Director: Carlos Ramírez noticiastransicion.mx 4 de Agosto de 2014 contacto@noticiastransicion.mx Número 16 $5.00
1989: diálogo entre tres Premio Tocqueville a Octavio Paz Por Juan María Alponte / I
Mitterrand a Paz: “usted, contra los poderes establecidos y contra el ideólogo escamoteador, afilador de sofismas, hace de esa conciencia el primero de los deberes”.
Tocqueville: “la libertad de la inteligencia es cosa santa”. “Dentro de sus vastos límites, el hombre es libre y poderoso; sucede lo mismo con los pueblos”.
Paz: “el liberalismo democrático es un movimiento civilizado de convivencia. Para mí, es el mejor entre todos los que ha concebido la filosofía política”.
Lo que (¿no?) vendrá El debate legislativo para aprobar las leyes secundarias a la reforma energética dejó en claro una cosa: por sí mismas, las reformas no modificarán expectativas; para tener realmente efectos productivos, requieren de la acción del gobierno y de los sectores productivos. El viejo modelo energético dependía de la subordinación al Estado y de la política de subsidios sociales; ahora el dinamismo será de la competencia del mercado y los precios no deberán subir para compensar utilidades porque el país entraría a una crisis social. Lo que debe venir después de todo el paquete de reformas estructurales es la redefinición del Estado; las reformas de Salinas dejaron el mismo Estado, con la misma correlación de fuerzas sociales y muy suelta la ambición empresarial. Por ello las reformas salinistas no variaron la tendencia baja del PIB y por tanto no crearon riqueza social. Como el Estado paternalista ya no tendrá instrumentos de maniobra y el Estado empresarial enfrentará la presión social, entonces se necesita un Estado regulado a favor del bienestar y del crecimiento económico. El cálculo oficial de un PIB de 5% anual con las reformas seguirá siendo bajo; y al final de cuentas no todo será PIB sino que contará más el bienestar y el empleo productivo. Lo que debe venir es la definición del nuevo modelo de desarrollo, del instrumental legal para un Estado regulador y la obligación del gobierno de vigilar que haya crecimiento con bienestar. Si no se sienten los beneficios de las reformas hacia el 2016, el relevo presidencial del 2018 será tenso para el PRI. Las reformas fueron un paso para la reasignación de tareas productivas entre los sectores productivos; pero falta el impacto político en el PRI, en la oposición, en los sindicatos que deben modernizarse, en los campesinos que deben sacar provecho de su ventaja y en los medios para entender la profundidad del cambio. Si no viene lo que debe de venir, el país seguirá igual, con todo y reformas.
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Por Francisco Zarco
Efecto Mariposa y semáforo político
¿Qué tan preparados deberían estar los legisladores? Por Fernando Dworak
1989: diálogo entre tres Premio Tocqueville a Octavio Paz Por Juan María Alponte
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Los gobernadores del PAN Armando Reyes Vigueras
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El Turismo en México: Cambios urgentes de estrategia o regodearse en cifras mediocres Por Marcos Marín Amezcua
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Qué oculta la ley de hidrocarburos Por Samuel Schmidt
Asalto Legislativo Por Luy Directorio Mtro. Carlos Ramírez Presidente y Director General carlosramirezh@hotmail.com Lic. José Luis Rojas Coordinador General Editorial joselrojasr@hotmail.com Mtro. Carlos Loaeza Manzanero Coordinador de Análisis Económico Emiliano López Analista emiliano_082002@yahoo.com Raúl Urbina Asistente de la dirección general María Fernanda Ibarra Administración
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Indicador Político es una publicación semanal editada por el Grupo de Editores del Estado de México, S. A., y el Centro de Estudios Políticos y de Seguridad Nacional, S. C. Editor responsable: Carlos Javier Ramírez Hernández. Todos los artículos son de responsabilidad de sus autores. Oficinas: Durango 223, Col. Roma, Delegación Cuauhtémoc, C. P. 06700, México D.F. Impreso en Imprenta de Medios, S.A. de C.V., Av. Cuitláhuac 3353, col. Ampliación Cosmopolita, del. Azcapotzalco, CP 02670 Servicio de Mensajería y Paquetería Omar Gutiérrez Rivero, Chopin 138-A, col. Peralvillo, del. Cuauhtémoc, CP 06220 Reserva: 04 - 2013 - 090614260200 - 104, Registros en trámite. Circulación: 30,000 ejemplares. Fecha de publicación: Lunes 4 de Agosto de 2014. noticiastransicion.com.mx
Índice
Editorial
“Si se castiga a un artesano porque no trabaja, que se castigue al hacendado, al millonario, porque tampoco trabajan. Pero no: se castiga al pobre y no al rico”.
Efecto Mariposa
Emprendedores Por Iracheta
4 de Agosto de 2014
Semáforo Político Rojo
De nueva cuenta la caída del PIB por efecto de otro tropiezo de la economía estadunidense tiene a México en crisis; no habrá reactivación pronta.
Amarillo Famosas últimas palabras: “el PRI se deslinda de las eventuales actuaciones ilegales del hijo del ex gobernador Vallejo”: declaración oficial del tricolor. Es pregunta: ¿Hasta dónde llegará la podredumbre política y criminal en el estado de Michoacán, donde cada día se conocen las complicidades del poder con el crimen organizado?
Conspiracy Theory: Que la estrategia de López Obrador fue utilizar a su bancada con registro del PRD, PT y MC para obligar al PRD a radicalizarse y romper acuerdos con el PRI, pero sin involucrar al caudillo. El tabasqueño ya le quitó la bandera energética a Cárdenas y al PRD. La crisis que viene: Por la profundidad de las revelaciones, el colapso político en Michoacán apenas comienza. Que como fichas de dominó irán cayendo figuras del PRI, del PRD y de gobiernos anteriores.
Durante el periodo extraordinario de sesiones en la Cámara de Diputados, que analizó como tema principal el paquete energético, hubo de todo, desde jornadas de 19 horas hasta el temblor tempranero del 29 de julio a las 5:46 horas, que motivó a varios legisladores a abandonar el recinto. Minutos después regresaron al quehacer parlamentario.
LOS PROTAGONISTAS: —Rodrigo Vallejo, el hijo del ex gobernador Fausto Vallejo, se ha ido hundiendo, aunque hay indicios de que al gobierno federal no le conviene destruirlo. La indagación clave radica en saber quién filtró el video. —El líder sindical petrolero, Carlos Romero Deschamps, se enfila hacia el precipicio y los priístas ya entendieron que no podrán salvarlo; todo indica que lo sacarán del sindicato cuando le convenga al PRI y no tiene salvación. —Cuauhtémoc Cárdenas se quedará sólo con su liderazgo moral porque el político no le sirve para nada; al final, no será dirigente del PRD y sólo le quedará liderar la lucha por una consulta que no tiene visos de llegar.
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Aunque ha pasado a segundo plano, la política infantil que se colapsó con el caso de Mamá Rosa no tiene salida, aunque ya sin escándalos.
Verde
Al final hubo una lógica institucional en el Congreso y se evitaron las tomas de tribuna o la violencia en las calles por el petróleo.
Escenarios de Riesgo ANÁLISIS DE RIESGO: El año 2015 carece de buenas expectativas para todos.
ESCENARIOS: 1.- Óptimo. El PRI espera, cuando menos, mantener los equilibrios como están: primera minoría. 2.- Medio. El PAN busca avanzar a partir de su papel en las reformas y la cohesión interna lograda. 3.- De Riesgo: El partido de López Obrador incendia el discurso y pone como tema la crisis económica.
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Artículo
¿Qué tan preparados deberían estar los legisladores? Por Fernando Dworak
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n resabio de la cultura autoritaria que todavía cargamos es creer que los políticos deberían poseer atributos superiores al ciudadano común, toda vez que se espera que al resolver problemas irresolubles nos salven de nosotros mismos. De ahí vienen muchas propuestas para hacer exámenes de conocimientos y aptitudes a quienes compitan por cargos públicos, ignorando que eso sólo empoderaría a los evaluadores por encima de los ciudadanos.
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Lo anterior trae pregunta relevante: ¿se puede hacer algo para que ingresen las mejores personas a cargos públicos, aun sabiendo qué debería entender por ello? Los sistemas electorales sólo pueden hacer que las personas más competitivas ganen una elección. Esto sujeto a variables como el sistema electoral, las reglas del juego en campaña y las habilidades tanto del candidato y su equipo al luchar por un cargo. Lo anterior significa que sólo les interesará competir a quienes tienen una ambición por el poder: un profesionista exitoso no le interesará meterse a la política. Ahora bien, la competencia repetida por un mismo puesto puede hacer que permanezcan los más competentes para el puesto. Por otra parte no es posible formar a un legislador, de la misma forma que una universidad no puede producir tres genios o profesionistas exitosos por carrera en cada generación. Eso depende de otros factores como las condiciones de entrada a un mercado y de competencia para el caso de un empresario, o las capacidades que tiene un recién egresado para subir en un gremio.
Si reconocemos que un representante popular adopta roles como el liderazgo parlamentario, enarbolar causas populares, destacar como orador o dedicarse a gestoría, hablamos otra vez de una combinación de aptitudes y reglas del juego: no hay recetas en este rubro. Sin embargo sigue siendo una idea popular imponer atributos. Por ejemplo, en agosto de 2013 el Congreso de Durango reformó el artículo 66 párrafo segundo y 69 fracción II de su constitución política para establecer la obligación de que los legisladores sepan leer y escribir para ser elegibles. Los partidos Acción Nacional y del Trabajo, junto con la Procuraduría General de la República, presentaron una controversia constitucional sobre validez de procedimiento ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación. El argumento: la reforma era discriminatoria. A principios del pasado mes de julio la Corte determinó que no procedía la controversia. De acuerdo con el ministro Fernando Franco González Salas, la simple
No existen las soluciones mágicas en política. Por más que generemos expectativas elevadas en la clase política, ellos son tan humanos como nosotros. Una democracia no garantiza resultados, sino posibilita ciertas acciones por encima de otra. Y en todo caso nada funciona si no nos involucramos.
Apoyo de la XII Región Militar a Irapuato en protección civil Por Monserrat Méndez
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l presidente Municipal de Irapuato, Sixto Zetina Soto, señaló que la coordinación entre las diferentes dependencias es primordial para prevenir cualquier contingencia. Durante la instalación del Consejo de Protección Civil en Irapuato, y acompañado del General de División Diplomado de Estado Mayor, Comandante de la XII Región Militar, Daniel Velasco Ramírez, Zetina Soto destacó que para protegerla vida, la integridad y el patrimonio de los irapuatenses refrendan su compromiso de trabajar en este consejo. La finalidad del consejo es prevenir contingencias en distintas situaciones, y garantizar la seguridad de los irapuatenses. Además, durante la reunión se entregó el Plan Operativo de Inundaciones para Irapuato, mismo que fue elaborado en colaboración con la Comisión Nacional del Agua y en el que se especifican las acciones a seguir en caso de inundación, así como se da un diagnóstico de las zonas más vulnerables.
Daniel Velasco Ramírez
exigencia de saber leer y escribir no es un requisito que no cumpla con los estándares fijados por la corte mexicana y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, por lo que no era en sí discriminatoria. Esta postura ganó en votación por un estrecho margen. En contraste con esta postura, el ministro José Ramón Cossío Díaz cuestionó cuál debería ser el nivel de instrucción que tendrían los senadores y diputados en México y si se podría considerar una licenciatura, hablar otro idioma u otros elementos. De esa forma consideró que la reforma era discriminatoria hacia un grupo social vulnerable. El argumento del ministro Cossío es relevante, pues insistir en imponer requisitos sería contraproducente: no por ello se interesarían personas con mayor preparación, y podría desincentivarse la participación de personas con ambición, capacidad de liderazgo y habilidades políticas. No existen las soluciones mágicas en política. Por más que generemos expectativas elevadas en la clase política, ellos son tan humanos como nosotros. Una democracia no garantiza resultados, sino posibilita ciertas acciones por encima de otra. Y en todo caso nada funciona si no nos involucramos. Fuera de las anteriores premisas, todo termina en pensamiento mágico y buenas intenciones. En vez de esperar que los políticos tengan determinadas actitudes, necesitamos acabar de concebirnos como ciudadanos con derechos y obligaciones y exigir cuentas. Twitter: @FernandoDworak
m e l up
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1989: diálogo entre tres
Premio Tocqueville a Octavio Paz Por Juan María Alponte
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4 de Agosto de 2014
Columna México y el Mundo
Octavio Paz y Francois Mitterrand: un diálogo ignorado ¿por qué? viejo debate vivo Por Juan María Alponte
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n 1989 se había comenzado a derrumbar el régimen soviético. De ahí la importancia que el premio Alexis de Tocqueville se asig-
nara ese año a Octavio Paz, lector crítico del francés. A un cuarto de siglo del suceso, rescatamos los discursos y la inteligente y sugerente introducción de Juan María Alponte. Tocqueville es un autor poco referido pero fundamental en la politología. Sus temas de democracia e igualdad se construyen en torno a lo que Raymond Aron estableció en la obra de Tocqueville como “el movimiento democrático” o hacia la democracia. (Carlos Ramírez)
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alponte@prodigy.net.mx http://juanmariaalponte.blogspot.mx/
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onfieso mi sorpresa. He visto y leído, en estos años, una inmensa memoria –a veces injusta y lamentable- sobre Octavio Paz iluminando su vida, libros, poemas, premios y finalmente la exaltación, merecida, del Nobel de Literatura. Confieso que me ha perturbado, pero no me ha extrañado demasiado, que no se haya recuperado la historia de un Premio notable que Octavio Paz recibiera y que tuvo características extremadamente aleccionadoras para sus viejos críticos.
Me refiero al Premio Alexis de Tocqueville que le concediera, el 22 de junio de 1989, en Francia, la Fundación que exalta el nombre de un intelectual francés realmente notable, autor de libros básicos de los cuales dos de ellos son parte de la herencia cultural de Francia: “La Democracia en América” y “El Antiguo Régimen y la Revolución”. Su autor, memorable, fue Alexis de Tocqueville. La concesión del Premio Tocqueville a Octavio Paz tuvo una singularidad única: que el Presidente de la República, el socialista Francois Mitterrand, se desplazó de París a Volagnes (en la bella Normandía sede de la Fundación) no sólo para estar presente, sino para hacer un discurso, memorable, además de los rituales, sin duda, entrañables, de Pierre Godefroy –presidente de la Fundación Tocqueville- y de Alain Peyrefitte, miembro de la Academia Francesa y presidente del Premio Tocqueville. ¿Cómo olvidarlo? ¿Por qué se olvidó o se eludió? Busquemos respuestas concretas. El discurso de Mitterrand, “escribidor” también de libros –uno de ellos lo tengo dedicado de su mano de manera bien afectuosa- fue no sólo notable, sino prueba de que era un lector, riguroso, de Octavio Paz. Discurso, el de Mitterrand, inteligente y que evidencia un relevante análisis biográfico, político y cultural de Octavio Paz en orden, sobre todo, a su
extensa biografía sobre Sor Juana Inés de la Cruz. No fue solamente una lectura, sino una apasionada interpretación literaria que asumía, a la vez, un conocimiento crítico de su obra y un admirable retrato intelectual de Octavio Paz de quien hace, sin equívocos, un recordatorio sobresaliente. Véase: “Octavio Paz se ha cruzado conmigo, muchas veces, en mi camino, o más bien porque yo me he cruzado con él, muchas veces, en el suyo. Y porque hemos sostenido desde hace tiempo relaciones fundadas en la confianza”. Varias veces, en el curso de su disertación, Mitterrand se dirige a Paz con un cálido “querido Octavio Paz”. Su discurso traspasa la cortesía del hombre de Estado para asumir una interpretación política, rigurosa, de una obra. “Esa rebelión poética suya, dice Mitterrand, es, también, una ética de la atención a algo diferente de lo que acostumbramos a llamar lo real. No hay en ello una mística o una metafísica en particular. Se trata, tal vez, de un efecto de esa sombra de lo otro –civilización prehispánica, poesía india- cuya presencia alusiva desde hace mucho, demasiado tiempo, señala usted en la literatura mexicana”. Mitterrand, Presidente de la República y líder del Partido Socialista no dudó en navegar en aguas profundas – los políticos de la artillería burocrática y discursiva apenas llegan a la marea baja para no mojarse los pies- para asumir como líder del Partido Socialista un tema capital. Véase: “Comprometido, solidario también, usted afirma, le dice Mitterrand, que es posible estar con el hombre que se rebela sin adherirse a una verdad oficial ni renunciar tampoco a ninguna de las armas de la crítica”. Sin equívocos: una defensa del Octavio Paz crítico de la política apariencial y retórica. Decía, hace unas líneas, que Mitterrand no duda en pisar la tierra resbaladiza, sino que lo hace inequívocamente: “Por supuesto la crítica, le dice a Paz, lastima siempre, pero es saludable y si las verdades oficiales no siempre son mentiras, también es cierto que a fuerza de ser oficiales y de ser siempre verdades acaban por resultar sospechosas”. Lo decía el presidente de un país del primer mundo. Creo que no es necesario decir más.
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Punto de partida, áspero, para decir a Octavio Paz lo que sigue: “Tal es la posición que usted mismo ha llamado ‘excéntrica’, porque su negativa a identificarse, sin reservas, con un campo en particular no es, más aún, o está muy lejos de ser la posición de la comodidad intelectual. Es el precio que paga la conciencia crítica por ser conciencia crítica. Y usted, contra los poderes establecidos y contra ‘el ideólogo escamoteador, afilador de sofismas’, hace de esa conciencia el primero de los deberes”. No existe duda de que Mitterrand defendía, políticamente, a Octavio Paz. Mitterrand, entre el 20 y el 23 de junio de 1989, había recibido en París a Hassan Goufed, presidente de Djibouti que era su primera visita oficial a Francia y, a la vez, a Nguyen Co Thach, jefe de la diplomacia vietnamita con lo cual se cerraba el viejo conflicto camboyano. Así, en ese cuadro concreto de espacio y de tiempo, escribió, Mitterrand, un discurso personal, muy explícito, al concederse, a Octavio Paz, el Premio de la Fundación Tocqueville. Buscó y obtuvo el tiempo. Allí, a la vera memorable del recuerdo de Tocqueville y sus dos famosos textos, “La Democracia en América” y “El Antiguo Régimen y la Revolución”, Mitterrand culminaba su discurso con estas palabras: “Por su espíritu libre y generoso, por la exigencia constante y rigurosa que ha manifestado usted siempre, querido Octavio Paz, me siento feliz de entregarle el Premio de la Fundación Tocqueville y doy las gracias a quienes se lo han otorgado por lo que creo una decisión, sin duda, acertada”. Octavio Paz, emocionado, contestaba a Mitterrand señalando que Francia “ha sido mi segunda patria espiritual”. Sus palabras de agradecimiento a Mitterrand porque hiciera el viaje a Volagnes para entregarle el Premio Tocqueville sonaron conmocionadas. “Mi gratitud, por esto, es doble: al hombre de Estado y al escritor francés (Mitterrand había escrito varios libros) y a un idioma cuya literatura ha sido mi segunda patria espiritual”. Recuperó, Octavio Paz, inequívoco, las famosas palabras de Chateaubriand en tiempos de violencia: “La revolución me habría arrastrado…pero vi la
primera cabeza sobre la punta de una pica y retrocedí. Jamás, dijo Chateaubriand, veré en el asesinato un argumento de la libertad; no conozco nada más servil, más cobarde, más obtuso que un terrorista. ¿No se encontró, después, a toda esa raza de Brutos al servicio del César y de su policía secreta?”. Ese explícito Chateaubriand asumido por Octavio Paz. Mitterrand regresaba a la biografía de Paz sobre Sor Juana Inés de la Cruz. El presidente socialista francés añadía, impresionando al auditorio, estas palabras: “En el proceso que le abrieron a Sor Juana y la sumisión que exigieron de ella, usted descubre –sin incurrir, sin embargo, en la comparación de dos
épocas que no pueden ser comparadas- el prototipo de esos procesos totalitarios que reclaman la confesión de crímenes inexistentes. Como usted lo ve esos procedimientos no datan sólo de nuestros días; y en aquel caso yo percibo, también, el eco de los reproches que dos siglos antes hicieron a otra Juana, en tierra francesa, otros jueces igualmente empeñados en ver plegarse, ante ellos, a una mujer que tampoco se había atenido a su condición sumisa”. Entiendo que habla de Oympia de Gouges que terminó en la guillotina por defender la igualdad plena para las mujeres en tiempos revolucionarios que sólo admitieron (1789) la igualdad para los hombres. Mitterrand, un político profesional y, repito, líder socialista, supo la ¿Por qué este notable testimo- importancia de la presennio de Francois Mitterrand y cia de Octavio Paz, en la Fundación. Ante OctaOctavio Paz, no apareció en vio Paz subraya y le dice. su centenario? No lo sé. Ahí “Encuentra usted un que podríamos está, ahí queda, pero la conde- lenguaje calificar de tocquevilliana del silencio de aquello que no cuando mide a las es esencial nos revela que una democracias en el espejo sus dimisiones, cuanizquierda que no reconoce a los de do las incita a salir de su mejores, como parte de la ma- laisser-faire (dejar hacer) las exhorta a entablar el durez crítica y controversial del yúnico diálogo que tiene desarrollo de las ideas, retrasa y, trascendencia mundial: en ocasiones, labra y construye el diálogo entre moral e historia. Por último, conuna ceguera, insensata, que, en tra las tentaciones de las tradiciones autoritarias, el fondo, ampara y mutila el es usted el primero en desarrollo de las ideas. defender esa manera infinitamente perfectible de
gobernar que llaman la democracia y a la que tantos pueblos aspiran hoy, como lo sabemos –recordemos que la ceremonia es en el año, aún, de 1989pese los riesgos que ello entraña”. Palabras, sin duda, de significado político y cultural inequívoco. Octavio Paz respondía a Mitterrand en el párrafo final de su texto: “¿Cuál puede ser la contribución adecuada a la reconstrucción de un nuevo pensamiento político? No ideas nuevas sino algo más precioso y frágil: la memoria. En cada generación los poetas redescubren la terrible antigüedad y la no menos terrible juventud de las pasiones. En las escuelas y facultades donde se enseñan las llamadas ciencias políticas debería ser obligatoria la lectura de Esquilo y de Shakespeare. Los poetas nutrieron el pensamiento de Hobbes y Locke, de Marx y Tocqueville”. ¿Por qué este notable testimonio de Francois Mitterrand y Octavio Paz, no apareció en su centenario? No lo sé. Ahí está, ahí queda, pero la condena del silencio de aquello que es esencial nos revela que una izquierda que no reconoce a los mejores, como parte de la madurez crítica y controversial del desarrollo de las ideas, retrasa y, en ocasiones, labra y construye una ceguera, insensata, que, en el fondo, ampara y mutila el desarrollo de las ideas. Hannah Arendt, filósofa admirable, nos lo recuerda siempre y por siempre: la mentira precede siempre a la violencia. No me cuesta repetirlo porque, una vez más, es indispensable saber por qué no se ha dado a conocer, con toda su importancia política, el Premio Tocqueville a Octavio Paz. Ese silencio es una respuesta.
III
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Discurso del señor
Francois Mitterrand Presidente de la República Francesa Señoras y Señores
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on muchas las razones por las que acudo hoy a Valognes. En primer lugar porque el laureado, Octavio Paz, se ha cruzado conmigo, muchas veces, en mi camino, o más bien porque yo me he cruzado con él, muchas veces, en el suyo. Y porque hemos sostenido desde hace tiempo relaciones fundadas en la confianza. Luego, porque nos encontramos en Valognes, ciudad que visité hace poco.
IV
Ya había podido apreciar entonces la hospitalidad de la señora Alcaldesa y, aunque en aquella ocasión mi viaje no tuvo carácter oficial, me otorgaron el derecho a recibir toda clase de explicaciones —que me apasionaron— sobre el pasado y también sobre el presente de esta ciudad. Esa vez me reuní, además, en este departamento de la Mancha, con algunos de aquellos que se dedican a preservar la experiencia, la cultura, el testimonio y el mensaje de algunos de los grandes escritores, desde Barbey d'Aurevilly hasta Tocqueville, en los que no es parca esta comarca. Y tuve, por último, la oportunidad de intercambiar algunas opiniones sobre problemas que atañen a este departamento pero que son también de interés nacional, con el señor Godefroy, en quien advertí por supuesto el entusiasmo que le despiertan todas las actividades del espíritu relacionadas con la tierra que tanto ama. Acabo ahora de escuchar las palabras de bienvenida del señor Peyrefitte, Presidente del Jurado, y de apreciar asimismo los datos que nos han proporcionado. Era importante recordar los propósitos de la fundación que hoy reconoce, una vez más, los grandes méritos de Octavio Paz. Francia, a la que usted frecuenta tan asiduamente, mi querido Octavio Paz, lo acoge con el placer de siempre y saluda en su persona tanto al poeta como al hombre libre y al amigo. Son muchas las cosas que acaban de ser dichas sobre su trayectoria y los puntos que ésta tiene en común con la de Alexis de Tocqueville.
Usted mismo ha subrayado, en varias ocasiones, lo penetrantes que le parecen tantas de las observaciones y de las visiones anticipadas del futuro que debemos a Tocqueville lo mucho que lo ha impresionado el análisis de los Estados Unidos de América en que él detecta, hace unos ciento cincuenta años, la dificultad —no vencida todavía— de conjugar libertad con igualdad, individuo con democracia, libertad local con centralismo gubernamental. También hace usted suya esa actitud que se empeña en recordarnos que ninguna revolución, por inaugural que sea o quiera ser, podría hacer tabla rasa del pasado, o ignorar esas evoluciones de larga duración que se llevan a cabo de manera soterrada en toda sociedad, particularmente en la francesa pero también en la mexicana. Lo que vuelve estimulante la lectura de Tocqueville —más que tal o cual de sus conclusiones, y más allá de ciertas lagunas que ya han llenado los historiadores— es su capacidad de poner el dedo en la llaga, en las cuestiones fundamentales de la historia de las sociedades y en los puntos sensibles de la realización de los ideales democráticos. Esa interrogación perspicaz, esa mirada que no se detiene en las justificaciones precipitadas que dan los hombres de sus actos, no excluyen ni las convicciones —Tocqueville, oponiéndose a su medio, es demócrata—, ni la simpatía por aquellos que aceleran con su esfuerzo el curso de las cosas. "Creían en sí mismos", decía de quienes hicieron posible la Revolución francesa; y añadía: "su propia fuerza les inspiraba esa confianza orgullosa que lleva a menudo al error y sin la cual un pueblo sólo es capaz de servir". Y esto es mucho más
que tomar en cuenta, fríamente, las contingencias. Es, sin renunciar en lo más mínimo a la vigilancia crítica, medir la grandeza a la que llegan los hombres en conjunto cuando construyen su historia. Tal es la actitud de un hombre que decía de Francia (lo cito) "Conozco a mi nación, sé demasiado bien cuáles son sus errores, sus debilidades y sus miserias; pero también sé de cuánto puede ser capaz". Tocqueville supo ver con toda lucidez lo que vuelve frágil a la libertad, imperfecta a la democracia. Contra los conformismos, las interpretaciones perezosas que reducen el movimiento complejo de la historia a unas cuantas ilustraciones edificantes, Tocqueville es más que un autor recomendable o notable: es una mirada que vivifica. Y hace ya mucho tiempo, querido Octavio Paz, que usted ha declarado la guerra a esos conformismos —como nos lo han recordado hace un instante de manera inmejorable. Poeta exigente y luminoso, artesano de una palabra que se dirige al oído en la misma medida que a los ojos —y que sin duda hay que leer, pero sin dejar de escuchar su música—, desconfía usted de las falsas riquezas de la elocuencia (¡esa elocuencia que ahora mismo estamos tratando de alcanzar!). Tocqueville supo ver con toda Para usted, el poeta no lucidez lo que vuelve frágil a la es únicamente el que habla también el que escucha, libertad, imperfecta a la demo- sino el que "otorga la palabra precracia. Contra los conformiscisa a ese silencio que está allá de nosotros y nos mos, las interpretaciones perezo- más hace una señal", aquél para sas que reducen el movimiento el que la obra es también lo complejo de la historia a unas que no llegamos a decir. Contra el tiempo lineal cuantas ilustraciones edificantes, de las esperanzas diferidas Tocqueville es más que un autor siempre, contra el tiempo de la imposible esrecomendable o notable: es una cíclico peranza, usted consagra al mirada que vivifica. instante como única escapatoria hacia lo absoluto.
Esa rebelión poética suya es también una ética de la atención a algo diferente de lo que acostumbramos llamar lo real. No hay en ello una mística o una metafísica en particular. Se trata tal vez de un efecto de esa sombra de lo otro —civilización prehispánica, poesía india— cuya presencia alusiva desde hace mucho, demasiado tiempo, señala usted en la literatura mexicana. Poeta, en suma, y de los más grandes, se atiene usted a una reflexión sobre la escritura y sobre el mundo libre, también, de las formas habituales de pensar. Así, en el dominio de la escritura, y de manera más general en el del arte, se niega usted una vez más a las explicaciones terminantes, a las interpretaciones simplistas. Biógrafo de aquélla a quien considera el poeta más grande que haya dado México, Sor Juana Inés de la Cruz, está usted convencido de que la biografía no lo explica todo; de que no basta la psicología para dar cuenta de la creación; de que las circunstancias históricas y sociales no pueden, por sí solas, explicar el surgimiento de una obra. Y confiesa, burlón, que "no advierte la relación entre los caligramas de Apollinaire y el subempleo en la industria vinícola". Eterno enemigo de las causalidades estrictas —y con más humildad, pero sin duda con mayor acierto—, cuando se trata de reconocer lo esencial usted prefiere entregarse a la reflexión, como solemos decirlo de una luz, de las correspondencias y los ritmos, sin despojar a las obras de su magia propia. Y nos da así, con el hermoso libro que como poeta y como historiador ha dedicado al estudio de Juana Inés de la Cruz, el gusto de descubrir al mismo tiempo sus poemas de finales del barroco y el relato conmovedor de una transgresión solitaria: la que cometió una mujer —y por añadidura una religiosa— cuyo afán de conocimiento y cuyo talento luminoso se estrellaron contra las restricciones de su tiempo a fines del siglo XVIII.
4 de Agosto de 2014
En el proceso que le abrieron y la sumisión que exigieron de ella, usted descubre —sin incurrir, sin embargo, en la comparación de dos épocas que no pueden ser comparadas— el prototipo de esos procesos totalitarios que reclaman la confesión de crímenes inexistentes. Como usted lo ve, esos procedimientos no datan de nuestros días; y en aquel caso yo percibo también el eco de los reproches que dos siglos antes le hicieron a otra Juana, en tierra francesa, otros jueces igualmente empeñados en ver plegarse ante ellos a una mujer que tampoco se había atenido a su condición de sumisa. Comprometido, pero no incorporado a ningún regimiento, solidario también, usted afirma que es posible estar con el hombre que se rebela sin adherirse a una verdad oficial ni renunciar tampoco a ninguna de las armas de la crítica. Y –creo que debo confesárselo– ese es el aspecto que más me complace en la práctica cotidiana de nuestra República Francesa. Por supuesto, la crítica lastima siempre, pero es saludable. Y si las verdades oficiales no siempre son obligatoriamente mentiras, también es cierto que a fuerza de ser oficiales y de ser siempre verdades acaban por resultar sospechosas. Tal es la posición que usted mismo ha llamado "excéntrica", porque la negativa a identificarse sin reservas con un campo en particular no es, más aún, está muy lejos de ser la posición de la comodidad intelectual. Es el precio que paga la conciencia crítica por ser conciencia crítica. Y usted, contra los poderes establecidos y contra "el ideólogo escamoteador, afilador de sofismas", hace de esa conciencia el primero de los deberes. Eso es lo que se llama una firme convicción. Y ésta lo lleva a confirmar que la sucesora del crepúsculo del colonialismo no ha sido, necesariamente, el alba de las democracias, y que allí donde la democracia se ha consolidado subsiste muy a menudo la miseria. Lo cual no autoriza, para usted, ninguna tibieza. Y halla usted un lenguaje que podríamos calificar de tocquevilliano cuando tiende a las democracias el espejo de sus dimisiones, cuando las incita a salir de su laisser-faire y las exhorta a entablar el único diálogo que tiene trascendencia mundial, el diálogo en-
tre moral e historia. Por último, contra las tentaciones o las tradiciones autoritarias, es usted el primero en defender esa manera infinitamente perfectible de gobernarse que llaman la democracia y a que tantos pueblos aspiran hoy, como lo sabemos, exponiéndose a los riesgos que ello entraña. Claude Roy, compatriota mío nacido en mi mismo rincón del Charente, ha dicho con gran afecto que usted es "un perpetuo contrabandista" porque no cesa de interrogar a las diferentes tradiciones que integran la cultura universal. Y usted mismo ha subrayado que una de las más grandes diferencias entre el mundo moderno y el del Renacimiento, y aun el del siglo XIX, es que nuestros clásicos ya no son únicamente griegos y latinos sino que pertenecen a todas las culturas del mundo (aunque el conjunto de las culturas del mundo no deba por ello hacernos olvidar que ha habido clásicos griegos y latinos). Cuando niño, según cuenta, quedó usted deslumbrado por la lectura de un Libro de cuentos árabes Ya adulto, añadió a la íntima frecuentación de las literaturas europeas y americanas una larga camaradería con el Oriente: la India, China, el Japón. Enemigo de los santos y señas con que se aspira a los acuerdos fáciles, ha sabido usted por lo tanto convertirse en pasador de una cultura a la otra. Y permítame ver en ello todo lo contrario del eclecticismo: una ética.
Ha dicho también que en los tiempos de la Nueva España el mestizo era —cito sus palabras— "la imagen viva de la ilegitimidad" y, sin embargo, la novedad de la sociedad de entonces. ¿No es también la novedad de la nuestra? Explorando los subsuelos míticos de la historia de su país, siguiéndole la pista al original y a lo original de la identidad mexicana, usted ha señalado muchas veces algo que me ha llamado mucho la atención: la gran tragedia de los pueblos precolombinos, a la llegada de los españoles, fue que no tenían ninguna noción de lo otro. Y en ello radica, en su concepto, la caída de las civilizaciones aztecas o mayas: quedaron desarmadas cuando vieron irrumpir en su universo, con los conquistadores, otra cosa, otros hombres, otras costumbres, otras maneras de actuar y de pensar. Atribuye en cambio la vitalidad de Europa a su capacidad de asimilar la influencia de civilizaciones diversas, y esa maraña de culturas es
para usted la razón de una historia abierta y fecunda. No estaría nada mal que Europa así lo comprendiera. Al evocar el impacto de las culturas mediterráneas sobre la civilización griega, concluye por otra parte, guiñándonos un ojo: "También los franceses son mestizos que se ignoran". Por supuesto, dice usted además que la comprensión de los otros no es cosa fácil, ya que nos obliga a cambiar incesantemente sin dejar de ser nosotros mismos. Y cita el contra ejemplo de esos etnólogos que, con infinitas precauciones, cuidando de no molestarla, habían logrado acercarse a una tribu papúa. Hasta que una vez, quizá una noche en su campamento, al concederse el placer anodino de escuchar un disco de Edith Piaf, hicieron que los papúas huyeran del sitio horrorizados ante aquellos sonidos, atrozmente bárbaros para sus oídos. En un tono en cambio grave, nos recuerda usted que el mecanismo de exterminación de los campos de concentración suponía que se despojara primero al otro, al detenido destinado a la muerte, de su humanidad. Y concluye que en esa operación circular no hay más que perdedores, porque negar la humanidad del otro equivale a negar la propia. Tocqueville observaba, en la segunda parte de su Démocratie en Amérique, que cuanto más iguales se van haciendo los hombres tanto más desarrollan la capacidad de ponerse en el lugar del otro —así se trate de un extraño o de un enemigo— y de volverse, frente al sufrimiento humano, accesibles a la piedad. La historia, de la que ni él ni usted ni yo pensamos que sea una marcha triunfal hacia el progreso, y que vemos en cambio como el resultado aleatorio de los esfuerzos de los hombres, nos ha mostrado al menos que no es posible disociar lo que es igualdad en derechos de lo que es respeto por el otro. Por su espíritu libre y generoso, por la exigencia constante y rigurosa que ha manifestado usted siempre, querido Octavio Paz, me siento feliz de entregarle el premio de la Fundación Tocqueville — como lo haré dentro de un momento—, y doy las gracias a quienes se lo han otorgado por la que creo una decisión sin duda acertada. F. M.
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Poesía, mito y revolución
Respuesta de Octavio Paz La Révolution confirme par le Sacrifice, la superstition. Charles Baudelaire
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s muy difícil decir en pocas y claras palabras lo que siento: emoción, gratitud, sorpresa. Ante todo: me han conmovido que usted, señor Presidente, haya tenido la bondad de entregarme personalmente el premio Alexis de Tocqueville. Nunca olvidaré su gesto. Sus palabras generosas aumentan mi emoción: veo en ellas ese signo de amistad, precioso entre todos, que a veces un escritor dirige a otro de lengua distinta, aunque esas lenguas sean tan próximas como el español y el francés.
Mi gratitud, por esto, es doble: al hombre de Estado y al escritor francés, un idioma cuya literatura ha sido mi segunda patria espiritual. Mi agradecimiento al Jurado de la Fundación Alexis de Tocqueville se mezcla a una ligera y muy agradable sensación de irrealidad. Cuando el señor Alain Peyrefitte tuvo la gentileza de anunciarme la decisión del Jurado, mi primera reacción, lo confieso, fue de asombro y aun de incredulidad: ¿por qué a mí, a un poeta? Pronto vislumbré la razón: una y otra vez, movido tanto por los accidentes de mi vida como por los cambios y trastornos del mundo y de mi país, he participado en la vida pública y he escrito algunos libros sobre la historia y la política de nuestro tiempo. Más allá de los dudosos méritos de mis escritos, me imagino que se ha querido premiar en mí, escritor de un continente con frecuencia desgarrado entre la forzada inmovilidad de los despotismos y las convulsiones de los sectarios, a una fidelidad. En efecto, siempre he procurado ser fiel a esa actitud que ejemplifican la obra y la persona de Alexis de Tocqueville y que puede resumirse así: mi libertad comienza con el reconocimiento de la libertad de los otros. En los albores de la edad moderna, ante un espectáculo que después se ha repetido muchas veces, el tirano disfrazado de libertador, Chateaubriand escribió estas palabras proféticas:
La Révolution m’aurait entrainé…mais je vis la premierc tete portée au bout d’une pique et je reculai. Jamáis le meurtre ne sera à mes yeux un argument de liberté; je ne connais rien de plus servile, de plus lâche, de plus borné qu’un terroriste. N’ai je pas rencontré toute cette race de Brutus au service de César et de sa police? [La revolución me habría arrastrado… pero vi la primera cabeza sobre la punta de una pica, y retrocedí. Jamás veré en el asesinato un argumento de libertad; no conozco nada más servil, más cobarde, más obtuso que un terrorista. ¿No encontré después a toda esa raza de Brutos al servicio de César y de su policía?] Desde mi adolescencia he escrito poemas y no he cesado de escribirlos. Quise ser poeta y nada más. En mis libros de prosa me propuse servir a la poesía, justificarla y defenderla, explicarla ante los otros y ante mí mismo. Pronto descubrí que la defensa de la poesía, menospreciada en nuestro siglo, era inseparable de la defensa de la libertad. De ahí mi interés apasionado por los asuntos políticos y sociales que han agitado a nuestro tiempo. Después de la segunda Guerra Mundial conocí a André Bretón y a sus amigos. No comparto hoy muchas de sus ideas filosóficas y estéticas pero conservo intacta y viva mi admiración. En sus escritos tanto como en su vida, la libertad y la poesía aparecen con el mismo rostro de llama, simultáneamente seductor y tempestuoso. Tampoco él, como Chateaubriand en el otro extremo, confundió nunca al tirano con el libertador. La libertad no es una filosofía y ni siquiera es una idea: es un movimiento de la conciencia que nos lleva, en ciertos momentos, a pronunciar dos monosílabos: Sí o No. En su brevedad instantánea, como a la luz del relámpago, se dibuja el signo contradictorio de la naturaleza humana. A lo largo de la historia y en las más diversas circunstancias, los poetas han participado en la vida política. No me refiero a la concepción de la poesía como un arte al servicio de un Estado, una Iglesia o una ideología. Ya sabemos que esa concepción, tan antigua como los poderes políticos e ideológicos, invaria-
de nuestra tradición, el florentino Dante y el inglés Milton, fueron también notables pensadores políticos. Debemos al primero el tratado De la Monarquía y al segundo osados alegatos en favor de la emancipación de las conciencias, como su célebre defensa del derecho al divorcio o su crítica a la censura decretada por el Parlamento y que él tuvo el valor de hacer ante el Parlamento mismo. Estos precedentes históricos no deben ocultarnos que hay una diferencia capital entre estas actitudes y la situación de los poetas modernos. Los poetas chinos censuraban al trono pero pertenecían a la burocracia imperial; casi todos fueron altos funcionarios y la censura formaba parte de la tradición moral e intelectual confuciana. Dante y Milton blemente ha dado los mismos resultados: se vieron envueltos en controversias en los Estados se derrumban, las Iglesias se las que la política era indistinguible de disgregan o se petrifican, las ideologías se la religión. Para los dos el fundamento disipan —pero la poesía permanece. No: de sus opiniones estaba en la teología. aludo a la libre participación del poeta Combatieron en este mundo con los en los asuntos de la ciudad. Incluso en ojos puestos en el otro y con razones sociedades que no conocieron la libertad que venían del más allá. Dante coloca política, como la antigua China, no fue- en el último círculo del Infierno, al lado ron raros los poetas que contribuyeron a de Judas Iscariote, el architraidor, a dos la marcha de los asuntos públicos. Mu- enemigos del Imperio: Bruto y Casio. chos entre ellos no vacilaron en censurar Para Dante la realidad de este mundo era los abusos del Hijo del Cielo y no pocos un trasunto de la realidad más real del sufrieron cárcel, destierro y otras penas trasmundo; por esto, los delitos políticos por sus opiniones. En Occidente esta eran juzgados en el tribunal divino. En tradición ha sido muy viva y apenas si las ciudades griegas y en la República necesito recordar a los poetas griegos y a romana fue menor la influencia de la relos romanos. Dos de los poetas mayores ligión; las cuestiones que dividían a los ciudadanos eran claramente políticas y no estaban teñidas de teología. Sin embargo, la semejanza con No me refiero a la concepción la antigüedad grecorromade la poesía como un arte al na es engañosa; falta en servicio de un Estado, una Igle- ella un elemento central y sia o una ideología. Ya sabemos que es el signo distintivo, la señal del nacimiento de que esa concepción, tan antigua la edad moderna: La idea de Revolución. Es una como los poderes políticos e que no podía surgir ideológicos, invariablemente ha idea sino en nuestra época pues dado los mismos resultados: los es la heredera de Grecia y cristianismo, es decir, Estados se derrumban, las Igle- del de la filosofía y del anhelo sias se disgregan o se petrifican, de redención. En ningún las ideologías se disipan —pero otro periodo histórico la de Revolución ha tela poesía permanece. No: aludo idea nido ese poder de atraca la libre participación del poeta ción magnética. Las otras civilizaciones y sociedades en los asuntos de la ciudad. experimentaron cambios inmensos –tumultos, caí-
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das de dinastías, guerras fratricidas– pero sólo sus grandes mutaciones religiosas pueden compararse con nuestra fascinación ante la Revolución. Es una idea que, durante más de dos siglos, ha hipnotizado a muchas conciencias y a varias generaciones. Ha sido la Estrella Polar que ha guiado nuestras peregrinaciones y el sol secreto que ha iluminado y calentado las vigilias de muchos solitarios. En ella se han conjugado las certidumbres de la razón y las esperanzas de los movimientos religiosos. Desde el momento en que apareció en el horizonte histórico, la Revolución fue doble: razón hecha acto y acto providencial, determinación racional y acción milagrosa, historia y mito. Hija de la razón en su forma más rigurosa y lúcida: la crítica, a imagen de ella, es a un tiempo creadora y destructora; mejor dicho: al destruir, crea. La Revolución es ese momento en que la crítica se transforma en utopía y la utopía encarna en unos hombres y en una acción. El descenso de la razón a la tierra fue una verdadera epifanía y como tal fue vivida por sus protagonistas y, después, por sus intérpretes. Vivida y no pensada. Para casi todos, la Revolución fue una consecuencia de ciertos postulados racionales y de la evolución general de la sociedad; casi ninguno advirtió que asistían a una resurrección. Cierto, la novedad de la Revolución parece absoluta; rompe con el pasado e instaura un régimen racional, justo y radicalmente distinto al antiguo. Sin embargo, esta novedad absoluta fue vista y vivida como un regreso al principio del principio. La Revolución es la vuelta al tiempo del origen, antes de la injusticia, antes de ese momento en que, dice Rousseau, al marcar los límites de un pedazo de tierra, un hombre dijo: Esto es mío. Ese día comenzó la desigualdad y, con ella, la discordia y la opresión: la historia. En suma la Revolución es un acto eminentemente histórico y, no obstante, es un acto negador de la historia: el tiempo nuevo que instaura es una restauración del tiempo original. Hija de la historia y de la razón, la Revolución es la hija del tiempo lineal, sucesivo e irrepetible; hija del mito, la Revolución es un momento del tiempo cíclico, como el giro de los astros y la ronda de las estaciones. La naturaleza de la Revolución es dual pero nosotros no podemos pensarla sino separando sus dos elementos y desechando el mítico como un cuerpo extraño… y no podemos vivirla sino enlazándolos. La pensamos como un fenómeno que responde a las previsiones de la razón; la vivimos como un misterio. En este enigma reside el secreto de su fascinación. La edad moderna rompió el antiguo vínculo que unía la poesía al mito pero sólo para, inmediatamente después,
unirla a la idea de Revolución. Esta idea proclamó el fin de los mitos —y así se convirtió en el mito central de la modernidad. La historia de la poesía moderna, desde el romanticismo hasta nuestros días, no ha sido sino la historia de sus relaciones con ese mito, claro y coherente como una demostración de geometría, turbulento como las revelaciones del antiguo caos. Relaciones inflamadas y extremas, de la seducción al horror, de la devoción al anatema, de la idolatría a la abjuración —toda la gama de las dos grandes pasiones: el amor y la religión. El entusiasmo de Hölderlin ante el joven Bonaparte y la decepción que siente al verlo convertido en el Emperador Napoleón, las simpatías girondinas de Wordsworth y el aborrecimiento que le inspira Robespierre, son apenas dos ejemplos de los vaivenes de los románticos alemanes e ingleses ante la Revolución francesa. Esas violentas oscilaciones se repiten a lo largo del siglo XIX ante cada movimiento revolucionario y culminan en el XX con las inmensas y sucesivas oleadas de sentimientos contradictorios —otra vez del fanatismo a la repulsión— que provocó en el mundo entero la prolongada influencia de la Revolución bolchevique. Los movimientos de adhesión que suscitan todas las revoluciones pueden explicarse, en primer término, por la necesidad que sentimos los hombres de remediar y poner fin a nuestra desdichada condición. Hay épocas en que esa necesidad de redención se hace más viva y urgente por el desvanecimiento de las creencias tradicionales. Las antiguas divinidades, carcomidas por la superstición, envilecidas por el fanatismo y roídas por la crítica, se desmoronan; entre los escombros brota la tribu de los fantasmas: aparecen primero como ideas radiantes pero pronto son endiosadas y convertidas en ídolos espantables. Aunque hay otras explicaciones del fenómeno revolucionario —económicas, osteológicas, políticas— todas ellas, sin ser falsas, dependen esencialmente de este hecho básico. Una fe que nace del vacío que han dejado las creencias antiguas y que se alimenta, juntamente, de la conciencia de nuestra miseria y de las geometrías de la razón, es coriácea y resistente; cierra
los ojos con terquedad lo mismo ante las incoherencias de su doctrina que ante las atrocidades de sus jefes. En esto la fe revolucionaria se parece a la religiosa: ni las matanzas de septiembre de 1792 ni la carnicería de Saint-Barthélemy ni los campos de concentración de Stalin hicieron vacilar las convicciones de los fieles. Sin embargo, hay una diferencia: las creencias revolucionarias están sujetas a la prueba del tiempo, mientras que las religiosas se inscriben en un más allá intocado por el tiempo y sus cambios. Las revoluciones son fenómenos históricos, es decir, temporales. La crítica del tiempo es irrefutable porque es la crítica de la realidad: muestra sin demostrar. Y lo que muestra es que la Revolución comienza como promesa, se disipa en agitaciones frenéticas y se congela en dictaduras sangrientas que son la negación del impulso que la encendió al nacer. En todos los movimientos revolucionarios el tiempo sagrado del mito se transforma inexorablemente en el tiempo profano de la historia. La esperanza renace después de cada fracaso. El entusiasmo de Shelley refuta la decepción de Coleridge y Heine escribe De la Alemania para responder a Madame de Staël y cubrir de ridículo a los poetas de la generación anterior, que habían mostrado inicialmente simpatías por la Revolución francesa pero que terminaron por ser sus enemigos. El ciclo de adhesión -negación-adhesión se repite durante más de dos siglos, primero en Europa y después en el mundo entero. La palabra poética ha sido simultáneamente profecía, anatema y elegía de las revoluciones modernas. Aunque las diferencias y oposiciones entre los dos grandes prototipos revolucionarios (la Revolución francesa de 1789 y la Revolución rusa de 1917) son mayores y más profundas que las semejanzas, los sentimientos que provocaron obedecían al mismo ritmo afectivo de atracción y de repulsión. A pesar de que la función religiosa de las revoluciones modernas ha sido invariablemente quebrantada por la naturaleza eminentemente histórica de esos movimientos, el resultado ha sido el renacimiento, en la generación siguiente, de aspiraciones y quimeras semejantes.
O la adopción de mitologías personales. Aquí aparece otra de las diferencias entre la poesía moderna y la de ayer: para Dante la llave de su poema eran las Sagradas Escrituras, eje de la universal analogía; Blake, en cambio, inventa una mitología con retazos del gnosticismo y la tradición hermética. Muchos poetas acudieron al mismo remedio y apenas si debo recordar las creencias de Nerval o de Hugo y, ya en el siglo xx, la teosofía de Yeats o el ocultismo de Bretón. La razón de esta aparente paradoja reside en lo siguiente: la religión pública de la modernidad ha sido la Revolución, y la poesía, su religión privada. La crítica de las revoluciones ha sido hecha por los nostálgicos del orden antiguo y por los liberales (en el sentido amplio del término liberal: más que una doctrina un temple filosófico y político). A la inversa de la crítica reaccionaria, la liberal ha sido eficaz: desmontó las construcciones ideológicas de las revoluciones, les arrancó la máscara religiosa y las mostró en su desnudez histórica, profana. El liberalismo no se propuso substituir esas construcciones con otras; la índole misma de esta tradición intelectual, esencialmente crítica, le ha prohibido proponer, como las otras grandes filosofías políticas, una metahistoria. Este dominio había sido antes de las religiones; el liberalismo no ofreció nada en cambio y circunscribió la religión a la esfera privada. Fundó la libertad sobre la única base que puede sustentarla: la autonomía de la conciencia y el reconocimiento de la autonomía de las conciencias ajenas. Fue admirable y también terrible: nos encerró en un solipsismo, rompió el puente que unía el yo al tú y ambos a la tercera persona: el otro, los otros. Entre libertad y fraternidad no hay contradicción sino distancia –una distancia que el liberalismo no ha podido anular. ¿Cuál podría ser el fundamento de la fraternidad? Inspirados en los antiguos, Robespierre y Saint-Just quisieron fundar la solidaridad de los ciudadanos en la virtud. Sólo que, ¿cuál puede ser el fundamento de la virtud? Los jacobinos, como después sus descendientes, los bolcheviques, no se hicieron esta pregunta. Mejor dicho: su respuesta fue la virtud por decreto, el terror. Pero el terror no puede engendrar sino dos fraternidades inconciliables: la de los verdugos y la de las víctimas. El liberalismo democrático es un modo civilizado de convivencia. Para mí es el mejor entre todos los que ha concebido la filosofía política. No obstante, deja sin respuesta a la mitad de las preguntas que los hombres nos hacemos: la fraternidad, la cuestión del origen y la del fin, la del sentido y el valor de la existencia. La edad moderna ha exaltado al individualismo y ha sido, así, el período de la dispersión de las conciencias. Los
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poetas han sido particularmente sensibles a este vacío. Hacia 1851 Baudelaire escribe en un cuaderno: Le monde va finir… Je ne dis pas que le monde sera réduit au desordre bouffon des républiques du Sud Amérique ou que peutétre nous retournerons á l’état sauvage… Non, la mécanique nous’aura tellement américanisés, le progrés aura si bien atrophié en nous toute la partie spirituelle, que rien parmi les rêveries sanguinaires des utopistes ne pourra étre comparé à ses resultats positifs… mais ce n’est pas par des institutions politiques que se manifestara la ruine universelle (ou le progres universel, car peu m’importe le nom). Ce sera par l’avilissement des coeurs…
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[El mundo se va a acabar… No digo que será reducido al desorden bufonesco de las repúblicas de América del Sur o que quizá regresaremos al salvajismo… No: la mecánica nos habrá americanizado tanto y el progreso habrá atrofiado tan completamente nuestras facultades espirituales que nada, ni siquiera las quimeras sanguinarias de los utopistas, podrá compararse con esos excelentes resultados… Pero la ruina universal (o el progreso universal: poco me importa el nombre) no se manifestará en las instituciones políticas sino en el envilecimiento de las almas…] Noventa años después, como si continuase las reflexiones de Baudelaire, en uno de sus Four Quartets, Eliot ve a nuestro mundo, que nosotros pensamos movido por el progreso, como la interminable caída del vacío en el vacío: O dark dark dark. They all go into the dark, The vacant interstellar spaces, the vacant into the vacant, The captains, merchants, bankers, eminent men of letters, The generous patrons of art, the statesmen and the rulers, Distinguished civil servants, chairmen of many committees, Industrial lords and petty contractors, all go into the dark, And dark the Sun and Moon, and the Allmanach de Gotha And the Stock Exchange Gazette, the Directory of Directors, And cold the sense and lost the motive of action. And we all go with tliem, into the silent funeral, Nobody’s funeral, for there is no one to bury. [Obscuro obscuro obscuro. Todos van a lo obscuro, El vacío espacio interestelar, el vacío en el vacío, Capitanes, comerciantes, banqueros, eminentes literatos, Mecenas generosos, estadistas y gobernantes, Funcionarios distinguidos, presidentes de tantos Comités, Barones de la industria, contratistas, todos hacia lo obscuro Y obscuros el Sol y la Luna y el Almanaque de Gotha Y el Boletín de la Bolsa y el Directorio de Directores Y helado el sentido y olvidada la razón del acto. Y todos vamos con ellos al silencioso funeral. El funeral de nadie, porque no hay nadie a quien enterrar. Podría agregar otros testimonios pero me parece que los dos que he citado bastan para ilustrar el estado de espíritu de los poetas ante los desastres de la moder-
nidad. Las reflexiones de Baudelaire y los versos de Eliot son un fúnebre contrapunto a los himnos entusiastas de Whitman y Victor Hugo. Unos y otros son ejemplos de la escisión, mejor dicho: de la desgarradura, de la poesía moderna. Esa desgarradura es la marca que la distingue de la poesía de otras épocas y civilizaciones. Suspendida entre las manos del tiempo, entre el mito y la historia, la poesía moderna consagra una fraternidad distinta y más antigua que de las religiones y las filosofías, una fraternidad nacida del mismo sentimiento de soledad del primitivo en medio de la naturaleza extraña y hostil. La diferencia es que ahora vivimos esa soledad no sólo frente al cosmos sino ante nuestros vecinos. Sin embargo los dos sabemos, cada uno en su cuarto, que no estamos realmente solos: la fraternidad sobre el vacío. Después de un largo periodo de estancamiento político, siempre al borde del precipicio, siempre ante el espectro de una nueva guerra total y de la amenaza de aniquilación del género humano, hemos sido testigos, en los últimos veinte años, de una serie de cambios, portentos de una nueva era que, quizás, amanece. Primero, el ocaso del mito revolucionario en el lugar mismo de su nacimiento, la Europa occidental, hoy recuperada de la guerra, próspera y afianzado en cada uno de los países de la Comunidad el régimen liberal democrático. Enseguida, el regreso a la democracia en la América Latina, aunque todavía titubeante entre los fantasmas de la demagogia populista y el militarismo —sus dos morbos endémicos—, al cuello la argolla de hierro de la deuda. En fin, los cambios en la Unión Soviética, en China y en otros regímenes totalitarios. Cualquiera que sea el alcance de esas reformas, es claro que significan el fin del mito del socialismo autoritario. Estos cambios son una autocrítica y equivalen a una confesión. Por esto he hablado del fin de una era: presenciamos el crepúsculo de la idea de Revolución en su última y desventurada encarnación, la versión bolchevique. Es una idea que únicamente sobrevive en algunas regiones de la periferia y entre sectas enloquecidas como la de los terroristas peruanos. Ignoramos qué nos reserva el porvenir: nacionalismos virulentos, catástrofes ecológicas, renacimiento de mitologías enterradas, nuevos fanatismos pero también descubrimientos y creaciones: la historia y su cortejo de horrores y maravillas. Tampoco sabemos si los pueblos de la Unión Soviética conocerán nuevas formas de opresión o una versión original y eslava de la democracia. En todo caso, el mito revolucionario se muere. ¿Resucitará? No lo creo. No lo mata una Santa Alianza: muere de muerte natural. Joyce dijo que la historia es una pesadilla. Se equivocó: las pesadillas se disi-
pan con la luz del alba mientras que la historia no terminará sino hasta el fin de nuestra especie. Somos hombres por ella y en ella; si dejase de existir, dejaríamos de ser hombres. Pero el fin del mito revolucionario tal vez nos permitirá pensar de nuevo en los principios que han fundado a nuestra sociedad y en sus carencias y lagunas. Aligerados al fin de la lucha contra la superstición totalitaria, podemos ahora reflexionar más libremente sobre nuestra tradición. Así reaparece el tema de la virtud de los ciudadanos. Es un tema que viene de la Antigüedad clásica; preocupó lo mismo a Maquiavelo que a Montesquieu y hoy tiene una penosa actualidad en muchos países y entre ellos en la democracia angloamericana fundada por la ética puritana. Kant nos enseñó que no se puede fundar una moral sobre la historia: fluye sin cesar y no sabemos siquiera si alguna ley o designio rige su caprichoso transcurrir. Sabemos también que las construcciones metahistóricas —sean religiosas o metafísicas, conservadoras o revolucionarias— estrangulan a la libertad y acaban por corromper la fraternidad. El pensamiento de la era que comienza —si es que realmente comienza una era— tendrá que encontrar el punto de convergencia entre libertad y fraternidad. Debemos repensar nuestra tradición, renovarla y buscar la reconciliación de las dos grandes tradiciones políticas de la modernidad, el liberalismo y el socialismo. Me atrevo a decir, parafraseando a Ortega y Gasset, que este es “el tema de nuestro tiempo”. Me parece que nuestros días son propicios a una empresa de esta envergadura; en algunas obras contemporáneas —por ejemplo, en la de Cornelio Castoriadis— advierto ya el comienzo de una respuesta. ¿Cuál puede ser la contribución de la poesía en la reconstitución de un nuevo pensamiento político? No ideas nuevas sino algo más precioso y frágil: la memoria. Cada generación los poetas redescubren la terrible antigüedad y la no menos terrible juventud de las pasiones. En las escuelas y facultades donde se enseñan las llamadas ciencias políticas debería ser obligatoria la lectura de Esquilo y de Shakespeare. Los poetas nutrieron el pensamiento de Hobbes y Locke, de Marx y Tocqueville. Por la boca del poeta habla —subrayo: habla, no escribe— la otra voz. Es la voz del poeta trágico y la del bufón, la de la solitaria melancolía y la de la fiesta, es la risotada y el suspiro, la del abrazo de los amantes y la de Hamlet ante el cráneo, la voz del silencio y la del tumulto, loca sabiduría y cuerda locura, susurro de confidencia en la alcoba y oleaje de multitud en la plaza. Oír esa voz es oír al tiempo mismo, el tiempo que pasa y que, no obstante, regresa vuelto unas cuantas sílabas cristalinas.
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Columna Queso, PAN y vino
Los gobernadores del PAN Por Armando Reyes Vigueras
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omo expresión de poder y de que se ha alcanzado el triunfo en las urnas, los mandatarios estatales emanados de Acción Nacional han sido, lo mismo botón de orgullo, que origen de preocupación creciente y muestra del deterioro del Partido. Desde 1989, año en que se obtuvo la primera gubernatura en Baja California, la historia del PAN ha recibido nuevas páginas marcadas por estos personajes, tanto para bien, como para mal.
Tradición federalista Desde su fundación, Acción Nacional apostó —como lo estudiara y lo reflejara en varias obras Alonso Lujambio— a la vía federalista para alcanzar el poder. Así, la ruta partía de lo local a lo nacional, siendo en 1946 su primer triunfo municipal a través de Manuel Torres Serranía en Quiroga, Michoacán; tendrían que pasar 43 años para que llegara la primera gubernatura en Baja California. Cualquier panista que se respete —no los que han olvidado su historia y principios—, recordará los intentos de Salvador Rosas Magallón, Víctor Manuel Correa Rachó y de otros candidatos que no pudieron cumplir con el mandato popular por el fraude cometido. El tesón y apego a los principios permitió que se cosecharan victorias en distintos estados. Así, los mandatarios estatales del PAN han sido: Aguascalientes: Felipe González González y Luis Armando Reynoso Femat. Baja California: Ernesto Ruffo Apel, Héctor Terán Terán, Alejandro González Alcocer, Eugenio Elorduy Walther, José Guadalupe Osuna Millán y Francisco Vega de Lamadrid. Baja California Sur: Marco Covarrubias Villaseñor. Chihuahua: Francisco Barrio Terrazas.
Guanajuato: Carlos Medina Plascencia, Vicente Fox Quesada, Ramón Martín Huerta, Juan Manuel Oliva Ramírez y Miguel Márquez Márquez. Jalisco: Alberto Cárdenas Jiménez, Francisco Ramírez Acuña y Emilio González Márquez. Morelos: Sergio Estrada Cajigal Ramírez y Marco Antonio Adame Castillo. Nayarit: Antonio Echevarría Domínguez. Nuevo León: Fernando Canales Clariond y Fenando Elizondo Barragán. Puebla: Rafael Moreno Valle. Querétaro: Ignacio Loyola Vera y Francisco Garrido Patrón. San Luis Potosí: Marcelo de los Santos Fraga. Sonora: Guillermo Padrés Elias. Tlaxcala: Héctor Ortíz Ortíz. Yucatán: Patricio Patrón Laviada. Cabe resaltar a Sinaloa, en dónde Mario López Valdés —conocido popularmente como Malova— en un inicio se asumió como panista luego de ser postulado por una coalición en la que estuvo el PRD, más tarde el Partido lo ha desconocido al no estar de acuerdo con su actuar. En resumen, se trata de 15 entidades que han sido gobernadas por el PAN con resultados variados. Desde los problemas legales de Reynoso Femat, la afiliación como gobernador de Echevarría y su intención de dejar a su esposa como sucesor; la salida del Partido de Estrada Cajigal; la imposibilidad de repetir en estados como Chihuahua, Nayarit, Nuevo León, San Luis Potosí, Tlaxcala y Yucatán; hasta la ruta que llevó a Fox a la Presidencia de la República el año 2000. Por cierto, ninguna mujer en la lista, a pesar de que fue el partido que postuló a la primera: Rosario Alcalá en Aguascalientes; en contraste, PRI y PRD pueden presumir varias en su historia. Ruffo, Medina y Oliva buscaron ser presidentes del Partido sin conseguirlo y Elizondo, Patrón, Estrada y Loyola han renunciado o se han alejado del Partido. Ahora, es un gobernador panista quien se ha convertido en centro de críticas por su forma de proceder.
Rafael Moreno Valle nunca pensó que luego de promulgar la llamada, por medios locales, "Ley Bala", estaría inmerso en una crisis de imagen luego que una protesta de pobladores de San Bernardino Chalchihuapan, resultara en la muerte de un niño de 13 años. En distintas ocasiones, algunos medios han señalado la posibilidad, o deseo del propio Moreno Valle, de una candidatura presidencial en el PAN para 2018. Para muchos, esa posibilidad quedó enterrada con la muerte del niño José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo. A los ojos del electorado, se acabaron las diferencias entre los gobernadores panistas, priístas y perredistas, todos han dejado mucho que desear. Migajas En más de gobernadores panistas, en este caso ex mandatarios estatales, en Guanajuato se habla de la posibilidad de que Carlos Medina Plascencia compita para recuperar en 2015 la presidencia municipal de León, de donde salió en 1991 para encabezar el gobierno estatal ante la caída de Ramón Aguirre por el presunto fraude a Fox http://tinyurl.com/n7gux8m No es por hacer leña del árbol caído, pero salió otro ex funcionario panista —quien fue cercano de Medina Plascencia—, sancionado por estar implicado en sorteos fraudulentos cuando estuvo al frente de Pronósticos Deportivos durante el sexenio de Calderón http:// tinyurl.com/qzpumnq Continúan los análisis de académicos que ven posible que la militancia disminuya aún más si el desempeño electoral del PAN es malo http://tinyurl.com/lzfqybe Finalmente, una breve colección de artículos y columnas sobre Rafael Moreno Valle, su cabildeo en medios nacionales para ayudar a evitar más críticas, no resultó como esperaba: http://tinyurl.com/msmaz5y http://tinyurl.com/ouatedz http://tinyurl.com/kgw3b2m http://tinyurl.com/jwjsgrt http://tinyurl.com/me3tntz @AReyesVigueras
Cultura, clave del desarrollo de México, afirma Eviel Pérez Magaña Por Monserrat Méndez
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l Senador de la República por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Eviel Pérez Magaña, afirmó que la cultura debe visualizarse como un elemento estratégico para el desarrollo económico, político y social de México. El legislador señaló que México es un país multicultural que debe de respetar e incluir a todas las manifestaciones culturales, con el fin de promover la diversidad de expresiones; “porque la cultura promueve el desarrollo y potencial del estado, por lo que representa una oportunidad para incentivar el turismo, aunado al crecimiento económico”. En el marco de la Guelaguetza, considerada la fiesta tradicional más grande del estado de Oaxaca, Pérez Magaña indicó que es urgente la creación de iniciativas y proyectos productivos con el fin de integrarlas en políticas culturales y en estrategias de desarrollo para el país, “con el objetivo de que la población pueda lograr un desarrollo sustentable para las generaciones presentes y futuras”; dijo.
Eviel Pérez Magaña
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4 de Agosto de 2014
Columna Escondrijos de la Alforja
El Turismo en México: cambios urgentes de estrategia o regodearse en cifras mediocres Por Marcos Marín Amezcua
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o vimos recién y no salimos del asombro: dos bofetones recibió la política turística del gobierno Peña Nieto, que evidencian erráticas o insuficientes medidas emprendidas desde Sectur -que encabeza Claudia Ruiz-Massieu- y alertan de que no se está haciendo lo adecuado en la promoción turística de México. La primera bofetada provino de Londres, designada como la ciudad del mundo más visitada en 2013, recibiendo el premio en 2014 por sus 19 millones de turistas que la recorrieron, gracias a encausar adecuadamente la inercia del año previo, 2012, el olímpico. 2013 no fue año olímpico y sin embargo, la capital británica consiguió tan magnífica y espectacular nota gracias a su política promocional y a coordinar adecuadamente sus múltiples atractivos. Y estamos hablando de una sola ciudad, ya no digamos de todos los turistas recibidos por todo el Reino Unido en 2013. El segundo bofetón provino de España, que aun con su crisis económica, su cambio de rey y su separatismo catalán, se embolsa 28 millones de visitantes en el primer semestre de 2014, 6,6 extranjeros, siendo su territorio tres veces más pequeño que México. Sólo en este primer semestre y nos falta el segundo, que incluye el verano como la mejor época turística. La cifra promete mejorar, entonces. La señora Ruiz-Massieu ha trabajado y ha publicitado las cifras más o menos iguales de 23 millones de visitantes promedio al año para nuestro país, pero que son los mismos números promedio en que ha rondado el rubro de turistas en los últimos veinte años; desde que su tío, Carlos Salinas de Gortari, era presidente de México y su padre, el finado José Francisco Ruiz-Massieu, era gobernador del estado de Guerrero. No hay avance en el sector y eso es preocupante. Ergo, los números de su gestión son grises y mucho de lamentarse porque México, no cabe la menor duda, merece mejor suerte. Las cifras obtenidas en otras partes, revelan nuestras carencias en la materia y lo poco que se hace para salvarlas.
Reconocemos que la funcionaria no para. Para 2014 ha comunicando que en el primer semestre los visitantes foráneos rondan los 5,8 millones, que han viajado por todo México (Boletin 145 de Sectur). La vemos en la Feria del Turismo en Madrid, se pasa por la de Berlín, apoya decididamente la celebración de la Fórmula 1 en Ciudad de México el año entrante, pero está claro que no está coordinando el tema turístico. Sigue habiendo muchos temas sueltos y eso repercute negativamente en el incremento del sector. Un verano más, desaprovechado. Vamos a dejar de lado la inseguridad y la violencia, como una doble causante enorme de estancamiento y hasta del retroceso en la materia, que la presente administración no elimina y minimiza en una confusa y opaca frase: “reducirla a su mínima expresión”, que no a eliminarla, que sería lo conducente y meritorio. Los turistas no son tontos, no se la van a jugar. Y no llegarán para nuestro turismo mejores tiempos, si la secretaria no coordina sus acciones con el resto de la administración pública y menos aún si no emprende una promoción que no sea sólo a las grandes ferias turísticas, incluidas las europeas, y si pone la misma estrategia para variar y no perder la costumbre sólo en los Estados Unidos. Si no amplia su margen de acción con los particulares y amplía las acciones para ensanchar oportunidades y licencias, no avanzaremos. Hay temas que están estancando al rubro turístico pese a ser ya casi el 9% de nuestros ingresos nacionales. Es inadmisible que Turismo siga engarrotada sin actuar. La semana anterior un diario de circulación nacional revelaba que las aerolíneas mexicanas se oponían a una apertura de rutas y a la entrada de nuevas empresas. En consecuencia, los mexicanos seguiremos atrapados en boletos muy caros -pues las aerolíneas de bajo costo son una engañifa recurrente- y en conexiones engorrosas por semejantes monopolios. Y con rutas no explotadas y transbor-
dos insospechados en vez de vuelos directos que nos ahorrarían tiempo y dinero. Estamos como encasillados para donde queramos viajar al exterior. Rutas monopolizadas a Miami, Madrid, Londres y Amsterdam son el camino único para viajar a destinos como Sudáfrica, Egipto o Israel, sin vuelos directos o no los hay tampoco a Hawai y Puerto Rico al desaprovechar el TLC, por no imponernos a los socios del norte. Resulta casi imposible viajar a Extremo Oriente si no es saliendo de Los Ángeles. México no tiene sino escasísima presencia en aquellos mercados y nos los estamos perdiendo. Con Sudamérica es peor. La pasada Copa del Mundo reflejó como hemos dinamitado los vuelos directos a países como Brasil y otros. De ida y vuelta el engorro de transbordos y conexiones resulta inexplicable. Carecemos de un vuelo directo a Belmopan, la capital de nuestro vecino Belice. Es una odisea ir a ese país. ¿Qué resuelve o qué coordina Turismo? Nada, a juzgar por lo que hay. No es que no vayamos, es que tampoco vienen cual podrían en otras condiciones más favorables. Estamos entrampados en el círculo vicioso de que no hay rutas directas porque no hay pasajeros, pero no los hay por no haber aquellas. Amén de visas como la impuesta por Canadá, que nos cerró el paso a Oriente vía Vancouver, ¿cómo vamos a emprender una batalla para elevar el turismo nacional y el que podemos hacer en la esfera internacional, si no se estructuran rutas aéreas nuevas y se coordinan las de ciudades coloniales o no se fomentan otros puertos costeros?, ¿cómo, ante la insuficiente infraestructura sanitaria y de seguridad?, ¿en qué forma si los puertos receptores de cruceros no ofrecen atractivos tierra adentro, acoplándolos con interesantes planes de incursión y no limitándose sólo a quedarse en malecones y playas comprando chicherías? Estamos perdiendo mercados y desfasándonos de cadenas productivas que se podrían beneficiar más del turismo. No se han emprendido los trenes de alta velocidad a lugares como Teotihuacán y Chichen Itzá, que hacen engorroso el traslado a turistas extranjeros. Y entonces, de poco sirve ser de los primeros destinos en cruceros. El asunto se complica con la descoordinada política de horarios de museos, que en muchos casos se está acortando; en otros no se amplía o al menos no durante el verano y así, la SEP y Sectur no trabajan juntas en pro del visitante. Hay un desfase entre la oferta cultural y una política turística apoyada en ella que impide incrementar el turismo a índices envidiables. Se nota que los funcionarios relacionados no acuden a museos, salvo a gorrear el vino de honor inaugurando exposiciones. Por si faltara, este gobierno sigue apostando a las playas sin diversificar la oferta y sin dotarlas de estructuras, de mejores rutas que muchas veces emprenden los particulares, pero no con ayuda del Estado Mexicano. Así, es más complicado consolidar alternativas y facilitar que se eleven las cifras de visitantes. Y por ultimo, los costos. Viajar en México sigue siendo muy caro para grandes sectores. Como la solución no es tomar medidas populacheras como montar las playas artificiales de Marcelo Ebrard, sino elevar el ingreso para que más gente tenga acceso a servicios turísticos que tanto se promocionan y le son inaccesibles, al tiempo que se fomentan programas con precios atractivos o con descuentos que conduzcan a sacrificar ganancias en pro de aumentar el número de turistas.
4 de Agosto de 2014
Artículo
Qué oculta la ley de hidrocarburos Por Samuel Schmidt
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n cualquier evento siempre hay más de una forma de verlo y por supuesto, de entenderlo. Esto depende en gran medida de la información disponible, que incluye conocer las intenciones que se ocultan con frecuencia. He intentado analizar el proceso de reforma del sector energético y no terminó de ver con claridad cuál es la premura del gobierno y sus asociados, tal vez el apresuramiento nos diga más de lo que escuchamos en los medios. Usualmente, en un proceso de transformación radical se abre un lapso de análisis y debate tratando de involucrar a la mayor parte posible de la sociedad; las elecciones son un mecanismo ideal para realizar colectivamente esa discusión, si el proponente gana entonces cuenta con consenso, de otra manera despierta dudas. Pero durante la pasada campaña presidencial el tema se ocultó para que no fuera materia del debate, y cuando se planteó se nos dieron cifras, muchas veces cuentas alegres, tal vez porque nunca se explicó cómo se llegaría a ellas. Si esta decisión tendrá un efecto tan drástico, acaso hubiera convenido que el análisis fuera más detallado, que se hiciera frente a la sociedad, pero eso ni siquiera se logró en el congreso, donde también se siguió una estrategia de fast track. Más grave es que se ha hecho todo lo posible para evitar la discusión, la ley de consulta popular, por ejemplo, se manejó para que el tema no se le pudiera llevar a la sociedad. ¿Por qué tal sigilo? La política económica y el proceso de reforma parecen sustentarse sobre dos premisas que pueden ser falaces, lo que es muy serio, porque la falacia tendrá un fuerte impacto: 1) Estados Unidos nos arrastrará consigo cuándo se recupere. Esto parte del hecho que la economía mexicana es dependiente de Estados Unidos y no hace falta hacer nada para buscar una vía independiente, aquella
fuerza será mucho más poderosa, pero conviene ajustarnos a los requerimientos estadounidenses para ampliar y aprovechar la dependencia. Estados Unidos se está recuperando y la economía mexicana se sigue hundiendo, lo único que se beneficia con el crecimiento estadounidense son las empresas maquiladoras cuyo impacto sistémico es más bien marginal y mientras el gobierno no hace nada. 2) Con las reformas el país recibirá una cantidad importante de inversión extranjera. Esto se sustenta en el supuesto que hay escasez de dinero en el país y hay una gran cantidad de dinero en el mundo dispuesto a invertirse, solamente hay que ponerle las bases necesarias para que se sienta a gusto. Aquí hay dos planteamientos falaces: Dinero hay en el país pero se destina al sector terciario, buscando convertirse en rentista, hay una cierta reticencia a arriesgar el dinero en actividades industriales, en las agrícolas ni se diga; hay fuertes cantidades de dinero que se mueven cual golondrinas buscando especulaciones de corto plazo, y esto normalmente se da en la Bolsa de Valores o los mercados de dinero, lo que normalmente no crea empleos y sí riqueza que se va del país. No hay duda que en efecto hay inversionistas que están a la espera de condiciones con menos regulaciones para instalarse en países con ventajas comparativas, y México, solamente por tener pegado a Estados Unidos, ya cuenta con una gran ventaja, pero eso implica ¿que llegará el dinero esperado? Es necesario tratar de especificar en qué consiste esa especificidad: México para atender problemas de miseria, desempleo y frenar la expulsión de población necesita crecer de forma sostenida por unos veinte años al 7% anual, y tal como van las cosas, eso cada día es más lejano, ya que al parecer las presiones se incrementarán porque conforme pasa el tiempo los ajustes a la expectativa de crecimiento van a la baja. Parte de la publicidad que ofrecía las reformas insistía en beneficios para la sociedad que ya desaparecen del discurso, destaca la reducción de precios, y hasta se sugiere que éstos posiblemente aumenten.
Dinero hay en el país pero se destina al sector terciario, buscando convertirse en rentista, hay una cierta reticencia a arriesgar el dinero en actividades industriales, en las agrícolas ni se diga; hay fuertes cantidades de dinero que se mueven cual golondrinas buscando especulaciones de corto plazo, y esto normalmente se da en la Bolsa de Valores o los mercados de dinero, lo que normalmente no crea empleos y sí riqueza que se va del país.
En el fondo prevalece un discurso privatizador que se monta sobre la idea de gobernar con un gobierno adelgazado, lo que no solamente no sucede, sino que esos proponentes engordan los niveles mejor pagados del gobierno. Lo que no encuentro son las ventajas de la privatización. Si los empresarios nacionales no invierten su dinero por timoratos, los únicos que quedan son los extranjeros: ¿Cuál es la ventaja de entregarle un recurso estratégico al capital extranjero? Hoy el país lo manejan escasas 29 familias, ¿qué sucederá con esta privatización?, ¿se reducirá ese número?, ¿aumentará? ¿Qué capacidad tendrán los gobiernos para poder articular un proyecto de desarrollo perdiendo el control sobre recursos estratégicos? Estas no son preguntas que entraron al debate, su respuesta dará luz de la dirección a que nos lleva este proceso.
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Veracruz: seis mil 500 bodas colectivas
El Gobierno de Veracruz distingue en el matrimonio el establecimiento de nuevos hogares, unidos por el amor, el respeto y la solidaridad, lo cual constituye un activo para los individuos al ampliar sus opciones y oportunidades para mejorar su calidad de vida, dijo el gobernador Javier Duarte de Ochoa durante la celebración de seis mil 500 bodas colectivas. “Desde ahora, ustedes han decidido dar a su unión la forma legal y dar paso a la realización de este importante anhelo; así, ratificamos nuestro compromiso con la modernización del Registro Civil en el estado, para que sirva mejor a las familias veracruzanas”, expresó el mandatario. Ante autoridades federales y estatales, así como participantes de la XXXV Reunión del Consejo Nacional de Funcionarios del Registro Civil, inaugurada con este evento, Javier Duarte señaló que al lado del Gobierno de la República, Veracruz enfoca su mayor empeño para reforzar desde sus bases el núcleo de la sociedad: la familia. En este marco realizado en Boca del Río, recordó que hace 155 años, bajo el gobierno del presidente Benito Juárez, Veracruz se convirtió en cuna del Registro Civil, cuando se asentó la primer acta de nacimiento del país, la de su hija Jerónima Francisca Juárez Maza. Ese acontecimiento, añadió, fue el inicio de la era moderna en materia registral en México, “así que hoy quisimos acompañarlos a esta gran celebración de bodas colectivas, con la entrega simbólica de 21 actas de matrimonio de las seis mil 500 que se otorgarán”. Por último, el Ejecutivo estatal señaló que su gobierno continuará trabajando por el bienestar de los veracruzanos para generar sociedades fuertes, como la base del progreso de un México Próspero e Incluyente. Precisó que la familia debe ser un espacio de paz, apoyo, formación y bienestar, y por tal razón desde el DIF Estatal se conducen políticas públicas en materia de asistencia social, las cuales promueven su integración.