“Año nuevo, el propósito de bajar de peso” Información: Servicio Social / INASART/ Revisión y asesoría: Dra. Blanca Elena Mancilla Gómez. Diseño Editorial: Iris Martínez. Fotografía: Claudia Pérez Díaz.
Uno de los principales propósitos de año nuevo es y ha sido el bajar de peso tanto en mujeres como en hombres; lamentablemente en muchas ocasiones este propósito llega a atentar contra la salud de muchos. El exagerado deseo por lucir delgados y tener una apariencia dentro de los estándares sociales trae complicaciones que pueden causar problemas de salud severos incluso la muerte, es importante consultar especialistas como entrenadores, nutriólogos, doctores, psicólogos, etc., antes de poner en riesgo la vida, bajando de peso a costa de lo que sea para cumplir con la sociedad. Cada día la televisión ofrece enormes cantidades de productos bajos en calorías, fármacos y servicios de reducción de peso. La posibilidad de llevar una “vida sana”, trae consigo a una sociedad confundida, engañada y preocupada por la silueta. Quizás en un principio todo empieza por el simple deseo de cuidarse, guardar la línea o bajar un par de kilitos, nada más; sin embargo, al pasar el tiempo esto no es suficiente para algunas personas. Poco a poco, su temor e inseguridad los lleva a tomar medidas mucho más drásticas. El temor a engordar lleva a tomar medidas extremas; dejando de comer por completo, tomando laxantes, diuréticos, e incluso provocarse el vómito. El exagerado deseo por verse “bien”, tal como dicta la moda, lleva a algunas personas a desarrollar trastornos alimentarios.
Los trastornos alimentarios son enfermedades que comienzan con la preocupación excesiva por el peso corporal y el aspecto físico. Esto ocurre cuando una persona coloca a la comida como eje central en su vida. Para la persona la comida adquiere un protagonismo especial y basa en ella todos los pensamientos y actos que forman parte de su vida diaria sintiéndose superdependiente de esa idea. Muchas personas preparan sus menús meticulosamente para que nada de lo que consuman se salga de su control; ingiriendo tan sólo una fruta o yogur en todo el día, y a toda costa evitan invitaciones a restaurantes donde por obligación tengan que romper su dieta. La obsesión de muchas mujeres/hombres permite que su vida gire en torno a la comida y lo que esta pueda ocasionar a su cuerpo. Estas enfermedades ocurren por lo general en la adolescencia, entre los 13 y 20 años, ya que es un período en el cual el cuerpo se va desarrollando y cambia de manera abrupta, mientras que la imagen mental que se tiene del propio cuerpo es mucho más lenta que su evolución fisiológica. En gran medida la publicidad y los medios de comunicación que muestran modelos o prototipos “perfectos” de hombres y mujeres, bellos y muy delgados, son influyentes en el desarrollo y aparición de estos trastornos alimentarios; ya que las personas alteran su imagen corporal, definida enormemente por dicha moda. La preocupación por la imagen corporal se ha desarrollado a lo largo de la historia de los diferentes pueblos y culturas. Los cánones de belleza varían con el paso del tiempo en las civilizaciones. La presión de los medios de comunicación por un cuerpo “bello” para lograr una imagen socialmente aceptada ha desempeñado un papel esencial en la aparición y aumento de nuevos trastornos.
La imagen corporal se refiere al conjunto de percepciones, creencias, pensamientos y actitudes hacia el cuerpo así como las experiencias y sentimientos que el cuerpo produce y vive. La alteración de la imagen corporal se divide en un componente afectivo, la insatisfacción corporal que sería el grado en el que los sujetos valoran o desprecian su cuerpo, y otro componente más que sería la distorsión de la imagen corporal que es el cambio de la imagen instituida por la sociedad (medios de comunicación). Las patologías que se describen a continuación tienen como factor común una preocupación excesiva por la apariencia e ideas intrusivas y recurrentes sobre la imagen corporal así como conductas relacionadas con dichas ideas. El deseo de perfección y la distorsión de la propia imagen caracterizan estos cuadros. Bulimia Se caracteriza por un ciclo en el que se come en exceso, conocido como “atracón”, seguido por una conducta purgativa o compensatoria que pretende deshacerse de las calorías ingeridas, en ocasiones se sustituyen por ayunos. Hay dos tipos de bulimia: • Purgativa: cuando se usa el vómito o laxantes, diuréticos o enemas en exceso. • No Purgativa: cuando se emplean otras conductas como sacarse la comida de la boca, el ayuno o el ejercicio intenso, el abuso en el consumo de agua, sin recurrir regularmente a provocarse el vómito o al uso de laxantes. Algunas de las consecuencias son problemas renales, cardiacos, óseos, nerviosos, entre otros. Tratamiento: Restablecer los hábitos alimenticios adecuados y tener una imagen corporal satisfactoria.
Bulimia Nerviosa Es la compulsión a ingerir grandes cantidades de alimento en un corto periodo de tiempo, acompañado de purgas y como una variante de la anorexia nerviosa. El comportamiento bulímico se caracteriza por episodios de ingesta incontrolada de gran cantidad de alimentos y conductas compensatorias para eliminar la ansiedad y culpa posterior. Estos pacientes se suelen diferenciar de los anoréxicos porque no están delgados, generalmente tienen un peso normal o sobrepeso. La obesidad o sobrepeso previo al trastorno suele ser lo que lleva a la persona a iniciar una dieta, que normalmente no puede seguir, dando lugar a la ingestión compulsiva de alimentos. Estos pacientes tienen una personalidad distinta a la que hemos visto en la anorexia. Generalmente son desinhibidos, inestables emocionalmente, impulsivos y con dificultades temperamentales desde la infancia. Dentro del trastorno bulímico se diferencian el purgativo (vómitos, laxantes...), y el no purgativo (ayuno, ejercicio intenso). Lo más frecuente es la inducción de vómito. Algunos síntomas son: La edad de inicio es más tardía que la anorexia, sobre los 20 años. Los pacientes se dan cuenta mucho tiempo después, puesto que el deterioro no es tan grave como en la anorexia. La mayoría de los pacientes entran en el círculo dietaatracón-conducta compensatoria, ocasionando baja autoestima y aislamiento social. Los trastornos de ansiedad son muy frecuentes en pacientes bulímicos, y se asocia a fobia social, trastorno obsesivo, agorafobias, trastorno del control de impulsos y trastorno límite de personalidad.
Tratamiento: los objetivos primordiales se centran en eliminar los vómitos, atracones, corrección de los patrones cognitivos que son similares a los de la anoréxica, tratar las complicaciones médicas y mantener la normalidad. El tratamiento farmacológico consiste en antidepresivos a altas dosis y si son obesas se puede ayudar a perder peso y controlar los impulsos con antiepilépticos a bajas dosis, que sólo deben ser prescriptos por el médico especialista. El tratamiento psicológico para los atracones, haciendo especial hincapié en este caso en técnicas de autocontrol. En estos casos las pacientes acuden a consulta, porque suele presentarse más tardíamente. El tratamiento cognitivo se centra en reestructuración cognitiva para corregir los pensamientos automáticos que le llevan a la ingesta compulsiva, así como mostrarle todos los efectos físicos y psicológicos que le están dejando la enfermedad. Los trastornos antes mencionados son los que suceden con más frecuencia, sin embargo existen otros que no son tan comunes pero que de igual forma son delicados para la salud tanto física como psicológica por ejemplo:
Ortorexia Se trata de una obsesión por comer únicamente alimentos que se consideran sanos, rechazando las grasas, carnes, alimentos con pesticidas, etc. El rechazo de estos alimentos les lleva a evitar comer en casas de familiares o amigos donde se los pueden ofrecer. La alimentación se convierte en una preocupación recurrente, pasando gran parte de su tiempo pensando en ello y sintiéndose culpables si se saltan la dieta. Planifican cuidadosamente lo que van a comer y se aíslan socialmente. Las carencias de alimentos producen anemia, falta de vitaminas, hipotensión y osteoporosis. La potomanía Consiste en beber una gran cantidad de líquido, de manera compulsiva, que se acompaña de una agradable sensación de placer, aunque puede tener consecuencias negativas para la salud. Se trata de un trastorno relativamente desconocido, que se acompaña al ser satisfecho de una sensación placentera. Cuando una persona es consciente de que bebe demasiada agua, alrededor de siete o más litros al día, debe acudir al especialista en endocrinología con el fin de descartar cualquier trastorno hormonal u otra patología que afecte al área del hipotálamo, lugar donde se encuentra el centro que regula la sed. No obstante, y como consecuencia de episodios repetidos, se puede alterar el buen funcionamiento de los riñones, la composición de la sangre y el equilibrio de fluidos y electrolitos dentro del organismo. Tratamiento: El tratamiento de la potomanía depende de la causa de base, aunque en general se debe restringir el consumo de líquidos a un litro y medio diario. En ocasiones, los médicos prescriben un diurético para aumentar la excreción de agua por parte de los riñones, aumentando el aporte de sodio en poco líquido.
Vigorexia El término es relativamente reciente, se utiliza para designar a personas que se caracterizan por una obsesión con la musculatura que les impedía verse como eran realmente, sintiéndose débiles, enclenques y carentes de atractivo físico. Se ha denominado también anorexia inversa, complejo de Adonis y dismorfia muscular, pero aún no está incluido dentro de las clasificaciones diagnósticas. Se caracteriza por una alteración de la imagen corporal por la cual las personas se creen más débiles y pesadas de lo que son. Se trata de una preocupación excesiva por la propia musculatura por lo que pasan horas realizando ejercicio (más de 3-4 horas/día se considera excesivo) y abandonan sus obligaciones. Se puede considerar una variedad de la alteración dismórfica centrada en la musculatura global. Se considera que un 10% de los hombres que acuden al gimnasio pueden presentar este síndrome. No todos los culturistas lo padecen ni es exclusivo de los hombres aunque su prevalencia es mayor. La edad más frecuente de aparición es entre 18-35 años. Se considera patológico cuando la preocupación por el cuerpo y la musculatura absorbe varias horas al día y las repercusiones en la salud son relevantes. La consecución de un cuerpo deseado se convierte en una meta imprescindible para ser feliz. Se puede detectar por signos médicos como: acné importante, testes pequeños o infertilidad que la causan el abuso de esteroides anabolizantes androgénicos que suelen consumir y cuyo uso se ha extendido. Algunos síntomas son: Trabajar su cuerpo de forma compulsiva; actitudes anómalas hacia la comida, seleccionando los alimentos y teniendo conocimientos detallados sobre las dietas rechazando las grasas; obsesión por verse musculosos que les hace mirarse continuamente en el espejo y pesarse
varias veces al día; retraimiento social; camuflan su físico con ropas superpuestas o que abulten para parecer más voluminosos; levantamiento de pesas y ejercicio físico más de 6 horas al día cuya meta es aumentar la masa muscular y narcisismo. A nivel psicológico muestran alteraciones caracterízales, irritabilidad y perfil agresivo. Gracias al consumo de anabólicos se producen daños. En los hombres se produce: disfunción eréctil, atrofia testicular, baja formación de esperma y mayor proporción de cáncer de próstata. En la mujer se produce: ginecomastia, vello facial y voz ronca. Problemas físicos y estéticos: desproporción entre cabeza y cuerpo; problemas óseos y articulares; sobrecarga del músculo, lo cual influye negativamente en los tendones y huesos con mayor número de desgarros, esguinces y falta de agilidad. Tratamiento: Multidisciplinar (responde a una necesidad de lucir bien y repercute psicológicamente y físicamente); se debe tratar con diferentes especialistas como psiquiatra, psicólogo, dietista y educadores físicos. • Psicofarmacológico: ISRS ( aspectos impulsivos, obsesivos y componente afectivo) • Dietas equilibradas y variadas, supresión de anabolizantes. • Psicoterapéutico: cognitivo-conductual (distorsiones preceptuales, estrategias de afrontamiento, cambio en los hábitos de alimentación, reducción de la ansiedad y práctica del deporte). El objetivo es modificar la conducta del sujeto y recuperar su autoestima. Este último trastorno se puede encontrar en gran medida dentro del fisicoculturismo. El fisicoculturismo es un tipo de deporte basado generalmente en ejercicio físico intenso, generalmente anaeróbico, consistente la mayoría de veces en el levantamiento de pesas, que se suele realizar en gimnasios, y cuyo fin suele ser la obtención de un cuerpo lo más definido, voluminoso y proporcionado muscularmente posible. También se suele llamar culturismo o musculación.
El fisicoculturismo es un estilo de vida que puede ser saludable, considerando que promueve un hábito de vida basado en el ejercicio físico y una alimentación sana. Pero el fisicoculturismo llevado al extremo podría degenerar en trastornos psicopatológicos importantes como puede ser la musculodismorfia o vigorexia, narcisismo excesivo, conductas violentas, trastornos alimentarios o el consumo abusivo de drogas como los anabolizantes androgénicos esteroideos. Una figura en el espejo perturba su mente. Verla cada día más delgada es la preocupación de su familia. Las personas que sufren de trastornos alimentarios son inseguras de su propio valor, que necesitan constantemente de la aprobación de los demás. Hacen todo lo necesario para complacer a otros, negando incluso sus propios deseos y necesidades. Las consecuencias en estos casos son: Amenorrea, infertilidad, afecciones cardiacas, problemas dentales, pérdida de cabello, falta de atención, hemorroides, estreñimiento, depresión, aislamiento y hasta la muerte. Los últimos estudios indican que un 56% de las mujeres y un 43% de los hombres se encuentran insatisfechos con su imagen corporal. Las chicas muestran mayor grado de insatisfacción corporal que los chicos. El tratamiento que necesita una persona que sufre de algún trastorno de la alimentación, debe ser integral: que incluya la parte psicológica, médica y nutricional. Y lo más importante es que la familia participe de este proceso, ya que resulta un gran apoyo en la recuperación, porque es durante este proceso cuando más se necesita del respeto, amor y comprensión de los seres queridos para fortalecer la autoestima y recuperar el verdadero peso como ser humano.
*Gracias a la Dra. Blanca Elena Mancilla Gómez, por su colaboración y asesoría.