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diarioUNO.pe AÑO: 2 DOMINGO 11 DE OCTUBRE DE 2015
EDITOR: PACO MORENO
Un general incorruptible RECIENTEMENTE SE CUMPLIERON 47 AÑOS DEL GOLPE DE ESTADO DEL GENERAL JUAN VELASCO, que dio inicio a una serie de transformaciones. Lea una historia de uno de sus hombres, que no quiso mancharse las manos. CÉSAR AUGUSTO DÁVILA
Amor, fortuna y tragedia en la vida de Auguste Dreyfus VICTOR HURTADO OVIEDO
Aristóteles y el patito feo CARLOS SANDOVAL CÁCERES
La incontinencia urinaria
Nº 87
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DOMINGO 11 DE OCTUBRE DE 2015
SUEÑOS GRINGOS
EL ELEGIDO DE LA SEMANA
EL TÍO VLADI
El héroe LUIS LOAYZA Ahora que hable Bryce y gano las elecciones.
H
Juro que no volveré a cometer el error de recibir plata del Tío Vladi.
tuits ALAN GARCÍA
“Qué cambio. Mario Vargas Llosa me dijo en su casa (marzo del 2011), que Kuczynski no debía ser candidato por lobista y norteamericano” (¿Quién le cree a García?)
SERGIO TEJADA
“Acabó negociación del TPP. ¿Alguien sabe de qué se trata? No, porque era secreto, pero sabemos que afecta la salud, entre otros” (Sergio Tejada, da en el clavo)
MARISA GLAVE
“Mi abuela Elba, 92 años, me dijo ‘quiero ir a votar’ y votó en las elecciones ciudadanas del Frente Amplio” (Marisa Glave).
de la semana SIGRID BAZÁN
“Mi opinión sobre elecciones del Frente Amplio: Gane quien gane se impone necesidad de agrupar a fuerzas del cambio” (Sigrid Bazán apuesta por la unidad).
HÉCOR BECERRIL
“Con la misma frescura con que contrató empleado fantasma, ahora Tula Benites pretende volverse millonaria a costas del Congreso” (Becerril sobre la demanda de la aprista al Parlamento).
MARCO ARANA
“Hemos pedido la nulidad de toda la votación del distrito de Pomalca. NO es posible ya ni nuevas elecciones. Comité electoral decidirá”. (Buena decisión Arana).
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e conservado el secreto, no por vanidad sino por sentido del deber. Quizá lo sepan sin decirlo, pues la sombra de mis hombros hace desaparecer sus cabezas. Pero envejezco, toso, los alimentos me repiten en la boca su materia agria. Todavía soy «feroz como un jabalí, invulnerable como un árbol portentoso» pero sé que ahora mismo hablo como un charlatán. No puedo evitarlo y creo resignadamente que es la edad. Sépanlo, yo no maté al monstruo en su caverna. Al verlo cerré los ojos aterrorizado y me eché a temblar. No pude evitarlo; reconozcamos que era un animal verdaderamente horrible: echaba fuego por la boca, sus zarpas eran grandísimas. No hace falta que yo lo diga porque lo han descrito tantas veces que ya es clásico. Pero sucedió que él también me tuvo miedo y al retroceder violentamente se dio tal testarazo contra las piedras que se mató. Yo me pregunto ¿por qué huyó el monstruo? Parece que había escuchado aquella profecía que le anunciaba la muerte en su encuentro conmigo: no hay que prestar oído a estos oráculos que roban la fuerza. Este fue el comienzo de mi fama. De la serpiente marina no puedo decir nada porque ni siquiera llegué a verla. Pero no desmentí a aquellos buenos pescadores que me estaban tan agradecidos que creían haber visto la lucha. La historia, por lo demás, (como las otras, algunas de las cuales ni siquiera conozco) no hace daño a nadie. Aunque es verdad que acabé con unos cuantos héroes: los pobres combatían tan abatidos que casi siempre empezaban por rogarme que no ultrajara sus cadáveres. En cuanto a mis otras hazañas, la verdad es que no fueron tantas ni tan extraordinarias: ya se sabe que las mujeres exageran mucho. Pero mi difunta esposa solía decirme que yo era nada más que un hombre normal, y aún inferior a su primer marido.
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diarioUNO.pe CÉSAR AUGUSTO DÁVILA
S
i usted no cree en asuntos del más allá, le deseo hermosos sueños para esta noche, pero antes quiero contarle una increíble historia de fortuna, intrigas políticas y una final tragedia como colofón a lo que pudo haber sido una historia de amor incomparable. Algo que yace ostentosamente sepultado en una lujosa tumba sin inquilinos en el viejo Museo Cementerio “Presbítero Maestro”, que la Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana, cuida cual joya de la corona e incomparable imán para quienes son aun capaces de creer en el amor. Para empezar, situémonos en los turbulentos años de 1869, cuando ya se sufría la endémica corrupción que maldice a nuestra patria. Un año antes, había asumido el gobierno el coronel don José Balta, que, al parecer, no acertaba una en los manejos económicos, en tanto los concesionarios exportadores del guano, hacían cera y pabilo con la maloliente y casi única riqueza exportable de nuestro amado country, mientras el país se debatía en medio de deudas impagables e intrigas de cuartel y saloncito. Y según se sabe, la desesperación, siempre ha sido muy mala consejera, como resultaría probando el señor Balta, al convocar a un joven exseminarista, que a sus treinta años, jamás había dado muestras de emprender nada notable, al margen de las intrigas curales que en nuestra amada Lima, jamás fueron pocas, ni muy plausibles. Y así fue como un personaje llamado Nicolás de Piérola, se convirtió en poderoso Ministro de Hacienda, de un país que navegaba rumbo a la bancarrota, carcomido íntimamente, enfermo de esa antigua corrupción, que consagra nuestra condición de “jodidos de nacimiento”. EL HOMBRE En medio de un confuso festival de desaciertos, Piérola convoca un 5 de julio de 1869 a un comerciante judíofrancés, de nombre Auguste Dreyfus, como pidiéndole auxilio en braceo de alta mar. El convocado era un millonario comerciante en telas, que como quien arroja una limosna a cualquier desventurado, ofreció comprar el guanoque iba de capa caída ante la aparición de abonos químicos- por un monto de 700 mil soles mensuales, suma que apenas alcanzaba a maquillar las cifras de un crac que lucía pinta de muerte anunciada. Las deudas externas e internas eran clamorosas y el famoso “Contrato Dreyfus”, encendió las iras del Congreso, en tanto los sapolines “Consignatarios”, se refugiaron en un supuesto “patriotismo”, para victimizarse en toda la línea.
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Amor, fortuna y tragedia en la vida de
AUGUSTE DREYFUS
En 1872, asume el gobierno Manuel Pardo, fundador del Partido Civilista y declara pomposamente que Balta y Piérola habían arruinado al país, pues solo para amortizar las deudas, se requería el fortunón de 35 millones de Libras Esterlinas, lo que superaba en mucho, el total del presupuesto nacional, guárdame esa flor. Para abreviar, don Auguste, aguantó el salto, hasta 1874, cuando anunció cortante que solo continuaría pagando lo estipulado, hasta el año siguiente, convencido de que el dinero que aportaba, iba a parar directamente a determinados bolsillos, mientras al Perú se lo llevaba la trampa. Y algo más, políticos de todo pelaje, culpaban a Dreyfus de mantener un contubernio con Piérola, para pagar mucho menos de lo debido por la extracción y exportación del dichoso guano de nuestra desgracia. En 1876, el país se declaró en bancarrota, a pesar de haber creado nuevos impuestos e intentado concertar créditos que nadie en su sano juicio iba a conceder a un Perú contra las cuerdas. Pero antes, el amor apareció entre las brumas del caos y don Auguste se
prendó de la bellísima joven Sofía Bergman, a la cual conquistó al antiguo estilo, llevándola al altar el 18 de agosto de 1862, en una boda rumbosa que contrastó dramáticamente con la situación que vivía el país, lo cual se agravó por una repentina crisis europea. Don Auguste tenía algo más de sesenta inviernos, en tanto Sofía atravesaba apenas las 19 primaveras. Al año siguiente les nació una hermosa niña, pero…al mismo tiempo, los médicos le pusieron crespón a la dicha, diagnosticando que la hermosa Sofía era víctima de una avanzada tuberculosis, mal incurable por aquellos tiempos. El hombre creyó enloquecer ante la noticia, pero habituado a las grandes jugadas del destino, agotó posibilidades
consultando a cuanto médico encontró en su camino, hasta que al fin, pareció alumbrar una centelleante antorcha de esperanza. Un laboratorio francés, siempre ha habido charlatanes en este (perro mundo), anunció haber “descubierto las inyecciones de oro”, las mismas que siguiendo un adecuado régimen, curaban en efecto “El Mal de la Gautier”. Y entonces monsieur Auguste, hizo los contactos necesarios y envió a Paris, por barco, pues aviones no había por aquellos tiempos, a su amada esposa y a su suegra quien debía hacerse cargo de la pequeña niña, mientras Sofía emprendía el sinuoso, falso camino de la rehabilitación. Y con el corazón transido de pena, Dreyfus gastó una mediana fortuna,
Otros narradores, aseguran que si alguien se animara a descerrajar el mausoleo vacío, “pedestal para nadie”, que diría un poeta, encontraría cierta cajuela de sándalo que, aseguran, contiene las cenizas de Sofía, y una fervorosa carta de amor, del hombre que en su locura prometió seguirla al más allá. En fin, en la vida y en la muerte, no existen misterios. Solo hay cosas que ignoramos. Nada más, incrédulos amiguitos.
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trayendo de Italia a un famoso escultor que a cambio de dicha importante suma, construyó el más hermoso monumento funerario del Perú y Latinoamérica. Un mausoleo destinado a albergar en el piso inferior al propio Dreyfus, en tanto en la cúspide, un tálamo marmóreo arrullaría el sueño de la mujer que más había amado el desdichado millonario. Pero aquí la historia se parte en tres. Como ustedes ya habrán podido intuir, el cuento de “Las Inyecciones de Oro”, era más falso que la tesis que no hace mucho recomendaba los carozos de melocotón como panacea anticáncer. Y tal cuento, oiga usted, se vendió como cancha a millones de desesperadas gentes. SOLITO Don Auguste viajó a París solo para asistir a los minutos finales de la vida de su esposa y hubo de enterrarla provisionalmente en un cementerio francés. Dicen que poco después la envío en una nave rumbo a El Callao, pero el propio Auguste, murió meses más tarde y según los decidores, una peste que estalló a bordo de la nave que traía los cremados restos de Sofía, obligó al capitán a arrojar dichos despojos al inmenso mar. Otros narradores, aseguran que si alguien se animara a descerrajar el mausoleo vacío, “pedestal para nadie”, que diría un poeta, encontraría cierta cajuela de sándalo que, aseguran, contiene las cenizas de Sofía, y una fervorosa carta de amor, del hombre que en su locura prometió seguirla al más allá. En fin, en la vida y en la muerte, no existen misterios. Sólo hay cosas que ignoramos. Nada más, incrédulos amiguitos.
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4 DOMINGO 11 DE OCTUBRE DE 2015 JORGE RENDÓN VÁSQUEZ Voy a contar una anécdota de Rafael Hoyos Rubio.
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ara quienes no lo sepan, él fue uno de los cuatro coroneles del Ejército que, bajo el comando del general Juan Velasco Alvarado, prepararon el golpe de Estado del 3 de octubre de 1968, que inició un período de cambios estructurales en la vida de nuestro país. Los otros coroneles fueron Jorge Fernández Maldonado, Leonidas Rodríguez Figueroa y Enrique Gallegos Venero. A mediados de febrero de 1975 yo trabajaba en el Ministerio de Trabajo, asesorando al gobierno de Velasco Alvarado en asuntos de trabajo y seguridad social. El general de la Fuerza Aérea Pedro Sala Orozco había dejado de ser ministro de Trabajo el 26 de noviembre de 1974 al pasar al retiro. En su lugar, la Junta Militar de Gobierno nombró a otro general de la Fuerza Aérea a quien el cargo le quedó grande. Debilitado por la enfermedad y rodeado hasta la asfixia por los generales del grupo denominado La Misión, empeñado en parar los cambios estructurales, Velasco Alvarado parecía haber perdido filo. Comprendiendo que la revolución llegaba a su fin en el sector Trabajo, me apresuré a preparar dos proyectos de ley de gran importancia: uno para pagar a los obreros el salario por los días domingos y feriados y terminar con el salario dominical que era, en realidad, una prima antihuelga; y otro para suprimir la pérdida de la compensación por tiempo de servicios por falta grave que estimulaba a los empleadores a despedir invocando faltas inexistentes para quedarse con el importe de este derecho. Ambos proyectos fueron convertidos en decretos leyes en seguida. Unos días después, me encontré en el ascensor con el general Enrique Gallegos Venero, quien era ministro de Agricultura. Luego de referirle brevemente la situación, me dijo que hablaría con el general Rafael Hoyos Rubio, titular del ministerio de Alimentación. A los pocos minutos recibí una llamada telefónica. Rafael Hoyos quería hablar conmigo. Subí a su despacho en el noveno piso del mismo edificio. Me recibió cordialmente y, prescindiendo de preámbulos, me ofreció la dirección general de Asesoría Jurídica de su Ministerio. —Es un sector distinto del de Trabajo —respondí—. Pero no tendría inconveniente en manejar las normas inherentes a este nuevo Ministerio. —No quiero solo un abogado —continuó Hoyos—. Necesito un revolucionario. —Entonces ¿cuándo empiezo? —repuse. —Ahora mismo.
Cuando la moral manda RECIENTEMENTE SE CUMPLIERON 47 AÑOS DEL GOLPE DE ESTADO DEL GENERAL JUAN VELASCO ALVARADO del 3 de octubre de 1968, que dio inicio a una serie de transformaciones. La fecha reeditó la estela de opiniones encontradas que dejó aquel proceso de cambios. Viene al caso, por tanto, publicar este relato-testimonio, que evoca esa época.
Llamó a su ayudante, el coronel Bianchi, y le ordenó que habilitasen los ambientes en los que yo trabajaría. —Doctor —añadió Hoyos—, si usted firma, yo firmo. El ministerio de Alimentación, creado en enero de ese año por recomendación de la FAO, estaba en plena organización. Disponía de tres direcciones generales de línea: Producción, Comercialización e Infraestructura, y
su función era asegurar la alimentación de la población peruana. Para cumplir mi cometido, dispuse que los proyectos de normas, firmados sucesivamente por los directores de las oficinas que los habían generado, pasasen por la mía antes de ir al despacho ministerial. Determiné que necesitaba veinticinco abogados: veinte distribuidos en las direcciones generales y los órganos descentralizados; y cinco en
mi dirección. Se encargarían en cada nivel de estudiar cada expediente. Yo firmaría después. Como el Ministerio de Agricultura solo nos había cedido tres abogados, convoqué un concurso público, anunciado en los periódicos, para cubrir las demás plazas. Ordené, además, que los abogados del Ministerio se reuniesen en mi despacho los viernes de nueve a once de la mañana para intervenir en
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un taller de perfeccionamiento. Debían exponer por turno los casos tipo que les indicaba, y los demás comentar los fundamentos de hecho y de derecho. Poco después mis abogados se convirtieron en expertos imbatibles. FUE INTENSO Y EFICIENTE En los tres años que estuvimos en este ministerio con Rafael Hoyos, el trabajo fue intenso y eficiente. Una
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EN LOS TRES AÑOS QUE ESTUVIMOS EN ESTE MINISTERIO CON RAFAEL HOYOS, el trabajo fue intenso y eficiente. Una medida de gran importancia fue la creación y ejecución del Plan de Cultivos y Riego anuales aplicable en todo el país; otra la distribución ordenada y oportuna de la producción agrícola y pecuaria y las importaciones planificadas, complementadas por la construcción de centros de distribución y mercados. medida de gran importancia fue la creación y ejecución del Plan de Cultivos y Riego anuales aplicable en todo el país; otra la distribución ordenada y oportuna de la producción agrícola y pecuaria y las importaciones planificadas, complementadas por la construcción de centros de distribución y mercados. Los precios de los alimentos estaban controlados y regulados. Los primeros correspondían a los expendidos por la red de distribución estatal y los segundos a los vendidos por los particulares. Nunca en esos tres años hubo problemas de abastecimiento ni escasez. Las direcciones generales de Producción y Distribución estudiaban los costos y determinaban los precios, permitiendo una ganancia racional. La anécdota a la que me refiero sucedió en 1976. Como la producción nacional de grano para la elaboración de aceite comestible era insuficiente, el Estado, adquiría del extranjero grano de soya u otros, a través de su empresa importadora (ENCI), y lo entregaba a las empresas molineras (unas once) a precios determinados para que vendieran el aceite a los precios fijados. A causa de la inflación, para cada entrega a ellas y para la venta a los mayoristas y al público se señalaba precios más elevados en relación con los anteriores. Todo anduvo bien hasta que en cierto momento los inspectores del ministerio detectaron que algunos expendedores de aceite manifestaban no haber recibido sus pedidos a tiempo. Lanzada la alerta, se procedió a una exhaustiva investigación que
dio como resultado la constatación de que las empresas molineras habían retenido una parte de los lotes que debían vender a un precio, y lo habían vendido al más alto del lote siguiente. Se determinó que por esta diferencia se habían embolsado unos doscientos setenta mil soles. La resolución ministerial, ordenando la devolución al Estado de esta suma, fue firmada de inmediato y notificada a las empresas molineras. Tres días después, el ministro Rafael Hoyos me llamó a su despacho. En la mesa de sesiones estaban ya instalados un general en retiro de la Fuerza Aérea que había sido presidente colegiado de la República en 1963, y un abogado sobre los cuarenta años, de tez blanca, cabello algo castaño y ligeramente ensortijado y un rictus de suficiencia y desdén. Tras tomar yo asiento, el ministro dijo: —Puede comenzar, mi general. El general retirado expresó que venía como consultor de las compañías aceiteras a solicitar la derogatoria de la resolución expedida por el Ministerio, y que sería el abogado de ellas quien haría la fundamentación. Con voz tonante, el abogado prosiguió: —La resolución que ordena pagar a las compañías elaboradoras de aceite una exorbitante cantidad es una tentativa de confiscación de la propiedad privada. Nosotros estamos en el mercado. Pagamos lo que compramos y lo vendemos. Si vendiendo, perdemos es nuestro riesgo; si ganamos, es nuestro beneficio. Si vendemos ahora o si vendemos mañana es nuestra voluntad, y nadie debería interferir en ella. Fue todo su alegado. Le pedí al ministro que me concediese la palabra.
General Hoyos Rubio (circulo) con el presidente Belaunde en Tiwinza. Asintió y dije: —El mercado no es ahora libre. Los precios están regulados. Las aceiteras toman el grano adquirido por el Estado a un precio determinado para vender el aceite al precio fijado para ese lote. Es la regla. No lo han hecho así. Han retenido una parte del grano y vendido el aceite elaborado con ella al nuevo precio correspondiente al lote siguiente. Como no es posible devolverles a los consumidores la mayor cantidad pagada por ellos, el Estado, en su representación tiene el derecho de recuperarla. No procede, señor ministro, a mi criterio, dejar sin efecto la resolución que ordena la devolución al Estado del ilegítimo beneficio percibido por las aceiteras. El ministro, dirigiéndose al general en retiro, dijo: —Desea decir algo más, mi general.
—No, nada más —respondió este. El abogado de las aceiteras, atónito, se quedó en silencio sin disimular su cólera. Era evidente que le parecía inaudito que su escenografía de presión hubiese fallado y que su miopía de clase le había impedido ver la reciedumbre moral del militar que tenía delante. Dentro del plazo de cuarenta y ocho horas, las aceiteras depositaron en el Banco de la Nación la suma con la que se habían quedado. El 31 de diciembre de 1977, a los tres años de su gestión como ministro de Alimentación, el general Rafael Hoyos Rubio fue destinado a otra colocación. A mi pedido, terminé mis funciones en el Ministerio también ese día. Rafael Hoyos Rubio falleció el 5 de junio de 1981 en un extraño accidente del helicóptero en el que
El general Velasco en ceremonia oficial con el presidente de Chile Salvador Allende.
ordando el episodio narrado, me ha surgido la eña ocurrencia de preguntarme, ¿ qué hubiera ho en un trance parecido un presidente que ernó después atenido escrupulosamente a su ductivo lema “la plata llega sola”?.
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viajaba, inspeccionando la frontera norte del Perú. Recordando el episodio narrado, me ha surgido la risueña ocurrencia de preguntarme ¿qué hubiera hecho en un trance parecido un presidente que gobernó después atenido escrupulosamente a su productivo lema “la plata llega sola”?. En octubre de 2006, este presidente, separó de su cargo al general Rafael Hoyos de Vinatea, hijo de Rafael Hoyos Rubio, por una intriga de ciertos jefes militares para impedir que asumiera la comandancia general del Ejército. Le imputaron una apócrifa apropiación en la construcción de una carretera. Nunca se probó que este hombre salido de un hogar que era como un templo de la moral hubiera alzado ni un sol ajeno. Todo ladrón cree que los demás son de su condición. Un francés hubiera dicho: Quel culot¡
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DOMINGO 11 DE OCTUBRE DE 2015
FRANCO MARTÍNEZ TORRES
E
l entorno empresarial en el Perú ha cambiado radicalmente con la llegada de los millennials, personas nacidas entre 1981 y 1995. Su capacidad creativa e innovadora ha impulsado significativamente la productividad de las compañías peruanas. Sin embargo, todavía poseen muchos retos por superar, como la convivencia con grupos generacionales de mayor edad y una mejor administración de su imagen personal. A las 9 de la mañana, Abel Febres, de 26 años, inicia sus actividades como Manager of Operational Intelligence en Easy Taxi Perú. En el transcurso del día, debe revisar los resultados obtenidos el día previo, alinear sus planes de acción y reunirse con el equipo de soporte y otras áreas para conocer sus novedades. Está en constante actividad, no puede detenerse, porque de los resultados que consiga depende el crecimiento de la empresa. Según Abel, una de las ventajas de trabajar en una empresa internacional es que posee una estructura organizacional más plana, la cual le permite tomar decisiones más rápidas. “Los ambientes de trabajo no tienen los clásicos escritorios u oficinas individuales. Participamos en mesas de trabajo amplias y tenemos salas de reuniones donde intervienen las diferentes áreas para el desarrollo y ejecución de
Millennials le cambian el rostro a las empresas planes de acción”, agrega. Este tipo de cambios en las compañías se han producido por la inserción de los millennials en el mercado laboral. Augusto Cáceres Rosell, decano de la Facultad de Negocios de la UPN, señala que este grupo generacional es más espontáneo y directo para iniciar diálogos o discrepar de otras opiniones cuando no las comparten. Por ello, suelen buscar espacios con un flujo comunicacional constante. Previamente, Abel había laborado en cuatro compañías distintas, pero sus expectativas profesionales y económicas lo motivaron a seguir otro camino. “Decidí retirarme porque cambiaron mucho mis necesidades personales. Además, sentí que había llegado a un límite en mi crecimiento profesional dentro de cada empresa y quise buscar otras
propuestas que cumpliesen con mis expectativas de desarrollo”. Para el ejecutivo, una empresa atractiva es aquella que se encuentra en el sector formal y cuyo giro de negocio se relaciona con nuevas iniciativas que buscan contribuir con el desarrollo del país. Además, debe ser capaz de brindarle experiencias de aprendizaje continuo para desarrollar una línea de carrera, en función a su trabajo individual y en equipo. De esta manera, logrará fortalecer su identidad al interior de la organización. En su centro de trabajo, Abel aplica diariamente los conocimientos aprendidos durante los últimos siete años en las áreas de soporte y operaciones. Con su equipo ha logrado mejorar el desarrollo de mecanismos de control y tableros de medición. Además, contribuye con
la ejecución de planes de acción al interior de la empresa y participa en las evaluaciones de impacto de las campañas de comunicación masiva. COMUNICACIÓN Otro caso similar es el de Marco Cavero, ejecutivo de Inversiones de Forex Perú. Aunque labora en un horario de oficina, disfruta mucho el dinamismo del mercado en que se desenvuelve, la comodidad de su ambiente de trabajo y la constante comunicación entre colaboradores. “El trato con los clientes hace más especial nuestra jornada diaria. Cada uno es completamente distinto al anterior”, señala. Marco, de 27 años, ha enfocado sus conocimientos y experiencias previas en alcanzar las metas empresariales que él mismo se ha propues-
La creatividad y la innovación son aspectos que caracterizan a este grupo generacional, así como su facilidad de aprendizaje. Se preocupan mucho por su vida personal y pueden cambiar rápidamente de lugar de trabajo si no les satisface a plenitud.
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to. Como parte de su trabajo en el área comercial, mantiene una constante comunicación con los clientes de la compañía. “A veces apoyo a mis colegas a atender algunos clientes suyos, como parte del compañerismo que está presente en todos y que beneficia a nuestra empresa”. Para los ejecutivos de hoy, el ámbito personal es una prioridad, ya que resulta más productivo a futuro. “Soy egresado de Administración de Empresas. Si bien ya terminé la carrera, debo actualizar constantemente mis conocimientos con algunos cursos. Debo equilibrar el tiempo que dispongo para los temas laborales y personales, ya que uno siempre beneficia al otro”. En un futuro cercano, Marco aspira a ocupar la jefatura de alguna de las plataformas comerciales de Forex Perú, a fin de liderar su propio equipo de trabajo. Así ayudará a otros colaboradores a mejorar sus procesos y podrán avanzar juntos para cumplir los objetivos que persigue la compañía. A largo plazo espera incursionar como empresario y emprender su negocio. Para Cáceres, el reto más importante de los millennials en los próximos años será convivir asertivamente con las generaciones anteriores a ellos, como los baby boomers. Asimismo, deberán aprender a manejar inteligentemente su marca personal y ser coherentes entre lo que piensan, dicen y hacen. Finalmente, tendrán que desarrollar su capacidad para identificar los aprendizajes de cada experiencia que atraviesen en su vida laboral.
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La incontinencia
urinaria Un serio problema muy común en el adulto mayor y, por ser muy frecuente, de ninguna manera es normal.
CARLOS SANDOVAL CÁCERES
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uchas veces creemos que algún problema común en el adulto mayor por el hecho de ser muy frecuente en esta etapa de la vida, hace que sea normal. Hace unas semanas en esta revista comentábamos que el dolor es muy frecuente en el adulto mayor pero que siempre se debía a alguna causa que lo produjera, Lo mismo sucede con la incontinencia urinaria. Veamos rápidamente tres historias.
LA HISTORIA DE AMELIA Amelia era una mujer de 75 años, enfermera jubilada, con 6 hijos, todos nacidos de parto normal, muy activa, dinámica y colaboradora. Comenzó a presentar algunos escapes de orina cuando se reía, tocia, estornudaba o levantaba peso. Eran escapes de orina muy pequeños y salían de manera involuntaria. Amelia comenzó a utilizar unos pañales delgados tipo toallas higiénicas. Acudió al médico quien le diagnóstico que presentaba un cuadro de incontinencia de estrés. LA HISTORIA DE PEDRO Pedro era un varón de 80 años, que sufría de Parkinson, desde hace
unos 8 años, y que llevaba bien controlada su enfermedad a base de medicamentos y terapias. De repente, comenzó a notar que mojaba su pantalón de orina sin que se diera cuenta y sin poder controlar. Era una gran cantidad de orina que mojaba gran parte del pantalón y lo curioso es que a veces no se daba cuenta en el momento que se orinaba. Acudió al médico y este le diagnosticó incontinencia urinaria de rebosamiento. LA HISTORIA DE MARÍA EUGENIA María Eugenia era una mujer de 65, activa que se dedicaba al comercio, y aun trabajaba, tenía una vida social muy activa. Su problema consistía en que cuando sentía la necesidad imperiosa de ir al baño a orinar, iba corriendo al baño, y justo ya en la puerta de entrada del baño, se le escapa una gran cantidad de orina. María Eugenia sí sentía la necesidad y sentía como se iba mojando la falda y que esta dejaba gran parte de su vestido. Acudió al médico y él le diagnosticó, incontinencia urinaria de urgencia LA HISTORIA DE CARLOS Carlos tenía 90 años, desde hace 5 años diagnosticado de Alzheimer, y desde hace dos meses comienzo a orinarse en la ropa y a no controlar
los esfínteres. Fue llevado por su hija al médico y este le diagnosticó incontinencia uriana funcional. Vemos en estas 4 historias, todas diferentes 4 tipos de incontinencia urinaria, la de estrés (también conocida como de esfuerzo), la de rebosamiento, la de urgencia y la funcional. Y es que cada una de estas 4 tipos de incontinencia se van a caracterizar por tener diferentes casusas de origen, diferentes cuadros clínicos y diferentes tratamientos. De manera que por un lado la incontinencia urinaria no es algo normal del envejecimiento y esta cuando se presenta debe de ser investigada sus causas, observar con detalle el cuadro clínico y proponer el tratamiento adecuado para cada una de ellas.
La incontinencia urinaria de estrés, se va a caracterizar porque se presenta generalmente en mujeres multípara, que han tenidos más de tres partos naturales (vaginales) y que a la hora del trabajo del parto pujaron mucho ocasionando una debilidad del piso pelviano, que con el tiempo, el peso, van a ocasionar este tipo de incontinencia que se caracteriza por la expulsión de pequeños volúmenes de orina. Su tratamiento dependiendo de la gravedad consiste en cremas vaginales indicadas por el médico e incluso la operación, en caso de que se llegue al prolapso vaginal. La incontinencia urinaria por rebosamiento, se va a caracterizar porque la persona tiene una vejiga neurogénica por lesión nerviosa
Muchas veces creemos que algún problema común en el adulto mayor por el hecho de ser muy frecuente en esta etapa de la vida, hace que sea normal. Hace unas semanas en esta revista comentábamos que el dolor es muy frecuente en el adulto mayor pero que siempre se debía a alguna causa que lo produjera, Lo mismo sucede con la incontinencia urinaria.
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que controla el tono muscular, y al no haber tono esta vejiga se expande y luego por el propio peso sale como rebalsando sin que el enfermo lo note. Se presenta en enfermos con vejiga neurogénica ocasionada por el Parkinson, la diabetes o lesiones de la medula espinal. Su tratamiento es general horarios para ir al baño y en los casos graves se termina usando sonda urinaria. La incontinencia urinaria por urgencia. La persona siente la sensación de ir al baño, pero cuando llega este le gana ocasionando expulsión de una gran cantidad de orina. Este caso se denomina vejiga irritativa, se puede presentar en personas con lesiones nerviosas centrales, secuela de infartos, uso de medicamentos etc. Su tratamiento es con medicamentos. La incontinencia urinaria funcional se va a caracterizar por que el aparato urinario está bueno, pero el problema es a otro nivel como el caso del enfermo de Alzheimer que el control voluntario esté perdido. El tratamiento consiste en crearle, al paciente, horarios para orinar o el uso del pañal La incontinencia urinaria no es normal, y muchas veces presentarlo lleva a depresión, la persona ya no desea salir de su casa pues piensa que se va a orinar, y puede llevarlo a la depresión.
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8 DOMINGO 11 DE OCTUBRE DE 2015
y s e l e t ó t s i Ar o e f o t i t a p el a La Cenicient . ra u t ra te li petirse en la os, por invisibles, de te re le e u s o fe hablem l patito realmen o E s n e e y a d , a ia m r a m c to u te is l E cluyen a humildosa m si la misma h nos narra caque descubren que esa inas de diamante que in telenovelas (no reconocida) de m una herederanos. países africa OTRAS
DISQUISICIONES Víctor Hurtado Oviedo
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l cisne camina como pato. Esta es una verdad inconcusa –lo que sea que sea “inconcusa”, y, ni citando todos los versos de Rubén Darío en pro del cisne, podrá él (el cisne) refutar que su elegancia se pierde en los deslices de la tierra. “Obviamente, han cambiado las condiciones objetivas”, alega el cisne en su defensa pues ha oído mucho a los sociólogos que van a hablar, solitarios, al borde del lago cuando se ponen románticos. Un romanticismo aquejado de sociología es como un bolero explicado con Power Point. Por supuesto, el cisne de hoy ya no es el de antiguo Modernismo, que se dejaba fotografiar en sonetos para que el aedo escribiese “cisnes unánimes” y “los abanicos de vuestras alas frescas”. Los tiempos cambian porque para eso están, y el cisne de hoy, el cisne pop moderno, se inclina ya más hacia la filosofía existencial y navega en el estanque como en un mar de dudas lanzándonos interrogaciones con el cuello. “Yo soy yo y mi circunstancia”, replican el cisne, Ortega y Gasset, con una sentencia que han hecho célebre estos dos o tres autores. Así pues, cuando sale del agua
y camina con la humildad de un pato, la tierra destrona al cisne como una revolución francesa tentada en demasía por el demasiado cuello del cisne. Sobre el agua, el cisne es un ser superficial. Al mirarse de frente, dos cisnes son una lira de plumas. En el otro extremo del lago redondo habitan los patos, quienes son la clase media del estanque. Los patos son gente sin grandes pretensiones, cuando nadan no hacen olas, y desean que sus hijos vuelen mejor que ellos. Pese a todo, de los patos suelen emerger los mayores talentos de las ciencias y las artes de entre las aves. Hasta en la literatura, de los patos salen
las mejores plumas. Lo que disgusta a los patos es el cuento El patito feo, de Andersen, pues el despreciado patito resulta ser un cisne que, al crecer, humilla a los patos con su hermosura. “Vemos moverse a
los cisnes y podemos jurar que están conscientes del poder de su belleza, como si vivieran para hacernos sentir humildes”, dice la periodista científica Natalie Angier en su libro El canon(cap. VI). El tema de El patito feo suele repetirse en la literatura. La Cenicienta nos narra casi la misma historia, y no hablemos, por invisibles, de telenovelas que descubren que esa humildosa mucama es realmente una heredera (no reconocida) de minas de diamante que incluyen a países africanos. En el fondo de tales sorpresas está el conocimiento propio o ajeno de la identidad. Edipo sabe
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quién es cuando le revelan que ha matado a su padre. El patito feo se conoce por igualdad cuando ve otros cisnes; Cocorí se conoce por contraste cuando ve gente blancas. Por una cicatriz, su nodriza reconoce a Ulises; por unas heridas, Tomás reconoce a Jesús. Los griegos llamaron anagnórisis ese reconocimiento-sorpresa, y Aristóteles lo explica con espléndida manía de filósofo en su Poética (cap. III). Lo que no añadió es que no hace falta una peripecia asaz dramática para saber quiénes somos: basta con estar a punto de cometer una injusticia.
Lo que disgusta a los patos es el cuento El patito feo, de Andersen, pues el despreciado patito resulta ser un cisne que, al crecer, humilla a los patos con su hermosura. “Vemos moverse a los cisnes y podemos jurar que están conscientes del poder de su belleza, como si vivieran para hacernos sentir humildes”, dice la periodista científica Natalie Angier en su libro El canon (cap. VI).