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Un modelo inteligente en la gestión del desarrollo urbano
Andrés Garza Martínez*
Definida por la Real Academia Española (RAE)como un conjunto de trámites administrativos a realizar, la burocracia en nuestro país, principalmente en las dependencias de cualquier nivel de gobierno, pareciera interminable. La elevada cantidad de trámites burocráticos que los Gobiernos aplican, provoca un freno en procesos tan simples como la creación de una empresa o la apertura de un establecimiento comercial.
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Desde hace décadas, la burocracia supone una de las mejores vías para ejercer la corrupción, gestada en el seno de las administraciones públicas, pues la comercialización de licencias, permisos, así como la agilización de trámites mediante sobornos y sobrecostes han sido algunas de las acciones más comunes que se han llevado a cabo en países donde el grado de transparencia en la gestión pública muestra grados de opacidad.
En muchos países de Latinoamérica, esta corrupción es un componente dañino para sus economías, así como un gran desincentivo a la inversión en el país y la apertura de nuevos negocios y empresas, pues hace que los sobrecostes por sobornar a funcionarios públicos superen los costes de oportunidad del empresario, si se decidiese por otro país más caro fiscalmente, pero más transparente.
El economista Daniel Cosío Villegas manifestó en alguna ocasión que la corrupción es el aceite que mueve los engranes de la burocracia, dejando en claro que para invertir y desarrollar había que “apoyar” a quienes se encuentran detrás de un escritorio y, de forma discrecional, otorgan o niegan derechos.
Esta burocracia ha sido alimentada por la desesperación de ciudadanos que pretenden establecer una unidad económica y son testigos de que sus trámites “no salen” o con un “venga mejor mañana” se les apaga la intención de fomentar económicamente nuestro país; son también quienes recurren al famoso “dígame usted como le hacemos” cerrando el círculo vicioso de la burocracia perfecta.
Sin embargo, el 24 de noviembre de 1995, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Acuerdo para la Desregulación de la Actividad Empresarial por el entonces Presidente de México Ernesto Zedillo Ponce de León, en el cual se planteó una simplificación administrativa que eliminaría la discrecionalidad innecesaria y el exceso de trámites burocráticos que desalientan al inversionista nacional y extranjero, bajo la premisa de que la única manera en que nuestro país lograra generar la riqueza y los empleos necesarios para el desarrollo nacional seria igualando o superando a los competidores extranjeros, eliminando burocracia y facilitando el alcance de un nivel de competitividad exigido por el entonces contexto comercial internacional.
Y es así como en el año 2000, siguiendo la corriente de la implementación de prácticas de mejora regulatoria, se crea la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (COFEMER) como oficina encargada de promover la implementación de esta cultura dentro de las dependencias gubernamentales de los tres niveles de Gobierno, hasta llegar a nuestros días, donde encontramos a una COFEMER reforzada y convertida en la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (CONAMER) gracias a la recién publicada Ley General de Mejora Regulatoria, la cual, dentro de sus ordenamientos, contiene los principios a los que deben sujetarse los órdenes de gobierno para asegurar la implementación de prácticas de mejora regulatoria en el ámbito de su competencia.
Fue entonces que, con la participación de académicos, profesionistas, empresarios, funcionarios y exfuncionarios, se logró desarrollar un plan de trabajo que tuviera como propósito convertir un gobierno lleno de trámites y con requisitos excesivos, a un gobierno aliado de quienes buscan emprender un negocio en la ciudad de Saltillo. Este plan cuenta con ocho acciones contundentes para lograr un cambio que provoque una reacción positiva en la perspectiva de los ciudadanos, entre las que podemos destacar las siguientes:
• Creación del Reglamento de Mejora Regulatoria Para garantizar la prevalencia en futuras administraciones de nuevas políticas públicas, era fundamental crear la reglamentación correspondiente, por lo que, el 6 de febrero de 2018, fue publicado el Reglamento de Mejora Regulatoria para el Municipio de Saltillo en el Periódico Oficial del Estado.
• Eliminación de trámites y requisitos Se redujo en más del 50% la cantidad de trámites solicitados por la Dirección de Desarrollo Urbano, a través de la actualización del catálogo de trámites y servicios.
• Inauguración de la Unidad de Mejora Regulatoria El 22 de marzo de 2018 se inauguró en Saltillo la Unidad de Mejorar Regulatoria como un espacio que alberga las diferentes dependencias municipales (Desarrollo Urbano, Protección Civil, Alcoholes, Centro Histórico y Medio Ambiente) partícipes en la gestión de permisos para que una unidad económica pueda funcionar.
• Certificación S.A.R.E Con la calificación más alta a nivel nacional en 2018 (90), el Sistema de Apertura Rápida de Empresas (SARE) Saltillo logró su certificación como una herramienta para abrir negocios en el mejor tiempo posible, permitiendo disminuir significativamente los requisitos solicitados y dar licencias de funcionamiento a negocios en solo 48 horas.
• Consejo Ciudadano de Mejora Regulatoria A fin de ciudadanizar el Gobierno y someter a la opinión pública los avances logrados, todas las acciones para la implementación de una cultura de mejora regulatoria son evaluadas por un grupo de ciudadanos comprometidos con la localidad.
• Capacitación del personal La base para un servicio de calidad es, sin lugar a dudas, la preparación y el compromiso de las personas que lo desempeñan y la creación de nuevos mecanismos administrativos acordes a la corriente de simplificación de la burocracia.
El camino para la mejora regulatoria no termina ahí, al contrario, es un camino que no tendrá fin; todas las acciones anteriores van encaminadas a establecer un nuevo modelo de burocracia, donde se plantea un futuro en el que el ciudadano tenga la menor interacción física posible con funcionarios, que haya lineamientos establecidos, requisitos claros y procesos administrativos virtuales, el uso de la tecnología como forma para gobernar será la llave maestra que permitirá abrir la puerta al fomento económico de nuestro país, así como a la inversión extranjera.
Quienes pretendamos formar parte del servicio público tendremos que convertirnos en facilitadores, nuestra misión será trabajar arduamente contemplando un gobierno que cuente con plataformas digitales de información, sistemas en línea de trámites y cartografía digitalizada como elementos inteligentes mínimos para poder ser contemplados como ciudades inteligentes, esto permitirá cambiar de aceite en la máquina de la burocracia para establecer entonces un nuevo modelo y que sea el futuro tecnológico quien nos defina como gobierno.
*Director de Desarrollo Urbano de Saltillo