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DOMINGO 24 DE MAYO DE 2015
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EDITOR: PACO MORENO
MANUEL ACOSTA OJEDA
Un canto de amor y rebeldテュa
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MIGUEL RUIZ EFFIO
A
principios de 1614, Miguel de Cervantes escribía una de las dos novelas que había anunciado en el prólogo de sus Novelas ejemplares: Los trabajos de Persiles y Segismunda. Había publicado la primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha en los primeros meses de 1605 y a partir de allí la fama de aquel libro había crecido en proporción inversa a la suya: en 1612 había aparecido la traducción al inglés de Thomas Shelton y en Francia aparecería ese mismo año, 1614. Desde la fecha de su publicación, el libro había sido reeditado en todas las ciudades de España, en ediciones autorizadas y, sobre todo, no autorizadas, lo que explicaba por qué su autor seguía viviendo en la pobreza. Había empezado a redactar ya la segunda parte de Don Quijote, pero otros proyectos —las Novelas Eemplares, por ejemplo, que aparecieron en 1613— habían retrasado la culminación de la novela. En ese escenario —primeros meses de 1614— aparece el Segundo tomo del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, compuesto por el licenciado Alonso Fernández de Avellaneda, natural de la villa de Tordesillas.
El otro
Quijote
Era común que en aquellos años un autor se apropiara de un personaje famoso para escribir una segunda parte: de La Celestina y El Lazarillo de Tormes se conocieron continuaciones más o menos fieles a los libros originales. En el final de la primera parte, Cervantes decía, sobre la continuación, que quizá otro cantará con mejor plectro, adelantándose tal vez a la posibilidad de que alguien distinto escribiera sobre la tercera salida de Don los hechos (y donde el narrador se grande novelista de la lengua españoQuijote. Pero el prólogo del Quijote reconocía apenas como un traduc- la. Desde los primeros capítulos de la de Avellaneda era una suerte de tor de la historia reproducida por segunda parte, los personajes están defensa de un autor que revelaba el árabe Cide Hamete Benengeli), enterados de la existencia del primer haber sido ofendido en la primera tenía la madurez necesaria y el ge- libro y de su autor, el moro Cide Hanovela, y que llenaba a Cervantes nio intacto para concebir un nuevo mete Benengeli. Estos episodios hade insultos, llamándolo viejo, envi- recurso que le permitiría alumbrar brían sido redactados mucho antes dioso y manco, entre otras cosas, y una obra que quedaría por delante de 1614. A partir del conocimiento que tuvo Cervantes del libro de Avereivindicando al entonces enemigo del Quijote apócrifo. La segunda parte del Ingenioso llaneda, los diálogos contienen una de Cervantes: Lope de Vega, supuestamente insultado también en la Hidalgo don Quijote de la Mancha serie de alusiones a la novela apócrifa apareció en 1615, firmada por Mi- y a su autor: don Quijote declina de primera parte. guel de Cervantes Saavedra, autor ir a Zaragoza porque el protagonista A partir de este suceso, Cervantes se abocó a la redacción de la de su primera parte y terminaría de del libro rival viaja a esa ciudad, y postergada segunda parte. Tenía consolidar a Cervantes como el más hacia el final de la novela el caballero y su escudero se topan con Álvaro 66 años cuando apareció el Quijote Tarfe, personaje principal del libro apócrifo. El autor que nueve años QUIENES HAN de Avellaneda. Un juego metaatrás había dado nuevos bríos a la literario concebido hace más LEÍDO Y ESTUDIADO novela en español, aventurándode trescientos años y que se a mezclar los géneros lírico, LA NOVELA DE ALONSO luce fresco y perfectatrágico, cómico y dramático en FERNÁNDEZ DE AVELLANEDA mente actual: el persoun solo corpus (una escritura (seudónimo de un misterioso autor que naje robado al novelisdesatada, dice el cura en la hasta la fecha no ha sido identificado) cointa usurpador compara segunda parte de la novela, ciden en que se trata de una buena novela, al Quijote y al Sancho acerca del primer volumen), de Cervantes con los de injustamente relegada. Aunque existen insertando novelas que queAvellaneda, y termina braban la línea narrativa de estudios y reediciones en España, es impotomando partido por los la historia principal y que, a sible encontrar fácilmente una edición personajes cervantinos en contracorriente de la época, del Quijote de Avellaneda un documento. había creado una ficción donde en nuestro país. Quienes han leído y estulos personajes importaban más que
diado la novela de Alonso Fernández de Avellaneda (seudónimo de un misterioso autor que hasta la fecha no ha sido identificado) coinciden en que se trata de una buena novela, injustamente relegada. Aunque existen estudios y reediciones en España, es imposible encontrar fácilmente una edición del Quijote de Avellaneda en nuestro país. Quizá un exceso de celo por la obra de Cervantes ha impedido que la obra circule en grandes tirajes o que motive estudios serios en el Perú. El Quijote apócrifo fue escrito en los años del Siglo de Oro Español, una época en que la narrativa estaba en su auge y en los cuales había muchos autores que podían haber escrito una gran novela a partir de las pautas dadas por Cervantes. Por eso, los investigadores señalan que se trata de una obra bien escrita, perfectamente estructurada y que revela un profundo conocimiento de la primera parte escrita por Cervantes. Así, a pesar de las rencillas literarias, Avellaneda terminó homenajeando una obra cuyo valor indiscutible lo motivó a escribir la continuación.
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Es una empresa ociosa imaginar cómo hubiera sido la segunda parte del Quijote cervantino si no hubiera aparecido la novela apócrifa de Avellaneda. Es más, este libro se nos aparece como el eslabón entre la primera y la segunda parte —a la manera de otra Novela ejemplar insertada en el corpus total—, una referencia bibliográfica que nos permite valorar mejor la obra de Cervantes. Seguramente en 1614 ya había sido concebido el hilo conductor que conocemos: la tercera salida del hidalgo sobresaltada por una serie de episodios burlescos (con una visión mucho más realista que en la primera parte) y la persecución de Sansón Carrasco, a la que se agregaron la promesa de la gobernación para Sancho y los embustes armados por los duques para burlarse de don Quijote, así como la derrota final a manos del implacable bachiller. Planteada solamente así, hubiera sido una gran novela. Pero uno de los rasgos que elevan la novela de Cervantes al sitial que ocupa hoy es aquel diálogo que estableció con una obra concebida para ser un obstáculo y a la que fagocitó para convertirla en materia prima y en peldaño.
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WINSTON ORRILLO
Luchador inclaudicable
POR DEFENDER LA JUSTICIA MANUEL PADECIÓ LA INJUSTICIA.
Con su bronca voz, Manuel entonaba himnos dedicados a la unidad, a la necesaria unidad de las izquierdas, punto crucial en el momento presente. Cito de memoria cuando en sus cantos militantes hacia pedagogía necesaria. Puedo equivocarme algo pero el sentido era el siguiente: “En diferentes partidos nos dividimos los pobres, mientras los ricos, unidos, se dividen nuestros cobres...” Esto corresponde al sentir de nuestro Amauta, quien dijera, más de una vez: “En este momento todo nos une. Y nada nos separa...”
Una intérprete me dijo que las compañías disqueras impedían grabar canciones de Manuel.
Muerte al amanecer CÉSAR LÉVANO Director
E
l miércoles, en la madrugada, murió Manuel Acosta Ojeda, mi hermano, el maestro de la música popular de Lima y del Perú, el compositor de Madre, de Cariño, de Si tú me quisieras, de Adiós y sombras, y cien valses, mulizas y yaravíes más. Está claro, está oscuro, que me voy quedando sin mis mejores amigos. Uno a uno se han ido marchando Juan Gonzalo Rose, César Calvo, Víctor Merino, Carlos Hayre. Ahora se va Acosta. Rodeado estoy de sombra, Manuel. En más de una ocasión he escrito que Rose buscaba la soledad, y que yo no la busco, pero la encuentro. Esta ausencia de Manuel puebla el silencio que me rodea. Llega no obstante el recuerdo de su música. La poesía de sus letras, la tensión melódica de sus notas, el mensaje de lucha, de dolor y de protesta, abrieron una etapa en el cancionero popular. No se limitaba a la queja o
la ira. Buscaba que la justicia se hermanara con la belleza, que la música fuera música. Creo que por todo eso es el digno continuador de Felipe Pinglo Alva y Pablo Casas Padilla. En esa ruta se hermana con el alborozado acento norteño de Abelardo Núñez, mejor dicho Abelardo Takahashi Núñez. Conocí a Manuel en 1962, por azar. Esa casualidad nos unió para siempre,
a lo largo de cien jaranas en mi casa. Pongo por testigo a Elías y Augusto Áscuez, a Pablo Casas a Nicomedes Santa Cruz, a Alicia Maguiña, a Víctor Merino, a Abelardo Vásquez, Tato Guzmán y otros maestros y reinas. Escribí hace algún tiempo: “Manuel no solo ha estudiado la música popular de Lima y de la costa. La ha vivido (y bebido) intensamente. De
ese trajín ha extraído conocimientos del alma popular que no cualquiera posee. Sabe que el dolor del pueblo se acompaña de alegría y que la risa puede ser también un arma de protesta.” El humor de Manuel era asombrosamente agudo, rápido y certero. Una antología de sus ocurrencias (o de las de Jorge Vega “Veguita”, otro gran repentista, único contendor posible de Manuel en ese campo) asombraría y divertiría a esa especie en extinción que son los lectores. No debo callar que por defender la justicia Manuel padeció la injusticia. Una intérprete me dijo que las compañías disqueras impedían grabar canciones de Manuel. El pretexto era que esa música no era comercial. En efecto, no era, no es, no será comercial. En un homenaje a Manuel hace pocos años dije que a él se le podían aplicar estos versos de Atahualpa Yupanqui en El payador perseguido: “Cantor que canta a su pueblo / ni muerto se ha de callar, / que ande vaya a parar / el canto de ese cristiano / no ha de faltar el paisano / que lo haga resucitar.” Amén.
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Y asimismo ese fue el grito, el clamor de otro revolucionario latinoamericano, el comandante de la Revolución Sandinista, Tomás Borge Martínez, quien dijera que, andar separados, los hombres de izquierda, los revolucionarios, era como caminar inconscientemente hacia el propio cadalso. Manuel era un bohemio, pero su vida en el arte musical nunca lo hizo olvidar sus deberes sociales, su permanente, inclaudicable, papel de artistaeducador. Porque algunas canciones suyas son himnos impertérritos a la belleza del amor, de la maternidad, siempre dentro de un estilo “criollo” que él supo revitalizar. Y eso lo hacía con el “mensaje” de sus canciones, con su prédica inclaudicable y siempre tachonada por la belleza de su adhesión a la noble causa de la justicia y de la emancipación irreversible de Nuestra América. Por eso su obra, su vida, su condición paradigmática. De allí que perdurarán su mensajes, allende las vicisitudes de nuestro tiempo.
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El compos en el cielo
SEGURAMENTE QUIERE ARM JARANA con sus compadre Hayre y Nicomedes Santa C
PACO MORENO
U
na mañana alegre de octubre de 1998, el guitarrista Carlos Hayre y yo visitamos a Manuel Acosta Ojeda en su famosa casa del Rímac. El compositor tenía una dolencia brutal en su larga columna y yo quería juntarlos porque La Casona de San Marcos iba a otorgarles la Medalla de la Cultura por el Día de la Canción Criolla de aquel año. Cuando llegamos, los compadres, que formaron una amistad de rompe y raja desde colegiales, no dejaban tranquila a la ironía. Hayre dijo sobre la dolencia a la columna del autor de “Madre”: “Lo que le falta a usted, compadre, es que a su columna le cambien esos discos por ‘cidis’”. Don Manuel soltó una carcajada feliz y estentórea y quiso decir algo, una respuesta aguda y certera, pero se contuvo tal vez por la presencia de una dama (la fotógrafa) y con esa sonrisa que sale siempre en las fotografías recordó que un día de sed angustiante fue a la casa de Nicomedes Santa Cruz. Tocó el timbre y le
lanzó una pregunta con una piedra: —¡Nicomedes!, ¡¿y los bebes?! —¡Qué bebes, Manuel! —Cualquier cosita hermanito. Manuel Acosta Ojeda practicaba un humor entre la calle y el salón, entre la ironía y la sorna, digno de las mejores canchas de la alegría; pero era mejor en las lides de la composición, en hilvanar palabras en canciones, en crear poesía con las 28 letras del alfabeto, porque había leído desde muy niño, en el colegio Salesiano de Breña, a los grandes de la literatura y había escuchado a
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sitor o
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Madre
Cariño
Madre, cuando recojas con tu frente mi beso todos los labios rojos, que en mi boca pecaron huirán como sombras cuando se hace la luz.
Dios me ha libertado del tiempo y del dolor he pagado mi vida con sangre y juventud; y ahora que estoy libre para ofrecerme a ti, sin pedirle permiso te hice esta canción así
Madre, esas arrugas se formaron pensando ¿Dónde estará mi hijo, por qué no llegará? Y por más que las bese no las podré borrar. Madre, tus manos tristes como aves moribundas ¡Déjame que las bese! Tanto, tanto han rezado, por mis locos errores y mis vanas pasiones Y por último, Madre, deja que me arrodille, y sobre tu regazo, coloque mi cabeza. Y dime: ¡Hijo de mi alma!, para llorar contigo.
Cariño, yo quiero llevarte a un lugar que solo conozco yo. Cariño, allí no hay destino, ni llega el ladrido de la sociedad. Cariño, allí soy el dueño, es la única parte en que no manda Dios. Cariño, allí no hay tristeza, ni miedo, ni envidia, ese lugar... soy yo
MAR UNA es Carlos Cruz.
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Así te quiero Así como te quiero, nadie podrá quererte; ni siquiera tus hijos, si algún día los tienes. Ni tus padres, ni tu misma. Nadie más que yo. Te quiero como quieren las aves al espacio, como aman las estrellas el manto de la noche; como quieren la lluvia los campos y las flores como las playas aman a las olas del mar. Ni a mi mismo me quiero, como te quiero a ti.
Chola linda En mis labios vives tú, en tus ojos muero yo. Cómo crees pues, cholita! Que yo te pueda engañar. Tenemos la misma sed, sufrimos el mismo dios. Imposible pues, cholita! Que te pueda traicionar.
los maestros como Vivaldi, Bach y Mozart, nada menos; pero siempre estuvo con los pies la tierra, con el corazón latiendo por justicia social y alzando la voz por su gente. Hombre de izquierda, empujado más allá de la atención distraída de la gran prensa como su maestro Pinglo, dio todo lo que pudo dar y es sin lugar a dudas una de las cumbres de la música de nuestro pueblo. Artista exquisito, odiador de las banalidades, estudió de lo bueno desde muy niño hasta aprenderlo muy bien. Vean quiénes era sus amigos: Julio Ramón Ribeyro, César Calvo, Reynaldo Naranjo, Paco Bendezú, Juan Gonzalo Rose, César Lévano, Víctor Merino, Renzo Gil. ¿Renzo Gil? Es un guitarrista de música criolla que actualmente tiene 35 años de edad y es un “monstruo” de las cuerdas. Acosta Ojeda le decía “El duende” porque conoce todas las tonadas, todas las canciones de todas las épocas. “Este no puede ser humano, tiene que ser un duende”, decía. En el 2010, Acosta Ojeda, recordando su vals “En un atardecer”, dijo que Renzo Gil lo acompañaba
En las mañanas, despertaré las campanas. Y cuando duermas, los duendes ahuyentaré. Toda mi vida, procuraré tu alegría, porvertelibre,tumuertemebeberé. Patria mía, ¡Chola linda! Nunca te abandonaré.
con maestría con apenas 22 años de edad. Esto demuestra con quién se juntaba el creador de “Cariño”; por eso, me da cierta penita quienes dicen que no sabían de él. Nació en la Maternidad de Lima el 16 de marzo de 1930. Empezó a cantar en el sindicato de su padre arequipeño Alejandro Acosta. Su madre fue María Luisa Ojeda y era moqueguana. En casa escuchaba también huaynos y yaravíes, después empezó a cantarlos y crear fabulosas composiciones en tono de valses y tantos géneros. “Mis primeras canciones las canté con mi papá, que me llevaba a su sindicato. De ahí empieza un poco mi deseo de crear, pero con quien me defino en la música
es contigo, Carlos, en el colegio Eguren desde 1947. ¿Te acuerdas? Lo mío eran los panfletos que se burlaban de los gobernantes, los chicos los copiaban a mano y los repartían”, le dijo a Hayre aquel día en su casa del Rímac. “Yo leía esas locuras, entonces le dije: compadre, escriba otras cosas, usted tiene inspiración. Sabe escribir como Juan Gonzalo Rose. Escriba y yo le pongo música”, le contestó Hayre. Nació así la alianza creativa. Esos jóvenes brillantes, antes de cumplir 20 años de edad, ya regalaban sonidos hermosos. “Tu Vida Siempre”, “Adiós y Sombras”, “Ya se Muere la Tarde”, y otras bellezas nacieron por esos días.
MADRE Cierto día me contó cómo se le había ocurrido la canción Madre: “Luego de una jarana interminable, la madrugada del Día de la Madre de 1951, recibí un destello de inspiración. Entonces cogí la envoltura de una cajetilla de cigarrillos y escribí algunos versos pensando en mi madre. En 1956, aquel poema fue grabado por el grupo Los Cholos. Un compositor no busca el aplauso ni la venta, sino que trata de expresar lo que siente. Por eso el tema (Madre) tuvo acogida y hasta ahora se canta”. Se nos fue cuando se había recuperado. La periodista Denis Merino me decía el martes por la tarde: “Cangallino, alégrate”.
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“¿Por qué?”. “El ‘Mono’ Acosta Ojeda se ha recuperado y está mejor”. No le respondí porque un presentimiento extraño me frenó la respiración. Tuve miedo, porque yo también creo que al final de nuestros días, si estamos muy mal, nos recuperamos para despedirnos de nuestros seres queridos y luego partimos para siempre. El miércoles en la noche después de mis clases sanmarquinas me enteré por un correo electrónico de la misma Merino que el compositor se había ido al cielo. Tal vez solo está de gira y está armando una jarana con su compadre Hayre, quien se ha adelantado hace unos años.
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HUMOR INGLÉS… El de las 5 …en punto
¡Milagro! Fantasmas se materializan solo para cobrar Dante Meza Cárdenas
Una sirena MARCO ANTONIO FERNÁNDEZ
S
u pequeña vivencia como sirena varada en pleno mar Caribe comenzó cuando se enrumbó en un viaje de medio día por las Aguas Tranquilas de Cayo Coco, uno de los paraísos terrenales de Cuba.
Paola Guevara conformaba la delegación de más de 130 periodistas del mundo que viajaron a inicios de mayo para cubrir la XXXV Feria Internacional de Turismo de Cuba. Como parte del recorrido del FITCuba 2015, los operadores turísticos de Cubanacan habían programado paseos a mar abierto en catamarán con bebida y comida para la fiesta a bordo, y vistas de la fauna y flora marina con “snorkell”, como muestra de los placeres ofrecidos por la Isla para el mundo. La mañana del 7 de mayo, subió con otros colegas al gran Lira, uno de los dos catamaranes de Cruceros del Sol, de donde algunos pasajeros bajaban para hacer un recorrido en moto acuática. Cuando llegó su oportunidad, no lo pensó dos veces y se enrumbó velozmente por las escaleras del Lira, para surcar el mar en moto. Sin embargo, segundos después, en una maniobra, en una curva cerrada, piloto y periodista cayeron al agua. No eran aguas peligrosas, sino todo lo contrario. Debido a su baja profundidad, basta abrir los ojos en la superficie para ver todo un mundo lleno de corales y estrellas de mar. Pronto, recibió un chaleco salvavidas rojo, al que se aferró sin perder la sonrisa, al juzgar por las fotografías. Fue así como quedó felizmente varada, confundiéndose con la naturaleza marina, como una sirena inesperada en pleno mar Caribe. Tal vez eso fue en lo que reparó otro piloto que llegó a su rescate, porque ni bien estuvo cerca, apreciándola como a una extraña flor acuática, se colocó tranquilamente frente a
varada en el mar Caribe ella y, con aires de conquistador cubano, le preguntó, coqueto: “¿Y tú de dónde eres?”. ¿En qué momento a este navegante de Cayo Coco se le ocurrió robarle de esa manera una sonrisa a la dama?, ¿cómo pensó en tratar de conquistarla medio en broma medio en serio en pleno naufragio?, ¿qué corsario pregunta primero por el origen del botín? Sin embargo, en la clara y entrañable transparencia de su soledad, inmediatamente, la reportera esbozó un “¡Soy colombiana!, ¡soy colombiana!”. Cuando cayó al mar, lo primero que había salvado de las aguas con celeridad felina, antes siquiera de empezar a patalear para mantenerse a flote, fue sus gafas de sol, unas Ralph Laurent que compró en el aeropuerto para disfrutar mejor del sol de Cuba, y fue lo primero que entregó al rescatista para mantener a salvo antes de pensar en su propio rescate. La historia me la cuenta, divertida, la noche del 7 de mayo de 2015, en la playa del Hotel Meliá Jardines del Rey de Cayo Coco (Ciego de Ávila, Cuba), donde a unos pasos se vive la fiesta de clausura de la XXXV FITCuba, y a la que acudió como delegada del diario colombiano El País, donde es editora en jefe de Cultura, Entretenimiento y Tendencias. Paola Guevara piensa, ya segura y con los pies en la arena, que ese rescate con el macho caribeño como protagonista podría haber sido uno de los relatos de su próximo libro sobre historias de amores imposibles, que publicará en setiembre. De amores imposibles, porque su corazón está ocupado. Está casada con un peruano, a quien le regaló en su luna de miel un seguramente inolvidable viaje a su
tierra natal para ver la casa donde nació, en la Av. Aramburú 118, en Miraflores. Paola es una mujer a la que le placer vivir o crear momentos para recordar, y que se place en compartir. Próximamente, saldrá a la venta una novela suya, con el sello Planeta, que tiene como título tentativo “No se puede volar para siempre”, un texto que vislumbró cuando, al mudarse a Cali para trabajar, su madre le reveló, tras décadas de haber vivido una mentira y con un mensaje de texto en el teléfono, la verdadera identidad de su padre, un hombre que vivía a tres cuadras de su nueva residencia en esa ciudad colombiana. Por ello, el relato del “pirata” que primero rescató los lentes de la dama antes de alzarla de un tirón y ponerla a salvo delante de sí en la moto acuática, fue una historia más de ese cúmulo de relatos de novela que es la vida de la escritora, esta vez en la mágica y revolucionaria Cuba.
CUANDO CAYÓ AL MAR, lo primero que había salvado de las aguas con celeridad felina, antes siquiera de empezar a patalear para mantenerse a flote, fue sus gafas de sol, unas Ralph Laurent que compró en el aeropuerto para disfrutar mejor del sol de Cuba, y fue lo primero que entregó al rescatista para mantener a salvo antes de pensar en su propio rescate.
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¡Asombro mundial! En un episodio que sorprende a la ciencia, incluso a Stephen Hawkings y cómo no, a Magaly Medina, tres fantasmas que se morían de hambre se materializaron en sendos cuerpos de carne, hueso y pellejo, para cometer tropelías… y son peruanos para variar. Esto sucedió en el Congreso, donde es común que espíritus descontentos, incluso extranjeros, se pasen la voz y aterricen aquí, usufructúen cuerpos de personas, no precisamente por ser brillantes o lumbreras del pensamiento y la virtud, sino por ser simples mequetrefes con sueldazos, cuyo mayor mérito es haberse graduado de pegafiches, que no cafiches. Sorprendidos por la prensa, estos tres tíos de Casper, soltaron la lengua y han afirmado que existen otros duendes chocarreros que bien la pegan de humanos y no son más que cáscaras que se desvanecen en sus propias contradicciones. Uno de ellos sería el Jinete sin Cabeza, llamado “Chauchiller”, alambicado etéreo solidario que se llevó al buche más de 13 mil soles mensuales, solo por ‘chamullar’ casi tanto como el ego mayor. Otra es ‘La chica de la Curva’, encarnada en la Juárez, que asusta tanto por su belleza como por su frialdad sin límites. Incluso hay voces de ultratumba que afirman que este no sería otro que el íncubo Nick casi decapitado. Y La Máscara, solo sería una “chapa” más, de los envidiosos de siempre. Lo cierto es que estos vaporosos, Torres, Gallardo y Mamani al dejarse sorprender cobrando sin trabajar, han desairado la confianza del mártir congresista, quien emulando a los ya casi olvidados narcos Rodríguez López, se defiende de la prensa infamante al reconocer explícitamente: “Sí, son mis fantasmas pero yo no sé nada” “Ni siquiera les he descontado un sol”, dijo acariciando su billetera Lacoste. “Lo curioso, confesó, es que una vez se me apareció el fantasma de Vladimiro, que aún está vivo, y no sé por qué me entregó dinero, pues lo único que hice fue sentarme un poquito más allá, en la bancada fujimorista”. ¿Estos espíritus del mal sabrán cómo se gana la vida una persona honesta? ¿Alguien en su sano juicio podría pensar que Luna pueda vivir, que digo vivir, sobrevivir, con los 200 mil soles mensuales que le revierte la universidad? Y encima dona todo el dinero que gana como padre de la patria. ¿No es un ángel incomprendido? No saben con quién se han metido estas sombras que merodean oficinas congresales. Es absolutamente necesario que el Congreso agilice ya los trámites para levantar un monumento en vida a este prohombre, quien al igual que Haya de la Torre, solo cobra un sol del Congreso y lo demás lo ofrenda a la ONG de su esposa, y por favor no sean malpensados, que la señora también tiene su corazoncito y lava, digo, regala billete que da miedo, más que Chibolín.
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CÉSAR AUGUSTO DÁVILA (PERRO MUNDO)
Y
o nunca he tenido una novia periodista. Una actriz. Poetisa ninguna, gracias a Diosito que es tan piadoso; y para quienes me conocen, resulta extraño y hasta increíble que, habiendo pasado casi toda mi vida en medio de bellas y conflictivas jóvenes escribidoras, jamás haya traspasado con ellas el juerguero límite del compañerismo y la amistad solidaria. Pero así ha sido pues, porque esas cosas tiene la vida y con respecto a los romances que si he vivido, ciertos o exagerados por la leyenda urbana, solo me queda repetir con Neruda, un viejo poema que solía recitar mi extrañado tío putativo don Andrés “Pichón” Archimbaud. Es uno que habla de un marinero que vuelve “de los azules horizontes” y responde preguntas de un curtido capitán. Y dice así, salvando los entreveros de mi memoria: “Y si me preguntan de dónde vengo / diré que de la mar, mi capitán. / Vengo de los azules horizontes / Vengo de amar, mi capitán / Las cien mujeres que me amaron…ya me olvidaron, capitán”. Y para quienes creen en los mandatos del destino, yo podría decir, que los cien puertos que conocí en mi agitada vida, solo afinaron mi brújula espiritual, para que finalmente, mi corazón anclara en una rosa. Sí, pues. Así se llama mi mujer definitiva. La que trajo a mi vida, una suerte de ordenamiento gerencial y, lo que en conclusión resulta siendo, en términos generales, esa felicidad que sueñan los poetas cuando, eventualmente, hacen sus tres comidas diarias como manda Tatalindo. Pero tratándose de amores, yo he conocido mucho. No solo por mi fortuna personal en dichos avatares, sino porque inmerso en la bohemia y el trasnochador periodismo de los sesenta en adelante, he visto llorar por amor y aun morir por eso mismo a mucha gente de mi entorno. Y por eso, sé que el amor, es un ciego y es un loco. Algo, o quizá alguien, que cuando empieza a ver, o recupera la razón, entonces ya, deja de ser amor, para que se enteren los que nunca se han encamotado. Hace unas horas, vino a mi mente, la historia de cierta coleguita que allá por sus románticos dieciocho, se enamoró del Director del diario en el que ambos trabajábamos. El pata, veinte años mayor que ella, era casado y este romance de telenovela, transcurría entre jugadas de escondite, portazos cierrapuerta de oficina cómplice, escenitas de celos tremendistas, llanto de
Ella tenía guardado el edicto legal de su amor prohibido Se aconchabó con un pata que la chibola y reconciliaciones que con amenazas de suicidio, cartas a vanamente estos amantes de pelí- lo Margarita Gautier, cortaditas su- hacía “judiciales” en otro periódico, cula, trataban de ocultar en medio perficiales en ambas muñecas y fal- logrando así, que este cómplice de la del mar de sapazos que siempre so frasco de pastillas para el sueño engañifa, publicara en el espacio de eterno y todo el repertorio que saben los “edictos legales” un “suelto” que hemos sido los periodistas. En fin. La chica del cuento, desplegar las jermas, sin importar proclamaba que Don Fulano de Tal, aconsejada por ciertas colegas de su edad o su condición de amorosa. el vivazo de la historia, y Doña Menmás edad y más surtido kilome- Entonces, el tío, así acorralado por gana de Cual, su legítima esposa, traje, decidió un día exigir a su la tragicomedia, urdió su acto genial habían iniciado acciones de divorcio madurón amante apasionado, que para embobinar al publicates, mis- “por incompatibilidad de caractesimplemente se divorciara para mo cómico ambulante empinado a res”, guárdame esa flor. Entonces, premunido del brulogalán melodramático de telenovela casarse con ella. te publicado, el otoñal sacavueltero, Y como es usual en estos casos, veneca o falsiturca. protagonizó su escena cumbre ante el tío prometió que así lo haría, si la joven amante, que casi se desmaya bien se cuidó muy mucho de decirde alegría, abriendo su corazón, es un le cuándo. Y esto, naturalmente, decir, a las delicias de una fantasiosa no hizo más que añadir sal al EL PATA, luna de miel adelantada. salero del cochineo. VEINTE AÑOS Naturalmente, el Gran PaElla insistía en reclaMAYOR QUE ELLA, dre Tiempo, que no gusta de fimar fecha y el jugadoera casado y este romance de telenovela, nales felices para este tipo de razo se lucía dándose transcurría entre jugadas de escondite, cumbiangas, fue separando maña, para postergar y portazos cierrapuerta de oficina cómpaulatinamente a los amanesquivar el crucial motes peliculeros y una de esas mento de su pretenplice, escenitas de celos tremendistas, tardes, un infarto se llevó al dida separación legal, llanto de la chibola y reconciliaciones que gracioso, a esa dimensión del desde luego más falsa vanamente estos amantes de película, universo de la cual, nadie ha que un billete de siete trataban de ocultar en medio del mar de retornado todavía. dólares, mi estimado. sapazos que siempre hemos sido ¿Fin de la historia? Ni se la En un momento dado, los periodistas. crean mis queridos cuchicuchis. la situación llegó a mayores,
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Una carretada de años más tarde, mi ya envejecida coleguita me visitó en mi oficina de funcionario de Banca, en busca de un avisito para cierta revista en la cual estaba sepultando sus recuerdos. En un momento de la obligada charla, se refirió con rencor a su amante de los dieciocho. “No hagas eso”, le dije, “siempre hay que guardar ternura para ese ‘alguien’ a quien alguna vez amamos”. Ella murmuró un entrecortado “sí”, mientras abría su cartera, para temblorosamente extraer un trocito de papel periódico (el avisito del cuento), amarillado por los años y uno que otro lagrimón llorado en secreto. Era el certificado en palabra escrita de una mentira tormentosa que, sin embargo, la hizo vivir los más dulces remezones de su amor prohibido. Esta es una historia cierta, firmeza, Frankestein, y como diría mi viejo cumpa de correrías, el mal llamado “Zambo Cebiche”, en grueso afroperuanismo, aún no descifrado por la Tía Martha: “Así fue pues, en prima… sin chacoveos, ni pipilinguetas”.
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El arte de la felicidad de Michael Faraday
VÍCTOR HURTADO OVIEDO
N
o es que seamos vanidosos, pero nuestra natural generosidad nos impulsa a elogiar a todas las personas; simplemente ocurre que, cuando empezamos a elogiar a todos, uno mismo es la persona que está más cerca. Conocer lo mucho que valemos nos confirma nuestra inteligencia superior pues los demás aún no lo saben. No obstante, también podríamos opinar lo contrario ya que el cambio de opinión es propio de quienes saben muchas cosas y de los que no están seguros de nada. Así pues, si por equivocación cayésemosenlamodestia,nossorprendería saber que algunas investigaciones psicológicas han llegado a la conclusión dequesermuyinteligentenogarantiza la felicidad. ¿Será por esto que nos sentimos tan bien últimamente? En Internet ofrecen pruebas de inteligencia que podemos resolver de manera gratuita. Son muy recomendables pues, por el contrario, pagar para que nos tomen pruebas de inteligencia es como pagar en una tienda para que nos hagan descuentos. Por alguna asociación neu-
ropsicosomática que demanda peñaban trabajos modestos. Nunca explicación, terminar una prueba sabremos cuáles de todos ellos fuede inteligencia produce el mismo ron esencialmente felices ni quiénes bienestar que quitarse los zapatos. disfrutaron de alegrías tan pequeñas La mejor prueba de inteligencia es que parecían tristezas. evitar las pruebas de inteligencia. Al final, algunos genios no fueron Eludir las medidas de inteligencia felices: Ludwig Boltzmann , Alan Turing nos autoriza a declarar que la nuestra y Kurt Gödel se suicidaron; pero otros sí es desmedida. parecieron haber hallado la dicha, como Una vez que se inventaron las prue- Michael Faraday (1791-1867), el físico bas de inteligencia, el mal ya estaba que desarrolló el electromagnetismo, hecho y solamente quedaba aprove- base de los motores eléctricos. Faraday charlo. Por cierto, esta resignación ya es creó la idea del “campo” como espacio antigua: la descubrieron Adán y Eva en donde se produce la acción a distancia el Paraíso Terrenal, y aquí estamos. entre partículas materiales: el paso n.° 1 Así pues, en 1926, cuando ya había de la teoría de la relatividad (Francisco pruebas de inteligencia, el psicólogo Rebolledo: La ciencia nuestra de cada Lewis Terman las aplicó a un grupo día, cap. X). de niños superdotados; id est, a esos Faraday y su esposa no engendraniños que se aburren en la escuela ron hijos, pero él disfrutó de ofrecer porque –como los testigos– saben conferencias científicas a los niños en cada Navidad. Algunos no fueron demasiado. Durante muchos años, Lewis genios, pero a Michael le habría basTerman siguió a esos niños, lo que tado con saber que fueron felices. fue un mérito porque ellos caminaron cada uno por su lado. Ya en los años 90, se comprobó que las vidas de esos genios habían ARADAY Y SU ARON F sido parecidas a las de los NGENDR otros (“los otros” es aquí ESPOSA NO E frutó de ofrecer l dis una forma elegante de HIJOS, pero é ntíficas a los niños expresar “nosotros”). ie Ya siendo adultos, conferencias c . Algunos no fueron algunos niños habían cada Navidad ichael le habría n e logrado grandes éxitos M genios, pero a ber que fueron profesionales, pero a s otros solamente desembastado con
felices.
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