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Un largo viaje Mis abuelos son argentinos. Mis bisabuelos son inmigrantes. Algunos llegaron por la crisis económica de Europa y otros huyeron después de la Primera Guerra Mundial. Todos ellos se embarcaron para llegar aquí. El viaje fue largo y triste porque dejaban su lugar, familia, estudios y recuerdos. Vinieron en busca de paz y a formar una familia. Por eso están agradecidos a este país que les dio un lugar. Los abuelos siempre recordaban que sus padres les contaban que los barcos eran de carga, el viaje era largo, que la comida era fea, que Buenos Aires era parecida a ciudades europeas y los paisajes también. Para comunicarse con sus familiares lo hacían por carta. Los bisabuelos no volvieron a sus tierras , pero recordaban su lugar con comidas, bebidas y juegos de la niñez. Sólo mis abuelos paternos fueron al pueblo de sus padres.

Nicolás Martínez Asensio - 6ºA

Una confusión


Mis bisabuelos fueron inmigrantes. Vinieron a Argentina en busca de un nuevo hogar, trabajo, familia y paz para sus vidas. Escapaban de la Segunda Guerra Mundial y de la crisis económica de Europa. Pero cuando se fueron a anotar en el registro civil, al anotar a sus hijos, hubo una confusión al anotar sus apellidos. Uno de los hijos tenía el apellido original que era Halty, pero al otro hijo lo habían anotado como Alty. Como no se dieron cuenta del error en el momento, sus apellidos permanecieron así hasta el día de su muerte. Y así dos hermanos del mismo padre vivieron con diferentes apellidos.

Juana Mendiburu - 6ºA


Viaje de amores Mis bisabuelos, Julio Cires y Maria Bezanilla, se conocieron a los quince años. Muy enamorados sabían que su amor era imposible ya que sus familias eran enemigas. Un día, los dos jóvenes muy enamorados tuvieron que separarse ya que donde vivían, en Sevilla, España, hubo problemas políticos. Muy tristes, tuvieron que despedirse y seguir rumbo a otro lado. En el viaje, Julio observaba el barco incómodo, con falta de limpieza y la alimentación era poca. Luego de mucho viaje, Julio, desde la cubierta, pudo ver el Puerto de Buenos Aires. Al bajar, un señor italiano lo acompañó amablemente a la oficina de inmigraciones. Había mucha gente y una larga fila. Luego de mucho papeleo lo enviaron al Hotel de Inmigrantes. Con curiosidad recorrió todo el hotel. Se llevó una gran sorpresa cuando al llegar a la terraza, reconoció aquel vestido. Era María. Y a partir de ese día nadie más volvió a separarlos.


Candela Cires Reyes - 6ยบA


Las iniciales AM Mi bisabuelo paterno se llamaba Alter Moisés Dombrover. Nació en 1901 en Polonia y unos años después tuvo que luchar en la Primera Guerra mundial en 1914. En esa guerra, más de nueve millones de personas perdieron sus vidas. Mi bisabuelo siguió vivo hasta que se fue a Buenos Aires en barco el 24 de febrero de 1926, donde conoció a mi bisabuela Rumana y se hicieron novios. Mi bisabuelo trabajó en una curtiembre hasta que se casó con mi bisabuela y tuvo a mi abuelo, al que llamó Isaac Dombrover (nombre judío porque mi bisabuelo era judío). La firma de mi bisabuelo era AM por Alter Moisés. Por eso, cuando mi abuelo tuvo a mi papá lo llamo Adrián Marcio. Entonces, la firma de mi papá es AM, las iniciales de mi bisabuelo.

Nicolás Dombrover - 6ºB


Mi tatarabuelo paterno

En 1904 llegó mi tatarabuelo, Abraham Schlapacoff, a Buenos Aires en barco. Él estaba huyendo de la Rusia zarista. Se instaló en un tambo en Rivera, provincia de Buenos Aires. Comenzó a realizar actividades rurales junto a su esposa y a sus dos hijos, Mauricio y León. Mauricio estudiaba medicina y fue el creador de la Cruz Azul, primera medicina prepaga de Argentina. Él se casó con Elisa Podolsky. Ellos tuvieron un hijo llamado Héctor Ignacio Lapacó.

Héctor contrajo

matrimonio con Julieta Levi. De ese matrimonio nacieron Paula, Martin y Adrián, mi papá.

La Baronesa. La reunión que constituye el primer antecedente directo de la Cooperativa de Tamberos se realizó en el local de Granjeros Unidos, el 25 de junio de 1931. Estaban presentes los señores Isaac Dayán, Jaime Kapustiansky, John L. Horwitz, Saúl Pirotzky, Samuel Resnik, Naón Schamsanovsky, Abraham Schlapacoff , Bernardo Schmukler, Herman Strocovsky, y Marcos Traiber.

Malena Lapacó – 6ºB


Viaje en barco En 1972, mi tío y mi abuela venían en barco desde Italia. Cuando estaban en el barco, casi llegando a América, hubo una tormenta muy fuerte con olas enormes. Cuando llegaron a Argentina, desembarcaron en el puerto de Buenos Aires y se fueron a inscribir a la oficina de inmigraciones. Después se fueron al Hotel de inmigrantes. Ahí se quedaron 4 días y se compraron una casa en Olivos. Mi tío empezó a ir al colegio y mi abuela empezó a trabajar en un negocio de ropa. Le iba muy bien en el negocio. A mi tío no le iba muy bien en la escuela porque hablaba y hablaba todo el tiempo y le contestaba a las maestras.

Lucas Ventre - 6ºA


El apellido equivocado En 1891, llegaron desde Francia los tres primeros hermanos Marco. Cuando se fueron a anotar en la oficina de inmigrantes, a uno de ellos lo anotaron mal y le pusieron como apellido Marto. Para solucionar esto, tuvo que hacer muchos trámites, pero todo era muy lento porque ya que no sabían hablar castellano no se podían comunicar y las personas no los entendían. Luego de aprender castellano y de muchos trámites, logró cambiar su apellido de Marto a Marco. Cuando estaba haciendo uno de los últimos trámites, conoció a una mujer llamada Marta, se enamoró y le pidió que se casara con él, ella aceptó y tuvieron dos hijos. Uno de ellos es mi abuelo paterno.

Agustina Marco - 6ºA


La historia de mis bisabuelos Hoy les voy a contar la historia de mi bisabuela, que se llamaba María del Pilar Teresa y de mi bisabuelo, que se llamaba Jesús. Mi bisabuelo llegó a Argentina en 1899 y mi bisabuela vino en 1910. Ellos venían de Italia. Cuando llegó mi bisabuelo empezó a trabajar en la primera fábrica de calzados de tacos que estaba a tres cuadras de lo que es ahora la Casa Rosada. Mi bisabuela fue ama de casa. Ellos se conocieron en 1925 y vivieron en el barrio de Caballito. Se casaron en 1934 y tuvieron una hija que se llama Ermitas. Ella es mi abuela. Cuando nació mi abuela compraron una casa más grande que estaba a una cuadra de la Plaza de Mayo y a seis cuadras del trabajo de mi bisabuelo.

Delfina Guglielminetti – 6ºB


El aeropuerto inolvidable Había una vez un señor y una señora muy enamorados que se casaron. Justo había una guerra entre varios países. Por eso, inmigraron a Argentina junto a su hijo, Ferrán. Varios años después, Ferrán hizo un viaje a Barcelona porque quería vivir allí. Estaba en el avión, hubo una turbulencia y el motor se rompió. Ese avión aterrizó de urgencia en un aeropuerto de España, Madrid. En esa ciudad, una chica llamada Valentina, de origen argentino, estaba de vacaciones. Cuando estaban hablando de la vida, se dieron cuenta de que querían pasar sus vidas juntos. Ferrán le dijo a Valentina que se quedaría con ella en Argentina y se iría a vivir con ella allí. Así, dos hemisferios se unieron y mis papás siguen juntos hasta ahora.

Ignacio Segura Araya - 6ºC


El rapto falso Había una vez un chico y una chica que se encontraron en Alemania y se enamoraron. Luego de tres años de novios, se casaron en Frankfurt arriba de la montaña. Entonces. los amigos de mi abuelo y abuela planearon un rapto falso para los casados. Después de la ceremonia en la iglesia, apenas salieron los casados, los amigos los agarraron y los metieron en el baúl de un auto y los casados no se dieron cuenta de que eran los amigos porque tenían máscaras. Con el auto, los llevaron a una casa, los ataron a una silla y trataron de asustarlos. Luego de media hora, los metieron de nuevo al baúl del auto y los llevaron al muelle. Los pusieron en un mini bote. Los amigos se sacaron las máscaras, los empujaron al agua y les tiraron flores. Dos años después, en un bote mucho más grande, mis abuelos, Tolo y Olga, se embarcaron a Argentina a conocer un mundo distinto.

Julián Frankel - 6ºC


Mis bisabuelos Mis bisabuelos vinieron del sur de

España durante el

transcurso de la Primera Guerra Mundial. Se trasladaron en barco. Durante el viaje, que duró 6 meses, se conocieron. Mi bisabuela repartía comida y al caerse algo de lo que llevaba, mi bisabuelo la ayudó a levantarlo. Cuando llegaron a Buenos Aires fueron a vivir juntos al barrio de La Boca. Mi bisabuela fue cocinera en una fonda, actualmente llamada Fonda el Obrero. Mi bisabuelo se fue a la marina de los Estados Unidos donde luchó y llegó a ser Capitán. Cuando volvió, mis bisabuelos se casaron y tuvieron cuatro hijos, entre ellos, mi abuelo. Roberto Aris es el menor de los cuatro hermanos. Desde muy chicos, se dedicaron a trabajar y estudiar.

Belén Aris - 6ºB


Genealogía familiar Mi bisabuelo Tobías vino desde la isla Candía de Grecia, ahora conocida como isla de Creta. En ese momento, estaba dominada por otro gobierno. Mi bisabuelo vino a Argentina en barco alrededor de fines del siglo XIX. Cuando llegó, se casó y tuvo dos hijos: Roberto, mi tío abuelo, y Rodolfo, mi abuelo. Roberto murió cuando yo era muy chico, no sé exactamente qué edad tenía él cuando falleció. A mi abuelo Rodolfo le decimos “Papún”, porque una vez mi primo lo quiso llamar y le salió así. Entonces así quedó su apodo. Mi abuelo tuvo tres hijos: Ana María, Marcela y Carlos, mi papá. Mi papá se casó con mi mamá y tuvo dos hijos: Lucía y yo, Tobías.

Tobías De Candia - 6ºB


El cambio de apellido Hace mucho tiempo, mi bisabuelo vivía en el Líbano. Allí había muchas, pero muchas guerras, había falta de comida y estaba en una gran crisis. Por esas razones, decidió venirse para acá, porque Argentina estaba bien económicamente. Cuando llegó acá hubo un problema: la persona que anotaba los apellidos de la gente que entraba al país, no entendía lo que mi bisabuelo decía. Estuvieron discutiendo hasta que mi bisabuelo se cansó y le dijo “anotá el apellido que entiendas” y a partir de eso, a mi familia le cambiaron el apellido. El apellido era Attie pero cuando se lo cambiaron, porque el señor no entendía, le puso Atilio. Por eso, ahora tengo ese apellido.

Joaquín Atilio - 6ºC

Bisabuelo aficionado Hace mucho tiempo, a mi bisabuelo, que vivía en Italia, le gustaba hacer manualidades de acero como aviones, barcos o autos. Entonces se embarcó


hacia Argentina porque en Italia no había los materiales necesarios para hacer lo que él quería. Al llegar, fue a buscar trabajo de lo que le gustaba y lo consiguió. Empezó a ganar plata y los clientes a veces se quejaban porque no le entendían la lengua Italiana. Después, conoció mi bisabuela, quien lo ayudó con su trabajo. Él vino de chico con sus primos y hermanos y se quedaron a vivir en una mini villa. Mi bisabuelo materno trabajó de verdulero. Vendía frutas e

iba a

comprar al mercado de Beccar con su esposa y hermanos.

Joaquín Condurso - 6ºC


El Lobizón Montenegro era el apellido de mi bisabuelo, que era el séptimo hijo varón. Es conocida la leyenda del lobizón. Cada noche de luna llena se convertía en el lobizón y era imparable, aunque él no quería hacerlo. Siempre intentaba pedir ayuda, pero nadie lo ayudaba porque todos se asustaban y salían corriendo. Un día vio en un diario que la poción para curar su problema estaba en Argentina. Entonces se embarcó hacia ese lugar. Pero cuando llegó se dio cuenta de que ya se había usado la última opción. Entonces, un señor le dio el libro que tenía un montón de secretos de criaturas paranormales. Cuando llegó a su casa leyó la parte del libro donde decía cómo curar su padecer. “El ser lobizón solo se puede curar con un beso de amor verdadero” indicaba el libro. En la semana siguiente, encontró a mi bisabuela y los dos se enamoraron a primera vista. Después de unos meses se dieron un beso de amor verdadero. Así, mi bisabuelo dejó de ser lobizón y pasó a ser un hombre enamorado.

Mateo Montenegro – 6ºC


El escudo Tapia El escudo Tapia salió de una mansión muy importante que se encuentra en el medio de un bosque misterioso donde hay muchas criaturas misteriosas. La mayoría de los guardias de la mansión eran encargados de matar y exterminar a las criaturas. Las únicas armas que podían acabar con las bestias eran una espada de hierro pulida y un gigante escudo que podía bloquear las gigantes garras de las bestias. La mansión era inmensa y extremadamente difícil de recorrer. Era una extraña casa. La mayoría de las veces la gente iba solamente a observarla. Estaba llena de cuartos y hermosas pinturas. Una vez, un joven señor entró a la casa y sospechaba que había algo raro. El señor encontró un cuarto con una chimenea, se acercó a una mesa y encontró una carta con una imagen de un escudo con forma de un círculo con una flor roja y azul. Ese era el famoso escudo.


Tomás Zabala Tapia – 6ºC

La historia del mar Mis bisabuelos paternos eran inmigrantes italianos que vinieron al país con todos sus primos, luego de la primera Guerra Mundial. Como anécdota, cuentan que ellos se casaban entre primos. A mi bisabuelo le gustaba mucho el mar. Cuando lo llevaba a Mar del Plata de vacaciones él ingresaba al mar y no quería salir, nadaba lejos de la costa y todos se asustaban por miedo a que no regresara. Mi bisabuelo materno, era polaco y mi bisabuela era española. A mi bisabuelo le gustaba mucho cuidar sus nietos y llevarlos a pasear y hoy mi abuelo repite la misma historia de mi bisabuelo.

Tomás Lavalle – 6ºC


El curandero Mis tatarabuelos, originarios del Volga, llegaron a la Argentina en 1875 y se radicaron en una aldea de Entre Ríos. Poco tiempo después, tuvieron un hijo: mi bisabuelo, Don Juan Sack. Él vivía en la misma aldea en la que vivía mi papá, pero tenía un don especial, casi mágico. Él curaba los huesos de todas las personas de la aldea. Un día, mi papá se había sacado el tobillo de lugar y fue a ver a mi bisabuelo para que lo curara. Cuando empezó, mi papá sentía que se iba a morir del dolor, pero después estuvo mucho mejor. Así, Don Juan se volvió famoso en esa aldea. Todos recurrían a él para resolver problemas en sus huesos. Mi bisabuelo se convirtió en una leyenda.

Joaquín Yacob-6ºC


Puerto deseado Mi bisabuelo vivía en España, pero el hambre y la crisis lo llevaron a Argentina, con solo 14 años de edad y con su mejor amigo en 1915. Mi bisabuelo se fue a vivir con ese amigo a un pueblo muy chico en Santa Cruz llamado Puerto Deseado. Su hijo, Tito, nació en ese pueblo en 1932. Mi bisabuela, originaria de Inglaterra, llegó a Argentina a mediados de 1915 con sus padres. Por casualidad, se radicaron también en Puerto deseado. Ella tuvo una hija: la llamaban Pelusa. Tito y Pelusa, al pasar los años, se conocieron en el mismo pueblo. En ese lugar deseado formaron una familia: tuvieron cinco hijos, tres varones y dos mujeres. El mayor de esos niños es mi papá.

Santiago Pérez – 6ºC


De Yungay a Buenos Aires Mi abuelo se llama César Carlos Moreno Pañuelo. Él nació en un pueblo llamado Yungay, en Perú. Cuando terminó sus estudios secundarios en Lima, decidió estudiar medicina. César llegó a Argentina en 1953 a los 19 años. En su país él no podía pagar las universidades. Por eso, decidió venir a estudiar medicina a la Universidad de Buenos Aires. El viaje le llevó 14 días. Desde Lima hacia Bolivia viajó en micro. En Bolivia cruzó el lago Titicaca en barco y de Jujuy a Buenos Aires viajó en tren. Hizo este viaje con dos amigos de su pueblo natal. Uno venía a estudiar odontología y el otro, medicina, como mi abuelo. Él realizó varios trabajos para poder pagar su carrera y al final, gracias a su esfuerzo, lo logró. Luego se especializó en cirugía. Más tarde, conoció a mi abuela y así formaron una familia de la cual yo soy parte.

Solana Araguas Moreno - 6ºB


Inmigración familiar Mis antepasados familiares vinieron desde distintos lugares del hemisferio norte. Mi bisabuela por parte de mi mamá emigró desde España. Mi bisabuelo emigró desde Portugal. Otros familiares maternos inmigraron desde la República Checa. Por otro lado, y toda la familia de mi papá emigró desde Alemania, excepto uno que por la Guerra tuvo que escapar y cruzó por Rusia. Su apellido era Lundblad.

Micaela Arregger – 6ºB


Sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial Mi abuelo es un inmigrante. Vino a la Argentina después de la Segunda Guerra Mundial, como refugiado de Guerra a través de la Cruz Roja Internacional. Un barco de guerra lo trajo a Buenos Aires, luego de 21 días de travesía, que tardó en cruzar el Océano Atlántico, desde Europa, Alemania, hasta el puerto de Bs As. Una vez que bajaron del barco los alojaron a él y otros compañeros en el Hotel de los Inmigrantes. Él tenía en ese momento 10 años y con unos amiguitos que él tenía, jugaban cerca del portón de entrada. Un día pasó un señor y les regaló un billete de 1 peso. Un quiosquero les cambió ese billete de 1 peso por monedas, que se repartieron entre los cuatro que eran. Mi abuelo se sintió tan feliz al tener los primeros 25 centavos propios de su vida. Se los entregó a mi bisabuelo ya que con esas monedas, en ese entonces, se podía comprar 1 kilo de pan.

Valentina Baluk - 6ºA


Las Naranjas Mi bisabuelo nació en España. Él llegó a Argentina, Buenos Aires, en 1900 con la inmigración. Cuando estaba caminando por las calles de Buenos Aires se cruzó con un señor que vendía naranjas. Él no sabía cómo se comían las naranjas ya que nunca las había probado. Esa persona le preguntó si quería una. Mi bisabuelo la terminó probando, pero él no sabía que no se comía con cáscara. Al principio, le pareció un poco dura y fea, y se fue a quejar con el señor que se la vendió. Ese señor le preguntó cómo la estaba comiendo y le dijo: “como me la diste”. El señor le dijo que no se comía así, que le tenía que sacar la cáscara. Así, mi bisabuelo aprendió a comer naranjas.

Dolores Espinel - 6ºA


Recorrido genealógico Juan Bautista Balbi, mi tatarabuelo, vino a Argentina en barco desde Génova, Italia cerca del 1900. Era joven y vino a este país para buscar trabajo y poder vivir. Trabajó en un hotel, donde con el tiempo logró ser el dueño. En Argentina conoció a mi tatarabuela que era de origen uruguayo. Tuvieron Tuvieron siete hijos. Uno de esos hijos era el papá de mi abuelo, quien se llamaba Santiago Balbi. Santiago se casó con mi bisabuela llamada Delfina Stoissa. De este matrimonio nacieron tres hijos, uno de ellos es mi abuelo Juan José Balbi. Mi abuelo conoció a mi abuela en Córdoba, se casaron y tuvieron cuatro hijos. Uno de ellos es mi papá, Pablo Damián Balbi, que se casó con mi mamá, María Laura Sala, y tuvieron dos hijos. Esos chicos son Ramiro Balbi y quien escribe, Carolina Balbi.

Carolina

Balbi – 6ºB


De Italia a Argentina En este texto, les quiero contar la historia de la migración de mi abuela Micaela. En el año 1956 mi abuela migró de Italia a Argentina porque dicho país había quedado muy devastado y pobre por la guerra. La bisabuela era argentina y quería repatriarse con sus hijos. Por esa razón ella escribió una carta al presidente de la Argentina, en ese momento, Juan Domingo Perón.

En el año 1955 recibieron los pasajes

para su mamá, seis hermanas y un hermano. Cuando llegaron, en enero del 1956, Perón ya no estaba como presidente. En su lugar estaba el general Lonardi. Ella vino en el barco “Andrea C”, último barco que traía inmigrantes. El bisabuelo vino en 1957 con los otros 3 hermanos de la abuela. Llegaron más tarde porque estaban en el servicio militar. Mi abuela era la más chica, tenía 8 años. Para ella, Argentina era un lugar totalmente grande pero hermoso. Al llegar se alojaron en una casa que les habían dado los familiares de la bisabuela. A los 14 mi abuela empezó a trabajar de peluquera para ayudar a su familia y ese es su trabajo actual.

Agustina Cusnir6ºB


La llegada de mis bisabuelos En 1906, mi bisabuelo se fue de Polonia por las guerras. Su destino era Argentina. Ellos tenían que venir en barco hacinados, ya que el viaje era largo y eran muchos. Por la guerra, tenían que esconder de los otros países para evitar problemas. Una vez llegados a Argentina, los miraban muy raro. Tuvieron la oportunidad de alojarse los primeros días, pero después no fue tan fácil. Ellos, mi abuelo y mi bisabuela, se tuvieron que esforzar y años después lograron vivir en campos. Sufrieron y tuvieron alegrías, pero al final nacieron mis abuelos y fueron felices con su familia.

Polonia en aquella época Ian Fernández Peker – 6ºA


La siguiente vida En 1978 mi tío bisabuelo y su hermano estaban en Alemania. Desde Rusia llegó un mensaje para ellos. Ese mensaje decía que si iban a Rusia, les iban a dar plata, comida y un alojamiento para vivir. Ellos, con esperanza, se dirigieron a Rusia y cuando llegaron al país pasaron muchos meses y todavía no les habían dado nada. Con el frío y el hambre no podían estar más allí. Nuevamente con esperanza, decidieron marcharse hacia Sudamérica. Fueron a argentina con lo que podían llevar de lo poco que tenían. Y cuando llegaron consiguieron trabajo, alojamiento y buena comida. Tomás Graziano – 6ºB


La historia de mi bisabuelo Mi bisabuelo paterno nació en Rumania, Besarabia. Berg en alemán significa montaña, y er significa hombre. Por eso, el significado del apellido Berger es hombre en la montaña. Mi apellido es de origen germánico. A José Berger lo habían reclutado para ir a la Guerra. Como él no quería ir, se escapó de la Primera Guerra Mundial y llegó Argentina en barco. Mi bisabuelo, cuando vino a Argentina, se dedicó a la sastrería y así conoció a mi bisabuela. A José le dieron la dirección para un lugar y ahí la conoció. Mi bisabuela se llamaba Ana. Era originaria de Rusia. Ana y José tuvieron a mi abuelo, Isidoro berger.

Nicolás Berger-6ºB

Inmigración familiar


Mi bisabuelo Don Salustiano García Choren tenía 18 años cuando vino de Galicia, España porque huía de la Guerra civil española. En España no había trabajo ni alimentos. Se conoció con mi bisabuela Doña Ramona Farias Laje, que tenía 16 años, en el barco que los trajo a la Argentina. Cuando llegaron al puerto de Buenos Aires fueron al Hotel de inmigrantes. Mi bisabuelo viajaba con su hermano, pero como se enamoró de mi bisabuela en el barco, no bajó en Cuba como tenían planeado y siguió hasta Buenos Aires. A mi bisabuela la esperaban parientes, pero a mi bisabuelo no. Se pusieron de novios y se casaron al poco tiempo. Se hicieron amigos en el barco de una pareja. Se llamaban Victoria y Bautista y fueron los padrinos de mi abuelo cuando nació. Mi bisabuelo Salustiano empezó a aprender el oficio de sastre y mi bisabuela Ramona lo ayudaba. Tuvieron 2 hijos, mi tía abuela Haydeé y mi abuelo Juan Carlos. Tuvieron 6 nietos. Mi bisabuela volvió a España después de 53 años cuando mi bisabuelo ya había fallecido. Se encontró con todos sus hermanos y hermanas en la casa de sus padres y estaban todos vivos. El diario de La Coruña les sacó una foto y escribió una nota por la noticia. Mi abuelo todavía guarda esa nota. Bautista Monte – 6ºA


La familia Cerne Mi bisabuelo de parte de mi papá se llamaba Leopoldo. Era de Yugoslavia. Allí conoció a mi bisabuela, que se llamaba Carolina. Vinieron en barco, aproximadamente en el año 1935. Cuando llegaron a Argentina mi bisabuelo empezó a trabajar como albañil y mi bisabuela empezó a trabajar haciendo las tareas de la casa. Años después, tuvieron a mi abuelo Carlos en 1941. Cuando Carlos conoció a mi abuela, se enamoraron a primera vista. Se conocieron gracias a un amigo de mi abuelo. Años después, en 1968, tuvieron a mi papá, que conoció a mi mama por medio de una amiga en común y años después, en 1999 tuvieron a mi hermano, Ignacio. En 2004, nací yo, Santiago. Finalmente, en 2010 tuvieron a mi hermana, Mili.

Santiago Cerne – 6ºB


El viaje de mi tatarabuela Mi tatarabuela materna vivía en Francia. Su familia decidió viajar a América en busca de nuevos horizontes y una mejor situación económica. El viaje fue muy difícil. Cuando llegaron a Argentina se fueron a registrar. Los anotaba gente que no sabía hablar otros idiomas, entonces anotaban lo que entendían. Ella dijo que venía de La Souterraine. El que la anotó hizo un gran esfuerzo por entenderla pero no lo logró y entonces escribió que venía de Soutles, que es un lugar que no existe. Después, en Argentina, conoció a mi tatarabuelo que ya estaba acá y tuvieron hijos. Mi tatarabuelo trabajaba de carrero. Lo que hacía era ir al río a buscar los troncos que venían de misiones en unos carros que se llamaban chatas y eran tirados por 4 o 6 caballos.

Sofía Marinucci 6ºA


Familia materna y paterna Mis tatarabuelos maternos vinieron desde Tetuán, Marruecos, en el año 1910. Se instalaron en la ciudad de Mercedes, provincia de Bs.As. Allí abrieron en ese mismo año una tienda llamada “La Favorita’’, que llegó a ser la tienda más grande y antigua de la ciudad. Luego, sus hijos nacieron: Félix, Isaac, Jacobo, Salvador y Víctor. Mi tatarabuelo falleció muy joven, a los 40 años, dejando a su esposa a cargo de sus cinco hijos. Ella y mi abuelo Félix, el mayor de sus hijos, que para entonces tenía tan solo 12 años, continuaron a cargo de la tienda. Félix desarrolló varios negocios más. Al terminar sus estudios secundarios, dos de sus hijos, Isaac y Víctor se instalaron en la ciudad de Rosario, donde estudiaron medicina. Isaac Hassan fue un destacado infectólogo. Salvador se dedicó a obras de beneficencia. Tras su fallecimiento, las autoridades de Mercedes pusieron su nombre, Salvador Hassan, a una de sus calles en su memoria. Por otro lado, mis bisabuelos maternos, Clara Cohen y Jacobo Chocron, llegaron a la Argentina desde Tetuán, ciudad en Marruecos, en el año 1913. Luego de un largo viaje en barco que duró 36 días, se instalaron en la ciudad de Rojas, donde abrieron una tienda. Al llegar a nuestro país volvieron a casarse, ante el registro civil, ya que en Marruecos los casamientos solo se realizaban en el Templo, mediante ceremonia religiosa .Luego se mudaron a Lincoln y de allí a Wheelwright, Provincia de Santa Fe, donde vivieron por años. Clara y Jacobo tuvieron 11 hijos, 8 varones y 3 mujeres. El menor de todos es mi abuelo Raúl. Pusieron allí una tienda más grande, que fue creciendo y prosperando. Al cabo de unos pocos años, Jacobo falleció, y los hermanos mayores se hicieron cargo, junto a Clara, de la crianza y educación de los menores. Luego con la mayoría de edad, uno a uno, fueron viniendo a Buenos Aires y formando sus propias familias.

Matías Buenavida – 6º


Recorriendo Buenos Aires Mi bisabuelo trabaja en una casa de ropa para hombres. Una vez al mes su trabajo no era el habitual. Entonces, él llevaba a mi mamá a dar un paseo por Capital Federal. En ese paseo mi mamá aprendía los nombres de las calles y avenidas importantes de la ciudad y lugares emblemáticos como el Obelisco, el Teatro Colón, los Museos, las Facultades, el Jardín Botánico, el Zoológico, entre otros. Se trataba de un largo recorrido, el cual para mi mamá era un simple paseo. Pero era mucho más que eso, era un aprendizaje para toda la vida. Para finalizar el paseo mi bisabuelo le compraba un helado a mi mamá; ese helado era un cucurucho bañado en chocolate, en una de las heladerías más lindas de Belgrano. Es así que mi mamá todos los meses esperaba ansiosa que llegara el día en que su abuelo le dijera: -“¿Gaby, vamos de paseo?”

Milagros Mazzara – 6ºA


La huida de mi bisabuelo En 1917, mi bisabuelo Marcelino se recibió de contador en el País Vasco, pero nunca jamás recibió el título ya que huyó en un barco para no luchar por España en la guerra de África. Cuando llegó a Buenos Aires, Argentina, conoció a mi bisabuela Marta y apenas la vio se enamoró de ella. El problema era que Marta ya tenía novio. Marcelino, para conquistarla, le llevaba flores y chocolates todos los días. Esto enfureció a Ernesto, el novio de mi bisabuela, pero ella, cada vez se enamoraba más. Luego de unos días, Marta decidió dejar a Ernesto e irse con Marcelino. Marta y Marcelino tuvieron tres hijos y fueron felices para siempre. Uno de esos hijos es mi abuelo.

Ángeles De Jauregui – 6°A



Monumento del libertador Mi bisabuelo, José Manuel, trabajó de picapedrero junto a su primo Roberto. Trabajaban en la Marmolería De Los Hermanos Taboas en Chacarita, en la intersección de las calles Fraga y Roseti. José Manuel y Roberto ayudaron a construir el monumento del General San Martín situado en La Plaza San Martín, ubicada en Retiro. Mientras trabajaba allí, conoció a una mujer llamada Elena Catalina Guzzetti de la cual se enamoró al instante. Elena también se enamoró de él, estuvieron 3 años de novios y luego se casaron. Tuvieron 2 hijos llamados Eduardo Miguez y Horacio Miguez, de los cuales uno es mi abuelo. Eduardo Miguez, mi abuelo, se casó con Nora Cassola y tuvieron dos hijos, uno es mi papá y la otra es mi tía.

Agustina Miguez – 6°A


Mi abuelo paterno Pedro Había una vez una ciudad en Santa Fe donde vivía mi abuelo Pedro. Él ayudaba a las personas en la ciudad, dándoles comida, dando plata a personas pobres. Una vez vinieron unos ladrones, y robaron lo que necesitaban y lo que no necesitaban. Destruyeron parte de la ciudad. Mi abuelo se escondió en su casa con mi abuela. Pedro se salvó de los ladrones y mi abuela también. Volvieron a ver el pueblo. Estaba todo destruido. Fue en ese momento cuando empezaron a reconstruirlo. Estaba muy bien la ciudad para haber estado destruída. Pero vinieron otra vez los ladrones después de unos meses y esta vez le robaron la vida. Después, ellos se fueron de vuelta y no regresaron. Con las cenizas de mi abuelo hicieron un árbol en el patio. Y fue creciendo hasta hacerse tan grande como él.

Facundo Nicola - 6ºC


Berta y Ángel En 1956, mi abuela se embarcó a Argentina desde España. El barco tuvo que parar en una isla porque se había quedado sin combustible. Todos los pasajeros tuvieron que bajar. Poco después, se alojó en Argentina en el Hotel de Inmigrantes. Un tiempo después, mi abuela consiguió trabajo en una fábrica textil. No sabía que allí conocería a mi abuelo. En un baile de compañeros de trabajo, Berta conoció a Ángel. Luego, todo pasó muy rápido. Se casaron y tuvieron a mi papá.

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Mis antepasados paternos Hace

mucho

tiempo,

en

Italia,

nació

mi

tatarabuelo,

Ivo.

Desgraciadamente en ese entonces Italia era un país pobre y se encontraba en crisis económica por la guerra. Por eso, los europeos comenzaron a emigrar a América de forma masiva. Por suerte, él era un hombre lindo y atractivo. Entonces conquistó a una hermosa chica con la cual tuvo familia. Así nació mi bisabuelo, al que apodaban “Papo”. Debido a la crisis económica en Europa, Papo decidió emigrar a Paraguay. Una vez llegado, Papo decidió encontrarse una buena chica para que lo acompañe el resto de su vida. Entonces conoció a mi bisabuela. Ellos vivieron muy felices hasta que algo los sorprendió: mi abuelo iba a nacer. Una vez una turista estaba caminando cuando de repente mi abuelo quedó hipnotizado por los pasos de la señora, la cual termino siendo mi abuela. Pero como mi abuela, Teresa, era argentina debían irse a su país. Antes tuvieron dos hijos allá, mi papá y mi tía, que son paraguayos. Una vez llegados a Argentina tuvieron tres hijos más. Trabajar en esto me recuerda no solamente a mis antepasados paternos, de quienes hablo, sino también a los maternos. Todos siempre van a ser parte de la familia y parte de mí.

Agustín Piazza – 6ºC


La cúpula del Congreso Nacional En 1920, en un bar de Italia, había dos hombres llamados Julio y Alberto, que estaban conversando y pensando sobre su futuro. En medio de un silencio, Julio dijo: -Mi sueño es participar en el armado de un emblema nacional. Alberto lo miró sorprendido y le dijo: -Pero Julio, es un sueño casi imposible. Entonces, Julio le contestó: -Como vos decís, es un sueño difícil, pero no imposible. Unos años después, Julio se embarcó a Argentina para huir de la guerra, y empezó a buscar trabajo. Logró encontrar un trabajo como zinguero. Luego de muchos años de trabajo, lo llamaron para que forme parte del armado y creación de la cúpula del Congreso Nacional. Julio, mi bisabuelo, pasó muchas veces por el Congreso. Cada vez que lo hacía, recordaba la conversación en aquel bar y su perseverancia para lograr sus sueños.


Agustina Pistarelli 6 ยบ A


Mi antepasado paterno francés Hace mucho tiempo, vivía mi tatarabuelo francés, que se llamaba José Adrián Servieres, cerca de Bourdeau, Francia. A fines del siglo XIX, mi tatarabuelo decidió emigrar a Argentina. No está claro si mi bisabuelo había nacido cuando eso pasó. Entonces, cuando José llegó al país viajó en tren desde Buenos Aires hacia Pigüé, donde había un pueblo que habitaban personas del mismo lugar de donde venía él. Después, compró un campo en Trenque Lauquen, porque el gobierno ofrecía la compra de campos sin trabajar. Gracias a eso, mi familia tuvo ese campo durante años. Rodrigo Servieres – 6ºC


El carbón endemoniado Mi tatarabuelo era repartidor de carbón. Un día, estaba con sus amigos Antonio y Juan charlando, comiendo asado y haciendo retos tontos. Estaban tranquilos hasta que desafiaron a Jorge a comer el carbón del asado. Jorge comió el carbón. Días después se empezó a sentir enfermo y vomitó color negro. Entonces, le contó a sus amigos y lo llevaron a la iglesia porque Antonio dijo que Jorge estaba

poseído por el diablo, lo que el

reverendo confirmó. Jorge empezó a comportarse de forma extraña. Los amigos de Jorge llamaron a cientos de exorcistas pero nada funcionaba. Un médico fue la mejor solución. Jorge prometió no volver a comer carbón sin importar lo que dijeran sus amigos.

Nicolás Valerga - 6ºA


Después de la guerra Mi bisabuelo se casó con mi bisabuela. La amaba, pero también se casó para que no lo eligieran para ir a pelear durante la Segunda Guerra Mundial. Una vez mi bisabuela estaba colgando la ropa estando embarazada de su tercer hijo, Mario, cuando una esquirla le pegó en el brazo y la llevaron al hospital. Justo en la parte del hospital que estaba ella cayó una granada y nació el tercer hijo al mismo tiempo. Cuando la evacuaron del hospital, tuvieron que hacerlo en un féretro, porque la única forma de salir del hospital en ruinas era haciéndose pasar por fallecida. Estando en guerra mi bisabuela tuvo que salir de la casa por bombardeo y dejó comida escondida en un lugar que habían acordado. Al término de la guerra, mi bisabuelo emigró a la Argentina para buscar trabajo y un hogar para su esposa y sus hijos. Lo logró luego de 7 años. Una vez logrado, mis bisabuelos y sus hijos se mudaron a Villa Ballester, donde vivieron el resto de sus vidas.

Sofía Spregiato - 6ºA


Mercada, Sarampión y Topy Mi bisabuela era huerfana y vivía en un mercado. Un día, a Topy se le fue su roca con la que estaba jugando adentro de ese mercado. Al entrar, vio a la bebé y le dio tanta pena que disimuló que era una muñeca y se la llevo a su casa. La cuidó y le dio comida hasta que pudieron llevarla a un lugar donde no tuviera que estar escondiéndose. En 1980, un barco llegó a Argentina. El primero en bajar fue un nene de 5 años, con sarampión. Mercada lo vio y supo que necesitaba ayuda.Ese nene tampoco tenía nombre así que lo empezaron a llamar Sarampión. Cinco años después, Sarampión fue a comprar pan. Pero cuando se dieron cuenta había pasado 1 hora y no había vuelto. Por eso, lo fueron a buscar. Cuando llegaron la panadería estaba cerrada. ¿Dónde estaría Sarampión? Volvieron a la casa y esperaron. Al día siguiente, salieron a preguntarle a tanta gente como pudieran si lo habían visto. A un señor le parecía haberlo visto en un parque llorando. Al escuchar las palabras de ese señor, corrieron hacia el parque. Por suerte, lo vieron bajo un árbol durmiendo. Él les explico que cuando vio que la panadería estaba cerrada quiso volver pero se equivocó en el camino y terminó en el parque. Él no quería seguir perdido así que prefirió quedarse ahí porque él sabía que sus mejores amigos lo buscarían.

Sabrina Tejada Aragon – 6ºA


Una nueva vida Entre los años 1920 y 1935, había una familia cuyo apellido era Gonzalo. Ellos vivían en el norte de España. Esta familia no tenía demasiada plata pero hacían lo que podían para sobrevivir en el día a día con los materiales justos y necesarios. Un día, se despertaron sin trabajo y encima, con el ruido de las armas y bombas cayendo. Pero la familia ya estaba lista para esto. Se fueron corriendo hacia un sótano, donde se refugiaron por un tiempo. Luego de un par de horas se calmó el ruido. Entonces, fueron hacia un bote. Se despidieron de España y del continente Europeo. Días más tarde se les rompió el barco y perdieron todo lo que necesitaban para sobrevivir. Nadaron hacia una pequeña isla donde se quedaron un par de meses, reponiendo un barco a mano alzada y recogiendo suministros para poder sobrevivir en la travesía. Ya listos, zarparon en busca de una nueva vida. Meses más tarde, llegaron a la Argentina, siendo más certero, al puerto de Buenos Aires. Al llegar, se fueron hacia la Pampa, a una pequeña chacra donde empezaron una nueva vida como agricultores. Allí nació mi bisabuelo y una nueva y continua generación de mi apellido.

Agustín

Gonzalo- 6º B.


Una historia dulce Pedro llegó de Italia en un barco muy grande. Se hospedó en el Hotel Inmigrantes por unos días y allí conoció a una hermosa chica que se llamaba Mercedes. Empezaron a charlar y se hicieron amigos. Juntos, decidieron buscar trabajo. Mercedes tenía una amiga en la Ciudad de Buenos Aires que trabajaba en una Panadería y los dos fueron a trabajar con ella para ganar dinero. Les iba muy bien ya que Pedro era muy buen repostero y hacía excelentes tortas de chocolate. Después de un año de ahorrar dinero, decidieron abrir una fábrica de chocolates juntos. Era el sueño que Pedro siempre había tenido. Y tenía un sueño más: pasar mucho tiempo de su vida con Mercedes. Ellos estaban enamorados e iban a casarse. La fábrica de Chocolate se hizo famosa en el barrio, tenían los mejores bombones y unos huevos de Pascua enormes. Después de un tiempo, se casaron y tuvieron 3 hijos, llamados Susana, Pedro y Cacho. A ellos también les encantaba comer chocolate. Todos juntos trabajaron contentos en la fábrica de Chocolates, lugar del comienzo de esta dulce historia.

La fábrica de chocolate

Victoria Aris- 6ºA


De Rusia a Argentina Mis abuelos vinieron a la Argentina en 1948 desde Rusia. Mi bisabuelo era un militar que participó en la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial. Una noche, mi abuela estaba cenando con la familia, pero de repente mi bisabuelo llegó y les dijo que se tenían que ir. En la huida, a mi abuela se le cayó su peluche favorito y lo perdió, pero más adelante un soldado ruso le devolvió su peluche. Ella veía a las personas en sus casas comiendo y siempre preguntaba por qué no tenía una. En cambio, mis bisabuelos de parte de mi abuelo estaban escapando y en Croacia mi abuelo nació. Él fue refugiado en Alemania. Jugaba con sus amigos a buscar el pedazo de bomba más grande. Mi abuelo llegó a la Argentina desde el puerto de Marsella. La mamá de mi abuela fue médica en la provincia de la Pampa y su papá, ingeniero. Mi abuelo y mi abuela estuvieron en la escuela durante ese período.

Pedro Zarewsky


Me llamo Marcos. Vine a Argentina el 18 de diciembre de 2010 desde España. Allí vivía en un pueblo muy chiquito llamado Pueblo Nuevo de Guadiaro. En Argentina, estudié y estudio en el Colegio San Carlos. Jugué al rugby desde los 7 años. Empecé en el BAC (Belgrano Athletic Club), y desde que tengo 10 años juego el ORC ( Olivos Rugby Club). Vine a Argentina porque mi papá trabajaba mucho fuera de casa y también porque había pasado 6 años de mi vida sin mis abuelos, y si los veía eran solamente entre 3 o 4 veces al año, por motivos económicos y la crisis en Europa. En España tenía muchos amigos que ahora sigo extrañando. Recuerdo las tardes de juegos con ellos, los entrenamientos de football, las tardes de inglés. Antes de venir, mis amigos me despidieron con una fiesta enorme… Los extraño, pero acá me hice muchos amigos nuevos con quienes paso todo el día. Así, yo también viví la inmigración y la mudanza de un país a otro. Gracias a eso, tengo recuerdos y amigos en los dos lugares.

Marcos Villa Domecq- 6ºB


Una familia sin diferencias Cuando mi bisabuelo, Giuseppe David Zorio, con su familia, Yolanda, Llina y Elva llegaron a Argentina, compraron un terreno y construyeron una casa con barro y ladrillos. Luego de muchos años, tuvieron otro hijo, José Raúl Zorio. A los 14 o 15 años, Raúl conoció a Noemí en el colegio. Ella vivía con su papá, mamá y su hermana de chiquita, pero su mamá la había abandonado. El papá, como no podía mantener a las dos niñas, tuvo que dejarlas en dos familias diferentes por la diferencia de color, ya que Noemí tenía piel morena. Ella tuvo diferencias y la llevaron desde Córdoba a Buenos Aires, muy lejos de su papá. Cuando fue a Buenos Aires conoció a Raúl, en un baile. Mi abuela pensaba que era más chico, pero en realidad era más grande. En ese baile, Raúl se enamoró. Mi abuelo averiguó donde vivía ella y la pasó a buscar para pasear en bicicleta. La amistad en la bicicleta los llevó a un beso y el beso los llevó al noviazgo. Así, Noemí pudo formar una familia sin diferencias.

Martina Zorio -6ºB


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