La Revista - 14 Junio 2015

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diarioUNO.pe AÑO: 2 Nº 70 EDITOR: PACO MORENO

DOMINGO 14 DE JUNIO DE 2015

Diferencias con Evo y Correa en minería Iván Lanegra pone el ojo en un tema crucial de tres gobiernos y explica por qué Humala no pudo ser un neoextractivista

HISTORIA

Aquellos tiempos festejábamos al Perú campeón

Hoy nos vemos las caras con Brasil

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Antes de Bagua,

el Putumayo

Una revisión de los crímenes del Putumayo a propósito de los seis años del Baguazo MIGUEL RUIZ EFFIO

E

l 21 de octubre del 2009, el historiador Antonio Zapata explicaba en su columna de un diario local una de las razones por las que los nativos de la zona se habían opuesto a las medidas, adoptadas por el segundo gobierno de Alan García, que desencadenaron la serie de eventos conocidos luego como «Baguazo». «No se trata —decía Zapata— de una oposición irracional que condene la zona al atraso, sino de la negativa a aceptar actividades económicas devastadoras del bosque y de los seres humanos. Para comprender a los amazónicos es preciso conocer su historia y los dramas que los han acompañado. Por ejemplo, (la explotación de) el caucho». Aunque existen al menos dos calles con su nombre en las provincias de Maynas y Alto Amazonas, poco se recuerda entre las nuevas generaciones la trayectoria de Julio César Arana, llamado El barón del caucho y El socio de Dios. Arana fue el principal protagonista del peor genocidio que se recuerde en los años republicanos. Julio César Arana tuvo una infancia sencilla: creció vendiendo sombreros en Rioja y muy joven se trasladó a Iquitos, donde se dedicó a apertrechar a los caucheros, lo que le permitió amasar una pequeña fortuna. Hacia 1903 era el principal comerciante de la Amazonía. Mientras entablaba intensas disputas con los caucheros colombianos fundó la sociedad J. C. Arana y Hnos. (conocida como La Casa Arana), mediante la cual se adueñó de manera legal o por la fuerza de extensos territorios de la selva donde estableció un cruel sistema de recolección del caucho, que era conocido desde

JULIO CÉSAR ARANA TUVO UNA INFANCIA SENCILLA: creció vendiendo sombreros en Rioja y muy joven se trasladó a Iquitos, donde se dedicó a apertrechar a los caucheros, lo que le permitió amasar una pequeña fortuna.

finales del siglo XIX como el oro negro. La industrialización en Europa y los Estados Unidos había convertido al caucho en materia prima fundamental del maquinismo, por lo que su precio en el mercado subió y permitió el enriquecimiento de los caucheros peruanos y bolivianos y el apogeo de ciudades de la Amazonía como Manaos e Iquitos. Arana toleró un sistema de

explotación que reclutaba indios huitotos, andoques, boras y nonuyas, a quienes se les ofrecía mercancías que despertaban su curiosidad pero que terminaban siendo inútiles para su vida diaria. Como contraprestación se les solicitaba recolectar una cuota de látex que alcanzó niveles de desproporción nunca antes vistos: los indios eran castigados, torturados y asesinados si no llegaban a las cuotas o eran obligados a presenciar el maltrato y ejecución de sus familiares. La región del Putumayo —y específicamente La Chorrera— se convirtió en símbolo de la barbarie de los caucheros, quienes desaparecieron a más de

30,000 indígenas, en estimaciones de Sir Roger Casement, y la etnia huitoto iba a la extinción. Arana inauguró agencias en Londres y Nueva York, sustituyendo la sociedad primigenia por la flamante Peruvian Amazon Company, constituida con capitales ingleses en 1907, en Londres. El joven ingeniero Walter Hardenburg presenció, durante su paso por el Putumayo en 1908, el régimen de esclavitud que se había instaurado en la Amazonía por parte de los caucheros y especialmente por la Peruvian Amazon Company de Julio C. Arana. El diario londinense Truth publicó, en 1909, un detallado testimonio de Hardenburg titulado «El paraíso del diablo», donde describe la barbarie de la que fue testigo. Arana contaba con capitales ingleses y el gobierno británico envió al cónsul inglés en Río de Janeiro, Sir Roger Casement, para realizar investigaciones sobre lo que se conocía como “Crímenes del Putumayo». Casement arribó a Iquitos en 1910 y lo que presenció y narró en el Libro Azul Británico superó todo lo que hasta entonces se había podido imaginar y fue el inicio de la caída de Arana, cuyo destino arrastró a toda la actividad económica ligada al caucho en el Perú. (Continuará).

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HUMOR INGLÉS…

El de las 5 …en punto

Brasieres al tacho. Congresistas posan desnudas Dante Meza Cárdenas

A

raíz del reciente desnudo en la revista Zhojo, de esa linda y lozana gacela conocida como Tigresa del Oriente, varias mujeres públicas, que no es insulto, han manifestado su interés en posar tal como vinieron al mundo. ¡Oh! cruel destino: aún no se veía el desastre a lontananza. Pero reconocemos que todo ese mundo del glamour, del desplante y la mirada metafísica absorta en lo infinito, lo abrió ella, que conquistó en una pestañada bambi a los editores, contumaces onanistas que se rindieron ante sus exuberantes e inmarchitables piernas, envidia de las tilsas y las milet. Hasta las palabras se declaran en huelga, y cuesta hallar una que describa con precisión la redondez de sus senos, que aunque un poco horadados por surcos inexplicables, tal vez momentáneos, demuestran que Dios y Matusalén existen. Observar sus glúteos o nalgatorio, para otros, es deslizarse subrepticiamente por las alamedas del cielo, del nirvana, vamos; no pidiendo nada más al Señor que seguir pegoteado a esta insustituible Zhojos, revista cultural con tiraje ilimitado y distribución planetaria. Incluso se vende en Tía María, donde los agricultores dejan la fruta y las lentejas podridas para regodearse con ella. Pero, como dicen los epígonos de Cervantes, nuestra compatriota, es acusada, producto de la envidia indudablemente, de ser apoyada por el sionismo internacional, luego de desbarrar su tema “Israel, Israel que bonito es Israel”. Aunque lo medular, y vital es que nuestras políticas, que no son ‘snob’, por cierto, se quitan las bombachas y a posar se ha dicho. Ahí está la Martha, esa dulzura hecha mujer; la Meche, una ternura andante; la Rosa, Miss Carisma internacional; la Lourdes, Miss Simpatía y la Cuculí, prueba viviente de la feminidad femenina, valga la inútil redundancia. Todas ellas, dejan las carteras Vuitton y las tarjetas Visa Platínum para regalarnos lo que todos estábamos esperando: la exhibición de sus inmaculadas epidermis sin HD con limones Pentium Uno a través de Zhojos.


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CÉSAR AUGUSTO DÁVILA PERRO MUNDO

La verdad en torno a estos caballeros de avería, solventados nada menos que por la más fina nobleza europea y algunos señorones asiáticos

C

uando alguien trate de contarle una de piratas, déle bola y, además, créale, pues lo más probable es que el narrador se quede cortina en su patraña. Sucede, que casi nadie sabe la gran verdad en torno a estos caballeros de avería, solventados nada menos que por la más fina nobleza europea y algunos señorones asiáticos, que se dedicaban a ordenar el desvalije de cuanto navío se atreviera a cruzar en cualquier dirección los siete mares de este (perro) mundo. A veces la eficiencia de sus tropelías, los convertía en caballeros o “sires”, como solía decirse en las viejas cortes francesas y Made in England, que eran algo así como las empresas emblemáticas de estos malhechores de buena cuna. Y eso, no solo valió para Francis Drake, o el pata Morgan, cuya descendencia relumbra hasta hoy, en las international financies. Muchas solventes casas de banca y negociazos, más bien faenones, de la estirada Europa, tuvieron sus orígenes en estos choros de alto combo, que no eran más que el brazo armado de duques, condes y marqueses, que fletaban sus embarcaciones y financiaban el armamento que por entonces estaba de última moda, mi estimado. En cuanto a las tripulaciones, éstas eran reclutadas en los peores burdeles y las más terribles borracherías de cualquier puerto. A veces, se convencía a los futuros piratas, empleando algo de vil metal y unos cuantos rones, y en otras ocasiones, se les anestesiaba de un sabroso garrotazo en la mitra que potenciaba los efectos del trago y ya, si el cliente reaccionaba en alta mar, se le explicaba el asunto en poco y concluyente floro y tú verás lo que haces. Luego, cualquier discrepancia al respecto, se resolvía mediante un espectacular salto de ángel por encima de la borda, a empujón de sable, rumbo a la merienda de hambrientos tiburones que nunca han faltado por esos océanos del Señor, my broder. Pero del saque, el emprendimiento piratesco, se iniciaba mediante el “Doc” de algún noble potentado

Piratas de los siete mares

de este (perro) mundo

de Francia, Inglaterra, Portugal, Holanda y siguen firmas. Este lacayo “first class”, convocaba a un “Capitán de Fortuna” y, claro, a nombre de su elegante amo, proponía el negocio, que solía representar una importante inversión, ya que los barcos jamás han sido gratis y los cañones y trabucos, mucho menos. La cuestión solía entenderse como un negocio cualquiera, si bien implicaba la posible pérdida de un ojo, una pierna, o quizás la pelleja entera, a cambio de, digamos, un veinte por ciento del botín total, entendiéndose que el ochenta, sería para el inversionista, sin dudas ni murmuraciones. Como es fácil comprender, los piratas –rankeados o amateurs– no eran ningunos caídos del catre y desde que escuchaban tamaño chamullo, empezaban a cranear un elegante “paleo” y los consiguientes cien años de perdón que implica chorear a cualquier choro, por muy hidalgo de la Gran Bretaña que éste se proclamara. Así nacieron las famosas caletas de Isla Tortuga, La Martinica, y otros espacios precursores de Gran Caymán, Islas Vírgenes, la Swiss Bank, las cochambas de Ciudad de El Cabo y otros paraísos del encalete que ahorita están de moda, aunque ya

no son tan secretos, ni inviolables, salvo Singapur, Macao, Hong Kong y otros que bien conoce el “enfermito indultable” Fujirrata. Entonces pues y por ejemplo, casi todo el oro estraperlado por los españoles en nuestras tierras, en tiempos de la Colonia, iba a parar a manos de los piratas ingleses que esperaban a las gloriosas naves de Su Majestad hispánica en alta mar, para desplumarlas a cañonazo limpio, con remate de abordaje, pata de palo y mano de gancho, mi estimado. Luego, venía el segundo número del programa, o sea, un rápido inventario de aquello tan bravamente choreado y la decisión

del rumbo a tomar, para esconder “el pele” que Emilio Salgari primero y Hollywood después, dieron en llamar “El Tesoro del Pirata”, para que no te la pierdas, compadre. Tesoro dudoso, oiga usted, porque si bien el pirata mayor –del barco, porque el otro, el del vento, estaba en Buckingham o Versalles, bailando mariconada y media, entre venias, minuets, cuadrillas y contradanzas–, se daba maña para usar en el entierro de su “paleo” a rehenes del barco asaltado, que luego eran asesinados y puestos a dormir eternamente con el botín y lo más probable es que ni el mismo Diablo volviera a verlos, pues como

Como es fácil comprender, los piratas –rankeados o amateurs– no eran ningunos caídos del catre y desde que escuchaban tamaño chamullo, empezaban a cranear un elegante “paleo” y los consiguientes cien años de perdón que implica chorear a cualquier choro, por muy hidalgo de la Gran Bretaña que éste se proclamara.

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dice el viejo valsario que cantaban mi compadre “Taminiki” Loli y el zambo Varillas: “en vida vi y nunca he podido regresar”. Pues para que ustedes se enteren, quienes aprovechan el poder político para saquear a sus respectivos pueblos, muy pocas veces logran disfrutar de lo robado. Y no es que la justicia de este mundo, los alcance, sino que los bancos de cualquier parte, terminan levantándolos en peso mediante variadas artimañas y crean lo que crean las hordas incontenibles del bobonaje, que suelen festejar a los neo piratas y hasta votan por ellos en las reelecciones. Ahí tenemos la historia de Ferdinand Marcos –posible antepasado del enano Tripedo– Juan Domingo Perón, Manuel Antonio Noriega, el Sha de Irán, Rafael Leonidas Trujillo, y Vladimiro Montesinos, entre otros gallos oportunamente desplumados, por las más respetables instituciones bancarias, como se dice en fino. Recordemos que precisamente el “Doc” Montesinos, cuando andaba dizque escondido en Hato PiñeiroVenezuela, donde lo ampayó en jugada clarividente “Agatha Lys”, mandó un falso aliado al Security Pacific Bank, de Miami Flo., pretendiendo sacar de dicha caja negra, algo así como 32 millones de verdes cocos, para aquello de sus gastos menudos, que le dicen. Esta simpática solicitud, iba acompañada de una carta, mediante la cual, el expoderoso asesor del “Chino Inocente”, amenazaba al Gerente bancario con “acciones sumamente violentas”, a cargo de un supuesto “ejército de cinco mil hombres”, que para entonces, solo existía en su afiebrada imaginación. La respuesta, no pudo ser más contundente. El “Pacific” llamó al FBI, entidad que mediante “persuasivos modales”, negoció con el “mensajero”, que terminó dando la exacta ubicación de tan pintoresco pedilón, cliente al fin, facilitando así su captura por encima de avionetas, veleros y otras gracias proporcionadas por Don Dionisio (que hoy se proclama socialista, quitándole el campeonato del humor al maestro “Sofocleto”) y otros importantes examigos del más cachoso prófugo de los últimos tiempos. Vemos pues, que los piratas siguen existiendo, aunque ahora no usan parche en el ojo, ni loro parlanchín sobre cualquier hombro. Y conforme ya comprobaron algunos sátrapas envueltos en la avasallante “primavera árabe”, el primer “aviso del destino”, es la congelación de fondos, luego viene el embargo y más adelante, nadie sabe, porque tratándose de pirateo, ayer, hoy y mañana, banco otorongo, si come otorongo y desde luego…¡Buen provecho! Como diría carcajeándose el viejo y cochinero Diablo, que monta guardia permanente en diversas bóvedas bancarias. ¡Si lo sabrá este modesto escribidor!


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4 DOMINGO 14 DE JUNIO DE 2015 El presidente Ollanta Humala, a raíz del conflicto minero en Islay, Arequipa, ha vuelto a recordar su agenda de reforma para construir “una nueva minería”. Pero dichas palabras han sonado añejas y poco creíbles. IVÁN LANEGRA* OJO PÚBLICO

¿

Por qué Humala faltó a sus promesas electorales respecto a la industria extractiva? En esta columna Lanegra ensaya los motivos que generaron el cambio en el presidente del Perú. Sostiene que Humala intentó implementar al inicio algunas reformas que habrían encajado dentro del neoextractivismo, pero que luego no supo -o no pudo- enfrentar la desaceleración económica global y la debilidad institucional. “¿Qué es más importante, el agua o el oro?”. La pregunta la hizo Ollanta Humala, en un mitin en Bambamarca, en la región de Cajamarca, durante la campaña electoral del 2011. “¡El agua!”, respondió a coro la multitud presente. “Yo me comprometo a respetar la voluntad de Bambamarca”, sentenció el entonces candidato presidencial del Perú. Luego lanzó un mensaje similar en Islay, Arequipa. Pero ya en el gobierno, el líder nacionalista ha asumido la defensa activa de los proyectos extractivos y ha atacado –directamente o mediante sus ministros– a los que protestan llamándolos “antimineros”. Los acusa de querer poner fin a la minería en el Perú. ¿Era viable un rumbo alterno? ¿Existían incentivos y presiones suficientes para dar un giro en las políticas de promoción minera, petrolera y gasífera? Dichas preguntas no son privativas de nuestro país. Rafael Correa, en Ecuador y Evo Morales, en Bolivia, han enfrentado dilemas similares. La respuesta de sus gobiernos ha sido combinar la continuidad de las políticas de promoción de las actividades mineras e hidrocarburíferas con un discurso que reivindica la agenda ambiental e indígena. Pachamama, sumak-kawsay –buen vivir–, derechos de la tierra, son términos que han sido incorporados incluso en el nivel constitucional. La salida para esta aparente contradicción –y tensión– ha sido la expansión de las políticas sociales, financiadas mediante una participación mayor del Estado en la distribución renta de los sectores extractivos. El uruguayo Eduardo Gudynas ha acuñado un término para este modelo: neoextractivismo. Morales y Correa, cuyas políticas pueden ser calificadas de neoextractivistas, han logrado altos niveles de aprobación y conseguido apoyos sociales importantes. Esto les ha permitido continuar en el po-

Humala:

El neoextractivista que der, derrotando a diversos opositores políticos, incluyendo a antiguos aliados que abogan por reducir al mínimo el peso de la minería y de los hidrocarburos en la economía. A esta posición Gudynas la llama postextractivista. No parece difícil explicar por qué el gobierno de Ollanta Humala no siguió este último camino. Pero, ¿por qué no siguió la ruta del neo-extractivismo? Mi hipótesis es que sí quiso. Es lo que denominó “crecimiento con inclusión”. Pero no pudo –o no supo cómo– concretar su propuesta. ¿Por qué? Desde luego la primera parte de la fórmula implicaba alentar la minería. Ollanta Humala llegó al poder en la etapa final del boom de precios de los minerales e hidrocarburos. Esta situación le facilitó al Perú alcanzar cifras de crecimiento entre las más altas de la región –e incluso del mundo–. Esto permitió un aumento significativo de los ingresos estatales así como una reducción importante de la pobreza. En agosto de 2011 era posible plantear reformas orienta-

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No es que nuestros vecinos no enfrenten conflictos y tensiones. Solo que los encaran con mayores fortalezas políticas. Sea en su esfera estatal o en la presidencial-gubernamental-partidaria.

e no fue das a captar una porción mayor de la renta minera, extender el ámbito de acción de las políticas sociales, así como generar un discurso favorable a la sostenibilidad y a la diversidad cultural y étnica. Y de hecho lo intentó. A este período inicial pertenece la negociación que realizó el gobierno para poder imponer mayores tributos a la actividad minera. Esta medida estaba incluida en la Hoja de Ruta, la propuesta moderada de reforma socioeconómica utilizada en la última etapa de la última campaña presidencial. En setiembre de 2011, aprueba tres leyes al respecto: la Ley de Regalías Mineras, la que estableció el marco legal del gravamen especial a la minería, y creó el impuesto especial a la minería. “Esto va a permitir al Estado contar con más recursos, los que serán empleados en temas de infraestructura en las zonas más pobres del país. Será una forma de llevar la inclusión social a tu casa”, declaró en ese momento Humala. Por otro lado, el Ministerio de

Inclusión Social (Midis) se creó a fines de octubre del 2011 y a inicios de setiembre el ejecutivo promulgó la Ley de Consulta Previa, y en abril de 2012 dictó el reglamento de esta última norma. El conflicto por el proyecto minero Conga (Cajamarca) hizo explícito el apoyo del nuevo gobierno a la promoción de las inversiones mineras: “El proyecto Conga es importante para el Perú porque le va a permitir realizar la gran transformación y la inclusión social que prometimos al pueblo peruano. El agua y el oro”, declaró el Presidente. Sin duda, era un mensaje neoextractivista: Humala anunciaba en abril de 2012 reformas en las instituciones ambientales para contar con una “nueva minería”. Sin embargo, en todas estas esferas aparecieron rápidamente los límites a la propuesta presidencial. Al estar la actividad extractiva básicamente en manos privadas, no contó con la opción de obtener más rentas por vía de una empresa estatal. No tenemos nada parecido al Codelco chileno ni a Ecopetrol de Colombia. El fortalecimiento de la empresa estatal PetroPerú –simbólico además por su relación con el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado– nunca despegó. No obstante, la situación de la hacienda pública era aún lo suficientemente buena como para hacer posible una propuesta de mejora y

expansión de las políticas sociales. El Midis fue la parte visible del segundo componente de la estrategia. Y logró importantes avances. De hecho, ha sido de forma sostenida el área mejor evaluada por la ciudadanía y una de las claves de la alta aprobación de que dispuso Ollanta Humala hasta abril de 2013. Por su lado, la consulta previa culminó su reglamentación en abril de 2012, y la nueva entidad evaluadora ambiental –el Servicio Nacional de Certificación Ambiental– fue creado a fines de 2012, mientras que a inicios de 2013 se dictó una nueva ley que fortalecía la fiscalización ambiental. El cambio definitivo en el presidente Humala vino con las primeras señales de la desaceleración económica. Las alarmas vinieron desde la economía global. En este escenario, el gobierno peruano optó por impulsar las inversiones mineras, incluso al costo de flexibilizar las exigencias ambientales y sociales. Dichos requisitos son ahora calificados de tramitología, es decir, requisitos innecesarios que solo sirven para trabar la inversión. A esto se han sumado prácticas orientadas a evadir la consulta previa en la minería. La aprobación presidencial empezó a caer, llegando, según una reciente encuesta nacional urbana de GfK, a 16%, un tercio de los niveles de inicios de 2013. Nuestros vecinos dependientes de los minerales y los hidrocarburos han pasado por las mismas dificultades. Sin embargo en las elecciones en Bolivia (2014), Ecuador (2013), Brasil (2014) y Colombia (2014) los presidentes en funciones ganaron las elecciones. Solo en Chile perdió el partido gobernante ¿Cuál es la diferencia? Una primera explicación es que además de no contar con los niveles de extracción de la renta minera e hidrocarburífera de sus vecinos, el Perú es –como ha afirmado Steven Levistky – el país más tacaño de la región: el gasto social solo representa el 8% del PBI. En

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Chile, Colombia, Bolivia y Ecuador, más de la mitad de los pobres reciben transferencias directas –como Juntos–. ¿En el Perú? Apenas un cuarto. Para obtener una mayor renta, ampliar los programas sociales y también para manejar los conflictos que las actividades extractivas generan en el territorio, son necesarios dos factores: liderazgo gubernamental y capacidad estatal. El primer factor depende tanto de las capacidades personales del Presidente, del equipo de gobierno, como de la fortaleza de la organización política oficialista y de las alianzas que construye. Lo segundo, de la fortaleza de la burocracia, del alcance de las políticas públicas y de la legitimidad y confianza que genera el Estado. Mientras que el liderazgo es un factor clave en Bolivia y en Ecuador, las capacidades estatales son muy importantes en Colombia y Chile. En el Perú, en cambio, ambos factores lucen más débiles. Esto no solo explicaría la incapacidad de generar una política neo-extractivista, sino también las dificultades para manejar los conflictos que originan las políticas extractivas que impulsa. El caso chileno –y en buena medida el colombiano– es un ejemplo de la importancia de una institucionalidad sólida para mitigar los efectos perversos que pueden producir los enormes ingresos que genera la actividad minera. No es que nuestros vecinos no enfrenten conflictos y tensiones. Solo que los encaran con mayores fortalezas políticas. Sea en su esfera estatal o en la presidencial-gubernamental-partidaria. O en ambas. Aquí, en cambio, ambas esferas son más limitadas. Los malos resultados políticos que esto genera –expresados en la bajísima aprobación presidencial– pueden agravar aún más dichas debilidades. Desde luego este artículo no constituye una defensa del neo-extractivismo. Lo que busca es intentar entender por qué dicho programa no se concretó en el Perú. Esto nos permitirá extraer lecciones útiles para cualquier política con relación a los recursos naturales en el Perú. El Presidente Ollanta Humala, a raíz del conflicto minero en Islay, Arequipa, ha vuelto a recordar su agenda de reforma para construir “una nueva minería”. Pero dichas palabras han sonado añejas y poco creíbles. De lo “neo” quedó muy poco.

*Iván Lanegra. Abogado. Ha sido viceministro de Interculturalidad del Ministerio de Cultura de Perú. Actualmente se desempeña como Adjunto para asuntos ambientales, servicios públicos y pueblos indígenas de la Defensoría del Pueblo.


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6 DOMINGO 14 DE JUNIO DE 2015 VÍCTOR LIZA

V

erano de 1939. Gobernaba el Perú el general Óscar Benavides y el fútbol peruano se había puesto los pantalones largos 12 años atrás, cuando fue sede del Campeonato Sudamericano de Fútbol. El mundial de 1930 en Uruguay sería un punto de inflexión. Pese a no pasar la primera fase en su grupo tras perder con Rumania y los dueños de casa, aparecía la primera gran generación de futbolistas, liderada por Alejandro Villanueva, el gran “Manguera”, de Alianza Lima; Teodoro “Lolo” Fernández de Universitario de Deportes; y Jorge “Campolo” Alcalde del Sport Boys del Callao. Aunque estos dos últimos no jugaron la primera Copa del Mundo, serían protagonistas del fútbol peruano y sudamericano en esa década del 30. En 1935 Perú quedó tercero en el Sudamericano de Lima, debajo de Argentina y Uruguay y superando a Chile. Ante la negativa de los equipos rioplatenses de representar al continente en el torneo de fútbol de las olimpiadas de Berlín del año entrante, la “blanquirroja” fue la designada para el reto. En el debut, Perú aplastó a Finlandia siete a tres. En la siguiente ronda venció a Austria cuatro a dos tras ir perdiendo; pero este último partido fue anulado por la FIFA, por invasión de la cancha de supuestos vándalos peruanos, y se ordenó que se repita. Esto fue rechazado por el presidente de la delegación nacional, Claudio Martínez, quien dispuso el retiro de la misma de la capital germana. Al regresar al Callao, fueron recibidos como campeones. Para el Sudamericano de 1939, que se realizaría en Lima, la Federación de entonces contrató al inglés Jack Greenwell, que conocedor de la vida bohemia que llevaba “Manguera”, decidió no convocarlo para asegurar la disciplina en el combinado nacional. El domingo 15 de enero, Perú salía a la cancha del antiguo Estadio Nacional, cuyas tribunas de madera fueron a parar al estadio Lolo Fernández, que Universitario usó por años para jugar de local hasta cuando inauguró el Monumental. Antes de eso, Paraguay había goleado a Chile 5-1. El rival era Ecuador, que hacía su debut en torneos sudamericanos. Los peruanos aprovecharon su mayor experiencia. “Lolo” abrió la cuenta apenas a los seis minutos. “Campolo” puso el segundo y “Lolo” reapareció con el tercero. En el segundo tiempo los ecuatorianos descontaron, pero otra vez “Lolo” y “Campolo” ampliaron cifras. El resultado final fue de 5-2. Una semana después, Perú enfrentaba a su clásico rival: Chile. La laureada selección uruguaya hizo su debut dos horas antes, aplastando 6-0 a los entonces bisoños ecuatorianos. Esta vez Perú la tuvo más difícil,

Cuando Perú gritó campeón Dos historias de aquellas veces en la que Perú levantó la Copa América. Hoy juega contra Brasil en Chile.

porque el primer tiempo terminó empatado sin goles. Sin embargo, al minuto del complemento, “Lolo” abrió el marcador. Los chilenos empataron diez minutos después; pero otra vez “Lolo” y “Campolo, desnivelaron a favor de los dueños de casa. El domingo 29 de enero, Uruguay sufrió para batir a Chile por 3-2. Esto obligaba a Perú a ganar para mantener

la punta del certamen. En frente estaban los siempre bravos paraguayos. Pero el cuadro local impuso su ritmo y se fue 2-0 al descanso, gracias a los goles de “Lolo”. A 12 del final, “Campolo” puso cifras definitivas. El 5 de febrero, a Perú le tocaba descansar. Lideraba con 6 puntos, pero uruguayos y paraguayos tenían 4. Lo conveniente era que empataran. Al fi-

nal se impuso fue la “garra charrúa” y llegó en igualdad de puntos para la jornada final. El domingo 12 de febrero de 1939, ante decenas de miles de espectadores, la Selección peruana salió a la cancha con Honores en el arco; Arturo Fernández (hermano mayor de “Lolo”) y Chapel en la defensa; Tovar, Pasache y Castillo en el mediocampo; y en la

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ofensiva Teodoro Alcalde (hermano de “Campolo”), Víctor Bielich, “Lolo”, “Campolo” y Paredes. Apenas a los 7’, “Campolo” hizo estallar las tribunas del Nacional; y 10 antes del final del primer tiempo, “Pichín” Bielich amplió el marcador. Cuando todo parecía fiesta, el goleador uruguayo Porta puso el descuento 60 segundos antes del descanso. El


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Con 7 puntos, Perú dejó atrás a Chile con 3 y a Bolivia con 2, y pasó a las semifinales. El 29 de agosto, las Fuerzas Armadas anunciaron cambios .Abandono el poder Velasco y lo reemplazó Morales Bermúdez.La “blanquirroja” debía enfrentar nada menos que al tricampeóin del mundoBrasil en las semifinales, en partidos de ida y vuelta. El 30 de septiembre, Perú salió a la cancha del “Mineirao” de Belo Horizonte. A los 20, el “Loco” Enrique Casaretto abrió la cuenta. Batata empató en el segundo tiempo; pero un golazo de tiro libre de Cubillas, a 8’ del final, silenció el “Mineirao”. Seis minutos después Casaretto puso cifras definitivas, celebrando con el recordado “saltito” a ras de cancha. El 4 de octubre en Matute, todo fue al revés. El capitán Julio Meléndez, que pocos años antes brillara en Boca, la metió en propia puerta. Campos pondría el 2-0 en el segundo tiempo. Este resultado obligó a que se celebrara un sorteo. Dicen las malas lenguas que el entonces presidente de la Confederación, el peruano Teófilo Salinas, hizo congelar la bolilla con el nombre de Perú. Al día siguiente, el del sorteo, una niña sacó la bolilla peruana, luego de haber recibido la indicación de elegir la más fría. Perú llegó a la final frente a la sorprendente Colombia, que había dejado atrás nada menos a que a Uruguay en las semifinales, y cuyo único logro por esos años había sido clasificarse al mundial de 1962, eliminando precisamente a la “blanquirroja”. Ahora Colombia ya estaba aprendiendo. segundo tiempo fue tenso, con los “charrúas” arremetiendo como es su estilo. El pitazo final llegó sin que el marcador se moviera. Perú gritó campeón por primera vez en Sudamérica, al sumar 8 puntos, dejando atrás a Uruguay con 6, Paraguay con 4, Chile con 2, y Ecuador con cero. “Lolo” Fernández se coronó goleador con 7 tantos, dejando atrás a su compatriota “Campolo” y al uruguayo Severino Varela, que brilló en Boca Juniors, con 5. Según el historiador deportivo Jaime Pulgar Vidal, la victoria de la Selección fue considerada el primer logro del país y por primera vez se habló del orgullo de ser peruano. En la década del 60 comenzaría a mostrarse la evolución de nuestro balompié, gracias al impulso del deporte en las Grandes Unidades Escolares, que generó un semillero impresionante en todas las disciplinas. El pináculo de estas acciones, acompañadas del trabajo de divisiones menores fue la clasificación a México 1970, que se hizo más mítica al conseguirse ante la Argentina en la propia Bombonera de Boca. Sin embargo, para las eliminatorias para Alemania 1974, los chilenos pudieron más. Teófilo Cubillas, figura en el mundial anterior, no fue considerado en el partido decisivo ante los del sur.

Los campeonatos sudamericanos de fútbol habían dejado de disputarse hace ocho años. La Confederación Sudamericana decidió resucitarlos bajo el nombre de Copa América. Los tiempos habían cambiado y había más selecciones. Perú fue agrupado con Chile y Bolivia. Era una gran oportunidad para cobrarse la revancha de las eliminatorias de 1973. Bajo el mando de Marcos Calderón, la Selección peruana era realmente imponente: nombres como el de Cubillas, junto a Oswaldo “Cachito” Ramírez, el héroe de la Bombonera seis años atrás, Percy Rojas, Juan Carlos Oblitas, César Cueto y Hugo Sotil, que brillaba en el Barcelona de España. El 17 de julio de 1975, la “blanquirroja” debutó en el torneo visitando a los chilenos en el Estadio Nacional de Santiago, donde dos años antes la dictadura de Pinochet secuestró a opositores, torturándolos y matándolos. Crisosto puso en ventaja a la “Roja”, pero el “Trucha” Rojas empató el marcador. Diez días después Bolivia nos llevó a la altura de Oruro, pero “Cachito” nos dio una gran victoria de visita. Quedaban los partidos en Lima, ambos en la cancha de Matute. El 7 de agosto Perú batió a los bolivianos por 3-1 y derrotó a los chilenos por el mismo marcador el día 20, con un recordado gol de media chalaca de Oblitas.

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El 16 de octubre de 1975, Perú cayó 1-0 en El Campín de Bogotá. El 22, en el Nacional de Lima, nos cobramos la revancha al vencer 2-0, con goles de Oblitas y “Cachito”. Esto obligó a un tercer partido, que se disputó en el Estadio Olímpico de Caracas el 28 de octubre. Al “Cholo” Sotil no le importó una probable sanción del Barcelona y se compró su pasaje de avión para jugar el desempate, que definió con un gol suyo a los 25 minutos. Perú lograba su segunda corona sudamericana luego de 36 años.Hoy no estaremos en el mejor nivel pero nadie nos quita lo ganado y celebrado en 1939 y 1975.


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8 DOMINGO 14 DE JUNIO DE 2015 OTRAS

DISQUISICIONES Víctor Hurtado Oviedo

No nos tornamos viejos: los demás se vuelven jóvenes. Viajamos mirando el espejo retrovisor. Envejecemos cuando empezamos a cantarles a los otros con la voz de la experiencia.

Olvidemos la dehidroepiandrosterona

L

a edad de piedra es aquella de la que ya nunca nos movemos llegando a ella. Se aconseja que este parqueo etario se produzca a los 50 años, cuando empezamos a regalar los consejos que no quisimos recibir porque, a los 20 años, la vida es eterna. Nos gusta la frase de Menandro “Muere joven el elegido de los dioses” siempre que otro haya ganado esas elecciones. En tales asuntos, lo mejor es la cortesía: “Usted primero”. No nos tornamos viejos: los demás se vuelven jóvenes. Viajamos mirando el espejo retrovisor. Envejecemos cuando empezamos a cantarles a los otros con la voz de la experiencia. La experiencia es la película de nuestra vida que proyectamos a los otros cuando ni siquiera la hemos dirigido. Envejecemos cuando la madre naturaleza se cansa de esperarnos despierta. Envejecemos cuando nuestra edad se parece a cualquier canción “entonada” por Alejandro Fernández: no queremos oírla. El envejecimiento se parece a las funciones de cine: cuando creemos

que aún estamos a tiempo, la función ya ha empezado: así nos lo explica el médico Francisco Mora Teruel en su libro El sueño de la inmortalidad (p. 61). Francisco tiene el mal gusto profesional de contarnos la verdad y nos revela que la vejez se inicia alrededor de los 30 años, cuando nuestro organismo comienza a desorganizarse empezando con las hormonas (substancias que producimos para que se activen muchas funciones corporales). Desde los 30 años declina la producción de la hormona dehidroepiandrosterona (“antienvejecimiento”), cuyo nombre, de pronunciarlo, se llevaría nuestros mejores años de vida. “Dehidroepiandrosterona” parece el abecedario en desorden y el código Enigma en una sola palabra. “Dehidroepiandrosterona” es una palabra tan extensa que debemos plegarla para meterla en la memoria. Una conferencia sobre la dehidroepiandrosterona siempre empieza tarde: cuando terminan de anunciar el título.Por su número de letras, la dehidro-etc. es la novela rusa de las hormonas, y en periodismo se recomienda ponerla si falta mucho para completar un artículo.

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Mario Bunge tiene 96 años de edad;

él defiende una filosofía realista y exacta, opuesta al relativismo posmoderno. El doctor Mora Teruel añade que la disminución gradual de aquella hormona reduce la tasa del metabolismo basal, lo que ignoramos qué sea, pero asusta. Resulta que algo hay de cierto en un dictum, un dicho de los estoicos: empezamos a morir cuando nacemos. Don Francisco de Quevedo nos explicó bien aquella filosofía en los resignados sonetos de su Heráclito cristiano. La vida comienza a morir a los 30 años, pero renace cada día si tenemos motivos para acompañarla. Con 96 años, el gran filósofo Mario Bunge ha publicado su autobiografía, de memoria abrumadora. Bunge se retiró de su cátedra a los a 90 años. Cinco años después le preguntaron cómo se sentía, y respondió: “No tan bien como cuando tenía 90”. Jesús dijo: “Anda tú y haz lo mismo”.


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