La Revista - 01 Febrero 2015

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diarioUNO.pe DOMINGO 1 DE FEBRERO DE 2015

AÑO: 2 Nº 52

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La Revista

EDITOR: PACO MORENO

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Una visita a un paraje a más de cuatro mil metros sobre el nivel del mar donde asesinaron a ocho hombres de prensa que pagaron con sus vidas la búsqueda de la verdad.

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EL “TUIT”

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Opinión Paco Moreno

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a mayoría de los jóvenes que se trajeron abajo la “Ley Pulpín” no votarán por la novel Keiko ni el “doctor” García. Tampoco por PPK, ese hombre que cobra en inglés. Los jóvenes, a los que algunos llaman la Generación del Bicentenario, aunque dispersos y poco organizados, saben que Keiko y García se parecen demasiado y que no merecen gobernarnos. ¿Qué méritos pueden mostrarnos? Los dos piensan con el bolsillo

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“Aclaro: recibí una esquela para una ceremonia castrense a las que normalmente no asisto. Pero no sobre una supuesta ‘Reunión de expresidentes’. (Alan García desairó así la ceremonia por el aniversario del fallo de La Haya.)

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“Estuve viajando y estoy en Londres. Hoy inicio el Programa Internacional de Líderes, organizado por Reino Unido.” (Escribió el pasado lunes Keiko Fujimori, quien por su viaje, tampoco pudo asistir a la ceremonia por el fallo histórico.)

“Estimada señora, su papá sí se preocupó por los ‘pulpines’, envió a cuatro a estudiar al extranjero, todos apellidaban Fujimori.” (Ministro Urresti, quien muchas veces se excede pero muchas otras incomoda recordando verdades).

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“Ponce Feijoo (de Business Track, la empresa chuponeadora) declaró en el Poder Judicial, que Del Castillo le pidió espiar a Rospigliosi.” (El ministro de Defensa, Pedro Cateriano, y otro tuit que parece un estilete).

Optimismo y lucha y su máxima ilusión es que si salen elegidos su mandato dure toda la vida. ¿Para qué necesitan poder estos personajes tan sobreexpuestos en los medios? ¿Querrán mejorar la vida de los peruanos? La última encuesta de Ipsos revela que el 49% de los consultados indica que no quieren a García, Keiko y PKK, que prefieren un candidato distinto a los favoritos de la concentración mediática. Nuevas luces bajo el cielo gris. Es verdad que falta mucho para las elecciones, pero es cierto también que este año se definen los candi-

“¿La exdialogante primera ministra Jara se “urrestizó”? En las crisis los líderes apaciguan, no insultan ni se desesperan. ¡Cambio urgente!. (El delfín del dictador preso, haciendo gala de su nivel intelectual.)

García y Keiko,

quienes ahora no se atacan, sueñan con la segunda vuelta y piensan así: Si llegamos los dos a la segunda vuelta que gane el mejor y luego arreglamos.

datos. Cuando se habla de estos temas García y Keiko se emocionan. Se les hace agua la boca como si el Estado fuese el botín en forma de ceviche. García y Keiko, quienes ahora no se atacan, sueñan con la segunda vuelta y piensan así: Si llegamos los dos a la segunda vuelta que gane el mejor y luego arreglamos. La agenda es realmente gris; pero hubo jóvenes en la plaza de la victoria que aconsejaban así: optimismo y lucha. Los jóvenes suelen tener razón. FOTO: ARCHIVO

Me han recetado cura de silencio…

Citas citables  No me quedó otra

“He visto que no hay ninguna voluntad de escuchar a aquellos que hemos tenido una posición discrepante (sobre la ‘Ley Pulpín’), a aquellos que hemos pedido que se escuche a la gente, a los jóvenes que están en las calles, pues no me queda otra alternativa que renunciar al Partido Nacionalista Peruano, al Comité Ejecutivo Nacional y al grupo parlamentario.” (Sergio Tejada).

 Me solidarizo con ella

“Creo que hay gente interesada en dividir a un equipo de gobierno. Ya hemos escuchado a nuestra jefa del Gabinete, Ana Jara, quien se mantiene firme; yo la respaldo, me solidarizo con ella en estos ataques injustificados que le vienen haciendo.” (Ollanta Humala)

 De manera transparente

diarioUNO.pe Hecho el Depósito legal Nº 2005-2098

Dpto. de Distribución: Telf. 460-7928

Editor: Paco Moreno, Arte y Diseño: Julio Arroyo S. Edición Gráfica: Carla Patiño. DIRECCIÓN: MAX GONZÁLES OLAECHEA 118, UNR. PARQUE LAS LEYENDAS - SAN MIGUEL TELÉFONOS: 5943600 / 447-3092 FAX: 444-0883 LOS AUTORES DE NOTAS DE INVESTIGACIÓN Y/ U OPINIÓN SON LOS ÚNICOS RESPONSABLES DE SU ELABORACIÓN Y CONTENIDO. LA CASA EDITORA NO SE SOLIDARIZA NECESARIAMENTE CON ELLOS.

“A lo largo de mi trayectoria, como ministra de Estado en las carteras de Mujer y Poblaciones Vulnerables, Trabajo y Promoción de Empleo y en la actualidad como jefa del Gabinete Ministerial, me he desempeñado de manera transparente y responsable.” (Ana Jara se defiende.)

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FOTO: JAVIER QUISPE


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Primera

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Mentiras disfrazadas*

VOZ

ARTURO BELAUNDE GUZMÁN

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as campañas de lo que conocemos como prensa concentrada parecen conseguir que la gente crea lo imposible, para lo cual esos medios aplican un método que el gran público ha comenzado a notar o está a punto de hacerlo y es seguro que, llegado ese momento, buscarán otra forma de disfrazar las mentiras o realidades manipuladas, en verdades sólidas y supuestamente comprobadas. El método es por lo demás burdo y comienza con una afirmación en condicional en uno de los medios de la orquesta concentrada, utilizando palabras como habría, podría, sería, presuntamente y otras por el estilo, que es recogida y amplificada por los demás medios de la gran concentración que, en cuestión de dos o tres días va mutando, hasta eliminar el condicional y convertir lo afirmado en un hecho que repetirán machaconamente, con la muletilla del “como se sabe…” Con esos métodos, que incluyen la manipulación de la sensibilidad de los lectores, han presionado a jueces para mantener presa, por ejemplo, a Eva Bracamonte, quien sufre un calvario de años, de los que ha pasado en prisión tres,

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EL MÉTODO ES POR LO DEMÁS BURDO y comienza con una

afirmación en condicional en uno de los medios de la orquesta concentrada, utilizando palabras como habría, podría, sería… * Publicada el 24/01/15 solo porque la falta de pruebas que demuestren que no mandó matar a su madre no convence a los medios que quieren exprimir un caso “vendedor”, y porque los encargados de impartir justicia no se atreven a contradecir a los medios que presionan y llegan

casi al extremo de aceptar que los acusados son culpables hasta que demuestren lo contrario. Así lo hemos visto en el caso de una cantante folclórica acusada de matar a una colega con la que había tenido una relación, el del suplicio de una joven estudiante

cuya pareja murió cuando ambos recorrían el Cañón del Colca y el del viudo de una cantante de cumbia al que mandaron a la cárcel por meras sospechas de que la había golpeado hasta matarla, todo sin pruebas y solo para contentar a

los medios. Y si alguien expresa su indignación, con seguridad que lo acusan, en coro y con la anuencia o el silencio cómplice de otros medios de “atacar a la prensa”. El proceso de disfrazar mentiras de verdades lo acabamos de ver con las declaraciones de un Contralor que, te meroso de que los medios lo critiquen por no sumarse al carnaval de acusaciones contra Martín Belaunde Lossio, habló el pasado jueves de cifras millonarias en contratos firmados con el Estado, por empresas supuestamente vinculadas al empresario. Al día siguiente, el coro concentrado eliminaba en sus titulares el “supuestamente” y daba por hecho un vínculo no demostrado y la presentadora de noticias de uno de los órganos televisivos del grupo monopolizador de medios, hablaba simplemente de “las empresas de Martín Belaunde Lossio”.

En memoria del nieto del Che EL NIETO DEL CHE GUEVARA Y DE LA PERUANA HILDA GADEA, falleció el 20 de enero en México. Su tío abuelo Ricardo, hermano de Hilda, le dedica este texto. RICARDO GADEA

LA ÚLTIMA VEZ QUE NOS VIMOS FUE EN LIMA. Te habías convertido en un excepcional periodista viajero, que iba de pueblito en pueblito, de los más recónditos parajes de nuestra América.

Querido Canek, acabo de enterarme de que no pudiste despertar de la operación al corazón. Es increíble que te hayas ido de improviso, sin dar señales, sin decir adiós. Y tan pronto, porque apenas habías sobrepasado los 39 años de tu madre, Hildita, la rebelde, cuando murió en La Habana, y tu abuelo, que tenía la misma edad, cuando cayó en la guerrilla boliviana. Es como el sino familiar, una vida fulgurante, acelerada. La última vez que nos vimos fue en Lima. Te habías convertido en un excepcional periodista viajero, que iba de pueblito en pueblito, de los más recónditos parajes de nuestra América. Nos visitaste cuando ya llevabas como

2 meses en Perú, recorriendo al dedillo la costa norte y la región oriental, haciendo amistades con la gente más sencilla y más auténtica. Escribías tus crónicas para una revista mexicana. Nos entendimos maravillosamente porque tu mirada era muy tierna y comprensiva. Iniciamos una interminable conversación, porque teníamos que contarnos demasiado, que no pudimos terminar porque de pronto tuviste que regresar a México de inmediato y partiste, como ahora, casi sin despedirte. Recordaré siempre las discusiones que tuvimos reiteradamente sobre filosofía y política. Eras un convencido anarquista, no solo en el plano ideológico, sino también en tu propia vida. Yo, que he dedicado muchos años de mi larga vida, a la lucha política y so-

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cial, también te previne del peligro de ser utilizado por grupos oportunistas, que en algunas oportunidades querían aprovecharse de tu apellido. Creo que, salvadas las distancias físicas y las circunstancias diversas, pudimos entendernos y coincidir en las fundamentales preocupaciones que mueven a la humanidad. Te vas dejando tus grandes proyectos sin concluir. Quedan como un gran desafío para los que prosigan tu camino. Lo importante es que tu breve paso por este mundo nuestro ha sido muy intenso, rico y productivo, nos dejas muchas lecciones de vida, ideas, sentimientos y pasiones, con la fuerza que le ponías a todo. No te olvidaremos. Un abrazo fuerte, hasta la victoria siempre, sobrino, amigo y compañero.


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Texto: Eduardo Santana Fotos: Cesar Jumpa

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uan Argumedo García tenía 35 años cuando su medio hermano, Octavio Infante García, llegó a su casa en Chacabamba poco antes de las 11 de la mañana del 26 de enero de 1983. Octavio era periodista y director del diario Noticias de Ayacucho; lo acompañaban otros siete reporteros con los que acababa de caminar dos horas entre los cerros con ánimos de llegar a Huaychao, donde, según la información del Ejército, los comuneros habían matado por iniciativa propia a siete terroristas de Sendero Luminoso. Juan, que conocía mejor la zona, aceptó guiarlos, a pesar de la oposición de su familia asustada por las constantes noticias de asesinatos en las comunidades aledañas. Cinco horas después, Argumedo y los ocho periodistas llegaron a Uchuraccay, donde fueron asesinados en circunstancias no aclaradas totalmente. Son las 6 y 30 del lunes 26 de enero, han pasado 32 años, y Rosa Argumedo, hija de Juan, sube a la combi estacionada frente a la catedral donde esperamos partir hacia Uchuraccay. Es periodista y psicóloga, pero si su padre la hubiera visto crecer, seguro también sería música, nos cuenta. Él tocaba el saxo, el arpa y la guitarra. Era una persona muy alegre y bebía con una frecuencia mayor a la que su esposa, doña Rosa, consideraba prudente. Eso ocasionó repetidos reclamos que Juan sorteaba con bromas y cariño. “Mi mamá me contó que él nunca tomaba en serio sus enojos”, recuerda sonriendo y nostálgica la hija del guía. Rosa vive en Lima, a donde su madre, como muchos, llegó huyendo de la violencia. Es la tercera vez que viaja al lugar donde asesinaron a su padre y confiesa que al principio guardaba mucho rencor, que a partir de sus visitas ha ido dejando de lado. La combi arranca y Huamanga desaparece detrás nuestro. La carrera serpentea para subir al primer cerro. Entre combis y camionetas, la caravana está compuesta por 6 vehículos. La Asociación Nacional de Periodistas (ANP), liderada en Ayacucho por Rosario Romaní, ha coordinado el largo viaje para honrar la memoria de quienes “murieron en busca de la verdad”. LOS CAMINANTES Desde hace tres años, la ANP

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UCHURACCAY,

camino al perdón

UN VIAJE HASTA EL LUGAR en el que ocho periodistas fueron asesinado en 1982, donde 32 años después comuneros, hombres de prensa y deudo buscan reconciliarse.

Los mártires

Foto de los mártires en la recepción del hotel Santa Rosa. Lo ocurrido en Uchuraccay y la violencia terrorista marcó la vida de los ayacuch nos y sus secuelas pueden verse en la personalidad incluso de quienes nacieron después de esa época. El hotel Santa Rosa, de donde partiero los ocho periodistas hace 32 años, tampoco olvida. Presentes: Eduardo de la Piniella, Pedro Sánchez y Félix Gavilán de El Diario de Marka, Jorge Luis Mendívil y Willy Retto de El Observado Jorge Sedano de La República, Amador García de la revista Oiga y Octavio Infante del diario Noticias de Ayacucho.

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Los deudos

Rosario Romaní, presidenta de la Asociación Nacional de Periodistas en Ayacucho; Rosa Argumedo, hija del guía Juan Argumedo; y Paulina Reynoso, viuda del periodista Félix Gavilán.

organiza una caminata sobre los pasos de los mártires. A las 3 y 30 de la madrugada del 26 de enero, horas antes de que el resto de la comitiva parta desde la Plaza de Armas de Huamanga, Pedro Yaranga, Jorge Luis Aramburú, Roel Arcoccaulla, Felimón Salvatierra, Elías Navarro, Percy Huamán, Hugo Dalmiro y Arturo Tipe inician el recorrido en el hotel Santa Rosa, donde los ocho mártires se hospedaron hace 32 años. Este hotel fue inicialmente una casona colonial. Las habitaciones tienen techos altísimos y el primer patio aún conserva las escaleras de piedra y parte de la distribución original. En el segundo patio, sobre el costado sur, estaban las habitaciones de adobe en donde se quedaron los mártires, sin embargo, la dueña nos explica que tuvieron que ser destruidas por su inseguridad. Sobre ese lugar ahora han levantado dos pisos de habitaciones, como en el primer patio, y un pequeño salón en el que, antes de partir, los caminantes de este año y otros participantes, como

Testigo Julian Llancce tenía 3 años cuando ocurrió la matanza. Su familia tuvo que huir de Uchuraccay por la guerra desatada entre los terroristas y las fuerzas armadas que, como a muchos otros, desapareció a su pueblo.

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el que escribe esta crónica, realizamos una mesada para bendecir los ingredientes del Pagapu (pago a la Pacha Mama) que los caminantes harían al inicio de su travesía por los cerros para pedirles permiso. La mesada discurre entre historias sobre la importancia del Pagapu, los inconvenientes que se presentan cuando no se hace y la aceptación que estos “pagos” tienen en el mundo académico/ occidental. “El hecho de que la ciencia todavía no haya podido explicarlo, no significa que no sea real”, concluye Yaranga, el especialista en temas relacionados al narcotráfico que fungirá de guía en esta caminata. Antes de terminar, las hojas de coca son lanzadas sobre la mesa en espera de los augurios que su interpretación pueda ofrecer. No parecen muy buenos inicialmente, sin embargo, en los siguientes intentos van mejorando. “Al parecer primero tendremos dificultades importantes y después saldremos victoriosos”. “O quizá quiera decir que todo el camino será complicado, con lluvia o algo así”. “Ojalá que no”. Todos nos retiramos del salón y voy a mi habitación en el mismo hotel, donde, antes de quedarme dormido, escucho la lluvia que acaba de empezar. Es la una de la mañana. OTRO VIAJE Los que no podríamos hacer la caminata entre cerros a más de cuatro mil metros sobre el nivel del mar, partimos en la caravana en la que nos encontramos con Rosa Argumedo. Hasta llegar a Uchuraccay, según nos indican quienes ya han ido antes, pasarán 4 horas. Desde ese momento no dejé de traer a mi memoria las últimas fotos tomadas por Willy Retto y el paisaje en que están ubicadas: la pampa que en las fotos aparece gris y que, por su textura, imagino verde oscura. Subimos por el Valle de Mollurimas, pasamos por Chajo y la carretera atraviesa el distrito de Pacaycasa. En ningún momento dejamos de subir y el horizonte nunca dejó de ser interrumpido por cerros y laderas verdes con vegetación y árboles; aquellas pampas lisas eran lejanas todavía. Seguimos subiendo y, al pasar por Wari, a donde quiera que se vea hay tunas. Las tunas desaparecen de pronto y llegamos a Quinua, parada obligatoria en donde un mercadito ofrece provisiones para el viaje y algunas combis y camionetas ofrecen viajes al Vraem.

(continúa en la siguiente página)


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(viene de la página anterior).

El alcalde de Uchuraccay, Emiliano Ramos, acompañado de su familia.

LAS COMUNIDADES CAMPESINAS como esta fueron como un juguete por el que dos niños se pelean y terminan destruyendo en medio del jaloneo. Uchuraccay es el resumen de lo que vivió el Perú en su peor época. Bajamos allí, el frío irrumpe con violencia y el cuerpo comienza a hacer esfuerzos para mantener la temperatura: ya estamos a 4 mil metros sobre el nivel del mar. Después de las compras y de vuelta en la ruta, nos dirigimos a Tambo, distrito de la provincia de La Mar, en donde las autoridades preparan un homenaje para los deudos en esta fecha, desde hace 18 años. Después de media hora, pasamos al costado de una casa de un solo ambiente abandonada y negra por la humedad y la vegetación que trepa por sus paredes. “Allí es donde bajaron a tomar caldito”, nos cuenta Rosa. Salvador Luna, el taxista que recogió a los mártires aquella mañana en el hotel Santa Rosa para llevarlos hasta la Laguna de Tocto, conocía a la familia que vivía en esa casita, situada en la margen izquierda de la carretera en Pallca, pueblo del distrito Sacsamarca. Gracias a Salvador, los periodistas hicieron allí la penúltima parada y pudieron calentarse del frío propio de la altura. Aislada, ahora abandonada y medio destruida, aquella casita grafica la situación en la que el terrorismo dejó a Ayacucho. “Estamos a punto de llegar a la

Alertas A la salida de Uchuraccay, en la trocha hacia Huanta, un grupo de comuneros armados vigila la zona aún usada por terroristas, ahora aliados con el narcotráfico.

laguna de Tocto”, nos avisa Rosa, que sin querer está cumpliendo la labor de guía para unos periodistas que no conocen la zona; en este recorrido, la repetición es un homenaje. A un costado de dicha laguna, la municipalidad de Tambo ha levantado un cartel y un lugar de descanso, con sombra y sillas de madera, que señalan el punto de partida de los mártires. Hasta allí llegó Salvador y desde ese lugar empezaron la caminata los ocho periodistas. El panorama aún es distinto al de las fotos de Retto. TAMBO Después de pasar la laguna, la niebla que nos acortaba la mirada desde que salimos del mercadito de Quinua se disipa y el sol radiante nos rebota desde los techos de calamina de las casas de Tambo debajo nuestro. El distrito está rodeado de cerros verdes y la carretera baja por uno de ellos. En la bajada la ruta zigzaguea y da 16 curvas que advierten a todos de nuestra cercanía. La caravana ingresa al pueblo ante la mirada curiosa de todos y nos dirigimos directamente a la plaza central, en donde autoridades y tambinos esperan la llegada de los deudos. Son las 9 y 30 de la mañana.

Alcalde de Tambo, Julio Coz, a la derecha de Paulina Reynoso, quien recibe hortensias de una joven tambina.

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Santuario de la Paz y la Reconciliación, construido en el lugar donde los periodistas fueron asesinados, en Uchuraccay. Por primera vez, la ceremonia se realiza en la plaza. Julio Coz, el alcalde del distrito, recibió a los familiares, y una docena de jóvenes, preparadas para la ocasión con sus mejores vestidos, les entregó ramos de hortensias al iniciar la ceremonia. Paulina Reynoso, viuda del periodista mártir Félix Gavilán, toma la palabra y da testimonio del amor que tiene por su esposo y el sufrimiento que ocasionó su pérdida ante la mirada atenta de todos en la plaza. La violencia sociopolítica ha dejado huellas aún no tratadas en Tambo, así como en la mayor parte de la sierra peruana. “Son secuelas psicológicas que han afectado a toda una población”, nos cuenta Coz. UCHURACCAY Después de una hora y media de ceremonia, partimos hacia Uchuraccay por una trocha que no existía en 1982. La caravana ha crecido bastante en Tambo, en donde los vecinos se amontonaron en las camionetas, combis y mototaxis que compartían nuestro destino. La trocha se podría dividir en dos partes, en la subida y bajada de dos conjuntos de cerros que, en total, demoraría cuatro horas de viaje. Apenas comenzamos la primera subida estalló la lluvia y la trocha, antes de tierra afirmada, se convirtió en lodo. En los ángulos internos formados por la unión de dos cerros corren pequeños riachuelos arrastrando piedras y más lodo por encima de la trocha. El conductor dice que algunos de estos

Augusto Poma, amigo cercano de Octavio Infante, contó al diario UNO que estuvo a punto de participar del trágico viaje. Ahora coloca flores en la que pudo ser su tumba. pequeños huaicos arrastran a la combi y recuerdo con temor a las esquivas hojas de coca de la noche anterior. Luego de pasar por encima de estos riachuelos una veintena de veces, sucede: la combi que nos precede se atascó en uno de ellos. Si esto es todo lo malo que auguraban las hojas de coca, me considero afortunado.

Aquella parada inesperada nos hizo conscientes del frío y la niebla que debieron soportar los ocho periodistas hace 32 años y los caminantes de ahora. Miro a mi alrededor esperando un paisaje más cercano al de las fotos de Retto, pero todo está rodeado de árboles, la pampa parece lejana. Después de que mataran a los ocho

periodistas en Uchuraccay, más de 150 comuneros del pueblo fueron asesinados por terroristas o por fuerzas del orden, obligando a las familias que quedaban a abandonar sus casas y sus tierras. Las comunidades campesinas como esta fueron como un juguete por el que dos niños se pelean y terminan

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destruyendo en medio del jaloneo. Uchuraccay es el resumen de lo que vivió el Perú en su peor época. Solucionado el problema del riachuelo, colocando piedras en la línea que debían seguir las llantas de la combi, continuamos el recorrido, sin embargo, el inconveniente se repite dos veces más en otros arroyos cada vez más grandes. Luego de pasar por el último riachuelo, casi río, la carretera bordea un monte que parece la cima de todo y debajo nuestro aparecen finalmente las pampas de las fotografías: verdes, sin árboles, con algunas rocas grandes y las sendas para caminantes marcadas por la repetición de las pisadas. En el lugar en el que los ocho periodistas y el guía fueron acorralados y enterrados hoy está el “Santuario de la Paz y la Reconciliación”. Parece una cicatriz de cemento en medio de toda la vegetación. Los deudos y las autoridades, así como los representantes de la ANP, son recibidos por el alcalde de Uchuraccay, Emiliano Ramos, y las tumbas simbólicas de los mártires son adornadas con arreglos y ramos de flores. Inician así la decimooctava romería y a unos metros los escombros de lo que fue el antiguo centro del pueblo parece mirarnos con pena. Cuando los uchuraccaynos volvieron a sus tierras, más de 10 años después, establecieron el centro del pueblo sobre un monte aledaño, al que nos dirigimos al término de la romería. Desde el monte puedo ver que la caravana es ahora de 30 vehículos. Las autoridades de Uchuraccay, distrito formado por cinco poblados y 39 comunidades, prepararon en la nueva plaza un último homenaje y una pequeña feria en la que los pobladores regalan comida y venden artesanías. Allí recibieron entre aplausos a Pedro Yaranga y los otros siete caminantes de este año. “Este año hicimos el recorrido en solo siete horas y media, una hora menos que la primera vez”, celebra Yaranga con el jean mojado hasta las rodillas, cuando toma el micro en el homenaje. En esta última ceremonia, las palabras de reconciliación del alcalde de Uchuraccay fueron seguidas por las de Rosa Argumedo. Ambos perdieron en los años de violencia. Rosa perdió a su padre, y Emiliano, además, perdió a su madre. Huyó huérfano. La hija del guía que contaba haber tenido fuertes resentimientos por quienes lo asesinaron, ha comprendido en los últimos años que el camino es otro: invitó a todos a la reconciliación y recibió el abrazo de Emiliano. Después del abrazo siguió la música en vivo: primero unos huainos en honor a los mártires y luego unos carnavalitos alegres. En ese momento, como si a la vida la hubiera escrito García Márquez, las nubes negras se alejaron, la lluvia se hizo rala y un arcoíris apareció a un costado del monte.


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DISQUISICIONES Víctor Hurtado Oviedo

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n la pleamar de su fama, en 1521, Alberto Durero arriba a la ciudad flamenca de Bruselas. Llega invitado por príncipes y potentados, de quienes la memoria olvidadiza de la historia hoy se acuerda de arrumbarlos en el ático inverso de los sótanos (o sea, en las letras de seis puntos de las notas de las páginas: la ínfima letra de contrato que los autores ilusamente suponen que les leeremos). Alberto Durero lleva un diario a bordo de su alforja, que será como el lazarillo del que los biógrafos se colgarán para acompañar al artista cuando ya todos hayan muerto y solo vivan los grabados y las pinturas del artista, y algunos libros de teoría del arte que Durero escribió. Estos libros se editaron póstumamente, quizá para que la gente que los sigue a fin de dibujar no tenga a quién quejarse si no logra hacerlo como Durero. En su diario, Alberto registra que las buenas gentes de la ciudad le brindaron una recepción a la que solo los reyes tenían derecho, entre otros derechos, que entonces eran todos. Durero llega a un banquete: “El gentío se agolpaba a los lados de la mesa para verme”. Los prohombres de Bruselas le dedican brindis que, ofrecidos a un artista, equivalen a los selfies de hoy tomados con el personaje. Más tarde, Durero está en un castillo de Bruselas para ver el lujo de obras de arte aztecas, presentes lejanos ofrecidos por Hernán Cortés a Carlos V. Hay un sol de oro enorme, una desmesurada luna argéntea, más utensilios de oro y plata... “No he visto en mi vida algo que me haya alegrado tanto el corazón”, anota Durero. Es probable que el penacho de Moctezuma haya yacido entonces como un trofeo más. Tal es uno de los primeros testimonios del arte americano exhibido en Europa, mas Durero no ha legado bocetos de todo ello, y en su obra no hay imágenes americanas. Nada queda de aquella conmovedora sorpresa. Tiempo después, en 1552, fray Bartolomé de las Casas escribe su Brevísima relación de la destrucción de las Indias: retrato escrito de las miserias sufridas

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OTRAS

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LA MIRADA DE DURERO fue el

Tiempo después, en 1552, fray Bartolomé de las Casas escribe su Brevísima relación de la destrucción de las Indias: retrato escrito de las miserias sufridas por los aborígenes americanos, y libro que, años después, leerá el caballero Michel de Montaigne.

asombro inocente de un esteta ante unas maravillas. Escribiendo sobre tales bellezas, Montaigne rechaza la brutalidad de las conquistas y censura la violencia y el expolio que sufrieron los creadores de esas maravillas.

De Durero a Montaigne, no solo por amor al arte

por los aborígenes americanos, y libro que, años después, leerá el caballero Michel de Montaigne. El humanista francés describe las riquezas de Moctezuma: “La belleza de sus obras en pedrería, plumas, algodón, y sus pinturas,

muestran que nada nos debían” (De los coches; Ensayos, III). Fray Bartolomé ilustró a Montaigne, y este “escribe sobre el hombre americano [como si fuera] un miembro uniforme de la familia humana”, explica

diáfanamente Juan Durán Luzio (Bartolomé de las Casas ante la conquista de América, cap. VI). La mirada de Durero fue el asombro inocente de un esteta ante unas maravillas. Escribiendo

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sobre tales bellezas, Montaigne rechaza la brutalidad de las conquistas y censura la violencia y el expolio que sufrieron los creadores de esas maravillas. En solo 60 años, el amor al arte se había unido con el amor al prójimo.


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