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Evangelismo

Hace unos cincuenta años, eché un vistazo a una serie de re l i g i o n e s y fi l o s o f í a s ; encontré atractiva la cultura hippie de muchos compañeros de la u n i v e r s i d a d U n d í a e s t a b a charlando con una dulce chica de California en nuestro dormitorio Llegamos al tema de Jesucristo Superestrella, que estaba de moda en ese entonces, y lo siguiente que supe fue que me hizo leer un folleto de Cruzada Estudiantil con el plan de salvación A pesar de mi cautela inicial, oré para recibir a Cristo en mi vida. Sin embargo, un desafío al que me enfrenté entonces y durante años fue que sentí que ese mismo estilo de evangelización también se esperaba de mí. Parecía bastante antinatural e incómodo.

No soy la única. Muchos cristianos se estremecen un poco al escuchar la p a l a b r a e v a n g e l i s m o C o n demasiada frecuencia, comunica la idea de persuadir a las personas para que vayan a un evento de evangelización o de arrinconarlos para que lean un plan fijo de s a l v a c i ó n c o n l o s v e r s í c u l o s apropiados Se siente como una carga, algo al que obligamos a las personas y algo que más bien los incomoda. En definitiva, parece lejos de «compartir buenas noticias». Hoy en día, muchos cuestionan la eficacia del método de bombardear a las personas con versículos de la Biblia y un plan paso a paso diseñado para que los lectores digan «sí». ¿En qué se diferencia la generación actual y cuáles son algunas formas de llegar a ellos?

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El evangelismo en el siglo XX a menudo implicaba una invitación a levantar la mano, pasar al frente o «al altar», decir o repetir una oración. Las grandes cruzadas o campañas se hicieron populares, a menudo en estadios, un paso adelante de las reuniones bajo toldos en el pasado. El evangelismo personal tendía a usar folletos con planes y versículos bien d e fi n i d o s , y u n a o r a c i ó n d e aceptación sugerida al final. Entre los estudiantes en particular, la apologética también se hizo popular. L a i d e a d e q u e u n o p o d í a contrarrestar intelectualmente la mayoría de las objeciones al Evangelio parecía atractiva para muchos.

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