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Espejito, espejito: el problema con la vanidad

Por Violeta Guerra

Recuerdo en alguna ocasión haber escuchado a mi mamá decir: «¿Pero tú no teviste en el espejo?».

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En el mundo greco-romano, la presencia o ausencia de espejos parece haberse convertido en un problema entre las mujeres, quienes, provenientes de una cultura pagana altamente licenciosa, idólatra e inmoral, se ataviaban de manera sumamente inapropiada Por lo que vemos en el Nuevo Testamento, las mujeres en Corinto, Éfeso, Creta, Asia, Bitinia y otros lugares más estaban desviando la atención de los creyentes en el culto, de Cristo, hacia sí mismas (1Corintios 11, Efesios 5, 2 Pedro 3). Al corregirlas, además de aclarar lo concerniente a la posición y el rol de la mujer cristiana, Pedro y Pablo hablan del atavío ydecoro de las hijas de Dios.

Ahora bien, el problema presentado por su atavío no se quedó en la edad clásica, sino que sigue siendo un problema de actualidad. De hecho, el narcicismo o amor a la imagen propia ha florecido exponencialmente, manifestándose en unas hermanas que cuidan en demasía su compostura, volviéndose vanidosas y esclavas de su belleza.

Definiendo lavanidad

Salomón, el hombre más sabio y rico de la tierra (1 Reyes 3:12), autor por excelencia del tema de la vanidad, concluyó después de mucha experimentación que, en la vida bajo el sol, «todo es vanidad yaflicción de espíritu» (Eclesiastés 1:2,14).

Una de las definiciones que encontramos para la palabra vanidad es la creencia excesiva en las habilidades propias o la atracción causada hacia los demás. Es un tipo de arrogancia, engreimiento y una expresión exagerada de la soberbia. El término encuentra sinónimos en las palabras vacío, vano, necedad, fantasía, hinchazón, hueco y envanecimiento, siendo un tipo de vanidad el narcicismo. El principal término hebreo que la define es hebhel que significa «un soplo de aire».

La vanidad es un problema prevaleciente con el cual todas luchamos. No es algo propio del mundo greco-romano, sino que es un mal que nos acompaña desde la caída (Gn. 3:14-19). Bien nos presenta Eclesiastés como el hombre fútilmente continúa buscando la felicidad y el significado de la vida a través de medios equivocados como la ciencia, la filosofía, el placer, el materialismo, las experiencias, el egotismo, la religión, las riquezas yla moralidad.

La mujer por su parte lucha con la vanidad en su esfuerzo por sentirse atractiva, valiosa y amada, pasando por alto su valor «real» en Cristo (Gn. 1:27, 1 Pedro 1:18-19, Pr. 31:10, Sal. 139:13-14). En consecuencia, pone un remarcado énfasis en la belleza y la apariencia externa, descuidando su belleza interna; «en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible que es de grande estima delante de Dios» (1 Pedro.3:4).

El corazón del problema

La vanidad es un problema del corazón (2 Tm 3:2, 4), que solo Dios puede ver en su justa dimensión, pues el hombre apenas mira lo que está delante de sus ojos (1 Samuel 16:7).

El mayor problema para la persona vanidosa radica en que hace todo de manera superficial para sobresalir y ser vista por los hombres (Mr 12:38, Mt 6:5, 16), sin importarle la opinión de Dios, los posibles daños a otros, y el estado real de su corazón. Además, todo lo que hace carece de sustancia, y como el humo, se desvanece.

Como es de esperarse, la ocupación en lo externo, acompañado del descuido espiritual dan como resultado a una mujer vana, engreída y fantasiosa, que desperdicia su vida en aquello que no aprovecha ni tiene trascendencia eterna. Esto afecta negativamente la formación de las futuras generaciones y el legado que dejamos en Cristo.

Vanidad encarnada

La vanidad nos hace mujeres superfluas, y se manifiesta en la totalidad de nuestro ser, por medio de nuestra actitud, nuestra conducta, nuestras ocupaciones y prioridades, nuestro hablar, nuestro atavío, el uso de nuestros recursos, y aún nuestros sueños yaspiraciones.

La vemos en el mal uso de nuestro tiempo, nuestras elecciones, nuestros gustos, el tipo de amistades que tenemos, las cosas de las que hablamos, los eventos y actividades que nos ocupan, aquello que vemos y leemos, en lo que gastamos el dinero, y en nuestra apariencia personal.

Como creyentes, debe preocuparnos el hecho de que Dios mira al hombre en su totalidad. Él ve el corazón, lo pesa y lo escudriña (Pr 24:12), pero también ve nuestro hombre exterior De ahí la amonestación de Pedro acerca del atavío externo de la mujer (1 Pedro 3:4) y de la «ropa decorosa con pudor y modestia», sobre la que también escribe Pablo en 1 Timoteo 2:9. Esta comprensión debería motivarnos a poner en orden nuestro mundo interior.

El remedio

Por la gracia de Dios, la identidad y seguridad de la mujer cristiana proviene solo de Cristo y no de las personas, las posesiones o el placer Fuera de una relación íntima con el Señor Jesucristo a través del evangelio, nada podrá darle sentido a nuestra existencia yvalor a nuestros días.

Por ende, busquemos primeramente el reino de Dios (Mateo 6:33). Amemos a Dios con todo nuestro corazón, nuestra alma, nuestra mente y nuestras fuerzas (Marcos 12:30). Crezcamos en la gracia y conocimiento de Cristo (2 Pedro 3:18). Abstengámonos de los deseos carnales que batallan contra el espíritu (1 Pedro 2:11). Prediquémosnos diariamente las verdades del evangelio (1 Tim. 1:15). Y llevemos fruto en toda buena obra (Col 1:10) como corresponde a mujeres que profesan piedad (1 Tim. 2:10) y maestras del bien (Tito 2:3-5).

ADios sea la honra ypreeminencia en nuestrasvidas.

Fuente: Coalisión porel Evangelio.

Egotismo.-Afándeunapersonadehablardesímisma.

Angelina Grimke (1805-1879)

Sarah Moore Grimke (1792-1874)

Escritoras

Por Elizabeth Cantú.

«El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno». Romanos 12:9

Angelina y Sarah nacieron en una rica familia de Carolina del Sur Aunque eran cristianas devotas, aceptaban la esclavitud como algo normal. No obstante, en 1819 Sarah acompañó a su padre a Filadelfia y entró en contacto con los cuáqueros. Por primera vez escuchó a alguien hablar en contra del sistema esclavista. Cuando regresó a su hogar, inició una escuela bíblica dominical para los esclavos, y aunque iba contra la ley, también les enseñó a leer y escribir

Angelina escribió en su diario lo siguiente: «Ese sistema debe estar radicalmente equivocado p o r q u e s o l o p u e d e s e r a p o y a d o transgrediendo la ley de Dios». Cuando las hermanas se opusieron abiertamente contra la esclavitud, fueron rechazadas por su familia yamigos.

Después de la muerte de su padre, Sarah y Angelina recibieron de su madre su parte de la herencia y sus bienes, y ellas inmediatamente liberaron a sus esclavos Cuando las hermanas descubrieron que su propio hermano había engendrado dos hijos por una esclava, los tomaron bajo su cuidado en su hogar.

Se requirió de un gran coraje para que las hermanas Grimke se pararan frente a la maldad de la esclavitud. También se requiere de mucho valor para que usted y yo nos enfrentemos al mal cuando no es aceptable hacerlo Tal vez seremos criticados y rechazados. Defendamos las causas justas y eventualmente, la justicia prevalecerá.

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