La Revista - 31 Mayo 2015

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DOMINGO 31 DE MAYO DE 2015

diarioUNO.pe AÑO: 2 Nº 68

EDITOR: PACO MORENO

URGE EL DESCENTRALISMO

Lección de la lucha contra

Tía María

EN UN PAÍS DESCENTRALIZADO EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA no podrá decir “a estos gobiernos les cierro el caño” ni el Ministerio de Economía y Finanzas podrá amenazar a los municipios que se suman a las protestas con congelar sus cuentas. ¿No es eso descentralizar el poder y la economía? ¿No era ésa la idea de la República que abrazamos tras la expulsión de los españoles?

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Escribe sus diatribas contra una sociedad que juzga decadente, en un mar de cuadernos que hacina sin ningún orden en su dormitorio.

El hijo predilecto

de Nueva Orleans

Miguel Ruiz Effio

P

arece un proyecto imposible de llevar a cabo, por lo complejo del material original, pero Hollywood lleva años tratando de adaptar al cine La conjura de los necios, la célebre novela de John Kennedy Toole (premio Pulitzer 1981). Esta vez hay noticias de una etapa de preproducción bastante bien encaminada: Paramount Pictureses el estudio cinematográfico que ejecutará el guion de Phil Johnston, James Bobin (Los Muppets) ocuparía la silla del director y Zach Galifianakis (protagonista de la trilogía ¿Qué pasó ayer?) está muy cerca de convertirse en Ignatius J. Reilly, un papel que en algún momento tentaron John Belushi, John Candy, Chris Farleyy Will Ferrell.

Hace algunos años, un artículo en la revista virtual El Malpensante –sobre la correspondencia que cruzaron John Kennedy Toole y Robert Gottlieb acerca de los borradores de La conjura de los necios– me llevó a leer (por fin) esta novela de la que ya había escuchado desde mucho antes. Mi interés se acrecentó luego de conocer sobre el suicidio del autor, en 1969, debido a la frustración que le produjo el rechazo de la editorial Simon&Shuster. La novela es la feliz coincidencia de un argumento hábilmente tejido y un lúcido ejercicio de imaginación que da a luz un maravilloso desfile de personajes, cada uno más excéntrico que el anterior: tipos patéticamente reales e inolvidables. Es una novela mordaz, crítica, amarga y que hace gala de un gran sentido del humor para señalar la realidad y los defectos de un Nueva Orleans que se nos presenta en la historia como un personaje más. El protagonista, Ignatius J. Reilly, es un personaje excesivo y disparatado, un nostálgico del orden medieval, un reaccionario, un narcisista que cree ser un genio intelectual en estado de reposo y que escribe sus diatribas contra una sociedad que juzga decadente, en un mar de cuadernos que hacina sin ningún orden en su dormitorio. Por eso, en su prólogo, Walker Percy compara a Ignatius con El Quijote (y con Oliver Hardy y con Tomás de Aquino), aunque quizá su única semejanza

con el Caballero de la Triste Figura es que ambos personajes viven fuera de la realidad y esperan que esta se adecúe a sus propias concepciones del mundo. Pero Ignatius no es un idealista, como El Quijote. Al contrario del héroe cervantino, Ignatius se revela –muy pronto— como un holgazán, un tipo que no siempre se mantendrá firme en sus convicciones y que muchas veces las acomodará a sus conveniencias, al punto que se nos antoja pensar que su pretendida ideología es un cajón de sastre de buenos propósitos que le permite enfrentar y evadir las responsabilidades y las convenciones del mundo que le ha tocado vivir. Un ser antipático y detestable que, hacia el final de la novela, nos conmoverá con su insospechada tragedia. Luego de examinar la correspondencia entre John Kennedy Toole y Robert Gottlieb, no es posible sino lamentar la miopía del editor. Podríamos argumentar que la versión publicada no necesariamente es la misma que leyó Gottlieb (la última vez que ambos se ocuparon de la novela fue en 1966 y nuestro autor se suicidó tres años después), pero examino sus razones para rechazar el manuscrito de Toole y no encuentro justificación alguna. “(…) Algunas cosas no funcionan: Myrna, especialmente. Que Ignatius está en problemas: no es tan bueno como usted supone y hay demasiado sobre él en el libro. Que la pareja Levy no es tan brillante. Que el libro es demasiado largo”, argumenta Gottlieb. Y resulta que el libro tiene la extensión precisa: conocemos las correrías de Ignatius directamente o a través de testigos, narradas en tercera persona o complementadas por sus escritos y sus comunicaciones con Myrna. Por otra parte, los demás personajes están a la altura del protagonista

principal: el notable Burma Jones, la inefable Lana Lee, la insípida bailarina Darlene, el torpe patrullero Mancuso, las erráticas Irene y Santa, la maquinal y senil señorita Trixie y el timorato señor González. Los duelos verbales entre los esposos Levy son otro de los grandes momentos del libro (o los que sostiene Ignatius con su madre), así como la victoria final de Gus Levy. Ignatius tiene el espacio justo dentro del libro, al punto de que algunas veces lo extrañamos mientras disfrutamos de las demás historias, porque aunque no es el único sostén, él es el alma de la novela. Y no puede haber un cruce de cartas más divertido que las disputas con Myrna Minkoff, su complemento (¿o antagonista?) ideológico. “(…) Ahora tengo la pequeña duda de que algo que ha estado agonizando durante tanto tiempo vaya a sobrevivir a sus propias expectativas”, dice Gottlieb en una de sus últimas cartas, en las que él mismo, sorprendentemente, se muestra desanimado, después del entusiasmo inicial. Ningún autor podría confiar en aquel editor después de esas palabras. Y unas líneas después, Gottlieb agrega: “Espero que haya tomado la decisión correcta al elegir continuar con el libro en lugar de escribir otro. La decisión ya fue tomada y ahora veremos qué pasa con ella”. Sí, ahora sabemos que la decisión fue la correcta. Cuando, en las páginas finales de la novela, Ignatius parece acorralado por la trampa que le tiende su madre y se presenta Myna como su única salida, el lector no puede sino desesperar por el tiempo que ambos personajes dejan transcurrir, a pesar del peligro. Quisiéramos sacar a Ignatius de su casa a empellones, para ponerlo a buen recaudo. No está loco, y aunque al llegar a las últimas páginas ya estamos seguros de esto, tememos un desenlace trágico para el héroe. El final –audazmente elusivo, dice el QUISIÉRAMOS columnista de El Malpensante, SACAR A IGNATIUS aunque yo diría magistralde su casa a empellones, para ponerlo a buen mente abierto – nos anima recaudo. No está loco, y aunque al llegar a las últimas a desear una secuela en páginas ya estamos seguros de esto, tememos un desenNueva York: a tal punto nos hemos encariñado lace trágico para el héroe. El final –audazmente elusivo, con los personajes. Pero dice el columnista de El Malpensante, aunque yo diría finalmente –creemos magistralmente abierto – nos anima a desear una secuey aceptamos– son las la en Nueva York: a tal punto nos hemos encariñado con páginas suficientes para los personajes. Pero finalmente –creemos y aceptamos– una novela brillante cuyo son las páginas suficientes para una novela brillante prestigio seguirá creciendo cuyo prestigio seguirá creciendo con los años.

con los años.

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¿Quién vive y quién muere?

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El reconocido médico y antropólogo norteamericano Paul Farmer refiere en este artículo cómo las inequidades en la financiación sanitaria en el mundo son las causas subyacentes de que las enfermedades de propagación rápida, como el ébola en el África Occidental o la TBC en Perú, afecten a los más pobres. PAUL FARMER A los treinta años, cuando comencé mi formación médica en Boston, Estados Unidos, cuidé de pacientes delicados en los hospitales de Harvard, así como en Haití, el Perú, Ruanda y otros lugares de África. Al inicio traté de convencerme de que quienes fallecieron tenían heridas o males más graves, pero con la experiencia entendí que habían sido demasiado pobres para sobrevivir a una enfermedad catastrófica. Las personas con las que viví en las colinas del centro de Haití tenían una manera concisa de llamar a estas muertes por inequidad: “muertes tontas”. Fue para evitar este tipo de muertes que Partners In Health (PIH) fue fundada en los años 80, con el objetivo de atender las enfermedades que afectan a los más pobres. En nuestra declaración de misión de 1987 nos comprometimos en la lucha de la salud como un derecho humano. Reclutamos y entrenamos a trabajadores comunitarios de salud, enfermeras, médicos o gerentes para generar conocimiento sobre lo que debe ser la atención en salud. Queríamos descubrir junto a ellos cuál es la mejor manera de tratar el sida o el cáncer y la resistencia a los medicamentos de la tuberculosis en un asentamiento de chabolas en zonas rurales de Haití o en un barrio pobre en el Perú. Una tarde, en octubre de 1988, salía de la casa de un amigo en Cambridge, afligido porque tres de los fundadores haitianos de PIH, todos de veintitantos años, habían fallecido de muertes tontas. Una murió de sepsis puerperal poco después del parto; otro de malaria cerebral luego de haber sido diagnosticado incorrectamente con un cuadro psicótico y el tercero

por fiebre tifoidea. Al cruzar la Avenida Huron un coche me golpeó y aventó hacia la parte delantera de un autobús que se desvió justo a tiempo. Traté de levantarme pero no pude: mi pierna izquierda estaba fracturada. Sin embargo, tirado en la pista, estaba agradecido por dos cosas: el bus no me había arrollado y pronto estaría en un hospital adecuado. A diferencia de mis compañeros escapé de una muerte tonta. El precio de mi atención fue dos veces el sueldo anual de mi madre viuda, quien era cajera de una tienda de comestibles. Una atención quirúrgica como la mía empobrece a treinta millones de hogares al año en el mundo. Se estima que solo entre el 5% a 10% de la humanidad está cubierta frente a una enfermedad catastrófica. ¿Cómo financiamos la atención de emergencias en medio de la preocupación mundial por la atención primaria y preventiva? Encontrar maneras equitativas para financiar la atención en salud ante una emergencia es el principal desafío para la medicina y la salud pública, junto con mecanismos que puedan proteger a las familias de la muerte, la discapacidad y/o la ruina financiera que acompaña a una enfermedad grave. Pero hay argumentos que señalan que los pobres “no necesitan nuevas tecnologías médicas o medicamentos; ellos necesitan prevención y mejores condiciones de vida”, como si hubiera que decidir entre lo uno y lo otro. En las últimas décadas del siglo XX, los formuladores de políticas de salud han recurrido a nociones rudimentarias de “costo-efectividad” y “sostenibilidad”. Pero, frente a los rápidos avances de la medicina y las vertiginosas fluctuaciones en el costo

y la eficacia de los mismos, han sido cada vez más los pobres a los que se les pide conformarse con un paquete mínimo en salud. La mayor parte de las desgracias que afligen a los pobres no están en las agendas oficiales de salud pública. Las vacunas y los medicamentos necesarios para el tratamiento de las enfermedades infecciosas emergentes como el ébola todavía no existen porque no hay dinero de por medio. La necesidad por atención hospitalaria ante una emergencia en partes del mundo donde esta no existe o es deficiente es crítica porque también carecen de personal, material y sistemas para

ofrecer atención primaria y preventiva. ¿Es posible fortalecer la infraestructura de salud para abordar ambas necesidades? En el 2010, Haití enfrentó una crisis muy grave cuando un terremoto destruyó gran parte de la infraestructura de salud en su capital. El Ministerio de Salud se derrumbó al igual que otros edificios federales y el 20 % de los trabajadores de salud pública resultaron muertos o heridos. En ese contexto, el ministerio pidió a Partners In Health construir un hospital universitario en Mirebalais, una pequeña ciudad en el centro de Haití. Yo viví después de romperme la pierna. Fue allí donde mis tres

EN NUESTRA DECLARACIÓN DE MISIÓN DE 1987

nos comprometimos en la lucha de la salud como un derecho humano. Reclutamos y entrenamos a trabajadores comunitarios de salud, enfermeras, médicos o gerentes para generar conocimiento sobre lo que debe ser la atención en salud. Queríamos descubrir junto a ellos cuál es la mejor manera de tratar el sida o el cáncer y la resistencia a los medicamentos de la tuberculosis en un asentamiento de chabolas en zonas rurales de Haití o en un barrio pobre en el Perú.

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colegas fallecidos en 1988 recibieron atención deficiente. En 18 meses construimos el hospital con energía solar más grande del mundo con la asistencia técnica de voluntarios carpinteros, plomeros y electricistas estadounidenses. Este hospital no gasta siquiera el 15% del presupuesto del Ministerio de Salud y, durante su primer año, vio la misma cantidad de pacientes que un hospital público estándar de referencia. Sus directores iniciaron programas de formación en cirugía, pediatría y medicina interna; otros programas, como enfermería especializada, gestión y medicina de emergencia, están en marcha actualmente. El hospital se ha convertido en el mayor empleador en el centro de Haití. Se estima que cada dólar invertido en su instalación genera casi dos dólares en la economía local. A pesar de nuestro éxito en Haití, sabemos que esta historia debe replicarse en otras regiones del mundo. Debido a la profunda ambivalencia acerca de los servicios para los pobres, aún si viven en países ricos o pobres, y al afán por privatizar las ganancias así como se socializan las pérdidas, seguimos preguntándonos cómo pagar por personal, equipamiento y sistemas necesarios para construir hospitales para los más necesitados. Se requieren nuevas formas de financiamiento para la atención en salud y para que sea más fácil permanecer saludables. Hemos descubierto que esto es posible cuando la esperanza es llegar a las personas con mayor riesgo de muerte prematura y discapacidad. (*Traducción Michael Lindeborg)


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DOMINGO 31 DE MAYO DE 2015 FOTO: LA REPÚBLICA

CARLOS CONTRERAS CARRANZA Historiador PUCP (Revistaideele.com)

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a lucha contra el proyecto cuprífero Tía María de la empresa Southern Peru ocurrida en estas últimas semanas en Arequipa, recuerda las protestas de junio de 2002 por la privatización de la empresa de electricidad EGASA que se libraron en esa misma ciudad durante el gobierno del entonces presidenteAlejandroToledo,elmismo que ahora ofrece sus servicios al gobierno del presidente Ollanta Humala para resolver el conflicto anti minero. No es mi intención explicar enesteartículolaprotestaactual, tarea llevada a cabo por diversos columnistas y estudiosos en los últimos días; antes en cambio reflexionar sobre el contenido anticentralista (más que antiminero) que ella tiene, como la tuvo también el “cajamarcazo” del 2011, el “baguazo” del 2009, el “andahuaylazo” del 2005, el “arequipazo” del2002ymovimientossimilares anteriores que ya se pierden en la memoria de los vivos. Propongo que parte de esta tensión entre los proyectos mineros que desde Lima miramos con simpatía como procesos de inversión y producción que nos traen divisas y desarrollo, pero que en las zonas de operación resultan enfocados como acciones agresivas contra el medio ambiente, que ponen en peligro las condiciones de la producción agropecuaria tradicional, tiene que ver con la forma de gobierno que los caracteriza. Aquíseconfundenelrégimen centralista, que reserva para el centro o capital de la república lasgrandesdecisionesenmateria de inversión y la parte gruesa de la tributación, con el régimen regalista, que reserva para el rey (en este caso el Estado) las riquezas del subsuelo y las aspiraciones de autonomía de los pueblos que en elPerú genéricamentellamamos “el interior”. Una larga tradición, que se remonta hasta los años del virrey Toledo, refuerza esta forma de administracióndelosrecursosnaturales, en la que el tesoro central controlalasgananciasquedejasu explotación, visto que ellas constituyen con mucho la parte más gorda de las ganancias de la eco-

Tengo la impresión de que volver a un régimen de descentralización

fiscal haría bien a la República próxima a apagar doscientas velitas.

Arequipazos y anticentralismos

nomía y que, al destinarse fundamentalmente a la exportación, son más fácilmente apropiables. Cuando en el siglo diecinueve resultó que la riqueza decisiva no estaba dentro de la tierra, sino encima de ella, como en el caso del guano, las leyes se adecuaron para declarar dichos yacimientos como propiedad del Estado, creándose el estanco del guano. La única época en que el gobierno central se avino avivirderecursosdistintosalasrentas de la naturaleza fue durante los años de 1881 a 1915, la época de la posguerra con Chile. La experiencia amarga de la derrotahizocreerporunosañosqueel

Estado debía vivir de otras fuentes, como de los gravámenes al comercio o al consumo interno, dejando a los empresarios privados toda la riquezadelanaturaleza,acondición de que levantasen la economía de la postración en la que la habían dejado la derrota en la guerra y la pérdida del guano y el salitre. En 1915, cuando las exportaciones al alza por el estallido de la Gran Guerra europea volvieron más hirienteelcontrasteentrelaprosperidaddelosempresariosylaestrechez de la hacienda pública, el gobierno central reclamó su parte histórica, introduciéndose los derechos o impuestos a la exportación, que

perdurarían hasta los años del gobierno militar, cuando se refundieron en el impuesto a la renta de las empresas de exportación. ¿Por qué en 1915 no se impuso un impuesto a la renta, en vez de gravar directamentelaexportación?Aquívieneel detalle. Por aquellos años corría un régimendedescentralizaciónfiscal, que establecía que los impuestos directos, como el impuesto a la renta ocualquierotrogravamenenqueel contribuyentequedaseclaramente identificado, pertenecían a los gobiernosdepartamentales,mientras que al gobierno central correspondían los tributos indirectos, como los que afectaban al comercio o el

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consumo. Abolido el régimen de descentralización fiscal en 1920, se pudo introducir un impuesto a la renta, en vista de que esta vez sí iría a los bolsillos del gobierno establecido en la capital de la república. Tengo la impresión de que volver a un régimen de descentralización fiscal haría bien a la república próximaaapagardoscientasvelitas. Los gobiernos departamentales (o regionales, como se les llama hoy) cobrarían el impuesto a la renta y decidirían sobre los recursos del subsuelo (adiós regalismo); el Estado central cobraría el impuesto general a la venta y el selectivo al consumo.¿Losgobiernosregionales


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Los nuevos nazis

Olvidan que la historia nos ha enseñado que lo que parece cierto en determinado momento resulta ser un gran error después de algunos años. ALONSO NÚÑEZ DEL PRADO Magíster en Filosofía (Revistaideele.com)

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quierenmásrentas?Tendránquealentar lainversión.¿Lapoblaciónlocalprefiere laagriculturaalaminería?Tendránque aplicar un sistema tributario en que la agriculturarindalasentradasalfiscoque lamineríadejaráderendir.Lacorresponsabilidad entre población y gobierno será más directa y más cercana; el presidente de la República no podrá decir “a estos gobiernos les cierro el caño” ni el MinisteriodeEconomíayFinanzaspodrá amenazaralosmunicipiosquesesuman a las protestas con congelar sus cuentas. ¿No es eso descentralizar el poder y la economía? ¿No era ésa la idea de la Repúblicaqueabrazamostraslaexpulsión de los españoles? Temo que soltar estas ideas en Lima resulte temerario; después de todo aquí disfrutamos de la parte grata de la inversión minera; aquí se cobran los impuestos, se gastan las ganancias y se disfruta del consumo que ellas permiten. Es lógico y natural que no queramos cambiar de régimen y que defendamos un sistema en que las decisiones de la gran minería y los impuestos que ella o las demásindustriasextractivasdejan,permanezcanvinculadasalacapital;pero,si esasí,deberemosacostumbrarnosaque en el futuro los “arequipazos” y demás “azos” serán el pan cotidiano de nuestra vida política.

n el mundo de hoy y, específicamente, en el Perú, hay gente que sin mayores dudas hubiera sido nazi de haber vivido en la Alemania de los treintas. Son los que se sienten dueños de la verdad, los que no aceptan que los del bando contrario pueden tener parte de razón, los que creen que se ha llegado al fin de los tiempos y que la última palabra está dicha. Olvidan que la historia nos ha enseñado que lo parece cierto en determinado momento resulta ser un gran error después de algunos años. Así ocurrió en Alemania, que al recuperarse de la terrible crisis de la primera post-guerra, bajo el gobierno del Nacional-Socialismo, creyó que esa forma de gobierno dictatorial y la ideología racista era el camino del éxito. Apoyaron a Hitler y olvidaron que las dictaduras siempre terminan en la corrupción, no solo en el plano socio-económico, sino en el ideológico. El ‘éxito’ momentáneo, los llevó a creer en las prédicas de la superioridad aria y toda esa monserga de afirmaciones que hoy nos parecen absurdas y de esa manera fueron llevados a una guerra de dimensiones apocalípticas. La verdad, no es patrimonio de nadie, con el pasar de los siglos la vamos develando, incluso en la ciencia. Recordemos que Galileo casi fue quemado vivo, que a Colón lo creyeron loco y que Darwin desafió todas las creencias bíblicas que nadie discutía en su tiempo. En política, hasta no hace muchos años se creía que las ideas marxistas eran una verdad ‘científica’ y el avance de la historia terminaría por acabar con el capitalismo. Hoy, hay quienes creen que el neoliberalismo es el único camino posible, empero los procesos son más complejos y nadie puede negar que el ‘capitalismo’ que criticó Marx está hoy teñido de

socialismo. Las grandes conquistas laborales, como las jornadas de ocho horas, las vacaciones, la seguridad social, etc., se deben en buena parte al temor que causaron las revoluciones rusa y china; y que lo que ha fracasado con la ‘caída del muro’ es el estado totalitario y la planificación centralizada de la economía. Marx fue un filósofo extraordinario, cuyo análisis de la realidad de su época fue certero, pero se equivocó cuando se metió a profeta y se puso a predecir

el futuro, asegurando que de la dictadura del proletariado se pasaría al socialismo y luego al comunismo. El mayor problema lo causaron algunos de sus seguidores quienes se confundieron y asumieron que se trataba de un mesías y de una nueva religión, sino pregúnteles a muchos de los autodenominados marxistas de los setentas: si se citaba en medio de una polémica a uno de sus clásicos (Marx, Engels, Lenin o Mao), nadie se atrevía a contradecirlos, como si hubieran sido

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una especie de dioses y no pudieran haberse equivocado. Así un adjetivo descalificador era entre ellos ‘revisionista’, como si no fuera lo más razonable revisar las afirmaciones y políticas. Había cosas que eran definitivas y no podían discutirse. Mas de lo ocurrido con esa izquierda, deberían aprender los neoliberales de hoy que en cierto sentido tendrían que reconocer a los marxistas como sus predecesores, ya que fue Marx el primero y quizá el mejor en hacer análisis económico del Derecho y le dio un lugar central en la vida humana a la economía, como hoy lo hacen los primeros, especialmente los llamados economicistas, olvidando otros aspectos tan o más importantes, como la realización personal y espiritual de los seres humanos.Que los neoliberales –diferentes de los liberales, aunque no quieran reconocerlo– se sientan momentáneamente como triunfadores, no quiere decir que tengan la verdad. El mundo da muchas vueltas y con el tiempo descubrirán queLo que parece cierto hoy, puede ser falso mañana.


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La “pastilla azul”, que incluso tiene versiones populares que no cuestan más de diez mangos, contra treinta que vale la de marca y cajita coquetona, casi siempre, digo, el fabuloso específico –sabiamente usado- resulta un “levantamuertos” de la gran seven, mi estimado.

CÉSAR AUGUSTO DÁVILA Perro Mundo

A

l ver que mi broder Miguelito Barraza, perdió un billetón, por negarle (mentiroso, cochambroso) a Betín, el uso del Viagra, a la hora del cuchi cuchi, me animé a hacer ciertas reflexiones, acerca de lo que ha sucedido entre el ayer y el hoy, con las aventuras de entresábana.

Resulta pues, que aquello que antes abordábamos como una suerte de gozoso deporte, con su toquecito de aventura, se ha convertido en algo más riesgoso que hacer puenting sin soga, ya que un simple encontroncito de catre con la más linda de las princesas dificilonas, puede rebotar en una infección capaz de destruir nuestro sistema inmunológico, hasta que la pelona diga basta. Y eso, luego de un pavoroso infierno de agonía torturada y sin esperanzas. El origen del VIH, que se traduce en SIDA, ha sido y es, millonariamente escamoteado mediante de mediocres declaraciones de medicuchos venales, que han inventado la cuchuflética historia de hombres que cachimbearon con monas, vacilándose con eso que se llama zoofilia o bestialismo, desde que el mundo es mundo y nunca, antes de Rock Hudson, oímos hablar de algo tan dramáticamente terrible. La historia “B” sin embargo, que usted puede encontrar si busca inteligentemente por internet nomás, habla de un numeroso grupo de “científicos” sudafricanos, que crearon el maldito virus, mediante una serie de maniobras físicos-químicas de algo que se llama ingeniería genética, experimentos ordenados por los mandatarios neo nazis de los tiempos del “apartheid”, con la finalidad de borrar a los crolos de la faz de La Tierra, en una versión de la hitleriana “Solución Final”, ensayada contra

El amor en tiempos del

HUMOR INGLÉS…

El de las 5 …en punto

La derecha se va al monte Dante Meza Cárdenas

E

Vi a g r a

desamparadas minorías étnicas. Y me esa flor, el mismo que inmediata- “cerebro reptiliano, antiguo, o priclaro, el ensayo se les fue de las ma- mente bautizado como “Viagra” (por mitivo”, al estímulo visual, táctil nos y la desgracia se propagó por el algo así como “agrandador de vías”), y/o olfativo, del sexo que nos intese ha convertido en la dichosa pana- rese en contrario. mundo entero. Luego, el mensaje “se dispara” Al parecer, la operación encubri- cea para los amantes fatigados por la dora está tan multimillonariamente odisea del chuculún, ya que en un a través del Sistema Nervioso, estifinanciada, que pronto, aparecerán 85%, de los casos, la “pastilla azul”, mulando la circulación periférica, “líderes de opinión “ y hasta “Premios que incluso tiene versiones populares que –si no hay inconvenientes de Nobel”, que lo mismo que hacen con que no cuestan más de diez mangos, bloqueo arterial, frustración psicorespecto a los hornos de Auchswitz, contra treinta que vale la de marca y lógica, trastorno nervioso, o digáBuchenwald y otros infiernos, afir- cajita coquetona, casi siempre, digo, moslo de un solo quechi, vejez del marán que aquello jamás existió y lo el fabuloso específico –sabiamente cliente- inunda los senos cavernopeor es que de todas mangas encon- usado- resulta un “levantamuertos” sos que rodean el pene y logran ese venturoso fenómeno que la ciencia trarán caídos del catre que les cree- de la gran seven, mi estimado. Pero como este modesto escri- denomina “erección penetrante”. rán a pie juntillas. Alguito más. Los hipertensos Pero hay otro Diablo más anti- bidor, algo entiende de menesteres guo, que los científicos serios deno- biológicos, aquí les regala una breve y otros feligreses que sobrellevan minan “Disfunción eréctil” , algo plática sencilla, a fin de que los seño- tratamiento cardiológico, no deque suele atenazar los “bolígrafos” rones jubilados y los muchachones ben autozamparse el Viagra -en de todo varón que pase la sesentena, que no patean bien al arco, se ilus- cualquiera de sus versiones- sin consultar a su médico. El riesgo de digo, si se trata de un normal bicho, tren acerca del tema. En primer lugar, el deseo sexual, infarto, es un peligro adicional. porque ahora se sabe de jovenzuelos, Pero aparte de esto, si usted que se toman las pastillitas azules de nace en determinada zona cerebral, dos en dos y a veces, ni con eso, oiga que los cultileídos conocemos como es ya, un muchachón de esos que ahora llaman “adulto mayor” o causted. ballo viejo” y tiene a la mano, una Pero sucede, que hace algunos potranca que lo tenga “embravasaños, ciertos experimentadores RESULTA PUES, cao”, tómese su pastillita una bioquímicos, que buscaban QUE AQUELLO QUE hora antes del encuentro elíxires mágicos contra ANTES ABORDÁBAMOS y recuerde lo que le dijo los bloqueos cardiovascomo una suerte de gozoso deporte, con su el mendigo a Aristóteles culares, responsables toquecito de aventura, se ha convertido en algo Onassis, cuando iba a de los temidos “accimás riesgoso que hacer puenting sin soga, ya que entrar al “Ritz”, parisién, dentes circulatorios”, un simple encontroncito de catre con la más linda embracetado de Jacqueque matan o invaliline Kennedy y le arrojó dan a tanta gente, rede las princesas dificilonas, puede rebotar en una al sombrero un billetón sultaron tropezando infección capaz de destruir nuestro sistema inmude cien dólares. con una potenciación nológico, hasta que la pelona diga basta. -¿Y qué le dijo el mendel “sildenafil” que no es Y eso, luego de un pavoroso infierno de digo, mi estimado? otra cosa que un “vasodiagonía torturada y sin - ¡Que Dios se lo pare, selatador periférico”, guárdaesperanzas. ñor!

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n un arranque impulsivo digno de estudio de la Escuela Freudiana, Barban y su pata, conductores del programa El Rey barbón, se sumaron a la lucha contra los temibles y sanguinarios espartambos y defender este sistema, justo, equilibrado y sensato que nos gobierna. Todo el mundo neoliberal de la derecha compasiva y creyente quedó absorto. Ríos de llanto corren por las mejillas de los más connotados representantes de las corporaciones internacionales. Es el caso de cierto periodista, para quien, es absurdo cómo dos de los suyos se internen, al igual que el Che, en el monte para defender el orden establecido, dejando la vida muelle que da el poder. “Este es un avenate”, dijo entre gemidos inaudibles, no hay otra explicación”. Otro abatido es Philip, para quien la decisión de Barban y su amigo, solo tiene una explicación: una ONG no ambientalista les depositó algo de lens culinaris, aquella de hojas oblongas, estípulas, lanceoladas, zarcillos, poco arrollados, flores blancas con venas moradas, o sea, lentejas, pues…es decir, el vil y cochino dinero. Pero que lejos de la verdad estaban todos. Nuestra CIA chola, la DINI, en un seguimiento de rutina, para cuidar también el statuo quo, así como matando el tiempo incorpóreo, halló la causa de tal extraña decisión de la pareja. Aquellos, camuflados como camarógrafos y luminitos ‘ampayaron’ a los conductores en una sostenida mirada ovejuna, mirada que nos atreveríamos a comparar con el ‘click’ de la Tula Rodríguez, genial palabreja que la filósofa ex cátedra y doctora honoris causa, regaló al confuso mundo, por lo cual deberíamos estar eternamente agradecidos. Y al igual que Cleopatra y Marco Antonio, Tristán e Isolda y Sheldon Cooper y Amy, decidieron dejarse de hipocresías y amarse hasta las cangallas, pero la sociedad peruana ¡ay! siempre tan tolerante, los perseguiría hasta el fin de los tiempos y no comprendería su amor, por ello decidieron morir en la batalla y que las letales huaracas de los espartambos maten sus cuerpos y su amor…y así Barba y su pata cumplirán su sueño.


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diarioUNO.pe DAVID LOVATÓN Abogado PUCP (Revistaideele.com)

Recientemente uno de los exministros de Justicia del gobierno de Alan García (2006-2011), Aurelio Pastor, fue condenado judicialmente por el delito de tráfico de influencias a cuatro años de cárcel efectiva, por haber ofrecido a una alcaldesa de entonces influir sobre algunas altas autoridades para que la beneficien con sus decisiones, a cambio del pago de una suma de dinero. La prueba fue una grabación que la referida ex alcaldesa hizo del ofrecimiento que Pastor le formuló. Tanto en el Perú como en América Latina en general, este caso no es el peor ni más grave caso de corrupción –no por ello menos condenable, por cierto-, pero sí una de las corruptelas más frecuentes y extendidas: un político o lobista que acumula cierto poder (en este caso no solo fue Ministro de Justicia sino también parlamentario) y lo ofrece para influir ilícitamente en determinadas autoridades, a cambio de algún tipo de beneficio (por lo general económico pero no necesariamente). Eso es tráfico de influencias por donde se le mire, más allá que el culpable sea un “pez gordo” o no. Sin embargo, lo que hace especial este caso es la defensa legal del exministro aprista. Con cinismo profesional, su abogado César Nakasaki –que debe haber amasado una gran fortuna defendiendo a muchos acusados de graves delitos de corrupción y de violaciones de derechos humanos, como el ex Presidente Alberto Fujimori, en los último 15 años-, ha esgrimido ante los tribunales y la prensa, que su defendido no incurrió en “tráfico de influencias” sino que tan solo ejerció el libre ejercicio de la abogacía como “gestor de intereses”. Inclusive Nakasaki ha grabado un video que puede verse en youtube recogiendo la supuesta “bandera” del libre ejercicio de la abogacía como un derecho fundamental. En lo personal, creímos que este argumento de defensa no iba a ser tomado en cuenta por la prensa, tal como no lo había hecho el tribunal que ratificó la condena. Nos equivocamos. Durante los días que siguieron a la decisión judicial y al encarcelamiento del exministro aprista, algunos medios de gran cobertura nacional abrieron sus micrófonos para discutir si estábamos frente a un caso de tráfico de influencias o tan solo ante el libre ejercicio de la abogacía. Creemos que no lo han hecho desinteresadamente sino con la mente puesta, no tanto en otros políticos sino en lobistas con acceso directo a Despachos ministeriales o que suelen enviar mensajes electrónicos para influir en la administración pública a favor de intereses económicos y empresariales. La condena judicial contra Pastor pone pues en riesgo este “business”. Por su parte, algunos dirigen-

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Un mirada

al caso del aprista

Pastor

Corrupción, normalidad y “pobreza legal” en el Perú.

tes del partido aprista como Jorge del Castillo –mentor del exministro ahora condenado- denunciaron que el encarcelamiento efectivo se habría llevado a cabo por presión sobre uno de los magistrados por parte del actual Presidente de Transparencia Internacional, el abogado José Ugaz, quien de inmediato salió a negar tal acusación. Por el contrario, a nosotros nos parece más bien una sentencia fruto de una mayor independencia que al parecer ahora se respira en predios judiciales ante la indebida influencia que históricamente ha ejercido el APRA en todo el sistema de justicia para favorecer la impunidad de sus líderes en casos de corrupción y derechos humanos. Hay que tomar en cuenta que uno de los principales operadores del partido aprista en el Poder Judicial, era el magistrado César Vega Vega, fallecido el año pasado. Por otro lado, el APRA ya no controla la actual conformación del Tribunal Constitucional, en tanto que en el Ministerio Público

los fiscales supremos vinculados al APRA están más preocupados en salvar su propio pellejo que en favorecer al partido de Alfonso Ugarte. Con ello no queremos dar a entender que la influencia del aprismo en el sistema de justicia ha desaparecido ni mucho menos; pero sí creemos que sus bonos han bajado. Así que cuando Pastor y otros dirigentes apristas denuncian que esta

decisión se debe a presión política, en realidad son ellos los que no ejercieron suficiente presión política para un desenlace diferente. Lo que no deja de sorprender es la naturalidad con la que el abogado defensor y parte de la prensa, han podido poner a debate público si este hecho es en verdad un delito de tráfico de influencias o tan solo se trata del libre

CON CINISMO PROFESIONAL, SU ABOGADO CÉSAR NAKASAKI

–que debe haber amasado una gran fortuna defendiendo a muchos acusados de graves delitos de corrupción y de violaciones de derechos humanos, como el ex Presidente Alberto Fujimori, en los último 15 años-, ha esgrimido ante los tribunales y la prensa, que su defendido no incurrió en “tráfico de influencias” sino que tan solo ejerció el libre ejercicio de la abogacía como “gestor de intereses”. Inclusive Nakasaki ha grabado un video que puede verse en youtube recogiendo la supuesta “bandera” del libre ejercicio de la abogacía como un derecho fundamental.

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ejercicio de la abogacía en su modalidad de “gestor de intereses”; inclusive, el abogado Nakasaki invoca un informe del Colegio de Abogados de Lima que supuestamente avalaría su tesis de defensa. Consideramos que ello refleja, entre otras cosas, una permisividad social y cultural a la corrupción en el Perú, que también puede notarse en la mayor parte de países de América Latina, con mayor o menor intensidad de cinismo social y político. Permisividad que, en cambio –y felizmente-, ya no se da frente a prácticas sociales que hace tan solo unas décadas eran consideradas “normales”, como la violencia contra la mujer o el maltrato infantil; tales conductas ilícitas si bien siguen dándose, al menos ya no cuentan con tolerancia social ni oficial, lo que supone un valioso cambio cultural. A esta permisividad podríamos calificarla de pobreza legal, no en el sentido bastante extendido de falta de acceso a la justicia que se encuentra en la literatura jurídica, sino en el sentido de pobreza moral de sociedades que han rebajado los estándares de ética pública, a tal punto, de confundir la comisión de un delito con el ejercicio de una profesión. La cultura jurídica del respeto a la ley forma parte de la ética pública y, en la orilla opuesta, la burla de la ley hace parte de la cultura de la corrupción. Sin duda, esos abogados, políticos y medios de comunicación que han pretendido absolver judicial y mediáticamente a Pastor con esta confusión entre delito y ejercicio profesional, hacen parte de esta pobreza legal y moral que pretende que la sociedad y la justicia pasen por agua tibia delitos tan claros como en los que incurrió el ex Ministro de Justicia. Felizmente, al menos en este caso, la justicia peruana no ha caído en el juego. Nos preguntamos ¿qué pasaría si a partir de este caso el Poder Judicial condenara con firmeza y con cárcel efectiva todo tráfico de influencias? Estamos seguros que ello tendría un efecto inhibitorio de la corrupción mucho más poderoso que anodinas declaraciones o planes anticorrupción. Otra razón nos lleva a calificar de pobreza legal esta permisividad política y social frente a la corrupción: consideramos que este tipo de conductas sociales hacen parte de la pobreza en general, entendida esta última como la define el premio Nobel Amartya Sen, como ausencia o escasez de capacidades y no solamente como falta de ingresos. Desde esta perspectiva, podríamos afirmar que gran parte de las sociedades de América Latina también es pobre porque no se rebela ni condena con firmeza la corrupción, sino que tolera argumentos tan mentirosos como el que el abogado del exministro aprista nos quiere vender. Por el contrario, sociedades menos pobres suelen ser, a la vez, menos tolerantes con estas prácticas corruptas.


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OTRAS

DISQUISICIONES Víctor Hurtado Oviedo

E

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n los jardines, todas las hormigas corren con sus hojas porque han dejado su declaración de impuestos para el último día. No hay forma de reeducarlas; se hacen las desentendidas y, como son tan pequeñas, nos dicen: “No lo escucho: ¿me podría bajar la voz?”. Por esto, las finanzas del hormiguero no van bien y faltan los servicios esenciales. A este paso, las hormigas terminarán en el pluriempleo, y hasta la hormiga reina deberá sufrir la electrizante experiencia del trabajo para que las otras hormigas no le hagan una Revolución Francesa. Aunque sean algo dejadas en cuanto al pago de impuestos, las hormigas son ejemplares en otros avatares de la existencia. Por ejemplo, su sentido de cooperación las haría invencibles si jugasen futbol. Entre

las hormigas no hay superestrellas y, aunque tarden en cumplir, al final no evaden el pago de impuestos. Tampoco se casan con modelos. Las hormigas obreras colaboran entre sí porque son demasiado hermanas: comparten el 75 % de los genes –más que los gemelos idénticos humanos, quienes apenas llegan a un ridículo 50 %–. Las hormigas de una misma especie se parecen entre sí como los candidatos que nos prometen las mismas cosas. Son iguales por fuera, y las hormigassefrustranmucho

porque no hay forma de vengarse de una que le negó el saludo a otra: todas son iguales. Que se sepa, entre los insectos, solo la avispa del papel ofrece caras distintas para que sus hermanas las reconozcan. En esto se parecen a los chimpancés, los bonobos y los seres humanos, aunque algunos de estos últimos suelen tener más caras que los dados. La cara es un gran invento siempre que una pueda diferenciarse de otra; si no, da lo mismo. Muchos animales tienen rostro,

EL CASTIGO IBLE SERÍA IMPOS omo los peones los mos iguales c si todos fuése l. No podría identificarse a a yes lm e hiciéramos e tanto, no habría derecho ni le an culpables; por ciedad. A la inversa, no podrí y ni siquiera so r nuestros méritos. ¿Quién lo premiarnos po ?: la cara es cuestión de hubiera dicho o de estética. ética, n

pero se parecen tanto entre sí, que los individuos solamente pueden distinguirse mediante el olor que irradian: en un cuarto obscuro no hay anónimos. Los humanos somos los únicos primates que carecen de pilosidad abundante. Aunque sean barbudas, nuestra caras ofrecen rasgos que las tornan únicas; por tanto, nos dan identidad. Los rostros permiten la reciprocidad humana: “Hoy por ti, mañana por mí”, uno de los valores que afianzan la permanencia de las sociedades (Martin Nowak: ¿Por qué ayudamos? en Scientific American, julio del 2012, p. 22). La identidad nos torna responsables de nuestros actos: nuestra cara nos diferenciará cuando nos busquen por hacer el bien o por hacer el mal. Sentimos miedo ante los rostros cubiertos pues la falta de identidad nos amenaza. Los peones de ajedrez son iguales; si uno hace una maldad a otro,

Las hormigas obreras colaboran entre sí porque son demasiado hermanas: comparten el 75 % de los genes –más que los gemelos idénticos humanos, quienes apenas llegan a un ridículo 50 %–. para esconderse solamente necesita ponerse al lado de un tercero: la igualdad es su escondite; no necesita una multitud. El castigo sería imposible si todos fuésemos iguales como los peones e hiciéramos el mal. No podría identificarse a los culpables; por tanto, no habría derecho ni leyes y ni siquiera sociedad. A la inversa, no podrían premiarnos por nuestros méritos. ¿Quién lo hubiera dicho?: la cara es cuestión de ética, no de estética.

SENTIMOS MIEDO

ante los rostros cubiertos pues la falta de identidad nos amenaza.

El rostro tiene una cara ética www.diariouno.pe


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