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RELLENOS SIN METANO

Reducir las emisiones de este poderoso GEI desde los sitios de disposición final de residuos sólidos es uno de los objetivos prioritarios de Chile para frenar el calentamiento global. ¿Cómo lograrlo?

Decenas de familias de Puerto Varas, en la Región de Los Lagos, lo pasaron mal durante muchos días de 2020 y 2021. Mareos, vómitos, náuseas y dolores de cabeza fueron algunas de las consecuencias que sufrieron debido a las emanaciones de metano desde un vecino indeseado: el relleno sanitario La Laja de esa ciudad lacustre, que recibe los residuos sólidos de las nueve comunas de la provincia de Llanquihue. La seguidilla de denuncias obligó a la intervención de la Superintendencia del Medio Ambiente, que últimamente ha debido otra vez tomar cartas en el asunto por nuevos reclamos por malos olores contra la instalación “debido al escape de gases y residuos líquidos”

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El metano no es un gas de efecto invernadero (GEI) cualquiera: es responsable de cerca del 25% del calentamiento global que aque- ja al planeta y, durante un período de 20 años, su capacidad de calentamiento es 80 veces más potente que la del dióxido de carbono (CO 2), según revela el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Esta instancia ha concluido que no se logrará evitar que la temperatura del planeta no suba en más de 1,5°C respecto a la era preindustrial, si no se reducen entre un 40% y 45% las emisiones de metano al año 2030.

¿Cuáles son sus principales fuentes de generación antropogénica? Principalmente la descomposición de materia orgánica en los sitios de disposición final de residuos sólidos y la fermentación entérica en la ganadería, aportando en menor medida la producción y transporte de carbón, gas natural y petróleo, así como los sistemas de tratamiento de aguas residuales.

El biogás generado en Ecomaule se captura y envía a una planta de tratamiento y lavado para reducir las concentraciones de ácido sulfhídrico. Luego se quema en una antorcha.

60.000 Toneladas de residuos orgánicos al año se transforman en compost en una planta de valorización emplazada en el relleno sanitario de Ecomaule, evitando completamente las emisiones de metano.

Situaci N En Chile

En la última Conferencia del Clima de las Naciones Unidas (COP 27), que se realizó en Egipto en noviembre de 2022, Chile se comprometió a revertir la tendencia creciente de las emisiones de metano a partir de 2025.

Desde 2021 nuestro país forma parte del Compromiso Global de Metano, que busca que los países reduzcan las emanaciones de este gas en todos los sectores que lo generan en al menos un 30% al 2030 respecto de los niveles de 2020.

La ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas, señaló en la ocasión que hay que “acelerar acciones” , sobre todo para reducir las emisiones del sector residuos, “ya que es el que más crece anualmente”

Una señal potente en tal sentido se dio el pasado 5 de junio, el Día Mundial del Medio Ambiente, cuando la autoridad sectorial anunció la pronta presentación de un proyecto de ley que impulsará el reciclaje de los residuos orgánicos. “Se estima que la bolsa de basura de los hogares en Chile está compuesta en un 58% de residuos vegetales –como restos de verduras, frutas y poda–, por lo que este proyecto de ley propondrá soluciones concretas para evitar que estos residuos terminen en los rellenos sanitarios” , sostuvo la ministra Rojas.

Agregó que con esta regulación en vigencia, que se aplicará de manera gradual, se podrá alargar la vida útil de estas instalaciones y, en consecuencia, disminuir la generación de metano.

Cabe añadir que la Estrategia Nacional de Residuos Orgánicos Chile 2040, publicada en 2021 por el Ministerio del Medio Ambiente, tiene como meta pasar del 1% de valorización de los desechos orgá - nicos generados a nivel municipal a un 66% al 2040, con un objetivo intermedio de 30% al 2030.

Global Methane Hub

Entre las iniciativas que buscan disminuir las emisiones de metano, por la menor disposición final de residuos orgánicos en rellenos sanitarios y otras instalaciones, destaca el proyecto internacional Global Methane Hub. Engloba a 110 países y se focaliza, además, en bajar las descargas a la atmósfera de este GEI en la extracción de gas natural y petróleo, y en la producción agrícola y ganadera.

Su base de operación está en Chile, específicamente en el Centro de Acción Climática de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, y es liderado por su director, el ingeniero civil bioquímico Marcelo Mena.

Sobre el aporte del proyecto, el especialista afirma: “Estamos financiando a bancos multilaterales y a gobiernos para que desarrollen proyectos de mitigación de metano, cubriendo los costos del diseño de los mismos. En el sector residuos, en concreto, nos comprometimos a contribuir con el 35% del costo de este proceso”

El ex ministro del Medio Ambiente hace una evaluación respecto al destino que tiene hoy el metano que se genera en los rellenos sanitarios en Chile: “Hay claramente una contradicción. Por supuesto que disponer los residuos en rellenos y no en vertederos es un gran avance. Y capturar el metano para generar energía es también un gran logro. Sin embargo, el 40% del gas que se fuga, en el mejor de los casos, hace que estas instalaciones puedan ser las mayores fuentes puntuales de metano en el mundo. Por lo tanto, hoy es urgente abordar el problema considerando esa realidad. En ese contexto, el compostaje, la digestión anaerobia u otros tipos de tratamiento (como la producción de proteína de insecto) emergen como soluciones que apuntan a una economía más circular”.

Haciendo una comparación, el experto asegura que los países nórdicos están más adelantados en este ámbito, ya que han prohibido la disposición de residuos orgánicos en rellenos sanitarios. Dentro del continente, llevan la delantera estados norteamericanos como California o Nueva York. “Lo que ocurre es que las recomendaciones en la materia que nos han llegado desde instituciones como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) no se ajustan al contexto de la transición que deben hacer los países subdesarrollados, que primero tendrían que optar por la separación de los residuos orgánicos y luego por su reciclaje. La OCDE sugiere lo contrario, aunque está tendiendo a cambiar ese orden”, declara.

Marcelo Mena propone la dictación de una norma de emisión de metano en rellenos sanitarios.

Algunas Soluciones

Mena revela que, de acuerdo a los datos que arrojan mediciones remotas, los proyectos de rellenos sanitarios que hicieron uso del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) para reducir las emisiones de GEI, como Loma Los Colorados de Tiltil, “fueron capaces de establecer sistemas de captura de metano que permitieron rebajar su descarga. Sin embargo, existen muchos rellenos híper emisores de este gas, superando incluso las 5 toneladas por hora”

En contrapartida, el investigador de la PUCV destaca los proyectos de valorización de residuos orgánicos de las comunas de La Pintana, Molina y Santa Juana, estos últimos vía digestión anaerobia.

“Esperaría un liderazgo mayor de municipios con más ingresos para seguir avanzando. Vitacura, al menos, tiene un proyecto bien adelantado”, expone.

¿Otras soluciones? Mena las detalla: “La ley de reciclaje de residuos orgánicos será un gran avance. Además, subir el impuesto verde a un mínimo de 30 dólares por tonelada de CO2 emitida permitiría compensar la mitigación de metano en rellenos sanitarios en más de 20 dólares la tonelada de residuos, permitiendo financiar iniciativas de compostaje o digestión anaerobia. Esos cambios son mínimos. Otras propuestas son facilitar la instalación de sistemas de gestión de residuos orgánicos y dictar una norma de emisión de metano en rellenos”

Aprovechamiento Del Biog S

Son varios los rellenos sanitarios en Chile que recolectan y utilizan el biogás –compuesto principalmente por metano y dióxido de carbono– que se genera a partir de la degradación de la biomasa o materia orgánica presente en los residuos sólidos urbanos. El pionero fue Loma Los Colorados, que recibe el mayor porcentaje de residuos sólidos de la Región Metropolitana, que captura metano y produce biogás desde hace más de una década, generando energía eléctrica que inyecta al Sistema Eléctrico Nacional. Una solución distinta se implementa hoy en Ecomaule, a cargo de la empresa Volta, que en la región del Maule cuenta con un sistema de recolección de biogás mediante pozos en toda la extensión del relleno sanitario. “El biogás generado se captura y envía a una planta de tratamiento y lavado para reducir las concentraciones de ácido sulfhídrico. Luego, se quema en una antorcha para evitar la emisión directa de metano a la atmósfera”, detalla Estephanie González, Subgerente de Desarrollo de Productos de dicha empresa.

La compañía también opera el relleno de Ecobio, en la Región del Ñuble. En este caso, agrega la ejecutiva, “estamos en conversaciones con empresas interesadas en utilizar el biogás para la generación de energía eléctrica mediante el mismo equipo cogenerador usado en el proceso de biodigestión que estamos implementando”.

5.000 MWh promedio de energía eléctrica al mes, que inyecta al Sistema Eléctrico Nacional, genera el relleno sanitario Santa Marta –que recibe cerca del 30% de los residuos sólidos de la RM– a partir del biogás que produce.

Sobre los planes a futuro, González plantea que “el desarrollo de proyectos de biodigestión en Ecobio y Ecomaule, junto con la puesta en marcha de nuevos centros de compostaje, tendrán un impacto significativo en la reducción de los residuos orgánicos enviados a ambos rellenos sanitarios. Además, se aprovechará el biogás generado para producir energía eléctrica y térmica, abasteciendo nuestros propios procesos y contribuyendo a la generación de energía renovable que se inyectará a la red”

Ximena Ruz Espejo Directora Ejecutiva Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático

Sequía y desertificación

En nuestro país 383 mil hogares rurales viven sin agua potable. ¿Cómo va a ser sostenible que más del 15% de esos hogares se abastezcan de agua con camiones aljibe? Imagine las miles de toneladas de CO2 que emiten esos camiones recorriendo los territorios. Tampoco es razonable que las municipalidades y los gobiernos regionales se desangren financieramente para cubrir esta necesidad básica.

No se trata de un problema exclusivo de nuestro país: según la ONU, 2.100 millones de personas aún viven sin agua potable en el mundo, pero en este rincón del planeta las cosas se están poniendo aún más feas. Nunca antes en Chile habíamos sufrido una escasez hídrica que afectara a más del 76% del territorio. Y las proyecciones son preocupantes: somos uno de los 30 países con mayor riesgo hídrico al 2025 y el único de Latinoamérica con estrés hídrico extremadamente alto al 2040. Otra mala noticia: no se espera en el largo plazo que se acabe la sequía.

Para abordar los desafíos que plantean la sequía y la desertificación se requiere de la participación y del aporte multisectorial, con foco territorial, para generar políticas públicas y una nueva institucionalidad para así promover una efectiva gestión y gobernanza de los recursos hídricos. Además, es necesario el involucramiento del sector privado, para establecer una conducta empresarial responsable, que se relaciona con la eficiencia productiva, la reducción del uso y consumo de agua, la mitigación de impactos y el desarrollo de acciones de valor compartido a nivel territorial con otros actores que usan el recurso.

Ahora, una buena noticia: ya se trabaja en la conformación de los Consejos de Cuencas para establecer una gestión integrada y participativa de los recursos hídricos, con lo que se espera reducir los conflictos y promover la integración de los intereses económicos, sociales, culturales y ambientales, tanto de los usuarios directos del agua como de la sociedad en su conjunto.

Otra buena noticia: desde la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático estamos apoyando a los gobiernos locales en este desafío, mediante el programa Estrategias Hídricas Locales. Ya lo iniciamos en la Región Metropolitana, con recursos del Gobierno Regional, para que 30 comunas cuenten con esta herramienta. La idea es llegar a 2026 con cerca de 100 comunas a lo largo del país.

Además, estamos aportando al compromiso de Chile, a través de la Contribución Determinada a Nivel Nacional, de manejar y recuperar 200 mil hectáreas de bosque nativo y reforestar otras 200 mil hectáreas, acciones que buscan revertir y mitigar el proceso de desertificación en el país. Con Conaf establecimos una alianza que ha permitido avanzar en planes de ordenación forestal en predios de propiedad pública y privada, mejorando los servicios ambientales de una relevante superficie de bosques nativos en las regiones de Valparaíso y el Maule.

La sequía y la desertificación están entre las mayores amenazas para el desarrollo sostenible. No dejemos que el futuro de Chile se seque.

En octubre de 2020 la preocupación se expandió como un reguero de pólvora entre los científicos a nivel mundial. Por esa fecha la revista científica Nature publicó los resultados de la primera evaluación mundial de emisiones de óxido nitroso (N2O), uno de los principales gases de efecto invernadero, y éstos no fueron nada de alentadores: el aumento de sus concentraciones en la atmósfera se ha acelerado en las últimas décadas y no es compatible con los objetivos climáticos del Acuerdo de París.

El artículo, en base a un estudio desarrollado por el Global Carbon Project y la Iniciativa Internacional de Nitrógeno, reveló que la agricultura es la principal actividad humana causante del incremento de las emisiones de N2O, contribuyendo con cerca del 70% en el periodo estudiado (2007 al 2016).

Manejo Ineficiente

El nitrógeno es el nutriente mineral que más necesitan las plantas, por lo que su falta limita el crecimiento y desarrollo que puedan tener. Un artículo publicado por el sitio de divulgación científica cienciaenchile. cl señala al respecto: “Las formas de nitrógeno biológicamente disponibles, como el nitrato o el amonio, son escasas en los sistemas naturales y agrícolas. En consecuencia, el nitrógeno eliminado del suelo en los productos de cultivo o por acción del agua debe ser suplementado para mantener la productividad agrícola en el tiempo”.

331 Partes por mil millones fueron las concentraciones medidas de óxido nitroso en 2018, aproximadamente un 22% por encima de los niveles conocidos al inicio de la era industrial.

4 Son los tipos de fertilizantes de uso convencional en Chile: dos fosfatos (fosfato diamónico y superfosfato triple), un derivado del nitrógeno (urea) y el sulfato de potasio.

De ahí que fertilizantes sintéticos, como la urea o el nitrato de amonio, sean las principales fuentes de nitrógeno aplicado a los cultivos y representen hasta el 50% de los costos operativos en la agricultura.

La nota advierte que la mayor parte del nitrógeno no se aprovecha: “Entre el 50% y el 75% del nitrógeno aplicado al campo no es utilizado por los cultivos y, por lo tanto, se pierde en el suelo o se libera a la atmósfera como gases de nitrógeno. Estas pérdidas de nitrógeno no han mejorado sustancialmente en 50 años a pesar de los importantes avances tecnológicos y científicos que han mejorado el entendimiento de eficiencia en el uso de este elemento en las plantas, y el manejo de los fertilizantes en cultivos agrícolas”

Luego agrega datos relevantes: “Se ha estimado que mejorar la eficiencia en el manejo de los fertilizantes tiene un potencial de mitigación de 100 Tg CO2 equivalente al año a escala global a través de la reducción de la magnitud de emisiones y la mejora en la absorción del carbono. En Chile, un 41% de las emisiones de CO2 equivalente en el sector silvoagropecuario corresponde al uso de fertilizantes nitrogenados. No obstante, cambios en la fertilización de los campos se han considerado muy poco a la hora de reducir las emisiones en Chile y el mundo”

Acumulaci N Problem Tica

Un reciente reportaje del diario español La Vanguardia informó que cada año se esparcen y se diseminan más de 100 millones de toneladas de nitrógeno en las tierras de cultivo de todo el mundo por su uso como fertilizante sintético, mientras que otros 100 millones más quedan en los pastizales en forma de estiércol de ganado.

La anterior es una mala noticia considerando que diferentes tipos de fertilizantes poseen distintas huellas de carbono, y solo aquellos de última generación pueden reducirla en la producción de alimentos.

“Eventualmente, todo el óxido nitroso se destruye en la atmósfera a través de reacciones químicas, pero las emisiones cada vez mayores hacen que se acumule en la atmósfera más rápido que su destrucción natural”, indica la nota.

Pep Canadell, coautor del citado estudio y director del Global Carbon Project, afirma que “desafortunadamente no existen alternativas para el fácil reemplazo de los fertilizantes nitrogenados. La producción de alimentos siempre generará liberación de nitrógeno, pero podemos reducir mucho la cantidad que se nos escapa a la atmósfera”. El artículo en La Vanguardia especifica que para disminuir las emisio- nes de óxido nitroso los expertos proponen, entre otras medidas, una aplicación espacial y temporal más precisa de los fertilizantes en los cultivos, el uso de cultivos fijadores de nitrógeno en las rotaciones (para reducir la necesidad de fertilizantes nitrogenados sintéticos) y el uso de inhibidores de la producción de óxido nitroso.

“En todo el mundo, detener el uso excesivo de fertilizantes nitrogenados es la mayor oportunidad. Así se pueden reducir las emisiones, mantener la productividad o incluso mejorarla en algunos casos, y bajar la contaminación del agua y aumentar los rendimientos económicos agrícolas”, asegura Canadell.

Situaci N En Chile

Chile es importador neto de fertilizantes, sobre todo urea (derivado del nitrógeno), superfosfato triple, fosfato monoamónico y sulfato de potasio. En detalle, desde el 2018 se han introducido al territorio nacional cerca de 500 mil toneladas anuales de estos productos, aunque durante 2022 se observó una drástica caída debido a la guerra entre Rusia y Ucrania.

En las últimas tres temporadas agrícolas, la superficie cultivada de nuestro país alcanzó una media cercana a las 640.000 hectáreas. De ese total, más del 70% se destina al cultivo de cereales, los cuales demandan el 35% de los fertilizantes, mientras que la fruticultura de exportación usa cerca de un 20%.

En ese escenario, el proyecto SEA2LAND –consorcio tecnológico integrado por 25 instituciones de 10 países de Europa, además del INIA de Chile, y financiado por la Unión Europea– busca desarrollar soluciones que ayuden a superar los desafíos relacionados con la producción de alimentos, el cambio climático y la reutilización de residuos. Para eso, la iniciativa “trabaja en la mejora y adaptación de las tecnologías de recuperación de nutrientes para producir fertilizantes de base biológica a partir de subproductos de la industria acuícola y procesamiento de pescados”

Es un proyecto que, si tiene buenos resultados, aportará a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en los países en que se está implementando. En Chile, en particular, contribuiría al cumplimiento del plan de adaptación al cambio climático del sector silvoagropecuario, que propone metas de disminución de emisiones de GEI en el trabajo con cultivos, como el manejo de praderas para disminuir la producción de metano de los ganados y el cambio de la fuente de fertilizantes nitrogenados por la producción de fertilizantes en base a hidrógeno verde.

Juan Hirzel revela que en los últimos 20 años han ido bajando las dosis de nitrógeno empleadas en los cultivos extensivos en Chile.

Menores Dosis

La urea es el fertilizante químico nitrogenado de mayor consumo e importancia en el mundo.

Sin perjuicio de lo anterior, Juan Hirzel, investigador de INIA Quilamapu, asegura que el uso de fertilizantes nitrogenados en Chile se ha modificado mucho en los últimos 20 años. “En la década de los años 90 y en los inicios del siglo XXI se empleaban altas dosis de nitrógeno porque su cálculo se realizaba empleando el método racional, enseñado en muchas universidades del país. Sin embargo, este método tiene muchos errores técnicos agronómicos que se traducen en sobreestimar la necesidad de nitrógeno por parte de un cultivo”, revela.

Luego da un ejemplo: “Para un cultivo de maíz de alto potencial de rendimiento (180 qq/ha) la dosis de nitrógeno determinada, usando el método racional, podía fluctuar entre 700 y 800 kg de nitrógeno/ha en función del cultivo anterior. En tanto que los experimentos de campo realizados por INIA, dentro de la zona maicera de Chile durante los últimos 20 años, han demostrado que con dosis de nitrógeno entre 350 y 400 kg/ha se lograba el mismo rendimiento”

Resalta que los datos recopilados a partir de estos experimentos de campo han permitido moderar las dosis de nitrógeno y de otros nutrientes empleados en los cultivos extensivos, lo cual también ha contribuido a reducir la emisión de óxido nitroso asociado al uso de nitrógeno en la agricultura. “Del mismo modo, para la fertilización de frutales y vides la información generada por INIA ha permitido reducir y moderar las dosis de nitrógeno y otros nutrientes utilizados anteriormente en Chile”, subraya.

El experto también precisa que los fertilizantes que contribuyen a reducir la emisión de gases de efecto invernadero “son aquellos de composición orgánica, como guanos, compost y los de entrega controlada, que reducen los flujos de alta tasa de entrega de nitrógeno disponible”.

Para lograr una reducción significativa de las emisiones de GEI en el sector agrícola, Hirzel plantea que es relevante que exista “una interacción efectiva entre los agricultores, las empresas de venta de insumos para fertilizantes y el mundo científico agrícola. La información generada por los investigadores ligados al agro debe ser difundida a profesionales vinculados a los dos primeros sectores para que asuman la importancia del problema y aporten a las soluciones requeridas para mitigar este problema”

Para enfrentar la falta de agua para los procesos industriales por efecto del cambio climático y otros motivos, Proterm ofrece una serie de soluciones para que las empresas gestionen de mejor manera sus recursos hídricos.

La creciente falta de agua está entre los principales problemas que aquejan a Chile y al mundo. Y en esta alarmante realidad el cambio climático tiene mucha responsabilidad.

"Este fenómeno es causante directo de innumerables impactos que nos desafían a adaptarnos y a optimizar el uso de los recursos naturales. Uno de sus efectos más críticos es la escasez hídrica de- rivada de los cambios en el ciclo hidrológico, agravando la situación el aumento sostenido en el uso de agua en los procesos. De ahí que el gran reto de los sectores industriales sea dar continuidad a sus operaciones, disponiendo de este recurso de manera suficiente sin afectar a sus comunidades vecinas y al medio ambiente”, asegura José Miguel Hernández, Jefe de Proyectos de Ingeniería en Gestión Hídrica de Proterm, que apoya a las empresas para que gestionen los recursos hídricos de manera más eficiente.

El profesional pone énfasis en que la disponibilidad del vital elemento no solo se ve afectada por el cambio climático, sino también por otros factores como la presión de las actividades productivas y/o extractivas, la gestión ineficiente del agua, la infraestructura inadecuada para enfrentar la escasez hídrica, las limitaciones del marco legal, y la disponibilidad y uso limitado de datos para la toma de decisiones.

Servicio Integral

En ese contexto, Proterm “ofrece un servicio integral, que parte por realizar un buen diagnóstico para implementar mejoras o soluciones, tanto de ingeniería como de buenas prácticas, en base a información de calidad, precisa y oportuna. En esta etapa podemos hacer mediciones de flujo o de caudal, contrastaciones de equipos, encontrar puntos críticos… es decir, todo aquello que nos permita identificar las oportunidades de mejora y así aportar a la optimización de los procesos”, afirma Hernández.

En particular, la empresa realiza mediciones de flujos de agua en ductos cerrados o canales abiertos de los caudales distribuidos en las distintas etapas del proceso, utilizando equipos portátiles que no requieren la intervención del piping. Efectúa, asimismo, contrastaciones de caudalímetros instalados en planta o en las líneas de los procesos para determinar posibles desviaciones y realizar los ajustes necesarios, así como verificaciones de las obras de captación de agua respecto de su resolución de derecho de aprovechamiento de aguas y autorizaciones de obras. Esto, para identificar brechas, proponer soluciones y evitar procesos sancionatorios.

Con el diagnóstico claro y la visualización de oportunidades de mejora, Proterm propone y desarrolla proyectos de ingeniería que posibiliten la implementación de estas mejoras en los procesos.

El control y monitoreo de variables, por su importancia para el seguimiento de las operaciones o por cumplimiento normativo, es otro servicio clave que presta la compañía en el área de gestión hídrica.

Al respecto, apoya el cumplimiento de la Resolución DGA Nº 1238/2019, que ordena que los titulares de derechos de aprovechamiento de aguas reporten sus extracciones del recurso según lo establecido para su localización. Por eso, la empresa asesora a sus clientes a nivel nacional en la determinación de las condiciones técnicas y los plazos para que cumplan con la obligación de instalar y mantener un sistema de monitoreo y transmisión de datos de extracciones efectivas aplicable a cada obra de captación de aguas subterráneas.

Puntos Cr Ticos

La identificación de puntos críticos, para una mejor gestión de agua, es una tarea fundamental en todo proceso productivo que la requiera. En ese sentido, Proterm apoya y acom- paña a las industrias de todos los rubros en la realización, determinación u obtención de: producción en la salud humana y ecosistemas (indicadores de impacto).

• Balances de Agua: se realizan en base a las entradas y salidas del insumo para identificar pérdidas.

• Huella Hídrica: se determina a partir de la metodología Waterfoot Print Network. Considera las huellas azul (volumen de agua consumida; no retorna a la cuenca de donde se extrajo); verde (cantidad de agua evapotranspirada o incorporada en producto) o gris (volumen de agua que se requiere para asimilar la carga de contaminantes en una descarga de acuerdo a las regulaciones ambientales) utilizadas para los volúmenes requeridos en la cadena de suministros. La huella hídrica total es la suma de las huellas azul, verde y gris.

• Huella de Agua: utilizada para medir impactos según la metodología ISO 14.046.

Proterm apoya a las empresas en su proceso de obtención, que constituye un "broche de oro” de la superación de exigentes metas y que demuestra la sostenibilidad del negocio y trae consigo beneficios como la reducción de costos operativos por consumo de agua, el fortalecimiento de la imagen corporativa, el afianzamiento de las relaciones con comunidades vecinas, el aporte a la seguridad hídrica y el incremento de la competitividad a través de la gestión eficiente del recurso. Además, favorece la integración de sectores, empresas, entidades gubernamentales, proveedores de servicios y tecnologías; como también la articulación público-privada, con reconocimiento a la gestión corporativa del recurso hídrico por parte de sectores y empresas. Asimismo, mejora la reportabilidad y también la alineación y contribución en políticas de gestión climática.

• Certificado Azul: Es un instrumento voluntario, impulsado por la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático de Corfo y Fundación Chile, que busca que las empresas gestionen de manera sostenible sus recursos hídricos calculando su huella de agua. Para eso deben utilizar, precisamente, la norma internacional ISO 14.046, la cual permite identificar el consumo hídrico directo (producción interna), el indirecto (cadena de proveedores) y los posibles efectos de la

A modo de conclusión, el especialista expone: “Hoy en día existe conocimiento y tecnologías para enfrentar la situación de escasez hídrica que vivimos en Chile. En Proterm contamos con un equipo robusto, de gran experiencia y multidisciplinario para abordar los problemas o desafíos de nuestros clientes en este ámbito y encontrar una solución óptima para que puedan planificar sus operaciones y gestionar adecuadamente la utilización de recursos, resguardando dar el mejor uso posible al agua"

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