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Una relectura acerca de las herramientas y los procesos del proyecto en las actuaciones del turismo en las riberas del Mediterráneo en el siglo XXI. Luz Fernández.Valderrama (Departamento de Proyectos, ETSA, Universidad de Sevilla). Amanda Martín Mariscal (Departamento de Proyectos, ETSA,Universidad de Sevilla). Pablo M. Millán Millán (Departamento de Proyectos, ETSA,Universidad de Sevilla). Alfredo Rubio Díaz (Departamento de Geografía, Universidad de Málaga). El problema inicial de cualquier arte, es el de la necesaria ruptura del espejo, de los espejos de las yoidades ya sean individuales (el autor) o colectivos (el estado, el mercado, los medias...). Romper el espejo para que surja, en libertad, el acontecimiento, para que emerja con energía una porción de realidad. Es nuestra trampa y la trampa, a la vez que el síntoma, de todas aquellas situaciones contemporáneas que se nos ofrecen como obsoletas, problemáticas, o dicho con unos términos, desafiantes y excesivas. El turismo, y en concreto el turismo de costa es una de esas situaciones problemáticas que no deja de reflejar las energías del capital, las humanas, del mercado o de los medios de comunicación, construyendo una relación con el medio que cada vez se hace menos sostenible -y por ello amenazadora de la preservación de los ecosistemas- en vez de inaugurar o dar forma a un nuevo modo de libertad que, dirija estas fuerzas y las encauce hacia un modelo de territorio o ciudad donde sea posible el reconocimiento de unos nuevos órdenes. Los territorios comprendidos en la ribera del Mediterráneo en España, están sufriendo un proceso de colmatación muy concreto caracterizado por no ser ámbitos de ciudad, sino tener vocación de apéndice de ciudad, por ser territorios sobre-desarrollados con lo positivo que esto conlleva (complejidad y adaptabilidad) pero también lo negativo (personalidades diluidas, espacios desubstanciados, etcétera). El intento de dar al turista lo que quiere y en el lugar que quiere está construyendo unos territorios asépticos y tematizados difíciles de entender, dado que son procesos culturales sobrepuestos que no conviven con el soporte físico y que generan un nuevo espacio, un metaespacio (Druckrey) o espacio no real. La situación es ya alarmante, pero debemos actuar creativamente, podemos hablar de un territorio doble, necesitado de una urgente relectura, pues su catástrofe debería ser también el potencial, en el desorden debemos encontrar las nuevas lógicas para un orden nuevo alternativo: la arquitectura de cada época debe dar respuesta a las situaciones problemáticas del momento que le ha tocado vivir, ese es el mandato soberbio de la modernidad. El proyecto contemporáneo descubre en el fenómeno turístico, con una densidad alarmante, todos los problemas, las patologías y urgencias de la ciudad contemporánea, concentrados la mayoría de las veces en el tiempo y en el espacio.1

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La velocidad de desarrollo a la que la costa española se ha visto sometida en sus dos “boom’s” turísticos, tanto en los años sesenta, en su primera implosión turística, como en los ochenta y noventa, ha evidenciado una incapacidad desde los diferente actores involucrados para abordar los procesos contemporáneos. Éstos parecen no haber intervenido en el territorio más que con “lógicas posibilistas o eficacias coyunturales”. El turismo en España, en su estado actual de desarrollo, puede ser considerado como un espejo de la ciudad contemporánea, reflejando el funcionamiento de su propia sociedad. La industria del ocio ha ocupado territorios siguiendo estrategias de oferta y demanda, jugando un papel crucial sobre los nuevos modelos de asentamiento en el consumo del territorio, principalmente de costa. Los códigos sociales se han superpuesto y distorsionado, nuevas tipologías de arquitectura turísticas son inventadas. El territorio se comprime y se genera una interrelación de nodos basados fundamentalmente en la creciente movilidad, la hibridación del paisaje y la especialización del turismo de playa urbana como desarrollo de una tecnología turística que acentúa la eficiencia del uso del territorio. A partir de esta lógica hemos de considerar como determinantes estos parámetros territoriales con la finalidad de ser capaces de leer la realidad de los nuevos fenómenos. En relación a los tres parámetros anteriores el rol del tiempo se convierte en elemento catalizador de este nuevo entendimiento de la lógica territorial-turística: las necesidades cambian a mayor velocidad, así una organización dependiente del tiempo debe ser lo más variada y amplia posible. Los turistas consumen experiencias, es por ello que empezamos a pensar sobre la ciudad como una secuencia espacial de acontecimientos. La migración de población hacia la costa y la conocida lógica turística dibuja una ciudad lineal continua desde Cataluña hasta Andalucía. Manuel Gausa, material entregado el proyecto “HACIA UNA COSTA INTELIGENTE” de la Bienal Internacional de Arquitectura Rotterdam (2005) .


La complejidad de los territorios de las ciudades del turismo se ve agudizada por la cercanía de un gran número de ecosistemas (dada la recurrencia de localización de la mayoría de los enclaves turísticos) y por la multiplicidad de ecotonos, biológicos y artificiales2, que multiplican los niveles de complejidad de estos territorios. En este contexto, se alcanza a pensar que el interés del proyecto de arquitectura no debe estar ni en la brillante construcción de más objetos para un paisaje que no los demanda, ni tampoco en una idealidad como excusa dominadora de su realización. El interés del proyecto contemporáneo se encuentra en la capacidad para desvelar cuáles son los problemas contemporáneos, dónde están las insurrecciones entre los hombres y la materia, dónde y porqué se nos revela la realidad, demandando otras opciones que sean aptas para los nuevos tiempos, para así trabajar con estas insurrecciones, con los problemas-temas que almacenan, no sólo con la energía activa en la que necesariamente debe navegar todo el proceso del proyecto, sino con las necesidades de cada época Pero la argumentación que para los problemas ofrecen las arquitecturas para estas situaciones, no surgen del simple análisis y estudio de los mismos, es necesario ir más allá, ya no es posible enunciar las bases para nuevos programas territoriales, tal vez más complejos y seguro y mucho más híbridos, la cuestión está en el proceso a través del cual se llega a la definición de esos programas. Se está haciendo cada vez más importante para los arquitectos operar a dos niveles, uno en el que se produce la arquitectura y otro independiente de la arquitectura, que intenta comprender al nivel más básico qué está ocurriendo en el mundo y cómo afectan estos fenómenos a la arquitectura.3 El problema no está en cambiar los programas e inventar unos nuevos, sino en los procesos y en las herramientas utilizadas para definir y gestionar estos programas y, en último término, en la información en sí: cómo organizar la información de una manera mucho más inteligente para los ecosistemas. Trabajar con estas “áreas de sombra” es una oportunidad, es el intento de hacer ciudad sobre ciudad. De aquí la importancia que el proyecto de arquitectura encuentra en estos territorios 4. La complejidad de estos ámbitos en el que se suman caracteres territoriales, sociales y patrimoniales, entre otros, dan la posibilidad de afrontar matrices de información tridimensional, en el que las transversalidades son la substancia del proceso. La arquitectura ha cambiado en este sentido sustancialmente, en la manera de entender qué era la función o el programa y, actualmente, la información, y cómo podemos trabajar en nuestras mesas de trabajo en este sentido. En la arquitectura de los años cincuenta, se evolucionó desde la preocupación de adaptar la forma del proyecto a la definición de un programa, hasta hacer del programa un punto de apoyo para la forma del edificio. El funcionalismo tenía como cometido que el edificio fuera explícito en su cometido [funcional], e incluso, que se hiciera comunicable, fácilmente reconocible. La novedad y la riqueza de los usos constituían un valor añadido de la arquitectura y más si ésta se ordenaba visualmente en función del orden programático de sus funciones: el núcleo técnico de la casa Farnsworth, los espacios sirvientes y servidos por Kahn, el maclaje de volúmenes de la iglesia aaltiana de Imatra, las rupturas morfológicas de la casa Ugalde o los leves gestos de los apartamentos Borsalino pretendían hablar de espacios para usos distintos y de la evidencia 2

Las líneas de contacto entre un ecosistema y otro se denominan ecotono y constituyen los límites de un biotopo. Se llama efecto de borde la tendencia de los ecotonos a tener más especies que los biotopos que lo forman al agrupar especies de cada uno de ellos, pudiéndose provocar la transformación de un ecotono en un nuevo sistema. Como es lógico utilizamos la expresión ecotonos artificiales en un sentido metafórico para indicar las fronteras reales que se producen en las zonas turísticas y que vienen a ser las zonas mas complejas socialmente consideradas. 3 AA.VV (a): .116.. 4 “Nuestra casa no es difícil de encontrar. Pero ahí tienes un mapa. Me dio una hora de papel con trazo de todas clases que indicaban carreteras principales y secundarias, senderos y cosas así, con flechas que apuntaban a los cuatro puntos cardinales. Una amplia X marcaba el emplazamiento de su casa” (Carver, R.: 1984).


perceptible de estas diferencias. Una arquitectura nacida de la abstracción buscaba, en la particularidad de cada programa, una de las razones de su justificación formal. Zonificadas, orgánicas, constructivas, las razones funcionales articulaban la forma arquitectónica y su expresión.5 Sin embargo, la arquitectura contemporánea encontró una nueva actitud en la manera de trabajar en el proyecto con el programa: proyectos que, ni se adaptaban al programa, ni hacían de él una excusa para encontrar el sentido de la forma, estas arquitecturas empezaron a reinventar y a reactivar el programa con el proceso del proyecto. Pero el cambio no fue sólo en la manera de trabajar con el programa, sino en la manera misma de entender qué es actualmente el programa y cómo nos interesa trabajar en este sentido: Si primero fue la función, una noción en la que ni siquiera se osaba a tantear cuestiones más amplias, el programa apareció luego como una capacidad más del proyecto, como una dimensión superior en la que el proyecto podía proponer otra organización de este programa, pero sin cambiarlo sustancialmente. Ha transcurrido una época en la que el programa ya no ha sido ni función ni organización sino que ha pasado a ser, en primer término, información. Los proyectos se han empezado a imponer la necesidad de trabajar con una gran cantidad de información sobre las mesas de trabajo: ya el trabajo no dependen de “la idea”, sino que nos obligamos a gestionar una gran cantidad de constricciones. El proyecto se mueve necesariamente en el plano de la realidad, realidad compleja, inabarcable, sólo se deja cortar parcialmente. Esta transición se enmarca en el entendimiento de que el un programa no es otra cosa que la información gestionada por el “aparato del estado”, usando términos de Deleuze y Guattari, y ahora, sobre todo, por los medios de comunicación. Pasar del programa a la información es relativizar el papel de la institución y encontrar en este trabajo las bases para desestabilizar los órdenes impuestos por las viejas instituciones. Este es uno de los campos más fructífero del proyecto, descubrir nuevos órdenes bajo los viejos órdenes establecidos.

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Solá Morales, I., 2003:17.


1. Estudio de las poblaciones costeras. Este trabajo dio origen a un mapa evolutivo de transformaci贸n de la costa en arrecifes en funci贸n del avance del nivel del agua.


2. Mapa de la costa de Sagres a Almería en función del indice Google.

Pero la información se multiplica cada vez más. Para filtrarla y hacerla operativa, el proyecto construye, en vez del viejo programa, un nuevo orden que adquiere la forma de mapa o de figura, en el fondo es sólo una manera para empezar a filtrar la información, para cualificarla de una determinada manera impuesta por una lógica que es el proceso de investigación el que la genera. De ahí surgen los denominados “paisajes de datos”, al alcanzar esta plena conciencia de que


efectivamente la realidad sólo se puede cortar a través de múltiples capas que se superponen unas a otras, simultáneas y superpuestas a la vez. Más que de programas –información- y lugares situaciones- deberíamos hablar de neo-contextualismos en el que se mezclan datos que tienen que ver tanto con el programa -descompuesto ya en información- como con la situación o el lugar, como con la temporalidad del proyecto o de sus usos, con los deseos de los sujetos o la realidad antropológica con la que vamos a trabajar en el proyecto.

I. Función V Programa V Información = Neo-contextualismo El primer cambio sustancial ha sido entender que ya no es el programa, o en su origen la función, el punto de partida para el proyecto, sino la información en general, gestionada a través de paisajes de datos- compuesto por multitud de capas que provienen del campo de la antropología, de la sociología, climatología, topografía, fluctuaciones de las actividades... Ya no es con las ideas con lo que el proyecto se quiere enfrentar sino con la realidad, compleja e inabarcable y esa es su riqueza y ahí es donde está el gran campo de posibilidad de proyecto contemporáneo. Sólo así podremos ser incluso utópicos. Como citaba Vicente Guallart en el Seminario de Arquitectura Radical, Hoy lo más realista, es ser utópicos6 .

3. Dispositivos de análisis de las ciudades turísticas costeras como ciudades de ocio genéricas.

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Conferencia impartida en el Seminario “Arquitectura Radical”, dirigido por Francisco Jarauta [ Febrero de 2002].


La ciudad turística es una de esas situaciones contemporáneas que nos remiten a muchos otros lugares y, en gran parte, en esto radica el interés de estudio. Por su desvinculación -cultural y económica- con los tejidos en los que se insertan y por la capacidad de ser definidas como “secuencias de acontecimientos”, tienen como cualidad inherente la fácil traducción de sus energías en datos y por ello la posibilidad de estudiar en ellas situaciones genéricas y prototípicas muy esclarecedoras para el estudio y construcción de la ciudad contemporánea. El camino, en este primer intento de nuevo orden, ha sido la producción de “máquinas de guerra”, HERRAMIENTAS que gestionen la información de otra manera, desvelando las nuevas posibilidades de lo real. Deberíamos por ello dejar de hablar de proceso del proyecto, palabra que se asocia a la disciplina de la arquitectura, para hablar de LABORATORIOS. Esta nueva mirada de la intervención en el medio pretende el análisis del cambio territorial (y urbano) a partir de la delimitación precisa de ciertos fragmentos territoriales, a distintas escalas (micro, intermedias y macro), que sirvan de laboratorio, para definir instrumentos que acerquen con mayor precisión a la comprensión del cambio territorial y sus patrones y, a la vez, permitan la elaboración de matrices territoriales, de territorialidad y el sorfware específico para su aplicación a lo que denominamos en un sentido amplio Sistemas de Información Geográfica (SIG/GIS). A tal efecto, en estos nuevos procesos de “intervención arquitectónica” se delimitarían territorios específicos -los laboratorios- en las escalas mencionadas, proporcionando el soporte físico. Poder realizar estas investigaciones en los territorios turísticos del Mediterráneo, resultaría revelador, no sólo para el análisis de las patologías de la ciudad contemporánea a través de los ensayos de la ciudad turística, sino que podrían ser muy reveladoras por la capacidad de extraer protocolos y patrones que permitieran elaborar modelos prospectivos, con los que analizar y anticipar el comportamiento de otros territorios. El proceso de trabajo sobre el territorio, es según este modelo, radicalmente nuevo. En principio supone la organización de laboratorios participados, porque este proceso ya no le pertenece exclusivamente a la arquitectura, ni a las ciencias que históricamente han operado sobre el territorio, sino que es necesariamente transdisciplinar -y necesariamente social-, deberíamos apostar por ellos como medio contemporáneo para la construcción de lo real, de los nuevos modos de libertad que cada situación demanda. Son por otro lado, Laboratorios de conocimiento y de acción, porque son herramientas potentísimas para cortar la realidad, para conocerla y simultáneamente para reinventarla o renovarla dejando que la energía activa emergente en forma de problema, y la historia, se unan en el acontecimiento: hoy todo ha terminado, la construcción de lo real va al mismo ritmo que la construcción de la herramienta, la producción de la herramienta es lo mismo que la construcción del mundo.7 Laboratorios, por otro lado de alta complejidad instrumental dada la complejidad de los territorios de estudio. Laboratorios para el arte y Laboratorios terapéuticos, Alguna vez se sabrá que no había arte sino medicina, decía Nietzche, indudablemente marcado por su realidad biográfica. Hoy esta frase nos hace pensar que no hay solución sin alcanzar un nuevo orden más sostenible, energéticamente más provechoso y territorialmente menos destructivo. Ya no es posible trabajar sólo para retirar las células enfermas o sustituirlas, es un problema del sistema inmunológico, no se puede atacar el problema en la superficie sino que es necesario agenciar –creativamente8- las 7

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Negri. T., 2000: 62.

Vuelve a estar de la mano del arte la solución, o mejor dicho ciencia y arte ya no pueden ser dualidades en la acción sobre el territorio: es necesario gestionar la información de forma creativa porque sigue siendo el arte lo que no se repliega ni al mercado ni a la crítica ni a la academia, liberando nuevas realidades, liberando a las colectividades, pero también a nuestros paisajes o a nuestros territorios. La misión del laboratorio es construir un nuevo modo de libertad, las estrategias manipularán la información de manera insospechada, como siempre suele hacer el arte. Véase:


herramientas y los instrumentos para trabajar con los problemas desde su origen.

4. Prototipo de ocupación energética de los invernaderos de Almería.

Es únicamente en estos laboratorios de donde pueden surgir los nuevos proyectos, los nuevos enunciados y programas para una costa turística sostenible, soluciones que vienen de la mano del arte, de la ética y de la medicina, si es que todavía los podemos enunciar como campos independientes. Nuestro esfuerzo consistirá en ponerlos en marcha. Son por tanto, Laboratorios de arquitecturas, todavía sin nombre. “Es el viaje el verdadero laboratorio del conocimiento. Es él el que sitúa a Ulises en la tarea y el deber del ver y el conocer. Son estas las disposiciones que deciden la nueva relación con los acontecimientos, con las cosas... Quien parte, quien abandona la transparencia de lo conocido, se encuentra en primer lugar con la no transparencia, lo oscuro, aquello que desde el no conocimiento se resiste y protege a la sombra. El primer viaje es siempre hacia la sombra, el lugar sin-nombre, que se nos oculta, enigma “9. Montar laboratorios sobre los sitios del viaje –el origen del tour (turista)- nunca ha tenido tan lejos el sentido último del viaje como camino de transformación10. El problema de las arquitecturas para el turismo es que se han hecho demasiado predecibles, ya no son la respuestas a esos lugares sin-nombre a los que queremos ir, sino que reproducen otros muchos lugares, muchas veces, demasiado conocidos, por lo que el viaje –tour- deja de ser un encuentro con lo desconocido, sino un reconocimiento de nuestros supuestos: son transparentes. La misión del laboratorio debería ser inventar arquitecturas opacas: que desvelen lo diferente de los lugares, de las situaciones, de los acontecimientos, de los problemas. Laboratorios también de arquitecturas negociadas. En el viaje contemporáneo, y en la realidad cotidiana, las experiencias se aceleran, los medios de comunicación se multiplican, y así se condensan en el tiempo y en el espacio las experiencias y los acontecimientos. ¿No debería pasar lo mismo con la arquitectura?: la arquitectura debe acelerarse en el espacio haciendo compatibles actividades que antes no lo eran. Tal vez una de las estrategias para negociar estas acciones o acontecimientos sea trabajar con el factor tiempo como una dimensión más del espacio, arquitecturas que se hacen estacionales o temporales, negociando así diferentes usos en diferentes secuencias temporales. Arquitecturas reversibles, compatibles o recicladas, estrategias necesarias para construir la ciudad lineal turística más sostenible: Una ciudad sostenible es aquella capaz de diseñar una estrategia para aumentar la complejidad, que, en otras palabras, significa aumentar la probabilidad de contactos entre los diversos elementos sin aumentar el consumo de energía y de recursos. El aumento de complejidad en diversas áreas de la ciudad supone concentrar en un mismo espacio elementos de características distintas11. Las prestaciones necesarias para estas arquitecturas serán la capacidad estratégica y la capacidad de negociación, concepto clave para la arquitectura contemporánea, como tal vez en otro momento fue la funcionalidad. La capacidad de negociación es un índice de la flexibilidad necesaria Fdez.Valderrama, L., 2005. 9 Véase: Jarauta, F., 2005.. 10 Ha sido tal vez Houellebecq, en su libro Plataforma, el que nos ha mostrado una posible conciliación, no occidental, ni traumática (sólo aparentemente), entre el turismo contemporáneo y el viaje de Ulises: “En resumen, el turismo como búsqueda de sentido, con la sociabilidad lúdica que favorece y las imágenes que genera, es un dispositivo de comprensión gradual, codificada, y no traumatizante del exterior y la alteridad”. 11 García Espuche, A . y Rueda, S. 1998:100.


de los nuevos soportes que propongamos. II. Función del edificio V Programa de la arquitectura V Información del proceso de trabajo = Neo-contextualismo en las mesas de trabajo V Proyecto=Información

El segundo y real cambio sustancial es entender que el proyecto no está en la manipulación de la información para dar forma a un objeto o paisaje –ya máquina de guerra- aunque sea revelador o reaccionario con el medio, sino que el proyecto ahora más oportuno, tal vez deba ser necesariamente sólo eso: la organización de la información de una manera mucho más generosa con los ecosistemas, sin necesidad de producir nada nuevo a cambio sino, sobre todo, un orden nuevo de la información. Es la respuesta más coherente radical y necesaria para la supervivencia de los ecosistemas. En el fondo, esta primera evolución en el trabajo sobre estas difíciles situaciones, no ha sido otra cosa, que una nueva búsqueda de la Arquitectura por seguir respondiendo al capital en las claves en las que este se maneja12. Deberíamos reconocer que, en la mayoría de los casos, no hace falta nada nuevo que no sea, ordenar de una manera mucho más inteligente con la vida (queremos entender que las estrategias abanderadas por el concepto de la sostenibilidad intentan sobre todo esto) la información ya existente, sin necesidad de producir nada que nos sea esta nueva lógica. Es dentro de esta estrategia general desde donde se le puede dar respuesta a la difícil dicotomía entre la demanda de decrecimiento13 y la inevitable necesidad de producción de artificialidad – esperamos que ahora, no necesariamente física- del ser humano en general; una posible resolución de la paradoja podría consistir en plantear crecimientos inversos o crecimientos recursivos, crecimientos sobre sí mismo, crecer sobre la variable tiempo, de manera recursiva -las estacionalidades en la ocupación de la costa permite pensar otras estrategias de ocupación compatibles que a su vez reactiven continuamente el tejido que utilizan como soporte- o crecimientos inversos, planteando el crecimiento de esos programas que nunca han sido objeto del proyecto de arquitectura y que ahora emergen como material necesario y no prescindible. Nos referimos por ejemplo a la construcción del “bosque urbano” o el “parque natural urbano”. Ampliar estos programas, en ocasiones en detrimento de otros, y otras en constante negociación con los mismos, es una medida, no sólo curativa, sino preventiva de la imparable ciudad lineal costera. O negociar dentro de los planes parciales, la calificación del suelo en altura, apostando por la compatibilidad en vertical, liberando horizontalmente suelos para el crecimiento de estos otros programas necesarios en nuestras ciudades. 12

“transdisciplinariedad, interculturalidad, injertos, hibridaciones, genealogías, publicitaciones… y tantas otras estrategias de seducción e innovación que buscan básicamente construir el plus de reconocimiento de la operación que se protagoniza y, así, ser alguien en este nuevo mercado” (Ramón Moreno, J.R. , 2005 ). 13 “La sostenibilidad es decrecimiento: Hemos de (re)plantearnos las nociones y los conceptos de crecimiento y desarrollo para literalmente crear una nueva región conceptual sobre la sostenibilidad. Como es bien sabido, la cuestión de las relaciones y oposiciones entre crecimiento y desarrollo fue un tema recurrente en la bibliografía y en los debates de los años sesenta y setenta. En las décadas posteriores quedó literalmente arrinconado como asunto y hoy, con la irrupción de la noción de sostenibilidad, vuelve a adquirir una posición central en los debates... No se puede seguir manteniendo que el crecimiento no es el problema. El problema es el crecimiento y no el desarrolllo, cuya formulación teórica –e instrumental- es posible... Por tanto el horizonte es el decrecimiento”. Alfredo Rubio Díaz, material para el curso de Doctorado 05-06 “Ciudad y Arquitectura sostenible para un futuro europeo” de la E.T.S.A.S. Inédito, junio 2005.


Los ejemplos son numerosos, tanto como el potencial creativo del hombre que ahora debe ser redirigido. El camino es por otro lado apasionante y devuelve a la arquitectura ese papel social que en otros tiempos ha tenido con mayor claridad. Acción social necesariamente creativa, ya que vislumbrar o apuntar, además de hacer posible un nuevo orden, es tal vez la acción más innovadora y necesaria. Supondría situarnos ya con maestría en estas nuevas situaciones problemáticas, supondría responder al problema de los ecosistemas (y en segundo orden al cambio climático)14 desde un conocimiento aprehendido hecho ciencia y traducido en arte: todo conocimiento verdaderamente necesario comienza siendo filosofía, para seguir siendo ciencia y terminar siendo Arte. En este plano, distintas disciplinas están contribuyendo a un proceso de aclaración de la sostenibilidad, relacionada con la necesidad de cuantificar los bienes y servicios suministrados por los ecosistemas. Múltiples autores advierten del déficit de conocimiento del que partimos, por lo que se han puesto en marcha múltiples aproximaciones, entre ellos el “International Ecosystem Assessment”, que tiene como objetivos: recabar información básica de los ecosistemas: cantidad, valor económico y condición de los bienes y servicios producidos; conocer cómo la producción de bienes y servicios en ecosistemas específicos responderá a cambios biofísicos y elaborar modelos regionales que incorporen los cambios biofísicos, económicos y tecnológicos. Por su parte, la relación que en la ciudad mediterránea como ambiente artificial se produce entre lo viejo y lo nuevo, entre continuidad y cambio tiene un doble sentido: la novedad introduce algo que no existía y, a la vez, crea condiciones para la reorganización de lo existente, es decir, lo modifica y reorganiza. En la situación actual, la radicalidad de lo nuevo reside en su carácter transversal, es decir, en su capacidad de penetrar en los procesos productivos y de consumo, a los que modifica internamente, conduciendo finalmente a resultados cuyas raíces todavía pueden encontrarse en el pasado, pero cuya consistencia física y cultural nos proyecta en una realidad ambiental profundamente transformada. El reto estaría en ser capaz de redefinir estos laboratorios participados (disciplinar y socialmente) y con ellos redefinir los soportes necesarios para una nueva ciudad contemporánea, mas atenta a otras claves, agenciando así los nuevos modos de libertad social y nuevos modos de libertad territorial. De otro modo sólo serían, de nuevo, reflejo y especulaciones de nuevas “yoidades”, esta vez más sofisticadas y complejas.

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En nuestra opinión el verdadero problema es la supervivencia de los ecosistemas. El cambio climático, es una cuestión de segundo orden o, si se quiere, subsidiario de una problemática mas general. No ignoramos que su puesta en un primer plano responde a intereses muy concretos. Opinamos que, siendo un asunto de la mayor gravedad, viene siendo instrumentalizado por el capitalismo que es capaz reproducir a partir de él un nuevo mercado y sistema de producción económico para su propia supervivencia sin que ello signifique solventar la crisis general del ecosistema.


5 Estudio de la estacionalidad de la poblaci贸n en las localizaciones costeras entre Sagres y Almer铆a. Ejemplos de programas reversibles como por ejemplo, la ciudad universitaria.


6 Ejemplo en Barbate (CĂĄdiz) de crecimiento del parque natural en la ciudad frente al posible crecimiento de la ciudad sobre ĂŠste.


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