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Third World Network
Viernes, 14 de noviembre de 2014
AĂąo 2014 ÂŚ NÂş 189
La transparencia y las empresas extractivas Las empresas extractivas no estĂĄn listas para divulgar sus datos, segĂşn un anĂĄlisis de Transparencia Internacional, que estudiĂł a mĂĄs de un centenar de las mayores corporaciones del mundo. Su presidente, el jurista peruano JosĂŠ Ugaz, dijo: “La mala conducta corporativa crea la corrupciĂłn que causa pobreza e inestabilidadâ€?. (PĂĄg. 2-3)
Secretario/a se necesita Roberto Bissio*
E
l anuncio que no se publicarĂĄ en los principales diarios del mundo dirĂa mĂĄs o menos: OrganizaciĂłn internacional necesita jefe para cincuenta mil funcionarios. Se ofrece un cuarto de millĂłn de dĂłlares anuales de sueldo, mĂĄs vivienda, viĂĄticos y un buen plan de jubilaciĂłn. Dominio de inglĂŠs y francĂŠs indispensable. InĂştil presentarse sin referencias aceptables para Washington, ParĂs, Londres, MoscĂş y Beijing. En efecto, el 31 de diciembre de 2016 termina el segundo quinquenio de Ban Ki-moon como secretario general de las Naciones Unidas. No hay antecedentes de una segunda reelecciĂłn en este puesto y ademĂĄs se rumorea que Ban quiere candidatearse a la Presidencia de la mitad sur de su Corea natal, asĂ que todo indica que pronto habrĂĄ que llenar esa vacante: la del mĂĄs alto funcionario pĂşblico del mundo. El prestigio del cargo debe compensar su baja remuneraciĂłn, que es
aproximadamente la mitad de la del presidente del Banco Mundial o la directora-gerente del Fondo Monetario Internacional. En contrapartida, mientras que las jefaturas en estas instituFLRQHV ²QDQFLHUDV HVWiQ UHVHUYDGDV respectivamente, a estadounidenses y europeos, el secretario general de las Naciones Unidas, tambiĂŠn por tradiciĂłn no escrita, no debe ser nacional de ninguno de los paĂses con derecho a veto: China, Estados Unidos, Francia, Rusia y el Reino Unido. Estas potencias suelen recordar que el cargo “es mĂĄs de secretario que de generalâ€?, ya que la Carta de las Naciones 8QLGDV GH²QH TXH ¨VHUi HO PiV DOWR IXQcionario administrativo de la OrganizaciĂłnâ€?. El egipcio Boutros Boutros-Ghali, quien desempeùó la funciĂłn entre 1992 y 1996, solĂa lamentarse: “No tengo ejĂŠrcito, no tengo dinero, no tengo expertos. Todo lo tengo que pedir prestado y si los paĂses miembros no quieren (hacer algo) ÂżquĂŠ puedo hacer yo?â€? Sin embargo, el artĂculo 99 de la Carta autoriza al secretario general a “llamar la atenciĂłn del Consejo de Seguridad hacia cualquier asunto que en su opiniĂłn pueda poner en peligro el mantenimiento de ]a paz y la seguridad internacionalesâ€?. El sueco Dag
HammarskjĂśld, que liderĂł las Naciones Unidas entre 1953 y su muerte nunca aclarada en 1961, cuando cayĂł su aviĂłn en plena crisis del Congo, es considerado como el secretario general mĂĄs H²FLHQWH \ GLQiPLFR HQ OD KLVWRULD (Q su ejercicio, segĂşn el historiador Brian 8UTXKDUW HO FDUJR DGTXLULy XQ SHU²O de “negociador, gerenciador de crisis y director activo de operaciones de pazâ€?. La persona que sustituya a Ban tendrĂĄ asĂ el cometido de encarar los problemas mĂĄs difĂciles del mundo actual, el poder de prevenir guerras mediante la mediaciĂłn oportuna, el deber de describir a las potencias la situaciĂłn real del mundo y de instar a los gobiernos a que actĂşen en temas clave como el cambio climĂĄtico o los derechos humanos. Si se continĂşa con la prĂĄctica habitual, el prĂłximo secretario (hasta ahora
El prestigio del cargo debe compensar su baja remuneraciĂłn, que es aproximadamente la mitad de la del presidente del Banco Mundial o la directora gerente del FMI.
todos han sido varones) general serĂĄ designado en secreto por cinco paĂses sin que la lista de candidatos se haga pĂşblica, sin examen imparcial de sus mĂŠritos o competencias y sin que se publiquen los acuerdos a los que haya llegado con cada una de las potencias que podrĂan vetar su selecciĂłn. “Es hora de abrir este procesoâ€?, dijo al New York Times el embajador de Costa Rica Juan Carlos Mendoza GarcĂa. La Carta de las Naciones Unidas estipula que el secretario general serĂĄ nombrado por la Asamblea General, donde cada paĂs tiene un voto, y como esta elecciĂłn es un “asunto importanteâ€?, se requiere una mayorĂa de dos tercios. Pero la Asamblea General no es libre de elegir a quien quiera, sino que debe actuar “a recomendaciĂłn del Consejo de Seguridadâ€?. En la prĂĄctica el Consejo “recomiendaâ€? un solo candidato a la Asamblea, que invariablemente lo aprobarĂĄ sin mayor anĂĄlisis, ya que es impensable que un tercio de los miemEURV VH SRQJD GH DFXHUGR HQ GHVD²DU HO resultado de un acuerdo entre las cinco potencias atĂłmicas ganadoras de la Segunda Guerra Mundial. Esta estructura no solo es obsoleta sino tambiĂŠn contraria a los principios de buena gestiĂłn y gobernanza que las
propias Naciones Unidas recomiendan y asĂ lo seĂąalan un grupo de organizaciones que la semana pasada lanzaron una campaĂąa titulada “uno para siete mil millonesâ€?, con el objetivo de “encontrar la mejor jefatura de la ONUâ€?. (Ver www.1for7billion.org) Cientos de organizaciones y miles de individuos se estĂĄn sumando al llamado iniciado, entre otros, por Amnesty International, Aavaz, World Federalist Movement, Social Watch y Third World Network (TWN). La campaĂąa propone que los prĂłximos secretarios generales sean elegidos por perĂodos de siete aĂąos sin reelecciĂłn (para evitar los impactos negativos de una campaĂąa sobre un secretario en ejercicio), que se publique la lista de aspirantes y un cronograma claro para cada una de las etapas de la designaciĂłn, que el Consejo de Seguridad proponga a la Asamblea General mĂĄs de un candidato, que los aspirantes deban explicitar sus ideas y programas y se abstengan de anunciar o pactar nombramientos antes de ser electos. No es mucho pedir para nombrar a una persona que por acciĂłn u omisiĂłn va a incidir sobre las vidas de siete mil millones de habitantes de nuestra Tierra. * Director del Instituto del Tercer Mundo (ITeM).