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diarioUNO.pe AÑO: 2 Nº 71 EDITOR: PACO MORENO
DOMINGO 21 DE JUNIO DE 2015
Un ensayo calientito del embajador Oswaldo de Rivera que sacará ronchas entre los dogmáticos de ambos lados.
¿Qué es una nueva izquierda? Darín condena la actitud del ingeniero Bombita
CARLOS GERMÁN BELLI
“Cavilaciones del caminante”
Una mirada original sobre Mariátegui
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“Cavilaciones del caminante” Intenso compromiso con la vida en el poema de CARLOS GERMÁN BELLI.
SONIA LUZ CARRILLO
Desde la primera vez que escuché al autor leer este poema, me llamó poderosamente la atención. Y es que en “Cavilaciones del caminante” Carlos Germán Belli, uno de los más importantes poetas peruanos e hispanoamericanos del siglo XX, expone una inquietante y madura reflexión acerca de la fragilidad de la vida signada por la inevitabilidad de la muerte en un mundo sometido al acabamiento. Pero eso no es todo, invita, además, a pensar en las acciones cotidianas e inocentes que puede entrañar el mal a otros seres. Cavilación del caminante Diariamente camino siempre Por la faz del sublunar mundo Para preservar la salud, Y de preferencia en un parque Donde plantas y animalillos Viven codo con codo en paz; Y por allí feliz discurro Sin reparar que a unos seres, Justo como yo en plena vida, Involuntariamente piso.
Y a la verdad qué bien estoy, Aunque rápido asesinándolos A quienes acá abajo yacen A rastras entre suelo y cielo Sin poder esquivar la muerte Que les llega así de improviso Cuando alguien viene en dos zancadas Y con la suela del zapato Sin más ni más así deshace Cada mínimo hijo de Dios. He aquí la multitud de hormigas Que dan el suspiro postrero A causa de las mil pisadas Del caminante cotidiano En homicida convertido, No queriéndolo, no, sin duda; Mas tales son las circunstancias En que un gigante humano mata Al animalillo invisible E inerme ante el andar ajeno. Es el más inexplicable hecho, Y por añadidura absurdo, Que alguien por preservarse a fondo —¡Tal como yo cada mañana!— De un tajo la vida le siegue A aquel que nunca daña a nadie Ni a los imperceptibles seres; Que el firmamento entonces caiga, Igual que un castillo de naipes, Sobre mí un mal día. Así sea.
P
ublicado en El alternado paso de los hados (2006), desde el título se sugiere que este cavilar, este pensar profundamente, regirá el poema. Luego, en cuatro estrofas se irá exponiendo el discurrir de una conciencia ante hechos y existencias minúsculas, apenas perceptibles: plantas y animalillos. El hablante poético, en medio de un paseo rutinario y realizado para preservar su salud, repara que con cada paso involuntariamente ocasiona la desaparición de minúsculos habitantes terrestres que “viven codo a codo en paz”, hasta la irrupción del caminante que les produce la muerte sin tener ni voluntad ni conciencia de hacerlo. Así, cualquier acción humana es conectada con el todo de la vida. El bienestar de uno puede significar la destrucción de otros. Las hormigas aparecen humanizadas cuando se señala “He aquí la multitud de hormigas que dan el suspiro postrero”, además habla de “asesinato” y del poder de quien “sin más ni más así deshace / cada mínimo hijo de Dios”. Este ir sembrando la muerte es un hecho absurdo porque la víctima es aquel que “nunca daña a nadie” y se añade otro tema, el de la necesaria, inevitable, sanción para reparar la injusticia: “Que el firmamento entonces caiga,/ Igual que un castillo de naipes,/ Sobre mí un mal día. Así sea.” El hablante poético de “Cavilaciones de un caminante” enarbola un sentido de amorosa responsabilidad. Con la aparente simplicidad de quien narra un hecho rutinario, la mirada escruta lo diminuto y se constituye en potente alegato al valor de toda vida. Poesía que enseña a ver al trasluz de lo pequeño los grandes temas de todos los tiempos.
El hablante poético, en medio de un paseo rutinario y realizado para preservar su salud, repara que con cada paso involuntariamente ocasiona la desaparición de minúsculos habitantes terrestres que “viven codo a codo en paz”, hasta la irrupción del caminante que les produce la muerte sin tener ni voluntad ni conciencia de hacerlo.
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CÉSAR LÉVANO Director
El texto siguiente fue publicado en 1973 como prólogo a una respuesta de José Carlos Mariátegui a una encuesta de un Seminario de Cultura Peruana. El fundamental escrito mariateguiano había aparecido en mayo de 1929 en la revista “La Sierra”. Ese escrito permaneció ignorado hasta que lo revelé y publiqué con un proemio mío en un folleto que titulé: Acerca del carácter de la sociedad peruana.
E
l trabajo aquí reproducido es casi un inédito. No lo han citado los mediocres, cansinos y oportunistas glosadores de Mariátegui que se dicen, sin pudor, sus discípulos. No está incluido aún en repertorio bibliográfico tan extenso como el de Guillermo Rouillón. Tampoco figura en los veinte tomos de las Obras Completas impresas por Editorial Amauta (aunque se anuncia que aparecerá en la próxima edición de “Ideología y Política”). Sin embargo, se trata de uno de los textos políticos fundamentales del Mariátegui de la última etapa, el de la madurez rotunda. El escrito fue publicado en el número 29 (mayo de 1929) de “La Sierra”, revista que Guillermo Guevara publicó en los años veinte. Apareció como respuesta a una sección del cuestionario que un Seminario de Cultura Peruana sometió a Mariátegui. El Seminario estaba dirigido por Guevara e integrado, entre otros, por Atilio Sivirichi, Amadeo La Torre, Luis de Rodrigo como corresponsal en Puno y Guillermo Mercado, corresponsal en Arequipa. En una declaración oral, Guevara nos indicó que el mismo cuestionario fue remitido a diversos intelectuales de todo el país, y que solo Mariátegui respondió. Dos secciones no contestadas por éste se referían a Sierra y Selva. La naturaleza específica del Estado peruano, su particular base clasista, la interrelación entre imperialismo y “subdesarrollo nacional”, la dualidad económica en que el capitalismo cobra el lugar predominante: he ahí algunos de los temas aquí tratados con la originalidad y limpidez de un marxista creador, no de un mero repetidor de fórmulas. Para situar el texto en su momento dialéctico, hay que recordar que fue redactado en los días de la ruptura y combate ideológico contra el Apra naciente. Su escritura corresponde a los mismos días en que redactaba “Punto
Historia de un texto olvidado
de vista antiimperialista”. Mariátegui estaba empeñado en una titánica defensa del derecho del proletariado a poseer un partido de clase. Se oponía al intento hayista de entretener a la clase obrera en un frente único amorfo y sin principios, que agotaba en la demagogia “antiimperialista” todo su horizonte teórico. Mariátegui, que el año anterior había publicado los “Siete Ensayos” y fundado el Partido Socialista, el partido marxistaleninista peruano, orientaba y organizaba en esos días la creación de la CGTP. Periodo fecundo, de infatigable creación, ese en que se sitúan estas respuestas. En “Punto de vista antiimperialista” acaba de escribir: “¿Qué cosa puede oponer a la penetración capitalista las más demagógica pequeña burguesía? Nada, sino palabras. Nada, sino una temporal borrachera nacionalista. El asalto al poder por el antiimperialismo, como movimiento demagógico populista, si fuese posible, no representaría nunca la conquista del poder por las masas proletarias, por el socialismo”. Y más adelante: “¿Los intereses del capitalismo imperialista coinciden
necesaria y fatalmente en nuestros países con los intereses feudales y semifeudales de la clase terrateniente? (…) Ciertamente, el capitalismo imperialista utiliza el poder de la clase feudal, en tanto que la considera la clase políticamente dominante. Pero sus intereses económicos no son los mismos. (…) El capital financiero se sentirá más seguro si el poder está en manos de una clase social más numerosa, que, satisfaciendo ciertas reivindicaciones apremiosas y estorbando la orientación clasista de las masas, está en mejores condiciones que la vieja y odiada clase feudal de defender los intereses del capitalismo, de ser su
custodio y su ujier. La creación de la pequeña propiedad, la expropiación de los latifundios, la liquidación de los privilegios feudales, no son contrarios a los intereses del imperialismo, de un modo inmediato”. En Montevideo, en agosto de 1961, el acta de nacimiento de la “Alianza para el Progreso” iba a dar plena razón a estas palabras de 1929. En el texto que se va a leer, Mariátegui reafirma que para él la revolución antimperialista y antifeudal, y la revolución socialista no son fases separadas por una época histórica, no son compartimientos estancos. Forman parte de un proceso ininterrumpido y único,
Mariátegui estaba bien lejos de un “nacionalismo” de la doctrina. Como el Che, veía la revolución latinoamericana como un todo único dotado de particularidades nacionales. También en el proceso de la revolución mundial veía un todo único, en el que se fundían los procesos locales.
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que resuelve las contradicciones reales de cada momento sin perder de vista el objetivo socialista. En “Aniversario y Balance”, Mariátegui había escrito: “Capitalismo o Socialismo. Ese es el problema de nuestra época.” Sin duda que no se hubiera prestado a ningún tercerismo, a ninguna ambigüedad. Monsergas como las de “ni capitalismo, ni comunismo”, acuñadas por Haya de la Torre y Perón en los años cuarenta, solo hubieran suscitado su repulsa y su desprecio. Idea rica en resonancias actuales es la que se refiere al futuro de los fundos agroindustriales, donde, como se sabe, han surgido unas cooperativas en las que el egoísmo grupal cosecha dividendos. Marxista a carta cabal, Mariátegui había advertido, en marzo de 1929, en “Amauta”: “la cooperativa, dentro de un régimen de libre concurrencia, y aun con cierto favor del Estado, no es contraria, sino por el contrario útil, a las empresas capitalistas.” Conviene leer sus respuestas a la luz de esta reflexión. Estas páginas mariateguianas están cargadas de sugestiones para el examen histórico, político, económico y sociológico del problema de la revolución peruana, para el trazo de una estrategia y una táctica adecuada. No se agota allí su contenido. Mariátegui estaba bien lejos de un “nacionalismo” de la doctrina. Como el Che, veía la revolución latinoamericana como un todo único dotado de particularidades nacionales. También en el proceso de la revolución mundial veía un todo único, en el que se fundían los procesos locales. En “Lenin y Mariátegui en nuestro tiempo”, trabajo de quien esto escribe incluido en el libro “Lenin y Mariátegui” (Lima 1970), hemos esbozado algunas ideas sobre la forma cómo, en este y sus demás trabajos, Mariátegui pasa de lo internacional a lo nacional, y de lo nacional a lo internacional en un ir y venir incesante, incesantemente enriquecido. “Punto de vista antiimperialista” y la respuesta que tiene ante sí el lector son dos vigas maestras que sustentan y explican todo el arco del pensamiento mariateguiano. Por eso nos parece tan importante que se rescate del olvido casi total este texto que durante 45 años ha estado acumulando energía revolucionaria en las poco transitadas páginas de una revista.
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4 DOMINGO 21 DE JUNIO DE 2015 OSWALDO DE RIVERO
U
na nueva izquierda debe saber que la crisis actual no es una crisis terminal de todo el sistema capitalista porque no existe un solo capitalismo sino varias formas de capitalismo según como estén orientadas las economías de mercado.
En efecto, esta crisis fue provocada por el capitalismo neoliberal financiero estadounidense y también en parte europeo por haber orientado sus respectivas economías de mercado bajo la supremacía de la especulación financiera. Y es por esto, que los capitalismos de estado de China y Rusia, el capitalismo social escandinavo y el capitalismo manufacturero alemán no han sufrido los devastadores efectos que la tuvo en los Estados Unidos y Europa. Tampoco los sufrió el capitalismo subdesarrollado exportador de materias primas por estar ligado a un grandioso crecimiento del capitalismo chino que ahora se ha reducido. Otra característica de la crisis es que no ha causado la destrucción de la economía de mercado. Y esto debido a que el mercado es un instrumento económico inventado mucho antes de Jesucristo, quien vivió en una economía de mercado no capitalista, usando la moneda del César y también expulsando a los mercaderes que convirtieron al templo en un mercado. El mercado no puede suprimirse, como creyeron los comisarios soviéticos, aplicando una planificación central que terminó planificando la escasez. Tampoco se le puede dejar el mercado sin ninguna regulación como creyeron los glodfingers de Wall Street, Estos dos extremismos hicieron que el muro de Berlín se derrumbara por falta de mercado y que Wall Street colapsara por exceso de mercado. Frente a esta experiencia una nueva izquierda debe estar convencida de que la economía del mercado no es una invención capitalista y que hasta ahora no se han inventado nada que puede reemplazar el intercambio competitivo de bienes y servicios a través de la moneda. Por esto Rusia ha vuelto a la economía de mercado, Cuba quiere volver, China prospera como nunca dentro de ella y el Gobierno de Obama se distancia del dogma neoliberal de que el mercado se regula solo y trata hoy de regular Wall Street, imponiendo reglas y billonarias multas a los bancos que cometen fraudes contra el mercado. Una nueva izquierda debe apoyar entonces la economía de mercado, pero al hacerlo no debe cree ni por asomo que el mercado se puede regular por sí solo. Asimismo, dentro de un funcionamiento correcto
¿Qué es una nueva izqui Una nueva izquierda no debe importarle tanto que las empresas sean privadas o condiciones dignas de trabajo, paguen impuestos y no contaminen.
de una economía de mercado, una nueva izquierda no debe importarle tanto que las empresas sean privadas o públicas, sino que den condiciones dignas de trabajo, paguen impuestos y no contaminen. En cambio, sí debe importarle mucho las restricciones que el neoliberalismo mantiene contra la libre competencia que debe existir en todo economía de mercado, como son los monopolios, los carteles, la excesiva protección de la propiedad intelectual, las subvenciones a la agricultura, la industria y el proteccionismo comercial, restricciones que prueban que el neoliberalismo, no es otra cosa, que un “falso libera-
lismo.” Y así debe llamarlo. Adam Smith, el santo patrón del liberalismo, jamás hubiera comprendido por qué los capitales pueden circular y competir globalmente pero no el otro factor de la producción, los trabajadores. Para estos no hay liberalismo, sino severas leyes de inmigración. Asimismo no entendería por qué el neoliberalismo permite políticas contra la libre competencia como son el rescate billonario de banqueros quebrados y las enormes subvenciones que los países industrializados dan a sus agricultores e industriales. Y qué no decir de la sorpresa que
se llevaría Adam Smith al enterarse que después de más de tres décadas de reinado neoliberal, casi el 60% del comercio internacional de mercaderías no es libre sino un comercio administrado por 38 mil empresas trasnacionales con sus 250 mil subsidiarias donde proliferan las prácticas comerciales restrictivas contra la libre competencia de terceros. Todas estas políticas y prácticas, que restringen la libertad del mercado prueban que el neoliberalismo debería llamarse “falso liberalismo”, y que la izquierda tradicional que critica furiosamente la libertad del mercado está equivocada porque no
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puede criticar una libertad que casi no existe. En vez de criticar el libre mercado, una nueva izquierda debe exigir una verdadera libertad de mercado, reclamando que el trabajo circulen globalmente como el capital, que cesen los monopolios, los carteles, el proteccionismo, las subvenciones, y las prácticas comerciales restrictivas entre las transnacionales y sus subsidiarias. Una nueva izquierda debe estar consciente todo el tiempo que 30 años de falso liberalismo ha creado en el mundo un abismo social, que la crisis del capitalismo neoliberal no ha impedido el incremento fabuloso de las fortunas que ahora se concentran en muy pocas mano. Un reciente estudio de la ONG británica Oxfam concluye en que
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En vez de criticar el libre mercado, una nueva izquierda debe exigir una verdadera libertad de mercado, reclamando que el trabajo circule globalmente como el capital, que cesen los monopolios, los carteles, el proteccionismo, las subvenciones, y las prácticas comerciales restrictivas entre las transnacionales y sus subsidiarias.
ierda?
públicas, sino que den en el año 2016 el 1% de la población mundial dispondrá de más de la mitad del total de ingresos generados en el mundo. También, el renombrado economista Thomas Piketty, en su estudio seminal sobre el capitalismo del siglo XXI, confirma que esta tendencia es la única característica común del actual capitalismo en todos los países. Hoy se ha formado en cada país un abismo social, y es por esto que la desigualdad social será por primera vez el tema principal del debate en la campaña presidencial de los Estados Unidos. Por otro lado, la región con mayor desigualdad social en el mundo es hoy América Latina, que a pesar del crecimiento de su economía, debido al boom de las materias primas, no ha logrado detener la
concentración de los ingresos en el 1% más rico de su población. Este abismo social ha hecho que las nuevas tendencias de izquierda, en los EE.UU y en Europa, estén incluyendo en sus programas electorales medidas para combatir la desigualdad social. Sin embargo, en América Latina, la región con más desigualdad en el mundo, esta situación no es un tema candente del debate político. Entonces el deber de una nueva izquierda en Latinoamérica es hacer un estudio sobre del abismo social en su país y difundirlo acompañado de las medidas específicas para combatirlo. Una nueva izquierda debe estar también muy consciente de que la actual crisis mundial tiene ahora una enorme dimensión ecológica que no tenía la de 1929, En efecto, el planeta al recalentarse, ha declarado insostenible el actual modelo capitalista urbano global de gran consumo y desperdicio que vomita gases efecto invernadero. Algo nunca acontecido, desde que comenzó la actividad de la especie humana en este planeta, es que hoy la madre naturaleza, después de 200 años de industrialización y olvido, ha regresado vengativa con un cambio climático que está creando un peligroso desequilibrio entre el imparable crecimiento de la población urbana mundial y la disponibilidad de agua, alimentos y energías renovables.
Es por esta nueva realidad que la más profunda diferencia entre una izquierda tradicional y una nueva izquierda debe ser la vocación ecológica. La nueva izquierda debe luchar contra un capitalismo de gran consumo y desperdicio, adicto, a unas energías fósiles, que nos están llevando peligrosamente a aumentar la temperatura de la Tierra 2 grados más con consecuencias insospechadas para la viabilidad de muchos países que son ecológicamente frágiles como el Perú. Una nueva izquierda, aliada del planeta, debe el utilizar como un instrumento político el cambio climático y la crisis ecológica creciente para ir haciendo compatible la economía de mercado con la ecología, Ya que si no lo hace, el mismo planeta se encargara de hacerlo con crecientes catástrofes ecológicas. Lograr esta compatibilidad no será un ejercicio ideológico sino científico porque por primera vez, la capacidad del planeta para sostener la actual actividad de la especie humana está llegando a su límite, se tendrá entonces que hacer lo que la ciencia dice. Es por ello que una nueva izquierda debe conocer ciencia ecológica y preparase para presentar propuestas “verdes” y ganar apoyo de las mayorías que serán las que más sufrirán los efectos devastadores del cambio climático. La vieja izquierda reclutaba apoyo usando argumentos socioeconómicos
contra el capitalismo que no cambiaron el statu quo. En cambio, la nueva izquierda debe fundamentalmente hacerlo con argumentos ecológicos que minan los planteamientos no científicos de la economía neoclásica del capitalismo neoliberal, planteamientos que glorifican hasta ahora un crecimiento económico que hoy ha terminado en una crisis planetaria, puesto que nuestra civilización urbana global no puede hoy producir ni consumir sin contaminar y recalentar peligrosamente el planeta. Una nueva izquierda es la que reconoce con realismo que el proletariado ya no es la vanguardia revolucionaria porque el mundo se desproletariza rápidamente con una revolución tecnológica que ha reemplazado las enormes factorías llenas de proletarios por unidades automatizadas repletas de software y cada vez más de robots. El software y la automatización están así reduciendo el número de trabajadores por unidad de producción en los países industrializados capitalistas, donde Marx predecía la revolución proletaria. En todos ellos, el sindicalismo se ha reducido y con ello el poder político que el proletariado había heredado desde la revolución industrial. Lo más paradójico de esta situación es que la más grande fuerza proletaria que todavía queda en el mundo que es la de China, se encuentra hoy sometida a muy bajos salarios por el
propio partido comunista. Entonces, la base social de una nueva izquierda, frente a la desproletarización, debería ser hoy una clase media que cree en la democracia, en la propiedad privada y en la economía de mercado, pero que está descontenta porque el capitalismo neoliberal no funciona en favor de ella. En los Estados Unidos y Europa, el descontento es por la pérdida de ingresos, propiedades y de movilidad social. En Latinoamérica, el descontento de la clase media emergente es por la muy baja calidad de los servicios públicos de educación, salud, transportes, justicia y seguridad ciudadana. Y en el caso del Perú, este descontento además está unido a un repudio a la clase política por una ineptitud y corrupción, que es tan notaria que ha trascendido al plano internacional, pues un reciente estudio del Word Economic Forum califica la clase política peruana como “deplorable” en comparación a la de otros países latinoamericanos. En conclusión, una nueva izquierda debe defender a una clase media descontenta, apoyar la democracia, respetar la propiedad privada y orientar la economía de mercado hacia las necesidades de la mayoría para reducir el abismo social, y ser sobre todo aliada del planeta para hacer compatible la economía de mercado con la ecología.
Una nueva izquierda es la que reconoce con realismo que el proletariado ya no es la vanguardia revolucionaria porque el mundo se desproletariza rápidamente con una revolución tecnológica que ha reemplazado las enormes factorías llenas de proletarios por unidades automatizadas repletas de software y cada vez más de robots.
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PACO MORENO
D
esde aquí, atrapado en un taxi, veo el edificio del Westin y no sé si llegaré a tiempo a la conferencia de prensa del actor argentino Ricardo Darín, quien junto a Erica Rivas, vino a esta ciudad del caos vehicular a brillar en las tablas con la obra teatral “Escenas de la vida conyugal” cuya última función se dará hoy en el Gran Teatro Nacional. Son las 5:30 de la tarde y el taxi en la avenida Javier Prado avanza a paso de astronauta. Como nunca, añoro un helicóptero. Es un miércoles de miércoles y la conferencia estba programaba para las 5 y a las 6 debo estar en una clase en San Marcos. Siempre optimista, sigo encarcelado en el vehículo, rogando llegar a tiempo; y, como para no salirme del tema del caos del transporte, pienso en la escena de la película “Relatos salvajes” en la que el ingeniero Bombita no puede avanzar por una avenida y llega tarde al cumpleaños de su hijita. Fatal. Quiero saber qué piensa Darín sobre Bombita. Bombita es un hombre experto en derribar con precisión edificios y otras estructuras en toda la ciudad que cansado, indignado y harto de que la autoridad de tránsito se lleva su carro al depósito una y otra vez y casi sin razón, se da maña para que una vez más lleven su vehículo al depósito pero esta vez para explotar dentro del depósito de manera precisa sin causar daño humano pero sí material. Lo meten preso y la prensa y las redes sociales en Buenos Aires lo hace famoso como el ingeniero Bombita, porque en aquella ciudad donde el tráfico también es infernal, la gente empezó a identificarse con él. Tal vez hizo Bombita, lo que muchos lo habían pensado. Después de 25 minutos llego al cuarto piso del hotel más alto de Lima y el actor justo responde mi pregunta que la había hecho una colega que mira al actor con los ojos brillosos y con los labios atentos. “Yo condeno la actitud del ingeniero Bombita, porque fue
Darín
condena la actitud del ingeniero Bombita
El argentino que vino a brillar en las tablas dice que el teatro es el último refugio del actor. bárbaro. No me identifico con ese personaje”, dice el actor respondiendo la pregunta. Tiene razón. Meterle una bomba al depósito de vehículos porque estás harto de pagar y pagar, muchas veces por infracciones injustas, no es buena actitud. Pero una ciudad llena de carros, una ciudad con bu-
rócratas y políticos que piensa con el bolsillo, una ciudad saturada, satura a la gente hasta desquiciarla. Las ciudades de nuestros países están colapsadas. Casi sin salida. Te demoras más de media hora en llegar de la avenida Arequipa hasta el Westin. Ahí está el actor magistral de
Ricardo Darín nació en Buenos Aires. Tiene 58 años de edad y ha actuado en los filmes: Nueve reinas, El hijo de la novia, Luna de Avellaneda, El aura, El secreto de sus ojos, Carancho, Un cuento chino, Elefante blanco, Tesis sobre un homicidio y Relatos salvajes, entre otras.
“El secreto de tus ojos” que ganó el Óscar a la mejor película extranjera dejando sin premio al filme “La teta asustada”. Le lanzo una pregunta, no preparada, sino otra, y él dice una gran verdad: “El teatro es el último refugio del actor, porque así como van las cosas el cine se hará sin actores”. La tecnología no puede reemplazar actores en el teatro ¿o sí? Todo puede suceder. Me quedo un rato más, pensando cómo llegaré a tiempo a mi clase en la ciudad universitaria. Ruego que no haya tanto tráfico. Los ruegos siempre se estrellan con la realidad. Lo escucho. “Las historias de
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nuestros territorios están siendo cada vez más valoradas, a lo mejor por la potencia que tiene su simplicidad, el color que tienen. Nuestro cine es muy valorado en festivales de otras partes del mundo, pero en casa no se valora”. Salgo desesperado en busca de un taxi. En esta ciudad desquiciada por el tráfico cualquiera quisera seguir los pasos de Bombita. Tranquilidad. Subo un auto negro y cierro los ojos. —Por la Vía Expresa hasta el circuito de playas. Luego por la Universitaria. Me pasas la voz a la altura de la puerta 3 de San Marcos. Dormiré un rato. —Ok, joven.
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El malestar en la incultura
Marco Flores Villanueva (DESDE BOSTON, USA)
E
scribo estas breves líneas en momentos en que el nombre de nuestro laureado escritor Mario Vargas Llosa, transita disminuido y culpable, en las hipócritas conversaciones de una Lima chismosa, adicta a los escándalos políticos y a los escándalos menos políticos que la televisión bahorrina diariamente arroja a sus cernícalos seguidores.
El nobel de Literatura ha cometido el “pecado” de separarse de su mujer. Y la condena de aquellos que hace muy poco aplaudieron al escritor laureado en Suecia no se ha hecho esperar. Porque el fariseísmo es un deporte nacional en el Perú y Mario Vargas Llosa lo sabe muy bien. En el año 1990, apenas unas semanas después de perder las elecciones presidenciales frente a Fujimori, fue víctima absorta del fingimiento de sus connacionales. Muchos de los que apoyaron su
candidatura pasaron, muy golfos y abellacados, a las filas del futuro sátrapa que gobernó a lo largo de un oncenio pletórico de vergüenza y podredumbre. Entonces Vargas Llosa, justificadamente escandalizado, ordenó derruir su propiedad de Barranco. Quería el escritor que a su muerte no se alzara, impostor, un museo dedicado a su memoria por aquellos que, alguna vez, durante su campaña presidencial,
tendieron al recibirlo al recibirlo con algazara mantel blanco sobre sus mesas, para luego apostatar de su efímero paladín. Pues bien, mientras Argentina viene reivindicando a Correas, ese escritor que se atrevió a poner en mientes la homosexualidad en sus “Reportajes de Félix Chaneton” y sufrió cárcel, para su desventura. Y mientras Francia resurge la memoria de Roger Peyrefitte, el escritor de Castres,
que puso en brete con sus atrevidos escritos a la diplomacia de su país y al propio Vaticano, colocando como tema central la homosexualidad (tal vez la suya propia) y, de otro lado, la condena estúpida y escandalizada a su moral. Y mientras aquí, en los Estados Unidos, se celebra, sin ambages, la genialidad cuentista de Raymond Carver, alguna vez un alcohólico que destruyó con su vicio a su esposa y su familia; en el Perú de la frivolidad, la ignorante “cultura”, el cotilleo mercenario a sueldo exhibido en la televisión más ignominiosa de la región, tal vez del planeta, levanta su dedo enlodado para sumergirse -como
lo hace diariamente en sus cloacas llamadas canales- en la vida privada de un hombre que ha llevado a su país a la gloria de las letras universales. Por ello, ante tanta ramplonería quiero responder a los tartufos mediáticos y sus acólitos que Mario Vargas Llosa merece nuestra admiración y respeto. Y en cuanto a cada uno de los sucios sicarios condenadores de la vida privada de este maravilloso escritor, no me queda más que tomar, a guisa de respuesta, el título de una de las obras más inteligentes de Carver: “¿Quieres hacer el favor de callarte?”
En el Perú de la frivolidad, la ignorante “cultura”, el cotilleo mercenario a sueldo exhibido en la televisión más ignominiosa de la región, tal vez del planeta, levanta su dedo enlodado para sumergirse -como lo hace diariamente en sus cloacas llamadas canales- en la vida privada de un hombre que ha llevado a su país a la gloria de las letras universales.
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8 DOMINGO 21 DE JUNIO DE 2015 OTRAS
DISQUISICIONES Víctor Hurtado Oviedo
E
n el Día de Acción de Gracias, el único que no las da es el Pavo. Nos choca esta descortesía, tan poco habitual en alguien como él, pero en cierto modo es comprensible. Como bien se sabe –aunque no mucho–, en aquella celebración estadounidense, la familia se sienta alrededor de un pavo con intención de cenar (la familia); a continuación se reparte el Pavo, de modo que, en la Acción de Gracias, el pavo paga el pato. Aquella ceremonia familiar se celebra también en el Canadá, y con ella se recuerda la inicial cosecha exitosa que los primeros colonos británicos lograron en Norteamérica. El pavo es ave de alto vuelo: tiene su propia constelación en el hemisferio sureño, por lo que los babilonios nunca la vieron. Esperando que el pavo se les apareciera, se les acabó la Antigüedad, y, cuando quisieron ingresar en la Edad Media, las localidades ya estaban agotadas. Si la constelación del pavo se viera desde el hemisferio norteño, podría hablarse de una Libra de pavo. El pavo americano es el chompipe o guajolote. Exagerando como siempre, don Luis de Góngora lo elogió: “Tú, ave peregrina, / arrogante esplendor, ya que no bello, / del último Occidente” (I Soledades, 309). De pocas palabras, el chompipe es digno y humildoso, no como el pavo real, su primo lejano
El pavo nos enseña biología
El pavo real macho trae más cola que el caso de la FIFA. Charles Darwin se preguntaba para qué servía una cola tan pesada y llamativa, que dificultaba huir de los depredadores. Si embargo, la especie no se había extinguido.
(porque es de Asia). El pavo real macho trae más cola que el caso de la FIFA. Charles Darwin se preguntaba para qué servía una cola tan pesada y llamativa, que dificultaba huir de los depredadores. Si embargo, la especie no se había extinguido. Es el mismo caso de la costarricense rana túngara, que canta en las noches y atrae a sus enemigos. ¿Cuál es el beneficio de tan irre-
flexiva actitud de la rana? Darwin respondió: el exhibicionismo hace atractivos a los machos que se distinguen más ante la mirada evaluadora de las hembras. Esto se llama “selección sexual”. El éxito en reproducirse es mayor
que el riesgo de ser comido. Las teorías bonitas no están obligadas a ser ciertas, pero
EL BUEN EXHIBICIONISMO SE PRESENTA EN EL SER HUMANO cuando su conversación lo viste mejor que su ropa. Ya Einstein nos dijo: “Si te interesa la verdad, deja la elegancia al sastre”.
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habría que probarlas, y esto hicieron los biólogos Marion Petrie y Tim Halliday. Ellos cortaron ocelos (“ojos”) de las plumas de unos pavos reales y comprobaron después que se habían apareado 2,5 veces menos que los normales. ¿Qué pasaría en el sentido contrario? El biólogo Malte Andersson alargó colas (de 50 a 75 cm) de machos del ave obispo, y atrajeron el doble que los machos normales (Jerry Coyne: ¿Por qué la teoría de la evolución es verdadera?, cap. VI). El aspecto conspicuo es, pues, uno de los estímulos reproductivos en muchas especies. El otro estilo de la selección sexual es la lucha violenta entre machos por la posesión de las hembras (como en los ciervos). El buen exhibicionismo se presenta en el ser humano cuando su conversación lo viste mejor que su ropa. Ya Einstein nos dijo: “Si te interesa la verdad, deja la elegancia al sastre”.