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La Revista Una prensa de su calaña
diarioUNO.pe DOMINGO 11 DE ENERO DE 2015
AÑO: 2 Nº 49
FOTOCOMPOSICIÓN
EDITOR: PACO MORENO
OCHO AÑOS DE CONDENA RECIBIÓ EL EXDICTADOR Alberto Fujimori, quien, de la mano de Montesinos, quiso que una dictadura corrupta y asesina se perpetuara en el poder. Usó de todo, también a la prensa sucia.
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EL “TUIT”
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“Los diarios chicha existen ahora, pero Fujimori desvió fondos del Estado para solventarlos y demoler honras como las de Andrade o Gustavo Mohme.” (Rocío Silva Santisteban).
“Sus enemigos no somos la oposición, sino los problemas del país que usted aún no resuelve. Le quedan 19 meses. No tire la toalla ¡Comandante!” (Keiko Fujimori, volviendo al ataque).
La prensa del dúo Opinión Paco Moreno
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ujimori no solo sabía de asesinatos de estudiantes sino que conocía y permitía que el dinero de todos, destinado para la defensa nacional, pasara al servicio de inteligencia controlado por Montesinos y, luego de ahí, llegara a los bolsillos de los dueños de los medios de comunicación como forma de soborno a cambio de titulares favorables para su sucia dictadura. Su lema era: Los medios se venden, hay que comprarlos. Pero se
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“Me repele la llamada ‘prensa chicha’, pero tampoco aplaudo ‘la presse chiché’ que hoy muchos alaban con doble moral.” (Kenji Fujimori, haciendo gala de su escasez de neuronas).
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equivocó, no todos se vendían. Los diarios “La República”, “Liberación”, “Canal N” de esos tiempos, y otros medios, son ejemplos de una resistencia valiente y frontal ante la arremetida de la dictadura que quería perpetuarse en el poder. La dictadura de Fujimori y Montesinos tenía diarios principalmente para dos cosas. Uno: atacar con mentiras e infundios a sus enemigos políticos para obligarlos a pasarse a su lado o desaparecerlos de la escena. Dos: distraer al gran público con “espectáculos”, “policiales” y “deportes” creando una “realidad” ficticia. Los diarios de la dictadura servían además para silenciar cualquier
atisbo de crítica a los que se habían enquistado en los órganos del gobierno y ganaban espacio en los kioscos con hojas llenas de mugre que parecían hechos por subnormales, pero en realidad eran escritos, al menos las portadas, por delincuentes. Ahí están: “El Chino”, “El Men”, “La Razón”, “El Tío”, “El Chato”, “La Yuca”, “Conclusión”, El Mañanero”. La gran lección de la condena a Fujimori por el caso los diarios chicha es que los gobernantes o los funcionarios pueden ser condenados si es que usan el dinero público para sobornar a los dueños de los medios y sacar provecho personal. Fujimori ha recibido otros ocho años y está muy bien.
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“Señor de los indultos, le habían mentido, no es de chacra, es faldero y llorón. Ahora que ha probado de su medicina me acusa por TV.” (Ministro Urresti en bronca por las redes con Mulder y García).
“La fanática defensa de Keiko Fujimori y Fuerza Popular de los delitos de Fujimori, prueban una vez más que no tienen propósito de enmienda.” (Ministro Pedro Cateriano, implacable, para variar).
Fujimori no solo sabía de asesinatos de estudiantes sino que conocía y permitía que el dinero de todos, destinado para la defensa nacional, pasara al servicio de inteligencia controlado por Montesinos y, luego de ahí, llegara a los bolsillos de los dueños de los medios de comunicación como forma de soborno a cambio de titulares favorables para su sucia dictadura.
Citas citables Por conjeturas
“Hemos asistido nuevamente a un juicio en donde al final a mi padre, Alberto Fujimori, se le sentencia en base a inferencias indirectas o a conjeturas. Con respecto al tema de fondo, quisiera dejar bien en claro, que efectivamente durante el gobierno de mi padre se compraron titulares, pero (...) hay personas sentenciadas y responsables de estos hechos.” (Keiko Fujimori, exinfanta y primerísima dama de la dictaura).
No me importa que me vuelvan a condenar. Mi hija me va a sacar…
Me acusaban de espía ecuatoriano
“Cada vez que yo publicaba un destape periodístico relacionado con alguna adquisición irregular de aeronaves, donde se comprometía gran cantidad de dinero público, era inmediatamente víctima de una campaña feroz de los ‘diarios chicha’. Esta prensa, como el diario ‘El Tío’, publicaba desmentidos de mis informes o me acusaba de espía ecuatoriano, agente chileno, terrorista” (Ángel Paez).
Siempre se paga
diarioUNO.pe Hecho el Depósito legal Nº 2005-2098
Dpto. de Distribución: Telf. 460-7928
Editor: Paco Moreno, Arte y Diseño: Julio Arroyo S. Edición Gráfica: César Grados.
DIRECCIÓN: AV. JOSÉ PARDO 741 MIRAFLORES TELÉFONOS: 447-1218 / 447-3092 FAX: 444-0883 LOS AUTORES DE NOTAS DE INVESTIGACIÓN Y/ U OPINIÓN SON LOS ÚNICOS RESPONSABLES DE SU ELABORACIÓN Y CONTENIDO. LA CASA EDITORA NO SE SOLIDARIZA NECESARIAMENTE CON ELLOS.
“La sentencia al expresidente Alberto Fujimori se justifica y el mensaje final que deja este juicio es que la corrupción siempre se paga. Aquel que comete un delito de corrupción, tarde o temprano enfrenta a la justicia, que debe aplicarse siempre objetivamente y en base a pruebas, como ha sido en el caso de los ‘diarios chicha’.” (Procurador Joel Segura).
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Una pena más sí importa LA JUSTICIA LE DIO OCHO AÑOS de condena al hombre que ensució los kioskos para atacar a sus enemigos y cerrar los ojos a los ciudadanos.
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an cinco condenas al exdictador Alberto Fujimori con la última sentencia de ocho años por haber desviado los fondos de las Fuerzas Armadas para sobornar a los dueños de los medios de comunicación con el fin de que lo ayuden a perpetuarse en el poder. Durante el juicio quedó probado que Fujimori sabía plenamente del desvío de fondos de las Fuerzas Armadas al Servicio de Inteligencia (SIN) de Vladimiro Montesinos, para tan innoble fin, que implicaba pagar a los “diarios chicha” a fin de que desprestigiaran a quien tratara de oponerse a la re-reelección. “Quedó clarísimo que el objeto de toda esta campaña era la re-reelección de Alberto Fujimori y que este estaba en perfecto conocimiento de ello”, dijo de manera enfática el procurador Joel Segura. Después de haber renunciado por fax en el 2000, el expresidente, que había sufrido una clamorosa derrota en Japón donde tentó ser congresista, quiso entrar por el sur con la intención de volver a Palacio de Gobierno. Sin embargo, fue detenido en Chile y traído al país para rendir cuentas ante la justicia. Desde entonces, en procesos justos, vigilados por instancias internacionales, ha recibido ya cinco condenas.
FOTO: JAVIER QUISPE
La pena más abultada es la referida a las matanzas de La Cantuta y Barrios Altos y a los secuestros agravados del empresario Samuel Dyer y el periodista Gustavo Gorriti, crímenes por los que recibió 25 años de prisión, que los cumple en la Diroes. Fue condenado por ser autor mediato de los referidos casos que son
considerados crímenes de lesa humanidad. Por el caso llamado “allanamiento ilegal”, Fujimori recibió, el 11 de diciembre del 2007, una condena de seis años de prisión por haber mandado a entrar sin permiso a la casa de Trinidad Becerra, esposa de su exasesor Vladimiro Montesinos.
El millonario pago a Montesinos
Le dieron seis años por corrupto El 30 de setiembre del 2009, el exdictador Alberto Fujimori recibió la condena de seis años de prisión por tres casos claros de corrupción: los pagos ilegales a los congresistas tránsfugas, el espionaje a políticos y periodistas, y la compra de Cable Canal de Noticias y el soborno al diario “Expreso”.
El exmandatario Alberto Fujimori recibió el 20 de julio del 2009 una condena de siete años y medio de prisión efectiva y el pago de una reparación civil de tres millones de soles por haber pagado de manera ilegal, con dinero del Estado, 15 millones de dólares a su entonces asesor Vladimiro Montesinos por una supuesta Compensación por Tiempo de Servicio.
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Prensa popular y prens para la Presidencia, lo que efectivamente logró al año siguiente. “La Crónica” acompañó de cerca a los estibadores, panaderos, zapateros, obreros en general que lograron una primera victoria cuando Billinghurst decretó unas 8 Horas restringidas que fueron celebradas como un suceso importante en la historia del obrerismo y de las masas en el país. El tabloide tenía además características clásicas del sensacionalismo de la época, como tamaño pequeño, títulos y fotos más grandes y, sobre todo, temáticas distintas, más “interés humano” ligado mayormente a la crónica policial a la que dedicaba varias páginas, sin olvidar los deportes de importancia creciente. “La Crónica” fue, en fin, un diario popular en aquella década en que, repetimos, nuevos actores sociales se hicieron presentes para cancelar definitivamente la “República Aristocrática” del civilismo. Fue además el periódico de las nacientes estrellas de cine, del “vodevil” español y argentino que recorría América, del circo y de los avisos de bajo precio. Más adelante perdería el peso político inicial pues sus propietarios apoyaron y hasta formaron parte del gobierno del dictador civil Leguía (1919-1930) y pasó a otras manos aunque siempre procurando conservar su carácter popular.
JUAN GARGUREVICH
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a prensa masiva y popular solo fue posible en el Perú luego de la histórica migración andina que cambió el rostro de Lima. La prensa diaria que agotaba ya públicos antiguos, encontró en las nuevas masas un gran mercado de lectores que preferían nuevas formas de expresión y modelos de identificación. Así nació la nueva prensa popular limeña que tuvo, entre otras características, el uso de la jerga o replana nacida del encuentro lingüístico citadino o criollo y andino, serrano. Algunas características de ese cuadro se repetirían muchos años después con la aparición de la prensa popular llamada “chicha”, en medio de un movimiento cultural que alcanzó proporciones de verdadera alternatividad cultural. Prensa Chicha, es, en síntesis, la versión peruana de la ya vieja “prensa amarilla” sensacionalista y vulgar. NACIMIENTO DE LA PRENSA POPULAR Usaremos una frase del gran historiador Jorge Basadre para ilustrar el clima político que campeaba en Lima a principios de 1912 y a propósito de grandes disturbios provocados por los partidarios del candidato Billinghurst a la presidencia: “Por primera vez en el siglo XX el pueblo apareció como actor decisivo en la escena pública. Fue la primera grave crisis de la República aristocrática”. Entre abril y mayo, una serie de eventos sacudían al país y se pugnaba por la presidencia de la República que dejaba Augusto B. Leguía. Se enfrentaban Civilistas y Demócratas y los diarios principales tenían claras posiciones: el antiguo “El Comercio”, civilista y “La Prensa” demócrata. Ambos diarios practicaban un periodismo convencional, pesado, de artículos largos y farragosos y era evidente que no consideraban entre sus lectores a las crecientes multitudes que hacían sentir su presencia en mítines cada vez más agresivos. Porque al lado de la política había otra batalla más significativa, la de conseguir las Ocho horas de trabajo. El periodismo formaba también parte del armamento anarquista primero y anarcosindicalista después y circulaban, a veces con grandes tiradas, “El Oprimido”, “Los Parias”, “Armonía Social”, “Plumadas de rebeldía”, pero sobre todo “La Protesta”, nacida en 1911, un año clave en la batalla. Una convulsión política y social
LA NUEVA PRENSA MASIVA En los largos años que transcurrieron entre la fundación de “La Crónica” en 1912 y el debut de Última Hora, en 1950, se produjeron cambios notables en la capital peruana y de todo orden de cosas. Pasadas dos guerras mundiales y cambios políticos resonantes como la presencia de las masas apristas y comunistas, la vieja ciudad aristocratizante y excluyente pasó a ser personaje del costumbrismo. Pero se añadieron nuevos personajes. Recurriremos nuevamente a los historiadores: “La migración abrupta de jóvenes serranos, alimentada no solo por el espejismo de la educación superior, sino asimismo por la cri-
ES PRECISO DIFUNDIR este notable texto del gran periodista Juan Gargurevich en estos días en que se habla tanto sobre la condena de ocho años al expresidente Alberto Fujimori por el sonado caso de los diarios chicha. semejante brindaba el escenario ideal para un periódico popular y fue así cómo un grupo de periodistas y empresarios afectos a Leguía organizó el diario “La Crónica”, un tabloide de bajo precio que circuló a partir del 7 de abril de 1912. Muy rápido alcanzó importancia de ventas (la población de Lima casi se acercaba ya a los 200 mil habitantes en un violento salto demográfico) y tuvo hasta influencia política cuando en mayo de 1912 el entonces alcalde de Lima Billinghurst reveló que no desatendería el llamado del pueblo si lo invocaban a postular
En la historia del periodismo peruano el título en primera página “Chinos como cancha en el Paralelo 38” ha marcado una época, pues significó la nueva presencia de una prensa sensible a los intereses inmediatos y en general la cultura popular, alejada de la llamada cultura culta. “Ultima Hora” organizó por ejemplo grandes campeonatos de mambo, el ritmo del famoso Pérez Prado; siguió de cerca a los astros del deporte, a las bellezas de los certámenes internacionales, a las estrellas de cine que pasaban por Lima, etc.
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sa chicha sis terminal de la agricultura en la sierra, incapaz de competir con los alimentos importados que los avances en el transporte marítimo habían abaratado, dio inicio a la formación de barriadas precarias alrededor de la ciudad. Ahí se incubó un ‘lumpenproletariado’ fácilmente movilizable y conquistable políticamente”. Los mismos autores destacan la presencia de la radio (cuyo auge comienza recién luego de 1930 al cesar el sistema de pago semestral por “derecho de antena”), como el medio de difusión ideal para las masas analfabetas que también preferían el cine mexicano y argentino por sobre el norteamericano que llevaba títulos que no podían leer. En suma, los andinos llegan a la costa con sus familias, sus problemas y una cultura que se expresa en el idioma, vestidos, bailes, música, cocina y necesidades de llenar sus espacios de ocio. Ante la falta de escenarios adecuados, se arman en una avenida principal del barrio de La Victoria grandes carpas tipo circense para los espectáculos dominicales que encabezan estrellas como “El Jilguero del Huascarán”, la “Pastorita Huaracina” y muchas otros que convocan largamente a más público que los viejos artistas del melancólico “valse” criollo. Lima tiene ya un millón de habitantes y es por tanto nuevamente el escenario ideal para la fundación de otro tabloide popular, esta vez auténticamente masivo. “Última Hora” apareció como tabloide vespertino el 13 de enero de 1950, editado por la empresa propietaria del diario “La Prensa”, que representaba intereses de los grandes propietarios agrarios. Interesados en participar en política lanzaron el tabloide pero
tuvieron poca fortuna, pues era soso y sin siquiera capacidad de perturbar al otro tabloide vespertino, “La Crónica de la Tarde”. Pero contrataron a varios jóvenes periodistas que dieron un vuelco espectacular al diario unos meses después, al decidir componer titulares con la jerga o replana, el lenguaje delincuencial pero popularizado entre jóvenes y migrantes y variar la temática general, alejándose de la política. En la historia del periodismo peruano el título en primera página “Chinos como cancha en el Paralelo 38” ha marcado una época, pues significó la nueva presencia de una prensa sensible a los intereses inmediatos y en general la cultura popular, alejada de la llamada cultura culta. “Última Hora” organizó por ejemplo grandes campeonatos de mambo, el ritmo del famoso Pérez Prado; siguió de cerca a los astros del deporte, a las bellezas de los certámenes internacionales, a las estrellas de cine que pasaban por Lima, etc. En suma “Última Hora” alteró los criterios de noticiabilidad que habían permanecido como cánones inamovibles por muchos años y logró que los nuevos grandes públicos de las ciudades costeras se interesaran en el periodismo popular. A partir de “Última Hora” el tabloidismo sería distinto. En la década siguiente, los sesentas, aparecieron otros vespertinos del mismo corte, “Extra” de la empresa del matutino “Expreso” y “Ojo”, del diario “Correo”.
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En los ochentas llega la prensa sensacionalista La prensa peruana detuvo su desarrollo en el lapso entre los años 68 y 80 debido al proceso conocido como la “Revolución de la Fuerza Armada”, de militares nacionalistas que decidieron el uso de los medios masivos privados para su proyecto desarrollista. La “Revolución” expropió en 1971, en nombre de la educación “continua” o “permanente” la radio, la televisión y luego, en 1974 la prensa de circulación nacional, con la intención de entregar su control a lo que llamaron “sectores organizados de la sociedad”. El proyecto fue un fracaso pues la expropiación devino en simple confiscación y los medios masivos pasaron a ser propagandistas del régimen militar hasta la realización de elecciones generales, luego de las cuales fueron devueltos a sus antiguos propietarios. Un nuevo periodismo surgiría de los escombros de la fallida experiencia y aparecieron tabloides populares de bajo precio pero de temática política, como “El Observador”, “El Diario Marka” –una notable experiencia de prensa de izquierda- pero sobre todo “La República”. Los tres se dirigieron a nuevos públicos de un país que se recomponía cultural y socialmente, afrontando la nueva realidad que daban las reformas militares, en particular la Agraria que acabó con la oligarquía terrateniente de la costa y los Andes. En aquellos ochentas surgió un movimiento cultural musical provinciano que pronto fue motejado
peyorativamente de “chicha”, es decir, ordinario, corriente. Fueron grupos musicales especialistas en adaptaciones andinas de la cumbia colombiana los que dieron vida a la “música chicha” que llegó muy rápido a Lima atrayendo grandes públicos a salas de baile improvisadas llamadas “chichódromos”. Fue además un cambio estético: decoraciones de restaurantes, recetas de cocina, hasta moda de vestir... fueron llamadas “chicha” como sinónimo de “kitsch” peruano, de mal gusto, opuesto a la cultura culta de entonces. “Lo chicha” encontró su expresión en la prensa cuando los editores de “La República” decidieron la fundación del vespertino “El Popular”, que implantó formas y propuestas del “periodismo chicha” y en particular en la primera página. Muchos colores, temas truculentos, siempre una vedette semidesnuda fotografiada de espaldas, código lingüístico libre con uso frecuente de jerga o replana y sobre todo prescindencia de los cánones clásicos del periodismo de responsabilidad.
Como en los casos anteriores este nuevo periodismo encaró un nuevo escenario de crecimiento demográfico espectacular y a nivel nacional, pues la prensa peruana tiene la característica de ser poco desarrollada en el interior debido a que los diarios limeños se venden en el mismo día en prácticamente todo el país. El éxito de ventas de “El Popular” fue explosivo y pasó a liderar el mercado local por varios años, fijando así un nuevo modelo de competencia a la prensa de referencia, sea standard o tabloide pero también determinando calidad de baja credibilidad y avanzando a lo que hoy llamamos simple “prensa de entretenimiento”. Luego del diario que inauguró el género “chicha” solo hubo un intento final desde sectores independientes de izquierda de editar un tabloide, esto es, “La Voz”, que llevaba como lema “Presencia Popular Alternativa” y que alcanzó a durar dos años. Debió cerrar abrumado por la desmesurada inflación que impuso el gobierno de Alan García.
Un nuevo periodismo surgiría de los escombros de la fallida experiencia y aparecieron tabloides populares de bajo precio pero de temática política, como “El Observador”, “El Diario Marka” –una notable experiencia de prensa de izquierda- pero sobre todo “La República”.
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n crítico de la prensa hizo la siguiente descripción de la nueva prensa popular de la década de los años noventa: Agricultor tiene 24 hijos en tres hermanas. Sátiro viola y embaraza a sus tres hijas. Susy Díaz dice que nunca tuvo orgasmo con Percy. Violador quiso matar a Laura Bozzo. Pinchazo pone fierro a teclitos. Presos se comen a tres soplones. Botan a coronel gay y su poli amante. Abuela da a luz a robusto bebé. Decapita y despedaza a su madre. Mami mata a su hijo por jugar pelota... ¿Periodismo sensacionalista, amarillo, chicha o pacharaco? Sencillamente es la realidad sintetizada que siempre supera a la ficción.” ¿Cuál era esta vez el contexto que acompañaba a esta prensa estridente, vulgar, mayormente irresponsable? Dos eventos históricos muy relevantes marcarían a la década. Primero, la creciente presencia de la violencia desatada en la década anterior por el grupo subversivo denominado “Sendero Luminoso”, que sembró el terror en los Andes e incluso logró trasladarlo a la capital. La violencia en las zonas rurales –que dejaría al final un balance de más de cincuenta mil muertes- obligó a traslados masivos a la costa y en especial a Lima, ampliándose así todavía más el antiguo cinturón de miseria de los lejanos años 50 que ya era ahora parte formal de la Gran Lima, convertido en distritos dinámicos y florecientes. Quizá fueron estos nuevos limeños los protagonistas centrales del gran evento político que significó el triunfo de Alberto Fujimori en las elecciones de 1990 en que derrotó al escritor Mario Vargas Llosa de manera sorpresiva. Fujimori hizo una campaña electoral atípica que demostró lo poco que los analistas conocían de los peruanos porque solo algunos lo identificaron como aspirante serio a la presidencia. El hecho es que en pocas semanas de campaña Fujimori saltó de la anécdota a competir con Vargas Llosa, quien hasta ese momento era considerado virtual ganador. Fue el triunfo, dijeron, de un “outsider”, un recién llegado, elegido por masas que habían sido ignoradas por los observadores. Uno de los productos de aquella
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Todos pagados, todos pagados por el gobierno LOS TABLOIDES político-populares (chichas) fueron usados por Fujimori y Montesinos.
etapa de convulsión social y política fue la nueva prensa “chicha” que aprendió a colaborar con la televisión sensacionalista, es decir, a reflejar en la prensa a los personajes populares, dramas de los noticieros, etc. de la llamada “pantalla chica”. Se acentuó entonces el triángulo Lector-Televisión-Prensa Chicha. Pero también, y esta fue una de las características más saltantes de la etapa, la prensa chicha fue utilizada políticamente por el Gobierno, llegándose a extremos inéditos tanto en la historia general del periodismo como de la política. Alberto Fujimori fue elegido Presidente pero tenía una mayoría parla-
¿Cuál era esta vez el contexto que acompañaba a esta prensa estridente, vulgar, mayormente irresponsable? Dos eventos históricos muy relevantes marcarían a la década. Primero, la creciente presencia de la violencia desatada en la década anterior por el grupo subversivo denominado “Sendero Luminoso”, que sembró el terror en los Andes e incluso logró trasladarlo a la capital.
mentaria en contra que le hacía difícil el gobierno. Entonces, aliado con los militares, en 1992 promovió un golpe que cerró el Parlamento. En elecciones en 1995 convocó a elecciones que fueron groseramente manipuladas y que por supuesto ganó. En el año 2000 se hizo reelegir pero el nivel de corrupción había rebasado ya todos los límites permisibles y se vio obligado a renunciar el 2002 aprovechando una gira en el exterior y refugiándose en el Japón. Todo este proceso de oscuridad democrática fue acompañado por la Prensa Chicha Política manejada por los servicios de inteligencia que conducía el asesor Vladimiro Montesinos. Varios diarios de corte “chicha” aparecieron en esos años combinando las noticias habituales de vedettes, escándalos y violencia, con campañas contra los enemigos políticos del régimen. Los periodistas que se prestaron a dicha práctica tenían la garantía de que nunca serían procesados porque el fujimorismo y el Servicio de Inteligencia también controlaban al Poder Judicial. Gracias a esa impunidad circularon diarios de bajo precio como “El Mañanero” (1992), “El Chino” (1995), “La Chuchi” (1996), “La Reforma” (1997, “El Tío” (1998), “El Chato” (1998), “La Yuca” (2000), todos subvencionados por el gobierno, según se ha sabido con absoluto detalle después, cuando
la Justicia recuperó su independencia y fue posible llevar a los Tribunales a los acusados por corrupción. CÓMO ES AHORA Lima es hoy (2008) una ciudad de más de ocho millones de habitantes, consumidores voraces de noticias, que prefieren la televisión a la prensa. La radio sigue siendo el principal medio masivo de información a nivel nacional y los diarios Chicha del viejo estilo de la década pasada comienzan a desaparecer. En su lugar ha surgido un nuevo tipo de prensa popular tabloide de bajo precio que si bien es cierto sensacionali-
za, es decir, que exagera pero no miente, está más apegado a los presupuestos básicos del periodismo que sus antecesores. Ellos son “Perú 21”, “Correo”, “La Primera”, que se ofrecen a precios sorprendentemente mínimos. Incluso diarios que eran venidos a alto precio como “Ojo” se han pasado al terreno de lo popular de los 50 centavos. El diario que más se vende es “Trome”, igualmente popular, que usa la antigua jerga o replana en sus titulares y pone en práctica las recetas “chicheras” pero sin llegar a los extremos de vulgaridad e irresponsabilidad de los ya viejos “chichas”. Esta opción popular por la prensa ligera en temática y presentación general corresponde también a una severa crisis de escepticismo general en relación a los partidos políticos, los procesos democráticos, la justicia y en general por los valores tradicionales que se cultivaban en el viejo periodismo y la sociedad en general. La nueva prensa peruana del siglo XXI se enfrenta entonces en particular a severas desconfianzas por parte de la juventud, al punto que en una encuesta reciente el periodismo peruano aparece en un quinto lugar en las encuestas de confianza en instituciones. Algo que habría que subrayar es el profundo conservadurismo de la prensa popular en temas tan importantes como racismo, machismo, etc. que al aparecer con fotos y textos atrevidos parecerían emancipadores pero no es así. La prensa popular Chicha es más bien defensora de valores tradicionales y, repetimos, profundamente conservadora en términos culturales generales.
Gracias a esa impunidad circularon diarios de bajo precio como “El Mañanero” (1992), “El Chino” (1995), “La Chuchi” (1996), “La Reforma” (1997, “El Tío” (1998), “El Chato” (1998), “La Yuca” (2000), todos subvencionados por el gobierno, según se ha sabido con absoluto detalle después, cuando la Justicia recuperó su independencia y fue posible llevar a los Tribunales a los acusados por corrupción.
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FOTO: CARLA PATIÑO
LASTRES LETRAS MARCO FERNÁNDEZ
Los habitantes de la laguna
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Incapaz de asumir su culpa EL EXDICTADOR Alberto Fujimori, como ha actuado en casi todos los juicios en su contra, niega haber desviado dinero para los diarios ‘chicha’ y culpa a otros.
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l exdictador Alberto Fujimori, mientras escuchaba la larga lectura de su sentencia del juicio por el caso de los diarios chicha, el jueves, escribía, en una hoja de papel, frases a modo de defensa. La lectura detallaba con claridad y fundamento de que Fujimori ordenó y conoció perfectamente el desvío del dinero de las Fuerzas Armadas, es decir los recursos de la defensa nacional, para comprar a empresarios corruptos de los medios de comunicación; sin embargo, el inquilino de la Diroes escribía frases como esta que eran mostradas en vivo por televisión: “Gastos reservados se destinaron a la pacificación. Los desvíos de fondos a diarios chicha no fueron de mi autoría”.
Es recurrente que Fujimori diga que la pacificación fue una victoria suya; sin embargo, la verdad va más allá. A Sendero lo derrotaron además una población atenta, un campesinado organizado, fuerzas políticas y personalidades de diversas posiciones que alzaron la voz y pusieron el pecho. Fujimori fue el dirigente de una dictadura que abusó del poder y atropelló los derechos en todos los sentidos e incluso echó mano a fondos militares para comprarse a cierta prensa. “¿Por esto me condenan? Alberto
Fujimori logró la pacificación con acciones sociales de los gastos reservados”, escribía el hombre que aún sueña con su libertad quizá para volver a las andadas. Fujimori asegura que los llamados fondos reservados fueron usados en la construcción de pistas y postas médicas en las zonas de violencia y en la aproximación a las poblaciones que habían sido infiltradas por los grupos terroristas Sendero Luminoso y MRTA; tratando de negar que los usó para sobornar a los inescrupulosos dueños de los diarios chicha.
“¿Por esto me condenan? Alberto Fujimori logró la pacificación con acciones sociales de los gastos reservados”, escribía el hombre que aún sueña con su libertad quizá para volver a las andadas.
¡Alto al terrorismo! Solidaridad con Charlie Hebdo
apá había comprado un terreno grande en Pucallpa, a 35 kilómetros de la ciudad, yendo por la pista, y otros tres o cuatro a la izquierda por una trocha. Pimental era llamado así porque era propicio para sembrar la pimienta. También era una buena opción para el camu camu, una siembra muy en boga, sobre todo porque tiene diez veces más ácido ascórbico que el limón (requerido por los laboratorios), y se prepara un buen refresco contra el calor acostumbrado de la selva. Las yucas, las papayas, las granadillas, los plátanos, los panes de árbol y más eran también un atractivo para el estómago, pero lo más resaltante del minifundo de papá era la laguna donde lo mismo descansaban garzas o paseaban lagartos como quien no quiere la cosa. A papá, tal equilibrio de la naturaleza le tenía sin cuidado, salvo por la mirada turística de su hijo, complacido con el espectáculo de estar sumergido en un natural Parque de las Leyendas y propio. No había negocio en ello, así que se le ocurrió una idea mejor: poblar la laguna de peces comestibles para poder venderlos y ganar algo de dinero. Los pacos y las gamitanas, le habían dicho, eran lo mejor para la crianza. Los nombrecitos eran nuevos para los acostumbrados a la pesca de Lima, pero para los asiduos de la gastronomía pucallpina eran como el jurel o la merluza, el bonito o la cojinova: buenos, ricos y populares. Papá hacía sus cálculos en la libreta y si bien no se iba a hacer millonario, tendría una buena producción si los peces se reproducían según las estadísticas más pesimistas. Sin embargo, con el trajín de la libreta (la comida para peces, el veterinario del proyecto, la limpieza de la gran pecera) las ganancias no aumentaban. En el universo matemático de las finanzas no habíamos tenido en cuenta las zonas aledañas y la cantidad de gente acostumbrada a vivir de la caza del día a día. Papá trabajaba en la urbe en una fábrica de acero (para hacer clavos, mallas,
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alambres de púas) y solo los domingos iba a sus tierras tan solo para verificar que a los lagartos y las garzas se habían sumado una nueva especie en ese hábitat: los niños y algunos adultos con sus implementos de pesca. “Qué gente para más vaga”, decía y se acercaba con cautela a ellos para hablarles, pero no eran unos pocos, sino varios los que se turnaban para ir de pesca a su propiedad durante el día, y más cuando el guardián se iba a segar la yerba de monte para que crezcan los cultivos o a alimentar al ganado. Papá, dueño de su terreno, prefería la soledad para ir a pescar con sus propias manos. La vez que fui pude verlo entrar a la laguna como Adán al Paraíso, refrescarse empapándose en su mundo, rebuscando en sus aguas turbias como en un cajón de recuerdos, sacando luego con dos manos un paco de medio kilo para este su humilde servidor. Fue la única vez que lo probé. Para entonces ya había comprendido que la pesca de los otros era inevitable, así que les habló a todos dándoles el mensaje de que si se seguía pescando cuando les diera en gana, pronto no habría peces para nadie. Sin embargo, la estampa de los niños cazando con anzuelos amarrados a pabilos y nilón duró poco. Ellos mismos se encargaron de depredar el lugar, aun cuando papá les advirtió que lo mejor era variar el menú en la semana. Los pacos y las gamitanas desaparecieron; y con ellos, los cazadores del lugar. Solo quedaron las garzas descansando en alguna rama sobre el agua y los largartos, muy rara vez, desapareciendo el paisaje de un salto y un solo bocado.
Papá hacía sus cálculos en la libreta y si bien no se iba a hacer millonario, tendría una buena producción si los peces se reproducían según las estadísticas más pesimistas.
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OTRAS
DISQUISICIONES Víctor Hurtado Oviedo
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reguntaron al gran Raymond Chandler quién había asesinado a uno de los personajes de su novela policial El sueño eterno, y el escritor respondió: “No sé”. Pase que el lector ignore quién es el asesino cuando no hay un mayordomo, pero que el propio autor no sepa quién le mató a uno de sus personajes, eso sí es escribir novelas de misterio. Por su título, El sueño eterno puede ser la biografía de los proyectos de ley de la fertilización in vitro y de las uniones civiles de personas del mismo sexo, pero realmente es un mito de la novela y del cine “negros”. En 1946, Howard Hawks llevó al cine El sueño eterno (The Big Sleep), cuyos personajes eran tan ambiguos y sospechosos, que, en vez de buscar al culpable, el público buscaba al inocente. Sus protagonistas fueron Humphrey Bogart, un actor que venía de una imaginaria Casablanca, y Lauren Bacall, una actriz que llegaba de otro mito: Nueva York. Por entonces, Boggie y Betty (como se decían en casa) ya estaban casados, luego de haberse conocido cuando actuaban en la película Tener y no tener (1944) y ella era una primeriza temblorosa al decir sus parlamentos con una voz de contralto que se había inventado para lucir de mujer fatal. Desde el primer instante, Bogart y Bacall se entendieron, pese a que él estaba casado (se divorció pronto y por tercera vez, por lo que ya parecía un vecino del registro civil) y a pesar de que él le llevaba 25 años, y ella, varios centímetros a él. Lauren Bacall (née Betty Joan Perske, Nueva York, 1925) ha muerto el 12 de agosto del año pasado; y decimos “ha muerto” a pesar de los meses pues la suya es una de esas vidas admiradas cuyas muertes nos acompañan los días.
/diariounolevano
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La Revista
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Lauren Bacall:
La chica de la portada
En marzo de 1943, el director Howard Hawks había preguntado quién era esa chica-modelo de la portada de la revista Harper’s Bazaar: hoy sabría responderle cualquier gourmet del cine. Es imposible separar la larga biografía de Lauren (90 años) de la breve de Humphrey (56) pues se cruzan como las 24 horas del lunes y las cero horas del martes. Ambos vivieron juntos y engendraron dos hijos entre 1945 y 1957, hasta la muerte del actor. Compartieron también cuatro cintas e ideas políticas. Ambos fueron liberales (en
Desde el primer instante, Bogart y Bacall se entendieron, pese a que él estaba casado (se divorció pronto y por tercera vez, por lo que ya parecía un vecino del registro civil) y a pesar de que él le llevaba 25 años, y ella, varios centímetros a él.
el sentido estadounidense) y se opusieron al borracho y senador Joseph McCarthy, quien emprendió una persecución contra actores y guionistas acusados de ser afines al comunismo, con frecuencia falsamente. “Ser liberal es la mejor cosa en el mundo que uno puede ser”, dijo Bacall en el 2005. En vida de Bogart y luego de su muerte, Lauren filmó unas cuarenta películas –incluida la espumante Cómo casarse con un millonario–, a veces como actriz secundaria, pero siempre con esplendor, con clase, y, al fin, actuándose a sí misma: llevando, al cine y al teatro, su personaje de mujer inteligente, segura y hasta
heroica que fue en este lado de la pantalla. Lauren Bacall educó a tres hijos (el último, del actor alcohólico Jason Robards, de quien se divorció) y participó en campañas contra el patriotismo torcido y el racismo,
y se fue con clase. En marzo de 1943, el director Howard Hawks había preguntado quién era esa chica-modelo de la portada de la revista Harper’s Bazaar: hoy sabría responderle cualquier gourmet del cine.
Es imposible separar la larga biografía de Lauren (90 años) de la breve de Humphrey (56) pues se cruzan como las 24 horas del lunes y las cero horas del martes. Ambos vivieron juntos y engendraron dos hijos entre 1945 y 1957, hasta la muerte del actor. Compartieron también cuatro cintas e ideas políticas.
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