UNIDAD EDUCATIVA SAN FRANCISCO JAVIER PUNTO FIJO – ESTADO FALCÓN
Reseña Histórica 1954-2004
Punto Fijo, noviembre de 2004
SAN JOSEP MANYANET I VIVES, FUNDADOR DE LAS MISIONERAS HIJAS DE LA SAGRADA FAMILIA DE NAZARET
Nació en Tremp (Cataluña- España) el 7 de enero de 1833. De temprana vocación recibió la ordenación sacerdotal en la Seu d'Urgell el 9 de abril de 1859. Tras doce años de trabajo en la diócesis, fundó dos Institutos religiosos para honrar a la Sagrada Familia de Nazaret y procurar la formación cristiana de las familias. En 1864 fundó los Hijos de la Sagrada Familia y, en 1874, las Hijas de la Sagrada Familia – hoy Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret – que dieron principio a su labor abriendo escuelas, colegios, talleres y otros centros de apostolado en varias poblaciones de España. Con oración y trabajo constantes, con el ejercicio ejemplar de todas las virtudes, con amorosa dedicación e infatigable solicitud por las almas, guió e impulsó a lo largo de casi cuarenta años la expansión de los Institutos. Hoy sus hijos e hijas laboran en varios países de Europa, América Latina y del Norte y África. Además de fundador fue notable escritor: escribió varias obras para religiosos y laicos y fundó la revista La Sagrada Familia; promovió la erección en Barcelona del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, obra de Antoni Gaudí y símbolo universal de la ciudad. Las obras de San Josep Manyanet crecieron entre muchas dificultades. Pero su constancia y fortaleza y, especialmente, su profunda fe en Dios y su abandono a la Providencia, superaron toda clase de impedimentos. El 17 de diciembre de 1901 muere, con fama de santidad, en el colegio “Jesús, María y José” (Barcelona). La fama de santidad que le distinguió en vida, se extendió por muchas partes. Por ello, introducida la Causa de Beatificación en 1956, proclamada la heroicidad de sus virtudes en 1982 y reconocida como
milagrosa una curación extraordinaria atribuida a su intercesión, Juan Pablo II lo declaró Beato en 1984. El 16 de mayo de 2004 fue declarado santo. Él, que fue Hijo, Testigo y Apóstol de la Sagrada Familia, dedicó toda su vida y sus Institutos a formar familias cristianas por medio de la educación de los niños y jóvenes. Los niños, aseguraba, son una familia en potencia y deseaba contribuir a la regeneración de la sociedad a través de la vivencia de los valores de Nazaret. Por eso, el lema del Padre Manyanet era: "UN NAZARET EN CADA HOGAR”. La huella Manyanetiana es patente en la península de Paraguaná. Y hoy, cuando una obra suya cumple cincuenta años, nos llenamos de gozo con el reciente reconocimiento público de su santidad. MADRE CECILIA CROS EN VENEZUELA
Respondiendo a la llamada del Papa que urgía a las Congregaciones a misionar, nuestra Congregación emprende el veintidós de agosto de 1952 un vuelo que la hará universal. Saliendo agradecida de los círculos que la vieron nacer establece una primera misión en Colombia. Madre Cecilia Cros, que suele estar presente en los inicios de las casas, viaja a San Antonio del Táchira sin tener prevista fundación alguna. Pero Venezuela la cautiva, conoce su grandeza y su necesidad y establece allí, en 1953, el primer Nazaret de Venezuela. Rápidamente se seguirán otros y es así como, llevada de un amor a Dios que ha roto el molde en su corazón y la ha convertido en hermana de todos, su paso se convierte en una siembra de altares. En tan sólo seis años fundó diecisiete casas en Venezuela. Y Venezuela supo querer a quien tanto le dio. Y Falcón, y concretamente Paraguaná, supo acoger y quedarse con el apóstol de su niñez y juventud. Si grande es la influencia de Madre Cecilia en Venezuela, puede decirse que en Paraguaná llega a sus límites. Sus colegios, sus alumnos, la numerosa vocación surgida, sus exalumnos, hablan de ella por doquier. A casi medio siglo de distancia de su muerte la devoción por aquella catalana universal no cesa de crecer.
¡Gracias Madre Cecilia!
LA LLEGADA A PUNTO FIJO DE LAS MISIONERAS HIJAS DE LA SAGRADA FAMILIA DE NAZARET No sabemos a ciencia cierta cómo entraron en contacto el Padre Miguel Izaguirre, jesuita, y Madre Cecilia Cros pero lo cierto es que los jesuitas, que por aquel entonces regían la parroquia de Coromoto, actual catedral, buscaban con afán una congregación religiosa femenina que pudiera colaborar en la educación de la infancia y juventud de Punto Fijo que, en los años cincuenta, era todavía un caserío. Al Padre Izaguirre le hablaron de las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret, una Congregación española que llevaba tan sólo un año en Venezuela y ya comenzaba a dar frutos; a esta visión positiva de la Congregación se unió el saber que la Madre General de dicha Congregación no rechazaba fundar en poblaciones de segundo orden y había ya establecido comunidades religiosas en San Antonio del Táchira, Rubio, Valle de la Pascua, Altagracia de Orituco, El Moján y, por supuesto, Caracas. Mucha tarea en tan sólo un curso. El Padre Izaguirre pidió permiso al obispo de la diócesis Monseñor Iturriza para comenzar la gestión y poder así establecer un colegio religioso en Punto Fijo; el prelado no sólo se lo dio sino que, con el paso del tiempo, se manifestó un entusiasta incondicional de la obra de Madre Cecilia Cros y de sus “monjitas”, como cariñosamente las llamaba. En momentos de dificultad el apoyo de Monseñor Iturriza sería de gran valor. El acuerdo y sostén de la Cámara de Comercio e Industria al proyecto del Padre Izaguirre fue también importante.
Ha llegado para mí el día feliz de poderte aclamar. ¡Oh Colegio Javier! en ti encontré mi más sublime ideal. Por ti seré antorcha siempre ardiente, irradiaré tu luz, tu fe y tu paz. Fiel seguiré siempre tus enseñanzas y hasta la muerte juro te he de amar. Colegio San Francisco Javier tú serás honra en Venezuela y nuestro honor ¡y nuestro honor! Arriba la juventud que siente anhelos de Dios Patria y Amor (bis) (letra de Madre Soledad Rodríguez)
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