las horas de los compañeros son tan profundas como la palabra patria. Al otro día visitamos Niquitao.

Las y los jóvenes cadetes alrededor nuestro, sonrientes, en un patio de la Academia, con sus uniformes y la claridad que llega desde sus ojos, esa claridad de amanecer, de día nuevo. La visita con encuentro poético incluido, a la Academia Técnica Militar Bolivariana, fue enriquecedora. Auditorio pleno de cadetes, personal militar y pedagógico, apoyado en un atento silencio frente a cada lectura.

En el escenario, cuando tocó mi turno agradecí el honor de compartir ese momento y recordé a aquel argentino-cubano (y también venezolano) que a caballo de las urgencias, en inhóspitos paisajes, aun con todas sus fatigas de alumbrador de futuros, llevaba en la mochila varios libros de poesía. Porque es la poesía esencia de Humanidad. Hace más Hombre al Hombre. Para un argentino, a escasa distancia temporal de la tragedia de la última dictadura, compartir en una unidad militar una lectura de poesía es toda una revelación. Para llegar a realizar una simple lectura de poesía en una unidad militar – pensé– fue necesaria una larga historia. Fue necesario Bello y Bolívar y Sucre, la gesta universal independentista en Sudamérica, el abrazo de Guayaquil, los dolores después y la indignación. Fueron necesarios tantos compañeros y el conocimiento y el luto y la rebeldía. Fue necesario el faro de una isla y las bandadas de todo un continente. Fue necesario el Comandante Chávez y quienes lo acompañaron y acompañan y velan sueños, construyen y reconstruyen la patria. Una lectura de poesía en una unidad militar no es una cosa que vaya a hacerse sin una historia antes ni de un día para el otro. Se necesita una definitiva revelación de las fraternidades. Un otro amor que venga con su incondicionalidad a abrazar pueblo y futuro.

Fotografía En el escenario del auditorio con los poetas Kenia Leyva Hidalgo, de Cuba, Oscar Sotillo y Oscar Fernández de Venezuela. Y el Capitán de Fragata Bracho Magdaleno para darnos la bienvenida, y la profesora Saraí Sánchez representando al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Otra postal de Maracay Entrañable. Los jóvenes uniformados que se alzan de su butaca, uno y después otro, van hacia el frente del escenario con una cuartilla o un pequeño cuaderno entre las manos, se detienen frente al micrófono, leen. La voz desnuda la voluntad de compartir sus versos acunados en el acto íntimo de la escritura. Todos aplaudimos. Aplaudir quiere decir agradecer con alegría. Pero un agradecimiento diverso, profundo. En los jóvenes respira lo nuevo. Brilla el sol del nuevo día. ¡Cómo no aplaudirlos con tantas ganas!

A los cadetes de la Academia Militar, Miranda Pérez, Reveca Vilanueva, Jaramillo Carvallo y Dony Berroterán, aplaudimos. Y a todas las Miranda y Reveca y a todos los Jaramillo y Dony. Y a cada hijo del Pueblo con la palabra patria en la mirada, aplaudimos. Guiso de campaña ¿Así se llama? Almuerzo típico en el casino de oficiales de la Academia. Nos hizo el honor de su compañía el Capitán de Fragata Bracho Magdaleno, con quien tanto conversé hasta el momento de la despedida. Hombre culto y cordial, sensible al arte, quien agradeció la poesía porque la poesía y la cultura son herramientas para consolidar la paz.

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Postal de Catigre


Postal de equipo

Postal do Brasil

Postal de mar

Nos despedimos. Caminábamos y pensaba: Si en las unidades militares se abren talleres de poesía, espacios poéticos, esta comunión de pueblo será todavía más indestructible. Un cadete, tal vez de los últimos años, alto, decidido, se acerca, me saluda y quitando de su camisa el broche –símbolo de los paracaidistas (esas alas)– me pide permiso para ofrecérmelo como muestra de gratitud y hermandad. Qué podía hacer sino abrazarlo emocionado, agradecerle el honor de llevar conmigo ese caro símbolo que atesoro desde entonces sobre mi escritorio de trabajo.

(O: No es verdad que se tenga tiempo libre)

Instituto Cultural Brasil-Venezuela. Junto a los poetas caraqueños David Morey y María José Escobar rodeamos al poeta y performer brasileño Wilmar Silva. Él se siente como en sus pagos. Y nosotros también. Nos acompaña el gran poeta Luis Alberto Crespo. Ya habíamos compartido, años atrás, unas charlas en Roma con Luis, en una Feria del Libro y encuentro de poetas latinoamericanos, junto a Gustavo Pereira e Isabel Maracara. Huíamos con mi Giovanna del bullicio de esos pasillos y nos encontramos en un patio con los poetas venezolanos que también se fugaban de la maraña de voces y parlantes y aglomeraciones. Ese patio se llenó de pájaros. Wilmar lee, actúa, se alza de la mesa, camina entre la gente, por momentos es una scola do samba todo él, envuelto en sus versos. La gente disfruta. Luis Alberto atento con su mirada de preguntar por esencias recónditas. Sonríe, como quien en un rincón de la infancia encuentra un juguete perdido, cuando leo un poema que habla de huesos y de casas. Luis mira con ojos nuevos, casi todo en él, simplemente, es invención y pregunta. Y poesía. Tuitea luego un verso que acabo de leer: “Con esta pobreza armaremos un barco”.

Como si las palabras se hicieran a la mar en una tarde sin tiempo. Así las últimas noticias de una y otra orilla, el resultado de antiguos soliloquios, la otra versión acerca del futuro. Toda hora –esa fugacidad, al fin– parece poco cuando uno se acoda en la charla con Gustavo Pereira. Él llegó a Caracas venciendo estoicamente la resistencia de las carreteras cuando yo estaba por los pagos de Trujillo. Coincidimos en la capital en su último día de permanencia allí. Brindamos de todos modos por ese sorbito de encuentro. Intercambiamos libros, fantásticas narraciones de lo impredecible, ese pan cotidiano; retazos de historias sobre las que se ha edificado el mundo. Alguna cerveza. Me regaló, entre otros libros, su bello Equinoccial (cuya traducción al italiano fue para mí una labor rica, intensa), le obsequié ejemplares de Giovannía, poemario editado y presentado en esos días del Festival por El perro y la rana, y que Gustavo prologó, generosamente, con su habitual maestría (o magistralmente con su habitual generosidad). Dejamos en puerto una multitud de palabras cuando nos despedimos. Vimos luego como se apretaban, bajo las manos en alto, las consideraciones y los todavía, los tú sabes y los recuerdo una vez, y los piensa que y los tal vez o cuando.

Gracias Maracay El primer Brigadier Goyo Henríquez (en nombre de los cadetes) dijo que “esta era de la globalización y transculturización nos aleja del disfrute del arte, y este tipo de actividades nos permiten apreciar la belleza de un arte como es la poesía. Es un aporte al crecimiento del pueblo venezolano en esta unión cívico–militar que solo es posible a través de la revolución”.

En los festivales de poesía no abunda el tiempo libre. Se sabe. Las diversas actividades programadas suelen mesurarse con exactitud casi quirúrgica y hay un trabajo organizativo enorme y muchas personas ejerciendo sus responsabilidades de manera casi anónima. La squadra de la organización me impresionó por tanta simpatía, lucidez, cordialidad y eficiencia. Ha sido el soporte de excelencia para el éxito del Festival. Nos sentimos en casa, con afecto y cuidados. A cada momento y toda hora, sin ellos, el tiempo habría dispuesto su tiranía sobre todos nosotros. No sé qué secretos pactos con los dioses de los relojes, qué artes en el gobierno de los mecanismos del tiempo, pero a cada lugar llegamos sin urgencias, a cada periodista respondimos sin apuros, ante cada paisaje o laberinto pudimos detenernos a preguntar por el misterio.

Postal de grúas

Ahora que los vientos parecen dormir en el centro de la rosa, celebramos las botellas al mar que llevan y traen recetas contra las tinieblas, fraternidades atentas a las mareas para alzar velas verso el reencuentro.

Grúas a derecha e izquierda de todas partes, camiones, andamios, herramientas y más grúas. Barrios enteros se abren paso donde nada había o donde habitó por décadas la más dura indiferencia. Sobre los obradores y depósitos de materiales se alzan las grúas, como mástiles victoriosos.

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Postal de fraternidad


Postal de radio

Postal de bambalinas

Postal del Che

Desde Caracas hacia Maracay pregunté por las enormes bases de concreto que se alzaban alineadas en dirección del puerto. Me contaron el plan de desarrollo ferroviario. Los argentinos supimos –antes del desorden de las dictaduras– del valor infinito del sistema ferroviario. Venezuela lo desconocía. Hasta la Revolución.

Con Pedro Calzadilla, el compañero ministro de Cultura, en su programa de radio, junto a la poeta boliviana Jessica Freudenthal y Luis Alberto Crespo. Nosotros, vapuleados aún por el madrugón de ese día para cumplir con la invitación de hablar del Festival y de poesía. Sentadita en un ángulo del estudio la periodista Raymar Vázquez con sus apuntes, siempre atenta a las actividades de prensa e implacable organizadora de la agenda de entrevistas. Y en el aire la magia inigualable de un estudio radiofónico, donde cada habitante deja libre al niño que siempre está para cabalgar el viento hasta el horizonte.

La apertura del Festival en el magnífico Teatro Teresa Carreño nos tuvo a los poetas invitados entre bambalinas. Espiábamos la sala abarrotada de público y por los intersticios de las trampas y escenografía mirábamos las pantallas gigantes donde se reproducían las imágenes captadas por las cámaras de cuanto sucedía sobre el escenario. Allí estábamos por los pasillos del mundo interior, silentes, curiosos, emocionados, en dos grupos a una y otra orilla de la gran boca poética. Mirándonos a veces sin mirar, con la atención puesta en aquello que sucedía del otro lado del mundo. Para mí fue volver al rito de los años de trabajador de teatro. Sobre ese clima uno camina esperando la señal para salir a escena. Pude pasear la emoción por el inmenso vientre de la gran madre, detenerme en los detalles, en los secretos mecanismos que activan paisajes y decorados, voz y silencio, enigma y revelación, el coraje necesario para ocupar el proscenio. Detrás de los telones se apilan asombro y gozo, las pasiones humanas. Aquellas fuerzas naturales que llegan de la platea y mueven a los actores, los llevan y los traen por el aire y el tiempo. Y la palabra.

Porque la Revolución. Y porque las fraternidades. Y porque la poesía en ese aliento que nos “llama” y porque sí, porque era junio, mientras desandaba el escenario rumbo al micrófono elegí leer estos versos en la inauguración del Festival:

Che aquí allá ¿quién habrá de juntarte otra vez? Juan Gelman

Y en cada niño tu sonrisa amurallada de ternura tus manos trepadas a herramientas al cielo en llamas en viento y contraviento a las campanas del siglo. He visto en cada uno de nosotros un gesto tuyo que nos hermana. ¿Quién casa por casa llamará a componerte en la hora infinita?

He visto tu boca multiplicarse en la caravana de los libres en ollas cieloabierto fábricas forestas y tus pies en los senderos del surco urgente. He visto tu brazo fértil tensar futuro aquí allá y tu brazo de agua guiar a los hombres de la tierra. Tus ojos en la noche cerrada: en la violenta noche de las injusticias. He visto en el centro del día tu corazón al galope un palmo de tu piel componer la cicatriz del compañero. Bajo gastadas camisas tus pulmones cansados y en la orilla de los rumbos las flores silvestres de tu silbo.

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Postal de vías


Y si los festivales, como es el caso del Festival Mundial de Poesía de Venezuela, viajan por el país, entran a teatros y escuelas, ocupan las calles, los parques, los medios de comunicación, las universidades y los cuarteles, y dejan no solo Palabra sino Terreno Fértil para la continuidad de la experiencia, para su reproducción permanente, donarán al Hombre horizontes más anchos, nuevos ojos, profundas vocaciones para alumbrar imposibles. Y el Hombre, entonces, escribirá otra historia.

GABRIEL IMPAGLIONE

Y si los festivales, como es el caso del Festival Mundial de Poesía de Venezuela, viajan por el país, entran a teatros y escuelas, ocupan las calles, los parques, los medios de comunicación, las universidades y los cuarteles, y dejan no solo Palabra sino Terreno Fértil para la continuidad de la experiencia, para su reproducción permanente, donarán al Hombre horizontes más anchos, nuevos ojos, profundas vocaciones para alumbrar imposibles 33 la la comuna comuna de de bello bello

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¿La poesía puede cambiar el mundo? Se pueden albergar dudas al respecto. Con tinieblas unos pocos intentan ocultar la infamia que alimentan. Los vientos que se caen del polo de arriba suelen arrastrar olor a quemado, a cuero o papel quemado y a moneda manoseada. Sucede que cuando no llegan las noticias, llega esa ceniza en suspensión, y la ceniza es mala noticia. Algo ha sido echado a las llamas, algo ha sido carbonizado; en la ceniza el buen observador encontrará los huecos del grito interrumpido, la pavura disuelta en humo y polvareda entre los ecos de las distantes cajas registradoras. ¿Que la poesía cambie este estado de cosas? Difícil. Aunque la poesía se oponga de cuerpo entero a toda infamia; aunque la poesía desenvaine contra las injusticias, la mentira y la explotación del hombre; aunque la poesía hornee su pan para todos y por las calles, desande el hambre dignamente... aunque la poesía hable de hermandad, de prójimos amores, de agua compartida. Pero sí puedo asegurar que la poesía puede cambiar al Hombre. Y si el Hombre cambia, entonces...

Por eso cada Festival de Poesía hace un aporte inmenso a su sociedad, y por extensión, al mundo.

Argentina

Postal de futuro

Por eso cada Festival de Poesía hace un aporte inmenso a su sociedad, y por extensión, al mundo


2005

II Festival Mundial de Poesía de Venezuela Diseño del afiche: R. Farías


[También hubo noches y

más encuentros y otros entusiasmos]

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*Había lo imprevisible en ese patio: Crónica del X Festival Mundial de Poesía de Venezuela

*Había lo imprevisible en ese patio: crónica del 10º Festival Mundial de Poesía de Venezuela

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La primera vez que estuve en Venezuela fue en el año 2007. Caracas era otra, pero lo cierto es que la imagen que guardaba de sus calles era imprecisa. Siempre pensé que me era necesario volver para recuperar ciertos asombros. Cosas de la vida (mi residencia en Japón y la terrible contingencia del terremoto/tsunami en 2011) hicieron que cancelara una visita planeada ese año con la que celebraría la reedición de uno de mis libros por el Fondo Editorial Fundarte. No era el tiempo de volver. Yo recordaba algo importante, en Venezuela los niños y las niñas te miran a los ojos. Entonces algo de la angustia que suele provocarme la ternura me decía que no desesperara. Hace unos meses recibí, con sorpresa o, debería decir, con extrañeza, la invitación para participar en el X Festival Mundial de Poesía del país. No lo dudé. Dije que sí antes de que pudieran enviarme otra carta donde explicaran que aquello había sido un error. En México hay tantos poetas de vocación avasallante y propuestas interesantísimas, que haber sido invitada como única voz de mi país significaba un gran privilegio. Sabía que el viaje iba a ser largo y lo fue. Pero estar en Venezuela me interesaba y me seducía por muchas razones. Hubo escalas justas: Ginebra, Londres, México, Panamá y, finalmente, Caracas. Llegué el 15 de junio por la tarde (sobra decir que el cansancio acumulado para ese momento ya era considerable). En el avión también viajaban Hugo Mujica (Argentina), Liudmila Quincoses (Cuba), Susana Reyes (El Salvador) y Emma Villazón (Bolivia). Nos dimos cuenta hasta desembarcar y reunirnos con la gente de la organización del Festival, que ya nos esperaba. A la misma hora, desde Europa, llegaron Ami Karim (Francia) y José


fue también una de esas cosas que te mueven a replanteamientos, te devuelven al sitio del misterio y la voracidad. Al lugar de lo poético, quiero decir. El domingo 16 de junio, un día antes de la inauguración, en la Galería de Arte Nacional, hubo una antesala en la que coincidimos invitados de 28 países y algunos autores nacionales. El aura del lugar era el de las bienvenidas, de las celebraciones. Ahí escuchamos las palabras de William Osuna y del grandísimo Juan Calzadilla. Y como para decir: esto es una fiesta, la música de dos artistas contemporáneos nos traspasó como las cosas del virtuosismo, Amaranta Pérez y José Alejandro Delgado. Acompañada del cuatro venezolano, o cuatro llanero, la voz de Amaranta nos trajo de vuelta al mundo, se acabó el cansancio, se acabó el jet-lag, la música (y la poesía) milagrean. Luego fue comer, más encuentros, conversar. Para mí, aquí hubo un tiempo detenido, imborrable. Ya en la sobremesa con los poetas Hugo Mujica y Enrique Hernández D’Jesús, que también fueron un privilegio y con quienes hablábamos de las portentosas Olga Orozco, Blanca Varela y Marosa di Giorgio, se acercó a mí una de esas mujeres jovencísimas y llenas de fulgor, encargada de asuntos de logística en el Festival para decirme: “mira a quién te traje”. Era el poeta venezolano Freddy Ñáñez, a quien veía por primera vez, después de tres años de amistad y correspondencia virtual. Esa felicidad fue aparte, pero no podía dejarla fuera de este relato porque esa misma noche, al volver del Ávila, nos reencontraríamos con él en la plaza Diego Ibarra para escuchar, como desbordados, a Charly García, que daba un concierto gratuito esa noche y a quien pudimos ver y sentir a dos metros de distancia. Aquí debo decir que, junto conmigo, los más fervientes fueron César Eduardo Carrión (Ecuador) y,

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Rui Teixeira (Portugal). Nos facilitaron el trámite de ingreso, así que muy pronto estábamos en marcha hacia el hotel Alba Caracas, donde pasaríamos una semana de fraternidad, celebración, desvelos, santateresas, charlas en torno al arte, la escritura, la política, lo social, el paisaje, la rabia, el amor. Eso y otras alteraciones. A mí me entusiasmaba conocer, en persona, a gente como Enrique Bacci (Uruguay), poeta de inteligencia y generosidad agudas, a Jorge Riechmann (España), silencioso, contundente, un caballero; Devorah Major (Estados Unidos), que también es editora y artista de performance; así como volver a verme con Héctor Hernández Montecinos, que recién dejaba México para regresar a Chile y con quien había intercambiado algunos correos en torno al libro que recibiría el Primer Premio del Concurso Nacional de Poesía, organizado por la Plataforma del Libro y la Lectura del Ministerio del Poder Popular para la Cultura y la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, en el marco de este X Festival, y en el que ambos participamos como miembros del jurado. El ganador, por cierto, fue el poeta Miguel Ángel Hernández, del estado Zulia, con un libro cuyo discurso sostiene una fuerte crítica social, citadina, hecha a base de ritmo, agudeza y referentes culturales actuales como los juegos de video, Internet, lo televisivo, etc. Me emocionaba también la idea de encontrarme con los poetas venezolanos, los mayores, los más jóvenes y, en este sentido, debo decir que la experiencia superó mi expectativa. Ese poder tiene la poesía, tan vinculante. Dos de los grandes poetas que no puedo dejar de celebrar son Gustavo Pereira y Reynaldo Pérez Só. Grandes conversadores. Hombres generosos. El tiempo junto a ellos fue memorable. Y descubrir nuevas propuestas (dentro y fuera del Festival),


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claro, Héctor Hernández Montecinos, quien tiene una larga historia con la música de Charly. La noche fue mágica. Fue irrepetible. Y el Festival aún no comenzaba. La tarde de la inauguración, en la sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño, fue de efervescencia, de impaciencia también. Queríamos ver al pueblo venezolano que se había reunido para celebrar una de las formas más hermosas de estar en este mundo, la poesía. Queríamos decir gracias por recibirnos en su país. Pero estábamos detrás del escenario. Los 28 invitados internacionales leímos esa tarde un poema corto, frente a un hermoso auditorio. Cada poeta en su lengua (árabe, mandarín, francés, portugués, alemán, coreano, hindi, inglés, italiano, español), reivindicando musicalidades. Lo alucinante, más allá de la cantidad de personas, fue su emoción, su receptividad, su deseo. Hubo, también, intervenciones de poesía sonora, danza, foto-poesía, que, de muchas maneras, confirmaron la disolución de las fronteras. El Festival, en esta edición, homenajeaba a tres importantes y entrañables poetas venezolanos: Chelías Villarroel, José Antonio Escalona Escalona y Carlos César Rodríguez bajo el lema Canto común. Hubo muchas actividades, muchos recitales, talleres, charlas, presentaciones musicales, de libros, exposiciones. La participación de poetas nacionales e internacionales se extendió por todo el país. Hubo fiesta poética en cada estado, hubo viajes, hubo accidentes también y visitas que no pudieron concretarse, como la mía, programada a Delta Amacuro, y que ahora es un lugar con el que tengo esa deuda y pienso resarcir pronto. Sin embargo, eso dio lugar a otros encuentros, a crear complicidades, después de pasar toda una ma-

ñana y gran parte de la tarde en el aeropuerto junto a Ami Karim, que volaba en el mismo avión que yo, junto a nuestros guías (amigos, en realidad) Estrella y Charles. Y hablar ahí también de poesía y sentido comunitario, de verdadera fraternidad. Fue también el momento de decir: ninguna realidad es unívoca, el miedo es una cosa muy mala, un pueblo con avidez lectora está listo para transformarse, y otras cosas. Lográbamos coincidir unos con otros por periodos breves, un par de horas, antes de salir corriendo a un recital o a dar un taller en escuelas o casas de cultura o, bien, antes de ir a conversar sobre nuevas literaturas latinoamericanas o poesía e independencia, o poesía slam. Y siempre estuvo presente el cariño y el compromiso de cada uno de los miembros de la organización del Festival. Dispuestos en todo momento a ayudarnos, a acompañarnos, a darnos todas las muestras de hospitalidad que se precisan para sentir, ya que han pasado las semanas, la urgencia de volver. Y de todas esas actividades, en las que participé y en las que tuve oportunidad de estar entre la audiencia, quiero trazar aquí algunas impresiones: La recuperación y la consolidación de espacios públicos que propician el encuentro de la gente con la ciudad y sus distintas manifestaciones artísticas son una forma importantísima de reivindicar el derecho de todas las personas a acceder a los bienes culturales que se generan en su país. Durante el Festival, cada conversatorio, cada recital, cada taller, estuvo concurrido por gente llena de entusiasmo e, incluso, de agradecimiento. En materia de políticas culturales y, específicamente, editoriales, tenemos mucho que admirar de Venezuela. Como

parte de los eventos organizados por el Festival, se celebró la publicación de Entreser, de Jorge Riechmann y Mirando caer las lluvias de Hugo Mujica, por Monte Ávila Editores Latinoamericana. Hubo también homenaje a la poeta venezolana Miyó Vestrini, con la presentación de su obra completa Todos los poemas, a cargo de Luis Alberto Crespo, Enrique Hernández D’Jesús, Elisa Maggi, Gonzalo Ramírez y la lectura de poemas que hizo Caneo Arguinzones. Versos demoledores que quedaron resonando por horas en Librerías del Sur en el Teatro Teresa Carreño, como: “Es cierto que en abril los lirios se pudren, / el trigo crece / y se manchan de sangre las dormilonas infantiles”. Se presentaron también títulos publicados por el Fondo Editorial Fundarte y por la Fundación Editorial El perro y la rana. Un fuerte trabajo que incide, de forma esencial, en los índices de lectura del país. En la Escuela Francisco Pimentel, donde impartí el taller Laboratorio Sonoro: Poesía para Cajas Musicales y Otros Ruidos, no vi sino dignidad y pasión en las profesoras de primaria, por defender una educación integral donde la lectura es parte fundamental de la formación de los niños. Ellos, en su mayoría niñas, en un principio desconcertados por el formato del taller, terminaron construyendo pequeños artefactos verbales que entonaban a la par que giraban las manivelas de sus cajas musicales. Me fui de ahí trastocada por lo que brilló en ellos al descubrir lo que el lenguaje puede significar. La forma en que, de pronto, les fue revelado que tenían una materia viva entre las manos y podían intervenirla, cuestionarla, desarticularla para dar forma a lo que querían decir. Esa misma tarde, en Librerías del Sur del Teresa Carreño se presentaban, de forma conjunta, mis dos libros venezolanos.

La segunda edición de Plegarias para insomnes, Fondo Editorial Fundarte; e [imperia], recién publicado por la Fundación Editorial El perro y la rana. Sin palabras. Puro agradecimiento. El poeta y ensayista Juan Antonio Calzadilla hizo una lectura inmerecida, fecunda y generosísima de ambos libros y compartió sus ideas al respecto. Junto a Carlos Noguera llenamos cada uno de los libros con flores. Los bautizamos, como dicen los venezolanos. Al final, hubo una pequeña charla, preguntas, felicidad. Yo, además, estuve acompañada por Raquel Molina, Gustavo Pereira, Dira Martínez, Jairo Rojas y Estrella Gomes, entre otros. Celebré, además, mi encuentro con Coral Pérez y Elis A. Labrador, generosos trabajadores del libro, que hicieron posible la publicación de [imperia]. En un Festival de estas dimensiones, resulta imposible convivir o acercarse a todos los invitados. Además, siempre está la afinidad. Algo como invisible que nos imanta. Así las cosas, tuve la fortuna de compartir y escuchar a poetas que me provocaron, ya sea por su sintaxis desarreglada, por lo poderoso de sus imágenes, por el rigor con el que tensan en el texto su lenguaje o la voz o la dulzura, pero no dejaron al público indemne. Entre ellos puedo nombrar a Enrique Bacci, César Eduardo Carrión, Lamiae El Amrani (Marruecos), Shen Wei (China), Héctor Hernández, Devorah Major, Lucía Estrada (Colombia), Louis Philippe Dalembert (Haití), Limam Boicha (Sahara Occidental), Pedro López Adorno (Puerto Rico), José Rui Tixeira y Seung Ho Choi (Corea del Sur). Debo, también, ser justa y decir que no tuve oportunidad de escuchar a todos los poetas. De los autores nacionales invitados celebré la coincidencia y la lectura de Jairo Rojas Rojas. Y me quedé con ganas de más, de escuchar a mujeres jóvenes, de ciertos

Queríamos ver al pueblo venezolano que se había reunido para celebrar una de las formas más hermosas de estar en este mundo, la poesía

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Yo recordaba algo importante, en Venezuela los niños y las niñas te miran a los ojos


junto a otros ocho poetas, entre los que sobresalía el homenajeado Carlos César Rodríguez, todo fue pura emoción. La voz y la música de Lucy Ferrero le dieron otro esplendor a la noche. Las palabras finales de William Osuna, Presidente de la Fundación Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, conciliadoras, llenas de sensibilidad, dieron pie a más música y fue imposible no bailar. Público y poetas nos dimos a la rumba en ese escenario, en los pasillos del auditorio y hasta en las butacas. Así fueron los días en Venezuela. También hubo noches y más encuentros y otros entusiasmos. Por eso no dejo de agradecer y celebrar.

DANIELA CAMACHO

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México

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hallazgos. Hubo una noche especial, en El Puto Bar, donde también leímos y bailamos y brindamos. Ahí fue todo casual, pero un público asiduo al rock y la música independiente se sumó a nuestra insolencia de tomar ese escenario y leer ahí poemas con verdes y azules en las manos. Los días fueron agitados, hicimos breves apariciones en radio, televisión, intercambiamos libros, visitamos las plazas, bebimos, probamos la gastronomía nacional (arepas, hallacas, pabellón criollo, cachapas, sancocho) y, sobre todo, nos enamoramos de un pueblo que, así de vehemente como lo es en asuntos políticos, así de temperamental como lo es para el amor, así de desprendido y hospitalario es también para la recepción de otras culturas y la experiencia poética. El día de la clausura, sábado 22 de junio, después de que los poetas homenajeados en las ediciones anteriores y algunos invitados más visitaran el Cuartel de La Montaña, volvimos a celebrar y a despedirnos en la Sala José Félix Ribas del Teatro Teresa Carreño. La gente, ordenada en una fila larguísima, esperaba que se abrieran las puertas del teatro. Niños, niñas, adolescentes, gente de todas las edades esperaba. Pude verlo porque esa misma tarde participé en un conversatorio sobre nuevas generaciones en la poesía latinoamericana, junto a Susana Reyes, Emma Villazón, Héctor Hernández y José Gregorio Vásquez (Mérida), y la charla final fue tan rica que, sin darnos cuenta, se nos iba haciendo tarde para llegar a la clausura. Ahí, en el Museo de Bellas Artes, resaltamos la importancia de las nuevas escrituras, las literaturas indígenas, la influencia de los nuevos soportes editoriales, las poéticas expandidas y otras cosas. De nuevo hubo espacio para la complicidad y el sentido comunitario. Ya en el teatro, donde me tocó participar en la lectura final,


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III Festival Mundial de Poesía de Venezuela Homenaje a Ramón Palomares

Diseño del afiche: Fundación Editorial El perro y la rana


[Como una frase

sin punto]

SPLEEN Recueille-toi mon âme, en ce grave moment, Et ferme ton oreille à ce rugissement. Charles Baudelaire

Cuando el Llano, no se sabe cómo, se interrumpe y se desvía de sus interminables recorridos nocturnos de silencio y de carreteras para formar, de pronto, un vientre urbano de furor y de ruido, cuando el pentagrama del asfalto, luego de haber conducido, de hora en hora, compás tras compás, el canto de la soledad y de la sabana, se abre, no se sabe cómo, hacia la muchedumbre, hacia el tumulto de una ciudad en celo, cuando la aglomeración se reúne en un punto de canícula en la infinidad de la noche, y en sus fronteras brillan, como faros, las gasolineras y sus límites se pierden en punteados de luces como tu consciencia que flota y se evapora, incierta, en el centro de la algarabía,

tú bebes para no ver, para no mirar las paredes cercar el polvo, para no ver las calles cortarse en las esquinas, para no ver el espacio desaparecer en el enrejado citadino donde

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cuando la carretera lanzada a lo largo del día, abreva de camiones, de cisternas, de remolques extenuados, de chillidos, las avenidas saturadas que al final se cortan y se anudan en el confín de la noche, tú continúas a beber,


tú bebes para no ver la llaga de cemento, de asfalto, de vapores, de clamor que avanza y anula los relieves, para no decirte que vives en ninguna parte, en cualquier esquina de cualquier calle, de cualquier miembro de polvo de este cuerpo que se disipa, cuando se estiran las avenidas, desapareciendo en las nebulosas de gasolina, en la estela amarillenta de las luces de la ciudad, en la vigilia eléctrica de las publicidades que se van repitiendo a lo largo de las fachadas delgadas como hojas, de cortinas de hierro, y se cruzan en contiendas de cornetas donde camiones y taxis se disputan,

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cuando la cadena de pulperías, de taquillas, de vitrinas, de barras, de estantes, subraya el pasar traqueteante de calles manchadas de basura y de frutas, de calles colmadas de charcos y de buhoneros, de loterías, de peines y de hojillas,

cuando el olor de frutas podridas se mezcla al olor de orina, al chorro de humo negro de las gandolas, a los agrios efluvios del querosén de las bombas de gasolina que la cuidad disemina como pus de grasa y de luz ácida, cuando el gemido de los frenos de los remolques se añade al ronquido de motores que arrancan, al chillido de las salsas, a los gritos de despecho de cantantes de rancheras que la calle vomita y que los carros arrastran, cuando se prenden, no se sabe porqué, las alarmas de chatarras, redoblando las sirenas de la policía que recorre la ciudad como persiguiendo al viento, cuando los tambores invaden las plazas como el alcohol invade las consciencias y los bailes fluyen en los alumbrados de la noche, cuando el volumen de las radios y de los tocadiscos desbordan entre las ventanas, que los perros ladran, que el aire acondiciona-

do, a todo motor, abruman el tímpano agotado de la cuidad y los escombros, evocan sin ilusión el sueño de una casa, y sus dueños, agarrados del flanco de la miseria, para no dejar de ninguna voz, en este caos, no tiene chance de ser oída, ser hombres, se encuentran entornando la luz de televisores cuando las mujeres, maquilladas como para un espectáculo que beben a todo volumen, de circo, pasan lentas, en aceras sembradas de huecos, de botellas y de latas, apretando sus nalgas y sus senos moja- cuando la ciudad, extendiéndose, inacabada en todas partes, dos en el molde de licras coloradas, balanceando sus grasas sentada en paredes inconclusas, en basamentos desechados, con tacones infinitamente altos, y los hombres, extraídos de en pisos sobreañadidos, en cabañas improvisadas, en tinglalas ruinas de sus carros gringos, se atreven a caminar unos dos provisionales desde siempre, cuando la ciudad, como un pasos, con la cintura escondida bajo las barrigas protuberan- escenario abandonado, suspendida, se riega, abierta como una frase sin punto, tes, cerveza a la mano, gorra sobre una mirada vacía, entonces, la casa cerrada con dos vueltas y la doble reja te aleja de la calle, no dejando pasar sino el aire y el eco, tú entonces estás sentado en el rumor de la aglomeración, en el calor que hincha las paredes, rodeado de botellas que pones lentamente, una tras otra, en tus pies, esperando que la noche pase, esperando una tregua improbable del jaleo, tú entonces te levantas, das vueltas, con pequeños tragos de cerveza, entre las paredes mientras esperas que el tiempo se agote, te quedas en el salón frente al bar que pasó a ser la pieza mayor del lugar, frente a las botellas de whisky, de vodka, de licores, frente al conjunto de vasos recordando juegos panamericanos, al cubo de hielo, a los frascos traídos de cuando la ciudad, al final de las calles, no tiene más luz que la Europa, frente a las pilas de platos entre las cuales tu equipo de las bombillas desnudas que trepan el desorden de las co- de sonido grita una música que no escuchas, linas, y las placas de cartón piedra y de zinc, empotradas en cuando las calles, una tras otra, a lo largo de las avenidas, desaparecen a cada esquina en un camino de tierra que fallece entre postes y enseñas, que apenas sostiene la danza frenada de carros tuertos serpenteando y traqueteando entre cráteres y perros, entre marchanticas que, volviendo de no se sabe dónde, agitan otra vez su campanita para niños ausentes o para niños que dan vueltas en bicicleta en torno a los heladeros, y arrastrando el tintineo casa tras casa, patio tras patio, garaje tras garaje, reja tras reja, a lo largo de matorrales de alambres de púas, delante de ventanas donde gritan las voces desafinadas de radios, televisores y tocadiscos,

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las armaduras de metal, de cemento, de ladrillo, de cualquier de calles cuyas cloacas bostezan, y, de repente, se interrumcosa, se cruzan, invariables en ese decorado apresurado de pen en sus costados con bodegas blancuzcas donde bebedouna película imposible, res perdidos se hunden, entre cadáveres de botellas, en el sudor y en el aire moribundo de los ventiladores bajo el brillo tú bebes para no ver los comercios pululantes, pequeños o de las publicidades de refrescos y de cervezas, grandes, para no ver los buhoneros improvisados, las tiendas establecidas desbordantes de anuncios que atizan las brasas cuando la luz titilante de las Pepsis y de las Cocas se propaga de la necesidad o la llama paciente del lucro, para no verlos sin parar a lo largo de las calles y puntúa, de un cruce a otro, alumbrar con el petróleo de sus lámparas, o con la llama repitiendo lo mismo, un camino que cesa de avanzar, un esglacial de sus neones, el tufo de las aceras, pacio que farfulla, se corrige, y se anula,


cuando la ciudad, extendiéndose, inacabada en todas partes, sentada en paredes inconclusas, en basamentos desechados, en pisos sobreañadidos, en cabañas improvisadas, en tinglados provisionales desde siempre, cuando la ciudad, como un escenario abandonado, suspendida, se riega, abierta como una frase sin punto…


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chorrean en tus orejas, que dan vueltas en tu sangre como el vértigo del alcohol,

colgadas de clavos, te cubrirían con su olor hediondo, y luego el calor, el sudor y el polvo te retomarían de nuevo,

tú estás de pie, fantasma flotando en el abandono de tu cocina donde la ruina avanza lentamente, a la manera de esas tortugas medio salvajes que tú dejas apoderarse del espacio, que tu dejas circular y que tropiezan, en la lentitud de su paso, contra las latas abiertas, las tapas torcidas, que se arrastran en los mosaicos despegados, que exploran con chasquidos de carapachos, los sacos de basura que abandonas al suelo,

más bien, tú te acuestas en la cama, entre sábanas revolcadas que descubren un forro ajado, en el olor húmedo del colchón, entre las aureolas que dejaron, unos tras otros, cuerpos sudados, tú dejas flotar tu mirada mientras la ciudad sigue corriendo en su derrame clamoroso,

frente al estante de falsa caoba cuyas gavetas no cierran desde no se sabe cuándo, cargada de adornos dormidos en un lecho de polvo, que sugieren viajes hechos o por hacer, con un espejo de Venecia mancillado, animales de Murano, bombonera de porcelana con pastores que cantan a pastoras de amplios escotes, tú sacas la cuenta de los recuerdos, de los ruina que avanza a la manera de estos gatos semisalvajes que dejas proliferar, que se insinúan entre las rejas y que se años que han dejado esos fósiles, aventuran, famélicos, cada vez más lejos a lo largo de las pay tú te pones, a moverte, para darle un sentido al espacio, te redes, en los escaparates donde orinan para despojarte del vas al sofá de damasco cuyas flores se han desdibujado bajo territorio, a la manera de estas pilas de cacerolas tiznadas el efecto de los cuerpos y del sol, tú te sientas cabeza entre que se inclinan cada día más, a la manera de estos paquetes las manos, codos en las rodillas, cerveza entre los pies, su- abiertos de pasta a la deriva que insectos colonizan, de esdor entre la espalda, y tú sientes el revoloteo del ventilador tos restos olvidados en una hornilla rancia donde zumban las moscas mientras las cucarachas furtivas van de juerga en que refresca tu frente para luego irse a mover las cortinas, los zócalos, tú te levantas, hundes el brazo dentro de la cava y buscas, entre los hielos, la sombra negra —de una cerveza a otra, tú te sientes pegajoso, tú quisieras lavarte pero no te vas a baes el tiempo mismo quien está pasando por el gollete— , tú ñar porque se cortó el agua, no se sabe porqué, o porque el te extiendes en el sillón cuyo plástico marrón se pega a tus agua, cuando chorrea, no sale más por los sifones tapados de piernas, al borde del short, y sientes vibrar, detrás de tus ojos viejos jabones, pelos atados a la rejilla, viejas espumas de no se cerrados, el bullicio de la ciudad y el calor de la noche que sabe qué, no te vas a lavar porque tus toallas, todas húmedas,

y tus ojos se agarran a un cuadro de plástico cuyo oro se desvanece, allí, tu padre lleva todavía su violín, a pesar de que su sonrisa desaparece paulatinamente en los colores marchitos de la foto, se borra poco a poco como si se hundiera en los pantanos del tiempo, se notan su corbatín que aún se destaca sobre la camisa, su instrumento bajo su brazo, y el arco que atraviesa la imagen, y en la misma pared, más a la derecha, tu hermano en frac está desapareciendo lentamente al lado de su violonchelo, está de pie, a la salida de un concierto sin ninguna duda, en la foto él se desvanece con el tiempo, en los colores que se alteran, en aquel momento que se anula con los años y con el lugar, como si la lima del ruido circundante desgastase con paciencia sus contornos, luego, en la pared de enfrente, tu sonrisa ha quedado todavía fresca en esta foto más nítida, tú estás todavía vivo en el recuerdo

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frente al bar que muestra a la ronda que tienes, tienes para beber toda la noche, tienes para regar con música y alcohol uno de esos bonches donde uno baila pegadito hasta el desierto del amanecer, una de esas fiestas que recordarán por mucho tiempo los que llamas tus amigos,


cuando la aglomeración ebria de sí misma, saturada de danza y de caos se duerme en sus vapores de gasolina, en sus vapores de alcohol y, antes de la aurora, no se sabe cómo, se enmudece por haber gritado tanto, Traducción: Judith Alvarado

Francia

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entonces son las cuatro y tú no te duermes, tu casete que da vueltas y vueltas se pone de repente claro, percibes en ese momento, en el silencio repentino de la casa, que tocas desafinado, atrozmente desafinado, adivinas que has tocado tu vida entera desafinado sin poder darte cuenta, sabes ahora que entre las notas de tu partitura y el canto de tu instrumento una herida incurable los desgarra, entiendes que tu oreja colmada de bulla no puede distinguir los sonidos que formas,

FRANCOIS MIGEOT

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tú entiendes que tendrías que acabar, que desaparecer definitivamente en el silencio sería el único acto justo que cumplir en este país desafinado, pero sabes también que no habrá nadie para recoger tu silencio, nadie para oír la exactitud de tu muerte, ni un espacio vacío para oír la rectitud de tu pero tú no te oyes, tu violín no es sino un crujido más que se grito, sabes que se apagará tu lucidez en el resplandor de la pierde en el ruido, el canto de tus melodías no tiene voz en aurora, cuando todo el volumen de la ciudad haya regresado, este nudo de calor y de tumulto, tú te pierdes en esta madeja estruendosa que la ciudad tira en todos sentidos, y be- y tú te hundes, un vaso en la mano, en la espera del amanebes para diluir el desorden, para esperar el momento en que, cer, en un baño de sueño, de sudor y de alcohol. solo, en una pausa inesperada de silencio, podrías, por fin, (2006) escucharte, de aquel concierto que diste hace poco, tienes todavía en la mente aquella música que el alboroto de afuera te impide oír, aquella música que grabaste para no perderla y que intentas escuchar ahora, a todo volumen, en el estrépito que te rodea,

cuando la cadena de pulperías, de taquillas, de vitrinas, de barras, de estantes, subraya el pasar traqueteante de calles manchadas de basura y de frutas, de calles colmadas de charcos y de buhoneros, de loterías, de peines y de hojillas, de calles cuyas cloacas bostezan, y, de repente, se interrumpen en sus costados con bodegas blancuzcas donde bebedores perdidos se hunden, entre cadáveres de botellas, en el sudor y en el aire moribundo de los ventiladores bajo el brillo de las publicidades de refrescos y de cervezas…


[Y nos maravillamos] ciudad evocando los versos de mi poeta favorito José Antonio Ramos Sucre. Fue una manera de encontrar la tristeza como una virtud. Compartí poesía y fiesta con los poetas y ahora amigos inolvidables: Enrique Hernández D’Jesús, Luis Alberto Crespo, Miguel Márquez, Freddy Castillo Castellanos, Diego Sequera y María Ramírez Delgado. En 2008 los prestigiosos sellos venezolanos EL perro y la rana y Monte Ávila publicaron mis poemarios: Espacio vacío y Dos encendidos, respectivamente. Volví por segunda vez a Caracas para la Feria del Libro que estuvo dedicada al Ecuador en 2009 y me reencontré con los amigos poetas y con los lugares que más me gustan, desde luego, volví a subir al Ávila. En mi segundo viaje también me reencontré con mi admirada poeta, amiga y maestra Yolanda Pantin y caminé la ciudad de la mano de Humberto Mata, mi gran amigo-tesoro que la poesía me dio. Fui a conocer la editorial Ayacucho. Por la noche bailé en El Maní es Así…Caracas fue sus noches, sus poetas y la música de Alí Primera que se escuchaba como banda sonora de fondo permanente en cada rincón. Venezuela y ese festival de poesía me reconfirmaron que solo la poesía es fraternidad y que solo desde la literatura es posible nombrar belleza y dolor.

57 Quito, invierno de mayo 2014

ALEYDA QUEVEDO

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casas para escuchar y tocar a los poetas de carne y hueso. Y fuimos los poetas los que nos maravillamos con el cariño y la actitud de escucha atenta de la gente que nos recibió con flores, ron y un plato de comida caliente. El barrio movilizado por los poetas y los sueños de cambio nos mostró la red de guarderías y los comedores comunitarios. Junto a mis dos grandes amigos de poesía y vida, el cubano Álex Fleites y el uruguayo Rafael Courtoasie, caminamos el empinado barrio y divisamos el horizonte y la esperanza. El Festival me permitió adentrarme aún más en el corazón de Venezuela. Volé hasta Puerto Ordaz, y de ahí por tierra hasta la húmeda, caliente y fantástica Tucupita, la tierra de José Balza y de mi eterno amigo Humberto Mata, uno de mis narradores favoritos. En Tucupita dicté un taller de poesía epigramática. Compartí con cuarenta y cinco personas la sabiduría de hacer poesía breve, tanto a la manera japonesa de los haikus, como a la manera de nuestro poeta nacional ecuatoriano, Jorge Carrera Andrade, quien descubrió la estructura del micrograma. Imposible olvidar el olor del río. Navegué por varios caños del Delta del majestuoso Orinoco. La geografía desafiante y el calor más intenso y delicioso que jamás sentí. En mis travesías personales y poéticas siempre estará ese viaje... Venezuela adquirió un significado trascendental para mi universo poético y de viajes. Recorrí librerías y llegué a la obra de Gustavo Pereira, Vicente Gerbasi, Ramón Palomares y María Auxiliadora Álvarez. Subí al Ávila y contemplé la

Ecuador

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La poesía me llevó hasta el corazón de Venezuela. La poesía hereda a quienes la cultivamos dos tesoros: entrañables e ingeniosos amigos y aleccionantes viajes…vibrantes viajes en realidad, porque no es lo mismo descubrir y caminar una ciudad como turista que hacerlo en calidad de poeta y tener como guías a amigos-poetas. Desde muy joven la poesía y los viajes han marcado mi ruta de asombros y equilibrios. Creo que para un escritor, tan vital como recluirse a leer, releer, escribir y corregir, es salir, fugarse y recorrer ciudades y atrapar mundos. Es que un poeta conoce un país, aun antes de pisarlo, porque ha leído a sus escritores y desde la literatura interioriza un mapa espiritual. Así fue como llegué a Venezuela por primera vez, invitada al 4°Festival Mundial de Poesía. Era el año 2007. El lema que nos convocó a 29 poetas del mundo decía: “Los poetas en el corazón de Venezuela”, y estaba dedicado a la obra de Ana Enriqueta Terán. Y sí que llegué al mismo corazón de Venezuela, pues de mi archivo emocional de imágenes y aromas no han salido los memorables recitales, junto a los poetas Adonis y Mercedes Roffé, en el espléndido y fundacional Teatro Teresa Carreño; así como tampoco he podido olvidar la vibrante tarde que compartimos con los pobladores del barrio 23 de Enero, en pleno corazón de los cerros de la Caracas comprometida con la Revolución Socialista de Chávez. Recuerdo claramente que junto al poeta dominicano y amigo Rei Berroa, leímos en voz alta nuestros mejores poemas para más de trescientos vecinos que salieron de sus


No es lo mismo descubrir y caminar una ciudad como turista que hacerlo en calidad de poeta y tener como guías a amigos-poetas

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Y fuimos los poetas los que nos maravillamos con el cariño y la actitud de escucha atenta de la gente que nos recibió con flores, ron y un plato de comida caliente


2007

IV Festival Mundial de Poesía de Venezuela

Homenaje a Ana Enriqueta Terán Los poetas en el corazón de Venezuela Diseño del afiche: Coralia López


[Una explosión de

flores amarillas]

Aún conservo recuerdos inspiradores de los Bolivarianos intensos comprometidos en toda Venezuela.

Un abrazo,

KEITH ELLIS

Traducción: Hanneke Wagenaar

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Jamaica

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Como editor de una antología poética del Caribe de habla inglesa, publicada y lanzada en Venezuela en 2009, fui invitado el año siguiente a convocar y traer un pequeño grupo de estos poetas ya editados, incluyendo al Premio Nobel Derek Walcott, al galardonado Austin Clarke, y a los escritores y poetas Merle Collins, Edward Baugh, Arnold Itwaru y Roger McTair, con el fin de participar en Caracas, en este Festival Internacional de Poesía venezolano admirablemente organizado. Conocí primero a través de correo electrónico y más tarde en persona, al maravilloso Luis Bracho, cuyas habilidades técnicas y personales hicieron que nuestra participación fuera efectiva y confortable. Él me ha involucrado en la planificación de subsiguientes festivales, permitiéndome así, la participación en los esfuerzos de esta República Bolivariana en la integración de las culturas de habla inglesa caribeña y la venezolana. Con este fin, organicé un panel para el Congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, 2014, en el tema: Nicolás Guillén y Venezuela, a realizarse el 23 de mayo en Chicago y en donde mi aporte personal será: El significado de los géneros poéticos empleados por Nicolás Guillén en su poesía escrita en Venezuela. La explosión de flores amarillas bajo el teleférico del Waraira Repano, aparentemente inalcanzables, sin pertenecer a nadie mientras pertenecen a todos. Me sentí movido por la erosión de la tierra y la subida del nivel del mar mientras anduve por los lados de Barcelona. Estando allá, me sentí muy impresionado por un coro de voces. Los performances culturales donde las personas de distintas edades que se encontraban involucradas y que por lo general, culminaban su presentación con dos últimas palabras: “de Venezuela”; el otro himno nacional para los venezolanos, fueron maravillosos. El grupo de poetas estuvo gratamente emocionado de que nuestro Premio Nobel Derek Walcott, nos acompañara. Y por último, no tengo manera de expresar mi enorme gratitud por haber sido galardonado con la Orden Andrés Bello, la que considero como un reconocimiento hacia mi identidad bolivariana.


La explosión de flores amarillas bajo el teleférico del Waraira Repano, aparentemente inalcanzables, sin pertenecer a nadie mientras pertenecen a todos

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El grupo de poetas estuvo gratamente emocionado de que nuestro Premio Nobel Derek Walcott, nos acompañara


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66 2008

V Festival Mundial de Poesía de Venezuela Homenaje a Gustavo Pereira Sin tregua, como las nubes Diseño del afiche: Aarón Mundo


[El museo más

sorprendente]

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Un poema hermoso La primera vez que estuve en Venezuela fue en el 2005 durante las celebraciones del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. Fue una experiencia muy bella. Recuerdo que me impresionaron mucho las transformaciones radicales que se estaban haciendo en el país. Desde Barcelona donde vivía llegaba el murmullo de la Revolución Bolivariana, pero era algo que los medios de comunicación tradicionales no explicaban, ni contextualizaban. Solo destacaban, eso sí, una imagen distorsionada, negativa y perversa de lo que allí ocurría. Y eso era solo el principio. Luego llegarían a extremos inimaginables de manipulación, propaganda y odio. A mucha gente en Europa le costaba creer todo lo que se estaba haciendo en Venezuela por y para los más humildes, para el pueblo en general. Ocho años después retorné para participar en el X Festival Mundial de Poesía. Asistir ha sido, para mí, como saharaui y en representación de mi país, todo un honor. Y la verdad es que ha sido una experiencia hermosa y fecunda. A pesar del tiempo pasado solo he visto mejorías en muchos aspectos. Durante la semana que duró el Festival, he conocido a gente maravillosa y he tenido el inmenso placer de conversar con grandes poetas a nivel humano y, por supuesto, intelectual. Desde el primer momento, uno se percata de que en Venezuela hay una verdadera revolución cultural. No solo porque participa en un evento de esa envergadura y calidad. No solo por la masiva asistencia del público a los recitales. Sino, por el claro, decisivo y estratégico apoyo del estado a la cultura en general y al fomento de la lectura, en particular. Los precios de los libros son baratos, la calidad de las ediciones digna. Hay muchos recursos del Estado destinados a ese fin. Pero lo mismo se puede decir


Me sorprendió el entusiasmo de la gente por los recitales poéticos, donde había niños, adolescentes, adultos y ancianos visual, teatro, fotografía, pintura y muchas otras actividades. Se presentaron nuevos títulos editados en Venezuela. Como Poetas saharauis (generación de la amistad), libro editado por El perro y la rana, colección Poesía del Mundo serie Antologías. La obra fue presentada en la Librería del Sur, por el embajador saharaui, Mohamed Salem Daha y su homólogo argelino. Así como Elis Labrador por parte de la editorial. Venezuela es un hervidero de proyectos culturales y de toda índole. Unos están naciendo, otros en marcha y muchos otros en fase ya de consolidación. Un país que a pesar de la inestabilidad política, sobre todo después de las últimas elecciones a pesar de la escasez de algunos productos (una escasez provocada, como arma política), a pesar de la inflación y la devaluación del bolívar, a pesar de esas dificultades y muchas otras, el ánimo en el país es de esperanza y optimismo. Un optimismo fundado porque el Gobierno y la mayoría del pueblo trabajan y se están movilizado para que el proyecto de la revolución Bolivariana se consolide y siga beneficiando a los más humildes y necesitados. Al pueblo en general. El canto común en Venezuela es construir un verdadero Estado de Bienestar en todos los sentidos. Todo lo contrario de lo que se está haciendo en la Unión Europa. Lo que está ocurriendo en Venezuela y otros países de América Latina es un poema hermoso que se está escribiendo con mucha dignidad. ¿Se puede plagiar?

LIMAN BOICHA

Venezuela es un hervidero de proyectos culturales y de toda índole

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páginas se contextualiza y se hace un recorrido histórico de manera sencilla y amena. Este arte urbano que es el grafiti es todo un movimiento, vivo y sorprendente, lleno de mensajes políticos, pero también de expresiones artísticas, plásticas, y coloridas de todo tipo. El grafiti acampa en toda la geografía del país, especialmente en la capital. Como explican los venezolanos, hay dos Caracas: la del Este y Oeste. La del Este es la zona de los ricos y el oeste, la de la clase trabajadora y humilde. Por eso muchos grafiteros reivindican la Oestética donde se enmarca todo ese discurso insurgente. “El pueblo manso y frívolo produce un arte conformista. El pueblo rebelde y bravío crea la oestética, la estética del Oeste de Caracas”. Allí van algunas pinceladas que aparecen recogidas en el libro: “Para nosotros el grafiti es un estilo de vida, es una forma de expresión, es un medio de comunicación y es un arte informal”. “Nuestra intención es quitarle a los museos el poder de administrar el arte y de ofrecerlo a una élite privilegiada. Queremos que el arte sea para todos”. “A mí me gusta tener en cuenta la comunidad a la que llego. No busco vulnerar los espacios de la gente. Además, el arte de la calle en Caracas, es un proceso popular incentivado por la gente de los barrios”. “Yo de chamo agarré el grafiti y nunca agarré una pistola”. Pero en los muros de la ciudad hay muchos más. Durante la semana del Festival no parábamos de ir de un lado a otro. Había un montón de actividades y uno deseaba poder dispersarse para asistir a más de una al mismo tiempo. Se realizaron conferencias, talleres literarios, exposiciones, poesía

Rep. Saharaui

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de la música, del cine y de otras artes. Y se puede decir de las misiones. Por ejemplo, la Misión Vivienda, donde el Estado tiene proyectado construir 3 millones de viviendas hasta el 2018. Viviendas gratuitas para los damnificados de inundaciones y gente de pocos recursos. Viviendas de buena calidad, espaciosas, con tres habitaciones, completamente equipadas ¡hasta con ropa en los armarios! Para el resto de personas es posible adquirir las viviendas a preciosos sociales, muy asequibles. Pero volviendo al Festival, me sorprendió el entusiasmo de la gente por los recitales poéticos, donde había niños, adolescentes, adultos y ancianos. Estuve en parroquias (barrios), como la ecológica de Caricuao. Allí compartí un emotivo recital con poetas de Chile, Estados Unidos, Cuba y algunos poetas locales. La asistencia fue numerosa y entusiasta. Hubo un diálogo intenso con el público. Constaté el fervor de la gente en todas las actividades en las que he estado. Me imagino que no son muchos los que puedan ir a un Colegio de Médicos, (como el del Estado de Miranda) y encontrar tanto interés por la poesía. Pues allí, en compañía del embajador saharaui, Mohamed Salem Daha, participé en un recital. En ese Colegio de Médicos llevan 14 años organizando una tertulia literaria. Caracas es una ciudad caótica y con un tráfico desquiciado y desquiciador. Pero, en la misma ciudad hay catorce museos y todos son gratuitos. Sin embargo, el museo más sorprendente, el más grande, el más dinámico y quizás más creativo, es el que hay en los muros y paredes de la ciudad. O parte de la ciudad. El grafiti o el discurso insurgenteMural y luces, es un libro editado en Venezuela en 2010. Allí se explica todo el fenómeno del grafiti, desde el punto de vista social, político, cultural y en sus


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[Una estación de combustibles

inexcusable]

ponsabilidad y el hábito del cumplimiento. Atender ese compromiso es un ejercicio saludable y socialmente beneficioso; una práctica de suma importancia. No sea cosa de no atenderlo y llegar tarde al asalto del Palacio de Invierno latinoamericano La batalla, hoy, en nuestros países, es cultural e informativa, constructora de

sentimientos y subjetividades que acaban por dictar voluntades y conductas. El Festival aportó lo suyo en esta contienda. Hay que ganar la batalla cultural, entendiendo la cultura como el aprovechamiento social de la creatividad. Subir la poesía al escenario imponente del Teresa Carreño no es poco. Si no es así que responda el temblor que nos invadió a los

poetas invitados a la lectura. En la práctica, poetas escritores y poetas lectores compartimos con fraterna calidez. Y el suceso se potencia proponiéndose futuros con asistencias masivas y populares. Semejante experiencia la viví en dos localidades del interior del país. Allí acusé afecto, gratitud y un avance de esta cruzada cultural

Para mí, el orgullo de contribuir a la provisión de conciencia, revelación, emoción y alimento de valor calórico (léase poesía) para el pensamiento y el corazón me otorga el sentimiento de sentirme socialmente útil, y me instala la más grande gratitud hacia la patria Bolivariana. Tuve la fortuna de ser acompañado por una asistente local (una belleza impo-

Hay que ganar la batalla cultural, entendiendo la cultura como el aprovechamiento social de la creatividad

sible de soportar sin sucumbir). La envidia de todos los colegas. Viví la riqueza de compartir con poetas de talla mayor, como Palomares, Crespo, Pereira, y el premio Nobel Walcott entre otros. Con los grandes de la palabra comimos y bebimos (sobre todo bebimos) brindando por el Festival, la poesía, el naciente sol popular latinoamericano y por la salud de cada ser

humano que pasaba cerca... El Festival se instaló al fin como estación de combustible inexcusable cada vez que se hable de política cultural y de los derechos de los pueblos a su apropiación. Con esta va mi mayor gratitud por la invitación al Festival y va mi abrazo solidario con la causa Chavista. Hasta la victoria siempre.

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MARCOS SILVER

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derechos y de la justa apropiación de los mismos. El Festival resultó muy efectivo y entusiasta pero insuficiente en términos de asistencia popular. Bueno, su sola realización está en dirección de superar ese déficit. Debo señalar un dato que merece destacarse: la puntualidad de los venezolanos (en general), la res-

Argentina

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El suceso Festival Internacional de Poesía en Venezuela no lo puedo limitar al ámbito literario sin asociarlo a la movilidad cultural promovida por el proyecto Bolivariano Chavista. Me remitió a otros escenarios de otros países donde los pueblos van asumiendo el ejercicio de sus derechos. Valoro sobre todo los programas proveedores de la conciencia de esos


El orgullo de contribuir a la provisión de conciencia, revelación, emoción y alimento de valor calórico (léase poesía) para el pensamiento y el corazón me otorga el sentimiento de sentirme socialmente útil, y me instala la más grande gratitud hacia la patria Bolivariana

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Viví la riqueza de compartir con poetas de talla mayor, como Palomares, Crespo, Pereira, y el premio Nobel Walcott entre otros


[Poesía horizontal]

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Fui gentilmente invitado a participar en el Festival Mundial de Poesía de 2011. Entonces me encontraba viajando por Argentina: visitaba fábricas y lugares ocupados por trabajadores después del colapso económico argentino. En FaSinPat, Brukman, IMPA, en el preescolar-panadería-imprenta-carpintería del Movimiento de Trabajadores Desocupados de la Matanza y en donde quiera, se establecían políticas horizontales desde abajo hacia arriba. Cuando regresé de Argentina quise hallar la manera de incorporar más de estas políticas horizontales al trabajo que yo mismo hacía: ayudar a los empleados de una cadena de librerías, en el medio oeste de Estados Unidos, en la organización de una unión. Así mismo, empecé a observar cómo una práctica más horizontal puede estar engranada a mi trabajo como poeta y maestro de escritura creativa.


Me gusta imaginar que cuando los poetas llegan a Caracas, Ciudad Bolívar y otras ciudades de Venezuela para asistir al Festival Mundial de Poesía, las fábricas, las prisiones y las escuelas reciben la visita -y la enseñanza de la escritura de los poemas- de los huéspedes literarios internacionales

2 Nota del autor: el recital completo de la Unión de Trabajadores Domésticos, así como el video de mis talleres con los trabajadores de las plantas Ford en Estados Unidos y Sudáfrica, pueden buscarse en: http://www.poetryfoundation.org/harriet/2012/05/the-poems-and-voices-of-mark-nowaks-domestic-workers-united-workshop/

literaria. En la primera fotografía, Michee y yo (junto a nuestro magnifico traductor Eiron Toros) en el encuentro con Fanny Astudillos poco antes del recital de esa tarde/noche. La fotografía pertenece a un artículo de prensa aparecido la mañana siguiente en el diario bolivarense El Luchador. Pero es la segunda fotografía, donde aparecemos desayunando al día siguiente, la que se mantiene más aferrada en mis recuerdos. Fanny me preguntó acerca de mi trabajo mientras comíamos y comencé a contarle sobre mis talleres con los trabajadores de la Ford y las enfermeras somalíes (no había comenzado entonces los talleres con los trabajadores domésticos ni los realizados con los taxistas), así como de mis trabajos anteriores enseñando talleres de poesía en una escuela para estudiantes Indígenas Americanos en situación de riesgo, en prisiones de seguridad máxima y otras instituciones comunitarias similares. Terminé así, sugiriendo que, en años posteriores, poetas como yo fuéramos invitados a liderar talleres similares en escuelas, cárceles y fábricas aquí en Venezuela y, más horizontal aún, conectar el Festival y nuestra poesía con el pueblo. Fanny se hallaba muy emocionada con la idea y dijo que quería hacerla realidad. Me gusta imaginar que cuando los poetas llegan a Caracas, Ciudad Bolívar y otras ciudades de Venezuela para asistir al Festival Mundial de Poesía, las fábricas, las prisiones y las escuelas reciben la visita –y la enseñanza de la escritura de los poemas– de los huéspedes literarios internacionales.

MARK NOWAK

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1 Nota del autor: Para más acerca de “militancia imaginativa” ver Towards an International Social Movement Unionism, en el New Left Review 225 (1997), 52-72; así como el ensayo Imaginative Militancy and the Transnational Poetry Dialogue, en el Radical History Review 112 (invierno 2012), 173-183.

que actualmente cerró sus puertas y formó parte de mi primer “diálogo transnacional de poesía” con trabajadores de la Ford en plantas no solo en los Estados Unidos sino en Sudáfrica; Nimo Abdi, formó parte del taller de poesía con Rufaidah, una organización que estaba tratando de organizar y educar a jóvenes musulmanes (predominantemente somalíes) en el área del cuidado de la salud, en Minnesota; Allison Julien, tomó parte en mi segundo taller de “diálogos poéticos transnacionales” con la Unión de Trabajadores Domésticos en Nueva York y Justicia para los Trabajadores Domésticos en Londres; y Davidson Garrett fue parte de mi taller de poesía junto a los taxistas de Nueva York. Los talleres hechos con los trabajadores domésticos y los taxistas formaron parte de un festival de literatura, el PEN 2 Festival Mundial de Voces, realizado en Nueva York . Las dos fotografías que acompañan esta breve proposición representan mis memorias más fuertes y sensibles de mi estancia en Venezuela. Los organizadores del Festival gentilmente me han enviado a Ciudad Bolívar, junto al poeta haitiano Michee Dasmar, a pasar un día de poesía, conociendo y compartiendo con escritores locales y miembros de la comunidad

Estados Unidos

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El horizontalismo de la poesía es la práctica de la poesía como verbo, por ejemplo, la poesía como engranaje en lo social, económico y en la lucha política del pueblo. Con demasiada frecuencia, aquí en Estados Unidos se mantiene la verticalidad en la poesía –sistemas de premiación, posiciones/cargos académicos y publicaciones arbitradas–. Nuestros programas de escritura creativa son catalogados como acciones de la bolsa de valores de Nueva York. En contraste con esta verticalidad, decidí dedicarme a una práctica más horizontal en donde no me convierto en “la voz del pueblo”, sino en el facilitador para la creación de más y más espacios en los que las personas puedan “vocear” sus propias luchas y sus propios actos de resistencia 1 (incluyendo actos de poesía imaginativa militante ) a través de la práctica colectiva de escribir, discutir y escribir poesía. Aunque he estado activo desde bien entrados los 80 en diversos programas de poesía-en-las-escuelas y poesía-en-las-cárceles, el viaje a Argentina me impulsó a iniciar mi primer taller de poesía-en-las-fábricas. Los poemas que en esta propuesta acontecen, son solo una pequeña muestra del trabajo realizado en estos talleres desde entonces. Denny Dickhausen trabajó en la planta ensambladora Ford de St. Paul,


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VI Festival Mundial de Poesía de Venezuela

Homenaje a Juan Calzadilla Con la misma urgencia

Diseño del afiche: Homero Hernández


[Un diálogo con

la imaginación]

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Todo encuentro entre artistas y escritores remite, más allá de ese punto celebratorio al que suele adherírsele el rótulo estrecho de “bohemia”, a un diálogo de la imaginación. Por lo tanto, entendido mejor como intersección, un festival implica intercambio de ideas, debate y circulación de materiales. Vale decir, un espacio de permutas –por lo menos así lo he sentido yo las veces que me ha tocado participar en este tipo de eventos– a todas luces enriquecedor por varios lados: porque amplía el campo de conocimiento de una producción literaria determinada permitiendo el acopio de aquellos elementos necesarios para el análisis, y abre el diálogo con autores que nos interesan, permitiéndonos conocer además a los más jóvenes. Pero además, y no es un dato menor, está la posibilidad de compartir; esto es recorrer las calles, mezclarse con la gente, acercarse a su historia cotidiana. Invitado ahora a hacer memoria sobre el 8º Festival Mundial de Poesía de Venezuela realizado en 2011, se me ocurren varios puntos a destacar: antes que nada la convocatoria a un abanico de tendencias disímiles, diversidad que justifica un encuentro que es a la vez antología y panorama de las diferentes búsquedas estéticas que han otorgado una marca fuerte a la poesía en esta parte del continente. Y allí el acento puesto en lo conceptual o el desarrollo de una oralidad expansiva, o el escenario onírico junto al aire de crónica, también el tono místico junto a la textura surrealizante. A aquel 8º Festival concurrieron autores de numerosos países, como el brasileño Ledo Ivo (el más vital y entusiasta de todos, a sus setenta y pico de años), el estadounidense Mark Nowak, la poeta de Kenia, Carolina Nderitu, la querida poeta nicaragüense Vidaluz Meneses y otros muchos de Francia, Jamaica, México, Haití, El Salvador, Bolivia, España, Uruguay y varios países más.


lectuales más lúcidos e interesantes de América Latina en sus diferentes roles –ensayista, cronista, dramaturgo, guionista de cine– a quien siempre consideré una especie de “par” del escritor mexicano Carlos Monsiváis, por su modo analizar y vincular los fenómenos creativos, históricos y sociales). Me fui del Festival con un panorama de sus letras ampliado; y creo que no pasó mucho para que me pusiera a escribir sobre algún tópico de Venezuela; como la experiencia en los años 60 del grupo El Techo de la Ballena; la irrupción artístico-literaria más radical entre las gestualidades iconoclastas de la época. En el Festival conocí también a un gran poeta, justamente homenajeado en la ocasión: Reynaldo Pérez Só. El verso suyo que sirvió de lema al encuentro –“La tierra tiene un nombre común”– me remitió no solo a un territorio compartido, sino a una idea de comunidad más solidaria, basada en lazos de diálogo y reciprocidad, y no integrada apenas por “consumidores”. Un ensayista argentino, Alejandro Kaufman, dijo en una ocasión que “hay una ausencia de un nosotros que nos deja en el desamparo”. Los conflictos actuales entre gobiernos elegidos en forma democrática y oposiciones cada vez más beligerantes, indican el grado de tensión y la urgente necesidad de encontrar un nosotros por fuera del hombre serializado por la mercadocracia.

Y es justamente ahí, donde aparece la imaginación desplegada, la pluralidad de voces, el juego de las ideas y el cambio de opinión, cuando todo evento de intelectuales encuentra su justificación, lejos de cualquier pensamiento homogéneo, de cualquier grisura dada por modas o afinidades forzadas

JORGE BOCCANERA

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Argentina

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Lo recuerdo como un espacio abierto, popular, participativo; tuve la oportunidad de conversar con aquellos que llegaban a escuchar las lecturas o a compartir sus propios textos a veces de modo espontáneo; vecinos, artistas del lugar, poetas de grupos y talleres literarios, jóvenes que mostraban los cuadernos de la imaginación. Y es justamente ahí, donde aparece la imaginación desplegada, la pluralidad de voces, el juego de las ideas y el cambio de opinión, cuando todo evento de intelectuales encuentra su justificación, lejos de cualquier pensamiento homogéneo, de cualquier grisura dada por modas o afinidades forzadas. Me tocó mostrar mi poesía en Caracas y en los estados de Carabobo y Cojedes; en teatros y también en salas pequeñas, comunales, populares. El Festival, en un clima de celebración, camaradería y libertad creativa, multiplicaba sus actividades día con día: de un conversatorio a la presentación de un libro, de una muestra pictórica al ritmo de los decimistas, de la teatralización de un texto a la exhibición de un audiovisual, de una conferencia a un espectáculo de danza. Hasta ese año, si bien había leído a poetas venezolanos de la estatura de Antonio Ramos Sucre y Andrés Eloy Blanco, y conocía personalmente a algunas plumas venezolanas –un número escaso pero contundente–: los poetas Juan Sánchez Peláez, Ramón Palomares, Juan Calzadilla, William Osuna, Gustavo Pereira, tenía un panorama confuso respecto a la producción poética contemporánea. (Debo agregar que había tenido la suerte de conocer al narrador Luis Britto García, a quien considero uno de los inte-

Un festival implica intercambio de ideas, debate y circulación de materiales


nuestro]

Mi primer trabajo oficial comenzó con un festival de poesía: La Semana Internacional de la Poesía de Caracas. Ya ni recuerdo cuanto cobré, el trabajo era bastante, de “todero”, pero cualquier cosa es buena cuando uno es un post-liceísta vagando por la ciudad. Me tocó trabajar con gente misteriosa, extraña, todos poetas, yo llevaba la mirada de sorpresa para todos lados, era la primera vez de todo: la palabra, los papeles, la poesía. Con mi primer sueldo, lo recuerdo, compré un violín, ese era el objetivo, pero el trabajo lo lleva a uno hacia otras mareas. Luego, me volvieron a llamar para el próximo evento, ya no era una semana internacional sino un festival mundial y nuevamente me tocó trabajar con gente un tanto distinta, todos “arrinconaos” en una pequeña oficina, con rostros y voces que aún llevo en la memoria; era la viva imagen de trabajar codo a codo. El festival se había tornado más complejo, tenía otras responsabilidades, todo seguía siendo increíblemente nuevo, el hotel, el teatro, los poetas, hasta en una cuña de televisión aparecí. Todo era diversión. Luego nuestro equipo se desmembró, vagamos un rato, estuvimos a la deriva, pero al faltar los remos todos nadan con los brazos, nadie pregunta hacia dónde ni por qué o por quién, todos siguen al que tienen a su lado. Ahora la responsabilidad era mayor, debía escribirle a los que vienen de lejos, gentes de otras lenguas y costumbres, con quienes debía convivir a través de correspondencia virtual por casi cinco meses. Era una especie de noviazgo, el objetivo es que lleguen todos sanos y salvos. Los buscas primero, averiguas sobre sus vidas, su poesía, ya luego una vez con el contacto los seduces, la carta, la formalidad, una vez que han aceptado viene lo más difícil, meses de tratar de llegar hasta el final, uno que se enferma y le damos ánimos, si no está seguro de

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[Nada es


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venir, o de pronto a menos de veinte días cancela alguno y entonces, ¡hay que buscar a otro! Nuestros entrañables asesores siempre nos rescatan, pero también hay que entusiasmarlos, ¿¡cómo va a faltar su país!? es necesario tenerlo con nosotros. Y así, una visa que no llega, el boleto que se compra un día antes, el pasaporte por vencer, un vuelo perdido, un inconveniente fabulado o una cita ineludible , etc, etc, etc, las variables son infinitas. Este encuentro nace cada año como un imposible y retorna a sí mismo. El festival es una escuela en la que nada es definitivo, todo tiene una solución que increíblemente halla su cauce, y ese pequeño logro, salva el evento completo de la tragedia. Hay veces que no, y se debe afrontar lo inevitable, sabemos que pasará y no será una “situación” infinita. El festival amalgama las almas de quienes lo producen, el equipo se convierte en una simbiosis efectiva y precisa, ya habrá momentos para el paroxismo, ahora todo debe fluir. La producción del festival vive de sus anécdotas, sus chismes y aunque lo neguemos, los que trabajamos dentro del vientre de este animal, lo esperamos año tras año, para saber que acontece; vivirlo, aborrecerlo, contarlo y volverlo a esperar con sórdida añoranza. Este animal ha servido para crecer y aprender. El cordón se acorta, hay nuevas manos que deben llevar a cabo esta tarea y nutrirse en ella, quererlo y soportarlo con todos sus vericuetos. Por ahora, yo debo nacer.


El Festival vive de sus anécdotas, sus chismes, sus mejores y peores, y aunque lo neguemos, los que trabajamos dentro del vientre de este animal, lo esperamos año tras año para saber qué acontece, vivirlo, aborrecerlo, contarlo y volverlo a esperar con sórdida añoranza

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El Festival es la lección más grande de humildad y de trabajo en equipo


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LUIS BRACHO

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En esta vida nada es nuestro y la poesía nos lo recuerda año tras año. Somos desposeídos de la palabra y la buscamos en cada rincón del planeta contenida en la voz propia de sus intercesores que atraviesan mares, puertos, vientos y policías de aduana para llegar a nuestra costa Caribe. Muchos se extravían en las incoherencias civilizadas de nuestros sistemas aéreos; que si un pasaporte, una visa o algún otro tipo de papelito que diga que ese que eres tú no es otro; y los poetas desvalidos alargan un poema arrugado con sello de café. Para nosotros, los que esperamos, la noche anterior a la llegada es noche de insomnio, siempre. Una premonición cuaja el tiempo; alguno perderá las alas, a otro su estomago le jugará pesares y alguno preferirá la orilla de su cama a la de nuestro sol. Ya todos están aquí, y los que eran foto, video y falacia virtual se vuelven voz, pies y abrazos. Entonces, de pronto, se sienten engañados, lo que era formalidad plasmada en correspondencia eran dedos veinteañeros. Su mente juega con ellos y se imaginan la barba gruesa, la piel clásica y el verbo augusto del Don. Han llegado a un país joven. Cuando la luz del trópico ha logrado quebrantar las brumas de otras tierras, se comen una cachapa y se empinan un cocuy, los que ven el mundo en otra lengua comienzan a balbucear un gracias, un por favor, agua, Chávez o comida; niños de otra edad, se ven acostumbrados al cariño, a los abrazos, a los besos, a los piropos furtivos. Comienzan las actividades, la corredera, ahora nos vemos en el barrio, la esquina, la plaza, en la gente que se acerca a escuchar qué es eso de la poesía. El momento culmen de cada día llega en el teatro, esa oscuridad de rostros y cuchicheos. Algunos poetas temen esa inmensidad anónima, cualquiera lo haría. Sudan, caminan, sonríen, se aferran a los guías, sus nuevos amigos. Pero luego entre la luz y la sombra la poesía fluye como el agua hasta las raíces de cada uno evaporándolos a otro sitio. Se ha dado a luz la noche y el momento de apropiarse de la palabra viva por un instante para sí.

Venezuela

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[La vivencia es la

experiencia luminosa] A los que saben

Trasmitir la sagrada vivencia de la amistad

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Cuando a un wisiratu, médico y sacerdote sagrado entre los waraos del Delta del Orinoco, le es anunciado que debe tomar un sucesor, se abre una puerta para el conocimiento mutuo. A partir del momento cuando se escogen wisiratu y aprendiz serán inseparables hasta la desaparición del maestro, el aprendiz imbuido en la selva aprehenderá lo sagrado durante el viaje y así la energía del wisiratu se trasladará a él por medio del vínculo que se establece entre ambos. Los editores de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello me han solicitado que les relate un poco mis vivencias durante los Festivales de Poesía que organicé en homenaje a Ana Enriqueta Terán, en 2007, y Gustavo Pereira, en 2008. Empezaré precisamente por ese término: “vivencias”. Es una palabra extraordinaria pues, en principio, es aquello que nos sucede en la vida mientras estamos en ella, parece muy obvio, pero no lo es tanto, porque aun cuando todo el tiempo nos ocurren cosas –estoy aquí tomando café y pan mientras escribo este texto– solo la “vivencia” penetra en lo más profundo para dejar una huella o una cicatriz imborrable hasta fundirse con nosotros. La vivencia es la experiencia luminosa. Podemos olvidar el café que tomamos todas las mañanas, pero no el café que bebimos aquella noche a solas tomados por la tristeza. La vivencia constituye un cambio, puesto que se entrecruza con las otras vivencias que nutren nuestra consciencia, es decir, no es algo que tomamos de la realidad


“ ”

Tal vez por eso los poetas de todas partes y de todos los tiempos siempre se han reunido a escribir y leer poemas juntos

cuando se reúnen a componer un haiku, en el lapso en el que la corriente del río arrastra un vaso de sake hasta ellos. Comprendemos así que reunir constructores de poesía es un asunto bastante común que ha venido pasando y que seguirá ocurriendo. En 2006, cuando Luis Alberto Crespo me propuso que coordinará la edición del Festival Mundial de Poesía dedicado a Ana Enriqueta Terán, yo terminaba mi labor como Asistente de Producción de los poetas Santos López y Carmen Verde en las ediciones XIV y XV de la Semana de la Poesía que se habían dedicado a Eugenio Montejo y a Alfredo Silva Estrada sucesivamente. La dedicada a Silva Estrada fue la última edición de la Semana de la Poesía que se realizó en Caracas. En este caso creo apropiado señalar que de las raíces de la Casa de la Poesía surgió el Festival Mundial de Poesía, si bien este último ya había nacido unos años antes y venía tomando su propio espacio. Mirar la dedicada carrera hecha por el equipo de la Semana de la Poesía durante años nos permite comprender la “comunicación del poeta con los otros poetas” y, sobre todo, cómo es ese trabajo mancomunado el que permite que el Festival Mundial de Poesía se instale así en una tierra abonada, fecunda. Al establecer esta comunicación se debe considerar que todo Festival de Poesía es de alguna forma una antología y hacer una antología siempre es un acto de injusticia, no recuerdo dónde escuché está frase, pero hoy sirve para mi propósito. Esta injusticia ocurre porque hacemos una selección, una antología viva, donde, de una forma u otra, se presentan

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y lo ponemos en nuestra vida, sino que es algo a lo que el alma entra para formar una sola cosa con esa experiencia, para absorberlo de una manera intrasmisible. No obstante, esas vivencias no pueden ser relatadas como anécdotas, no son en sí mismas una historia con principio y fin, están alimentadas a su vez por el cruce con otras personas que van construyendo sus propias vivencias, lo que elabora ese resultado que llamamos poesía. ¿Puede ser otra cosa la composición de un poema sino la evocación de vivencias? El poeta invoca, desde su profundidad, una vibración, con el deseo de transmitir un ligero esbozo de lo que resuena dentro de él, su insistencia, ese intento es lo que da forma al poema. Pero esas palabras solas que salen de la consciencia del poeta no son un poema aún. Necesita compañía, le urge rebotar contra otras vivencias para ser poesía, cruzar con ellas para serlo. Si bien, la poesía en soledad no muere, no desaparece, no termina, está incompleta. Esto ocurre porque parte de su esencia no ha terminado de ser alcanzada; poesía es crear, es hacer que de uno salga otro, es engendrar, por lo que es un acto comunicativo. Por esa razón, la poesía es hacedora de mundos, de mundos que se necesitan para permanecer y tocar a otros mundos. Tal vez por eso los poetas de todas partes y de todos los tiempos siempre se han reunido a escribir y leer poemas juntos, basta escuchar los galerones que se cantan a la Cruz de Mayo, o la ceremonia realizada por los haiyan en Japón


llamamos amistad. Resulta evidente así cómo el artista, en este caso el poeta, se sirve del arte para revelar la vivencia. El deseo de los tocados por esa “philia” se transmuta en la recreación de escenas en las que la composición de palabras pueda evocar cosmogonías y sensaciones provenientes de distintos parajes, a la manera del pintor que desea plasmar una gran imagen, entonces puedo decir que “nuestra” propuesta sobre el Festival se figuraba como un gran lienzo que debía exponer una serie de colores irrepetibles que retumbarían en distintos puntos, “nuestra” propuesta apelaba a lo que todos podíamos ver, así como para el artista es fundamental tener en cuenta la luz y las formas para nosotros fue preciso establecer el movimiento necesario. Nosotros, solo pintores, solo pinceles capaces de llevar de un lado a otro el color, para fijar una armonía. Como la anécdota del wisiratu, entre los hacedores de ese espacio apto para la poesía se genera un aprendizaje profundo, la composición de un poema práctico, un cadáver exquisito en el que no se escribe, sino en el que se toman prestadas otras voces (a la manera del Libro de los pasajes de Walter Benjamin) para armonizarlas en una sinfonía, el poema sucumbe como armonización de las palabras, la experiencia de lo vivido durante ese proceso de armonización es similar a un viaje, hay que vivirlo. De esta forma construir esos dos Festivales consistió en insistir, todos y cada uno de los que trabajamos allí, en intentar conjurar en nosotros las vivencias, intentar extenderlas

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aquellos poetas cuyas voces retumban en la cabeza del organizador, a veces pueden acompañarnos, otras no. Frente al universo de las letras se escogen, para dejarse sorprender y otras proponer aquellos acordes desde las distintas geografías que van a dominar el escenario, voces para crear un tono emblemático, fuerte, inédito y que tal vez, para horror nuestro, ilustren un propósito. Pero si trato de mirar con más cuidado, si logro afinar mi microscopio para observar cómo se pudo lograr esta sinfonía antológica, presiento que la respuesta es muy simple. Recordemos a los griegos –siempre mencionamos a los griegos porque inevitablemente somos herederos de ellos–, estaban convencidos de la existencia de tres tipos de amor: Eros, la mayoría de nosotros habrá conocido el amor que pertenece a los amantes, a las parejas; el segundo tipo de amor es Ágape, espiritual, como el que le tendríamos a Dios o acaso a la Poesía y, finalmente, el tercero: Philia o filia, que define el amor amistoso, fraterno, existente entre los amigos. Por lo tanto, celebrar la poesía exige una comprensión de estos tipos de amor y tal vez de otros que aún no podemos definir. Hablamos de la construcción de un espacio para que la poesía se escuche, y sobre todo para que la poesía fermente, la invención de un espacio semejante solo es posible por almas habitadas por philia. La poesía permite ponerse en contacto con el resonar de todas las vivencias para hacer un nido con ellas y para ellas, y este nido solo puede ser habitado por aquellos que establecen esa conexión, que hoy


como un rompecabezas sobre nuestros escritorios, sobre nuestras pizarras, sobre nuestros cuadernos para entregar de esa forma lo que no puede ser dado. María Ramírez Delgado Mayo 2014

MARÍA RAMÍREZ DELGADO

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Venezuela

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La poesía permite ponerse en contacto con el resonar de todas las vivencias para hacer un nido con ellas y para ellas, y este nido solo puede ser habitado por aquellos que establecen esa conexión, que hoy llamamos amistad

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Hablamos de la construcción de un espacio para que la poesía se escuche, y sobre todo para que la poesía fermente, la invención de un espacio semejante solo es posible por almas habitadas por philia (o amistad)


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la comuna de bello

110 2010

VII Festival Mundial de Poesía de Venezuela

Homenaje a William Osuna Fundada está mi casa

Diseño del afiche: Homero Hernández


PALOMARES TERÁN PEREIRA CALZADILLA OSUNA PÉREZ SÓ HERNÁNDEZ-D’JESÚS RODRÍGUEZ ESCALONA ESCALONA VILLARROEL GUEVARA ARAY

2007-2014

DOSSIER PALOMARES TERÁN PEREIRA CALZADILLA OSUNA PÉREZ SÓ HERNÁNDEZ-D’JESÚS RODRÍGUEZ ESCALONA ESCALONA VILLARROEL GUEVARA ARAY CRESPO


Aquí llega el noche el que tiene las estrellas en las uñas, con caminar furioso y perros entre las piernas alzando los brazos como relámpago abriendo los cedros echando las ramas sobre sí, muy lejos. Entra como si fuera un hombre a caballo y pasa por el zaguán sacudiéndose la tormenta. Y se desmonta y comienza a averiguar y hace memoria y extiende los ojos.

[Ramón Palomares]

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Y se sienta sobre las piedras averiguando sin paz.

2006

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Mira los pueblos que están unos en laderas y otros agachados en los barrancos y entra en las casas viendo como están las mujeres y repasa las iglesias por las sacristías y los campanarios espantando cuando pisa en las escaleras.


A un caballo blanco Qué fragor en las crines, qué lamento de cuello hasta los belfos conquistado, resbaladas llanuras el costado: ¡caballo blanco por mi solo intento! Copian sus ojos el paisaje lento y un árbol en el fondo gime anclado, los tintes del azul y del morado, trepan sus ancas, siguen en el viento. Huye de mí, se pierde en la verdura de las yerbas crecidas, adelanta su pecho hasta el poniente y la espesura, huye de mí como una racha oscura y blanco desde el pecho a la garganta en el fondo de mí canta su albura.

[Ana Enriqueta Terán]

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2007

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2008

[Gustavo Pereira] ]*

Cartel de la alegrĂ­a

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La muerte debe ser vencida La miseria echada Que haya pĂĄjaros en cada pecho.


2009

[Juan Calzadilla] Los materiales Consejo para un joven poeta

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Utiliza todo, la tapa de la alcantarilla, la luna en el agua del retrete mirĂĄndose a solas, la flor marchita en el pico de la manguera del extinguidor de / incendio. No dejes nada afuera: ni el hecho frotado con las yemas de los dedos sobre el mostrador de vidrio ni las moscas de los cubiletes de hielo dos noches despuĂŠs / de la borrachera ni la voz que sĂłlo se extingue cuando apagas la radio. Ni el portazo a medianoche frente a la calle como boca de lobo sobre cuyo muro ciego imprimes dando manotazos tus desafueros, tus penas y las coces de tu grafiti que blasfema.


2010

[William Osuna] Cuando Gardel llegó a Caracas

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Cuando Gardel llegó a Caracas, y yo sólo era una invención acrobática que saltaba en otros cuerpos, vino porque yo lo llamé. Esto no lo sabe nadie, ni está en las antologías del tango. La ventanita que aparece en su cabeza, y que todos conocen yo se la dibujé mientras dormía en el Majestic Recuerdo que robé su guitarra y me fui a dar serenatas con los caballos por los lados de la Pastora. Después me perdí en la noche y me encontraron cansado veinte años en el Km sur lamiendo teteros de leche desinfectada.


Cruel hasta el fondo hay un río en mi memoria de niño cantaba para desviar el curso de ese río pero miraba hacia atrás el río crecía y me inundaba ahora ya viejo junto a las piedras el río me sacude mis pies apenas lo soportan

[Reynaldo Pérez Só]

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2011

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2012

[Enrique HernĂĄndez D-JesĂşs]

La belleza estĂĄ en el ojo


2013

[Carlos César Rodríguez] Paz

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Si la Tierra palpita y el latido se extiende en claras ondas por todo el aire universal abierto como una rosa blanca, allá sobre los montes, en las grandes llanuras y a orilla de los ríos la paz será definitivamente.


2013

[José Antonio Escalona Escalona] Sueño de amor

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Perfecto sueño de amor sería oír las voces del universo que cantan enamoradamente: como si no existiera el odio que vence el poder de la ternura; como si la ira de los hombres no ensangrentara cuerpos y almas; como si en las flores y los frutos hubiera lozanía perpetua; como si pudiesen ser amigos el júbilo y la melancolía; como si esa luz omnipresente que define formas y colores no fuese gemela de la sombra; como si todos los corazones merecieran de verdad su nombre; como si todo dolor no fuera paralelo alterno de la dicha; como si las aguas de la tierra corrieran siempre por cauces puros; como si la herencia de la vida no fuera, fatal, la propia muerte.


2013

[Chelías Villarroel ] Loores Loores al campo y al agricultor que a diario labora con fe y con amor. Loor al que brinda la alimentación. Loor al que guarda la forestación. Y al que regala frutos en sazón y no exige nunca bailes ni canción.

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Loor al que sigue de la azada en pos. Loor a las flores. Loor al ejemplo. Loores a Dios.


[Voladores] Suelto hilo hasta los límites irremplazables y me doy cuenta del imposible que resulta perseguir las formas ya imaginadas Así cruzan veloces voladores y cortan tras mucha faena belicosa mis principios y finales de jornadas Tras el huracán que se lleva los restos multicolores no desaparece nunca el aroma donde soy sometido a nuevos desafíos

[Luis Camilo Guevara]

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2014

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Nada tuvo de extraña mi partida, entre sedas y tules, vasos de cartón, whisky y cerveza regados por el suelo, en las camisas, entre bocas marchitas, excesivamente parlantes y agotadoras. Podía haber sido el apocalipsis para el corazón, la voz maldiciente del viejo Jeremías que enciende fuego en bosques y alrededores. Puse por delante el camino trazado por tu / vida amorosa y mis sueños, por mi vida amorosa y tus sueños –hombre cautivo de la memoria. Podías haber sido, cada mediodía, cada pedazo / de noche con luna falsaria inventada por tus ojos, los higos que dejaste de comer en la infancia, el río de los posteriores castigos. Pero no fue así. Puse por delante mis aves de rapiña y cielo oscuro –imagen tuya para mis empolvados amantes–, tus celos, tus conjuras, tus llantos, tus blasfemias. Fue suficiente para borrar todo sentimiento de culpa.

[Edmundo Aray]

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2014

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2014

[Luis Alberto Crespo] Jamás quise frenarlo

por miedo a que no existiera Nunca esperó a su jinete Cuando lo mirábamos ya era muy tarde Una gran herida parecíamos sobre él Así duró más rápido que su muerte Voló con corazón y todo por un caño

Siempre fue mediodía para montarlo Lo recuerdo cuando queman.

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Su relincho era el único confín que se veía


2011

VIII Festival Mundial de Poesía de Venezuela vo

Homenaje a Reinaldo Pérez Só La tierra tiene un nombre común Diseño del afiche: Homero Hernández


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[AntologĂ­a]

[ANTOLOGĂ?A] 143


ESPAÑA

Para ver la llanura Yo venía del follaje sonoro de las ciudades y durante siglos mi cuerpo había girado del monte Meru a la insularidad. En la paciencia del río Apure amamanté el bestiario de mi viaje. Yo nací para conocer el exilio, lo que está detrás de las boras, el caimán y su letargo, el miedo purísimo a la tempestad. Yo abracé al chigüire roedor, comprendí el color rosa en la tonina, vacas y pájaros planificaron la estepa de mi sueño, en el lomo del bagre escribí mi capítulo insólito. Partiendo del abismo llegué a la sima de las finísimas aguas donde el descubrimiento devenía la muerte revelando una masa luminosa. Yo nací para explorar los llanos y las palmas, para rajar la incertidumbre de la altura, para reconciliar las nubes del estero, para lamer las aplastadas jorobas del atardecer. Cachapa de maíz, cajón de Arauca, sabana líquida, vértigo horizontal, en tu refugio apureño vi todo de mí. Yo vine a ti como un recién nacido a la fauces de la vida.

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[Antología]

[Sonia Betancort]


Dejé mi piel en la anaconda fría La víbora se enroscaba en mi corazón, culebra dicha por ahorcados y demonios, dulce reptil que despejaba la honestidad. Boa vestida de mujer, desnuda, me enseñó que el amor es el desvanecimiento de la idea.

Llanura Convierte mi cuerpo en la planicie, libérame de la arrogancia de subir.

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[Antología]

Dejé al caballo desmoronar la tierra Cuando pienso en él el caballo monta sobre el jadear, potro que espera a que duerma para patearme el pecho. Galope de lengua liberada, sabio y loco que explora mi sexo cuando no puedo defenderme. Animal intuitivo que restriega el escupitajo en mi vientre.


Los espejos del agua El río se ensancha como un mar, escupe canciones de inimitables olas que un día entonaron mis abuelos. Trip trap, trip trap. Escucho los huesos fríos del amargo bote, el recuerdo está lleno de pasadizos del olvido, ignorancias tibias, palíndromos del saber. Trip trap, trip trap. Mi abuelo Mauro Santos Duque partió de La Palma en 1949. Barco fantasma, cáscara de nuez, cabestrero de estrellas, hambre que viaja en toda dirección. Trip trap, trip trap. Cuarenta y seis días de agua robada al Atlántico, gofio y carne seca, cama improvisada en la madera, desembarco en La Guaira como llega un lamento al fin de su desesperación. Trip trap, trip trap. Salvaste tu vida en Caracas, abuelo, inmigrante isleño, ladrillo de resplandor, tus manos edificaron los médanos del Cíclope. Mientras, abuela daba a luz a mi madre en una habitación silenciosa, y te esperaron las dos, pajaritos suaves, en los confines de la isla. Aguacate, durazno, guayaba e higo danzaban en la noche de tu futuro como cifras implacables.

Nunca sabe el hombre dónde crecerá su geografía. Nunca escuché más bella historia de amor. Trip trap, trip trap, trip trap. A sesenta y tres años de entonces, el viento del tremedal libera tu aliento iluminado y trae a mi regazo frutas de la pampa espesa. Yo nací para verte en la llanura y el río, abuelo de hoja y ramal, pavón, coporo, caribe, estás en el presente volviéndolo sagrado. Trip trap, trip trap, trip trap, trip trap. He venido haciendo este viaje poco a poco y tal vez todos mis destinos convergen en él. Ahora que al cerrar los ojos, firme, puedo reconocerte en los espejos del agua, te pregunto: ¿No es esto la vida, abuelo, marcharse entre agonías para aprender a regresar?

149 la comuna de bello

[Antología]

A flote el zapato en la inmensidad del río Apure Blanquísimo en su deseo, espuma y tacón despedazados contra la memoria. De quién será ese zapato que reproduce la luz, a qué estuario arriba su peligrosa soledad. Garza de plástico, pañuelo místico, tropieza tu grito en la canoa, tu rocío ensancha la espalda del arenero y su mirada inmensa, enamorada, se diluye como yo. Pasas navegando el agua cobriza, barquito de infancias, me dices que no somos nada y te vas salpicando el horizonte.


ARGENTINA

PoĂŠtica descuelgo del silencio unas palabras como frutas que no tienen nombre.

151 la comuna de bello

[AntologĂ­a]

[Gabriel Impaglione]


Y yo que te amo en este pequeño país de mi sombra y en todos los vientos digo tu risa para sentir la voz de la lluvia sobre los cerezos digo tus labios para doblegar la sed o el gobierno de la melancolía

¿Cómo se inventa un pájaro? Con puñado de viento emplumado o corazón de vértigo en picada?

a veces callo con un silencio de ceniza de poema callo tu nombre que juega con la vastedad para que me hables con un ritual de oleaje a veces no puedo con mi boca y se llena de revoluciones la tarde sorprendida bajan de las estanterías historias imposibles que parecen germinar en las granadas del crepúsculo Y a veces ni siquiera duermo exhausto de la quietud afuera para mirarte entre mis brazos como si fueras la luna.

Traías una música en el pelo y te miraba como a una maravilla que atraviesa de una punta a la otra el recodo de la tarde sin palabra apenas con lo puesto quieto te miraba qué podía importarme la razón del eclipse Marx una traducción de Quasimodo el viento perdido en el follaje venías con esa música en el pelo y alrededor no sé no lo supe no me importaba si ardía el tiempo.

153 la comuna de bello

[Antología]

Huerta El cerezo en su fulgor callado y las ranas creen que es la luna.


MÉXICO

I Mientras el lobo se llena las fauces de leche, una flecha en el corazón de la cierva consuma su matrimonio con él. La única prueba de esto es el quejido. Un hilo de sangre –su calor– altera el sueño de la temerosa, la tocada, dicen sus padres. Al abrir los ojos, reconoce su mancha infantil en el pecho. De ahora en adelante, los objetos de costura, las tacitas de té la rechazarán para siempre.

Percute ahí. Aprende a aullar. Al menor descuido, será tu pecho lo que amamante al mundo. Tu olfato delimita el territorio de lo puro. Por ahora, quedan los elementos del bosque, el combustible, la niebla. No. Queda la casa vacía, su trajecito de muerta, las fresas maduras. Toca la cabeza del animal hasta que él te reconozca. Haz que los árboles vuelvan en sí. Al cuerpo que yace a tu lado, será tu blancura lo que le dé el nacimiento. No hay mamífera pequeña y profunda /que no intente alimentar lo salvaje.

155 la comuna de bello

[Antología]

[Daniela Camacho]


(a)

Hay un animal / una hija grávida, llena de leche, llena de pájaros, percutiendo ahí, lejos de la manada.

Quedé asustada porque el cáncer vino como un animal del sueño y yo había dejado las toxinas, los hongos venenosos, el consumo excesivo de alcohol. Vino mientras respiraba mal. Vino cuando yo me pegaba a otras bocas para que supieran lo que era ahogarse. Y quedé expulsada pero sin saber de dónde. Tenía la lengua blanca cuando vino el cáncer y yo soñaba mal como sabiendo:

Sabe moverse entre las sombras, pero ha traído consigo el ojo materno para ser vigilada. Ha traído consigo la aurora, el autismo y la fiebre, su coronita de flores. Concede su cuerpo a los milagros del bosque: aun con los ojos cerrados, se puede ver una ninfa dorada, un caballo del diablo prendido a su pecho.

Criatura del miedo, ven a libar sobre el corazón de la cierva. Haz el performance de ocultar sus ojos en blanco. Hay un animal / una composición invencible, una temperatura en el recién nacido que avanza hacia el desastre. Pequeño apetito. Percute ahí. Muy pronto el bosque ya no podrá contenerlos. Los perseguirán el deseo y los ciclos de sangre. Se buscarán las manos poseídas por la velocidad de las libélulas y, para ellos mismos, serán inalcanzables.

Perdería el cabello y la voz. Me daría a la palidez y la fatiga. Alimentada de protones, sin poder dormir, hija del asco,

permanecería cerca de la enfermedad para ahuyentarla.

(b) Que el tumor no era cosa de inocentes lo supe porque quedé incendiable y helada al mismo tiempo. Antes de dormir miraba imágenes de células escamosas que se multiplicaban dentro de mí. Hablaba sola porque quería decir mi pecado y una vez grité pero nada pareció alterarse. Quedé más turbia porque dicen que los sobrevivientes son así. Me llevaba la punta de los dedos hacia la herida para abrirla de nuevo y quería rezar pero mi voz era oscura y era como si graznara.

157 la comuna de bello

[Antología]

II


FRANCIA

Apagar la noche

Rostro barca uno deriva solo en sí mismo cada día un brazo muerto y naufragar sin ni siquiera reconocerse y ya el mundo guarda lentamente las sombras para la huída ser haber sido quién va en la noche al hilo de los pasillos de luz en luz para apagar la noche y se duerme teniendo entre los ojos la farola del porvenir en el pasaje del sueño

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ser haber ido al acecho de la llama devuelta al mañana

la comuna de bello

[Antología]

[Francois Migeot]


ser haber sido la guerra de cada instante contre la nada que bosteza haber visitado los corredores esperado en los puentes

recorrido los caminos del amor al cruce de los cuerpos que se deshacen arriesgado una alma en la carne que se abre

Homenaje

y no ser sino el carbón de las palabras que quema donde falto y su forma que

recuerda

y alcanzar nadie sino las sombras

y remendado la vida con la aguja de las palabras sólo más fuertes que nosotros mismos nuestras huellas y los recuerdos estiran la mano participios pasados heridos que uno deja en la desfiesta el momento viene

comienzo y fin a la misma hora

(2009) Traducción: Judith Alvarado

Tombeau de Eugenio Montejo

Bajo la nieve del papel tú estás ya en el glaciar del silencio Quedan las palabras en diluvio que te buscan sin paradero y las imágenes regresan sobre la llanura de las páginas cual lobos melancólicos por hordas de frases Entonces yo le hablo a tus textos que vibran de tus pasos abolidos Ellos saben por su estela de sombras por sus raíces infinitas que son grandes: ellos te han vaciado la sangre Te quedas en el taller de la muerte hijo de harina vuelto polvo y el lenguaje se levanta en el pan de la ausencia

161 la comuna de bello

[Antología]

una mecha de luz a la mano uno atraviesa las carnes y es la hora que nos deja aclarar haber aclarado nada sino las piedras del camino

Traducción: Judith Alvarado


Hazte amigo de la Panamericana Usa el cinturón Y descubre Miranda Tan natural que es perfecta para tu cuerpo: Limpieza, lavado y engrase, chicharroneras, Pepsi-Coca, cambio de aceite: pollo en brasa, Juan Gabriel en concierto, carne en vara, ¿Savoy, te provoca? Compártelo, con sabor venezolano, hacer deporte es hacer Patria, Clínica dental, taller mecánico, Palacio del mueble, salón del reino, No botar basura: testigos de Jehová, santos, reyes magos, / caravana, cola, coca-cola, cola y más cola, centro comercial La Cascada, modulo de auxilio vial, mejora tu tránsito intestinal, medicina sistémica, culto / cristiano cuadrangular, espíritu santo, aire acondicionado, radiadores la Virgen del / Valle, semiconductores San José, conductores unidos, Jesús viene / pronto, Motel Cristo, Escuela de perros y pensión 2 Km., construimos el futuro con Mul-T-Lock, Good Year, Venezuela sin miedo, Pare de sufrir, Farmatodo, licorería Julio Borges, Primarias, Primero Justicia, Súmate, Multiservicios Rosales, Neumáticos reencauchados, Los intelectuales con Teodoro, Mascotas y animales, Escuela de perros y pensión 1 Km.

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Caracas-Los Teques (2004) Traducción: Judith Alvarado

163 la comuna de bello

[Antología]

Panamericana


ECUADOR

Arranco todas las flores de mi cuerpo para ofrecértelas, Señor. Allá voy, más desnuda sin las diminutas flores del torso, más desvestida que nunca sin las dalias que crecían en la espalda. Voy saltando las piedras ciegas de la desdicha y el viento me ayuda a alcanzar la arena. Señor de las Angustias, todopoderoso mío, me despojo incluso de la flor pasionaria y de la corona de heliconias que adorna mi pubis. Desnudísima, para entregarme a ti, sin los lirios de la nuca o los girasoles de las nalgas, pulcra, tal vez insondable isla de misterios Y no más rosas, ni margaritas, ni violetas encandiladas en mis senos. Limpia estoy, vuelta promesa. Brillante y sola para entregarme a ti sin las astromelias del sexo, sin la flor azul del corazón.

165 la comuna de bello

[Antología]

[Aleyda Quevedo]


La poesía intensifica lo oscuro de mi espesura y lo vivido. De ahí que decidiera recluirme en el blanco de la casa, en el temblor del viento que mueve la hierba en las líneas de palabras que como dagas, cortan el punto de la ternura y el sexo.

Versos de versos de versos, bandadas de voces. Pájaros de todos los tiempos. Imágenes de imágenes de imágenes. Piedras y los mismos misterios, a los que me declaro fiel.

Cortadas a media noche, las flores de verano iluminan la habitación del hotel. Las de color naranja excitan hasta afectar, en esa zona que las mujeres confunden con: Deseo, desgarro, defectos. Las flores fucsia y las excesivamente moradas distraen y llegan a enervar. Pero estoy húmeda, lista para la noche en este hotel del mundo. Piso un jardín de intimidades. A las ramas verdes del follaje, las chupo una por una. Y la clorofila aceitada me va dejando, las ganas de ir hasta el fondo. Mas lo que hago antes de dormir es leer los poemas de Szymborska.

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[Antología]

Me arrodillo ante el rostro del amor en el fondo del pozo, justo en su vórtice oliendo la oscuridad. Lamiéndome como gacela perdida que conoce el punto exacto del dolor. No me he separado de mí misma, estoy en el fondo del pozo, conociendo las heridas de amor, perfectamente adheridas al cuerpo.


JAMAICA Progreso humano Neruda en su Canción de Gesta debe ser elevado a las Alturas de Machu Pichu, escribió en 1960 en sobrio lamento desde la Sierra Maestra cubana, las amargas moles rocosas de Bolivia, sus montañas solitarias, su obstinado paisaje en medio de lóbregos escenarios de necesidad, aun nido de gentes incubadoras de conjura en contra de la bandera de la esperanza. Y entonces, oh monstruoso, esos conspiradores eliminaron para siempre la presencia física de la personificación vital de esa esperanza. Pero ¿qué es este aquel que observo ahora en Bolivia en 2010? Querubines blancos, mestizos o negros de alas blancas, lejos de cualquier lugar en su propia Cuba, iluminados por el espíritu del Che, moviéndose livianos como astronautas en ejercicio, entre amigables peñascos que reflejan el sol, y montañas accedidas por riachuelos y follaje, que planeando llegan hasta las puertas de bienvenida solícitos atentos al bienestar de los ocupantes, traduciendo preguntas absolutamente nuevas, sobre diagnósticos oftálmicos, o resolviendo algún asunto simple de quien no se sienta bien, levantándolos hasta el hospital de Yayagua. Allí, al lado de Evo, el ángel Dausá,

169 la comuna de bello

[Antología]

[Keith Ellis]


percibido fácilmente como descarada traición

O ha enterrado a MLK

How long shall they kill our prophets? while we stand aside and look? 1 Bob Marley Redemption Song (para Jayne Cortez) Léelo aquí mismo si no lo has hecho antes, Obama ha enterrado ahora al Revendo Rey seguramente. El noble pastor se encuentra seis pies debajo, su clara firme voz no se escucha más. Desde hace mucho tiempo lo tenía en la mira, ahora lo tiene 2 muerto en sus derechos .

pero, con argucia y practicado sigilo gradualmente, socavó la salud del valiente pastor, cercenando sus palabras a la mitad de su sentido, luego a tres cuartos, después totalmente conversión en tramposa intriga. Así para los pobres de esta ancha tierra la paz se tornó en guerra. guerra contrarrestada con júbilo. Pasquines de lejos en sucesión escalada; abogando misericordia sin señal de concesión. Los países africanos con su imagen profundamente enamorados treinta y cinco aceptaron sus regalos: operaciones especiales y más aún lo aclamaron.

Él no lo atacó con golpe repentino

(A Kaddafi lo destrozaron cuando libremente vivo compartía sus ganancias con los treinta y cinco)

1 Nota de la traductora: ¿Cuánto más para que nos sigan matando profetas? ¿Mientras parados a un lado nos quedamos a ver? Canción de redención. Bob Marley.

Ahora, los Negros son hermosos solo cuando ricos, y tomados en cuenta solo en su saque ante la reelección.

2 Nota de la traductora: en el poema original: Dead to Rights. Expresión usada cuando alguien se considera culpable de un hecho, sin lugar a dudas. MLK, Martín Luther King reverendo luchador por los Derechos Civiles de los Negros. Curiosamente, existe un videojuego llamado Dead to Rights.

171 la comuna de bello

[Antología]

el embajador, el jefe de los querubes, fulguroso, resplandeciente, adornado como el hijo del sol de los descendientes de Tawantinsuyu brindando por la rectificación y la corrección.


Seis pies no deberían mantener lo errado sin corrección. Para el profundo pastor Negro debe haber resurrección.

en alguna sala de juegos de la Casa Blanca a un contratista-hípereficiente-oficialmente-autorizado-por el-alto-mando- la captura-del asesino más buscado. Algún domingo por la tarde Algún domingo por la tarde después de la misa judeo-cristiana, antes del lunes cuando el callado gentil muchacho disfrazado en las fatigas del ejército estadounidense sopesó cargar un arma apasionado y eliminar a sus compañeros de clase como queriendo su presa.

Al final una invitada privilegiada elevada a un alto rango suspira mientras ríe burlona: “Nosotros lo vimos, él murió. Nosotros asistimos”.

Algún domingo por la tarde antes del lunes en el que el Presidente condenara lacrimosamente la enfermiza masacre sin sentido el Presidente, el mismísimo Presidentepuesto que no han habido 3 4 grandes batacazos sobre contusiones en el NFL que aupar, ni más drones que pre programar tomando distancia del ineludible costo sobre los combatientes como dulce inocenciaha invitado selectos miembros del gabinete para observar, relajados 3

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Nota de la traductora: En el original: hits

4 Nota de la traductora: Liga Nacional de Futbol (National Football League)

5

Nota de la autora: En el poema original: rec room; oficialmente, sala recreacional de la Casa Blanca

la comuna de bello

[Antología]

5

Por derramar lodo gorgojeante en la garganta del pensante pastor el repentino ascendido bocón no debería observar con malsana fascinación.


Destinatario Ellos me dieron esta gran cosa gorda y redonda llamada Presidencia. Me desperté cual campesino de Orozco con aquello a cuestas. Así que, “Rahm”, dije, “ven acá, ¿quieres un trozo de esto?” “Apuesta tu sonoro trasero” dijo él, “pero no para quedártelo” “Por mí está bien” dije, “con tal que se lo pases a Netanyahu”. Aun así aquello pesaba demasiado, permitiéndome saltar solo a la altura que alcanzan los tipos blancos. Hillary parecía ser una levantadora ávida de modo que le descargué de obsequio un sustancial pedazo. Ella hizo lo que sabía haría, entregándoselo integro, con sonreída cortesía a Netanyahu. Nostalgia por los días despreocupados me hicieron deambular hacia el campo de Harvard. 6 Quisiera el ex presidente Larry cargar con los pesados IOUs Con desdeñable afirmación pronto condescendió; Engreído con su detallado plan complaciendo a Netanyahu. Los escuadrones especiales de la muerte que yo multiplicaría, la porquería explosiva pegajosa, tóxicos por siempre, qué mejores manos experimentadas para manejar aquello 6 Nota de la traductora: Abreviación de I owe you; pagaré. Al pronunciar las vocales IOU en inglés suena como si se dijera: “yo te debo”.

¿Y con el resto qué hago? Aquellos otros obtienen buena prensa: sus decisiones, las que nunca parecen lamentar. Suficiente de este deprimente estrés: Yo también aguzaré mi cerebro, le daré lo que ahora sobra A Netanyahu.

Traducción: Hanneke Wagenaar

175 la comuna de bello

[Antología]

que las de Gates, tan milagrosamente limpias, como pase de astuto pivote de los Aggies, a Netanyahu.


ITALIA

Es de noche y hace calor. Me asomo a la ventana del hotel en busca de refrigerio. Las estrellas crecen en el cielo. En su silencio inmóvil, en las sombras inquietantes de los rascacielos que se alzan en forma de corona, Caracas se parece a una ciudad norteamericana. Pero su alma es latina. Fumando un cigarrillo, por un instante te he sentido mía mientras cantaba el coro de los pájaros el más lindo poema de estos días.

177 la comuna de bello

[Antología]

[Emilio Coco]


REPÚBLICA SAHARAUI ¿Qué es la poesía? La poesía es una guerra de guerrillas.

179 la comuna de bello

[Antología]

[Liman Boicha]


Acusada

La poética que se perdió

A pesar de los años transcurridos tengo todavía delante de mis ojos, suspendida en el aire, la imagen de un joven saharaui, que fue capaz de presentarse delante de las narices de varios policías y gendarmes marroquíes.

Por ejercer la prostitución. Por rebelde. Por inducir a la rebelión. Por traicionar al rey. Por amenazar la “integridad territorial”. Por ladrona (robo de la propiedad pública). Por traficar con drogas. Por pasar información sensible a un país vecino. Por espía.

Muchos versos se perdieron, bajo la jaima, en la intemperie, entre los pastos o bajo el olor de la pólvora.

Rodeado por aquellos amos del ultraje, hizo un gesto espontáneo. Solo uno y simple.

Y yo digo, por ser una activista que lucha por la libertad del Sahara.

Y el torrente oral nuestro no desembocó en el océano congelado de los libros, sino que se tornó memoria frágil, que hirió de muerte, la televisión.

Ante la cámara de una televisión extranjera, el joven se arrodilló y levantó sus manos en señal de victoria: “Soy saharaui, viva el frente Polisario”, gritó. Una lluvia de bofetadas, puños, botas y porras, empapó de sangre su cuerpo. Pero aquel gesto sencillo, inesperado, fue todo un sabotaje.

181 la comuna de bello

[Antología]

Sabotaje


CUBA

[ninguna calle llevará tu nombre] Debajo de las multiplicaciones hay una gota de sangre de pato Federico García Lorca

3 aristocracia del lugar común la prensa está de luto acaba de morir un inmortal el príncipe Rainiero por más de medio siglo gobernó el estado más pequeño y próspero del mundo ganó la tierra al mar para un circuito de carreras de automóviles en la roca viva erigió un jardín donde el azar dejó de ser un juego para qué enumerar con lujo de detalles los detalles del lujo los filmes de Hollywood imitaron su vida que tuvo solo la contrariedad de la muerte

183 la comuna de bello

[Antología]

[Víctor Rodríguez Nuñez]


9

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tu madre es de la edad del príncipe Rainiero de haberla conocido él no hubiera pasado por alto su belleza nada de matrimonio con Grace Kelly

tus vecinos despliegan sus banderas son gente de temer suena la hora de la discreción el abierto silencio

desde un granero rojo atestado de cosas olvidadas pero útiles aún principios a los cuales se puede sacar punta

ni princesas malcriadas tú no estarías aquí ganándote la muerte pero otro como tú heredaría el casino de Mónaco

la esperanza su corola amarilla se alza solitaria en el triángulo de césped acabado de segar esa flor que resiste

y ponerse a sembrar conciencias que pierden el orín cuando las vuelves a usar en el despaje desde un granero rojo

es cierto que en La Tour d’Argent no sirven boniatillo con coco picadillo de soya la vida sería un sueño

la cuchilla en espiral del tractor ese detalle que pasó por alto el hermético dueño

que se inclina a la izquierda parece derrumbarse pero no y empieza a ser tomado por el monte

si no fuera por la lucha de clases la prensa no registra estos milagros en La Habana tu madre sobremuere

de la casa con exaltadas luces tú en una caja de madera siembras algo que hace temblar

pero que aún resguarda de la nieve y el tizne pregúntale si no a las golondrinas

185 la comuna de bello

[Antología]

4


ARGENTINA

Tres tristes tigres Vueltas y vueltas y más vueltas sobre la pista de la lengua trabada por el desorden de tanta y tanta vuelta de tres tristes tigres cautivos del juego de la enredada luenga sobre la que no dejan tres tristes tigres de dar vueltas y vueltas y más vueltas. Cuando los humanitos –hijos de la esperanza– los liberen, se detendrá la travesura; alborozadas regresarán las fieras al cuento de la selva, Y las tristezas –como cabe– A las historias de amor y sus tormentos.

187 la comuna de bello

[Antología]

[Marcos Silber]


Situación de calle

No te asombres nena –sucede cada vez que nos pensamos– un piano aparece en la playa; baja de no se sabe, hasta el centro del paisaje. Ahora, si cerramos los ojos nos veremos adentro de la canción, la nuestra. Hay un piano en la playa. Con melodía de llamarnos, de llamar. Casta la imagen, blanco y negro; inocente y feroz –como la misma vida– No te asombres nena –sucede cada vez que nos pensamos– hasta el centro del paisaje desciende un piano en la playa; pregunta por nosotros, por la última noticia de los dos.

La perra lame la cara (del dormido o muerto) Muy lejos se oye todo lo cercano. Nadie lo requiere (al muerto o dormido). Nadie lo espera. No se sabe no se sabrá cómo se llama o llamó. Y solo porque fue niño y tuvo sueños busco entre su oscuro traperío (visten de negro los pordioseros, ¿vio?). Busco, decía, su nombre, pero vaya a saberse... Al menos para avisar a nadie en qué habitación del poema una vela alumbrará el impalpable nombre de él.

Esos (Bolero) Si no se miran la luna abdicará; si no se dicen el aire se pondrá a ladrar; si despegan los cuerpos el agua volcará su mar; si alejan las manos el tiempo se bajará de las horas, el descalabro visitará cada cosa cada casa y con lo puesto la confusión andará por ahí. Si uno y otro los dos se apartan de los dos no querrán llegar los no nacidos todavía. Si uno y otro dejan de amarse se apagará la salud de la pasión, tocará a rendición la alegría y los cuatro elementos cuatro se detendrán en plena calle. Así.

189 la comuna de bello

[Antología]

Foxtrots


Es ese que gatea la orilla del mar. Llora, pero más puede la ronquera del oleaje. Si llega hasta aquí, traerá la historia de la tonta que se bajó de la pasión. (Dios sabe por qué). Y la del apagado que se fugó del riesgo. (Dios no sabe por qué) Ahora, uno y otro ven cómo se aleja el caballo de la dicha. Y eso, todo eso es el silencio. El que gatea la orilla clama por su madre que hierve en EL GRITO de Munch. Y ese es el silencio. El bullicio de los que fueron regresa pálido y azul. Y ese es el silencio. El que gatea la orilla viene a mí, se acuesta a mi lado; tiembla, lo lastima la luz. Me pide un cuentito antes de dormir.

191 la comuna de bello

[Antología]

El silencio


ESTADOS UNIDOS

Mi vida en la Ford

Por Denny Dickhausen Limpiabotas/portero, UAW 879

Agosto, 1970, comencé a trabajar en la Ford, haciendo enormes y cuadrados LTD’s. Después de una semana digo, “¿aprenderé alguna vez este trabajo?” “lo aprenderás uno de estos días”, dice Jimmy Cobb. Sólo el caminar hasta mi carro se convierte en un trabajo. Mi mujer dice que no puede ser así de difícil. Yo le digo, “¡tú anda a trabajar a ese maldito lugar!” A la semana siguiente Jimmy está fumándose un cigarrillo & bebiendo café entre carros. (Vaporizábamos forros interiores y limpiábamos detalles) Jimmy dice, “¿tú crees que este chico blanco alguna vez va a aprender?”

193 la comuna de bello

[Antología]

[Mark Nowak]


Qué sensación tan grande. Empoderamiento.

Sueño de trabajo Por Nimo Abdi, RN

Después de trabajar 12 horas “largas” durante la noche regreso a casa por la mañana y sueño con el trabajo… No sólo me llevo todos los gérmenes a casa…

Treinta y seis años más tarde Ford dice que va a cerrar nuestra planta. Tremendo choque. Mis amigos lloraron. Algunos casi murieron. Qué harán ellos (incluyendo mi hija de 32 que trabaja en la línea de ensamblaje) botados como zapatos viejos.

También me llevo todas las angustias de mis pacientes. Sueño y sueño todas las mañanas con el trabajo…

¿Tener 40 es ser viejo? ¿Lo es tener 50? Yo digo que eso es una carcacha. Yo crecí y me hice viejo en la Ford. Yo me desangre en la Ford.

Aquí me encuentro despertado de mi sueño y telefoneando a la enfermera diurna para decirle que he olvidado mencionar durante el informe…

Me siento acabado.

¿Habré fichado a todos mis pacientes…? ¿Habré anotado todas las entradas y las salidas…? ¿Habré registrado la medicación PDR que administré a las / 20:00…?

En Barbados amaba la playa Por Allison Julien

En Barbados, en América El sonido del océano La sensación de brisa de isla caliente en mi rostro El sentir de la suave arena dorada entre los dedos de mis / pies Peces nadando en el océano pájaros volando en el cielo azul / profundo Oh, la libertad y el aroma de la isla En América Vida de niñera Cambiando pañales, atendiendo bu buus Idas a parques, doctores y museos Acomodando juguetes, preparando comidas, lavando platos / y ropas terrosas Limpiando nalgas irritadas, atendiendo fiebres y soplando 7 / narices mocosas Criando, protegiendo y amando siempre niños de otros.

Me encuentro soñando con el trabajo día tras día… 7 días en fila siento como si se tratara de un déjà vu…

Consejo a un conductor principiante

Sólo que sueño con diferentes pacientes y sobre qué dejé de reseñar en el trabajo.

¿Así que tú quieres ser un chofer de taxi en la ciudad de Nueva York? La primera pregunta que debes contemplar es:

Por Davidson Garrett

¿Tengo yo el temperamento para este trabajo? Amigo mío, déjame decirte,

195 la comuna de bello

[Antología]

Luego, un día, comprendí. Jimmy dice, “¿qué sucedió hoy? ¡Por fin, tienes chance de darte un respiro entre los carros!”


completamente a las reglas de tránsito y a los límites de velocidad? ¿Está tu cuerpo entrenado para soportar turnos de doce horas? La respuesta sí a estas tres simples interrogantes son obviamente, prerrequisitos realistas para un naciente conductor de taxi. Pero, -por temperamentoquiero decir, ¿está tu alma interior preparada para las siempre presentes excusas de la mente conjurando esperanzas inalcanzables que el cerebro caleidoscopia detrás del volante? ¿Puedes aceptar a la absurda humanidad observando tu cabeza engorrada a través de la ventanilla de compartimiento censurándote o atormentándote o ignorando tu absoluta existencia mientras que el taxi zumbante explota como céfiro amarillo

transportando residentes narcisistas alrededor del laberinto de cinco distritos? ¿Existe algún Zen natural

que te embandera tratándote como puta barata? Sí mi preciado joven

dentro de tu yo interior más profundo endulzándote para aguantar cauchos pinchados, motores recalentados

ser un motorista cortés es un componente importante para la longevidad

y severos encontronazos con policías de tránsito con fachas de matón levantándote infracciones

en esta disparatada pero nunca aburrida línea de trabajo. De cualquier modo, la palabra clave a considerar-

que inevitablemente recibirás a causa de tu confiable mala suerte? Eres capaz de mantenerte sereno

y que ultimadamente decide si permaneces en la vía es: ¡Temperamento!

cuando taxis rapaces te hacen carrera cruzándose cinco carriles sin remordimiento robándote las consabidas tarifas? ¿Cuándo los pasajeros te traten condescendientes pelearás contestando con un malicioso Damon Ruyonisms en lugar de un gruñido despreciativo? Finalmente: tienes el cuero duro como el del rinoceronte para demostrarle profesionalismo hasta al más necio de los chulos

197 la comuna de bello

[Antología]

¿qué sugiero con eso de temperamento? ¿Eres un conductor seguro? ¿Te adhieres


ARGENTINA

Monólogo del necio ¿Quién escribe? El hambre. La voracidad escarba, agita un esperpento con los ojos vacíos. No hay letra, hay dentellada. Lo que repuja y muerde. Feroz el escribir: cada tecla un muñón, clavo que raya el muslo del silencio. ¿Quién responde? Una voz corroída. Punta de un corazón mellado que va sobre su presa respirando preguntas. Eso se come. Gula del vacío.

199 la comuna de bello

[Antología]

[Jorge Boccanera]


¿Alguien se detiene a pensar en los 33 años que llevan madres, abuelas y familiares de esta tortura infinita de no saber…? Chicha Mariani, abuela de Plaza de Mayo Nosotros también tuvimos un calvario, un muro de silencio Vera Jarach, madre de Franca, desaparecida Apagones, pantanos. Me despierto empujando cifras de la catástrofe, puertas cerradas, animales de pelambre / espesa. Me levanto empuñando horas vacías, soles cuadrados, / muebles viejos. Lo mío es empujar los troncos desmayados a mitad del decir, los caracoles de la desmesura. En un mundo de cosas, al día hay que empujarlo como a un hogar en ruinas. Apagón, pesadillas que viven debajo del vendaje y voces engrilladas a la pata de un barco. Me acuesto tras ordenar el hielo y despierto empujando las altas torres de osamenta y furia.

El desespero

Menudencias A Juan Gelman

Hay un universo callado en el agua arremolinada de / la espera. Afanes del plantón. Anhelo en la aridez. La garra de escarbar habita en los apremios de una / estaca. Un vacío-recodo donde el ansia se crispa. Toda una vida, ¿prólogo de la muerte? Toda la muerte, ¿insistencias de vida? La espera es mano de obra esclava. La falsedad mete su pico largo en la fe del que aguarda, mastica sus deseos, roba las mantas del dormir.

La muerte afila un palo, una daga de palo, un palo de tambor, un caballo de palo, / una cuchara. La muerte trabaja a la vista de todo el mundo. La vida afila un palo, un bastón, una vara, una cruz. La vida trabaja a la vista de todo el mundo. ¿Qué diferencias hay entre las dos? La vida fabrica huesos con los huesos. La muerte fabrica huesos con los huesos.

Crudos son los trabajos del mientras tanto.

201 la comuna de bello

[Antología]

Apagones


VENEZUELA

Este hoyo crepita vacío no para ser llenado quizá rebasado no ardas ternura escóndete

203 la comuna de bello

[Antología]

[Luis Bracho]


Ahora que el miedo está te llevaré en brazos liviana rendija de luz donde la oscuridad no te acerroje

El cielo se hincha revienta Pústula llena de estrella

Si mis manos te tocan sin ademanes ni aspavientos directo en la piel y la oprimen no pienses que es la mañana es mi pensamiento que se arrastra hasta ti

205 la comuna de bello

[Antología]

La muerte cayó sobre sus ojos abiertos tranquila en el sillón Aún olor a tijereta tersa flor de agua tibia boca plena de alma Se abrió a lo inmenso todo el polvo fue de ella sus bojotes y la única ventana que la vio pasar aquella tarde de mano de la lluvia


VENEZUELA

Tiempo invertebrado Surgí del vientre de mi madre sin piel. Por fútil pedantería fui alejada de mis semejantes y mantenida en la penumbra. Durante décadas me zurcí un traje a la medida, un cuero preciso. Recorté de ciertas serpientes la resistencia, ejecuté patrones maestros con membranas extraídas del oído de inmensos manatíes. Un colmillo romo aborrece su conversión en aguja. Con el musgo de los manglares perfeccioné mi enigmático sudario. Envuelta en esa dermis artesanal me arrastro más allá del tiempo desollado.

207 la comuna de bello

[Antología]

[María Ramirez Delgado]


Provocación telefónica Dentro del teléfono vive una pequeña voz, un demonio nacarado. Grita. Silba intranquilo al anochecer. Allí presente lo escucho moviendo su rabo puntiagudo, rumiando entre dientes a través de la bocina, gutural, audible. Su mandato se presenta irrevocable sobre mí, sin temor ni provocaciones, tuerce mi voluntad a su capricho, se encorva y avasalla. Me mueve, sordo.

La muerte de la diosa Los pulmones de Temis son representados por dos hachas corroídas. Nos empeñábamos en conservar su antigua religión. Debió ser olvidada. En lugar de hijos éramos ascetas. Nuestro juego consistía en fingirnos devotos, para esto confeccionábamos complejas liturgias. Rendíamos culto en los altares flotantes, nos ocultábamos de los perseguidores. Ofrecíamos aves, sacrificios en su nombre y aspiramos el incienso, provenía de su tabernáculo. La muerte de la diosa fue registrada por los cuatro escribas, al golpe de las hachas corruptas por la mar. Fermentación del fin A través de las grandes ciudades se arrastra el esbelto cadáver. Mientras camina su sombra larga desenmascara un ascetismo azul, sus cabellos caen y se pierden sobre las baldosas de engreídos puentes. El pútrido desenlace de las uñas, es incontenible. Los huesos aguardan por la desnudez en los trenes subterráneos, sentado junto a los otros, solo él ve pasar las estaciones a destajo, tenaces páginas.

209 la comuna de bello

[Antología]

Desde adentro no es posible contemplar la consunción, apenas sentir su muda llegada de hojas secas.


2012

IX Festival Mundial de Poesía de Venezuela

Homenaje a Enrique Hernández D’Jesús El día que comenzó a nacer Diseño del afiche: Mónica Piscitelli


2010-2013

Poemas

Seleción de los Ganadores de Concurso de Poesía Festival Mundial de Poesía de Venezuela

Pedro BORGES Jairo ROJAS ROJAS Manuel ROJAS Miguel Ángel HERNÁNDEZ


[Pedro BORGES]

3. Verano Un pájaro canta, vacía sus pulmones hasta que un grito agudo, por fin, lo transparenta; es invisible. Arde la tierra, estallan los termómetros. El silencio recorre la sabana en ventoleras. Es el vaho de cuerpos pasados que buscan sus pasos. Se han detenido los relojes. La vida apenas vibra en rincones diminutos.

8. Amanecer Contemplo el mundo en el círculo negro de la taza. Alguien barre un patio, las cerdas raspan el pavimento, que queda limpio, y cae otra hoja. Comienza a rugir la ciudad, sus venas de asfalto. la vida busca vías alternas, se resiste, resbala pegada a las paredes. Es el momento preciso. Se balancean el sueño y la vigilia.

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Ganador 2010


23. Números Tienen un número preciso las hojas de los árboles. No son innumerables los peces del mar, ni las olas, ni las ráfagas de viento que recorren la tierra. Podrían contarse los besos y los litros de sudor derramados en el amor. Existe un número finito que indica las veces en que alguna persona quiso irse, renunciar a lo concreto, entregarse a los grises. Esos números existen, pueden tallarse en piedra, y son / inútiles.

25. Ciudad Hay una hora de la noche en la que puede sentirse la respiración, el movimiento oceánico de sus pulmones. Deambulan seres por caminos donde todo está a la vista, y persiste lo oculto. La ciudad acompaña a sus hijos, los arrulla, los conoce. No los deja nunca, les da todo lo que tiene, que no es sino concreto doliente para que dejen sus pasos. Pocas eternidades nos son concedidas: el sueño, la noche, la ciudad.

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21. Zoológico Apenas sale el sol, y ya comienzan las idas y venidas sobre el surco que ha labrado el tiempo y el tedio. Tras los barrotes, las criaturas obedecen a sus propias causas. Sobre ellos la mirada del carcelero, atada a sus cautivos y sus visiones, partes de una trama mayor, y esta de otra. Capas concéntricas que se nutren por turnos, elementos de la sucesión de días que aspiran a la convergencia. La médula del universo, perdida en el roce de algo mucho más humilde.

la la comuna comuna de de bello bello

13. Hoja Engorda la oruga triturando sin prisa. Solo caben en su cuerpo la hoja, el hambre, la acción de masticar. La vida se reduce al insecto y su tarea. Absurdo remanso en tu mundo, que se desploma a pedazos en los mares del azar en que naufragas. La muerte cotidiana y su banquete. En el fondo la danza, la hoja y la oruga, celebrando su pacto milenario. A ti también te esperan los gusanos.


67. Cafetín Son las mismas conversaciones que habitan en las sillas y las mesas. Se encuentran regularmente en las bocas que vienen y dialogan. Posiblemente se formaron más allá de la memoria, o de la raza. Una estirpe de seres parásitos sin recuerdos, que necesitan de las personas aunque ignoran su existencia. ¿Seremos también nosotros palabras que reviven recurrentes?, o como las caras, las conversaciones, las sillas. Trenes de paso, que no salen nunca y se creen siempre en viaje. Espirales ciegas a su centro, religiosas de sí mismas.

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[BORGES]

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46. Las Trojas Mi abuela había crecido en el campo, sabía mucho y creía en el mal de ojo. Toda planta desconocida llegaba en sus manos para que la convirtiera en historias. Algunas me llevaban a las Trojas, un caserío en las montañas de Turmero donde vivían sus recuerdos. Allá se llegaba por un camino de mulas, la gente cuidaba matas de café. A veces las hormigas llegaban en hordas voraces, y ellos se iban y les dejaban las casas, para que se las limpiaran de alimañas. Mi abuela tenía una cruz de madera que vestía de colores en mayo. En su armario había estampitas de santos, y velas rojas para prenderle a los / muertos. Un día visitaré Las Trojas. toda mitología es personal.


la comuna de bello

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2013

X Festival Mundial de Poesía de Venezuela

Homenaje a: “Chelías” Villarroel Carlos César Rodríguez José Antonio Escalona Escalona Venezuela unida en un canto común Diseño del afiche: William Osuna y Homero Hernández


5 salpicados estaban los vestidos de las mujeres de lágrimas de color que nadie entendía,

Ganador 2011

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la calle estaba cerrada nadie nada entendía nada

nada

y así vistieron el altar alumbraron las ánimas el silencio guardaron al niño, desnudo, lo colocaron en el agua junto a las verduras recién arrancadas aún con los ojos abiertos y luego alas le pusieron ya sequito, ya en mitad de la sala y se dedicaron a cantar día y noche la casa al mundo estaba abierta tomaban caldo / todos / y no se podía dejar de mirar el ángel,

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[Jairo ROJAS ROJAS]

ninguno estaba prevenido, de la casa nadie recordaba las palabras certeras


la madre, mientras, no soportaba el golpe de la lluvia sobre la cobija recién tendida, la única, ese crujir [del cielo en sus ojos

los otros niños decían que el ángel dormía en el altar y corrían entre rezos, más allá de la mesa servida los otros niños jugaban hasta quedar exhaustos y no paraba de sonar la música festiva [–a pesar de todo–. Raimundo, 1970.

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de la gente de arriba mi padre y mi madre venían caminando poco a poco; del suelo que duele traían sus ojos donde los héroes son malos y se reza por ellos en secreto porque saben “que nadie sabe lo que hace”

luego la madre sembró a sus retoños;

este Padre de nosotros se pinta la camisa cansada, el pantalón raya con sus dedos / curtidos una y otra vez durante 30 años hunde sus manos en los vivos colores vence las esquinas de la casa sola con esos cromáticos cielos para que siempre sea de día

orgullosos de su silencio de su rincón miraban hacia adelante al lado de la gente que curaba todos los males con la entonación de una madre, incluso los caídos por el “mal de ojo” no trabajaban porque se aburrían mucho

la la comuna comuna de de bello bello

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sólo hablaban y reían siempre para comer y beber hasta que bajaban y eran otros extraños nostálgicos / con sus pies sucios en la tierra y su solazada cabeza en las nubes bajaban.

María y Gregorio, 1981.

llorando los niños vieron caer el cielo cubierto de tierra; eran tres que cabían en la mano era arriba era ella, la más miedosa la que tocaba la tierra antigua la que rompió todas las fuentes y sacó agua de sus ojos, de sus manos los obligaba a tomar agua ocho vasos diarios y los recibió treinta años después la luz le dio / de / nuevo a ver a quién alimentarían luego de estar en la herida de la pendiente sola.

Padre nuestro con un paso más allá de la imagen eres la época de la cosecha y ante la mirada de Dios se bebe nuestra sequía oye nuestra lentitud el corazón doblarse en el cuarto solo para regresar, siempre, como si nada con sus luces las del día primero los colores altos suyos para que siempre caiga la lluvia que no puede quedarse solo en la casa sola, padre que hacer algo necesita antes que el aburrimiento en el bostezo del mundo; duerme con los gatos, como ellos en su edad de pájaro y ahí está color en mano saciado ante la mirada de los otros de lo invisible hecho vi-si-bi-li-dad de recias manos que han movido cuanta montaña no deja vislumbrar el lugar de nacimiento

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sin saber quién era ella entre tantas flores cantos gente que rodeaba y miraba sin decir nada


23 en principio fueron nueve días seguidos donde lo tocaban con la música violín-urna-madre viento-urna-padre cuerdas-urna-hermano rock-urna-hermano / numero dos he allí el paisaje de la nueva vida he allí el testigo que apunta a esta gentecita que se mira como nunca, como familia Una los ríos nuestros se llevaron las palabras pero quedó / la música una página blanca que nos abre y comienza a escribir, / el asombro ante la grieta que tenemos al frente siempre

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nueve días para no huir y hablar de él a su modo; acá se fueron los finados y en medio de tus paisajes quedaron sólo los vivos los que miran en la quietud el dolor los-que-amanecen-en-otro/ pensamiento muy raro

días estos como si la casa cerrara la puerta del día / ( 22-05-2008) y adentro el dolor de nacer de nuevo, de abrir desesperadamente los ojos, hasta cerrar la calle con velas para decir “parece dormido” hablando de lo que siempre callamos, ahora trasnochados, a orilla del mundo que es mentira aprendiendo a usar las palabras silencio-música-palabra para regresar de ciertas imágenes aunque cueste / aunque sigan ahí y cada uno, a su modo, se saque el bendito corazón, tan / mentado, y sobre su silla sola, azul, lo coloquen encima de su latido pam-pam-pam –dice su percusión– por puro amor y destacar el sonido de la vida que desde su tambor música se vuelve y que sepamos que volverás cuando suene porque su música es resistencia.

todos los días

29 entonces fue necesario llegar a la casa y destruirla abrir el firmamento y el caos con las manos temblorosas y enterrarlo todo en Agua Nueva Viva llevárselo todo Todo sin que los niños lo impidieran ni los gatos que miraban sin cesar a este par de viejos que a la casa arribarían por el lado oblicuo de la luz y que a su manera reclamaban lo que les pertenecían debajo del agua debajo del aire nosotros jamás imaginamos que estaríamos acá frente a la luz Ésta deshojando las palabras, esperando el nacimiento grande del firmamento que hay que visitar por mucha diversión que el valle-duro-nostálgico muestre en sus dientes sucios;

227 la la comuna comuna de de bello bello

Padre de nosotros tres ahí está / sosteniendo la casa en su mano derecha insistiendo en rescatar a alguien insistiendo está ahí pintando acá siempre.


ya se quebró el aire con toda su familia y subimos sentados y quieticos a recuperar lo nuestro nos obligan a invertir el orden

nos señalan el trabajo más temido.

30 y por qué lloran tan bajo –dice la gente que sabe, de blanco calzado– quiénes son esos que no van al hospital de abajo si el niño les causa tanto dolor quiénes un niño la mujer sin hijos el anciano que habla con los gatos que no miran a los lados, tímidos y lloran para sus adentros por alguien tan joven un bebé que se le ha vuelto la sangre pesada, cabilla, y se ha caído por dentro, alejándose en cada llanto rompiendo el equilibrio que a todos hacía feliz quebrando la vida el llanto ese

y la gente de abajo insiste en lo límpido de sus bocas oscuras.

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[ROJAS ROJAS]

la la comuna comuna de de bello bello

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porque es una vida y acá uno reza por el dolido y le saca la sombra de OTRO más que disimula y cree que limpio anda sin manchas en su sol


manuel rojas

Las cigarras anuncian la llegada del invierno el maíz tierno y las flores silvestres El barco pronto partirá para Santiago Las cábalas nos señalan el futuro donde al fin descansaremos de la jornada

[Manuel ROJAS] Ganador 2012

Hay pájaros en todas partes agoreros profetas anarquistas que cruzan infinitos mares en busca del enigma Pájaros ancestrales que adivinan el porvenir Con ellos apuesto mi suerte Este asunto loco de esperar buenos tiempos La marea los arrastra con el viento seguro del sur

Con los pájaros y las cigarras el invierno y la noche estaré salvo

231 la la comuna comuna de de bello bello

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Y allí en la playa de un continente desconocido enterraré mi bandera bajo el sol implacable de los siglos


Hay maneras de callar ante la adversidad de gritar en silencio de huir sin memoria por desolados parajes donde a veces encontramos la muerte Hay maneras extrañas de encontrar la muerte de sierpe y de cansancio de arrodillarnos sobre la tierra y bañarnos de alcohol hasta la última huella de la /tarde

la la comuna comuna de de bello bello

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de donde venimos hay sexos milagrosos árboles infinitos melodías de neón hay muchas maneras de decir que estamos tristes que hasta las manos se empeñan en rasgar el tiempo.

Soy pájaro olvidado Visitante de brumosas oficinas donde se echan al olvido mis asuntos Soy hueco sin fondo Sentina de enfados Me voy con la idiotez de salvar el mundo

Hay distintas maneras de oír el ruido del universo

Me alejo hacia los torrentes de un mar profuso como todos los mares del universo

su fuerza descomunal su ópera de furia huevo negro entre las aguas planeta sideral donde nunca amanece

Y allí en las playas solitarias de un país desconocido anclaré mi sombra para poblar la arena de nostalgias

Hay formas que nos describen la oscuridad goteras de sangre que salpican la habitación de la /dama

Mi espacio Mi único espacio donde encontraré el signo que me devolverá a la tierra.

pobres todos los pobres del mundo reunidos en ese pentagrama de Galilea cantando sus designios de donde somos

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en ese otro intento por hallar el sitio donde escribir el mejor poema.


la la comuna comuna de de bello bello

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Despídeme de la Nena Viña en el sanatorio de la muñeca criolla de Reverón del caballo ahogado en la laguna de la Cholita barrendera de Adelaida Rutiner y sus retazos de sueño en la pijama de la señorita Delón y su lección de música de Jacques Prevert Despídeme de José Martí de Vallejo y Lorca poetas de la guardia postal Despídeme de la lluvia del high life en primavera con sus destellos de sol en la oficina Despídeme de mi padre y su bicicleta de flores de María y de la abuela del ascensor aquel donde descubrí que el mundo / giraba cuando rezábamos el Credo por los pobres de / Antímano con sus animalitos y sus recuerdos despídeme finalmente del mar de la noche y del perro sarnoso de la esquina donde escribí mi mejor poema. S.C. 14/09/2005

El día comienza cuando despertamos nuestra propia / soledad Allí empieza una nueva existencia en el día a día que nos marca la hora desde el reloj Las cosas se levantan una vez más desde sus posadas / milagrosas El sol anuncia la caída de sus rayos luminosos sobre / nuestra frente de añil Buscamos las manos de alguien que debería tomárnosla por asalto al amanecer antes de la huida en la última sombra que se refleja en el cristal pero la noche nos deja una huella amarga quizás o tal vez somos bienaventurados por existir en / medio de la vida que late en el pulmón de los árboles nos levantamos finalmente para recomenzar la faena Ayer a lo mejor fue ayer cuando queríamos ser marineros en un hermoso / barco que partía para Holanda o que se iba a la Antártida Pudo ser Pero hoy Hoy es es distinto

Yo debía estar en el reino de la luz Mas no soy un hijo de las tinieblas Nací para vivir en la oscuridad Me gusta desandar por las calles cuando la neblina / ha colmado las grutas Todas las grutas y los rincones La mirada de los búhos se asemeja al espejo de aguas / frescas de los manantiales Los árboles de majestuosos jardines Llaman la atención de los transeúntes La dama del vestido rojo modela encima del capó de / su flamante Mercedes Benz Se desnuda y la gente A su alrededor La aplaude con alegría Un enano de vientre anaranjado cruza la esquina de / negros alfabetos La tertulia de los buscadores de ron resuena a lo / largo del bulevar Dulces y alegres putillas de plaza les acompañan Dos ancianos juegan ajedrez bajo la luz de los faroles Fumo un cigarrillo y contemplo Taciturno regreso a casa La habitación vibra por el ruido de la música que me / llega de una residencia contigua Baluartes de sombras se tejen a mi alrededor Como fantasmas encarnados Este es mi reino: la polilla La colcha fría El silencio Y esta sed increíble de encontrar la morada final En el espacio de vigas y paredes mohosas… Más allá de la noche que tiembla con relámpagos de / sangre.

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A la memoria de Aquiles Nazoa

Entonces nos servimos un café y contemplamos la / calle Nos sentamos a disfrutar de una velada bajo las nubes del amanecer mientras diseñamos otra forma de vivir creyendo entonces que sí estamos en el justo destino / del mundo en su claro destino de ser mundo en la bóveda / espacial donde se sumergen también nuestras verdades El sol ilumina el campo Ya despertó la soledad para acompañarnos en esta / cruenta batalla con el desamor y con las huestes que solapadamente se aferran a nuestra nostalgia y que posiblemente ya habitan nuestro cuerpo dormido.


No sé si hay relámpagos que mitiguen el afán Centinelas sin lumbre En la tiniebla más cercana No sé si más allá Después de este cielo Haya naves amarillas Campos silenciosos Trompetas de abril Que anuncien De vez en cuando Nuestra existencia Vivir Vivir ya es un hábito que a todos nos preocupa.

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…death beyond your …Eyes…como una canción …Para Edith Piaf, eterna …Viajera de la vida …LA MOME PIAF Pequeño gorrión de las tabernas Sus ojos titilaron azul aquella tarde Por las calles frías de París Donde su voz alcanzaba los astros Pobre Edith Pobre de su sueño De su regreso a los teatros De sus canciones que se alejaban Como nubes sin retorno De su desgarradura De su extraña manera de cantar Que se hizo trizas En un hospital comunitario Con el prístino sonido de la La vie en rose Más allá de lo que le dicta el instinto Sus ojos vivos mirarán con nostalgia Los espejos taciturnos de la lluvia De los cafés Donde se le fue la vida en pedazos En sueños Y canciones.

El exilio es una cuestión de dignidad Recuerda los refugiados de la India Los japoneses y la guerra de Vietnam La España de Franco La vida azarosa del Che El Chile socialista de Allende El combate es una cuestión de honor Se vive o se muere en la trinchera En los arrecifes del Mediterráneo En cualquier playa del continente En el aire comprimido del agua Bajo profundas depresiones Cuando se duerme a medias en un grito Que despierta relámpagos en la vigilia La revolución es una cuestión de asombro De humanidad De tacto De patria Aunque se reviente por dentro la noche Como un caballo desbocado hacia el abismo.

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[ROJAS]

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Me apresuro a vivir En esta triste hora de la despedida Y no sé de barcos Que zarpan de los puertos más antiguos En busca del descanso


Nota mental

[Miguel Ă ngel HERNĂ NDEZ]

Por aquí ya anduvieron otros y maldijeron y lloraron y rieron y cantaron y bebieron en los bares del centro (y en otros) y recordaron desde lejos y quisieron sacar al lago del fondo del lago y hablaron de un puerto y dijeron vos y mil veces vos‌

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pura gaita para bobos.

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Ganador 2013

I


¿y qué hacemos? ¿aquí? ¿que cuál aquí?

Idiosincrasia

¿Y qué hacemos aquí? ya nos arden las gargantas de tanta calle tomada por el sol hay que bañarse ir al trabajo con el almuerzo aún detrás de los dientes acelerar en la avenida contestar los mensajes ver las series del prime time planificar el viaje esquivar el sol rogar que el próximo semáforo funcione –y que la calle también– poner el periódico para que la perra orine hacer el recorrido en Internet tomarse la pastilla correspondiente matar el hambre revisar el estado de cuenta quejarse del trabajo preparar café pensar que ya no eres un muchacho echar gasolina –falta pan y queso para la casa– dormir un poco desnudar a las mujeres quemar algunas palabras entrar al estudio sentarse…

Somos así porque somos así porque somos así porque somos así porque somos así porque somos así porque somos así porque somos así porque somos así porque somos así porque somos así porque somos así… [bis]

¿y qué hacemos aquí?

Hay un puerto habitado por fantasmas tapiado por el humo donde cantan y bailan pájaros en diferido que se durmieron hace mucho y regresan con la boca seca mendigando ron alzando el pecho y tomando pastillas para volver al sueño donde un cuatro reluciente los espera para continuar la novela.

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II


¿Qué voz?, ¿cuál estilo? El poema, acaso por mimesis, tenía huecos y una alcantarilla destapada que exhalaba olores que alcanzaban incluso la primera página. Entonces hubo que rasparlo y echarle una mezcla negra para allanar la lectura. Sin embargo, con tales trabajos se fueron las voces que lo habitaban, no así las máquinas, aparentemente varadas en las curvas de una ese.

Los niños del 83 Aquí están tus niños del 83. Ellos no saben de generaciones, pero serán una. Cuando crecieron se les cayó el ánimo y patearon los patios de la infancia. Y ya no los consiguen en sus casas ni caminando en el mall (es muy obvio); hay que revisar sus nombres en Internet, solicitarlos, esperarlos. Lo sentimos, viejo lago, nunca conocimos esas aguas; lo sentimos, Semana de la Zulianidad, no sabemos de semanas ni de zulianidad, crecimos sin pasado y sin ciudad. ¿Qué pasó ayer? No se puede saber, no hay forma… y no importa y nadie / se acuerda. No tienen rabia, ellos apenas están ahí. De vez en cuando se toman un par de cervezas y se excitan con las vecinas que ven salir una que otra ocasión.

el más reciente capítulo de la telenovela, la ópera non plus ultra de Venevisión Plus, de VTV, de CNN, de Globovisión, de ESPN, de Disney Channel, de Tlnovelas, de Pasiones, de TCM, de Discovery, de ANTV, de MTV, de VH1, de E! Entertainment Television… los buenos y los malos, fantasías animadas de ayer y hoy… [El zapping les dijo cómo escribir poemas] A ver si nos entendemos. Ellos no quieren romper con la tradición, simplemente no tienen tradición. ¿No la tienen? Nada que ver, abuela, la moda… Pero insisten como si ellos tuvieran memoria, como si hablaran el mismo idioma. Ellos saben que la autopista está lenta y que el CD se les quedó en el cuarto; por suerte el aire del carro enfría bien. No pidan más. O vayan a cantar himnos y cantos de alabanza en el centro, mientras que los niños del 83 se meten en el apartamento y dejan correr completo el playlist del iPod a todo volumen y beben y se besan con niñas del 84 en la sala hasta que se duermen con el TV encendido, una película del 95 que nadie recuerda y la imagen de las vecinas bajo la almohada.

Para cerrar una ciudad*, tal como lo hacían en la edad media con los fuertes y las ciudadelas, solo hace falta: 1. Buscar varios carteles con una inscripción amable. 2. Ubicarlos en determinadas calles o avenidas estratégicamente seleccionadas. 3. De ser posible, romper el pavimento y –aún mejor– dejar una o dos máquinas pesadas en medio del camino. *A fin de lograr el objetivo, es importante no generalizar; cada ciudad tiene sus propios ritmos y fisonomía, por lo que no cualquiera se presta a esta práctica romántica. Sin embargo, si consigue lo necesario y actúa con ingenio, verá usted cómo marca el pulso urbano casi a su antojo.

Fuera de eso no hay mucho más.

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Nuestros padres hablaron de un tiempo heroico en que levantaron edificios, museos, calles, grandes avenidas, plazas románticas y brindaban con petróleo destilado. Pero para ellos esas fueron las historias con que los dormían. Insistimos: no hay forma de saber cómo sucedieron las cosas. Por eso acuden al diccionario cuando en la televisión escuchan la palabra terruño. ¿A qué se refiere? ¿De qué hablan en la TV? ¿.Qué dicen en la radio? ¿Qué significa lo que salió en el periódico de hoy? Es


a lo sumo, periódicos que recrean un lugar a diario.

El exilio suele estar antes del exilio. De hecho, puede no haber desplazamiento en el sentido estricto de la palabra. Sin embargo, a ti llamamos los desterrados hijos de Eva, de Sara, de Nelly, de Ana, de Maritza; a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas… De todas formas, tal vez exilio no sea la palabra más apropiada. Hablemos de fuerza centrífuga.

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[HERNÁNDEZ]

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No hay una ciudad hay mapas mapas sobre mapas planos sin direcciones solo apuntes dispersiones


2014

XI Festival Mundial de Poesía de Venezuela Homenaje a: EDMUNDO ARAY LUIS ALBERTO CRESPO LUIS CAMILO GUEVARA La letra y la paz

Diseño del afiche: Mónica Piscitelli


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