INSTITUTO NACIONAL DE BELLAS ARTES MÚSICA JUNIO MAYO 2014 Viernes 27 20:00 horas
12:15Domingo y 13:45 horas 29 12:15 horas
Concierto 15
ORQUESTA SINFÓNICA NACIONAL Carlos Miguel Prieto, director artístico Temporada anual de conciertos 2014 Concierto 15
Actividad del 80 aniversario del Palacio de Bellas Artes Carlos Miguel Prieto, director artístico Gabriela Montero, pianista
Programa Leonard Bernstein
Obertura de Candide
Sergei Rajmaninov
Concierto para piano y orquesta núm. 2 en do menor Op. 18
33’
George Gershwin (1898-1937)
Cuadro sinfónico de Porgy and Bess (Arreglo de Robert Russell Bennett)
24’
Leonard Bernstein
Danzas sinfónicas de West Side Story
20’
(1918-1990)
(1873-1943)
5’
Moderato Adagio sostenuto Allegro scherzando
Intermedio
(1918-1990)
Prólogo En algún lugar Scherzo Mambo Cha-Cha-Cha Encuentro Cool-Fuga Pelea Final
Duración aproximada: 1 hora y 30 minutos
Junio 2014 Viernes 27, 20:00 horas Domingo 29, 12:15 horas
Orquesta Sinfónica Nacional Es la agrupación musical más representativa de nuestro país. Su primer antecedente es la Orquesta Sinfónica de México, fundada por el maestro Carlos Chávez en 1928. A partir de la creación del Instituto Nacional de Bellas Artes en 1947, la Sinfónica de México se convirtió, primero, en Sinfónica del Conservatorio Nacional de Música y, finalmente, en la Orquesta Sinfónica Nacional. Ha obtenido diversos reconocimientos, como la nominación al Grammy Latino 2002 al Mejor álbum clásico y el premio Lunas del Auditorio como Mejor espectáculo clásico en 2004. La han encabezado, entre otros, Moncayo, Herrera, Mata, Cárdenas, Flores, Savín y Diemecke. Figuras legendarias la han dirigido, como Monteux, Bernstein, Stravinski, Solti, Copland, Penderecki, Klemperer, Celibidache, Villa-Lobos y Dutoit. Los solistas que ha presentado incluyen a varios de los más grandes músicos de nuestros días, como Arthur Rubinstein, Yo-Yo Ma, Mstislav Rostropóvich, Carlos Prieto, Jessye Norman, Frederica von Stade, Kiri Te Kanawa, Francisco Araiza, Plácido Domingo y Joshua Bell, por nombrar sólo algunos. La Orquesta Sinfónica Nacional participa de forma continua en los festivales de México en el Centro Histórico, así como en los internacionales Cervantino y de Música de Morelia. Fue la designada para ofrecer el concierto por la entrada del milenio, en compañía del tenor Ramón Vargas, en la Plaza de la Constitución. Su trayectoria internacional es muy amplia. Ha participado en importantes festivales y realizado giras a diferentes países, donde ha obtenido siempre grandes éxitos. Sobresale su constante apoyo en difundir el repertorio sinfónico mexicano y latinoamericano. Entre sus giras internacionales cabe destacar la que concluyó en febrero de 2008, bajo la batuta de su actual director, el maestro Carlos Miguel Prieto, quien asumió el cargo en 2007. En este viaje, la OSN tocó 14 conciertos en las salas más reconocidas de Europa como la Tonhalle en Düsseldorf, Gewandhaus de Leipzig y Konzerthaus en Berlín, Alemania; Concertgebouw en Ámsterdam, Holanda; Theatre Du Chatelet en París, Francia y Palais Des Beaux Arts en Bruselas, Bélgica, entre otras, con ovaciones del exigente público europeo.
Palacio de Bellas Artes
Carlos Miguel Prieto, director Es uno de los directores jóvenes más talentosos y versátiles de la actualidad, y director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional desde septiembre de 2007. Con esta orquesta realizó una gira por Europa a principios de 2008, en la que ofreció 14 conciertos en Berlín, París, Leipzig, Ámsterdam y otras ciudades. Es director titular de las orquestas sinfónicas de Minería y Louisiana. Fue director asociado de la Sinfónica de Houston, director titular de la Orquesta Sinfónica de Xalapa y de la de Hunstville, al igual que director asociado de la Filarmónica de la Ciudad de México. Es fundador y director musical del Festival Mozart-Haydn. El maestro Carlos Miguel Prieto es, desde 2004, director principal de la Orquesta Juvenil de las Américas, con la que obtuvo un resonante éxito en el Teatro Colón de Buenos Aires, en el Kennedy Center de Washington, así como en las Naciones Unidas de Nueva York. Además de su exitoso debut como director huésped de la Filarmónica de Nueva York en octubre de 2005, se ha presentado con otras prestigiosas orquestas en los Estados Unidos. En 2008, hizo su debut con las sinfónicas de Boston y de Chicago, en cuyos conciertos actuó como solista Yo-Yo Ma. Ha dirigido el estreno mundial de más de 50 obras y ha grabado seis discos de repertorio mexicano y latinoamericano para orquesta, bajo el sello Urtext. En 2006 inició un proyecto de grabaciones con la Real Filarmónica, en Londres, Inglaterra. Empezó sus estudios de violín a la edad de cinco años, con Vladimir Vulfmann. Como violinista ha participado en los festivales de Tanglewood, Aspen, Interlochen, San Miguel de Allende y Cervantino. Desde temprana edad es miembro del Cuarteto Prieto, tradición musical de más de cuatro generaciones, con el cual se ha presentado en México, los Estados Unidos y Europa. En 1996 fue solista con la Orquesta Sinfónica Nacional de México. Estudió dirección orquestal con Jorge Mester, Enrique Diemecke, Charles Bruck y Michael Jinbo, así como en los cursos de la Escuela Pierre Monteux, Tanglewood y Le Domaine Forget. Es graduado de las universidades de Princeton y de Harvard. En 2002, recibió el Premio de la Unión Mexicana de Críticos de Música y en 1998 la Medalla Mozart, otorgada por los gobiernos de México y Austria. Por su trabajo musical y educativo fue invitado a participar en el Foro Mundial de Davos, Suiza, como Leader of Tomorrow. 3
Gabriela Montero, pianista Originaria de Caracas, ofreció su primer recital de piano a la edad de cinco años. A los ocho debutó en concierto en su ciudad natal y fue becada por el gobierno de Venezuela para estudiar en los Estados Unidos, donde reside en la actualidad. Ha sido solista de las filarmónicas de Los Ángeles y Nueva York, las orquestas de Cleveland y Filadelfia; sinfónicas de Atlanta, de la Radio de Colonia, San Francisco, Chicago y Pittsburgh; Philharmonia Orchestra de Londres y de muchas otras agrupaciones. Entre sus colaboraciones recientes destacan las realizadas con directores como Claudio Abbado, Gustavo Dudamel, James Gaffigan, Lorin Maazel, Yannick Nézet-Séguin y Leonard Slatkin. En la temporada 2012-2013 hizo su debut con la Sinfónica de la Radio de Berlín y realizó una gira de recitales por Europa con el violonchelista Gautier Capuçon. Su agenda incluye presentaciones con la Sinfónica de Detroit y la Filarmónica de Rotterdam, una gira con la Academia de San Martín en los Campos y otra con la Orquesta de Cleveland. Se presenta regularmente con la Orquesta de la Radio de Viena y con la Orquesta de Cámara de Zurich. Una de sus cualidades destacadas es su capacidad para la improvisación, que forma parte importante de su pensamiento musical, así como de sus actuaciones en concierto y recital. Ha empezado a desarrollar también una interesante actividad como compositora, creando una obra para piano y orquesta titulada Ex Patria, con la que se ha presentado acompañada de diversas orquestas de los Estados Unidos y Europa. Gabriela Montero tocó en la ceremonia inaugural del presidente Barack Obama en 2008 y en el 2012 recibió el Premio Rockefeller por su contribución a las artes. Ha sido invitada dos veces a hablar en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, y ha participado en el Festival Mujeres del Mundo en el Southbank de Londres. Ha grabado obras de Rajmaninov, Chopin, Ginastera, Liszt y otros compositores, así como un exitoso CD con improvisaciones sobre temas de Bach.
Palacio de Bellas Artes
Notas
Leonard Bernstein (1918-1990)
Obertura de Candide
En la recámara de Voltaire. Voltaire, muy viejo, vestido de camisón y gorro blancos, duerme en su cama. Frente a él, sobre la cama, hay un atril portátil sobre el que se encuentra un enorme libro manuscrito abierto, un tintero y una pluma de ganso. Durante la obertura, Voltaire duerme. (Obertura: Allegro molto con brio) Al final de la obertura, entra a la recámara un sirviente chino con cola de caballo y se apresura hasta la cama llevando un tarro de chocolate caliente. Sacude a Voltaire y lo despierta. Voltaire toma sorbos del chocolate, tose, le devuelve el tarro al sirviente, y éste se apresura a salir de la recámara. Voltaire bosteza, se estira, se cala unos espejuelos con montura de acero y toma la pluma de ganso y el libro manuscrito. VOLTAIRE (leyendo sobre el acompañamiento de una cajita de música): -En Westfalia, en el castillo del barón Thunder-Ten-Tronck, vivían cuatro jóvenes. Todos ellos eran muy felices porque sabían que vivían en el mejor de los castillos posibles, en el mejor de los países posibles, en el mejor de los mundos posibles. El más feliz de todos era el noble joven Candide. Aunque era sólo un primo bastardo, se le permitía graciosamente usar las mejores ropas de segunda mano y volar el tercer mejor halcón de la baronía.
Es así como se inicia la comedia musical Candide, basada en la novela satírica homónima de Voltaire, y estrenada en Broadway el primero de diciembre de 1956, con libreto de Lillian Hellman y música de Leonard Bernstein. Vayamos primero a los antecedentes. François-Marie Arouet, mejor conocido como Voltaire (1694-1778) es hasta nuestros días una de las figuras culminantes de la literatura francesa, habiendo conjugado en su obra la capacidad crítica y la ironía que sintetizan lo mejor del pensamiento francés de su tiempo. En sus escritos, Voltaire propaga vigorosamente un ideal de progreso al cual los pensadores y filósofos posteriores se han mantenido receptivos.
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Su larga vida abarcó los últimos años del clasicismo y las vísperas de la revolución; en esos años, sus obras fueron un factor determinante en la dirección que habría de tomar la civilización europea. A finales del año de 1758 Voltaire escribió la más famosa de sus obras, la novela satírica Candide. El protagonista de Voltaire es un optimista confirmado, y su maestro, el Dr. Pangloss, le ha inculcado la convicción de que éste es el mejor de los mundos posibles. Acompañado por su amada Cunegonda, Candide decide dejar su hogar en Westfalia y lanzarse por el mundo en busca de la verdad, la bondad y la honestidad. Deambulando de ciudad en ciudad (Lisboa, París, Buenos Aires, etc.), Candide y Cunegonda encuentran sólo miseria, tragedia, desastres y ambición humana. Candide es golpeado, humillado, engañado y finalmente obligado a descender al ínfimo nivel moral del mundo que lo rodea. Amargado y desilusionado, Candide decide finalmente sentar cabeza y ocuparse de sus propios asuntos: se casa con Cunegonda, quien para entonces es una mujer vieja y fea. Esta es, a grandes rasgos, la anécdota de la novela de Voltaire sobre la que Lillian Hellman basó su incisivo y atrevido libreto para la comedia musical homónima, a la que Leonard Bernstein habría de ponerle música. A partir de la mención de Bernstein, sería fácil salir apresuradamente del paso y referirse a él en este caso como Bernstein, compositor. No hay que olvidar, sin embargo, que este peculiar personaje de la música del siglo XX fue también director de orquesta, pianista, escritor, conferencista, maestro, y uno de los grandes divulgadores musicales de todos los tiempos. Cuán acertado está Robert Sabin al afirmar que Leonard Bernstein atacó cada una de sus múltiples carreras con energía inextinguible y ambición singular, y que siendo un showman consumado, su estilo fue capaz de atraer una audiencia variadísima, que abarcó desde adolescentes inexpertos hasta melómanos cultivados. Por otra parte, Bernstein puede ser considerado como una excepción entre los músicos jóvenes de su generación, ya que él nunca fue conservador, sintiendo de hecho una mayor atracción por la música moderna que por los clásicos, desde sus años de estudiante. Fue justamente en esos años que Bernstein tuvo sus primeros contactos con la escena, contactos que habrían de fructificar más tarde en sus diversas incursiones por la música para cine y para teatro. Durante su paso por la Escuela Latina de Boston, Bernstein produjo y dirigió espectáculos musicales que iban desde operetas y comedias musicales hasta obras como Carmen, de Bizet. Entre las influencias principales que ayudaron a moldear al joven y rebelde Bernstein pueden mencionarse a Aaron Copland y a Dmitri Mitropoulos, por cuyo poder intelectual, técnica heterodoxa y poderoso dinamismo Bernstein sintió una gran admiración. Su espíritu contestatario queda en evidencia a través de una anécdota de sus años de estudiante.
Palacio de Bellas Artes
Las autoridades de Boston, conservadoras al fin y al cabo, prohibieron a Bernstein producir la obra La cuna se mecerá, de Marc Blitzstein, pieza declaradamente izquierdista, en un recinto estatal. Bernstein, obstinado, la produjo por su cuenta en el Auditorio Harvard, dándose además el lujo de escandalizar a propios y extraños otorgando a su hermana Shirley, de quince años de edad, el papel de una prostituta. Esta misma inclinación a épater les bourgeois puede ser detectada en la música compuesta por Bernstein, que si bien no está a la altura de nombres como Copland, Foss, Barber, Schuman, Cowell, Piston o Sessions, sí comunica la misma seguridad, el mismo fuego, la misma vitalidad y la misma versatilidad que la figura de Bernstein en el podio de una orquesta. Además de sus obras para piano y su música sinfónica, aquí es especialmente pertinente mencionar las obras escritas por Bernstein para diversos medios representativos. En el campo de la ópera, compuso Trouble in Tahiti en 1952; para ballet, escribió Fancy Free en 1944 y Facsimile en 1946; en 1954 realizó la partitura para la película On the waterfront; y en el área de la comedia musical, además de Candide, Bernstein compuso On the town en 1944, Peter Pan en 1950, Wonderful town en 1953, y la muy exitosa West Side Story en 1957, llevada a la pantalla unos años después. A propósito de éxitos y fracasos, vale la pena mencionar que Candide fue, relativamente, el único fracaso de taquilla que se recuerde en la prolífica carrera de Bernstein; después del estreno, Candide tuvo solamente 73 funciones antes de cerrar su temporada. Sin embargo, en 1973 se realizó una nueva producción de la obra, mucho más exitosa, con una buena coreografía, un libreto más vivaz y una mejor presentación, que le valieron a Candide cinco premios Tony y el premio de los críticos de drama de Nueva York como la mejor comedia musical del año.
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Sergei Rajmaninov (1873-1943)
Concierto para piano y orquesta núm. 2 en do menor, Op. 18 En el año de 1897, en la ciudad rusa de San Petersburgo, se estrenó la Primera sinfonía de Sergei Rajmaninov, en un concierto dirigido por Alexander Glazunov y que resultó un fracaso rotundo. Los músicos, el público y la crítica hicieron pedazos a Rajmaninov y a su sinfonía, y el atribulado compositor se tomó esto tan en serio que sufrió una crisis nerviosa que ocasionó, entre otras cosas, una total pérdida de confianza en su propia capacidad de creación musical. Para curarse de este triste estado de cosas, Rajmaninov contrató los servicios de un doctor de nombre Nikolai Dahl, quien en ese tiempo realizaba experimentos de psicoterapia a base de hipnotismo. La fórmula utilizada por Dahl para curar a Rajmaninov fue bastante simple. Primero, lo convenció de que la única forma de salir de la crisis era ponerse a componer otra obra de inmediato. Después, y para no dejar que el compositor cayera en más dudas existenciales, le dijo específicamente que debía componer un concierto para piano y orquesta, proyecto que ya había aparecido en la mente del compositor. Así, el propio Rajmaninov contó en sus memorias (dictadas a Oskar von Riesmann) cómo el doctor Dahl, después de sumir al compositor en un sueño hipnótico, le repetía incesantemente estas palabras: Usted comenzará a componer el concierto para piano. Usted trabajará fácilmente en esta obra. La composición será de excelente calidad.
Y aunque los incrédulos levanten una escéptica ceja, lo cierto es que la terapia de Dahl funcionó de maravilla. Poco después de sus visitas al hipnotista, Rajmaninov realizó una visita a Italia en compañía del gran cantante ruso Fyodor Chaliapin (quien había cantado el rol titular en el estreno de su ópera Aleko), y durante ese viaje compuso el himno Panteley el curandero, el potente dueto de amor de su ópera Francesca da Rimini, y los primeros bosquejos de su Segundo concierto para piano y orquesta. De regreso a Rusia (en el mes de agosto de ese año), Rajmaninov retomó de inmediato el trabajo en el concierto, y pronto tuvo dos movimientos terminados; en esta forma fragmentaria el Segundo concierto para piano fue estrenado el 15 de diciembre de 1900 con notable éxito. Palacio de Bellas Artes
Poco después, Rajmaninov añadió otro movimiento al concierto (el que hoy ocupa el primer lugar) y así quedó plenamente integrada esta obra que hasta nuestros días goza de una inmensa popularidad. El 9 de noviembre de 1901 se estrenó la versión completa del Segundo concierto para piano de Rajmaninov en uno de los programas de la Filarmónica de Moscú, con el propio Rajmaninov al piano y Alexander Siloti como director de orquesta. La popularidad de este concierto se debe fundamentalmente a su gran riqueza melódica y a su diseño formal, que enfatiza líneas musicales largas, nobles y de gran intensidad. Así pues, la terapia del doctor Dahl no sólo sirvió para curar a Rajmaninov de su crisis de confianza, sino que le ayudó a producir una obra musical con la que logró de inmediato su total rehabilitación ante el público, ante la crítica y ante las autoridades, que le ofrecieron el puesto de director de ópera en el Gran Teatro de Moscú. Unos años después del estreno de su Segundo concierto para piano, Sergei Rajmaninov se estableció durante una temporada en la ciudad alemana de Dresde, a la que tomó como una especie de base de operaciones musicales, dedicándose con ahínco (sobre todo en el año de 1908) a realizar sucesivos estrenos locales de esta obra en diversas ciudades de Europa. Sobra decir que en casi todas ellas, el éxito del concierto fue notable, sólido, y duradero. El musicólogo Geoffrey Norris hace estos comentarios sobre este popular concierto: Después de los años improductivos que siguieron a la pobre recepción de la sinfonía en 1897, el estilo de Rajmaninov comenzó a desarrollarse significativamente. En el Segundo concierto para piano, el juvenil ímpetu de la sinfonía ha dado paso a la predilección de Rajmaninov por las armonías suntuosas y las melodías amplias y líricas, en ocasiones intensamente apasionadas. Y también hay algunos avances técnicos. En lugar de la orquestación un tanto burda de la sinfonía, los colores del concierto están más matizados y son más sutilmente variados. Las texturas están cuidadosamente contrastadas, y la escritura de Rajmaninov es más concisa en general.
Este concierto, además de ser la obra más famosa de Rajmaninov, es una pieza fundamental del repertorio, pero este hecho no debe hacernos olvidar que el compositor escribió otras obras interesantes para piano y orquesta: sus conciertos números 1, 3 y 4, que datan respectivamente de 1890-91, 1909 y 1927, y su famosa Rapsodia sobre un tema de Paganini, de 1934. El hecho de que Rajmaninov no haya escrito conciertos para ningún otro instrumento se explica fácilmente al recordar que él mismo fue uno de los más brillantes pianistas de su tiempo, quizá el último gran virtuoso romántico. Como dato anecdótico interesante puede mencionarse que la primera grabación del Segundo concierto para piano de Rajmaninov, realizada en 1929, llevó como solista al propio compositor, con la Orquesta de Filadelfia dirigida por Leopold Stokowski. 9
George Gershwin (1898-1937)
Cuadro sinfónico de Porgy and Bess (Arreglo: Robert Russell Bennett) Recuerdo que uno de los acontecimientos musicales más interesantes de la edición 1989 del Festival Internacional Cervantino fue la presentación de la Jim Cullum Jazz Band con una versión de concierto de la ópera Porgy y Bess de George Gershwin. Ahí estaba, sí, la música de Gershwin, pero en lugar de las voces y la orquesta, un narrador y una banda de jazz de formación y estilo muy tradicionales. Con este fascinante experimento musical, que por cierto resultó muy satisfactorio, Jim Cullum y su banda no hicieron sino devolver a Porgy y Bess una buena parte de sus raíces y de su origen; tales raíces están, por donde quiera que se vea y se oiga, en el jazz y en otras formas de música propias de la cultura negra de los Estados Unidos. Este es apenas un ejemplo de los muchos que se pueden mencionar en cuanto a la tendencia de la comunidad musical de los Estados Unidos a glosar y transformar de mil maneras la música de Gershwin, en especial Porgy y Bess, que hasta hoy se mantiene como la ópera más importante surgida en aquel país. La ópera de Gershwin tiene su origen en una novela de DuBose Heyward titulada Porgy, que el autor y su esposa Dorothy convirtieron en obra teatral. Sobre esta obra, el mismo Heyward realizó el libreto para la ópera en colaboración con Ira Gershwin, hermano del compositor. La acción de la ópera transcurre en Catfish Row, el barrio negro de la ciudad de Charleston en Carolina del Sur. Contado de manera muy resumida, el argumento de Porgy y Bess es la historia de una rivalidad amorosa. Porgy, un mendigo lisiado, y Crown, un violento estibador, pelean por el amor de la joven Bess. Otro personaje siniestro, el tahúr y narcotraficante Sporting Life, engaña a Bess prometiéndole una vida mejor si lo sigue a Nueva York. Al enterarse de la noticia Porgy, quien ya ha matado a Crown, decide irse a Nueva York a buscar a su dama. La ópera se estrenó en Boston el 30 de septiembre de 1935 y tuvo 367 representaciones continuas. Más tarde, al ser estrenada en Broadway, rompió todos los récords previos al tener más de 400 representaciones sin interrupción. Palacio de Bellas Artes
El éxito de Porgy y Bess trascendió las fronteras de los Estados Unidos y se materializó también en Europa, incluso en la ex-Unión Soviética, donde la ópera fue representada en diciembre de 1955 con gran aceptación del público. El merecido éxito de Porgy y Bess se debe, fundamentalmente, a que la fusión de libreto y música está muy bien lograda, y al hecho de que la música de Gershwin representa una visión exacta de la música nativa de los Estados Unidos. En plena Segunda Guerra Mundial, el afamado director de orquesta Fritz Reiner encargó a Robert Russell Bennett una obra sinfónica basada en Porgy y Bess para la Orquesta Sinfónica de Pittsburgh. Además de ser compositor, Russell Bennett (1894-1981) fue conocido como experto arreglista y gran conocedor del arte de la orquestación. Su música fue siempre muy bien recibida y era tocada con gran frecuencia, aunque su fama no trascendió las fronteras de los Estados Unidos. Fue conocido como hombre de memoria prodigiosa y un alto sentido de la organización. En su larga y fructífera carrera Robert Russell Bennett realizó arreglos y orquestaciones para algunas exitosas comedias musicales como Oklahoma, El rey y yo, Mi bella dama y La novicia rebelde. En el año de 1955 recibió un Oscar de la Academia por su arreglo musical para la versión cinematográfica de Oklahoma. Bennett respondió al encargo de Reiner realizando un arreglo orquestal sobre Porgy y Bess al que llamó Cuadro sinfónico. En esta obra, Bennett utiliza los temas más conocidos de la ópera de Gershwin, interpolándolos con otros fragmentos que se han hecho menos famosos. En general, Bennett respetó los principios de orquestación de la partitura original de Gershwin, tomándose libertades sólo en los pasajes de conexión entre una sección y otra de su arreglo. Por cierto, en la obra de Bennett los pasajes de la ópera de Gershwin aparecen en un orden distinto al del Porgy y Bess original. Este cuadro sinfónico de Robert Russell Bennett sobre Porgy y Bess de Gershwin fue estrenado el 5 de febrero de 1943 en Pittsburgh por la sinfónica local al mando de Fritz Reiner, y fue recibido con el mismo beneplácito que la mayor parte de las obras (originales o no) del autor. No está de más mencionar que, como compositor, Bennett también estuvo cerca del mundo operístico, ya que compuso un par de óperas, una de las cuales tiene como heroína a la famosa cantante española María Malibrán.
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Leonard Bernstein (1918-1990)
Danzas sinfónicas de West Side Story
El muy talentoso y muy controvertido músico estadunidense Leonard Bernstein dejó numerosas y profundas huellas en diversos campos de la actividad creativa. Si bien es cierto que hoy en día la mayoría de los melómanos lo recuerdan como un gran director de orquesta, lo cierto es que también tiene un lugar asegurado en la historia de la música y el teatro de su país gracias a sus indudables contribuciones en el campo de esa forma de arte escénico tan típicamente estadunidense que es el musical. A través de sus partituras para el teatro musical y para la danza, Bernstein estableció un estilo y una forma de pensar en música que habría de influir notablemente en su entorno. En estos campos vale la pena mencionar obras suyas como Fancy Free, On the town, Facsimile, Trouble in Tahiti, Wonderful town, Candide, Dybbuk, 1600 Pennsylvania Avenue y A quiet place. Si bien todas estas músicas escénicas de Bernstein valen la pena de ser escuchadas (de preferencia con su complemento teatral en vivo) por lo que reflejan de su evolución lo cierto es que ninguna de sus partituras para el teatro musical ha tenido un éxito tan amplio y duradero como West Side Story. No cabe duda que algunas de las muestras más contundentes de la estupidez humana provienen de quienes se dedican en nuestro país a traducir los títulos de las películas y obras de teatro que llegan del extranjero. El caso de la cinta West Side Story (Robert Wise, 1961) no fue la excepción: se le conoció en México como Amor sin barreras, título cursi, vago y complaciente que, evidentemente, puede aplicarse a otras 600 películas cuyo centro narrativo es una conflictiva relación de pareja. Antes de convertirse en un filme de merecido y universal éxito, West Side Story pasó brillantemente por Broadway como obra de teatro musical, en medio de circunstancias ciertamente azarosas. El libretista Arthur Laurents había ideado un asunto al que iba a poner por título East Side Story, en el que la trama habría de desarrollarse entre una chica judía y un muchacho católico. Esta idea fue trabajada en un principio por Laurents, Leonard Bernstein y Stephen Sondheim, autor de las letras de las canciones. Pronto, sin embargo, el trío de creadores desechó el esquema original, se mudó al lado oeste de Nueva York y el conflicto fue asignado en cambio a puertorriqueños y americanos sajones.
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La historia misma no era más que una interesante actualización de la historia de los infortunados Romeo y Julieta, y en su tiempo la obra escandalizó a mucha gente por su violencia. Con sus nuevas características, West Side Story se estrenó en Broadway en la temporada 1957-1958 y resultó ser uno de los grandes éxitos de esa y muchas otras temporadas de teatro musical. En sus dos primeras series de representaciones, West Side Story alcanzó 980 funciones, y tanto la crítica como el público aclamaron no sólo la música de Bernstein y las canciones de Sondheim, sino también la coreografía de Jerome Robbins, que comunicó a la obra (y después a la película) una energía muy peculiar y contagiosa. A pesar del éxito de West Side Story, se impidió que la obra saliera de gira al extranjero porque algunas autoridades afirmaban que tal clase de conflictos raciales y violencia no eran materia de exportación. De ahí a los horrores de la guerra fría y el macartismo había un solo paso. Lo cierto es que al margen de esta prohibición la obra y la película alcanzaron gran fama, cabalmente merecida, y la suite sinfónica de Bernstein sobre su música original se convirtió en una de las piezas de concierto más populares en los Estados Unidos. Respecto al asunto de la actualización de los afanes amorosos de Romeo Montesco y Julieta Capuleto, parece que alguien se lo tomó suficientemente en serio como para producir una grabación (con la Sinfónica de Atlanta) que incluye las danzas sinfónicas de West Side Story junto con el Romeo y Julieta de Chaikovski. Para los cinéfilos amantes de la trivia, va este dato: la voz de la actriz Natalie Wood en la película West Side Story fue doblada en los números musicales por la soprano Marni Nixon, quien hizo el mismo trabajo con la voz de Audrey Hepburn en la versión fílmica de Mi bella dama (George Cukor, 1964). Juan Arturo Brennan
Orquesta Sinfónica Nacional Carlos Miguel Prieto, director artístico Primer concertino Luis Samuel Saloma | Segundo concertino Shari Mason | Violines I Mykyta Klochkov*, Isabel Arriaga, Iryna Dovgal, Nancy Cortés, Rogelio Guerrero, Moisés Laudino, Rimma Matioukova, Cuauhtémoc Morales, Francisco Pereda, Olga Pogodina, Abel Romero, Igor Ryndine, Pablo Martínez, Karina Cortés, Elisa Nivón | Violines II Marta Olvera*, Omar Guevara**, Enriqueta Arellanes, Andrés Castillo R., Emilio Cornejo, Ana María Ezaine, Ángel Jain, Gabriel Olguín, Luz Ángela Ortiz, Laura Ramírez, Luis Enrique Ramos, Adalberto Téllez, Arturo Rodríguez, Mario Escoto | Violas Mikhail Tolpygo*, Paul Abbott**, César Bustamante, Mauricio Chabaud, Luis Antonio Castillo, Francisco Chavero, Jorge Delezé, Laura Loranca, Alejandro Torres, Judith Reyes, Bogdan Zawistowski | Violonchelos Vitali Roumanov*, Alan Durbecq**, Alma Rosa Bernal, Alejandra Galarza, María Valle, Gabriela Oliva, Jorge González, Gustavo González, Serguei Louzanov, Sona Poshotyan, Iván Koulikov, Salomón Guerrero | Contrabajos Valeria Thierry*, Abelardo López**, Álvaro Porras, Víctor Arámburu, Martín Arista, Mario Hernández, Enrique Palma, Alejandro Hernández, Armando Rangel | Flautas Julieta Cedillo*, Evangelina Reyes*, Elena Guevara**, Horacio Puchet | Flauta y piccolo Gildardo Mojica** | Oboes Luis Delgado*, Alejandro Tello*, Norma Puerto de Dios | Oboe y corno inglés Rolando Cantú** | Clarinetes Austreberto Pérez*, Eleaonor Weingartner*, J. Antonio Martínez | Clarinete y clarinete requinto Rodolfo Mojica** | Clarinete y clarinete bajo Genaro Xolalpa** | Fagotes Wendy Holdaway*, Cecilia Rodríguez*, Carolina Lagunes | Fagot y contrafagot Ernesto Martínez** | Cornos Carlos Torres*, Edmund Peter Rollett*, Javier León**, Artemio Núñez, David Antonio Velázquez P., Martín Durán | Trompetas Francisco López*, Juan Ramón Sandoval*, Edmundo Romero**, Josué Olivier Sánchez | Trombones Félix Méndez*, Fernando Islas*, Hernando Castro | Trombón bajo Misael Clavería** | Tubas Roberto Garamendi*, Armando Santiago* | Timbales Julián Romero*, José Hernández** | Percusiones Juan Carlos del Águila, Alejandro Reyes | Piano y celesta Diego Ordax* | Arpa Baltazar Juárez* Directora ejecutiva Claudia Hinojosa | Subdirector de producción y operación Alejandro Ventura Sánchez | Jefe del departamento de promoción Izkrah Pinto | Jefa del departamento de enlace artístico Isabel Oliver | Jefa del departamento de personal María del Carmen Juárez Ramírez | Jefe del departamento de recursos financieros y materiales Horacio Téllez Andrade | Departamento de Biblioteca Sara Romero Rojas | Asistentes teatrales Miguel Ángel Ortega, Arturo Sosa Montes, Misael Torres, Sergio Ángeles Ramírez | Personal administrativo Arturo Serrano, Dora Sosa, Fernando Gutiérrez, Guadalupe de la Rosa, Isabel Pérez, Jessika García, Juan Fuentes, Sergio Márquez, Laura Hernández, Pablo Romero, Silvia Arriaga, Yolanda Torres, Gabriela León | Personal de apoyo Roxana Acosta, Armando Castillo, Jorge Emilio Martínez, Francisco Bonilla, Mariana Salas, Sandra Razo y Apolonia López *Principal **Principal adjunto
CONSEJO NACIONAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES Presidente Rafael Tovar y de Teresa INSTITUTO NACIONAL DE BELLAS ARTES Directora general María Cristina García Cepeda Subdirector general Sergio Ramírez Cárdenas Gerente del Palacio de Bellas Artes Liliana Saldaña Lobera Director de Difusión y Relaciones Públicas Plácido Pérez Cué
Subgerencia Técnica del Palacio de Bellas Artes Jorge Peláez, jefe de foro TALLER DE TRAMOYA Braulio Lara Nieto, jefe de taller | Abel Raymundo Ensástiga Zavala, Juan Pedro Peña Márquez, Héctor Reyes Sánchez, Sergio Malvaez González, Felipe Sosa Montes, Julio César Guerra Picazo, José Refugio Rodríguez Ortega, José Alberto Lugo Cruz, Jesús Dionisio Salinas del Castillo, Gabriel García Hernández, Sergio Meléndez Ensástiga, Daniel Samaniego Alvarado, Luis Alejandro García Herrera | TALLER DE TRASPUNTE Juan Martínez, jefe de taller | José Luis Román Pedraza, Christopher Arturo González Flores, Guadalupe Negrete Murillo | TALLER DE MAQUILLAJE María Teresa Quevedo Ayala, jefe de taller | Dolores Amparo Vargas Ayala, Azalea Martínez López, Bibiana Eva Vázquez Rivera | TALLER DE VESTUARIO María Piedad López Juárez, jefe de taller | Patricia Gutiérrez Barrios, Mónica Legorreta Soria, Ernesto Farías Pérez, Elvia Patricia Aceves García, Ricardo Castro Carrasco, Fortino Pinzón Heracleo | TALLER MECÁNICO José Amado Castillo Barreto, jefe de taller | Javier Márquez Bernabé, José Luis Olivares Aguirre, Rodolfo Ponce Durán, Alfredo Chávez Gómez, Luis Alfredo Alejandro Durán Alvarado, Carlos Flores López | TALLER DE ILUMINACIÓN Roberto Carlos Arellano Ramos, jefe de taller | José Aníbal Castro Reyes, Miguel Gustavo Andrade Márquez, David Méndez Cruz, Víctor Yones Coronel, Federico Flores Fuentes | TALLER DE AUDIO Martín Fernando Jiménez Páramo, jefe de taller | Julio Cárdenas García, Ramón Aceves García | MULTIMEDIA Rodolfo Jair Aceves Celis, Viridiana González Vázquez | TALLER DE UTILERÍA Guillermo Flores Zurita, jefe de taller | Luciano Noé Alarcón Estrada, Pedro Zaragoza García, Pedro Cedeño Ledezma, Jonhatan Eduardo Castillo Díaz, Viridiana González Vázquez Gerencia del Palacio de Bellas Artes Alejandra Becerra Trejo, subdirectora de administración | Claudia González Romero, subgerente de programación y proyectos especiales | Nicolás Peláez, subgerente técnico | Federico Emery, coordinador técnico | Charleen Durán, coordinadora de enlace | Anuar Said, coordinador de proyectos especiales | Selene Astivia, subgerente de control de espectáculos | José López Quintero, subgerente de conservación y obra | Keila Castrejón Ávila, coordinadora de relaciones públicas | Angélica Sánchez Cabrera, coordinadora editorial y de difusión | Arturo Murguía, coordinador de seguridad y vigilancia | David Israel Arana Bernal, Mercedes Liceaga, Aliosha Baeza, diseño
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