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JÓVENES
ADICTO AL «NOPOR»
Por Juan Carlos García Mellado. Quizá hayas notado hábitos o malas costumbre en ti que no te ayudan en nada, no te suman ni edifican, hasta te llegan a dañar física y mentalmente; probablemente algunas de ellas se han vuelto adictivas y han llegado a involucrarse directamente con cada uno de nuestros 5 sentidos, pudieran ser esas pequeñas cosas que en algún punto de tu vida quisieras cambiar, mejorar o incluso eliminar.
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alvin CooCtrigésimo Estados U lidge presi nidos quien dente le de fue el de los nominó “Efecto Coolidge” que expone la búsqueda de novedad constante, la cual tenemos programada en nuestra genética. Es por ello que naturalmente siempre estamos buscando cosas nuevas o diferentes con mayor intensidad.
Por otro lado, también contamos con un limitador biológico en la obtención de recompensas. Esto es una sensación de saciedad que nos hace frenar una actividad, por ejemplo, cuando te cansas de practicar algún deporte que te gusta o estar lleno de tanto comer tu alimento favorito, pero también existen actividades que no tienen limitadores, esto podría ser hoy en día mirar videos en alguna red social, escuchar música constantemente o… ¡exacto! mirar pornografía, por lo que e s p o s i b l e p a s a r h o r a s y h o r a s consumiendo ese tipo de contenido si no existiera una fuente externa que nos obligara a parar como estar conscientes de las obligaciones que deben cumplirse como hacer la tarea, asistir a una reunión, asistir al servicio o incluso comer.
Es a causa de estos dos efectos, es decir, la búsqueda constante de novedad y la falta de un limitador biológico, de donde surge esta adicción tan usual pero poco conocida hoy en día, causando efectos n e g a t i vo s e n e l c u e r p o co m o l a eyaculación precoz y la disfunción eréctil o efectos psicológicos y sociales como la alteración en nuestro circuito de recompensas que genera estrés, ansiedad, falta de concentración, omisión de riesgos en la toma de decisiones, cambios de humor sin ningún motivo, falta de motivación, apatía y no tener ganas de socializar, depresión, mayor tendencia a procrastinar y la terrible sensación de estar estancado en la vida; por otro lado la horrorosa tergiversación de la mujer y de cómo concebir el sexo en general, especialmente las nuevas generaciones que están creciendo con la utilización de la pornografía como algo normal tanto visualmente como auditivamente, consumiéndose desde los 13 años según estudios recientes.
E l l o s a p r e n d e n d e a h í l o s comportamientos sexuales antes de haber experimentado nada o de haber podido hablar con alguien que les enseñe sobre el tema, pero esto no solo se limita a los menores, sino que los adultos también asimilamos los comportamientos que aparecen en este tipo de contenido y los convertimos en nuevos estándares sexuales, cosa que está muy lejos de la realidad. Nuestro cerebro genera dopamina, el neurotransmisor encargado de generar placer y de clasificar estas experiencias como agradables o no, ya sea desde comer algo que te guste o mirar tu película favorita, pasar tiempo de calidad con tus amigos entre otros, todo esto lo categorizaremos en función de su deseabilidad. Sin embargo, la dopamina no genera satisfacción, sino que crea esa expectativa de satisfacción, como diciéndote que la recompensa que buscamos está a la vuelta de la esquina, en el caso de la pornografía es la búsqueda de novedad lo que genera la dopamina, no es terminar lo que nos atrae, es el proceso de la búsqueda de novedad lo que nuestro cerebro exige.
Esta liberación de dopamina genera lo que se le conoce como un estímulo supernormal, es decir, algo que crea una expectativa de recompensa tan grande que se convierte en una prioridad y obviamente no de manera consiente. No es esta liberación de dopamina lo que altera nuestro cerebro, es la acumulación de la misma lo que genera una molécula llamada DeltaFosB y que poco a poco va realizando cambios en nuestro circuito de recompensa alterándolo químicamente, es decir que realiza cambios reales en nuestro cerebro, estos cambios provocan que tu cerebro se acostumbre a los niveles de dopamina y sobreestimulación que recibe haciendo que debas buscar contenido más intenso para conseguir la misma estimulación que antes, por esto es tan peligroso.
El ser humano posee una supermemoria para aquellas experiencias que le parecen placenteras y ante un determinado contenido crea lo que se le conoce como gatillos que buscan el consumo de la pornografía para hacer sentir “bien” . Cosas que suceden en tu día a día y te provocan esa necesidad de consumirlo, como ejemplo podría ser el ruido que provoca el cerrar la puerta principal de tu casa indicando que te has quedado solo y q u e a h o r a p u e d e s m a s t u r b a r t e tranquilamente, hay muchísimos gatillos y cada uno de nosotros conoce los suyos.
Después de todo esto nuestro cerebro generara una nueva molécula llamada CREB cuya misión es reducir la influencia de la anterior, DeltaFosB, para darnos un respiro ante un superestímulo, creando una tolerancia que te obligara a buscar contenido nuevo y más intenso para obtener la misma excitación que antes, causando una disfuncionalidad del córtex prefrontal que se manifiesta en una baja voluntad combinada con una hiper reactividad ante CUALQUIER tipo de adicción, el córtex prefrontal es lo que los científicos llaman la unidad de control cuya misión es la resolución de problemas, la capacidad de concentración, el anticipo de consecuencias y la regulación de la persona ante sus objetivos.
Para ayudarnos a controlar nuestros impulsos actúa mediante dos tipos de reacciones nerviosas en nuestro circuito de recompensas que coloquialmente seria aumentando el “Vas hacia ello” y disminuyendo el “Espera y recapacita si e s t o e s l o c o r r e c t o ” d e a h í l a procrastinación o lo que yo le llamo “El autoengaño” . Si pensaste en consumir contenido similar sin ser calificado como contenido pornográfico, estarás creando el mismo proceso, porfavor no lo hagas.
No es algo fácil, pero estoy seguro y es comprobado, que cambiar este tipo de malos hábitos traerá efectos positivos en tu vida, podrían ser en función de la persona, pero normalmente se empiezan a ver a partir del primer o segundo mes. Literalmente estamos hablando de reprogramar a nuestro cerebro y es algo que requiere de mucha fuerza de voluntad, autocontrol y sobre eso, una relación con Dios.
Como experiencia personal, parte de los beneficios que obtuve fueron mayor placer en las pequeñas cosas como leer, sana alimentación, conversar con las personas o incluso solo pasear, mayor autocontrol y fuerza de voluntad, un estado de ánimo más positivo, fortalecí mi fe, soy más enérgico y tengo mayor concentración, al principio fue muy difícil, pero no imposible, también descubrí que no estaba solo y estoy seguro que también serás tú quien se encuentre acompañando a más personas a superar este reto, te animo a sacar tus propias conclusiones, Dios te bendiga.
ace tiempo leí la historia sobre una Hpintura de Vincent Van Gogh llamada: «Los lirios», obra que realizó mientras vivía en un asilo ubicado en Francia. La terminó antes de sufrir su primera crisis psiquiátrica en el sanatorio del monasterio de Saint Paul de Mausole y la nombró: «El pararrayos para mi enfermedad» porque sentía que, si continuaba pintando, podía evitar volverse loco.
Todas esas obras, que hoy día valen millones, no fueron creadas con la intención de ser exhibidas en un museo y que multitudes de todo el mundo viajaran a ve r l a s ; Va n G o g h s i m p l e m e n te encontraba un escape a su tormento cuando pintaba. Llama mi atención cómo a Van Gogh, a pesar de realizar esas hermosas pinturas, le embargaba un profundo dolor y miseria, los cuales expresaba en sus cartas a su hermano Theo. Sin duda, esto le cobró factura durante toda su vida. Esta historia me sacudió. Mientras leía, no podía evitar pensar en cuántas veces me he refugiado en muchas cosas antes que en Dios. Cuando el dolor llegó a mi vida, deseaba calmarlo intentando de todo, excepto recurrir a Él. Fui una Van Gogh: «creando obras» para tratar de salvarme, pero solo me llevaron a una falsa autosuficiencia. ¡Qué peligroso! De seguir por este camino pude haber tenido un final trágico como el del famoso pintor: la muerte, aunque en mi caso, de manera espiritual. En un momento de claridad, me di cuenta de que ahí estaba Dios, que era su gracia la que siempre estuvo actuando como un pararrayos para mí y que sin ella yo nunca hubiera podido sobreponerme a mi dolor. Comprendí que el arte, así como otras cosas que me apasionan, no son el problema. Sino que Dios desea que le entregue todo lo que hago de manera genuina, porque las obras que hacen sus hijos son admiradas por el más grande artista: Dios mismo.
Mi corazón, mi arte y mi vida dejaron de estar vacíos porque Dios les dio sentido. Me aferro a las palabras del salmista cuando expresa: «¿Por qué estoy desanimado? ¿Por qué está tan triste mi corazón? ¡Pondré mi esperanza en Dios! Nuevamente lo alabaré, ¡mi Salvador y mi Dios!» (Salmos 42:11 NTV). Fuente: Milamex Revista Alianza 11