Agenda Setting
Centro de Estudios Políticos y de Seguridad Nacional
Director General: Carlos Ramírez
Martes 1 de Noviembre de 2016, No. 3
RESUMEN EJECUTIVO:
C
omo nunca antes ha comenzado a consolidarse una dualidad del poder en México: de un lado, el presidente Enrique Peña Nieto toma decisiones en la soledad del despacho presidencial y con su equipo del primer círculo ajeno al gabinete y por otro las instancias del sistema político se mueven en un escenario distinto. Los casos más sonados han sido la invitación al candidato republicano Donald Trump y ahora la designación de un nuevo procurador que podría ser el fiscal transexenal de la nación. La primera conclusión tiene que ver con el ejercicio del factor autoritario del sistema político que aún tiene la institución presidencial, pero con efectos sociales de ruptura de alianzas o precarios consensos con otros niveles del sistema y con organizaciones civiles activistas. Las decisiones presidenciales se han aprovechado de la disciplina tradicional del sistema, pero sin evitar que el propio sistema comience a desensamblarse y a desarticularse sus engranes fundamentales.
El caso del nuevo fiscal tiene vertientes transexenales porque durará nueve años a partir de la formalización del cargo: el presidente Peña coloca a un incondicional en la oficina que va a revisar los asuntos delicados de su sexenio y el nuevo procurador Raúl Cervantes Andrade podría ser el nuevo fiscal. Lo que queda por explicar es al aval del PAN y el PRD a ese nombramiento por sus implicaciones.
PERFIL:
E
l abogado Raúl Cervantes Andrade se forjó en la educación privada: licenciado en derecho por la Universidad Iberoamericana y un doctorado en la Universidad Panamericana (la misma en que estudio la licenciatura el presidente Peña). Ha litigado en el sector privado y tiene especialidad en derecho corporativo. Eso sí, su labor política ha sido siempre en el PRI: abogado del partido en la presidencia de Roberto Madrazo Pintado, dos veces diputado, una vez senador. Como senador le tocó operar en la presidencia de la mesa directiva las reformas estructurales del presidente Peña en 2013 y 2014. Por su papel positivo en esas gestiones fue impulsado para el cargo de ministro de la Suprema Corte pero su priísmo lo dejó fuera de la competencia: a pesar de haber solicitado licencia para gestionar ese ascenso, al final ni siquiera apareció en las ternas. Además de los expedientes calientes que tiene la Procuraduría General de la República y que tienen que ver con abusos
de poder institucional o investigaciones deficientes, la PGR se encuentra en el tránsito hacia su transformación en fiscalía general de la nación. La posibilidad de que el nuevo procurador sea casi en automático el fiscal de la nación debió de haber encendido los focos de alarma en la oposición porque un priísta en la fiscalía que juzgará el próximo sexenio las acusaciones contra el actual no hace más que dejar sombras de sospechas. A pesar de la intención presidencial final de mantener a Cervantes Andrade como fiscal general, existe la posibilidad de que el debate mediático y las presiones de organizaciones civiles puedan de alguna a manera convertirlo sólo en un operador del tránsito sin permanecer en el cargo como fiscal general. Como los gobernadores de Veracruz, Chihuahua y Quintana Roo con reformas locales para blindar su salida con funcionarios judiciales a modo, el nombramiento de Cervantes Andrade dejó la percepción de que el PRI quiere protegerse por si acaso las elecciones del 2018 las gana el PAN o Morena.