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Introducción “Piedra libre…” es como un juego que, como todo juego, supone una búsqueda “desinteresada” de la verdad; es el que se realiza con amigos, ya que se busca porque se ama y se es amado; un juego, por fin, con la seriedad que tiene la realidad y con la simplicidad y la jovialidad que tienen los que juegan con “alma de niño”. El “Sentido Común”, al igual que el sentido del gusto y del olfato, nos da la capacidad, en el obrar propio o ajeno, de distinguir lo bueno y lo malo, lo verdadero y lo falso, lo conveniente y lo inconveniente y, de esa manera, gustar de aquello que nos resulta saludable, sin necesidad de analizarlo demasiado racionalmente o de comprobarlo científicamente. ¿Se trata, entonces, de reflexionar sobre temas religiosos, es decir, sobre Dios? No exactamente y sí exactamente. No en el sentido de que Dios y la fe sean temas tratados directamente; sí exactamente porque se habla “sobre Dios”: podemos hablar sobre una montaña (sobre, es decir, acerca de ella) o “sobre” una montaña (sobre, es decir, desde su cima); lo que sucede es que, si queremos hablar acerca de “la realidad”, no podemos dejar de lado a su Arquitecto; si queremos hablar de los hijos, no podemos dejar de hablar del “Padre”. Cuando se pierde el sentido común, así como cuando se pierde el olfato y el gusto, ya no se sabe distinguir lo dulce de lo amargo, lo _____________________________________________ 7