Planos Vivos Pescaíto

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Pescaíto Simón Hosie (director)


Planos Vivos Pescaíto. Investigación participativa y desarrollo sostenible Primera edición: agosto de 2017 © Simón Hosie, 2017 © Financiera del Desarrollo Territorial S. A. – Findeter, 2017 www.findeter.gov.co ISBN: 978-958-56008-8-1

Edición, diseño y diagramación Impresol Ediciones Calle 78 n.o 29B – 44 Bogotá D. C., Colombia PBX: (+57 1) 250 8244 www.impresolediciones.com Dirección editorial, edición y redacción del texto Federico Benninghoff Prados Coordinación del equipo editorial Manuel Ruiz Montealegre

www.panamericanafei.com.co Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en un sistema reproductor o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electro-óptico, por fotocopia o cualquier otro, sin previa autorización por escrito de los titulares del copyright.

Fotografía Gabriela Díaz Montealegre Diseño y diagramación Alejandro Medina y Juan David Cáceres Diseño de la cubierta Alejandro Medina Imagen de la cubierta Plano a mano de flujos, lugares de confluencia y recorridos de la comunidad. Componente del sistema de Planos Vivos elaborado por Luis Miguel Marín

Impresión Panamericana Formas e Impresos S. A. Calle 65 n.o 95 – 28 Bogotá D. C., Colombia Teléfonos: (+57 1) 430 2110 – 430 0355

Hosie, Simón (director). Planos Vivos Pescaíto. Investigación participativa y desarrollo sostenible / Simón Hosie (director). Bogotá: Findeter, 2017. 248 págs., 33 × 24 cm. Otros autores: Pablo Said Lissa, Liliana González Rojas, Omar Cordero Durango, Luis Miguel Marín, Mariana Gil Arboleda, Ana María Palomo, Paola Macía Fernández, Viviana Ríos Pérez. ISBN: 978-958-56008-8-1


P e s c a í t o Investigación participativa

Planos

y diseño sostenible Simón Hosie Creador de la metodología y director del sistema de Planos Vivos Diseños urbanos y arquitectónicos Simón Hosie Pablo Said Lissa Liliana González Rojas Omar Cordero Durango Luis Miguel Marín Mariana Gil Arboleda Ana María Palomo Paola Macía Fernández Viviana Ríos Pérez Autores de la investigación de Pescaíto

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Instituciones comprometidas con la renovación urbana y el desarrollo sostenible de Pescaíto

Ministerio de Hacienda y Crédito Público

Financiera del Desarrollo Territorial S.A. – Findeter

Banco Interamericano de Desarrollo

Unión Europea

Mauricio Cárdenas Santamaría

Luis Fernando Arboleda González

Luis Alberto Moreno

Ministro

Presidente

Presidente

Agencia Francesa de Desarrollo

Ana Lucía Villa

Rodolfo Enrique Zea Navarro

Sergio Díaz-Granados

Jefe de Dirección de Apoyo Fiscal

Secretario general

Director ejecutivo BID para Colombia y Ecuador

Alcaldía Distrital de Santa Marta Rafael Alejandro Martínez Alcalde

Ana María Palau Alvargonzález

Ministerio de Cultura

Vicepresidente de Planeación

Rafael de la Cruz

Mariana Garcés Córdoba

Gisela Labrador Araújo

Gerente general del Departamento de Países del Grupo Andino y representante en Colombia

Ministra

Gerente de Sostenibilidad y Nuevos Negocios

Tras la Perla de la América

María Paz Uribe Estrada

Carlos Vives

Jefe de Banca Internacional

Artista y líder de la iniciativa

Erika Delgado Moncayo

Claudia Elena Vásquez

Directora de Comunicaciones

Directora ejecutiva

Claudia Salamanca Velásquez

María del Pilar Galvis

Profesional de Comunicaciones

Coordinadora general

Juana Leal Simbaqueba Profesional de la Gerencia de Sostenibilidad y Nuevos Negocios

Ramiro López-Ghio Especialista sr., coordinador CES para Colombia

Juan Pablo López-Gross Consultor, coordinador operativo del Programa BID UrbanLab

Ellis J. Juan Consultor externo

Oswaldo Aharón Porras Vallejo Consultor Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD)

Natalia López Aguilar Consultor Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD)

Carlos Caicedo Omar Alcalde 2012- 2015 Francisco García Rentería Secretario de Planeación Diana Sierra Ex-secretaria de Planeación


Contenido

Presentación

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Prólogo y agradecimientos

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Nota editorial

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Introducción: Teoría y práctica de los Planos Vivos

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El plano y la representación cartográfica: bosquejo teórico Fundamentos metodológicos de Planos Vivos y su aplicación en Pescaíto

23 33

Perfil urbano y socioeconómico de Pescaíto

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Estratificación y vivienda Dinámicas económicas, empleo, pobreza y vulnerabilidad Cobertura y calidad de los servicios públicos Educación Ficha 1. Acueducto

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Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva

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Pescaíto y sus relatos fundacionales La construcción del territorio El puerto y el ferrocarril en la formación de Pescaíto Transformaciones urbanas de Pescaíto, siglos XX-XXI Ordenamiento espacial en Pescaíto

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Análisis urbano y arquitectónico Plano de riesgos Ficha 2. Inundaciones y escorrentías Plano de conflictos urbanos y afectación por la industria y el comercio Ficha 3. La actividad portuaria y comercial y sus muros, con énfasis en El Boro Plano de tipología de la vivienda según su historia Ficha 4. La vivienda de transición Plano de tipología de la vivienda según su evolución espacial y materialidad Ficha 5. La caja de aire Plano de árboles en los frentes de las casas Ficha 5. Trupillo

114 115 117 122 124 127 130 134 138 140 142


Comunidad, organización y liderazgos en Pescaíto

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Panorama general Ficha 6. Líder comunitario: René Henríquez Valderrama Ficha 7. Lideresa humana: Graciela Mejía Cuello Ficha 8. Junta de Acción Comunal de Villa Tabla Carta de vida de Álvaro Gómez Ficha 9. Fundación Pescaíto Dorado

146 153 157 161 164 166

Pescaíto: dimensión sociocultural

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Ficha 10. Los pintores de Pescaíto Ficha 11. La esquina y su tienda como lugares de encuentro Ficha 12. Cocinar y comer en Pescaíto Ficha 13. Las tamboras Ficha 14. El Carnaval de Pescaíto

171 173 175 179 183

Conclusiones de la investigación

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Propuesta urbana y arquitectónica

208

Plano de la propuesta urbana y arquitectónica

Bibliografía

210 238


Presentación

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esde el inicio del Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos tuvimos clara la hoja de ruta para reducir las brechas de desigualdad que han afectado a nuestras generaciones desde hace décadas. Entendimos que con trabajo en equipo, junto a las administraciones locales y la comunidad, podíamos llevar a las regiones programas que introdujeran al territorio progreso, sostenibilidad, competitividad y calidad de vida. En el Ministerio de Hacienda nuestra prioridad ha sido la inversión social y la formación de una clase media próspera y emprendedora. A partir de 2010 hasta la fecha, 4,6 millones de colombianos, el equivalente a la población del Valle del Cauca, han salido de la pobreza para integrar esta nueva clase media a lo largo y ancho del territorio nacional. Nuestro compromiso es proteger y mantener ese enorme logro para que los colombianos se conviertan en el motor de nuestra economía. Es por ello que, a pesar de que debemos enfrentar una fuerte reducción de ingresos del Gobierno Nacional a causa del choque petrolero, hemos protegido la inversión social a través de los programas de reducción de la pobreza, cuidado a la primera infancia y atención al adulto mayor.

Con el Presupuesto General de la Nación que hemos proyectado para 2018, el Gobierno Nacional cumple cuatro años destinando el mayor rubro del presupuesto al sector educación. Necesitamos invertir en la formación de nuevas generaciones preparadas para competir en la economía global. El ajuste a la nueva realidad fiscal lo está haciendo el Gobierno Nacional reduciendo sus gastos de funcionamiento. Ahora, hacemos más con menos. Seguiremos priorizando inversiones clave que crearán las bases de una nueva economía, más competitiva y con más oportunidades, hacia la que nos dirigimos. Para alcanzar esos ambiciosos objetivos de desarrollo para todo el territorio nacional, se necesitan aliados que trabajen desde y para las ciudades. Así

como la Financiera de Desarrollo Territorial (FINDETER) es el aliado estratégico para las regiones

de Colombia, lo es también para el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Hacienda. Desde 2012, FINDETER se transformó en un socio estratégico de las regiones, generando desarrollo y bienestar para la gente gracias a programas como “Ciudades Sostenibles y Competitivas”, “Ciudades Emblemáticas” y “Diamante Caribe y Santanderes de Colombia”. Estos programas, además de otorgar una visión de largo plazo al territorio, se han convertido en una herramienta fundamental de planificación al integrar dentro de estos estudios técnicos de emisión de gases efecto invernadero, vulnerabilidad y riesgo y crecimiento urbano, componentes que permiten integrar las condiciones ambientales y urbanas que enfrentan las ciudades, en especial Santa Marta y su barrio emblemático, Pescaíto. El presente trabajo, una guía de la renovación urbana, demuestra que entendimos que el territorio no es un pedazo de tierra, sino que por el contrario, es un lugar que tuvo un pasado, que tiene un presente y que lucha por un futuro mejor. Mauricio Cárdenas Santamaría Ministro de Hacienda y Crédito Público

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ara Findeter es gran motivo de orgullo seguir apoyando una de las apuestas más emblemáticas para el futuro de Santa Marta, pero sobre todo ver cómo uno de los proyectos más innovadores del Plan de Acción Santa Marta Sostenible prospera plenamente. Gracias a la contagiosa convicción de la iniciativa Tras la Perla de la América, Pescaíto se ha convertido en causa común, capaz de direccionar en un mismo sendero los esfuerzos del sector público y privado. En estos últimos seis años, en los que Findeter como banca de desarrollo ha venido implementando una estrategia de desarrollo territorial integrado, he podido constatar que las ciudades más exitosas son aquellas que logran conciliar diferencias en torno a una visión común de ciudad y, para ello, se empeñan en integrar a la sociedad civil desde el momento mismo en que se gesta un proceso de planificación. A pesar de que como país hemos avanzado sustancialmente en el reconocimiento de la participación como una de las piedras angulares en las apuestas de desarrollo y sostenibilidad, existe un gran desconocimiento sobre la forma adecuada de desarrollar este concepto para que se convierta en un pilar dentro de la visión y la misión de las entidades que trabajan por la prosperidad del territorio. El estudio de investigación participativa realizado en Pescaíto, que sirvió como base de la propuesta de intervención urbana y cuyos principales hallazgos son desarrollados en este libro, es un aporte de Findeter a este debate, pues incorpora el aparato teórico y –como diría Simón Hosie– la “metodoilogicología” de Planos Vivos. En este libro, los lectores encontrarán una guía aplicada a Pescaíto para ir más allá de la lectura tradicional en función de la clasificación socioeconómica, y así abrir campo a las texturas, los sabores y los saberes de una comunidad de gran tradición, que guarda en la historia de sus calles las

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claves del futuro. Además de invitarlos a conversar con los pescaíteros a través de estas páginas, quiero aprovechar esta oportunidad para resaltar el apoyo de la Agencia Francesa para el Desarrollo, que tanto en este como en otros proyectos ha aportado importantes recursos para sembrar un futuro más equitativo y brillante para Colombia. Quiero además extender este reconocimiento al Banco Interamericano de Desarrollo, que en cabeza de su presidente, Luis Alberto Moreno, ha apoyado de manera constante a Santa Marta y Pescaíto mediante iniciativas que como el BID UrbanLab han comprometido a la academia con la realidad social y urbana de Latinoamérica. Quiero agradecer a todos los vecinos de Pescaíto, que abrieron sus puertas al equipo de investigadores de Simón y a nuestro equipo de Findeter, lo mismo que al alcalde Rafael Martínez y su gabinete por el compromiso que han adquirido para que este proyecto siga avanzando. Finalmente, quiero expresar mi mayor agradecimiento a Claudia Elena Vásquez, a Carlos Vives y a todo el equipo de la iniciativa Tras la Perla de la América, quienes se han encargado de mover los hilos que nos conectan con esta hermosa tierra samaria. Luis Fernando Arboleda González Presidente de Findeter


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quiles trabajaba como mesero en el club Santa Marta. Era un hombre educado, de buen trato, reservado y paciente. Aunque su ropa era humilde, siempre estaba limpio e impecable y tenía un bigotillo bien recortado al mejor estilo de Daniel Santos. Y es que Aquiles, a quien todos llamábamos cariñosamente “muñequito”, en realidad, era titiritero y manejaba unas marionetas que él mismo había fabricado. En las fiestas para niños que organizaba el club, en las horas de la tarde, Aquiles nos sorprendía con sus habilidades para manejar los hilos de sus muñecos y contagiarnos de alegría con su auténtico cariño. Pasaron algunos años que alejaron aquellos recuerdos de mi infancia. Y me encontró la adolescencia sin tiempo que perder para correr detrás de mis amigos, absortos en la búsqueda de la felicidad y del primer amor. Llegaron las primeras tomatas y parrandas, donde me empecé a distinguir por mi talento para el canto y la guitarra. Pero fue una tarde, en las Fiestas del Mar, que junto con mis amigos nos dirigimos al barrio Pescaíto en busca de la famosa tambora de Colón y Carrucha, para llevarlos a El Rodadero, donde ya se adelantaba una fiesta. Llegados al famoso barrio, nos bajamos del carro y caminamos buscando la casa de uno de los integrantes de la tambora. En eso andábamos cuando de repente escuchamos el llanto y la confusión proveniente de una humilde casa, ya muy cercana a la zona de Cuatro Bocas. Un hombre desesperado daba gritos de angustia y se agarraba la cabeza. Pasó cerca de mí y lo reconocí. Era Aquiles, el mesero del club, el artista de las marionetas, nuestro amigo “muñequito”. Me vio, se dirigió a mí y me dijo: “Ay mijo se murió mi nieto, no pude salvarlo, ayúdame por favor, no tenemos como enterrarlo”. Lo vi desmoronarse ante mis ojos, el tiempo se detuvo y esos instantes cambiaron mi vida de ciudadano indiferente. Miraba atónito a ese amigo de los niños; las condiciones de miseria en que vivían él y su familia nunca se fueron de mi mente. No entendía cómo un hombre tan bueno, educado y trabajador, podía vivir de esa manera. Creo que eso me enseñó a ver mi ciudad de forma diferente, entendí entonces que no todos éramos felices en mi Santa Marta… Entendí que, al contrario de lo que hoy indica nuestra Constitución, no todos nacemos con los

mismos derechos. Entendí que debía haber algo más allá de las condiciones de la gente para que el progreso, al menos en lo más fundamental, no llegara a los barrios más humildes. Hoy, años después de aquella noche, me he propuesto encabezar los planes de transformación del barrio de mi amigo Aquiles. El barrio de los pescadores, el barrio de los deportistas, el barrio que ha mantenido viva la llama de la cultura local y del Carnaval, uno de los barrios más icónicos de la ciudad: Pescaíto. Estoy seguro de que, con el apoyo de todas las fuerzas vivas de la ciudad, de las instituciones públicas y privadas, vamos a lograr recuperar el tiempo perdido. Estoy seguro de que lograremos darle fuerza a la comunidad, cultivando su liderazgo, para entender entre todos la verdadera importancia que el barrio tiene para la ciudad y así construir una infraestructura inspirada en su talento, en su historia y en las necesidades reales de su gente. Para esto trabajamos desde el comienzo con el arquitecto Simón Hosie y su equipo interdisciplinario, que desarrolló la metodología de los Planos Vivos y cuyo resultado se presenta en este libro gracias al apoyo de Findeter. Desde Tras La Perla sentimos que este es el camino correcto para enfrentar una transformación positiva del barrio que lo proyecte hacia el futuro con toda la fuerza de sus raíces. Estamos seguros de que si lo logramos, estaremos dando pasos importantes para tener conciencia de una forma de pensar menos egoísta. Carlos Vives Líder de la iniciativa Tras la Perla de la América 11


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in lugar a dudas Pescaíto es uno de los barrios donde mejor se siente el latido de nuestra ciudad. Es una de las zonas con mas personalidad e identidad de la vieja Santa Marta y por estar entre el puerto y el inicio del camino hacia Taganga se convirtió desde su inicio en cantera de hombres y mujeres que forjaron la ciudad y su puerto. El barrio también tiene muchos sonidos, especialmente de tambora, y tan pronto llega la tarde espontáneamente brota la alegría entre niños y jóvenes. El pescaítero es franco, sincero, sin pelos en la lengua para decir y expresar lo que siente. Quien se diga samario, no necesariamente por haber nacido en la ciudad, debe saber que sin este barrio en su corazón será difícil decir que lo es. Pescaíto al igual que muchos otros barrios tradicionales de nuestras ciudades en América Latina, imaginémonos Chacarita en Asunción o Caminito en Buenos Aires, sufrió las consecuencias del crecimiento urbano desordenado y rápido. Hoy está en evidencia un pasivo social acumulado que se debe atender tanto en Pescaíto como en otros barrios de Santa Marta. La ausencia de espacios públicos de calidad, la deficiente cobertura de servicios básicos o la inexistencia de una buena estrategia que guíe y apoye un desarrollo económico sustentable para los hogares de Pescaíto son algunas de las tareas que con urgencia se deben acometer. Frente a los inmensos retos generados por la rápida urbanización en América Latina el BID promueve el programa de Ciudades Emergentes y Sostenibles y en el caso de Colombia se cuenta con el asocio de Findeter en la continua promoción de esta metodología y el correspondiente financiamiento.

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En paralelo y desde hace poco mas de dos años el BID junto con Findeter y la Fundación Tras la Perla han venido colaborando para ofrecerle a Santa Marta, y en especial a Pescaíto, una mano adicional que ayude a preservar su carácter y personalidad en medio del irreversible crecimiento y preparación ante los afanes de esta época que nos corresponde.

Tan solo el año pasado, y como consecuencia de estos programas, el barrio Pescaíto recibió la buena noticia del apoyo de la Cooperación Japonesa para mejorar las condiciones del barrio, igualmente su inclusión en el concurso BID UrbanLab y adicionalmente el gobierno de la ciudad recibió la hoja de ruta para convertir la ciudad en sostenible entre otras acciones. Es por ello que como samario y como director por Colombia y Perú en el Banco Interamericano de Desarrollo es un gran honor haber colaborado a que el Banco se vincule más con mi tierra natal: Santa Marta. Pero mas relevante que la llegada de una caballería de apoyo a la ciudad, o a Pescaíto, resulta el toque de trompeta dentro del barrio que anima a juntarse y decir qué se quiere y cómo se quiere. Eso es justamente lo que generó la metodología de Planos Vivos que está vertida en esta publicación y que gracias a ella nuestro icónico barrio samario cuenta ahora con una hoja de ruta clara elaborada a partir de una construcción democrática. Una gratitud y reconocimiento especial se merece por ello la banca de desarrollo nacional en cabeza de Findeter, equipo liderado por Luis Fernando Arboleda, cuyo apoyo a la ciudad y a Pescaíto le ha generado esta oportunidad, igualmente la invaluable Cooperación Francesa acompañada por supuesto de la ejecución impecable y maestra de Planos Vivos y la Fundación Tras la Perla. Sergio Díaz-Granados G. Director ejecutivo BID para Colombia y Ecuador


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na de las convicciones que con mayor fuerza nos mueve en nuestra pretensión de transformar a Santa Marta como Ciudad del Buen Vivir, es que el desarrollo no ocurre de manera espontánea, sino que es producto del esfuerzo planificado de recursos escasos, de articular iniciativas público-privadas orientadas hacia el bien común y la prosperidad colectiva, y por supuesto, de consolidar una sociedad local. El Plan Santa Marta 500 años, el Plan de Acción de Ciudades Sostenibles y Competitivas, parte de las conquistas que en educación, finanzas sanas, infraestructura y seguridad que nos ha permitido, como proyecto político, dos periodos de gobierno continuo por el cambio, primero Carlos Caicedo y ahora el nuestro, no solo basados en el modelo de gerencia de lo público, también, en la nueva manera de conducir políticamente la ciudad a través de un diálogo franco y directo con sectores y comunidades, recuperando bienes estratégicos de

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ntender a Pescaíto es entender la esencia misma de la cultura samaria. Por el puerto y ferrocarril ha transitado el progreso de la ciudad, en sus canchas se han forjado figuras emblemáticas del fútbol y cada año sus calles se visten de fiesta con música y danza durante el Carnaval. Pescaíto, también conocido como Barrio Norte, es uno de los más emblemáticos de la ciudad de Santa Marta. Su historia está íntimamente vinculada a la fuerte inmigración de personas atraídas por la oferta laboral que proporcionaba el puerto. Es por esto que, si bien su origen es de larga data, su período de consolidación se remonta a los inicios del siglo XX, momento en el cual se expande la actividad portuaria en la zona debido al auge del comercio bananero. Sin embargo, luego de su época de esplendor el barrio ha sufrido un proceso de rezago respecto al desarrollo de otros barrios de la ciudad. Pescaíto presenta importantes retos urbanos, sociales y ambientales debido a un crecimiento que dividió parte de sus sectores y lo desvinculó de su entorno inmediato: el mar y el centro histórico. Esta situación, sumada a un profundo problema ambiental

provisión de servicios, quebrantando privilegios que usurpaban el dominio de lo público y rescatando el derecho de todas y todos a gozar del espacio y de los recursos que nos pertenecen como patrimonio colectivo. Por esta razón, la implementación de la metodología Planos Vivos en Pescaíto, resulta ser un paso adelante en la consolidación de la visión común de una Santa Marta integrada, próspera, equitativa, que encuentra en su patrimonio material e inmaterial, así como en su riqueza popular, la oportunidad para adelantar transformaciones de fondo. Todo sustentado en un diálogo activo y constructivo entre sectores de gran importancia para la economía de la ciudad como el portuario y el turístico, con las comunidades y los sectores que resguardan los valores y la identidad samaria. Rafael Alejandro Martínez Alcalde Distrital de Santa Marta

de inundaciones y deficiencias en el sistema de alcantarillado, por estar en la cota más baja de la ciudad, así como a problemas sociales, han hecho necesaria la búsqueda de soluciones que rescaten el legado histórico y el potencial de Pescaíto para sus residentes y para Santa Marta. El trabajo que se presenta en esta publicación y que es fruto de un riguroso proceso de investigación que contempló las características más relevantes de Pescaíto desde el punto de vista físico, etnográfico, histórico, cultural, económico y ambiental se constituye como insumo vital para la trasformación que el barrio necesita. Es sin dudas, el núcleo de un programa integral y con una visión de mediano plazo, que el BID apoya con diferentes instrumentos de financiamiento y asistencia técnica para contribuir con la mejora de la sostenibilidad social, económica, urbana, y ambiental del barrio. Ramiro López-Ghio Especialista sénior Coordinador del Programa Ciudades Sostenibles en Colombia Banco Interamericano de Desarrollo

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Departir en la calle, el frente de la casa o la terraza: uno de los pilares de la cultura popular en Pescaíto. Fotografías de Mariana Gil Arboleda y Gabriela Díaz Montealegre

Prólogo y agradecimientos

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El libro que el lector o la lectora tiene en sus manos es la síntesis de un estudio realizado durante el primer semestre de 2016 en el sector de Pescaíto, en la ciudad de Santa Marta. Dicho estudio es el resultado de un contrato de consultoría entre el arquitecto Simón Hosie Samper y su equipo de trabajo, por una parte, y la Financiera del Desarrollo Territorial S.A.–Findeter, por la otra. La Unión Europea, que a través de la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) aportó los recursos LAIF para la consultoría, mientras que la iniciativa Tras la Perla de la América prestó sus buenos oficios para que este estudio pudiera ser llevado a buen término. En el trabajo de investigación participaron Simón Hosie Samper (director general de la consultoría), Pablo Said Lissa (coordinador de la consultoría), Liliana González Rojas (profesional en concertación con las comunidades), Omar Cordero Durango (investigador de campo en temas históricos y etnográficos; coordinador de temas con la comunidad), Luis Miguel Marín (investigador de campo en temas arquitectónicos y urbanos; coordinador del equipo en campo), Mariana Gil Arboleda (investigadora de temas transversales y universo objetual en campo), Ana María Palomo (investigadora de red organizativa en campo), Paola Macía Fernández (elaboración de maqueta y fotografía de apoyo) y Viviana Ríos Pérez (dibujan-

te y auxiliar de oficina). En la edición de este libro participaron además Manuel Ruiz Montealegre (coordinación del equipo editorial), Alejandro Medina (diseño y diagramación), Juan David Cáceres (diseño y diagramación), Gabriela Díaz Montealegre (fotografía) y Federico Benninghoff Prados (dirección editorial; edición y redacción del texto). A partir de una propuesta puntual para el diseño de un centro cultural en el sector, la consultoría debía profundizar en los problemas urbanos más apremiantes de Pescaíto y presentar un diagnóstico integral sobre su situación actual. En último término, la consultoría debía elaborar una propuesta de renovación urbana que satisficiera criterios de inclusión social, participación comunitaria y sostenibilidad ambiental, urbana y económica. Para tal efecto, el equipo de investigación recurrió a la metodología de Planos Vivos, concebida y desarrollada por Simón Hosie Samper a lo largo de su trabajo con diferentes comunidades en el país.1 En la realización del Plano Vivo de Pescaíto, 1 La

metodología, la plataforma digital y el sistema de Planos Vivos son una creación original de Simón Hosie Samper, con derechos de marca registrados. “Planos Vivos” es una marca registrada de Simón Hosie Samper, con los certificados de registro 481280 y 481281, expedientes 13 036560 y 13 036565, resoluciones de concesión 67968 y 67969 del 21 de noviembre de 2013 de la Superintendencia de Industria y


La construcción del territorio es un proceso en permanente evolución: la propuesta arquitectónica y urbanística que busque ajustarse a sus ritmos debe estar informada por las vivencias de los habitantes y ofrecer respuestas a sus principales preocupaciones”. el equipo de investigación pudo sacar provecho de la experiencia acumulada en la elaboración de los Planos Vivos de El Salado (Bolívar), San José de Saco (Atlántico) y Morro (Casanare). El primero fue impulsado por la Fundación Semana y sus aliados dentro del proyecto de reconstrucción de El Salado, arrasado por grupos paramilitares en febrero de 2000. Los dos últimos contaron con el apoyo de la Agencia Nacional para la Superación de la Pobreza Extrema (Anspe) y de la Corporación Compartamos con Colombia (CCC). Planos Vivos pone el énfasis en la participación activa de los pobladores como base de cualquier propuesta de renovación del espacio que habitan, construyen y resignifican en su cotidianidad. Se trata de un enfoque analítico integral que busca incorporar, en cuanto sea posible, las diferentes dimensiones de la vida de una comunidad en un lugar determinado. Identificar las dinámicas históricas, culturales, socioeconómicas y urbanas del territorio, lo mismo que integrarlas en estrategias de transformación de gran calado, son las premiComercio. “Mapas Vivos” es una marca registrada de Simón Hosie Samper, con los certificados de registro 481321 y 475433, expedientes 13 036567 y 13 036570, resoluciones de concesión 72662 del 29 de noviembre de 2013 y 52036 del 30 de agosto de 2013, de la Superintendencia de Industria y Comercio.

sas fundamentales que subyacen a la metodología de investigación de Planos Vivos. Como se hará evidente a lo largo de este trabajo, la convivencia efectiva de los investigadores con la comunidad resulta aquí imprescindible, si es que realmente se quiere identificar sus necesidades más sentidas, pero también sus potenciales más prometedores de cara al futuro. En esta medida, el diseño y ejecución de obras físicas no constituye el punto de llegada, sino apenas una etapa más –si bien crucial– en un proceso de largo aliento; uno que debe abrir nuevos espacios –en su acepción más amplia– a la participación, la construcción de identidad y el empoderamiento de la comunidad. La contribución de un proyecto urbanístico al bienestar se mide, en último término, por la manera en que los habitantes, quienes son a la vez sus destinatarios y sus gestores, se apropian de él y le dan una nueva proyección de acuerdo a sus necesidades, prioridades, habilidades, intereses y expectativas. La construcción del territorio es un proceso en permanente evolución: la propuesta arquitectónica y urbanística que busque ajustarse a sus ritmos debe estar informada por las vivencias de los habitantes y ofrecer respuestas a sus principales preocupaciones. 15


Planos Vivos Pescaíto

Una escena cotidiana en Pescaíto: las madres conversando en la acera, pendientes de sus hijos mientras juegan fútbol calle.

Prólogo y agradecimientos

Fotografía de Mariana Gil Arboleda

En consonancia con la propuesta metodológica de Planos Vivos, el equipo de investigación fue integrado con un criterio expresamente interdisciplinario; uno en el que estuvieron representadas disciplinas como la arquitectura, la historia, la antropología y la informática. Ahora bien, tan importante como la perspectiva interdisciplinaria es la incorporación de experiencias y saberes locales; aquellas prácticas cuya utilidad, vigencia y valor no son revalidados en las aulas (ni tienen por qué serlo): Planos Vivos promueve un diálogo –no exento de contradicciones y conflictos– entre diferentes aproximaciones a los problemas urbanos; uno que se apoye en el conocimiento provisto por disciplinas científicas y académicas, pero que a la vez rescate y realce el valor de la experiencia local, tallada y pulida al paso de las generaciones.

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El capítulo introductorio de este libro aborda dos dimensiones íntimamente interrelacionadas. Por un lado, examina desde una perspectiva teórica y a vuelo de pájaro las dificultades, las precauciones y los potenciales que hay que tener en cuenta a la hora de darle anclaje al trabajo de investigación en la elaboración de planos. Por otro lado, esta vez desde la praxis, el capítulo discute los principales fundamentos metodológicos de Planos Vivos y la manera concreta en que estos fueron aplicados para el caso de Pescaíto. Tras la discusión de las principales premisas teóricas y metodológicas, el capítulo 2 ofrece un perfil urbano y socioeconómico del sector a grandes trazos, en el que son presentados algunos indicadores relacionados con la estratificación y la vivienda, la prestación de servicios domiciliarios y la educación. Fiel a la apuesta participativa de Planos Vivos, este capítulo combina las información recopilada

en las fuentes estadísticas más relevantes con los testimonios de los habitantes y la presentación de los planos correspondientes. Los cuatro siguientes capítulos exploran las dinámicas históricas, urbanas y socioculturales que han confluido en la formación y el desarrollo del sector. El capítulo 3 aborda la dimensión histórica en la construcción del territorio, no solo a partir de los principales procesos que –desde una lente historiográfica– contribuyeron a moldearlo, sino ante todo a través de la memoria viva de Pescaíto: la manera en que sus habitantes reflexionan sobre su pasado y se identifican con su territorio a través de la narración de sus orígenes, sus vivencias y sus conflictos en el tiempo. El capítulo 4 profundiza en el análisis de la realidad urbana y arquitectónica de Pescaíto, y para tal efecto presenta algunos de los planos que mejor comunican su trayectoria urbana y las experiencias –positivas y negativas– que han dejado una impronta duradera en sus habitantes. El capítulo 5 se ocupa de los liderazgos y las organizaciones en Pescaíto, mientras que el capítulo 6 presenta algunos de los resultados más representativos del análisis sociocultural y etnográfico; aquellos que mejor retratan la vitalidad de sus gentes y la riqueza de sus prácticas y tradiciones socioculturales. Para finalizar, los capítulos 7 y 8 se ocupan de las conclusiones generales de la investigación y de la propuesta de renovación urbana respectivamente. Las conclusiones están organizadas en función de las raíces ambiental, sociocultural, socioeconómica, histórica, política y urbana, las mismas que estructuran el análisis de Planos Vivos (tal como es explicado en el capítulo 1). En el


Planos Vivos promueve un diálogo –no exento de contradicciones y conflictos– entre diferentes aproximaciones a los problemas urbanos; uno que se apoye en el conocimiento provisto por disciplinas científicas y académicas, pero que a la vez rescate y realce el valor de la experiencia local, tallada y pulida al paso de las generaciones”.

La esquina en Pescaíto: lugar privilegiado de encuentro. Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre

margen derecho del libro el lector o la lectora encontrará un ‘semáforo’ de seis luces, cuyos colores identifican cada una de las raíces a lo largo del texto. Las luces se ‘encienden’ o quedan en blanco dependiendo de si la sección en particular hace hincapié en la respectiva raíz o no. El ‘semáforo’ no solo ofrece un apoyo para la lectura, sino que además permite abordar el texto de diferentes maneras: los lectores pueden navegar las páginas según sus intereses particulares hasta desembocar, en el capítulo 7, en la conclusión de las raíces de su elección. Las raíces sirven de base a la contextualización de una propuesta arquitectónica y urbanística inclusiva, dialógica y sostenible; un proyecto que –tal como lo ilustra el capítulo 8– le apuesta a la innovación a partir del rescate y la valoración de las tradiciones locales.

y como tal abre un abanico de nuevas posibilidades de análisis en conjunción con los otros componentes. La base –tal como fue mencionado más arriba– la constituye el trabajo de investigación participativa e interdisciplinaria, que en el caso concreto de Pescaíto se tradujo en un documento de más de 2600 páginas. El otro componente lo constituye la plataforma virtual abierta de Planos Vivos (próxima a entrar en operación). Dicha plataforma permite enlazar, de manera interactiva, el plano digital de una población determinada con diversas fuentes de información, como documentos escritos, imágenes, fotografías o videos. En esa medida, la plataforma busca ampliar y potenciar la participación comunitaria en el desarrollo del conocimiento, lo mismo que ofrecer un “meta-nivel” para reflexionar sobre la construcción del territorio.

En este punto, la tentación de parafrasear a René Magritte es irresistible: efectivamente, este libro no es un libro. O mejor aún, para no prestarle un flaco servicio a la lectura: no es solamente un libro; es a la vez un componente del sistema de Planos Vivos,

El equipo de investigación desea expresar sus agradecimientos a Findeter, la Unión Europea y la Agencia Francesa para el Desarrollo, sin cuyo respaldo financiero esta investigación jamás habría visto la luz. El apoyo decidido y entusiasta del equipo de la

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El fútbol calle: patrimonio cultural de Pescaíto.

Prólogo y agradecimientos

Planos Vivos Pescaíto

Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre

Las liderezas y los líderes del gran Pescaíto: su concurso es fundamental para la formulación de una propuesta de renovación urbana participativa y sostenible. Fotografías de Ana María Palomo o pertenecientes a los archivos personales de los líderes.

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iniciativa Tras la Perla de la América, en especial de Carlos Vives y Claudia Elena Vásquez, resultó fundamental para resolver más de una dificultad y aprovechar al máximo el trabajo con la comunidad pescaítera. El respaldo resuelto de Findeter a través del Programa de Ciudades Sostenibles y Competitivas, en particular de Luis Fernando Arboleda, Rodolfo Enrique Zea, Ana María Palau, Gisela Labrador, Juana Leal, Erika Delgado, Claudia Salamanca y Carlos Salazar, fue crucial para llevar este proyecto a buen puerto. Fruto del compromiso de Findeter con el enfoque abanderado por Planos Vivos son los recursos que permitieron realizar el trabajo de edición de este libro y darlo a la imprenta. En la Administración Distrital de Santa Marta, el alcalde Rafael Martínez y su secretario de Planeación, Francisco García Rentería, mostraron siempre la mejor disposición para colaborar con el equipo de Planos Vivos y prestaron una invaluable ayuda en el proceso de investigación. En el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) la propuesta que aquí presentamos recibió una calurosa acogida, en especial por parte de Luis Alberto Moreno, Rafael de la Cruz, Ramiro López-Ghio y Natalia López Aguilar. Ese vivo interés se materializó en

el concurso BID UrbanLab para la renovación de El Boro y la zona de la vía Alterna, supervisado por Juan Pablo López-Gross y Horacio Terraza, que fue estructurado con base en la información provista por la investigación de Planos Vivos y que contó con el acompañamiento de su equipo. El Ministerio de Cultura, en cabeza de la ministra Mariana Garcés, se ha sumado con convicción a esta apuesta por la preservación y el desarrollo del patrimonio urbano y cultural de Pescaíto, en un compromiso que incluye los recursos para financiar la ejecución de la primera fase. Por último, cabe extender estos agradecimientos a la Sociedad Portuaria de Santa Marta, que acogió al equipo de Planos Vivos para estudiar nuevas alternativas, compartir información y discutir temas neurálgicos. Sobra decir que el equipo de investigación contrajo su mayor deuda de gratitud con los habitantes de Pescaíto, quienes no solo abrieron sus puertas a los que por entonces eran unos perfectos extraños: con una generosidad extraordinaria, compartieron con el equipo sus preocupaciones, sus vivencias y sus anhelos. A ellos, a los pescaíteros y a las pescaíteras, está dedicado este trabajo.


Nota editorial Para garantizar la fluidez en la lectura, se ha prescindido aquí del aparato de referencias documentales y bibliográficas. Quien quiera consultar las fuentes empleadas, puede remitirse al anexo bibliográfico, organizado por capítulos. Dos excepciones fundamentales dictan el uso de citas a pie de página en el texto: cuando aparecen referencias expresas a un libro o a un documento concreto, o cuando se recurre a testimonios literales, ya sea que hayan sido extraídos de una fuente escrita o que hayan sido recogidos en el trabajo de campo. Este criterio refleja el empeño de Planos Vivos por poner en primer plano las voces de quienes han contribuido de una u otra forma a la construcción de Pescaíto, independientemente de que se trate de sus habitantes actuales, de observadores externos o de personas que en el pasado dejaron testimonio de las impresiones que les dejó el territorio, mucho antes de que el sector existiera como tal. El uso de las comillas refleja ese mismo énfasis testimonial: las comillas dobles son empleadas cuando se trata de una cita textual de pocos renglones (las transcripciones más largas están separadas del cuerpo principal del texto), o cuando se trate de palabras o conceptos utilizados por los pobladores mismos o por alguna de las fuentes, sean estas primarias o secundarias. Además de indicar una cita dentro de otra cita, las comillas sencillas son empleadas para aquellos términos que conviene resaltar en el hilo argumental (porque adolecen de cierta vaguedad, o por tener un uso idiosincrático o deliberadamente ambiguo, por ejemplo), sin que hagan referencia explícita o literal a la utilización que les dan los pobladores, una comunidad científica o algún otro grupo en particular. En esa misma vena, las entrevistas han sido transcritas aquí de la manera más fiel posible, respetando los giros y modismos del habla pescaítera. En cuanto a las citas de documentos escritos, se han conservado la ortografía y la puntuación originales, y solo han sido introducidas modificaciones menores allí donde eran indispensables para una mejor comprensión.

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Planos Vivos Pescaíto Prólogo y agradecimientos  20

La Castellana vista desde los cerros del Norte. Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre


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Pantallazos de la plataforma virtual de Planos Vivos. Su versatilidad hace de la plataforma una herramienta imprescindible en la investigación, el análisis y la formulación de propuestas de renovación urbana. Fuente: Plataforma virtual de Planos Vivos (2017)

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Introducción: Teoría y práctica de los Planos Vivos


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La propuesta de Planos Vivos se alimenta de las polémicas y los disensos que animan el debate, tanto como de los esfuerzos por reconciliar puntos de vista y encontrar denominadores comunes”.

En su acepción más sencilla, el plano es un medio de orientación del que las personas pueden valerse para guiar sus movimientos en diferentes entornos, ya sea que se trate de un edificio, un sistema de transportes o una ciudad en su conjunto. Desde una perspectiva institucional, el plano puede ser definido como uno de los instrumentos indispensables de planeación y control territorial en las sociedades modernas. Si se prefiere resaltar uno de sus fundamentos epistemológicos, cabría hablar entonces de un modelo geométrico-matemático del espacio geográfico; un modelo que, en la forma que suele venir a la mente cuando se habla de un plano (aunque de lejos no es la única), descansa sobre fundamentos euclidianos y cartesianos. Si el énfasis en su cimiento matemático es considerado sospechoso o insuficiente, y se prefiere resaltar su carácter de constructo sociocultural, quizás se opte entonces por definirlo como dispositivo que enlaza saberes y constelaciones de poder en su dimensión espacial. Un dispositivo que, en último término, contribuye a estructurar y reproducir las prácticas sociales que se expresan en la construcción del territorio. Habrá quien prefiera aproximarse al plano como si se tratara de un texto: la clave radicaría aquí en saber desentrañar los diferentes hilos argumentales (tanto como los vacíos) que convergen en su ejecución y le confieren sentido. Entre la infinidad de tramas posibles cabría mencionar, en primer lugar, la de la trayectoria biográfica de quien confecciona el plano; la del contexto intelectual siempre cam-

La lista de definiciones puede ser extendida a voluntad, en un ejercicio digno de Las mil y una noches, sin que sea posible llegar a una que resulte plenamente satisfactoria; una que abarque las diferentes aristas que dan forma y sentido al plano. Quien prefiera ahorrarse una tarea así de ardua, bien puede referirse al plano de manera sencilla (aunque no por eso menos vaga y ambigua) como herramienta de conocimiento. Ahora bien, este atajo no necesariamente conduce por un camino libre de sobresaltos, ni les ahorra a los lectores la necesidad de lidiar con definiciones básicas. Una vasta bibliografía se ha ocupado en las últimas décadas de los problemas, las limitaciones, los sesgos, los potenciales y las ventajas de la cartografía como herramienta de conocimiento. Desde una perspectiva teórica es posible identificar, de manera por demás simplificada, dos grandes problemáticas, cuya relevancia para la propuesta de Planos Vivos no puede dejar de ser subrayada. Estas son, a saber:

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¿Qué es y para qué sirve un plano? Se trata de un artefacto tan común en nuestros días, tan familiar y ubicuo, que es fácil darlo por sobrentendido y autoevidente. Esa familiaridad, lejos de facilitar su problematización desde la teoría, suele constituirse en un primer obstáculo en la discusión: el plano no parecería necesitar explicaciones adicionales ni mucho menos elucubraciones superfluas. De acuerdo al prisma que sea empleado, el plano puede ser definido de diferentes maneras.

biante y contradictorio en el que se enmarca su ejecución; la de los intereses en pugna que inciden en su producción; o la de la trayectoria biográfica del usuario actual, separado en el tiempo y el espacio de quien asumió la elaboración original. Leer entre líneas, distinguir estructuras narrativas e identificar diferentes niveles de significado: esa es la prioridad de quien se asoma al plano con una perspectiva hermenéutica (en su sentido más lato).

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El plano y la representación cartográfica: bosquejo teórico

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• El plano y la precisión geométrico-matemática • El plano: visión panóptica y contra-mapeo Se trata de problemáticas interrelacionadas, que plantean interrogantes complejos y que no admiten respuestas fáciles, conclusiones tajantes o verdades apodícticas. La propuesta de Planos Vivos se alimenta de las polémicas y los disensos que animan el debate, tanto como de los esfuerzos por reconciliar puntos de vista y encontrar denominadores comunes. Ahora bien, la propuesta de Planos Vivos no plantea en ningún caso una síntesis absoluta; una que resuelva todas las contradicciones y no deje cabo sin atar: en esa medida, la promesa de una panacea teórica no está en

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Planos Vivos Pescaíto

hacer inteligibles las dinámicas socioespaciales sobre el terreno, como en el plano de riesgos para Pescaíto (derecha; fragmento). Fuentes: https://chicosantanna.wordpress. com (2015) y archivo de Planos Vivos (2016)

El plano y la representación cartográfica: bosquejo teórico

Introducción: Teoría y práctica de los Planos Vivos

Dos aproximaciones a la matriz geométrico-matemática del plano: como guía para implantar un modelo urbano desde arriba, como en el Plan Piloto de Brasilia de 1960 (izquierda; fragmento), o como herramienta para

su horizonte. Quien se anime a leer las siguientes líneas tendrá la oportunidad de comprobar que no son pocos los casos en los que las premisas son mutuamente excluyentes y las conclusiones diametralmente opuestas. Ello no es impedimento, por supuesto, para sacar pleno provecho de la discusión teórica; antes bien, Planos Vivos busca posicionarse en los diferentes debates, dentro un esfuerzo permanente de autocrítica y desarrollo de sus bases teóricas.

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El plano y la precisión geométrico - matemática En lo que se refiere a la primera de las problemáticas, aquella que gira en torno al fundamento geométrico-matemático del plano, son muchas las voces que desde las ciencias sociales, humanas y de la cultura han puesto en tela de juicio su presunta objetividad: el énfasis en la precisión y el rigor matemático de la representación del espacio solo serviría para ocultar los sesgos, intereses y prejuicios en la selección de las información presentada en el plano. ¿Cuáles son los elementos que deben integrar el plano? ¿Cuáles deben ser ignorados? ¿Cuáles son los vínculos entre dichos elementos que deben ser resaltados? ¿Cuáles deben permanecer ocultos a los ojos de quienes lo utilizan? No son –insisten los críticos– criterios matemáticos los que en último término definen cuáles son las relaciones espaciales que deben ser objeto de representación gráfica: el ropaje científico que ostenta el plano no solo ocultaría las relaciones de

poder que son expresadas en él; igualmente facilitaría su naturalización, al definirlas primeramente en función de una realidad física más o menos permanente y no de las estructuras sociales en su constante transformación y flujo. Como producto de la noción de espacio abstracto que subyace a la perspectiva euclidiana y cartesiana, el plano –en su forma arquetípica actual– contribuiría en último término a la reificación del territorio que pretende representar: este deja de ser un espacio construido y apropiado socialmente, para transformarse así en una suerte de contenedor independiente de la experiencia y la acción humanas. El espacio quedaría reducido a una especie de escenario fijo sobre el que trascurre la vida de una comunidad determinada. Como todo modelo que se respete, el plano de una realidad geográfica entraña un mayor o menor grado de abstracción frente a los rasgos concretos y singulares de los fenómenos y los procesos que busca aprehender. En esa medida, el riesgo de reificación del espacio no debe ser subestimado: la selección de ciertas variables, lo mismo que la representación de sus relaciones espaciales en términos geométrico-matemáticos, pueden reforzar la noción del territorio como contenedor o sustancia independiente de los sujetos que lo habitan y construyen. En una perspectiva de este tipo, la tarea de la cartografía se limitaría a refinar su instrumental matemático para alcanzar una precisión cada vez mayor en la representación de las constantes físicas de este espacio objetivado.


Así como el territorio remite a un espacio físico determinado, pero no es equivalente a él, el plano remite tanto a la geografía como al territorio, sin que pueda ser reducido a la mera imagen especular de ambos (en su práctica versión de bolsillo). El territorio hunde sus raíces en el medio físico, pero está constituido por las acciones humanas que lo delimitan, lo transforman y le confieren significado. De la misma manera, el plano no es la simple copia a escala de un entorno petrificado. El plano tiende su red analítica sobre un entramado espacial y, de la mano de un instrumental cognitivo que incluye operaciones geométrico-matemáticas, pero no se limita a ellas, postula una serie de relaciones en clave espacial (así como ignora otras y las deja de lado). La literatura nos ha provisto de ejemplos contundentes de lo inconveniente que resulta pensar la aproximación cartográfica como reproducción

…En aquel Imperio, el Arte de la Cartografía logró tal Perfección que el mapa de una sola Provincia ocupaba toda una Ciudad, y el mapa del Imperio, toda una Provincia. Con el tiempo, esos Mapas Desmesurados no satisficieron y los Colegios de Cartógrafos levantaron un Mapa del Imperio, que tenía el tamaño del Imperio y coincidía puntualmente con él. Menos Adictas al Estudio de la Cartografía, las Generaciones Siguientes entendieron que ese dilatado Mapa era Inútil y no sin Impiedad lo entregaron a las Inclemencias del Sol y de los Inviernos. En los desiertos del Oeste perduran despedazadas Ruinas del Mapa, habitadas por Animales y por Mendigos; en todo el País no hay otra reliquia de las Disciplinas Geográficas.1

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exacta de lo real; aquella que se ciñe plenamente a un espacio reificado a la manera de contenedor o medio ambiente independiente. Tal como queda ilustrado con maestría en el célebre “Del rigor en la ciencia” de Jorge Luis Borges, basta con llevar la premisa al absurdo:

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Ahora bien, a la utilización de relaciones geométrico-matemáticas en la representación y el análisis no le es inherente la cosificación de los fenómenos o las dinámicas representados (aunque como acabamos de advertir, el riesgo latente sí existe). El plano de base euclidiana y cartesiana, para retornar al modelo que goza de mayor difusión y que ha sido sometido a la crítica más asidua, no entraña necesariamente la reducción del espacio a materia inerte. Quienes confeccionan planos, tanto como quienes trabajan con ellos, son por lo general conscientes de que su quehacer no se reduce a registrar de modo ‘literal’ las dimensiones objetivas de una realidad exterior. Su labor implica un ejercicio de recopilación, selección, abstracción y síntesis de información que denota una construcción activa de su objeto de conocimiento. Una construcción que postula una serie de relaciones entre fenómenos y procesos en función de su distribución espacial, pero que no plantea la reproducción de una realidad esencial.

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Quienes confeccionan planos, tanto como quienes trabajan con ellos, son por lo general conscientes de que su quehacer no se reduce a registrar de modo ‘literal’ las dimensiones objetivas de una realidad exterior. Su labor implica un ejercicio de recopilación, selección, abstracción y síntesis de información que denota una construcción activa de su objeto de conocimiento”.

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Al recurrir a una matriz de índole geométrico-matemática, el plano no se aboca –y valga la analogía– a una reproducción figurativa cada vez más rigurosa; sí procura, en cambio, sacar a la luz ciertas relaciones que de otro modo permanecerían difusas o indeterminadas en el análisis. El plano no se alimenta de sí mismo, por supuesto; las diferentes fuentes de información que confluyen en él definen, en último término, la manera en que los fenómenos y procesos estudiados son representados en su dimensión espacial. Ello no significa, por otra parte, que el plano sea equiparable a las fuentes de las que se nutre, y que por lo mismo pueda ser considerado superfluo, o que constituya apenas un apéndice ilustrativo de levantamientos estadísticos, entrevistas etnográficas, reconstrucciones historiográficas 1

Jorge Luis Borges, “Del rigor en la ciencia”, en El hacedor. Madrid: Alianza Editorial, 1987 [1960], pp. 143-4.

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Fuente: https://en.wikipedia.org

El plano y la representación cartográfica: bosquejo teórico

Introducción: Teoría y práctica de los Planos Vivos

Planos Vivos Pescaíto

Plano 1.1 Plano de la epidemia de cólera de Londres (1854) de John Snow (fragmento).

o tipologías arquitectónicas. Si el plano no puede ser concebido como la simple imagen congelada de una espacialidad reificada, es precisamente porque desentraña y relaciona entre sí dinámicas socioespaciales de manera insustituible. Un ejemplo paradigmático del potencial intrínseco al plano lo constituye el famoso mapa de la epidemia de cólera de Londres de 1854, confeccionado por el médico John Snow. Tras diversos brotes de la enfermedad en la ciudad, a finales de agosto se presentó un brote masivo en el barrio de Soho, que en menos de dos semanas cobró la vida de casi 700 personas. La teoría del miasma, que postulaba la transmisión de la enfermedad a través de la “pestilencia” o un cierto “aire mefítico”, gozaba entonces de aceptación mayoritaria. Entre sus contradictores se encontraba Snow, quien atribuía el contagio al consumo de agua contaminada.

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Dados los recursos técnicos disponibles, el examen químico y microscópico del agua no arrojó resultados concluyentes (no hay que olvidar además que tendrían que pasar algunos años antes de que Pasteur hiciera sus contribuciones capitales a la teoría del germen en la década de 1860). No obstante, Snow empleó una aproximación al

problema que terminaría por ampliar el horizonte intelectual: al relacionar la difusión en el espacio del brote con las prácticas de la población, logró identificar la fuente de la calle Broad, cuyas aguas tenían irónicamente la reputación de ser las más potables del sector, como el foco de infección. Aunque el paradigma epidemiológico reinante no le era favorable, los argumentos de Snow llevaron a las autoridades –en una decisión no exenta de controversia– a retirar la palanca de bombeo de la fuente como medida de precaución. Aun así, en su informe final la Junta General de Sanidad se aferró a la teoría del miasma y descartó la posibilidad de que el agua contaminada hubiera sido la responsable de la epidemia. La parroquia de St. James organizó una comisión independiente para investigar lo sucedido, en cabeza de Snow y del reverendo Henry Whitehead. El religioso no solo gozaba de la entera confianza de los habitantes del sector, sino que además había llevado un registro exhaustivo del avance de la enfermedad. Aunque en un comienzo se había mostrado escéptico frente a la teoría de la transmisión a través del agua, con el paso de los días se rindió ante el peso de los argumentos del médico. No es improbable que la segunda versión del plano del


Plano 1.2 R aiz pol í tica

Plano a mano de flujos, lugares de confluencia y recorridos. Fuente: Archivo de Planos Vivos (2016)

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brote de cólera, que Snow había publicado para darle sustento empírico a su hipótesis, hubiera terminado de persuadir del todo al clérigo (plano 1.1). El plano –de índole euclidiana y cartesiana– relacionaba el patrón social de contagio con la distribución espacial de la epidemia, y para tal efecto recurría a una herramienta matemática conocida hoy en día como diagrama de Voronoi. Dicha herramienta, empleada por primera vez en un plano epidemiológico, le había permitido a Snow organizar la información sobre los casos de contagio en función de la distancia a las diferentes fuentes de agua del sector. Ahora bien, si realmente quería cumplir su propósito, el plano debía dar cuenta no de las distancias abstractas entre dos puntos, sino de los recorridos efectivos de los habitantes para aprovisionarse del líquido. El trabajo al alimón con Whitehead rindió plenamente sus frutos, pues fue gracias a su conocimiento profundo de la comunidad que el plano pudo registrar con tanta precisión los hábitos de la población. La labor de Whitehead no solo aportó nueva evidencia, sino que además permitió identificar tanto el origen

del brote (las filtraciones de un pozo séptico que habían contaminado el agua de la fuente) como el caso índice o paciente cero (una bebé contagiada). Lejos, pues, de soslayar las prácticas sociales en la construcción del territorio, o de reducir el espacio a una sustancia independiente de las personas, Snow consiguió sacar a la luz dinámicas socioespaciales relevantes para entender la epidemia; dinámicas que de otra forma hubieran pasado inadvertidas. El plano no derribó de inmediato al Goliat miasmático, pero el tiempo se encargaría de darle la razón a sus conclusiones. Aparte de su indudable valor para el desarrollo de la epidemiología, el plano se erigió en hito por excelencia de la aproximación cartográfica a un problema de investigación. El trabajo conjunto de Snow y Whitehead permitió integrar niveles de observación macro, meso y micro en el análisis cartográfico, lo mismo que conjugar diferentes disciplinas (epidemiología, demografía, estadística y sociología, entre otras) con el conocimiento sobre el terreno de las prácticas de la comunidad.

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Planos Vivos Pescaíto Introducción: Teoría y práctica de los Planos Vivos El plano y la representación cartográfica: bosquejo teórico

Al resaltar aquí el potencial de la aproximación cartográfica, no dejamos de reconocer el peligro latente de una cosificación y naturalización del espacio, pero hacemos hincapié en que la reificación no le es intrínseca a todo plano. El prisma cartográfico puede arrojar nueva luz sobre la construcción social del territorio, pero su eficacia depende en no poca medida de la capacidad de reflexionar, en primer término, sobre la elaboración misma del plano. Planos Vivos expone el proceso de construcción de sus mapas a todas las miradas, incluso –o sobre todo– a las más críticas e inquisitivas: el lector o la lectora no se enfrenta aquí al plano como artefacto acabado, que deriva su credibilidad y su utilidad de la autoridad que suele ser conferida al ejercicio cartográfico. Quien se adentre en las páginas de este libro (o decida recorrer la plataforma virtual de Planos Vivos), podrá darse una idea bastante fidedigna de la manera en que esta propuesta echa mano de múltiples fuentes, contrasta varios tipos de información, recurre a diferentes técnicas de investigación y se apoya en diversas disciplinas a la hora de emplear el entramado geométrico- matemático del plano.

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En el caso concreto del estudio sobre Pescaíto, una muestra paradigmática de la combinación del soporte cartográfico con la investigación de campo, en la mejor tradición de Snow y Whitehead, la constituye el plano de flujos, lugares de confluencia y recorridos de la comunidad (plano 1.2). En él están registrados los sitios más frecuentados por los habitantes según edad, sexo y franja horaria, lo mismo que las rutas que favorecen o evitan en sus desplazamientos cotidianos por el sector. Como se puede observar, la lógica de confección del plano se aleja de las aproximaciones habitua-

les a la movilidad, basadas por ejemplo en la oferta de transporte público o en el tipo de vías existentes. Estas dimensiones de la vida urbana son en sí mismas muy relevantes, y no en vano la propuesta de Planos Vivos las recoge en otros mapas, pero claramente resultan insuficientes para comprender a cabalidad la manera en que los habitantes hacen suyo el territorio a través de la circulación. Solo un trabajo de observación exhaustiva sobre el terreno permite entender el espacio pescaítero en función de las preferencias y los temores de los habitantes en sus recorridos. Con un solo vistazo al plano es posible identificar aquellos lugares que convocan a los habitantes y sirven de espacio de encuentro y reunión, lo mismo que aquellos que están afectados por diferentes problemas y que la mayor parte de la comunidad rehúye sistemáticamente. Los diseños arquitectónicos que se precien de ser sostenibles tienen que tener en cuenta estos patrones, si es que realmente quieren integrarse a la cotidianidad de un lugar: su ubicación debe ser escogida en consonancia con los flujos ‘naturales’ de movimiento de los pobladores. Como se puede apreciar, el recurso a la cartografía dentro del sistema de Planos Vivos no se reduce a un ejercicio de taxidermia para fijar con un alfiler los contornos exactos de una espacialidad substancializada. Por el contrario, se trata de integrar la expresión espacial de fenómenos y procesos sociales en un modelo dinámico y abierto a múltiples perspectivas. Este es precisamente el norte de los planos en cuanto vivos: su horizonte no es otro que el de la trama abigarrada y los múltiples ritmos de la construcción social del territorio.

El registro de las múltiples facetas de la experiencia urbana y de la construcción social del territorio: el horizonte del análisis cartográfico de Planos Vivos. Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre


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Con un solo vistazo al plano es posible identificar aquellos lugares que convocan a los habitantes y sirven de espacio de encuentro y reunión, lo mismo que aquellos que están afectados por diferentes problemas y que la mayor parte de la comunidad rehúye sistemáticamente.

No es necesario tomar a pie juntillas todo lo que plantea esta perspectiva para reconocer que el plano ha sido un instrumento privilegiado de dominación. El plano no solo permite sacar a la luz relaciones entre fenómenos y procesos que de otro modo permanecerían difusos; también facilita el despliegue coordinado de los medios de acción disponibles, ya sea que se trate de tecnologías bélicas, formas de producción o sistemas de conocimiento. No en vano, la cartografía ‘moderna’ se ha erigido en los último siglos en auxiliar imprescindible de la expansión colonial, o de la marginación

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No es este el espacio para detenerse en el instrumental conceptual de Foucault y discutirlo exhaustivamente; lo importante aquí es constatar que buena parte de la teoría crítica que se ha ocupado de la cartografía fundamenta sus observaciones en premisas inspiradas en su obra o al menos en aproximaciones similares a ella. El plano es concebido aquí en primer término como instrumento de control del poder estatal (o de las clases sociales y grupos de interés en su ápice); como herramienta de ingeniería social que simplifica (y empobrece) la rica textura de la espacialidad local, modifica la

Uno de los ejemplos que suele ser traído a colación para ilustrar este punto es el del plano catastral y su relación con el desarrollo capitalista: al proyectar el territorio sobre una cuadrícula homogénea y abstracta, el plano catastral contribuiría a romper el vínculo de la representación del espacio con las prácticas sociales que lo constituyen. Esa ruptura sería un paso imprescindible para despojar el territorio de toda seña de identidad, fraccionarlo y transformarlo en mercancía libremente transable. Desde esta perspectiva, el mapa catastral contribuye a la formación de mercados, de la misma manera en que esos mercados sancionan su validez como herramienta de conocimiento. En una suerte de movimiento en espiral, una forma de saber se refuerza mutuamente con el proceso (en este ejemplo concreto la mercantilización) que ayuda a constituir. En líneas generales cabría identificar, pues, dos funciones interrelacionadas en el plano ‘moderno’, ya sea como catalizador en la consolidación de sistemas de poder, o como dispositivo discursivo para legitimar y a la vez apuntalar la reproducción de mecanismos de dominación y explotación.

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relación de los pobladores con su entorno y subordina su construcción del territorio a las necesidades y los intereses de grupos dominantes. Desde esta perspectiva, el mapa enmascararía, bajo el manto de la objetividad geométrico-matemática, la reproducción de las relaciones de poder que le confieren autoridad, vigencia y relevancia como herramienta de conocimiento.

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El plano: visión panóptica y contra- mapeo Íntimamente ligada a la eventual reificación del espacio a través de la cartografía (al menos de aquella de índole euclidiana y cartesiana), la problemática relacionada con lo que aquí daremos en llamar la ‘visión panóptica’ del plano ha concitado la atención de muchas disciplinas en las últimas décadas. La metáfora del panóptico no es gratuita: se apoya –de manera libre y simplificada, y sin entrar en una crítica exhaustiva– en algunas ideas de Michel Foucault. La analogía que sirve como punto de partida es la siguiente: con su principio de exposición constante a una vigilancia a la vez ubicua e invisible, el panóptico puede ser empleado como símbolo por antonomasia de las instituciones que en la era moderna se han empeñado en disciplinar a los individuos en todos los aspectos imaginables, empezando por sus cuerpos. En tiempos de la “biopolítica”, el mapa bien podría ser concebido como uno de los instrumentos por excelencia en el esfuerzo del Estado por trascender el disciplinamiento individual: el poder se constituye no solo a través de la intervención en la conducta de los sujetos, sino además mediante la regulación y el control del comportamiento (en primer término –aunque no exclusivamente– demográfico y biológico) de los colectivos humanos. La cartografía proveería un nuevo tipo de visión panóptica para ejercer poder ya no sobre individuos concretos, sino sobre poblaciones enteras: quien imagine al leviatán de Hobbes como un cíclope, sabrá reconocer que el lugar del ojo sobre su frente está ocupado por un plano.

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Planos Vivos Pescaíto Introducción: Teoría y práctica de los Planos Vivos El plano y la representación cartográfica: bosquejo teórico

En su análisis, Planos Vivos recurre a bosquejos cartográficos elaborados por los habitantes, y en su trabajo de campo emplea técnicas de cartografía social para examinar, con un plano desplegado sobre la mesa, las oportunidades, los problemas y los hábitos puestos de relieve por miembros de la comunidad, funcionarios de entidades estatales, integrantes de organizaciones no gubernamentales o representantes de la empresa privada”.

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Atribuir al plano una lógica inherente de subyugación es –como no podría ser de otro modo– objeto de álgido debate: como en el caso previamente discutido de la reificación del espacio, su potencial como instrumento de dominación es perfectamente evidente, pero la realización de dicho potencial dista mucho de ser automática. Más que un rechazo palmario a todo constructo cartográfico como engranaje dentro un mecanismo hegemónico de poder, lo procedente es abrir el potencial del plano al examen de sectores más amplios de la población y someterlo a un escrutinio minucioso; uno que permita una reflexión franca y también autocrítica de la relación entre cartografía y poder. En esta línea, algunas corrientes de pensamiento han promovido activamente el que se ha dado en llamar contra-mapeo, esto es, la confección de planos a partir de la experiencia, los intereses y la territorialidad de grupos subalternos, sujetos a relaciones de poder profundamente asimétricas. Comunidades indígenas que ven amenazados sus derechos sobre un territorio dado pueden enfrentar los asertos de un mapa oficial mediante la representación cartográfica de su propia espacialidad, de la misma manera en que una organización campesina puede desafiar la apropiación de ciertos recursos por parte del Estado o de un conglomerado privado a través del acto de cartografiar sus propias reivindicaciones. Como parte integral de un proceso de reapropiación del territorio, los habitantes de un barrio expuesto a las presiones de la gentrifica-

A lo largo de este trabajo, los lectores tendrán la oportunidad de apreciar la manera en que esta propuesta ha hecho suyos algunos de los fundamentos y las técnicas del contra-mapeo. En su análisis, Planos Vivos recurre a bosquejos cartográficos elaborados por los habitantes, y en su trabajo de campo emplea técnicas de cartografía social para examinar, con un plano desplegado sobre la mesa, las oportunidades, los problemas y los hábitos resaltados por miembros de la comunidad, funcionarios de entidades estatales, integrantes de organizaciones no gubernamentales o representantes de la empresa privada. También apela a recorridos calle por calle con diferentes individuos y grupos, con el propósito de registrar sus experiencias, sus prácticas y sus perspectivas en clave socioespacial. Planos Vivos no ha explorado aún toda la amplia gama de las técnicas de contra-mapeo, como por ejemplo la ‘traducción’ de los bosquejos de los pobladores a las coordenadas del mapa cartesiano, o el mapeo en línea de acceso abierto e índole colaborativa (cabe anotar que las siguientes fases de desarrollo apuntan hacia allá). Igual su compromiso con la premisa básica del contra-mapeo es inquebrantable: la cartografía puede contribuir al empoderamiento de las comunidades en el proceso de construcción de su territorio. Ahora bien, si la participación comunitaria a través de la práctica cartográfica es un propósito inobjetable, no es menos cierto que el mejor camino para alcanzar esta meta es motivo de controversia. Algunas de las corrientes de contra-mapeo plantean, de manera expresa o implícita, el antagonismo con la cartografía “oficial” (en su sentido más amplio) como único principio válido. En esa medida, reproducen la idea del plano como instrumento de la visión panóptica sobre el territorio, solo que la atribuyen a aquellos mapas

Fuentes: http://www. neoteo.com y https:// es.wikipedia.org

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El panóptico de Bentham.

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ción pueden subvertir el mapa de la lonja de propiedad raíz de la ciudad. Basta, por ejemplo, con que se hagan con una copia digital, le superpongan sus experiencias personales de arraigo y desarraigo, y ‘manipulen’ las relaciones espaciales del plano en función de su percepción subjetiva.

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de sectores de la población en el marco de reformas urbanas regresivas. El plano ha servido de soporte al tipo de homogeneización cultural propugnado por el Estado nacional clásico, lo mismo que a la expropiación y al desplazamiento de poblaciones enteras en la constitución de mercados de tierras. Baste recordar aquí la intensa actividad cartográfica que precedió y acompañó “el reparto de África” en la era del imperialismo clásico, la conquista de las “fronteras indias” en América y el exterminio de sus habitantes durante el siglo XIX, o la segregación racial en las ciudades del apartheid durante el siglo XX .

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Planos Vivos Pescaíto Introducción: Teoría y práctica de los Planos Vivos El plano y la representación cartográfica: bosquejo teórico

Contra-mapeo en Pescaíto. Fotografías de Gabriela Díaz Montealegre

producidos por entidades estatales o por gremios y organizaciones privadas. Solo un plano ceñido a la perspectiva y los intereses de la comunidad estaría en capacidad de ofrecer –en términos del conocimiento espacial– una resistencia efectiva contra la ‘expropiación cartográfica’ del territorio. El enfoque de Planos Vivos difiere de esta perspectiva: el compromiso con el empoderamiento de los habitantes, lo mismo que la incorporación de sus experiencias y saberes al análisis, no suponen la reproducción del punto de vista comunitario con exclusión de todos los demás. Ya hemos subrayado aquí que el valor del plano como herramienta de conocimiento radica en la posibilidad de desentrañar relaciones socioespaciales que, de no mediar la aproximación cartográfica, permanecerían ocultas o tenuemente perfiladas. Esa posibilidad descansa en no poca medida en la capacidad que tiene el plano de explorar, contraponer y –en la medida de lo posible– conciliar perspectivas divergentes sobre lo territorial. El uso de los planos, más allá de su procedencia y de la lógica de su elaboración, exhibe un componente situacional innegable: de acuerdo a las circunstancias y al balance de poder del momento, diferentes actores pueden emplear un mismo mapa de maneras disímiles. Más aún: una vez cambia la marea, esos mismos actores pueden llegar a desplegar estrategias cartográficas que se contradicen con sus posturas anteriores. Una propuesta cartográfica debe estar en capacidad de tomarles el pulso a esos cambios.

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En este sentido, vale la pena resaltar aquí las conclusiones de algunos de los trabajos sobre contra-mapeo, que indican que la cartografía ‘alternativa’ puede ser adoptada por una entidad estatal en su aproximación particular a un problema, así otras instituciones del mismo Estado sigan aferradas a la cartografía oficial. La idea de una cartografía ‘polivalente’ y ‘polisémica’, que sin renegar de su compromiso con la participación comunitaria y la inclusión social, no se ciñe a una perspectiva única, está inscrita en una visión más amplia del papel del

Estado en la articulación de las relaciones de poder en la sociedad. Más que como aparato que reproduce y amplia las bases de un poder hegemónico, Planos Vivos concibe el entramado jurídico-institucional del Estado como arena privilegiada de conflicto, cooperación y negociación entre los diferentes intereses públicos, privados y comunitarios. Como herramienta de conocimiento, el plano debe contribuir a identificar las principales líneas de tensión en una realidad socioespacial que está constituida precisamente por esos antagonismos y esas alianzas. Si se habla aquí de un plano vivo es justamente porque no asume la vocería acrítica de una perspectiva única: se trata de un plano vivo en cuanto busca aprehender las diferentes lógicas espaciales que, tanto en oposición como en complementariedad mutua, confluyen en la construcción del territorio. La figura 1 muestra la manera en que Planos Vivos se aproxima a dicho proceso a partir del examen de las relaciones recíprocas de la “tríada fundamental”: la comunidad, las instituciones públicas y la empresa privada. Se trata de un empeño que encara grandes retos, como bien lo habrán podido advertir los lectores. Es por eso que el sistema de Planos Vivos se ha esmerado por desarrollar una metodología que sea consecuente tanto con los postulados como con los objetivos aquí planteados. Sin más preámbulos, llegó el momento de examinar los principales fundamentos metodológicos de Planos Vivos, con particular énfasis en su aplicación al caso de Pescaíto.


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Existe un consenso fundamental en torno a la necesidad inaplazable de formular proyectos de transformación urbana comprometidos plenamente con los principios de sostenibilidad, inclusión social y participación comunitaria. Ante la magnitud de los desafíos que enfrentan los centros urbanos alrededor del mundo, ya sea que se trate de megaurbes de millones de personas o de pequeños caseríos con un centenar de habitantes, la urgencia de encontrar respuestas que sean innovadoras y a la vez respetuosas de las diferentes tradiciones se ha hecho más imperiosa que nunca. Ahora bien, la formulación de propuestas concretas que no solo adopten estos principios sobre el papel, sino que además redunden realmente en un desarrollo urbano más equilibrado, ha enfrentado no pocas dificultades. Una de las taras más habituales es la adopción de una óptica homogeneizadora, ciega a las particularidades y las necesidades del lugar donde se trabaja. El resultado salta a la vista: proyectos inconsecuentes con las características geográficas, socioeconómicas y culturales de una población dada, condenados al fracaso por la falta de conocimiento y comprensión de la realidad local. Otro problema que aflora con frecuencia es la imposibilidad de conciliar los intereses divergentes de los actores involucrados, o de encontrar una plataforma adecuada para encauzar conflictos y desavenencias en función de un objetivo común. Sin una metodología sensible a las formas de organización comunitaria, a los liderazgos y a las dinámicas locales de poder,

el proyecto no solo se puede estancar de forma irremediable; también puede reforzar de manera inopinada la desigualdad o agudizar la discordia dentro de la comunidad. No menos problemático resulta el descuido de la fase de investigación y el énfasis casi exclusivo en el diseño y la ejecución de proyectos. Períodos de investigación muy cortos o simplemente inexistentes no permiten aprovechar los potenciales y saberes locales, ni afincar la propuesta urbanística dentro del contexto ambiental, socioeconómico y cultural en el que se desenvuelve la vida de la comunidad. De la mano del poco interés por la investigación exhaustiva y participativa, los períodos de ejecución extensos terminan por favorecer la corrupción, el despilfarro y la ineficiencia. El sistema de Planos Vivos ha asumido un compromiso genuino con los principios de sostenibilidad y participación: sin ellos no es posible resolver las deficiencias y los problemas aquí descritos. Sin esos dos imperativos complementarios, la realización de proyectos arquitectónicos y urbanísticos que coadyuven a los procesos colectivos de transformación urbana resulta inviable. Son esos dos principios los que garantizan la articulación y el diálogo entre las realidades locales y las dinámicas globales. Como se hará evidente a lo largo de estas reflexiones metodológicas, la participación y la sostenibilidad no pueden ser entendidas como simples requisitos puntuales que deben ser cumplidos en algún momento del trabajo. Se trata, por el contrario, de dos ejes que estructuran la investigación en sus diferentes fases y que resultan determinantes en los diseños de la propuesta urbana y arquitectónica.

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Fundamentos metodológicos de Planos Vivos y su aplicación en Pescaíto

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Planos Vivos Pescaíto Fundamentos metodológicos de Planos Vivos y su aplicación

Introducción: Teoría y práctica de los Planos Vivos

El oficio etnográfico es consustancial a la perspectiva multidisciplinaria de esta propuesta: ofrece una mirada ajustada a la visión particular de la comunidad y de cada uno de los actores involucrados en la construcción del territorio”.

Participación y sostenibilidad La participación comunitaria es reconocida hoy en día como un elemento imprescindible en los procesos de transformación urbana. No hay una sola institución, desde los grandes organismos internacionales hasta la más pequeña de las entidades locales, que no proclame su voluntad de integrar a la comunidad en la toma de decisiones y en la ejecución de proyectos. La participación comunitaria está garantizada en el ordenamiento legal y aparece como exigencia indispensable en las licencias de obras públicas y de proyectos de explotación de recursos a gran escala. Ahora bien, en términos prácticos la participación sigue siendo concebida en buena medida como un mal necesario: en el mejor de los casos, un requisito que hay que cumplir a regañadientes; en el peor de los casos, un obstáculo que hay que salvar a como dé lugar. No son pocos los gestores de proyectos urbanísticos que reducen el momento de la participación a un par de “reuniones informativas” con la comunidad; reuniones que suelen privilegiar la visión de los poderes establecidos, o que se limitan a abrir canales de comunicación para que las personas puedan ventilar sus quejas y reclamos. Algunos gestores optan incluso por negociar tras bambalinas con algunas de las organizaciones locales más influyentes, sin escatimar ningún medio para asegurar la aprobación. Las instancias de participación se convierten entonces en un mero formalismo, vaciado de todo significado.

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Planos Vivos se sitúa en las antípodas de esta visión que todavía impera en el país (y no solo en él). La participación no puede ser confundida con el consentimiento (más o menos informado), la consulta puntual o la cooptación (más o menos abierta). Para garantizar la participación efectiva y autónoma de la comunidad en la transformación de su entorno urbano, otro debe ser el punto de parti-

da: la investigación misma debe ser planteada desde un comienzo como un emprendimiento participativo; uno que amplíe el espacio de reflexión y de acción de la comunidad y que guíe y retroalimente las etapas del trabajo. El fundamento metodológico que busca honrar este compromiso es el de la alteridad, asumida con plena consecuencia en sus más diversas facetas. La elaboración de un Plano Vivo es una invitación a conocer al “otro” desde el “otro” y a dejarse conocer por “los otros”, en un ejercicio de alteridad que supone la deconstrucción de las valoraciones personales y los prejuicios socioculturales. Se trata de un proceso de observación recíproca, basado en la empatía crítica y el trato cotidiano y personal, en el que los miembros de la comunidad y los integrantes del equipo de investigación tienen la oportunidad de conocerse mutuamente, sin que medien el acartonamiento ni el tono aleccionador de los que suelen adolecer los mecanismos formales de consulta. La alteridad es un redescubrimiento continuo de la realidad desde diferentes perspectivas. El investigador de campo del sistema de Planos Vivos debe estar en capacidad de retraer su punto de vista para observar las situaciones desde la mirada del habitante. En un segundo momento debe poder contrastar su propio enfoque con las múltiples perspectivas que ha conocido en su trato diario con la comunidad: así podrá registrar el significado profundo que los pobladores les confieren a las experiencias y los lugares cotidianos, por más sencillos y simples que parezcan. Esta mirada múltiple es la que permite identificar y sopesar las riquezas materiales e inmateriales del lugar; aquellas que determinan la calidad de vida de los habitantes. No en vano, la herramienta transversal del sistema de Planos Vivos es la etnografía. El oficio etnográfico es consustancial a la perspectiva multidisciplinaria


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de esta propuesta: ofrece una mirada ajustada a la visión particular de la comunidad y de cada uno de los actores involucrados en la construcción del territorio. El ejercicio etnográfico permite contextualizar la memoria viva y las costumbres de los habitantes dentro de los procesos socioeconómicos, políticos y culturales más amplios. En el ejercicio de alteridad a través de la aproximación etnográfica, lo mismo que en la combinación de la etnografía con el análisis cartográfico de perspectiva múltiple, queda plasmado el compromiso participativo del sistema de Planos Vivos. Ese es el mejor antídoto contra toda lógica que promueva la reificación del territorio o lo someta a una ‘visión panóptica’. La realización plena del principio de alteridad exige abandonar la investigación de gabinete: el trabajo de campo es el principal articulador del análisis y del diseño urbano, y bajo ninguna circunstancia puede ser concebido como simple apéndice auxiliar. La convivencia con la comunidad resulta aquí fundamental. Una convivencia sin prisas, que pueda detenerse con calma en la contemplación de lo cotidiano; una que dé tiempo para el aprendizaje genuino, ajeno a todo aire de suficiencia o juicio gratuito. En el caso concreto de Pescaíto, los investigadores de campo pasaron más de cuatro meses en el sector, respaldados por las visitas continuas de los integrantes encargados de la coordinación, la articulación de los diferentes ejes de la investigación y la elaboración de la propuesta urbanística y arquitectónica. Cada investigador se alojó en la casa de una familia pescaítera y se encargó de tejer una red de contactos que le permitiera conocer de primera mano las experiencias y los puntos de vista de diferentes miembros de la comunidad. El equipo de campo contó además con una oficina de trabajo ubicada en el centro simbólico y urbano de Pescaíto, junto a la

El énfasis en la aproximación individuo a individuo garantiza una visión más equilibrada y matizada, menos permeada por las narrativas establecidas y los enfoques homogeneizadores. Esa premisa de trabajo es la que previene la simple reproducción acrítica, sin beneficio de inventario, de las visiones predominantes en el lugar. Como ya fue explicado más arriba, la apuesta participativa de Planos Vivos no supone asumir a pie juntillas la perspectiva local; antes bien, el empoderamiento de la comunidad depende de una visión integral, que sepa articular analíticamente las diferentes voces –lugareñas y foráneas, afines y antagónicas– que construyen el territorio: esa visión es la que permite formular proyectos de transformación ajustados a la realidad del lugar. Sin una auténtica inmersión en la vida cotidiana, los investigadores difícilmente podrán sacar pleno provecho de los canales formales de participación y las redes institucionales existentes. Ese no es, empero, el mayor de los problemas: sin el conocimiento íntimo que brinda la convivencia, es imposible abrir espacio en el análisis a otros grupos y asociaciones informales, cuya labor es vital en la vida de la comunidad, pero que no se han animado a asumir un rol protagónico en la toma de decisiones. De ahí el esfuerzo del sistema de Planos Vivos por identificar y entrar en contacto con organizaciones formales e informales en los más diversos ámbitos, desde las juntas de acción comunal y las asociaciones gremiales, pasando por los centros de formación y los comités barriales, hasta los grupos de danza y las escuelas deportivas. Tanto o más importante resulta el trabajo cercano con los líderes comunitarios, aquellos comprometidos con la política local e investidos de algún tipo de autoridad institucional, y con los líderes que aquí denominamos “humanos”:

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cancha de fútbol de La Castellana y frente al parque principal. Esta oficina fue sede de importantes reuniones con los distintos líderes y habitantes del sector; reuniones que permitieron profundizar en algunas de las problemáticas identificadas por los miembros del equipo en sus diálogos puerta a puerta con la comunidad.

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Fotografías de Lourdes Ruiz y Mariana Gil Arboleda

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El equipo de Planos Vivos en el trabajo y la convivencia con la comunidad.

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Introducción: Teoría y práctica de los Planos Vivos

La investigación puerta a puerta como fundamento de la metodología de Planos Vivos. Fotografía de Mariana Gil Arboleda

aquellas personas queridas y respetadas por la comunidad, depositarias de una confianza a toda prueba y fuente de inspiración para todos por sus múltiples cualidades. No ejercen poder político, económico o religioso, ni defienden intereses particulares en relación con los procesos comunitarios. No generan discordia ni divisiones en la comunidad; por el contrario, disfrutan del cariño y honran la confianza de las personas. En el caso concreto de Pescaíto, el equipo de investigación tuvo la oportunidad de intercambiar ideas y puntos de vista con cerca de cuarenta organizaciones de toda índole. Además pudo conocer de primera mano las experiencias de vida de treinta líderes, entre comunitarios y humanos. Sus conocimientos, observaciones y aspiraciones constituyen uno de los pilares de la propuesta que ponemos aquí a consideración de los lectores. Sobra advertir que la participación exige como contraprestación la confidencialidad en el manejo de la información. Todos los participantes son instruidos sobre sus derechos al respecto, y la utilización de la información dentro de la plataforma, lo mismo que su publicación en los diferentes formatos, dependen del consentimiento por escrito de las personas. Aquella información que pueda afectar la privacidad, o que pueda poner en riesgo a los entrevistados, es tratada con todo el cuidado y toda la reserva, y su almacenamiento está protegido por los estándares más altos de seguridad.

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Al rechazar la idea de la participación como mero requisito, y asumirla en cambio como piedra angular del trabajo de investigación, Planos Vivos está en capacidad de darle nueva proyección al segundo de sus imperativos, el de la sostenibilidad. En el plano discursivo, nadie pone en tela de juicio la necesidad prioritaria de formular estrategias de desarrollo sostenible que realmente sean dignas del nombre. No obstante, en la práctica el principio de sostenibilidad sigue muy ligado a nociones como la conservación y la mitigación de impactos. Estas nociones son en sí mismas muy valiosas, naturalmente, y han contribuido a poner en primer plano las consecuencias indeseadas y las secuelas negativas de los modelos de desarrollo que han

sido planteados hasta la fecha. Ahora bien, en no pocos casos esas mismas nociones han introducido disyuntivas problemáticas a la hora de planear y ejecutar proyectos de renovación y transformación urbana. En efecto, aún hoy son muchas las propuestas que conciben la relación entre desarrollo urbano y sostenibilidad como la de dos caminos separados que corren en paralelo. Cada camino opera bajo su propia lógica y solo en pequeños tramos llegan a unirse bajo fórmulas que mitiguen excesos o conserven remanentes de una realidad urbana en trance de desaparición. Así, por ejemplo, un proyecto puede prometer un salto cualitativo en el crecimiento económico de un lugar, a costa de un impacto ambiental desproporcionado. El componente de sostenibilidad constituye aquí una suerte de compensación que, en la forma de zonas aledañas de reserva ecológica o de obras de mitigación, viene a aliviar –ex post facto– las peores repercusiones ambientales. Otro proyecto hipotético puede, por su parte, satisfacer de forma acomodaticia y parcial criterios de sostenibilidad: bien puede asumir el saneamiento y la conservación de un sector considerado como patrimonio cultural, pero en el proceso de renovación contravenir principios de equidad e inclusión social al forzar la salida de los antiguos moradores. Ejemplos como los que acabamos de mencionar abundan en la práctica. Hoy más que nunca es necesario insistir en las sinergias que el desarrollo urbano pensado desde la sostenibilidad, tanto como la sostenibilidad pensada desde el desarrollo urbano, pueden desencadenar. La condición necesaria para realizar ese potencial no es otra que la de la investigación participativa como soporte del diseño sostenible. No se trata aquí de plantear una armonización absoluta entre intereses, enfoques y prioridades que pueden divergir y que en no pocas ocasiones antagonizan abiertamente: existen indudables puntos


La investigación y la formulación de proyectos de índole participativa puede ser conjugada con prácticas sostenibles en un círculo virtuoso de transformación urbana. Al examinar los problemas y los potenciales ambientales a través de la experiencia de los propios habitantes, por ejemplo, la aproximación etnográfica de Planos Vivos promueve un diálogo crítico dentro de la comunidad frente al agotamiento de recursos y las prácticas depredadoras del medio ambiente. Ese mismo diálogo facilita, a su vez, la identificación de aquellas estrategias que han permitido un aprovechamiento de recursos adaptado a los condicionamientos ecológicos. La plataforma de Planos Vivos permite además combinar los resultados de la aproximación etnográfica con la valoración de la riqueza ecológica del territorio, sustentada en múltiples recorridos sobre el terreno y en la información provista por las fuentes secundarias más relevantes. En esa medida, Planos Vivos favorece formas de comprensión y construcción del territorio comprometidas con la sostenibilidad ambiental. En el caso concreto de Pescaíto, su ubicación geográfica privilegiada y el arraigo de sus habitantes le han deparado un potencial ambiental envidiable, pero los desafíos derivados del poblamiento espontáneo, la precariedad en la vivienda o las graves deficiencias en el equipamiento urbano, por citar tres problemas acuciantes, también han dejado

En la medida en que permite sacar a la luz las relaciones entre la sostenibilidad ambiental del hábitat urbano y las realidades socioeconómicas, Planos Vivos también está en capacidad de aportar elementos de juicio para orientar el potencial organizativo, económico y sociocultural de una comunidad hacia nuevas actividades. Su plataforma permite visibilizar en clave socioespacial aquellas dinámicas que atentan contra la equidad y la inclusión social, lo mismo que identificar aquellos conflictos prolongados que constriñen las oportunidades económicas de los habitantes. La aproximación histórica propuesta por Planos Vivos permite vincular analíticamente las transformaciones económicas con el desarrollo urbano, lo mismo que sopesar sus repercusiones en el presente: la propuesta comprometida con la creación de nuevas fuentes de empleo, en la forma de trabajo digno y significativo para los habitantes, solo tendrá oportunidad de prosperar en un diálogo crítico con las fuerzas socioeconómicas que han moldeado el territorio. No menos importante, la aproximación histórica y antropológica de Planos Vivos pone de relieve aquellos elementos que constituyen la memoria viva y las tradiciones de un lugar: los hábitos, saberes, experiencias y habilidades locales deben ser integrados en una estrategia que les garantice nueva proyección. Este camino permite fortalecer las capacidades de los habitantes desde la experiencia misma de la comunidad, en un ejercicio que, sin desconocer en ningún caso la importancia del sistema educativo, trasciende la definición más restringida de capital humano en función de la educación formal y la calificación laboral acreditada. En lo que se refiere a su dimensión socioeconómica, Pescaíto se encuentra en un período complejo de transición. Aquellas actividades que en su momento definieron la vida en el sector, como por ejemplo la actividad portuaria y ferroviaria o la pesca

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una huella medioambiental negativa. La vocación turística de la región le abre oportunidades insospechadas a Pescaíto, pero su aprovechamiento depende de la capacidad de vincular una gestión comunitaria ecológicamente consciente con el saneamiento y la renovación urbana.

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de fricción entre el crecimiento urbano y la sostenibilidad, y no es fácil alcanzar un desarrollo equilibrado que satisfaga las principales necesidades y expectativas de los actores involucrados. Igual es evidente que la investigación participativa sí puede contribuir a prevenir salidas en falso, anticipar posibles dificultades, tramitar a tiempo conflictos latentes y acercar posturas a primera vista opuestas. Limitarse a apagar incendios en la fase de ejecución con instrumentos ad hoc de participación y sostenibilidad ya no es una opción viable.

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La vocación turística de la región le abre oportunidades insospechadas a Pescaíto, pero su aprovechamiento depende de la capacidad de vincular una gestión comunitaria ecológicamente consciente con el saneamiento y la renovación urbana”.

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Planos Vivos Pescaíto Introducción: Teoría y práctica de los Planos Vivos Fundamentos metodológicos de Planos Vivos y su aplicación

La convivencia con la comunidad: la celebración conjunta del Carnaval en uno de los patios de Pescaíto. Fotografía de Mariana Gil Arboleda

artesanal, han experimentado transformaciones profundas o están sumidas en un declive secular. No son pocas las incertidumbres que pescaíteros y pescaíteras enfrentan de cara al futuro. En cualquier caso, la investigación de Planos Vivos ha revelado un rico acervo sociocultural, del que los habitantes podrán echar mano para adaptarse a los cambios que se han ido perfilando en las últimas décadas. La propuesta de transformación urbana que sepa aprovechar y potenciar esos insumos socioculturales tiene las mejores posibilidades de contribuir a la solución de aquellos problemas socioeconómicos que no dan más espera. El lector o la lectora tendrá la oportunidad de seguir de cerca la manera en que los diferentes niveles de análisis de Planos Vivos convergen en una propuesta de transformación urbana comprometida con la sostenibilidad social y económica del sector. Por otro lado, es bien sabido que la sostenibilidad ambiental, social y económica depende en no poca medida del fortalecimiento de la gobernanza. No en vano, uno de los pilares del enfoque participativo de Plano Vivos está en el trabajo mancomunado: la investigación habrá logrado su cometido si contribuye a fortalecer el potencial organizativo de la comunidad y su empoderamiento frente a otras instancias de decisión y control. Ya advertimos más arriba que el énfasis de esta propuesta radica en la colaboración de igual a igual tanto con las organizaciones formales del lugar como con las informales. La participación activa tanto de los líderes comunitarios y humanos como de la población en general en la concepción y ejecución de proyectos es invaluable en el propósito de garantizar una transformación que sea sostenible en términos de gobernanza.

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Pescaíto goza en este aspecto de un potencial extraordinario: la capacidad de gestión y de lucha de sus gentes se ha plasmado en organizaciones robustas y en canales de participación dinámicos.

No obstante, la precariedad que afecta al sector en diferentes esferas de la vida urbana, las limitaciones de la presencia estatal y el –por momentos– bajo nivel de responsabilidad política en la órbita distrital y departamental, entre otros factores, subsumen en no pocas ocasiones las estructuras comunitarias bajo redes clientelistas y “microempresas” político-electorales. No son raras las ocasiones en las que la consecución de recursos para una obra, lo mismo que la intervención gubernamental en la solución de algún problema puntual, dependen de mecanismos complejos de intercambio clientelista. Si bien estos mecanismos pueden resultar eficaces para alcanzar objetivos inmediatos, en el largo plazo socavan irreparablemente la autonomía organizativa y la capacidad de gestión de las comunidades. Propuestas como la de Planos Vivos promueven el fortalecimiento de las redes y liderazgos locales, no solo al integrarlos como gestores (y no simples destinatarios) de los proyectos urbanísticos y arquitectónicos, sino además al entregarles un papel protagónico en su administración y ulterior desarrollo. La apropiación de los nuevos espacios pasa necesariamente por la consolidación de estructuras organizativas que le permitan a la comunidad hacerse corresponsable de ellos y exigir de otros actores institucionales el cumplimiento de obligaciones y compromisos adquiridos. El compromiso con la sostenibilidad en términos de gobernanza no se limita al involucramiento de las organizaciones y los liderazgos comunitarios en la concepción, construcción y administración de proyectos concretos. Al registrar todo el proceso de investigación y diseño en su plataforma digital, Planos Vivos abre un espacio para que los habitantes y demás actores involucrados reflexionen críticamente sobre la construcción del territorio, incorporen nuevas fuentes de información a la plataforma, contribuyan con un conocimiento


Tal como se desprende de las líneas precedentes, el fomento de la participación comunitaria, la gobernanza y la sostenibilidad depende de su articulación temprana en la etapa de investigación. Más adelante, en el aparte dedicado a la semilla del sistema de Planos Vivos, abordaremos con mayor detalle la manera en que estos principios son integrados en las diferentes fases de la labor investigativa. Antes es necesario detenerse brevemente en el fundamento metodoilógico que orienta el trabajo dentro de Planos Vivos, desde la concepción inicial y las reuniones exploratorias con la comunidad, pasando por la investigación participativa y la formulación de la propuesta de renovación urbana, hasta su ejecución física y posterior proyección en el marco de la plataforma virtual.

L a metodoilogicología dentro del sistema de P lanos Vivos Una de las mayores dificultades que enfrenta la realización de proyectos sostenibles y participativos se deriva de la pretensión de encontrar modelos universales que garanticen resultados uniformes, independientemente del medio geográfico, socioeconómico y cultural en el que dichos modelos deban ser aplicados. El supuesto que subyace a este afán es evidente: aquellas propuestas que –al menos sobre

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La metodoilogicología reivindica, en primera instancia, un sano escepticismo frente a las pretensiones de validez universal de cualquier aproximación a los problemas del desarrollo urbano. Una pizca de ironía –bien dosificada y carente de todo cinismo– es indispensable a la hora de medir la distancia entre los objetivos de las recetas ecuménicas y los resultados de su aplicación concreta. Las panaceas del urbanismo generan usualmente más problemas que soluciones, y en cualquier caso suelen obedecer a estructuras de decisión rígidas y verticales, que no consultan los intereses y las necesidades de las comunidades afectadas. Dichas panaceas suelen imponer una idea sesgada de interés general en desmedro de la participación, la sostenibilidad y la gobernanza. En este sentido, la metodoilogicología busca precaver contra toda metodología hermética, impermeable al medio en el que debe ser desplegada. Se trata de un principio que abre el horizonte de investigación a aquellas dinámicas y problemáticas locales que los enfoques prefabricados no saben aprehender ni valorar. La metodoilogicología constituye un guiño a la inclusión de aquellos hábitos, prácticas y percepciones locales que un marco homogeneizador e indiferenciado no consigue integrar en su lógica de análisis.

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No se trata, en ningún caso, de poner en tela de juicio el rigor en la investigación, la sistematicidad en la recopilación de información o el cuidado en la ilación lógica de los argumentos. La metodoilogicología no es en este sentido una invitación al manejo puramente intuitivo de la información (otra cosa muy distinta es sacar el máximo provecho de la intuición en el trabajo investigativo). Tampoco promueve el uso más o menos idiosincrático de las herramientas de investigación, o la renuncia al razonamiento sistemático frente a las múltiples ambigüedades y contradicciones del mundo social en sus diversas dimensiones. Su punto de partida no es la oposición entre logos y pathos. Al acuñar el

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el papel– apelan a indicadores homogéneos y modelos generales creen poder reclamar para sí mayor relevancia y vigencia que aquellas que responden a particularidades locales y criterios que no se dejan extrapolar sin más a otros contextos.

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cada vez más integral del lugar y amplíen el campo de acción de sus organizaciones. La plataforma constituye en este sentido un repositorio archivístico interactivo para almacenar los aportes de los propios habitantes o de grupos académicos, así como los de instituciones, empresas y organismos privados y públicos. Al posibilitar un proceso de documentación activo y progresivo, en el que dichos aportes estén disponibles para su consulta y contrastación de forma permanente, Planos Vivos respalda la continuidad en el debate público y el seguimiento a las políticas urbanas. La plataforma facilita así la comunicación entre diversos actores, la toma de decisiones concertada y una rendición de cuentas más transparente en todos los temas relacionados con el hábitat urbano. En esa medida, el Plano Vivo de un lugar se puede transformar en una herramienta eficaz de gobernanza.

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[…] Planos Vivos respalda la continuidad en el debate público y el seguimiento a las políticas urbanas. La plataforma facilita […] la comunicación entre diversos actores, la toma de decisiones concertada y una rendición de cuentas más transparente en todos los temas relacionados con el hábitat urbano”.

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El fútbol calle: componente imprescindible de “la ley y el orden de la calle” en Pescaíto. Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre

término, la mira estuvo puesta antes que nada en contrarrestar una mera ‘visión panóptica’ de las dinámicas socioespaciales, tal como fue explicado en la sección teórica de este capítulo. El éxito del enfoque metodoilógico no depende de una suerte de ‘ludismo analítico’ que sustraiga los fenómenos y procesos propios de un lugar al examen racional; exige, sí, un compromiso con nuevas herramientas que permitan acercarse con rigor a la realidad urbana a partir del punto de vista y la experiencia de sus habitantes. El caso de la elaboración del plano del brote de cólera en Londres, descrito más arriba, señala un camino a seguir: la “investigación detectivesca de pavimento” de Snow y Whitehead recoge el principio metodoilógico que Planos Vivos abandera para hacer inteligibles las lógicas territoriales locales.2 En la raíz misma de la aproximación metodoilógica está la apuesta por el humor como herramienta de conocimiento. Su versatilidad y agudeza permiten revaluar conceptos en apariencia autoevidentes a través de la simple transposición de unas letras, lo mismo que deconstruir discursos establecidos con solo llevar alguno de sus supuestos hasta sus últimas consecuencias. Todo modelo de análisis tiene sus puntos ciegos y recurre a simplificaciones, distorsiones y especulaciones más o menos fundadas. El desenfado metodoilógico constituye una admonición –no hay que dar ningún esquema de investigación por sobrentendido– y una invitación –siempre será posible poner en tela de juicio los conceptos y métodos con los que se trabaja, en un proceso de continuo refinamiento–. La postura metodoilógica es, antes que nada, una forma de irreverencia auto2

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La expresión original de Steven Johnson es “shoe-leather detective work”, literalmente “trabajo detectivesco de suela de zapato”. Véase su The Ghost Map: A Street, an Epidemic and the Hidden Power of Urban Networks. Londres et al.: Penguin Books, 2008. Las observaciones aquí planteadas sobre el trabajo de Snow y Whitehead se basan en este libro.

crítica: la impertinencia del humor pone a prueba los asertos y las premisas de un modelo, lo obliga a bajar de la torre de marfil y lo empuja a la calle, de donde podrá regresar, maltrecho y enriquecido a la vez, a la reflexión de escritorio. En su evaluación de la importancia del humor –que no lo simplemente cómico– para la literatura, Julio Cortázar dejó unas observaciones que bien pueden ser extendidas a las cuestiones aquí discutidas: Esos valores que se dan como aceptados y que suelen merecer un tal respeto de la gente, el humorista suele destruirlos con un juego de palabras o con un chiste. No es exactamente que los destruya pero por un momento los hace bajar del pedestal […]. El humor puede ser un gran destructor pero al destruir construye. […] El mecanismo del humor funciona un poco así: echa abajo valores y categorías usuales, las da vuelta, las muestra del otro lado y bruscamente puede hacer saltar cosas que en la costumbre, en el hábito, en la aceptación cotidiana, no veíamos o veíamos menos bien.3

Un buen ejemplo del potencial heurístico y analítico del humor –en su vena cortazariana– lo ofrece el concepto de “la ley y el orden de la calle”, tal como lo emplea Jane Jacobs en su célebre Muerte y vida de las grandes ciudades.4 A primera vista, fuera de su contexto original, el término parecería hacer alusión a la violencia (latente y efectiva), al crimen organizado y a la anomia presuntamente imperantes en los antiguos barrios en decadencia y en los suburbios marginales de 3 4

Julio Cortázar, Clases de literatura. Berkeley, 1980. Bogotá: Alfaguara, 2014, pp. 159-60 Véase Jane Jacobs, Muerte y vida de las grandes ciudades, traducido del inglés por Ángel Abad y Ana Useros. Madrid: Capitán Swing Libros, 2011 [1961], p. 67. La expresión original es “street law and order”, que los traductores del libro traducen como “ley y justicia callejera”, y que también podría ser traducida como “seguridad ciudadana de la calle” u “orden público de la calle”. En este contexto concreto, preferimos emplear una traducción literal.


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Los principales espacios del fútbol calle en Pescaíto

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las grandes ciudades. En no pocos lugares de las grandes aglomeraciones urbanas, las únicas leyes vigentes parecerían ser –al menos en la percepción de muchos habitantes, aunque no necesariamente en la de los residentes de dichos sitios– la del más fuerte y la del talión. Las respuestas reflejas a los problemas de seguridad ciudadana suelen reducirse a condenar el “caos en las calles”, clamar por un incremento sustancial en el pie de fuerza policial y contratar seguridad privada en caso de poder costearla. En un gesto notable de prestidigitación verbal, que ilustra la capacidad del humor de jugar con el doble sentido y revelar significados insospechados, Jane Jacobs les da un nuevo giro a “la ley y el orden de la calle”, pues los integra dentro de su elogio de las aceras como garantes de la seguridad ciudadana, como foro privilegiado de la vida pública y como aulas indispensables en la educación de niños y niñas. La vitalidad de aquellas aceras que encauzan flujos incesantes de personas, y que facilitan

encuentros casuales entre multitudes, añade “más ojos” a los que normalmente están pendientes de la calle e invita a los habitantes de las viviendas adyacentes a que dirijan su mirada al exterior. El movimiento espontáneo de la calle propicia así la autorregulación ciudadana, sirve de disuasivo contra el crimen y redunda, en último término, en el fortalecimiento de la confianza recíproca entre todos los que usan y disfrutan de las aceras. La animación en la calle no constituye, por supuesto, una panacea, ni suplanta el despliegue razonado de la policía, pero sin los intercambios imprevistos, casi aleatorios, que el tráfico peatonal provoca, la calle se despersonaliza y se convierte en presa fácil de la delincuencia. Ninguna medida policiva puede compensar por sí sola el alto grado de exposición al crimen de las calles despobladas, o de aquellas carentes de una vida urbana vibrante y variada. Frente al tema de la seguridad ciudadana, ningún proyecto de renovación se puede dar el lujo de ignorar la importancia capital del tejido

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Planos Vivos Pescaíto Introducción: Teoría y práctica de los Planos Vivos Fundamentos metodológicos de Planos Vivos y su aplicación

Ninguna medida policiva puede compensar por sí sola el alto grado de exposición al crimen de las calles despobladas, o de aquellas carentes de una vida urbana vibrante y variada”.

social, tal como se genera y se fortalece en la calle a través de “[l]a suma de todos estos contactos casuales y públicos en un nivel local, la mayoría de ellos fortuitos, la mayoría propiciados por recados que la gente hace para sí misma, no por encargo”.5 Sin un énfasis metodoilógico comprometido con un urbanismo de abajo hacia arriba, que subraye la relevancia de “la ley y el orden de la calle”, las propuestas urbanas corren el riesgo de naufragar frente a los problemas relacionados con la seguridad de la comunidad y la confianza entre sus integrantes. En muchos casos, por cuenta de la falta de elementos de juicio, a dichas propuestas no les queda más remedio que desentenderse por completo de estas cuestiones, como si no fueran de su incumbencia y les correspondiera a otros resolverlas una vez han sido ejecutados los proyectos. En otros casos, el desconocimiento de las dinámicas sobre el terreno lleva a la formulación de soluciones arquitectónicas y urbanísticas aferradas a visiones autoritarias y represivas de la seguridad que, lejos de ofrecer respuestas transformadoras, contribuyen a erosionar aún más el tejido social. Pescaíto goza en este aspecto de un potencial inigualable, dada la vitalidad de sus calles y la activa apropiación que de ellas hacen –al menos de la mayor parte– los habitantes en su trasegar cotidiano. Un indicador fehaciente de la buena salud de la que todavía goza la vida pública sobre el asfalto la constituye la práctica difundida del fútbol calle, que representa sin lugar a dudas uno de los patrimonios más valiosos del sector (plano 1.3). No obstante, los pescaíteros y las pescaíteras han acusado con creciente intensidad los efectos de la inseguridad. El recurso a las rejas –sobre todo a aquellas tipo jaula– para proteger las viviendas ilustra de manera elocuente la percepción de vulnerabilidad frente a las formas de criminalidad de mayor impacto en el sector. Las rejas no solo ponen de manifiesto el temor generado por la inseguridad, sino que de hecho la acentúan, por cuanto tienden a aislar a los habitantes de los flujos y los intercambios cotidianos

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5

Jane Jacobs, Muerte y vida de las grandes ciudades, p. 84.

que precisamente contribuyen a hacer de la calle el sostén de la seguridad ciudadana. En el capítulo 4 ahondaremos en el tema de las rejas en Pescaíto; por lo pronto debemos subrayar que si bien la sensación de protección que ofrecen resulta incuestionable, no es menos cierto que su instalación priva a la calle de muchos de los “ojos” que son indispensables en la autorregulación de una comunidad. Este déficit se ve exacerbado allí donde intervenciones urbanas desafortunadas han asfixiado la diversidad propia del intercambio en las aceras, han truncado el flujo de personas y han dejado las calles a merced de las actividades delictivas, tal como sucedió en el sector de El Boro. El lector o la lectora podrá apreciar a lo largo de estas páginas la manera en que, a través de la pasión por el fútbol calle en Pescaíto, el enfoque metodoilógico de Planos Vivos busca aprovechar “la ley y el orden de la calle” para plantear una solución urbana sostenible a un problema que no da más espera. El enfoque interdisciplinario y ecléctico de Planos Vivos depende de un alto grado de sistematicidad, dado que busca desentrañar las relaciones entre las diferentes dimensiones de la realidad urbana. Bajo ninguna circunstancia se debe concebir el principio metodoilógico como simple contraposición entre la esfera local y las lógicas y procesos globales, como si se tratara de realidades mutuamente excluyentes o de compartimientos estancos. Precisamente porque se trata de ámbitos conectados por múltiples vasos comunicantes, es necesario desarrollar una metodología que, al promover la inmersión en la realidad material e inmaterial de la comunidad, haga justicia a la dimensión local y permita así entender sus interacciones con la dimensión global. El impacto positivo de las iniciativas urbanas, tanto como su apropiación y posterior desarrollo por parte de la comunidad, depende de su capacidad de incluir a los pobladores como aportantes de ideas, conocimientos, experiencias y tradiciones. Sin una metodología que se esfuerce por estudiar a fondo los hábitos y las costumbres locales, los proyectos de renovación urbana mantendrán –más allá de sus


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R aiz socio econ ó mica

Una herramienta de cuño metodoilógico, como el diagrama de ser y tener, ofrece una lectura más equilibrada del sector. El contraste de los indicadores socioeconómicos y los análisis urbanos tradicionales, por un lado, con las opiniones de los habitantes y los resultados de la investigación etnográfica, por el otro, permite ganar una perspectiva mucho más balanceada de la realidad urbana de Pescaíto.

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D i a gr a m a d e s e r y t e n e r p a r a P e s c a í t o

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¿Las condiciones urbanas y socioeconómicas de Pescaíto son buenas?

¿Le gusta su barrio? ¿Quiere seguir viviendo en Pescaíto?

Desde el tener podemos concluir que las condiciones urbanas son deficientes, y que la situación socioeconómica es precaria en muchos aspectos. Se trata del sector con mayor densidad dentro de Santa Marta, con un agudo problema de hacinamiento, como lo reflejan las encuestas del Sisbén: casi el 60 % de los encuestados vive en cuartos. La cobertura del acueducto y del alcantarillado es insuficiente, y la prestación de los servicios domiciliarios está sujeta a un sinnúmero de problemas. La carencia de redes pluviales y la obsolescencia de las de alcantarillado exponen a los habitantes de Pescaíto a uno de los problemas ambientales más graves de Santa Marta, como lo es el de las inundaciones y el colapso del sistema de alcantarillado cuando llueve intensamente. Pese a contar con una buena oferta de colegios en el sector, el nivel educativo no es alto: 36.7 % de los habitantes tiene algún grado de educación primaria y 31.3 % alguno de educación secundaria. Un 22.6 % carece de educación formal, y solo 9.4 % ha accedido a la educación superior. La situación laboral es crítica, pues casi el 50 % de la población no ejerce ninguna actividad laboral, y solo el 13 % tiene un trabajo estable. Un alto porcentaje de la población se encuentra en situación de pobreza, y más de un 95 % de los encuestados por el Sisbén percibe menos de un salario mínimo como ingreso mensual. (El lector o la lectora encontrará en el siguiente capítulo un análisis desglosado de los indicadores que sustentan este panorama). Estos datos coinciden con las opiniones negativas que los habitantes tienen sobre la situación urbana y socioeconómica de Pescaíto, como pudimos constatar en la investigación etnográfica al preguntarles por los problemas más graves del sector o por aquellas cuestiones que más les disgustan o preocupan.

No obstante, una aproximación desde el ser revela que la percepción de los habitantes frente al sector es mayoritariamente positiva. Ante la pregunta: “¿Si pudiera vivir en otro barrio, se iría?”, el 78 % de los hombres y el 60 % de las mujeres respondió que no lo haría. Al indagar por las razones por las que los habitantes no están dispuestos a abandonar el sector, el 62 % de los entrevistados dijo estar amañado y a gusto en Pescaíto, en especial por la buena convivencia. No en vano, un 60 % coincidió en afirmar que la amabilidad de los vecinos y la buena convivencia es lo que conservaría y dejaría tal cual se manifiesta hoy en día.

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Al contrastar estos aspectos para observar la realidad urbana de Pescaíto desde el ser y desde el tener, es posible llegar a conclusiones más matizadas. Pese a los graves problemas urbanos y socioeconómicos que aquejan a Pescaíto, el arraigo y la buena convivencia son determinantes para los pobladores al momento de evaluar sus perspectivas, considerar su permanencia y definir su futuro dentro del sector. En las páginas de este libro, el lector o la lectora podrá ahondar en los vínculos afectivos que definen la calidad de vida en Pescaíto; aquellos que se nutren del contacto en la calle y de las reuniones en los frentes de las casas y en los patios, y que se fortalecen al departir en las esquinas, jugar fútbol o celebrar durante el carnaval. La posibilidad de sopesar cabalmente estos elementos en el análisis depende, en último término, de una aproximación etnográfica capaz de desentrañar las múltiples interdependencias entro lo material y lo inmaterial. En este sentido, la apuesta metodoilógica del diagrama de ser y tener rinde tributo al trabajo de investigadores como Jane Jacobs, Lina Bo Bardi o Hassan Fathy.

Diagrama de ser y tener Metodología Planos Vivos®

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Planos Vivos Pescaíto Introducción: Teoría y práctica de los Planos Vivos Fundamentos metodológicos de Planos Vivos y su aplicación

Bosquejo de la semilla de Planos Vivos: sus seis raíces le dan arraigo en el lugar y le permiten remontarse hacia lo alto para ganar diferentes niveles de abstracción y análisis. Metodología Planos Vivos®

buenas intenciones– el carácter de imposición externa. El enfoque urbanístico que quiera involucrar a la población en el acto de crear, de innovar y de construir debe por tanto ampliar su mirada e incluir en el análisis aspectos que otras aproximaciones suelen ignorar. En ese propósito, la metodoilogicología busca contrastar y articular en el análisis información cualitativa y cuantitativa, socioeconómica y etnográfica, estadística y testimonial, en un esfuerzo por aproximarse a la realidad urbana a través de indicadores que den cuenta del tener y de indicadores que abarquen el ser, tal como lo ilustra el diagrama de ser y tener para Pescaíto. La i que Planos Vivos intercala en su enfoque metodoilógico busca, pues, sumar y no restar perspectivas al análisis de una realidad compleja: se trata de incluir y poner en un primer plano las experiencias, los saberes y las percepciones de los habitantes en la construcción del territorio. Esa es la esencia del enfoque metodoilógico: el conocimiento del lugar a partir de la cotidianidad y los testimonios de las personas; un tipo de conocimiento que solo puede ser adquirido en el trato diario con los habitantes. A partir de ahí la dimensión local puede ser integrada con mayor provecho en perspectivas que empleen otros lentes de aumento para una visión más panorámica: al ahondar tanto en los aspectos que definen la particularidad de lo local como en su relación con lo global, la metodoilogicología permite la orientación de los proyectos hacia procesos participativos y sostenibles.

L a semilla de Planos Vivos: diagrama metodológico

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En la búsqueda de un desarrollo urbano equilibrado y sostenible, el sistema de Planos Vivos propone un enfoque integral e interdisciplinario que abarque diferentes dimensiones de la vida social y la construcción del territorio. La metodología de

trabajo de Planos Vivos está articulada en torno al estudio de los seis fundamentos de los procesos socioespaciales: las raíces ambiental, sociocultural, socioeconómica, histórica, política y urbana. En la semilla de Planos Vivos (fig. 2), el diagrama metodológico que ilustra de manera esquemática las diferentes fases de la investigación, los lectores pueden observar la manera en que esta propuesta profundiza paulatinamente en el conocimiento de los pobladores e incorpora las experiencias y procesos que moldean su hábitat. Se trata de tres fases diferentes, que permiten a los investigadores pasar sucesivamente de la contextualización general del lugar a la contextualización detallada y de ahí a la específica, soportada por la plataforma virtual de Planos Vivos. El nombre del diagrama resume de manera gráfica la premisa fundamental de esta propuesta: el Plano Vivo de un lugar no es un modelo prefabricado que puede ser trasplantado a discreción. Sus lineamientos generales ya están estructurados ab ovo, pero es solo después de que su semilla es sembrada en el territorio que el Plano germina y empieza a desarrollarse. Sus seis raíces conceptuales le permiten arraigarse al suelo: ellas nutren sus diferentes fases de crecimiento y le sirven de ‘polo a tierra’ a medida que se remonta hacia lo alto para ganar diferentes niveles de abstracción y de análisis. En consonancia con la apuesta participativa, la primera fase constituye una doble aproximación al lugar, a partir de un barrido preliminar de información archivística, bibliográfica y digital, por una parte, y a través del contacto directo con la comunidad y con los actores comprometidos con la transformación urbana, por la otra. La segunda fase corresponde a la integración del equipo de investigación en la comunidad y al trabajo de campo interdisciplinario y participativo: se trata de un proceso de índole colaborativa guiado tanto por las diferentes perspectivas disciplinarias como por la experiencia y los saberes de los habitantes. La tercera fase contempla la transcripción, la edición, el montaje virtual y el análisis de la información recogida en campo y su articulación en el Plano Vivo del lugar. Así mismo incluye la identificación de temas o problemáticas que ameriten investigaciones especializadas y que por lo general implican el diseño y la realización del trabajo de campo correspondiente. La plataforma, por su parte, permite combinar enfoques cartográficos, estadísticos, históricos, urbanísticos y antropológicos en la formulación de una propuesta urbana


Figura 2. La semilla de Planos Vivos. R aiz pol í tica

Metodología Planos Vivos®

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Fundamentos metodológicos de Planos Vivos y su aplicación

Introducción: Teoría y práctica de los Planos Vivos

Planos Vivos Pescaíto

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Figura 3. Fase 1: Análisis general de contexto

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y arquitectónica participativa, sostenible y comprometida con la gobernanza. A continuación presentamos una breve síntesis de las tres fases de investigación de Planos Vivos. Primera fase: Contextualización general. Acercamiento, proyección y validación (fig. 3) El primer paso en la investigación consiste en un barrido de información en archivos públicos y privados, bibliotecas, dependencias institucionales y repositorios digitales con el objeto de compilar, seleccionar y sistematizar la información más relevante sobre el lugar. Los resultados preliminares de la investigación archivística, bibliográfica y digital son consignados en un informe que organice la información de acuerdo a las seis raíces descritas anteriormente. Este primer balance permite, entre otras cosas, determinar las características geográficas y socioeconómicas del territorio estudiado; identificar los principales actores comunitarios, privados e institucionales; evaluar la situación de orden público y seguridad, así como sopesar el impacto de los problemas sociales y urbanos que más afectan a la comunidad. Con base en la información recogida en dicho informe, se procede a contactar a los actores y organizaciones de mayor importancia para involucrarlos en el diseño y la planeación de las diferentes etapas de la investigación. Miembros del equipo se reúnen con funcionarios públicos, con miembros de organizaciones no gubernamentales, con empresarios y con otros representantes del sector privado para recoger sus puntos de vista y explicarles el tipo de aproximación propugnada por Planos Vivos. El factor crítico lo constituye en esta fase el primer contacto con la comunidad. Para tal efecto, el coordinador o la coordinadora del trabajo de campo se desplaza hacia el lugar, busca alojamiento en una casa de familia y adelanta una investigación de campo preliminar, con énfasis en la identificación de aquellos canales que mejor sirvan al propósito de socializar el proyecto. En sendas presentaciones para la comunidad en general y las organizaciones comunitarias en particular, el coordinador o la coordinadora debe explicar los fundamentos, los procedimientos y los propósitos

de la iniciativa, así como recoger las inquietudes y expectativas que esta genere entre la población. Al final de la reunión, las organizaciones comunitarias firman una carta de interés y un acta de aceptación, en la que quedan especificados los compromisos de parte y parte. A su regreso, el coordinador o la coordinadora prepara un informe preliminar de campo que registre sus primeras impresiones y sus experiencias en el proceso de socialización de la propuesta. A partir de la información provista por los informes preliminares, el director de Planos Vivos y su equipo de trabajo evalúan la pertinencia, la factibilidad y el grado de aceptación de la propuesta entre los habitantes. Si el proyecto es juzgado como viable según estos criterios, se procede a conformar un comité de acompañamiento en cabeza de la institución o dependencia pública responsable del proyecto. Este comité está integrado por los representantes de los actores y organizaciones comprometidos con el enfoque general de Planos Vivos y su propuesta concreta de renovación urbana para el lugar. A dicho comité le corresponde la aceptación formal de la propuesta, el seguimiento de las diferentes etapas del trabajo y el acompañamiento en la solución de los problemas que se presenten durante el proceso de investigación y ejecución del proyecto. Una vez aceptada la iniciativa, el equipo de Planos Vivos, de consuno con el comité de acompañamiento y con la comunidad, organiza talleres de trabajo para definir y ajustar los componentes, herramientas e instrumentos del Plano Vivo según las particularidades del lugar y las necesidades y expectativas de los actores involucrados. El instrumental analítico del que puede echar mano el sistema de Planos Vivos es muy amplio, e incluye investigaciones especializadas realizadas por terceros, documentos de archivo digitalizados, mapas confeccionados por entidades oficiales, bases de datos y proyectos multimedia de origen comunitario. No es este el espacio para inventariarlos todos en detalle ni precisar su función dentro del sistema; baste por ahora con describir brevemente aquellos que hacen parte de su componente básico. Su articulación interactiva en la plataforma digital

Figura 4. Fase 2: Análisis detallado de contexto


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>> Fichas de infraestructura: Fichas estándar del sistema de Planos Vivos que sirven de base a la elaboración de los distintos mapas y planos. Describen y analizan el espacio urbano y el entorno natural a partir de criterios técnicos, históricos y antropológicos. Incluyen la visión de los diferentes actores de la tríada fundamental, tal como fue descrita más arriba. >> Guía de conversación etnográfica: Guía que estructura el trabajo etnográfico en campo para la recolección de información de índole cualitativa y la construcción de los indicadores correspondientes. La guía busca entender el sustrato humano de la comunidad: sus hábitos, costumbres, sentido del humor, intereses, sueños, problemas y temores, entre muchos otros aspectos. Su horizonte es el universo inmaterial de la comunidad, aquel que determina el sentido de pertenencia y la manera en que el territorio es vivido y resignificado constantemente por los habitantes. A través de la selección de palabras clave, las guías permiten realizar análisis estadísticos sobre aspectos cualitativos y formular los balances entre ser y tener.

POT EST AG AIRU ED CONT DES RIO POT T MA L SA

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Diagnóstico ambiental

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>> Encuesta socioeconómica: Con base en la información recogida en campo, la encuesta es elaborada por una empresa de consultoría o un equipo de profesionales especializados en la materia. La encuesta socioeconómica y sus indicadores deben ser ajustados en función de las condiciones particulares de la región, las políticas públicas, las relaciones laborales, las necesidades de los actores involucrados y los temas transversales que serán explorados en la investigación. En su diseño final, la herramienta debe responder a los estándares nacionales e internacionales. Dentro de la plataforma interactiva de un Plano Vivo pueden ser incorporados estudios y encuestas socioeconómicas anteriores, con el debido consentimiento de los responsables. En el caso concreto de Pescaíto, el tipo de investigación acordado con los diferentes actores y organizaciones no dejó espacio para la elaboración propia de la encuesta: la información socioeconómica presentada en el capítulo 2 de este trabajo fue extraída de las fuentes secundarias más relevantes, debidamente referenciadas. >> Fichas de temas transversales: Fichas estándar del sistema Planos Vivos para el estudio de los temas transversales desde una mirada antropológica. La lista de temas transversales por explorar es definida a partir del estudio preliminar de campo, pero es ampliada en el trascurso de la investigación, a medida que el equipo va reconociendo nuevos temas de interés para la elaboración del Plano Vivo. En este punto resulta fundamental la retroalimentación con las entrevistas etnográficas, pues son las vivencias cotidianas de los habitantes las que permiten identificar aquellas tradiciones y prácticas que son consustanciales a la identidad de un lugar. Las fichas transversales son –como todas las herramientas de un Plano Vivo– maleables y

Figura 6. Diagrama que sintetiza las conclusiones en cada una de las seis raíces de la investigación de Planos Vivos sobre Pescaíto.

R aiz socio cultural

>> Plano madre: Plano digital del asentamiento que es objeto de estudio, elaborado por los arquitectos responsables de la plataforma interactiva. El plano madre es confeccionado a partir de fotografías aéreas, mapas satelitales y la cartografía existente en diferentes archivos y publicaciones. Contiene la información detallada de todas las viviendas, construcciones, vías y características geográficas del lugar, y su nivel de detalle depende de la cantidad de información satelital, bibliográfica y de archivo disponible al momento de recolectar los datos. Sobre copias del Plano Madre se documentan los hallazgos de campo, hasta completar la variada información que nutre los Planos Vivos.

sis áli al An ient b am

permite contrastar diferentes tipos de información, profundizar en temas específicos o realizar análisis estadísticos, por citar tres ejemplos.

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Planos Vivos Pescaíto

El trabajo mancomunado con las entidades públicas, la empresa privada y la comunidad.

Introducción: Teoría y práctica de los Planos Vivos

Fotografías de Pablo Said Lissa y Mariana Gil Arboleda

Fundamentos metodológicos de Planos Vivos y su aplicación

tema. La ficha de un líder humano, por ejemplo, puede materializarse en un video documental, realizado por el equipo de investigación, por el mismo líder o por un grupo de comunicaciones local. Lo que resulta definitivo, sin importar qué formato se maneje, es la descripción humana y cercana de la persona en relación con su historia de vida, sus intereses, principios y valores.

adaptables según las circunstancias, y pueden ser orientadas bien sea hacia lo descriptivo o hacia lo técnico, dependiendo de las necesidades particulares del proyecto. También permiten ahondar, desde una perspectiva cualitativa, en las dinámicas socioeconómicas y laborales del lugar. En concordancia con el énfasis acordado con las partes para la investigación y la propuesta urbana, los temas transversales investigados en el caso de Pescaíto giraron en torno a la dimensión cultural. Entre ellos cabe mencionar el baile, hacer la siesta, las fiestas decembrinas, el carnaval, el mototaxismo, oír música de picó6, los hábitos de los jóvenes, el fútbol en la calle y la vida en el patio. >> Fichas de líderes humanos y líderes comunitarios: Fichas estándar del sistema de Planos Vivos para el conocimiento profundo de los líderes en la esfera política, administrativa y organizativa, así como de las personas más queridas y apreciadas de la comunidad, es decir, los potenciales líderes humanos. Las fichas de líderes humanos y líderes comunitarios pueden ser ampliadas y desarrolladas de acuerdo al alcance que se le quiera dar al 6

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Término derivado de la palabra inglesa pickup. Se trata de un sistema de un sonido muchísimo más potente que un equipo casero, y su tamaño alcanza un metro y medio de alto por uno de ancho. Son tan potentes que prenden la fiesta donde sea, pero no permiten que los asistentes se comuniquen entre sí con facilidad.

>> Fichas de grupos y organizaciones comunitarios: Fichas estándar del sistema de Planos Vivos para conocer a profundidad la historia, el perfil y el campo de acción de los grupos y organizaciones comunitarios. Las fichas son tan maleables y adaptables como las demás herramientas de un Plano Vivo, y no están atadas a un único formato; lo importante es que no pierdan su carácter descriptivo, histórico y antropológico. La profundidad y el contenido de la ficha pueden variar de acuerdo a las necesidades del proyecto: en casos en los que el grado de formalidad de las organizaciones y su estructura administrativa sean de interés para el proyecto, por ejemplo, bien vale la pena ahondar en aspectos técnicos y jurídicos. >> Fichas descriptivas y de catalogación del universo objetual: Fichas estándar del sistema de Planos Vivos para conocer a profundidad las manifestaciones cultural-objetuales del universo material de una comunidad. Las fichas del universo objetual pueden ser empleadas en la conformación de un catálogo que contribuya a la protección de los derechos de autor sobre productos, artefactos, artesanías y demás manifestaciones auténticas de la cultura material de las personas del común, que por lo general no cuentan con los recursos y los instrumentos necesarios para garantizar este derecho sobre sus creaciones. >> Carta de vida: Constituye la herramienta metodoilógica por excelencia. Se trata de un documento escrito a mano en el que las personas narran su historia de vida y describen los acontecimientos que las han marcado, los valores y principios que las definen, los intereses y la curiosidad que las motivan, los conocimientos que poseen y la formación autodidacta que han alcanzado, los ofi-


R aiz pol í tica R aiz socio econ ó mica

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En los casos en los que el texto se corresponda puntualmente con una ficha, los lectores serán advertidos al respecto: así podrán darse una idea más concreta del aspecto de algunos de los instrumentos de la investigación participativa de Planos Vivos”.

cios que han ejercido y los servicios que han prestado, todo esto desde su propia voz, lenguaje y tono. La carta de vida abre posibilidades inéditas para conocer y entender a los individuos como sujetos sociales en la construcción del territorio. Cabe anotar que la gran mayoría de estos instrumentos no aparece aquí en el formato previsto por el sistema de Planos Vivos. Para adecuar los resultados de la investigación a la ilación argumental y la estructura expositiva propias de un libro, ha sido necesario seleccionar y sintetizar la información proveniente de diferentes fichas e instrumentos de investigación. En los casos en los que el texto se corresponda puntualmente con una ficha, los lectores serán advertidos al respecto: así

Segunda fase: Contextualización detallada. Integración del equipo en la comunidad y trabajo de campo interdisciplinario (fig. 4) Una vez se han verificado los viajes de aproximación y los talleres para el ajuste de los instrumentos analíticos, así como la validación y aprobación formal de la propuesta por parte del comité de acompañamiento y de la comunidad, los encargados de la coordinación y de la investigación arquitectónica de campo se instalan en el lugar para preparar la llegada de los demás integrantes del equipo. En una reunión con la comunidad y las organizaciones comunitarias, a la que son invitados los principales actores y aliados del proyecto, el coordinador o la coordinadora de campo presenta formalmente a cada uno de los miembros del equipo de trabajo. Durante el encuentro se explica detalladamente el proceso de investigación, con énfasis en las tareas y responsabilidades de la comunidad para la correcta implementación del sistema. Al cierre de la reunión, se procede a firmar el acta que da inicio a la investigación de campo y al proceso de contextualización detallada del lugar según las raíces de la metodología de Planos Vivos. Cada investigador porta una copia para identificarse, en caso de ser necesario, y para recibir el respaldo de la comunidad en el trabajo de campo. Antes de emprender el trabajo propiamente dicho, los investigadores deben pasar unos días con sus ‘familias adoptivas’: son ellas y sus amistades más cercanas las que deben tener la oportunidad de

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Definido el instrumental de investigación y acordado su alcance, el director de Planos Vivos pasa a conformar el equipo de investigación y a fijar en un cronograma de trabajo los tiempos de ejecución. Las actividades deben estar acompasadas al proceso general de construcción de confianza y de conocimiento mutuo entre la comunidad y el equipo de investigación, de tal suerte que el tipo de trabajo de campo propugnado por Planos Vivos rinda sus mayores frutos.

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podrán darse una idea más concreta del aspecto de algunos de los instrumentos de la investigación participativa de Planos Vivos.

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Planos Vivos Pescaíto Introducción: Teoría y práctica de los Planos Vivos Fundamentos metodológicos de Planos Vivos y su aplicación

El diálogo, el principio de alteridad y la observación participante: imperativos metodológicos de Planos Vivos. Fotografías de Luis Miguel Marín y Gabriela Díaz Montealegre

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dar el primer paso e ‘investigar’ a los integrantes del equipo. Una vez roto el hielo y construidos los primeros lazos de confianza, el equipo se entrega de lleno al trabajo de campo. En una primera etapa, el arquitecto o la arquitecta de campo hace un reconocimiento sobre el terreno para completar y actualizar el plano madre y realizar el correspondiente registro planimétrico. En el plano madre actualizado es incluida además la numeración de todas las viviendas del lugar, con el propósito de desarrollar la investigación puerta a puerta y hacerle el debido seguimiento. Este plano sirve de soporte para el estudio detallado de carácter urbano y arquitectónico, que combina el quehacer tradicional del oficio de arquitecto con la observación de índole histórica y antropológica: la elaboración de planos de campo a mano, confeccionados en los recorridos sobre el terreno y en compañía de los vecinos interesados, es complementada con la documentación del uso que los habitantes les dan y el significado que les confieren a los espacios, a las construcciones y al entorno natural en sus actividades diarias. Dentro del enfoque de Planos Vivos, la labor del arquitecto o la arquitecta de campo sobrepasa el alcance tradicional de la investigación arquitectónica y urbanística, pues se empeña en entender las dinámicas socioespaciales no solo desde su realidad material, funcional y técnica, sino además a partir del sentido que les atribuyen los habitantes del lugar en relación con sus experiencias y su memoria viva. Las copias del plano madre actualizado, empleadas en el trabajo de campo arquitectónico y urbanístico, deben registrar, pues, las diferentes dimensiones del tejido urbano: los usos del suelo, la tipología y el desarrollo histórico de las formas de vivienda, el acceso a servicios públicos, las fuentes hidrográficas, las vías, los lugares de la memoria, los recorridos habituales y lugares de encuentro de los habitantes, los riesgos urbanos o los lugares de peligro del imaginario colectivo, por citar algunos de los ejemplos más relevantes. A lo largo de

este trabajo, los lectores tendrán la oportunidad de juzgar por sí mismos el valor analítico de estos planos en el estudio de Pescaíto, particularmente en el capítulo 4, en el que son presentadas algunas de las muestras más representativas y de mayor importancia para comprender el territorio y evaluar la pertinencia de la propuesta urbana. Paralelo al levantamiento y análisis cartográfico, los demás miembros del equipo adelantan el trabajo interdisciplinario de campo en sus diferentes áreas: la investigación etnográfica puerta a puerta, la encuesta socioeconómica, la investigación histórica y de memoria viva, la aproximación antropológica a los liderazgos y las organizaciones comunitarios, el sondeo de los temas transversales y el universo objetual, lo mismo que la realización de talleres y visitas a los hogares para la elaboración de las cartas de vida. Cada investigador cuenta con varias copias del plano madre actualizado y un número ilimitado de cuadernos etnográficos para adelantar su trabajo y registrar –en cualquier tiempo y lugar– toda la información que considere pertinente. El diálogo, el principio de alteridad y la observación participante guían su labor y definen el uso que les da a los diversos instrumentos del sistema de Planos Vivos. Tercera fase: Contextualización específica. Edición, digitalización, montaje virtual y análisis (fig. 5) Cumplida la fase de trabajo en campo, se inicia el proceso de digitalización de los diferentes planos y de transcripción, edición y digitalización del material recogido durante la investigación. Así mismo, se procede a identificar aquellas problemáticas que exigen una investigación especializada y un trabajo adicional de campo. La información es clasificada y organizada en función de las raíces del modelo de Planos Vivos y posteriormente vertida en las fichas estándar del sistema. Los dibujos, las fotografías, los documentos de archivo y demás hallazgos que ameriten su inclusión en


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Presentación del Plano Vivo de Pescaíto en el evento anual de la iniciativa Tras la Perla de la América en Santa Marta (2016).

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Fotografías de Carlos Felipe Montoya

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la plataforma deben ser escaneados y anexados a la ficha principal. El montaje de planos, fichas y documentos en la plataforma interactiva requiere del trabajo en conjunto del equipo de investigación de campo, del director de Planos Vivos y del equipo de digitalización, conformado por arquitectos especialistas en sistemas y tecnologías digitales y por auxiliares de dibujo arquitectónico. Una vez concluida la etapa de transcripción, edición y digitalización dentro de los formatos estándar, se procede a diseñar el sistema conceptual de enlaces digitales que permita recorrer virtualmente el lugar a partir de su propia lógica espacial, su sentido de territorialidad y su realidad específica. La plataforma invita a hacer múltiples recorridos, y es a partir de este ejercicio que es posible combinar y contrastar las diferentes perspectivas ofrecidas por la cartografía, la arquitectura, la etnografía y las ciencias humanas y sociales. En este nivel de contextualización específica, el análisis cartográfico, socioeconómico, estadístico, urbano y etnográfico posibilitado por el sistema de Planos Vivos arroja las conclusiones y parámetros para la elaboración de una propuesta de renovación comprometida con los princi-

Presentación y entrega del Plano Vivo y de la propuesta de renovación urbana Con la presentación general de los principales resultados de la investigación, del Plano Vivo y de la propuesta urbana y arquitectónica se cierra un largo ciclo de presentaciones, reuniones y discusiones con los actores involucrados en el proceso. En el caso del Plano Vivo de Pescaíto, los buenos oficios de la iniciativa Tras la Perla de la América, la Agencia Francesa de Desarrollo, Findeter y el Banco Interamericano de Desarrollo hicieron posible que la presentación se diera en un marco estimulante de discusión con los representantes de la comunidad, las entidades estatales y la empresa privada.

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pios de sostenibilidad, participación y gobernanza. En los dos últimos capítulos de este libro, el lector o la lectora podrá apreciar la manera en que, basados en las conclusiones del trabajo de investigación, los diseños se alimentan de las tradiciones y hábitos locales para transformar de manera innovadora el hábitat urbano.

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La credibilidad frente a la comunidad es el principal activo con el que cuenta Planos Vivos. Por eso, para no crear falsas expectativas, la socialización final de la propuesta solo tiene lugar después de que su viabilidad política, legal y financiera ha sido plenamente garantizada. Una vez los diferentes actores se han reafirmado en su compromiso, y los encargados de resolver los diferentes aspectos para la puesta a punto han dado luz verde, se abre el proceso de socialización en la comunidad. Dicho proceso es fundamental a la hora de garantizar que los principios rectores de la investigación y del diseño, que hemos discutido aquí en detalle, también sean observados en la fase de ejecución de la propuesta urbana y en la posterior apropiación por parte de los habitantes. 51


Venta de frapés en la esquina: escena cotidiana del “rebusque” en Pescaíto. Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre

2

Perfil urbano y socioeconómico de Pescaíto Introducción

Plano 2.1 El gran Pescaíto: Ensenada Olaya Herrera (rojo), Pescaíto (verde), Olaya Herrera (amarillo), Barrio Norte (azul), San Martín (morado) y Villa Tabla (naranja).

l rri ca ro er lF de

11

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Aunque no se presta a grandes malentendidos ni evoca barrios homónimos en otras ciudades del mundo, el nombre no es completamente unívoco. El término Pescaíto puede designar diferentes entramados urbanos, ya sea que sea empleado como término genérico para referirse al norte de la ciudad, como subdivisión administrativa (como efectivamente sucedió hasta el 2015 con la comuna 3 o comuna de Pescaíto) o como barrio propiamente dicho, con su junta de acción comunal constituida y sus límites urbanos formalmente definidos. Para los propósitos de este trabajo, el término Pescaíto comprende los barrios de Pescaíto, Olaya Herrera, Barrio Norte, Ensenada Olaya Herrera (en adelante Ensenada) y un área de poblamiento espontáneo conocida como Villa Tabla. (Siempre que nos refiramos al barrio como tal, en su sentido más acota-

do, hablaremos expresamente del barrio de Pescaíto. Cuando nos refiramos al sector en su conjunto, hablaremos de Pescaíto a secas o del gran Pescaíto). La elección de estos barrios no es arbitraria; ella obedece al arraigado sentido de pertenencia que los habitantes comparten, y que los lleva a declararse sin asomo de duda como pescaíteros y pescaíteras (un gentilicio elocuente en sí mismo y que sus habitantes ostentan como una insignia). Todos son enfáticos en afirmar que Pescaíto siempre fue uno solo, y que fue el paso del tiempo el que se encargó de perfilar los contornos de los diferentes barrios sobre la base de una identidad común. En el horizonte de esta investigación también está incluido el barrio San Martín, así sus habitantes no se consideren –ni lo hayan hecho en el pasado– como parte integral del gran Pescaíto. Su inclusión la dictan dos consideraciones fundamentales: los relatos fundacionales de San Martín se entrelazan de forma indisoluble con los de los pescaíteros e incorporan los mismos referentes espaciales y simbólicos, de la misma manera en que la construcción de su territorio descansa sobre procesos socioeconómicos y urbanos comunes a todo el sector (plano 2.1).

Elías Henríquez Pardo, vecino del barrio de Pescaíto, 82 años de edad. Entrevista: 30 de marzo de 2016.

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El gran Pescaíto se compone de una zona plana, donde se encuentran Barrio Norte, Pescaíto y Olaya Herrera, y de una zona en las ensenadas interiores y en las laderas de los cerros que alberga los barrios San Martín, Villa Tabla y Ensenada. En el sector viven más de 16 000 personas, repartidas en unas 105 manzanas de forma cuadrada o rectangular, dispuestas en forma de damero.2 Las carreras corren 2

1

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Ubicado en el norte de Santa Marta, al socaire de los cerros del Norte o cerros de Taganga en su descenso al mar, Pescaíto es quizá el sector más emblemático de la ciudad. El testimonio de Elías Henríquez Pardo, vecino del barrio, no deja lugar a discusión: “Imagínate tú, Pescaíto es uno de los barrios más viejos de la ciudad. Pescaíto y Manzanares son los dos únicos barrios de Santa Marta que pueden decir que tienen su historia. Lo demás es de ahorita, de un tiempo para acá, cuando la ciudad empezó a crecer; que se venían porque había trabajo, y se fueron quedando y se fueron quedando. Acá se originó la ciudad, al pie de los cerros, y mira que se dieron cuenta y la ciudad empieza de acá con la calle 1 y la carrera 1.a”.1

El dato de la población del gran Pescaíto no es oficial. Para llegar al número total de habitantes, calculamos a partir de la información del Sisbén el promedio de hogares por vivienda (1.078864) y el promedio

53


Plano 2.2

Introducción

Perfil urbano y socioeconómico de Pescaíto

Planos Vivos Pescaíto

Usos del suelo en Pescaíto a mano (fragmento)

Plano 2.3 Usos del suelo en Pescaíto Vivienda Comercio Lote comercio Infraestructura pública Lote de propiedad del Distrito Educación Hotel o estadero Templos Apartamentos Arriendo Abandonado Puerto Lote puerto R Ruinas

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Todos son enfáticos en afirmar que Pescaíto siempre fue uno solo, y que fue el paso del tiempo el que se encargó de perfilar los contornos de los diferentes barrios sobre la base de una identidad común”.

A continuación presentaremos un primer perfil urbano y socioeconómico de Pescaíto. Como lo advertimos ya en la sección metodológica de este trabajo, el tipo de investigación acordado con las partes no contempló la elaboración de una encuesta socioeconómica propia. Los datos que presentamos a continuación no pueden ser tomados, por tanto, como plenamente representativos, ni pueden reemplazar el levantamiento estadístico exhaustivo. No obstante, sí permiten hacerse una idea bastante fiel de la realidad socioeconómica y urbana en Pescaíto. El que aquí ofrecemos es un perfil en trazos gruesos, en el que combinamos los testimonios que recogimos en nuestras entrevistas de campo con los datos compilados por instituciones privadas u organismos estatales. Parte de la información ha sido ya publicada en informes de diversa índole, pero parte de ella es inédita y se encuentra en los archivos distritales. Las diferentes fuentes que sirvieron de base para la redacción de este capítulo están citadas en la bibliografía anexa, tal como fue explicado en la nota editorial; por lo pronto nos limitaremos a nombrar aquellas que aparecen mencionadas aquí expresamente. En primer lugar, nos apoyamos extensamente en las encuestas del Sisbén de Santa Marta para los barrios San Martín,

de personas por vivienda (4.68265), cifra que multiplicamos por el número de viviendas registradas en el plano base de 2016 (3528 viviendas). La población estimada corresponde así a 16 520 habitantes.

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Barrio Norte, Ensenada, Olaya Herrera y Pescaíto.3 Igualmente aprovechamos la información contenida en la presentación del Plan parcial del puerto de Santa Marta y área de influencia (en adelante Plan parcial del puerto) de 2015, lo mismo que los datos publicados en el Expediente para la revisión ordinaria del POT – componente urbano (en adelante Expediente para la revisión del POT) del mismo año.4 Por último, nos remitimos al documento preparado por Aecom y la Fundación Pro-Sierra Nevada de Santa Marta como parte del proceso de revisión del Plan de Ordenamiento Territorial de la ciudad (en adelante Modelación del ordenamiento territorial).5

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Estratificación y vivienda De acuerdo con los datos del Sisbén, el 84 % de los encuestados pertenece al estrato 1. En los casos concretos de los barrios de Pescaíto y Barrio Norte, el Plan parcial del puerto señala que un 92 % de sus habitantes pertenece a dicho estrato. Estos datos no concuerdan con la información provista por la Secretaría de Planeación de Santa Marta, tal como aparece representada cartográficamente en Modelación del ordenamiento territorial, que clasifica la mayor parte del gran Pescaíto en el estrato 3 y los barrios de San Martín y Ensenada en el estrato 2. Según los datos de la Secretaría, solo Villa Tabla y la zona alta de San Martín pertenecen al estrato 1 (plano 2.4).

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en sentido sur-norte, y suelen tener dimensiones menores a las de las anchas calles que van en sentido oriente-occidente. Los principales ejes urbanos del barrio son la carrera 5.a, la calle 6, la carrera 11 y la vía Alterna, paralela a la avenida del Ferrocarril. El centro de Pescaíto está constituido por las manzanas ubicadas entre las calles 5 y 7 y las carreras 6.a y 8.a. En lo que se refiere al uso del suelo, predomina el residencial, si bien el uso mixto –comercial y residencial– es frecuente. El comercio está concentrado en el sector del mercado, al sur, mientras que la industria está agrupada principalmente en el puerto y la zona franca al occidente. Los edificios institucionales y los equipamientos urbanos están concentrados en el centro de Pescaíto, si bien existen algunos parques y canchas deportivas distribuidos en las zonas periféricas. Los planos 2.2 y 2.3 muestran en detalle los diferentes usos del suelo en el sector.

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En comparación con el centro histórico, situado inmediatamente al sur, Pescaíto presenta una baja 3

4

5

Las encuestas fueron realizadas entre marzo de 2011 y septiembre de 2015. El número de encuestados: San Martín (3306 encuestados), Barrio Norte (27 encuestados), Ensenada (199 encuestados), Olaya Herrera (567 encuestados) y Pescaíto (3323 encuestados). Población por género: El 48.4 de los encuestados son hombres; el 51.6 %, mujeres. Edad en el momento de la encuesta: 38 % de los encuestados eran menores de edad, 9.8 % eran adultos mayores y 52.2 % eran adultos entre los 18 y 55 años. Los resultados de las encuestas no están publicados. Agradecemos a la Secretaría de Planeación de la Alcaldía de Santa Marta por habernos facilitado la información. Alcaldía de Santa Marta / Sociedad Portuaria de Santa Marta / Promotora Urbana de Santa Marta – Prourbana S.A.S., Plan parcial del puerto de Santa Marta y área de influencia [presentación]. Santa Marta: 2015; Geografía Urbana Ltda., Expediente para la revisión ordinaria del POT – componente urbano. Bogotá/Santa Marta: 2015. 
 Aecom / Fundación Pro-Sierra Nevada de Santa Marta, Entregable no. 1: Modelación del ordenamiento territorial actual basado en herramientas tecnológicas especializadas. Julio de 2015.

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Dinámicas económicas, empleo, pobreza y vulnerabilidad

Perfil urbano y socioeconómico de Pescaíto

Planos Vivos Pescaíto

Localización de Pescaíto en Santa Marta

densidad de edificación: en este sentido, la avenida del Ferrocarril constituye una auténtica frontera urbana. Esta baja densidad de edificación contrasta marcadamente con la alta densidad poblacional: 167 personas por hectárea en la antigua comuna 3 o de Pescaíto, según la información presentada en Modelación del ordenamiento territorial. Ello se traduce, en último término, en un mayor número de personas por vivienda, con los consiguientes problemas de hacinamiento e insuficiente cobertura de servicios públicos y equipamientos urbanos. El alto porcentaje de personas que viven en cuartos, tal como lo indica la información recogida en las encuestas del Sisbén (fig. 7), es un indicador elocuente al respecto. De acuerdo a Modelación del ordenamiento territorial, la tenencia de vivienda propia en Pescaíto es alta y concuerda con la tendencia general en Santa Marta, que registra un 75 % de familias con vivienda propia. Los datos del Plan parcial del puerto para los barrios de Pescaíto y Barrio Norte apun-

Figura 7. Tipo de unidad de vivienda

Cuarto 60 %

50 %

58.9 % Casa o apartamento

tan a una realidad diferente, con cerca de 90 % de sus habitantes viviendo en arriendo o en modalidades diferentes a la de la casa propia. Las encuestas del Sisbén parecen confirmar el poco peso de la vivienda propia en el sector: mientras un 11.2 % de los encuestados vive en casa propia (ya paga o todavía con deuda), el 46.4 % vive en arriendo. Según la información recogida en las encuestas del Sisbén, los materiales predominantes en la construcción de las paredes exteriores de las viviendas son el bloque, el ladrillo, la piedra o la madera pulida. En cuanto a los pisos, casi el 90 % de las viviendas tiene pisos en cemento o gravilla, mientras que el 5.3 % de las casas tiene piso de arena o tierra. El 73 % de las viviendas cuenta con una o dos alcobas, mientras que el 81.5 % de los hogares ocupa uno o dos cuartos de forma exclusiva (incluyendo sala y comedor). En lo que se refiere a la preparación de alimentos, solo el 46.8 % de los hogares encuestados tiene un lugar exclusivo para cocinar. Entre los hogares que disponen de cocina, un 75.8 % goza de uso exclusivo, mientras que un 24 % comparte la cocina con otros hogares.

40.6 % 40 %

Dinámicas económicas, empleo, pobreza y vulnerabilidad 30 %

20 %

10 %

Otro tipo*

Casa indígena

0.3 %

0.1 %

0 % * Sin especificar en el formulario de encuesta del Sisbén 56

De acuerdo al diagnóstico presentado en el Plan maestro 500 años, el turismo es el principal renglón económico en Santa Marta, por encima de la actividad comercial, portuaria y agroindustrial. En la región también existe una producción considerable de banano, café y –en menor escala– yuca, ñame, frijol, tomate y frutas. La producción ganadera es de índole extensiva, y existe también un sector avícola en proceso de expansión. La actividad industrial se concentra principalmente en la elaboración de embutidos y conservas, lo mismo que en la producción de materiales de construcción. Ante los altos niveles


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Elaboración propia basada en Aecom / Fundación Pro-Sierra Nevada de Santa Marta, Modelación del ordenamiento territorial (2015)

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Plano 2.4 Estratificación en Pescaíto de acuerdo a la Secretaría de Planeación de Santa Marta.

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Estrato 1 Estrato 2 Estrato 3 Estrato 4 Institucional 57


Cobertura y calidad de los servicios públicos

Perfil urbano y socioeconómico de Pescaíto

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La proliferación de cables y mangueras: parte integral del paisaje urbano en Pescaíto. Fotografías de Gabriela Díaz Montealegre

de desempleo y subempleo, la economía informal ha experimentado un crecimiento importante, sobre todo en el comercio de alimentos. Según datos de la Alcaldía de Santa Marta publicados en 2013, la tasa de desempleo de Santa Marta era entonces de 9.8 %, pero en términos generales el empleo tendía –tal como sigue tendiendo hoy en día– a ser de baja calidad, con índices altos de subempleo y una alta participación en la economía informal. De acuerdo al Banco de la República, un 72.55 % de los trabajadores no cotizaba en la seguridad social ni recibía prestaciones sociales, mientras que los cálculos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) indicaban que un 64 % se encontraba en situación de completa informalidad.6 Según los datos publicados en el Plan parcial del puerto, al momento del estudio un 49.2 % de la población de los barrios de Pescaíto y Barrio Norte no ejercía ningún tipo de actividad laboral, frente a un 13 % que estaba empleado, un 12.5 % ocupado en oficios del hogar y un 6.9 % en busca de trabajo. Del restante 18.4 %, la gran mayoría (17.4 %) se encontraba estudiando, 0.8 % estaba jubilado o pensionado y un 0.2 % incapacitado. Los datos coinciden con la información provista por el Sisbén, según la cual el 43.3 % de los preguntados no ejercía ninguna actividad laboral al momento de la encuesta, frente a un 14.7 % que tenía trabajo. De aquellos encuestados sin trabajo, un 47.2 % era menor de edad y un 44.4 % estaba entre los dieciocho y los sesenta años. Entre los encuestados en busca de trabajo, el 83.2 % llevaba entre un mes y tres años desempleado. Del total de los encuestados, un 81.7 % no percibía ingresos regulares, ya fueran salariales, en especie o por cuenta de arriendos, subsidios o transferencias. En lo que se refiere a los ingresos mensuales, al momento del sondeo un 95.4 % de los encuestados recibía menos de un salario mínimo (fig. 8).

Cobertura y calidad de los servicios públicos De acuerdo a los datos del Sisbén, la cobertura de servicios públicos en el sector es la siguiente:

6

58

Tanto la información del diagnóstico económico como los datos sobre desempleo e informalidad fueron extraídos de Alcaldía de Santa Marta / ONU-Habitat, Santa Marta. Plan maestro 500 años, 1525-2025. Santa Marta: 2013, pp. 45-53.

energía eléctrica, 99.7 % de la población encuestada; alcantarillado, 62.5 %; gas natural domiciliario, 67.9 %; telefonía, 9.4 %; recolección de basuras, 95.6 %, y acueducto, 38.2 %. Por su parte, el Plan parcial del puerto presenta la siguiente información para los barrios de Pescaíto y Barrio Norte: energía eléctrica, 99.2 %; alcantarillado, 72.3 %; recolección de basuras, 97.8 %, y acueducto, 66.3 % (fig. 9). Los planos 2.5 y 2.6 muestran la cobertura de servicios en el gran Pescaíto, de acuerdo a la información recopilada en el trabajo de campo de Planos Vivos. Tal como se puede colegir de los datos, la cobertura de energía eléctrica en Pescaíto es alta –al menos nominalmente–, sobre todo si es comparada con la del acueducto y la del alcantarillado. En la actualidad, los cinco barrios del gran Pescaíto cuentan con el servicio, que es provisto por la empresa Electrificadora del Caribe, Electricaribe. No

Figura 8. Ingresos mensuales de acuerdo al Sisbén

El 95.4 % de los encuestados reciben menos de un salario mínimo.* 1.3 %

Más de $1 000 000

2.7 %

$500 000 - $1 000 000

70.7 %

$100 000 - $500 000

18.6 %

$50 000 - $100 000

6.1 %

$1 - $50 000

* Calculado sobre la base del salario mínimo mensual en Colombia en 2011: $535 600


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Nosotros no teníamos luz. Pasábamos era un cable. Yo pasé la carta a los contratistas cuando estaban construyendo la vía Alterna para lo de los servicios y Electricaribe dijo que no tenía cobertura para acá. Entonces solo pusieron una red, pero era insuficiente. Ni prendía un televisor. Nos dieron el contador, pero sin poner

Las diferentes estrategias y las sucesivas luchas en torno a la electricidad han dejado una impronta duradera en la manera en que los habitantes de Pescaíto acceden al servicio. Barrios como Pescaíto, Barrio Norte y Olaya Herrera cuentan con una distribución organizada de las redes principales, pero aun así existen varias redes secundarias saturadas de cables. En San Martín, Villa Tabla y Ensenada, los habitantes afirman que se presentan varios casos de piratería, con riesgo mortal para las personas que manipulan el cableado. En lo alto de los barrios de los cerros, donde no ha llegado el servicio de energía oficialmente, los postes que llevan los cables de energía son improvisados. Algunos son de madera y otros utilizan el tejado o árboles para llevar la energía hasta su casa. La piratería afecta la prestación del servicio y ocasiona bajones abruptos en la tensión, que pueden dañar los electrodomésticos en las viviendas. La utilización de conexiones ilegales para alimentar los aparatos de aire acondicionado parece ser un fenómeno extendido en el sector. Selmira Ocampo, vecina de Olaya Herrera, cuenta que “mucha gente tiene los aires acondicionados con pura trampa y cada vez se baja la luz y nos dañan los aparatos, como el teléfono inalámbrico que se me dañó”.8

Figura 9. Cobertura de servicios públicos de acuerdo al Plan parcial del puerto (2015)

Energía eléctrica

99.2 % Recolección de basuras

97.8 % Alcantarillado

72.3 % Acueducto

63.3 %

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las redes ni nada. No hicieron inversiones de cables ni postes. Antes pasaba la corriente en las casas cuando pasábamos la energía por la vía Alterna. La tienda una vez se quemó, porque la energía era muy mala. Entonces se hizo un corto y pasó a la tienda. Entonces, como el alcalde de la administración de ese momento era amigo mío, Juan Pablo [Díaz-] Granados, solucionamos el problema. Además ya estaba la JAC [Junta de Acción Comunal]. Entonces pasé los oficios y finalmente entraron [...]. Entonces entró de lleno la administración de Juan Pablo y yo firmé e hicieron las redes y los postes hasta allá arriba. Pusieron dos transformadores.7

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obstante, cabe recalcar que la trayectoria histórica de los barrios resultó determinante en la manera en que cada uno terminó por acceder a él. Mientras que un conjunto residencial planeado como Barrio Norte, en su calidad de proyecto urbano bandera para la clase obrera emergente, gozó de energía eléctrica desde sus inicios, barrios de poblamiento espontáneo en las laderas de los cerros, como Villa Tabla, accedieron tardíamente al servicio, no sin antes entrar en complejas transacciones políticas. El testimonio de Usmar Rebolledo, líder comunal de Villa Tabla, es elocuente al respecto:

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Alcantarillado pluvial

0%

7 8

Usmar Rebolledo, vecino de Villa Tabla, 61 años de edad. Entrevista: 1.o de febrero de 2016. Selmira Ocampo, vecina de Olaya Herrera. Entrevista: 4 de marzo de 2016.

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Plano 2.5

Cobertura y calidad de los servicios públicos

Perfil urbano y socioeconómico de Pescaíto

Planos Vivos Pescaíto

Plano de servicios públicos en Pescaíto a mano (fragmento)

Plano 2.6 Plano de servicios públicos en Pescaíto

Electricidad Alcantarillado Gas Basuras Agua potable Pozo séptico Televisión satelital Teléfono Postes de luz Torres de telecomunicación Pozos de agua improvisados Rejilla recolectora Red de aguas lluvias Paso del acueducto según información de la comunidad Recorrido de la energía Recorrido del camión de la basura Paso del alcantarillado según información de la comunidad

Alumbrado público Recorrido del transporte público Proyección de colector de aguas residuales Red de gas Tapas de alcantarillado Tapas de acueducto

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En Pescaíto, la paradoja fundamental en el manejo de las aguas negras es evidente: la iniciativa particular ha suplido la falta de un sistema planificado, pero simultáneamente contribuye a su acelerado colapso”.

La Alcaldía comenzó la construcción de un colector sanitario para Pescaíto. Su diseño original contemplaba el tendido de un ducto de tubería de cuarenta pulgadas de diámetro que debía conducir las aguas negras a la Estación de Bombeo Norte, ubicada en la zona franca del puerto. Dichos trabajos fueron suspendidos por irregularidades en la contratación y dificultades en las excavaciones. Un informe de la Contraloría de Santa Marta del año 2012 identifica en la saturación del sistema de alcantarillado uno de los problemas más graves de Pescaíto: sobre todo en época de lluvias, las aguas depositadas en la Estación de Bombeo Norte se devuelven por el Colector Norte y siguen su curso por las redes secundarias hasta provocar rebosamientos en los pozos del sistema del sector.13 Mientras no sean llevados a buen término los trabajos del nuevo colector de aguas negras, que promete descongestionar las redes, la situación en Pescaíto seguirá siendo apremiante.

La sola cobertura teórica del alcantarillado no constituye un indicador necesariamente robusto: el servicio presenta altas deficiencias, ligadas al rebosamiento de pozos y a diferentes daños en las redes. La obsolescencia de las tuberías y la falta de 9 10 11

Usmar Rebolledo, vecino de Villa Tabla, 61 años de edad. Entrevista: 1.o de febrero de 2016. David Ruiz Ureche, vecino de Barrio Norte. Entrevista: 28 de abril de 2016. Alcaldía de Santa Marta. Plan de ordenamiento territorial Santa Marta 5.to Centenario. Documento técnico de soporte. S/d, p. 168.

Beatriz Vidales Morales, vecina del barrio de Pescaíto. Entrevista: 3 de marzo de 2016. 13 Contraloría Distrital de Santa Marta. Auditoría gubernamental con enfoque integral, modalidad especial al servicio publico domiciliario de alcantarillado sanitario en el Distrito Turístico, Cultural e Histórico de Santa Marta. Vigencia 2011. Santa Marta: 2012, en especial pp. 21-23.

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En lo que concierne al alcantarillado, Pescaíto está plenamente integrado a la red de la ciudad, de acuerdo al plano elaborado por la Alcaldía de Santa Marta.11 No obstante, tanto Villa Tabla como las zonas altas de Ensenada y San Martín carecen de cobertura. Según los datos del Sisbén, el 60 % de los hogares encuestados tiene el inodoro conectado al alcantarillado, mientras que un 37.7 % lo tiene conectado a un pozo séptico. La existencia de más de un sanitario en las viviendas es excepcional; en lo que se refiere a su ubicación, el número de encuestados con sanitario dentro de la vivienda es casi igual al que manifiesta tenerlo fuera de la misma. Un 60 % de los encuestados comparte el servicio de sanitario con otros hogares, mientras que el 37.6 % tiene un uso exclusivo en su hogar.

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mantenimiento provocan la acumulación de sedimentos y taponamientos en épocas invernales, que a su turno generan desbordamientos de aguas negras en el espacio público. Los rebosamientos recurrentes y la persistencia de malos olores son motivo de profundo malestar entre los pescaíteros. La densificación que en los últimos años han experimentado la ciudad en general y el sector en particular ha desbordado claramente la capacidad del sistema. En Pescaíto, la paradoja fundamental en el manejo de las aguas negras es evidente: la iniciativa particular ha suplido la falta de un sistema planificado, pero simultáneamente contribuye a su acelerado colapso: “El alcantarillado lo pone cada casa; cada uno compra los tubos y los lleva hasta el tubo de la calle”, indica Beatriz Vidales Morales, vecina del barrio de Pescaíto.12 Cada vez que se construye una casa, ya sea en los patios de las antiguas viviendas de la parte baja del sector o en los barrios de los cerros, las personas se conectan al sistema de alcantarillado sin ninguna planeación ni autorización.

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Los cortes de luz son frecuentes. Usmar Rebolledo comenta al respecto: “La semana pasada San Martín duró como cuatro días sin luz. Y eso que es un barrio al lado del puerto. ¿Cómo es eso, ah?”.9 David Ruiz Ureche, vecino de Barrio Norte, atribuye los cortes a la falta de mantenimiento de las redes: “Esas redes de energía no las cuidan. Eso deben echarles agua durante toda la época seca, porque si no, cuando llega la lluvia, esas redes están todas malas y hay cortos. Por eso es que se explotan esos transformadores y se va la luz”.10 Es indispensable controlar y revisar las conexiones ilegales, lo mismo que ordenar y simplificar la cantidad existente de cables, pues de esta forma podrían ser evitados los cortes de luz que resultan tan perjudiciales para la comunidad pescaítera. Mientras tanto, los habitantes seguirán apelando a diferentes mecanismos de presión para que los arreglos sean efectuados con celeridad, ya sea tapando las principales vías con llantas, quemando basura o bloqueándoles el carro a los técnicos de Electricaribe para hacer sentir su descontento.

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12

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30 %

25 .2 %

25 % Porcentaje de la población

Planos Vivos Pescaíto Perfil urbano y socioeconómico de Pescaíto

Figura 10. Servicio de acueducto: horas de agua al día que reciben los habitantes de acuerdo al Sisbén

20 % 15 %

17.3 % 15.2 % 9.6 %

10 %

9.4 % 6.0 %

5.1 % 5.6 %

5 %

0.6 %

0 %

1

2

3

4

5

6

7

2.1 % 8

2.1 %

0.2 % 9

10

12

13-23

Educación

Horas al día

En lo que se refiere a la red de acueducto, de acuerdo a los planos de Metroagua, la empresa prestadora del servicio, la cobertura sobre el papel es casi total, si bien en Villa Tabla y en las partes altas de Ensenada y San Martín no existen tuberías de distribución. No obstante, según las encuestas del Sisbén, apenas un 33.3 % de los hogares obtiene el agua del acueducto, mientras que un 29.4 % la obtiene de pozos con bomba. En términos generales, el 37.3 % de los hogares abarcados por las encuestas se ven obligados a proveerse del líquido fuera de la vivienda. Ahora bien, la discordancia entre la cobertura teórica y el disfrute efectivo del servicio no es el único indicador relevante; la regularidad y la calidad en la prestación del servicio para quienes tienen acceso a él son igualmente determinantes. En Pescaíto, el servicio presenta deficiencias notorias: baste señalar que un 76 % de los hogares no recibe agua los siete días de la semana. En los días en los que está disponible, más de un 90 % de los hogares disfruta del servicio por diez horas o menos (fig. 10). Al final del capítulo presentamos la ficha del sistema de Planos Vivos correspondiente al servicio de acueducto en Pescaíto.

Educación

62

Pescaíto presenta niveles elevados de escolarización infantil, pero al mismo tiempo un alto porcentaje de su población total sin ningún tipo de educación. Según los datos reportados por el Sisbén, un 20.8 % de los encuestados asiste a un centro educativo, de los cuales un 85.8 % está entre los cero y los diecisiete años. Ahora bien, dentro de este mismo rango demográfico, un 9.5 % (555 menores de edad) no recibe educación formal. En lo que se refiere al nivel educativo alcanzado, el 32.4 % de los encuestados no tiene ningún nivel educativo; el 67.1 % tiene educación primaria o secundaria,

y solo el 0.5 % tiene algún tipo de formación técnica, universitaria o de posgrado (fig. 11). Entre los encuestados que carecen de educación formal, el 21.2 % se encuentra todavía en edad escolar (seis a diecisiete años), mientras que un 33.6 % es ya mayor de dieciocho años. En lo que toca al analfabetismo, los cálculos del DANE para el año 2005, citados por el Expediente para la revisión del POT, arrojaron una tasa de 9.82 % entre los samarios. En el gran Pescaíto, el índice de analfabetismo por manzana para dicho año, que se situó entre 0 y 15 %, no difirió de forma perceptible de la tasa media de la ciudad, si bien algunas manzanas aisladas presentaron un índice mayor, que osciló entre 15 y 30 % de los habitantes. Pescaíto cuenta con más de veinte colegios de educación primaria, de los cuales quince son privados y siete públicos. Tres de estos colegios (públicos todos) tienen también secundaria; además existe un colegio que ofrece únicamente educación secundaria. El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, por su parte, tiene un hogar infantil, alrededor de diecisiete casas que hacen parte del programa de Madres Comunitarias y algunas más que pertenecen al programa Fami para mujeres gestantes y lactantes. La cobertura en términos de la distancia a los centros educativos (formales e informales) es bastante alta en términos globales, tal como lo ilustra el plano 2.7: ningún hogar está a una distancia superior a los seiscientos metros. Este indicador contrasta con la relativa precariedad en el equipamiento escolar y la escasez de material didáctico y académico, tal como lo manifiestan las directivas y los docentes del grueso de los establecimientos. En ese sentido, los datos arrojados por la investigación etnográfica son concluyentes: la enorme mayoría de los habitantes anhela un espacio que permita superar las limitaciones físicas y materiales que lastran la labor cultural y educativa en Pescaíto; un


Secundaria

Ninguno

29.7 %

37.4 %

32.4 %

R aiz pol í tica

Primaria

Figura 11. Nivel educativo alcanzado por la población de acuerdo al Sisbén

RP

Técnica o tecnológica

R aiz socio econ ó mica

0.2 % Universidad

RE

0.2 %

R aiz ambiental

Posgrado

0.1 %

Figuras 12 y 13. Resultados de las entrevistas etnográficas de Planos Vivos en relación con los espacios para la cultura en Pescaíto

100 %

97.3 %

100 %

RU

R aiz socio cultural

80 % 60 %

RC

0 %

0 %

20 %

R aiz hist ó rica

40 %

2.7 %

Porcentaje de la población entrevistada

¿Falta un espacio para la cultura?

R aiz urbana

RA

No sabe Hombres

Mujeres

RH

Biblioteca

Salón comunal

Hombres

Salón para Salón o talleres escuela de música

Mujeres

lugar que brinde renovado impulso a la actividades de formación en su sentido más amplio, y que les dé una mayor proyección a las múltiples manifestaciones culturales del sector. Las máximas prioridades para los pescaíteros y las pescaíteras en ese ámbito las constituyen, en orden decreciente, un salón para la danza, una casa de la cultura y una biblioteca (figs. 12 y 13). En el último capítulo de este

10.8 % 12 % 11.7 %

Casa de la cultura

10.8 % 4.8 % 6.7 %

Salón o espacio de danza

5.4 % 3.6 % 4.2 %

0 %

5.4 % 8.4 % 7.5 %

27 %

5 %

5.4 % 7.2 % 6.7 %

10 %

18.1 % 14.2 %

15 %

5.4 %

20 %

13.5 % 15.7 % 15 %

25 %

9.6 % 15 %

30 %

16.2 % 20.5 % 19.2 %

Porcentaje de la población entrevistada

¿Cuál espacio para la cultura falta?

Teatro

Parque

Otros varios

Total

trabajo los lectores podrán evaluar la manera en que el proyecto de la “Casa de Pescaíto”, uno de los ejes de la propuesta urbana de Planos Vivos, busca solventar las carencias expresadas por los habitantes y dar respuesta a sus necesidades desde el diseño arquitectónico, así como fortalecer el indudable potencial educacional y cultural del sector. 63


Plano 2.7

Acueducto

Perfil urbano y socioeconómico de Pescaíto

Planos Vivos Pescaíto

Centros educativos en Pescaíto

Ficha 1

Acueducto

El servicio de acueducto lo presta la empresa Metroagua, y aunque el tendido de las tuberías abarca la mayor parte del gran Pescaíto, la irregularidad en la prestación del servicio genera mucha insatisfacción entre los pescaíteros. Los problemas no se limitan a la escasez de agua, que se agudiza en época de sequía, sino que además se agravan por cuenta de la mala calidad de los tubos y la cultura de consumo de muchos de los usuarios. El agua de Santa Marta proviene básicamente de los ríos que bajan de la Sierra Nevada, que en épocas de escasez de lluvias se secan. Tanto el Gobierno distrital como el Gobierno nacional han realizado esfuerzos más o menos sostenidos para subsanar el desabastecimiento, con medidas que incluyen la 64

construcción de pozos de alta capacidad en diferentes puntos de la ciudad. Pese a las iniciativas gubernamentales, sectores como Pescaíto se han visto fuertemente afectados por la irregularidad y la insuficiencia en la provisión de agua, así la infraestructura esté disponible. Eduardo Goenaga, vecino de Ensenada, asegura nunca haber tenido el servicio de agua en su casa, a pesar de que el sector cuenta con las tuberías: “Por aquí pasan las tuberías de agua, pero está muy viejo y el agua ya no llega hasta acá. Nos toca traerla de la parte más baja o comprarla”.1 En efecto, no son muchos los habitantes del sector que se pueden declarar 1

Eduardo Goenaga, vecino de Ensenada, 63 años de edad. Entrevista: 1.o de junio de 2016.

satisfechos con la prestación del servicio, como en el caso de Lourdes Ruiz Ureche, vecina del barrio de Pescaíto: “Afortunadamente aquí no nos ha faltado el agua. Llega siempre en las madrugadas; por eso nos toca tener ese pozo y de ahí la subimos al tanque con motobomba. Por ejemplo, la casa de al lado no tiene agua, pero nosotros sí, gracias a Dios”. 2 La intermitencia en el servicio y la distribución desigual del agua han tejido una compleja red de tensiones, conflictos y solidaridades dentro de la comunidad. Como bien lo indica la misma Lourdes Ruiz Ureche, las diferencias en el acceso 2

Lourdes Ruiz Ureche, vecina del barrio de Pescaíto, 55 años de edad. Entrevista: 10 de mayo de 2016.


R aiz pol í tica R aiz socio econ ó mica

RP

Fotografías de Luis Miguel Marín

R aiz ambiental

RE La recursividad de los habitantes de Pescaíto para aprovisionarse de agua.

R aiz urbana

RA

>> Las personas pueden abrir un agujero cerca del contador de agua en busca de alguna tubería madre. Una vez la encuentran, construyen su propia ‘noria’ con una motobomba y mangueras para absorber el líquido que está en la red de tubería. En la mayoría de casos la técnica funciona, pero cuando mucha gente la emplea al mismo tiempo, se agota rápidamente el agua disponible en las redes. >> También pueden cavar pozos en la tierra para extraer agua subterránea. La mayoría de estos pozos está en los patios de algunas casas y en los frentes, pero este método no es tan común, porque no es fácil determinar dónde hay agua subterránea. El agua extraída de estos pozos es de muy mala calidad. >> Las personas que no pueden obtener agua a través de motobomba o pozos en la tierra deben acudir a los vecinos que sí pueden echar mano de alguno de estos recursos. En Pescaíto se ha consolidado un mercado informal de agua, en el que los dueños de los pozos ofrecen botellones de agua a quienes carecen

>> Otra forma de acceso al agua la constituyen los carrotanques provistos por la Alcaldía de Santa Marta. Después de largas filas a la espera de su turno, los habitantes pueden finalmente llevar sus botellones rebosantes de agua a sus casas. En algunos barrios han sido instalados tanques y albercas comunitarios con capacidad de diez mil litros, que la empresa Metroagua rellena ocasionalmente. Los habitantes de Pescaíto han organizado un sistema de turnos para acceder al agua. La misma Lourdes Ruiz Ureche afirma que “nunca me ha tocado ir a hacer fila para llenar un balde con agua, afortunadamente. No nos ha tocado esa tarea. Esa tarea es de hombres”.5 No obstante, en el trabajo de campo pudimos constatar que es sobre todo en las mujeres en las que recae esta responsabilidad.

Ibidem.

Actualmente, ante la alta exposición al riesgo de sequía urbana, los diferentes entes gubernamentales adelantan discusiones sobre la mejor forma de abastecer de agua a la ciudad. Se ha contemplado, en una primera fase, captar agua de los ríos Toribío y Córdoba, para después aprovechar en una segunda etapa la del río Magdalena. Cualquier solución depende, en último término, del compromiso institucional y ciudadano con el cuidado de las cuencas fluviales, la renovación de las redes del sistema de acueducto y el fomento de la cultura del buen uso del agua en los usuarios.

RU

RC

RH

>> En barrios como San Martín, Villa Tabla y Ensenada, la elevación constituye un obstáculo adicional para acceder a la poca agua del sistema de acueducto. Junto a las filas y los turnos frente a los carrotanques o a los tanques comunitarios, los vecinos de las zonas altas recurren a la construcción de albercas exclusivas para cada vivienda, aseguradas con tapa y candado, en los puntos más bajos de los respectivos barrios. 4

3

El agua de estas albercas, abastecidas por pozos o por la propia empresa, es conducida a través de mangueras y motobombas hasta las viviendas.

R aiz socio cultural

de acceso al líquido. En palabras de Selmira Ocampo, “uno aquí tiene que comprar el agua a la gente que tiene los pozos, y de todas formas llega el recibo del agua. Me cobran por llenar la alberquita diez mil pesos”.4

R aiz hist ó rica

generan todo tipo de suspicacias: “La gente dice que, por decir, en una casa hay motobomba y alberca y absorbe el agua de las redes, entonces no deja que al vecino le llegue el agua, y así pasa con mucha gente”. 3 El agua suele llegar de madrugada por espacio de unos cuantos minutos a las casas que tienen el privilegio de recibirla. Aquellos habitantes que no tienen acceso directo, apelan a distintos recursos, a saber:

5

Selmira Ocampo, vecina de Olaya Herrera. Entrevista: 4 de marzo de 2016. Lourdes Ruiz Ureche, op. cit. 65


Edward Walhouse Mark, Hacienda de San Pedro Alejandrino en Santa Marta (1843). Fuente: http://www. banrepcultural.org

3

Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva Pescaíto y sus relatos fundacionales La obsesión en los anales y en las crónicas históricas por las fechas de fundación de las poblaciones no es gratuita: ellas representan el anhelo de darle al espacio geográfico un orden racional; uno que separe de un tajo el mundo de los humanos de su entorno natural. (Ya en la práctica, en el otorgamiento de licencias de construcción o en el manejo del tráfico, tanto el orden como la racionalidad pueden brillar por su ausencia: lo importante aquí es la idea platónica, no su materialización deficiente en la realidad).

66

Ahora bien, la fundación de poblaciones no se agota con las formalidades protocolarias que rodean la colocación de la primera piedra, independientemente de que se trate de una de carácter épico, llevada a cabo contra todos los pronósticos por be-

neméritos y adelantados, o de una menos heroica y accidentada, encomendada por la autoridad de turno al arrojo modesto y calculador de agrimensores, notarios y arquitectos. La fundación se repite una y otra vez en los relatos que los pobladores se transmiten de generación en generación para hacer inteligible su pasado y proyectarse hacia el futuro: en ellos refrendan su arraigo al territorio y construyen su identidad colectiva. Los relatos fundacionales no tienen por qué ajustarse a las convenciones cronológicas o históricas (aunque bien pueden asumir con mayor o menor rigor sus fórmulas, como tendremos la oportunidad de exponer más adelante). Tampoco tienen que concordar con registros oficiales ni vestir el ropaje de la verosimilitud. El suyo es el campo mutable y proteico de la ‘semántica socioespacial’; aquella que llena de significado la pertenencia de una comunidad a un territorio determinado.


Plano 3.1 Raiz política

Jacques-Nicolas Bellin, Plano de la bahía y villa de Santa Marta (1764).

Raiz socioeconómica Raiz a m b i e n ta l

RE

RA

Raiz urbana

Santa Marta no era sino monte; desde la [carrera 10] para allá era trupillo, coco, unos playones solos. Para allá [al sur] hasta la 22 había unas casas, y unos negocios por el centro, después todo eso, de la avenida [al] río, eran unas fincas donde sembraban hortalizas, verduras”.

RP

RU

Raiz socioc u lt u r a l

Fuente: http://www.bibliotecanancional.gov.co

En lo que sí coinciden los relatos fundacionales y los registros históricos es en reafirmar la existencia –por incipiente que sea– de un orden humano claramente distinguible, asimilado a la retícula urbana. Quizá el mayor blasón de Pescaíto sea precisamente el de haber sido uno de los portadores de ese orden urbano en la zona que ocupa la actual Santa Marta, como bien lo indica el testimonio de Carmen Martínez, vecina de Barrio Norte: “Santa Marta no era sino monte; desde la [carrera 10] para allá era trupillo, coco, unos playones solos. Para allá [al sur] hasta la 22 había unas casas, y unos negocios por el centro, después todo eso, de la avenida [al] río, eran unas fincas donde sembraban hortalizas, verduras. Por el camino [de Mamatoco] encontraban todavía iguanas, armadillos, y decían que veían venados”.1 A continuación reseñaremos brevemente los relatos fundacionales de Pescaíto; aquellas narraciones –a caballo entre la historia y la libre creación colectiva– que buscan dar cuenta de su surgimiento, en abierto desafío a ese “monte” agreste que mantenía cercada a la Santa Marta de antaño. 1

Carmen Martínez, vecina de Barrio Norte y oriunda de Mamatoco,88 años de edad. Entrevista: 11 de febrero de 2016. En lo que al trupillo respecta, véase la ficha correspondiente en el siguiente capítulo.

L as vendedoras de Taganga Tres son las tramas maestras que hemos podido identificar dentro de los relatos fundacionales de Pescaíto, aunque son múltiples las variaciones que cada una admite. El primer gran relato que se ocupa del origen del nombre tiene como protagonistas a las vendedoras de pescado de Taganga en su tránsito por los cerros del Norte. Los pregones de las vendedoras –“el pescaíto, ya llegó el pescaíto”– y la respuesta ávida de los habitantes –“vamos pa’l pescaíto”– no son equiparables en modo alguno a un acta formal de fundación, pero sí le extienden –al menos en este relato– la partida bautismal al sector. Las diferentes variaciones de este primer relato difieren en lo que a las rutas tomadas por las tagangueras y su destinación final se refiere. Aquí recogemos tres de las más representativas. En la primera, tal como lo narra Margarita Brekeman, vecina de Ensenada, “antes, cuando las tagangueras venían a vender el pescado, se venían por los cerros hasta la [carrera] 11 con [calle] 1, donde dejaban las poncheras. La gente que se acercaba a comprar pescado decía: ‘Vamos pa’l pescaíto’ o ‘ya llegó el pescaíto’ ”.2

Raiz histórica

RC

RH

En la segunda, tal como es relatado por Carmen Martínez, “las tagangueras se venían por un camino viejo, se tiraban cerro a cerro hasta el barrio, 2

Margarita Brekeman, vecina de Ensenada, 90 años de edad. Entrevista: 19 de febrero de 2016.
 67


Plano 3.2

Playa de Pescaíto

Planos Vivos Pescaíto

Las rutas de las tagangueras hacia el antiguo mercado de la plaza de San Francisco

Calle 1 con carrera 11

Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva

Villa Tabla

Pescaíto y sus relatos fundacionales

Cancha de La Castellana

Parque Bolívar

Iglesia de San Francisco

llegaban y se iban gritando por toda la calle ‘pescaíto, llegó el pescaíto’ hasta el mercado viejo que quedaba en la plaza de San Francisco”.3 Aunque no es fácil identificar plenamente el o los “caminos viejos” a partir de la información provista por las personas entrevistadas, estos bien pueden hacer alusión al camino colonial que unía a Taganga con Santa Marta, o al menos a uno de sus ramales. Cabe recordar aquí que la reducción de los indígenas tagangueros a pueblo se verificó de manera bien temprana, y que su vínculo con la ciudad se tornó particularmente estrecho. En palabras del cronista y sacerdote Antonio Julián, “[l]as primeras naciones de la Tierra Firme que se rindieron voluntarias á las armas de España, y abrazaron la Religion Christiana, fueron las de los Gayras, y la de los Tagangas, inmediatas á la ciudad de Santa Marta”.4 Esta subordinación temprana se tradujo en la inserción profunda del pueblo de indios de Taganga en la órbita de la economía samaria como proveedor de víveres. Del vivo intercambio entre la ciudad portuaria y su población satélite da cuenta la atención privilegiada que recibe el camino que las une en el 3 4 68

Carmen Martínez, vecina de Barrio Norte. 88 años de edad. Entrevista: 11 de febrero de 2016. Antonio Julián, La perla de la América, Provincia de Santa Marta, reconocida, observada y expuesta en discursos históricos por el sacerdote don Antonio Julián. Madrid: Antonio de Sancha, 1787, pp. 6-7.

“Plano de la bahía y villa de Santa Marta, de la costa y sus alrededores” de 1764 (plano 3.1), comisionado al célebre geógrafo y cartógrafo francés Jacques-Nicolas Bellin por Gregorio de Rosales Troncoso, gobernador de la provincia. En la tercera variación no es un camino sino el mar mismo el que trae a las tagangueras al sector, tal como lo explica Marina Villar, vecina de Olaya Herrera: “Detrás del cerro hay una playa que se llama de Pescaíto; por ahí era donde las tagangueras llegaban en cayucos con las poncheras de pescado, bajaban el cerro y salían a la carretera”.5 Esta versión conjuga dos de los elementos de mayor peso en la estructuración del espacio pescaítero, como lo son el mar y los cerros. Como se hará evidente a lo largo de este trabajo, ambos constituyen a la vez un límite y una extensión del territorio de Pescaíto: así como circunscriben su trama urbana, amplían el horizonte de experiencia de sus habitantes y median sus intercambios con otros espacios. A partir de los diferentes testimonios orales, presentamos en el plano 3.2 una reconstrucción de 5

Marina Villar, vecina de Olaya Herrera, 73 años de edad. Entrevista: 16 de marzo de 2016.


Playa de Pescaíto

Raiz política

Plano 3.3 Las antiguas salinas y las zonas que solían ser anegadas por el mar

RP

Raiz socioeconómica

Playa de Boquerón Playa de San Martín

RE

Raiz a m b i e n ta l

San Martín

Salinas Salinas

Raiz urbana

Cerro de la Salina

RA

Raiz socioc u lt u r a l

RU

Raiz histórica

RC

RH

las posibles rutas de las tagangueras en su camino hacia el antiguo mercado de la plaza de San Francisco, tomando como punto de partida la playa de Pescaíto. Cabe advertir que no se trata de un inventario exhaustivo, pues si algo caracteriza a las tagangueras del relato es la ubicuidad: las diferentes versiones de los pescaíteros y las pescaíteras refieren múltiples puntos de arribo, en un esfuerzo por darles a sus respectivas manzanas el lustre propio de un núcleo fundacional. Identificar en la propia calle o en la esquina de encuentro el punto de llegada de las vendedoras no es una preocupación menor: se trata de asegurarles a los hitos urbanos más queridos un sitial de honor en la jerarquía espacial del imaginario colectivo. En último término, los habitantes se juegan las credenciales de ‘primeros pobladores’ en estas disputas simbólicas y discursivas sobre las ‘auténticas’ rutas de las tagangueras: se trata de un proceso de permanente resignificación y construcción del espacio; uno que modifica los límites lábiles entre ‘establecidos’ y ‘forasteros’.

Esta disputa simbólica se manifiesta con particular intensidad en aquellos barrios que han experimentado un crecimiento acelerado en tiempos recientes, como en el caso de Ensenada o Villa Tabla y su expansión sobre los cerros. El plano 3.2 registra una de estas disputas con suma elocuencia. Las versiones que coinciden en la carrera 11 con calle 1 como punto de llegada, y que lo resaltan como el paso más bajo –y por lo mismo más propicio– para atravesar los cerros, gozan de raigambre indiscutible. A estas versiones se contraponen aquellas que se inclinan por una ruta que desciende por Villa Tabla y desemboca en la carrera 7.a; variaciones que pueden ser interpretadas –al menos en parte– como la respuesta discursiva de un “barrio de invasión” a la precariedad relativa de su posición en el ordenamiento urbano: con su versión particular del relato de las vendedoras, sus habitantes pueden blindarse contra la estigmatización como advenedizos, reivindicar su pertenencia de pleno derecho a Pescaíto y reafirmar su protagonismo en la construcción del territorio. 69


Fuente: Banco de la República, Museo del Oro Tairona – Casa de la Aduana

Pescaíto y sus relatos fundacionales

Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva

Planos Vivos Pescaíto

Plano 3.4 Plano anexo al Memorial sobre la reedificación y fortificación del Puerto y Ciudad de Santa Marta (1660) de Sebastián Fernández de Gamboa. El mapa está orientado hacia el este, con los cerros ‘colgando’ en la parte inferior. Las salinas aparecen justo debajo del brazo rocoso del Ancón. El resaltado es nuestro.

L as salinas El segundo de los grandes relatos fundacionales está igualmente ligado al pescado, pero su trama no descansa en la comercialización sino en la pesca misma. Según este relato, en las salinas que se formaban en las zonas anegadas periódicamente por el mar, los pobladores aprovechaban la oportunidad de pescar en las charcas salobres que la evaporación y la marea baja dejaban al descubierto (plano 3.3). Tal como lo cuenta Astrid Pérez, vecina del barrio de Pescaíto, “existieron unas salinas en donde están el parque y el colegio, por los lados de la iglesia, y toda la [calle] 6 por el mar. Cuando las charcas se secaban, quedaban unos pescaítos muriéndose por falta de agua, y los niños del barrio jugaban a pescarlos. Entonces decían: ‘Mira los pescaítos, vamos donde el pescaíto’ ”.6

patios; le daba a uno casi casi a la cintura. Dicen que así era todo el barrio porque se metía el mar por todas las calles como hasta la [carrera] 5.a”.7 Rosa Rojas Manjarrez la secunda: “Todo esto que es San Martín era una salina, donde se sacaba la sal que dejaba el agua de mar que se metía; eso era antes de que construyeran el puerto [...] y se hacían unas charcas profundas llenitas de pescados que se traían las olas y la gente se metía a pescarlos: ‘El pescaíto, cogieron pescaíto’ ”.8 La propia Junta de Acción Comunal de San Martín se apoya en el relato de las salinas para explicar los orígenes del barrio, tal como quedó registrado en su reseña histórica: Donde se encuentra hoy el barrio San Martín, existió a principios de siglo 20 una salina, señalada en un p[l] ano Frances que existió desde 1764, haciendo mención que se encontraba al Norte de la ciudad, pegada a los cerros [...]. En 1930 el barrio se fue organizando y existían algunas viviendas o casas hechas con cartón y pedazos de laminas de zinc, el barrio comenzó pegado a la falda de los cerros parte nororiental donde hoy en día es la carrera 4a. y 5a., al otro lado se encontraba el terreno fangoso y salitroso y algunas charcas, ya que la salina se estaba secando, este sitio

En el barrio San Martín, por otra parte, los pobladores refieren la existencia de unas salinas formadas por el agua del mar, que corría por la actual vía Alterna desde la zona ocupada hoy por el puerto hasta estancarse en una depresión al pie del cerro que aquí llamamos de la Salina y que en otras fuentes es denominado de la Viuda. En palabras de Denis Granados Parejo, “el barrio era todo como un pozo, eran huecos profundos que cuando llovía se venía toda esa agua del cerro y durábamos hasta ocho días sacando agua de los 7 70

6

Astrid Pérez, vecina del barrio de Pescaíto, 55 años de edad. Entrevista: 10 de febrero de 2016.

8

Denis Granados Parejo, vecina de San Martín,
 74 años de edad. Entrevista: 24 de febrero de 2016. Rosa Rojas Manjarrez, vecina de San Martín, 84 años de edad. Entrevista: 23 de febrero 23 de 2016.


Raiz política Raiz socioeconómica

RP

Raiz a m b i e n ta l

RE

No existe unanimidad absoluta sobre las salinas en el registro histórico. En el mapa que acompaña el Memorial sobre la reedificación y fortificación del Puerto y Ciudad de Santa Marta (1660), elaborado por el capitán Sebastián Fernández de Gamboa después de que el pirata inglés William Goodson saqueara la ciudad en el marco de la guerra anglo-española de 1655-1660, aparecen claramente delineadas las salinas del norte (plano 3.4). En la cartografía de la Colonia tardía las salinas siguieron siendo resaltadas como un rasgo prominente de la geografía samaria, tal como lo revela el mapa ya mencionado de Bellin de 1764 (plano 3.1). Ahora bien, el cronista Antonio Julián fue igualmente enfático en descartar la existencia de explotaciones salineras de gran envergadura –que él equiparaba a las “salinas de tierra”, esto es, minas de sal– en las inmediaciones de la ciudad o incluso en cualquier otro lugar de la provincia, si bien no dejó de reconocer que sus habitantes sabían sacar provecho de la sal marina. Según la información provista por Antonio Julián, el comercio de la sal en la provincia se concentraba en Ciénaga, de donde era sacada por comerciantes momposinos y de otros lugares en canoa.10 Cabría deducir entonces de su relato que las salinas del norte no eran explotadas comercialmente, al menos no a gran escala, y que la actividad salinera era de importancia más bien secundaria en la ciudad. Junta de Acción Comunal del barrio San Martín, Reseña histórica barrio San Martín, 1967-2007. S/d, 2007, p. 1. 10 Antonio Julián, La perla de la América, pp. 109-10. 9

L as haciendas El tercero de los grandes relatos es recogido por la memoria escrita de Pescaíto: “[El Barrio Olaya Herrera] [f]ue fundado el 20 de agosto de 1930 siendo el presidente de Colombia Enrique Olaya Herrera y alcalde de Santa Marta don Manuel Julián de Mier. Este barrio fue construido dentro de unos terrenos baldíos del sector Pescaíto, que hacían parte de una hacienda que pertenecía a un ciudadano francés de apellido Campmartín, es por esa razón que

RU

Raiz socioc u lt u r a l

Fuentes: http://www. santamartaviva.blogspot. com.co y Archivo de la Fundación Periodistas Bolivarianos de América

Más allá de la discusión en torno a la naturaleza de las salinas del norte y su capacidad productiva, es indudable que los playones y las salinas se constituyeron en un referente espacial de primer orden para los pobladores. El registro fotográfico da una buena idea del paisaje que aún tenían los habitantes frente a sus ojos a comienzos del siglo xx. Antes de la construcción del puerto, Pescaíto estuvo expuesto a los caprichos de la marea y a las inundaciones periódicas producidas por el mar de leva, tal como lo estuvieron otros sectores de la ciudad adyacentes a la bahía. Si bien la construcción del puerto y el proceso de urbanización transformaron la relación de Pescaíto con el mar, tanto que la pesca en las salinas pertenece ya a un pasado que solo el relato fundacional puede recuperar, no es menos cierto que el desarrollo urbano de las últimas décadas ha dejado expuesto al sector a nuevas inundaciones y desbordamientos. Como parte del sector está edificado en un terreno deprimido en relación con las zonas circundantes, Pescaíto quedó encerrado en la práctica entre los diques de la avenida del Ferrocarril, la vía Alterna y las carreras 1.a y 4.a. Sobre todo en su costado más oriental, hacia Barrio Norte, se presentan serios problemas por inundaciones y desbordamientos de aguas lluvias y aguas negras. Ya en el capítulo precedente nos referimos a las graves deficiencias del sistema de alcantarillado en Pescaíto. En el siguiente capítulo, en la presentación del plano de riesgos del sector, abordaremos con mayor detenimiento el problema de inundaciones y escorrentías.

RC

Raiz histórica

era donde se echaban las basuras de la ciudad, las basuras del mercado publico, las del matadero municipal, las basuras del cuartel militar, hasta allí llegaba la gente para esculcar las basuras y conseguir algo para comer y algunos objetos a los cuales les daban otro uso de acuerdo a sus necesidades, se encontraban vísceras, materiales, pedazos de cartón, zinc, madera, colchones, botas, correas, se puede decir que eran los recicladores de hoy en dia, en las charcas se pescaba y los Pescadores tiraban sus atarrayas, cogian chivo cabezón, mojarra, lisa […] entre otros.9

El paisaje urbano en Santa Marta en la primera mitad del siglo XX: inundaciones por el mar de leva (1940; izquierda); playones y salinas (1908; derecha).

Raiz urbana

RA

RH

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Planos Vivos Pescaíto Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva Pescaíto y sus relatos fundacionales

El desarrollo urbano de Pescaíto fue definido, en efecto, por la transformación del sector en nodo comercial y de transporte del enclave bananero, tal como tendremos oportunidad de examinar más adelante. Antes conviene echar un vistazo al papel actual del mar y de los cerros en la configuración del territorio pescaítero”. muchas personas dicen que es el mismo barrio”.11 A diferencia de los relatos anteriores, en los que la despreocupación por un acto formal de fundación (legal, religioso o de otra índole) es evidente, y en el que la aparición del sector se remonta a su bautismo popular, en este tercer relato el empeño por fijar una fecha exacta constituye un guiño al canon jurídico-legal. La existencia efectiva del sector depende aquí de un acto deliberado y concreto que, a pesar de constituir una apropiación irregular de tierras de dominio privado, inserta a Pescaíto en la lógica del ordenamiento territorial legítimo y en regla. Como la aparición de Pescaíto no remite aquí, pues, a un poblamiento espontáneo que encuentra su consolidación definitiva en la formulación un nombre distintivo y de amplia aceptación, no es de extrañar que el nombre ‘oficial’ –Olaya Herrera– se superponga al popular –Pescaíto– sin solución de continuidad. La memoria oral rinde tributo a esta superposición, ya sea que se refiera a Pescaíto como preexistente a su ‘refundación’ oficial, o que por el contrario considere que el nombre de Pescaíto se popularizó con posterioridad a la creación de Olaya Herrera. Esa es la versión que sostiene Hermes Llanes, vecino de Olaya Herrera: “El nombre del barrio es Olaya Herrera, sino que la gente se acostumbró a decirle Pescaíto, porque las tangangueras pasaban vendiendo pescado y gritaban ‘pescaíto’ o ‘llegó el pescaíto’; es como un apodo del barrio, pero uno va a Planeación y el nombre es Olaya Herrera”.12 Sea como fuere, no cabe duda de que en este tercer gran relato resuenan reminiscencias del viejo ideal colonial, en el que la fundación formal de enclaves urbanos constituía el principio ordenador del territorio por excelencia. En el acto de desplegar los símbolos del poder real en la recién delineada plaza central y de proyectar la cuadrícula urbana, lo mismo que en el de fijar por escrito la fecha del acontecimiento, se consumaba la inserción de un territorio hasta ese momento agreste en un orden racional y jerárquico. 11 12

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Periódico barrial Pescaíto al día, n.o 1 (2015), p. 1. Hermes Llanes, vecino de Olaya Herrera, 60 años de edad. Entrevista: 13 de marzo de 2016.

En la versión pescaítera, el uso notable (aunque no necesariamente deliberado) del anacronismo permite echar mano de una legitimidad a dos bandas. Al utilizar la llegada a la presidencia de Enrique Olaya Herrera como acontecimiento epónimo, este tercer relato apela, por un lado, a la legitimidad republicana en uno de sus hitos más sobresalientes en el siglo xx: el que en la historiografía colombiana es conocido como el paso de la Hegemonía Conservadora (1886-1930) a la República Liberal (1930-1946). Por otra parte, al recurrir a Manuel Julián de Mier (1820-1896), alcalde de Santa Marta, sí, pero 80 años antes, el relato asocia el origen del sector a una de las estirpes más influyentes de la región durante la Colonia tardía y el siglo xix. Los De Mier contaron entre sus filas con varios alcaldes de la ciudad, propietarios de extensas haciendas y empresarios con intereses en la navegación marítima y fluvial, el comercio de importación y exportación, ferrocarriles y bancos. En lo que se refiere al fundo Campmartín, en las obras históricas que hemos tenido oportunidad de consultar no aparece mención alguna a una hacienda, estancia, hato o trapiche con ese nombre en la ciudad o en sus inmediaciones. Los testimonios orales abundan en referencias a una propiedad con ese nombre, aunque hablan de una finca y no de una hacienda. Según recuerda Carmen Martínez, “esa finca era una coquera de un dueño que le decían Campmartín, allí tenían frutas también. Había un encierro y daba de lado a lado; por ahí uno no podía pasar porque el señor se ponía bravo y sacaba una escopeta: amenazaba a la gente porque creía que se metían a robarse los cocos”.13 Miguel Brujés, vecino de Barrio Norte, corrobora la existencia de la finca (y la bonhomía) de Campmartín: “Nosotros nos le metíamos al viejo Campmartín a robarle los cocos, porque esa finca era puro coco. Se caían también para el lado del camino y uno los recogía, de pronto se veían otros de lado adentro y uno se volaba la cerca. Ese señor salía con una escopeta como de balín, gritando. Había que salir corriendo, porque era un tipo bra13

Carmen Martínez, vecina de Barrio Norte, 88 años de edad. Entrevista: 11 de febrero de 2016.


Playa de Pescaíto

Raiz política

Plano 3.5 Ubicación de la antigua finca de Campmartín

Raiz socioeconómica

RP

Playa de San Martín

Raiz a m b i e n ta l

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Raiz urbana

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Raiz socioc u lt u r a l

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Raiz histórica

Finca Campmartín

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vo; decía: ‘Yo matándome para que otros vengan a llevarse el trabajo’ y nos íbamos”.14 Los vecinos sitúan la finca de Campmartín en los terrenos donde actualmente están ubicados la Escuela Normal Superior María Auxiliadora y el barrio de Miraflores, en el límite suroriental de Pescaíto (plano 3.5). No es este el espacio para discutir si la aparición simultánea de un alcalde del siglo xix y un presidente del siglo xx le hace mella al relato, o si la presencia de un finquero armado de escopeta basta para devolverle toda verosimilitud. Lo que importa subrayar aquí es el cambio de decorado: si los relatos anteriores giran en torno a la pesca, al mar y a los cerros, en este el nexo de Pescaíto con el interior rural constituye el tema principal. El cambio de énfasis no es casual: en él se ve reflejado el abandono definitivo de su antigua condición de caserío de pescadores, así como su 14

Miguel Brujés, vecino de Barrio Norte, 65 años de edad. Entrevista: 15 de marzo de 2016.

inserción plena en el modelo agroexportador que se cristalizó en el departamento de Magdalena en torno al banano. El desarrollo urbano de Pescaíto fue definido, en efecto, por la transformación del sector en nodo comercial y de transporte del enclave bananero, tal como tendremos oportunidad de examinar más adelante. Antes conviene echar un vistazo al papel actual del mar y de los cerros en la configuración del territorio pescaítero.

La construcción del territorio L a bahía de Santa Marta: la recreación y la pesca

Es indudable que los habitantes de Pescaíto privilegian el mar como lugar de recreación y esparcimiento por encima de cualquier otro espacio. Los pescaíteros y las pescaíteras desarrollan desde niños el gusto por el baño en el mar y el juego en

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Planos Vivos Pescaíto Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva

El mar es de todos y cualquiera tiene derecho a pescar, en alta mar o en la bahía. Cualquiera siempre ha podido pescar, pero en las playas donde arriman los cayucos, donde componen los chinchorros, donde hacen las enramadas, eso sí que es como de cada quien. Entonces uno de acá no puede ir y [decir] ‘yo pesco en Taganga’, si no ha ayudado a mantener las playas, a hacer las enramadas. Eso uno lo ve hoy que está bien, pero para que esas playas estén así se necesitó trabajo”.

La construcción del territorio

sus playas. Tomás Fuentes, vecino del barrio de Pescaíto, recuerda que cuando uno era niño, nos íbamos a [la playa de] Los Cocos un grupo de pelaos. En la semana ahorrábamos unos pesos y el sábado nos comprábamos queso, panela y bollo, nos los llevábamos en una mochilita y con eso pasábamos el día. Desde temprano salíamos patio a patio allá a la bahía por la carrera 5.a, caminábamos por toda la playa, que se veía lejos, y nos íbamos metiendo y nos salíamos. Allá en Los Cocos era el baño largo, y si nos daba hambre a comer bollo con queso y panela.15

Con la construcción de dos espolones de protección en 2002, la Alcaldía de la ciudad precipitó una transformación radical en la relación de los samarios con la bahía; una que tomó forma definitiva con la inauguración en 2011 de la Marina Internacional de Santa Marta, construida sobre el espolón de la calle 22 (una obra, por demás, de ingrata recordación para los habitantes de Pescaíto, pues las inundaciones de 2010 fueron asociadas a la extracción de material de construcción en inmediaciones de la quebrada La Lata). Joaquín A. Zúñiga Ceballos reflexiona así sobre su impacto: La construcción de dos espolones permitió ganar algo de playa y con el relleno desapareció la depresión que permitía que el agua chocara en el extremo sur del malecón. Desapareció también el espectáculo, gratuito por cierto, para propios y visitantes, a que me he referido en los primeros párrafos. El espolón izquierdo, empero, siguió creciendo, porque así fue dispuesto, y nada más tengo que decir, y se convirtió en la “Marina internacional” con capacidad para 90 ó 100 ó más yates, lo mismo da. Ésta cosa se abrió como un abanico de piedras sobre lo que creíamos era nuestra playa, en la que corrimos y nadamos desde niños, y que, junto con otras cosas, nos llenaron la cabeza con la esperanza de que Santa Marta tenía vocación turística o que era la ciudad turística por excelencia. Se vino desde el Club Santa Marta hasta llegar casi a la línea de la calle 18. Sin duda alguna buscan consolidar alguna forma de turismo que muy pocos saben de qué se trata o como es. El saldo de la bahía de Santa Marta quedó comprendido entre las líneas de prolongación de la calle 18 y la calle 13; es decir, nos dejaron un pedacito de 5 cuadras. Qué barbaridad.17

En ese entonces las playas de Santa Marta se extendían desde el puerto, que no comprendía más que los primitivos muelles, hasta más allá del actual Batallón Córdoba: una extensión de mar y playa de más de veinte calles. Todavía hoy los pescaíteros y las pescaíteras prefieren las playas de la bahía a las de Taganga, así estas últimas se encuentren muy cerca y estén atendidas por una ruta permanente de buses, pues las de la bahía son las playas públicas de mayor reconocimiento y estima. Para los pescaíteros ese espacio de la bahía sigue siendo un lugar entrañable, tanto como para los samarios en general. Así lo recuerda Joaquín A. Zúñiga Ceballos en su crónica de la historia de Santa Marta: Toda la playa era un espectáculo que gozaban tanto bañistas como observadores. En el malecón, al final de la calle Santa Rita, el reventar de las olas formaba diversas figuras con la espuma que ascendía impulsada por la fuerza del choque. Muchos muchachos utilizaban el tajamar como trampolín para lanzarse al agua, haciendo figuras acrobáticas con el cuerpo antes de chocar con la ola. Por las noches, las figuras que hacía la espuma al esparcirse en el aire resaltaban brillantes por los reflejos de luz sobre el fondo oscuro del firmamento, haciendo el espectáculo más fascinante y atractivo.16

Tomás Fuentes, vecino del barrio de Pescaíto, 94 años de edad. Entrevista: marzo de 2016. 16 Joaquín A. Zúñiga Ceballos, Jirones de una historia en Santa Marta. Santa Marta: S/d, 2012, p. 36.

Con las diferentes obras de infraestructura de las últimas décadas, la bahía no solo cedió su lugar como sitio predilecto de recreación; también se vio afectada como espacio privilegiado para la pesca. Antes del auge de la actividad ferroviaria y portuaria que acompañó el desarrollo de la industria bananera en la región, la pesca representó

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Joaquín A. Zúñiga Ceballos, Jirones de una historia en Santa Marta, p. 77.


Cerro de la Salina

Cerros del Norrte

Cerro del Veladero El Ancón

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Raiz a m b i e n ta l

Cerro de punta Betín

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Raiz socioeconómica

Abras de Santa Ana

Raiz política

Taganga

Raiz urbana

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Fuente: Elaboración propia basada en una imagen extraída de htttp:// www.spsm.com.co

una actividad económica de primer orden en Pescaíto. Sus habitantes coinciden en afirmar que en el pasado la pesca artesanal era practicada por la mayoría de los hombres, ya fuera como fuente de ingresos o para el consumo de sus familias. En la actualidad, su práctica como actividad económica se restringe casi exclusivamente a los pescadores de San Martín. Para la habitantes de Ensenada, por ejemplo, la pesca constituye una diversión que practican en las playas de Pescaíto y Cagabuzo. Álvaro Gómez, vecino de San Martín, recuerda que “la pesca era muy buena hasta por ahí en el 95, que ya los celadores del puerto no dejaban que uno entrara a pescar al Boquerón, a Taganguilla. Ya había controles antes, pero después ya pusieron cámaras y ni con permiso uno podía pasar. Dijeron que era porque estaban encontrando droga en la carga y todo el que se asomara por allá debía llevar permisos, papeles; le tomaban el nombre, la firma. La gente dejo de ir por allá”.18 Hasta los años 60, las ensenadas de las abras de Santa Ana (en sentido restringido) constituyeron el principal nicho de pesca: frente a las playas de Tinglao, el Mangle, Anconcito y Taganguilla los pescadores echaban sus chinchorros (fig. 14).19 Estas playas eran ideales para los pescadores de Pescaíto y San Martín tanto por la abundancia de peces como por su cercanía, que les ahorraba exÁlvaro Gómez, vecino de San Martín, 65 años de edad. Entrevista: 28 de febrero de 2016. 19 Durante la era colonial, el nombre de abras de Santa Ana designaba las colinas que conforman el brazo rocoso del Ancón, y que se extienden entre el cerro del Veladero y el cerro de la Salina. En su base estuvo emplazada la ermita de Santa Ana, de la que las colinas habrían derivado su nombre. Hoy en día, las abras de Santa Ana sirven de término genérico (poco frecuente) para designar la cadena de cerros que delimitan a Pescaíto en su parte más septentrional, y que aquí reciben el nombre de cerros del Norte.

tensas jornadas mar adentro o bordeando la costa. Tal como lo describe Julio Rodríguez, vecino de San Martín, por todo este mar circula la sardina y el lechero; ellos buscan siempre los pozos de aguas tranquilas que no tengan mucha corriente: esas playas que forman las ensenaditas son las que más [les] gustan. Y detrás de las sardinas llega el bonito, la albacora, el ojo gordo. Y ahí no era sino echar los chinchorros, que la pesca era segura en cualquier momento, incluso en agosto o con los vientos del nordeste, porque la bahía la protegen los cerros. Eso sí, que acá no se pasaba hambre. 20

RC

Raiz histórica

El Ancón, las abras de Santa Ana y los cerros del Norte.

Raiz socioc u lt u r a l

RU

RH

Los frutos de la pesca eran comercializados en las mismas playas del Ancón, en la bahía frente a los muelles y en el mercado de San Francisco, desde donde salía pescado para Barranquilla. Junto a las aguas del Ancón, los pescadores de San Martín y Pescaíto pescaban en Los Cocos y Playa Blanca. Taganga, por el contrario, tal y como lo afirma el mismo Julio Rodríguez, estaba fuera de su coto de pesca: El mar es de todos y cualquiera tiene derecho a pescar, en alta mar o en la bahía. Cualquiera siempre ha podido pescar, pero en las playas donde arriman los cayucos, donde componen los chinchorros, donde hacen las enramadas, eso sí que es como de cada quien. Entonces uno de acá no puede ir y [decir] ‘yo pesco en Taganga’, si no ha ayudado a mantener las playas, a hacer las enramadas. Eso uno lo ve hoy que está bien, pero para que esas playas estén así se necesitó trabajo. 21

18

Rodríguez, vecino de San Martín, 81 años de edad. Entrevista: 10 de marzo de 2016. Ibidem.

20 Julio 21

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La construcción del territorio

Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva

Planos Vivos Pescaíto

ANCÓN

Anconcito

Figura 14. Las antiguas playas del Ancón, rellenadas para dar paso a la ampliación del puerto.

Tinglao Taganguilla

Fuente: Elaboración propia basada en una imagen de Google Earth

Con las obras de ampliación del terminal marítimo a partir de 1959, que culminaron con la construcción de los muelles modernos, las antiguas playas fueron rellenadas (años más tarde iría a parar allí el carbón de exportación, almacenado a cielo abierto) (fig. 14). Las obras del terminal estuvieron acompañadas de un largo pleito entre la ciudad y los habitantes del barrio El Ancón, que estaba situado en el extremo noroccidental de la bahía y que finalmente desapareció para dar paso a las nuevas instalaciones. Por otra parte, a través de una acción de tutela, un grupo de pescadores entabló en 1994 una demanda por la vulneración de los derechos fundamentales al debido proceso, al trabajo y a la igualdad, lo mismo que por la afectación del derecho de propiedad. Según el texto de la demanda, la pesca artesanal que por generaciones había sido practicada en el Ancón sin ningún tropiezo, enfrentaba obstáculos insalvables por cuenta de las obras de ampliación del terminal marítimo. En su revisión de la acción de tutela, la Corte Constitucional identificó un conflicto fundamental de derechos entre la actividad portuaria y la pesca artesanal en la bahía. Frente a los derechos reivindicados por los pescadores, la Corte conceptuó que la ampliación del puerto tenía una mayor relevancia social, dados los beneficios que la economía colombiana podía esperar de un comercio internacional intensificado. El fallo a favor de Puertos de Colombia fue fundamentado en la primacía del bien común. La actividad pesquera de los habitantes del sector encontró nuevos nichos, sobre todo frente a la playa de Los Cocos y Playa Blanca, pero es indiscutible que se vio fuertemente perjudicada por la construcción del nuevo terminal marítimo.

Los cerros del Norte y el mar de Pescaíto Pese a las indudables restricciones que pesan sobre la pesca y la recreación en la bahía, los habitantes del gran Pescaíto tienen motivos de sobra para no sentirse sometidos al más puro ostracismo, pues cuentan con un privilegio del que muy pocos barrios de la ciudad pueden enorgullecerse: su propio mar y sus propias playas (fig. 15). En el recuento de los relatos fundacionales del gran Pescaíto ya habíamos podido subrayar la importancia capital de las playas en las representaciones colectivas y en la conformación de una identidad distintiva. Este proceso de apropiación simbólica alcanza su máxima expresión en la playa de Pescaíto. El acto de nombrar la playa homónima del sector les permite a los habitantes reafirmar su sentido de pertenencia, extender del otro lado de los cerros su territorialidad y articular toda la faja costera al Pescaíto cismontano. Desde las alturas de los cerros del Norte es posible comprobar la naturaleza dual del territorio pescaítero, dominado por un lado por el estruendo de la vida urbana y por el otro por una naturaleza apacible, dueña del paisaje. Entre las prácticas de apropiación de este espacio, la principal la constituye el goce y disfrute de sus aguas y sus recursos, tal como lo indica el testimonio de David Ruiz Ureche, vecino de Barrio Norte: Eso nos íbamos con toda la familia a bañar a la playa, a pescar con arpón, a puro pulmón, metidos en el agua sin tanque de oxígeno. Había unos que sabían bucear y salían con unos pescados grandes, unos lecheros bien gruesos [...]. Si no salía nadie más de la casa nos íbamos todos los muchachos del barrio, después del colegio, sobre todo los sábados, porque los domingos venía mucha gente a nadar a estas aguas, y si era en vacaciones no se entendía de la gente [...]. También hacíamos paseos, se llevaba las ollas y hacían sancocho; los papás se llevaban su botellita, su cava con hielo para la cerveza y uno se pasaba su rato bueno. Ahí lo malo era la subida y la bajada del cerro.22 22 David

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SAN MARTÍN

2016.

Ruiz Ureche, vecino de Barrio Norte. Entrevista: 28 de abril de

Playa de Boquerón

Puerto de Santa Marta


Raiz política Raiz socioeconómica

RP

RE

Raiz a m b i e n ta l

Desde las alturas de los cerros del Norte es posible comprobar la naturaleza dual del territorio pescaítero, dominado por un lado por el estruendo de la vida urbana y por el otro por una naturaleza apacible, dueña del paisaje”.

Ensenada Olaya Herrera

Playa de San Martín

4

Villa Tabla San Martín

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2

Pescaíto

1

Olaya Herrera

Barrio Norte

Los caminos que conducen a las playas hacen parte de la red caminera tradicional que unía a Taganga con Santa Marta a través de los cerros del Norte. Estos caminos parten de la bahía de Taganga y bordean la costa hasta remontar poco a poco los cerros, en sus pasos menos elevados. Varios de los caminos conocidos hoy en día corren en paralelo a la carretera de Taganga, abierta en 1956. Un acceso sale por el barrio Nacho Vives; un ramal lo hace también por el barrio 20 de Julio, a la altura de la carrera 14, y corresponde a un tramo del antiguo camino real que descendía hasta el río Manzanares a la altura del sector de “Pereguétano”, hoy barrio Nuevo Jardín.

Raiz urbana

RA

RU

Raiz socioc u lt u r a l

Playa de Pescaíto

Ni en la playa de Pescaíto ni en las playas de San Martín tiene lugar la pesca como actividad económica; se trata más bien de una actividad recreativa, circunscrita a los momentos de esparcimiento y tiempo libre. En palabras de Héctor Ortiz, vecino de San Martín, “aquí no se puede pescar, porque el viento golpea con fuerza y se va llevando [el cayuco] contra el acantilado; además el cerro se mete dentro del mar y tiene unas crestas que pueden golpear y abrir el cayuco”. 23 Para la pesca recreativa los habitantes del sector echan mano del cordel o del arpón, pues en estas playas no se pesca con chinchorros. Sacan chipi chipi y almejas de las rocas, junto con caracoles y una variedad de pescado conocido como lechero, muy abundante en estas ensenadas.

RC

Raiz histórica

Plano 3.6 Los cerros tutelares de Pescaíto

RH

Los cerros albergan un ecosistema de condiciones ecológicas especiales, con vegetación de diversos tipos que reverdece con las lluvias, especialmente entre los meses de abril y agosto. La flora es muy variada, y los habitantes le reconocen valor ornamental, medicinal, culinario y aromatizante. Se destacan la bija, el orégano de cerro, la túa-túa, la pringamosa, el guamacho, el guamachito y los diferentes tipos de cactus, como el cardón, la tuna y el aruñagato.

1 Cerro de la Salina 2 Cerro de la Virgen 3 Cerro de Rincón Guapo 4 Cerro de Santa Marta

23 Héctor Ortiz. Vecino de San Martín, 65 años de edad. Entrevista: 20 de

febrero de 2016.

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Planos Vivos Pescaíto Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva La construcción del territorio

Esta riqueza forestal se ve afectada por el impacto que en materia de conservación ha generado el poblamiento más reciente de los cerros. En primer lugar, cabe señalar que las viviendas que están siendo construidas en sus faldas no responden a ningún tipo de planeación urbana. En su mayoría, no cuentan con servicios públicos ni saneamiento básico; algunas cuentan con letrinas, pero en la mayor parte de los casos la disposición final de desechos orgánicos y residuos sólidos se hace al aire libre. Los riesgos para la salud son evidentes, y se ven agravados en los días de lluvia, cuando las corrientes arrastran los desechos y los depositan en las calles de la parte baja de Pescaíto y Barrio Norte, donde continuamente se represan las aguas negras y se acumulan las basuras. Se puede constatar con alarma que el poblamiento de los cerros sigue avanzando en las mismas precarias condiciones habitacionales, sin ningún tipo de alternativas que mitiguen las deficiencias en el equipamiento séptico. En algunos casos, las viviendas son simples cambuches o enramadas improvisadas, sin provisión de servicios ni seguridad, instalados en la parte alta de los cerros, lejos de los últimos núcleos de vivienda. En su gran mayoría tienen carácter provisional y son ocupados por personas ajenas al sector, sin vínculos sólidos con la comunidad. Muchos líderes comunales definen a estos habitantes como personas que están de paso por el sector, muchas de ellas consumidoras habituales de droga, que únicamente se quedan durante la noche y parten de madrugada: así como llegan de repente, así también levantan un día su cambuche y desaparecen para siempre. No obstante, otros líderes reconocen en ellos una presencia más permanente, y señalan que muchas de estas personas tratarán poco a poco de hacerse con un lote: en esa medida, son los agentes más recientes en el largo proceso de urbanización irregular que ha caracterizado el poblamiento de los cerros.

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Este proceso ha transformado sin lugar a dudas la percepción de los habitantes establecidos frente a los cerros y a las playas, como lo revela el testi-

monio de René Henríquez Valderrama, vecino del barrio de Pescaíto: Cuando pelaos íbamos pero en cantidad y casi siempre los fines de semana. En vacaciones no había quien lo sacara a uno [...]. ¿Que por qué la gente casi no va? Dicen que es muy lejos, que mucho sol, que hay que subir el cerro. También que hay muchos “chirretes”, porque las playas están llenas de esa gente que no tuvo para donde más pegar después que los desalojaron de El Boro. Eso uno pasa y se siente el olor del vicio, se ve donde dejan todo regado, hay basura y a la gente le da miedo irse por allá a pesar de que es el sitio más bonito que tiene el barrio. 24

La presencia de nuevos pobladores, ya sea que se los considere como habitantes temporales o permanentes, no ha sido el único elemento que ha transformado el significado que los habitantes de Pescaíto les atribuyen a sus cerros y sus playas en la construcción del territorio. De hecho, este poblamiento más reciente está inscrito dentro de un proceso de desarrollo urbano más amplio; un proceso de larga data que ha transformado físicamente la cadena montañosa que ciñe al sector por el norte, y que por lo mismo ha generado cambios de gran calado en la territorialidad pescaítera. Un factor fundamental al respecto lo constituyen las grandes obras de infraestructura de mediados del siglo xx. En efecto, los contornos de las antiguas ensenadas interiores, que conformaron los nichos originales de poblamiento, se desdibujaron con la ampliación del puerto en los años 50 y de la vía férrea en los años 60, pues las obras estuvieron acompañadas de demoliciones parciales.

24 René Henríquez Valderrama, vecino del barrio de Pescaíto, 50 años de

edad. Entrevista: 2 de abril de 2016.

El paseo familiar y de amigos a las playas de los cerros del Norte: una tradición que debe ser revitalizada. Cortesía de Betis Robles, vecina de San Martín


Raiz política

Piedefoto

Raiz socioeconómica

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Raiz a m b i e n ta l

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Raiz urbana

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Raiz socioc u lt u r a l

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Raiz histórica

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Los cerros del Norte, a caballo entre una enorme riqueza ecológica y una vibrante –pero también ardua– vida urbana. Fotografías de Gabriela Díaz Montealegre 79


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La construcción del territorio

Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva

Planos Vivos Pescaíto

Los cerros del Norte y el mar de Pescaíto.

Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre


Raiz histórica

Raiz socioc u lt u r a l

Raiz urbana

Raiz a m b i e n ta l

Raiz socioeconómica

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Raiz política


Planos Vivos Pescaíto

Figura 15. Playas y caminos de los cerros del Norte. Fuente: Elaboración propia basada en una imagen de Google Earth

Figura 16. El cerro de Rincón Guapo, fracturado a la altura de la carrera 8.a. Fotografía de Omar Cordero Durango

“Cambuche” en las alturas, símbolo de la precariedad, las difíciles condiciones de vida y los riesgos asociados al poblamiento espontáneo de los cerros.

La construcción del territorio

Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva

Fotografía de Omar Cordero Durango

TAGANGA

Cagabuzo Aca Pescaíto

Linda Rube

San Martín

Boquerón

ENSENADA

SAN MARTÍN

VILLA TABLA

La ampliación de la vía férrea, iniciada a mediados de los años 60, fue acometida desde la estación de tren, ubicada en la calle 10 (la actual avenida del Ferrocarril) con carrera 4.a, hasta los talleres ferroviarios, situados entre las carreras 16 y 21. Esta obra, que se abrió paso a través de los cerros, rompió los abrigos rocosos que mantenían separadas las ensenadas interiores y facilitó la comunicación entre los barrios. Con el trazado de la vía Alterna al puerto de Santa Marta, cuya construcción comenzó en 1998, la fisonomía del conjunto de los cerros terminó de alterarse de forma sustancial: a primera vista, los cerros tutelares de Pescaíto (plano 3.6), que aquí llamaremos de la Salina, de la Virgen, de Rincón Guapo y de Santa Marta, así estos nombres no gocen de unanimidad absoluta en el sector, parecen pequeños promontorios independientes, aislados de la cadena conformada por los cerros del Norte.

El otro fenómeno que ha dejado una huella honda en la relación de Pescaíto con sus cerros y sus playas es el de la apropiación de terrenos por parte de personas relacionadas con el narcotráfico durante la bonanza marimbera en las décadas del 70 y 80, así como durante el boom de la cocaína en el paso del siglo xx al xxi. Junto a las playas de Taganga, algunas de las playas de Pescaíto sirvieron para embarcar droga hacia Estados Unidos en barcos particulares. La práctica siguió de manera discontinua durante la expansión y consolidación de los grupos paramilitares que se disputaron el control de la ciudad en los años 90. De esta época, alrededor de 1996, data la apertura de la carretera que corre detrás de los cerros y que buscaba unir a Taganga con el puerto de Santa Marta a través de una ruta “clandestina”. Es un secreto a voces que se trataba de una “carretera segura” para el envío de droga y el tráfico de armas de grupos paramilitares y narcotraficantes:

La transformación del paisaje montañoso pescaítero no ha sido dictada únicamente por la construcción de infraestructura vial; la apertura de canteras también jugó un papel de primer orden. La extracción de piedra, grava y afirmado ha estado ligada no solo a las obras de infraestructura, sino además a la edificación misma de los barrios, como lo recuerda Julio Rodríguez: “El cerro [de la Salina] botaba una grava muy buena que empezaron a echar del lado de San Martín, porque todavía se veían algunas charcas de las salinas. Con ese relleno se pudo afirmar parte del terreno, sobre todo del lado del parque, que era donde todavía estaban los pozos; la parte pegada del cerro era roca fina, ahí no había problemas con el terreno”.25 Las constructoras también han dejado su rastro en lo cerros, como lo rememora el mismo Julio Rodríguez: “Nos reuníamos por grupos de hombres, de diez o quince hombres, y salíamos a sacar piedra, relleno, grava, que estaban comprando las constructoras que esos años hacían conjuntos cerrados y hoteles del lado de Taganga y les quedaba más cerca comprar la piedra por estos lados”.26

Esa carretera la trabajaban de noche, se oían las máquinas y las explosiones. Dijeron que uno no podía ir por allá. Eso como que era de una gente que quería una carretera para ellos solos desde Taganga para salir directo al puerto: que iban a embarcar desde allá; que iban a hacer unas bodegas, pero en Taganga; pero que no lo siguieron porque hicieron la vía Alterna. ¡Eso decían! ¿Pero qué sería lo que iban a embarcar desde Taganga? Porque por allá no se produce nada: el carbón lo traen del César. ¿El banano? Para eso está el tren.27

Rodríguez, vecino de San Martín, 81 años de edad. Entrevista: 10 de marzo de 2016. 26 Ibidem.

Muchos habitantes coinciden en afirmar que los predios por donde pasa la carretera pertenecen en la actualidad a un conocido traficante de estupefacientes de la costa Caribe. Están cercados y sus límites son los portones de acero y aluminio que restringen la entrada a la playa de Pescaíto desde los cerros. Por último, pero no menos importante, hay que resaltar el continuo amontonamiento de basuras en estas playas, producto del deficiente manejo y disposición final de residuos, así como del poblamiento irregular en los cerros y en cercanías al mar. Este problema es más notorio en inmediacio-

25 Julio

82

27 Vecino

de Ensenada. Entrevista: 22 de febrero de 2016.


Raiz política Raiz socioeconómica

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nes de la playa de Pescaíto, debido a la presencia de un desagüe de las obras complementarias del colector Bastidas-Mar Caribe, que lleva no solo las aguas lluvias, sino la basura acumulada en los drenajes. De otra parte, los pobladores aseguran que las corrientes arrastran una gran cantidad de residuos sólidos desde Taganga y los depositan en las costas de Pescaíto, sin que la marea pueda después arrastrarlos consigo fuera de sus playas. Más allá de los retos, las dificultades y los cambios asociados al poblamiento precario de los cerros, a la destrucción parcial de algunos de ellos, a la apropiación de grandes extensiones de terreno por parte de personas involucradas en actividades ilícitas, lo mismo que al mal manejo de las basuras, lo cierto es que las relaciones entre Pescaíto y sus cerros y playas siguen siendo un factor fundamental en la construcción del territorio. Su importancia como ordenador geográfico y como referente identitario, mucho antes de que existiera Pescaíto como tal, les asegura un potencial transformador indudable. A sus pies, los pobladores explotaban las salinas, y entre sus faldas remontaban los caminos coloniales que unían a Santa Marta con Taganga. En el actual Pescaíto, la impronta de los cerros es innegable: desde el punto de vista espacial, los diferentes barrios se desarrollaron de manera discontinua en torno a los cerros o entre las pequeñas ensenadas interiores que, a la manera de anfiteatros, forman los cerros del Norte en su descenso hacia la ciudad. Antes de las grandes obras de infraestructura de mediados del siglo xx, Pescaíto estaba constituido en esencia por núcleos urbanos situados en las inmediaciones de los cerros o encajados en sus ensenadas. Desde los ce-

rros, hacia el sur, podía divisarse una amplia llanura en trance de urbanización. Pese a las transformaciones de gran magnitud de la segunda mitad del siglo xx, los cerros siguen cumpliendo la función de linderos informales para los diferentes barrios del gran Pescaíto. San Martín se sitúa entre el cerro de la Salina y el cerro de la Virgen, que en la actualidad está cercenado a la altura de la carrera 5.a. En su costado oriental se encuentra Villa Tabla, situada entre el cerro de la Virgen y el de Rincón Guapo, también fracturado a la altura de la carrera 8.a (fig. 16). Ensenada de Olaya Herrera está ubicado entre éste último y el cerro de Santa Marta, entre las carreras 12 y 13. El barrio de Pescaíto se explaya en torno al cerro de la Virgen; Olaya Herrera, por su parte, lo hace desde el cerro de Santa Marta. Los pescaíteros y las pescaíteras han podido construir y consolidar un territorio mucho más amplio que aquel demarcado por el ordenamiento administrativo local. Los límites establecidos históricamente por los cerros del Norte han sido modificados tanto en la esfera simbólica (apropiación discursiva) como en la práctica (transformación física), y ello ha repercutido en las relaciones de los pobladores con sus cerros y con su mar. Se trata, pues, de un proceso de construcción territorial de largo aliento, que involucra el sentido de pertenencia al territorio y la capacidad de transformarlo en el tiempo. Cualquier propuesta de renovación urbana en sintonía con la experiencia de territorialidad de los habitantes debe potenciar el valor de los cerros y las playas de Pescaíto. En el último capítulo de este libro, los lectores tendrán opor-

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Pescaíto estaba constituido en esencia por núcleos urbanos situados en las inmediaciones de los cerros o encajados en sus ensenadas. Desde los cerros, hacia el sur, podía divisarse una amplia llanura en trance de urbanización”.

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Planos Vivos Pescaíto Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva El puerto y el ferrocarril en la formación de Pescaíto

tunidad de apreciar la manera en que el enfoque de Planos Vivos asume este desafío y aprovecha esta oportunidad.

El puerto y el ferrocarril en la formación de Pescaíto El puerto Desde los inicios mismos del proceso de conquista y colonización española, Santa Marta buscó publicitar las ventajas de su puerto y convencer a la corte en Madrid para que diera fomento especial a la actividad portuaria, aunque en el marco de estas gestiones fueron más los fracasos y las frustraciones que los logros. Las bondades que celebraban al unísono cronistas y funcionarios no se compadecían con su rezago frente a otros puertos sobre el Caribe (léase Cartagena). Ya notaba a comienzos del siglo xvii el cronista español Antonio de Herrera que [l]a ciudad de Santa Marta està poblada en sitio sano, fundada a la orilla de la mar, con muy buen puerto, muy grande, seguro, de suelo limpio, que haze una caldera adonde se da carena; tendra media legua de ancho; en frente del puerto tiene un morro grande, que le sirve de reparo; tiene mucho fondo, y sin causar bruma, sin arrazifes, ni baxos; su entrada es al Poniente; tiene abundancia de agua, y leña, en tierra llana, y tuvo muy gran vezindad, y despoblose por no acudir las flotas en aquel puerto, como solian. 28

Dos siglos después, el sacerdote y cronista Antonio Julián, al que ya hemos tenido la oportunidad de citar extensamente, volvió a romper una lanza por el puerto de Santa Marta: “Digo sinceramente, que el puerto de Santa Marta es uno de los mas apreciables que tiene su Magestad en todos sus vastisimos dominios. Es un mar de leche, como solemos decir, dulce, pacífico, que nunca se alborota, ningun viento perturba, ni da incomodidad á 28 Antonio 84

de Herrera y Tordesillas, Historia general de los hechos de los castellanos en las Islas y Tierra firme del mar Oceano. Decada quarta. Madrid: Imprenta Real, 1601, p. 274.

los barcos que en él dan fondo. [...] El fondo es casi insondable, grandisimo, limpio de baxos y arrecifes; ni hay que andar á tientas, ni tropezando, como en otros puertos, para entrar en él, ni correrlo de cabo á rabo”.29 El abandono relativo que sufría el puerto de Santa Marta le resultaba tan absurdo como a Herrera doscientos años antes, y no en vano recurrió a su testimonio para darles más fuerza a sus argumentos: Por razon del puerto no puede ser, porque el de Santa Marta es mas vecino á España, mas a mano, y se avista regularmente primero que el de Cartagena. No tiene, como dice Herrera, baxos, ni arrecifes, ni ha menester práctico para la entrada, ni se experimentan en él torbellinos, y terribles uracanes, como en otros. Es de fondo grandisimo, seguro, y tranquilo como una balsa de aceyte. ¿Pues cómo asi se desprecia? Será por la mayor dificultad en conducir los fardos y caldos desde Santa Marta hasta Mompox, Honda, y Santa Fé, que desde Cartagena?30

En la solución del enigma, Julián apeló a uno de los expedientes más socorridos del patriotismo local samario en cualquier época: el favoritismo injustificado que gozaba su rival en la otra banda del Magdalena: [E]l dexar de aportar á Santa Marta las naves mercantiles de España, no es por defecto del puerto, ni porque á los comerciantes no les estuviera mas á cuenta el transporte de sus mercaderias al Reyno desde el puerto de Santa Marta que desde Cartagena. [...] No veo otra respuesta que puedan dar los comerciantes, sino porque ya se ha entablado el ir á Cartagena, porque alli hay comerciantes ricos, y caudales fuertes; y finalmente, porque las correspondencias del comercio de España, son con los Señores de Cartagena, Ciudad ahora mas poblada y rica de quando las flotas iban á Santa Marta. 29 Antonio 30 Antonio

Julián, La perla de la América, pp. 228-29. Julián, La perla de la América, p. 233.


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“Coteros” en el puerto de Santa Marta (1914). Fuente: http://www. encaribe.org

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Fuente: http://www. antique-prints.de

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A. Slom, Santa Marta, vue générale, prise du nord (1894). Grabado en madera que muestra la ciudad desde el norte.

Ahora bien, si en el corto plazo Cartagena supo mantener su preeminencia portuaria en la costa Atlántica, en el largo plazo el desarrollo económico y el dinamismo del comercio internacional decimonónico desbordaron en mucho su influencia y su capacidad de cabildeo. La habilitación como puerto de bodegaje, a la que Santa Marta se hizo acreedora en 1835, fue un primer campanazo de alerta para el predominio cartagenero, que rápidamente se erosionó ante el acelerado crecimiento de la actividad portuaria samaria. Fue así como en el año 1842-43 el valor en pesos de las importaciones por Santa Marta fue casi cuatro veces superior al de las de Cartagena, mientras que para el año 1856-57 lo fue casi nueve veces. Para finales de la década de 1860, el valor en pesos de las importaciones por Cartagena representaba apenas un 10 % del valor de las importaciones por Santa Marta, que en ese momento gozaba de la primacía en el comercio internacional colombiano. No obstante, en ese entonces ya era evidente que el veloz ascenso de Barranquilla no le permitiría

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Para los samarios, la independencia de España no supuso la emancipación frente a las élites cartageneras, que supieron imponer su influencia política y su peso económico para asegurarse todo tipo de privilegios comerciales en detrimento de puertos vecinos como Santa Marta o Sabanilla. Así, por ejemplo, aunque el puerto de Sabanilla fue habilitado en 1820 para el comercio exterior, al año siguiente los comerciantes cartageneros lograron que su muelle fuera cerrado. En 1826 consiguieron incluso que el Congreso de la República declarara a Cartagena como el único puerto de bodegaje sobre el Caribe.

disfrutar por mucho tiempo de su recién ganado ascendiente dentro de la actividad portuaria colombiana. Barranquilla, que a comienzos del siglo xix era apenas un pequeño puerto fluvial sin una salida al mar digna de ese nombre, pues los bancos de arena de Bocas de Ceniza hacían la navegación casi imposible, remontó rápidamente posiciones en la competencia por la primacía urbana en la costa Atlántica colombiana. Barranquilla se consolidó definitivamente como el principal centro industrial, comercial y portuario de la región gracias a la inauguración en 1871 de la línea férrea hacia el puerto de Sabanilla, reabierto a mediados del siglo xix al comercio internacional, lo mismo que al traslado de su aduana a la ciudad en 1876.

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Y esa es la verdad, y esa es la razon de haberse despoblado y empobrecido Santa Marta, como dice Herrera.31

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Santa Marta acusó el impacto del ascenso de Barranquilla, y sus ingresos aduaneros cayeron de forma abrupta ya a mediados de la década de 1870. Sin el despegue de la producción bananera en la década de 1880, y sin el impulso que el posterior boom bananero les dio a las actividades portuarias y ferroviarias, Santa Marta habría caído en un letargo económico pronunciado. De hecho, el fortalecimiento del puerto estuvo ligado desde un principio a la construcción del ferrocarril. En efecto, el primer contrato entre el Estado Soberano del Magdalena y Manuel J. de Mier y Roberto A. Joy para la construcción del ferrocarril desde Santa Marta hasta la ciénaga del cerro de San Antonio, suscrito en 1881, indicaba que “[l]os muelles que habrán de construírse en Santa Marta y el punto donde termine el Ferrocarril como anexidades de la Empresa, se ofrecerán al servicio público, mediante un derecho que pagarán tanto los buques que lo ocupen, como las personas y efectos que hayan de embarcarse y desembarcarse por ellos”.32 En 1893 la nueva concesionaria, la Santa Marta 32 República

31

Antonio Julián, La perla de la América, p. 236.

de Colombia, Ministerio de Obras Públicas, Documentos relacionados con el ferrocarril de Santa Marta. Bogotá: Imprenta Americana, 1911, pp. 7-8.

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Planos Vivos Pescaíto

El puerto de Santa Marta en 1915.

El puerto y el ferrocarril en la formación de Pescaíto

Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva

Fuente: http://www. santamartaviva.com

Railway Company, recibió autorización por parte del Gobierno nacional para la construcción de un muelle en la bahía de Santa Marta, según consta en el contrato 61 de dicho año: El Gobierno concede permiso á la Compañía, sin que esto constituya privilegio, para construír en un punto de la bahía de Santa Marta un muelle cubierto, de doscientos metros de largo, trece metros de ancho y diez metros de calado, por lo menos, de madera de buen clase, ó de hierro, provisto de rieles, cambia-manos, torna mesa, etc., y uno ó más edificios de hierro o de madera con techo de hierro, inmediatos al muelle, con compartimentos para pasajeros, depósitos de la carga de exportación y los talleres necesarios para la Empresa.33

Las dimensiones del proyecto dan fe del dinamismo de la floreciente industria bananera y su impacto en Santa Marta: en la última década del siglo xix, las exportaciones a través de su puerto promediaron los 380 000 racimos por año, esto es, el 90 % de la producción nacional. Tanto el ferrocarril como la adecuación de los muelles rinden testimonio de los esfuerzos por establecer un enclave agroexportador, que dependía de la construcción de un moderno sistema de transportes para mover el banano, sin dilaciones y a bajo costo, desde las zonas de producción y acopio hacia el puerto. Con posterioridad, la Santa Marta Railway Company manifestó al Gobierno nacional su deseo de traspasar la concesión para construir y operar los muelles de la bahía de Santa Marta. El Ministerio de Hacienda elevó consulta al Consejo de Estado, y mientras las partes aguardaban el pronuncia33 República 86

de Colombia, Ministerio de Obras Públicas, Documentos relacionados con el ferrocarril de Santa Marta, p. 20.

miento, la compañía dispuso la construcción de dos muelles provisionales de madera, para facilitar el transbordo de la carga entre los buques y el ferrocarril. Finalmente el Ejecutivo aprobó en 1901 y 1905 la construcción de dos muelles, que fueron entregados al servicio en 1908 y 1911 respectivamente. Para entonces la actividad portuaria, de la mano de la conexión férrea con el hinterland bananero, se había convertido en un auténtico polo de crecimiento económico que atraía un creciente flujo de trabajadores a la ciudad y aceleraba así el proceso de urbanización. No en vano, entre 1905 y 1938 la población de Santa Marta aumentó 3.5 veces, y su paisaje urbano se vio transformado por la progresiva diferenciación social generada por la prestación de servicios a la industria del banano. Una gama variopinta de trabajadores asumió un rol protagónico en la ciudad, desde los miles de “coteros” (cargueros o estibadores), pasando por los maquinistas y el personal auxiliar ferroviario, hasta los funcionarios contables y administrativos de los muelles. En general, los trabajadores del puerto fueron conocidos como “muelleros”, en tanto que aquellos empleados en el ferrocarril eran denominados “ferroviarios”. Hubo que esperar hasta mediados de siglo para que las obras de modernización del puerto, que incluyeron nuevos muelles y la expansión del área de carga hacia el barrio El Ancón, fueran llevadas a cabo. La empresa encargada de los trabajos, realizados entre 1953 y 1958, fue la firma francesa Campenon Bernard. Como ya advertimos más arriba, las obras de mitad de siglo trajeron consigo trasformaciones de envergadura en los cerros del Norte, pues la ampliación del puerto exigió la fractura del cerro de la Salina y el relleno de las playas de las Abras de Santa Ana. Igualmente impulsaron


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De la mano del tráfico comercial se dio un intenso intercambio cultural, que le deparó a Pescaíto uno de sus tesoros más preciados: el fútbol. Más adelante tendremos oportunidad de sopesar su contribución crucial a la identidad pescaítera”.

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Fuente: http:// www.ebay.com

las posteriores obras de ampliación de la red férrea a través de los cerros tutelares del sector. La actividad portuaria no se limitó en ningún caso al intercambio de bienes (en su sentido más restringido): exportaciones de banano, pero también de café y cacao, e importaciones de insumos, comestibles y maquinaria. De la mano del tráfico comercial se dio un intenso intercambio cultural, que le deparó a Pescaíto uno de sus tesoros más preciados: el fútbol. Más adelante tendremos oportunidad de sopesar su contribución crucial a la identidad pescaítera. Por lo pronto, cabe subrayar que el auge portuario no hizo sino ampliar los múltiples vínculos del sector con el mar, así como reforzar su condición de espacio de articulación entre el mundo atlántico, por un lado, y la ciudad y su hinterland rural, por el otro. El testimonio de Marina Villar, vecina de Olaya Herrera, es elocuente al respecto: “Por el mar ha llegado de todo. El fútbol entró en barco, llegó primero a la playa. El guineo se embarcaba en buque, la familia mía llegó en cayuco [...]. La primera vez que me sacaron fue en lancha, nos traían durmiendo entre los bultos, ese era el colchón”.34 La relación entre la actividad portuaria, la industria del banano, la migración laboral y la introducción del fútbol solo se hace inteligible en el marco de la historia de Pescaíto.
La convicción de que “el fútbol entró por Santa Marta” a Colombia es un patrimonio que la memoria viva de Pescaíto difunde de generación en generación: en la rememoración de esos orígenes los habitantes reafirman su pertenencia al territorio y tienden un puente entre el pasado de muelleros y ferroviarios y un presente colmado de nombres célebres en el fútbol colom34 Marina Villar, vecina de

de marzo de 2016.

Olaya Herrera, 73 años de edad. Entrevista: 16

biano. Darle una nueva proyección a ese legado es uno de los propósitos fundamentales de la propuesta arquitectónica y urbana que Planos Vivos pone a consideración de los lectores.

El ferrocarril El ferrocarril que debía conectar a Santa Marta con el río Magdalena había sido ya concebido a mediados del siglo xix para romper el aislamiento en el que se encontraba sumida la región por vía terrestre. Con el paso de los años, su construcción adquirió creciente urgencia, pues debía devolverle competitividad al puerto samario frente al complejo conformado por Barranquilla, Sabanilla y Puerto Colombia. El contrato inicial entre el Estado Soberano del Magdalena y la compañía constructora del ferrocarril, que data de 1881, contemplaba el tendido de la línea férrea hasta la ciénaga del cerro de San Antonio, y aunque el Congreso dispuso después que fuera prolongada primero hasta Plato y posteriormente hasta El Banco, en realidad la empresa nunca estuvo interesada en llevar la línea hasta el río Magdalena. Sus accionistas, en efecto, tenían toda su atención centrada en la comercialización del banano sembrado en las tierras aluviales que se extendían entre la capital del entonces Estado Soberano y Fundación. Los trabajos fueron iniciados en 1882, y cinco años después fue inaugurado el primer tramo entre Santa Marta y Ciénaga. Los promotores originales del ferrocarril, Manuel Julián de Mier y Robert. A. Joy, cedieron su licencia ferroviaria y los contratos de muelles a la firma londinense The Santa Marta Railway Company. En 1886, el departamento del Magdalena aprobó el traspaso de la concesión, que incluía la importación de materiales de construcción libres de impuestos, la entrega de cien

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J. Noguera Gnecco, Ferrocarril tomando frutos en la línea.

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Entrada del tren a Fundación.

El puerto y el ferrocarril en la formación de Pescaíto

Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva

Planos Vivos Pescaíto

Fuente: http:// fundacionmagdalena. blogspot.com.co

mil hectáreas de baldíos y un subsidio anual de sesenta mil dólares. La compañía británica continuó la construcción, y en 1894 la línea férrea llegó al pueblo de Sevilla, a 66 kilómetros de distancia de Santa Marta. En 1899 la empresa cambió nuevamente de manos al ser adquirida por el empresario norteamericano Minor C. Keith (1848-1929), quien en 1906 completó la línea principal de 94.7 kilómetros entre Santa Marta y Fundación. Para entonces, el transporte de banano desde las plantaciones al puerto operaba sin interrupción día y noche, durante todo el año. En la bahía de Santa Marta, la compañía del ferrocarril había construido dos muelles de acero, en los cuales podían ser cargados dos vapores simultáneamente.

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Keith acreditaba una experiencia nada desdeñable en materia ferroviaria: en 1871 se había unido a su hermano, que entonces administraba un ferrocarril en Costa Rica, y juntos conformaron la International Railways of Central America, compañía que con el tiempo vendría a jugar que un papel de primer orden en el transporte entre las costas Atlántica y Pacífica, lo mismo que entre México y El Salvador. Ahora bien, los intereses ferroviarios no eran los únicos en juego en el ingreso de Keith a Colombia: igualmente adquirió tierras a través de la Colombia Land Company, empresa que para 1875 era propietaria de 12 500 acres en Riofrío, región de vocación bananera. Los negocios del empresario norteamericano oscilaron permanentemente entre la construcción y administración del ferrocarril de Santa Marta y las explotaciones bananeras. El traspaso del contrato de construcción del ferrocarril a una compañía con fuertes intereses en la industria del banano no hizo sino reforzar la estrecha –y problemática– compaginación del transporte ferroviario y la producción agroexportadora. Las obras mar-

charon, en efecto, en sincronía con la extensión de las plantaciones, y los ramales fueron tendidos en función de la exportación de la fruta: cualquier otra consideración de índole económica, política o social quedó enteramente supeditada al desarrollo del enclave bananero. La fusión de los negocios bananeros de Keith con la Boston Fruit Company en 1899 dio origen a la United Fruit Company, una firma que desde sus inicios se vio rodeada de polémica por su enorme influencia en la economía y su intervención activa en la política de las naciones centroamericanas y del Caribe. Con su integración en la órbita de la multinacional, el poco interés de la compañía del ferrocarril por honrar su compromiso contractual de tender los rieles hasta el río Magdalena se hizo aún más patente. El Gobierno colombiano mantuvo una postura ambigua y contradictoria frente a la compañía. Por una parte, la economía de la región era dependiente de la explotación del banano y de las inversiones de la United Fruit Company, que además gozaba de protección especial por parte del Gobierno estadounidense. Por otro lado, las autoridades de la región eran conscientes de que un desarrollo diversificado y más equilibrado exigía un sistema de transportes que no estuviera completamente subordinado a los intereses bananeros. Fue así como en 1903 fueron aprobadas modificaciones al contrato original, que incluyeron la fijación del año de 1911 como último plazo para llevar el ferrocarril al río Magdalena. En caso de incumplimiento de las obligaciones contraídas, o de preferencias indebidas en el transporte de carga en desmedro de otros usuarios, los privilegios adquiridos por la empresa serían limitados exclusivamente a los tramos ya construidos. Así mismo fue obligada a devolver títulos de tierras baldías y subsidios adicionales. En


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[E]l no cumplimiento de las obligaciones contraídas […] ha redundado en perjuicio para el país y beneficio para aquélla [la compañía ferroviaria], pues al no llevar el ferrocarril hasta el río Magdalena, se dejó en estado primitivo una vasta región que, aun cuando feraz y propia y para la cría de ganado, o para establecer otras clases de industrias agrícolas, no podrá desarrollarse mientras no tenga una vía de comunicación con el litoral y con el río”.

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El largo pleito no supuso, naturalmente, una transformación radical en la relación entre el transporte ferroviario y la economía bananera. Para el año de 1922, por ejemplo, un 70.5 % de los ingresos de la compañía del ferrocarril provenían del transporte de banano. Si a ese guarismo se suma un 15 % adicional por concepto de pasajeros transportados, que en esencia estaban representados por los trabajadores de la United Fruit y de los demás cultivadores, cabe concluir entonces que por lo menos un 85 % de sus ingresos dependían del banano. En un informe contemporáneo sobre los ferrocarriles colombianos, Alfredo Ortega llegó a una conclusión palmaria: “[E]l no cumplimiento de las obligaciones contraídas […] ha redundado en perjuicio para el país y beneficio para aquélla [la compañía ferroviaria], pues al no llevar el ferrocarril hasta el río Magdalena, se dejó en estado primitivo una vasta región que, aun cuando feraz y propia y para la cría de ganado, o para establecer otras clases de industrias agrícolas, no podrá desarrollarse

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La promoción de un desarrollo más diversificado a través del ferrocarril sucumbió ante el poder económico y el cabildeo político del sector bananero. La postura contradictoria del gobierno tampoco contribuyó a orientar de manera decidida la política de transporte hacia objetivos más amplios. No cabe duda, igual, de que la conjunción del ferrocarril y el puerto precipitó transformaciones de gran calado en la región. Como se verá a continuación, el surgimiento de Pescaíto y su desarrollo urbano fueron parte integral de este proceso.

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Estos serían los últimos acuerdos contractuales antes de que se iniciara un largo pleito legal por la nacionalización del ferrocarril. En vista del incumplimiento de lo pactado, en especial en lo atinente al tendido de la línea férrea hasta el río Magdalena, el Congreso de la República llamó a la empresa a rendición de cuentas en 1915 y cinco años después expidió una ley para que el Gobierno pudiera proceder con la expropiación. La compañía apeló ante la Corte Suprema de Justicia, que en su fallo de 1925 confirmó que la compañía quedaba en la obligación de vender toda la infraestructura y la maquinaria a la Nación o a la persona o empresa que el Gobierno señalara.

mientras no tenga una vía de comunicación con el litoral y con el río”.35

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1907 un nuevo contrato estipulaba la exención de impuestos por veinte años para todo el banano de exportación producido en las tierras servidas por el ferrocarril. A cambio, la compañía se comprometía a construir nuevos ramales de menos de diez kilómetros, lo mismo que a reducir por veinte años el flete para el banano producido en las cuencas de los ríos Sevilla y Fundación.

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Transformaciones urbanas de Pescaíto, siglos XX-XXI Los estudiosos de la historia de Santa Marta coinciden en afirmar que la ciudad mantuvo su fisonomía colonial hasta bien entrado el siglo xx, con su eje de crecimiento claramente orientado en sentido este-oeste, entre el centro y la bahía. La actual avenida del Ferrocarril y la avenida Santa Rita (calle 22) constituyeron durante mucho tiempo sus límites urbanos hacia el norte y hacia el sur respectivamente. En el marco de la consolidación de la economía bananera, las haciendas periurbanas presenciaron la formación paulatina de los primeros barrios de la Santa Marta moderna, como Barrio Norte, Pescaíto, La Castellana, Manzanares o Martinete. En las líneas precedentes nos detuvimos en algunos de los factores geográficos, ambientales, socioeconómicos y socioculturales más relevantes en la conformación del gran Pescaíto y en la apropiación simbólica del territorio por parte de sus habitantes. Las páginas que siguen a continuación abordan con mayor detalle las características de su desarrollo urbano. Pescaíto nació como producto de un poblamiento doble, que tuvo lugar en Ortega, Ferrocarriles colombianos. Resumen histórico, vol. 2. Bogotá: Imprenta Nacional, 1923, p. 604.

35 Alfredo

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Planos Vivos Pescaíto Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva Transformaciones urbanas de Pescaíto, siglos XX-XXI

Los patios fueron el lugar de socialización por excelencia, tanto para la familia como para la comunidad. No en vano, las viviendas se diferenciaban ante todo por el área construida y no por la extensión total del lote, puesto que los patios eran, por así decirlo, ‘comunales’: como no existía una clara demarcación entre una y otra vivienda, y el acceso desde la calle se daba por una entrada lateral, era posible ingresar a cualquiera de las propiedades a través de los patios”. Ensenada Olaya Herrera y Barrio Norte simultáneamente. El primero se dio al abrigo de la ensenada interior conformada por los cerros de Rincón Guapo y de Santa Marta, y correspondió en esencia a un poblamiento espontáneo y semiurbano, de transición entre la vida rural y la vida citadina. El segundo se verificó en torno a los antiguos muelles, en la forma de un poblamiento urbano planificado.

Ensenada O laya Herrera:

palma en abundancia, esta no fue empleada en los techos; solo ocasionalmente en las enramadas dentro de los patios o frente a las casas que carecían aún de terraza. La apropiación de baldíos de los primeros años del siglo xx se dio en la parte plana al pie de los cerros, a través de la repartición de lotes de unos cuarenta metros de fondo por unos diez metros de ancho. Ya para la década de 1910 la apropiación de lotes baldíos solo fue posible en las laderas, ya que los proyectos inmobiliarios acapararon con éxito la tierra llana circundante.

la transición urbana

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Los relatos que se remontan al pasado más antiguo hablan de una comunicación permanente por mar entre Ensenada y los poblados de Camarones, Punta de los Remedios, Las Flores, Riohacha y sobre todo Dibulla, todos en el actual departamento de la Guajira. Los viajes de cabotaje, en estrechos cayucos de vela, podían durar hasta veinte horas. Sus itinerarios, partiendo de las playas de Pescaíto, pasaban por las playas de Neguanje, Playa Cinto, Los Naranjos, Don Diego, Guachaca, Buritaca y Palomino, en tiempos en los que la ruta terrestre daba un rodeo por la Sierra Nevada y pasaba por Fundación y Valledupar. Los primeros “dibulleros” llegaron a Pescaíto cargados de huevos y carne de tortuga, camarones y plátano, pero también traían consigo whisky, ron, perfumes y telas de contrabando. A la vuelta regresaban con pescado de aguas profundas como la cabrilla y el mero, café, víveres, aceite de coco y gas para las lámparas Coleman.

En este lugar se originó el poblamiento de Pescaíto de cuño semiurbano, caracterizado por un proceso de migración gradual y por la continuidad parcial con el mundo rural, pese a la rápida integración de los habitantes a la economía samaria como asalariados urbanos. Un primer elemento de dicha continuidad lo constituyó el asentamiento en la costa: los pobladores mantuvieron relaciones estrechas con el mar, las playas, los caminos hacia Taganga y la pesca, así su relevancia como actividad económica se hubiera erosionado con relativa rapidez. Los viajes en cayuco hacia Taganga o la Guajira continuaron, aunque con el tiempo no solo perdieron su importancia comercial primigenia: también se hicieron menos frecuentes, en la medida que el transporte terrestre se extendió por las carreteras costeras como la de Taganga, inaugurada en 1956, y la troncal del Caribe, abierta al tráfico en 1974.

A comienzos del siglo xx, el crecimiento del mercado samario y –ante todo– el auge de la actividad portuaria y ferroviaria transformaron a los mercaderes itinerantes en comerciantes establecidos o en muelleros. En el proceso de asentarse escogieron los terrenos baldíos al pie de los cerros, ocupados hasta entonces por trupillos y guamachos, y orientaron sus casas en sentido norte-sur, con el frente hacia el mar. Las primeras casas fueron construidas en madera y zinc, materiales que los habitantes conseguían en el comisariato de la compañía del ferrocarril. Los primeros pobladores también levantaron viviendas de barro con varas de trupillo y techos de zinc. A pesar de contar con

Un segundo elemento de continuidad está asociado al asentamiento en baldíos del Estado, un rasgo que el poblamiento de Ensenada tiene en común con la colonización espontánea, sin reconocimiento previo de derechos de propiedad, característica de buena parte de la historia agraria colombiana. Esta forma de poblamiento contrasta con la formación de Barrio Norte, en la que junto a la apropiación confluyeron procesos de adquisición mediante la participación en proyectos inmobiliarios o por compraventa de inmuebles. Un último elemento que permite catalogar el poblamiento de Ensenada como uno de transición está


Plano 3.7 Raiz política

Construcciones en serie en Pescaíto en los años 30 y 40

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relacionado con la disposición misma del espacio en las primeras viviendas: una o máximo dos habitaciones sin puertas y una sala que conducía al patio. La cocina –una estufa de leña o carbón hecha en barro y posteriormente en ladrillo– estaba situada fuera de la casa. En los fondos de los patios se disponía de un área enmontada que hacía las veces de baño, si bien los habitantes instalaron con relativa rapidez letrinas y pozos sépticos, gracias a la influencia de las urbanizaciones obreras. Los patios fueron el lugar de socialización por excelencia, tanto para la familia como para la comunidad. No en vano, las viviendas se diferenciaban ante todo por el área construida y no por la extensión total del lote, puesto que los patios eran, por así decirlo, ‘comunales’: como no existía una clara demarcación entre una y otra vivienda, y el acceso desde la calle se daba por una entrada lateral, era posible ingresar a cualquiera de las propiedades a través de los patios. Esta organización del espacio, estructurada en torno al patio ‘comunal’, reflejaba y a la vez reforzaba los vínculos sociales, dado que los habitantes solían estar unidos por lazos

familiares o de compadrazgo. En estos patios los árboles hacían las veces de linderos, no necesariamente a la manera de cercos vivos, sino como hitos de demarcación, tal como lo indican expresiones como “el mango de Pedro Brekeman” o los “tamarindos de Ramona” (fig. 17). Los árboles de los espacios públicos, por el contrario, carecían de nombre propio: bastaba con su nombre común – los almendros de la esquina o simplemente el palo de uvita– para que cumplieran su función como referentes espaciales. Estos grandes lotes fueron subdivididos a medida que crecían la familias y la demanda por vivienda. Como fue explicado más arriba, los terrenos baldíos se agotaron rápidamente, y con el paso del tiempo –sobre todo a partir de la década de 1950– la demanda y valorización de predios restringió fuertemente el acceso a lotes para edificar vivienda propia. Fue así como el gran patio quedó expuesto a un proceso de subdivisión para alojar otras viviendas, similares a la casa original o de menores dimensiones, de acuerdo a la capacidad económica de cada familia. En el segundo de los

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Planos Vivos Pescaíto Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva

patios que nos sirven aquí de ejemplo (fig. 18), los primeros lotes laterales tienen una superficie de cinco por cinco metros, mientras que los últimos del fondo, pegados al cerro, miden cuatro por cuatro metros. Así mismo, los materiales de construcción exhiben una enorme variedad, desde tablas y zinc en paredes y techo hasta bloques de cemento y tejas de Eternit. Las nuevas unidades no tienen ya patio trasero, como la vivienda original, pero sí comparten un espacio común en su frente.

Transformaciones urbanas de Pescaíto, siglos XX-XXI

Entrada lateral

Cuarto

Cuarto

Sala

Cocina

Figura 17. El patio de Gracia Ríos, en Ensenada, conserva buena parte de sus características originales.

Baño

Barrio Norte: el barrio obrero

Figura 18. El patio de Gina Brekeman, también en Ensenada, ha sido paulatinamente subdividido para albergar nuevas viviendas.

Fotografía de Omar Cordero Durango

de muelleros y ferroviarios

El auge portuario y ferroviario que se registró desde finales del siglo xix, concomitante con el boom bananero en la región, impulsó un acelerado proceso de urbanización. El sector que inicialmente albergó a los nuevos pobladores fue el actual Barrio Norte, que empezó a ser construido hacia 1914 como respuesta a las necesidades habitacionales de los trabajadores del puerto. El eje de poblamiento lo constituyeron los terrenos adyacentes a la vía férrea hacia el norte, en un área de la ciudad dominada hasta los años 30 por baldíos, playones y salinas. A diferencia del poblamiento espontáneo de Ensenada, el de Barrio Norte fue ejecutado en gran medida a través de proyectos inmobiliarios de iniciativa privada, basados en la vivienda arquetípica del periodo republicano (ca. 1880-1930) en la arquitectura colombiana.

Fotografía de Omar Cordero Durango

Casa 1980

Casa 2002

Casa 2002

Casa 2002

Casa 2015

Patio común Casa original

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Casa 2010

Casa 2014

Casa 2015

En líneas generales, cabe resaltar dos tipos de vivienda: el “pasaje” y la que aquí denominaremos simplemente ‘casa’. La principal diferencia –sin que se haya tratado en ningún caso de una línea divisoria inamovible– radica en las expectativas de sus destinatarios. Mientras que los pasajes respondieron a la demanda habitacional temporal de los obreros (con o sin sus familias), sin proyección de largo plazo, las casas constituyeron soluciones de vivienda para las familias que buscaban establecerse de manera permanente. Las diferencias arquitectónicas entre un tipo y otro son menores, pues por lo general responden a una misma distribución del espacio y a una misma concepción: viviendas de un piso sin antejardín, fachadas com-


Raiz política Raiz socioeconómica

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Raiz a m b i e n ta l

Algunas personas se resistieron a las ofertas de los urbanizadores y optaron por montar tiendas y bares: en estos casos, las subdivisiones tuvieron lugar varios años después, impulsadas las más de las veces por las necesidades de vivienda de la familia del propietario”.

En lo que se refiere a las casas, los lotes sobre los que fueron edificadas no eran necesariamente homogéneos: de acuerdo a la forma de adquisición y su ubicación, sus dimensiones podían variar considerablemente. Los lotes podían ser adquiridos mediante compraventa o simple apropiación, ya que en muchos casos se trataba de baldíos. Por ejemplo, los lotes ubicados entre las calles 7 y 8, entre careras 5.a y 6.a, que medían cincuenta metros de largo por veinte metros de ancho, fueron producto de procesos de ocupación informal durante las primeras décadas del siglo xx, cuando el límite de la ciudad hacia el norte lo constituía la calle 10, hoy avenida del Ferrocarril. En esos lotes se asentaron principalmente los migrantes de los municipios bananeros, que llegaron a la ciudad para emplearse como coteros. Ahí levantaron viviendas rudimentarias en madera, sin sistemas sépticos ni de aprovechamiento de agua, que fueron las últimas en ser reformadas. La acelerada migración disparó los costos de vivienda y se constituyó por lo mismo en un aliciente de primer orden para la aparición de compañías inmobiliarias y constructoras, que rápidamente se hicieron con muchos de los terrenos recién apropiados. Los terrenos adquiridos por las compañías fueron subdivididos en lotes de diez por veinticinco metros. Algunas personas se resistieron a las ofertas de los urbanizadores y optaron por montar tiendas y bares: en estos casos, las subdivisiones tuvieron lugar varios años después, impulsadas las más de las veces por las necesidades de vivienda de la familia del propietario. En líneas generales, las casas de Barrio Norte fueron construidas

Raiz urbana

La casa-tipo que en esta época se propaga, puede describirse así: a) dos patios interiores: uno de recibo, ornamental, generalmente adornado con flores y otro interno, de servicio, b) un salón, compuesto de uno o varios espacios, con ventanas a la calle, pero al cual se accede indirectamente, a través del patio principal, c) un comedor en el centro de la vivienda, separando los dos patios, generalmente destacado por un tratamiento diferente en sus muros y abierto con vidrieras al patio principal, d) una serie de alcobas, generalmente alineadas y comunicadas entre sí y a la vez con los patios y corredores y e) unos espacios de servicio: una cocina grande (compuesta de uno o varios espacios) y un “W.C.” (un sanitario).36

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en estos lotes de diez por veinticinco metros según el modelo arquitectónico republicano, tal como lo describe la arquitecta e historiadora Silvia Arango:

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Raiz histórica

pletamente planas, cornisas de remate de la fachada, claraboyas para refrescar el interior y pisos altos respecto al nivel de la calle como precaución contra las inundaciones, entre otros elementos. Más allá de las diferencias puntuales entre pasajes y casas, salta a la vista un denominador común: el modelo estandarizado de construcción. De manera muy esquemática y a modo de ilustración, presentamos en el plano 3.7 la distribución de las construcciones en serie que se difundieron en el sector en los años 30 y 40.

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Para muestra, un botón: la casa de “Copacabana”, situada en la calle 8 con carrera 6.a, ofrece un ejemplo paradigmático del estilo republicano en Barrio Norte (fig. 19 en la siguiente página). En lo que a los pasajes respecta, estos aparecieron en Santa Marta hacia 1910 y en Barrio Norte hacia 1930, ligados a la formación de la clase obrera, a la especulación con suelo edificable y a los proyectos de urbanización privados. La difusión de estos pasajes fue un fenómeno nacional, como bien lo señala la misma Silvia Arango: 
 Una de las modalidades arquitectónicas que se realizaron para la solución de vivienda para niveles de ingresos muy bajos fueron los “pasajes”, que consistían en un conjunto generalmente cerrado por una puerta o verja, con una serie de piezas alineadas a lado y lado y cocinas, lavaderos y sanitarios comunes. Una familia ocupaba uno o dos cuartos y compartía los servicios con otras 10 ó 15 familias. Los intentos contemporáneos de diseñar inquilinatos, poseen, pues, un antecedente histórico en estos pasajes.37

36 Silvia Arango,

Historia de la arquitectura en Colombia. Bogotá: Centro Editorial y Facultad de Artes, Universidad Nacional de Colombia, 1993 [1989], p. 140. 37 Silvia Arango, Historia de la arquitectura en Colombia, pp. 144 y 146.

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Precisar cuántos bares existieron entre los años 20 y los 60 es motivo de frecuentes diálogos y remembranzas. Muchos de estos lugares quedaron impresos en el imaginario colectivo, y todavía hoy es posible identificar unos cuantos, como ‘El 5 y 6’, ‘Arturo Pinedo’, ‘El Internacional’, ‘Mercedes Batista’, ‘La Chifla’ o ‘La Konga’ ”.

En Barrio Norte, un ejemplo de estos pasajes, que aquí llamaremos de ‘tipo inquilinato’, lo fue el conocido como “El 5 y 6” de José Sierra, ubicado en la calle 8 con carrera 5.a, que fue también un bar durante varios años. Este pasaje llegó a tener quince unidades de vivienda en dos patios contiguos. El del fondo albergó los primeros cuartos, a los que se sumaron dos segundos pisos hacia los años 40, pero son las habitaciones de ladrillo en el primer patio las que están mejor conservadas (fig. 20). Las habitaciones fueron modificadas por los propios inquilinos, quienes por cuenta propia les adaptaron algunos servicios, como baño interno y cocina, una vez fue claro que su estadía se prolongaría más allá de lo previsto, o después de tomar la decisión de traer a vivir consigo a sus familias. No obstante, en Barrio Norte fue más común el pasaje ‘tipo vivienda’, es decir, unidades residenciales compuestas, con espacios internos diferenciados, y no simplemente una serie de cuartos (fig. 21). Se trataba de soluciones habitacionales de vivienda para obreros con áreas reducidas, que contaban con una sala, un comedor, una alcoba, un patio de ropas y –en el fondo del lote– cocina y baño compartidos. En sus inicios, la gran mayoría de estas soluciones de vivienda no satisfacían las mínimas normas de higiene y salubridad. Estos pasajes fueron habitados por familias de obreros, mientras que los de ‘tipo inquilinato’ fueron ocupadas, en términos generales, por el obrero solo o por grupos pequeños de dos o tres obreros, según el tamaño de la habitación.

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La participación cada vez más activa de las cooperativas de trabajadores en proyectos de urbanización, la promulgación de la Ley 46 de 1918 para garantizar estándares mínimos de higiene en la vivienda “para la clase proletaria”, así como las mejores condiciones salariales gracias a la organización sindical, son todos factores que contribuyeron a mejorar sustancialmente las condiciones sanitarias de los pasajes ‘tipo vivienda’.

La masificación de estos pasajes, que buscaba no solo dar respuesta a la creciente demanda de vivienda, sino además mejorar la calidad de vida de sus habitantes, se vio facilitada por las ventajas en su construcción. Entre dichas ventajas cabe señalar la estandarización del diseño, la introducción masiva del cemento y la sustitución del hierro por el acero. En Pescaíto, la presencia de maestros y albañiles atraídos por las obras públicas y la primera modernización del puerto, tanto como los estímulos financieros provistos por el Banco Agrícola Hipotecario, generaron un ambiente propicio para la masificación de este diseño constructivo. Los pasajes ‘tipo vivienda’ se convirtieron así en un eficiente modelo de urbanización de playones y baldíos, sobre todo porque encajaban bien en la política de vivienda popular que el Gobierno nacional buscó promover a través de la Ley 49 de 1927. La estandarización y la construcción seriada propia de casas y pasajes no fueron óbice para que la creciente diferenciación social en Pescaíto se viera reflejada en las viviendas. Los materiales de construcción empleados y el grado de elaboración de las fachadas constituyeron los principales elementos de distinción. Particular mención merece aquí la práctica de ponerle nombre a las viviendas, un gesto de personalización y distinción que se difundió en todo el sector durante las décadas de 1940 y 1950, y que sin duda reforzó la apropiación simbólica del territorio en la fase de consolidación urbana. Muchas denominaciones respondían a los nombres o apodos de los propietarios, así como a los toponímicos que permitían identificar su procedencia, pero ni unos ni otros agotaron los temas de inspiración de los pescaíteros y las pescaíteras a la hora de bautizar sus viviendas (fig. 22). De todos los lugares de Barrio Norte, la calle 8, conocida también como la calle de Las Piedras y posteriormente como la de la Tolerancia, tuvo el mayor significado en la construcción territorial.

Figura 19. Planta e imágenes de “Copacabana”, casa arquetípica del estilo republicano en Pescaíto. De izquierda a derecha, en sentido descendente: la sala principal, el patio, la fachada, los corredores, el techo y el comedor. Fotografías de Omar Cordero Durango

Figura 20. Los patios de “El 5 y 6” y sus pasajes de ‘tipo inquilinato’. Fotografías de Gabriela Díaz Montealegre y Omar Cordero Durango


Raiz política

Patio

Baño antepatio

Cocina

Antiguo granero

Antepatio

Corredor

Comedor Cuarto Sala

Cuarto

Ventana

Ventana

Cuarto principal

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Raiz socioeconómica

Antiguo jardín

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Ventana

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Puerta lateral

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Sala principal

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Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre

Transformaciones urbanas de Pescaíto, siglos XX-XXI

Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva

Planos Vivos Pescaíto

Figura 21. Pasaje Angosto: un pasaje ‘tipo vivienda’ en la calle 9 con carrera 5.a.

Figura 22. Una muestra de las casas con nombre en Pescaíto (de izquierda a derecha, en sentido descendente): la Nena Petra (calle 6 con carrera 5.a), 1917 (calle 7 con carrera 5.a), Gallo (calle 7 con carrera 5.a), Buenos Aires (calle 4 con carrera 9.a), Olga (calle 7 con carrera 8.a) y Riohacha (calle 6 con carrera 8.a). Fotografías de Gabriela Díaz Montealegre

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Plano 3.8 Raiz política

Plano de Santa Marta del ingeniero Oswaldo R. Bukcle (1930; fragmento). Fuente: http://www.elinformador.com.co

Raiz socioeconómica

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Raiz urbana

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Raiz histórica

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Por su cercanía tanto al puerto como a la vía férrea, esta calle pronto se convirtió en un espacio de confluencia de obreros, marineros, comerciantes y toda persona relacionada con la actividad bananera. No es casualidad, entonces, que en ella se asentara la actividad comercial del sector, sostenida hasta la década de 1940 por tiendas misceláneas en las que se vendían todo tipo de víveres, productos de aseo, gas para las lámparas, etc. Junto a las tiendas, el paisaje urbano de la calle 8 estuvo dominado por bares, cantinas y prostíbulos, en los que trabajaron mujeres de todas las regiones del país e incluso del extranjero, como bien lo rememora Orlando Calero, vecino de Barrio Norte: Desde la carrera 2.a por toda la calle 8 eran bares; habían mujeres, habían burdeles. En todas esas casas alquilaban piezas. Esto era lleno de marineros, de muelleros, gente del mercado que quedaba en la plaza de la iglesia de San Francisco [...]. Venían mujeres del interior, sobre todo; claro que habían costeñas de Barranquilla, cartageneras, que venían de Fundación y Pivijay. Habían unas jamaiquinas, francesas, holandesas; habían mujeres españolas que se venían en los barcos y se que-

daban unos meses, después se iban para Estados Unidos, para Aruba o se devolvían para sus países. A esas mujeres le decíamos “las meretrices”, y habían unas que no atendían sino a los que ellas decían.38

Estos lugares se convirtieron en el lugar de socialización de los “vaporinos” (marineros y tripulación de los barcos), “muelleros” (trabajadores de los muelles, especialmente coteros) y “ferroviarios” (trabajadores de los ferrocarriles), quienes emergían como una clase obrera alimentada por viejas tradiciones organizacionales y nuevas corrientes contestatarias. El hábito de frecuentar bares y prostíbulos no se restringió al enclave bananero, aunque fue particularmente pronunciado en él, como lo explica el historiador Mauricio Archila Neira: De hecho, contra el querer de muchos sectores sociales y aun de dirigentes obreros, los bares y tabernas jugaron un papel cohesionador en la naciente clase obrera. Esto es más claro aún para las concentraciones obreras en aquellas actividades extractivas de Calero, vecino de Barrio Norte, 84 años de edad. Entrevista: 28 de enero de 2016.

38 Orlando

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Planos Vivos Pescaíto Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva Transformaciones urbanas de Pescaíto, siglos XX-XXI 98

Figura 23. Las sedes de algunos de los antiguos bares emblemáticos sobre la calle 8 (de izquierda a derecha, en sentido descendente): El 5 y 6, Arturo Pinedo, 7 de Agosto, Copacabana, El Internacional, El Pereira, Río Bar, María Chiquita, Mercedes Batista, El Nuevo Mundo, La Konga y La Chifla. Fotografías de Gabriela Díaz Montealegre y Omar Cordero Durango


Cortesía de Arturo Amador

Raiz política

Trabajadores de la nueva línea férrea en 1966.

Raiz socioeconómica

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Raiz urbana

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La clausura de la zona de tolerancia en la calle de Las Piedras se dispuso por decreto en el año de 1961. Tal como lo recuerda Tomás Fuentes, vecino de Pescaíto, “las hermanas y el obispo le venían exigiendo al Gobierno que acabara con esa vaina, porque ya se salía de las manos: los bares, los burdeles ya no estaban sólo en la calle 8, sino que se habían extendido por todo el barrio, hasta frente a la escuela por los lados de La Castellana, cerquita a la iglesia por la [calle] 6. Entonces le dijeron al alcalde que cerrara todos esos negocios”.40 Precisar cuántos bares existieron entre los años 20 y los 60 es motivo de frecuentes diálogos y remembranzas. Muchos de estos lugares quedaron impresos en el imaginario colectivo, y todavía hoy es posible identificar unos cuantos, como “El 5 y 6”, “Arturo Pinedo”, “El Internacional”, “Mercedes Batista”, “La Chifla” o “La Konga” (fig. 23). En todos los sitios se expendía licor, y en la mayoría de ellos funcionaban prostíbulos, con habitaciones acondicionadas en los patios o pasillos. Las mujeres que trabajaban en estos lugares vivían en los pasajes ‘tipo inquilinato’ que proliferaron alrededor de la calle 8, que para la década de 1950 se extendía de manera continua apenas hasta la carrera 8.a. Archila, “La clase obrera colombiana (1886-1930)”, en Álvaro Tirado Mejía (dir.), Nueva historia de Colombia, vol. III: Relaciones internacionales. Movimientos sociales. Bogotá: Planeta, 1989, pp. 219244, aquí 229-30. 40 Tomás Fuentes, vecino de Pescaíto, 94 años de edad. Entrevista: 30 de marzo de 2016. 39 Mauricio

Pescaíto: el nuevo territorio El éxito de Barrio Norte, que para mediados de la década de 1920 ocupaba unas treinta manzanas, dio impulso renovado a las iniciativas y proyectos de urbanización en el sector. En el costado oriental de la plaza de La Castellana, por ejemplo, el club cooperativo de Gabriel y César Donado asumió la construcción de cien casas para obreros. La United Fruit Company, por su parte, planeó la construcción de un barrio de cien casaquintas en los terrenos de la coquera de Rafael Emilio Infante, proyecto que finalmente no se concretó. El plano del ingeniero Oswaldo R. Bukcle de 1930 (plano 3.8) permite darse una idea del crecimiento urbano en el sector: el barrio de Pescaíto existía apenas en germen, en una zona con apenas ocho manzanas proyectadas entre los cerros del Norte y la calle 4, entre las carreras 5.a y 10. La urbanización de la Sociedad Unión comprendía doce manzanas, situadas entre las calles 5 y 9 y las carreras 7.a y 9.a. Al este se encontraba ya loteado el barrio Olaya Herrera, proyectado por la Sociedad Constructora del Hogar entre las calles 3 y 9 y las carreras 9.a y 11, si bien tendrían que pasar muchos años antes de que todas las casas hubieran sido edificadas, como lo recuerda Julio García: “Esto era puro solar. Hasta este pedazo había casas, porque más para atrás eran puros cocos, fincas. La gente tenía su pedazo de patio, pero no había muchas casas, porque cuando llovía por acá se formaba un arroyo que bajaba por la [carrera] 10, iba a dar a la [calle] 6 y bajaba hasta el mar [...]. De las casas que recuerdo era esta, la del frente, todas en tabla y habían otras de barro en la carrera 3.a. Las casitas mejores eran de los portuarios”.41 41

Julio García, vecino de Olaya Herrera, 74 años de edad. Entrevista: 17 de marzo de 2016.

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Raiz histórica

propiedad del capital norteamericano (especialmente en la zona bananera de la Costa Atlántica y en la petrolera del Magdalena medio). Allí, por tratarse de una típica economía de enclave, los obreros, que vivían en hacinamientos humanos de reciente formación, no tenían más diversión que acudir a dichos sitios.39

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Planos Vivos Pescaíto Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva Transformaciones urbanas de Pescaíto, siglos XX-XXI

La construcción del Ferrocarril del Atlántico, que a partir de 1961 conectó el interior del país con Santa Marta, le deparó a la región un inédito auge turístico por cuenta de los visitantes que venían en el autoferro, el ‘Expreso del Sol’ y el ‘Expreso de Lujo Marubare’ ”.

Los proyectos de urbanización dirigidos por cooperativas y constructoras se concentraron en algunos lugares, mientras que en otros se adelantó un loteo más espontáneo, que aunque no fue mediado institucionalmente, se insertó en mayor o menor medida en la lógica del poblamiento planificado imperante. Hacia 1940, la ocupación del gran Pescaíto se había consolidado plenamente. En comparación con la fase de despegue, sobre todo en el actual barrio de Ensenada, en la fase de consolidación tuvieron mayor peso los intereses inmobiliarios formales, las sociedades y cooperativas, la oferta planificada de lotes y viviendas, así como las nuevas exigencias de salubridad. En el plano 3.9 pueden ser apreciados los desarrollos en la urbanización del sector: Barrio Norte se encuentra plenamente consolidado; Pescaíto es apenas una proyección en términos urbanos, con algunas ocupaciones dispersas; Ensenada, cuyo poblamiento es el más antiguo, solo se extiende hasta las faldas de los cerros; y San Martín empieza a conformarse como barrio propiamente dicho. Cabe resaltar además las propiedades de la Curia, tanto en el lugar en el que estuvo emplazada antiguamente la cancha de La Castellana como en el sitio que ocupa en la actualidad. También sobresalen las fincas de Campmartín y la Coquera, los terrenos de José Lacouture y los predios adquiridos por la Sociedad Unión y la Sociedad Constructora del Hogar (urbanizadora del barrio Olaya Herrera). Los terrenos circundantes siguen siendo baldíos, esencialmente playones y solares. Los cerros siguen dividiendo el sector en pequeñas ensenadas interiores, todavía incomunicadas entre sí.

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El arraigo territorial y el sentido de pertenencia de los habitantes de Pescaíto fue fundamental para que el sector pudiera adaptarse a las profundas transformaciones que el declive de la industria bananera trajo consigo. En la década de 1950 las exportaciones provenientes del Magdalena se estancaron, y a partir de 1960 la United Fruit Company dejó de producir directamente en el departamento y se limitó a comprarles banano a sus asociados. La compañía realizó las primeras exportaciones

desde Urabá en 1964, y un año después cerró todas sus operaciones en la antigua zona bananera. Pese a la disminución de las exportaciones de banano, otras actividades como la construcción de obras públicas, la edificación de vivienda, la ampliación del ferrocarril y la modernización del puerto entre 1953 y 1958 evitaron que la fuerte caída en la demanda de trabajo se tradujera en un desempleo generalizado. Paralelamente, la naciente industria turística reorientó de manera definitiva la economía de la ciudad en los años 60. La construcción del Ferrocarril del Atlántico, que a partir de 1961 conectó el interior del país con Santa Marta, le deparó a la región un inédito auge turístico por cuenta de los visitantes que venían en el autoferro, el “Expreso del Sol” y el “Expreso de Lujo Marubare”. Este primer impulso sirvió de incentivo para la consolidación del sector hotelero y para la aparición de incipientes servicios turísticos en la bahía, que más adelante fueron extendidos a otros lugares como Gaira y Taganga. El auge turístico basado en el ferrocarril no podía durar indefinidamente, pues iba a contrapelo del fomento especial que el transporte por carretera recibió en todo el país en la segunda mitad del siglo xx, sobre todo desde los años 70, en claro detrimento del desarrollo ferroviario. Aun así, el aumento del turismo que había facilitado el tren dejó sentadas las bases de un renglón económico que supo sacar pleno provecho de las nuevas conexiones viales y aéreas con el interior. En Pescaíto, los nuevos desarrollos económicos estuvieron acompañados por un mejor equipamiento urbano, sobre todo en materia de bienes públicos, infraestructura vial y servicios educativos. La llegada a Pescaíto de las Hermanas Misioneras de la Madre Laura en 1953, encargadas en un principio de la escuela anexa a la capilla del Carmen, constituyó en este sentido un auténtico hito histórico: su convento, ubicado entre las calles 5 y 6, al lado de la iglesia sobre la carrera 8.a, se convirtió en el núcleo de la escuela que llevaría el nombre de Madre Laura, en honor de la fundadora de la orden misionera, y que hoy en día es uno de


Raiz política

Plano 3.9 1 Cerro de la Salina 2 Cerro de la Virgen 3 Cerro de Rincón Guapo

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Raiz socioeconómica

4 Cerro de Santa Marta

Playa de Pescaíto

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Playa de San Martín

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Playa de Boquerón 4 Ensenada

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3 Pescaíto 2

La Castellana

Curia

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Puerto de Santa Marta

Barrio Norte

Sociedad Constructora del Hogar

José Lacouture

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Sociedad Unión Finca Campmartín La Coquera

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San Martín

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los colegios femeninos más tradicionales y de mayor renombre en Pescaíto y en toda Santa Marta. En el mismo año de 1953, la orden de las Hijas de María Auxiliadora (Hermanas Salesianas) tomó las riendas de la nueva Escuela Normal Superior, construida en predios de la finca Campmartín entre 1944 y 1951. Una década después, en 1964, el Colegio John F. Kennedy fue inaugurado en los predios donde estaba situada la –ya entonces legendaria– cancha de fútbol de La Castellana.

de ocio y esparcimiento, y constituía un sitio de encuentro no solo para los vecinos, sino para los samarios en general, sin distingo de edad o de clase social. Como tendremos oportunidad de exponer a continuación, la historia y la identidad de Pescaíto están ligadas indisolublemente a las metamorfosis de La Castellana. El futuro urbano del sector debe ser pensado necesariamente a partir de esta estrecha relación.

Inaugurada en 1916, la cancha se había transformado para entonces en un referente urbano de primer orden en Pescaíto. La cancha gozaba del favor de los pescaíteros y de las pescaíteras en sus ratos 101


Planos Vivos Pescaíto Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva

Varias versiones coinciden en afirmar que a partir de 1908 los tripulantes de las navieras británicas saltaban a tierra con balones de cuero bajo el brazo, con el propósito de jugar fútbol en la cancha que para tal efecto habían demarcado en dichos playones. Ya en 1909 se registró un partido entre un equipo de la United Fruit Company, conformado por ingleses, y un equipo samario, que salió goleado”.

Ordenamiento espacial en Pescaíto

Ordenamiento espacial en Pescaíto L a cancha de fútbol de L a Castellana: el ordenador simbólico

Pescaíto y la cancha de La Castellana están unidos a una miríada de nombres ilustres en el fútbol colombiano. Cualquier entrenador o entrenadora tendría problemas para formar un equipo de alta competición con los jugadores “históricos” de un único sector en una ciudad intermedia. En Pescaíto también se vería a gatas, pero no por sustracción de materia, como probablemente sería el caso en cualquier otro lugar que venga a la mente, sino por la profusión de jugadores de primer nivel: quien se arriesgue a dar la alineación titular del equipo de Pescaíto de todos los tiempos, se ve forzado a dejar en el banco –de manera más o menos arbitraria– a uno o dos jugadores de primer nivel por puesto. No es nada fácil proponer el onceno ideal de los pescaíteros –nativos o por adopción–, sin que alguien encuentre inmediatamente reparos válidos a la omisión de cinco o seis nombres. Aquí nos sumamos, en un esquema clásico wm, a un ejercicio que puede consumir tardes enteras en Pescaíto, en medio de animadas discusiones: en el arco, Maximiliano “Chimilongo” Robles; en la zaga, Alberto Gamero, Justo Palacio Llanes y Óscar Bolaño; los dos medios retrasados o halfbacks, los infatigables Eduardo Julián Retat y Oswaldo “Pescaíto” Calero; los interiores, que no necesitan ninguna presentación, Alfredo “el Maestro” Arango y Carlos “el Pibe” Valderrama; y en punta, Anthony “el Pipa” de Ávila, Alex “Didí” Valderrama y la Loca, la impredecible brisa samaria, letal en los balones detenidos42.

42 El

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esquema de juego wm fue concebido a mediados de la década de 1920 por el técnico del Arsenal, el inglés Herbert Chapman, como respuesta a los cambios en la ley de fuera de lugar, y se constituyó en una de las innovaciones tácticas más influyentes en el fútbol de la primera mitad del siglo xx. El esquema contemplaba tres defensas, dos medios retrasados o halfbacks, dos interiores o inside forwards y tres delanteros.

Nada permite dimensionar mejor la importancia de la cancha de fútbol de La Castellana en la historia de Pescaíto que las palabras de Elías Henríquez Pardo: Este es el verdadero templo del fútbol colombiano, porque fue aquí en Pescaíto donde se empezó a jugar el fútbol, porque el fútbol entró por Santa Marta y viajó en los mismos barcos con el banano. No digo que no hayan otros lugares, pero esta cancha es la que tiene más historia, y no de ahora. Hace más de un siglo que en este barrio se viene jugando, al principio con unas pelotas hechas con vejiga de vaca, con pelotas de trapos, a veces con bolas que se le ponían cueros, ya después con los balones, cuando los dirigentes miraron que había mucho jugador bueno [...]. Queremos esta cancha porque esto no lo hizo ningún gobierno, fuimos nosotros mismos los que desmontamos el terreno, lo nivelamos para que se no se inundara, pusimos unos troncos de coco en las porterías. ¿Y cuál gradería? Eso al principio tocaba meterse debajo de los trupillos, porque todo esto era una trupillera, y así la gente venía a jugar, otros a molestar la vida, a echar risas, a verse con la novia; desde la mañanita ya había gente como hoy, hasta que lo venían a buscar las mamás porque a veces ni íbamos a comer por estar jugando [...]. La cancha es el símbolo, el ícono de Santa Marta donde nació el fútbol: la gente por fuera conoce a Santa Marta por las playas, por el Pibe, por Pescaíto y por el puerto; cuando llegan los turistas tienen que venir a ver La Castellana, se toman la foto y dicen: “Estuve en Santa Marta”.43

Entre las ciudades colombianas que se disputan el reconocimiento como “cuna del fútbol colombiano”, Santa Marta es sin lugar a dudas una de las que mejor ha sabido dar lustre a sus credenciales. En el relato samario, la introducción del fútbol está ligada a la presencia permanente de ingleses –sus inventores– en la ciudad, involucrados en la construcción del ferrocarril y en la actividad comercial que giraba en torno al banano: entre los ‘bienes’ importados a través del puerto a comienzos del

43 Elías Henríquez Pardo, vecino del barrio de Pescaíto, 82 años de edad.

Entrevista: 30 de marzo de 2016.


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Raiz política

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• Selección Colombia (abajo). De pie (izq.-der.): Retat, Caicedo, López (Pocillo), Calero, López y Zárate. En cuclillas (izq.-der.): Vilarete, Bolaño, Ortiz, Cáceres y Umaña. Cortesía de Elías Henríquez Pardo y http://caracol.com.co

Raiz a m b i e n ta l

• Selección Magdalena (arriba). De pie (izq.-der.): Deluque, León, Hernández, Bolaño, Gamero, Zuleta,

Quant, Laborde y Charris. En cuclillas (izq.-der.): Maiguel, Silva, Valderrama (Yico), Henríquez, Valderrama (el Pibe), Mora y González.

Raiz socioeconómica

Dos momentos estelares del fútbol pescaítero: la selección juvenil del Magdalena, campeona nacional en 1980, y la selección Colombia en el año de 1977. Los pescaíteros –de nacimiento o por adopción– aparecen resaltados en negrilla.

siglo xx, el fútbol fue uno de los que causó mayor impacto no solo en la ciudad, sino en todo el país. El cargue y descargue podía tomar varios días, de acuerdo al tonelaje de los barcos. El tiempo promedio de carga de un barco era de cinco días, tiempo en el que la tripulación permanecía en tierra, mientras los coteros trabajaban sin descanso. Los playones de la Aduana frente a la bahía, entre las calles 11 y 13, eran aprovechados por los marineros para el ejercicio físico durante su estadía en la ciudad (plano 3.10). Varias versiones coinciden en afirmar que a partir de 1908 los tripulantes de las navieras británicas saltaban a tierra con balones de cuero bajo el brazo, con el propósito de jugar fútbol en la cancha que para tal efecto habían demarcado en dichos playones. Ya en 1909 se registró un partido entre un equipo de la United Fruit Company, conformado por ingleses, y un equipo samario, que salió goleado.

Como la cancha en los playones de la Aduana se había quedado pequeña para la práctica del fútbol, dada la creciente presencia de personas en busca de recreación, los miembros del club aprovecharon sus conexiones políticas para hacerse con un nuevo terreno de juego. El municipio de Santa Marta le cedió al club un lote en los baldíos de Pescaíto, entre las calles 5 y 6 y las carreras 6.a y 8.a, donde están ubicados en la actualidad el colegio John F. Kennedy y el parque público de Pescaíto (plano 3.10). El terreno, conocido en un primer momento como Ciudad Perdida, adoptó rápidamente el nombre de La Castellana. En la adecuación de la cancha participaron los socios del club y los habitantes del sector, y desde el momento mismo de su apertura a finales de 1916 se erigió en referente obligado para todos los amantes del fútbol en la Santa Marta. Como lo recuerda Carlos “Jaricho” Valderrama Puche, vecino del barrio de Pescaíto, “los arcos estaban uno en la carrera 6.a y el otro casi en la 8. Tenía más de cien metros y el ancho todo lo que quisiera, porque en ese tiempo no habían casi casas. Por las tardes, la cancha era el centro del barrio, y yo creo que de la ciudad, porque se venían todos los portuarios, pescadores, todos los que terminaban de trabajar, y la gente de Manzanares y del centro, ricos y pobres, pendientes de los partidos”.44 La ubicación de la cancha en Pescaíto contribuyó sin duda a la rápida difusión del fútbol por fuera de los círculos de la élite sa“Jaricho” Valderrama Puche, vecino de Pescaíto, 84 años de edad. Entrevista: 5 de marzo de 2016.

Raiz urbana

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Raiz socioc u lt u r a l

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Raiz histórica

El fútbol gozó de un primer periodo de popularización gracias a su práctica en espacios públicos como los playones, a la vista de pescadores y obreros, pero su organización y difusión corrió sobre todo por cuenta de las élites de Santa Marta. Los jóvenes de familias adineradas, que eran los únicos que podían comprar los balones, los zapatos y los uniformes reglamentarios, estaban plenamente conscientes del poder de convocatoria y del reconocimiento social aparejados a la naciente pasión futbolera. No en vano, estos jóvenes fundaron en el año de 1916 el club social Zamacois, dedicado al fomento de las artes y el deporte.

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44 Carlos

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Fuente: José Rafael Dávila (et al.), La historia de Santa Marta a través de la fotografía, en http:// www.banrepcultural. org/blaavirtual

Ordenamiento espacial en Pescaíto

Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva

Planos Vivos Pescaíto

Club Deportivo Santa Marta (ca. 1917)

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maria. Esta popularización se vio reflejada en la aparición de equipos como el Boyacá, el Nariño, el Rápido y el Colón, conformados por jóvenes de los diferentes estratos sociales.

sindicalistas de la Sociedad Unión que se encontraban encarcelados. Las autoridades accedieron a la petición y de ese modo recuperaron la libertad muchos detenidos.

Un hito en la historia futbolística de la ciudad, ligado de manera inextricable a la cancha de La Castellana, lo fue la inclusión del fútbol en la primera edición de los Juegos Olímpicos Nacionales (hoy Juegos Deportivos Nacionales), celebrados en Cali en 1928. Ese año se conformó por primera vez la selección de fútbol del departamento del Magdalena, que fue conocida como la “Olímpica” por el carácter del certamen. Esta selección entrenaba en La Castellana, que era el escenario más popular y mejor adecuado de la ciudad, sin contar con que muchos de sus jugadores provenían del Club Deportivo Santa Marta. El Deportivo, tal como fue conocido en la ciudad, había sido fundado por los socios del antiguo Zamacois, y tenía precisamente como sede la cancha de La Castellana. Entre la nómina que integró el equipo campeón se encontraba un pescaítero, el defensor Aníbal “el Pollo” Llanes, que pese a no ser titular terminó disputando el partido crucial frente a Barranquilla. El título le valió a la cancha de La Castellana el remoquete de la “Olímpica”, y todavía hoy se afirma que “en La Castellana se jugaron los Olímpicos”, aunque en honor a la verdad sería mejor precisar que “en La Castellana jugaron los Olímpicos”, es decir, los campeones del torneo nacional de 1928.

El triunfo olímpico sirvió de estímulo para la habilitación de nuevas canchas –muchas de ellas poco más que potreros y playones desbrozados– a lo largo y ancho de la ciudad. Pescaíto no fue la excepción, y contribuyó a esta fiebre de fútbol con nuevos campos deportivos, como la cancha de Bermúdez en la calle 3 con carrera 10, donde también se practicaba béisbol, o la ABC, en la calle 8 con carrera 12, en predios de la actual Normal Superior María Auxiliadora, antigua finca de Campmartín. De los nuevos escenarios, el más importante fue sin duda la cancha de “El Nuevo Mundo”, adyacente a la de La Castellana, pero en sentido norte-sur. Esta cancha fue instalada entre las actuales carreras 4.a y 5.a, y dio origen a un callejón que hasta finales de los años 90 se constituyó en un referente urbano en el sector: el “Rincón Guapo”. El callejón partía de la actual calle 5, llegaba al pie de los cerros del Norte y los remontaba unos cuantos metros para adentrarse en la zona que hoy ocupa Villa Tabla.

Magdalena se consagró campeón el 20 de diciembre de 1928, en medio de un ambiente político marcado por la movilización sindical y enlutado por la masacre de las bananeras. Unas semanas después, el 4 de febrero de 1929, los campeones nacionales llegaron a Ciénaga (Magdalena), lugar de la masacre. Allí les solicitaron tanto al general Carlos Vargas Cortés, quien había ordenado el ataque a los huelguistas, como al jefe civil y militar de Ciénaga, el capitán Luis Enciso, la libertad de algunos

La proliferación de canchas refleja la entronización definitiva del fútbol en Pescaíto y su difusión como seña de identidad entre sus habitantes. No obstante, dos situaciones diferentes pusieron a prueba el arraigo del “deporte rey” en suelo pescaítero. Por una parte, la construcción del estadio Eduardo Santos en 1950, así como el ascenso del Deportivo Santa Marta (el futuro Unión Magdalena) al fútbol profesional un año más tarde, le restaron protagonismo a Pescaíto como meca del fútbol samario. Por otro lado, si en el sector sobraba vocación deportiva, faltaba espacio para la expansión urbana. Ante el crecimiento poblacional y la falta de equipamientos urbanos, los lotes ocupados por las canchas fueron destina-


Raiz política Raiz socioeconómica

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Carlos “el Pibe” Valderrama y Elías Henríquez Pardo (primero de izquierda a derecha) en La Castellana, cuando todavía tenía su campo de tierra y arena. Cortesía de Elías Henríquez Pardo

Los pescaíteros no se quedaron de brazos cruzados, y un grupo de dirigentes deportivos, con Elías Henríquez Pardo a la cabeza, se comprometió con la construcción de un nuevo escenario deportivo. La nueva cancha, inaugurada en 1954, fue el resultado de la apropiación de un amplio playón de propiedad de la Curia de Santa Marta, ubicado al lado de la antigua cancha de La Castellana, entre las calles 6 y 7: Cuando ya dijeron que la cancha era para un colegio, con otros hombres nos metimos de a poquito a limpiar el lote, que estaba lleno de trupillos. Eso era una laguna, por eso mismo no se hizo antes la cancha ahí, pero esta vez tocaba, porque no había más lotes así de grandes. Con la gente se limpió y se fue rellenando, se le pidió permiso a la Curia y dijeron que sí podíamos jugar ahí, hasta que ya el terreno prestaba. Entonces pusimos los arcos, que eran tres palos de cocos amarrados con cáñamo que conseguíamos en el puerto, y así se empezó a jugar, porque la gente quería jugar en Pescaíto. Los curas no dijeron nada, porque ellos pensaban que no íbamos a poder hacer nada.45

La cancha fue bautizada como “Scotland”, por cuenta del patrocinio del empresario barranquillero Pacífico Simán, dueño de una fábrica de camisas homónima. Con el paso del tiempo, fue rebautizada con el nombre de su antecesora, como lo recuerda el mismo Elías Henríquez Pardo: “La idea era conservar el nombre de la primera cancha, que tanto le dio a Pescaíto y al fútbol colombiano; la idea era que no se perdiera ese nombre, y entonces se puso

La Castellana, que es el nombre de la cancha que existió donde está hoy el colegio Kennedy”.46 El 16 de julio de 1968, Henríquez Pardo se reunió con un grupo de dirigentes deportivos, entre ellos Rubén Arango Medina, Jaime Jiménez Lubo, Alberto Flórez, Luis López Castañeda y Moisés Moreno Pinedo, para fundar La Corporación de Fútbol de Pescaíto. Entre las funciones que le fueron asignadas cabe destacar el cuidado y el mejoramiento de la cancha, el desarrollo de torneos de fútbol y la búsqueda de nuevos talentos deportivos. Un año después, algunos vecinos del sector invadieron la cancha, pues argumentaban que esos terrenos aún eran de la Curia y confiaban en que la administración eclesial no se opondría a sus reivindicaciones. Gracias a la intervención de la Corporación y del director de la Junta Administradora Seccional de Deportes (Jundeportes Magdalena), Carlos Angulo Diazgranados, fue posible desalojar la cancha y llegar a un acuerdo con la Curia para que el lote pasara a manos del municipio.

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Cortesía del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)

dos, entre otros usos, para la construcción de centros educativos, la instalación de parques y la edificación de vivienda. Entre finales de los años 40 y finales de los años 50, Pescaíto tuvo que sacrificar sus canchas más importantes en aras del desarrollo urbano, incluyendo la emblemática de La Castellana.

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Raiz histórica

La cancha de La Castellana en la actualidad, con su grama sintética.

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En 1971, la Corporación consiguió el apoyo de Jundeportes, del Instituto Colombiano del Deporte (Coldeportes) y del parlamentario cienaguero Micael Cotes Mejía para levantar muros de cerramiento y realizar obras de drenaje y alumbrado nocturno. Veinticinco años después de las primeras obras importantes de infraestructura, Coldeportes destinó una importante partida presupuestal para renovar la cancha. Los trabajos incluyeron la refacción de camerinos, la construcción de un depósito para almacenar agua, la instalación de tanques elevados, obras de drenaje, la elevación de las paredes, la compra de portones, el cambio de las mallas y el arreglo del alumbrado nocturno. Con recursos adicionales, gestionados nuevamente por el parlamentario Micael Cotes Mejía, se completó el relleno total del terreno. En 2005, la administración de La Castellana pasó a manos de Coldeportes, que a su turno la cedió a

45 Elías Henríquez Pardo, vecino del barrio de Pescaíto, 82 años de edad.

Entrevista: 30 de marzo de 2016.

46 Ibidem.

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Plano 3.10

Playón 1908 – 1916 Cancha 1916 – 1954 Cancha 1954 – presente Iglesia Virgen del Carmen

Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva

Planos Vivos Pescaíto

Ubicación de la primera cancha en el playón de la Aduana y de La Castellana a través del tiempo

Calle 5

Ordenamiento espacial en Pescaíto

Calle 6

Puerto de Santa Marta

la Junta de Acción Comunal del barrio Olaya Herrera. La Junta estuvo a cargo de la cancha hasta 2010, cuando la Alcaldía Distrital de Santa Marta, a través de la Secretaría de Deportes, asumió el control del escenario deportivo. Para tal efecto nombró un comité local de control administrativo, que debía asumir las funciones de ente veedor e instancia consultiva, de acuerdo a lo previsto por el Decreto 18 del 22 de abril de 2009. El comité, presidido por el representante legal, se compone además de un tesorero, un representante de las instituciones educativas del sector, un representante de las escuelas de fútbol y uno de la fuerza pública. Este comité coadministrador mantiene la gratuidad de la cancha para el uso de niños y escuelas de fútbol infantiles, al tiempo que busca el apoyo de empresas que puedan ofrecer a las escuelas elementos deportivos y otros beneficios a cambio de publicidad. La meta es alcanzar progresivamente la autosuficiencia financiera de la cancha de La Castellana.

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En 2011, la Alcaldía y Ecopetrol aportaron los recursos para la renovación de la cancha, encomendada a la Fundación Sociedad Portuaria de Santa

Marta. El mayor cambio lo constituyó, de lejos, la instalación de grama sintética. Carlos “Jaricho” Valderrama Puche recuerda las discusiones que suscitó la decisión: Hubo mucha polémica por el tema de la grama sintética. Muchos no querían ese cambio tan brusco, porque la cancha siempre fue de tierra, arenosa, dura, eso le daba una especialidad al campo. Los entrenadores decían que ese tierrero le servía mucho al muchacho para el control de balón, por eso los jugadores que salían de acá eran calidosos con el balón, y les daba mucha fuerza en la patada. Y como era tan caliente y con esos soles de acá, los que jugaban en La Castellana tenían buen físico, buen aguante [...]. [Otros decían que] se veía bonita, que iba a quedar como un estadio, que no se iba a inundar como antes, todo eso nos pusimos a ver, y uno que ha tenido jugadores se da cuenta que el pelao después de jugar en el tierrero le da duro la gramilla en los estadios. La calidad nace con uno, el que va a ser bueno es bueno, la cancha sirve para potenciarlos, pero no salen jugadores buenos si no son buenos.47 “Jaricho” Valderrama Puche, vecino de Pescaíto, 84 años de edad. Entrevista: 5 de marzo de 2016.

47 Carlos


Raiz política

Esquina donde presumiblemente vivía “la Catalana”. Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre

Raiz socioeconómica

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Algunos pobladores indican que la mujer que prestó su apodo como epónimo paradójico a la cancha era “una española que vivía frente a la cancha y era de las primeras casas que había por ahí, le decían la Catalana”.48 Su casa la sitúan indistintamente en la esquina este de la calle 5 con carrera 7.a, por la callejuela estrecha que actualmente llaman “de la Calumnia”, o en la esquina oeste, al pie del cerrito que cerraba el callejón de “Rincón Guapo” y que desapareció definitivamente hacia 1940 para dar paso a la cancha de El Nuevo Mundo, después de haber servido de cantera local para la extracción de material de construcción. Otros relatos señalan que el nombre de la Catalana aludía en realidad a una meretriz, cuyo burdel abrió sus puertas en la década de 1930. Los bares Isabel Pardo, vecina del barrio de Pescaíto, 66 años de edad. Entrevista: 16 de marzo de 2016.

48 Ana

y burdeles se dividían entonces en dos tipos: los de la “perrata”, de menor costo, ubicados cerca del puerto, y los “de la alta”, que buscaban algo más de privacidad fuera de las inmediaciones de la bahía. Es de anotar que la palabra meretriz se empleaba en Pescaíto para distinguir a aquellas mujeres que ejercían la prostitución en los sitios “de la alta”; cabe suponer entonces que la Catalana atendía una clientela exclusiva, compuesta por capitanes de buques, empresarios del banano, burócratas del Estado, comerciantes internacionales y algunos hombres de las familias adineradas de la ciudad.

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Raiz histórica

En lo que se refiere al origen del nombre de la cancha, las versiones que ha recogido la tradición oral en Pescaíto son tan variadas como los relatos fundacionales del sector. Aunque algunos pobladores refieren la existencia de un bar llamado La Castellana frente a la antigua cancha, la mayoría de la versiones hacen alusión a una mujer conocida como la Catalana. Parecería como si la memoria viva de Pescaíto hubiera decidido solucionar de un tajo el problema secular del nacionalismo catalán y su conflictiva relación con España a través de la libre asociación de ideas: la procedencia ibérica parecería bastar para transfigurar a una catalana en castellana, sin que los pescaíteros ni las pescaíteras sientan que están mancillando la identidad colectiva de nadie o incurriendo en alguna incorreción política.

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Algunos habitantes de Pescaíto recuerdan aún hoy el burdel de la Catalana, como Carmen Martínez, vecina de Barrio Norte: Cuando era niña, mi papá me llevó la primera vez al mar y salimos para la playa del Boquerón y había que pasar por el cerro. Yo vi una casa que era como un castillo; me llamó la atención, porque las poquitas casas que habían por allá eran pequeñas, eso eran puro patio, y por la tarde, cuando regresamos, estaba iluminada. Yo le pregunté a mi papá sobre la casa, le dije que era bien bonita y que yo quería una casa así. Él no dijo nada, debió ponerse bravo o pensar: ¡esta muchacha loca qué está diciendo! Ya después, cuando grande, fue que supe para qué eran esas casas, porque los papás a uno no le decían nada de eso.49

Por su parte, Tomás Fuentes, vecino del barrio de Pescaíto, señala que “la Catalana era una casa en el callejón de la [carrera] 6, que estaba pegada al cerro. Era un castillo que dejaron los españoles, era de dos pisos y tenía más de cien focos, y eso Martínez, vecina de Barrio Norte, 88 años de edad. Entrevista: 11 de febrero de 2016.

49 Carmen

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Planos Vivos Pescaíto Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva Ordenamiento espacial en Pescaíto

brillaba desde lejos toda la noche. Tenían mujeres trabajando, ponían música y llegaban marinos de otros lados; por allá no lo dejaban ir a uno, en ese tiempo eso era solo, porque no había sino playones, trupillos, y no había luz en las calles”.50 Independientemente de que se haya tratado de la propietaria de una casa cercana a la cancha, o de la meretriz de un reconocido prostíbulo, lo cierto es que la metamorfosis de la Catalana en la Castellana no solo revela la despreocupación de los pescaíteros –a dos siglos de la Independencia– por los conflictos que levantan ampolla en la antigua metrópoli colonial. La confusión sirve de alegoría para representar la condición de Pescaíto como punto de encuentro en el que confluyeron y se entremezclaron corrientes migratorias regionales, nacionales e internacionales. Para cerrar este capítulo, nos detendremos en el siguiente aparte en dos de las corrientes más recientes y de mayor significado para el sector.

Migraciones Urbanas en Pescaíto La historia de Pescaíto es la historia de las migraciones, la historia de hombres y mujeres en busca de mejor fortuna, atraídos por el boom bananero y el auge portuario y ferroviario de la primera mitad del siglo xx. Extranjeros de diferentes nacionalidades, lo mismo que colombianos de todas las regiones del país, probaron suerte en las más diversas actividades e hicieron de Pescaíto su hogar. Gracias a su trabajo, el sector se erigió en polo de desarrollo de la ciudad y de la región. La consolidación urbana de Pescaíto no supuso la terminación de los flujos migratorios, si bien el declive de la economía bananera y de la actividad ferroviaria, así como la transformación de la actividad portuaria y comercial, impusieron condiciones muy diferentes a la inmigración que se verificó en la segunda mitad del siglo. Dos olas migratorias – en esencia afrocolombianas– han dejado una impronta profunda en la historia pescaítera: la una 50 Tomás Fuentes, vecino de Pescaíto, 94 años de edad. Entrevista: 30 de 108

marzo de 2016.

está relacionada con la consolidación de la zona de El Boro, en Barrio Norte; la otra, con la conformación de una pequeña colonia procedente principalmente del corregimiento de San Pablo, en el departamento de Bolívar, y que ha girado en torno a la que en Pescaíto es conocida como la Casa de los Negritos. Vallecaucanos y chocoanos en la formación de El Boro El Boro es una amplia zona de Barrio Norte, comprendida entre las calles 9 y 10 y las carreras 3.a y 4.a (plano 3.11). Como gran parte del barrio, conserva la arquitectura de tipo republicano que caracterizó la expansión urbana de Santa Marta a finales del siglo xix y comienzos del siglo xx. La conformación de El Boro, tal como lo registra el imaginario urbano actual, se remonta a la llegada de migrantes afrocolombianos a la ciudad en las décadas de 1960 y 1970, provenientes del Valle del Cauca y de Chocó. La presencia de vallecaucanos y chocoanos no era en absoluto novedosa, pero alcanzó en ese entonces magnitudes inéditas. La mayoría de los inmigrantes eran trabajadores de las nuevas plantaciones de banano, que desde los años 60 venía promoviendo la Compañía Frutera de Sevilla (la antigua United Fruit Company) en el Urabá. Muchos de ellos se dirigieron hacia la zona de El Boro y encontraron alojamiento en inquilinatos para obreros y trabajadores, en habitaciones arrendadas y en algunos hoteles en decadencia. A diferencia de las oleadas migratorias de principios del siglo xx, que fueron absorbidas por la economía bananera y el sector de transportes, las de este periodo se volcaron hacia la ciudad no tanto como estación final, sino más bien como lugar de paso en la ruta hacia Venezuela y los Estados Unidos. La nacionalización del petróleo y del hierro en Venezuela, unida al salto abrupto del precio de los hidrocarburos tras la crisis de 1973, se tradujo en un crecimiento económico sostenido y convirtió al país en el destino de cientos de miles de colombianos. Estados Unidos, por su parte, buscaba responder a las necesidades de mano de obra de su economía, que no

Los muros de El Boro y su impacto en el tejido social y urbano. Fotografías de Gabriela Díaz Montealegre


Plano 3.11 Raiz política

El Boro y su contexto urbano

Raiz socioeconómica

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Calle 8

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Puerto de Santa Marta

Carrera 5.a

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Muchos de los migrantes en tránsito debían esperar meses y quizás años antes de emprender el viaje, por lo que se hacía indispensable conseguir sustento en la ciudad. Algunos se emplearon como coteros en el puerto, a través de cooperativas de trabajo temporal o cubriendo turnos. Otros ejercieron empleos informales en el mercado, y otros más vieron en el creciente negocio de la marihuana la oportunidad de ganar dinero. Durante la bonanza marimbera de la década de 1970, no pocos vecinos e inmigrantes se integraron al boom, principalmente como jornaleros de las fincas marimberas en la Sierra Nevada de Santa Marta, o como cargueros en las playas de embarque. Otros más se dedicaron al microtráfico en la zona: “Había muchos marimberos que se hacían ahí para vender o para hacer negocios con otros”, como lo recuerda Wilson Calero, vecino de Barrio Norte.51

Raiz urbana

El Boro

Mercado actual

Calle 14

Raiz socioc u lt u r a l

Mercado 1881

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deriva de “Borondongo”, una de las personificaciones del ambiente agitado de enredos, confusión y peleas que retrata la canción “Burundanga”, popularizada por Celia Cruz y La Sonora Matancera en la segunda mitad de los años 50. Para otros habitantes, El Boro se ha constituido en una suerte de “república independiente” por cuenta del precario control institucional y la proliferación de actividades delictivas. En este sentido, el término se habría referido originalmente al borough o municipio del mundo anglosajón: como castellanización del término inglés, “Boro” denotaba la cristalización de una dinámica urbana por fuera del ordenamiento regular de la ciudad.

En lo que respecta al nombre, el término “Boro” es objeto de diferentes explicaciones. Muchos sostienen que se trata del apócope del regionalismo vallecaucano “borondo”, que significa dar una vuelta sin rumbo fijo o matar el tiempo caminando por las calles, y que habría hecho alusión a la actividad frenética que se vivía (y se vive) en el sector. Algunos habitantes de la calle 8 dicen que el término es una derivación de “borojó”, la popular fruta del Pacífico colombiano, y que en este contexto habría servido para hacer referencia al origen de los inmigrantes que hacían presencia masiva en el lugar. En opinión de otros vecinos del sector, “Boro” se

La últimas versiones están imbuidas, en mayor o menor medida, de la percepción más reciente de los pescaíteros y de los samarios frente al lugar. Actualmente, la zona de El Boro es sinónimo de indigencia, violencia, prostitución, microtráfico de drogas y compraventa de objetos robados. Su transformación en foco de delincuencia e inseguridad hunde sus raíces en procesos urbanos de larga duración, aunque tampoco es producto de un destino inexorable: sin la combinación de violencia y narcotráfico que golpeó con particular dureza a la región a finales del siglo xx y comienzos del siglo xxi, los males que aquejan a El Boro no se habrían expresado de manera tan virulenta.

Wilson Calero, vecino de Barrio Norte. 53 años de edad. Entrevista: 25 de mayo de 2016.

La zona ocupada por El Boro constituyó durante siglos un arrabal extramuros de Santa Marta, pues la

51

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Raiz histórica

podía contar ya con las corrientes tradicionales de migración europea para abastecer su fuerza de trabajo. La Ley de Inmigración de 1965, que eliminó las trabas para las personas procedentes de regiones diferentes al continente europeo, reforzó así la atracción que el país ejercía sobre los migrantes de toda América Latina.

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Planos Vivos Pescaíto Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva Ordenamiento espacial en Pescaíto 110

La bonanza marimbera de los años 70 y mitad de los 80 dejó el terreno abonado para la posterior consolidación de grupos paramilitares en la Sierra Nevada de Santa Marta”.

ciudad experimentó una expansión robusta hacia el norte, más allá de la actual avenida del Ferrocarril, solo desde comienzos del siglo xx, producto de la creciente demanda de vivienda para la nueva clase trabajadora. La urbanización de Pescaíto no alteró la condición ‘liminar’ del lugar, que siguió siendo concebido como una frontera urbana; como zona gris al margen del control institucional y carente de una provisión mínima de bienes públicos. Ni siquiera la construcción hacia 1947 de la avenida Campo Serrano (carrera 5.a), que conectó los nuevos barrios del sur con los muelles de la bahía, pudo contrarrestar del todo el estigma de exclusión e ilegalidad que pesaba sobre la zona. El Boro se había convertido, de hecho, en una suerte de espacio intersticial entre dos polos de intensa actividad económica, como lo eran el antiguo mercado en la plaza de San Francisco y su sector comercial anexo sobre la actual carrera 5.a, por un lado, y el puerto, con su apéndice comercial en la antigua calle de Las Piedras (la actual calle 8), por el otro (plano 3.11). El fin del auge portuario y el traslado del mercado en 1965 desnudaron la fragilidad del lugar ante los cambios estructurales experimentados en Pescaíto y lo dejaron expuesto a una mayor marginación. La bonanza marimbera de los años 70 y mitad de los 80 dejó el terreno abonado para la posterior consolidación de grupos paramilitares en la Sierra Nevada de Santa Marta. El grupo de vigilancia y extorsión de Los Chamizos, luego las autodefensas de Hernán Giraldo en Guachaca y las de Adán “el Negro” Rojas en Bonda, y finalmente el bloque Resistencia Tayrona de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), se hicieron a sangre y fuego con el control militar y político del Magdalena. Una de las prioridades de los diferentes grupos armados fue la creación de redes delincuenciales de apoyo en Santa Marta, y la zona de El Boro se afianzó rápidamente como uno de sus ejes: allí se intercambiaba información estratégica y se cerraban todo tipo de negocios relacionados con el narcotráfico, el contrabando y el tráfico de armas. A un par de calles reaparecieron sin ningún control los prostíbulos, mientras que el nuevo mercado público se transformó en fortín paramilitar, como lo atestiguó la tristemente célebre “calle del crimen”.

La violencia paramilitar que azotó a Santa Marta a finales de los años 90 y en la primera década del siglo xxi exacerbó la estigmatización y la marginalidad de El Boro. La desmovilización de las AUC dejó la zona en manos de sucesores menos poderosos, pero no por eso menos interesados en el microtráfico de drogas, la prostitución y el crimen organizado. En el año de 2013, después de sucesivos operativos policiales y con asistencia de las instituciones de protección social de la Alcaldía, fueron desmanteladas las estructuras que habían convertido el lugar en foco de desestabilización y generación de violencia. Ahora bien, este tipo de intervenciones no han logrado aportar soluciones de largo plazo para los graves problemas de la zona: El Boro ha quedado sumido en una suerte de limbo, expuesto permanentemente a todo tipo de actividades ilícitas. Desde el punto de vista urbano, el muro que corre entre la esquina de la avenida del Ferrocarril con carrera 3.a y la esquina de la vía Alterna con calle 6 constituye uno de los principales obstáculos para la transformación de la zona. Construido por la Sociedad Portuaria para el cerramiento de los predios adquiridos para su zona franca, ha abierto una herida en el tejido urbano que está lejos de cicatrizar. Como ya advertimos en la introducción teórico-metodológica, la solución de los problemas de inseguridad y criminalidad exige respuestas integrales, que no apelen de manera unilateral a salidas de corte autoritario o represivo. En el siguiente capítulo nos detendremos con mayor detalle en los problemas asociados al muro del puerto, y al final del texto presentaremos una propuesta puntual que, apoyada en la historia y en las costumbres pescaíteras, ofrece desde el diseño urbano una solución sostenible de largo plazo. Mientras tanto, los problemas de inseguridad y desintegración del tejido social seguirán medrando a la sombra del muro, que terminó por apuntalar –con bloques de cemento y alambre de púas– el estigma que separa la zona de El Boro del resto de Pescaíto.


La Casa de los Negritos en Pescaíto Raiz política

Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre

Raiz socioeconómica

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Raiz urbana

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res de los carritos cañeros, coteros, boyeros, obreros y maquinistas, entre otros. En la década de 1940, tras la muerte de sus fundadores, se hizo patente el declive del ingenio, afectado por la caída mundial en los precios del azúcar, la competencia vallecaucana y una productividad comparativamente baja. En 1951 la asamblea de accionistas tomó la decisión de disolver la empresa, que finalmente fue liquidada en 1953. La falta de buenas tierras y de trabajo provocó el éxodo de los habitantes hacia otros pueblos cercanos, pero sobre todo hacia Cartagena y Barranquilla, donde se instalaron como vendedores ambulantes de dulces y frutas. A partir de los años 60, ciudades como Santa Marta, Riohacha y Maicao atrajeron a los migrantes, dispuestos a aprovechar cualquier oportunidad de empleo. Muchos de ellos veían en estas ciudades una simple estación de paso en su camino hacia Venezuela.

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Raiz histórica

La Casa de los Negritos Con este nombre se conoce la casa situada en la calle 4 n.o 8-15, en el barrio de Pescaíto. Por medio siglo ha sido el lugar de arribo de una importante corriente migratoria afrocolombiana procedente de San Pablo y también –en menor medida– de María La Baja y San Basilio en el departamento de Bolívar. Se trató de un proceso desencadenado por el cierre del ingenio Central Colombia, mejor conocido como el ingenio de Sincerín, y la subsecuente crisis económica que afectó a toda la región. El ingenio, de propiedad de los hermanos Vélez Daníes, se levantó sobre las tierras de la hacienda San Agustín, situada a unos cincuenta kilómetros de distancia de Cartagena. Sus cerca de ocho mil hectáreas de extensión, ubicadas en un valle formado entre la serranía de San Jacinto (Montes de María) y los playones del margen izquierdo del Canal del Dique, ocupaban una antigua zona de palenques. El ingenio lindaba con los pueblos de Mahates y Malagana, San Basilio de Palenque, San Pablo y Sincerín. Entró en producción en 1909 y para 1913 contaba con dos mil hectáreas sembradas de caña y trescientas yuntas de bueyes, mantenidas en los playones del Canal del Dique. Con el tiempo, llegó a ocupar las mejores tierras de toda la región, pues adquirió grandes extensiones en el margen derecho del Canal del Dique, la hacienda San Antonio de Aguas Vivas en los municipios de Arjona y Turbaco, y los playones a orillas del Canal hasta la población de Rocha. El ingenio tenía a su disposición una línea férrea que cubría 65 kilómetros, con 500 vagones y 6 carros especiales. Junto a la fabricación de ron y mieles, producía anualmente entre seis mil y nueve mil toneladas de azúcar, que eran enviadas en su gran mayoría al interior del país, con saldos menores de exportación hacia Inglaterra y Estados Unidos. Los pobladores encontraron empleo como jornaleros, cortadores de caña, capataces, enganchado-

Raiz socioc u lt u r a l

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La primera persona oriunda de San Pablo en instalarse en Santa Marta, en 1948, fue Zoyla Mejía, conocida como la niña Zoyla. Trasegó entre Barranquilla y la zona bananera, y finalmente echó raíces en Pescaíto. Zoyla Mejía y su madre, Buenaventura Villamil, pudieron comprobar que las playas de Santa Marta eran un buen lugar para la venta ambulante, pues a diferencia de Cartagena o Barranquilla, no había tanta competencia. Fue así como se dedicaron a vender los dulces que ellas mismas fabricaban, práctica que todavía se mantiene en el inmenso patio de la casa. Según lo relata Benita Mejía, mi hermana Zoyla llegó primero, hace más de sesenta años, cuando se vino con mi mamá de San Pablo, de donde somos todas nosotras. Compraron la casa a la dueña, que decía era la señora Sebastiana Pérez; ella era de la zona bananera y tenía esta casa. Se vinie-

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Planos Vivos Pescaíto Pescaíto: desarrollo histórico y memoria viva Ordenamiento espacial en Pescaíto 112

ron porque allá en el pueblo ya no había trabajo. Yo me vine primero a Barranquilla, por allá en 1957; me fui vendiendo canastos, esteras, abanicos de paja que hacíamos nosotras mismas, pero después me fui a Venezuela, donde pagaban más. Trabajaba en casa de familia haciendo aseo, cocinando, planchando; yo tenía doce años y me fui con una comadre de mi mamá [...]. Zoyla nunca se quiso ir de Santa Marta, porque encontró muchos amigos, porque ella le gustaba ayudar a su gente. Cuando compró la casa, se regó la voz allá en San Pablo: “¡Que miren, que ya teníamos donde llegar a Santa Marta!”, y todo el que llegaba se bajaba en esta casa. Algunos se quedaban vendiendo frutas en el mercado, casi todas las que llegaban eran mujeres, vendiendo dulces, canastos, aceite de coco; había unas que solo se quedaban un rato y se iban para Venezuela. Aunque las que cogían para allá se iban a vivir a Cristo Rey, las mujeres de allá ya tenían familia en Venezuela.52

del santo, que se celebran el 25 de enero. También se dejaba ver en las fiestas del “Negrito de Pescaíto”, nombre que dieron los pescaíteros al Señor de los Milagros. Varios niños y niñas pasaron por las manos de Zoyla Mejía, aquejados de “ojo seco” o mal de estómago. Josefa Sánchez, vecina de Pescaíto, narra así uno de los episodios: “Estaba en el centro de salud con mi hija, esperando que la atendieran, porque hacía dos noches que tenía fiebre. Allá estaba la niña Zoyla y me preguntó por la niña, se la pasé y me dijo que recogiera agua de flores de la Virgen y le rezara a la Virgen: ‘Dígnate bendecir esta agua por mi fe, para que esta agua sirva de protección y salud’. Y esa noche se me alivió la niña; yo conservo esa oración”.53

Una vez instalada, con un buen mercado para sus dulces (además de las playas de la bahía, el mercado público, trasladado en 1965 a su actual ubicación, estaba muy cerca de Pescaíto), Zoyla Mejía decidió comprar la casa donde había vivido desde los doce años de edad, y que era propiedad de la cienaguera Sebastiana Pérez, amiga y socia de Buenaventura Villamil. La adquirió en los años 60, y desde entonces se ha convertido en un referente obligado para los habitantes de San Pablo y otros pueblos cercanos, pues constituye el lugar de llegada para buscar trabajo en la ciudad, ya sea en el mercado público, en las calles del barrio y la ciudad, o en las playas de Santa Marta y Taganga. Al morir la niña Zoyla en 2012, la casa pasó a manos de su hermana, la ya citada Benita Mejía, quien ha vivido allí desde 1986. Zoyla Mejía es recordada en Pescaíto como servicial y alegre, pero muy seria en sus tratos; como experta en la viuda de pescado y en la medicina tradicional, particularmente en los rezos contra el mal de ojo. Era devota de San Pablo, y por eso regresaba cada año a su tierra natal para participar en las festividades en honor

La Casa de los Negritos consta de una sala, dos cuartos, cocina, un baño externo y un patio de sesenta metros, en el que fueron edificados sucesivamente los ranchos con paredes de bahareque o madera, piso de tierra y techo de zinc o palma. De índole eminentemente familiar, estos ranchos son ocupados temporada tras temporada por miembros de una misma familia, e incluso pueden pasar de una generación a otra:

52 Benita

53 Josefa

Mejía, vecina del barrio de Pescaíto y oriunda de San Pablo (Bolívar), 74 años de edad. Entrevista: 3 de mayo de 2016.

Yo soy de San Pablo. Llegué a esta casa en 1986, desde entonces voy y vengo, buscando el pan diario. Me quedé trabajando porque hay menos competencia que en Cartagena: eso ya hay muchas de nosotras y palenqueras que han trabajado toda la vida en las playas y en los hoteles. Vine por la señora Zoyla, porque era amiga con mi mamá y se vino un tiempo para probar. Ella y después yo levantamos este rancho para tener donde quedarnos, porque eso habían meses que llegaban hasta cincuenta mujeres y tocaba guindar hamacas o dormir en el suelo. Eso sí, que la señora

Sánchez, vecina del barrio de Pescaíto, 54 años de edad. Entrevista: 12 de febrero de 2016.


Raiz política Raiz socioeconómica

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Raiz a m b i e n ta l

Por más de sesenta años, la Casa de los Negritos ha sido un símbolo de inclusión y diversidad en Pescaíto. Sus habitantes han visto siempre a los migrantes de San Pablo como parte del sector, así ellos no se integren plenamente durante las festividades y en época de carnaval”.

La convivencia y el trajín en los ranchos de la Casa de los Negritos. Fotografías de Gabriela Díaz Montealegre

El patio es el lugar privilegiado de socialización para hombres, mujeres y niños. Allí están los fogones de leña –cuatro piedras dispuestas de forma simétrica para sostener las ollas– en los que cocinan los dulces. La leña la guardan en cada rancho o en la parte posterior del patio, arrumada contra la pared divisoria, donde están situados los servicios comunes: los baños y la alberca que surte las viviendas de agua. Las calurosas tardes de Pescaíto las pasan frente a los ranchos, donde también toman el fresco de la noche. En esos momentos intercambian experiencias, se cuentan su día; las mujeres se hacen las trenzas y los hombres juegan dominó o a los dados. Las conversaciones se pueden extender toda la noche, mientras preparan el dulce de leche, las cocadas, los enyucados, alegrías y caballitos. En una semana puede haber hasta veinte personas compartiendo este espacio.

Por más de sesenta años, la Casa de los Negritos ha sido un símbolo de inclusión y diversidad en Pescaíto. Sus habitantes han visto siempre a los migrantes de San Pablo como parte del sector, así ellos no se integren plenamente durante las festividades y en época de carnaval. Ellos prefieren quedarse en el patio con el picó encendido y unas cervezas heladas para festejar sus fechas especiales. A finales de enero la vivienda queda abandonada, porque todos tienen una cita infaltable con el santo patrono de San Pablo. Vuelven a casa a encontrarse con los amigos y familiares que también retornan de las ciudades adonde fueron llevados por el trabajo y el azar. En Pescaíto se mantienen fieles a sus costumbres y sus valores; cultivan la solidaridad que los mueve a prestarle el dulce a quien no lo tiene, y la amistad que les asegura un sitio donde quedarse. Su presencia ha enriquecido la historia del sector y la vida de la comunidad.

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Raiz socioc u lt u r a l

Cada rancho tiene sus dueños, y solo ellos lo ocupan, ya que durante todo el año varios miembros de la familia llegan a la ciudad. En esos ranchos mantienen sus escasas pertenencias, que en la mayoría de los casos se reducen a una cama sencilla, un ventilador eléctrico, una mesa y utensilios de cocina. Dado que se trata de estadías cortas, y que la mayoría del tiempo sus habitantes trabajan por fuera, no es de extrañar la ausencia de otros implementos.

traron algún trabajo informal de cierta estabilidad en el mototaxismo, la construcción, el aseo, el trabajo doméstico y la venta de frutas en los puestos de la plaza de mercado. Estas familias, que han decidido quedarse en Pescaíto definitivamente, han buscado ya un solar donde construir o se han postulado como beneficiarias de programas de vivienda de interés social.

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Raiz histórica

Zoyla nunca nos dejó dormir en el piso pelao, de alguna manera nos tenía a todas aquí.54

Raiz urbana

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La gran mayoría de los habitantes se aloja en la casa en los meses de diciembre y enero, en Semana Santa y durante las Fiestas del Mar. El resto del año la afluencia de personas es menor: grupos de hombres y mujeres se quedan por temporadas que pueden ir de una semana a un mes; algunas familias incluso viajan los fines de semana. En la casa permanecen las mujeres y las familias que enconInés Barrios, oriunda de San Pablo (Bolívar). Entrevista: 3 de mayo de 2016.

54 Clara

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4

Análisis urbano y arquitectónico Plano 4.1 Plano de riesgos

Inundación Escorrentía Brisa fuerte Derrumbe Colector pluvial Bastidas-Mar Caribe

Malos olores Escorrentía fuerte Muro de la zona franca

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Tubería


Raiz política

La mala disposición de las basuras: uno de los factores de riesgo en el gran Pescaíto.

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Raiz socioeconómica

Fotografías de Luis Miguel Marín

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Un resumen del estudio, titulado Informe inicial. Estudios base: Riesgos naturales y crecimiento urbano para el municipio de Santa Marta, Colombia, puede ser consultado en Findeter, Plan de acción Santa Marta sostenible, 2016, pp. 157-170.

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Los malos olores son por la falta de agua. Todas las alcantarillas van a la casa bomba, pero como Santa Marta ha crecido tanto, hay más escorrentía [...]. Con los aguaceros, Santa Marta no tiene alcantarillado fluvial. El agua va por las calles y cuando se inunda se desborda el agua sucia y también llegan los malos olores […]. Por falta de agua esas alcantarillas se secan y emanan unos vapores por los tubos. Las empresas tienen que verter unos químicos para diluir la materia fecal.2

Plano de riesgos El informe de riesgos naturales en Santa Marta del año 2016, elaborado por el consorcio IHCantabria-IDOM bajo los auspicios de Findeter, identifica en las inundaciones por lluvias y desbordamiento de ríos, en la erosión de las playas y en la escasez de agua y sequía urbana las principales amenazas para la ciudad.1 El gran Pescaíto se ve afectado de manera aguda por dichos fenómenos, dadas las graves deficiencias en el abastecimiento de agua, la recurrencia de las inundaciones y la relación estrecha del sector con las playas de la bahía: las más frecuentadas, como la de Los Cocos, la de San Fernando y la del Centro, han experimentado una notoria erosión.

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Raiz socioc u lt u r a l

Junto a estos problemas, la investigación de Planos Vivos identificó otras amenazas que menoscaban la calidad de vida en Pescaíto y ponen en riesgo la salud e incluso la vida de los habitantes. Cabe mencionar, en primer lugar, los malos olores que despiden las aguas estancadas, los contenedores de desechos sin tapa en el mercado o las basuras acumuladas en los alrededores del colector Bastidas-Mar Caribe. Las alcantarillas, que tanta tela han dado que cortar en esta investigación, no dan tregua en ninguna estación: si en tiempo de lluvias se rebosan y, además de agravar el problema de las inundaciones, generan olores repulsivos, en tiempo seco emiten un fuerte hedor, como lo confirma Wilson Calero, vecino de Barrio Norte:

Raiz histórica

El análisis urbano y arquitectónico de Planos Vivos se nutre de un exhaustivo trabajo de campo; uno que permite combinar el análisis cartográfico con la “descripción densa” de índole etnográfica. Abarca, entre otros aspectos, la infraestructura y los usos del suelo, la tipología de vías, los lugares de confluencia y los recorridos habituales de los pobladores, así como los hitos y lugares de la memoria. Parte de la información y algunos de los planos del análisis urbano y arquitectónico han sido ya empleados en las secciones precedentes de este libro; otros más serán utilizados al momento de enunciar las conclusiones. En este capítulo presentamos algunos de los planos más relevantes en la formulación de la propuesta de renovación urbana para Pescaíto, acompañados de fichas seleccionadas que ilustran ejemplarmente los temas tratados.

Como los olores están asociados a la descomposición de materia orgánica, la mala disposición de los desechos y el rebosamiento de aguas negras, su presencia no solo afecta la calidad del aire, sino que además va acompañada de la proliferación de insectos y roedores como potenciales vectores de enfermedad. Los derrumbes y deslizamientos de tierra constituyen otro problema en Pescaíto. Las viviendas en lo alto de los cerros o a orillas del mar, situadas en lugares expuestos a la erosión, así como aquellas 2

Wilson Calero, vecino de Barrio Norte, 53 años de edad. Entrevista: 3 de junio de 2016.

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El alto riesgo de derrumbes en los taludes a lo largo de la vía férrea y en las zonas expuestas a erosión en los cerros.

Las principales escorrentías de aguas lluvias en Pescaíto. Fuente: Elaboración propia basada en una imagen de Google Earth

Planos Vivos Pescaíto

Fotografías de Luis Miguel Marín

SAN MARTÍN

C LL . 6

PESCAÍTO

Análisis urbano y arquitectónico

C LL .9

CENTRO HISTÓRICO

C RA . 11

C LL . 9 C LL . 9

Plano de riesgos

ubicadas en los predios de Fenoco, a la sombra de los taludes que dejó la ampliación de la vía férrea, son particularmente vulnerables. Nibia Pacheco, vecina de San Martín, construyó su vivienda en la servidumbre del ferrocarril. Una vez creció su familia, sus hijos se establecieron en los alrededores, al pie del talud: “Una vez empezó a llover y me traje a mi hija que estaba recién parida, y al momentico sentimos una piedra gigante que cayó sobre su cama. Se salvó de milagro. Ahora ya no vive ahí […]. Esto cuando llueve se viene todo. Esos derrumbes le han dañado las casas ahí donde viven mis hijos. Aquí estamos tranquilos cuando no llueve, pero cuando llueve...”.3

Los daños causados por “la Loca” en la casa de Alcides Rodríguez Galván. Fotografía de Luis Miguel Marín

Por último, cabe mencionar el riesgo asociado a la brisa fuerte, sobre todo en los meses de diciembre, enero, julio y agosto. “La Loca”, como es conocida popularmente, llega en horas de la tarde y sopla en dirección nororiente hasta bien entrada la madrugada. En las ensenadas interiores de los cerros, los vientos chocan con fuerza en las laderas y generan remolinos esporádicos; en su ímpetu pueden llegar a desarraigar árboles y destechar viviendas. El equipo de campo de Planos Vivos fue testigo de los daños causados por “la Loca” en la casa y el tejado de Alcides Rodríguez Galván, vecino de Ensenada. En sus propias palabras, “se me dañaron dos televisiones que tenía, el equipo de sonido que le cayó una lámina, una olla donde hacía el peto y eso pasó ahí derecho. Estábamos todos durmiendo y gracias a la confianza que tenemos con el Señor no nos pasó nada”.4 El plano de riesgos de Pescaíto (plano 4.1) muestra la exposición de sus diferentes zonas a las inundaciones y escorrentías, la brisa fuerte, los derrumbes y los malos olores. A continuación presentamos la ficha del sistema de Planos Vivos que se ocupa en detalle del problema de las inundaciones y escorrentías en el sector.

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3 4

Nibia Pacheco, vecina de San Martín. Entrevista: 29 de febrero de 2016. Alcides Rodríguez Galván, vecino de Ensenada. Entrevista: 1.o de junio de 2016.


Inundaciones y escorrentías

Raiz política

Ficha 2

Raiz socioeconómica

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Raiz a m b i e n ta l

RE

La gente comenta que antaño las calles sin pavimentar permitían una mayor filtración de agua, sin contar con que las escorrentías convergían naturalmente hacia el río Manzanares. “Las calles eran arenosas y absorbían parte de las escorrentías de aguas lluvias”, recuerda Héctor Ortiz, vecino de San Martín. 2 La expansión de la ciudad estuvo acompañada de la pavimentación de las calles, aunque sin sus correspondientes redes de aguas pluviales: no solo aumentaron sustancialmente las escorrentías sobre las vías, sino que además comenzaron a tomar direcciones distintas a la natural. Una parte de las escorrentías dejó de llegar al río Manza-

1 2

Patricia Ruiz Ureche, vecina de Pescaíto, 45 años de edad. Entrevista: 3 de junio de 2016. Héctor Ortiz, vecino de San Martín, 65 años de edad. Entrevista: 3 de junio de 2016.

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La principal escorrentía de aguas lluvias proviene del suroriente e ingresa al gran Pescaíto por la carrera 11 y por la calle 9, a un costado de la Escuela Normal Superior María Auxiliadora. De allí, las escorrentías bajan, en dirección oeste, por la calle 9 y sobre todo por la calle 8, que se constituye en el principal cauce de las aguas en época de inundaciones. Otra escorrentía importante baja por la calle 6, proveniente de los barrios del oriente, en especial de los que están al costado sur de la vía Alterna. Cuando las precipitaciones de lluvia son intensas y los ductos existentes no dan abasto para evacuar las aguas, Barrio Norte y el barrio de Pescaíto se inundan. Normalmente, la inundación se extiende (en sentido oriente-occidente) 3

Héctor Ortiz, op. cit. Entrevista: 7 de marzo de 2016.

Raiz urbana

nares para dirigirse al otro punto bajo de la ciudad, esto es, la calle 8 en su terminación en el puerto, que según el testimonio de algunos vecinos fue originalmente una quebrada. Por otro lado, el crecimiento de las urbanizaciones en los cerros y en el piedemonte se tradujo en último término en el aumento de las escorrentías en la parte plana de la ciudad. Las obras de contingencia que los Gobiernos distrital y departamental han emprendido en los últimos años no han impedido que sectores como Pescaíto, particularmente en la zona de El Boro, se sigan viendo afectados por inundaciones recurrentes. Tal como lo comenta Héctor Ortiz, “el recorrido de las aguas que vienen a inundar el barrio vienen desde el barrio Bastidas, pasa por barrio Galicia, barrio Santa Fe, entra por lo que uno llama la ‘vuelta del Burro’ y conecta con la avenida del Libertador. De ahí tira pa’bajo a partir de la carrera 24 o carrera 23. Entra al barrio Jardín, donde viven los ricos, y sale por el frente del polideportivo. Baja por la carrera 19, sigue la carrera 11 y, con las aguas del mercado, buscan la calle 10, la 9 y la 8”.3

Raiz socioc u lt u r a l

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Raiz histórica

La captación de aguas lluvias es un tema que le preocupa a los habitantes de Pescaíto, pues no existen redes pluviales en la mayoría de las calles: tan solo han sido construidos algunos colectores en las principales vías, que no dan abasto para evacuar el volumen de agua que llega al sector cuando se desata algún aguacero sobre la ciudad. Es importante resaltar que, junto a la desembocadura del río Manzanares, la parte llana del gran Pescaíto constituye la zona más baja respecto al nivel del mar dentro del núcleo urbano de Santa Marta (excluyendo Taganga, Gaira y Bello Horizonte). La gran paradoja es que las grandes precipitaciones son más bien escasas en Santa Marta, tal como lo afirma Patricia Ruiz Ureche, vecina de Pescaíto: “Aquí ocurren uno o dos aguaceros fuertes en el año, pero ya no más, aquí casi no llueve”.1 Si bien las aguas estancadas son evacuadas más rápido que en años anteriores, algunos habitantes del sector insisten en que el volumen de agua que llega a Pescaíto desde otras partes de la ciudad ha venido en continuo aumento.

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El karma de la inundaciones en Pescaíto. Fotografías de Luis Miguel Marín

desde antes de la carrera 6.a, entre la calle 10 y la 5, hasta el muro que separa El Boro de la zona franca del puerto. Unas once manzanas, con más de quinientas viviendas, son las que se ven más afectadas por las inundaciones, que en las zonas más altas alcanzan entre veinte y cincuenta centímetros de altura, mientras que en las más bajas se pueden acercar al metro 117


Planos Vivos Pescaíto Análisis urbano y arquitectónico Plano de riesgos

El rebosamiento de alcantarillas y la mezcla de aguas lluvias con aguas residuales en Pescaíto. Fotografías de Luis Miguel Marín

y medio. Como ya lo hemos explicado, estas inundaciones se ven agravadas por cuenta del rebosamiento de las alcantarillas y la mezcla de las aguas lluvias con las residuales. Las aguas estancadas son evacuadas lentamente con la ayuda de excavadoras, encargadas de remover la basura y el lodo acumulados en las rejas del sector. Deben pasar varias horas antes de que el agua desaparezca por completo, dejando a su paso una estela de barro y basura. Otra pequeña inundación tiene lugar en Ensenada, donde se rebosa el agua pluvial que fluye por el colector Bastidas-Mar Caribe e inunda cerca de dieciocho casas. Antiguamente el barrio San Martín también sufría inundaciones, pero gracias a las obras de canalización realizadas en tiempos recientes, que incluyen un colector de aguas lluvias cuyo tubo desemboca en el muelle de cabotaje, el problema es cosa del pasado. Como respuesta a las inundaciones recurrentes, los habitantes de las zonas afectadas elevan los pisos de sus viviendas hasta poco más de un metro sobre el nivel de la calle. Puertas y ventanas exhiben también elevaciones similares a costa de la altura del entretecho, lo que por fuerza se traduce en espacios más calurosos de lo que originalmente eran. Es común ver puertas con muros muy altos, que las personas deben saltar cada vez que salen o ingresan a sus viviendas. También es habitual que las personas instalen una especie de riel en los marcos de sus puertas, que les permite instalar una tabla a la manera de muro de contención cuando aparecen escorrentías e inundaciones. Según el testimonio de los habitantes, la primera de las obras para la captación de aguas lluvias en Pescaíto fue un colector que canalizaba las aguas provenientes de la calle 8, pasaba por debajo de los rieles antiguos del ferrocarril (hoy zona franca) y las depositaba en la bahía de Santa Marta, por debajo del puerto. Héctor Ortiz recuerda que “en la carrera 3.a con calle

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8 no estaban los muros que actualmente existen y que dividen el barrio con la zona franca. Eran terrenos baldíos, en donde estaban las líneas del ferrocarril. Por ahí el agua seguía derecho. También había como un box culvert y era como un caño subterráneo que iba debajo de los muelles. Era directo, tenía más o menos dieciséis pulgadas y llegaba debajo de los muelles, que ahora son el muelle 2”.4

En la actualidad son cuatro las principales obras de infraestructura para la evacuación de las aguas pluviales en Pescaíto: el colector Bastidas-Mar Caribe, el colector de la avenida del Ferrocarril, el colector transversal de El Boro por la carrera 3.a y el colector de San Martín. El colector Bastidas-Mar Caribe tiene una longitud aproximada de seis kilómetros desde su origen en el barrio Ondas del Caribe hasta su desembocadura en Ensenada, a la altura de la cancha de fútbol, donde fue construido un túnel que atraviesa los cerros y deposita el agua en el mar (fig. 24). José López, vecino de Olaya Herrera, recuerda que “ese canal lo hicieron hace más o menos en el periodo de [José Francisco] ‘Chico’ Zúñiga, entre el 2004 y el 2008 [...]. Eso iba a ser el separador de la doble calzada y hubo inconveniente con Fenoco, pero en medio de la construcción cambiaron el curso y pasaron por una de las bodegas de la Sociedad Portuaria. La mayoría de terrenos para construir el colector era de Invías”.5 Como recoge las aguas de los barrios de los cerros, este colector ha ayudado a disminuir el volumen de agua que periódicamente se desborda en Pescaíto. También solucionó el agudo problema de inundación en el sector conocido como “la Poza”, en el barrio Bastidas. “Sí ha funcionado el colector Bastidas-Mar Caribe. El barrio Bastidas se inundaba y para evacuar había que poner motobomba. Le decían ‘la Poza de Bastidas’. Al desocupar-

lo, inundaba también por la avenida del Libertador y eso resultaba en la [calle] 8”, comenta el mismo José López.6 El colector se encuentra destapado en la mayor parte de su recorrido, de tal suerte que se ha convertido en un vertedero de basuras, tal como se puede observar en el tramo que pasa por Olaya Herrera entre las carreras 11 y 14. Para impedir el vertimiento de basuras se habló de la construcción de unos cerramientos, que hasta ahora brillan por su ausencia: “Habían prometido ponerle barreras de protección, metálicas o vivas, como árboles, pero no se han hecho”, lamenta Héctor Ortiz.7 Es común observar sillas, sillones, colchones y muebles viejos en el canal, aparte de bolsas de basura, material de construcción y sedimentos, entre otros desechos. En el último aguacero (18 de noviembre de 2015), el colector se rebosó por culpa de la acumulación de basuras, inundó parte del barrio de Ensenada y multiplicó las escorrentías hacia la zona de El Boro, como lo recuerda Carlos Gómez, vecino de Olaya Herrera: “El colector Bastidas-Mar Caribe se rebosó el año pasado. Se taponó el túnel porque eso tenía colchones, barro y un poco de cosas […]. Hoy vi que el agua estaba corriendo bien, afortunadamente, porque hace poco lo limpiaron”.8 El segundo de los colectores mencionados, el de la avenida del Ferrocarril, tiene una longitud aproximada de dos y medio kilómetros desde el centro comercial Ocean Mall hasta su desembocadura en la bahía de Santa Marta, a la altura del muelle de cabotaje (fig. 25). Este colector subterráneo recoge las aguas del suroriente de la ciudad. Como recuerda Elkin Darío Oviedo, habitante de la calle 8, al hablar de sus dimensiones, “los tubos del ferrocarril son grandes; uno podía caminar por entre ellos”.9

6 4 5

Héctor Ortiz, vecino de San Martín, 65 años de edad. Entrevista: 3 de junio de 2016. José López, vecino de Olaya Herrera. Entrevista: 2 de junio de 2016.

7 8 9

Ibidem. Héctor Ortiz, op. cit. Carlos Gómez, vecino de Olaya Herrera. Entrevista: 2 de junio de 2016. Elkin Darío Oviedo, vecino de Barrio Norte. Entrevista: 2 de junio de 2016.


Raiz política

Pisos elevados sobre el nivel de la calle, muros en puertas y ventanas, “esclusas” removibles: recursos de los habitantes frente a las inundaciones y escorrentías.

Raiz socioeconómica

RP

Fotografías de Luis Miguel Marín

Raiz a m b i e n ta l

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Figura 24. El colector BastidasMar Caribe. Fuente: Elaboración propia basada en una imagen de Google Earth Fotografías de Luis Miguel Marín

Raiz urbana

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Túnel Ensanada Olaya Herrera SAN MARTÍN PESCAÍTO

CENTRO HISTÓRICO

El tercer colector, el de El Boro, cuenta con una longitud de seiscientos metros. Construido en la carrera 3.a, transversal a la dirección de las escorrentías pluviales, conduce las aguas lluvias a la avenida del Ferrocarril y, en paralelo al túnel de la vía Alterna, las deposita en el muelle de cabotaje (fig. 26). Cuenta Héctor Ortiz que “en la calle 7 está el tubo transversal, pero en tubería, no en concreto, que se une con el box culvert de acá de la calle

Ondas del Caribe

8. Ese colector se hizo con recursos de Findeter y el ingeniero Gustavo Mejía. Se construyó por una acción popular por las Juntas de Acción Comunal de 1998 hasta el 2000, y lo hicieron como en el 2002 o 2004”.10 Actualmente no tiene la capacidad suficiente para evacuar el volumen de agua que llega al barrio, para no hablar

10

Héctor Ortiz, vecino de San Martín, 65 años de edad. Entrevista: 3 de junio de 2016.

El más reciente de los colectores es el del barrio San Martín, construido gracias a la ayuda de la Sociedad Portuaria. Antes de su construcción, varias de sus cuadras estaban expuestas a inundaciones periódicas: como la vía Alterna corre a un nivel más alto en relación con el barrio, las aguas lluvias se estancaban al occidente, por la carrera 3.a. Las escorrentías provenientes de la ensenada interior que alberga a San Martín son recogidas en un box culvert, situado en la esquina de la carrera 3.a con avenida del Ferrocarril. La tubería fue tendida a lo largo de la vía Alterna y la carrera 1.a hasta llegar al muelle de cabotaje (fig.27).

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Raiz histórica

del franco deterioro que exhiben las rejas que están en las calles 7, 8, 9 y 10.

Raiz socioc u lt u r a l

RU

RH

A pesar de que las lluvias son escasas en la ciudad, los habitantes de Pescaíto tienen el hábito de aprovechar las escorrentías para deshacerse de las basuras, tal como aprovechaban antes las mareas con el mismo propósito, en épocas en las que no existía el servicio público de recolección: “Cuando mi esposo construyó esta casa, esto era solo, no había nada alrededor. En la esquina llegaba el mar cuando había marea alta; le decíamos el Boquerón. Allí era donde echábamos la basura para que se la llevara el mar”, recuerda Justa Pimiento, vecina de Barrio Norte.11 Algunos habitantes ven en las escorrentías de aguas lluvias la oportunidad de deshacerse de la basura que la empresa de

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Justa Pimiento, vecina de Barrio Norte, 92 años de edad. Entrevista: 11 de abril de 2016. 119


Figura 25. Colector de la avenida del Ferrocarril

PESCAÍTO

Fuente: Elaboración propia basada en una imagen de Google Earth Fotografías de Luis Miguel Marín

Planos Vivos Pescaíto

Muelle de cabotaje CENTRO HISTÓRICO

Plano de riesgos

Análisis urbano y arquitectónico

Ocean Mall

recolección no acepta, como los “chécheres” viejos y los colchones. Otros arrojan la basura a las escorrentías por la costumbre inveterada que existía antes de que la Empresa de Servicios Públicos de Aseo de Santa Marta (ESPA) prestara el servicio. Quienes recurren a las escorrentías para deshacerse de la basura, no son conscientes de la contaminación y el daño que este hábito causa en los desagües y en las tapas de los colectores de aguas lluvias. En lo que se refiere al colector Bastidas-Mar Caribe, José López comenta que “mucha gente echa escombros, colchones, basura, y eso colapsa [...]. Hay muchas personas sin civismo [a las que les] paga[n] unos pesos por botar los escombros de las obras, y esa gente lo echa en el colector”.12 A continuación presentamos un diagnóstico resumido del problema de escorrentías e inundaciones en el gran Pescaíto: >> Los tubos y túneles existentes en las calles 7, 8, 9 y 10 no son los suficientemente grandes para evacuar la cantidad de agua lluvia que llega a estas calles. 
 >> Las aguas que confluyen en la calle 8 no tienen salida directa al mar. Anteriormente existía un tubo que las evacuaba, pero con el establecimiento de la zona franca y la ampliación del puerto, las aguas son desviadas hacia la avenida del Ferrocarril y luego al muelle de cabotaje. Ello implica un recorrido más extenso y en forma de L, que se traduce 12

120

José López, vecino de Olaya Herrera. Entrevista: 2 de junio de 2016.

en más agua represada y en un mayor tiempo de evacuación. >> Ese mismo tubo que llega a la avenida del Ferrocarril no está conectado al túnel más grande que viene por esta vía, sino a un túnel paralelo que termina igualmente en el muelle de cabotaje. Una conexión con el túnel madre ayudaría a evacuar más rápido las aguas provenientes del tubo de Pescaíto. 
 >> Las aguas lluvias de los barrios del suroriente no tienen desagües hacia la principal cuenca de la ciudad, el río Manzanares, que se encuentra a menor distancia que Pescaíto. Estas aguas llegan al sector por culpa de una expansión urbana que no ha tenido en cuenta las cuencas naturales de la ciudad. 
 >> Los tubos para conducir las aguas al colector Bastidas-Mar Caribe no han sido aún tendidos, de tal suerte que se desaprovecha su capacidad, que en condiciones óptimas es alta. Los trabajos más urgentes deben ser realizados en los barrios al sur de la vía Alterna, pues actualmente el colector solo recibe las aguas de los barrios de los cerros al norte de la vía. 
 >> El gran muro que separa Pescaíto de la zona franca actúa como barrera que impide el paso natural del agua. Los muros poseen en su parte inferior unas rejas, cuyas medidas no sobrepasan los cincuenta centímetros de alto y los dos metros de largo. Dichas rejas son insuficientes para la evacuación del agua.

>> La vía Alterna y la avenida del Ferrocarril también operan como muros de contención, pues se encuentran a una mayor elevación que las zonas bajas del sector. Junto al muro de la zona franca, estas dos vías forman una especie de ‘batea’ expuesta a inundaciones periódicas (fig. 28). 
 >> El hábito de algunos pobladores de arrojar basura a la calle agudiza la problemática, pues las rejas, los tubos y los túneles se taponan. Algunas personas aprovechan las escorrentías para arrojar basuras o “chécheres” que ya no usan, y así se ahorran el esfuerzo de acarrearlos hasta el sitio de disposición final. Cuentan los habitantes que por las escorrentías ven pasar colchones, sillas viejas, sillones, etc. 
 >> Las basuras no son arrojadas solamente a las escorrentías, sino también al colector Bastidas-Mar Caribe. Para impedir que las personas arrojen basuras al canal, se planteó la construcción de unos cerramientos que nunca se hicieron. En la última lluvia fuerte, el colector se rebosó por causa de tanta basura e inundó el barrio de Ensenada. >> Como las redes del alcantarillado también son obsoletas y no tienen tanta capacidad (es importante anotar que la Estación de Bombeo de Aguas Residuales Norte de Metroagua recibe todas las aguas negras de la ciudad, incluyendo las de Mamatoco, Gaira y hasta las de El Rodadero), y las personas tratan de evacuar las aguas lluvias por las rejillas de sus casas o abriendo las tapas del alcantarillado de las calles, el sistema colapsa y se rebosa. El resultado: las inundaciones se agudizan por cuenta de la mezcla de las aguas negras y las pluviales. 
 >> Como si fuera poco, Metroagua ordena cerrar las compuertas de la estación de bombeo a la primera señal de inundación, para evitar que residuos sólidos causen daños en la planta de tratamiento. De esta manera, las aguas negras tampoco tienen por donde salir durante lo más álgido de la inundación y se derraman por calles y casas.


Figura 26. El colector de El Boro.

Raiz política

SAN MARTÍN

Fuente: Elaboración propia basada en una imagen de Google Earth Fotografías de Luis Miguel Marín

PESCAÍTO

Alcantarilla cl. 8

>> La capacidad de infiltración de los suelos de Santa Marta es baja, por ser principalmente roca. Así, los cerros no están en capacidad de absorber mucha agua y contribuyen a acrecentar el caudal de las escorrentías de la zona plana.

Alcantarilla cl. 9 Muelle de cabotaje

Alcantarilla cl. 10

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Raiz a m b i e n ta l

CENTRO HISTÓRICO

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Raiz socioeconómica

Alcantarilla cl. 7

>> Los líderes de Pescaíto comentan que un conjunto de vivienda al oriente de la ciudad levantó un policía acostado de concreto muy alto para impedir que las aguas lluvias inundaran las casas. La escorrentía de agua que normalmente corría por ahí se ha desviado por otras calles y contribuye a inundar el sector.

Raiz urbana

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Fuente: Elaboración propia basada en una imagen de Google Earth

Figura 28. La “batea” formada por el muro de la zona franca, la vía Alterna y la avenida del Ferrocarril. Fuente: Elaboración propia basada en una imagen de Google Earth

SAN MARTÍN

Box culvert de la cra. 3.a con vía Alterna

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Muelle de cabotaje CENTRO HISTÓRICO

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PESCAÍTO

SECTOR DE EL BORO Y SU MURO

A la hora de plantear soluciones, es indispensable tomar en consideración las cuencas naturales de la ciudad y concebir los proyectos a partir de esta lógica. En este sentido, opiniones como las de Héctor Ortiz son tan certeras y concisas como un buen axioma: “Yo pienso que las aguas deberían encauzarlas al río Manzanares”.15 Junto con las obras que encaucen las aguas a las principales cuencas hidrográficas en toda la ciudad, es indispensable construir redes de aguas pluviales adecuadas por las calles y un colector con buena capacidad por la calle 8, así como aumentar el tamaño del colector de la carrera 3.a, para que las aguas sean evacuadas más rápido. El control y el fomento de buenas prácticas para la disposición final de las basuras es fundamental. Mientras se plantea una solución integral a la problemática, los habitantes del barrio, haciendo gala de su proverbial sentido del humor, seguirán diciendo que “en Mamatoco mea una loca y baja por aquí”.

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Lourdes Ruiz Ureche, vecina del barrio de Pescaíto, 55 años de edad. Entrevista: 10 de mayo de 2016. 14 Carlos Gómez, vecino de Olaya Herrera. Entrevista: 2 de junio de 2016. 15 Héctor Ortiz, vecino de San Martín, 65 años de edad. Entrevista: 7 de marzo de 2016. 13

Av. de

CENTRO HISTÓRICO

mente, cuando se desata un aguacero, “las calles de por aquí parecen un río”, como bien dice Lourdes Ruiz Ureche, vecina del barrio de Pescaíto.13 O si se prefiere el laconismo escatológico de Carlos Gómez: “Esto es horroroso cuando se inunda, es un mierdero”.14

Raiz histórica

La captación de aguas lluvias es una de las deficiencias más sentidas en la cobertura de servicios públicos en Pescaíto. La construcción de la red de aguas pluviales es prioritaria para encauzar las grandes escorrentías y prevenir inundaciones, lo mismo que para garantizar la movilidad vehicular y peatonal cuando esté lloviendo. Actual-

Figura 27. El colector de la vía Alterna.

Raiz socioc u lt u r a l

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Plano 4.2

Plano de conflictos urbanos y afectación por la industria y el comercio

Análisis urbano y arquitectónico

Planos Vivos Pescaíto

Plano de conflictos urbanos y afectación por la industria y el comercio

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Plano de conflictos urbanos y afectación por la industria y el comercio Tal como lo hemos señalado a lo largo de estas páginas, la vida en Pescaíto está marcada por claroscuros acentuados. El arraigado sentido de pertenencia, el orgullo de la identidad compartida y la robusta organización comunal ofrecen agudos contrastes con las graves deficiencias en la prestación de servicios públicos, las carencias en los equipamientos urbanos y la precaria situación socioeconómica de muchos de sus habitantes. La expresión más elocuente de esta dualidad en la experiencia urbana de los pescaíteros y las pescaíteras la constituye el trazado de límites de peligro en el imaginario colectivo. Espacios como El Boro, la vía Alterna (entre las calles 5 y 6), la carrera 9.a a la altura de Ensenada, la avenida del Ferrocarril (entre las carreras 2.a y 3.a) y las zonas de poblamiento espontáneo más reciente en los cerros son concebidos por la gran mayoría de los habitantes como zonas prohibidas, a las que se ingresa por cuenta y riesgo propios. En ellas se condensan muchos de los problemas y conflictos urbanos más apremiantes del sector, como el consumo de drogas, la indigencia, la inseguridad y la prostitución. En la percepción de muchos pescaíteros y pescaíteras, los operativos policiales de los últimos años en El Boro distaron mucho de alcanzar su principal objetivo. Aunque las estructuras delictivas que dominaban la zona pudieron ser desmanteladas, y algunos vecinos registran una mejora significativa en la seguridad, El Boro sigue siendo vulnerable a las más diversas formas de criminalidad. Es más, el grueso de los pobladores señala que la intervención en El Boro abrió una caja de Pandora y dejó expuestas nuevas zonas del gran Pescaíto a los problemas que habían erosionado allí el tejido social y urbano. Los límites de peligro en el imaginario colectivo se han tornado más difusos y dilatados, como bien lo indica el testimonio de Eduardo Goenaga, vecino de Ensenada: “Ahora mismo lo que está sucediendo es que como al Boro lo acabaron, esa vendedera de drogas se ha mudado para estos sectores. Más o menos hace

Muro Industria portuaria Comercio Invasión del espacio público Indigencia Vivienda, edificio o lote abandonado Invasión de los predios de Fenoco


Raiz política

La invasión del espacio público: “chiveras” y talleres en Pescaíto Fotografías de Luis Miguel Marín

Raiz socioeconómica

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Otros conflictos urbanos están asociados a la invasión del espacio público por parte de vendedores ambulantes y de los negocios establecidos que extienden su actividad hacia la calle. Un caso en cuestión es el de las “chiveras” (chatarrerías) y los talleres sobre la calle 8.a, entre carreras 9 y 10, donde carcasas de automóviles, piezas de chasis, ejes y demás componentes mecánicos, esparcidos sobre la vía, constituyen auténticas barricadas que dificultan y por momentos impiden el paso de vehículos y transeúntes. También cabe señalar la existencia de lotes o viviendas abandonados, que son ocupados por habitantes de la calle o utilizados como escondrijo por consumidores de drogas y atracadores. Mención especial merece, por último, la paulatina ocupación de la servidumbre de la línea férrea; un proceso que ha oscilado entre la confrontación abierta, los acuerdos provisionales y la simple inercia, como lo indica Usmar Rebolledo, vecino de Villa Tabla:

pero eso era solo en la parte de abajo. Hace diecisiete años más o menos que eso ocurrió. Paulatinamente eso se fue llenando, y luego llegó gente de afuera y se consolidó poco a poco. Después de Ferrovías llegó Fenoco y ya no pudieron hacer nada para el desalojo. Fenoco ha hecho un censo, pero este problema se repite igual en muchas partes de Santa Marta.6

En el plano de conflictos urbanos y afectación por la industria y el comercio (plano 4.2) presentamos un análisis de los problemas urbanos más apremiantes de Pescaíto en clave espacial: el levantamiento de muros, la invasión del espacio público, la indigencia, la ocupación de predios de Fenoco y la presencia de viviendas, edificios o lotes abandonados. Como ya lo hemos señalado a lo largo de esta investigación, la problemática ligada a los cerramientos con muros reclama una atención especial por sus efectos sociales y urbanos, tal como se puede constatar en la ficha que presentamos a continuación.

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Raiz histórica

tres años es que se ha puesto así. Entonces la misma comunidad se ha metido en el vicio o en el negocio. Antes ese sector era más reservado. Ahora eso está putiado. Ahora hay zonas invisibles, donde unos bandos no pueden meterse en el territorio de los otros”.5

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Uno de los que empezó [la invasión] fue mi hermano. En ese tiempo estaba era Ferrocarriles Nacionales, que no dejaban invadir. Tenían vigilantes que pasaban todo el tiempo. Cuando se volvió Ferrovías, con ellos se llegó a un acuerdo de que la gente podía hacer sus casas en tabla, porque en ese sector, como robaban tanto y mataban gente –porque eso por ahí era muy solo–, entonces aceptaron que se construyeran las casas temporales. De ahí el nombre de Villa Tabla, 5

Eduardo Goenaga, vecino de Ensenada, 63 años de edad. Entrevista: 1.o de junio de 2016.

6

Usmar Rebolledo, vecino de Villa Tabla, 61 años de edad. Entrevista: 1.o de junio de 2016.

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Mercado de Santa Marta

La actividad portuaria y comercial y sus muros, con énfasis en El Boro

Zona franca del puerto

La actividad portuaria y comercial y sus muros, con énfasis en El Boro

Análisis urbano y arquitectónico

Planos Vivos Pescaíto

Ficha 3

Mercado de Santa Marta

Dos son los polos económicos de mayor influencia sobre el territorio pescaítero: el puerto y el mercado público. En el caso del puerto y sus instalaciones complementarias, como bodegas, parqueaderos y oficinas de logística, el actor preponderante es la Sociedad Portuaria de Santa Marta. La actividad comercial que gira en torno al mercado, por su parte, carece de un actor dominante; son múltiples las empresas y los negocios que se han ido estableciendo en el sector. La expansión del puerto y sus instalaciones complementarias se ha verificado hacia el oriente, sobre los lugares aledaños a los muelles que actualmente ocupa la zona franca. La articulación con Pescaíto y con el resto de la ciudad se da a través de la vía Alterna, por donde circulan los camiones que entran y salen del puerto. El crecimiento de la actividad comercial ligada al mercado es de índole radial, principalmente sobre la avenida del Ferrocarril y la carrera 11. La expansión de la actividad portuaria y comercial ha estado acompañada del levantamiento de muros de cerramiento que, al alterar las dinámicas y los flujos del sector, han precipitado en ciertos lugares una acelerado deterioro urbano. A su sombra se han acentuado algunos de los problemas sociales de mayor impacto en Pescaíto, como el consumo de drogas, la indigencia y la prostitución, para no hablar del amparo que brindan a las más diversas actividades delictivas. Entre los distintos muros que han aparecido en los últimos años, el que ha dejado una huella más profunda es sin lugar a dudas el de El 124

Boro. En las páginas precedentes nos hemos referido a él como una herida abierta en el entramado urbano de Pescaíto; una herida que ha reforzado la marginalidad que históricamente ha pesado sobre el sitio: no en vano, los habitantes lo consideran como el lugar más conflictivo y peligroso de todo el sector. Para la ampliación de las instalaciones del puerto y el establecimiento de su zona franca, la Sociedad Portuaria adquirió unas seis manzanas en la zona de El Boro, ubicadas entre las carreras 2.a y 4.a y entre la avenida del Ferrocarril con calle 5 y la vía Alterna. Las últimas cuatro manzanas fueron compradas hace aproximadamente cinco años. Además del uso residencial, el lugar tenía gran importancia comercial como punto de llegada de los pasajeros de tren y las tripulaciones de los barcos. Héctor Ortiz recuerda que “en el pasado, la carrera 3 era una calle importante, los buses pasaban hacia la plaza de San Francisco y estaba la estación del ferrocarril sobre la circunvalación”.1 Tras la adquisición y el cercamiento de los predios por parte de la Sociedad Portuaria, la ruptura del tejido social y urbano condujo al derrumbe de “la ley y el orden de la calle”, para emplear el concepto de Jane Jacobs que discutimos en la introducción del libro. En palabras de Wilson Calero, vecino de Barrio Norte, “eso se volvió puro monte, la carrera 3.a se volvió un potrero; ahí violaban, atracaban. 1

Héctor Ortiz, vecino de San Martín, 65 años de edad. Entrevista: 25 de mayo de 2016.

Los dos polos económicos de mayor influencia en Pescaíto: el puerto y el mercado público. Fuente: Elaboración propia basada en una imagen de Google Earth

Eso era tremendo: tú ibas caminando y cuatro o cinco manes te esperaban en la esquina cuando te veían venir”.2 Para la protección de sus lotes, la Sociedad Portuaria levantó un muro de cerca de 4.5 metros de alto, coronado por alambre de púas. Construido en bloques de cemento, está reforzado por vigas de amarre en la parte superior y por columnas cada 3.6 metros. Su extensión de cara a Pescaíto, desde la esquina de la avenida del Ferrocarril con carrera 3.a hasta la esquina de la calle 6 con la vía Alterna, es de más de mil doscientos metros. Este muro bordea las manzanas, pero sin encerrar las calles públicas, lo que ha generado un conjunto de tres ‘nichos’ en las calles 7, 8 y 9. Aparte de eso, en el ‘nicho’ de la calle 7 existen otros tres ‘subnichos’, situados perpendicularmente en sentido norte, que corresponden a lotes que aún están envueltos en pleitos legales (fig.29). El represamiento de aguas, que abordamos en la ficha que se ocupa de las escorrentías e inundaciones, está lejos de ser el único problema que la presencia

2

Wilson Calero, vecino de Barrio Norte, 53 años de edad. Entrevista: 25 de mayo de 2016.


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Fuente: Elaboración propia basada en una imagen de Google Earth

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ZONA FRANCA DEL PUERTO

BARRIO NORTE

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Fotografías de Gabriela Díaz Montealegre

del muro ha agravado. La inseguridad es una preocupación para muchos de los habitantes del sector, pues con frecuencia las personas que cometen un robo en el centro histórico buscan escondite en los ‘nichos’ ya descritos. Ahora bien, no todos los residentes del lugar coinciden en atribuir al muro un deterioro en la seguridad, al menos en lo que al hurto se refiere. Algunos de ellos afirman incluso que ese tipo de delitos ha registrado una baja significativa desde que el muro fue construido, como es el caso de los ya citados Héctor Ortiz y Wilson Calero. Este último

Raiz urbana

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Raiz socioc u lt u r a l

No todos los pescaíteros y las pescaíteras suscribirían la opinión de Wilson Calero en lo que se refiere a la ausencia de atracos. En lo que reina absoluto consenso es en la caracterización del muro como foco consumo de drogas y microtráfico, asociados en buena medida a la indigencia. Retomamos aquí las palabras de Wilson Calero: “Existen casas donde los indigentes pueden pasar días haciéndole al bazuco, o [si] no, lo consumen ahí en frente del muro, porque como está escondido, nadie se mete a sacarlos”.4 Lourdes Ruiz Ureche observa que “últimamente se lo tomaron los indigentes drogadictos. En las busetas veía uno el poco de muchachos de la calle, pero eso ha mejorado, antes los veía salir uno del Boro hacia la circunvalación, ahora cogen para un sector que le dicen ‘El Polvorín’ ”.5

Raiz a m b i e n ta l

CRA. 4

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sostiene que “antes te atracaban, ya no. Si tú entras al Boro hoy, te van a ofrecer droga a ver qué vas a comprar, porque te ven la pinta y saben a lo que vas, pero si entras con cámaras y tomando fotos, ahí sí se azaran, porque entonces…”.3

El impacto de los muros de cerramiento en el tejido social y urbano en Pescaíto.

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CENTRO HISTÓRICO

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BARRIO SAN MARTÍN

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Raiz histórica

Figura 29. Los ‘nichos’ ciegos generados por los muros de la zona franca.

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Otro de los problemas que preocupan a la comunidad, estrechamente ligado al consumo y al tráfico de drogas en los alrededores de El Boro y su muro, es el de la prostitución, ejercida no solo por adultos sino también por menores de edad. Muchos de los niños involucrados pertenecen a familias de la zona que hacen parte de los circuitos de compra y distribución de estupefacientes. Héctor Ortiz recuerda un caso especial: “Una pelaíta… era una familia que tenía cinco hijas, y siempre veía uno a una en una bicicleta, que la mandaban a buscar y traer vicio, la compra y la vende, y hoy en día uno la ve ejerciendo la prostitución ahí”.6

3 4 5 6

Wilson Calero, vecino de Barrio Norte, 53 años de edad. Entrevista: 25 de mayo de 2016. Ibidem. Lourdes Ruiz Ureche, vecina del barrio de Pescaíto, 55 años de edad. Entrevista: 25 de mayo de 2016. Héctor Ortiz, vecino de San Martín, 65 años de edad. Entrevista: 25 de mayo de 2016. 125


Planos Vivos Pescaíto

Niños jugando frente al muro de la zona franca: un remanente de “la ley y el orden de la calle” en el lugar.

La actividad portuaria y comercial y sus muros, con énfasis en El Boro

Análisis urbano y arquitectónico

Fotografía de Luis Miguel Marín

La difusión de muros de cerramiento en Pescaíto. Fotografías de Luis Miguel Marín

La percepción de inseguridad y deterioro en la zona de influencia del muro ha provocado el paulatino éxodo de familias enteras y la desvalorización de los predios. Los lazos de amistad y compadrazgo, que como hemos recalcado constituyen la columna vertebral de la vida en Pescaíto, se han atrofiado irremediablemente. El muro se ha erigido en una barrera gris que, lejos de restablecer la confianza entre los residentes, ha restringido todavía más la posibilidad de compartir con otros en la calle. “La gente honesta se quiere salir de ahí, quieren vender e irse, porque esa vendedera de vicio es muy jodida, esos son todos delincuentes”, afirma Wilson Calero al respecto.7 A medida que las actividades y los negocios ligados al puerto y al mercado se han expandido en el territorio pescaítero, el recurso a la construcción de muros se ha vuelto más frecuente. Bodegas, parqueaderos y demás locales reproducen a pequeña escala la experiencia en El Boro, y con sus muros de fachada corren el riesgo de dar pábulo a los problemas que el cerramiento de la zona franca contribuyó a exacerbar. Los ejemplos que corroboran la existencia de una ‘fiebre’ de nuevos cerramientos abundan: sobre el costado norte de la calle 5, entre carreras 5.a y 6.a, una empresa de logística del puerto compró y demolió cerca de ocho casas para utilizar el lote como estacionamiento de camiones, protegido por los respectivos muros. Una única casa, que no aceptó vender, se encuentra como un islote aislado a un costado del parqueadero. En las inmediaciones del mercado, varias de las casas más grandes han sido 7

126

Wilson Calero, vecino de Barrio Norte, 53 años de edad. Entrevista: 25 de mayo de 2016.

adquiridas para la instalación de bodegas, chatarrerías, supermercados o edificios en altura. Muchos de ellos han apelado también a la construcción de muros. Al interrumpir los flujos de personas y limitar las expresiones de la vida en la calle, el levantamiento de muros atenta contra aquellas prácticas y hábitos que definen la identidad del territorio pescaítero, los mismos que contribuyen a fortalecer la confianza y la percepción de seguridad entre sus habitantes. En el caso concreto de El Boro, sus residentes ya no departen en el frente de sus casas, juegan fútbol solo durante el día y se recogen a más tardar a las cinco de la tarde. “Yo antes me iba para el centro y a caminar a la playa por ahí, ya fuera por la 6 o por la calle 8; ahora eso está todo maluco”, afirma Lourdes Ruiz Ureche8. “Esa era mi vía favorita para coger para el centro, ahora a uno le toca meterse por la 5.a [...]. Todo el mundo quiere vender ahí porque están como aislados”, sostiene Héctor Ortiz.9 Urge encontrar una solución que compagine las necesidades de la actividad portuaria y comercial con las dinámicas residenciales que han caracterizado al sector; una que garantice la delimitación y la seguridad de los predios sin hacer mella en el tejido urbano y social de Pescaíto. Revertir el deterioro urbano provocado por los muros pasa necesariamente por hacer compatibles los cerramientos con “la ley y el orden de la calle”.

8 9

Lourdes Ruiz Ureche, vecina del barrio de Pescaíto, 55 años de edad. Entrevista: 25 de mayo de 2016. Héctor Ortiz, vecino de San Martín, 65 años de edad. Entrevista: 25 de mayo de 2016.


Plano 4.3 Raiz política

Plano de tipología de la vivienda según su historia

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Casa de autoconstrucción Casa republicana (vivienda en serie)

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Casa art déco Casa transicional Casa moderna Casa de los 60 y 70 Posible casa contemporánea

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No pertenece a ninguno de los principales estilos arquitectónicos

Modificado o remodelado y es imposible reconocer el estilo original

Viviendas que fueron modificadas para comercio y es imposible reconocer el estilo original

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Plano de tipología de la vivienda según su historia

su historia (plano 4.3) enseña toda la riqueza arquitectónica que atesora el sector.

Aquel que se tome el tiempo de recorrer Pescaíto con morosidad se ve recompensado con creces: no solo se hace partícipe de la vibrante vida barrial en sus calles, patios y tiendas de esquina; igualmente tiene la oportunidad de emprender un viaje en el tiempo a través de la contemplación de sus edificaciones. Las viviendas conservan y superponen testimonios de las diferentes épocas de Pescaíto; ellas conforman la trama de un tapiz urbano que ilustra con elocuencia su devenir a lo largo del tiempo. El plano de tipología de la vivienda según

Ahí están las viviendas de autoconstrucción en materiales temporales, como el barro, la ceniza, la madera y la paja, cuya importancia en la consolidación urbana de la primera mitad del siglo xx difícilmente puede ser exagerada. Tal como lo explica Rodrigo “Chicho” Rodríguez, vecino de Olaya Herrera, anteriormente se cogía barro y ceniza. La ceniza la cogían de las quemas y el carbón, en esa época que cocinaba tanto con leña. Lo procesaban por un tiempo, y lo revolvían y lo ponían como a madurar. Luego se corta-

127


Planos Vivos Pescaíto Análisis urbano y arquitectónico

Como heredera parcial del estilo art déco encontramos en Pescaíto la vivienda de transición, que exhibe algunos rasgos de las construcciones modernas”.

El patio y el interior de una casa tradicional de autoconstrucción en Pescaíto.

Plano de tipología de la vivienda según su historia

Fotografías de Luis Miguel Marín

ba la madera en menguante, sobre todo de trupillo, que era muy típico de por aquí, y se conseguían las varitas de bahareque, que eran resistentes al clavo y al tiempo... eso duraban como 100 años [...]. Enterraba uno los horcones de madera como cada dos metros y le ponían la varita de bahareque como cada quince centímetros (el tamaño de una mano abierta) y luego se rellenaban con ese barro. Sobre los horcones se ponían las vigas de carreto y encima iba el zinc [...]. A veces también se usaba el techo de palma de coco […]. [Luego] le ponían el mismo barro afuera. Lo lijaban con un saco mojado y quedaba liso. Esas casas no tenían cucarachas ni nada, porque las cenizas espantan eso.7

Dichas viviendas coexistieron (y coexisten) con los pasajes y las viviendas en serie de estilo republicano que, como ya señalamos en el capítulo precedente, fueron consustanciales al establecimiento de la nueva clase obrera en el mismo período. También es posible encontrar viviendas inspiradas en el estilo art déco, que con sus formas geométricas y sus ventanas alargadas gozó de amplia difusión internacional en los años 20 y 30, y que encontró arraigo en Santa Marta en las décadas de los 40 y los 50. Como heredera parcial del estilo art déco encontramos en Pescaíto la vivienda de transición, que exhibe algunos rasgos de las construcciones modernas. Se trata del primer tipo de vivienda que incorporó la terraza del frente y las cajas de aire, elementos que se convirtieron en seña distintiva de la arquitectura del lugar (en la ficha correspondiente, que presentamos 7 128

Rodrigo “Chicho” Rodríguez, vecino de Olaya Herrera. Entrevista: 4 de mayo de 2016.

a continuación, nos detenemos con mayor detalle en este modelo). De la vivienda moderna propiamente dicha, más allá de las formas híbridas, son comparativamente pocos los ejemplos existentes. No obstante, con sus techos en placas de concreto planas, sus terrazas, sus columnas delgadas de tubos de hierro y sus ventanales amplios son una muestra paradigmática del legado moderno en la ciudad, que alcanzó su apogeo a finales de la década de 1950. Las viviendas de las décadas de los 60 y de los 70, por su parte, combinaron elementos de los estilos arquitectónicos precedentes, como las cornisas, las fachadas planas y los techos en placas de concreto, con elementos innovadores tales como el techo a dos aguas, las cajas de aire en ambos costados y materiales de fachada resistentes a la corrosión por salitre. Por último, la vivienda contemporánea, construida a partir de la década de 1980, exhibe una enorme variedad de estilos, materiales y diseños. El denominador común lo constituye la adaptación arquitectónica a la densificación del sector, a la escasez de suelo edificable y a la expansión hacia lo alto de los cerros. Ello se ha traducido en la edificación de los patios, la popularización de viviendas estrechas tipo apartamento y la proliferación de construcciones precarias en zonas de poblamiento espontáneo. El bloque de cemento se destaca como principal material de construcción, e igualmente cabe resaltar –como elementos característicos– la difusión de las rejas y la presencia de cornisas contemporáneas ricas en formas y colores, conocidas por los habitantes como “fachadas”.

La tipología de la vivienda según su historia en Pescaíto (de izquierda a derecha, en orden descendente): de autoconstrucción, republicana (dos fotos), art déco, transicional, moderna, de los años 60 y 70, contemporánea. Fotografías de Luis Miguel Marín y Gabriela Díaz Montealegre


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Raiz política


La vivienda de transición

La vivienda de transición

Análisis urbano y arquitectónico

Planos Vivos Pescaíto

Ficha 4

Ejemplos icónicos de la casa de transición en Pescaíto. Fotografías de Luis Miguel Marín

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Fotografía de Luis Miguel Marín.

Fotografías de Luis Miguel Marín.

Raiz política

La caja de aire, otro de los rasgos característicos de la casa de transición.

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Raiz socioeconómica

Muros calados, uno de los rasgos característicos de la casa de transición.

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Los vanos alargados al lado de la puerta de acceso, en el cuerpo de la fachada replegada hacia atrás, son de inspiración art déco. En el cuerpo que se proyecta hacia la calle se abre una ventana rectangular; en algunos casos, la pared perpendicular a la calle que une ambos cuerpos contiene también una ventana, que ilumina y ventila el cuarto principal. Tal es el caso de la vivienda de Lourdes Zambrano, vecina del barrio de Pescaíto: “Han habido poquitas variaciones, como 1

Iris Rojas de Ariza, vecina de Barrio Norte. Entrevista: 11 de abril de 2016.

Uno de los grandes aportes de la vivienda de transición al patrimonio arquitectónico de Pescaíto es el de la caja de aire (la ficha correspondiente puede ser consultada en el siguiente apartado). Las construcciones de

2 3

Lourdes Zambrano, vecina del barrio de Pescaíto, 64 años de edad. Entrevista: 11 de abril de 2016. Ibidem.

Raiz urbana

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transición contaban con lotes más anchos que permitían dejar un espacio para ventilar e iluminar aquellas habitaciones ubicadas al fondo que no tenían relación directa con el frente o con el patio. La mayoría de las casas dejaban solo una caja de aire en uno de sus costados, preferiblemente del lado donde estaban las habitaciones. A continuación presentamos algunas de las características técnicas más importantes de la vivienda de transición en Pescaíto:

Raiz socioc u lt u r a l

En lo que se refiere a la distribución espacial, cabe destacar en primer lugar la terraza de acceso cubierta, que pone en contacto directo la vivienda con la calle. Luego, al ingresar a la vivienda, se entra a una gran sala-comedor, iluminada a través de una o varias ventanas alargadas y verticales, relacionadas con la terraza. A un lado, izquierdo o derecho indistintamente, se ubica el cuarto principal, con su ventana hacia la calle. La sala conduce a otro comedor o remata en un corredor que comunica con más habitaciones y otros espacios funcionales como la cocina, integrada definitivamente dentro de la vivienda. Entre los diferentes espacios se instalan calados que permiten ventilar toda la casa. El cuarto principal tiene otro acceso en su interior que comunica con un pequeño hall, que a su turno conduce al baño y al cuarto secundario. Según lo recuerda Lourdes Zambrano, la suya “era la única casa que tenía baño en la casa; todas tenían era letrina. Mi papá buscó el alcantarillado lejos y hasta allá mandó el tubo”.3 Es importante resaltar que en las viviendas de transición el baño ya está plenamente incorporado a los espacios privados, a diferencia del estilo art decó o, más aún, de la vivienda republicana. En el primero, el baño estaba adosado a la vivienda, pero en la parte posterior; en la segunda, en el patio. La integración del baño dentro de la vivienda fue posible gracias al tendido de la red de acueducto y alcantarillado en el sector.

Raiz a m b i e n ta l

las ventanas. Antes eran dos aquí [en la sala]. En el año ochenta y pico pusimos la nueva ventana”. 2 Este estilo arquitectónico conserva los calados en fachada para permitir la salida de aire caliente.

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Raiz histórica

La vivienda de transición, a caballo entre el modelo art déco y el estilo moderno, se popularizó en el sector en las décadas de 1950 y 1960. A diferencia de los estilos precedentes, la vivienda de transición prescinde de las fachadas planas y paramentadas en favor de un juego de espacios suprimidos y elementos superpuestos, articulados en función de la terraza del frente, que se erige así en uno de los elementos distintivos de la vivienda pescaítera. La fachada art déco se divide en dos cuerpos, tomando como eje el centro de la vivienda en sentido vertical. El cuerpo que contiene el acceso a la vivienda es desplazado hacia atrás; un retroceso que quiebra toda la fachada, incluyendo la cornisa, y abre espacio a la terraza. La fachada, ahora tridimensional, conserva su zócalo en todas sus paredes. El techo plano de concreto cubre la terraza y se prolonga a lo ancho de la vivienda en forma de alero. La cornisa, ahora con tres y hasta cuatro caras, remata los muros que cierran los espacios interiores. En algunas viviendas se construye un muro bajo en la parte delantera de la terraza, que enmarca este espacio de acceso y le confiere un carácter semiabierto: “Desde que mi mamá hizo esta casa, la hizo así con terraza [...]. Desde siempre ha tenido ese muro alrededor de la terraza, en la parte de la entrada hasta la columna”, comenta Iris Rojas de Ariza, vecina de Barrio Norte y habitante de una vivienda de transición.1

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>> Materiales: El cemento se consolida definitivamente como principal material de construcción y su campo de aplicación se amplía continuamente para abarcar diferentes elementos de la edificación. Las paredes son fabricadas con ladrillo rojo macizo (6 cm × 20.5 cm × 10 cm), recubierto con mortero y estuco. El piso puede ser de cemento pulido o enchapado en baldosas de diferentes colores y figuras, que comienzan a ser asequibles para los pobladores. En el montaje del techo se emplean vigas y correas de madera de carreto, sobre las que se instala una capa de baldosas de barro que finalmente es recubierta con cemento. Aparecen los techos en concreto reforzado con hierro, que sirven como cubierta de la terraza. Justa Pimienta habla sobre los materiales de su vivienda: “ ‘Bueno, ahora puede venir un terremoto y no la tumba’, dijo el albañil cuando terminaron de construir esta casa [...]. Aquí uno clava una puntilla y se daña primero el taladro [...]. Los ladrillos eran grandes;

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La vivienda de transición

Análisis urbano y arquitectónico

Planos Vivos Pescaíto

El entretecho alto: complemento de la caja de aire y los calados para garantizar un ambiente fresco. Fotografía de Luis Miguel Marín

ahora con los ladrillos nuevos uno habla y se escucha al lado”.4 >> Técnica constructiva: Los muros son de ladrillo a soga y mortero. Los marcos de los vanos son reforzados con alféizares y dinteles. En lo que a la cubierta plana de concreto sobre la terraza respecta, los perfiles de hierro se insertan en las paredes de ladrillo y, con la ayuda de formaletas, se procede a moldearla. En la esquina más alejada de la pared de fachada, la cubierta se apoya o bien sobre muros con calados, o bien sobre una columna de ladrillo, concreto reforzado o tubo de hierro. Al igual que en el estilo art déco, la cubierta comienza detrás de las paredes de fachada, donde empieza la cornisa. De allí se desprenden las principales correas, cada 45 centímetros aproximadamente, hasta la pared de la parte posterior que da al patio. Sobre ellas, otro armazón de correas de menor dimensión se encarga de soportar las baldosas cuadradas, de veinte centímetros de lado, que crean una superficie plana (pero con una leve inclinación de menos de 20 %, por tratarse del techo). Esta superficie es recubierta con una capa de concreto para impedir el paso del agua. >> Confort: Cabe destacar los entretechos altos de la vivienda, sobre todo en la sala, lo mismo que la caja de aire y los calados entre los espacios, que hacen que la vivienda se vuelva más fresca. Gracias a su ancho, a la caja de aire y a su relación con la calle y el patio, la mayor parte de la vivienda está bien iluminada. Lourdes Zambrano menciona que “esta casa era toda fresca, pero desde que pavimentaron, ya no es tan fresco; el patio es lo más fresco”.5 Iris Rojas de Ariza comenta por su parte que “la casa es muy fresca, pero cuando la temperatura está muy fuerte, es calurosa”.6 4 5 6

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Justa Pimiento, vecina de Barrio Norte, 92 años de edad. Entrevista: 11 de abril de 2016. Lourdes Zambrano, vecina de Barrio Norte, 64 años de edad. Entrevista: 11 de abril de 2016. Iris Rojas de Ariza, vecina de Barrio Norte. Entrevista: 11 de abril de 2016.

>> Patologías: El deterioro por salitre es la patología que más afecta a estas viviendas, pues la parte inferior de las paredes absorbe la sal del suelo. En el período en que surge la vivienda de transición comienzan a aparecer nuevos materiales de fachada que ayudan a prevenir este tipo de deterioro, como el granito y el graniplast. Iris Rojas de Ariza cuenta que “primero la casa era lisa, creo que era de color amarillo; luego le apliqué graniplast, no hace nada, pero el salitre se lo estaba comiendo, entonces puse granito como en los años 80”.7 Estructuralmente se conservan bien, gracias a la calidad de los ladrillos de la época; sus techos también son robustos, aunque la capa de concreto de la parte superior suele exhibir fisuras que con el tiempo generan goteras en la casa. Muchos de los habitantes de estas viviendas deben tapar estas grietas constantemente. Lourdes Zambrano señala que “el salitre daña las paredes. El techo fue bueno como 58 años; nunca tuvimos goteras, pero ya hay goteras y le mandé a echar un manto de Edil”.8 Las fisuras en las cubiertas planas sobre la terraza, por su parte, exponen los perfiles de hierro al agua y al aire, con el consiguiente debilitamiento y encorvadura de la cubierta. Entre los elementos arquitectónicos más destacados de la vivienda de transición, cabe mencionar: >> La terraza: Es el espacio que caracteriza y define este estilo arquitectónico, en cuanto pone de relieve la relación cada vez más estrecha entre los habitantes de la vivienda y la calle. Sus dimensiones en planta son aproximadamente de uno a dos metros de ancho por tres a cuatro metros de largo. Por regla general está enchapada en baldosas coloridas que hacen juego con las del interior de la vivienda. Se llena de vida sobre todo en las tardes calurosas, cuando los habitantes se instalan en ella para “coger fresco”. 7 8

Ibidem. Lourdes Zambrano, op. cit. Entrevista: 11 de abril de 2016.

El muro o la columna que sostiene la placa de concreto: elemento distintivo de la casa de transición. Fotografías de Luis Miguel Marín

La encorvadura de la cubierta de la terraza: una patología frecuente. Fotografía de Luis Miguel Marín


Raiz política

El techo de la vivienda de transición: la trama geométrica formada por las vigas, las correas y las baldosas.

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Raiz socioeconómica

Fotografía de Luis Miguel Marín

>> El muro o la columna que sostiene la placa de concreto: Situado a un costado de la vivienda, constituye el elemento en fachada que sostiene la placa de concreto que cubre la terraza. El muro o la columna se convierte en un elemento distintivo, por momentos escultórico, que se conjuga con la estética de la fachada. Por lo general, el muro contiene calados, que combinan su carácter funcional –permitir el paso de aire por la terraza– con su valor decorativo. Las columnas pueden ser gruesas o delgadas, en diferentes materiales, y entre ellas se destaca la columna delgada en tubo de hierro, que se anticipa a las características del estilo moderno. Es común ver columnas en forma de trapecio invertido, cuyo lado más pequeño es el que está apoyado en el piso. >> La caja de aire: Espacio de sesenta centímetros a un metro de ancho que se deja libre entre vivienda y vivienda: permite el paso de aire y luz a lo largo de la casa y refresca e ilumina los espacios interiores. También tiene como función comunicar la calle con el patio, como acceso directo sin tener que atravesar el interior de la vivienda. Normalmente se instala una pequeña puerta de madera o una reja hacia la calle por seguridad. Aquellas personas que no necesitan

>> El muro que delimita el antejardín: Con la aparición del antejardín en algunas viviendas, los habitantes delimitan el espacio con muros pequeños y rejas de mediana altura. Su función no va más allá de ‘amojonar’ el espacio, pues los muros permiten el contacto entre los transeúntes y las personas que están en la casa (y cualquier persona podría saltarlos en caso de querer ingresar a la vivienda para robar). Otros muros contienen calados decorativos que también hacen juego con la estética de la vivienda. >> El techo con baldosas: Al igual que los techos del estilo art déco, este elemento le da lustre al interior de la vivienda y se conserva en muy buen estado en la mayoría de los casos. Las vigas, correas y baldosas componen una trama geométrica que le da un aspecto uniforme y agradable al espacio interior. En este periodo de la historia de Pescaíto, cuando la consolidación urbana estaba bastante adelantada y los atajos e intersticios entre patios cedían cada vez más terreno a la edificación de nuevas viviendas, la calle cobraba cada vez más importancia como espacio de encuentro. No es que el patio hubiera perdido protagonismo en el hogar, pero sí se fue perfilando como espacio de mayor intimidad, reservado a los familiares y a los vecinos más

Las viviendas de transición reflejan la manera en la que los estilos internacionales y las modas arquitectónicas empiezan a ser adaptados al contexto cultural y ambiental de una ciudad caribeña como Santa Marta. No se puede afirmar que sean plenamente representativas del gran Pescaíto, pues eran las viviendas de las personas de mayores recursos en el sector, pero constituyen sin duda una parte muy significativa de su patrimonio arquitectónico, por cuanto plantean un diálogo entre las condiciones y prácticas locales, por un lado, y los lenguajes arquitectónicos cosmopolitas, por el otro. En ese sentido, su valor trasciende lo puramente material: la convivencia en las terrazas y en los frentes de las casas es la quintaesencia de la vida pescaítera, volcada hacia la calle en las horas de la tarde, cuando sus habitantes conversan con los vecinos o se reúnen para jugar algún juego de mesa, mientras saludan a los transeúntes que caminan por el frente. Su conservación debe orientarse no solo hacia la sustancia arquitectónica, sino también hacia esos hábitos y costumbres que alimentan la cultura popular del Caribe colombiano.

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Raiz urbana

>> El muro que delimita el espacio de la terraza: Se extiende entre el muro o columna que sostiene la cubierta de concreto hasta el acceso de la terraza. Puede ser un muro liviano, con calados decorativos que hacen juego con la geometría y la estética de la vivienda, aunque también son comunes los muros macizos. Ya sean macizos o livianos, los muros se convierten en un lugar de descanso para las personas que hacen visita en la terraza.

cercanos. Sin renegar en modo alguno de la vida en el patio, la vivienda de transición se abrió hacia la calle, y su terraza se constituyó desde entonces en lugar tanto de descanso como de socialización: en ella, los pescaíteros y las pescaíteras no solo se refrescan en las tardes más calurosas, sino que además entablan relaciones con conocidos y pasantes por fuera de su círculo más íntimo. Cuenta Iris Rojas de Ariza que, de niña, la terraza con su muro era uno de sus lugares preferidos: “Yo la quería así [la terraza] cuando se hizo solo el muro; uno se hacía ahí y hacía las recochas con los pelaos [...]. También nos resbalábamos [...]. Lástima que estos [sus hijos] no aprovecharon esto”.9

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Raiz socioc u lt u r a l

que la caja de aire permita un acceso directo al patio, suelen cerrarla con un muro con calados que garantice el flujo del aire (véase la ficha correspondiente en el siguiente apartado).

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Raiz histórica

>> La placa de concreto como cubierta de la terraza: Es el elemento que introduce el lenguaje arquitectónico moderno en el sector, y constituye a su vez el primer intento por apropiarse de los elementos de vanguardia en la arquitectura internacional para adaptarlos a las condiciones locales. Unifica la nueva fachada, fracturada por el retroceso que da origen a la terraza. Es perfectamente horizontal, sin ornamentos, y generalmente está pintada de tal manera que se destaca frente al resto de la fachada. Por ser plana, las aguas lluvias suelen empozarse en la parte superior de la cubierta, y con el tiempo generan filtraciones y goteras. Como respuesta, los habitantes suelen instalar un pequeño tubo de desagüe hacia la calle.

Raiz a m b i e n ta l

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Iris Rojas de Ariza, vecina de Barrio Norte. Entrevista: 11 de abril de 2016. 133


Planos Vivos Pescaíto Análisis urbano y arquitectónico

La vivienda no consolidada en Pescaíto.

Planodetipologíadelavivienda según su evolución espacial y materialidad

Fotografías de Luis Miguel Marín

Plano de tipología de la vivienda según su evolución espacial y materialidad

pal], porque para ese otro lado está el cerro y pues pa’lante ni modo, queda en el aire [risas]”.8

Junto a la tipología histórica, es indispensable acercarse a la realidad urbana de Pescaíto a través de una tipología que dé cuenta de la evolución espacial de las viviendas, desde el instante en el que los pobladores se establecen en el sector, muchas veces en construcciones que son concebidas como provisionales (si bien pueden ser habitadas durante mucho tiempo, si la escasez de recursos no permite ampliarlas y renovarlas), hasta el momento en que las edificaciones son reconocidas por propios y extraños como plenamente consolidadas. Como se puede apreciar en el plano de tipología según la evolución espacial y material (plano 4.4), la clasificación que Planos Vivos propone para Pescaíto abarca la distribución espacial a la que las personas apelan desde la construcción original de la vivienda, pasando por las diferentes etapas de ampliación y remodelación, hasta alcanzar la que presumiblemente sea su ‘madurez’ en términos constructivos. Tenemos, en primer lugar, la vivienda no consolidada, que por lo general nace como un único espacio, muchas veces en materiales temporales, que concentra los ámbitos privados, sociales y funcionales, con el baño adosado a la edificación. Tal es el caso de la vivienda de Diana Yacomelo, vecina de Villa Tabla, quien construyó su casa en lo alto de los cerros: “Hace nueve a diez años que construimos esta casa. La hicimos de tabla. Esto era puro cerro, aplanamos el terreno, la hicimos. Solo hicimos un cuarto y ahí vivíamos los cuatro. Estamos esperando tener más platica para hacer un cuartico para los niños. Nos toca hacerlo allá [detrás del cuarto princi-

En un paulatino proceso de ampliación y reconstrucción, la vivienda no consolidada adquiere una creciente diferenciación espacial, que se manifiesta por lo general en dos o tres habitaciones separadas, sala-comedor y cocina independiente. La diferenciación entre espacios privados, sociales y funcionales, lo mismo que la construcción en materiales duraderos, no son, empero, el punto de llegada: para que una vivienda goce del carácter de consolidada, debe tener todos sus espacios “en material”, es decir, en mampostería, con pañete, pintura y acabados en puertas, ventanas y fachada. Wilson Calero y su familia vivieron todo el proceso de transformación a lo largo de varias generaciones: Mi abuelo trabajó con la frutera. Era pescador también. Fue pensionado de la Compañía de Sevilla. Él construyó la casa donde vivimos toda la vida, que tenía como 75 o 70 años de haberse construido y la había comprado mi abuelo cuando se ganó una lotería. La casa era de barro, madera y techo a dos aguas. Se hacía con arena de mar y por eso esas casas tienen tanto salitre. La decidimos tumbar porque se nos entraba mucho el agua en las inundaciones y las paredes se dañaban mucho. Entonces hace como cinco o seis años tumbamos e hicimos la casa nueva que construimos entre todos mis hermanos. Construimos con el techo antiguo, tumbamos las paredes de barro y subimos los muros de bloque de cemento, y luego el frente de ladrillo. Ya después cambiamos el techo a eternit porque antes era de zinc. Tumbamos el techo por partes para seguir durmiendo en la casa.9

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Diana Yacomelo, vecina de Villa Tabla. Entrevista: 7 de junio de 2016. Wilson Calero, vecino de Barrio Norte, 53 años de edad. Entrevista: 10 de mayo de 2016.


Raiz política Raiz socioeconómica Raiz a m b i e n ta l

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Fotografías de Luis Miguel Marín

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Raiz histórica

La vivienda consolidada en Pescaíto (de izquierda a derecha, en orden descendente): la casa consolidada (cuatro fotos), el apartamento (al frente y en el patio, cuatro fotos), el callejón-conjunto (dos fotos), la casa de dos pisos (tres fotos) y el edificio de apartamentos (dos fotos).

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Planos Vivos Pescaíto

El cerramiento completo de terrazas y antejardines con rejas altas en Pescaíto.

Planodetipologíadelavivienda según su evolución espacial y materialidad

Análisis urbano y arquitectónico

Fotografías de Luis Miguel Marín

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Figura 30. Las tres fases en la formación del callejón-conjunto

3 Apartamentos

Patios

Casas madres

Calle

Calle

La vivienda consolidada tiene diferentes manifestaciones en Pescaíto: puede tratarse de casas de uno o dos pisos, así como de viviendas tipo apartamento, cuyos espacios se extienden linealmente a lo largo del lote, uno detrás del otro, desde el frente de la calle o en los patios. Coexisten con posadas y hoteles, edificios de apartamentos y los antiguos conjuntos de vivienda obrera o “pasajes”, lo mismo que con lo que hemos dado en llamar el ‘callejón-conjunto’. Este último surge a partir de la construcción de apartamentos en los patios, con su respectivo acceso de un metro a través de la caja de aire. Cuando los propietarios de la casa colindante construyen de manera especular apartamentos en su patio, de tal manera que sus frentes quedan mirando hacia los de los apartamentos de la casa contigua, se opta por eliminar las puertas de acceso de las cajas de aire y por demoler el muro divisorio: aparece entonces un callejón de dos metros, al que se accede por la calle, que unifica el espacio ocupado por los apartamentos de ambos patios (fig. 30).

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La tipología aquí propuesta da cuenta igualmente de la manera en que la distribución del espacio, los elementos constructivos y los materiales empleados interactúan con el entorno urbano, social y ambiental para adaptarse a las necesidades, las expectativas y los temores de los habitantes: el patio, la terraza, las rejas o las cajas de aire constituyen aquí los ejemplos más significativos.

Calle

En el caso de las rejas, los primeros tipos de vivienda en el sector (autoconstrucción, conjuntos o “pasajes” obreros, art déco) solo contemplaban barrotes verticales o rejas ornamentales de hierro en los vanos de sus ventanas y puertas, como en el caso de las rejas curvadas hacia la calle en su parte inferior, a la manera de una gota. El ámbito de aplicación de las rejas se amplía con el surgimiento de la arquitectura de transición en Pescaíto, pues el antejardín y la terraza empiezan a ser delimitados a través de una combinación de muros y rejas bajos. En los años 60 y 70 las rejas (enriquecidas con los motivos geométricos de la época) y los muros exhiben alturas cada vez mayores, pero es solo en la década de 1980 que el cerramiento completo de las terrazas y los antejardines con rejas altas se arraiga en el sector, como consecuencia de la creciente inseguridad: “Desde un inicio la reja era con unas columnas y unos barrotes atravesados [horizontalmente], y ahí se sentaban los niños como pajaritos. Como en el año 87 estábamos aquí en la terraza y salió la gente corriendo, y era que habían robado a alguien y después el ladrón quería entrar para acá, y yo: ‘¡No! ¡Para mañana es tarde mandar hacer esa reja!’. La tratamos de hacer parecida a las rejas originales de las ventanas”, recuerda Lourdes Zambrano.10 Desde entonces, la instalación de 10

Lourdes Zambrano, vecina de Barrio Norte, 64 años de edad. Entrevista: 11 de abril de 2016.


Plano 4.4 Raiz política

Plano de tipología de la vivienda según su evolución espacial y materialidad C

Casa de un cuarto o no consolidada

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Casa consolidada Apartamento (al frente y en el patio)

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Casa de dos pisos Edificio de apartamentos Posada y hotel C

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rejas altas, tanto perimetrales como en forma de ‘jaula’, se ha difundido en Pescaíto. Como queda dicho, la preocupación fundamental es la de la seguridad, aunque otros factores también han cobrado creciente importancia: en el imaginario de la comunidad, las rejas hacen parte fundamental de una vivienda consolidada y reflejan el estatus económico de las personas. La instalación de rejas ha modificado la relación entre los habitantes y los flujos urbanos. El espacio exterior entre rejas de las viviendas es más familiar, reservado a los vecinos y a las personas de confianza, y los padres de familia se siente más tranquilos si sus hijos juegan en su interior. No obstante, si bien las personas se sienten más se-

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guras en la terraza enrejada mientras “cogen fresco” en las tardes o en la noche, no son pocas las que igual prefieren sacar sus sillas al andén, fuera del espacio protegido por las rejas, para tener más contacto con la vida de la calle, que evidentemente es más dinámica allí donde las rejas no han proliferado aún. Como ya hemos tenido oportunidad de mencionar en las páginas precedentes, la caja de aire constituye otro de los elementos distintivos –si bien en trance de desaparición– del paisaje urbano pescaítero. Presentamos a continuación la ficha del sistema de Planos Vivos que se ocupa de ellas en mayor detalle. 137


La caja de aire

Planos Vivos Pescaíto

Ficha 5

Análisis urbano y arquitectónico

Caja de aire transformada en acceso a un apartamento en el patio.

La caja de aire

Fotografía de Luis Miguel Marín

La caja de aire (llamada ocasionalmente “cámara de aire”) es un espacio vacío entre la casa y el muro que delimita el lote, con el doble propósito de permitir que el aire y la luz entren a las habitaciones laterales, por un lado, y el de ofrecer acceso directo desde la calle al patio interior, por el otro. “Yo le digo caja de aire, y para mí es un espacio adicional a los laterales, que sirve de ventilación o para otra entrada adicional a la de la casa [...]. Inicialmente la caja de aire fue idea del abuelo; él decía que así era el estilo [...]. También servía para sacar las basuras o sacar las cosas del taller cuando ahí trabajaba mi papá. Algunos trabajadores también entraban por ahí”, cuenta Idania Ruiz Ureche, vecina del barrio de Pescaíto, quien posee una caja de aire en su vivienda.1 Lo ideal es que existan cajas de aire a ambos costados de la construcción, pero la falta de espacio obliga a gran parte de los habitantes a prescindir de una o incluso de ambas. La caja de aire es un elemento que apareció a mediados del siglo pasado en Pescaíto. Las primeras construcciones carecían de un espacio arquitectónico semejante. Las viviendas de autoconstrucción, por ejemplo, disponían –al menos en un comienzo– de bastante espacio a

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Idania Ruiz Ureche, vecina del barrio de Pescaíto, 48 años de edad. Entrevista: 11 de abril de 2016.

sus alrededores, pues la densificación y la consolidación de las manzanas llegaría varios años después. No obstante, cuando una casa era edificada en el lote contiguo, se dejaba un espacio libre con el único objetivo de comunicar el patio con la calle, sobre todo para permitir el paso de animales como burros, cabras y caballos. Los conjuntos de vivienda o “pasajes” tampoco contaban con cajas de aire, pues para ventilar e iluminar las viviendas apelaban a entretechos muy altos y calados. Con la densificación del sector, las viviendas aisladas de estilo art déco comenzaron paulatinamente a dejar espacios entre sus muros y los de las construcciones colindantes, con el propósito de permitir el tránsito entre el patio y la calle, mas no para la ventilación, pues carecían de vanos en las paredes laterales. La caja de aire apareció en las viviendas de transición, junto a la terraza. Estas casas, que se apartaron de las viviendas en serie y de sus fachadas planas, abrieron espacio a la caja de aire al menos en uno de sus costados. El costado elegido, a su turno, fue provisto de vanos para que los espacios interiores se beneficiaran de una mejor ventilación e iluminación. Los estilos arquitectónicos posteriores proyectaron cajas de aire a ambos lados de las edificaciones, pero las dimensiones cada vez menores de los lotes han llevado a los habitantes a sacrificarlas para ganar

un poco más de espacio dentro de la vivienda. Con la consolidación de las manzanas y la densificación del sector, las cajas cayeron en el olvido y dejaron der ser concebidas como elemento integral de la vivienda. En la actualidad son empleadas antes que nada como acceso para las personas que viven en los apartamentos construidos en los patios traseros. Cuando las cajas de aire se transforman en corredor de acceso, son iluminadas con focos. El transporte de muebles y electrodomésticos hacia los apartamentos del patio se debe hacer a través de la casa madre que da a la calle, pues las dimensiones de la caja no permiten la entrada de sofás, neveras o lavadoras. La caja de aire oscila entre cuarenta centímetros y un metro de ancho. El largo de la caja corresponde al de la vivienda. Hacia la calle tiene un cerramiento que puede ser una reja o una puerta de diferentes materiales. Hay casos en los que la caja de aire cumple netamente la función de ventilar e iluminar la vivienda, pues solo se instala un calado como división hacia la calle. La caja de aire tiene un aspecto desnudo, pues su valor es netamente funcional: no en vano, la pared de la vivienda y el muro divisorio carecen de todo acabado. Solía ser instalada en el costado sobre el que estaban situadas las habitaciones, que carecían de la conexión que sí tenían las áreas sociales y la cocina


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La caja de aire: elemento distintivo del paisaje urbano pescaítero.

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Fotografías de Luis Miguel Marín

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con el frente, la terraza y el patio. La caída de los tejados de muchas de las casas dan a la caja de aire, que por lo mismo es propensa a la humedad y a las inundaciones cuando llueve intensamente. Los vanos que dan hacia la caja de aire suelen tener celosías para controlar la entrada de aire. A pesar de la existencia de nuevas tecnologías para ventilar las habitaciones, como ventiladores y aires acondicionados, las cajas de aire que subsisten en el sector siguen ofreciendo un servicio

invaluable, sobre todo cuando se va la luz y la apertura de las celosías permite refrescar los cuartos. “Hace más fresca la casa y da un poco de luz también”, asegura Idania Ruiz Ureche al ponderar su caja de aire.2

2

Idania Ruiz Ureche, vecina del barrio de Pescaíto, 48 años de edad. Entrevista: 11 de abril de 2016. 139


Plano 4.5 Plano de árboles en los frentes de las casas

Planos Vivos Pescaíto

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Análisis urbano y arquitectónico

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Todo sombra

Plano de árboles en los frentes de las casas

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Los árboles sembrados en los frentes de las casas constituyen uno de los elementos más importantes de la vivienda pescaítera: a su sombra, los habitantes suelen pasar los días más calurosos y departir con vecinos y pasantes. En los inicios del gran Pescaíto, las viviendas no solían tener árboles en sus frentes, pues la vida social transcurría en los grandes patios interiores, colmados de los árboles más representativos de la región, como el mango, el níspero y el mamón. La consolidación y densificación del sector restringió los flujos de personas entre los patios, que terminaron por cederles a los frentes de las casas su lugar como espacio privilegiado de socialización. Es esta transformación en los hábitos

de la comunidad la que explica la importancia que han ido cobrando los árboles en las calles con el correr del tiempo. Entre las diferentes especies cabe destacar el almendro, de rápido crecimiento y hojas anchas, ideal para protegerse del sol más intenso; el mango, que además de sombra ofrece su fruta; el trébol, que combina la sombra que provee su follaje con la vistosidad de sus flores amarillas; y el trupillo, conocido también como sombrillita, que aparte de dar buena sombra se presta para el juego de los niños. Existen otros árboles menos representativos, pero no por eso menos apreciados, como el maíz tostado, el guayacán, el olivo, el matarratón, el roble, el san Joaquín y la uvita. En el plano de árboles en los frentes de las casas (plano 4.5), los lectores tendrán la oportunidad de observar la distribución de las principales especies en las calles de Pescaíto.


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Árboles de Pescaíto (de izquierda a derecha, en orden descendente): almendro (tres fotos), mango (dos fotos), nim (dos fotos), olivo, guayacán, matarratón, roble, maíz tostado, trébol y san Joaquín. Fotografías de Luis Miguel Marín

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Planos Vivos Pescaíto

Ficha 5

Trupillo

El trupillo de José González.

Trupillo en los frentes de las casas

Análisis urbano y arquitectónico

Fotografía de Luis Miguel Marín

La relación de los habitantes de Pescaíto con el trupillo está imbuida de gran ambigüedad, pues aunque es uno de sus árboles nativos más representativos, está asociado en el imaginario colectivo al “monte” agreste y rústico que recién desapareció con el trazado urbano del siglo xx. Cualquier relato que se remonte en el tiempo culmina indefectiblemente en el trupillo, que simboliza –junto con el playón– el estado prístino y silvestre del sector antes de que las manos de los pescaíteros y las pescaíteras lo hubieran convertido en un mundo habitable. Su presencia se hunde en los orígenes más remotos del gran Pescaíto, y en las remembranzas aparece siempre como un recordatorio de todo el trabajo que fue menester para adelantar su transformación urbana. Quizá sea esta la razón por la que el trupillo rara vez aparece mencionado en singular: a diferencia de otros árboles que se yerguen altivos y reclaman para sí un carácter icónico, como el mango o el almendro, los trupillos constituyeron para los primeros pobladores un obstáculo que debía ser removido para trazar vías, construir viviendas e instalar parques y canchas deportivas. El testimonio de Carlos Correa Montenegro, vecino del barrio de Pescaíto, es elocuente al respecto: “Nadie quería venir aquí: esto eran puros trupillos y agua salada; puro olor a pescado y un lodazal”.1 Cualquier

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Carlos Correa Montenegro, vecino del barrio de Pescaíto. Entrevista: 7 de abril de 2016.

avance en la edificación del sector exigió el talado de estos arboles, y todos sus hitos urbanos tuvieron que disputarles el terreno palmo a palmo a las trupilleras, como fue el caso de la cancha de La Castellana en sus diferentes ubicaciones. No obstante, el trupillo no fue concebido únicamente como parte de la maleza que había que desbrozar y de la que había que deshacerse para limpiar y delimitar los nuevos lotes. El proceso de urbanización de Pescaíto sacó pleno provecho de su madera como material de construcción: las varas de trupillo se convirtieron desde un primer momento en elementos imprescindibles en las cercas de los patios y en el armazón de paredes y techos, como lo recuerda Rodrigo “Chicho” Rodríguez, vecino de Olaya Herrera: “Se usaban maderas cortadas en menguante; eran carreto, trupillo y ceiba, pero esta era muy abundante y ya no se consigue”. 2 El símbolo por antonomasia del “monte” incivilizado quedó ligado así al desarrollo urbano de Pescaíto de forma indisoluble. Ahora bien, más allá de la utilización de su madera en las faenas de construcción, el trupillo se ha integrado plenamente en el paisaje urbano pescaítero, y su presencia en los frentes de las casas y en los espacios públicos es más que bienve-

2

Rodrigo “Chicho” Rodríguez, vecino de Olaya Herrera. Entrevista: 4 de mayo de 2016.

nida. Sin lugar a dudas, es en los parques donde la ‘domesticación’ del trupillo tiene su manifestación más expresiva. En el parque del barrio de Pescaíto, ubicado al lado de la cancha de La Castellana, existe un trupillo añoso, de tronco inclinado, que hace las delicias de los niños en sus juegos. En el parque de San Martín, situado junto a la vía Alterna entre las carreras 4.a y 5.a, los trupillos que crecen en sus jardineras gozan del aprecio de los habitantes del sector. Así lo corrobora el testimonio de Héctor Ortiz: “A mí me gustaría que hicieran un parque distinto, donde la gente pueda llegar, donde haya un gimnasio moderno de esos que hacen ahora, que le dé la cara a la vía Alterna para que ese lugar no sea residual. Arborizarlo con trupillos y almendros que son los árboles nativos y dan buena sombra”.3 En el parque de Ensenada Olaya Herrera, situado en la calle 1, entre carreras 11 y 13, el trupillo ha alcanzado la mayor fama, no solo por el ejemplar que domina una de las terrazas que lo componen y que derrama su sombra sobre el lugar. Como lo relata Eduardo Goenaga, vecino de Ensenada, “a esto lo llamamos parque ‘El Trupillo de Olaya Herrera’. Algunos decían: ‘¡Ey, vamos al parque del burro!’. Le decían así por una figura de un trupillo

3

Héctor Ortiz, vecino de San Martín, 65 años de edad. Entrevista: 6 de junio de 2016.


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La ‘domesticación’ del trupillo en Pescaíto y su transformación en árbol urbano.

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seco que hasta le ponían bolas con una media velada [risas]”.4 La ‘domesticación’ de los trupillos no solo ha tornado más compleja y ambigua su posición en el imaginario colectivo y en la territorialidad pescaítera; también ha dejado una impronta profunda en los hábitos y en las prácticas cotidianas de los habitantes: ya hemos recalcado aquí que la predilección por la calle como sitio de encuentro sería impensable sin la sombra provista por árboles como los trupillos. A la hora de jugar fútbol calle, la protección de un trupillo frente al sol canicular puede resultar definitiva en la elección del campo, como es el caso de la zona situada detrás del jardín infantil de Bienestar Familiar. En el testimonio de José González, quien visita con frecuencia a sus suegros en el barrio de Pescaíto, encontramos un caso que ilustra a la perfección la manera en que árboles como los trupillos pueden influenciar las costumbres de los habitantes: “A este árbol le dicen dizque brasilero. Echa una muy buena sombra. Este árbol tiene la edad de mi hija; yo lo sembré así, chiquito, 4

Eduardo Goenaga, vecino de Ensenada, 63 años de edad. Entrevista: 1.o de junio de 2016.

hace catorce años. Cuando tengo pico y placa me vengo para aquí, para donde mis suegros, y lo corto así de esa forma. Lo corté por aquí porque creció hacia la calle, y una vez pasó un carro y lo tumbó. Una vez vi un bus de esos llenos de turistas y se bajaron a tomarle fotos al árbol”.5

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Los pescaíteros y las trupilleras han entablado una relación recíproca cargada de matices y significados complejos, a ratos contradictoria, que trasciende el simple interés utilitario: a través de ellas es posible seguir el rastro de las transformaciones en el imaginario colectivo, en el entorno natural y en el desarrollo urbano. En su triple condición de árbol de “monte”, de material de construcción y de árbol de ornato, el trupillo es un compendio viviente de la historia de Pescaíto: sus diferentes identidades dan cuenta de la manera en que los árboles y las personas interactúan en las transformaciones del medio natural y urbano.

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José González. Entrevista: 2 de mayo de 2016. 143


Figura 31. Diagrama orbital de la red organizativa y de liderazgos en Pescaíto. Metodología Planos Vivos®

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Comunidad, organización y liderazgos en Pescaíto Una de las mayores fortalezas del gran Pescaíto radica sin lugar a dudas en la solidez de sus organizaciones comunitarias, la presencia de liderazgos robustos y la capacidad de lucha de sus habitantes. El surgimiento y el desarrollo de Pescaíto hubieran sido impensables sin la solidaridad de sus pobladores y la movilización en torno a las más diversas causas, desde aquellas propiamente urbanas, ligadas a la titulación de lotes y el acceso a servicios públicos, pasando por las luchas sindicales y las conquistas laborales, hasta la reivindicación de derechos económicos, sociales, culturales y ambientales en su más amplia acepción. La figura 31 muestra gráficamente la red de organizaciones y liderazgos de Pescaíto, tal como fue identificada gracias al trabajo de investigación de Planos Vivos. Sin duda alguna, los esfuerzos mancomunados con los líderes y las organizaciones del sector son indispensables para una propuesta urbana y arquitectónica comprometida con la participación comunitaria, la gobernanza y la sostenibilidad.

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El primer apartado de este capítulo ofrece un panorama general de la organización y los liderazgos en Pescaíto. El segundo presenta dos fichas de líderes: la una aborda la vida y la labor de René Henríquez Valderrama como líder comunitario; la

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otra está dedicada a Graciela Mejía en su calidad de lideresa humana. Dada la enorme riqueza de Pescaíto en lo que a los liderazgos concierne, la elección no resultó nada fácil: la vocación de servicio, el compromiso y la dedicación son un patrimonio compartido por todos los líderes que asumen responsabilidades en el ámbito de la acción comunal, y en esa medida cualquiera de ellos hubiera podido servir de ejemplo en el análisis del liderazgo a ejí M ma comunitario. (Quien quiera profundizar en la red a l a ie rr és ac de rr de liderazgos de Pescaíto puede consultar la Gr Val anja plataforma virtual de Planos Vivos, que rto M be laín l A guarda las fichas de los dieciocho lísA rlo a deres comunitarios identificados en C la investigación). Junto con su trayectoria en la política comunal, la selección de la ficha de René Henríquez obedece a una consideración fundamental: su labor como administrador de la cancha de La Castellana. No hay que olvidar que la cancha constituye el hito espacial por excelencia del sector, y que la propuesta de renovación urbana de Planos Vivos está estructurada a su alrededor. En cuanto a Graciela Mejía, quien ofició como directora del Colegio Parroquial El Carmen por más de cuarenta años, el amplio reconocimiento que disfruta y el enorme cariño que los habitantes le guardan son su mejor


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Planos Vivos Pescaito Comunidad, organización y liderazgos  Panorama general

Fichero de lideresas y líderes de la plataforma virtual de Planos Vivos. Fuente: Plataforma virtual de Planos Vivos (2017)

carta de presentación. Como en el caso de los líderes comunitarios, cualquiera de los doce líderes humanos que tuvimos oportunidad de entrevistar durante el trabajo de campo podrían figurar aquí en estas páginas (las respectivas fichas pueden ser igualmente consultadas en la plataforma de Planos Vivos). En cualquier caso, lo más probable es que todos ellos coincidirían en afirmar que nadie mejor que la Seño Chela para representarlos. Un dificultad similar enfrentamos a la hora de escoger las dos fichas que se ocupan de las organizaciones en la tercera sección de este capítulo: Pescaíto tiene sobradas razones para enorgullecerse de la vitalidad de sus fundaciones, escuelas, colectivos y demás asociaciones. (El repositorio digital de Planos Vivos guarda las fichas de las 35 organizaciones que tuvimos oportunidad de analizar con mayor detalle). Sus ámbitos de acción son tan variados como la vida misma de Pescaíto, y abarcan desde las escuelas de formación deportiva y grupos de danza, pasando por las organizaciones gremiales y los colectivos de fomento a las actividades culturales y cívicas, hasta las Juntas de Acción Comunal y las asociaciones que promueven los derechos de las minorías.

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En representación de las instituciones de la política comunal escogimos aquí la JAC de Villa Tabla. Esta elección puede suscitar polémicas, pues algunos de los habitantes del gran Pescaíto cuestionan la legitimidad del barrio y responsabilizan a sus residentes por el deterioro de la seguridad. Estamos convencidos, empero, de que la breve trayectoria de la JAC de un “barrio de invasión” como Villa Tabla ilustra de manera ejemplar los retos, los problemas y las oportunidades presentes en mayor o menor medida en todo el sector, más allá de que se trate de las zonas ocupadas por las familias establecidas, o que por el contrario se trate de zonas de poblamiento espontáneo y precario. El trabajo de la JAC de Villa Tabla tiene una importancia cardinal en el empeño del barrio por afianzarse en el territorio, tender puentes hacia los otros barrios y potenciar la contribución de sus habitantes a la construcción de la identidad pescaítera. Por otra parte, en consonancia con el énfasis investigati-

vo acordado con las partes, seleccionamos aquí la Fundación Pescaíto Dorado en representación de las organizaciones comprometidas con el fomento de la cultura. Su labor rinde testimonio de la riqueza del patrimonio cultural pescaítero y del compromiso cívico y comunitario de sus principales gestores, tal como se manifiesta en la organización del Carnaval Infantil de Pescaíto y en la entrega del Galardón Pescaíto Dorado, que busca exaltar los méritos y la labor de los “hijos ilustres” del sector. Por último, en la sección final de este capítulo presentamos la carta de vida de Álvaro Gómez, uno de los pintores de Pescaíto. Como ya lo explicamos en la introducción de este libro, la carta de vida constituye la herramienta metodoilógica por excelencia dentro del instrumental analítico de Planos Vivos. El lector o la lectora tendrá la ocasión de leer, de puño y letra del propio Álvaro Gómez, la manera en que su historia personal se entrelaza con la de Pescaíto. Su carta de vida es un testimonio de la dureza, pero también de la vitalidad de la experiencia urbana en el sector, y en su trayectoria vital se ven reflejados los talentos y la capacidad de lucha de sus habitantes. Una propuesta de renovación urbana realmente sostenible y participativa debe saber aprovecharlos tanto como potenciarlos.

Panorama general O rganización En lo que se refiere a las organizaciones, tres son sus principales esferas de acción: la cultura, el deporte y la política comunal. En nuestro trabajo de investigación identificamos catorce organizaciones dedicadas a la promoción del deporte, entre las que cabe destacar las escuelas de formación deportiva, los organizadores de torneos y los co-


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La organización político-administrativa de cada uno de los seis barrios del gran Pescaíto está estructurada en torno a su respectiva Junta, que funge como intermediaria entre los habitantes, los entes administrativos distritales y la empresa privada”.

En la esfera cultural, el Carnaval se ha establecido como el evento más importante y representativo del sector (la ficha del Carnaval puede ser consultada en el siguiente capítulo). Fue recuperado por la Fundación Carnaval de Pescaíto (Funcarpes), la Fundación Pescaíto (Fundapescaíto) y la Fundación Pescaíto Dorado, tres entidades comprometidas con la preservación y el fomento de las tradiciones culturales de Santa Marta. Estas fundaciones ofician como “organizaciones paraguas” para otros colectivos de índole cultural, como escuelas de danza, comparsas carnavaleras y grupos de tambora (la ficha correspondiente a estos últimos puede ser consultada en el siguiente capítulo). La existencia de tres organizaciones independientes ha generado pequeñas rivalidades por los espacios y los recursos estatales destinados al Carnaval, pero en ningún caso ha afectado su realización: cada año los desfiles, las celebraciones en los patios y demás actividades cuentan con la asistencia masiva de los pescaíteros y los samarios. Como tercer pilar de la organización ciudadana en Pescaíto encontramos las Juntas de Acción Comunal (JAC). Estos organismos están conformados por las personas inscritas en su libro de socios, quienes a su turno deben elegir, de manera demo-

La naturaleza de las Juntas de Acción Comunal y las actividades realizadas por cada una de ellas varían en función tanto del número de miembros como del grado de reconocimiento y legitimidad que tienen entre los habitantes del barrio respectivo. Algunas exhiben rivalidades internas que limitan la efectividad de su gestión, mientras que otras dan muestra de un trabajo altamente coordinado entre sus miembros. El grado de consolidación de cada uno de los barrios y los problemas que los aquejan son sin duda determinantes en el desempeño de sus Juntas. La antigüedad de las mismas es igualmente un factor para tener en cuenta en el análisis (la fecha entre paréntesis al lado de cada una, tal como se verá a continuación, corresponde a sus respectivas fechas de conformación). Las Juntas de San Martín (1969) y Villa Tabla (2006), por ejemplo, han mostrado ser muy activas cuando se trata de impulsar el desarrollo de sus barrios: su compromiso e insistencia fueron determinantes para la pavimentación de las calles y el acceso a los servicios de energía eléctrica, acueducto y alcantarillado. Estas Juntas son asimismo las que más se han preocupado por organizar talleres de formación y capacitación, jornadas de vacunación y actividades para niños y adultos mayores. Sus dignatarios han estrechado vínculos con la Junta de Barrio Norte (1977) en el propósito de discutir problemas comunes, promover la capacitación de sus miembros y plantear objetivos compartidos. La trayectoria de Juntas como la de Olaya Herrera (1967), Pescaíto (1984) y Ensenada (1985) abarca también varias décadas. En ese tiempo han sabido consolidarse como mediadoras entre los habitantes, las instituciones distritales y la empresa privada, y su aporte al desarrollo del gran Pescaíto

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crática, una junta directiva que incluye los cargos de presidente, vicepresidente, secretario, fiscal y tesorero. A dicho grupo se suman delegados y líderes de comités, quienes se encargan de ejecutar las labores propias de su competencia. La organización político-administrativa de cada uno de los seis barrios del gran Pescaíto está estructurada en torno a su respectiva Junta, que funge como intermediaria entre los habitantes, los entes administrativos distritales y la empresa privada.

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mités encargados de la administración de los escenarios deportivos. El deporte, en especial el fútbol, es quizás la actividad que goza de mayor convocatoria y que dispone de la mejor infraestructura para su práctica en todo el sector. Las organizaciones dedicadas al fútbol giran en torno a la cancha de La Castellana, cuya administración recae en un Comité Local de Control Ciudadano, encargado de su mantenimiento y de fijar los horarios para las diferentes actividades que tienen lugar en ella. En el ámbito futbolero, el Club Deportivo Corporación Pescaíto tiene un ascendiente indiscutible, pues es el encargado de organizar el torneo anual en el que participan las escuelas de fútbol del sector y de otros lugares de Santa Marta. Por último, vale la pena resaltar la labor de las escuelas de formación, que constituyen el alma y nervio del fútbol en Pescaíto y le dan proyección a su legado dentro del deporte colombiano.

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Planos Vivos Pescaito Comunidad, organización y liderazgos  Panorama general

Muchos de los liderazgos asociados a la acción comunal toman formas más amplias y se extienden fuera del ámbito político-administrativo de las Juntas, y en algunos casos involucran –así sea tangencialmente–la participación de los que aquí hemos llamado ‘líderes humanos’ ”.

ha sido invaluable. Sus actuales dignatarios están plenamente comprometidos con ese legado y no han escatimado esfuerzos para mejorar la calidad de vida en sus barrios. Ahora bien, no es menos cierto que adolecen de un poder de representación más limitado, pues algunos de sus líderes han recibidos fuertes cuestionamientos o están envueltos en pugnas internas que erosionan su autoridad. La figura de presidente de la Junta de Acción Comunal goza de prestigio e influencia dentro de la organización social de Pescaíto, aunque también despierta suspicacias y en no pocos casos genera abierta resistencia entre algunos sectores de la población. Cargan una gran responsabilidad a cuestas, dada su labor de intermediarios entre la comunidad y los diferentes actores que hacen presencia en la esfera local. Además de los tres ejes descritos anteriormente, existen otros campos en los que la comunidad ha dado muestras de su comprobada capacidad de organización. Cabe destacar, sin pretensión de exhaustividad, las actividades realizadas por la Asociación de Afrodescendientes de Santa Marta y el Magdalena (Afrosanmag) y la Asociación Nacional para el Desarrollo Integral de la Población Afrocolombiana Bakundí. Otras agrupaciones están dedicadas al trabajo con los niños y los adultos mayores, como la Fundación La Castellana y Habla Pescaíto. También sobresalen colectivos que promueven los derechos de la comunidad LGBTI y las mujeres, como Ángeles de Vida y la Cooperativa Multiactiva de Servicios del Magdalena. Por último, no hay que olvidar aquellas organizaciones de carácter gremial, como la Asociación de Mototaxistas de Santa Marta (que representa a quienes se dedican a esta labor dentro y fuera del barrio) y la Asociación de Pescadores de San Martín, que luchan por mejores condiciones laborales y velan por los intereses de sus afiliados.

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Liderazgos Las Juntas de Acción Comunal del gran Pescaíto son un espacio de confluencia y a la vez semillero de los líderes del sector. Su esfera de acción no se limita a la política comunal en sentido restringido, pues en las JAC participan individuos que se han destacado en ámbitos deportivos, culturales y sociales: la mayoría de sus líderes e integrantes están involucrados en organizaciones locales de diversa índole. Muchos de los liderazgos asociados a la acción comunal toman formas más amplias y se extienden fuera del ámbito político-administrativo de las Juntas, y en algunos casos involucran –así sea tangencialmente–la participación de los que aquí hemos llamado ‘líderes humanos’: aquellas personas que gozan del aprecio y del respeto de la comunidad y que son vistas como ejemplos a seguir por su vocación de servicio. El otro factor que tiene un peso determinante en la conformación de los liderazgos en Pescaíto es el de los clanes o dinastías familiares, tal como tendremos oportunidad de explicar más adelante dentro de este mismo apartado. A continuación presentamos una reseña a vuelo de pájaro de los liderazgos –comunitarios y humanos– en los seis barrios del gran Pescaíto. San Martín En San Martín, el actual presidente de la Junta de Acción Comunal es Héctor Ortiz, quien ha ocupado el cargo en los últimos tres periodos administrativos y ha pertenecido a ella durante tres décadas. Bajo su administración han sido creadas diversas organizaciones barriales, que son el resultado de procesos de formación y capacitación liderados por la Junta. Héctor Ortiz ha decidido dejar su cargo de presidente para abrirles espacio a nuevos liderazgos, aunque desea mantenerse activo en la política comunal para asesorar y servir de apoyo a su sucesor o sucesora. Otros líderes que sobresalen dentro de la organización comunitaria de San Martín son Rafael Zambrano, actual vicepresidente, y Gregorio Llanes, tesorero. Ambos han trabajado en llave con Héctor


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Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre

Ortiz. Los tres, como equipo, han promovido activamente el desarrollo del barrio. Tanto Rafael Zambrano como Gregorio Llanes mantienen posiciones firmes en su interacción con actores externos al barrio; una postura que refleja el fuerte sentido de territorialidad de los habitantes de San Martín y que se manifiesta en el énfasis con el que buscan diferenciarse de Pescaíto. Tenemos, por último, a Yadira Rodríguez, reconocida lideresa y candidata al cargo de presidente durante las próximas elecciones, quien ha participado activamente en las actividades de la JAC y es una de las personas con mayor poder de convocatoria dentro de la comunidad. Su labor en el campo de la salud le valió gran reconocimiento en toda la ciudad. En lo que respecta a los líderes humanos de San Martín, cabe destacar a Claribel Molina, quien es conocida por su amabilidad y vocación de servicio. Claribel Molina participa activamente en la Junta de Acción Comunal y en la Cooperativa Multiactiva de Servicios del Magdalena. Buena parte de su tiempo la dedica a trabajar con las personas de la tercera edad del barrio, y se ha convertido en la consejera de muchos de los habitantes del lugar. Villa Tabla El líder más sobresaliente es sin duda Usmar Rebolledo, único presidente de la Junta de Acción Comunal desde su creación en el año de 2006, quien se ha convertido en el principal abanderado del desarrollo de su barrio: gracias a su gestión se ha adelantado la instalación de redes de acueducto y electricidad, así como la pavimentación de las calles. Junto a Héctor Ortiz, Usmar Rebolledo es uno de los líderes más activos del gran Pescaíto, lo

que le ha valido el reconocimiento y el respeto de la comunidad y ha redundado, en último término, en una mayor legitimidad de la JAC de Villa Tabla. Otro líder sobresaliente dentro del barrio es Donaldo Ochoa, líder del Comité de Cultura de la Junta, quien se destacó en el pasado como gestor cultural gracias a su trabajo con un grupo de danza para niños y adolescentes. A pesar de que ya no se encuentra activo, es reconocido como uno de los principales líderes del sector y como una persona colaboradora y conciliadora. Como líder humano de Villa Tabla encontramos a Carlos Vargas, uno de los primeros residentes del lugar y antiguo miembro fundador de la Junta de Acción Comunal. Carlos Vargas es reconocido por ser una persona solidaria, comprometida con el suministro de agua a los hogares del barrio. Afirma que se ha ganado la admiración de sus vecinos debido a su nobleza y vocación de servicio. Pescaíto René Henríquez se desempeña actualmente como presidente de la JAC de Pescaíto y, como lo mencionamos más arriba, encabeza igualmente el Comité encargado de administrar la cancha de fútbol de La Castellana. René Henríquez se caracteriza por su carisma y don de gentes, que le han valido aliados incondicionales dentro de la comunidad, un alto poder de convocatoria y un amplio reconocimiento en la ciudad. Según sus propias palabras, es el único líder del sector que mantiene estrechas relaciones con la Administración distrital. No obstante –o quizás por eso mismo– René Henríquez ha encontrado oposición dentro de su barrio, y no en vano miembros de su administración han de-

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Raiz histórica

La Junta de Acción Comunal de Villa Tabla.

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Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre

Panorama general

Comunidad, organización y liderazgos

Planos Vivos Pescaito

El compromiso de la JAC de Villa Tabla ha redundado en la paulatina consolidación del barrio y en un mayor bienestar para sus habitantes.

cidido optar por la presidencia y enfrentarlo en las próximas elecciones comunales. Francisco Martínez, actual tesorero de la Junta y rival de René Henríquez en las próximas elecciones, es otro de los líderes sobresalientes en el barrio. Se ha convertido en una figura paterna para los jóvenes del sector y su ayuda en la realización de trámites administrativos le ha valido la gratitud de sus vecinos. Rosa Alba Simancas, quien ocupa el cargo de conciliadora dentro de la Junta, es una de las personas más reconocidas en el barrio. Mejor conocida como la Tata Simancas, se ha desempeñado como presidenta de la Junta y como lideresa deportiva. No obstante, es su labor en la Asociación de Afrodescendientes de Santa Marta y el Magdalena (Afrosanmag), de la que es presidenta, la que la ha dado mayor proyección a su liderazgo tanto en Pescaíto como en Santa Marta. Edison González Palacio, mejor conocido como Robapollo, se ha destacado por su labor en el deporte: fue jugador del Unión Magdalena y de la Selección Magdalena de mayores, ha organizado múltiples eventos deportivos en la cancha de La Castellana, y actualmente encabeza el Comité de Deportes de la JAC. El mayor reconocimiento se lo ha deparado la Escuela de Fútbol Pibe Valderrama, que después de casi treinta años de funcionamiento goza de renombre en toda la ciudad.

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Entre los líderes humanos de Pescaíto cabe mencionar, en primer lugar, a Graciela Mejía, directora del Colegio Parroquial El Carmen por más de cuatro décadas. Por sus aulas pasaron muchos de los personajes más influyentes y admirados de Pescaíto, entre ellos Carlos “el Pibe” Valderrama. Su compromiso no se limitó a la educación

de innumerables generaciones de pescaíteros y pescaíteras, sino que se extendió además a la promoción del deporte en todo el sector. Maximiliano “Chimilongo” Robles es otra de las personas reconocidas por su labor en el campo del deporte. Como antiguo arquero del Unión Magdalena y entrenador de guardametas en su escuela de formación, Maximiliano Robles se ha convertido en una de las figuras emblemáticas de la cancha de La Castellana. Respetado y apreciado por todos los entrenadores y dueños de escuelas deportivas, es considerado como una de las glorias del fútbol pescaítero. Elías Henríquez, padre de René Henríquez, bien puede ser catalogado como otro de los líderes humanos más destacados en Pescaíto. Su trayectoria está ligada a la cancha de La Castellana, y su papel como dirigente deportivo lo llevó a ocupar cargos en la Federación Colombiana de Fútbol y en el Concejo de Santa Marta. Elías Henríquez es, sin ninguna exageración, la memoria viva del fútbol en Pescaíto; la suya ha sido una contribución capital a la identidad y al sentido de pertenencia de los habitantes de todo el sector. Por último tenemos a Carlos “Jaricho” Valderrama, reconocido educador del barrio, exjugador de la Selección Colombia y padre del Pibe Valderrama. La dedicación de la que hizo gala en más de cuarenta años de docencia es recordada en todo el sector. Su sencillez, su carisma y su generosidad lo han convertido en una de las personas más queridas en Pescaíto y en toda Santa Marta. Barrio Norte El actual presidente de la Junta de Acción Comunal de Barrio Norte es Reinaldo Lara. Sin embargo, su elección como edil de la localidad 2 de Santa Marta lo obligó a delegar sus funciones en Wilson


Raiz política Raiz socioeconómica

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Raiz a m b i e n ta l

Entre los líderes humanos de Pescaíto cabe mencionar, en primer lugar, a Graciela Mejía, directora del Colegio Parroquial El Carmen por más de cuatro décadas. Por sus aulas pasaron muchos de los personajes más influyentes y admirados de Pescaíto, entre ellos Carlos ‘el Pibe’ Valderrama”.

Miguel Brujés, cabeza del Comité de Cultura de la JAC, es uno de los líderes humanos de mayor arraigo en el barrio. Su fama de bailarín excelso lo precede, y se ha ganado el reconocimiento de los habitantes por su labor comprometida en el ámbito cultural, para no hablar de la gratitud que le han granjeado los servicios de abogado que presta a la comunidad. Su carisma y el respeto del que goza tanto en la política comunal como en los escenarios culturales le han valido la admiración de los pobladores. Ensenada Olaya Herrera La cabeza de la JAC de Ensenada Olaya Herrera es Eduardo Goenaga, quien ocupa el cargo por primera vez y fue reelegido en los comicios más recientes. Stivinson Arregocés, actual vicepresidente de la Junta y contrincante del presidente en funciones en las dos últimas elecciones, es un hombre muy preparado y conoce a profundidad el trabajo comunitario, pero en el último tiempo se ha alejado de la escena comunal. Finalmente encontramos a Rocío de la Hoz, actual fiscal de la Junta y futura vicepresidenta. Rocío de la Hoz es una lideresa sumamente activa, y su trabajo como cabeza del programa Familias en Acción le ha permitido organizar diversas actividades para el empoderamiento de las mujeres del barrio. Su vocación de liderazgo se manifestó ya desde su adolescencia, cuando comenzó a ser conocida por su iniciativa y capacidad de convo-

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Olaya Herrera Javier Rojano se desempeña como presidente de la JAC de Olaya Herrera, un barrio de marcado carácter residencial. A través de la Fundación Olaya Herrera, Edgar Pimienta, vicepresidente de la JAC, ha tratado de impulsar las actividades que en su opinión han sido descuidadas en el barrio, sobre todo en lo que tiene que ver con la recreación y la formación de niños y jóvenes. Su carisma y su conocimiento de la política comunal le dieron el triunfo en las pasadas elecciones, así que a partir del segundo semestre del año tendrá la oportunidad de poner a prueba su liderazgo. Otros de los líderes prominentes en Olaya Herrera es Alaín Manjarrés, uno de los responsables de la recuperación de la tradición carnavalera en Pescaíto, así como de la creación de la Fundación Pescaíto (Fundapescaíto). Además de desempeñarse como presidente de Pescaíto Dorado y ocupar el cargo de conciliador en la JAC, Alaín Manjarrés dirige el Centro Pedagógico Intelecto, colegio de preescolar y primaria comprometido con la innovación en la enseñanza.

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Dentro de los líderes humanos del barrio se encuentra Silvio Lizcano, antiguo kinesiólogo del Unión Magdalena, reconocido por su don de gentes y su generosidad. Para muchos, Silvio es un compás moral, pues además de fungir como mediador en los conflictos barriales, es consultado en situaciones que atañen a la política comunal. Su trato respetuoso y su nobleza le han valido el respeto y el cariño de la comunidad. Silvio Lizcano hace parte de la Fundación Olaya Herrera, proyecto comunitario que organiza actividades para niños y adultos mayores con el propósito de fomentar la educación y los valores. Otra lideresa humana dentro del barrio es Sara Acosta, reconocida por su activa participación en el Carnaval y por la generosidad con sus vecinos. Sarita, como prefiere que la llamen, hace parte de Fundapescaíto y se ha dado a conocer en la ciudad de Santa Marta por sus dotes de come-

Raiz socioc u lt u r a l

Raiz urbana

catoria. Entre todos los líderes de Ensenada Olaya Herrera, Rocío de la Hoz es quizás quien goza de mayor reconocimiento, pues a pesar de no haber ocupado la presidencia de la JAC es la que organiza el mayor número de actividades en el barrio.

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Raiz histórica

Calero, quien se reveló desde entonces como un líder muy capaz, dispuesto a asumir las responsabilidades que la administración de la JAC acarrea. Los comicios más recientes dejaron como presidente electo a Joaquín Corvacho, candidato de Wilson Calero, quien planea mantener su posición de delegado para seguir ejerciendo un liderazgo más libre. David Ruiz, antiguo presidente de la Junta y reconocido dirigente deportivo, es otro de los líderes importantes, reconocido por su empeño en la promoción de escenarios deportivos (se ha desempeñado, por ejemplo, como administrador del Coliseo de Pescaíto) y por el fomento del deporte, en especial del basquetbol.

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Planos Vivos Pescaito

Los Valderrama, uno de los clanes familiares de mayor prestigio e influencia en Pescaíto.

Panorama general

Comunidad, organización y liderazgos

Cortesía de René Henríquez Valderrama

diante. Es ella quien mejor encarna los valores que las personas comprometidas con la organización del Carnaval buscan fomentar entre la población.

L as familias En Pescaíto existen auténticos clanes familiares que han acumulado prestigio e influencia a lo largo de varias generaciones. Su ascendiente se explica, entre otros factores, por su arraigo de larga data en el sector, por el nivel educativo de sus integrantes, por su activa participación en la política y administración comunales, así como por el protagonismo de algunos de sus miembros en los ámbitos deportivo, cultural y educativo. Entre las familias más importantes de Pescaíto se encuentran los Valderrama, cuyo ‘patriarca’ es sin lugar a dudas Carlos “Jaricho” Valderrama. Su matrimonio con Juana Josefa Palacio unió a los Valderrama a otro de los clanes de mayor prestigio, el de los Palacio, que cuenta entre sus integrantes con varios futbolistas profesionales. Los Henríquez, por su parte, deben su prestigio a la labor de Elías Henríquez Pardo, principal impulsor del fútbol en Pescaíto. Su matrimonio con Alicia Valderrama dio origen a la familia Henríquez Valderrama, de la cual hace parte René Henríquez, presiente de la JAC de Pescaíto. Otras familias de renombre son la de los Llanes y la de los Arango: la primera es reconocida sobre todo por su actividad en el campo cultural; la segunda, por sus logros en el fútbol profesional colombiano.

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Entre los clanes reconocidos por su participación en la política comunal y en el deporte se encuentra el de los Rebolledo, al que pertenece Usmar Rebolledo, presidente de la JAC de Villa Tabla, así como el de los Simancas, al que pertenece Rosa Alba Simancas, integrante de la JAC de Pescaíto y presidenta de Afrosanmag. Otro tanto sucede con la familia Alvarado, de importante presencia en la organización comunitaria y en la vida deportiva de Pescaíto. Los Manjarrés son reconocidos por la huella que han dejado en la cultura y en la educación. Tanto los Ruiz como los Calero son reconocidos por su aporte al deporte, en especial esta última familia, que cuenta entre sus miembros con jugadores del fútbol profesional colombiano. A estas dos familias pertenecen David Ruiz y Wilson Calero, líderes comunitarios de Barrio Norte. Podemos mencionar, por último, a los Mejía, que han descollado gracias a su labor como docentes; a los Bolaño y a los Atencio, de notable presencia en el fútbol colombiano; y a los Del Valle, destacados por su contribución a la música y a la cultura.

Los líderes comunitarios Héctor Ortiz (San Martín) y Wilson Calero (Barrio Norte). Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre


Líder comunitario: René Henríquez Valderrama

Raiz política

Ficha 6

Raiz socioeconómica

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Familia de origen

Infancia y adolescencia René describe el tiempo que vivió con sus abuelos como la época más feliz de su niñez. Recuerda mucho a su abuela Clementina, mejor conocida como la Vieja Clemen, famosa por los fritos que vendía en la puerta de su casa. La Vieja Clemen se levantaba todos los días a las dos y media de la mañana a preparar el fogón de leña, y al rato aparecía René para reclamar el bollo de queso y el pedazo de panela que su abuela siempre le tenía guardados. El pequeño le ayudaba a atizar el fogón y preparar empanadas, bollos y 1

René Henríquez Valderrama, vecino de Pescaíto, 50 años de edad. La entrevista para la elaboración de esta ficha fue realizada el 20 de enero de 2016.

Raiz a m b i e n ta l

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Raiz urbana

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Raiz socioc u lt u r a l

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René Henríquez Valderrama en su casa, delante de sus imágenes devocionales.

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Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre

rosquitas con el maíz que habían molido la noche anterior. La molienda se había convertido de hecho en un ritual nocturno al que los Henríquez, sus primos e incluso los muchachos del vecindario asistían religiosamente. La infancia de René transcurrió en un Pescaíto que se expandía al compás del tren que transportaba el banano y de la incesante actividad de carga y descarga en el puerto, que constituía de lejos el principal empleador en el sector. René no recuerda enemistades o rencillas entre vecinos: la comida preparada en los hogares, servida en plato de peltre, era intercambiada entre familias como muestra de amistad. Incluso la Vieja Clemen, pese a tener una fuerte competencia en la venta de fritos, era amiga de aquellas otras señoras que se dedicaban a vender los suyos. “Eso hoy se ha perdido”, afirma con nostalgia.
Una vez su padre recuperó su trabajo en el puerto, la familia Henríquez Valderrama se fue a vivir a una casa vecina a la de Julián y Clementina, lugar en el que hoy en día vive René con su familia. En sus ratos libres, René vendía los fritos de su abuela en la entrada del colegio John F. Kennedy, labor por la que recibía de ella una moneda de cinco centavos, que él gastaba en leche condensada y pan de sal. Por aquel entonces su padre se había dedi-

cado al mundo de la política y del fútbol, y por eso no veía con buenos ojos que su hijo vendiera fritos en la calle. Sin embargo, la posibilidad de ayudar a su abuela le servía de aliciente para continuar con las ventas; eso y las recompensas en especie que recibía de ella por mostrarse tan colaborador. Su éxito era notable, tanto como su lema comercial, un auténtico himno a las sutilezas de la mercadotecnia: “El que no me compre, lo jodo”. Junto a su indudable carisma, la creciente influencia de su padre le fue de gran utilidad en su época de vendedor de fritos.

Raiz histórica

René Henríquez Valderrama es el segundo hijo de Elías Henríquez Pardo y Alicia Valderrama Puche, oriunda del corregimiento de Bonda, ubicado a unos diez minutos de la ciudad de Santa Marta.1 Cuando todavía era una niña, Alicia se instaló con su familia en la calle de la Semaforía de Pescaíto e inició sus estudios de primaria. Elías, por su parte, había nacido en la calle 8, antigua calle de las Piedras, lugar que –como ya tuvimos ocasión de explicar– reunía algunos de los prostíbulos más famosos del sector. Como había quedado huérfano a muy temprana edad, se vio obligado a trabajar desde muy pequeño en el puerto. Con el correr del tiempo ascendió a capataz y le fue encargada la organización y supervisión de cuadrillas de coteros. Elías se enamoró de Alicia en una fiesta del Carnaval, del que ella era reina, y decidió pedir su mano a su padre, Julián Valderrama. La boda se celebró en la iglesia de Pescaíto, que a decir de René estaba rebosante de flores. La pareja comenzó a vivir en casa de los padres de Alicia, pues a Elías le había caído el “purgón”, esto es, la mala fortuna que según la tradición popular golpea a todo aquel que contrae matrimonio. Como había perdido su trabajo en el puerto, no tuvo más remedio que irse a vivir con sus suegros, en una casa construida en bahareque por el hermano de Alicia. Allí nació Elías, el mayor; luego vino René, llamado así por uno de los tíos de Alicia, y a él le siguieron Walter y Gloria.

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“Yo soy un enamorado de la gente”, afirma René, pues siempre le ha gustado ayudar a las personas. Recuerda a una vecina de su calle que vivía en una casa en muy malas condiciones: el techo tenía goteras, las ventanas estaban desvencijadas y sus inquilinos dormían sobre pequeñas colchonetas, que se mojaban por completo en los días de lluvia. René recordó un fajo de billetes que su padre guardaba en el clóset, lo tomó y –aunque todavía era un niño– contactó a un albañil vecino para comprar los materiales y hacer los arreglos correspondientes. Cuando sus padres se enteraron, lo reprendieron por haber tomado el dinero sin permiso, pero en él primó la satisfacción de haber podido ayudar a un miembro de su comunidad. 153


Planos Vivos Pescaito Comunidad, organización y liderazgos  Líder comunitario: René Henríquez Valderrama

Ante las dificultades que tenía su hijo para conseguir trabajo, Elías le ofreció el pago de sus estudios universitarios. René aceptó la propuesta y se trasladó con su esposa y su hijo a Barranquilla, donde sus hermanos se encontraban estudiando. Allí permaneció cinco años hasta alcanzar el grado en derecho, todo con el apoyo de su padre”.

En la adolescencia temprana, René hacía lo imposible para participar en todas las actividades de su padre. No solo se convirtió en su sombra en todas las reuniones políticas y en la infinidad de eventos a los que asistía, sino que incluso empezó a vestirse como él. Pasaron tanto tiempo juntos que Elías, famoso por sus dotes culinarias, le pudo enseñar todos los secretos de la buena mesa a su hijo. No en vano, René es un reconocido cocinero en el sector: “La cocina es amor y de inventos, digo yo. Aquí me conocen porque cocino sabroso, no porque haya terminado derecho”, dice entre risas. Tal como él mismo lo relata, su precoz carrera política comenzó a los doce años de edad, cuando a través de conocidos de su padre logró conseguir una motobomba para proveer de agua a las Cumbres Borrascosas, un cerro cercano al barrio. Su desempeño en el colegio fue muy bueno, y siempre mantuvo las mejores relaciones con sus profesores. Era un estudiante que se hacía sentir, y participaba activamente en todas las clases: “Yo era muy impetuoso y siempre me mandaban a callar, porque hablaba más de lo que los profesores me pedían”. En la organización de las semanas culturales y en las izadas de bandera ocupó siempre un lugar destacado. Inspirado en la labor de su padre, René fundó un equipo llamado Deportivo Cuco, en honor del hijo del dueño del Unión Magdalena, quien le correspondió el gesto con un generoso patrocinio: “Fue una época muy bonita de mi vida y del futbol acá, salió el Pibe y muchos otros jugadores”. Siempre al lado de su padre, viajaba a menudo a otras ciudades para asistir a las reuniones de la Federación Colombiana de Fútbol. Departía con frecuencia con los jugadores del Unión Magdalena, a quienes les guardaba secretos de parranda. Con el correr de los días, las cosas cambiaron un poco, pues empezó a pasar más tiempo con sus amigos. Salía a los estaderos locales y le sacaba canas a Alicia cuando

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llegaba la media noche y ella advertía que él aún no había regresado a la casa. Eso sí, nunca pensó en abandonar el fútbol, pues integró varios de los equipos más importantes de la escena futbolera de Pescaíto. Fue un accidente el que lo alejó definitivamente de las canchas: durante unas Fiestas del Mar sacó su moto, que guardaba en la casa de un primo para esconderla de sus padres, perdió el control y se lesionó gravemente la pierna. René pasó los siguientes meses hospitalizado en la ciudad de Medellín, en vilo permanente ante la posibilidad de tener que someterse a una amputación. Su retiro prematuro del fútbol no fue óbice para que dejara inscrito su nombre en los anales del fútbol pescaítero. Para ello bastó una única acción de juego: como arquero de los Tragapeos se distrajo en amena conversación con un defensa, cuando sintió que una ráfaga de aire ponía a prueba sus reflejos. Una tapada de antología, pensó al levantarse del suelo. Cuál no sería su sorpresa al advertir que había atrapado un murciélago, para admiración y regocijo de sus compañeros, de los rivales y de todos los espectadores en La Castellana. Su hijo Walter, arquero del equipo de futsal Gremio Samario, podrá mantener su valla invicta por años, y todo será en vano: no impresionará a amigos ni conocidos, ni podrá ocupar la cabecera de la mesa familiar, mientras no ataje un mamífero volador.

Vida adulta “No fui un muchacho de muchas novias, pero tenía muchas amigas y muchos amigos”. René recuerda que siempre se reunían en una tienda llamada Piso Alto y allí pasaban el día hablando con “los pelaos”, entre ellos su primo, el Pibe Valderrama. “Yo quería estudiar derecho internacional y pensaba casarme a los treinta, cuando ya estuviera entero y supiera pa’donde iba mi vida”. Pero su amor

por Ingris Mazenett, su amiga de adolescencia, le dio un vuelco a sus planes: a sus veintiún años, después de varios años de acercamientos y requiebros, René logró finalmente conquistarla. El noviazgo duró poco, pues a la semana de haber oficializado su relación contrajeron matrimonio en la iglesia de Pescaíto. Gracias a los contactos que había establecido a través de su padre, René fue nombrado inspector de catastro. Ingris y René vivieron los dos primeros años de matrimonio en la casa de un primo, un período de sus vidas que René describe como muy bonito pero a la vez muy difícil, pues la maldición del “purgón” probó ser inexorable: René perdió su trabajo, y su familia –engrosada por su primer hijo– dependía enteramente de la ayuda de Elías para sobrevivir. Ante las dificultades que tenía su hijo para conseguir trabajo, Elías le ofreció el pago de sus estudios universitarios. René aceptó la propuesta y se trasladó con su esposa y su hijo a Barranquilla, donde sus hermanos se encontraban estudiando. Allí permaneció cinco años hasta alcanzar el grado en derecho, todo con el apoyo de su padre. “Es un monstruo; yo tengo que hacerle una estatua”, sostiene René con orgullo y agradecimiento. A su regreso a Santa Marta fue nombrado secretario de despacho por el alcalde, quien puso a su cargo la oficina de bienes y rentas de Santa Marta. Su labor consistía en legalizar escrituras y hacer registros inmobiliarios. René sostiene que en su afán por ayudar a la gente, les dio trámite expedito a los procesos represados y logró legalizar gran cantidad de escrituras. “Eso me valió que salí con amigos a montones”, señala con satisfacción. Su carrera en los círculos políticos de Santa Marta se vio truncada cuando renunció a su candidatura al Concejo a cambio de la gerencia de la Lotería de la ciudad; una promesa que no se materializó, pues el amigo que se la había hecho terminó por


Cortesía de René Henríquez Valderrama

Raiz política

El infaltable paseo familiar.

Raiz socioeconómica

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Raiz a m b i e n ta l

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Antes de su postulación al cargo de presidente de la Junta de Acción Comunal de Pescaíto, la familia de René recibió un gran “trancazo”. En Pescaíto, la violencia asociada al microtráfico de drogas se había apoderado de las calles: “Todos los días los titulares del periódico decían: ‘El balín está bajito en Pescaíto: tres muertos”. En uno de esos episodios de violencia cayó asesinado Dewis, su hijo mayor: “Yo decía ‘¡Dios mio!, ¿esto qué es?’. Me estaba llenando de rabia”. René culpa a los habitantes de las zonas de poblamiento

En vista de su compromiso con el bienestar del barrio y de la popularidad que goza entre muchos vecinos, un amigo le propuso en las últimas elecciones que “armaran ficha” y que se lanzara como candidato a la presidencia de la JAC . René aceptó porque consideraba que la gente del barrio estaba muy insatisfecha con la gestión de la Junta, y tras ganar los comicios ha trabajado en llave con la Alcaldía de Santa Marta, que lo nombró como administrador de la cancha de la Castellana. Esa es una función que desempeña con el mayor de los gustos, ya que le permite retornar a una de las actividades que más gratos recuerdos le trae de su infancia y adolescencia, como lo es la de organizar campeonatos de fútbol. René afirma estar satisfecho con los logros conseguidos en su carrera profesional y personal. A pesar de la pérdida de su hijo, un dolor que no remite, la vitalidad de su vida familiar le da mucha fortaleza. Lo que más lo enorgullece es haber podido seguir los pasos de su padre, si bien insiste en que jamás alcanzará sus logros: “Yo apenas le llego a los talones”. Piensa postularse nuevamente a la presidencia de la Junta, y asimismo desea continuar con su labor como administrador de La Castellana. Su sueño es que la cancha vuelva a ser la cuna de auténticos cracks como el Maestro Arango o el Pibe Valderrama.

Análisis contextual de liderazgo Características y contexto del liderazgo El liderazgo de René se inscribe dentro de una amplia red de conexiones con las autoridades distritales y con los círculos políticos de Santa Marta. Gracias a los amigos que hizo a través de las actividades de su padre y de su propia labor como funcionario público, cuenta con los contactos necesarios para gestionar beneficios para el barrio. René es enfático en afirmar que su única intención es la de restablecer las antiguas tradiciones barriales, tal como él las vivió en su niñez, caracterizadas por la convivencia fraternal y el respeto. Ese propósito de servicio es el que, en su opinión, le impide dar un “no” como respuesta a los pedidos de los habitantes, lo que a su turno le ha acarreado más de un malentendido con algunos de ellos.

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Raiz socioc u lt u r a l

espontáneo de la oleada de violencia; una opinión compartida por muchos vecinos del barrio, quienes sostienen que han sido ellos quienes han “dañado” Pescaíto. La tragedia familiar llevó a René a aliarse con la Alcaldía para implementar un plan de acción con la Policía metropolitana y trabajar por la mejoría de la seguridad en el sector. “Yo le puse un tapón a eso”, afirma enfáticamente.

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Raiz histórica

entregarle el cargo a otra persona. Desde entonces decidió alejarse de la política distrital, pues entendió el episodio como una lección de Dios: “El ego me sobresalió, me estaba volviendo ‘yoyista’ ”.
Posteriormente fue nombrado inspector de Policía de Santa Marta, cargo en el que permaneció un par de años y en el que tuvo que lidiar con riñas nocturnas y “personajes de la vida”, como él los llama. Afirma que era un trabajo muy pesado, en el que trató siempre de hacer valer la imparcialidad y en el que rechazó siempre todos los sobornos que le ofrecían. Su último empleo dentro del sector público fue el de asistente del secretario general de la Asamblea Departamental. Después de dejar este último cargo, René se dedicó a la cocina y montó un negocio de almuerzos a domicilio para las personas que trabajan en las oficinas del centro. Además lleva procesos de manera independiente, sin dejar de lado su participación en la escena comunitaria: “Yo todavía hago política, pero no ambiciono un empleo”. Con su buena sazón sacó adelante a sus cuatro hijos: Dewis, Walter, Jimmy y Alicia Milagros. A estas alturas René es abuelo de tres niños, dos de los cuales viven en la casa que comparte con Ingris, sus tres hijos menores y la esposa de uno de ellos.

Raiz urbana

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Temas esenciales de su discurso y de su desempeño como líder René afirma que ha hecho lo mejor que puede y que su único propósito es el de ayudar a la gente. Sin embargo, la impotencia de la Junta para poner cortapisas a las actividades ilegales le ha valido algunas críticas. A esta inconformidad se suma la mala imagen que pesa sobre el quehacer político en general, que para muchos se reduce a un simple intercambio clientelista, mediado por el amiguismo. “Tenemos es que buscar la forma de respaldar al alcalde para poder sacarle algo para el barrio”, afirma René al respecto, y sostiene que algunos de los líderes comunitarios de los barrios de Pescaíto simplemente carecen de la preparación o la voluntad para negociar con las autoridades distritales. 155


Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre

Líder comunitario: René Henríquez Valderrama

Comunidad, organización y liderazgos

Planos Vivos Pescaito

Una fuente inagotable de motivación para René Henríquez: la vitalidad de su vida familiar.

Proyección de su ejercicio como líder René quiere continuar su gestión en cabeza de la Junta de Acción Comunal, y por eso ha puesto su nombre a consideración de los afiliados en las próximas elecciones. Gracias al apoyo de la administración municipal y de gran parte de la población de Pescaíto, tiene altas probabilidades de salir reelegido y consolidar su liderazgo como presidente de la JAC. ¿Cómo y cuándo convoca? ¿En qué espacios y a través de qué medios ejerce su liderazgo? “Cuando convoco, convoco; eso se llena”, afirma René al referirse a La Castellana como el principal escenario en el ejercicio de su liderazgo. Un episodio que permite medir su influencia tuvo lugar durante el mes de enero de este año, en el marco de la remodelación del parque principal del barrio. El plan inicial contemplaba el reemplazo de la cancha de arena por una cancha múltiple pavimentada. Cuando el ingeniero encargado le comunicó que la pavimentación no sería realizada, dada la solicitud de algunos habitantes de mantener la cancha en su estado original, René mantuvo una oposición tenaz hasta que consiguió que fuera construida de acuerdo al proyecto original. Otra muestra de la influencia y liderazgo de René se materializó en la organización del campeonato de fútbol que tuvo lugar durante el Carna-

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val, en el que participaron equipos tanto de los barrios del gran Pescaíto como de otros sectores de Santa Marta.

Población que lo reconoce y sigue René goza de gran popularidad, reforzada por el reconocimiento al que se ha hecho acreedora su familia como una de las de mayor raigambre en el barrio, lo mismo que por el protagonismo de su padre en la promoción del fútbol samario. René cuenta con el apoyo de los dignatarios de la Junta de Acción Comunal y de la mayoría de los habitantes de Pescaíto. ¿Cómo se imagina a la comunidad en el futuro?
 René se imagina un Pescaíto que ha sabido revivir las tradiciones de antaño, basadas en los fuertes vínculos comunitarios y el respeto entre los vecinos. En términos de infraestructura, su mayor desvelo es el sistema de alcantarillado sanitario y pluvial. Uno de sus mayores anhelos es el de restituirle a La Castellana la primacía entre todos los escenarios deportivos de la ciudad.

Conclusión René Henríquez es un hombre carismático, que disfruta de la estima de muchas personas en Pescaíto y en Santa Marta. Se muestra como padre, esposo y abuelo amoroso y dedicado. Su pasión por el fút-

bol es un elemento de importancia capital en el ejercicio de su liderazgo, y no es casual que haya consagrado tantos esfuerzos a la administración de La Castellana. René es un hombre amable y abierto a los demás; le gusta conversar y se siente muy orgulloso de pertenecer a dos clanes familiares emblemáticos, como lo son los Henríquez y los Valderrama. Su carácter y su linaje le han valido un amplio reconocimiento entre los círculos políticos de Santa Marta, lo que en su opinión le ha permitido conseguir recursos y obras para beneficio del barrio, pero también le ha ganado no pocos detractores.


Lideresa humana: Graciela Mejía Cuello

Raiz política

Ficha 7

Raiz socioeconómica

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Familia de origen Los padres de Graciela fueron Rafael Mejía Pérez y Carmen Cuello Hernández.1 Rafael había nacido en Riohacha, pero sus calidades como futbolista lo llevaron a Santa Marta. En palabras de Graciela, “fue figura que logró representar a Colombia en unos Juegos Centroamericanos y del Caribe. Y tuvo gran popularidad, que lo llaman el Gran Sapo Mejía, porque dizque brincaba cuando estaba jugando”. Carmen era oriunda de Santa Marta, y según Graciela dedicó su vida a su crianza y la de sus dos hermanos, Gustavo y Efrén. Aunque Graciela no sabe la historia de cómo llegaron sus padres a conocerse, subraya que su hogar estaba colmado de amor y buenos valores.

Raiz a m b i e n ta l

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Raiz urbana

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Infancia y adolescencia

A la muerte de su madre, Graciela contaba apenas con 12 años de edad. La tragedia no solo representó un duro golpe emocional; también dejó muy mal parada a la familia en términos económicos, pues Carmen trabajaba en el mercado y sus ingresos eran parte esencial del sostenimiento del hogar. A pesar de los esfuerzos de Rafael por proveer a su familia, el dinero no alcanzaba para mantener a sus 1

Graciela Mejía, vecina del barrio de Pescaíto, 78 años de edad. La entrevista para la elaboración de esta ficha fue realizada el 11 de mayo de 2016.

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Graciela Mejía en el patio de su casa.

Raiz histórica

Durante los primeros años de vida de Graciela o Chela, como es conocida popularmente, la familia Mejía Cuello tenía su residencia en el calle 10, entre carreras 3.a y 4.a. Aquella calle, ubicada en el centro de la ciudad, era llamada la calle del Comercio, pues concentraba los almacenes de víveres y productos para el hogar. “Ahí veía uno a los turcos vendiendo cosas; encontraba calderos, ropa, comida, de todo”, recuerda Graciela. Su primaria la cursó en la Escuela Primera de Niñas, ubicada en la calle 12. Recuerda que de niña disfrutaba del estudio, la lectura y el deporte, aunque solo como espectadora: “Nunca lo practiqué, pero eso lo llevo yo en la sangre, porque mi papá era futbolista”. Durante su niñez, Graciela pasó mucho tiempo con su abuela materna, Dielina Hernández, quien vivía en la casa de la familia y colaboraba con el cuidado de los niños.

Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre

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tres hijos. Ante la estrechez económica, Rafael decidió mudarse con toda la familia a Pescaíto. Allí, la abuela de Graciela se dedicó a lavar y planchar ropa para contribuir con los ingresos familiares, y también asumió el cuidado de los niños. Fue una época marcada por las privaciones, tal como lo recuerda Graciela: “Nosotros pasamos mucha hambre; había una señora que nos regalaba sopa. Mi hermano, cuando iba para el Liceo Celedón con los zapatos, la suela era de cartón. Yo iba con remiendos al colegio; mi abuelita me hacía unos remiendos, pero a mí no me importaba”. Graciela y su familia encontraron en Pescaíto una comunidad de “gentes apacibles y dedicadas al deporte”. Durante su adolescencia continuó con sus estudios de bachillerato en el Instituto Magdalena. En sus ratos libres, Graciela asistía con regularidad a la iglesia, pues su abuela se encargó de fomentar en ella la fe católica. También frecuentaba La Castellana, pues le gustaba asistir a los partidos de fútbol de los equipo locales: “Mis hermanos jugaban en esos equipos que armaban en el barrio, y a mi me

fascinaba ir a verlos jugar. Además habían muchos campeonatos y esa cancha se llenaba, y ahí estaba yo los fines de semana”. La relación con sus compañeras de clase era inmejorable: “Salíamos a la playa a bañarnos o a caminar, o hacíamos conversatorios sobre las clases y nos ayudábamos en las tareas. Era una época muy sana; los vecinos nos estimábamos los unos a los otros”. Aunque la situación económica siempre fue difícil, Graciela y sus hermanos lograron terminar sus estudios: Gustavo y Efrén, en el Liceo Celedón; ella, en el Instituto Magdalena. La felicidad y el orgullo que sintió cuando sus hermanos se graduaron de la universidad es indescriptible, y siempre asoman en la conversación cuando se refiere a ellos: “Gustavo era ingeniero civil, y Efraín, ingeniero electrónico. Y cuando le entregaron a mi hermano, el que murió [Gustavo], la Cruz de Bastidas, el mayor reconocimiento que realiza la ciudad de Santa Marta a sus hijos, eso me puso muy contenta: un orgullo muy grande”. Gracias a la graduación de su hermano Gustavo, Graciela conoció Bogotá, pues él la invitó 157


Planos Vivos Pescaito Lideresa humana: Graciela Mejía Cuello

Comunidad, organización y liderazgos

Los inicios de Graciela Mejía en su labor docente. Cortesía de Graciela Mejía

a la ceremonia para que fuera ella quien recibiera el cartón: “Mucho frío por allá, pero me gustó el ambiente, la gente, todo fue muy chévere. Pero mi vida estaba acá, en Pescaíto”. El camino que Chela tenía por delante estaría sembrado de logros y reconocimientos profesionales, tanto como de cariño y respeto por parte de la comunidad pescaítera.

Vida adulta “Mira, a través de toda mi existencia, yo me tracé como norte u horizonte de mi vida ser útil; entonces yo entregué mi capacidad de servicio a la comunidad”, afirma Graciela. Siempre se inclinó por la educación, aunque el deporte era otra de sus pasiones, así que decidió estudiar educación física, recreación y deporte en la Universidad Autónoma del Caribe, donde obtuvo su título de licenciada. Como primer trabajo en el área de la educación le fue confiado el puesto de directora seccional de la Escuela Olaya Herrera, en la que permaneció un año. Sin embargo, sus buenas relaciones con el primer párroco del barrio, Roberto Toro, le valieron el nombramiento como directora del Colegio Parroquial en 1960: “Ahí duré cuarenta y dos años. Yo me inicié con quince alumnos y fui la directora del bachillerato en el año 2002 con ciento treinta alumnos”, sostiene. Su labor como directora del Colegio Parroquial El Carmen es legendaria en el sector, pues supo ganarse el respeto, el cariño y la admiración de sus estudiantes: “Mira, cuando yo oía una bulla y llegaba, decía: ‘No me tengan miedo, temor tampoco; respeto’, porque yo llegaba y cerraba el puño, el puño de mi mano era el silencio, y yo les enseñé así”. Recuerda que como resultado de sus charlas con los estudiantes, muchos padres se vieron corregidos por sus mismos hijos: 158

“Yo los reunía en el patio a todos, todos los lunes de siete a ocho, entonces yo les decía: ‘Cuando su padre o la mamá digan malas palabras, ustedes les dicen «mamá no digas eso, porque yo lo voy a aprendiendo»’. Vea, eso fue la revolución; un día recibí como treinta padres que me decían: ‘Bonita cosa, Chela, ahora no digo un ¡ajo!, porque ya me está diciendo que no diga malas palabras’. A mí me dio una risa”. Afirma también que su trabajo fue tan apreciado, que varios vecinos le han comentado que desde su partida la educación de los niños pescaíteros no ha vuelto a ser la misma. Además de mantener un buen nivel de disciplina, Graciela fomentó el deporte y las artes en su escuela. Organizó, por ejemplo, varios equipos de fútbol que participaron en los campeonatos de La Castellana. “Tenía al Ringo Amaya, a los Amaya. Entonces ellos fueron jugadores del Junior, y el odontólogo del puesto de salud un día me mostró el periódico que decía: ‘Ringo Amaya, jugador que lo hicieron dos mujeres, Graciela Mejía Cuello y Fidelia Rocío Zúñiga’, y hablaron de mí muy bonito”. Recuerda que después de cada práctica les daba mazamorra a los jugadores y les planchaba la camisas. “Nos decían ‘pichones de cura’, pero ellos eran disciplinados. Nunca fuimos campeones, pero ellos jugaban bien”. Tal era el compromiso de Graciela en la escena del fútbol, que hizo parte de la Corporación de Fútbol Pescaíto, junto a Caballito Atencio y otros de los grandes promotores del deporte samario: “Con Calero, Henríquez Pardo, yo fui, sí. Y nosotros recibíamos en esa arena en diciembre, y llegaba a la casa y me regañaban, pero yo algo ganaba”. Graciela conformó una banda de guerra con los niños de primaria de la institución, y organizaba periódicamente con-

vivencias con los maestros y estudiantes. A través de su hermano Gustavo, Graciela obtuvo los fondos necesarios para la construcción de las nuevas instalaciones del colegio; una obra que su propio hermano ejecutó. Por las aulas de la Seño Chela pasaron incontables estudiantes, entre ellos René Henríquez, actual presidente de la Junta de Acción Comunal de Pescaíto, y el mismísimo Pibe Valderrama, de quien ella fue la madrina de matrimonio. El aprecio y la admiración de la comunidad se han visto reflejados en la manera en que padres de familia, exalumnos y vecinos en general le han pedido a lo largo de los años que oficie como madrina de bautismo de sus hijos, y no en vano cuenta hoy con 138 ahijados. Fue precisamente en un bautizo que conoció a su esposo, Jorge Rivera: “Lo conocí porque fui a hacer un bautizo allá en Aracataca y él venía de Fundación, y ahí fue donde lo conocí. Él es menor que yo; duramos dos años de amores y luego nos casamos en 1980, pero no tuve hijos”. Su labor como educadora continuaría por veinte años más, tiempo en el que el reconocimiento de los estudiantes y profesores del colegio no hizo sino aumentar: “Cada vez que cumplía una década en el colegio me celebraban los profesores con un evento, y con pudín y todo”, recuerda mientras se ríe. Sus largos años como directora del Colegio Parroquial tuvieron una pequeña interrupción en el año 2000, cuando fue elegida como concejal de Santa Marta: “No me gustó ser concejal, eso es horrible; yo lloraba y renuncié a los tres meses. Yo era suplente de Aníbal Pacheco de León, yo fui la que le di todos los votos”. Graciela afirma que la experiencia fue muy poco satisfactoria debido a que no le permitían ejercer su funciones: “Yo tenía proyectos y llegaban y me decían que no me metiera, que dejara eso así. La


Raiz política Raiz socioeconómica

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La infatigable labor de la Seño Chela como educadora.

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Raiz a m b i e n ta l

Cortesía de Graciela Mejía

Visión ¿Por qué la gente la estima tanto? Graciela cree que su labor como educadora y su vocación de servicio le han valido el aprecio y el reconocimiento de la comunidad: “Yo lo que más valoro es haber participado por 42 años en la educación de la niñez y la adolescencia de la gente del barrio Pescaíto. Hoy en día, los alumnos –para qué– me valoran, me respetan […]. Yo creo que mucha gente me quiere, me respeta, me valora por mi labor de servicio, porque yo me dediqué toda la vida a ser útil para la comunidad y me esforcé por educar buenas personas, que respeten y que sean honestos”. Un día en la vida de Graciela Mejía “Pues yo ya no hago mucho, casi ni salgo”, afirma Graciela. Su día comienza a las seis de la mañana, hora en la que se levanta junto a su esposo para hacer el

¿Qué es lo que más le gusta de su vida? ¿Qué es lo que más le gusta hacer? Graciela afirma que lo que más disfruta es el cariño de la gente, pues es conocida en todo el sector y muchas personas pasan por su casa a saludarla: “Eso acá viene todo el mundo. Ah, bueno, esa es otra parte de mi día: atender la visita, aunque no todos los días, pero a menudo sí viene gente o amigos y nos sentamos a hablar en la terraza”. Su felicidad está ligada definitivamente al cariño que le profesan las personas: “Las personas que me saludan, y que a veces no conozco. Voy al banco y oigo que me llaman; un cajero, médicos: ‘¡Ay, si usted fue mi profesora!’. Abogados, médicos, ingenieros, de todo. Es decir, voy a una parte [y]

‘Seño Chela’, al mercado [y] ‘Seño Chela’: eso me alegra”. Le gusta leer mucho y mantenerse informada sobre la ciudad: “Yo soy fiel compradora de periódico; eso sí me mantiene interesada”.

¿Qué es lo más difícil? ¿Qué la entristece?
 Para Graciela las situaciones más tristes de los últimos tiempos han sido los fallecimientos de su hermano Gustavo y de su primo Eduardo Timms, quien murió en el mes de febrero del presente año. “Y la ausencia de mi hermano Efraín, que vive en Medellín. Eso a mi me ha dado muy duro”, nos dice Graciela.

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Raiz socioc u lt u r a l

desayuno. Jorge sale para el trabajo y ella se queda en casa: “Me quedo leyendo o viendo televisión, luego llega la señora que me ayuda en la casa y me hace compañía mientras ella lava la ropa y limpia”. A pesar de contar con esa ayuda en las labores domésticas, es Graciela quien se encarga de la cocina. “Después del almuerzo, a mí me gusta dormir; ya a la una por ahí me coge el sueño –comenta–. Eso sí, me gusta mantener la casa siempre organizada; [durante las tardes] me pongo a neciar, a arreglar cosas, a organizarle los papeles a mi esposo o algo; si no, salgo a visitar a alguien o hacer una vuelta. Si tengo que ir al médico o alguna otra diligencia, salgo, pero por las tardes”. Como es costumbre en la Costa, Graciela come temprano, a eso de las seis de la tarde, y después se pone a ver las noticias. “La novela también es imperdible”, dice mientras se ríe. “Y ahí me va cogiendo el sueño otra vez, a veces me acuesto a las nueve o a veces a las diez, pero cuando mi esposo vuelve del trabajo, ya yo estoy entre dormida”.

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Raiz histórica

única mujer era yo, y me dijeron: ‘Doña Chela sálgase de ahí, usted no gusta ahí, usted es honesta, usted es una mujer honorable, usted no sirve para eso’. Yo no hice nada, duré tres meses y tenía que durar un año; no, no, no: eso fue horrible”. Después de su paso por el Concejo, Graciela regresó a su escuela, lugar donde se sentía cómoda y útil: “Yo me vine para mi colegio, ahí sí sentía que estaba haciendo algo y que no me menospreciaban”. Dos años después llegó el momento de su retiro, y la despedida fue con bombos y platillos: “Hicieron un evento muy grande, con muchos agradecimientos, eso fue muy bonito y vino gente de todas partes, exalumnos, profesores antiguos, ¡mejor dicho!”. Desde entonces la Seño Chela pasa sus días junto a su esposo en su hogar en Pescaíto, donde disfruta de su pensión y de las visitas que le hacen los vecinos y amigos.

Raiz urbana

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¿Qué es lo más importante para usted ahora? ¿De qué se siente agradecida? Actualmente, lo más importante en su vida es la tranquilidad: “Sí, yo ya no estoy para nada más, sino para descansar. Ya estoy muy vieja, descansar es lo primordial, vivir tranquila. Eso sí, manteniendo buenas relaciones, porque no me voy a encerrar hasta que me muera”. Dice sentirse agradecida con Dios por haber contribuido a la educación de muchos de los niños de la comunidad, así como por haber podido participar en las actividades deportivas. “Eso sí fue muy bueno, poder participar de todos esos eventos; era muy bonito y conocí a Carlos Vives, a Leonel Álvarez, a muchas personalidades de la época”, cuenta con una sonrisa. 
¿Qué es lo que más necesita? Su necesidad más urgente no es otra que la de ver cómo las personas consiguen superar sus dificultades y progresar, sobre todo aquellas que han caído en la drogadicción: “Yo quiero ver a las personas mejor, no quiero ver ‘chirretes’, quiero que los ayuden. La droga… no 159


La Seño Chela con uno de sus 138 ahijados de bautismo.

Lideresa humana: Graciela Mejía Cuello

Comunidad, organización y liderazgos

Planos Vivos Pescaito

Cortesía de Graciela Mejía

quiero que la legalicen. [Quiero] que haya hogares donde colocarlos; esas niñas, cuando yo las veo, me da un pesar”.

¿En qué cree y cómo lo aplica en su vida? Graciela rige su vida por los valores católicos que le fueron trasmitidos desde muy pequeña: “Yo soy muy religiosa, soy de la Hermandad del Milagroso, soy de la Congregación del Carmen, soy del Corazón de Jesús; todos los domingos voy a misa. Yo soy católica, apostólica y pescaítera, digo yo”.

Comunidad
 ¿Cuáles son las cosas positivas que más valora de la comunidad? Para Graciela, la existencia de un liderazgo comunitario con vocación de servicio es el rasgo más destacable de Pescaíto: “Hay muchos líderes que están interesados por hacer las cosas, para que la comunidad mejore, aunque hay otros que no, que solo están ahí por intereses personales, pero esos que en serio quieren al barrio, diría yo que son lo positivo que tenemos acá”. ¿Cuáles son las problemáticas que más afectan a la comunidad?
 Para Graciela, el mayor problema lo constituye, de lejos, la pérdida de valores: “Es que ha cambiado mucho el barrio, ha venido mucha gente horrible, me da pena decirlo, pero me gusta mucho decir la verdad. Ya no hay honestidad, se perdió el respeto, mucho trago; no se justifica que en frente de la clínica haya un estadero. No lo dejan dormir a uno, hay vecinos que no respetan. ¿Y cómo hacemos nosotros? Los valores se han perdido”. 160

¿Cuándo recurren a usted los vecinos?
 A la Seño Chela la buscan para toda clase de actividades, debido a su gran popularidad y al respeto que toda la comunidad le expresa: “Mucha gente ha venido a pedirme que participe en la Acción Comunal; me piden que sea madrina y yo, ya con 138 ahijados, les digo que me muero primero y el niño no va a conocer a la madrina. Pero no, me piden que les haga refuerzos a los niños y que me pagan, pero yo ya no quiero más nada […] Yo ya no estoy para hacer cosas, acá vienen a buscarme, pero no, yo creo que ya cumplí con mi labor ”.¡ ¿Cuál es el mayor reconocimiento que ha recibido de parte de la comunidad? “Cuando me entregaron el Pescaíto Dorado, el otorgamiento del Pescaíto Dorado”, sostiene sin dudarlo un segundo. Graciela fue la segunda persona en recibir el galardón, y no era para menos, si se toman en consideración su trayectoria y el enorme cariño que sienten por ella los vecinos. Nadie con mejores credenciales para recibir el reconocimiento como una de las “glorias de Pescaíto”, según reza la fotografía que ocupa un lugar especial en su casa.
 ¿Qué cree que es necesario fomentar en la gente? Graciela afirma que la disciplina y la honestidad son los valores que mayor fomento deben recibir en Pescaíto, sobre todo entre los jóvenes: “Con la disciplina se obtiene la excelencia; el que obedece triunfa, el que desobedece fracasa, eso le decía yo a mis estudiantes. Y en la educación y en el deporte que tengan siempre en cuenta la honestidad, porque ahora hay mucha gente deshonesta y floja, que no

quiere trabajar y quieren ganársela fácil. Que no, que busquen la manera y que trabajen, pero con honestidad”.

Observación participativa Características que la hacen una lideresa humana Graciela Mejía Cuello es una de las personas más reconocidas y respetadas de la comunidad pescaítera. Durante los 42 años en los que se desempeñó como directora de la Escuela Parroquial El Carmen, su labor como educadora le valió la admiración y el cariño de las personas. Las dotes pedagógicas de la Seño Chela; el trato amable con estudiantes, profesores y vecinos; y su compromiso con el deporte y con el bienestar de la comunidad le ganaron el corazón de los pescaíteros y las pescaíteras. ¿Cómo establece su vínculo con las personas de la comunidad?
 Más allá de las constantes visitas de amigos y familiares, Graciela interactúa hoy en día poco con la comunidad. No obstante, los sólidos vínculos que forjó en más de cuatro décadas de labor educativa se mantienen intactos. Contextos en los cuales querría y tendría posibilidades de participar en un proyecto o proceso comunitario
 Aunque insiste en que ya aportó todo lo que podía aportarle a la comunidad, Graciela se desenvuelve bien en ámbitos deportivos y educativos, pues cuenta con una invaluable experiencia en el campo de la gestión y organización, para no hablar de la extensa red de contactos que tejió a través de su labor docente y de la promoción del fútbol en Pescaíto.


Junta de Acción Comunal de Villa Tabla

Raiz política

Ficha 8

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Según el artículo 8 de la Ley 743 de 2002, las Juntas de Acción Comunal son “una organización cívica, social y comunitaria de gestión social, sin ánimo de lucro, de naturaleza solidaria, con personería jurídica y patrimonio propio, integrada voluntariamente por los residentes de un lugar que aúnan esfuerzos y recursos para procurar un desarrollo integral, sostenible y sustentable con fundamento en el ejercicio de la democracia participativa”.1 En el caso concreto de Villa Tabla, el ámbito de la acción comunal adquiere particular relevancia, dado su carácter de barrio de poblamiento espontáneo. Como no ha sido reconocido dentro del ordenamiento urbano, no suele ser incluido dentro de las políticas públicas promovidas por el Distrito ni es tenido en cuenta dentro de los planes de desarrollo. La Junta de Acción Comunal se ha erigido así en la principal instancia en la lucha de sus habitantes por el reconocimiento legal y la legitimación del barrio. No en vano, la Junta de Villa Tabla es una de las más activas dentro del

1

Ley 743 de 2002, título segundo, capítulo I, artículo 8. Disponible en: http://www.alcaldiabogota.gov.co/ sisjur/normas/Norma1.jsp?i=5301

gran Pescaíto: su propósito fundamental es el de regularizar plenamente la situación del barrio para garantizar el acceso a servicios públicos y equipamientos urbanos básicos. En la tabla 1 presentamos a los actuales dignatarios de la Junta de Acción Comunal de Villa Tabla.

Origen de la Junta Villa Tabla es un barrio formación reciente dentro del gran Pescaíto, aunque no hay que olvidar que una de sus calles más importantes, la de Rincón Guapo, ha sido parte del sector por más de medio siglo. El trazado del ferrocarril la separó del entramado urbano pescaítero; un aislamiento que se vio acentuado por la posterior construcción de la vía Alterna. La marginalidad relativa a la que quedó sometida la zona de Rincón Guapo se tradujo, en palabras de Usmar Rebolledo, presidente de la JAC de Villa Tabla, en “una falta de representatividad y de interés por parte de la Junta de Pescaíto”. 2 Este

2

Usmar Rebolledo, vecino de Villa Tabla, 61 años de edad. La entrevista para la elaboración de esta ficha fue realizada el 1.o de febrero de 2016.

La JAC de Villa Tabla en plena sesión. Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre

abandono, sumado al crecimiento urbano, particularmente sobre la servidumbre de la línea férrea, llevó a los habitantes del barrio en ciernes a buscar mayor autonomía en la gestión administrativa. Varios vecinos, encabezados por Usmar Rebolledo, formaron un Comité Ciudadano como preámbulo a la creación de la Junta de Acción Comunal, que finalmente obtuvo su personería jurídica en octubre de 2006.

Actividades y logros La Junta se reúne habitualmente en la vivienda de alguno de sus dignatarios, en especial en la casa de Donaldo Ochoa, ubicada sobre la vía Alterna. En otras ocasiones apelan a una de la más veneradas tradiciones del sector, como lo es la de la reunión en alguna esquina, en este caso particular en la calle de Rincón 161


T abla 1

Junta de Acción Comunal de Villa Tabla

Comunidad, organización y liderazgos

Planos Vivos Pescaito

Dignatarios de la Junta de Acción Comunal de Villa Tabla

Guapo. Actualmente existe un proyecto para la construcción de un salón comunal que haga las veces de sede para la Junta. Sus miembros participan con regularidad en capacitaciones, charlas y talleres dictados por la Alcaldía para fomentar la formación de los líderes comunitarios. Entre las empresas y entidades que han brindado su apoyo a la JAC de Villa Tabla cabe mencionar la Sociedad Portuaria de Santa Marta, los Ferrocarriles del Norte de Colombia (Fenoco), el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), la Cruz Roja Colombiana, la Defensa Civil Colombiana y la Secretaría de Salud del Distrito. La Junta también ha contado con el apoyo de las conexiones políticas de su presidente, quien prefiere mantener sus nombres en reserva, lo mismo que con el de otros líderes comunitarios del sector, como Héctor Ortiz y Wilson Calero, quienes han acompañado el proceso de formación de Usmar Rebolledo como líder comunitario. La Junta se ha mostrado muy activa en la gestión de programas de salud, jornadas de capacitación organizadas por la Defensa Civil y talleres de artesanía, zapatería y belleza, entre otros. “A pesar de que trabajamos con las uñas, logramos bastante”, afirma con orgullo Usmar Rebolledo. Es sobre todo en el acceso a los servicios pú162

Integrante

Cargo

Usmar Rebolledo del Prado

Presidente

Jorge Luis Ponzón Llanes

Vicepresidente

Raúl Enrique Vargas Brigantes

Tesorero

Kelly Jiménez Montenegro

Secretaria

Jairo Rossil González

Fiscal

Sugeris Ester Caldera Prasca

Conciliadora 1

Miriam Mejía Medina

Conciliadora 2

Wilfrido Daza Machada

Conciliador 3

Arturo Alberto Correa Soto

Delegado 1

Lieinnis Niebles Siliehes

Delegada 2

Lorena Canchila Cantillo

Delegada 3

María Babativa U.

Líder Comité Sisbén

Lilibeth María Tejada Muñiz

Líder Comité de Educación

Fabián David Pertuz Ponzón

Líder Comité de Deporte

José Manjarrés Rebolledo

Líder Comité Embellecimiento del Barrio

Josefa Elvira Povea Amaya

Líder Comité de Salud

Jonatán Gutiérrez Rey

Líder Comité de Juventud

Donaldo Ochoa Salcedo

Líder Comité de Cultura

Juliana Castro Vásquez

Líder Comité de Festejos

Johnny Jiménez Pedrozo

Líder Comité de Servicios Públicos

blicos y en la pavimentación de las calles que la Junta se ha anotado sus mayores éxitos. Para muestra, un par de botones: Energía Eléctrica: Durante la alcaldía de Juan Pablo Díaz Granados, la Junta logró que el servicio de energía fuera llevado hasta el barrio. Anteriormente, a las cinco de la tarde “ya los televisores no andaban, ya la nevera se apagaba”, según lo relata Usmar. La Alcaldía proporcionó transformadores, postes y redes. En palabras del presidente de la Junta, “aquí pasaban unos cablecitos y pasaban era por arriba de los techos; entonces logré que esa administración nos organizara todo bien, buscando la forma de cambiar la calidad de vida”. Pozo: Debido a la escasez de agua, en el año
de 2015 se construyó un pozo
para proveer del líquido a
 la comunidad. “Vecino con vecino, familia con familia, eso nos queríamos dar machete por el poquito de agua”, comenta el presidente de la Junta.
Una candidata al Concejo puso los materiales a disposición de los habitantes, quienes construyeron el pozo con sus propias manos. Este surte de agua un tanque de cinco mil litros, del que se proveen las diferentes casas a través de una red tubos. “El gobierno se gasta como trescientos millones de pesos haciendo

un pozo; nosotros nos gastamos por ahí millón y piquito, porque lo hicimos con la misma comunidad […]. Es que si el Distrito no llega, le toca hacerlo a uno mismo”, afirma Usmar Rebolledo. Mercados para la comunidad: En el año 2014, y gracias a la gestión realizada ante la Defensa Civil, la Junta consiguió trescientos mercados para el barrio (cien menos de los solicitados). Aunque la encargada le manifestó que había reservado 33 mercados para los dignatarios, Usmar desistió de reclamarlos, pues a la llegada del camión con los alimentos se formó un tumulto: “Llegó gente que ni yo había visto por aquí; me tocó quitarme del camión, porque la gente lo iba a voltear por coger los mercados. La comunidad es así”. Pavimentación del la
calle Rincón Guapo: El cabildeo del presidente de la Junta ante un candidato al Concejo permitió la pavimentación de Rincón Guapo. El candidato puso los materiales; Villa Tabla la mano de obra. “Conseguimos el material con políticos y los hicimos nosotros mismos”, afirma Usmar Rebolledo.


Raiz política

La regularización del servicio de energía eléctrica: uno de los logros de la Junta.

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Raiz socioeconómica

Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre

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La pavimentación de Rincón Guapo: otro de los éxitos de la Junta.

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Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre

Raiz histórica

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Problemas y conflictos que enfrenta la Junta de Acción Comunal Usmar Rebolledo afirma que su cargo le ha causado problemas con algunos vecinos, quienes lo tildan de ladrón, pues creen que la Junta de Acción Comunal maneja dineros del Distrito. La situación precaria de muchos habitantes aumenta el potencial de conflicto en el barrio, como lo ilustran las tensiones en torno al abastecimiento de agua: algunos vecinos, cuando encuentran vacío el tanque instalado recientemente, emprenden acciones violentas contra dignatarios de la Junta. Tanto o más graves son los conflictos que giran en torno a la seguridad. El intento de robo del carrotanque que proveía de agua a un sector del barrio es un ejemplo muy diciente al respecto. La intervención de la Junta de Acción Comunal evitó el robo, pero motivó amenazas contra su presidente. El microtráfico es otro de los fenómenos que generan zozobra en la

comunidad: la Junta se ha opuesto con decisión a la venta y al consumo de drogas, lo que le ha valido el reconocimiento de mucho habitantes, pero también la hostilidad de quienes viven del negocio.

La Junta de Acción Comunal de Villa Tabla de cara al futuro La Junta de Acción Comunal de Villa Tabla anhela un futuro en el que todos los habitantes tengan acceso a los servicios básicos, disfruten de una mejor calidad de vida y cuenten con mayores oportunidades laborales. Sus dignatarios trabajan sin descanso para regularizar plenamente la situación del barrio y cambiar su imagen negativa como zona marginal, propensa a la violencia y el delito. En cabeza de su presidente, la Junta reivindica la pertenencia cabal del barrio al gran Pescaíto: a través de la calle de Rincón Guapo, cuna de familias reconocidas como la de los Calero, Villa Tabla reclama un lugar en

la historia que se remonta a los orígenes mismos del sector. En su propósito de afianzar la legitimidad del barrio, la Junta ha andado ya un buen trecho, gracias al respaldo de los vecinos y las buenas relaciones que ha entablado con las Juntas de San Martín y Barrio Norte, que le han servido de guía y apoyo en muchos de sus procesos organizativos. La JAC de Villa Tabla hace parte de la Asociación de Juntas de la Localidad 2, lo que le ha permitido estrechar relaciones y sellar alianzas con organizaciones barriales de otros sectores.

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Comunidad, organización y liderazgos

Planos Vivos Pescaito

Carta de vida de Álvaro Gómez 1

Álvaro Gómez en la playa de San Martín. Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre

Dos episodios en la vida de Álvaro Gómez ligados al fútbol: como autor del retrato en el homenaje de San Martín a Radamel Falcao García y como mascota del Unión Magdalena.

Carta de vida de Álvaro Gómez

Cortesía de Álvaro Gómez

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Raiz política

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Fuy creciendo, y en el barrio muchas amistades de mi edad cogieron caminos equibocados, calleron en la droga y la delincuencia”. Del puño y letra de Álvaro Gómez

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Fundación Pescaíto Dorado

Fundación Pescaíto Dorado

Comunidad, organización y liderazgos

Planos Vivos Pescaito

Ficha 9

Comparsa de “negritos”. Fotografía de Mariana Gil Arboleda

La Fundación Pescaíto Dorado es una organización sin ánimo de lucro, dedicada a la realización de proyectos y eventos culturales, artísticos, deportivos, científicos y pedagógicos para niños y niñas. Está comprometida con la divulgación de los saberes tradicionales y con la exaltación de la riqueza y la importancia del patrimonio cultural inmaterial de Pescaíto, Santa Marta y el Caribe. Igualmente está empeñada en rescatar y fortalecer las fiestas patronales de veredas, corregimientos y municipios, así como en garantizar la continuidad y el desarrollo del Carnaval y de las Fiestas del Mar en Santa Marta. Sus tres proyectos bandera, como tendremos oportunidad de detallar más adelante, son el Carnaval Infantil de Pescaíto, la Escuela Cantar de Tamboras y el Galardón Pescaíto Dorado. En la tabla 2 presentamos a los actuales integrantes de la Fundación.

Origen de Pescaíto Dorado La Fundación Pescaíto Dorado surgió como parte del empeño de Alaín Manjarrés, su actual presidente, por rescatar 166

la tradición carnavalera en Santa Marta.1 En un comienzo, Alaín aunó esfuerzos con otros miembros de la comunidad para conformar, en el año de 2006, la Junta Central del Carnaval de Pescaíto. Su objetivo primordial era el de revivir el Carnaval del sector, después de años de no haber sido celebrado. Las divisiones en el seno de la Junta llevaron a Alaín a crear la Fundación Pescaíto (Fundapescaíto), mientras que los miembros restantes de la Junta se asociaron en torno a la Fundación Carnaval de Pescaíto (Funcarpes). Pese al éxito de las fundaciones en la reorganización del Carnaval, Alaín sentía que aún había un vacío en las festividades: “Veía que había muy poco espacio para los niños, lo cual internamente produjo molestias. Mi idea era perpetuar el Carnaval a través de los niños, sembrar la semilla para que en un futuro sean protagonistas de su propio Carnaval”. Decidió entonces en el año 1

Alaín Manjarrés, vecino de Olaya Herrera. La entrevista para la elaboración de esta ficha fue realizada el 24 de mayo de 2016.


Piedefoto Raiz política

El Galardón Pescaíto Dorado. Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre

Raiz socioeconómica

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Alaín Manjarrés frente a la sede de Pescaíto Dorado.

La labor de Pescaíto Dorado Como lo indicamos más arriba, la labor de la Fundación gira en torno al Carnaval Infantil de Pescaíto, la Escuela Cantar de Tamboras y el Galardón Pescaíto Dorado. Las celebraciones del Carnaval tienen lugar en la semana previa a la Cuaresma y se concentran en la “esquina de la Alegría”, en el cruce de la calle 7 con la carrera 9.a. La organización de desfiles y el montaje de tarimas tienen lugar durante las cuatro noches que anteceden el Miércoles de Ceniza. Los desfiles se toman las calles y espacios públicos del barrio, en especial la calle 6, la calle 7, la carrera 11 y la plaza central de Pescaíto. Alaín describe así el papel de Pescaíto Dorado: “Bueno, nosotros sólo somos un instrumento, porque en sí el Carnaval es la gente, pero se buscan coreógrafos, vestuarios, músicas. Nosotros lo que hacemos es convocar y organizar”. La Fundación dedica sus mayores esfuerzos a la organización de las comparsas de niños y adolescentes. Igualmente adelanta campañas de rela-

>> Acto inaugural: La caravana llamada “Los niños y el mundo mágico del Carnaval” da inicio oficial al festejo. Adicionalmente se realiza una izada de bandera en la que se resaltan los símbolos patrios y la importancia del Carnaval. 
 >> Desfile “Disfrázate pelao” y lectura del bando: En este evento, la reina del Carnaval Infantil lee el bando e inaugura el concurso de disfraces carnavaleros. >> Talleres: La programación del Carnaval incluye talleres culturales que tratan temas diversos, tales como los mitos y leyendas populares, la tambora samaria o el Carnaval. Asimismo se organizan talleres prácticos de maquillaje y ornamentación corporal. 
 >> Desfile y coronación de reyes y reinitas: Como su nombre lo indica, durante este evento tiene lugar la coronación de la reina central y de las reinas de los barrios participantes. De igual manera se hace un reconocimiento al Rey Momo y a los respectivos reyes de cada barrio. 
 >> “Desfile de la alegría”: Constituye el evento central del Carnaval Infantil. En él, las diferentes comparsas conformadas por niños y adolescentes se lanzan a las calles de Pescaíto para presentar sus bailes y contagiar de alegría a los habitantes. 
 >> Desfile “Adiós al Niño Joselito”: Con este desfile se cierra el Carnaval Infantil de Pescaíto. En él se le da la despedida al Niño Joselito, a la espera de su retorno el año siguiente.

La Escuela Cantar de Tamboras, por su parte, ofrece a los niños, niñas y adolescentes del sector (entre los seis y los dieciséis años de edad) clases de tambora samaria. Los talleres de formación tienen lugar entre los meses de mayo y octubre. La ficha del sistema de Planos Vivos dedicada a la tambora samaria puede ser consultada en el siguiente capítulo. El lector o la lectora podrá sopesar la importancia de la tambora como expresión cultural en Pescaíto y en Santa Marta. En lo que al Galardón Pescaíto Dorado respecta, la ceremonia de entrega se realiza en el mes de junio en el parque central de Pescaíto, frente a la iglesia Nuestra Señora del Carmen. En palabras de Alaín Manjarrés, “la esencia es un hijo ilustre del barrio que haya nacido o vivido más de diez años acá, que se haya destacado en algún ámbito. Hay una junta conformada por todos los galardonados que se reúne y escoge a quién se le da; si no, queda a criterio de la Fundación”. A la ceremonia asisten diferentes personalidades del sector y de la ciudad como líderes comunales, periodistas, músicos y deportistas. De igual manera se hacen presentes el o la alcalde de Santa Marta y en ocasiones el gobernador o la gobernadora de Magdalena. Entre las personas galardonadas con el Pescaíto Dorado se encuentran, entre otras, el líder comunal Jaime “Currimbí” Mendoza; Graciela Mejía, a quien ya tuvimos oportunidad de presentar en la ficha correspondiente; Víctor Delgado y Pedro del Valle, tamboreros; Carlos “el Pibe” Valderrama; Silvio Lizcano, antiguo kinesiólogo del Unión Magdalena; los humoristas Sara Acosta y Luciano Visbal; Manuelito Bermúdez, dueño del insigne bar “El Mojón de Oro”, y Maximiliano “Chimilongo” Robles, exarquero del Unión Magdalena.

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Raiz socioc u lt u r a l

ciones públicas y contacta diferentes medios de comunicación para la promoción de los diversos eventos que constituyen el Carnaval Infantil, a saber:

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Raiz histórica

2010 crear una nueva fundación dedicada exclusivamente a promover valores culturales en la niñez. Tal como reza uno de los volantes de la fundación, “Pescaíto se ha distinguido como una comunidad donde se conjugan una serie de sentires, significados y actividades caracterizadas por el asentamiento en su tradición cultural [...]. Por ello, esta Fundación ofrece un espacio a los niños que responda a su derecho de expresión cultural propia”. Alaín tomó el nombre de Pescaíto Dorado del galardón homónimo que había venido entregando desde el 2004, y que desde entonces quedó a cargo de la nueva fundación.

Raiz urbana

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Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre

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T abla 2

Fundación Pescaíto Dorado

Comunidad, organización y liderazgos

Planos Vivos Pescaito

Integrantes de la Fundación Pescaíto Dorado

Barrio

Cargo

Alaín Manjarrés

Integrante

Olaya Herrera

Presidente

Darling Luna

Olaya Herrera

Secretaria

Aldo Méndez

Barrio Norte

Tesorero

Javier Manjarrés

Pescaíto

Director ejecutivo

Aramis Manjarrés

Pescaíto

Fiscal

Arien Meza

Dos de las personalidades del sector homenajeadas con el Galardón Pescaíto Dorado: Carlos “el Pibe” Valderrama y Graciela Mejía. Fuente: Archivo de la Fundación Pescaíto Dorado

Olaya Herrera

Contador

Juana Iguarán

Barrio Norte

Vocal 1

Carlos Montes

Barrio Norte

Vocal 2

Sostenimiento de Pescaíto Dorado Los fondos para el sostenimiento de la Fundación provienen principalmente del Programa Nacional de Concertación Cultural del Ministerio de Cultura, que hasta ahora ha respaldado la organización del Carnaval Infantil. Recursos adicionales, en palabras de Alaín, provienen de “[la] autogestión, fondos propios y tocando puertas para ver donde nos colaboran”. Entre las firmas y entidades que han dado su apoyo, se destacan Molinos de Santa Marta, que provee las tarimas y sistemas de sonido para los eventos del Carnaval Infantil; Graficolor, que brinda apoyo logístico a los talleres organizados durante los festejos; y los medios de comunicación (radio y prensa), que prestan su patrocinio a través de la publicidad y ponen a disposición de la organización del Carnaval un grupo de animadores para los eventos. El mayor reto lo constituye, en palabras de Alaín, “mantener un apoyo institucional permanente para asegurar los eventos; la gestión no es fácil”. En efecto, la Fundación no puede dar por sentada la partida del Ministerio de Cultura, pues cada asignación depende de la aprobación del proyecto correspondiente a través de concurso abierto. Es por eso que el presidente de Pescaíto Dorado está empeñado en alcanzar la autosuficiencia de la entidad: solo así es posible asegurar la continuidad de los proyectos y realizar una planeación de largo plazo. La trayectoria y el reconocimiento de Alaín Manjarrés como gestor cultural en el sector son prenda de garantía: “Creo que hemos visto cosas anticipadas y ya somos reconocidos en la ciudad y el Caribe; entonces, contando con eso, vamos a ver si conseguimos ese autosostenimiento, creando una empresa alterna que sea educativa y cultural”.

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Raiz política

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Raiz socioeconómica

Creo que hemos visto cosas anticipadas y ya somos reconocidos en la ciudad y el Caribe; entonces, contando con eso, vamos a ver si conseguimos ese autosostenimiento, creando una empresa alterna que sea educativa y cultural”.

Raiz a m b i e n ta l

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Comparsa del Carnaval Infantil.

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Raiz urbana

Fuente: Archivo de la Fundación Pescaíto Dorado

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Pescaíto y la Fundación Pescaíto Dorado de cara al futuro En opinión de Alaín, el futuro de Pescaíto depende de su posicionamiento como centro de las actividades culturales en la ciudad: “Me gustaría que la estatua del Pibe estuviera en Pescaíto, porque el barrio puede ser un punto turístico, con gastronomía: que sea un lugar de encuen-

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tro para los samarios, que sea el barrio cultural de Santa Marta. En la medida en que eso se dé, se abren espacios para hacer actividades”. En cuanto a la participación de Pescaíto Dorado en dicho escenario, Alaín señala que la fundación se convertiría en una de las principales gestoras de las actividades culturales: “Si ya somos abanderados en el tema, en un futuro así, pues mucho más”.

Descripción del desfile “Adiós al Niño Joselito” de 2016 por parte de la Fundación En la más reciente edición del Carnaval Infantil de Pescaíto, diez comparsas y cuadrillas infantiles participaron en su desfile de cierre, entre ellas la de Intelecto, colegio dirigido por Alaín Manjarrés: “Este año no alcanzamos a hacer comparsa, sino que hicimos una cuadrilla, y como tenemos ahora un himno del Carnaval, pues los niños salieron a bailar ese. Se hizo una pequeña coreografía que ensayamos en el colegio, y los niños trajeron sus disfraces de sus casas y salimos a la calle [..]. Había comparsas de Los Almendros, de San Jorge, de un colegio del sur; hubo una buena participación. Ese desfile es especial, porque Joselito no se muere, uno le da un adiós temporal, porque él vuelve el otro año. La idea ahí es no involucrar la muerte

para darle un mejor final”. El desfile de despedida del Niño Joselito partió de la plaza central de Pescaíto, tomó la calle 6, la carrera 5.a y la calle 4 hasta la carrera 12, para culminar su recorrido en el Centro Pedagógico Intelecto.

Raiz histórica

En líneas generales, la Fundación ha gozado de buen recibo entre los habitantes del sector, tal como lo confirma su presidente: “La gente ha acompañado, participado y apoyado la Fundación. Muchos padres prefieren que sus hijos salgan en comparsas acá, porque no está el riesgo del alcohol y los eventos se terminan temprano […]. El Pescaíto Dorado pues es un evento que ya lleva años y vienen personalidades de todas partes; gente reconocida de Pescaíto y de afuera”. Ahora bien, la participación de tres organizaciones diferentes en la organización del Carnaval de Pescaíto ha generado tensiones y rivalidades, que necesariamente dificultan los preparativos del Carnaval Infantil. Alaín lamenta, por ejemplo, que tanto Funcarpes como Fundapescaíto organicen desfiles y eventos para niños, incluyendo la elección de la reina infantil: “Eso le quita espacio a mis niños, porque el Carnaval de los grandes es de gran tamaño y meten a niños también; eso relega las actividades que los niños de Pescaíto Dorado también quieren llevar a cabo”.

Raiz socioc u lt u r a l

Problemas y conflictos que enfrenta Pescaíto Dorado

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Breve narración etnográfica del “Desfile de la alegría” del año 2016 La caravana de carros y comparsas de Pescaíto Dorado se traslada por la calle 4 hacia la carrera 12. Unos cinco carros con picós se ponen a la cabeza de los grupos, mientras los niños y las niñas, enfundados en disfraces coloridos, presentan sus bailes. Las niñas de Tambor Samario bailan “El taxi”. “Los negritos” marchan por las calles vestidos con taparrabos, lanza en mano, cubiertos de pintura negra. De pronto rompen filas y salen corriendo hacia los espectadores con un grito de guerra: un susto tremendo se llevan los espectadores embestidos por esta estampida. Las cumbiamberas continúan con su baile al son de una tambora, protegidas por un cerco de padres de familia. La reina central del Carnaval Infantil las lidera en su carroza; a su lado aparecen el Rey Momo y una comitiva de bailarines. El desfile continúa hasta la carrera doce; allí da un giro hacia la calle seis, donde finaliza el recorrido. 169


El Carnaval: una de las máximas expresiones de la cultura popular pescaítera. Fotografía de Mariana Gil Arboleda

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Pescaíto: dimensión sociocultural Tal como lo hemos señalado en las páginas precedentes, la investigación de Planos Vivos puso el énfasis en el ámbito sociocultural, tal como había sido acordado con la comunidad y con los actores comprometidos con la renovación urbana del sector. El concepto de cultura empleado aquí difiere del que suele ser utilizado en iniciativas de esta índole, pues no se limita a las manifestaciones artísticas, las tradiciones artesanales o las expresiones folclóricas.

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La dimensión sociocultural abarca aquí las prácticas cotidianas, los hábitos y los oficios que constituyen la quintaesencia de la identidad pescaítera. Entre los temas de investigación cabe mencionar,

sin pretensión de exhaustividad, el baile, la música de picó, la siesta, el fútbol en la calle, los paseos a la playa, la vida en los patios, la venta de fritos y comida en las casas, el mototaxismo, las ventas ambulantes, los juegos infantiles y los hábitos de los jóvenes. La selección de fichas que presentamos a continuación constituye una pequeña muestra de la riqueza sociocultural de Pescaíto. La propuesta urbana y arquitectónica de Planos Vivos busca no solo recoger y resaltar su diversidad y vitalidad, sino además ofrecerle nuevos espacio de proyección para que siga alimentando la construcción del territorio pescaítero en el futuro.


Raiz política Raiz socioeconómica

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Raiz a m b i e n ta l

La propuesta urbana y arquitectónica de Planos Vivos busca no solo recoger y resaltar su diversidad y vitalidad, sino además ofrecerle nuevos espacio de proyección para que siga alimentando la construcción del territorio pescaítero en el futuro”.

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Los pintores de Pescaíto Raiz urbana

Ficha 10

Por su parte, Óscar Enrique Redondo también sintió una temprana fascinación por el arte: “Desde que nací pinto, porque la esquina no me gustaba. Me dediqué a hacer aquí mis cositas”.2 No obstante, fue en la adolescencia, después de haber conocido al artista barranquillero Edison Roa, que decidió seguir su vocación: “Edison Roa vino a exponer y nos hicimos amigos, grandes amigos. Él fue como mi mentor; si no hubiera sido por él, no hubiera aprendido nunca arte”. Fue precisamente Roa quien lo convenció

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Álvaro Gómez, vecino de San Martín. La entrevista para la elaboración de esta ficha fue realizada en febrero de 2016. Óscar Enrique Redondo, vecino del barrio de Pescaíto. La entrevista para la elaboración de esta ficha fue realizada en mayo de 2016.

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Raiz histórica

Actualmente viven en el gran Pescaíto dos talentosos pintores: Álvaro Gómez y Óscar Enrique Redondo. En lo que se refiere a Álvaro Gómez, su curiosidad e interés por la pintura se manifestaron desde la más temprana infancia: “Yo creo que nací con ese poder o don que me dio Dios. La pintura es empírica: yo era muy rebuscador, yo aprendía viendo, y empecé mirando a otros artistas pintar, y a hacerles preguntas, hasta que un día le dije a mi papá que yo quería estudiar en Bellas Artes”.1 Álvaro pudo realizar su sueño de estudiar en la Escuela, aunque se retiró y nunca se graduó: “Yo veía que mi talento era muy bueno y por eso me retiré, porque veía que yo sabía; yo veía que estaba bastante avanzado, me veía atrapado y no avanzaba, me retiré y nunca me gradué, y después Bellas Artes desapareció”.

Raiz socioc u lt u r a l

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Álvaro Gómez frente al caballete. Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre

de ingresar a Bellas Artes, donde terminó sus estudios, aunque al principio no le fue fácil adaptarse: “Yo estudié en la Escuela de Bellas Artes. Nunca me salí, porque era como un puente. Solo recibían a diez, y yo quedé. Yo conozco la Escuela de Bellas Artes por Edison; entro a Bellas Artes en 1970 a que me enseñen óleo, porque me gustó como hobby. Yo también quería ser mecánico, pero nunca lo hice, ya nunca dejé el arte”.

Álvaro Gómez: pintor y ebanista Aparte de la pintura, Álvaro hace “de todo un poco”: trabaja como ebanista y tapicero, estampa camisetas y fabrica anuncios de publicidad, entre otras cosas. Tal como él mismo lo explica, hace

ya varios años que abandonó la pintura como actividad principal: He dejado a un lado los pinceles y me he dedicado más a la ebanistería, por no tener materiales: el óleo se ha encarecido mucho y no hay recursos ni pa’l sustento. Para ponerse a pintar tiene que tener uno segura la cuestión alimentaria. Hay gente que puede dedicarse a pintar, pero yo no tengo espacio en mi casa ni tengo nadie que me ayude. Había un gremio y organizaba y tocaba puertas, a la Alcaldía y a los bancos, para patrocinio pa’l coctel, el brindis, las invitaciones. Antes se hacían muestras de pintura, exhibiciones del periódico El Informador y el Banco de la República, pero nadie ahí hablaba de arte; solo se hablaba de política, de críticas, de todo menos del arte. Nadie se preocupaba por preguntar por precios de las obras, la gente se iba y ni 171


Los pintores de Pescaíto

Pescaíto: dimensión sociocultural

Planos Vivos Pescaito

Óscar Enrique Redondo y su obra pictórica. Fotografías de Gabriela Díaz Montealegre y Mariana Gil Arboleda

se hablaba de las pinturas. Entonces decidí no exponer más; eso me desmotivó.
Ahora ya es por encargo, que venga alguien y me diga: “Señor Álvaro, ¿usted es capaz de hacer la última cena?”. O bodegones de fruta, o flores. Esas son obras comerciales que hago en un día, mientras que la artística me demoro dos y tres meses. Los colegas venden a ochenta mil la comercial, pero eso es un regalo. ¡Imagínese! Templar el lienzo ya es trabajo y tiempo, no vale la pena. Un día me ofrecieron cien dólares por la última cena, y no amerita, es mucho tiempo, una obra así vale más de un millón de pesos, entonces no acepté. Solo le dicen a uno que está bonito y eso es todo. Aquí, nanay cucas, como dicen por ahí. Hace más de quince años dije no más.

A pesar de que solo pinta esporádicamente y está dedicado a la ebanistería, Álvaro señala que su verdadera pasión es la pintura: “Para mí lo favorito para pintar es el costumbrista, el pescador jalando su red, los vendedores de fruta, el movimiento del ser humano buscando su sustento. La pintura para mí es todo; si tienes un recorderis, lo plasmas. Digo: ‘¡Caramba!, ¡me acuerdo cuando mi papá pescaba!’, y pues lo plasmo”.
Trabaja en la terraza del frente de su casa, sentado en un banquito y al lado de una mesa de madera, en la que se amontonan las herramientas con las que repara y fabrica muebles. “También hago avisos de publicidad, pero no está tan bueno ahora, y hago también estampados con plastisol y plancha”, agrega Álvaro, quien guarda la esperanza de reencontrarse con la pintura a través de la enseñanza a los jóvenes: “Yo si he querido que una entidad me llame para dictar unas horitas de clase de pintura y dibujo, pero no me han llamado de colegios ni nada”.

Óscar Enrique Redondo: pintor, escultor y tallador en madera En el taller que tiene en el patio de su casa, bajo un enorme árbol de níspero y rodeado de sus trabajos, sus herramientas, sus libros y su dálmata de ojos azules, Óscar Redondo pasa los días dedicado a pintar. Aclara que la pintura no ha sido siempre su prioridad, pues al salir de la Escuela de Bellas Artes se dedicó sobre todo a la escultura y la talla en madera, 172

que eran más rentables. Ahora, a sus 69 años, ya no esculpe, pues el retumbar del martillo no es bueno para su cabeza y su salud: “A mí lo que me gusta es la pintura al caballete, y he aprendido escultura. He hecho cosas en barro y cemento, y algunas cositas en bronce vaciado, por encargo, claro, porque es costoso y perseguido”. Acompañado por el sonido de su radio, que asoma de una repisa de madera que asemeja un palomar, disfruta plenamente de su reciente reencuentro con la pintura. Además de hacer bodegones de flores y frutas, porque “es lo que se vende”, pinta lo que más le gusta: rostros, pescadores recortados contra el mar, mujeres y hombres en primer plano con expresiones cotidianas. Cuando no está pintando, Óscar se mantiene ocupado repasando los libros de su tiempo de estudiante en Bellas Artes.

Problemas y dificultades que enfrentan en su labor Álvaro ya no pinta, pues los costos de los materiales para pintar al óleo exceden su capacidad económica. En su opinión, las personas en general ya no compran arte, y las pocas que manifiestan algún interés ofrecen sumas irrisorias: no hay manera de que pueda derivar su sustento de la pintura. Óscar no ha dado su brazo a torcer, y aunque su situación económica está muy lejos de ser desahogada, aparta siempre unos cuantos pesos de cualquier ingreso que reciba para comprar materiales: la suya es una pintura contra todos los pronósticos. Por otra parte, ambos artistas expresan su tristeza por la desaparición de la Escuela de Bellas Artes de Santa Marta, que ha dejado a las nuevas generaciones de artistas huérfanas de un lugar dedicado a la enseñanza y el estudio del arte.


La esquina y su tienda como lugares de encuentro

Raiz política

Ficha 11

Tienda “La Ocasión”. Fotografía de Luis Miguel Marín

Raiz socioeconómica

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Antes todos los pelaos del barrio se reunían en la esquina, ese era el sitio de reunión de los pelaos. Se hacían gremios, a jugar fútbol, a jugar cartas o macana. De ahí salían los novios, los enredos, las comparsas; ahí se formaban los campeonatos y los equipos de fútbol. Antes uno se podía sentar en una esquina y tú bebías, gozabas, se echaban cuentos toda las noches. Eso iba llegando uno, se iba parando el otro, cuando ibas a ver ya habían quince personas. Y se hablaba de política, de todo, y se terminaba jugando. Ya no se puede, la juventud de ahora ya no es la de antes, nosotros nos sentábamos – hombres y mujeres– en la esquina, no había ni drogas ni peleas. Pasaba [el vendedor de] la yuca, el bollo, y uno [le decía]: ‘Ey, ven acá’, y se compraba uno el bollo, se compraba de todo […]. Antes no había celular, entonces era: ‘Ey, ven acá, te espero en Mi Tesoro’, esa era una tienda. También estaba La Finquita, La Catalana, Te Sigo Esperando, Donde Pudín, El Tuche Rojo, Piso Alto, La Esplendorosa, Mi Buenos Aires; todas esas eran tiendas de esquina. En la tienda era donde se formaba la recocha, se compraba la gaseosa, se jugaban o se apostaban las cervezas, se jugaba dominó. Les fiaban a los padres de uno [risas]. Las tiendas hacen cartones, un vale: ‘¡Anótale a mi papá ahí!’.1

Óscar Camargo, quien creció en la calle 7, resalta la importancia de la esquina en su niñez y adolescencia: “Nos reuníamos en la esquina a mamar gallo. Éramos bastantes, todos los pelaos del pedazo, a hablar ahí en la tienda. Comprábamos que la gaseosa o que los panes, que los pudines. Nosotros los de por aquí nos reuníamos en esta esquina, sobre la 7 con 9.a [la esquina de la Alegría]. Esa tienda ha tenido varios nombres o dueños, que Capella, después Nacho, y al frente era la esquina de la señora Irene [hoy estanco Los Reebok], la tía de los Manjarrés”. 2 Óscar también recuerda otras tiendas emblemáticas en el sector: “Donde es hoy la Clínica La Castellana estaba La Fe, y más arriba estaba La Mano Poderosa, que era como de cristianos”. Así, pues, los grupos de amigos de las diferentes calles tenía su tienda o su esquina de cabecera, tal como lo señala el propio Óscar: “En esas esquinas siempre nos concentrábamos; las demás calles, en las esquinas de sus pedazos”. Justamente la tienda de Irene, mencionada en el testimonio de Óscar Camargo, es la misma tienda de esquina en la que los beisbolistas de Las Estrellas de la 7 mataban el tiempo y departían con sus amigos, tal como lo cuenta Armando Dávila, antiguo integrante de la novena.3 Allí tomaban refrescos, repasaban los juegos y conversaban de lo divino y lo humano. Si alguien necesitaba hablar con alguno 2

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Ahír y Libia del Valle, vecinos del barrio de Pescaíto. La entrevista para la elaboración de esta ficha fue realizada en abril de 2016.

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Óscar Camargo, vecino de Barrio Norte. La entrevista para la elaboración de esta ficha fue realizada en abril de 2016. Armando Dávila. Entrevista: abril de 2016.

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Las esquinas –y sus tiendas– han sido tradicionalmente un lugar privilegiado de encuentro y reunión para pescaíteros y pescaíteras por igual. Ahír “Papa” del Valle y su hermana, Libia del Valle, hijos del legendario tamborero Pedro “Te Veo” del Valle, fallecido en 2011, traen a colación los recuerdos de su juventud:

Como los testimonios lo indican, los adultos que en su niñez y juventud disfrutaron de las esquinas y sus tiendas como espacios de socialización, registran en ellas cambios de no poca monta en tiempos más recientes. Es indudable que las esquinas conservan parte de la vitalidad de antaño, pero su primacía como lugar de reunión se ha visto menoscabada: “Ahora muy poco se concentran en esquinas, no como antes”, observa al respecto Óscar Camargo. La seguridad es en este punto una preocupación primordial, como lo reconoce Ahír del Valle: “Sí se ve [departir a las personas en las esquinas], pero no como antes; hay grupitos mínimos. Ahora ya muy poco, ya se sientan con miedo que vaya a venir una moto o un tiro y lo mate. Eso antes no pasaba”. Su testimonio refleja los temores que han enturbiado la relación de los habitantes con sus esquinas: “Hoy en día a nadie se encuentra uno en la esquina. Es muy peligroso, los que se reúnen ahora en la esquina los amenazan grupos de limpieza: ya no pueden ver pelaos en las esquinas, que porque de ahí salen los ladrones”.

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de ellos, necesariamente debía pasar por la tienda.

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Pese a las fundadas preocupaciones de muchos habitantes, la esquina mantiene todavía su condición de espacio de confluencia y reunión, gracias a la presencia continua de viejos y nuevos actores. Los mototaxistas, a la espera de pasajeros o en sus momentos de descanso, se instalan en esquinas como la de la calle 5 con carrera 9.a, junto al puesto de salud, o la del parque de San Martín en el costado de la cancha polideportiva. También es posible observar grupos de adultos que se reúnen en torno a diversos juegos de mesa, como la macana o el parqués: sacan sillas y mesas a la calle y pasan horas enteras con sus contertulios de siempre. La venta de fritos, ya sea en vitrinas móviles o con estufas para freír en presencia de los compradores (generalmente en las mañanas), 173


Planos Vivos Pescaito Pescaíto: dimensión sociocultural La esquina y su tienda como lugares de encuentro

Las tiendas de esquina como lugar de encuentro. Fotografías de Luis Miguel Marín

es otra de las actividades que animan las esquinas: ¿qué mejor pretexto que una arepa de anís o de huevo, un buñuelo, una empanada, un patacón relleno, una carimañola o un dedito de queso para entrar en conversación con vecinos y pasantes? Ahora bien, son las tiendas o panaderías de esquina las que mejor han sabido preservar el antiguo gusto por el encuentro esquinero con propios y extraños. Bien vale la pena examinar brevemente sus principales características y resaltar los elementos que las hacen tan atractivas.

Fisonomía y atractivo de la tienda o panadería de esquina Las tiendas de barrio y panaderías, sobre todo las esquineras, tienden a congregar a los habitantes del gran Pescaíto, máxime cuando poseen algunas de las características que invitan a sus clientes a permanecer por un tiempo prolongado. Cabe destacar, en primer lugar, el techo alargado que bordea la tienda de esquina y que genera una especie de terraza. Las sillas o los bancos en el exterior son ideales para las conversaciones entre adultos. Si la tienda o panadería tiene muros o pisos altos, estos se transforman en el asiento perfecto para los jóvenes. Si además está bajo la sombra de un árbol, se convierte en el espacio fresco ideal. Para rematar, si la tienda pone música, seguramente atraerá grupos de adultos y jóvenes dispuestos a pasar el rato. Las tiendas de esquina más populares son las que se encuentran en las vías de mayor flujo peatonal y vehicular, como las de la carrera 5.a, la calle 6 y la carrera 11.

Las tiendas de esquina poseen dos espacios claramente diferenciados, pero que congregan por igual a los pescaíteros y las pescaíteras: >> Espacio interior: Las tiendas siempre tienen accesos por ambos costados hacia un espacio interior, rectangular, enmarcado por los accesos y por las vitrinas de venta. Las personas entran a comprar diferentes cosas y aprovechan para ver televisión, leer los titulares del periódico y comentar los acontecimientos más recientes con los vecinos que allí se encuentran. Las tiendas más espaciosas también ofrecen mesas y sillas en el interior, para que la gente se siente cómodamente y converse con sus amigos. >> Espacio exterior: Se trata de un espacio en forma de L, generalmente cubierto por un parasol, con bancas de madera o concreto y algunas sillas y mesas Rimax. Algunas tiendas tienen un muro que delimita el espacio, y que a la vez sirve de asiento a las personas. Otras tiendas tienen el piso elevado para prevenir inundaciones, que se convierte así en lugar para sentarse desde la calle: es sin lugar a dudas el sitio más apetecido por los más jóvenes. Algunas tiendas plantan árboles en el espacio exterior para que le den sombra y frescura al lugar. Carmenza Suárez, quien atiende uno de estos negocios en la calle 6 con carrera 8.a, señala que sus clientes “se quedan sentados afuera por costumbre. Los fines de semana es cuando más se llena la tienda, sobre todo por la noche. Cuando esta toda esa gente afuera, lo que más se vende es

líquido”.4 Algunos establecimientos buscan atraer personas a través de potentes picós, pero otros prefieren ser catalogados como tiendas en sentido estricto y no como cantinas, como en el caso de la tienda de Carmenza Suárez: “Aquí no ponemos picó ni nada de eso; los fines de semana solo abrimos hasta las diez.” David Penny Tovar es un señor de edad que, según sus vecinos, “se la pasa en la tienda haciendo na”. Al ser preguntado sobre la fidelidad incondicional que le profesa al lugar, responde lo siguiente: “¿Que por qué me gusta ir a la tienda de la esquina? Porque los estaderos ya están lejos, están por allá en la 30. Además se armaban muchas peleas. En cambio en las tiendas de la esquina uno toma con la gente del barrio y no pasa nunca una pelea. Por ejemplo, ahí llega el compadre, llega prácticamente la familia y los amigos […]. Uno va allá hasta para comentar las noticias. Lo mejor son los fines de semana, porque se llena más”.5 Las tiendas de esquina buscan asegurar la lealtad de sus habitués de diferentes maneras, tal como lo explica el propio David: “Ellos buscan la forma de vender: le ponen el parasol, las sillas... Cuando hay partidos buscan la forma de poner televisor, para que la gente vea, compre cerveza y uno comente […]. Ellos también le fían a la gente que saben que tienen sueldos fijos; entonces por eso la gente va diariamente a comprar las cosas”.

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Carmenza Suárez, vecina del barrio de Pescaíto. La entrevista para la elaboración de esta ficha se realizó en abril de 2016. David Penny Tovar. La entrevista para la elaboración de esta ficha se realizó en abril de 2016.


Cocinar y comer en Pescaíto

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Ficha 12

Raiz socioeconómica

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El maíz es el aporte indígena por excelencia, y bien puede ser considerado como el rey de la cocina pescaítera. Lourdes Ruiz Ureche, a quien los vecinos le reconocen una sazón excepcional, nos cuenta al respecto: “Moler el maíz… todavía algunas familias lo hacen, aunque ya eso lo venden por kilo, ya viene preparado. Entonces ahí se repartían los muchachos de la casa: ‘Hoy le toca a fulano moler el maíz’, y le brindaban el agua de maíz, se la peleaban. El agua donde se cocina el maíz decían que era muy refrescante y se tomaba en las tardes; todavía se usa. Un día me regalaron una botella de agua de maíz, azúcar y hielo, heladita, fresca, fresca: era refrescante”.1 Carlos Urbano, vecino de Barrio Norte y jugador de dominó en la esquina de Francisco Martínez, asocia siempre el maíz con la cuajadera, un mecato (merienda) que comían con frecuencia en su casa: “[Es una] masa de maíz con clavo de olor y dulce. La metían en el horno y era como una tortica”. 2 1

2

Lourdes Ruiz Ureche, vecina del barrio de Pescaíto, 55 años de edad. La entrevista para la elaboración de esta ficha fue realizada en mayo de 2016. Carlos Urbano, vecino de Barrio Norte. La entrevis-

Raiz a m b i e n ta l

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La sola mención del maíz despierta en los hermanos Ahír y Libia del Valle recuerdos vívidos, asociados a la memoria su padre, el legendario tamborero Pedro “Te Veo” del Valle: “Se sancochaba el maíz y mi papá tenía un mesón en el patio y allá ponía el molino. Mi papá nos hacía las arepas, los bollos y la cuajadera con el maíz, y tenía también una hornilla en el patio y hacía pan”.3 El funche es otro de los platos que les viene a la mente: “Mi papá compraba la harina de maíz y le echaba tomate, cebolla, ajo, aliño, condimento, y la ponía al fogón como si fuera un pudín salado con condimento. Se hacía en caldero, le echaban grasa al caldero. Quedaba al aire libre y hasta que no se endureciera, no se partía […]. Mi mamá y nosotros los hermanos ayudábamos ahí”. En su recuento, los hermanos Del Valle no pueden dejar de mencionar la hojaldra: “Una arepa de maíz que queda tostada; parece pizza. Uno la estira, la amasa como si fuera a hacer pizza, se le echa azúcar y se la come”. La elegía al maíz no puede relegar a un segundo plano a la yuca, otro de los aportes indígenas fundamentales a la cocina pescaítera. La yuca cocida y sobre todo el

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ta para la elaboración de esta ficha fue realizada en mayo de 2016. Ahír y Libia del Valle, vecinos del barrio de Pescaíto. La entrevista para la elaboración de esta ficha fue realizada en abril de 2016.

Las carretas de venta ambulante: parte integral del buen comer en Pescaíto.

Raiz histórica

La tradición culinaria de Pescaíto ha sido transmitida de generación en generación alrededor de los fogones de leña, dentro de los patios, en las cocinas. Cocinar en casa y comer en familia, sin apuros, es una de las costumbres de mayor arraigo en el sector. En torno a la comida, a su preparación y consumo, se refuerzan constantemente los vínculos familiares y comunitarios. La cocina tradicional constituye un auténtico crisol de culturas, en el que es posible identificar contribuciones indígenas, africanas y europeas. Entre la infinidad de refrigerios, viandas y platos que constituyen el patrimonio culinario de Pescaíto, cabe mencionar, entre otros, el arroz de coco, el 
bistec de jurel, la arepa de queso, el arroz de camarón, la sierra frita, la yuca cocida, el salpicón de pescado, el plátano cocido, la sopa de pescado, el 
guineo verde cocido, el bollo limpio, el cayeye (puré de guineo verde cocido) el bollo de yuca, el arroz de maduro, el plátano melao, el 
bollo de queso, el arroz de bonito y el buñuelo de fríjol.

Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre

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bollo de yuca no pueden faltar en la mesa. La memoria culinaria de los hermanos Del Valle también tiene un espacio reservado para el tubérculo insigne del Caribe: “Papá sancochaba la yuca, la molía y la amasaba, hacía las rosquillas y las fritaba; después les echaba azúcar”. El guineo, por su parte, constituye la contribución africana por excelencia a la dieta pescaítera. Libia del Valle recuerda en particular la colada de guineo verde: “El guineo verde se hacía en tajaditas y se ponían a secar en el techo, al sol; después se molía y se hacía una colada con eso. A eso se le echaba leche de vaca”. Su hermano Ahír añade: “Mi papá lo ponía a secar en el techo una semana, hasta que quedaba sequito, después lo molía con la canela en el molino y quedaba una harina, y con eso se hacía la mazamorra de guineo verde, leche y azúcar. Aquí una la comprábamos en harina y la otra líquida. Se le decía leche peona o leche senda”. A esta preparación, recalca Ahír del Valle, la llamaban también mazamorra de guineo. 175


Fotografía de Gabriela Díaz Montealegre

Pescaíto: dimensión sociocultural

Planos Vivos Pescaito

La venta de fritos de fogón, en la que se fríe en frente de los compradores.

Cocinar y comer en Pescaíto

Otro plato de guineo muy popular es el cayeye, que las personas mayores conocen como mote de guineo. Lourdes Ruiz Ureche describe así su preparación: Se cocina el guineo verde, en suficiente agua. Luego se panga [aplana] el guineo, se le echa buena mantequilla y punto de sal, hasta que quede una especie de puré, y se reparte rociándole queso. Se come preferiblemente en los desayunos con chocolate en leche. Hay personas que acostumbran cuando hacen el mote [puré] ponerlo en un plato hondo y echarle el café de leche o el chocolate. Queda como una mazamorrita o colada. Una delicia. Lo rico del cayeye es echarle un punto de vinagre. Algunas personas le dicen revolcado con el café, pero es una forma folclórica.

En lo que se refiere al guineo maduro, Carlos Urbano guarda recuerdos imborrables: “Se pelaban y la mamá de uno lo mandaba a que los montara en el techo de zinc. Pasaban allá una semana hasta que el sol los secara bien sequitos. Después se juagaban con agua’e panela y se comía de mecato”. La forma de cocinar se ha transformado a la par que el sector, y sus cambios en el tiempo permiten seguirles el rastro a las fases del desarrollo urbano. En este sentido, los recuerdos de Lourdes Ruiz Ureche constituyen el mejor de los testimonios: “Primero se cocinaba con leña, y llegó el fogón de candela o querosene o gas. Después entonces trajeron las pipetas, las bombonas de gas propano: un burrito venía, un señor en burro; le llenaban a uno una botella, y valían quinientos pesos. ¡Era mucho en esa época! Llenaban botellas de litro de vidrio por doscientos pesos; hasta las laticas donde vendían manteca las llenaban”. Con posterioridad, agrega Lourdes, se difundió la estufa eléctrica en el sector: “Se cocinaba con estufa eléctrica y era muy lenta; eso es ahora con el gas que no se demora 176

nada, pero antes yo servía el almuerzo y ponía a hacer la comida”. Si bien la comida casera ha sido altamente valorada en Pescaíto desde siempre, sus habitantes no han dejado de rendir tributo a las especialidades que pueden conseguir en negocios reconocidos o en sus esquinas de confianza, tal como lo atestigua Carlos Urbano: “Había sitios de renombre, como La Morita; era un teatro y allá vendían arepas asadas y carimañolas, avena Marsol. Entonces, como tenían renombre, la gente iba. Antes también había venta de pastel envuelto en hoja, había de masa y de arroz; el de masa tenía cerdo o carne molida. La abuela del Pibe hacia carimañola y la empanada, y él los vendía; todos vendían lo que hacía la señora Clementina y la señora Nacha”. Es evidente que los niños y las niñas han hecho parte importante de la tradición culinaria en Pescaíto, en tanto ayudantes de cocina, mandaderos y vendedores, como lo confirma el testimonio de Lourdes Ruiz Ureche: Mi mamá me llamaba a ayudar con cosas sencillas: ‘Frite las tajadas, dé la vuelta a esto’. Mis hermanos iban al mercado también; aquí mi mamá mandaba por turnos, un día uno y al otro, otro. En esos tiempos se comía muy bien, era como más sana la comida; uno antes se dedicaba más a hacer un buen desayuno. Ya la gente se acomoda, ves tú los restaurantes llenos, la gente no cocina. Mi mamá le mandaba el desayuno a mi abuela, y yo se lo tenía que llevar, o cuando preparaba algo delicioso se lo mandaba.

En cuanto a la comida preferida por los niños y los jóvenes de antaño, el mismo Carlos Urbano recuerda que

moscada, de leche, de tamarindo. Es como decir los bolis ahora, pero esas bolsas plásticas no existían. Y bollo’e yuca con panela melcochada: uno compraba las dos e iba mordiendo de uno y del otro. Cocada arrancamuelas, alfajores que venían en forma de triangulitos con pimienta –el alfajor de aquí no es dulce–. Cuajadera, almojábana, pan de yuca: todo eso era el mecato de antes.

Mención aparte merecen los fritos en Pescaíto: cada esquina o frente de casa puede transformarse en punto de venta. En líneas generales son dos los tipos de venta que pudimos identificar en la investigación: por un lado, las ventas en horas de la tarde y de la noche, en vitrinas de bombillo o carritos ambulantes; por el otro, la ventas de fogón en las mañanas, particularmente frente a los colegios, en las que se frita en presencia de los compradores. Niños y jóvenes se desviven por los fritos, tal como lo refiere Liliana Galván, vecina del barrio de Pescaíto, al comentar la fascinación de sus hijas por la comida rápida pescaítera: “A ellas les gusta mucho las salchi [salchipapas], las más buenas son dizque de la 6 con 13. [Si] por ellas [fuera], se las compraban todos los días”.4

Tiempos y lugares El desayuno en Pescaíto suele ser servido temprano, entre las seis y las siete de la mañana, aunque en los hogares en los que viven estudiantes de colegio de la jornada de la mañana, que empieza hacia las seis y media, el desayuno tiene que estar listo aún más temprano. Sully Castañeda declara enfáticamente: “Aquí en la Costa no se desayuna que un pancito con un cafecito, ¡aquí desayunamos salaooo!”.5 4

en esa época vendían paletas; le decían mantecado y venían en cubetas de aluminio: era como helado de chocolate, de nuez

5

Liliana Galván, vecina del barrio de Pescaíto. La entrevista para la elaboración de esta ficha fue realizada en marzo de 2016. Sully Castañeda, vecina de Barrio Norte. Entrevista: mayo de 2016.


Fotografía del equipo de Planos Vivos

Raiz política

La venta de fritos en vitrina de bombillo.

Raiz socioeconómica

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Raiz a m b i e n ta l

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En Pescaíto se solía almorzar con puntualidad británica, en aquellas épocas en las que buena parte de los hombres trabajaba para el ferrocarril o el puerto. Tenían horarios estrictos de entrada y salida, y la pausa del mediodía estaba igualmente regulada: los trabajadores podían salir a almorzar a sus casa a las doce en punto y debían regresar al trabajo a las dos de la tarde. Así lo confirma Lourdes Ruiz Ureche: “Antes el horario de los almuerzos eran precisos, por lo menos yo me acostumbré a eso. Aquí los desayunos eran temprano, el almuerzo a la hora precisa, a las doce en punto. Acá, por lo menos, a mi papá había que ponerle sus comidas a tiempo. A las doce del día ya sabía uno: ‘Ay, ya viene mi papá’, cuando sonaba el pito del puerto, aunque él no trabajaba en el puerto”. El pito del puerto, en efecto, dio durante mucho tiempo la campanada que anunciaba la hora de almuerzo para todo Pescaíto. El declive de la actividad ferroviaria y los cambios en la relación del puerto con el sector no dejaron de manifestarse en los hábitos alimentarios: la puntualidad del mediodía es cosa del pasado, y son las diferentes usanzas y

En lo que a los espacios concierne, el patio fue durante mucho tiempo el sitio privilegiado para moler el maíz, cocinar y comer. Incluso después de que la cocina fuera integrada a la vivienda, algunas familias conservaron en el patio un fogón (de leña, carbón o gas) para algunas preparaciones, como los dulces de Semana Santa, o para algunos productos destinados a la venta. Todo aquello que tomara mucho tiempo o exigiera mucha lumbre seguía siendo preparado en el patio, al menos en aquellas casas que contaban todavía con este espacio. Ahora bien, si el traslado de la cocina al interior de la vivienda transformó en buena medida la preparación cotidiana de alimentos, no modificó sustancialmente su consumo: los pescaíteros y las pescaíteras siguen favoreciendo el exterior de sus casas para comer. (No en vano, ninguna de las personas entrevistadas utiliza en el día a día la mesa del comedor para tomar sus alimentos). En consonancia con las transformaciones socioeconómicas, urbanas y culturales que orientaron a los habitantes de manera más acentuada hacia la vida de la calle, la terraza o el frente de la casa constituye hoy en día el lugar donde muchas familias desayunan, almuerzan, cenan o toman sus meriendas.

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Compartir comida en Pescaíto En Pescaíto, las viviendas suelen pasar de generación a generación, así que no es de extrañar que muchos pescaíteros vean a sus vecinos como parte integral de la propia familia. Una tradición que honra y fortalece este lazo es la de compartir la comida con los vecinos y los amigos de la cuadra; un gesto de amistad y cariño que era todavía más frecuente en el pasado, cuando las cercas de los patios eran bajas y favorecían el contacto. Doris Villar recuerda junto a su vecina de toda la vida, Elvia Arango, el vivo intercambio de comida a través de la cerca de sus patios: “Antes eran cercas de palo. Las mamás de nosotras se pasaban los platos de comida: ‘Que mira que preparé la arepa de huevo que te gusta. Que mira que hice esta sopita pa que pruebes’ ”.6 Hoy en día los vecinos suelen pasarse la comida por el frente de sus viviendas. Desde las terrazas se oye gritar con frecuencia: “¡Ey, una olla ahí pa darte sopa!”.

Raiz socioc u lt u r a l

En Pescaíto se suele cenar temprano, entre las seis de la tarde y las ocho de la noche, aunque en últimas la hora depende de las jornadas laborales y los hábitos de cada familia. Las hijas de Liliana Galván, por ejemplo, suelen cenar antes de que caiga la noche: “Es más que todo bollo’e masa o de queso, patacón, arepa, mote, cayeye con ahogado: a ellas les encanta con eso y ya. La sirvo normal, a las seis o seis y media”.

Por regla general, la terrazas o los frentes de las casas no cuentan con una mesa: las personas simplemente se sientan con su plato y se lo ponen en las rodillas o lo mantienen en una de las manos.

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Raiz histórica

rutinas de los habitantes las que marcan hoy los ritmos del almuerzo.

Raiz urbana

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No es ninguna exageración: en Pescaíto, un desayuno típico puede incluir bollo limpio o bollo de queso, cayeye, arepa de masa, yuca, plátano o guineo verde cocido. El desayuno va acompañado de jugo, avena (fría o caliente) o batido de arroz. El café (con leche o en agua) ha sido y sigue siendo una parte integral no solo del desayuno, sino de la rutina diaria de los pescaíteros, tal como lo señala Libia del Valle: “La cuestión del café o el tinto no fallaba. Todas las mañanas se hacía el café hervido, se colaba el asiento del café, se envasaba en termo y todo el día pasaba la gente tomando tinto. Es una tradición, también, que los vecinos se encontraban y se ofrecían café: ‘Un tintico, vecino, ¡con pan de sal!’ ”.

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Las festividades de Semana Santa y de fin de año son ocasiones en las que la generosidad a la hora de compartir la comida es proverbial, tanto como los cumpleaños de los niños: “Cuando un niño cumple años se hace una vaca entre los familiares, cogemos y ponemos todos para pudín, gaseosa. Se le canta el happy birthday y se toman las fotos […]. Tú haces una fiesta y aquí no se bota a nadie; el que llegue se le atiende y participa: hay comida pa todos”.

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Doris Villar y Elvia Arango, vecinas del barrio de Pescaíto. Entrevista: mayo de 2016. 177


Preparación del rasguñao de papaya.

Cocinar y comer en Pescaíto

Pescaíto: dimensión sociocultural

Planos Vivos Pescaito

Fotografía de Mariana Gil Arboleda

pocillos de agua con el azúcar o la panela durante tres horas, destapado para que vaya secando. Se le ponen clavitos de olor para ese saborcito. Cuando ya va estando, se le pone con la punta del cuchillo una pizca de bicarbonato para darle brillo. No debe quedar como una cocada, no como un cabellito, no se debe pasar de punto de cocción. Todo dulce se come frío, porque caliente da diarrea; se sirve con galleta de soda y debe quedar mojadito, debe quedar melcochudo. Se hace para repartirlos a las amistades más cercanas: uno les manda el rasguñao o cuando llega visita se le da rasguñao. Esa tradición se ha perdido, antes nosotras teníamos la nevera llena de dulces, pero ya eso no se ve tanto, la tradición se ha perdido un poco. El resto de dulces son muy parecidos, aunque al de papaya es al único que se le bota el agua, los de batata y auyama se cocinan primero, se licúan y siguen el mismo proceso, aunque llevan leche. Las frutas se rayan o se licúan, no se cortan en lonjas. Los dulces por lo general se hacen en caldero, entre más viejito mejor, porque no se pega el dulce y queda mejor terminado. La clave del dulce es no negarle el dulce y la candela, no negarle tiempo de cocción, no negarle la leche.

Del recetario de Lourdes Ruiz Ureche: rasguñao de papaya Compartir con los vecinos los famosos rasguñaos durante la Semana Santa es una auténtico mandamiento en Pescaíto, si bien algunos vecinos afirman que la tradición se ha ido perdiendo con el correr de los años. Lourdes Ruiz Ureche nos explica qué son los rasguñaos: “Así se le llama a todos los dulces que se hagan durante la Semana Santa; si se hacen fuera de ella, ya se le dice dulce”. Su variedad es impresionante: los hay de ahuyama, ñame con leche, piña con coco, coco con leche, batata, plátano maduro y guayaba con leche, entre muchos otros. Las mezclas dependen del gusto de quien cocina y de las recetas que aprendió de sus mayores, como lo explica Lourdes: “Aprendí viendo a mi mamá; uno va cogiendo intuición. Me motiva y me alegra; me hace falta hacerlos en Semana Santa, es una tradición”. Los dulces favoritos de Lourdes son los de ahuyama y batata, pero como tiene una papaya perfectamente verde en la cocina, la va aprovechar para mostrarnos la preparación del rasguñao. Le cedemos la palabra a Lourdes: Entre más verde esté la papaya, mejor. Inicialmente se pone a cocinar las lonjas; el agua se pone en fuego alto alrededor de una hora. Luego se bota esa agua, porque sale como lechosa, y se procede a aplicar nueva agua. Se hace con panela o azúcar; si es con panela, queda marrón, si es con azúcar, queda blanca. A mí me gusta con panela, se hacen más con panela. Se le echa –para una grande– dos libras y media [de azúcar]; depende el tamaño se aplica azúcar. Si uno le niega el azúcar queda feo, es decir, se debe ser muy generoso con el dulce. Para que quede bien, es dulce. Se pone en fuego medio en dos

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Los frapés En Pescaíto no todo es comida. Los frapés son bebidas ideales para matar la sed, especialmente cuando el calor sobrepasa los 35 grados centígrados. Son consumidos por lo general frente a los colegios, pues les gustan mucho a los niños. Rafael Laguado, vendedor de frapés, cuenta que entre su surtido tiene de tamarindo, maracuyá, fresa y mora, pero que el favorito de la gente es el de guanábana.7 Tiene 7

Rafael Laguado. La entrevista para la elaboración de esta ficha fue realizada en marzo de 2016.

precios y tamaños para todos los gustos y bolsillos: siete onzas por mil pesos, diez por mil quinientos y catorce por dos mil. Vivía en Venezuela, y hace tres años, cuando llegó a Santa Marta, la competencia de vendedores de frapés se reducía a cinco o seis carros ambulantes. Ahora, según él, hay más de cien en toda la ciudad. Camina todo el día por las calles, pero el mejor momento para las ventas es, de lejos, la hora de salida de los colegios. Sale de la casa a la una y media de la tarde directo para el Madre Laura, después camina al Lorencita Villegas, a veces sigue hacia la Normal y después continúa hacia el centro. En el mercado no lo dejan vender, pero en la cancha de La Castellana sí tiene permiso. Prepara todas las mañanas los frapés con la ayuda de su esposa. Primero pican el hielo y despulpan la fruta; luego los licúan, el hielo primero y la fruta aparte, y después, en la misma licuadora, mezclan todo: el jugo, el hielo y los ingredientes adicionales, como el azúcar (un kilogramo por quince litros, más o menos) y la leche (en aquellos frapés que la incluyen). Los clientes siempre tienen la razón: “A veces lo piden mezclado, como el cliente mande. He intentado otros sabores, pero no: el de coco, por ejemplo, y no”. Su negocio requiere de una inversión inicial nada desdeñable: el carro, el aviso y el parasol. Además tiene expensas diarias de combustible: “Necesita gasolina para mantener frío el producto. El motor de la nevera funciona a partir de gasolina: cuatro mil [pesos] para un día”. El éxito de las ventas es proporcional a la temperatura: “Hoy estuvo flojo, porque el día estuvo opaco. Ayer, que hizo esa calor, lo vendí todo”.


Las tamboras

Raiz política

Ficha 13

Raiz socioeconómica

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Arquímedes Mendoza, vecino del barrio de Pescaíto. La entrevista para la elaboración de esta ficha fue realizada en febrero de 2016. René Henríquez, vecino del barrio de Pescaíto, 50 años de edad. Entrevista: febrero de 2016. Leonardo del Valle, vecino del barrio de Pescaíto. La entrevista para la elaboración de esta ficha fue realizada en marzo de 2016. Adalberto Yánez Silvera, vecino del barrio de Pescaíto. La entrevista para la elaboración de la ficha fue realizada en febrero de 2016.

Raiz urbana

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Raiz socioc u lt u r a l

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Raiz histórica

La historia de la tambora en Santa Marta se remonta, según el mismo Arquímedes Mendoza, a la llegada de los De Johng a la ciudad: “Los que la trajeron fue la familia De Johng. Ellos llegaron acá a Santa Marta y dejaron sus raíces, y sus hijos, nietos, sobrinos, fueron los que conformaron la primera tambora, la de los De Johng”. La primera generación de tamboras se rigió por el canon tradicional, tal como lo describe Leonardo del Valle, nieto del célebre tamborero Pedro “Te Veo” del Valle: “La tambora más tradicional, la tambora folclórica, tiene cuatro integrantes: un tambor hembra, un tambor macho –ambos en madera–, un bombo y un guache, que es el que le da el brillo a la tambora”.3 Adalberto Yánez Silvera, hijo del fallecido Francisco “Matey” Yánez, fundador de una de las tamboras más reconocidas de Pescaíto, añade al respecto: “Esa tambora era muy animosa, tocaba sin pito, ¡dime tú, sin pito! Ahora el pito ayuda mucho a la tambora; bastante, porque le da las notas”.4 Leonardo del Valle señala que fueron las tamboras de la segunda generación, muchas de ellas pescaíteras, las que incorporaron el “pito”, es decir, la

Raiz a m b i e n ta l

La tambora es, junto al fútbol, uno de los pilares de la identidad pescaítera. Arquímedes Mendoza, músico de la emblemática tambora Te Veo, comenta al respecto: “Lo autóctono de aquí es la tambora, lo que nos representa a nivel nacional e internacional es la tambora o guacherna samaria […]. Pescaíto siempre ha sido cuna de tamboras; la tambora samaria nació fue aquí, en Pescaíto”.1 René Henríquez, vecino del barrio de Pescaíto y presidente de su Junta de Acción Comunal, lo secunda: “Cuando yo oigo una tambora, a mí se me mueve el cuerpo solo: es lo que venimos oyendo siempre, es lo nuestro”. 2

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gaita, el clarinete, el saxofón o la caña de millo que acompaña los tres tambores y el guache. “A veces una flauta, pero esa la utilizan más en Barranquilla; lo que más se usa acá es el saxofón y el clarinete”, explica el nieto de Te Veo.

Tambora samaria en el Carnaval Infantil. Fotografía de Mariana Gil Arboleda

Arquímedes Mendoza pasa revista a las tamboras que siguieron a la de Manuel de Jongh: “Sigue la de Pan Viejo, que era un señor que tenía una tienda acá en el barrio y tenía su tambora; le decían Pan Viejo. Después la de Te Veo, que se llamaba Pedro del Valle, pero muy poca gente lo conocía como Pedro del Valle, y forma su tambora con el señor Germán Hernández, el primer cantante que grabó un acetato de música de tambora con tromba sama179


La tambora: una herencia para las nuevas generaciones.

Las tamboras

Pescaíto: dimensión sociocultural

Planos Vivos Pescaito

Fotografía de Mariana Gil Arboleda

ria. Es una voz prodigiosa que interpretaba las canciones: solo tamboras y él, sin ningún otro instrumento. Y luego viene la de Matey, los Miranda y Yoni Viti, el Ruiseñor de la Botella. En su estudio sobre la tambora samaria, hecho en colaboración con el folclorólogo y coreógrafo Roosevelt González, el antropólogo Mauricio Pardo Rojas escribe: En un hecho peculiar en el contexto de los grupos de tambores en la Costa, a finales de los 40, en el barrio Pescaíto, tamboras entre las que estaban las de Manuel de Jongh, la de Francisco “Matei” Yanes y Juan Brito, la de Rafael Antonio “Candelilla” Toncel, comenzaron a incorporar éxitos discográficos, entre ellos los merengues dominicanos de Ángel Vitoria y los temas más difundidos de las orquestas costeñas […]. Lo hicieron al compás del ritmo local llamado guacherna o fandango o tambora, que por su tempo tiene una versatilidad para adaptar diversas músicas […]. Desde hace unas cuatro décadas, inicialmente en los barrios Pescaíto, Los Troncos y Cundí los percusionistas en el tambor alegre implementaron una ejecución más vívida de este ritmo, al cual se refieren con la onomatopeya “pitán pitán”. Este ritmo es diferente de los aires homónimos llamados fandango en Córdoba y Sucre, y guacherna y tambora en el río Magdalena.5 5

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Mauricio Pardo Rojas, “Localidad y cosmopolitanismo en ‘la tambora’ de Santa Marta, Colombia”, en Mauricio Pardo Rojas (ed.), Música y sociedad en

Arquímedes Mendoza agrega al respecto: “Pitán pitán es el ritmo, porque el [tambor] alegre va así: ‘pitán pitán’, el golpe dice ‘pitán pitán, pitán pitán’ ”. En palabras de Arquímedes Mendoza y Leonardo del Valle, dentro del pitán pitán cabe distinguir: >> La tambora sentada: “Es un ritmo de pitán pitán, pero suave, armónico; se mantiene el goce, lo chévere, no va ni rápido ni lento, va en un medio bacano”.
 >> La guacherna: “Es una tambora rápida; el pitán pitán, pero rápido. Es lo más rápido que se toca; es una danza pa bailar rápido”. >> La chalupa: “Es de los pueblos ribereños; es un aire no muy rápido, pero va tapado con el bombo y el alegre”. >> El porro y el fandango: “Más relativo a la papayera, porque tiene que llevar redoblante, que es lo que da ritmo de fandango, y lo mismo con el porro”. >> La cumbia: Conjuga el tambor llamador, el tambor alegre, la tambora (bombo), la caña de millo o las gaitas macho y hembra, las maracas y el guache.

Colombia. Traslaciones, legitimaciones e identificaciones. Bogotá: Universidad del Rosario, 2009, pp. 333-367, aquí p. 344.

La primera generación de tamboras pescaíteras gozó desde un principio de gran éxito y reconocimiento. Arquímedes Mendoza relata cómo a los músicos de Te Veo “los vincularon a la empresa Puertos de Colombia. Entonces cualquier evento de la empresa, ellos iban con su tambora y representaban a nivel nacional. Fueron a Bogotá y a Medellín con la tambora, a encuentros portuarios y esas cuestiones.” Adalberto Yánez recuerda cómo su casa, ubicada en la calle 6 entre carreras 9.a y 10.a, era epicentro de la celebración de fin de año: “La tambora animaba mucho; los 31 de diciembre se hacía una cumbiamba aquí, en la puerta de la casa. Hacían sancocho; la tambora la ponían el 31 de diciembre, después de que todo el mundo se felicitaba y eso, ya entraba el 1.o de enero, entonces se iba aglomerando aquí la gente, y las mujeres con velas, bailando. Eso era muy bonito, no había pavimento ni circulaban carros; cuando eso, esta no era la calle principal”. El mismo Adalberto refiere así los orígenes del conjunto de su padre, una de las tamboras insignes en Pescaíto: La tambora primera inicia con mi papá, Matey. Matey es el apodo; él era Francisco Yánez y la tambora inicial estaba conformada por Hipólito Yánez, William Méndez y Vitico Delgado (Yoni Viti). Esos eran los primeros; cuando eso, no había pito. Esa tambora duró con el viejo como veinte años en ejercicio [...]. Él empezó por ahí como en el año 50 hasta el 70. La única tambora que iba al club social, donde está la élite: la cremallera de aquí de Santa Marta era la tambora de Matey. Él tenía su disciplina con sus músicos; los llevaba uniformados, en coreografía, todos por lo menos iban en guaireñas y –por decir– con bluyín, camisa multicolores y sombrero de esos vueltiaos.

Otro personaje destacado en la historia de la tambora de Pescaíto es Juan Brito, tal como lo recuerda Adalberto Yánez: “Juan Brito era el mejor repicador; era un africano y él mismo fabricaba su tambora. No maltrataba el tambor, y uno sabía que él la estaba tocando, él mismo armaba su tambor y lo pulía y lo dejaba bien templaíto. El murió hace ya mucho, primero que mi papá”.


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Raiz socioeconómica

Fotografía de Mariana Gil Arboleda

Raiz política

La tambora: elemento indispensable de cualquier celebración en Pescaíto.

Para cerrar este breve recuento de la etapa fundacional de las tamboras, volvemos a citar aquí in extenso al antropólogo Mauricio Pardo Rojas: Cuando la primera generación nacida en los barrios obreros se hizo adulta, en los años 40 y 50, sus referencias musicales no eran solo ancestros de poblaciones rurales, sino también la música popular que proliferaba en el Caribe, en Estados Unidos o en las ciudades colombianas. Música escuchada por veinte años en la radio y en los discos y con la que no tenían prejuicios para incorporarla a sus repertorios en el espacio abierto del carnaval y de la ciudad festiva. […] Músicos veteranos y jóvenes coinciden sobre la característica única del golpe de guacherna samario del tambor alegre frente a la percusión de otras partes de la región caribeña, lo cual ha ido configurando a este elemento rítmico como marcador identitario musical de la ciudad […].6

Los tamboreros de Pescaíto coinciden en afirmar que la temporada de carnaval, cuando este era organizado en el centro de la ciudad, era la más importante para las tamboras. Así lo confirma el testimonio de Adalberto Yánez: “Era menester que la tambora estuviera preparada para carnavales. Antes el Carnaval era en el centro, se montaba uno en una carroza, 6

Mauricio Pardo Rojas, “Localidad y cosmopolitanismo en ‘la tambora’ de Santa Marta”, pp. 345 y 347.

con la reina, y la reina bailando. Como en Barranquilla”. El declive de la industria bananera y de la actividad ferroviaria redundó en el estancamiento del carnaval samario, lo que a su turno tuvo repercusiones importantes en las tamboras. En este punto le cedemos la palabra a Mauricio Pardo Rojas: Con la salida de la United Fruit en 1960 y la declinación del ferrocarril zonal se extingue la movilidad subregional del carnaval y algunas de sus expresiones se van al carnaval de Barranquilla, que para esta época era ya la principal ciudad de la Costa […]. Después de los años 60, al decaer el carnaval y dejar de desfilar con los tambores terciados y al no necesitar instrumentos livianos, los músicos-artesanos incrementaron el tamaño del alegre y del llamador y la tensión del bombo o tambora para lograr mayor volumen. Así, en el panorama actual de los tambores de la Costa, los samarios son los de mayor tamaño y sonoridad.7

El sonido de las potentes tamboras samarias acompañó durante mucho tiempo a los equipos locales de fútbol que jugaban en La Castellana o en el estadio Eduardo Santos. Adalberto Yánez atesora un recuerdo imborrable: “Cuando el Unión Magdalena fue campeón, salimos con la

7

Ibid., pp. 347 y 348.

Raiz urbana

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Raiz socioc u lt u r a l

Tal como lo afirman los conocedores de la música tradicional del Caribe, y lo confirman las personas que la tocan, la escuchan y la bailan en Pescaíto, la tambora conjuga música y baile, y desarrolla ritmos distintivos en cada región. La tambora hace parte integral de los festejos, e incorpora danzas con coreografías que fueron perfeccionadas en los desfiles del antiguo carnaval samario. Todo este acervo se renueva y se proyecta hacia el futuro en la labor incansable de las tamboras emblemáticas de Pescaíto, lo mismo que en la enseñanza de la tradición musical a las nuevas generaciones.

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Raiz histórica

tambora de allá del estadio, por toda la avenida y por la playa a pie. ¡El pavimento es caliente! Cuando yo llegué aquí, tenía los pies ampollaos, pero uno no le paraba bolas a eso, eso fue en el 68, cuando el Unión fue campeón. ¡Había bastantes tamboras en el estadio!”.

Raiz a m b i e n ta l

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La tambora en el Pescaíto de hoy La mayoría de las tamboras originales siguen activas, gracias a los hijos y nietos de los primeros tamboreros, como en los casos de la tambora de Te Veo, la de los hermanos Miranda, la de los Hernández (sobrinos de Germán Hernández) y la del Cholo Valderrama, “el único Valderrama que no juega fútbol y toca tambora”, como lo indica con un guiño Leonardo del Valle. La tambora de Matey también sigue activa, aunque hace tres años no toca, después de que le hubieran sido robados los instrumentos. Reponerlos es muy costoso y hasta ahora no ha podido conseguir nuevos. Actualmente, las tamboras son contratadas para animar fiestas privadas, el recorrido de las chivas rumberas y los desfiles del Carnaval, así como para amenizar eventos en hoteles, supermercados y tiendas. También tocan en funerales, y en los mítines políticos son imprescindibles. Arquímedes Mendoza comenta así el amplio campo de acción de la tambora: “Reunión política que se respete tiene que llevar una tambora, porque si no, 181


Planos Vivos Pescaito Pescaíto: dimensión sociocultural Las tamboras

La tambora: patrimonio cultural y seña de identidad en Pescaíto y en Santa Marta. Fotografía de Mariana Gil Arboleda

¿cómo le va a llegar la gente? El gancho, pues, es la tambora. Ahora se maneja la tambora para todo, hasta para eventos en los colegios, las fiestas prom, Carnaval. Ahora se comercializó, acaparamos todo lo comercial en la ciudad”. Tocan en tandas de cuarenta minutos, y cada tanda vale alrededor de ciento cincuenta mil pesos, es decir, unos treinta mil pesos por tanda para cada músico. A veces el cliente pide más de una tanda; por ejemplo, un supermercado puede pedir cuatro tandas durante un sábado. Según los tamboreros entrevistados, cada tambora tiene su identidad. Los conocedores no tienen ninguna dificultad en distinguir una de otra, como lo indica Leonardo del Valle: “Nosotros tenemos ciertos cortes en ciertas canciones. Dependiendo la música, montamos cortes; eso nos identifica a nosotros, pero se maneja la base del pitán pitán. De ahí se hacen los arreglos para las demás canciones o los demás aires folclóricos”. Arquímedes Mendoza declara enfáticamente: “La tambora es todo; yo vivo, lloro, gozo, soy feliz con la tambora. Cuando nosotros estamos tocando, nos desinhibimos; parece que estuviéramos en otro planeta”. De la mano del mismo Arquímedes, le echamos un vistazo a la tambora de hoy: la tambora o bombo se toca con palos de madera y es el tambor más grande; hace las veces de bajo. El tambor macho “es el que alegra, el que adorna”. El tambor hembra o llamador es el más pequeño de todos y “es el que lleva la guía, la base, es el que entra todo el tiempo”. El guache es un cilindro metálico, cerrado, relleno de semillas o piedritas, y es el que le da el brillo a la música. El “pito”, usualmente un clarinete o saxofón, aunque también se puede tratar de una gaita o una caña de millo, da la melodía. Finalizamos este recorrido a vuelo de pájaro por la tambora contemporánea con las palabras de Arquímedes:

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Por lo general en el grupo de tambora se canta al unísono, todos juntos, no hay voz líder como en otras agrupaciones, porque por lo general son canciones de experiencias que uno ha tenido, tanto dolorosas como humorísticas o jocosas. Y uno lo lleva allá al tambor, plasma el sentimiento de uno, se desahoga y uno los canta. Se improvisa; hay canciones también que ya están grabadas, por lo menos las de Checo Acosta nosotros las interpretamos, lo único es que no tenemos la fusión de él, pero el pitán pitán nosotros lo tocamos igualito. La de “Pitán pitán” de Carlos Vives también la tocamos; esa canción la sacó Carlos en base a la tambora, el partió de la base de la tambora samaria: mira que la canción entra con el pitán pitán, de aquí es que parte, porque él quiso como resaltarnos y a la tambora en sí en Santa Marta.

Problemas que enfrentan las tamboras El principal problema que señalan los músico de Te Veo y de Matey es el de la falta de espacios y de apoyo institucional para fomentar la tradición de la tambora en Pescaíto: La casa cultural de aquí la acabaron. Con tanto talento que hay aquí, no podemos explotarlo, porque no tenemos una casa de la cultura que nos colabore como lo hacía antes, que nosotros íbamos y nos daban los cursos de manera gratuita […]. Así como vamos, esto se va a perder, vamos mal, el

talento se está perdiendo. Hay que montar la casa de la cultura nuevamente. Aquí todo se está perdiendo […]. Ahora los carros con música en las comparsas; antes se respetaba eso, hoy en día todo es carro, carro, carro. Ya no hay tamboras ni papayeras en los desfiles […]. Se necesita el apoyo de la alcaldía, que dote de estos instrumentos a los colegios, para que se aprenda en los colegios.

No hay que olvidar que el Festival de Tamboras, organizado por Miguel Brujés, que contó con la presencia, entre otros artistas, de Totó la Momposina, Germán Hernández, Te Veo y Yoni Viti, desapareció por falta de fondos. Arquímedes Mendoza subraya lo que está en juego: La tambora le aporta mucho a la cultura, a la identidad de la ciudad. Aquí Santa Marta se identifica en el mundo por la tambora: cultura, identidad y patrimonio que estamos perdiendo. ¿Qué más aporte que ese? Ayuda al desarrollo social, cultural y económico, porque se mezcla: la cultura tiene que ver con todo; en lo religioso, en lo social, en lo económico, en lo personal, en todo. Si tú apoyas la cultura, tú estás formando una persona que mañana va a ser tremenda calidad de persona, generalmente hablando, pero si no lo apoyas, ¿qué esperas?


El Carnaval de Pescaíto

Raiz política

Ficha 14

Raiz socioeconómica

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Raiz histórica

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El Carnaval de Pescaíto, como sucesor del de Santa Marta, hunde sus raíces en la Colonia temprana. En palabras de Raúl Ospino Rangel, “el carnaval como fiesta festivo-religiosa empieza en Santa Marta en los siglos xvi y xvii, expandiéndose hacia Ciénaga y los pueblos ribereños del Departamento del Magdalena. En el libro La Floresta [Floresta de la Santa Iglesia Catedral de la ciudad y Provincia de Santa Marta (1739), de José Nicolás de la Rosa], que se puede considerar ‘La Biblia’ escrita del periodo de la antigua Provincia de Santa Marta, se reseña que antes de 1681 ya existía carnaval en la ciudad samaria. Carnaval de origen europeo, traído al Nuevo Continente por los españoles y portugueses”.1 Juan Gómez, vecino de Barrio Norte y uno de los miembros fundadores de la Fundación Carnaval de Pescaíto (Funcarpes), afirma que en el Archivo General de Indias de Sevilla (España) están depositados los bandos 1

Raúl Ospino Rangel, “¿Por qué el Carnaval del Magdalena se fue para Barranquilla?”, blog Fundación Magdalena, entrada del 17 de febrero de 2015. Disponible en http://fundacionmagdalena.blogspot. com.co/2015/02/porque-el-carnaval-del-magdalena-se-fue.html

de apertura de los primeros carnavales samarios, leídos en 1581 y 1582. 2
 Los relatos orales más antiguos se remontan a las décadas de 1950 y 1960. Algunos de los entrevistados refieren que en esa época existía una junta encargada de organizar la comparsa que desfilaba por el centro de la ciudad. Tal como lo relata Juan Gómez, los samarios compartían el espacio con una multitud de comparsas provenientes de los pueblos del Magdalena: “Las comparsas venían era de los pueblos, eran ellos los que traían disfraces”. En aquel entonces no existía un concurso como tal para la elección de una única reina: había tantas como palacios hubiere. Dichos palacios no eran más que patios en los que se instalaba un gran trono y se acomodaba a la respectiva cuadrilla o comitiva real. A su vez, cada cuadrilla tenía una virreina o capitana, disfrazada de marinera. Se cuenta que las cuadrillas podían tomarse otros palacios por asalto, u honrarlos con una visita oficial, encabeza2

Juan Gómez, vecino de Barrio Norte. La entrevista para la elaboración de esta ficha fue realizada en enero de 2016.

“Negrito” carnavalero. Fotografía de Mariana Gil Arboleda

dos por su respectiva reina. En esas épocas tampoco existía la pretemporada: bastaba con vivir los cuatro días de Carnaval a plenitud. En una época estuvo también abierta la posibilidad, para aquellos que tenían energía de sobra, de asistir a los así llamados carnavalitos, es decir, las fiestas que se celebraban el sábado que seguía a la terminación de las festividades. Junto al desfile de carrozas, el otro gran evento del antiguo carnaval samario lo constituían los bailes populares, organizados en patios y casetas. En el caso de los bailes en los patios, los habitantes de la casa abrían sus puertas y preparaban su patio para la parranda; vendían cerveza y whisky, y en ocasiones carne asada o fritos. El patio más representativo fue el – ya desaparecido– patio de Corina, famoso por décadas hasta la muerte de la dueña de 183


Comparsas de “negritos” y egipcios.

El Carnaval de Pescaíto

Pescaíto: dimensión sociocultural

Planos Vivos Pescaito

Fotografía de Mariana Gil Arboleda

casa. En lo que se refiere a las casetas, para que un espacio fuera clasificado como tal, debía verificarse el cerramiento de la vía de toda la cuadra: los vecinos sacaban sus sillas y al ritmo de una tambora reconocida, o en ocasiones con un gran picó traído desde Barranquilla, armaban la fiesta. En respuesta a las peleas y los atracos que solían presentarse, la Alcaldía expidió un decreto que prohibía el cerramiento de las calles. Orlando Calero, colaborador de Funcarpes, recuerda al respecto: “Antes sí cerraban las calles, pero hace mucho tiempo. La última caseta cerrada que yo vi fue por ahí en el 82, o así. ¡Uy!, eso tiene años de no dar el permiso para cerrar”.3 Y añade: “Paysandú, ahora Donde Lola, fue la última que pudo cerrar, por ahí hasta el 2013. Pero aun antes, eso de las casetas se fue acabando”. Entre las casetas más reconocidas de la época cabe mencionar Paysandú, La Telaraña del Amor, Candelilla y Bailando en la Sexta. Freddy Guerra, secretario de Fundapescaíto y vecino del barrio de Pescaíto,

señala que durante los años 70 y 80 el Carnaval era organizado y publicitado por la Alcaldía y las emisoras radiales: “Eso era pura recocha simplemente, y después eso se acabó. El Carnaval que existía se estancó […]. Los Carnavales en los años 70 y 80 fueron espectaculares, pero empiezan a morir durante los 90”.4 El estancamiento de los años 90 –que otros testimonios sitúan ya en los años 80– se extendió hasta mediados de la década del 2000, y entre las diferentes causas aducidas, todos los entrevistados coinciden en afirmar que la violencia jugó un papel preponderante. Una violencia asociada al microtráfico de drogas y la expansión paramilitar en la ciudad y el departamento. Daniel Pinedo, vecino de San Martín, tiene los mejores recuerdos del Carnaval de los años 60: “Con paz las cosas eran muy diferentes, pues la fiesta se hacía en pura caseta. Luego vino la violencia”.5 Como uno de los primeros Carnavales de América, y después de haber quedado su4

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Orlando Calero, vecino de Barrio Norte, 84 años de edad. La entrevista para la elaboración de esta ficha fue realizada en enero de 2016.

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Freddy Guerra, vecino del barrio de Pescaíto. Entrevista: Enero de 2016. Daniel Pinedo, vecino de San Martín. La entrevista para la elaboración de esta ficha fue realizada en enero de 2016.

mido en un letargo profundo durante algunas décadas, el viejo Carnaval de Santa Marta vive una nueva era en Pescaíto, gracias a la iniciativa de personalidades locales como Emel Fernández Pardo, Alaín Manjarrés, Juan y César Gómez, Víctor Orozco padre y Víctor Orozco hijo, quienes conformaron la Junta Central del Carnaval de Pescaíto en el año de 2006. Con el correr de los meses, la Junta se dio cuenta de que carecía de los instrumentos idóneos para organizar un evento de tal magnitud, por lo que sus miembros empezaron a discutir la posibilidad de reorganizarse bajo la figura de una fundación. Quedaba un impedimento por resolver: su presidente, Alaín Manjarrés, se desempeñaba como edil de la ciudad, lo que planteaba un conflicto de intereses si permanecía como cabeza de la nueva fundación. César Gómez afirma que ante tal situación, Alaín propuso mantener la figura de la junta, una opción con la que varios miembros se mostraron en desacuerdo, pues implicaba “sacrificar a la comunidad a tener acceso a unos recursos que se necesitaban para hacer un mejor Carnaval”.6 Tal desavenencia llevó a que la Junta Central del Carnaval se dividiera; una de las fracciones creó la Fundación Carnaval de Pescaíto (Funcarpes), encabezada por César Gómez, mientras que la otra se mantuvo como junta, para luego convertirse en la Fundación Pescaíto (Fundapescaíto). En el año 2007 se llevó a cabo el primer Carnaval bajo la batuta de Funcarpes, que hasta la fecha ha continuado a cargo de su organización junto a Fundapescaíto y, posteriormente, junto a la Fundación Pescaíto Dorado, creada en el año de 2010 para darle vida al Carnaval Infantil (véase la ficha correspondiente a esta fundación y a su carnaval en el capítulo precedente).

Tiempos y lugares El Carnaval tiene lugar durante los cinco días que anteceden la celebración de la 6

César Gómez, vecino del barrio Pradito (en Olaya Herrera). La entrevista para la elaboración de esta ficha fue realizada en enero de 2016.


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Raiz socioeconómica

Fotografía de Mariana Gil Arboleda

Raiz política

Las largas e intensas noches de festejo durante el Carnaval.

En la antesala del Carnaval, los habitantes decoran sus viviendas con cierta profusión: cuelgan figuras de icopor de personajes carnavaleros típicos, como la Marimonda o María Moñitos, sombreros vueltiaos y carteles con alusiones a las festividades. La música, alma y nervio del sector, se toma por completo las calles y las casas, y saca a flote con toda nitidez una de las tensiones más profundas y a la vez más vitales en el sector: aquella que se genera entre el apego a los ritmos tradicionales y el gusto –especialmente entre los jóvenes– por los nuevos estilos musicales. Los ritmos y géneros musicales tradicionales del Carnaval son la guacherna, la cumbia, el vallenato y la salsa, pero en épocas recientes géneros modernos como la champeta, el reguetón, la bachata y la salsa choque se han ido abriendo paso tanto en las tarimas y el baile popular, como en las comparsas y desfiles. Los cultores de la tambora, tal como tuvimos ocasión de explicar en la ficha precedente,

Durante el carnaval se organizan los desfiles de las comparsas, como el de la Alegría o el de las Flores, acompañados en ocasiones por carrozas (carros, camionetas de platón o motos de carga engalanados con adornos de fantasía). Igualmente tienen lugar la coronación de las reinas y las reinitas de cada una de las fundaciones, así como las muestras de danza y los concursos de comparsas sobre las tarimas. Otro evento de gran tradición –en versión doble– es el del reinado popular: cada una de las fundaciones del Carnaval de los adultos invita a las representantes de barrios como María Eugenia, 20 de Julio, Manzanares, Nacho Vives, San Jorge y Santa Ana a su propio reinado. El martes previo al Miércoles de Ceniza se lleva a cabo el sepelio de Joselito (o en el caso del Carnaval Infantil, el adiós al Niño Joselito). Como en todos los demás eventos, las fundaciones rinden tributo aquí también a la redundancia, pues organizan tres despedidas el mismo día, aunque por calles diferentes.

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hacen parte de aquellos apasionados de los aires tradicionales que manifiestan preocupación por el relegamiento a un segundo plano de los ritmos autóctonos. Conocedores y gestores del Carnaval como Juan Gómez opinan al respecto: “El Carnaval es evolutivo y no puede estacionarse, no puede ser tradición: debe ser sobre todo una manifestación cultural. El Carnaval va cambiando; el deber del folclorista es mantener viva la tradición, pero no contener la evolución. Por tanto, hoy en día, ritmos no tradicionales tales como el reguetón tienen total cabida […]. Los folcloristas se deben preocupar porque el Carnaval tenga componentes de lo folclórico y tradicional, pero no cerrar la puerta a las nuevas cosas, nueva música, nuevas tradiciones”.

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Las tarimas Las tarimas son utilizadas para los grandes eventos de las fundaciones, como lo son las lecturas de bando, las coronaciones de reinas, las muestras de danza o los conciertos. En palabras de Juan Gómez, “antes no existían las tarimas; ahora son eventos centrales de las que debían ser fiestas culturales y populares”. Las tarimas no tienen nada que envidiarles a los escenarios de los grandes conciertos; son altas, cuentan con juegos de luces y un sonido potente, y suelen ser armadas en intersecciones o calles concurridas, como la esquina de la Alegría (calle 7 con carrera 9.a), las esquinas de la plaza de Pescaíto o la esquina cercana al antiguo patio de Corina (calle 7 con carrera 10). Frente a la tarima son instaladas sillas Rimax, y en ocasiones los asistentes deben pagar por su puesto. Por lo general, tal como lo pudimos comprobar en la investigación de campo, las tarimas son acordonadas por la Policía.

Raiz histórica

Cuaresma, es decir, desde el viernes anterior al Miércoles de Ceniza. A las semanas que corren entre el 20 de enero y el comienzo de los festejos se las conoce como la pretemporada, y en ella se desarrollan múltiples actividades para la preparación del Carnaval: presentaciones en sociedad de reyes y reinas, conferencias, conversatorios y talleres pedagógicos. La existencia de tres fundaciones independientes para la organización del Carnaval implica repetición de eventos, traslapos y cambio de fechas para procurar –en la medida de lo posible– que los mismos eventos, organizados por las diferentes fundaciones, no se crucen. Todo indica que en la edición de 2016, por ejemplo, los organizadores se pusieron de acuerdo para que Funcarpes realizara sus eventos importantes los viernes y Fundapescaíto organizara los suyos los sábados.

El Carnaval se vive y se siente especialmente a partir de las tres de la tarde: por las mañanas los adultos se encuentran descansando o durmiendo para recuperarse de las largas noches de baile y fiesta. Los diferentes eventos del programa se realizan en la tarde y hasta la media noche, que es la hora estipulada en los permisos extendidos por la Alcaldía a las fundaciones y a las tarimas. De ahí en adelante los asistentes pueden seguir de parranda en los estaderos, discotecas, patios y calles. Entre los lugares que se destacan tanto en los festejos oficiales como en las fiestas y celebraciones informales, cabe resaltar los siguientes:

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La cancha de La Castellana En La Castellana se realiza la Copa Carnaval, una competición de categoría abierta (cualquier persona mayor de dieciocho años puede participar) impulsada por el actual administrador de la cancha, René Henríquez, y por su hijo Jimmy. En el año de 2016 participaron catorce equipos barriales de la localidad 185


Comparsa infantil en el Carnaval.

El Carnaval de Pescaíto

Pescaíto: dimensión sociocultural

Planos Vivos Pescaito

Fotografía de Mariana Gil Arboleda

2 de la ciudad de Santa Marta y diversos oncenos de empresas samarias. Muchos de los equipos que estaban inscritos o que habían tomado parte en ediciones anteriores se abstuvieron de participar. Jimmy Henríquez no duda a la hora de dar una explicación: “Por ser Carnaval, como son tomadores, no se comprometen” 7. La Corporación de Fútbol de Pescaíto organiza paralelamente una Copa Carnaval Infantil para las categorías comprendidas entre la sub 8 y la sub 12.

El coliseo de Pescaíto
 El coliseo David Ruiz Ureche es un escenario central tanto en la antesala como durante las festividades del Carnaval. En él tienen lugar los bingos y las rifas para recoger fondos y financiar así el vestuario de las comparsas, la contratación de tamboras o el alquiler de carros con picó, entre otras cosas. El coliseo presta sus instalaciones para los ensayos de las comparsas que participan en los desfiles, e igualmente sirve de sede a diversos eventos, como la prueba de talentos de las candidatas populares y las celebraciones privadas de los colegios John F. Kennedy y Madre Laura.
 Las calles de Pescaíto Las calles de Pescaíto son el escenario por excelencia de los desfiles de las comparsas carnavaleras, pero su participación en los festejos está lejos de estar circunscrita a los eventos programados por las fundaciones. Muchas familias sacan sus equipos de sonido o sus picós al frente de sus casas, ponen algunas sillas y se reúnen para tomar y bailar. Cuentan los vecinos que en algunas ocasiones todos los dueños de picós de una gran calle se han puesto de acuerdo para sintonizar la misma emisora y armar así una gran parranda. Al ser una fiesta comunitaria y social (mucho más que la Navidad, por ejemplo, que se celebra en grande pero de manera más íntima con la propia familia), el Carnaval propicia las celebraciones con vecinos y conocidos en las calles.

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Jimmy Henríquez, vecino del barrio de Pescaíto. Entrevista: enero de 2016.

Las tiendas de esquina Muchas tiendas sacan sus picós a las calles, y los vecinos se sientan alrededor de la tienda para conversar, tomar trago, oír música y bailar. Las tiendas aledañas a las tarimas cobran especial importancia durante las fiestas, pues se convierten en los principales expendios de licor (no en vano, las fundaciones las invitan a contribuir con los gasto de las tarimas). La única excepción la constituyen las tiendas en las inmediaciones de la esquina de la Alegría, sobre las que pesa la prohibición de vender alcohol hasta las diez de la noche, todo con el propósito de proteger a los niños que participan en el Carnaval Infantil. Los patios Históricamente, los patios han sido uno de los lugares de fiesta de mayor convocatoria en Pescaíto, si bien su importancia se ha reducido dramáticamente en los últimos años. Los habitantes de las casas con grandes patios traseros los decoran con banderines, instalan sillas y mesas y abren sus puertas para acomodar a vecinos, familiares y conocidos alrededor de un gran picó. Aparte de whisky y cerveza, las bebidas predilectas de los pescaíteros en época de Carnaval, los anfitriones venden fritos, caldos y carne asada. Durante los festejos de 2016 fueron dos los patios que abrieron sus puertas: el de los Miranda y el Carnavalero, ubicado al lado del mítico patio de Corina.

La importancia del Carnaval El Carnaval está profundamente arraigado en el corazón de las pescaíteras y los pescaíteros. La manera en que un habitante de Pescaíto se relaciona, camina y habla se ve reflejada en la manera en que baila, festeja, se disfraza y bebe: en este sentido, el Carnaval constituye un compendio de la idiosincrasia y las costumbres de la comunidad. En la medida en que propicia un desorden controlado y festivo, permite subvertir por unos días las convenciones sociales, étnicas y de género sin precipitar rupturas en el tejido social. Ello no significa, por otra parte, que los efectos disruptivos del Carnaval carezcan de efecto alguno en la ‘vida real’: la transfiguración de rutinas y roles

genera reverberaciones que ponen en tela de juicio y contribuyen a transformar las relaciones de poder. Las palabras de Joice Corbacho, vecina del barrio de Pescaíto, resumen a la perfección la naturaleza de la ‘transgresión carnavalera’: “El Carnaval es alegría, desorden, colores, cambiar la rutina; es el momento para perder la pena, no hay moda, ¡es Carnaval!”.8 La clave radica, sin duda, en la posibilidad de cuestionar con un guiño burlesco las normas aceptadas, todo en un marco que –por otra parte– exalta y lleva al paroxismo aquellos usos y hábitos que son entrañables para buena parte de la población. Desde que inicia la pretemporada, el ambiente en Pescaíto se transforma; se oye música en casi todos los rincones y durante las tardes y las noches se tiene la sensación de que todo el mundo está volcado hacia la calle. Una vez arranca el Carnaval, el movimiento y el ruido alcanzan cotas indescriptibles. La música se pone al volumen y a la hora que sea, y los vendedores ambulantes de mango, chuzos, cerveza, crispetas, potes de espuma, camisetas y sombreros carnavaleros se multiplican. Si en días normales las pescaíteras y los pescaíteros tienen por costumbre sentarse afuera a tomar el fresco, durante el Carnaval este hábito se acentúa: familias enteras sacan sus mecedoras o sus sillas Rimax para disfrutar del ambiente festivo que se respira en la calle. En época de Carnaval es usual ver 8

Joice Corbacho, vecina del barrio de Pescaíto, 24 años de edad. La entrevista para la elaboración de esta ficha fue realizada en enero de 2016.


Cada generación vive el Carnaval de manera diferente. En las noches, los adolescentes y jóvenes caminan por la calle con aire desenfadado, relajado, entre risas y chistes. Hablan duro, se ríen duro, mojados por la espuma que se han arrojado unos a otros y con parches blancos de maicena en la cara. Parejas jóvenes van en sus motos, frescas y arregladas, listas para la fiesta. Niños y niñas entre los once y los catorce años de edad deambulan en grupos, sin quedarse en un solo sitio; mientras caminan sin rumbo fijo se echan espuma y maicena. Los niños más pequeños van acompañados de sus padres –generalmente parejas muy jóvenes–, que los llevan a ver los desfiles y los eventos. Los adultos mayores viven de una manera más tranquila el Carnaval, repantigados en sus mecedoras, atentos a la diversión y el alboroto. Es gracias a su imbricación con los hábitos y tradiciones cotidianas, a su sintonía con el sentir de la gente, que el Carnaval de Pescaíto alcanza semejante dimensión. Son precisamente su importancia, arraigo y tamaño los que generan múltiples oportunidades de trabajo para los habitantes. Las observaciones de Orlando Calero al respecto son bien dicientes: “Con el Carnaval, el trabajo o el rebusque, como le llama uno acá, aumenta. El trabajo informal, vender el sombrero, la maicena, el de los potes de espuma, el vendedor informal de cerveza, todo se dispara antes y durante el Carnaval, o sea en la pretemporada y el Carnaval. Los coreógrafos, por ejemplo, los diseñadores de vestuario, los que alquilan los vestuarios de gala, hasta los carros se alquilan para montar los picó pa los desfiles”. Orlando Calero señala además que las tiendas aumentan ostensiblemente sus ventas, sobre todo aquellas

situadas en las rutas de los desfiles: no es ninguna casualidad que los tenderos manden cartas a las fundaciones para pedir que los desfiles pasen por la calle de su negocio. Como Orlando bien lo indica, “muchas personas del barrio esperan todo el año el Carnaval, porque su negocio funciona solo en esa temporada”.

Problemas que enfrenta la organización del Carnaval La existencia de tres fundaciones diferentes dedicadas a la organización del Carnaval puede ofrecer más opciones y fomentar una mayor diversidad, pero también genera tensiones, recelos y rivalidades. Cada fundación tiene su propia programación y sus propios desfiles, reyes, reinas y eventos. Asimismo cuentan con un número significativo de colaboradores y partidarios, casi como si se tratara de las hinchadas de equipos de fútbol antagonistas. Los horarios de los desfiles y las tarimas se cruzan con frecuencia, y la competencia entre las fundaciones dificulta por momentos la obtención de patrocinios y recursos. Numerosas voces en el barrio expresan su abierta inconformidad con la situación, como es el caso de Joice Corbacho: “Para mí, las fundaciones están perjudicando […]. Desde que se institucionalizó la cosa, cada quien va por su lado, por eso ya no es algo de comunidad en la que los vecinos se reunían y se compartía para sacar su comparsa. Ahora uno ve como cinco comparsas no más en los desfiles; antes eran las JAC quienes hacían eso, ahora las fundaciones acabaron con eso”. Presentación Martínez, vecina de Barrio Norte y conocida en el sector como la Niña Martínez, sentencia: “Para mi deberían unirse las fundaciones, dejar la joda y hacer una cosa buena, una sola”.9 9

En términos organizativos, las fundaciones cuentan con el respaldo de Bomberos, la Policía y el Distrito, pero la principal fuente de financiación estatal la constituye el Programa Nacional de Concertación Cultural del Ministerio de Cultura. Como ya tuvimos oportunidad de explicar en la ficha dedicada a Pescaíto Dorado, la asignación de los fondos depende de la aprobación de los respectivos proyectos en concurso abierto, por lo que resulta difícil planear a largo plazo y garantizar la continuidad de los eventos. Para el año 2016, por ejemplo, Funcarpes y Pescaíto Dorado recibieron veintiún y quince millones de pesos respectivamente, mientras que la propuesta de Fundapescaíto fue rechazada por puntaje.

Raiz política Raiz socioeconómica Raiz a m b i e n ta l

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Raiz urbana

visitantes que, pese a no ser de Pescaíto, son convidados a compartir unos tragos en familia o entre amigos.

La inseguridad sigue siendo una preocupación central para un número importante de entrevistados. Muchos deploran la pérdida del espíritu de sano entretenimiento y de camaradería que –en su opinión– reinaba en el antiguo Carnaval. Evitan sobre todo los estaderos cuando ha entrado la noche o en la madrugada, pues la embriaguez de los asistentes es causa de frecuentes riñas, para no hablar de los atracadores que acechan la primera oportunidad para hacerse a su botín de Carnaval.

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Fotografía de Mariana Gil Arboleda

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El rey Momo y la reina de Funcarpes en la tarima de dicha fundación (2016).

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En este contexto, el patrocinio de la empresa privada puede jugar un papel fundamental, máxime si se tiene presente que los costos de los nuevos escenarios –léase las tarimas– exceden la capacidad económica de las fundaciones. Los principales patrocinios los reciben de cerveza Águila, Aguardiente Antioqueño y algunas emisoras de la ciudad, pero los organizadores insisten en que, en comparación con el carnaval de Barranquilla, la empresa privada en Santa Marta ha mostrado muy poco interés por los festejos populares de Pescaíto. La Sociedad Portuaria, por citar un caso en cuestión, se ha mantenido al margen. El reto más difícil lo afronta el Carnaval Infantil, dado que no puede recurrir a los jugosos patrocinios de cervecerías y empresas licoreras.

Presentación Martínez, vecina de Barrio Norte. Entrevista: enero de 2016. 187


La Castellana: el centro urbano y simbólico del gran Pescaíto. Cortesía del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)

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Conclusiones de la investigación


R ai z histórica

En términos históricos, el territorio pescaítero bien puede ser definido como un auténtico cruce de caminos, en el que han confluido procesos de muy diversa índole. Cabe mencionar, en primer lugar, su rápida constitución en puerta de entrada a Santa Marta desde el norte, a la manera de una ‘membrana espacial’ que reguló los intercambios de la ciudad colonial (el actual centro histórico) con su satélite de Taganga. Como tuvimos oportunidad de señalar en las páginas precedentes, la memoria viva recoge en sus relatos fundacionales la función de umbral que durante siglos le cupo al territorio, mucho antes de que existiera Pescaíto como tal. Asimismo, vale la pena resaltar la conformación de un núcleo poblacional dedicado principalmente a la pesca, a la venta al menudeo y al tráfico de cabotaje menor. En su condición de lugar de paso y base de pescadores y mercaderes, el estrecho vínculo del territorio del futuro Pescaíto con el mar y los cerros dejó una impronta duradera en el sector. La consolidación urbana de Pescaíto estuvo ligada a la constitución de la zona bananera y al auge portuario y ferroviario que el modelo agroexportador propició. La formación de una clase obrera vinculada al sector de los transportes y a la comercialización de la fruta dejó una huella indeleble en la construcción del territorio y en la identidad colectiva de la comunidad. El territorio pescaítero pasó de mediar los intercambios de Santa Marta con la zona de Taganga y con los asentamientos costeros del Magdalena Grande, que incluía los actuales departamentos de Cesar y La Guajira, a fungir como nodo dentro de una extensa red comercial y productiva que conectaba el enclave bananero con los mercados del mundo atlántico. Las corrientes migratorias regionales, nacionales e internacionales que pasaron por Pescaíto o hicieron del sector su destino final, constituyen el mejor testimonio de las dinámicas (y los problemas) desencadenados por el boom bananero de la primera mitad del siglo xx. La adopción y popularización del fútbol

en Pescaíto, uno de los pilares de su identidad cultural, es en este sentido uno de tantos legados de ese movido periodo de su historia. El declive de la industria bananera y la actividad ferroviaria, sumado al profundo cambio en el antiguo vínculo entre el puerto y los habitantes de Pescaíto, precipitó transformaciones de gran calado en el tejido urbano y social. La dependencia en términos de empleo frente al complejo ferroviario y portuario dejó a los pobladores en una situación vulnerable, apenas mitigada por la reorientación de la ciudad hacia el turismo. El desarrollo del puerto y su zona franca como una suerte de enclave, sin los sólidos vínculos orgánicos de antaño con el sector (y separado físicamente de él por muros), acentuó los problemas derivados de los desarrollos socioeconómicos. Obras de infraestructura como la vía Alterna y la avenida del Ferrocarril se erigieron en barreras que no solo agravaron el problema de las inundaciones, sino que además interrumpieron los flujos que históricamente habían vinculado a Pescaíto con el centro histórico de la ciudad y con los cerros del Norte y sus playas.

Raiz histórica

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La violencia, la inseguridad y los problemas asociados al tráfico de drogas golpearon con dureza al gran Pescaíto, particularmente durante la expansión paramilitar de finales del siglo xx y comienzos del siglo xxi. En ese marco, los migrantes que probaron suerte y se establecieron en el sector en la segunda mitad del siglo xx tuvieron en muchos casos un comienzo más difícil que el de los pobladores que los antecedieron, pues tuvieron que luchar –y luchan todavía– por el acceso a servicios y equipamientos básicos en un entorno caracterizado por la escasez de suelo edificable y opciones de empleo. En un contexto laboral y urbano muchas veces adverso, el anhelo de una casa con todos su espacios “en material” demanda esfuerzos enormes de parte de los nuevos habitantes. 189


Planos Vivos Pescaito Conclusiones de la investigación

Una gran mayoría reconoce en el sentido de pertenencia –y en los hábitos y tradiciones que lo nutren– el principal patrimonio con el que cuenta la comunidad pescaítera para encontrar las respuestas adecuadas a los interrogantes que penden sobre su futuro”. A vuelo de pájaro parecería como si en la historia de Pescaíto los procesos sociales y urbanos se hubieran conjurado para socavar aquellos elementos constitutivos de su identidad territorial: su función de portal de entrada hacia el centro histórico, su estrecha conexión con los cerros y sus playas, o su condición de núcleo obrero ligado al ferrocarril y al puerto. La fragmentación relativa y el desdibujamiento parcial del territorio, así como se han verificado por cuenta de las transformaciones socioeconómicas y las intervenciones urbanas de las últimas décadas, han tenido su correlato en la persistencia de graves deficiencias en la prestación de los servicios públicos, en la precarización laboral y en el deterioro de la seguridad, cuando no en la pobreza extrema y la marginalidad de una parte considerable de sus habitantes, tal como lo confirman los indicadores socioeconómicos y lo reiteran los datos de las entrevistas etnográficas. Ahora bien, pese a que –o precisamente porque– las condiciones de vida son particularmente difíciles para buena parte de la población, la identidad colectiva y el sentido de pertenencia se han afianzado en torno a los usos y los hábitos ligados a la solidaridad y los vínculos comunitarios. En el diagrama de ser y tener para Pescaíto que discutimos en la introducción del libro, mostramos cómo la situación de vulnerabilidad de una parte importante de la población contrasta, en los testimonios que recogimos, con la exaltación del apego, los lazos afectivos en el vecindario y la buena convivencia. Una gran mayoría reconoce en el sentido de pertenencia –y en los hábitos y tradiciones que lo nutren– el principal patrimonio con el que cuenta la comunidad pescaítera para encontrar las respuestas adecuadas a los interrogantes que penden sobre su futuro.

190

Dicho arraigo es fruto –qué duda cabe– de una cultura que ha sabido integrar las experiencias de lucha y organización de la comunidad en las diferentes fases de su historia territorial, ya fuera como espacio articulador entre el antiguo casco colonial y su hinterland más inmediato, como nicho de pescadores y cayuqueros, como escenario del tránsito de la vida rural a la vida urbana, como asentamiento obrero con una fuerte conciencia de

clase, o como piñón dentro del dilatado engranaje de la economía agroexportadora. Esa experiencia compartida, decantada en los relatos fundacionales y en la memoria viva, se cristaliza en una profunda identificación con el territorio. Como lo ilustra el plano de hitos y lugares de la memoria (plano 7.1), el territorio pescaítero está tachonado de lugares cargados de significado, en torno a los cuales giran la convivencia y el forjamiento de los lazos comunitarios (los lectores podrán encontrar en el bolsillo del libro una versión ampliada y más detallada). Esta densa urdimbre de sitios entrañables y de lugares para la evocación, el culto, el juego y el festejo rinde testimonio de la vitalidad de la cultura popular pescaítera, tanto como de su capacidad para sobreponerse a la pobreza y la estrechez, a las notorias deficiencias en la provisión de servicios y equipamientos básicos, a la inseguridad que tanto preocupa a los vecinos, o a la fragmentación territorial causada por las obras de infraestructura y los cerramientos con muros. En sus reflexiones sobre el papel de la estética popular en la constitución de las ciudades colombianas, Armado Silva llega a una conclusión de gran pertinencia para cerrar este apartado: En nuestra reflexión lo estético está vinculado a la manifestación de mitologías colectivas, una dirección utópica en la que, ciertamente, lo popular ha cobrado gran presencia y que al preguntarnos las razones para tal evidencia creemos, casi elementalmente, que se deba al amplio espacio que domina en nuestras ciudades el definido sector popular. No sólo arquitectónicamente (se dice que apenas un 10% de nuestras ciudades ha sido construido por profesionales), sino que también en los entretejidos simbólicos que lo han “ordenado” y “nombrado a su manera” […].1

La observación de Silva sobre el estrecho vínculo entre la estética (en su más amplia acepción) y lo popular se puede extrapolar, en términos generales, a la relación entre patrimonio urbano y cultu1

Armando Silva, “La perspectiva estética como estrategia comunicativa en ciudades colombianas”, en Estudios sobre las culturas contemporáneas I (2), 1987, pp. 123-44, aquí 142.


P la n o 7 . 1 Plano de hitos y lugares de la memoria

28 Centro Integral Comunitario San Martín

03

31

16

29

Jardín infantil del Bienestar Familiar

30

Mercado público

31

Parque de San Jorge

32

Cancha de Ensenada

33

Cancha de San Martín

34

Parque infantil de Olaya Herrera

35

Clínica La Castellana

36

Puesto de salud Olaya Herrera

37

Iglesia Nuestra Señora del Carmen

38

Iglesia Evangélica Cuadrangular

39

IED Madre Laura

40

IED John F. Kennedy

41

Colegio José Prudencio Padilla

42

Colegio parroquial Nuestra Señora del Carmen

43

Colegio Vicuña

44

IED Normal María Auxiliadora

45

Convento de las lauritas

32

04

21

05 33

02

15

28 41

25

40

09

36 45 39 37 42

29 12

23 26

22

27 38

34

20

18

17

43

10 35

08

44

43 13 06 14

01

07

24

30

Raiz histórica

19

12

Parque de Pescaíto

13

Hotel Universal

Recorrido de las tagangueras entre Pescaíto y la plaza de San Francisco

14

Antigua estación del tren

15

Cerro de la Virgen

Principal recorrido del desfile del Carnaval

16

Cerro de Santa Marta

17

Cuatro Bocas

Recorrido - Caminos antiguos Taganga-Mamatoco

01

Casa del Español

18

El Boro

02

Casa Embrujada

19

Iglesia de San Francisco

03

Parque de Ensenada Olaya Herrera

20

Calle de las Piedras

21

Casa de los Negritos

04

Discoteca Tercer Nivel

22

05

Parque de San Martín

06

Hotel Karimar

07

Sede de la Sociedad Unión

23

Piso Alto

08

Pasaje Angosto

24

Teatro Popular

09

El Mojón de Oro

25

El puerto

10

Pescaíto Dorado

26

Coliseo cubierto

Tiendas de barrio que convocan

RH

La Castellana Playas y caminos de los cerros del Norte

27 Ludoteca

ra popular en el caso de Pescaíto. Una propuesta urbana y arquitectónica comprometida con la sostenibilidad y la participación debe esforzarse en incorporar las “mitologías colectivas”, identificar la trama de los “entretejidos simbólicos” y honrar la “dirección utópica” del acervo cultural e histórico del sector. Pensar la cultura popular como patrimonio digno de ser realzado y como insumo imprescindible para la renovación urbana es la mejor garantía para evitar, como sucede con alguna frecuencia en este tipo de iniciativas, que el legado cultural sea reducido a una mera compensación frente a condiciones de vida afectadas por la precariedad material.

El proyecto que sepa tocar las fibras de la cultura popular, tal como se manifiesta en el orgullo con el que los habitantes portan el gentilicio de pescaíteros, así como en el gusto con el que departen con amigos, vecinos y pasantes en los patios, las calles y las esquinas, tendrá las mejores posibilidades de resolver los problemas más apremiantes de los pobladores, ajustarse a sus necesidades y anhelos, y abrir nuevos espacios de proyección a ese patrimonio colectivo para que guíe e impulse el desarrollo urbano y social en el futuro. 191


Planos Vivos Pescaito

R ai z socio cultural

Conclusiones de la investigación

RC

Tienda esquinera Terraza Árbol Hamaca Silla o banca Cancha de fútbol calle

Lejos están los días en los que alguien podía descartar de plano la idea de cultura popular como un oxímoron inadmisible, sobre todo cuando se hacía referencia a una cultura popular urbana perfectamente diferenciada y consolidada dentro de la vida de una gran ciudad. Ahora bien, todavía son muchos los malentendidos y prejuicios que persisten en lo que a su significado, textura y calado respecta. Las líneas que le dedicó Jesús Martín-Barbero al tema hace ya tres décadas siguen manteniendo su vigencia:

192

Si ante lo indígena la tendencia es a pensarlo como lo primitivo y por lo tanto como ese “otro” afuera de la historia, frente a lo popular urbano la tendencia más fuerte es a negarle lisa y llanamente la posibilidad misma de que exista culturalmente. Tan tenaz es el mito que decir popular evoca automáticamente lo rural, lo campesino. Y sus dos rasgos identificatorios: lo natural y lo simple. Que sería lo irremediablemente perdido o superado por la ciudad, identificada como lugar de lo artificial y lo complejo. Y si a eso le añadimos la concepción fatalista desde la que hoy

se mira la homogenización que viene de la industria cultural, decir urbano es nombrar la antinomia de lo popular. Pero los pesimismos que allá llegan, vengan de la derecha o de la izquierda, conservan fuertes lazos de parentesco, a veces vergonzante, con aquella “intelligentsia” para la que lo popular se homologa siempre secretamente con lo infantil, con lo ingenuo, con lo cultural y políticamente inmaduro. […] Aparte de ese resto pertinaz de elitismo aristocrático el reconocimiento e investigación de lo popular urbano debe enfrentar otro tipo de obstáculos, hasta epistemológicos, que provienen de la romántica identificación de lo popular con lo puro, esto es con lo inmediatamente distinguible por la nitidez de sus rasgos. 2

A lo largo de estas páginas hemos resaltado la importancia de la cultura popular como el patrimonio más valioso de Pescaíto. La dimensión sociocultural que realzamos aquí trasciende nociones de 2 Jesús Martín-Barbero, “La comunicación desde la cultura: crisis de lo

nacional y emergencia de lo popular”, en Estudios sobre las culturas contemporáneas I (3), 1987, pp. 45-69, aquí 63-4.


Figura 32. La vida en los patios y los frentes de Pescaíto

cultura centradas exclusivamente en tradiciones artísticas, artesanales o folclóricas, pues incorpora prácticas cotidianas, oficios añejos y de nuevo cuño, hábitos y visiones de mundo, entre otras cosas. Se manifiesta, por ejemplo, en el gusto por departir en las terrazas y en los patios, en el acto de compartir la comida con los vecinos, en los encuentros de esquina o en los partidos de fútbol calle, de preferencia a la sombra de un árbol añoso y tupido. Alcanza una dimensión paroxística y a la vez especular en el Carnaval: en la versión pescaítera del mundo al revés, allí donde las convenciones sociales son puestas en tela de juicio, es donde emergen de manera más diáfana aquellos valores que definen el robusto sentido de pertenencia a la comunidad y a su territorio. La cultura popular en Pescaíto se nutre sin duda de las experiencias de generaciones pasadas y de algunas de las presentes en su condición de migrantes del campo, pescadores, comerciantes itinerantes por veredas y caseríos, o trabajadores estacionales con fuertes vínculos rurales. Ello no significa –siguiendo a Jesús Martín-Barbero– que la cultura popular urbana de Pescaíto sea un compendio arcaico de remanentes del pasado campesino o “premoderno”, en las antípodas del cosmopolitismo urbano. Tampoco puede ser contemplada como el arca que guarda el último legado de una Arcadia prístina, sacrificada a la aplanadora del desarrollo de las grandes ciudades contemporáneas. No es solo que la herencia obrera y el pasado portuario, que puso a Pescaíto en íntimo contacto con corrientes migratorias nacionales e internacionales, tengan un peso determinante en la identidad colectiva. Si la cultura popular pescaítera no es mera reliquia de un mundo –bucólico o anacrónico, como se prefiera– en trance de desaparecer, es porque ha mostrado una asombrosa ductilidad como agente de cambio y adaptación en el devenir urbano del sector. El énfasis en la cultura popular bien puede llevar a pensar que nos hemos decantado aquí por el patrimonio inmaterial como eje de la propuesta urbana. Hay algo de verdad en la observación, siempre que no se plantee una dicotomía rígida entre patrimonio material e inmaterial. Las diferencias entre uno y otro saltan a la vista y no requieren de explicaciones adicionales, pero un énfasis excesivo en sus particularidades distintivas vela los vínculos recí-

procos entre los dos. La cultura pescaítera, para retornar al objeto de discusión, no puede ser transvasada sin más a otros espacios, como si se tratara de un fenómeno surgido por generación espontánea o un medio de cultivo en un plato de Petri. Como lo ilustra de manera elocuente el diagrama de patios de Pescaíto (fig. 32), existe una estrecha interrelación entre las manifestaciones de la cultura pescaítera y el espacio urbano en el que se desenvuelven. En este libro hemos tenido la oportunidad de rastrear, por ejemplo, las transformaciones en las costumbres y las tradiciones propiciadas por cambios en la disposición de los espacios y en los lenguajes arquitectónicos, de la misma manera en que hemos podido observar la manera en que nuevos hábitos precipitan cambios en los usos del espacio y en la concepción de las viviendas.

Raiz socioc u lt u r a l

Si ante lo indígena la tendencia es a pensarlo como lo primitivo y por lo tanto como ese ‘otro’ afuera de la historia, frente a lo popular urbano la tendencia más fuerte es a negarle lisa y llanamente la posibilidad misma de que exista culturalmente”.

RC

La complementariedad entre patrimonio inmaterial y patrimonio material, tal como se puede constatar en una perspectiva micro, cobra todavía más vigencia desde un enfoque macro. El desarrollo del legado cultural de una comunidad requiere de entornos urbanos que le sean propicios. Es por eso que el corazón de la propuesta que ponemos a consideración de los lectores, esto es, la renovación del centro simbólico de Pescaíto en torno a la cancha de La Castellana, busca darles nueva proyección a los elementos constructivos, las tradiciones materiales, la espacialidad y la estética local; aquellos elementos arquitectónicos y urbanísticos que a lo largo de la historia se han retroalimentado mutuamente con la experiencia, los hábitos y la identidad de los pescaíteros y las pescaíteras. El proyecto cultural de la Casa de Pescaíto, por ejemplo, contempla la construcción de un patio de la Cultura que, como su nombre bien lo indica, busca aprovechar las tradiciones ligadas al patio interior de la vivienda pescaítera para convertirlo en sitio de encuentro de propios y extraños. Los detalles de la propuesta pueden ser examinados en el próximo capítulo; por lo pronto es importante reiterar que la vitalidad de la cultura popular en Pescaíto está indisolublemente ligada a los espacios urbanos que la albergan. Ninguna propuesta urbana y arquitectónica puede pasar por alto ese vínculo. La relación de Pescaíto con su medio ambiente está imbuida de marcados contrastes. En las páginas precedentes hemos hecho hincapié en la

193


Planos Vivos Pescaito

R ai z A M B I E N TA L

Conclusiones de la investigación

RA

profunda identificación de los habitantes con su territorio; un arraigo que ha mostrado solidez a pesar de la relativa fragmentación causada, entre otros factores, por las grandes obras de infraestructura y el cambio en la relación del puerto con el sector, lo mismo que por las condiciones precarias en las que ha tenido lugar el poblamiento más reciente. Este arraigo territorial de los habitantes, unido a una ubicación geográfica privilegiada, le han deparado a Pescaíto un potencial turístico indiscutible. La realización plena de dicho potencial se enfrenta, empero, a los graves problemas ambientales para los que no ha sido posible hallar soluciones satisfactorias. El plano 7.2 señala los impactos ambientales más apremiantes, entre los que cabe señalar las inundaciones, la deforestación de los cerros, el ruido, la mala disposición de las basuras y los problemas asociados a los cerramientos con muros. La respuesta a dichos problemas requiere de obras de infraestructura concebidas de manera sistémica, que no se limiten a ofrecer remedios puntuales de forma inconexa, lo mismo que de soluciones técnicas integrales, que se ajusten a los condicionamientos naturales y geográficos y que no los ignoren o vayan abiertamente a contrapelo suyo, como ha sucedido en el pasado. Ahora bien, tan importante como encontrar soluciones óptimas en términos técnicos es fortalecer los espacios para una gestión comunitaria ecológicamente responsable. Algunos cambios en la forma en que los habitantes aprovechan los recursos, se apropian del territorio o conciben su relación con el entorno son indispensables: ninguna obra de infraestructura y saneamiento está en capacidad de alcanzar los resultados esperados por sí sola. El hábito de arrojar desechos en los canales y en las escorrentías es un caso en cuestión: la aproximación al problema exige el concurso tanto de la ingeniería como de la etnografía. Las inundaciones agravadas por cuenta del taponamiento del colec194

tor Bastidas-Mar Caribe con basuras y escombros son una advertencia que debe ser atendida. La ambigüedad en la relación de las pescaíteras y los pescaíteros con el medio ambiente hunde sus raíces en el proceso mismo de urbanización. Los pobladores se extendieron sobre un espacio físico colmado de referentes simbólicos e hitos territoriales cargados de significado, pero que simultáneamente ejercía una resistencia por momentos tenaz al avance del poblamiento: no fueron pocos los esfuerzos que los habitantes tuvieron que empeñar para tornar habitables, con sus propias manos, los playones, las salinas y los baldíos. Como tuvimos ya ocasión de señalar, uno de los principales orgullos de Pescaíto consiste precisamente en haber sido uno de los primeros sectores de la Santa Marta moderna que sometió el “monte” agreste que la tenía cercada al ‘influjo civilizador’ de la traza urbana. No obstante, el poblamiento de Pescaíto no se efectuó únicamente en desafío abierto al entorno natural (o plegándose a sus imposiciones, ahí donde la voluntad de los pioneros no podía doblegarlo); el medio también prestó su concurso a la consolidación urbana de manera por demás paradójica: sin el material de relleno y de construcción extraído de las entrañas de los cerros, o sin las maderas y el carbón de su manto vegetal, la edificación del sector hubiera sido impensable. La substancia urbana de Pescaíto guarda en su médula parte de ese entorno natural que la expansión de la ciudad estaba llamada a transfigurar. Ahora bien, más allá del antagonismo, la adaptación y el aprovechamiento de recursos, el nexo de Pescaíto con el medio ambiente está determinado por su interrelación con los hábitos y las prácticas cotidianas que hacen parte de su patrimonio cultural. En el libro nos hemos ocupado en varios apartados de los árboles, un ejemplo que ilustra a la perfección la suerte de simbiosis que se ha establecido entre el entorno natural y las tradiciones


P la n o 7 . 2 Plano de impactos ambientales

Raiz a m b i e n ta l

Algunos cambios en la forma en que los habitantes aprovechan los recursos, se apropian del territorio o conciben su relación con el entorno son indispensables: ninguna obra de infraestructura y saneamiento está en capacidad de alcanzar los resultados esperados por sí sola”.

RA

Inundaciones Deforestación de cerros, invasiones esporádicas, inseguridad, delincuencia Franja de control de crecimiento por autoconstrucción e invasión Contaminación ambiental, polución por cuenta de la vía Alterna Ruido Invasión de predios en el eje ambiental proyectado Muros Vivienda, edificio o lote abandonado Invasión del espacio público 195


P la n o 7 . 3

Conclusiones de la investigación

Planos Vivos Pescaito

Propuesta de sendero ecológico, parque longitudinal y sendero histórico

que han surgido en torno a los encuentros en las esquinas, el juego en las calles y la socialización en terrazas y patios. En el capítulo que se ocupa del análisis urbano y arquitectónico señalamos cómo el árbol de trupillo sintetiza, en los usos que los habitantes le han dado y en los significados que le han atribuido, la compleja y proteica relación del sector con su nicho ecológico. El trupillo ha sido árbol de “monte”, condenado a la tala para instalar canchas o colegios; material privilegiado en la construcción de vivienda y en el cercamiento de patios; y árbol de ornato y lugar de juegos en los parques y en los frentes de las casas.

196

Es precisamente esa mutabilidad en los usos y significados asociados a los árboles la que puede ser aprovechada por una propuesta de renovación urbana comprometida con la sostenibilidad ambiental. En el plano 7.3 presentamos un bosquejo de la propuesta para un sendero ecológico sobre los cerros del Norte, conectado con un parque lon-

gitudinal sobre la vía Alterna, lo mismo que con un sendero histórico que recree las rutas de las tagangueras y revitalice la conexión de Pescaíto con el centro histórico (la propuesta en conjunto puede ser examinada en el siguiente capítulo). Al facilitar la reapropiación física y simbólica de uno de los hitos espaciales de mayor significado en la historia pescaítera, todo desde una perspectiva ecológica, la reforestación de los cerros y el trazado del sendero permiten articular las preocupaciones ambientales con el legado histórico y el patrimonio cultural del sector. Su realización promete impulsar la discusión entre los vecinos sobre la sostenibilidad ambiental, empoderar a aquellos grupos comprometidos con una agenda medioambiental, y fomentar una conciencia ecológica que facilite la implementación de las soluciones técnicas requeridas y garantice su cuidado por parte de la comunidad.


RU

R ai z URBANA

Raiz urbana

P la n o 7 . 4 La ‘tectónica’ del gran Pescaíto

RU

3

1

1

2

1 El centro simbólico y urbano de Pescaíto y su área de influencia 2 La zona de El Boro y sus inmediaciones 3 La vía Alterna y los barrios de los cerros

4

4 La avenida del Ferrocarril, el mercado público y su área de influencia

Pese al fuerte sentido de pertenencia y a la robusta identidad comunitaria, Pescaíto –como cualquier otro colectivo humano– está atravesado por fuertes clivajes sociales, políticos, económicos y territoriales. Establecidos y recién llegados, habitantes de los cerros y de la zona llana, fracciones en el poder y liderazgos de nuevo cuño en las Juntas de Acción Comunal, familias sin grandes pergaminos y clanes prestigiosos e influyentes: las posibles líneas divisorias pueden ser ampliadas a discreción. Estos ejes de tensión tienen su correlato en la estructura urbana, cuya composición interna se presta a lo que bien podría equivaler a un análisis tectónico en geología, tal como lo ilustra el plano 7.4. Tene-

mos, en primer lugar, la ‘placa’ que corresponde al centro simbólico de Pescaíto y su área de influencia. Ella guarda un enorme potencial transformador, y no en vano el planteamiento de Planos Vivos la escogió como eje de la propuesta urbana (remitimos al lector o a la lectora al siguiente capítulo para más detalles). Su centralidad –tanto espacial como simbólica– garantiza que dicho potencial transformador se irradie sobre todo el territorio en beneficio de la comunidad. La mayor ‘falla geológica’ la constituye sin lugar a dudas El Boro, que como ya lo indicamos a lo largo de estas páginas, concentra los problemas

197


P la n o 7 . 5 Plano urbano de circulación de Bogotá (1950)

Conclusiones de la investigación

Planos Vivos Pescaito

Fuente: O’Byrne (coord.), Le Corbusier en Bogotá: 1947-1951, tomo 1: Elaboración del Plan Regulador de Bogotá (2010)

más graves en términos urbanos, sociales y ambientales, agudizados por los callejones sin salida –tanto en sentido estricto como figurado– que generaron los muros de cerramiento de la zona franca. El proyecto de fútbol calle en El Boro muestra la manera en que, aprovechando el potencial de la cultura popular pescaítera, la propuesta de Planos Vivos puede contribuir a restañar las heridas en el tejido social y urbano, restablecer los vínculos entre El Boro y el centro simbólico del sector, y entablar una discusión constructiva con el puerto. El proyecto abre, en efecto, un espacio de diálogo para conciliar las necesidades funcionales, económicas y de seguridad de la Sociedad Portuaria, por un lado, con una renovación urbana congruente con el patrimonio urbano y cultural de Pescaíto, por el otro. Un espacio de diálogo que garantice un desarrollo sostenible y reparta de manera equitativa los costos y los beneficios de las intervenciones en el sector.

198

La vía Alterna, por su parte, constituye una suerte de ‘línea de fractura’ que separa el centro simbólico de la ‘placa’ que alberga los barrios encajados en las ensenadas interiores de los cerros. Esta franja del territorio pescaítero ha experimentado en los últimos años un acelerado poblamiento espontáneo, afectado por la precariedad urbana, la invasión de predios, la inseguridad y la vulnerabilidad frente a los derrumbes, la brisa fuerte y las malas condiciones sanitarias. El proyecto de un sendero ecológico en los cerros del Norte, un parque longitudinal sobre la vía Alterna y un sendero histórico, que vincule el antiguo casco colonial con La Castellana y con un nuevo escenario para

actividades culturales en la playa de Pescaíto, puede contribuir decisivamente a romper el relativo aislamiento al que están sometidos los barrios de las ensenadas interiores. En la medida en que restablece los vínculos de la zona llana con los cerros, el proyecto hace partícipes a sus pobladores de las nuevas dinámicas generadas por la renovación del centro simbólico del sector. Nos resta abordar la cuarta ‘placa’ de la tectónica pescaítera: aquella que comprende la avenida del Ferrocarril, el mercado y su área de influencia. Esta zona constituye sin duda uno de los dos polos de desarrollo económico más dinámicos en el sector (el otro es, por supuesto, el puerto). Su expansión ofrece nuevas oportunidades a los habitantes de Pescaíto, pero al mismo tiempo ha traído consigo los consabidos problemas derivados de la mala disposición de las basuras, los cerramientos con muros, la invasión del espacio público y la ruptura parcial de los flujos que vinculaban la zona con el centro histórico. En la propuesta de Planos Vivos está contemplada la construcción de la plaza de la Sombra, asociada al nuevo mercado e inspirada en los callejones con polisombra adecuados por los vendedores del lugar. En conjunción con la proyección de espacios urbanos amplios y generosos sobre la avenida del Ferrocarril, integrados al proyecto de renovación de la vía y al nuevo sistema de transporte SETP, la plaza debe contribuir a restaurar los flujos entre Pescaíto y el centro histórico, así como a compaginar la expansión de las actividades comerciales con la preservación de los lugares que permiten la reproducción de la cultura popular pescaítera.


P la n o 7 . 6 Plano de tipología de vías de Pescaíto Vía Alterna al puerto Caminos en llantas Avenida Vías en escalinata Vía grande Vías con comercio informal Vía pequeña (una y doble via) Ferrocarril

Raiz urbana

Callejones (no pasan carros)

RU

Policías en cemento Vías pequeñas o callejones sin salida (Por cuestiones urbanas/no naturales) Policías en guayas Vía destapada Reductores de velocidad Calles en pendiente Caminos en pendiente Vías comerciales

Ahora bien, tan importante como restablecer los flujos internos y procurar el desmonte de todas las barreras urbanas que los constriñen, lo es el garantizar la plena integración del gran Pescaíto dentro de las dinámicas metropolitanas. En efecto, los propósitos de una propuesta urbanística que busca revertir la ‘deriva continental’ en el gran Pescaíto, así como recomponer la unidad entre sus diferentes segmentos urbanos, pueden quedar a mitad de camino si el sector sigue afectado por una movilidad restringida. Resulta inevitable pensar aquí en Le Corbusier y su famosa “regla de las 7 vías” de 1948, con la que buscaba articular funcionalmente diversas escalas y usos urbanos a través de la racionalización de la red de vías de comunicación. En el plano 7.5 mostramos una de sus aplicaciones concretas, la que corresponde al Plan Piloto de Bogotá de 1949-1952).

primero en mostrarse desconcertado con esta invitación). Ciertamente, la manera como encumbró el funcionalismo y el racionalismo, su definición de la casa como “máquina para habitar”, o su debilidad por el buldócer y la tabula rasa, por citar unos cuantos ejemplos, no se avienen bien con el enfoque defendido por Planos Vivos. Ello no obsta igual para que podamos aprovechar aquí algunas de sus observaciones más agudas y visionarias. La “analogía biológica de un ‘sistema cardiaco’ compuesto por arterias y arteriolas”, favorecida por Le Corbusier para describir la importancia del sistema vial en la estructuración del espacio urbano, es muy pertinente para aproximarse al problema de la movilidad en Pescaíto.3 El plano de tipología de vías de Pescaíto (plano 7.6) muestra, en efecto, la potencial complementariedad entre la ‘circulación 3 La

A quien esté familiarizado con la obra de Le Corbusier le parecerá extraña su presencia en estas páginas (y, de estar aún con vida, quizás él sería el

cita la extrajimos de Alejandro Lapunzina, “De la pampa al altiplano: los planes directores de Le Corbusier en América”, en María Cecilia O’Byrne Orozco (coord.), Le Corbusier en Bogotá: 1947-1951, tomo 2: Precisiones en torno al Plan Director. Bogotá: Universidad de los Andes / Pontificia Universidad Javeriana, 2010, pp. 50-65, aquí 58.

199


P la n o 7 . 7

1 Centro histórico-Pescaíto: avenida del Ferrocarril con calles 4 y 5

Conexiones metropolitanas

2 San Martín-Pescaíto: vía Alterna con calles 4 y 5

Planos Vivos Pescaito

3 Ensenada-Pescaíto: vía Alterna con calle 11 4 Mercado: avenida del Ferrocarril con calles 9, 10 y 11

3

5 Vía Alterna-puerto-avenida del Ferrocarril: punto de tensión entre las necesidades logísticas y funcionales del puerto y el imperativo de la movilidad urbana

Conclusiones de la investigación

2

El Carnaval de Pescaíto

5

1

4

capilar’ y la ‘circulación arterial’, para continuar con la analogía corbuseana. La primera comprende, entre otros tipos, algunas calles anchas, la mayor parte de las calles angostas y los callejones, es decir, todas las vías que concentran flujos peatonales y se prestan para la reproducción de los hábitos de la cultura popular pescaítera, como lo son la práctica del deporte, las reuniones de vecinos o los festejos. La segunda incluye, entre otros tipos, buena parte de las calles anchas, las avenidas y la única vía de orden nacional, esto es, la vía Alterna. La materialización de esta complementariedad y la integración plena de Pescaíto a la ciudad, tal como lo indica el plano de conexiones metropolitanas (plano 7.7), requieren de la remoción de todo obstáculo a la movilidad en los ejes de circulación y en los puntos críticos que los articulan. El sector ha sido desde siempre un lugar de intercambios (inmediatos y de larga distancia), de tránsitos (cortos y largos) y de migraciones (temporales, estacionales y permanentes). Sin los antiguos vínculos orgánicos con el puerto y el ferrocarril, urge más que nunca fortalecer las conexiones viales con el resto de la ciudad: una circulación sin trabas es indispensable para que el potencial urbano de Pescaíto pueda desplegarse a plenitud. 200

Algo del arrojo corbuseano le vendría bien a Pescaíto. De haber visitado Santa Marta, Le Corbusier no habría dudado en proponer algún tipo de puente sobre la carrera 1.a para satisfacer, de un solo trazo, las necesidades de la ciudad en cuanto a movilidad y las del puerto en cuanto a funcionamiento. Tampoco habría tenido empacho alguno en ampliar con generosidad la avenida del Ferrocarril y la vía Alterna, flanqueadas por arboledas y jardines que habrían conectado el resto de la ciudad con el camellón (en el punto exacto –dicen los samarios– donde se jugó el primer partido de fútbol en Colombia). Ni habría vacilado en prolongar el eje comercial de la carrera 5.a hasta San Martín, en cuyo parque hubiera sugerido la construcción de la estación central del tren. Todas estas ideas visionarias para la ciudad de origen hispánico más antigua de Colombia hubieran sido recibidas con admiración, pero también con algo de escepticismo por los costos y la dimensión de las obras, como sucedió en Bogotá a mediados del siglo xx. Los taxistas habrían comentado en sus carreras que todo lo que dijo el míster, ellos lo habían propuesto hace rato, pero que nunca les quisieron parar bolas.


R ai z S O C I O ECONÓMICA

Los profundos cambios en la actividad portuaria y el declive de la actividad ferroviaria no solo precipitaron transformaciones de gran calado en el tejido urbano; también dejaron una impronta profunda en el desarrollo socioeconómico de Pescaíto. El puerto y el ferrocarril dejaron de ser los principales empleadores, mientras que el turismo apenas si pudo mitigar el impacto del desmantelamiento del antiguo enclave bananero sobre el nivel de empleo en el sector. La fuerte incidencia de actividades delictivas y del microtráfico de drogas en décadas recientes refleja, entre otras cosas, la precariedad laboral y la falta de oportunidades para buena parte de la población. El crecimiento exponencial del empleo temporal y la informalidad es igualmente otro fenómeno que pone de manifiesto la contracción relativa del mercado formal de trabajo. En el capítulo 2 trazamos un perfil somero de Pescaíto en términos urbanos y socioeconómicos que no deja de ser elocuente: en lo que respecta al empleo, las fuentes consultadas calculan que menos del 15 % de la población tiene trabajo, mientras que entre un 40 y un 50 % no ejerce ningún tipo de actividad laboral (de la población desempleada, cerca de la mitad está entre los dieciocho y los sesenta años). Según los datos del Sisbén, al momento del sondeo un 81.7 % del total de los encuestados no percibía ingresos regulares (salariales, en especie, o por algún tipo de renta derivada de arriendos, principalmente), y cerca del 95 % recibía menos de un salario mínimo al mes. La vulnerabilidad socioeconómica en Pescaíto está inscrita en una compleja constelación de poder, que se expresa con absoluta nitidez en términos territoriales, tal como lo ilustra el plano de convergencias y conflictos socioeconómicos (plano 7.8). La intersección marcada con la letra a, entre el puerto y el área de influencia del centro simbólico de Pescaíto, comprende la zona de El Boro, a la que hemos dedicado ya varios pasajes de este libro. Demoliciones, cerramientos con muros y ruptura de flujos urbanos han acompañado

Raiz socioeconómica

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la expansión del puerto, en un proceso que –de manera inopinada– ha agravado los problemas socioeconómicos que aquejan en mayor o menor medida a todo el sector. A través de su proyecto de fútbol calle para El Boro, la propuesta de Planos Vivos busca abrir un espacio para conciliar los intereses de la Sociedad Portuaria con el fomento de los potenciales que, en términos de patrimonio cultural y urbano, permitirán a Pescaíto ganar nuevas perspectivas de desarrollo. La intersección marcada con la letra b, entre el puerto y el centro histórico e institucional de Santa Marta, no deja de revestir una cierta ambigüedad. El peso indiscutible del puerto como actor económico de primer rango en la región le ha valido una gran influencia en los círculos administrativos de la ciudad, pero no es menos cierto que sobre ellos recae justamente la responsabilidad de lidiar con las consecuencias involuntarias e indeseadas de la expansión portuaria. Esa es la gran disyuntiva del centro: en su calidad de núcleo institucional, el propósito y la indudable conveniencia de apoyar el crecimiento de la actividad portuaria van a contramano de la obligación de apechugar con los problemas que dicho crecimiento ha traído consigo, como las trabas a la circulación, el aumento de la inseguridad y el microtráfico en las zonas aledañas a la zona franca, o la erosión del tejido social y urbano. Cabe identificar una ambigüedad similar entre el centro de la ciudad y el puerto en el ámbito del turismo. La Sociedad Portuaria no ha sido indiferente a la polémica que en años recientes se ha dado en tormo al impacto ambiental de algunas de sus actividades y los efectos de dicho impacto sobre el turismo. No en vano, en su Plan parcial de renovación urbana del puerto de Santa Marta y su área de influencia, la Sociedad ha puesto de relieve la posibilidad de conjugar la expansión del terminal con la construcción de infraestructura hotelera y el turismo de cruceros. Reforzar la vocación turística de Santa Marta es crucial para su

201


P la n o 9 . 8

Planos Vivos Pescaito

Plano de convergencias y conflictos socioeconómicos

Zona institucional, comercial y turística del centro histórico Zona industrial de la Sociedad Portuaria Zona ecológica con potencial industrial, turístico y recreacional Zona residencial tradicional de Pescaíto

Conclusiones de la investigación

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b

desarrollo, de eso no cabe la menor duda, pero no es menos cierto que el potencial turístico del centro histórico puede ser aprovechado a cabalidad si se amplía el abanico de opciones, más allá de las formas tradicionales de turismo, para ligarlo con un proyecto de claro énfasis ecológico y cultural. La materialización de esta propuesta en la zona de conexión entre el camellón y el área administrativa del puerto exige una solución que sepa combinar usos industriales, residenciales, comerciales, culturales y turísticos; una que dé cabida a la ampliación del terminal portuario, a las prioridades en términos administrativos y turísticos del centro, y a la proyección del patrimonio cultural y urbano de Pescaíto.

202

e

d

Una dualidad similar a la que acabamos de exponer se presenta en la intersección marcada con la letra c, aquella franja territorial que comprende la zona ubicada entre el centro y el área de influencia del mercado. La importancia socioeconómica del mercado es indiscutible, sobre todo para un sector que como Pescaíto está ávido de alternativas de empleo. Pero si bien la ampliación e intensificación de la actividad comercial en torno al mercado son prioritarias para el Distrito, estas no se pueden realizar a cualquier precio: los desafíos administrativos planteados por la invasión del espacio público, la mala disposición de las basuras y el deterioro del tejido urbano se pueden salir de las manos, e incluso derivar en la reedición de algunas de las experiencias más desafortunadas de El Boro, siempre que no se

c

logre compaginar el ímpetu expansivo de la actividad comercial con las dinámicas residenciales que nutren el patrimonio cultural pescaítero. Este es el mejor expediente para restablecer los flujos entre la zona y el centro histórico, así como para garantizar que sus habitantes no quedarán al margen de los beneficios que la conjunción de la renovación urbana con el fomento de un espectro turístico más amplio puede traer. La cuarta de las intersecciones, marcada con la letra d en el plano, abarca la ‘franja fronteriza’ que separa el barrio de San Martín del puerto. Aquí se hacen patentes con toda severidad los dilemas casi insolubles en la constelación socioeconómica en la que está inscrito el gran Pescaíto. En su Plan parcial de renovación urbana, la Sociedad Portuaria ha definido como una de sus máximas prioridades la ampliación de sus instalaciones sobre los terrenos ocupados por el barrio, de la mano de un plan de reasentamiento voluntario, formalización productiva y “acompañamiento social”. La perspectiva de reubicación ha dividido a la comunidad de San Martín, tal como lo pudimos comprobar en el trabajo de campo, pues las potenciales ventajas de un reasentamiento chocan con la fuerte identidad territorial y el sentido de pertenencia de los habitantes. La solución de esta encrucijada impone un marco de negociación más amplio; uno que tenga en cuenta los procesos de reafirmación histórica, cultural y material que han echado profundas raíces en el barrio. Al integrar a San Martín en la pro-


puesta global de renovación urbana, el proyecto de Planos Vivos brinda nuevos elementos de juicio para facilitar el diálogo entre el puerto y el barrio, además de plantear alternativas que eviten que los intensos contactos entre la Sociedad Portuaria y la Junta de Acción Comunal se estanquen por culpa de posturas maximalistas. La última de las intersecciones aquí examinada es la que con la letra e designa el área de contacto entre la zona llana del gran Pescaíto y los barrios de Villa Tabla y Ensenada. El primer gran reto lo constituye el de restablecer el vínculo histórico entre Ensenada y las antiguas urbanizaciones obreras de la zona plana, lo mismo que aprovechar la raigambre histórica de Rincón Guapo como puente hacia la integración plena de Villa Tabla a las dinámicas socioeconómicas en Pescaíto. La propuesta del sendero ecológico, el escenario del Mar en la playa de Pescaíto y el parque longitudinal sobre la vía Alterna abre espacios para articular un desarrollo en conjunto, que no condene a los barrios de los cerros al rezago. Su materialización depende, empero, de la solución del que quizás sea el conflicto socioeconómico más sensible; aquel que enfrenta los intereses urbanos y turísticos ligados a la reforestación y la preservación de los cerros con el poblamiento espontáneo de quienes son, en último término, las personas más vulnerables en todo el sector. Es indispensable frenar el poblamiento sin control de los cerros (lo mismo que el de la servidumbre del ferrocarril) con soluciones que bajo ninguna circunstancia acentúen la marginalización de su habitantes, y simultáneamente adelantar la consolidación de todos los asentamientos que lo permitan. La cuadratura de este círculo es la que permitirá aprovechar el potencial ecológico y turístico de los cerros, incorporarlos activamente a la renovación urbana y robustecer la posición socioeconómica de sus moradores. Traducir el potencial del patrimonio material e inmaterial de Pescaíto en un desarrollo socioeconómico equilibrado y sostenible exige una propuesta urbanística comprehensiva, capaz de conciliar (hasta donde sea posible) los intereses –en ocasiones convergentes, en ocasiones divergentes, en ocasiones diametralmente opuestos– de los distintos actores territoriales involucrados. Esa

Raiz socioeconómica

Traducir el potencial del patrimonio material e inmaterial de Pescaíto en un desarrollo socioeconómico equilibrado y sostenible exige una propuesta urbanística comprehensiva, capaz de conciliar [...] los intereses –en ocasiones convergentes, en ocasiones divergentes, en ocasiones diametralmente opuestos– de los distintos actores territoriales involucrados”.

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conciliación de intereses es imprescindible en el propósito de garantizar que las oportunidades económicas derivadas de un turismo de nuevo cuño, que sepa aprovechar la riqueza cultural y urbana de Pescaíto, abarquen el mayor número de personas posible, ya sea en el sector de la gastronomía y la hotelería; en la prestación de servicios turísticos diversos; en el cuidado y mantenimiento de la infraestructura física, las zonas verdes y el sendero ecológico de los cerros; o en el desarrollo de actividades deportivas y culturales que propicien el encuentro entre la comunidad pescaítera y sus huéspedes, como en el caso del Carnaval. Ahora bien, la propuesta urbana integral que ponemos a consideración de los lectores es condición necesaria, pero no suficiente, para impulsar una auténtica transformación de largo plazo. El otro componente que Planos Vivos se ha preocupado por promover, en correspondencia con el énfasis investigativo que pone sobre el universo objetual de las comunidades, es el de la iniciativa empresarial comunitaria. Bajo el concepto de libre de marca, acuñado por Simón Hosie para impulsar emprendimientos locales innovadores, se busca desarrollar productos que exalten los hábitos, las costumbres y las dinámicas propias de cada lugar4. Para Pescaíto fueron concebidos dos productos: por un lado, la Sollera, que combina la cartera y el rodillero (trapo que utilizan las mujeres que cargan productos sobre su cabeza, para amortiguar el impacto de las palanganas); por el otro, la Callejera, un diseño que fusiona la banca de calle, esa que las madres ubican en el frente de sus casas para cuidar a sus hijos mientras charlan con la vecina, con las porterías portátiles, hechas de varillas y tubos, que niños y jóvenes llevan al hombro hasta el lugar del cotejo. En el siguiente capítulo los lectores tendrán la oportunidad de darle un vistazo a la Callejera y evaluar por sí mismos la manera en que su diseño puede contribuir con un desarrollo sustentado en la cultura popular pescaítera.

4

“Libre de marca” es una marca registrada de Simón Hosie Samper con el certificado de registro 411900, expediente 10 055045, resolución de concesión 58964 del 28 de octubre de 2010 de la Superintendencia de Industria y Comercio.

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Planos Vivos Pescaito

c b

R ai z POLÍTICA

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Conclusiones de la investigación

RP

2

Por su profundo y detallado conocimiento de las redes de liderazgo, las estructuras organizativas y las dinámicas comunitarias, la propuesta de Planos Vivos puede robustecer la gobernanza en Pescaíto y abrir espacios de negociación y debate que trasciendan las estrategias tradicionales.

planos vivos

1 a b c

1

204

La Sociedad Portuaria es, de lejos, el actor privado de mayor gravitación en el gran Pescaíto. Su capacidad de cabildeo ante las autoridades distritales, departamentales y nacionales es considerable, y en esa medida tiene buenas cartas en la mano a la hora de defender y promover sus intereses económicos y logísticos. Su músculo financiero inclina todavía más la balanza a su favor y le permite constituirse en agente político de primer orden en las negociaciones sobre el futuro del territorio, así como en socio estratégico de los proyectos de renovación urbana. Ahora bien, las dificultades que se han evidenciado en los diálogos con los líderes de San Martín en torno a la reubicación de sus

habitantes, tal como lo registró la investigación de campo de Planos Vivos, demuestra que la influencia de la que goza la Sociedad Portuaria no siempre basta para llevar a feliz término las negociaciones más complejas. Se hace indispensable un marco político de negociación más amplio, que integre las dimensiones sociales y culturales de la vida en el gran Pescaíto y las concilie con el ámbito más restringido de los intereses económicos de las partes. En su empeño por ligar las consideraciones económicas con el contexto social y el patrimonio cultural, la propuesta de Planos Vivos ofrece un marco integral para alcanzar consensos fundamentales.


Raiz política

2

RP

ción de su medio urbano y la mejora de las condiciones socioeconómicas en las que se desenvuelve, lo mismo que el reconocimiento del legado histórico que lo nutre, le son consustanciales a su preservación y desarrollo. El patrimonio cultural descansa, en último término, en la formación de consensos fundamentales desde abajo; en la articulación de esfuerzos y la movilización de recursos en pos de un propósito común: se trata de un acto de afirmación política (en su sentido más amplio), que propone una interpretación del pasado para imaginar un futuro posible. La propuesta de Planos Vivos puede constituirse en un escenario abierto al diálogo y al debate, que le permita a la comunidad superar diferencias y aunar esfuerzos en la búsqueda de un mayor bienestar. Ese mismo proceso puede afianzar su posición como sujeto político y empoderarla en las negociaciones con la empresa privada y las instituciones públicas, en un marco que trascienda las estrategias de cooptación y los intercambios clientelistas de miras más estrechas.

El patrimonio cultural no es simplemente un ‘bien’ que pueda ser protegido por decreto desde arriba (lo que no implica, por supuesto, que el compromiso legal e institucional con su preservación no sea crucial, como lo señalamos antes). La savia del patrimonio cultural está constituida por los hábitos y las prácticas cotidianas, el saber vivir y el “color local”, los saberes y oficios del lugar, la visión de mundo y la identidad compartidas. En esa medida, tal y como lo hemos subrayado a lo largo de esta investigación, el patrimonio cultural necesita condiciones materiales y sociales específicas para mantener su arraigo y garantizar su proyección ulterior. La consolida-

3 a b c

3 El Plan maestro 500 años aborda uno de los mayores desafíos de las instituciones públicas de la ciudad, como lo es el de compaginar la expansión de la actividad portuaria con el propósito de consolidar a Santa Marta como “capital ecoturística del Caribe”, aprovechando para ello la riqueza de su patrimonio ambiental, histórico y cultural.5 El reto no es nada sencillo, como lo reconoce el propio documento: “El Distrito tiene el mejor puerto natural de aguas profundas del país, pero así mismo cuenta con la limitación de estar rodeado por el tejido urbano más antiguo de Latinoamérica declarado zona de conservación por interés general y por cerros a orillas de mar [sic]”. La propuesta urbana de Planos Vivos ofrece un espacio idóneo para conciliar, desde la perspectiva de las instituciones públicas, la ampliación del puerto como socio estratégico de la ciudad, por un lado, y el fomento de un turismo diversificado que sea 5 Alcaldía de Santa Marta / ONU-Habitat. Santa Marta. Plan maestro 500

años, 1525-2025. Santa Marta: 2013. Las citas fueron extraídas de las págs. 2 y 18.

congruente con el patrimonio samario, por el otro. No hay que olvidar que el turismo es “la actividad económica central de Santa Marta”, y que su futuro crecimiento depende en no poca medida de la creación de un marco legal, institucional y político que le dé proyección al patrimonio material e inmaterial de la ciudad. La Ley de Distritos Especiales (Ley 1617 del 5 de febrero de 2013), que declaró a Santa Marta como patrimonio cultural de la Nación, y que le confiere al Distrito amplias facultades en materia de regulación portuaria y fomento turístico, ofrece una base robusta para la negociación política y la toma consensuada de decisiones. Para el caso de Pescaíto, la propuesta de Planos Vivos muestra, en el ámbito urbano, un camino por seguir; uno que puede fortalecer la capacidad institucional de la ciudad, en la medida en que posiciona a las autoridades distritales como mediadoras eficaces entre los interesados en la expansión del terminal portuario y quienes abogan por el fomento de un turismo diversificado, respetuoso del patrimonio pescaítero. 205


c

Conclusiones de la investigación

Planos Vivos Pescaito

b a

POBLACIÓN DE PESCAÍTO

Crecimiento económico Ampliación y adaptación de la actividad portuaria. Expansión portuaria Activación de un Plan Parcial definitivo. Optimización de procesos Articulación funcional, incorporación de predios privados y de las calles cerradas de El Boro.

planos vivos

SOCIEDAD PORTUARIA

a b c

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La solución urbanística planteada por Planos Vivos para la zona de El Boro es un ejemplo puntual de la manera en que los proyectos participativos y sostenibles pueden articular nuevos espacios de acción política –en el más amplio sentido– desde su misma concepción. La situación de deterioro en El Boro no da espera, y el proyecto de fútbol calle ofrece una solución que, además de expedita, se alimenta del patrimonio cultural para asegurar su sostenibilidad a largo plazo. Al tratarse de una respuesta de aplicación inmediata, que no exige extensos periodos de planeación y construcción, ni requiere de la dispendiosa aprobación de partidas presupuestales o créditos cuantiosos, in-

troduce mucho antes de su ejecución una nueva dinámica en la mesa de diálogo: se trata de debatir una propuesta concreta, a la mano, que permite enfrentar, contrastar y conciliar diferentes visiones de futuro, sin necesidad de reducir todo el proceso al cálculo de costos y beneficios en el más corto plazo. No todos los proyectos de Planos Vivos pueden ser puestos en marcha con la misma celeridad, pero en todos y cada uno está presente el compromiso con el diálogo y el fortalecimiento de la gobernanza.

ALCALDÍA DE SANTA MARTA


Unión de líderes Solución a los problemas fundamentales: inundaciones, microtráfico y servicios. Activación económica Turismo, puerto, mercado, emprendimientos, negocios locales, frentes laborales. Consolidación barrial y renovación urbana Infraestructura cultural, deportiva y recreativa; conexión con la ciudad.

Raiz política

La propuesta de renovación urbana de Planos Vivos abre un espacio de diálogo y negociación para canalizar conflictos y construir consensos fundamentales, basados en el principio de la alteridad.

RP

Plan maestro 500 años Plan integral de desarrollo. Solución de problemas fundamentales Servicios públicos, desempleo, problemas ambientales y sociales, riesgos, salud, educación, etc. Crecimiento económico Visión conjunta, desarrollo portuario y turístico.

a b c

Fútbol calle de Pescaíto. Fuente: Archivo de Planos Vivos (2016)

El Plan parcial de renovación urbana de la Sociedad Portuaria contempla una intervención sustancial, que busca articular la ampliación del puerto con proyectos inmobiliarios y turísticos de gran envergadura.6 Constituye, sin lugar a dudas, una apuesta ambiciosa que transformaría radicalmente la realidad urbana de Pescaíto, pero que puede llegar a reñir con la conservación y el desarrollo de su patrimonio cultural y material. Sociedad Portuaria de Santa Marta / Promotora Urbana de Santa Marta – Prourbana S.A.S. Plan parcial de renovación urbana del puerto de Santa Marta y su área de influencia. Documento técnico de soporte. Santa Marta: Junio de 2014.

La propuesta urbana del Plan Parcial de la Sociedad Portuaria

6

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8

Propuesta urbana y arquitectรณnica 6.3

P la n o 8 . 1

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6.2

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8

5

7.4

7.3

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Raiz política

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Raiz socioeconómica

Las antinomias bosque “administrado”/ natural entre dos bosques de álamo y ciudad “hipermodernista”/ espontánea entre el Eje Monumental de Brasilia (izq., 2009) y la Praça da Sé (der., 1984) de São Paulo.

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Raiz a m b i e n ta l

Fuentes: https:// commons.wikimedia.org y http://reino-de-clio.com.br

Raiz urbana

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y la antinomia ciudad espontánea/ciudad “hipermodernista” de cuño corbuseano (fig. 33).1 Desde una perspectiva semejante, el propósito de Planos Vivos de acercarlos –allí donde parezca viable– e incluso conjugarlos –allí donde resulte imprescindible– será desestimado como una causa perdida. Ahora bien, incluso el más escéptico sabrá reconocer, sin necesidad de condescender en supercherías, que el hecho de que dos personas con visiones tan disímiles como Jacobs y Le Corbusier, con lentes tan dispares para observar la realidad, hayan optado por el mismo tipo de montura para sus gafas, constituye una señal auspiciosa.

RC

Raiz histórica

Al repasar los principales hilos argumentales y énfasis analíticos, la lectora o el lector podrá advertir que la visión de desarrollo urbano de Planos Vivos navega entre dos aguas. Tenemos, por una parte, el principio que privilegia la funcionalidad y la técnica por encima de cualquier otra consideración, y que no tiene empacho en recomendar demoliciones masivas para transformar radicalmente la faz de una ciudad y recrearla de acuerdo a los cánones estéticos y racionales de un modelo visionario. Un modelo que solo alguien desde afuera, instalado en una atalaya a cierta distancia del núcleo urbano, estaría en capacidad de plantear y aplicar sin miramientos. En la otra orilla tenemos el principio que aboga por un urbanismo de base, que se nutra de las dinámicas sociales y culturales de una comunidad, y que sepa reconocer desde adentro los espacios que les permiten florecer y ramificarse. Un urbanismo que valore in situ el sentido de pertenencia, las formas de la convivencia y la identidad colectiva, y que promueva proyectos de renovación respetuosos de su espíritu. Para ilustrar esta tensión hemos escogido, de la variopinta baraja a nuestra disposición, dos cartas de reconocido carácter arquetípico en el tarot del urbanismo: la de Jane Jacobs y la de Le Corbusier. La defensa a ultranza del tejido urbano y social existente como base irrenunciable de un urbanismo humano en ella, así como la predilección de él por la tabula rasa como fundamento de cualquier transformación que merezca el nombre, son de sobra conocidos. No son pocos los que ven en estos dos arquetipos un par de imperativos urbanísticos antagónicos, carentes de cualquier denominador común, tal como lo hace James C. Scott al establecer una analogía entre la antinomia bosque natural/bosque “administrado” (silvicultura científica)

Raiz socioc u lt u r a l

RU

RH

No se trata aquí de ignorar los múltiples puntos de fricción entre aproximaciones tan diferentes y, en no pocos aspectos, diametralmente opuestas. Tampoco es conducente recurrir a una oftalmología salomónica que formule un lente ‘jacobsiano’ y otro corbuseano, con la indicación de cerrar alternadamente uno de los ojos cuando la sensación de mareo se haga intolerable. Planos Vivos reconoce que toda aproximación comporta una distorsión particular (y necesaria), y en esa medida la disposición a emplear, contrastar y conjugar diferentes anteojos es la mejor manera de abordar la complejidad de la realidad urbana. Más que dos dogmas mutuamente excluyentes, enfoques como los de Jane Jacobs y Le Corbusier constituyen los dos polos de un continuo epistemológico sobre 1

James C. Scott, Seeing Like a State: How Certain Schemes to Improve the Human Condition Have Failed. New Haven/Londres: Yale University Press, 1998, en especial pp. 11-22, 53-63 y 103-146 . Los términos en inglés son “managed forest” o “scientific forest” y “high-modernist city”. En la figura 33 recurrimos a los motivos empleados por Scott para ilustrar sus ideas como apoyo gráfico a nuestra propia argumentación.

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Planos Vivos Pescaito Propuesta urbana y arquitectónica Plano de la propuesta urbana y arquitectónica

Dos visiones diferentes y un mismo marco: Le Corbusier y Jane Jacobs. Fuentes: http://www. taringa.net y http:// regeneracionurbanavalencia .es

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el que la investigación y el diseño deben desplazarse permanentemente en pos de las respuestas que mejor se adecúen al problema que está siendo estudiado. Soluciones sostenibles y participativas como las que abandera Planos Vivos, congruentes con el patrimonio material e inmaterial del lugar, deben combinar el rigor formal, funcional y técnico con la incorporación del arraigo de la memoria viva, el potencial del patrimonio urbano y cultural, la riqueza ambiental y las perspectivas socioeconómicas del lugar. No es ningún secreto que la propuesta de Planos Vivos tiende a orbitar mucho más cerca del polo de Jane Jacobs, pero no es menos cierto que reconoce de buena gana las situaciones en las que es preciso desplazarse hacia el polo corbuseano. El principio metodoilógico que guía el trabajo de Planos Vivos se manifiesta precisamente en esa disposición a moverse desembarazadamente sobre ese continuo, sin dejarse atrapar por marcos teóricos rígidos, concepciones estéticas absolutas, prácticas metodológicas inflexibles o soluciones estandarizadas. La propuesta de renovación urbana y arquitectónica de Planos Vivos es, en este sentido, una invitación a descubrir y recorrer el territorio pescaítero desde una mirada ecléctica, libre de prejuicios, abierta a lo imprevisto y a lo que a bocajarro resulta inexplicable. El lector o la lectora sabrán sacarle el máximo provecho a la invitación si llevan a mano ambos pares de gafas y se disponen a realizar con ellos diferentes recorridos a lo largo y ancho del sector. Una opción, entre muchas, puede ser la de calarse las gafas de Jane Jacobs para recorrer palmo a palmo los callejones estrechos, las esquinas y las terrazas de una remozada calle 3 en San Martín, maravillarse con la vitalidad de su patrimonio cultural y sentir su vínculo estrecho con la riqueza ambiental del lugar a medida que se asciende por los senderos ecológicos de unos cerros del Norte reforestados con plantas y árboles nativos. Una vez en la cumbre, valdrá la pena apartar la vista del camino recorrido y dirigirla hacia el gran Pescaíto, tal como

se derrama desde las ensenadas interiores de los cerros sobre la zona llana. Con un rápido cambio de gafas será posible observar –esta vez desde la óptica corbuseana– la manera en que el restablecimiento de las conexiones metropolitanas le ha permitido al patrimonio material e inmaterial de Pescaíto participar de nuevos circuitos de intercambio y generar eco en lugares insospechados. En ese cambio de anteojos siempre habrá algo de vértigo y visión borrosa, pero el malestar momentáneo se paga con creces al ganar múltiples perspectivas de análisis y enriquecer el propio horizonte, tal como lo podrán comprobar por sí mismos los lectores al detenerse en el plano de la propuesta urbana y arquitectónica que presentamos a continuación.

Plano de la propuesta urbana y arquitectónica (plano 8.1)

1) Red de drenaje y saneamiento urbano: Una de las necesidades más sentidas por parte de la comunidad pescaítera es la de la solución al problema de las inundaciones periódicas, provocadas por el desbordamiento de aguas lluvias, mezcladas con aguas servidas. La propuesta de Planos Vivos promueve la búsqueda de una solución técnica definitiva, diseñada por especialistas en la materia, que complemente la infraestructura existente con una red de colectores, drenajes y sistemas de bombeo. El énfasis debe ser puesto en una respuesta de índole sistémico, que se ajuste a los condicionamientos naturales y geográficos, y que no se limite a plantear remedios puntuales, como ha sucedido en el pasado. El plano de riesgos y la ficha sobre inundaciones y escorrentías en Pescaíto ofrece un soporte robusto para la búsqueda de una respuesta óptima en términos técnicos. Ahora bien, la riqueza de la información contenida en dichas herramientas no solo sirve de apoyo a los especialistas; asimismo


Raiz política Raiz socioeconómica

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Raiz a m b i e n ta l

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La necesidad inaplazable de conciliar las necesidades funcionales con el patrimonio urbano y cultural de Pescaíto. Fotografías de Luis Miguel Marín

permite articular las soluciones técnicas con los cambios en los hábitos y en la relación de las personas con su entorno, sin los cuales no se puede garantizar la sostenibilidad de las obras en el largo plazo. El problema de la disposición de las basuras y el taponamiento de colectores y drenajes así lo indica.

2) Transformación urbana de El Boro: La propuesta de Planos Vivos hace hincapié en la renovación y el saneamiento de la zona de El Boro desde una perspectiva sostenible, congruente con el patrimonio urbano y cultural de Pescaíto, que sea concertada entre la Sociedad Portuaria, la comunidad y las instituciones públicas. Para tal efecto plantea la transformación de los nichos ciegos, generados por los muros de cerramiento de la zona franca, en instalaciones deportivas para la práctica del legendario fútbol calle y otros deportes, como el patinaje (una de las actividades predilectas de las niñas del sector), el boxeo y el baloncesto. Callejones sin salida, que sirven de caldo de cultivo a diversas actividades ilícitas y delictivas, y en los que se condensan los problemas ambientales, urbanos y sociales más graves de Pescaíto, son transformados así en espacios para la recreación y el esparcimiento, gracias a una infraestructura deportiva de carácter renovador y participativo, iluminada y protegida del sol, administrada por madres de la comunidad, que desde siempre han reclamado mayores espacios de juego para los niños y las niñas del sector.

Para garantizar la apropiación y el uso de la nueva infraestructura por parte de los habitantes, el proyecto integra activamente saberes, oficios y talentos locales, representados por los tejedores de redes de pesca de Taganga y San Martín, los pintores del gran Pescaíto y los ornamentadores del sector, entre otros. El propósito fundamental es el de darle nueva proyección al hábito de los niños y las niñas de jugar en la calle bajo el cuidado de sus madres, que suelen sentarse en las aceras y los frentes de las casas para hablar de lo divino y lo humano mientras están pendientes de ellos. El diseño incorpora el patrimonio cultural de Pescaíto e involucra el trabajo y la participación directa de los pescaíteros –niños, jóvenes y adultos– durante la ejecución y la puesta en marcha del proyecto. Igualmente busca reducir a un nivel mínimo su huella ecológica, en cuanto recicla, reutiliza y restaura los materiales existentes. El diseño aprovecha al máximo la luz diurna, en combinación con la sombra provista por las mallas tejidas por los pescadores. La iluminación nocturna la proveen baterías alimentadas durante el día con energía solar.
La infraestructura aprovecha los muros de cerramiento construidos por el puerto para conformar un espacio cerrado con un gran portón, en forma de reja, elaborado por los ornamentadores de la zona con material reciclado. Una vez solucionado el aspecto técnico de los colectores y drenajes para aguas lluvias y servidas, las calles deben ser rellenadas con recebo y tierra local.

Raiz socioc u lt u r a l

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Raiz histórica

Más que dos dogmas mutuamente excluyentes, enfoques como los de Jane Jacobs y Le Corbusier constituyen los dos polos de un continuo epistemológico sobre el que la investigación y el diseño deben desplazarse permanentemente en pos de las respuestas que mejor se adecúen al problema que está siendo estudiado”.

Raiz urbana

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Planos Vivos Pescaito Propuesta urbana y arquitectónica Plano de la propuesta urbana y arquitectónica

Para el caso puntual de Pescaíto, el parque longitudinal –enmarcado dentro de la propuesta integral de Planos Vivos– constituye una contribución importante en el propósito de conciliar el crecimiento de la actividad portuaria y la reactivación ferroviaria con la sostenibilidad ambiental y social.”. Las instalaciones deportivas de El Boro están enmarcadas dentro una propuesta urbana integral, que busca restablecer –desde un turismo de nuevo cuño– los antiguos vínculos orgánicos entre el puerto y Pescaíto. En ese sentido, conviene reemplazar el muro en bloque de cemento y concertinas de alambre de púas por cerramientos que ofrezcan transparencia y permitan el paso de la brisa, la luz y el agua, y que propicien la vinculación del área del terminal portuario a unas carreras 4.a y 5.a revitalizadas como ejes comerciales y turísticos típicos del gran Pescaíto, con sus callejones estrechos, terrazas, tiendas esquineras y pisos altos. La experiencia de otras ciudades portuarias en el mundo, como Hamburgo, Ámsterdam o San Francisco, que apelan a cerramientos transparentes que no obstaculizan la visibilidad o el paso de la brisa, demuestra que una ciudad bien puede aprovechar la belleza intrínseca a la monumentalidad industrial de su actividad portuaria, con el movimiento de las grúas y el vuelo de los contenedores que la caracterizan.

3) Restablecimiento del tejido urbano entre los cerros y la zona llana: Desde el punto de vista urbanístico, la única manera de garantizar un desarrollo sostenible y equilibrado en el gran Pescaíto es la de restablecer los vínculos históricos y reconstituir el tejido urbano y social entre los asentamientos de la zona llana y los núcleos de poblamiento en los cerros. Una de las propuestas que apuntan hacia este objetivo es la del parque longitudinal sobre la vía Alterna, que a la manera de un corredor verde debe fortalecer la conexión entre los barrios, las canchas, los equipamientos urbanos y los cerros tutelares de Pescaíto. El parque longitudinal está llamado a resaltar el potencial ambiental; recuperar para el territorio la importancia histórica de los cerros y las playas, tal como está registrado en la memoria viva, y articular funcionalmente la renovación del sector de La Castellana con el proyecto del sendero ecológico sobre los cerros del Norte.

212

La realización del parque longitudinal presupone la reubicación de aquellos habitantes asentados en

zonas de riesgo y en las servidumbres de la vía Alterna y del ferrocarril (3.1). La ampliación de la vía férrea, en particular, es un proyecto crucial para el puerto, la ciudad y el país, como bien lo reconoció en su momento el Plan maestro 500 años: “Santa Marta es el único puerto sobre el Caribe colombiano que cuenta con servicio férreo que lo interconecta con el interior andino, el valle del Magdalena y la zona carbonífera del Cesar. El Puerto de carbón y el sistema ferroviario proyecta un eje logístico y de Servicios de transporte multimodal (transporte de cargas y pasajeros) estratégico para el país, siempre y cuando se garanticen los más altos estándares internacionales de cuidado ambiental y social”.2 Para el caso puntual de Pescaíto, el parque longitudinal –enmarcado dentro de la propuesta integral de Planos Vivos– constituye una contribución importante en el propósito de conciliar el crecimiento de la actividad portuaria y la reactivación ferroviaria con la sostenibilidad ambiental y social.

4) Renovación del centro urbano y simbólico del gran Pescaíto: El corazón de la propuesta de Planos Vivos está en la renovación del centro urbano y simbólico de Pescaíto en derredor de la cancha de La Castellana. El proyecto parte de la “ley y el orden de la calle”, tal como la formuló Jane Jacobs, para ofrecer diseños y soluciones urbanas que valoren y fortalezcan aquellos aspectos inmateriales que son constitutivos de la cultura popular pescaítera. Junto con su compromiso con el robustecimiento del tejido social, cultural y urbano, la propuesta de Planos Vivos plantea –con una convicción corbuseana– transformaciones de gran calado en la manzana de La Castellana, todo con el propósito fundamental de abrirla al público a través de un espacio urbano generoso, asociado a una infraestructura cultural y deportiva innovadora que amplíe los horizontes del barrio hacia un turismo de nuevo cuño, animado por el deseo de conocer de primera mano y vivir a flor de piel las manifestaciones originales de la cultura de sus habitantes. 2 Alcaldía de Santa Marta / ONU-Habitat. Santa Marta. Plan maestro 500

años, 1525-2025. Santa Marta: 2013, p. 18.


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En respuesta a los intereses y las necesidades de los habitantes, tal como se hicieron manifiestos durante el proceso de investigación participativa, el componente cultural de la propuesta gira en torno a la Casa de Pescaíto, un edificio sobre el costado oriental de la cancha que debe funcionar como centro cultural, biblioteca, museo del fútbol y casa comunitaria, abierto en forma de gran esquina hacia el centro urbano de Pescaíto y conectado, por el costado sur, con el salón de Danza y la casa de la Música. Este complejo edilicio se sitúa en el centro de una plazoleta inclinada, flanqueada por casas restauradas de gran valor histórico y patrimonial, que está concebida como un gran ‘patio urbano’: más allá de sus usos específicos, los espacios del patio de la Cultura deben convocar a propios y extraños por su capacidad de evocar y recrear, a gran escala, los rituales de la convivencia y la buena vecindad que son inmanentes a la identidad colectiva de los pescaíteros y las pescaíteras. Esa es la clave para una apropiación cabal de la nueva infraestructura por parte de los habitantes: un diseño inspirado en los hábitos y las costumbres locales, que ofrezca espacios para su reproducción dentro de un nuevo contexto. La idea detrás de la Casa de Pescaíto se remite al concepto de casa del pueblo, empleado por Simón Hosie como columna vertebral de su trabajo con distintas comunidades en el país.3 Dicho concepto 3

“Casa del Pueblo” es una marca registrada de Simón Hosie Samper,

tiene en la Casa del Pueblo de Guanacas (Cauca) y en la Casa del Pueblo de El Salado (Bolívar) dos antecedentes exitosos e inspiradores.4 Muchas construcciones destinadas a proyectos educativos y culturales suelen distanciarse de manera involuntaria, pero no por eso menos palpable, de las comunidades a las que justamente deberían convocar y servir. Más allá de los problemas puntuales

4

con certificado de registro 508572, expediente 14 109409, resolución de concesión 83437 del 29 de diciembre de 2014 de la Superintendencia de Industria y Comercio. La Casa del Pueblo de Guanacas recibió el Premio Fernando Martínez Sanabria al mejor proyecto arquitectónico en la Bienal Colombiana de Arquitectura de 2004: “Un proyecto que capta la esencia de la función de la arquitectura como oficio colectivo entre el arquitecto, el programa, el contexto y el usuario. […] La Casa del Pueblo funge como un encuentro entre la arquitectura vernácula –su esfera cultural y social– y la arquitectura moderna –su esfera estética y ambiental– . El proyecto cumple fielmente con los conceptos de arquitectura vernácula, donde no participa un arquitecto sino que confluye un herencia de costumbres, enseñanza y sabiduría que encuentra la forma de la vida misma: su sencillez expresiva y no industrializada” (actas del jurado, Sociedad Colombiana de Arquitectos, XIX Bienal Colombiana de Arquitectura, 2004, p. 32). La Casa del Pueblo de El Salado recibió el reconocimiento a la sostenibilidad y una mención de honor en la categoría proyecto arquitectónico de la Bienal Colombiana de Arquitectura de 2014: “El Comité de Selección Nacional decidió otorgarle el reconocimiento a la sostenibilidad, ampliando el concepto e incluyendo la dimensión cultural del mismo, a la Casa del Pueblo, en El Salado, Bolívar. Se consideró que este es un ejemplo notable de desarrollo sostenible que logra con sensibilidad y sencillez la configuración, resignificación y apropiación de espacios públicos abiertos y cubiertos en beneficio de la comunidad” (acta del Comité Nacional de Selección). “Estos procesos participativos, donde la comunidad contribuye al resultado final de la arquitectura, diluyen el tradicional concepto de autor. El desprendimiento que esto supone redibuja la escala de valores que ha acompañado la arquitectura más mediática de las últimas décadas” (consideraciones del jurado, Sociedad Colombiana de Arquitectos, XXIV Bienal de Arquitectura, 2014).

Maqueta de la propuesta de renovación urbana de Planos Vivos para Pescaíto.

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Fotografía de Paola Macía Fernández

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Planos Vivos Pescaito Propuesta urbana y arquitectónica

Piedefoto

Plano de la propuesta urbana y arquitectónica

La Casa del Pueblo de Guanacas. Fotografías de Simón Hosie y Fabián Alzate

en los mecanismos de participación escogidos, en la duración y la profundidad de la investigación de base, en la sensibilidad del diseño frente a los hábitos y las técnicas locales, o en el involucramiento activo de los habitantes en la ejecución y administración, existe un obstáculo de primer orden que subyace a buena parte de la experiencias truncas: el prejuicio todavía muy arraigado que asocia la cultura y la educación con ámbitos “elevados”, de acceso restringido y reservados en esencia a los iniciados, sin mayores vínculos con las prácticas cotidianas y los saberes locales. Al comentar el concepto de casa de la cultura propugnado por André Malraux en Francia en la década de 1960, Victor Hell señala cómo la “concepción intelectual de la cultura tiene por efecto desvalorizar las cosas cotidianas y debilitar el dinamismo de la cultura”.5 Prosigue Hell: La fórmula de André Malraux, que caracterizaba a las casas de la cultura como las ‘catedrales del siglo xx’, parece un poco grandilocuente; la iniciativa de fundar en provincia centros especializados en la creación, la 5 Victor Hell, La idea de cultura. México: Fondo de Cultura Económica, 214

1986 [primera edición en francés: 1981], p. 19.

difusión y la recreación responde sin embargo a una noble ambición: poner las bases de una democracia cultural. […] [L]a cultura está en primer lugar en lo cotidiano; está ligada a la vida humana en todas sus formas. Por esto, la fórmula ‘cultura en las casas’ debe orientar el pensamiento hacia actividades y fenómenos que competen, ellos también, a la cultura.6

Estas observaciones pueden ser extrapoladas al proyecto de la Casa de Pescaíto, sustentado como está en la investigación participativa de Planos Vivos y en el compromiso de su equipo con la sostenibilidad, la gobernanza y el desarrollo del patrimonio cultural y urbano del sector. El compromiso con la “democracia cultural” en Pescaíto se ve reflejado en todas las aristas del proyecto. Su diseño, por ejemplo, se inspira en la esquina y su tienda como lugar de encuentro y confluencia por excelencia. El tipo ideal de la tienda esquinera se beneficia de su ubicación, recoge las visuales más amplias en las distintas direcciones, y aprovecha al máximo la brisa y la sombra. La Casa de Pescaíto retoma estas características: resuelve la esquina en el punto de mayor sombra y mayor ventilación durante el día, con la apertura en el costado norte del edificio, donde además se proyecta la visual hacia el parque central, la iglesia y la calle. En términos arquitectónicos, el diseño recurre a técnicas, elementos y prácticas locales como las esquinas curvas, el

6 Hell,

op. cit., pp. 19 y 21.


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La Casa del Pueblo de El Salado Fotografías de Simón Hosie y maqueta virtual de Pablo Said Lissa

primer nivel elevado sobre el suelo, las terrazas y el aprovechamiento de los árboles existentes: el legado pescaítero se integra así en el espacio de una gran biblioteca y en los recorridos del museo. El diseño bioclimático del edificio se sustenta igualmente en el acervo pescaítero, pues incorpora el principio de las cajas de aire, tal como fue descrito en la ficha correspondiente, y lo conjuga con la piel perforada de la edificación y una claraboya de vidrio en la parte superior de la caja, encargada de calentar el aire, generar un efecto de succión y conseguir la expulsión del mismo, de tal suerte que se dé un flujo constante de aire fresco. La ventilación natural, que permite prescindir de aires acondicionados, encaja perfectamente en un diseño comprometido con la sostenibilidad ambiental. Paneles solares para accionar ventiladores complementarios, iluminación tipo LED, materiales locales producidos en plantas con certificación ambiental, la recolección de agua lluvia para el riego y el aseo, la conservación de los árboles existentes y la reforestación: todos son componentes integrales de un proyecto preocupado por reducir su huella ecológica a un nivel mínimo, por un lado, y por promover con su ejemplo una agenda medioambiental de carácter transformador, por el otro. La construcción también honra el principio participativo en la medida en que se apoya activamente en los saberes, oficios y talentos locales. El concurso de pintores, artesanos, pescadores y ebanistas,

entre otros, es fundamental en la decoración de la cúpula y la contracúpula, en el tejido de chinchorros, hamacas y la gran red suspendida en el vacío central de la edificación para recostarse y leer, así como en la elaboración del mobiliario requerido para cada uno de los diferentes espacios. La participación no se reduce, por supuesto, al momento de la construcción: el proyecto ofrece la posibilidad de fortalecer la “democracia cultural” y la gobernanza en Pescaíto, siempre que los habitantes sean integrados en su administración y funcionamiento. El trabajo exhaustivo de Planos Vivos en la documentación y el análisis de los liderazgos y las organizaciones rinde aquí sus mayores frutos, pues contribuye a estructurar esquemas administrativos y operativos incluyentes, que apelen a los intereses y las prioridades de los diferentes actores, y que permitan articular los esfuerzos de los líderes humanos, comunitarios, culturales y deportivos del sector. La información recopilada ofrece igualmente una base sólida para impulsar emprendimientos empresariales comunitarios, que se pueden inspirar en la exitosa experiencia de la Hamadora en El Salado (figs. 34 y 35). El componente deportivo del proyecto busca fortalecer el sentido de pertenencia ligado a la práctica del deporte, aprovechar el reconocimiento que el fútbol le ha deparado a Pescaíto en todo el país, y darle nueva proyección al legado histórico que la cancha de La Castellana ha sabido atesorar a través del tiempo. El proyecto contempla, en primer

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Planos Vivos Pescaito Propuesta urbana y arquitectónica Plano de la propuesta urbana y arquitectónica

La complementariedad entre los núcleos urbanos y el medio natural de los cerros la subraya el proyecto de transformación de la playa de Pescaíto, que incluye su conexión con un sendero histórico que recree la antigua ruta de las tagangueras, así como la construcción del escenario del Mar”.

lugar, un edificio multideportivo en el costado occidental de la cancha, con plazoletas de acceso en los costados sur y norte, flanqueadas por los árboles ya existentes. El edificio conjuga tres niveles de graderías hacia la cancha, por un lado, con un amplio espacio para la práctica de distintos deportes, como baloncesto, fútbol sala y voleibol, por el otro. Hacia la calle asume la apariencia de un edificio deportivo moderno, sobrio y sólido, construido en concreto, con una piel perforada que limita la entrada del sol y permite la circulación del viento como principal factor bioclimático. El patio de la Cultura tiene su homólogo aquí en el patio del Deporte, generado a partir de la ampliación de las zonas deportivas en la manzana del costado occidental de La Castellana, entre las carreras 5.a y 6.a y las calles 6 y 7. Se trata de una de las manzanas más deterioradas del sector, con una gran cantidad de lotes abandonados y casas derruidas. La propuesta plantea la conservación de las viviendas más representativas en términos históricos y arquitectónicos en el costado norte y sur, sobre la calle 6, así como la construcción del Centro para el Talento Deportivo de Pescaíto, que incluye un centro de alto rendimiento, un edificio de servicios, una piscina, canchas de fútbol 8 y fútbol 5, y una cancha múltiple con cubierta para proteger del sol abrasante durante el día. De esta forma, el Centro para el Talento Deportivo promete fortalecer el potencial del núcleo urbano y simbólico de Pescaíto como centro de formación y aprendizaje en su sentido más amplio, así como reforzar su identificación con la excelencia deportiva y, por consiguiente, su capacidad para atraer a jóvenes de la región y de todo el país. El patio del Deporte plantea un contrapunto dinámico con el museo del Fútbol: si este celebra el lustre del pasado y lo vincula con la identidad pescaítera, aquel proyecta este legado hacia el futuro.

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Finalmente, el componente turístico gira en torno al proyecto del Hotel del Encanto Pescaítero, inscrito a su vez dentro de la renovación urbana de la manzana ubicada en el costado sur de la cancha de

La Castellana. El hotel puede convertirse en piedra angular de la activación del turismo en Pescaíto, con una propuesta que ponga el énfasis en los hábitos y las prácticas ligadas a la vida en la calle y el patio interior, así como en la estrecha relación del sentido de pertenencia de los habitantes con el fútbol. El proyecto plantea la construcción de un hotel levantado con primer piso en planta libre, ubicado en el centro de la manzana, dentro de un patio interior, con juegos de agua, árboles, hamacas, mecedoras, parasoles y zona de restaurante. Sus habitaciones siguen una línea contemporánea y minimalista, con terrazas hacia el norte entre el segundo y el cuarto piso, con vista directa hacia la cancha de La Castellana. Como complemento de la nueva edificación, el proyecto de Planos Vivos le apuesta a la renovación del frente de la manzana hacia la calle 8 (antigua calle de las Piedras), con el objetivo de adaptar las casas de ese costado al programa del hotel. El Hotel del Encanto Pescaítero debe encarnar la hospitalidad proverbial de los pescaíteros; rendir tributo a la estética local y al goce de departir en las calles, los patios y las esquinas; e iniciar a los visitantes en la riqueza de los saberes culinarios del sector, tal como fueron registrados en la ficha de investigación correspondiente. El hotel alimenta las sinergias de los componentes cultural y deportivo en el propósito de transformar Pescaíto desde su centro urbano y simbólico.

5) Consolidación del patrimonio material e inmaterial: Para garantizar que el núcleo de la propuesta irradie a plenitud su potencial transformador, es

Figura 34. La Hamadora, diseño original de Simón Hosie. Fuentes: http:// artesaniasdecolombia. com.co y http:// www.tugo.co


Isonometria

Vista superior

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Raiz política

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RE Vista lateral Izquierda

Vista frontal

Vista lateral derecha Raiz a m b i e n ta l

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indispensable redoblar esfuerzos para revitalizar los vínculos entre patrimonio urbano y patrimonio cultural en zonas estratégicas del sector. Proyectos puntuales sobre vías emblemáticas, articulados con la renovación de La Castellana, la construcción de nueva infraestructura deportiva y la constitución de un polo de actividad cultural en torno a la Casa de Pescaíto, deben invitar a los habitantes a prescindir de las rejas, reabrir sus viviendas a la convivencia en la calle, sembrar sus árboles tradicionales y evitar que los hábitos y costumbres que los definen languidezcan. Dentro de los proyectos complementarios a la renovación del centro urbano y simbólico cabe resaltar, en primer lugar, la restauración de la calle 7, con su separador y sus árboles centrales (5.1), lo mismo que la renovación de la calle 6 con andenes amplios y árboles, teniendo en cuenta que se trata de una de las vías más concurridas y “caminadas” de todo el sector, de acuerdo a la investigación de Planos Vivos, y que su amplitud hace factible su realización (5.2). Otro frente de trabajo de gran importancia lo constituye la renovación de la calle 8 con adoquinado en piedra, de tal suerte que se resalte el significado histórico y cultural de la antigua calle de las Piedras (5.3). La calle 8 debe brillar con luz propia, gracias a su especialización en

servicios de hotelería y turismo ligados al centro deportivo y cultural, así como al eje comercial de la carrera 5.a, con sus pasajes estrechos y tiendas de esquina. Tenemos, por último, la renovación de la carrera 11 entre el mercado y la conexión urbana con Ensenada, en el punto en el que se bifurcan el camino hacia Taganga y el que conduce a la playa de Pescaíto, allí donde la memoria viva sitúa uno de los hitos fundacionales del sector.

Figura 35. Planos y foto de la primera Hamadora, fabricada en el taller de Manuel Velandia en Cajicá, Cundinamarca, y tejida a mano por Simón Hosie. Foto de la primera Hamadora: María Cabal (27 de enero de 2012)

6) Saneamiento de los cerros del Norte y sus playas y su transformación en parque urbano: Uno de los propósitos fundamentales de la propuesta de Planos Vivos para Pescaíto es el de restablecer los antiguos vínculos históricos y culturales entre los cerros del Norte y los núcleos urbanos del Pescaíto cismontano, de tal suerte que los habitantes puedan reapropiarse de uno de los componentes más significativos y con mayores potenciales de su territorio. El saneamiento de los cerros y sus playas, y la transformación de la zona en un parque urbano, con claro énfasis ecológico, son iniciativas que se avienen bien con el objetivo de resaltar su significado histórico, recuperar su importancia sociocultural y aprovechar al máximo su potencial ambiental. 217


Simón Hosie, Fútbol calle de Pescaíto.

Plano de la propuesta urbana y arquitectónica

Propuesta urbana y arquitectónica

Planos Vivos Pescaito

Fuente: Archivo de Planos Vivos (2016)

Urge, en primer lugar, adelantar la consolidación urbana de los barrios de los cerros y frenar el poblamiento espontáneo a través de proyectos ambientales que fijen límites naturales a la expansión (6.1); una respuesta a las afectaciones y los riesgos asociados al poblamiento precario que es consistente con el objetivo de armonizar el desarrollo urbano y la preservación de la riqueza natural de Pescaíto. Este cinturón verde es igualmente condición necesaria para la reforestación de los cerros y el trazado de un sistema de senderos ecológicos que desemboquen en los miradores dispuestos en las cumbres y las diferentes playas del Pescaíto transmontano (6.2). De esta manera será posible revitalizar la antigua tradición de los paseos familiares y de amigos, ampliar los espacios de socialización comunitaria e invitar a los visitantes a recorrer, en el marco de un turismo de índole ecológico y cultural, un territorio que ofrece por igual una vida urbana vibrante y un rico entorno natural. La complementariedad entre los núcleos urbanos y el medio natural de los cerros la subraya el proyecto de transformación de la playa de Pescaíto, que incluye su conexión con un sendero histórico que recree la antigua ruta de las tagangueras, así como la construcción del escenario del Mar (6.3). El sendero histórico parte de la renovación de la calle que une el barrio de Ensenada Olaya Herrera con la playa y su conversión en zona peatonal, rodeada de restaurantes, heladerías, tiendas y cafés, que a su turno se conecta a través de ciclorrutas con el centro urbano y simbólico del sector y con el centro histórico de la ciudad. El escenario del Mar, por su parte, está proyectado como un escenario abierto al público para realizar conciertos y otras actividades culturales, o simplemente para disfrutar de la vista, del mar y de la brisa.

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7) Conexión y articulación de los barrios del gran Pescaíto entre sí y con la ciudad: En la raíz urbana pudimos identificar un creciente fenómeno de ‘deriva continental’ en la ‘tectónica pescaítera’, que en el largo plazo amenaza con cercenar los vínculos de los barrios entre sí y someterlos a un aislamiento pronunciado. La robusta identi-

dad colectiva ha evitado hasta el momento que los clivajes urbanos conduzcan a una fragmentación irreparable, pero no es menos cierto que sin un entorno espacial que le sea propicio, el patrimonio cultural compartido por los pescaíteros y las pescaíteras terminará por resquebrajarse. Ahora bien, también tuvimos ocasión de señalar que los esfuerzos por restablecer los vínculos históricos, urbanos y socioculturales dentro del sector serán en vano si no se consigue simultáneamente la reconstitución de los ejes de circulación metropolitanos. La propuesta de Planos Vivos ha identificado cinco puntos neurálgicos que deben ser objeto de atención privilegiada para restituir la unidad del gran Pescaíto y contrarrestar la estasis potencial que pende sobre los flujos que lo ligan con el resto de la ciudad. El primer eje de articulación debe aprovechar la cancha y el parque infantil de San Martín, el cerro de la Virgen y la manzana de la tienda de Lola (la tienda de Carlos “Jaricho” Valderrama, padre del Pibe) y la tienda Piso Alto, en el extremo norte de El Boro, para fortalecer la conexión entre los barrios de Pescaíto y San Martín (7.1). El segundo eje debe integrar la cancha, el puente peatonal y el parque infantil de Ensenada con los cerros de Rincón Guapo y de Santa Marta en un espacio que sepa resaltar su raigambre histórica, lo mismo que su conexión con el camino de las tagangueras y las playas de los cerros (7.2). En el extremo suroccidental el proyecto de la plaza de la Sombra, asociado al nuevo mercado e inspirado en los callejones con polisombra adecuados por los vendedores del lugar, debe garantizar la compaginación de las actividades comerciales con el carácter residencial del que se nutre la cultura popular pescaítera (7.3). Por su parte, la proyección de espacios urbanos amplios y generosos sobre la avenida del Ferrocarril, integrados al proyecto de renovación de la vía y al nuevo sistema de transporte SETP, debe contribuir a restaurar los flujos entre Pescaíto y el centro histórico, así como a revitalizar sus vínculos históricos y su integración económica (7.4).
El último de los ejes de articulación debe contribuir a deshacer el nudo ciego que paulatinamente se ha constituido entre el


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Fuente: Archivo de Planos Vivos (2016)

camellón del centro histórico, el área del puerto y la vía Alterna. Aquí pueden ser retomadas algunas de las ideas del Plan parcial del puerto, que contemplan zonas de conexión, amplios espacios urbanos y edificios con vocación turística y comercial, para conjugarlas con el desarrollo de las dinámicas residenciales y comerciales que informan la cultura popular pescaítera (7.5).

8) Diseño de una propuesta conceptual para restablecer los vínculos entre Pescaíto y la bahía de Santa Marta: Una de las tareas inaplazables dentro de una propuesta integral de renovación urbana es la de restablecer los vínculos orgánicos de Pescaíto con el puerto y con la bahía de Santa Marta. Se trata de un proceso no exento de conflictos y contradicciones de fondo, lastrado por momentos por posturas maximalistas en las negociaciones y por mecanismos de participación cerrados, que no consultan los intereses y las expectativas más amplias de todos los involucrados. No obstante, son precisamente la complejidad del problema y el tamaño de los obstáculos por remover los que permiten vislumbrar un papel de primer orden para este proyecto, a la luz de una nueva idea y visión de ciudad. El Plan Santa Marta 500 años había ya advertido la importancia capital de un proceso semejante para el futuro de la ciudad: “[…] por años la comunidad y el país han estado visionando un mejor futuro para Santa Marta, incluso formulando planes y proyectos parciales y la consagración dentro del ordenamiento constitucional de las entidades territoriales como Distrito Especial Portuario, Turístico, Histórico y Cultural. Sin embargo, por diversas razones, hasta la fecha no se ha logrado construir una visión

compartida e integral de la ciudad que todos los Samarios anhelan”.7 La búsqueda de una figura idónea en el ordenamiento territorial es sin duda loable e imprescindible, pero se quedará en el papel si no es acompañada por un planteamiento urbanístico que aúne los esfuerzos de la comunidad, la empresa privada y las instituciones públicas, y dirima los conflictos y las divergencias entre ellas, en un proceso de diálogo acompañado por organizaciones independientes, concursos internacionales y foros públicos. Una solución urbana y arquitectónica consensuada permitirá conciliar la ampliación del terminal portuario y las prioridades de las autoridades distritales con el desarrollo del patrimonio urbano y cultural de la comunidad pescaítera. Es ese patrimonio, con sus fuertes lazos de convivencia y solidaridad entre vecinos, el que les ha permitido a los habitantes sobreponerse a las dificultades económicas, la exposición a riesgos e inundaciones, la precariedad en los servicios y equipamientos urbanos, los conflictos internos y los tejemanejes políticos, para no hablar del temido “purgón” que les cae a los recién casados. El mismo patrimonio que permite enfrentar un futuro lleno de incertidumbres con la mayor de las confianzas.

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Raiz histórica

Simón Hosie, Casa de Pescaíto.

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7 Alcaldía de Santa Marta / ONU-Habitat. Santa Marta. Plan maestro 500

años, 1525-2025. Santa Marta: 2013, p. 7.

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Planos Vivos Pescaito Propuesta urbana y arquitectónica Plano de la propuesta urbana y arquitectónica

Transformación de los cerramientos entre el puerto y el barrio Apertura visual y circulación de aire.

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Transformación de El Boro Proyecto deportivo Fútbol calle de Pescaíto que modifica la vocación de los callejones sin salida.

Renovación de las carreras 4.a y 5.a Corredor ambiental para la circulación peatonal, con ciclorruta y comercio, que conecta el gran Pescaíto con el centro histórico.

Hotel del Encanto Pescaítero Edificio moderno diseñado en un patio interior, enmarcado por casas históricas del barrio, para activar el turismo.

Renovación urbana de la manzana de La Castellana La Casa de Pescaíto (biblioteca, museo del Fútbol, casa de la Danza y casa de la Música) y edificio multideportivo con graderías hacia La Castellana.


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Educación Nuevo centro para la pimera infancia y peatonalización de la calle para conectarlo con el parque.

Sendero ecológico y turístico de los cerros Miradores y playas adecuadas con muelles de uso recreativo.

Parques articuladores Tres parques que conectan los barrios de los cerros con el resto de Pescaíto y comunican los cerros con las canchas y parques existentes.

Renovación del antiguo camino de las tagangueras y la playa de Pescaíto Corredor turístico que conecta la ciudad con los hitos fundacionales de Pescaíto.

Parque longitudinal sobre la vía Alterna Parque con senderos arborizados y ciclorrutas, conjugado con la adecuación de la vía férrea.

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Plano de la propuesta urbana y arquitectónica

Propuesta urbana y arquitectónica

Planos Vivos Pescaito

Transformación urbana de El Boro Proyecto Fútbol calle de Pescaíto

Espacio negativo

Espacio positivo Fútbol calle

Microtráfico

Buena convivencia

Delincuencia

Artes y oficios locales

Prostitución infantil

Juego y deporte

Contaminación

Orden

Basuras

Limpieza

Inundaciones

En la transformación urbana de El Boro, la propuesta de Planos Vivos da una respuesta integral a un vacío urbano, producido por unas calles sin salida, encerradas entre muros de más de cuatro metros de altura y coronados con concertinas de alambre de púas, que propician actividades ilícitas y delictivas. El proyecto busca llenar este vacío con un contenido urbano que echa mano de uno de los componentes más preciados del patrimonio cultural pescaítero, como lo es el fútbol calle. Al instalar en estos nichos ciegos canchas para su práctica (y la de otros deportes), bien iluminadas, seguras y protegidas del sol, el planteamiento arquitectónico contribuye a revertir el deterioro urbano y a darle una nueva vocación a la zona. Se trata de una infraestructura deportiva de carácter renovador y participativo, administrada por madres de la comunidad, que amplía los espacios de juego y esparcimiento para las niñas y los niños del sector. 222

El proyecto se inspira en un objeto omnipresente en la zona, como lo es el contenedor o “conteiner”, símbolo contemporáneo de los múltiples intercambios –materiales y culturales– que el puerto ha propiciado. Las canchas de tierra previstas por la propuesta se constituyen en una suerte de ‘contenedor urbanístico’, que devuelve al vacío urbano de los nichos en los muros todo el contenido cultural condensado en el fútbol calle y los hábitos asociados a su práctica. A través del movimiento y la algarabía de la práctica del fútbol, los habitantes pueden reapropiarse de un territorio expuesto a la delincuencia, la prostitución infantil y el tráfico de drogas. Se trata, en último término, de darle un robusto soporte urbano a una estrategia integral que incluya –sin reducirse a ella– la intervención coordinada de la Policía y de las instituciones de protección social. Los diseños procuran devolverle a El Boro la tranquilidad que, para parafrasear a Jane Jacobs, solo la “ley y el orden de la calle” le pueden brindar al lugar. El proyecto le da una nueva proyección al legado deportivo: no hay que olvidar que fue precisamente sobre las canchas de tierra de Pescaíto donde aprendieron a regatear algunas de las leyendas del fútbol colombiano.


Raiz política Raiz socioeconómica

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Raiz urbana

Retomando experiencias de otras ciudades portuarias, Planos Vivos propone cerramientos abiertos que no limiten las visuales ni el paso de la brisa. Se aprovechan los muros de la calles cerradas para generar el espacio deportivo.

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Raiz histórica

Durante la investigación participativa de Planos Vivos tuvimos la oportunidad de estudiar y documentar las organizaciones deportivas formales e informales en Pescaíto. Cada una de estas organizaciones cuenta con su ficha correspondiente, en la que se registran, entre otros aspectos, su misión y su visión, sus antecedentes, su esquema organizativo y administrativo, y los perfiles de sus principales líderes. Esta información permite evaluar la manera en que dichas organizaciones pueden ser vinculadas a los proyectos, no solo en lo que al uso y aprovechamiento de los nuevos espacios se refiere, sino en lo que a la constitución de esquemas administrativos abiertos e incluyentes respecta.

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La apuesta participativa de esta propuesta involucra a la población no solo en el funcionamiento del complejo deportivo, administrado por una junta de madres del sector, sino desde la fase misma de construcción. Los oficios, saberes y tradiciones artesanales del gran Pescaíto hacen parte integral del proyecto: las grandes rejas en forma de portales son fabricadas por los ornamentadores lugareños con varillas recicladas. Los murales interiores, inspirados en el paisaje, la cultura y la historia de Pescaíto, son elaborados por niños y jóvenes bajo la guía de los pintores más experimentados. Los tejidos para proveer de sombra corren por cuenta de la Asociación de Pescadores de Taganga Y de San Martín, de la misma manera en que la fabricación de letreros y la iluminación quedan a cargo de los especialistas del sector. Aspectos antropológicos y sociológicos como el hábito de reunirse en las calles para jugar fútbol mientras las madres observan desde la terraza, la costumbre de pintar grafitis y murales, o la práctica de tejer personalmente las redes con las que se pesca son todas tradiciones que fueron documentadas durante la investigación y que fueron tenidas en cuenta a la hora de concebir los diferentes diseños. 223


Propuesta urbana y arquitectónica

Planos Vivos Pescaito

Proyectos productivos participativos La Callejera

El carácter participativo de los proyectos concebidos en el marco del sistema de Planos Vivos no se limita a comprometer activamente a la comunidad en el proceso de investigación y diseño, a trabajar de consuno con quienes están investidos de autoridad administrativa o política, a integrar a los líderes humanos en su desarrollo, o a involucrar a trabajadores, artesanos y creadores locales en su ejecución. Otra de las apuestas participativas de Planos Vivos radica en el fomento de la iniciativa empresarial de los habitantes, a través de emprendimientos que logren posicionar productos representativos de la riqueza cultural y material de un lugar en el mercado nacional y en los mercados internacionales.

224

Esta idea tiene su origen en el concepto libre de marca, acuñado por Simón Hosie para impulsar emprendimientos locales innovadores, con un potencial transformador. Los productos desarrollados dentro del concepto libre de marca exaltan los hábitos, las costumbres y las dinámicas propias de cada lugar; aquellos que contribuyen a definir la calidad de vida en cada hábitat. La Hamadora, uno de los productos desarrollados bajo este concepto para El Salado, celebra por ejemplo el hábito de echarse al medio día, como suelen hacerlo los habitantes de este corregimiento, uno de los más calientes de Colombia. Para Pescaíto fueron concebidos dos productos: la Sollera, que combina la


Raiz política Raiz socioeconómica

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“De Pescaíto pa’l mundo” +

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Silla de calle

Portería viajera

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cartera y el rodillero (trapo que utilizan las mujeres que cargan productos sobre su cabeza, para amortiguar el impacto de las palanganas); y la Callejera, un diseño que integra la banca de calle con las porterías portátiles, hechas de varillas y tubos, que los pelaos llevan al hombro hasta el lugar del cotejo. Si la Hamadora le ofreció a un grupo de soldadores jóvenes de El Salado la posibilidad de montar una empresa que gira en torno al placer de tumbarse bajo la sombra de un árbol o un alero, la Callejera abrirá un nuevo frente productivo para un grupo de personas de Pescaíto, decididas a ofrecerle al mundo un producto que reivindica la importancia de la calle como lugar de encuentro. La Callejera, el primer proyecto productivo que se elaborará en Pescaíto, gracias a los buenos oficios de la iniciativa Tras La Perla de la América, fusiona la banca de calle, que las madres ubican en el frente de sus casas para cuidar a sus hijos mientras charlan con la vecina, con la cancha de fútbol calle que se improvisa sobre la tierra o el asfalto. Estos elementos definen la identidad del barrio; son dos símbolos arquetípicos de la ley y el orden de la calle en Pescaíto. 225


Planos Vivos Pescaito Propuesta urbana y arquitectónica

Renovación urbana del centro simbólico de Pescaíto

7 1 El patio de la Cultura 2 Vía peatonal 3 La Casa de Pescaíto (biblioteca pública y museo del Fútbol) 4 La casa de la Danza 5 La casa de la Música 6 Aeiotu-Fundación Carulla 7 Casas restauradas para restaurantes, fuentes de soda y heladerías, entre otros servicios turísticos 8 Graderías orientales de La Castellana 9 El patio del Deporte 10 Plazoleta de acceso a la cancha y al edificio multideportivo 11 Edificio multideportivo 12 Graderías occidentales de La Castellana 13 Casas restauradas, restaurantes y fuentes de soda 14 Cancha de fútbol calle en tierra (en frente al multideportivo) 15 Hotel del Encanto Pescaítero 16 Patio del Hotel, enmarcado por casas históricas 17 Nuevo jardín infantil 18 Vía peatonal entre jardín y parque 19 Parque de Pescaíto Nuevo cerramiento de La Castellana 21 Andenes ampliados y arborizados en los costados sur y norte de La Castellana 226


21

4

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Propuesta urbana y arquitectónica

Planos Vivos Pescaito

Renovación urbana del centro simbólico de Pescaíto

Proyecto cultural Casa de Pescaíto y patio de la Cultura: La Casa de Pescaíto se sitúa en una plaza inclinada, enmarcada por las viviendas tradicionales del barrio, y en esa medida evoca el ambiente y la convivencia en los patios interiores. Este patio de la Cultura está abierto hacia la cancha de La Castellana e integrado orgánicamente a ella a través de unas graderías que dan al campo de fútbol, que a su vez tienen su correlato en las plataformas inclinadas hacia las plazoletas culturales. El edificio está inspirado en la esquina pescaítera como espacio de confluencia y encuentro, y su ubicación reúne condiciones óptimas de asoleación y ventilación. Las preservación de los árboles existentes constituye máxima prioridad.

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Raiz política Raiz socioeconómica

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Raiz a m b i e n ta l

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Raiz urbana

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La renovación del costado occidental de la manzana de La Castellana contempla la ejecución de un proyecto deportivo sustentado en dos ejes. El primer eje parte de la conservación de las casas del costado norte en un complejo de tiendas de soda, un espacio para fisioterapia y unas oficinas que conforman una plaza/patio más íntima, bajo las ramas de un gran mango, el árbol más grande de esa manzana. El segundo eje lo constituye un edificio multideportivo, con plazoletas de acceso en los costados sur y norte, flanqueadas por los árboles ya existentes. El edificio conjuga tres niveles de graderías hacia la cancha, por un lado, con un amplio espacio para la práctica de distintos deportes, como baloncesto, fútbol sala y voleibol, por el otro. En el primer piso están situados los camerinos y un espacio multifuncional para la organización de diferentes actividades. Hacia la calle asume la apariencia de un edificio deportivo moderno, sobrio y sólido, construido en concreto, con una piel agujerada que limita la entrada del sol y permite la circulación del viento como principal factor bioclimático.

Raiz histórica

Proyecto deportivo

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Propuesta urbana y arquitectónica

Planos Vivos Pescaito

Renovación urbana del centro simbólico de Pescaíto

Patio de la Cultura El patio de la Cultura, que alberga la Casa de Pescaíto en su centro, está inspirado en los patios interiores, que constituyen sin duda uno de los legados urbanos y culturales más importantes del sector. Se trata de un gran espacio abierto, enmarcado por viviendas de gran valor histórico y patrimonial, adecuadas para alojar tiendas, restaurantes, puestos de soda, heladerías y cafés que ofrezcan especialidades de la tradición culinaria local. El proyecto recrea el ambiente y la cultura del patio pescaítero como lugar de encuentro y reunión tanto para los vecinos como para los visitantes. El proyecto busca robustecer la identidad urbana del gran Pescaíto como barrio popular, fundada en la intensa vida en la calle y la convivencia en las terrazas, los patios y los frentes de las casas.

La Casa de Pescaíto.

La Casa de Pescaíto, que en su diseño se apoya en el tipo de la tienda de esquina como lugar de confluencia, busca revitalizar el centro simbólico del sector. Su biblioteca abre un espacio privilegiado para la realización del potencial educativo del sector, y su museo del Fútbol rinde tributo a uno de los pilares de la identidad pescaítera. El salón de la Danza y la casa de la Música se abren hacia el costado sur del patio de la Cultura y conforman así un escenario para presentaciones de diversa índole.

Patio de la Cultura

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Raiz política Raiz socioeconómica

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Plazoleta de acceso al edificio multideportivo y a la cancha de La Castellana

Raiz urbana

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Raiz socioc u lt u r a l

El proyecto de renovación incluye la ampliación de las zonas deportivas en la manzana del costado occidental, entre carreras 5.a y 6.a y calles 6 y 7, dado que se trata de una de las manzanas más deterioradas del barrio, con una gran cantidad de lotes abandonados y casas derruidas. La propuesta contempla la conservación de las viviendas más representativas en términos históricos y arquitectónicos en el costado norte y sur, sobre la calle 6; la construcción de un centro de alto rendimiento, un edificio de servicios y una piscina, así como la instalación de canchas de fútbol 8 y fútbol 5 y de una cancha múltiple con cubierta, que proteja del sol abrasante durante el día.

RC

Raiz histórica

Centro para el Talento Deportivo de Pescaíto

Raiz a m b i e n ta l

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Edificio multideportivo y graderías

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Conceptos y referentes para un diseño arquitectónico basado en los hábitos, las costumbres, las prácticas y las técnicas locales

Propuesta urbana y arquitectónica

Planos Vivos Pescaito

Casa de Pescaíto Biblioteca pública, museo del Fútbol, casa de la Danza y casa de la Música

Callejón-conjunto Referente antropológico y arquitectónico.

Frentes con terraza y árbol Referente antropológico y urbano.

Escultura en bronce del Pibe y demás estrellas del fútbol de Pescaíto. Las esculturas los muestran jóvenes, cuando eran como cualquier “pelao” del barrio.

Arquitectura viva

232

Uno de los factores determinantes para garantizar la sostenibilidad del complejo cultural es su versatilidad, entendida como su capacidad para erigirse en un hito urbano que atraiga continuamente a personas de diferentes edades e intereses. Para tal efecto, la propuesta integra diversos usos y actividades, pues solo así es posible asegurar la constitución de un espacio urbano vivo, abierto a propios y extraños, que no languidezca como lugar poco frecuentado y con escasos dolientes. El proyecto contempla usos y espacios orientados en primera línea hacia la población local, como en el caso de la biblioteca y los

espacios de danza y música, así como otros dirigidos tanto a los samarios como a los visitantes provenientes del resto del país y del extranjero, como en el caso del museo del Fútbol y las plazoletas para presentaciones de índole cultural. El énfasis del proyecto en un uso mixto e intensivo garantiza que esta infraestructura, proyectada a partir del substrato cultural del sector, tenga repercusiones sociales y urbanas positivas en el desarrollo de Pescaíto. La construcción recurre a materiales y técnicas locales, y responde a los más altos estándares arquitectónicos.

Patios interiores Referente antropológico y arquitectónico.

Tiendas de esquina Referente tipológico, arquitectónico y antropológico.


Pintores Talentos locales pintarán en la cúpula a las estrellas del fútbol.

Tejido de redes Talentos locales fabricarán la red/chinchorro del segundo piso.

Raiz política

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Saberes culinarios Talentos locales serán aprovechados para ofrecer platos locales en el patio de la Cultura.

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Raiz histórica

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Caja de aire Técnicas locales bioclimáticas.

Bloques perforados Técnicas locales bioclimáticas. 233


Propuesta urbana y arquitectónica

Planos Vivos Pescaito

Casa de Pescaíto La esquina como lugar de confluencia

La Casa de Pescaíto, inspirada en la tienda de esquina como lugar de confluencia. Boceto de Simón Hosie

El diseño parte de un ejercicio intersubjetivo que propugna un equilibrio entre las tradiciones materiales y estéticas locales –asociadas a los hábitos– y el aporte subjetivo del arquitecto diseñador, desde una visión contemporánea del oficio. El proyecto parte de una observación fundamental, el de la esquina como lugar privilegiado de confluencia. No hay un lugar que convoque más a todos los sectores de la población que la tienda esquinera. El tipo ideal de la tienda esquinera

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saca los mayores beneficios de su ubicación, recoge las visuales más amplias en las distintas direcciones, y aprovecha al máximo la brisa y la sombra. La Casa de Pescaíto retoma estas características: resuelve la esquina en el punto de mayor sombra y mayor ventilación durante el día, con la apertura en el costado norte del edificio, donde además se proyecta la visual hacia el parque central, la iglesia y la calle. En términos arquitectónicos, el diseño recurre a técnicas, elementos

y prácticas locales como las esquinas curvas, la subida del primer nivel, las terrazas y el aprovechamiento de los árboles existentes: los aportes vernáculos se integran así en el espacio de una gran biblioteca y en los recorridos del museo. El color de la fachada cambia cada diez años con el mantenimiento general de la pintura, según la tradición pescaítera.


Raiz histórica

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Raiz urbana

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Raiz socioeconómica

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Raiz política


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Propuesta urbana y arquitectรณnica

Planos Vivos Pescaito


Raiz histórica

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Raiz política


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Entrevistas

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 Benita Mejía, vecina del barrio de Pescaíto y oriunda de San Pablo (Bolívar), 74 años de edad. Entrevista: 3 de mayo de 2016.

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Carlos “Jaricho” Valderrama Puche, vecino de Pescaíto, 84 años de edad. Entrevista: 5 de marzo de 2016

Dracamanda: http://deracamandaca.com

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El SamarioNet: http://www.elsamarionet.blogspot.com

La Monserga del Fútbol: http://www.lamonsergadelfutbol.com Santa Marta Viva: http://www.santamartaviva. blogspot.com.co The Prints Collector: http://www.theprintscollector.com Wikipedia en español: http://es.wikipedia.org

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Doris Villar, vecina del barrio de Pescaíto. Entrevista: mayo de 2016.

Patricia Ruiz Ureche, vecina de Pescaíto, 45 años de edad. Entrevista: 3 de junio de 2016.

Entrevistas

Elvia Arango, vecina del barrio de Pescaíto. Entrevista: mayo de 2016.

Alaín Manjarrés, vecino de Olaya Herrera. Entrevista: 24 de mayo de 2016.

Freddy Guerra, vecino del barrio de Pescaíto. Entrevista: enero de 2016.

Graciela Mejía, vecina del barrio de Pescaíto, 78 años de edad. Entrevista: 11 de mayo de 2016.

Jimmy Henríquez Mazenett, vecino del barrio de Pescaíto. Entrevista: enero de 2016.

René Henríquez Valderrama, vecino de Pescaíto, 50 años de edad. Entrevista: 20 de enero de 2016.

Joice Corbacho, vecina del barrio de Pescaíto, 24 años de edad. Entrevista: enero de 2016.

Justa Pimiento, vecina de Barrio Norte, 92 años de edad. Entrevista: 11 de abril de 2016. Lourdes Ruiz Ureche, vecina del barrio de Pescaíto, 55 años de edad. Entrevistas: 10 y 25 de mayo de 2016.

Rodrigo “Chicho” Rodríguez, vecino de Olaya Herrera. Entrevista: 4 de mayo de 2016. Usmar Rebolledo, vecino de Villa Tabla, 61 años de edad. Entrevista: 1.o de junio de 2016. Wilson Calero, vecino de Barrio Norte, 53 años de edad. Entrevistas: 10 de mayo, 25 de mayo y 3 de junio de 2016.

Usmar Rebolledo, vecino de Villa Tabla, 61 años de edad. Entrevista: 1.o de febrero de 2016.

Comunidad, organización y liderazgos en Pescaíto Libros, artículos y documentos Alcaldía de Santa Marta, Dirección de Cultura, Recreación y Deportes. “Inventario preliminar de patrimonio cultural para el D.T.C.H de Santa Marta”. Santa Marta: Alcaldía Distrital de Santa Marta, 2015. Aponte Mantilla, María Emilia. “La Historia del vallenato: discursos hegemónicos y disidentes”. Tesis de grado para optar por el título de Magistra en Literatura, Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Ciencias Sociales, 2011. Henríquez Mazenett, Jimmy. “La vida pasada y presente en Pescaíto”, documento de trabajo para Planos Vivos. Inédito, 2016 Hinestroza Llanos, Alberto. El aporte samario: 60 años fútbol profesional colombiano. Santa

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Juan Gómez, vecino de Barrio Norte. Entrevista: enero de 2016. Leonardo del Valle, vecino del barrio de Pescaíto. Entrevista: marzo de 2016. Libia del Valle, vecina del barrio de Pescaíto. Entrevista: abril de 2016. Liliana Galván, vecina del barrio de Pescaíto. Entrevista: marzo de 2016. Lourdes Ruiz Ureche, vecina del barrio de Pescaíto, 55 años de edad. Entrevista: mayo de 2016. Orlando Calero, vecino de Barrio Norte, 84 años de edad. Entrevista: enero de 2016. Óscar Camargo, vecino de Barrio Norte. Entrevista: abril de 2016. Óscar Enrique Redondo, vecino del barrio de Pescaíto. Entrevista: mayo de 2016. Presentación Martínez, vecina de Barrio Norte. Entrevista: enero de 2016. 243


Planos Vivos Pescaito

Rafael Laguado. Entrevista: marzo de 2016. René Henríquez, vecino de Pescaíto, 50 años de edad. Entrevista: febrero de 2016. Sully Castañeda, vecina de Barrio Norte. Entrevista: mayo de 2016.

Conclusiones de la investigación Libros, artículos y documentos Alcaldía de Santa Marta / ONU-Habitat. Santa Marta. Plan maestro 500 años, 1525-2025. Santa Marta: 2013 Alcaldía de Santa Marta / Sociedad Portuaria de Santa Marta / Promotora Urbana de Santa Marta – Prourbana S.A.S. Plan parcial del puerto de Santa Marta y área de influencia [presentación]. Santa Marta: 2015. Hosie, Simón (dir.). “Proyecto ‘Pescaíto’. Caracterización sociocultural y diseño conceptual”. Documento final del contrato de consultoría 000041 de 2015 entre la Financiera del Desarrollo Territorial S. A. – Findeter y Simón Hosie Samper. Inédito, 2016. Lapunzina, Alejandro. “De la pampa al altiplano: los planes directores de Le Corbusier en América”, en María Cecilia O’Byrne Orozco (coord.), Le Corbusier en Bogotá: 1947-1951, tomo 2: Precisiones en torno al Plan Director. Bogotá: Universidad de los Andes / Pontificia Universidad Javeriana, 2010. Martín-Barbero, Jesús. “La comunicación desde la cultura: crisis de lo nacional y emergencia de lo popular”, en Estudios sobre las culturas contemporáneas I (3), 1987, pp. 45 -69. O’Byrne Orozco, María Cecilia (coord.). Le Corbusier en Bogotá: 1947-1951, 2 tomos. Bogotá: Universidad de los Andes / Pontificia Universidad Javeriana, 2010. Silva, Armando. “La perspectiva estética como estrategia comunicativa en ciudades colombianas”, en Estudios sobre las culturas contemporáneas I (2), 1987, pp. 123-44. Sociedad Portuaria de Santa Marta / Promotora Urbana de Santa Marta – Prourbana S.A.S. Plan parcial de renovación urbana del puerto de Santa Marta y su área de influencia. Documento técnico de soporte. Santa Marta: Junio de 2014.

Propuesta urbana y arquitectónica Libros, artículos y documentos Agencia Presidencial de Cooperación Internacional de Colombia (APC-Colombia) / Oficina de las Naciones Unidas para la Cooperación Sur-Sur (Unossc). “Reconstrucción de El Salado”, en Construcción de la paz a partir del conocimiento. Prácticas y perspectivas en los territorios. APC-Colombia / Unossc, 2016, pp. 267-285. Alcaldía de Santa Marta / ONU-Habitat. Santa Marta. Plan maestro 500 años, 1525-2025. Santa Marta: 2013 Alcaldía de Santa Marta / Sociedad Portuaria de Santa Marta / Promotora Urbana de Santa Marta – Prourbana S.A.S. Plan parcial del puerto de Santa Marta y área de influencia [presentación]. Santa Marta: 2015. Arias, Carlos (director). “Biblioteca pública Casa del Pueblo”, documental realizado por la comunidad de Guanacas. Metacine, 2012. https:// www.youtube.com/watch?v=c74WFZXt9K0 Díaz, Juan Carlos. “La Hamadora, A Chair that Heals Old War Wounds”, The Straits Times, 20 de septiembre de 2014. Disponible en http:// www.straitstimes.com/world/a-chair-thatheals-old-war-wounds Hell, Victor. La idea de cultura. México: Fondo de Cultura Económica, 1986 [primera edición en francés: 1981]. Hosie, Simón. “El silencio de El Salado”. Palabras de Simón Hosie durante la inauguración de la Casa del Pueblo de El Salado, El Tiempo, 13 de julio de 2012. Hosie, Simón (dir.). “Proyecto ‘Pescaíto’. Caracterización sociocultural y diseño conceptual”. Documento final del contrato de consultoría 000041 de 2015 entre la Financiera del Desarrollo Territorial S. A. – Findeter y Simón Hosie Samper. Inédito, 2016. Hosie, Simón. “La Casa del Pueblo: nuevo centro de El Salado”, Dearq, número 19: Arquitectura y antropología, diciembre de 2016, pp. 104-111. Jaramillo, Mariana. “El Salado palpitando de nuevo”, Arquitectura Corona 11, agosto de 2012. pp. 10-15. Minke, Gernot. “La Casa del Pueblo. Estaciones de Peaje de Autopistas del Café”, en Manual de Construcción en Bambú. Cali: Merlín, 2010, pp. 96-97. Miño, Luis Alberto. “La biblioteca que soñó Guanacas”, El Tiempo, 15 de agosto de 2004. Muñoz, César. “Las hamadoras” (entrevista a Simón Hosie), Revista Latitud 1533, periódico El Heraldo, abril de 2013.

244

Revista Cambio. “Hay un camino en la arquitectura silenciosa. Entrevista con Simón Hosie”, Revista Cambio 579, 2 de agosto de 2004, pp. 58- 60.

Revista Proyectodiseño. “La Hamadora” (entrevista a Simón Hosie), Revista Proyectodiseño 86, agosto de 2013, pp. 12-14. Revista Semana. “Recuerdos del futuro”, Revista Semana 1160, 25 de julio de 2004, pp. 100-102. Revista Semana. “El Salado: regreso a la tierra del olvido”, Revista Semana 1573, 25 de junio de 2012, pp. 112-114. Disponible en: http://www. semana.com/cultura/articulo/elsalado-regreso-tierra-del-olvido/259960 Scott, James C. Seeing Like a State: How Certain Schemes to Improve the Human Condition Have Failed. New Haven/Londres: Yale University Press, 1998. Sociedad Colombiana de Arquitectos. XIX Bienal Colombiana de Arquitectura. Sociedad Colombiana de Arquitectos, 2004. Sociedad Colombiana de Arquitectos. XXIV Bienal Colombiana de Arquitectura. Sociedad Colombiana de Arquitectos, 2014. Sociedad Portuaria de Santa Marta / Promotora Urbana de Santa Marta – Prourbana S.A.S. Plan parcial de renovación urbana del puerto de Santa Marta y su área de influencia. Documento técnico de soporte. Santa Marta: Junio de 2014.



Este libro, editado por Impresol Ediciones, se terminó de imprimir en los talleres gráficos de Panamericana Formas e Impresos S. A. en el mes de agosto de 2017 para cumplir con la máxima de Alfonso Reyes (tal como la refiere Jorge Luis Borges): “Publicamos nuestros libros para librarnos de ellos, para no pasar el resto de nuestras vidas corrigiendo borradores”.


Plano de hitos, lugares de la memoria, lugares de confluencia y recorridos

Planos

rtad

O


Plano de tipología de la vivienda según su historia y árboles en los frentes de las casas Espacio público Casa de autoconstrucción Casa republicana (vivienda en serie) Casa art déco Casa transicional Casa moderna Casa de los 60 y 70 Posible casa contemporánea No pertenece a ninguno de los principales estilos arquitectónicos Modificado o remodelado y es imposible reconocer el estilo original

Ac Ac

Viviendas que fueron modificadas para comercio y es imposible reconocer el estilo original

Ac Ac Ac

Comercio

CLE

T Ac G

C

C C

C

C

C

CLE C

TT G

LL

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U Ac

CLE

CLE

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C

C

Planos

C

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Nim

San Joaquín (árbol de navidad) Trébol Caucho/roble

C

C

C CC

C C

C C C C C C C C

CC

CC

Ac Acacia

Eucalipto Lluvia de oro

C

C

C C

C C

C

C CC C C CC C C C C C CC C

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C

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Guásimo

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Mamón

CC

Coral blanco

C

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Palmas

C C C C

Uva

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CLE Clemón T

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Limón

U

C

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Higuereta

C

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C

C

C

CC C C C C

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C C CC C

Olivo negro G

C

C

C

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C

C

Cañandanga, Flor amarilla, Cabalonga

C

C

C

C C C C

C

C

C

C

C

C

Laurel extranjero, suegra

LL

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C

C

C

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C C

C

C

C

C

C

C

C

C

C

CC C C

C

C

Níspero

Palo de caimito

C

C

Uva (macho y hembra)

E

C

C

C

Trupillo, reseda

CA

C

C

C

C

Todo sombra

rtad

O

C C

C

C

C

C

C

C

C

C

C

C

C

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Almendro

Maíz tostado

C

C

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Matarratón

C C

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C

C

C

C

Olivo

C

C

C

Mango Guayacán

C

C

C

C

C

C

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C

C C

C C

C

C C

C

C

C


Plano de hitos y lugares de la memoria y ubicación de la primera cancha en el playón de la Aduana y de La Castellana a través del tiempo

03

31

16 32

04

21

05 33

02

15

28 Calle 5

41

40 23

29 12

36 45 39 37 42

Calle 6

26

22

27 38

Puerto de Santa Marta

43

10 35

34

20

18

17

09

08

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43 13 01

06 14

07

24

30 19

Planos

Recorrido - Caminos antiguos Taganga-Mamatoco Recorrido de las tagangueras entre Pescaíto y la plaza de San Francisco

13

Hotel Universal

14

Antigua estación del tren

29

Jardín infantil del Bienestar Familiar Mercado público

15

Cerro de la Virgen

30

16

Cerro de Santa Marta

31

Parque de San Jorge

Principal recorrido del desfile del Carnaval

17

Cuatro Bocas

32

Cancha de Ensenada

18

El Boro

33

Cancha de San Martín

01

Casa del Español

19

Iglesia de San Francisco

34

Parque infantil de Olaya Herrera

02

Casa Embrujada

20

Calle de las Piedras

35

Clínica La Castellana

03

Parque de Ensenada Olaya Herrera

21

Casa de los Negritos

36

Puesto de salud Olaya Herrera

La Castellana

Iglesia Nuestra Señora del Carmen

Discoteca Tercer Nivel

22

37

04

Iglesia Evangélica Cuadrangular

Parque de San Martín

Playas y caminos de los cerros del Norte

38

05

39

IED Madre Laura

06

Hotel Karimar

23

Piso Alto

40

IED John F. Kennedy

07

Sede de la Sociedad Unión

24

Teatro Popular

41

Colegio José Prudencio Padilla

08

Pasaje Angosto

25

El puerto

42

09

El Mojón de Oro

26

Coliseo cubierto

Colegio parroquial Nuestra Señora del Carmen

Playón 1908 – 1916

10

Pescaíto Dorado

27

Ludoteca

43

Colegio Vicuña

Cancha 1916 – 1954

44

IED Normal María Auxiliadora

Cancha 1954 – presente

45

Convento de las lauritas

Iglesia Virgen del Carmen

Tiendas de barrio que convocan 12

Parque de Pescaíto

28 Centro Integral Comunitario San Martín

rtad

O



Planos

rtad

O


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